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MEMORIA AZUL
¿Y para qué sirve recordar?
A LA MEMORIA DE
RAQUEL MORA MEDINA
POR SU CONSTANTE
APORTE LITERARIO
Si un pensamiento equivocado se expresa
de modo audaz y claro, ya se ha ganado mucho
Ludwig Wittgenstein
Miguel Unamuno
,
ODIO
Los pasos de tu altivo caminar, son surcos delineados en la enfurecida piel Tus
virtudes se han ido agotando con el transcurrir del tiempo ordinario y cruel La
choza donde te hiciste hombre, es ahora una gran mansión llena de miseria Que
te ha atrapado con sus espantosas tinieblas, con sus maléficas mentiras
Desbordados están los ríos por donde navegaste sin prejuicios y sin ningún
Pudor, el agua cristalina y cálida de sus fuentes, te sació de asombro, de hastío,
Tu esposa…la conciencia, está llorando, sus largos cabellos negros se están
cayendo y caen en tus manos con congoja y te miran mientras se mueren
Nicolás Ponce de Medina afirmó alguna vez que en tu pecho yace la espada de
la muerte y a bien, mereces el exilio de este mundo por los siglos de los siglos
del buen Cristo y que cuando ese gran misterio ocurra, los grandes poetas no
se armarán de tartufos en sus versos ni tendrán en sus cuentos excesos
En un septiembre escondido
Besé mis primeros labios
Bajo la ceiba frondosa
De la plaza San Marcos
Me sentí cobarde y confundido
Y esperé que la tarde
Con su azul presencia
Limpiara mi vergüenza
¡Qué lejana estuvo la noche!
Vagué por los infinitos andenes
De la omnipresente calle Chacurí
Como gitano, con el alma desnuda
Mientras me aguardaba
El silencio oscuro de mi casa
Mi cobardía estaba enredada
Entre el ímpetu de la gloria
Y el miedo del destierro
¡Oh beso rojo encendido!
¡Amor de infancia vivido!
Que te escondías rebelde
En el zaguán de un laberinto
Y en el declive de un patio sufrido
¡Qué lejana estuvo la noche!
La noche del suave vértigo
En que mi tímida memoria
Durmió secretamente contigo
¡Oh beso navegante!
Mi primer amante
Nadé en tu húmedo paladar
Y conocí la profundidad de tu mar
En un septiembre cálido
Besé tus mortales labios
Bajo la ceiba frondosa
De la plaza San Marcos
ALBAHACA
Yo he visto la albahaca
Por el insondable Caribe
Ciudades, golfos, islas
Y en mi majestuoso patiecito
Que eternamente vive
No te ausentes de mí
Por que a ti he de ir
Y antes de mi dulce morir
Quiero de ti oír
Que por ti viví
Cuando te vi
LA VOZ EN MIS RECUERDOS
Lo conocí el veintinueve de enero de 1983
En el parque Santander junto a la Calle del Artista
Vendiendo cuadros de pintura costumbrista
Que lo protegían del puñal sangriento del hambre
Nos acercamos con mi madre
A su vieja caseta de madera
Para comprar un cuadro que adornará
El vacío de la pobreza que moraba
En la sala de nuestra vieja casa
Llegamos hacia él con desamparada voluntad
Entre el espanto, la curiosidad y la necesidad
¡Y digo espanto por su extravagante barba!
Que escondía su espíritu misterioso
Generaba el respeto de sus sensibles colegas
Y de cuanto alocado transeúnte se topaba
Con tremenda selva plateada y voluptuosa
El temor se fue apoderando de mí con prontitud
¡Oh infante alma traidora!
Y allí estaba yo, endeble y pálido
Ante su imponente presencia
Pero de súbito el tiempo expiró
Hubo un pesado silencio
Y se escuchó la más portentosa
Pausada y cálida voz que mis sentidos
Habían experimentado hasta ese momento
Mi alma salió del laberinto de Ariadna
Y entró en el vagón de los redimidos
Su voz se subió en el barco de mis oídos
Y empezó a navegar por el mar imaginario
De mi blanco hemisferio derecho
Y allí estuve yo…y mi madre
Sumisos ante aquella voz exótica
Que peregrinó por el parque Santander
¡Oh creciente alma pecadora!
Han pasado treinta fantasmagóricos años
Y la multiplicidad de mi ego no ha logrado
Arrancarla de mis noches de bohemia
De los charlaos en las terrazas de las tardes caribeñas
Ni de las albas que desvelan los silencios de la poesía
Cuando en las noches llegan a mí las musas
A vaciar el gemido de los versos cautivos
Aun creo sentir en el zaguán del patio
Junto a las albahacas
La voz portentosa y exótica
Del pintor de la calle del Artista
TESTAMENTO
Yo vi…y veo
El sol en sus rostros
La dicha en sus manos
El cielo azul caer sobre ustedes
Con su ungida desnudez”