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Medicinales[editar]

Otra característica de la capsaicina que contienen la mayoría de variedades de ají es que puede endormecer la región
de la epidermis en la que se deposita, de forma que se aplica en forma de tópicos sobre la piel para hacer desaparecer
el dolor en pacientes de artritis, herpes zóster, neuropatía diabética, mastectomía y cefalea.20
Estudios realizados en 2007 han aislado la molécula QX-314, que tiene la propiedad de atravesar la pared celular de
las neuronas receptoras del dolor y desinervarlas, inhibiendo así totalmente cualquier sensación, sin afectar el
funcionamiento de las demás neuronas. Por este motivo puede utilizarse como un anestésico que no adormece ni
entumece, estando indicada para afecciones con dolor crónico o, por el contrario, para situaciones de dolor agudo
(como en inyecciones epidurales durante los partos difíciles).
El chile promueve también la buena digestión debido a que aumenta la producción de saliva y jugos gástricos.
El fruto de la mayoría de las variedades picantes de ajíes contiene altos porcentajes de capsaicina (8-metil-N-vanillil-6-
nonenamida, C18H27NO3) y otros compuestos similares, colectivamente llamados capsaicinoides,1213 mientras que las
variedades no picantes carecen de ellos. Cuando se consumen, los capsaicinoides se unen a los receptores de
dolor de la boca y la garganta que son responsables de la sensación de calor. Una vez han sido activados, estos
receptores envían al cerebro el mensaje de que se está consumiendo algo caliente. El cerebro responde a esta
sensación de calor elevando el pulso cardíaco, incrementando la sudoración y liberando endorfinas. Un estudio de
2008 halló que la capsaicina altera la forma en que las células del cuerpo usan la energía producida por la hidrólisis
del ATP.14 En la hidrólisis normal la proteína SERCA utiliza esta energía para mover iones de calcio dentro del retículo
sarcoplásmico. Cuando la capsaicina está presente, altera la conformación de la SERCA y reduce así el movimiento
iónico. Como resultado, la energía del ATP (que habría sido usada para bombear iones) se libera como calor. 15
La mayoría de los mamíferos encuentran esta sensación de calor y dolor desagradable. Sin embargo, los pájaros no
tienen la misma sensibilidad a la capsaicina, que se acopla a un receptor de dolor específico de los mamíferos, de
forma que consumen aquellos ajíes que crecen en sus hábitats. Las semillas de estos pimientos son distribuidas por
los pájaros, que las dejan caer al comer los frutos y pasan sin resultar dañadas sus tractos digestivos. Esta relación
puede haber fomentado la evolución de la capsaicina como mecanismo defensivo. 16 Se han comercializado productos
basados en esta substancia para tratar las semillas destinadas a los comederos para aves contra ardillas y otras
alimañas sin afectar a los pájaros. La capsaicina también es un mecanismo defensivo contra los hongos microbiales
que entran por picaduras hechas en la piel exterior por diversos insectos.17
La intensidad del picor de los ajíes se mide en unidades de calor Scoville (SHU por el nombre en inglés, Scoville heat
unit), que es el número de veces que un extracto de ají debe diluirse en agua para perderlo. Los pimientos morrones
tienen 0 SHU, los chiles verdes de Nuevo México unos 1500 SHU, los jalapeños 3000-6000 SHU y los habaneros 300
000 SHU. El ají más picante es el «Pepper X», una variedad de la especie Capsicum chinense, y que llega a 1 463 700
SHU, superando las 1 382 112 SHU del «Dragon's Breath».18

l ají picante, ¿bueno o malo para la salud?

William KremerBBC

 5 octubre 2015
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Derechos de autor de la imagenTHINKSTOCKImage captionRecientes estudios médicos revelan el
potencial medicinal del ají picante.

Los hay de todo tipo e intensidad. Los que dan un toque de sazón al paladar y los que te
quitan la respiración y te hacen llorar.

Durante miles de año el ají picante, los chiles, jalapeños, o la pimienta han sido parte de ese placer
culinario y masoquista de los humanos, únicos mamíferos en consumirlo, dividiéndonos entre quienes los
consumimos y quiénes no.

Ahora, más allá de su sabor, hay razones médicas que apuntan a que el picante puede convertirse en
nuestro mejor aliado. Pero, ¿por qué?
Te hiere, te cura

Paul Bosland, de la Universidad del Estado de Nuevo México, en Estados Unidos, cuenta que hace 20.000
años, cuando el hombre llegó al hemisferio occidental, se encontró con una planta que le producía dolor.

"La planta –el ají- los afectaba, pero se propusieron domesticarla porque le encontraron utilidad, y creo
que fue para fines medicinales", relata Bosland.

Pero ese poder para sanar, se contrasta con el potencial para producir lesiones, y eso ha generado
históricos debates entre científicos, médicos y nutricionistas.
Lee también: ¿Dónde nació realmente el chile casero?

Un equipo de la Academia de Ciencias Médicas de China revisó durante varios años el comportamiento
de casi 500.000 participantes de un estudio en ese país.
Derechos de autor de la imagenGETTYImage captionEn un estudio en China señala que individuos que
consumieron comida picante una o dos veces a la semana, tienen una tasa de mortalidad 10% menor
que los que solo lo hicieron una vez por semana.

Encontraron que los individuos que afirmaban utilizar picante en sus comidas una o dos veces a la
semana, registraban una tasa de mortalidad 10% menor que aquellos que consumían picante menos de
una vez por semana.

La diferencia se amplía a medida que las personas ingieren alimentos picantes seis o siete veces a la
semana.

El ají picante fue la especie más utilizada en las muestras del estudio, y quienes lo consumieron fresco
disminuyeron en particular el riesgo de morir de cáncer, enfermedades coronarias y diabetes.

Lu Qi, miembro del equipo investigador y amante del picante, señala que hay muchas razones que
explican estos efectos.

"Los datos obtenidos nos animan a pensar que al comer más comida picante mejoramos nuestra salud, y
reducimos el riesgo de mortalidad en personas de edad avanzada", comenta.

No obstante, Qi aclara que el picante puede que no sea beneficioso para personas con problemas
digestivos o úlceras estomacales.

Los secretos de ají

Para mirar dónde reside el poder del ají, córtelo y en su interior descubrirá una suerte de placenta
amarilla a la cual están pegadas las semillas.
Derechos de autor de la imagenPAUL BOSLANDImage captionEn el interior del ají se encuentra el secreto
de su poder: la capsaicina.

En la mayoría de las variedades de ají, en ese lugar se esconde su arma secreta: la capsaicina, un
compuesto químico que genera irritación en los mamíferos.

La capsaicina se mide en la escala Scoville, una medida del picor en los chiles. Se cuenta en unidades de
calor, es decir, en el número de veces que una muestra de ají seco debe ser diluida por su propio peso
en agua con azúcar antes de perder su calor.

Para un pimentón verde la escala registra cero.

Pero para un ají habanero la medición oscila entre 100.000 y 350.000. La capsaicina pura alcanza una
cifra de 16 millones, por lo que no se recomienda su uso ni culinario ni medicinal.

Como un arma química

Aún cuando el simple contacto con el chile Cuernos Rojos puede quemarte por completo la garganta, el
extracto de capsaicina luce inodoro e incoloro, y por su intensidad está prohibido su consumo en la Unión
Europea.

Así que su uso es más efectivo como arma, en el conocido formato de spray.
Lee también: Asaltan un tren usando... ají en polvo
Image captionEl códice azteca muestra a un padre obligando a un niño de ojos llorosos a acercarse a un
hoyo con chiles encendidos.

Desde tiempos precolombinos el ají se ha utilizado como arma. Se dice que los mayas quemaban hileras
de esta planta para crear una cortina de humo que causaba irritación al entrar en contacto con ella.

Y en lo que parece ser una versión antigua del rincón del castigo, el códice azteca muestra a un padre
obligando a un niño de ojos llorosos a acercarse a un hoyo con chiles encendidos.

Medicina contra el dolor

El códice azteca también muestra cómo se utilizaba para calmar el dolor de dientes, una función
analgésica que se mantiene hasta nuestros días.

Joshua Tewksbury, un historiador de la Universidad de Washington, considera que la sensación de


irritación que sentimos al exponernos al pimentón es un truco de la evolución.

"En realidad no estamos sufriendo una quemadura por la capsaicina, como sí la sufriríamos si tocáramos
la hornilla encendida de una cocina, pero nuestro cerebro sí lo cree", dice el académico.

Además agrega que solo los mamíferos pueden tener esa sensación. Los pájaros, por ejemplo, pueden
comerse los pimientos como si fueran cotufas sin sentir el ardor.

En ese sentido, Tewksbury estima que la planta evolucionó de tal manera que se hizo repelente a
aquellos animales que pudieran triturar sus semillas con los dientes, e inofensiva a aquellos que podían
ayudarla a esparcirlas.

También evolucionó para combatir microbios.

Esto tuvo gran relevancia en los tiempos previos a la medicina y a la refrigeración, y en especial en
zonas ubicadas cerca del trópico, donde las personas eran más vulnerables a las bacterias que podían
afectarlos o a sus alimentos.

El chile picante destruye o inhibe 75% de estos patógenos.

Eso puede explicar su éxito alrededor del mundo. Solo dos o tres años después de que Cristóbal Colón
trajera las semillas de capsaicina que encontró en sus viajes por el Nuevo Mundo en 1493, los
mercaderes portugueses la llevaron a Asia, donde terminaría por transformar el modo de cocinar.

El clima influye

En algún momento se llegó a decir que los habitantes de países con clima caluroso comían picante
porque los hacía sudar, lo cual refrescaba la piel.
Derechos de autor de la imagenGETTYImage captionEn 1988 investigadores de la Universidad de Cornell
descubrieron que en países como India, Tailandia y China, el uso de las especies tendía a ser por su
condición antibacterial.

En 1988 investigadores de la Universidad de Cornell descubrieron que en países como India, Tailandia y
China, el uso de las especies tendía a ser por su condición antibacterial.

Además, las mismas eran más utilizadas en naciones cercanas al ecuador, o áreas de valles húmedos y
altiplanos.

La relación del pimentón con el clima, y el riesgo presente de enfermedades infecciosas, fue más grande
que sus condiciones naturales para crecer.

O como diría Tewksbury, los humanos que vivían en zonas con climas peligrosos desarrollaron un gusto
por el picante que "probablemente salvó muchas vidas".
Como antioxidante

Ahora también se sabe que es una fuente de antioxidantes. Por ejemplo, 42 gramos de esta especie
puede sustituir la dosis diaria de vitamina C, aunque hay que admitir que esa cantidad puede darle un
sabor muy fuerte al curry.

También son ricas en vitamina A, y en minerales como hierro y potasio.

La capsaicina ha sido incluso vinculada con la pérdida de peso. Estudios realizados este año por la
Universidad de Wyoming, en Estados Unidos, revelan que ratones alimentados con una dieta alta en
grasas registraron una aceleración del metabolismo, logrando quemar más energía y de esta forma
perder peso.

Otro experimento publicado el mes pasado y realizado por la Universidad de Adelaida, Australia,
descubrió que la interacción entre la capsaicina y las paredes del estómago juegan un papel importante
en la sensación de sentirnos llenos.

Sobre esa misma línea, estudios anteriores parecieran respaldar la función controladora del apetito que
pudiera tener el picante.

¿Picante Vs cáncer?

Derechos de autor de la imagenGETTYImage captionCientíficos advierten que antes de cambiar la dieta


por completo, debemos administrar el consumo de picante, en especial los más fuertes como el
habanero.

En 2012 un equipo de nutricionistas de la Universidad China de Hong Kong, que experimentó con
hámsters, detectó que la capsaicina ayudaba a destruir el llamado "colesterol malo", que puede
obstruir las arterias de los animales, y deja el "colesterol bueno", que ayuda a remover cualquier
obstrucción.

También se descubrió un segundo beneficio para la salud cardíaca: la capsaicina pareciera


impedir la acción del gen que contrae las arterias, restringiendo el flujo sanguíneo.

Por otra parte, se han obtenido resultados positivos en experimentos con ratones con células de
cáncer de próstata y de pulmón, así como también hay indicios de ser efectiva contra
afecciones en el colón.

Sin embargo, antes de hacer cambios drásticos en tu dieta, estos experimentos deben replicar
sus resultados cuando se practiquen en humanos.

"Hay muchos reportes que señalan los efectos positivos de la capsaicina en la salud de las
personas, especialmente con cáncer, pero también hay otros estudios que demuestran lo
contario", advierte Zigang Dong, del Instituto Hormel, de la Universidad de Minnesota.

Las investigaciones enfocadas en el efecto de la capsaicina en el estómago de los seres


humanos presentan hallazgos abiertamente divergentes.
Lee también: La curiosa reacción de tu lengua a los sabores picantes

Unos muestran sangramiento gástrico luego de consumir picante rojo, y otros no muestran
reacción negativa alguna, incluso cuando se ha introducido jalapeños directamente en el
estómago.

"Probablemente afecta al estómago o al esófago porque la capsaicina causa inflamación. Y si


algo causa ardor o inflamación es porque puede matar células y por ende, producir
inflamaciones crónicas que pueden ser muy dolorosas", explica Dong.

Como se puede apreciar, el chile picante se mantiene como un enigma. No obstante, sea amigo
o enemigo, estamos cada vez más expuestos a él.

El consumo global de picante subió 2.5% por año, mientras que el consumo per cápita se
incrementó 130% en ese período.
Quizás hasta que se comprueben todas sus dotes curativas, habría que administrarlo poco a
poco, sin que nos saque lágrimas o vapor por los oídos

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