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Traducción | Henri Maldiney

La estética de los ritmos*


Henri Maldiney

* “L’Esthétique des rythmes” (1967) en Regard, parole, espace. Paris: Cerf, 2013, p. 201-230.

El destino del arte y el nacimiento vivencia suficientemente bella. ¡Pero que la luz que lo iluminará. El arte supo ser esa luz
multitud de artistas no se haga ilusiones! en la que el espíritu se conocía a sí mismo
del ritmo
Schiller nos previene contra ello: “[entre como espíritu. Fue lo más vivaz de la vida.
ellos] hay muchos buenos e inteligentes; pero Pero el arte sólo vive del espíritu mientras el
El filósofo es un perturbador. He allí su rasgo
todos cuentan por uno solo, ya que están go- espíritu vive del arte. Luego el espíritu su-
común con el artista, si es cierto, como dice G.
bernados por el concepto. Triste es el imperio peró esa forma de sí mismo, dejó de

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Braque, que el arte fue hecho para perturbar
del concepto: con mil formas cambiantes no constituirse y comunicarse bajo una forma
y que la ciencia tranquiliza. Perturba la buena
hace sino una, indigente, vacía!” (Tabulae Vo- sensible en las obras de arte. Desde entonces
consciencia, incluso y sobre todo científica.
tivae cit. en Hegel 1953). tuvo que realizarse y expresarse en las con-
Pero empieza por sacudir la propia. Desde
Hegel es el filósofo del concepto, pero el con- ductas y las situaciones humanas que son su
este punto de vista la estética es ejemplar. Su
cepto hegeliano no es una idea fija; y los existencia efectiva, y conocerse en ellas como
primera pregunta pone en juego tanto su
versos que cita de Schiller toman entonces sujeto y objeto de su mundo. El rol del arte es
propia existencia como la de su objeto. La
otro sentido, todavía más grave para el arte. únicamente ordenar el decorado de la vida,
pregunta es ¿puede el arte morir? El arte ¿debe
El concepto es el sentido que gobierna todo a una vida cuyo sentido se decide fuera de él.
morir? –”Está muerto” responde Hegel. Esta
través de todo. No es un sentido ya hecho que La estética debe ceder su lugar a la ética.
constatación del deceso se presta a la ironía.
espera ser develado, sino un sentido que se Casi al mismo tiempo que Hegel, su amigo de
Data de hace un siglo y medio, durante el
efectúa él mismo en la historia del mundo y juventud, el del pacto de Tubinga, Hölderlin,
cual el arte tuvo –y tiene todavía- una super-
que, produciéndose en ella, produce allí la sostenía un lenguaje contrario:

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“Lo que perdura, lo fundan los poetas” tente. De poeta en poeta, de existente en exis- El artista es ese hombre. En el origen no es en
(“Andenken” comentado en Heidegger, 1962: tente, lo Abierto de Hölderlin tiene su absoluto distinto de usted, ya que “como us-
99-194). resurgimiento en R. M. Rilke en la octava ted, dice Paul Klee, fue arrojado en un
La estética es también una ética. Ethos en grie- Elegía de Duino: mundo donde debe orientarse mal que bien”
go no quiere decir solamente manera de ser (Klee, 1924); se diferencia, sin embargo, en
sino permanencia. El arte suministra al hom- Ven con todos sus ojos las criaturas que busca una salida en ese mismo origen, a la
bre una permanencia, es decir un espacio lo Abierto. Sin embargo, nuestros que accede poniéndola en obra, pero con una
donde tenemos lugar, un tiempo donde es- ojos condición: que su obra en sí misma esté en un
están como al revés y colocados
tamos presentes –y desde ellos, agenciando estado de origen perpetuo.
alrededor de se salida libre
nuestra presencia en el todo, nos comunica- De cualquier modo, el primer momento es,
como trampas. [...]
mos con las cosas, los seres y nosotros como indica Klee, el de estar perdido. El es-
Los hombres nunca, ni siquiera un
mismos en un mundo, eso que llamamos habi- día, tar-perdido es la situación del hombre en el
tar. ante sí tienen el espacio puro espacio del paisaje, primera forma del “Nin-
“Poéticamente el hombre habita…” (Hölder- donde la flor al infinito se abre. guna parte sin no”. El espacio del paisaje
lin, “En bleu adorable…”). ¿Y cuál es esa Siempre está el mundo alrededor. Y debe su significación precisa y su estatuto
permanencia? Hölderlin lo dice en las tres nunca psicológico y existencial al análisis que Erwin

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primeras palabras de un poema: lo que en ninguna parte y sin estorbo; Straus realizó sobre ello un estudio acerca de
lo puro, sin control, que se respira las formas de lo espacial publicado en el “Ner-
y se sabe infinito y no se ansía.
Komm! ins Offene! venartz” en 1930 (Straus, 1930). El espacio del
[¡Ven! ¡en lo Abierto!] [...]
paisaje o el paisaje (ya que en él el espacio y
¿Qué es el Destino? No más que eso:
el mundo son uno) comienza antes de la pin-
siempre
Para cuántos esa palabra: Abierto está cerrada, tura de paisaje que lo revelará. Plenitud
estar delante y nada más, delante
es indiferente o letra muerta, porque justa- envolvente del medio de la cual estamos aquí,
mente es voz viva y la vida no es para ellos Solo escapa al estar-delante y al destino aquel es la espacialidad primordial que no implica
más que una falta de ortografía en el texto de que no comienza poniendo el mundo en pers- ningún sistema de referencia, ni coordenadas
la muerte, en el contexto de las configuracio- pectiva, y que no hace de su presencia un ni punto origen. En el paisaje, estamos inves-
nes objetivas, en las que el hombre se objeto, para exhibirla en el escaparate o en- tidos por un horizonte que se vincula cada
tematiza y deviene un objeto –y no un exis- cuadrarla por medio de una representación. vez con nuestro aquí. Ahora bien, la relación

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aquí-horizonte excluye toda sistematización estoy aquí más que a lo largo del espacio bajo la “geometría obstinada”, “medida de la tie-
del espacio que nos brindaría referencias. el horizonte respecto del cual estoy presente a rra”.
Cuando caminamos en el espacio del paisaje todo, y por todas partes fuera de mí. “Es im-
estamos siempre en el origen, en el aquí abso- posible, escribe Straus, que el espacio “[…] lentamente las placas geológi-
luto. Ninguna vista dominante, ninguna regla geográfico se despliegue alguna vez a partir cas se me aparecen […]. Todo cae con
de transformación, nos permite determinar del paisaje en el que estamos despistados aplomo […] Comienzo a separarme
del paisaje, a verlo”. (Gasquet, 1926:
los emplazamientos entre sí en un conjunto (fuera de toda ruta posible), y donde en tanto
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orientado. La idea de progresión no tiene que hombres estamos perdidos.” (Straus,
ningún sentido en el paisaje. No nos despla- 1935: 336).
Luego es la “catástrofe”. Todo el
zamos a través de él, sino que andamos en él Que esa perdición es el primer momento del equilibrio se derrumba en la irrepri-
de aquí a aquí, envuelto por el horizonte que, arte, nadie lo ha dicho mejor que Cézanne: mible irrupción del espacio. “Las
como el aquí, continuamente se transforma a tierras rojas salen de un abismo”.
sí mismo. En este encaminarse de aquí-ahora En ese momento no soy sino uno con “Veo. Por manchas. La placa geológi-
en aquí-ahora, no solo caminamos sin objeti- mi cuadro. (=No el cuadro pintado ca […] el mundo del dibujo se
vo, sino que nuestra marcha se libera de los sino el mundo por pintar) Estamos en derrumbó como en una catástrofe.
un caos irisado. Estoy ante mi moti- Un cataclismo se lo llevó.” (Gasquet,
esquemas motores mínimos que dan a nues-

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vo, me pierdo en él… Germinamos. 1926: 136)
tra vida, a través del flujo temporal, el
Me parece, cuando la noche descien-
aspecto de una historia, y ella se integra en el
de, que no pintaré y que jamás pinté. “Abismo” dice Cézanne. Paul Klee dice: “Ca-
espacio, sin cuidar ninguna orientación o (Gasquet, 1926: 136)
os”. El abismo es lo abierto del caos, que es
medida preliminar dada en el espacio geográ-
apertura. La primera respuesta al abismo es
fico. Entre el espacio del paisaje y el espacio Ninguna distancia entre el mundo y el hom-
el vértigo. En el vértigo somos presa de todo
geográfico, está toda la diferencia entre el bre, entre esa lluvia cósmica donde Cézanne
el espacio, él mismo abismado en sí mismo en
camino y la ruta. Pero solo camina en pleno “respira la virginidad del mundo” y “ese
una fuga universal en torno de nosotros y en
paisaje el verdadero caminante abierto a la amanecer de nosotros mismos ante la nada”
nosotros. El vértigo es una inversión y una
extensión que se abre ante él, y que anda, que no puede albergar las “manos errantes de
contaminación de lo cercano y lo lejano. Para
donde sea, por el mundo entero. Mi relación la naturaleza”. Pero en un segundo momento,
el hombre presa del vértigo en un precipicio,
con el paisaje es circular. Me envuelve bajo un Cézanne se encuentra, gracias al dibujo, con
el arriba, costado protector y próximo, se en-
horizonte determinado por mi aquí; y yo no

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dereza hasta volverse inclinado y vibra con origen del mundo. ¿Dónde está la diferencia? He aquí un hombre parado en un pólder de
un movimiento de expulsión sin fin, mientras Klee la formula así: “Un punto en el caos: el Holanda. ¿Qué es de él si se pone a prueba en
que el abajo en primer lugar se cruza incluso punto gris establecido salta sobre sí mismo su entorno? –Un hombre desbordado por el
con una lejanía cada vez más profunda y que hacia el campo donde crea el orden… Desde espacio que, por doquier, lo envuelve y lo
comienza bajo los pies. El cielo bascula con la él irradia el orden, así desvelado, en todas las atraviesa, que lo asedia con toda su presencia;
tierra en un remolino sin prisa. Ni el hombre dimensiones” (Klee, 1964: 4). Entre ese haz perdido entre la inmensidad descubierta del
es el centro, ni el espacio el lugar. No hay allí. enmarañado de líneas aberrantes donde la cielo y la extensión irradiante de la tierra a lo
El vértigo es el automovimiento del caos. En una mirada está sin asidero, a través del cual Paul largo de sus pasos. Que intente acoger y re-
de sus lecciones básicas en la Bauhaus, Paul Klee ilustra el caos (Klee, 1964: 2), y la propa- coger aquí, en su conciencia de sí o en una
Klee llama al caos un “no-concepto” (Klee, gación del espacio a partir de un origen palabra significante, el espacio omnipresente
1964: 3). No está equilibrado con nada, “resta instaurado en un salto, no hay otra cosa que en cuya amplitud él tiene lugar. O que intente
eternamente sin peso ni medida”. “Siendo Ritmo. Es a través de él que se opera el pasaje sencillamente expresar con un gesto o un
nada o nada siendo”, ignorando el principio del caos al orden. “En el comienzo era el rit- grito la vivencia de la hipoteca que las lejan-
de las contradicciones, “su símbolo gráfico es mo” dice Hans von Bülow. El Ritmo es la ías del paisaje ejecutan sobre su presencia
el punto que no es propiamente un punto: el segunda respuesta al abismo. próxima; que intente en síntesis compararse
punto matemático. Su símbolo sensible es el En el Ritmo, lo Abierto no es apertura sino con el espacio donde él existe, y enfrentará su

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gris.” El caos es el punto gris que no es ni patencia. El movimiento no es ya de hundi- impotencia, se enfrentará a sí mismo como
blanco ni negro, ni caliente ni frío, ni alto ni miento sino de emergencia. Tres veces en la presencia fracasada: el espacio es incompara-
bajo, “punto no dimensional, perdido entre historia de la pintura, el espacio del paisaje ble.
las dimensiones”. Hegel lo llama la noche del ha llegado a su desvelamiento en lo Abierto: Ahora bien, véase en el museo de Amsterdam
concepto y le agrega esta cosa extraña: que el una vez en China con el paisaje “Montaña(s) el Paisaje de pólder de Jan Van Goyen. Allí, el
concepto es, en su noche, “el secreto creador y agua(s)” de los Song, otra vez en el siglo fracaso es superado, la trascendencia sor-
de su nacimiento” (Hegel, 1951: 528). Paul XVII con los más grandes paisajistas holande- prendida. El mundo –”Tierra y Cielo”, como
Klee dice lo mismo con otro lenguaje, que el ses, una vez más en la tonalidad en China “Montaña(s) y agua(s)”- comunica
mundo nace del punto gris por el propio ca- impresionista con los paisajes de Cézanne, de consigo en lo abierto aquí convocado –y allí
os. “El momento cosmogenético está ahí: la Van Gogh y de Seurat, las tres veces por el estamos. Así como los pintores chinos hablan
fijación de un punto gris en el caos.” Así el ritmo ¿salido de qué abismo? La experiencia de la triple perspectiva de las montañas: de
mismo punto que representa el caos está en el puede responder. arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba, y en

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el alejamiento, podemos aquí hablar de una acontecimiento de una sensación en la
triple perspectiva, es decir de tres éxtasis del proximidad es advenimiento del fondo total ¡Respirar! ¡Oh, invisible poema!
espacio: extensión, alejamiento y altura, uni- del mundo, como cuando en una vuelta por Cambio puro y continuo de nuestro
propio ser y el espacio del mundo.
das en una única apertura del espacio en la la calle, un rostro, una voz, un baño de sol
Equilibrio
unidad de un mismo ritmo. Tierra y cielo se sobre una pared o la corriente del río, desga-
donde rítmicamente acaezco.
constituyen allí en su fibra espacial por un rran de un golpe la película de nuestro film
tejido de transparencias y opacidades, salidas cotidiano, nos dan la sorpresa de ser y de ser Única ola cuyo
de encuentros discontinuos de un gris colo- ahí. Lo Real es eso que no esperamos –y que mar progresivo soy
reado, con el doble valor de cálido y frío, y siempre, sin embargo, está ya siempre ahí.
con un matiz de fondo –encuentros articulados Por medio de una sensación cuya apariencia Así desaparece el estar-delante. El ritmo deja
en un mismo ritmo sobre la base de dos gamas no está cortocircuitada por el aparecer se rea- a lo Abierto ser. Si el arte no debe todo al
cromáticas, una cálida y otra fría, se recortan liza la Urdoxa, la creencia originaria en lo Concepto, debe todo al ritmo. Ahí se separan
sin cesar sobre la base continua de un púrpu- Real: “Hay [il y a] y ahí estoy [ j’y suis]”. la lógica y la estética. Y confundirlas en una
ra renaciente. Para eso, hace falta igualar a Así en los dos extremos de la experiencia, el doctrina del arte, es de una ignorancia tan
través de una simple mirada los dos lugares espacio (como el tiempo) solo es mi morada grave como confundir –cuando se caza a Mo-
desiguales igualmente inigualables: el espacio porque obliga a existir. ¿Cómo dar lugar a esa by Dick- la cabeza de un cachalote con la de

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del mundo y aquel de la mínima sensación. superación que es la existencia, en una obra una ballena blanca, colgados a la vista de
Por un lado, arrojados al mundo en una si- donde ella mora totalmente, donde nuestra todos por Melville en los dos flancos del “Pe-
tuación obsidional donde, sin embargo, inigualable presencia tiene su permanencia? quod”.
tenemos un compromiso ligado al asedio, ¿Cómo igualar lo inigualable? El arte nace de
existimos en el peligro del espacio (y del esta coerción de lo imposible. Y el ritmo es la
tiempo) como San-Miguel-en-el-peligro-del- verdad de esa comunicación primera con el De la forma al ritmo
mar. Surgido del mundo entero en la surrec- mundo, en la que consiste esencialmente la
ción vertical de su cuerpo, punto de de donde la estética toma su nombre, la sen- Sólo hay estética del ritmo.
exclamación dirigido al medio de las cosas en sación en la que el sentir se articula con el Sólo hay ritmo estético.
la sorpresa del “hay” [il y a] y de ser ahí moverse. R. M. Rilke no dice otra cosa cuan- Estas dos proposiciones no son una el reverso
[d’y´être], el hombre busca protegerse a partir do en el Soneto a Orfeo comienza con ¡Atmen! de la otra. Ya que la palabra estética1 no tiene
de sus lejanos extremos. Por otro lado, el (=Respirar). el mismo sentido en ambas.

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En la segunda, donde se toma en el sentido luz consistente del láser exige el em- mento: esta línea de Piero della Francesca por
más amplio y primitivo, estética se refiere al pleo de cristales impuros, un ritmo ejemplo. Es a la vez recorrido y contorno, vía
griego (=sensación) y comprende todo el verdadero es incompatible con la y límite, cursiva y estable: “Dos en uno gra-
medida exacta de sus elementos fun-
campo de la receptividad sensible. Decir que cias a la unión”. Pero en esa unión, es la
dantes.2
todo ritmo es estético es decir que la expe- forma la que anima la imagen –que no es co-
riencia del ritmo –en la que lo encontramos pia. Los frescos de Arezzo, la Vue de Delft de
Acabamos de hablar de ritmos y de formas, y
ahí y como él “tiene lugar”- pertenece al orden Vermeer, una infanta de Velázquez no son
el lenguaje del arte los pone siempre en cues-
del sentir (y de la comunicación del sentir). fotografías, siquiera sublimadas. ¿Qué es lo
tión. Sus vínculos son ambiguos, pero el
Pero una estética del ritmo o de los ritmos se que las distingue de ellas? –El modo en que la
esclarecimiento de esa ambigüedad constitu-
relaciona únicamente con la dimensión del imagen se da, el cómo de su aparecer. En una
ye el primer acercamiento al ritmo. Dejemos
arte y de lo bello, y su campo se limita a la fotografía la imagen se produce –por su cons-
entonces al arte ser y veamos cómo formas y
sensibilidad artística. Este movimiento de lo titución- a partir del objeto del que es imagen.
ritmo se articulan en él. Así sorprenderemos
extenso a lo estrecho ¿es progresivo y conti- Requiere –y eso alcanza para su definición- la
al ritmo en obra en el funcionamiento de las
nuo? ¿O tiene por el contrario ruptura y salto intencionalidad de su modelo. Por el contrario,
formas.
–más o menos fraccionados- de un dominio a el surgimiento de la Vue de Delft, donde los
¿Qué es una forma en pintura, una forma en
otro, es decir, discontinuidad y mutación tres elementos del cielo, la tierra y el agua
un cuadro? Jean Paulhan (1962) llama infor-

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entre la estética sensible y la estética artística? comparecen en un mismo deslizamiento de la
mal a un arte donde el acto de pintar y el acto
Nuestra tesis es: extensión –cuyos “formantes” puramente
de ver ya no se rigen a partir de imágenes de
“El arte es la verdad de lo sensible porque el fenoménicos (reflejos, sombra, luz) están es-
las cosas. Informal es entonces el antónimo de
ritmo es la verdad de la αἴσθησις”. tructurados por “fonemas” puramente
figurativo, y forma el sinónimo de figura.
Para que se comprenda, no el sentido aún, pictóricos, articulando una única y misma
Extraña deformación, ya que en ninguna pin-
sino la dirección del sentido de lo que llama- diástole del espacio– tiene lugar en la sorpresa
tura, figurativa o no, la imagen es la forma.
mos aquí la verdad, decimos: y el asombro. Algo en ella supera la toma, la
Tampoco en principio la forma es una purifi-
toma objetiva, la captura de un objeto en
cación de la imagen o (inversamente) su
El arte es la perfección de las formas imagen.
modulación, es decir, en ninguno de los dos
inexactas que escapan, por un lado, Las estructuras de las imágenes pictóricas
al concepto, por otro, al espacio y
casos, una “epítesis”. Imagen y forma son
(salvo en el academicismo) nunca son las de
tiempo matemáticos. Y así como la dos. Y sin embargo, no hay más que un ele-
sus mal llamados modelos. En una obra figu-

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Traducción | Henri Maldiney
rativa, la imagen no tiene por función esen- moldeada de cabo a rabo por las estructuras representativa” de acuerdo con la cual es
cial imitar, sino aparecer (con lo que esa de la obra en funcionamiento, es decir, ani- imagen, y una dimensión “genética-rítmica”
palabra, tomada de modo absoluto, conlleva mada y constituida por las formas. Aquí la que realiza precisamente una forma. El ritmo
de contradictorio, en esta exigencia de aper- regla es clara: en una gran obra de arte, no se de la forma dirige y asume la movilidad de la
tura abrupta, hecha de evidencia y de trata de un elemento: punto, línea, superficie, imagen, y determina la tonalidad afectiva de
inmotivación). Este surgimiento constituye el color, que no pertenece al espacio total, antes acuerdo con la cual –antes que cualquier re-
irreprimible momento donador de la obra de y en vistas de pertenecer a una imagen local. presentación objetiva sensible- asediamos el
arte. Ese fue el sentido y el sinsentido de la Esta ley se manifiesta con evidencia ahí don- mundo de un modo significativo por medio
iconoclasia que, en Bizancio, percibió la po- de la obra está más desnuda, especialmente de la imagen. Urde el espacio (y el tiempo)
tencia de las imágenes sin reconocerles su en los tres grandes grabadores: Hercule Seg- con una significación existencial, es decir con
fundamento. Los mosaicos de Ravenne o de hers, Durero, Rembrandt. una presencia significante. Así sucede en la
Salónica no son un teatro de sombras huma- Determinada línea de Seghers, antes de defi- Batalla de Uccello que está en Londres: ten-
nas o divinas. Ahí transfiguración significa nir una imagen (un pliegue de terreno, por siones contrarias de una forma casi circular,
rigurosamente metamorfosis: cambio de for- ejemplo) –y en relación y acción recíproca con se mueven a sí mismas en el límite del esta-
ma en el nivel de la existencia sorprendida. Y todas las otras líneas (horizontales sobre to- llido, y con una vertical que es a la vez la
es la forma de la existencia, inseparable de su do) que no tienen nada que ver con aquel negación y la salida, comprometida por un

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sentido, que se encuentra, en ese momento, pliegue, e incluso con ningún otro- cifra el abanico de oblicuas a través de la circulari-
transformada. Estas obras nos abren al mo- espacio entero del grabado; y es ahí, en el lu- dad permanentemente sustraída del cuadro,
mento perpetuamente otro donde la procesión gar de todas las líneas articuladas, apertura brota en la diástole resolutiva de un instante
de la luz sin forma encuentra y abriga en el de la extensión, auge del horizonte –el todo suspendido… el corcoveo solemne de un
espacio mismo de su propagación, la conver- conjugado en la tensión única de fuerzas con- caballo de Uccello.
sión de las líneas de contornos discontinuos, trarias- donde todas las imágenes se dan. Poco importa que el arte sea figurativo o,
generadoras de formas y, a través de ellas, de Si, entonces, el arte figurativo pone en movi- como se dice, abstracto. El auténtico arte abs-
las imágenes. En el acto originario donde “se miento imágenes, solo se mueve en el acto de tracto no se contenta con sustituir signos por
exponen”, ellas conllevan un momento apari- las formas. El acto de una forma es aquel por imágenes; si propone signos es configurados
cional. Ahora bien, este momento no depende el cual una forma se forma: es su autogénesis. y superados por el gesto de la forma. Figura-
del objeto sino de la mirada. Mirada de aquel Una forma figurativa tiene entonces dos di- tivo o no, el arte vive de la vida de las formas
que está ahí presente3 y cuya presencia está mensiones: una dimensión “intencional que genera.

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“Werk is Weg” dice Paul Klee, “La obra es el Entonces entre Gestalt y Gestaltung, entre la forma es en ambos casos solo una
camino” Una obra es el camino de sí misma. forma tematizada como estructura y la forma aproximación. σχῆμα se define como
No existe más que para franquear el camino en acto, está toda la diferencia del ritmo. Ges- una “forma” fija, realizada, postulada
de su propia formación. También Klee la lla- taltung y ritmo están ligados. Auténticos o de algún modo como un objeto. Por

ma, en alemán, no Gestalt (=forma, deficientes, sus estatutos respectivos son pa- el contrario, ῥυθμός en función de
los contextos en que se da, designa la
estructura) sino Gestaltung (= formación, or- ralelos. La lengua aquí nos instruye. El
forma en el instante que es asumida
ganización formadora). “La teoría de la alemán Gestaltung no tiene comúnmente el
por lo que se está moviendo, móvil,
Gestaltung se ocupa de los caminos que llevan sentido activo que le da Paul Klee. No tiene
fluida: conviene al pattern de un ele-
a la Gestalt (forma). Es la teoría de la forma generalmente el sentido de un proceso y de mento fluido, a una letra
pero de tal modo que pone el acento sobre la una “morfogénesis”, sino aquel de un corte arbitrariamente modelada, a un ves-
vía que lleva a ella” (Klee, 1964: 17). Esa vía operado en el proceso, de una vista instantá- tido que arreglamos a voluntad, a la
no es externa a la forma misma, ya que es la nea. Por un extraño pero significativo disposición particular de un carácter
de una génesis. “La génesis como movimien- encuentro, sucede lo mismo con el griego o de un humor. Es la forma improvi-
to a la vez formal y formador, dice Paul Klee, ῥυθμός (de donde viene ritmo). Al estudiar sada, momentánea, modificable.
es lo esencial de la obra” (ibid.). No hay en- (Benveniste, 1966, p. 333)
la noción de ritmo en su expresión lingüística,
tonces obra “hecha” sino “haciéndose”. En su É. Benveniste muestra y demuestra que, a

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génesis las formas no solo configuran su es- Está en relación con una representación del
pesar del sentido del radical ῥυ (= color) so-
pacio sino que lo configuran temporalmente. universo donde las configuraciones particula-
bre el que ha sido formado, la palabra
Los caminos de la forma son “caminos que res del movimiento se definen como
ῥυθμός no designa un fenómeno de circula-
andan” o corrientes sin orillas. Lejos de ser “fluidos”. Pero una configuración que resulta
ción, de flujo, sino la configuración asumida
un vector, referenciable y calculable respecto del arreglo o disposición instantáneos de un
en cada instante determinado por un
de un sistema de referencia permanente, una elemento fluido o fluyente no es un ritmo:
“móvil”. ῥυθμός quiere decir entonces for-
forma estética crea su sistema de referencia falta ahí la continuidad interna de una dura-
ma, como σχῆμα (= esquema). Pero otra ción, y el gesto de lo moviente, en el que el
en cada instante decisivo de su autogénesis.
especie de forma. conjunto de los acontecimientos del tiempo
Una forma, una obra funcionan como un
mundo. No están en el espacio y el tiempo; vivido tiene su coherencia, y esa concordan-
Cuando los autores griegos convier-
sino que –como están en el mundo- el espacio cia en la que la oposición del instante y del
ten ῥυθμός en σχῆμα, cuando
y el tiempo están en ellas. tiempo se suprime, cuando –precisamente en
nosotros incluso lo traducimos por

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Traducción | Henri Maldiney
el ritmo- todo es en Uno, y Uno todas las cosas 333). ῥυθμός es devuelto así a la movilidad, físico; tiene lugar más allá de los fenómenos
(Heráclito, fr. 50). Los ejemplos citados dan no de una corriente sino de una gestualidad físicos, sus elementos fundantes. Dado que es
cuenta de un sentido del ritmo que excede humana. Y he aquí que inmediatamente se “producido”, concepto y hecho forman una
cualquier tipo de percepción figural. Escritu- termina en medida. El movimiento de la unidad. La esencia del ritmo da lugar a cier-
ra y Movilidad evocan en conjunto una letra danza –aquí reglado- está articulado por un tos equívocos que son siempre también
o un caracter moviéndose en su propio traza- metro. El ritmo se sujeta al número. Platón errores de la experiencia, de los cuales el más
do. La antigua caligrafía china conocía una pitagoriza. Su estética reúne la del arcaísmo y común es la confusión entre ritmo y cadencia.
“escritura de hierba” que se movía como la la de la “ley del cristal”4. Es una estética del Clásico, casi oficial, se remonta a Aristóteles
hierba al viento. Este sentido de la forma en número y de la forma, así como su metafísica que así define el ritmo: el orden del tiempo.
formación, en transformación perpetua en el es la del εἶδοςy la de la ἰδέα que quiere decir: Los propios músicos contemporáneos temen
retorno de lo mismo, es propiamente el senti- forma. La medida introduce el límite (πέρας) liberarse de este sentido que creen que co-
do del ritmo. Debe ubicarse bajo el signo de en lo ilimitado (ἀπειρον). Entonces el destino rresponde a lo discontinuo –y se encargan de
Heráclito. Pero no en el “todo fluye”; está en dar explicaciones a través de él con las dos
del ritmo se juega entre estos dos extremos:
la alianza sorprendida del “tiempo como niño dimensiones opuestas de la continuidad y de
muere de inercia o por disipación.
que juega” y del “gobierno del todo por me- la discontinuidad del ritmo5. Pierre Boulez, y
dio de todo” (Heráclito, fr. 41). El ritmo está antes que él K. Stockhausen, habla de unida-

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en los remolinos de agua, no en el curso del El ser del ritmo des rítmicas que podemos multiplicar o que
río. podemos dividir, y de sistemas rítmicos que
Pero el sentido del ritmo puede endurecerse. se asientan en las duraciones y los tempi obje-
Así sucede de Heráclito a Platón y de manera ¿Qué es –en rigor– el ritmo? tivamente medibles. Ahora bien, si el ritmo
curiosa. Ya que es hacia ese sentido antiguo Se pueden, se deben determinar científica- supone, y no solamente como obstáculo a
aún innombrado que Platón inclina su defini- mente las condiciones fisiológicas, físicas, sortear, la proporcionalidad o meramente la
ción de ritmo. Él llama “orden del psicológicas, de su aparición, de sus variacio- conmensurabilidad tanto de las duraciones
nes, de su desaparición; pero esto no nos dice como de los tempi, el elemento de su medida
movimiento” al ῥυθμός y lo aplica en prin-
qué es en sí mismo. Cuestión metafísica, res- no es el tiempo estéticamente vivido sino su
cipio a “la forma del movimiento que el
puesta ineficaz, piensan muchos: teniendo el proyección en una imagen espacial objetiva.
cuerpo humano realiza en la danza y a la dis-
hecho, qué importa la esencia.. Pero justa- Pero incluso K. Stockhausen, que pone en
posición de figuras en las que ese
mente el ritmo es en sentido propio meta-
movimiento se resuelve” (Benveniste, 1966:

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Traducción | Henri Maldiney
primer plano el tiempo vivido (Erlebniszeit), La noción de tiempo implicado fue introdu- un discurso, no es cierta para una forma. “El
lo deriva del tiempo objetivo del universo. cida en la lingüística por Gustave Guillaume. signo significa, la forma se significa”, escribió
A decir verdad el ritmo importa al destino “El verbo es un semantema que implica y de una vez por todas H. Focillon (1947: 10).
del espacio sonoro determinado tanto por las explica el tiempo” (Guillaume, 1964a: 47). El Con otras palabras: una forma es su propio dis-
alturas como las duraciones, las intensidades tiempo implicado es el tiempo que un verbo curso. En ella génesis, aparición, expresión
como los tempi, las texturas como los timbres. carga consigo junto con su sentido lexical, un coinciden. Su constitución es inseparable de
Es sobre este conjunto que el ritmo se impo- tiempo inherente al proceso indicado por ese su manifestación y su significación es una con
ne: es la génesis de la plenitud del tiempo verbo. El tiempo implicado constituye lo que su aparecer. Entre ella y nosotros no hay nin-
incluso en el auto-movimiento de ese espacio. los gramáticos llaman el aspecto. Nosotros lo guna interpretación. El acto por medio del
Para definirlo con precisión, partiría del estu- entendemos en un sentido amplio. El tiempo cual una forma se forma es también aquel
dio de Hönigswald, el único filósofo que – implicado no es una simple extensión tempo- que nos informa. Nuestra percepción signifi-
dejando de lado el opúsculo de L. Klages- ral ni tampoco una duración; comporta eso cativa de una forma no tiene otra estructura
tomó el ritmo como tema central de una re- que Bergson llamó “tensiones de duración” y que su formación. Esto quiere decir que una
flexión esencial. presenta analogías con los antiguos tonos de forma se explica a sí misma implicándose. De
Hönigswald define el ritmo como la articula- la música. El proceso implicado por una no- allí –limitándonos a su dimensión temporal–
ción del tiempo por el tiempo, como una ción verbal y por la acción que connota, que el tiempo implicado de una forma, o de

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articulación temporal del tiempo, en la que el puede ser de incidencia o de decadencia, en un ritmo generador de formas, coincida con
Vivir y lo Vivido son uno. No alcanza con aceleración o en detención, en diástole o sísto- su tiempo explicado. O aún: dado que una
que los momentos articulatorios constituyan le, o ser en incidencia sobre el fondo de su forma no existe más que deviniendo ella
un orden, es necesario que ese orden compor- propia decadencia. Al tiempo implicado se misma y que –como lo dice en suma P. Klee–
te una dimensión temporal. Como otros han opone el tiempo explicado: es el tiempo divi- su Gestaltung es una cronogénesis, debemos
tratado o tratarán del ritmo en la poesía y la sible en épocas, pasado, presente, futuro, que decir de las formas estéticas que su cronogé-
música, me limitaré a las artes plásticas. Es el discurso atribuye a la acción y que sitúa la nesis no es sino una con su cronotesis, es
por lo tanto ahí, donde el tiempo es menos acción respecto del momento de la enuncia- decir con la experiencia de su inserción en la
aparente, en la escultura y la pintura, donde ción, como contemporánea, anterior o duración. Así pues, el tiempo del ritmo es un
quiero definir el ritmo. Lo hago en estos posterior al acto que la enuncia. tiempo de presencia y no un tiempo de univer-
términos: El ritmo de una forma es la articula- Pero esta distinción que vale para un signo, so.
ción de su tiempo implicado. por ejemplo una palabra (aquí un verbo) en ¿Cuál es su naturaleza?

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Traducción | Henri Maldiney
El sistema del verbo justamente lo aclara tiempo que se va, del tiempo que no tiene ritmo. Es en ese presente que tiempo impli-
(Guillaume, 1964b: 184-207). Su cronogéne- aún realizado su ser y del tiempo que, cado y tiempo explicado coinciden. Pero con
sis, la génesis en él de la imagen-tiempo, está habiéndolo realizado, lo arrastra en su de- una condición: que la forma sea forma, que el
orientada –en un derrotero de lo amplio a lo rrumbe. ritmo sea ritmo –que no sean traspuestos
estrecho– del modo cuasi-nominal (infinitivo Ahora bien, el tiempo, del tiempo, no se pue- fraudulentamente como objetos en el tiempo
y participio) hacia el presente del indicativo. de ir o venir más que en relación con un del universo. Solo el presente de una presen-
La imagen-tiempo infinitiva es la de un tiem- límite que opere un corte en el tiempo vecto- cia se explica implicándose. El tiempo del
po indefinido y escalar: el tiempo está en el rial: de ahí la posición del presente como ritmo es tiempo de presencia. “Präsenszeit”
mundo y el mundo en el tiempo. Tiempo límite. Pero ir y venir suponen un doble hori- dice Hönigswald. En él la duración y el ins-
implicado y tiempo explicado se confunden zonte de anterioridad y de posterioridad a tante, lo infinito y lo puntual son idénticos.
ahí. Tal es el tiempo mítico, aquel que los partir de un origen. Es necesario entonces que Un presente tal aporta y despliega su propio
australianos llaman el tiempo del sueño, y de el presente sea originario. Por ello, la relación tiempo – de presencia precisamente- no el
acuerdo con Jung, también el del Inconsciente del presente y el tiempo se invierte. El tiempo tiempo de una sustancia.
inmemorial. Este tiempo tiene justamente su ya no está en el fundamento del presente sino La experiencia del ritmo, en este sentido, es
punto de aplicación y de revelación actuales el presente en el fundamento del tiempo. El una experiencia monádica. El ritmo es fun-
en una singularidad consciente, cuya presen- presente no es ya el cierre instantáneo, sino dado. Reposa sobre elementos “fundadores”.

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cia está en el presente del indicativo. Del apertura de la instancia del tiempo. La crono- Pero esos elementos inversamente son sus-
infinitivo al presente del indicativo, el aspecto tesis, que tiene su origen en este presente, pendidos en el ritmo. No están dados por sí
se transforma de modo en modo. Considere- fundador y discriminador de épocas y de mismos fuera de él. No comunican sino en él
mos la oposición de las dos tensiones modos de existencia, es necesaria para la ex- y por él. Su distribución por inclusión y ex-
contrarias que define en el nivel cuasi nomi- presión de la cronogénesis. clusión recíprocas supone su integración en
nal la pareja incidencia-decadencia. En el Sin embargo, la forma no está nunca en infi- ese medio inobjetivo y real de la presencia,
modo subjuntivo la oposición deviene la de nitivo, en el modo cuasi-nominal. Paul Klee que es el espacio-tiempo rítmico.
un tiempo cinético ascendente (subjuntivo llama “caos” a esta infinición indefinida. La La relación entre el ritmo y sus elementos
atemático presente) y la de un tiempo cinético forma nace como un mundo (cosmos). “El fundadores constituye la cuestión misma del
descendente (subjuntivo imperfecto temáti- momento cosmogenético está ahí: fijación de estilo. Así fue postulada por los historiado-
co). Luego la oposición deviene, en el modo un punto en el caos” o, en el infinitivo, fija- res-estetas de fines del siglo XIX, controlando
indicativo, la de un tiempo que viene y un ción de un presente que es el origen del todo el problema del sentido del arte. En su

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Traducción | Henri Maldiney
gran obra, El estilo, Gottfried Semper, arqueó- Antes de responder es necesario que nos en- sión de Procope– “suspendida del cielo por
logo y arquitecto, asignaba al estilo de una tendamos respecto de la forma. La voluntad una cadena de oro”. Es a través de la materia-
obra tres componentes: el material, la técnica de arte que hace el estilo de las obras no está lidad visible de los esmaltes y los mármoles y
y destino práctico (cf. Semper, 1860-1863). Sus dirigida hacia un sistema de formas consti- del cemento que los une, que los mosaicos de
discípulos identificaron el estilo con la suma tuidas. Una forma no es nada en sí. Una la arquidiócesis de Ravenne irradian el espa-
de las componentes, que eran las resultantes forma no es, existe. No hace número con otros cio, y que pueden inspirar a un poeta del
de las condiciones de fabricación, objetiva- elementos. Es la vía de su puesta en obra. Ahí siglo VI estas justas palabras: “o bien es aquí
mente discernibles en cualquier momento donde es fórmula, modelo, elemento objetivo que ha nacido la luz, o bien es aquí que cauti-
histórico. El estilo procede de un poder que de un repertorio, no hay arte, sino danza de va reina en libertad”.
está en la base del saber y varía de época en esqueletos, no de vivientes. La forma es el Retomamos aquí la afirmación primera de
época. ritmo del material, que accede así a una exis- que el arte es la perfección de las formas in-
A esta perspectiva Alois Riegl le contrapone tencia inédita; y ese ritmo exige una cierta exactas. “La mayor perfección debe ser
hechos significativos. Un mismo estilo se técnica de encuentro (agresividad y simpatía imperfecta –dice de la pintura china un pintor
ilumina por medio de materiales diversos, superadas) con la materia a transformar. El taoísta–, entonces será infinita en su efecto”.
que implican técnicas diferentes y aplicadas a ritmo no es del orden de los elementos fun- Un círculo perfecto, una vertical absoluta son
obras que no tienen el mismo uso. El mismo dadores. Pero no es nada sin ellos. Ni ellos puras objetividades ideales que no asumen

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estilo en Bizancio, anima con un mismo sen- sin él son elementos rítmicos (dotados por para nada, en su infalibilidad matemática sin
tido, vivido al ras de las formas, la ejemplo de otro ritmo remanente). Los tras- conflicto, las incertidumbres de las formas
arquitectura, la escultura, el mosaico, el es- ciende a través de ellos. Suprímase su concretas o inventadas, que hacen del artista
malte, el marfil, las telas y el ceremonial resistencia y se disipa. La pesantez de la pie- más riguroso un hombre que, como dice Dan-
mismo. ¿Qué tienen en común estas artes? dra es –en la apariencia misma– necesaria en te, tiene la rectitud del arte y la mano que
Algo idéntico, inmanente en cada una y sin el ímpetu de la columna o del arco; del mis- tiembla. Delaunay pinta sus “formas circula-
embargo trascendente debido a esa misma mo modo su materia es –en la apariencia res”, el círculo nace de la superación –
identidad. Ese momento idéntico Riegl lo misma– necesaria para la emergencia de la trasgresión y trascendencia– de todas las
llama Voluntad de arte (Riegl 1893; 1901-1923) forma libre en la estatua. Es gracias a la tierra, formas aplazadas, desviadas de sí mismas y
o Querer de la forma (Kuntswille). y en relación y tensión con cimiento universal de su propia continuidad, imperfectas, que se
¿Es entonces la forma la que hace el estilo? de nuestros pasos de peatones, que la cúpula niegan a “circular6“. No hay belleza en el
de Santa Sofía está –de acuerdo con la expre- circuito. La matemática no puede acoger ni

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Traducción | Henri Maldiney
recoger la verdad de lo sensible que solo el Mundo en el Sentir no es reducible a la rela- positivo, la posibilidad de que eso no sea. Es
ritmo asegura. ción Sujeto-Objeto. “El sentir es al conocer lo el camino escéptico de la duda, de la crítica,
¿Qué tipo de realidad, qué modo de ser pose- que el grito es a la palabra“ (Straus, 1935: de la efectuación de las evidencias que pue-
en, en la experiencia rítmica, los elementos 329). Pero la palabra no es la verdad del gri- den confirmar o defraudar la certeza primera.
fundantes? –No son ni acontecimientos del to. Ni la percepción la verdad de la sensación. Es el pasaje de la certeza a la verdad.
universo ni acontecimientos de consciencia. La sensación es fundamentalmente un modo La certeza sensible ignora la puesta en duda.
Por un lado, es imposible percibir en ritmo de comunicación y, en el sentir, vivimos, bajo La relación Yo-Mundo no pasa por la prueba
una serie de sonidos, y percibirlos, al mismo un modo de patencia, nuestro ser-con-el- de la posibilidad del No. Los elementos fun-
tiempo, según las leyes de la física, o más mundo. Pero es a un mundo tal, dado en la dantes del ritmo no son propiamente
generalmente sujetarlos mediante un vínculo relación de comunicación (y no de objetiva- postulados. Son –sin tomar en cuenta la posibi-
categorial. Tampoco se dan –si son percibidos ción) al que pertenecen los elementos lidad de no ser. Hay. Es. Ese si no refuta
rítmicamente– como perfiles sucesivos de una fundantes del ritmo. No se postulan objeti- ningún no. Pero justamente son postulados en
misma cosa o de un mismo estado de la cosa, vamente como hechos o fenómenos del el ritmo. El ritmo es el medio en el que su ser
como hacen, por ejemplo, los ruidos conoci- universo. No son tampoco simples vivencias es liberado de la posibilidad de no-ser, y de
dos de un auto que frena o de una piedra que materiales de consciencia. Pertenecen a ese ser-de-otro-modo. El ritmo, porque es una
rueda. Pero, por otro lado, no son en princi- mundo primero y primordial en el que, por forma de la presencia, un existencial, es por sí

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pio vivencias de la consciencia formando parte primera vez y en cada uno de nuestros actos, mismo garante de realidad. En él real y posi-
de un único y mismo flujo individual. tenemos que vérnosla con la realidad, ya que ble coinciden. Por él el arte no es –como se
¿Entonces? Entonces, es necesario deshacerse la dimensión de lo real es la dimensión co- dice– un imaginario.
de una ilusión teórica, de la ilusión teórica, municativa de la experiencia. Sería importante precisar aquí –pero el tiem-
que consiste en creer que toda la experiencia Aquí se postula una cuestión decisiva donde po falta para ello– cómo incluso nos
humana está estructurada por la polaridad se ponen en juego los vínculos contradicto- comunicamos con el sentir, de un modo pa-
sujeto-objeto. La relación de un sujeto que obje- rios del arte y del Sentir. La sensación es una tente, no con este u otro objeto, sino con el
ta para sí el mundo, y se distingue por eso certeza que pone a prueba su verdad sin po- mundo entero. Cuando Van Gogh habla de
mismo de dicho mundo, no puede negarse. ner en duda la realidad del mundo con el “la alta nota amarilla” por él “alcanzada este
Pero se trata en este caso de una situación cual, a través de ella, nos comunicamos. Pero verano” del año 88 (van Gogh, 1889), o cuan-
derivada respecto de aquella situación prime- no postulamos algo como real más que do Cézanne, tomando a su cochero por el
ra que es la situación sensible. La relación Yo- habiendo previsto y resuelto, en un sentido hombro, en la carreta que lo conduce a su

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Traducción | Henri Maldiney
“motivo”, le grita en una suerte de éxtasis, teórica e irreal del sentir, bajo la forma de un obras pintorescas o diligentemente descripti-
que penetra al otro: “¡Mire! Los azules… los “diferencial de consciencia”. Es evidente, en vas muestran de más respecto del cuadro
azules abajo… bajo los pinos” (Gasquet, 1926: cualquier caso, que el sentir procede por su- cézanniano aparece como demasiado, presa de
121), ni ese amarillo ni esos azules son colores presión en la medida en que procede por la inercia, reducido al estado de partes muer-
de objetos, sino introducción al mundo, lugar elección. Asimismo, el moverse que no solo tas.7 Ellas están muertas, en tanto que,
de encuentro con el mundo de Van Gogh y está siempre acoplado a él, sino que es su habiendo depositado sobre sí todas sus com-
de Cézanne. Forman parte de “esas sensacio- articulación misma. A velocidad siempre placencias, y captando la mirada en el juego
nes confusas que traemos al nacer”. Y de esas creciente, el paso del caballo se transforma, es de su propia definición, no conspiran ya entre
sensaciones, se trata para ellos de hacer una decir, pasa a otra forma: paso, trote, galope, ellas en la respiración de un solo y mismo
obra donde funcione el mundo. No pueden triple galope. Con cada cambio se produce espacio. Cézanne, por el contrario, no admite
ponerlas a la vez “en obra” y “en el mundo” una reorganización integral e instantánea de sino los pocos elementos que bastan (y tan
sino ritmándolas. De ahí la cuestión: de la las sinergias. pocos, en sus acuarelas) para movilizar una
sensación al ritmo ¿hay continuidad o hay El arte también procede siempre por supre- superficie como napa energética, como energ-
discontinuidad? Hemos afirmado ya que hay sión; y, a su vez, en toda cuestión equiparable ía espacializante. Esta energía es tanto más
discontinuidad y salto ya que hay pasaje de o semejante, tanto más se enaltece cuanto más grande cuanto más viva es la contradicción
una certeza a una verdad. suprime. ¿De dónde viene, de hecho, en una entre los elementos. El arte gana en agudeza

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obra de arte la extraña potencia de lo simple? de evidencia y en potencia de resolución (de
–Ella aparece primero como potencia de lo tensiones contrarias) lo que abandona de ri-
Ritmo e instante crítico negativo. Compárese una montaña de Saint- queza y satisfacción inmediatas. Cuando se
Victorie de Cézanne con cualquier otro cua- trata de unir los momentos heterogéneos de
Lo artístico no cubre todo lo estético, es decir, dro o grabado de los siglos XVIII y XIX que un ritmo que articula el espacio y el tiempo
todo lo sensible. Pero lo estético, lo sensible, trabajen el mismo motivo. En cada caso el interiores, y que los comunica en la unidad
no cubre tampoco todas las configuraciones número y la riqueza de los detalles llevan al de una obra, la vía de comunicación más efi-
que son teóricamente posibles. Fechner, a segundo. Mas el cuadro de Cézanne abolió caz no es la más simple ni la más compleja
partir de la idea justa de que a la continuidad todos los demás, como las a luces a las tinie- sino la más imprevisiblemente necesaria. Tal
de lo excitante se opone la discontinuidad de blas, por la evidencia desnuda e irradiante de es, entre diez mil posibles, la línea justa, cuya
la sensación, cometió el error de postular en- su espacio. Dije: Mas. No hay mas. Los dos realidad anula la posibilidad de cualquier
tre los umbrales sensibles una continuidad hechos están vinculados. Lo que aquellas otra; línea más próxima de una línea falsa que

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Traducción | Henri Maldiney
dos líneas falsas entre sí, porque el desvío se En una obra de arte, la forma, incluso estruc- de una articulación viviente, de la Gestaltung
multiplica por su potencia: “un punto de par- tural, es el lugar de encuentro mismo móvil que crea una línea de universo viviente. Co-
tida un li8 de llegada” (proverbio chino). entre un aquí y un allá, focos y un medio. Y la mo ejemplo, he aquí un texto de Yu T’ang,
Así, luego de una primera limitación que es frase de von Weizäcker pude servirnos de pintor de los Song.
elección y que reduce lo sensible a algunos balanza sobre la cuerda rígida –la cuerda más
focos de energía, sobreviene la organización tensa de la lira– donde las artes mayores Para pintar un pez, es necesario que
de la plenitud. Pero plenitud irresumible. Esa hacen su camino. Dos ejemplos alcanzarán en el artista conozca la naturaleza del
plenitud opuesta a la entropía, a la ley de los este sentido. Tomo prestado el primero del pez; pero para alcanzarla, el pintor
debe, utilizando su intuición, acom-
estados más probables, es siempre imprevisi- arte chino, el segundo de Cézanne.
pañar en su nado al pez por medio
ble. Su organización consiste en una En el siglo VI, en China, Sie Ho enuncia, por
del espíritu, compartir sus reacciones
articulación temporal y espacial del espacio y orden de importancia decreciente, los seis
en las corrientes, las tempestades, al
del tiempo, cuyos momentos nodales son en principios de la pintura, de los que solo voy a sol, a los señuelos. Solo un artista que
cada caso lugares e instantes críticos, donde citar los dos primeros: comprende las alegrías y las emocio-
cada obra, cada forma, se demora en ser –o nes de un salmón franqueando un
más bien en ex–istir (más allá de toda medida 1) Reflejar el soplo vital rápido tiene derecho a tomar un
preliminar). es decir crear el movimiento salmón, si no, que lo deje tranquilo.

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Una concepción semejante de la forma, en lo 2) Buscar el esqueleto Ya que por más preciso que sea el di-
que tiene de inevitable responde muy bien a la es decir, saber usar el pincel bujo de las escamas, las aletas y los
párpados, el conjunto parecerá muer-
definición que da de la forma biológica V.
La primera parte de cada recomendación en- to.
von Weizsäcker en la “Gestaltkreis”:
uncia la generalidad y por decir así el sentido
del principio; la segunda explicita la signifi- Se trata entonces para el pintor de descubrir
Desde el punto de vista espacial, la
cación técnica, el modo de realización. El las relaciones internas entre la naturaleza
forma es el lugar de encuentro entre
el organismo y la Umwelt; desde el
soplo vital representa a la vez el más univer- (aquí presente en un pez) y el yo (donde la
punto de vista temporal, la forma sal y el más interior de los movimientos: la naturaleza está también presente). Eso no es
debe ser considerada como una géne- respiración cósmica en cuyo acto se abre el necesariamente taoísta, ya que el neo-
sis del presente en todo momento ser mismo de todas las cosas. En el segundo confucionismo dice que todo en la naturaleza,
dado. (von Weizsäcker, 1958: 179) tiempo del principio –que invita a crear el comprendido el Sí-mismo, es la manifestación
movimiento– se trata no ya de lo Abierto sino

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Traducción | Henri Maldiney
del universo. Tenemos entonces aquí al pin- en su recorrido a través de momentos nodales espacio. Articulación de dos fases opuestas
tor chino en medio de cosas y seres: que constituyen el esqueleto. Es el principio del soplo vital, el ritmo es uno, y la contradic-
montañas, árboles, rocas, peces, nados –que de la caligrafía, arte mayor en China. En la ción se resuelve a través de él en el ser en
también pueden en francés ser nombrados en escritura china, el caracter, cuyo trazado cur- suspenso de las cosas entre el si y el no, es
singular, para restituir el sentido de las pala- sivo se anuda en una configuración cerrada, decir, en el Tao.
bras chinas, que no están sometidas a la posee la extrema potencia simbolizante de Segundo ejemplo: Cézanne. Bonnard dijo una
categoría del número. Estos “entes” son de- una singularidad (expresiva). Es el resultado vez: “Con una sola gota de óleo Tiziano pin-
signados por palabras que, en chino, no son de un movimiento de singularización, que taba un brazo de punta a punta; Cézanne
nunca conceptos. Más allá de toda distinción está en las antípodas del movimiento de uni- quiso, por el contrario, que todos sus pasos
del tipo: un pez, el pez, este pez, es su forma versalización concreta que se cumple en el fueran tonos conscientes” (Bonnard, 1942).
única lo que los particulariza. Ella es el órga- soplo vital. Porque el arte se halla en el en- Técnicas del continuo y del discontinuo. La
no de discernimiento. Por el contrario, el cuentro de dos movimientos: unifica la primera, la de Tiziano, obedece al ritmo de
soplo vital universaliza completamente lo expansión del soplo vital y el esqueleto. Es, un mundo en el que la forma humana es el
que la forma particulariza. La forma asila el en cada singularidad como así también en el centro. Ese ritmo unifica las dos dimensiones
“ente” en su particularidad. Pero el soplo todo sin límite, articulación del soplo cósmico de la forma femenina que es a la vez carne y
vital une todas las cosas, desde el interior en el único espacio-tiempo concreto univer- cuerpo. Carne resumida en sí misma, por me-

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mismo de su respiración, en la conspiración sal. Porque la articulación del soplo es el ritmo. dio del deseo que le asigna a su posesión en
del soplo único y universal que, si va al ex- Véase por ejemplo (ejemplo abrupto y sim- el contorno de una forma cerrada, pero cuer-
tremo de su diástole, desaparece en el vacío ple) los kakis, un monocromo de Mou-K’i (Fa- po abierto al espacio del mundo ya que “ese
del Tao. tch-ang). La expansión del espacio irradiada mismo deseo es la quintaescencia de la natu-
Es ahí cuando interviene el segundo princi- en la diástole del instante está articulada allí raleza”. El ritmo suscita el lugar donde estos
pio. El principio de articulación dirige el por medio de un juego de espaciamientos y contrarios se comunican. Pero no es sin em-
manejo del pincel. Cuando bosqueja un trazo desaceleraciones, a la vez medidas e impro- bargo localizable, es omnipresente. El
o una serie de manchas, el pincel no completa bables, entre dos formas evidentes y eludidas conflicto de lo cerrado y de lo abierto, como
un trayecto monótono entre un punto de par- (los kakis). Este juego crea tensiones críticas. su resolución, no tiene lugar en tal o cual pun-
tida y un punto de llegada elegidos Porque esas mismas formas –sobre todo en to de la forma sino en cada pulsión de su
previamente. A la vez exploratoria y conduc- los valores negros- son simultáneamente cen- automovimiento.
tora, la vía que enfoca se analiza a sí misma tros de atracción y de condensación del

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Traducción | Henri Maldiney
La yuxtaposición de tonos coloreados autó- del pintor, Tal impulso no puede sostenerse Estilos y ritmos
nomos es característica del impresionismo. más que en el ritmo.
Pero en ninguna parte la discontinuidad de Que los “pasos” de Cézanne son –como dice Todo encuentro desea un ágora. El ágora del
tonos es, por mucho, tan viva como en la pin- Bonnard– tonos conscientes o, más exacta- arte es lo Abierto. El ritmo tiene lugar en lo
tura de Cézanne. Cada toque es allí mente, en su precisión misma, encuentros de Abierto. Atengámonos a la pintura. Tres
verdaderamente un “melisma” pictórico. No tonos, acontecimientos singulares que se ex- grandes estilos atraviesan la historia, que
se trata de toques en el sentido ordinario de cluyen mutuamente y se refuerzan por corresponden a tres ritmos fundamentales –
unidades elementales que podemos (a causa contraste, he aquí que aclara el secreto y la donde varían, entre uno y otro, el instante
incluso de su estructura) comparar con los inquietud de su “pequeña sensación”. A dife- fundador del tiempo y la patencia de lo Abierto.
“formantes”. Sino que las verdaderas unida- rencia de las notaciones impresionistas, la El encuentro de la presencia y del ser del
des pictóricas, en un cuadro de Cézanne, no sensación de Cézanne es verdaderamente un mundo en el que ésta se presenta se manifies-
son elementos, son acontecimientos –y esos “fenómeno” es decir –en el sentido heidegge- ta en primer lugar en la apertura de un
acontecimientos son encuentros: encuentro riano– un modo del encuentro. Y la Aparecer absoluto. Todas las cosas y todos los
de dos colores, de dos luces, de una luz y una discontinuidad de los encuentros, unida a seres se dan, pues, a partir del muro cósmico,
sombra. Esos acontecimientos a la vez pictó- nuestra condición de peatones moviéndonos único fondo universal, que garantiza su esen-
ricos y cósmicos son los elementos de paso a paso9, es a la vez el obstáculo y el apo- cia, asegurando la evidencia permanente de

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articulación de la pintura cezanniana, y por yo del ritmo en el cual los acontecimientos se la forma cuya “definición” delimita y recoge
decirlo así sus “fonemas”. Tanto más estos comunican entre sí. Al mismo tiempo, el su individualidad material cerrada. El “mu-
son diferentes e incluso contrarios, tanto más hombre habita cada vez el mundo entero en ro” mismo se da con las formas como el
la obra gana en agudeza. Un cuadro de el alejamiento de lo cercano y la proximidad fondo desde el cual estas surgen, sin que se
Cézanne une lo heterogéneo, de acuerdo con de lo lejano. El ritmo es, aquí también, la arti- pueda o se quiera “pasar por detrás” [passer
su sentido de la pintura y del mundo que es, culación del espacio-tiempo del soplo. De allí derrière]. No hay un más-acá del aparecer. He
como él dice, “una religión del paisaje”. La la duda en la certeza, ese temblor a fuerza de allí el verdadero sentido de la ley de la fron-
religión del paisaje reúne en un mismo im- rectitud, que hace sonar el espacio cézannia- talidad: la obra estructura el espacio en torno
pulso eso que no solamente se dispersa entre no como un cristal –en lo Abierto. a ella a la vez que nos mantiene aquí –aquí
“las manos errantes de la naturaleza”, sino donde ella se da integralmente- sin posibili-
que se separa en acontecimientos autónomos, dad de desplazamiento. Un ritmo cerrado de
todos decisivos, en la mirada y la presencia planos ligados a las formas cifra un espacio

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Traducción | Henri Maldiney
absoluto, “el espacio sin destino de la plásti- El tercer estilo del ser pictórico es, en general, cierre no se encuentra en relación directa con
ca” (Straus, 1935: 412-413), sobre la base del el del arte barroco. En la pintura de Rubens, o el espectador sino con el centro en torno al
plano del fondo, a partir del cual todos los en la arquitectura de Gaudí (exceptuando las cual se ordenan los elementos” (1860-1863, v.
otros surgen, aunque él mismo no está hecho insistencias fascinadoras), el instante es el de 1: XXVII) . El cierre es solidario de un marco
más que de su contrapunto, sin tener –por la aparición-desaparición de una forma en me- que define un “terreno de verdad”. El espec-
ello mismo– otro modo de presencia que el tamorfosis en el tiempo entre una y otra. Lo tador, en tal caso, se proyecta en el centro, y
ritmo. Dicho estilo de ser es, por ejemplo, el mismo en el impresionismo de Ravenne (Es- en el límite se abandona a las técnicas de la
del arte sagrado de Egipto y el del arte arcai- cenas de la vida de Cristo en Saint- fascinación (más o menos intro-proyectiva).
co griego. Así pues, en el museo de Atenas la Apollinaire-Neuf) o en el del siglo XIX en su Otras veces, el ritmo se encuentra en relación
estela de Ktesilaos y Theano, con su ritmo de primer momento, o incluso en las acuarelas directa con el espectador y lo obliga de algún
cadencia binaria desmultiplicada, es un equi- de Cézanne –donde él intenta, esta vez, abrir modo a “entrar en la danza”. Es fuera de sí
valente tópico de esta forma de declinación el gesto de la naturaleza. En dicho arte del misma que la obra tiene su origen y su térmi-
conservada por el Greco: el duelo. Asimismo, pasaje, la recepción del mundo en el instante no. Pero ambos salen a la luz del espacio y
son válidos aquí, a título de ejemplos, el arte en que funda el tiempo de la presencia es del instante en el campo de la obra, donde se
del Quattrocento florentino, y en el siglo XIX, simultáneamente abandonada y recogida. El anudan las fibras rítmicas del ser del mundo.
la pintura de Seurat y la época clásica de espacio escapa a sí mismo en diástole pero los Aquí la obra ya no es objeto sino acción.

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Cézanne, cuando “reúne las manos errantes” focos de la obra lo recogen en sístole, de
de la naturaleza en una sístole del mundo. acuerdo a un ritmo expansivo y contraído en
A la inversa, el monocromo Song devela el modulación perpetua. Conclusión
ser del mundo: montaña(s) y agua(s), en lo Atravesando con un corte longitudinal esta
Abierto de su desaparecer. Toda cosa se mani- primera diferencia entre los ritmos mayores, Así pues –y con esto concluimos– el ritmo es
fiesta desapareciendo, como, en la bruma de encontramos otra, igual de profunda, entre la esencia del arte y es su existencia, siendo el
la montaña, una cresta se muestra en el mo- dos tipos de ritmo que se sitúan en dos ex- acto del estilo. En él, ambos son uno, antes de
mento en que retorna a su veladura. Lo real tremos: el de la experiencia y el del “poder toda división. ¿Dónde comienza el ritmo? A
del ente no se da sino en su retirada. Por tan- ser” artísticos. la vez, no importa dónde y solamente en sí
to, esta diástole del instante en la ruptura de Hay una armonía que se llama eurítmica, mismo. Por una parte, la estética artística es
la forma que desaparece nos introduce en el acerca de la cual G. Semper escribió de mane- una limitación en relación con la riqueza de
Tao de la pintura. ra inmejorable: “El ritmo, aquí, consagrado al información de la estética sensible, que recu-

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Traducción | Henri Maldiney
bre todo el campo del sentir, toda la vida en y el salto. Expuesto al espacio, el ritmo lo Guillaume, G. (1964b). “La représentation
“relación”, entendida como “existencia” del iguala al Espacio, del mismo modo en que française du verbe“. Langage et science du lan-
hombre e “in-sistencia” de las cosas (sobre hace de su presente el Tiempo. gage. Paris/Québec : Nizet/Universidad de
Laval, p. 184-207.
él). Por otra parte, el ritmo está acoplado a La experiencia de los ritmos es infinita. Es la
esta vida y no tiene otros elementos fundado- consumación de la presencia sor-prendida Hegel, G. W. F. (1951). Phänomenologie des
res más que los acontecimientos-encuentros [sur-prise]. En tanto el hombre es capaz de Geistes, [Fenomenología del Espíritu]. Sämtliche
que constituyen la fenomenalidad universal. asombrarse, el arte existe. El hombre muere Werke: Jubiläumsausgabe in zwanzig Bänden, vol.
2. Ed. H. Glockner. Stuttgart: Verlag.
No hay situación que no pueda dar lugar a con él.
una posibilidad rítmica. Del mismo modo en Hegel, G. W. F. (1953). Vorlesungen über die
que “la verdad puede caer de cualquier boca, Aesthetik [Lecciones sobre la estética]. Sämtliche
en cualquier momento” (Kafla, 1925), el ritmo Bibliografía Werke: Jubiläumsausgabe in zwanzig Bänden, vol.
12-14. Ed. H. Glockner. Stuttgart: Verlag.
puede nacer a cualquier momento dado. Pero
es él quien se da ese momento, haciéndolo su Benveniste, E. (1966). Problèmes de linguistique Heidegger, M. (1962). Approche de Hölderlin,
presente. El ritmo en ese presente es su propia général, t. 1: La Notion de rythme dans son ex- trad. fr. J. Launay, Paris, Gallimard.
pression linguistique. Paris: Gallimard.
partida. Kafka, F. (1925). Der prozess: Roman. Frankfurt
Dicha paradoja –que es la del tiempo y el Bonnard, P. (1942). « Propos de Pierre Bon- am Main: Fischer Taschenbuch Verlag, 1989.

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instante– es la de la propia Presencia. Ella es nard a Tériade », Verve. Revue Artistique el
Klee, P. (1924). “Acerca del arte moderno”.
su propia posibilidad. Ella es poder-ser. Per- littéraire, vol. V, nº 17-18, 1947.
Teoría del arte moderno. Trad. H. Acevedo.
dida, arrojada, varada allí en el medio de su Boulez, P. (1963) Penser la musique aujourd’hui, Buenos Aires: Caldén, 1976, p. 33-53.
entorno, no se halla ahí (=no está ahí) salvo París, Denoël/Gonthier,
Klee, P. (1964) Das bildnerisch Denken. Schriften
que se halle ahí (=se descubra ahí revelándo- Focillon, H. (1947). La Vie des formes. Paris : zur Form –und Gestaltungslehre,. Ed. J. Spiller.
se). Su ahí no tiene ser más que como punto PUF. Basel/Stuttgart: Schwabe.
crítico, cuya contradicción devora toda posi-
Gasquet, J. (1926). Cézanne. Paris: Bernheim- Paulhan, J. (1962). L’Art informel. Paris,
tividad. El ritmo se articula en instantes jeune. Gallimard.
críticos, soldados unos con otros en el curso
Guillaume, G. (1964a) « Théorie de l’aspect » Riegl, A. (1893). Stilfragen. Grundlegungen zu
de un enriquecimiento mutuo. En cada uno,
en : Langage et science du langage. Pa- einer Geschichte der Ornamentik. Berlin:
una Presencia, forzada a lo imposible y obli-
ris/Québec : Nizet/Universidad de Laval. Siemens.
gada a ser, deviene allí lo que es en la ruptura

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Traducción | Henri Maldiney
Riegl, A. (1901-1923). Die Spätrömische Kunst-
Industrie nach den Funden in Österreich-Ungarn. sostienen guardianes despiertos de los vivos y los de parte a parte, como un presente de otro presente.
muertos” (Heráclito) Así surgen esas formas No podría haber común medida entre instantes
Viena: Kaiserlich-königliche Hof- und
guardianas del ser que Baudelaire nombró en Los críticos. Sólo el ritmo en su génesis los pone en
Staadtsdruckerei. Faros. Pero la presencia del espectador está ella comunicación. Boulez llega a esta observación
misma condicionada por las formas en acto de la capital: “[…] en el tiempo liso se ocupa el tiempo sin
Semper, G. (1860-1863). Der Stil in den obra. Hay ahí un ciclo de la obra y del testigo. medir; en el tiempo estriado, medimos el tiempo
technischen und tektonischen Künsten, oder 4. Expresión de A. Riegl para designar la ley de las para ocuparlo. Las dos relaciones me parecen
praktische Ästhetik, 2 vol. Francfurt/Munich: estructuras tectónicas, regulares como los planos de primordiales en la evaluación teórica y práctica de
los cristales naturales. También el arte de las las estructuras temporales; son las leyes
Verlag f. Kunst u. Wissenschaft/F. pirámides y otras formas del arte sacro egipcio. fundamentales del tiempo en música” (p.102-108).
Bruckmann. 5. La extrema tensión entre las tentativas teóricas de K. Nada hay más legítimo que, para explicitar una
Stockhausen y de P. Boulez dan cuenta de la “técnica musical”, el músico proyecte la experiencia
Straus, E. (1930) Die Formen des Räumlichen en: proximidad inabordable en la que se encuentran musical en el espacio y el tiempo representados.
Psychologie der Menschlichen Welt, Gesammelte respecto del espacio y el tiempo rítmicos. Pierre Pero que no pretenda volver desde esa proyección
Boulez intenta constituir un análogo del tiempo de hacia la existencia. El postulado es aquí que “se
Schriften. Berlin: Springer, 1960.
la presencia, variando las texturas del tiempo ocupa el tiempo”. En otras palabras, el hombre y su
Straus, E. (1935) Von Sinne der Sinne en: objetivo, en tanto pone –no por fuera sino mundo están en el tiempo. Ahora bien la génesis de
simultáneamente- “el acento sobre la variabilidad las formas y el ritmo exigen lo contrario: que el
Psychologie der Menschlichen Welt, Gesammelte del espacio” (Boulez, 1963: 95). Da, a propósito del tiempo esté implicado en cada evento-advenimiento
Schriften. Berlin: Springer, 1960. espacio, una notable definición del continuum: “No musical; que la música sea génesis del presente que
se trata del trayecto continuo “efectuado” de un es tiempo de presencia inevitable para cualquier tiempo
van Gogh, V. (1889). Lettre à Theo van Gogh. punto a otro del espacio (trayecto sucesivo o suma del universo. Pero los teóricos del ritmo lo identifican

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Arles, 24 de marzo. Disponible en: instantánea). El continuum se manifiesta por la con sus elementos fundadores.
posibilidad de cortar el espacio siguiendo ciertas 6. La expresión tourner ronde significa en realidad
http://vangoghletters.org/vg/letters/let752/ leyes; la dialéctica entre continuo y discontinuo pasa “marchar bien”. Elegimos aquí “circular” pensando
letter.html entonces por la noción de corte; incluso diría que el en el sentido que el término adquiere en español
continuum es esa posibilidad misma”. Esta última cuando por ejemplo la policía ordena circular, es
von Weizsäcker, V. (1958). Le Cycle de la struc- frase es cierta, pero en otro contexto, no ya objetivo decir, no detenerse. Elegimos este término para no
ture. Trad. fr. M. Foucault y D. Rocher. Paris: sino existencial. La noción matemática de corte no perder todo el juego de palabras con la ronda y el
equivale a la de momento crítico. Lo continuo no es círculo implícito en tourner ronde. [N. de T.]
Desclée de Brouwer.
la posibilidad activa de su propio corte más que si 7. Sucede, como dice Proust (A la sombra de las
es espacio o tiempo de presencia. Solo la presencia muchachas en flor) “que un escritor utiliza en una
en tanto que poder ser –y que poder ser de otro novela, bajo el pretexto de que son verdaderas,
1. El término es esthétique en ambas proposiciones, ya
modo hasta en su identidad– es su propia “palabras”, personajes que, en el conjunto viviente,
que no tiene distinción genérica visible en francés.
posibilidad. La oposición del tiempo amorfo y del hacen por el contrario peso muerto, la parte
[N. de T.]
tiempo pulsado, del tiempo liso y del tiempo estriado mediocre”.
2. Esta afirmación es paradojal, incluso incomprensible
es también instituida en lo objetivo. Si el tiempo 8. Li: medida china equivalente a 500 m. [N. de T.]
si nos obstinamos en confundir de cerca o de lejos el
amorfo tiene su destino en la estadística de los 9. “A través nuestro otros hombres la naturaleza está
ritmo y la cadencia.
acontecimientos, estos no son encuentros críticos o más en profundidad que en la superficie”
3. “Ante aquel que está ahí presente, se elevan y se
decisivos, ya que estos encuentros deberían diferir (Cézanne).

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