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¿Cómo llegó a ser Abrahán un ejemplo tan excelente

de fe? La historia de Abraham es relatada en el libro del Génesis, desde Gn 11, 26 a Gn


25,18.
Dios le otorgó a un hombre llamado Abram, o Abrán, el nombre de Abraham 'padre de una
multitud de gentes',
El apóstol Pablo enseñó que “la fe [es] la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve” ( Hebreos 11:1 ).

¿Qué cualidad tenía Abrahán, y qué podemos aprender de él?

Abrahán era diferente. Se destacaba por su fe en Dios, la cual fue haciéndose más y
más fuerte con el paso de los años. Tanto es así que el apóstol Pablo lo llamó por
inspiración divina “el padre de todos los que tienen fe” (lea Romanos
4:11). Veamos cómo llegó a desarrollar tanta confianza en Dios y de qué manera
podemos nosotros hacer lo mismo.

¿Quién le enseñó a Abrahán acerca de Jehová? Bueno, sabemos que había algunos
siervos fieles de Dios en aquellos días. Uno de ellos fue Sem. Aunque no era el
mayor de los tres hijos de Noé, la Biblia suele mencionarlo en primer lugar,
probablemente porque era un hombre de gran fe. * De hecho, tiempo después del
Diluvio, Noé se refirió a Jehová como “el Dios de Sem” (Gén. 9:26). Es obvio que
Sem sentía un profundo respeto por Jehová y la religión verdadera.

Sin duda, Abrahán sentía gran admiración por Sem. Y como este fiel anciano estuvo
vivo durante la mayor parte de la larga vida de Abrahán, es probable que fuera él
quien le habló de Jehová.

Por eso, rechazó de plano la idolatría y fue diferente de quienes lo rodeaban,


aunque fueran miembros de su propia familia. Eso sí, Abrahán encontró una
compañera maravillosa: Sara. * Esta mujer era excepcional no solo por su belleza,
sino también por su profunda fe en Dios. Abrahán se casó con ella y,
aunque no tenían hijos, sin duda disfrutaban mucho de servir a Jehová juntos.
Además, como Lot —el sobrino de Abrahán— se había quedado huérfano, ellos lo
adoptaron.

Pero ¿qué mensaje le transmitió Dios a Abrahán? “Sal de tu tierra y de tus


parientes y ve a la tierra que yo te mostraré.” (lea Génesis 12:2, 3)
Irse de su tierra natal no fue nada fácil para Abrahán. Hay pruebas históricas de que
Ur era una ciudad próspera y llena de vida

Una vez tomada la decisión, Abrahán y Sara ponen manos a la obra. ¡Hay tantos
preparativos que hacer! ¿Qué cosas van a llevarse a aquel paradero desconocido?
¿Cuáles van a dejar? Y lo que es más importante, ¿qué hay de la familia y los
sirvientes? El padre de Abrahán, Taré, ya está mayor. ¿Será buena idea que vaya?
Abrahán y Sara creen que sí, pues quieren cuidarlo hasta el fin de sus días. Y parece
ser que Taré —quien sin duda ha abandonado la idolatría— acepta gustoso
acompañarlos. De hecho, el relato lo menciona a él, como patriarca, sacando a su
familia de Ur. En cuanto a Lot, el sobrino de Abrahán, él también se les une en el
viaje (Gén. 11:31).

Abrahán valoraba mucho el privilegio que Jehová le concedió. Mientras iba


avanzando con precaución por aquella tierra habitada por cananeos, Abrahán se
detuvo para edificar altares a su Dios, primero cerca de los árboles grandes de
Moré y después cerca de Betel. Menciona el relato que invocaba el nombre de
Jehová. ¿Cómo? Seguramente le daba las gracias por permitirle ver la tierra que
heredarían sus descendientes “.. .y a través de tu descendencia serán
bendecidas todas las Naciones en la tierra porque me has obedecido”
(Génesis 22:18)

. Y también es posible que les predicara a los habitantes de la región (lea Génesis
12:7, 8). Lo cierto es que a Abrahán aún le esperaban grandes pruebas de fe.
Afortunadamente, nunca miró a las cosas que había dejado atrás, las comodidades
que había disfrutado en Ur. Más bien, se concentró en lo que tenía por delante.

Pero este recuento es pertinente para nosotros por motivos más


personales. Al final del intercambio Dios declara a Abraham que

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