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doi:10.11144/Javeriana.mys20-41.psvg
Poderes y saberes: una visita guiada sobre el museo y sus visitantes / Luz Maceira Ochoa / 73
La respuesta sobre la función de la enseñanza o como un espacio de contienda en donde se (re)
transmisión de unos contenidos implica posicio- producen activamente objetos culturales, así
nes políticas diferentes. El debate sobre la fun- como el hecho de que «consumir» o «recibir»
ción pedagógica de la historia podría ubicarse los mensajes institucionales9 no constituye un
entre la formación de conocimientos historio- acto pasivo, sino más bien un proceso o práctica
gráficos —posición ilustrada o moderna—, por sociocultural de selección, apropiación y uso de
un lado, y la búsqueda de objetivos societales, acceso a bienes materiales y simbólicos10. Este
como la formación del sentimiento nacional — análisis permite dialogar con distintos campos
posición romanticista—, por otro. Según algunas y debates como los antes señalados, y en
ópticas, su convergencia es, en el mejor de los ca- particular puede contribuir a la investigación
sos, poco viable, pero también se piensa imposi- sobre la naturaleza del conocimiento social e
ble o incluso indeseable. Escudriñar las maneras histórico, a los estudios sobre la relación entre
en que se gesta y gestiona —por decirlo de al- historia, memoria y formación de identidades
gún modo— esa tensión, confrontando el dis- —nacionales y culturales—11, y a la comprensión
curso con la práctica, puede ayudar a entender del papel y potencialidad educativos de los
el papel de los museos en los afanes ideologiza- museos u otros sitios históricos o patrimoniales.
dores, o científicos, o educativos, o democráticos. En la primera sección caracterizo de manera
El itinerario aquí propuesto se inscribe en el general los museos mexicanos donde se realizó
interés por entender y revisar algunas de las el presente estudio, así como algunas claves
varias relaciones entre poder y museo desde de su metodología. Este preámbulo abre el
una perspectiva micropolítica8. Dicho itinerario recorrido: en la primera «vitrina» se podrán
analiza la circulación de saberes y las relaciones mirar las relaciones de poder en torno a la
entre los públicos y prácticas comunes de identidad nacional y el conocimiento; y en otra,
conocimiento y poder entre las y los visitantes del estas mismas relaciones en torno a los públicos
museo. Su estudio supone entender el museo como sujetos interactuantes. El material
empírico describe situaciones que no resultarán
extrañas para quienes suelen visitar museos; su
y derechos humanos: itinerarios para su visita (Bilbao: Universidad
de Deusto, 2012). La reflexión sobre las funciones de la enseñan- cotidianeidad en este tipo de instituciones es
za de la historia puede nutrirse del estudio de la historia de las lo que las hace reconocibles como parte de la
disciplinas escolares, véase, por ejemplo, Raimundo Cuesta Fer-
nández, «Genealogía y cambio conceptual. Educación, historia y
dinámica de los museos, y es su lectura analítica
memoria», Archivos Analíticos de Políticas Educativas 22, n.° 23
(2014). http://dxdoi.org/10.14507/epaa.v22n23.2014/ (consultado
el 23 de marzo de 2015).
8 Me refiero con esto, primero, a un análisis centrado en interac- 9 De hecho, la nación —objeto del conocimiento e identificaciones
ciones cara a cara, en oposición a lo macro. El término «micro- en muchas de las interacciones— es también un agente activo,
política» puede aludir a múltiples referencias y usos particulares una voz que interpela, en este caso, a través de los recursos mu-
desde determinados marcos teóricos y disciplinares de las cien- seísticos; no obstante, en este trabajo la agencia de la nación no
cias sociales, de las artes o de la filosofía. Aquí me sitúo en el es el foco de interés. Sobre la nación como agente activo, véase
campo de la educación y recurro a una perspectiva micro/política Alexander Ruiz y Mario Carretero, «Ética, narración y aprendizaje
para reflexionar sobre algunos procesos educativos y prácticas de la historia nacional», en La construcción del conocimiento his-
de conocimiento y poder en el museo. Dicha perspectiva tiene al tórico. Enseñanza, narración e identidades, eds. Mario Carretero y
menos dos bases. Por un lado, los planteamientos teóricos formu- José A. Castorina (Buenos Aires: Paidós, 2010), 29-54.
lados en los años 80 del siglo XX desde la nueva sociología de la 10 Néstor García Canclini, Consumidores y ciudadanos. Conflictos
educación y la pedagogía crítica. Véase Henry Giroux, «Teorías de multiculturales de la globalización (México: Grijalbo, 1995).
la reproducción y la resistencia en la nueva sociología de la educa- 11 En las ciencias de la educación y en la didáctica de la historia, los
ción: un análisis crítico», Cuadernos Políticos, n.° 44 (1985): 36-65, estudios sobre estos temas tienen una trayectoria considerable;
y Teoría y resistencia en educación (México: Siglo XXI Editores, no obstante, muchas de las investigaciones suelen centrarse en la
1992). Por otro lado, el «enfoque micropolítico», introducido hacia indagación del espacio y materiales escolares, más que en otros,
los años 90 en la investigación sobre organización escolar. Véase como pueden ser los museos, véase, por ejemplo, Mario Carretero
Teresa Bardisa, «Teoría y práctica de la micropolítica en las orga- y José A. Castorina, eds., La construcción del conocimiento his-
nizaciones escolares», Revista Iberoamericana de Educación, n.° tórico. Enseñanza, narración e identidades (Buenos Aires: Paidós,
15 (1997). http://www.oei.es/oeivirt/rie15a01.htm/ (consultado el 2010) y Mario Carretero et al., «La construcción del conocimiento
2 de marzo de 2016). Sea desde un enfoque sociológico, etno- histórico», Propuesta educativa 39 (2013): 13-23; mientras que el
gráfico u organizacional, en el campo de la educación los estudios estudio de los museos y sus vínculos con la formación de identi-
micro/políticos tienen una trayectoria considerable que sirve de dades, la memoria y la historia, se ha abordado desde distintas
sustrato para el presente ensayo. disciplinas.
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la mitad de la población que ha visitado algún se presenta proviene tanto de los registros de
museo en el último año lo hizo buscando un fin observación como del diario de campo de la
educativo: 21% por «motivos escolares», 20% investigadora.
para «aprender» y 5% con el fin de «educar a El lugar investigado: las salas del MNA están
los niños»21. En concreto subyace un propósito organizadas horizontal y verticalmente. En
formativo o didáctico en el 54,7% de las visitas el plano vertical hay un orden temporal: abajo
al MNA y en el 38% de las realizadas al MNH22. el pasado, con 11 salas arqueológicas; arriba
Estos escuetos datos ilustran la importancia de tales el presente, con 11 salas etnográficas24. La
instituciones; muestran que el museo es parte planta baja, que queda simbólica y físicamente
fundamental de ese circuito de instituciones como la base de la fundación de la nación, es
estatales al servicio de la formación de la sumamente visible y accesible, mientras que
población, y también que tal vez por eso —o
más allá de eso—, mantiene su credibilidad ante
la ciudadanía como espacio de conocimiento con visitantes que pudiera reconocer como indígenas —cosa,
sobra decirlo, difícil de atribuir—. Abro un paréntesis para acla-
y como una de las instituciones modernas con rar que los estudios de público que se realizan a nivel nacional
alta confianza social. De ahí la relevancia de no suelen registrar el origen o pertenencia étnica en los datos
la indagación respecto al conocimiento y a las que levantan, ni presentan información que contraste lo rural y
urbano. Los datos disponibles permiten hacer suposiciones que
relaciones de poder en/con el museo. evidencian que la asistencia a museos de poblaciones de origen
rural es mucho menor que las urbanas. Por ejemplo, en el Estudio
de 2010 se analizan los datos de visitantes de la Ciudad de México
Cédula técnica sobre el presente estudio: y se observa un contraste entre las delegaciones o zonas de las
La investigación realizada en el Museo que procedían las y los visitantes, siendo las zonas más «rurales»
Nacional de Historia y el Museo Nacional de dentro de la propia Ciudad las que tienen el menor índice de vi-
sitantes. A nivel nacional la situación se repite, combinándose la
Antropología distancia o proximidad geográfica con la capital, con el grado de
ruralidad y o cantidad de población indígena de cada estado. Más
de la mitad de la población que asiste al MNH proviene de zonas
Sobre los aspectos metodológicos del estudio debo urbanas y geográficamente próximas a la capital (54%), mientras
señalar que elegí una aproximación de tipo que estados distantes y o más rurales y o indígenas —y pobres,
etnográfico al museo; aunque esta se concentró habría que añadir— representan porcentajes ínfimos, como pue-
de ser el caso de Chiapas, Tabasco y Tlaxcala que, conjuntamente,
en dos instituciones distintas, más que hacer apenas suman el 1% de las visitas (CNDI, Estudio de visitantes
un trabajo comparativo o más que atender a las a museos, 26-29). Aun así —y cierro el paréntesis—, en campo
observé visitantes de 11 estados de la República Mexicana y del
diferencias de cada uno, me interesaba mirar las Distrito Federal. La observación en campo se hizo bajo distintas
dinámicas de interacción de las personas en un estrategias más o menos participativas; y también se aplicaron
mismo tipo de institución. Por ello, tomé dichas alrededor de 200 cuestionarios de preguntas abiertas, el cual
pedía a la gente que respondiera si tenía interés en hacerlo. El
interacciones como foco central, enfatizando en trabajo de campo incluyó además charlas informales con personal
los elementos comunes entre ellas. El trabajo de las áreas de servicios educativos del museo y entrevistas con
el personal directivo de las mismas, así como documentación del
de campo, desarrollado entre 2006 y 2009, fue cedulario y registro fotográfico de la exhibición. Aparte, se hizo
la principal herramienta de recolección de una recuperación de datos en otros museos dentro y fuera del
información23. El material empírico que aquí país, que sirvió de contraste para el análisis. El trabajo en campo
se prolongó en los tres años subsiguientes, aunque con una in-
tensidad y frecuencia menores. Una descripción más amplia, así
como reflexiones teórico-metodológicas sobre el trabajo desarro-
21 Estos datos son relativos al 20% del total de la población, que llado pueden verse en Luz Maceira Ochoa, «Interdisciplinariedad
afirma haber visitado un museo en el periodo señalado. Conaculta, y etnografía. Reflexiones de una outsider de la antropología»,
Encuesta Nacional. Ankulegi, n.° 15 (2011): 115-125; e «Investigación etnográfica en
22 Conaculta, Encuesta a Públicos. el museo», en Tendencias de la museología en América Latina. Ar-
23 Consistió en observación directa de los públicos en sala, consi- ticulaciones, horizontes, diseminaciones, ed. Luis Gerardo Morales
derando distintas modalidades de visita: libre y guiada, individual (México: Encrym - INAH, 2015), 177-196.
y grupal. Durante 2006 el trabajo de campo fue intensivo: realicé 24 Un análisis de la arquitectura, organización simbólica y conte-
cerca de 120 horas a la observación de personas hispanohablan- nido de las salas puede verse en Jacques Galinier y Antoinette
tes de todas las edades, y con un par de excepciones, se trató, Molinié, «Le crépuscule des lieux. Mort et renaissance du Musée
en todos los casos, de públicos mexicanos provenientes de varios d´Anthropologie», Gradhiva, n.° 24 (1999): 93-102; y Luz Maceira
sitios del país. Aunque hubiese una diversidad de orígenes, la ma- Ochoa, «Educación, género y memoria social: un análisis socio-
yoría de las personas o grupos provenían de contextos urbanos, cultural de las interacciones de los públicos en museos antropo-
aunque también encontré familias o grupos de pequeñas pobla- lógicos mexicanos» (Tesis doctoral, Centro de Investigación y de
ciones e incluso de alguna que otra comunidad rural. No me topé Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, 2009).
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El MNH ha estado sujeto a varias reestructuraciones, en las que se encarnan y/o ponen en juego
adaptaciones y revisiones museográficas; la saberes nacionales. En ellas, de manera directa
última supuso su reinauguración en 2003. o sutil, a veces son persuadidos por la narrativa
Otro aspecto clave de este estudio reside en el he- hegemónica; en otras ocasiones, las evaden con
cho de que si bien la investigación educativa fue más o menos contundencia, pero en ambos casos,
el campo del que partió el trabajo, también hubo los reacomodos en torno a sus significados y a su
un diálogo fluido con la museología. Ello con el influencia se vislumbran en la interacción.
fin de buscar una perspectiva capaz de dar cuenta En la observación realizada en salas constato que
de la complejidad del museo y, particularmente, a los públicos les entusiasma la evocación de
de la experiencia de sus visitantes. Al acercar- personajes que pueblan el panteón nacional: «¡La
me a dicha experiencia me centré en estudiar a ropa de los niños héroes!», «¡el carruaje de Benito
quienes entablaban «contacto» con el museo, es Juárez!», «¡la corona de Maximiliano!», «¡el acta
decir, en las situaciones donde había interés o de nacimiento de Francisco I. Madero y sus
involucramiento con la exhibición por parte de condecoraciones!», estas, entre otras muchas, son
los públicos30. En lo concerniente a la reflexión expresiones que personas de distintas edades y
analítica se recurrió a varias disciplinas y cam- estratos socioeconómicos formulan con emoción
pos de conocimiento —antropología, sociología, ante la exhibición, la cual incluye objetos de
historia, estudios de memoria social, estudios fe- personajes históricos. Por la forma y tono con
ministas— para escudriñar las interacciones es- que son dichas esas expresiones, se evidencia
tudiadas y su contexto. que no resulta irrelevante, sino más bien
excitante, el «encuentro» con héroes o símbolos
Vitrina: Mexicanos al grito de guerra de la mexicanidad; que estos —y los rituales y
actos civiles de culto a ellos— aún tienen cierta
«¡Mexicanos al grito de guerra!» es la primera vigencia31, y son el pivote que articula una filiación
frase del himno nacional. La utilizo aquí para y sentido de pertenencia a una «comunidad
enfocar a los públicos en su contacto con el imaginada», diría Anderson. Cuando pedí al
museo y mirarlos como mexicanos y mexicanas público que escribiera reflexiones sobre su visita
«en acción», no en combate, pero sí actuando al museo, anotaron: «Aprendí que es importante
en relación con esa identidad nacional que los saber todo lo que tiene nuestro país»; «La visita me
convoca. Como se dijo, el discurso de los museos gustó porque es saber algo de nuestros ancestros»;
nacionales ha sido analizado y reconocido como «Te da orgullo saber que en este lugar se puede
«ideologizante», sin embargo, ¿qué pasa en la conocer la historia de personajes históricos»;
comunicación y recepción de ese discurso?, ¿se «Aprendí nuestras raíces, cultura y forma de vivir
pueden resistir los intentos «ideologizadores» de los antepasados». Hubo muchas afirmaciones
del Estado? Observar las interacciones permite semejantes, las cuales muestran esa adscripción
reconocer que el discurso nacional se convierte
en un tipo de conocimiento, y que entre las y los
mexicanos que visitan el museo hay prácticas 31 Este es un tema polémico. Véanse, entre otras, las reflexiones de
Roger Bartra sobre el vaciamiento de los símbolos mexicanos y la
crisis de la «identidad nacional» y las de Bradley Levinson y Ute
30 Este no supone necesariamente un tipo de visita en donde se lee Seydel que más bien argumentan sobre su vitalidad: Roger Bartra,
toda la información disponible o se presta atención a la explica- «Sonata etnográfica en no bemol», en Museo Nacional de Antro-
ción de un/a guía. Los recorridos por las salas museales suelen pología. México. Libro conmemorativo de 40 aniversario, coord.
suponer, siempre, lapsos de concentración discontinua y perio- Felipe Solís (México - Madrid: Conaculta - INAH - Turner, 2004),
dos de interés fluctuantes, lo cual no obsta para que los públicos 331-347; Bradley Levinson, «Ideologías de género en una escuela
se involucren con algunas secciones de la exhibición de múltiples secundaria mexicana: hacia una práctica institucional de equi-
maneras, a través de recursos diversos —observación, mímica, dad», Revista Latinoamericana de Estudios Educativos 29, n.° 2
juegos espontáneos, toma de fotografías, lectura, dibujo, escritu- (1999): 9-36, y «Citizenship, Identity, Democracy», Anthropology
ra, narración, recursos multimedia, etc.— y con grados de inten- & Education Quarterly 36, n.° 4 (2005): 329-339; Ute Seydel, Na-
sidad y duración sumamente variables. No encontré diferencias rrar historia(s) (Madrid: Iberoamericana - Vervuert, 2007). Sobre
de edad, género, estrato socioeconómico, escolaridad o lugar de rituales cívicos en el museo, véase Luz Maceira Ochoa, «Dimen-
procedencia que implicaran una diferencia en el recurso a unas u siones simbólico-rituales de los museos-lugares de la memoria»,
otras formas de contacto. Alteridades 19, n.° 37 (2009): 69-85.
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orgullosamente mexicanos es el resultado de una a esa comunidad nacional implica un cierto
maniobra efectiva y sutil de influencia política y conocimiento, aunque no necesariamente de
persuasión para la agregación colectiva. tipo racional o científico, o al menos no basado
Otra situación en la que circulan conocimientos en el dominio de datos, sino en el dominio de un
en torno a la identidad nacional se da en un lenguaje cifrado en símbolos, y en la familiaridad
marco institucional: las visitas guiadas. Ser con su narrativa concomitante.
parte del «nosotros» implica más que saberes El escritor Jorge Ibargüengoitia anotó: «No
de orden psicoafectivo. La identidad nacional era muy didáctico el Castillo. Nadie hubiera
establece ciertos requerimientos de confirmación aprendido historia de México con sólo visitarlo,
permanente de la pertenencia; el personal del ni a nadie se le hubiera ocurrido que semejante
museo suele disponer al grupo que guía para cosa pudiera sucederle. Pero lo expuesto tenía
reconocer las peculiaridades del museo y, a través una fuerza de evocación semejante a la que
de un discurso lleno de fórmulas, comunica cierta tienen los cuartos de los muertos cuyos familiares
información para favorecer el acercamiento a la han decidido “dejar todo tal cual”»39. En la visita
exhibición. Esta explicita y alude a ciertas señas al museo, el conocimiento que se comunica
de identidad, convertidas aquí en conocimiento de manera prioritaria está más vinculado a
referido a la «historia patria»: emblemas nacionales y a sus componentes
emotivos, que a la historia o disciplina en
La guía conduce al grupo a la sala mexica, se sitúan cuestión. Cuando inician los recorridos guiados
frente a una pieza y dice
Guía: –Seguramente ustedes saben muchísimo de o se presenta algún objeto que se considera de
historia, ¿se acuerdan de la fecha de la fundación de peculiar valor, el personal suele introducirlos con
la ciudad mexica? frases como: «¡no se vayan a ir para atrás cuando
[Silencio]
sepan que están frente a…!», o «¡no lo van a
Guía: –Aunque sea aproximada, no tiene que ser exac-
ta, ¡y pena me da si no se la saben, yo no soy mexicana creer, pero…!», remarcando una sensación de
y sí me la sé, ustedes de seguro también! reverencia o sobrecogimiento. En la información
Nadie responde, ni las maestras, que solo abren los elegida para las «explicaciones» —e incluso en
ojos y hacen gestos como de disimulo. La guía da la
fecha y explica brevemente cómo fue la fundación de el cedulario— prevalece el relato de hitos —ya
Tenochtitlan, diciendo que los mexicas buscaban un sacralizados o despojados del contexto complejo
signo. que les ha dado sentido y convertido en tales—
Guía: –pasaron por aquí, por Chapultepec, pero no
se detuvieron, tenían que buscar un signo, ¿saben cuál
sobre el relato de los procesos sociales de los que
es? estos forman parte, o sobre el conocimiento de
[Silencio]. distintos modelos explicativos de la historia y
Guía: –¿No se acuerdan cuál era el símbolo que les
de la cultura. En el MNH se priorizan héroes y
iba a decir dónde establecerse? Es el símbolo de la
bandera... no la comprensión de sus acciones y plataformas
Niña: –¡Águila! sociopolíticas, por mencionar algún posible
aspecto que pudiese resultar más reflexivo o
Por lo general, el sentido de las aproximaciones que didáctico. Ilustran estas afirmaciones el recurso
el personal institucional propone a los públicos a una museografía basada en objetos de uso
apela a la identificación y pertenencia. En la cotidiano —un peine, un estuche de manicura o
viñeta puede intuirse, a partir del silencio ante un traje militar—, asociados a los personajes en
las preguntas, cierto temor a mostrarse indigna/o cuestión, y acompañados de cédulas que subrayan
de llamarse mexicana/o frente a la posibilidad de aspectos personales y no sociales o políticos. Tal
ignorar algo o de cometer un error, y sobresale vez esto responda al interés de hacer parecer más
que la dificultad estriba en recordar un hecho humanos o próximos a los personajes históricos,
histórico —la fecha de fundación— y no en
evocar el símbolo patrio38. Es decir, la membresía
indígena, sino a claves de la historia patria en las que se apoya el
discurso de la identidad nacional.
38 Aunque se trata de salas arqueológicas, no se busca una conexión 39 Alude al MNH. Jorge Ibargüengoitia, Instrucciones para vivir en
con aspectos que pueden aludir a una identidad o identificación México (México: Booket, 2007).
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y rurales, indios y mestizos— están cifradas en mujeres, hombres, niños y niñas expresaron una
clave simbólica en el conocimiento comunicado franca falta de simpatía ante estos; mediante
por el discurso museográfico al que los públicos chistes, burlas o incluso críticas se evidencia que
acceden, y que parece tener eficacia, como bien lo no siempre existe identificación con el discurso
denotan sus reacciones frente a este. único propuesto, que ese saber no se hace propio
Carezco de elementos para conocer los significados o simplemente no interesa.
que las y los visitantes construyen alrededor de Por ejemplo, cito las muchas alusiones hechas por
las referencias vinculadas a la identidad nacional, visitantes que recorren las antiguas habitaciones
y desconozco aun más la adecuación de estos a de los gobernantes, denunciando la onerosa carga
los significados que busca transmitir el museo, que representan «para el pueblo» los «lujos» de los
pues su caracterización requeriría otro tipo emperadores de antaño o de los presidentes de
de indagación. No obstante, las interacciones ahora, o el comentario reiterado sobre el saqueo
observadas me conducen a inferir que hay una de objetos patrimoniales que han hecho algunos
adaptación más o menos acorde a los sentidos expresidentes mexicanos, los cuales manifiestan
institucionalizados, puesto que la visita al museo un juicio al discurso dominante propuesto por
se enmarca por lo general en una intención el museo. Son un deslinde respecto a ese ideal
formativa, en su credibilidad y legitimidad, y de gran nación —sin conflictos ni fisuras— y
se respalda, además, en una predisposición o representan, por tanto, un ejercicio de resistencia.
receptividad hacia ese tipo de mensajes. Estos, Son una crítica que desafía a esa voz impersonal
aparte, se refuerzan en espacios como la escuela que es la autoridad museal, una réplica a la voz
o la celebración de efemérides y otros rituales de la nación.
de «culto patriótico». Aun reconociendo que Como señalan Alexander Ruiz y Mario Carretero,
los símbolos políticos que generan verdadera en el proceso de identificación con la nación
devoción y reconocimiento pueden haberse propia, además de haber distintos grados de
dislocado y no estar en próceres y símbolos identificación, existe siempre una tensión entre
oficiales, sino en héroes provenientes de la «compromiso y distanciamiento». En esta
cultura popular —por lo que una muestra de entran en juego las emociones y la conciencia
admiración o de desinterés puede significar moral, y se desarrolla el juicio del que resultará
muchas cosas que ignoro—, es palpable que al la implicación o distanciamiento con la nación;
menos hay una capacidad de hacer inteligibles es decir, el carácter, intensidad y límites de la
los códigos y de acceder a los saberes en cuestión, respuesta ante el afecto, lealtad o simpatía que
y que en mayor o menor medida existe un manejo demanda la nación, pasan por un filtro moral
de esos conocimientos y saberes vinculados a la y emocional42. Aparte, y como se puede ver en
identidad nacional. los ejemplos documentados, esos ejercicios de
distanciamiento o de afinidad matizada respecto
Mexicanas y mexicanos ¿al grito de guerra? al discurso e identidad nacionales, son posibles
El reflejo en la vitrina gracias a que se posee un determinado saber y
al conocimiento de otras informaciones que se
En el reflejo de la vitrina, que muestra una ima- contrastan con las que brinda el museo, y así
gen distorsionada de las y los mexicanos en ac- puede generarse un conflicto entre distintas
ción, puede observarse que no toda la gente lecturas o posiciones, una toma de posición, y por
que recorre el museo hace eco de esos referen- tanto, una duda o crítica ante la imagen perfecta
tes nacionales, que esos sujetos pueden también o llana que comunica la institución.
posicionarse individualmente y «resistirles». Do- Así mismo, durante el desempeño de rituales que
cumenté algunas situaciones en las que había el personal institucional o docente les propone
un claro desinterés por ellos o incluso que, más en ocasiones a los grupos escolares, la actuación
que mostrar reverencia o aprecio casi automáti-
co hacia las figuras clave de la narrativa museal,
42 Ruiz Silva y Carretero, «Ética, narración», 36.
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Vitrina: Sujetos sociales en relación que las conversaciones entre sí sucedan a manera
de cuchicheo y cuando la maestra está lejos, es
En el museo hay también espacio para la puesta decir, subordinadas a una autoridad y a una cierta
en juego de formas de sociabilidad y para la dinámica de aproximación al museo, evidencia
experimentación de relaciones sociales —parte, ese carácter social de la interacción en/con el
también, de ese entramado en el que se construye museo. De igual forma, que el chico solamente
socialmente el conocimiento—. Los públicos, en se atreva a desafiar a la docente en voz baja, e
su recorrido, no solo se vinculan con el museo, incluso a costa de la propia tarea escolar, significa
sino que se vinculan entre sí en el museo. Y a que la autoridad jerárquica y el poder de control
partir de un contexto particular —la visita— de la docente priman sobre cualquier otra forma
hay oportunidades para tejer y destejer ciertas de interacción.
relaciones sociales, al menos de manera efímera. La puesta en juego de las relaciones sociales y sus
Al museo muchas veces se va en compañía, y a implicaciones para el contacto con el museo
pesar del carácter tan personal del contacto con —y por tanto, con sus narrativas y con el
la exhibición, este se alterna con otros tiempos conocimiento— se da en todas las condiciones
o procesos colectivos: se comenta algo, se leen de la visita, no solo en las guiadas, pues tiene
conjuntamente algunos párrafos del cedulario, que ver con el carácter social de toda interacción,
etc. La dimensión grupal no es irrelevante pues que expresa las relaciones de poder. El género,
implica que se compartan pautas de contacto la edad, la posición y los roles —sean familiares,
con el museo, las cuales están mediadas por escolares y/o dentro del propio grupo—, están
los roles, posiciones, modelos y estructuras de presentes en el acercamiento al museo. Si bien
la organización social. Es decir, toda persona, hay excepciones, no es raro que en las visitas
en tanto ser social, establece interacciones que familiares sea el padre quien «explique» a la
se enmarcan en el contexto de las referencias, familia de qué trata tal sala o vitrina, que diga
normas y relaciones sociales de su entorno y este por dónde seguir el recorrido, que lea la cédula
es un aspecto al cual dirigir los reflectores: o diga quién la va a leer, etc., o en todo caso que
sea quien reciba o «apruebe» las interacciones del
El grupo de estudiantes de preparatoria se dispersa resto de la familia46:
por toda la sala, escribiendo en sus cuadernos. La
maestra se para en medio de la sala, y en voz alta,
La familia pasa rápidamente por los pasillos, el señor
exclama: «¡a ver, ya apúrense para que ya podamos
va señalando algunas cosas: «mira, ése es el maguey»,
avanzar, organícense!». Un chico dice en voz alta, pero
«mira Lalo ven, ahí se ve cómo cortan la planta
inaudible para la maestra que está lejos: «¡pérese!» [sic].
del maguey», y también es el que responde algunas
La maestra insiste: «¡apúrense!».
preguntas que hace la señora, como cuando miran la
La maestra explica algo. Como el grupo rodea toda la
vitrina con prendas tradicionales:
vitrina, ella comienza a caminar alrededor, para que la
Señora: –¿Esos son los sarapes?
escuche todo el grupo. Los niños y niñas, cuando no
Señor: –Los sarapes, los rebozos, los… [señalando
está cerca la maestra, hacen comentarios en voz baja,
con el dedo cada una de las prendas].
gran parte del grupo sostiene charlas entre sí […]. La
[…]
maestra se percata de que hay varios niños lejos del
Señor: –Esos se llaman guajes.
grupo, mirando otras vitrinas, y les pide que «no se
Señora: –¿Guajes?
adelanten» y se reagrupan.
Señor: –Uhum. Se usan para muchas cosas.
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limitaban a comentarla en voz baja entre quienes Dos niños como de cinco o seis años de edad miran el
estaban a su alrededor, o sea, en conversaciones Salón de gobelinos:
Niño 1: –¡Mira al rey!, ¡es el que nos dieron en un
que no atentaban contra la autoridad o el saber libro!
de la otra persona, con quien tampoco pretendían Señor: –¿¡Cómo crees que va a ser ése!?
compartir la función de enseñante. Niño 1: –¡Sí es!
Señor: –A ver, léele ahí [señala la cédula].
Niño 1: –No sé leer. Pero sí es.
Sujetos en acción. El reflejo en la vitrina Señor: –Pues cuando lleguemos a Saltillo [a casa] lo
vemos.
Niño 1: –«¿Verdad que sí?» [dirigiéndose al otro niño,
En la escena del grupo escolar inserto en una
el cual, afirma con la cabeza].
dinámica de visita al museo rígida y bastante
coercitiva, al igual que se observaría en un salón
Como sucede en este ejemplo, el vínculo mucho
de clase, es posible ver que el alumnado se
más cercano de los niños y niñas con ciertos
sujetaba parcialmente a esas dinámicas, al tiempo
símbolos o con contenidos historiográficos
que, a través de muestras de aburrimiento o de
—por su relación con el currículum o materiales
escapadas a otras vitrinas o secciones del museo,
escolares—, implica que con frecuencia
afirmaba su propia posición o mostraba su
sean ellos y ellas quienes pueden establecer
interés por otras cosas, es decir, ejercía su agencia
más fácilmente un contacto con el museo y
y autonomía. Cualquier etnografía escolar sobre
compartirlo con el resto de la familia, además de
los modos de resistencia a la autoridad del
mantener una posición propia incluso frente al
personal y conocimiento escolares podría servir
descrédito y desafío de sus mayores. Son capaces
para caracterizar las reacciones de las y los chicos
de autoafirmarse y de defender una certeza, a
en esta dinámica; pero lo que se subraya aquí es
pesar de carecer de algunos recursos para hacerlo,
justamente lo que puede distinguir esa interacción
como podrían ser un lugar social de autoridad
en el escenario del museo y, en particular, aunque
o la habilidad lectora, porque en este caso se
no exclusivamente, en el caso de las visitas libres.
sustituyen por el saber que poseen.
Aunque, como se ha visto, las relaciones sociales
La flexibilidad o fluidez en las relaciones sociales
y de poder del contexto del que es parte el museo
que marcan las interacciones, se deben, por
se reproducen o reinterpretan en él, se observa
un lado, a la relación o referencias personales
también que dichas relaciones no son siempre
asociadas a cierto contenido del museo o a
iguales ni las mismas que operarían en otros
conocimientos y experiencias previos. Y, por otro
entornos; las jerarquías y relaciones varían, y se
lado, a las múltiples formas de comunicación
establecen muchas veces en función de ciertas
ofrecidas en este espacio —auditiva, gráfica,
competencias o saberes pertinentes o relevantes
textual, plástica, virtual, etc.—, que pueden ser
en este espacio asociado al conocimiento, así
más o menos accesibles para ciertas personas,
como en las interacciones que tienen lugar ahí.
dándoles la posibilidad de saber o entender más
Por ejemplo, en algunas visitas familiares sucede
rápido o mejor que el resto del grupo, o de asociar
que la persona de mayor edad no sabe leer, no
cierta información o sentidos que agilizan su
puede ver bien u olvidó las gafas, entonces, una
interpretación. Así, esas personas se sitúan, al
persona más joven, o incluso niños o niñas, lo
menos en algún momento, en una posición de
hacen, y de esta manera asumen una mayor
mayor poder-saber que el resto de su grupo. Esto
autoridad o poder durante el recorrido. En esos
implica un continuo reacomodo de las relaciones
casos se nota una relación más horizontal y fluida,
de poder y de los roles dentro del grupo en la
haciéndose a un lado, al menos temporalmente,
visita al museo.
el funcionamiento tradicional de las estructuras
Mirar la exhibición supone, siempre, interpretarla.
y relaciones sociales usuales. También es
A pesar de todos los esfuerzos de la museografía
posible que las pautas regulares que norman
y de los afanes de las áreas de comunicación o
las relaciones sociales se estiren, se cambien o
servicios educativos de los museos, en la práctica,
incluso se desafíen o transgredan:
la mirada es, en muchas ocasiones, autosuficiente.
Poderes y saberes: una visita guiada sobre el museo y sus visitantes / Luz Maceira Ochoa / 87
Esta coyuntura es oportuna para poner entre poderes puestos en circulación. En dichas interac-
paréntesis los lugares rígidos y usuales de la ciones se perciben tanto coincidencias como con-
interacción social. Por ejemplo, he observado flictos, acomodos o reacomodos entre personas,
a grupos escolares que, cuando van libremente ideas y significados, y discursos estatales. Así mis-
por el museo, tienen una camaradería con mo, se analizaron distintos aspectos que permiten
sus docentes a propósito del contacto que se entender el carácter procesual del poder, tales como
establece con la exposición, y ellos o ellas puedan la agencia, la autoridad, la autonomía, el control,
aprovechar la oportunidad que ofrece el espacio fórmulas y referencias de legitimación, y relacio-
para compartir su sorpresa ante algún objeto, nes entre sujetos.
su ignorancia respecto a algún otro, o incluso La reflexión constata que el museo no es un espa-
para improvisar también algún juego de los cio de conocimiento neutro, no solo porque sus
que se usan para relacionarse con la exhibición. conocimientos y funciones tienen un estrato po-
En otros casos he observado que bromas lítico, sino también porque las personas que in-
como: «¡mira qué joyas, regálame unas para mi teractúan con ellos también son parte activa de y
cumpleaños!», pueden venir de una docente a en un entramado político.
una alumna o viceversa. La emoción o asombro Lo anterior abre la reflexión sobre la naturaleza
ante lo expuesto es un pretexto para compartir del conocimiento social y contribuye con algu-
cualquier idea o sentimiento entre personas más nas ideas al debate sobre la construcción del co-
o menos conocidas o más o menos cercanas en nocimiento histórico —y de otros propios de las
términos de su lugar social dentro de una red de disciplinas sociales—, así como sobre sus usos o
relaciones de poder. Lo mismo puede suceder en desusos. En las imágenes presentadas sobre las
las familias y con cualquiera de sus integrantes, instituciones museales analizadas se puede reco-
que dejan, aunque sea por un momento su nocer que el acceso directo y reiterado a los con-
«lugar de mando», sus supuestos atributos como tenidos tiene que ver menos con perspectivas o
sabelotodo o censores, o cualquier otra función temas científicos, y más con contenidos de carác-
usual para integrarse en una efímera colectividad ter simbólico. En otras palabras, el aprendizaje
horizontal donde la participación de todos sus de contenidos sobre México, sobre la humani-
integrantes sea posible y ponerse en pausa los dad, sobre las etnias, sobre eventos históricos o
roles y funciones que marcan sus relaciones características o procesos culturales, quedan en
en otros espacios. La relevancia de esto es que un plano secundario frente a saberes de índole
la experimentación de formas de interacción simbólica y afectiva que se articulan en torno de
horizontales, la transgresión de roles y jerarquías la identidad nacional —con sus sesgos y fronte-
o ejercicios distintos de poder y relación se ras—. Esto supone cuestionamientos y desafíos
convierten también en parte de ese conocimiento para distintos ámbitos del conocimiento —par-
que se va (re)construyendo durante la visita. ticularmente el educativo y el museológico—, así
como para disciplinas como la antropología
Cédula final: puntos clave de la exposición y la historia. Si los museos contemporáneos
visitada quieren cumplir con el rol de «ágoras moder-
nas», de facilitar aprendizajes que conduzcan
El acercamiento planteado ha pretendido dilucidar al desarrollo de la ciudadanía y la democracia,
formas culturales que constituyen y articulan rela- de ser espacios para el consumo cultural activo,
ciones de poder, centrándose en la experiencia co- de ser instituciones relevantes, etc., las relacio-
tidiana de estas en interacciones cara a cara. Se ha nes con el conocimiento y el patrimonio que
tratado de mirar esas relaciones a partir de algunas custodian, investigan y difunden merecen una
de las maneras en que una persona puede expe- profunda revisión. Afortunadamente, existen
rimentarlas como visitante de un museo nacional estudios, foros de debate, propuestas y expe-
mexicano, espacio en el cual interactúa de manera riencias para apoyarla. Y, con esta intención,
juiciosa, creativa, reactiva y/o acrítica con saberes y se invita a hacer recorridos por los museos que
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