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COLEGIO DE MÉXICO

Ensayo

El estatuto analítico y moral de la naturaleza en el pensamiento


social y sus implicaciones para una política ambiental

Presentado por:

MARÍA DE LA LUZ MAQUEDA ROJO


Ni siquiera la propia naturaleza sabe que camino va a seguir el

electrón.

Richard Feynman

I.- Introducción

En este documento se delinean las posiciones modernas y contemporáneas sobre la

concepción de la naturaleza y se analiza la implicación que dichos discursos sobre lo natural

generan en la construcción de una política pública que aborde el tema.

A lo largo de las tres secciones que comprenden este ensayo, se plasmarán las posturas de

autores modernos y contemporáneos para afrontar el debate sobre lo natural. La primera

sección abordará un desarrollo sobre el estatuto analítico de la naturaleza, la segunda, se

enfocará al análisis del estatuto moral de la misma, mientras que la tercera sección presenta

el significado social de la naturaleza y sus implicaciones para una política ambiental, por

último se incluye una sección de conclusiones y argumentación final.

Desde los inicios de los estudios filosóficos, el estudio de la naturaleza ha sido un factor

importante dentro de los debates éticos y sociales, sin embargo, no ha sido hasta el siglo XX

que la crisis ambiental a generado la necesidad de realizar un nuevo estudio sobre el estatus

jurídico y moral de la naturaleza y derivado de ello se modifica el diseño de la política

ambiental.

La naturaleza ha tenido dentro de las diferentes corrientes teóricas y sus autores, un

desarrollo implícito o explícito, pero ha estado necesariamente presente dentro del proceso de

debate cientifico-social. Sin embargo, es interés de este trabajo estudiar algunos autores
representativos de las posiciones del modernismo y las teorías contemporáneas de la Deep

ecology, la ecología social y el ecofeminismo. No obstante, es importante afirmar que para un

estudio mucho más amplio sería necesario analizar otros referentes por ejemplo a los autores
del idealismo alemán como Kant-Hegel o a la antigüedad clásica, así como otros autores de la

corriente contemporánea.

Las formas de entender la naturaleza se ven reflejadas en la construcción de las políticas

públicas, ya que los problemas que son considerados problemas públicos se caracterizan por

llevar inmersos la construcción social que refleja las condiciones específicas del contexto en

el que se insertan, ejemplo típico de ello es la política de salud que en los sigos XVII era

construida como cuarentena y ataque a la enfermedad y en la actualidad pretende ser

preventiva. De igual forma, no es ningún misterio que la definición de un problema público

forma parte de una definición política “la definición política de un problema público es el

resultado de una pugna simbólica ente grupos y definiciones rivales” (Subirats,2009:135). Por

tanto es indispensable preguntarnos ¿cuál ha sido el estatuto analítico y moral bajo el cual se

ha construido el pensamiento social sobre la naturaleza? ¿existen otras visiones en torno al

tema? ¿cual es la huella de estas posiciones en la política ambiental?.

II. Desarrollo

a) El estatuto analítico de la naturaleza,

Dentro del análisis de las formas en que se ha entendido a la naturaleza, se puede identificar

dos grandes posiciones o momentos, por una parte aquella que proclama la división entre lo

natural y lo humano, y por otra, una concepción donde la naturaleza no puede desligarse de

lo humano, donde el ser está integrado y relacionado con lo natural.

La primera visión, que separa el ser humano de la naturaleza, se arraiga como parte de la

esencia del paradigma de la modernidad, Marx-Engels, Weber y Durkheim, analizan ésta

separación en los albores de la segunda revolución industrial, y muestran ante todo, que la

naturaleza es un elemento que ha sido necesariamente dominado por el hombre en pro del
desarrollo, a diferencia de lo ocurrido en las sociedades premodernas (Durkheim 2008;

Schmit 1976; Weber 1992).


Marx y Engels parcialmente se acercan a los autores de la ecología profunda, cuando

analizan la dialéctica entre la naturaleza y el ser humano pero finalmente subordinan la

existencia de la naturaleza al objeto, “el mundo material abarca al sujeto como al objeto, pero

subsiste esencialmente el hecho que desde un punto de vista histórico, frente a la unidad del

hombre naturaleza se afirma su carácter irreconciliable, en última instancia, la necesidad de

trabajo” (Schmith,1976:26).

Para los autores modernos la naturaleza es un elemento constitutivo y primario de los seres

humanos, pero es un elemento que en última instancia, debe ser subordinado y conquistado

para pasar de las sociedades menos desarrolladas a las más desarrolladas.

Para los contemporáneos, no existe una visión hegemónica, sino una pluralidad de visiones

que comparten la crítica a la modernidad y la preocupación ante la crisis climática global. Por

un lado, se encuentran las posturas críticas ante la modernidad, que se enfocan en señalar

mayormente las implicaciones que ha tenido el discurso de la misma sobre el entorno natural.

Dentro de estos autores se encuentran Latour y Serres quienes observan que la modernidad

como paradigma dominante ha jugado con una falsa separación entre lo humano y lo natural,

y que la misma, ha servido para modificar el entono natural a niveles planetarios dando pie a

la crisis ambiental global actual (Serres,1990 &Latour, 2007).

Otra parte de la corriente contemporánea presenta planteamientos que más allá de la crítica,

aportan elementos para una nueva construcción de la visión sobre la naturaleza, dentro de

estos discursos se encuentran el ecofeminismo, la ecología social y la ecología profunda

(Shiva-Mine; Bookchin 1987, Ferry 1992). El primero de éstos pretende entablar una conexión

de nuevo tipo con la naturaleza, a partir de mostrar y reconstruir las relaciones de género

entre los seres humanos; los segundos, buscan una relación con la naturaleza que no obvie

las relaciones históricas de dominación de clase y por último, la ecología profunda busca
trascender las relaciones de dominación humanidad-naturaleza, tratando al ser humano como

una dimensión más de lo natural.


b) El estatuto moral

Dentro del estudio sobre el valor moral de la naturaleza, se pueden agrupar las diferentes

concepciones en dos grandes ramas, quienes le confieren a la naturaleza un valor intrínseco

y quienes no.

Entre los autores modernos existe una identificación de la naturaleza con valor propio, pero

este valor se encuentra siempre subordinado al valor superior: el ser humano. Por ejemplo,

para Weber, el uso de la racionalidad instrumental implicaría que la naturaleza es un medio

para alcanzar los fines deseados de desarrollo, y reconoce que la historia del capitalismo es

la historia de la dependencia y uso intensivo de la energía y recursos (Forster-Holleman,

2012:1667). En el mismo sentido Durkehim plantea que las sociedades humanas se ubican

en un nivel de mayor jerarquía que el resto de la naturaleza, derivado de que los factores

sociales en las sociedades desarrolladas son más importantes que los biológicos y los físicos,

mientras, que en el reino animal los elementos del medioambiente son determinantes

(Järvikoski,1996:80).

Para Marx y Engels, la naturaleza tiene un reconocimiento, pero igualmente bajo el esquema

de subordinación, en este caso al capital que la utiliza y transforma como parte del proceso

de la producción en donde ésta se transforma en mercancía “el puro materia natural, mientras

no se objetiva en él ningún trabajo humano y es por lo tanto pura materia existe

independientemente del trabajo humano, no tiene ningún valor, pues el valor es sólo trabajo

objetivado” (Marx en Schmith,1990).


En los enfoques contemporáneos, las corrientes del ecofeminismo, la ecología social y la
ecología profunda, le confieren, cada una con sus características un valor intrínseco a la
naturaleza.
Las posturas como el ecofeminismo o la ecología social mantienen elementos del
antropropocentrismo al señalar que resulta imposible hablar de un salto a otro paradigma de
relación con la naturaleza si no se acepta que el ser humano en su desarrollo histórico a
partido de la dominación de clase o de la opresión de género masculino sobre el femenino
(Shiva-Mine).
La ecología profunda le confiere a la naturaleza un valor intrínseco a partir de la formulación
del bioecocentrismo como eje de su planteamiento, lo que implica una ruptura frente a la
visión antropocentrista.
Autores como Nurit-Bid, De la Cadena o Viveiro de Castro presentan desde los estudios
antropológicos los principios de relación con la naturaleza que guardan las comunidades
indígenas o primitivas , para mostrar que la forma de relación con la naturaleza no es única ni
absoluta, el ecologismo profundo recomientda regresar la mirada a las tradiciones holísticas y/
o premodernas para aprender a experimentar el mundo y para recuperar las sensibilidades
naturales por ejemplo de los indios americanos y de las comunidade s autralianas (Nurit-Bid;
De la Cadena 2010; Viveiro de Castro ,1998)

c) El significado social de la naturaleza y sus implicaciones para una política ambiental.

La existencia de definiciones contrastantes sobre la naturaleza representa un desafío de las

ciencias sociales y humanas pero principalmente para la construcción y diseño de políticas

públicas que aborden lo ambiental.

Después de haber revisado las principales concepciones analíticas y el valor moral que toma

la naturaleza en diferentes corrientes teóricas es posible ver las consecuencias que cada

valoración tendría para la construcción de una política pública ambiental.

Desde el punto de vista del paradigma de la modernidad, la naturaleza funciona en dos vías,

como un gran almacén de recursos y como una amenaza, por tanto la política pública con la

que se debe solucionar este problema público, es una política que permita la explotación de la

naturaleza y una prevención ante los desastres ocasionados por los fenómenos naturales,

este modelo de política es el que reinó casi sin interrupción hasta mediados del siglo XX.

Sin embargo, a raíz de la crisis ecológica actual, esta posición ha tenido detractores y

conciliadores: los detractores asumen que la naturaleza ha sido dañada y debe ser

compensada como un sujeto jurídico, de estas circunstancias toman su cantera los

ecologistas profundos, mientras que los conciliadores, señalan que debe haber un punto de

equilibrio entre la explotación y la preservación, de manera tal que la naturaleza tenga tiempo

de compenzar el daño este grupo conciliador impulsan las políticas del desarrollo sostenible y

los más ambiciosos dentro de éstos son los que enarbolan la sostenibilidad fuerte.
Las políticas basadas en el ecofeminismo y la ecología social, buscarán mostrar y remontar

las relaciones de dominación preexistentes (Warren en Sessions,1991:98) para lo cual

buscaran transformar dichas relaciones de dominación, ya sea de manera paulatina o radical,

esta transformación implicaría una redistribución de los recursos hacia aquellos

históricamente desfavorecidos “conciliar las nociones de desarrollo y la necesidad de ejercer

al mismo tiempo una política ambiental” (Subirats,1989:49). Por otra parte “una polı́tica

pública refleja una opinión sobre el problema que satisface a una fracción de los actores

interesados” (Subitats,1989:49), de esta manera definir un problema público “significa

identificar tanto los grupos que padecen sus efectos negativos, como el origen de los mismos.

Es decir, designar a aquellos cuyo comportamiento causa el problema y que

consecuentemente deben (pagar) los costes que implica su solución” (Subirats, 1989:136). De

tal forma que ”los problema y sus soluciones están relacionados constantemente. De la

misma manera que hay muchas posibles definiciones de un problema, hay muchas

soluciones para el mismo (Subirats,1989:49).

No es que antes de la crisis actual no existieran políticas sobre la naturaleza, hay que

recordar que una política pública “son todos los cursos de acción o inacción relativamente

estables, liderados por una autoridad pública o un conjunto de éstas, con el propósito explicito

de atacar un problema público o tema de preocupación social” (Aderson,2010:6), todas las

sociedades humanas se han referido a la naturaleza de forma implícita o explícita. La forma

en que cambian los preceptos de la política pública se modifican las agendas es motivo de

otro trabajo, sin embargo es importante señalar que modelo del cambio en la política busca

establecer un paralelo entre las tesis de Kuhn sobre las revoluciones científicas, y el cambio

de políticas públicas De esta manera el verdadero cambio en una política se dará cuando se

cuestione el núcleo duro de la misma y se muestre la insostenibilidad del paradigma anterior

(Hall en Roth,2000:72).
Ante la crisis ambiental global se presenta la oportunidad de cuestionar el paradigma

domintante y generar políticas públicas que apunten la presencia de la naturaleza como un

valor intrínseco. Esto implicaría proteger a la naturaleza de la contaminación, o la explotación,


no sólo como una forma de mantener a “las generaciones futuras de humanos”, sino tomando

a la naturaleza como un sujeto de derecho, por tanto la depredación de los recursos sería un

crimen contra la naturaleza y moralmente se priorizaría el valor de la ecósfera sobre el

humanismo y no al revés como lo entiende la modernidad.

III.- Conclusiones
De este breve análisis se puede concluir, que dependiendo de la utilización de una u otra

definición analítica-moral de la naturaleza, se llegará a la construcción de diferentes tipos de

políticas públicas, y que se han tenido a lo largo de la historia, diferentes políticas públicas en

materia de medio ambiente, que pueden describirse como: la explotación, la reserva, la

construcción social (desarrollista) y la de la política integral (ideal), las dos últimas sólo han

conseguido abrir pequenos espacios y no han podido implantarse plenamente como políticas,

sin embargo han penetrado en el discurso de la política. No obstante el discurso de la

políticas está ligado a una praxis social y económica que pese haber sido cuestionada no ha

terminado de modificarse para dar pie a un nuevo paradigma de política ambiental.

Como se señaló anteriormente, los cambios profundos dentro de las políticas se pueden en-

tender como cambios en el modelo de referencia, que no ocurren de forma cotidiana, pues se

necesita que la polı́tica entre en crisis y al ser cuestionada de pauta a nuevas formas discursi-

vas. Desde los primeros indicios de la crisis ambiental global se cuestionó el núcleo duro de la

política, es decir: modelo de crecimiento sin lı́mites en un planeta finito el discurso y las

polı́ticas ambientales en las décadas de los cincuenta y sesenta plantearon la necesidad de

incorporar la interacción de todos los factores biofísicos y antrópicos de manera igualitaria.

Estos cuestionamientos a la polı́tica ambiental lograron la incorporación de modelos de

protección ambiental y la necesidad de investigaciones que pudieran dar cuenta del nivel de
la crisis ecológica, sin embargo no lograron cambiar el núcleo duro de la política por lo que se

vieron inmersos en una mera reforma que no ha logrado incorporar plenamente los

planteamientos dela ecología profunda.


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