Escuela de Profesiones Clínicas – Calzado Infantil

INTRODUCCIÓN

En el momento de nacer, el pie del niño presenta ya muchas estructuras formadas

y definidas, pero se trata de una formación muy frágil integrada principalmente por
cartílagos. Los pies van madurando a partir de este momento, y durante el proceso
de crecimiento los huesos se van consolidando, empiezan a ocupar su posición
funcional y van tomando forma las estructuras que determinan el funcionamiento
del pie.

A los 6 años de edad se considera que el pie del niño tiene una constitución similar
a la del adulto, pero no es hasta los 18-19 años de edad en que alcanza la madurez
final del pie.

La forma de andar del niño va evolucionando en forma paralela a su crecimiento

y al desarrollo de su sistema nervioso y músculo esquelético. Al principio se trata de
una marcha irregular muy diferente a la de los adultos, caracterizada por los
problemas del niño para mantener el equilibrio.

A los 4 años de edad ya han madurado muchas de las características de una

marcha independiente, aunque se considera que hasta los 7 años no se alcanza
un patrón de marcha similar al del adulto y que hasta los 14 años no se adquiere
completamente la marcha adulta.

La base del intrincado proceso de andar está en los pies y sus inseparables
compañeros: los zapatos.

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DESARROLLO DE LOS CONTENIDOS

A lo largo del crecimiento, el pie va pasando por una serie de etapas del desarrollo
que es necesario conocer para distinguir en cada momento lo que es normal y lo
que es patológico.

De acuerdo a la edad de los niños y sus necesidades, es que podemos dividir en

etapas el calzado infantil.

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Etapa de pre-gateo: De 0 a 6 meses

Esta etapa es en la que el bebé solo es capaz de incorporarse, permanecer

sentado y rodar. En esta etapa sus pies le sirven para explorar el entorno.

La función del “calzado” en esta etapa es exclusivamente de protección contra el

frío y la humedad.

Los calcetines o patucos son suficientes para proteger los pies, las marcas de
calzado más famosas confeccionan zapatitos para esta etapa parecidos a los
patucos de lana, hechos de telas suaves.

El calzado propiamente tal no está recomendado en esta etapa.

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Etapa de gateo o preandante de 6 a 18 meses

Luego en esta segunda etapa, que podríamos denominar de gateo, es en la que

el bebé comienza a desplazarse y dar sus primeros pasos.

El calzado deberá proteger en la punta y el talón para proteger al bebé de posibles

golpes en los dedos y el talón, así también ser muy livianos y flexibles para sentir el
terreno que pisa. No deben tener costuras internas que puedan provocar heridas
o irritaciones en la piel de los pies.

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Etapa de adquisición de la marcha principiante: De 18 meses a 3 años

El niño comienza a andar en forma irregular, con problemas para mantener el

equilibrio y caídas frecuentes.

El calzado debe ser liviano y flexible, con una suela no mayor a los 3 milímetros,
con la punta levantada y talón antideslizante, para permitir que el niño sienta el
terreno y favorecer un buen desarrollo del sistema nervioso y mejorar el equilibrio.

Es aconsejable andar a pies descalzos por terrenos diversos e inciertos (arena,

grava, pasto, tierra) para estimular los reflejos, que inducen a un vivo juego de la
musculatura y tendones del pie, con óptimos efectos tonificantes en un pie
normal e incluso terapéuticos en un pie débil. La superficie plana y lisa como la
de casa, neutra y carente de informaciones, no procura sensaciones ni estímulos y
puede llegar a determinar laxitud en los pies.

Es la etapa de crecimiento más rápido de los pies.

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Etapa de maduración de la marcha infante: 4 a 7 años.

Esta etapa es cuando el niño comienza a andar de modo independiente hasta

que alcanza el patrón de la marcha adulta.

Durante esta etapa la actividad física del niño aumenta y los pies se ven
sometidos a mayores esfuerzos.

Se requiere un calzado que deberá proteger al pie frente a posibles lesiones y/o
patologías.

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Etapa de aumento de actividad: 7 a 14 años

En esta etapa se comienza a establecer el patrón de marcha adulta y el pie aun

no está totalmente desarrollado.

Esta etapa corresponde a la edad escolar, en la que la actividad física aumenta

considerablemente, se intensifica la actividad deportiva y comienza a tener
sentido el uso del calzado deportivo.

Empiezan a ser importantes las diferencias físicas y fisiológicas entre niños y niñas y
aparecen aspectos síquicos y sociales como la moda, la referencia de los
mayores, que influirán en el comportamiento.

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CONSEJOS PARA CALZAR A LOS BEBÉS Y LOS NIÑOS

- En los primeros meses, ponerle calcetines o patucos para proteger del frío.
- Nunca calzar al niño antes de que empiece a andar.
- El calzado debe tener mayor longitud que el pie: de 1 a 1,5 cm más grande que
el dedo más largo.
- Los zapatos deben cambiarse con frecuencia por otros más apropiados para el
tamaño del pie.
- La punta del zapato debe ser ancha y larga, para que puedan mover los dedos
libremente.
- No usar zapatos con soportes plantares estándar. Si son necesarias plantillas,
deben realizarse a medida.
- El calzado debe ser de materiales transpirables y pieles flexibles.
- No debe molestar al uso, aunque sea nuevo.
- No usar calzado abotinado, porque no permite la movilidad del tobillo.
- La suela debe ser suficientemente flexible para permitir la movilidad de las
articulaciones.
- Si la suela se desgasta anormalmente en poco tiempo, se debe acudir al
traumatólogo para un estudio biomecánico y poder descartar posibles trastornos
en la marcha.

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CONCLUSIÓN

Elegir un calzado infantil adecuado según la edad del niño es muy importante
para permitir un correcto desarrollo de los pies, ya que esto influirá de manera
determinante en la evolución correcta de la marcha.

El calzado infantil tiene como objetivo ser cómodo, sano y funcional, los pies de
los niños necesitan varios años para adquirir la forma y la posición que tendrán
cuando sean mayores, así, los zapatos que calce el niño van a moldear sus pies
hasta su completo desarrollo. Por lo tanto, la elección del calzado infantil no
debe ser influida por una cuestión estética, sino por recomendaciones médicas,
ya que el pie es un órgano en constante evolución en relación a su edad y al
desarrollo de la marcha.

En general, es importante saber que no es necesario calzar a un bebé hasta que

empiece a gatear, aunque resulte bonito es completamente perjudicial, ya que
la estructura ósea de un niño tarda en consolidarse completamente.

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BIBLIOGRAFÍA

1. Revista de noticias y actualidad Hospital Nisa Pardo de Aravaca. Madrid.

www.hospitales.nisa.es; 07 de sept. de 2009.

2. Revista trimestral de Biomecánica. Instituto de Biomecánica de Valencia

(IBV)

www.ibv.org ; mayo de 2012

3. E.P.C Guía de estudio N°8. El Calzado. Profesora Angie Alarcón. 2016.

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