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UN CIRCUITO GANADERO EN EL ACONQUJJA

*)

La importancia de la actividad pastoril en el NO argentin prehisp;¡uuc:o


actual es un hecho innegable. Al ser una tecnología compleja '""'"-'.,.._
múltiples comunidades andinas, su estudio colabora en la compre
procesos culturales del área. Como otras tantas tecnologías ha
fuertes presiones de cambio a partir de la conquista espafiola. Un ele
tabilizador ha sido la introducción de ganado foráneo. Durante 1 _ be'IIDDiJS
hispánicos hubo un reemplazo de camélidos por otros animales e ,rno._..,.,-
burros, mulas, vacunos, caballos, ovejas.
Para ciertos investigadores algunos de los sistemas tecnológi (
tancia decisiva en la economía prehispánica "están todavía en
"Lechtman, 1981: 18; ver también Camino et al.; 1981: 190). Inct
autores dan por seguro una persisteneia de la tecnología indígena de cri
basada en el preciso conocimiento de la ecología andina. "La ganaderí
sigue estructurada en el patrón trashumante... que probablemente se •
do tempranamente sobre la ecología y etología de los camélidos am n
Rabey, 1988: 130-131).
La trashumancia pastoril se inscribe en el particular ambiente ~--.....
de las características más resaltantes de las estrategias agrarias <MA. . """"'

diferenciación de zonas de producción por la altitud, basada en la u ..·.-.•.__.


múltiples pisos a distintos niveles (Camino 1982: 13, Murra 19 5, T
Normalmente la actividad pastoril "se desarrolla a partir del nivel u
donde pueda ser una estrategia confiable y adecuadamente producti
1982: 13, ver también Flores Ochoa, 1977). Dentro de este
incorporado el ganado foráneo a la par del nativo y aún desplaz
Asimismo se ha señalado que la movilidad de la economí
componente fundamental en los patrones de tráfico e interacción ecorK>mllca
regiones distantes y aún se han propuesto modelos que destacan la 1
grupos de pastores y caravaneros en los sistemas de intercam i
(Casaverde 1977, Núñez y Dillehay 1979).
El presente trabajo tiene por objeto presentar un caso actual de mo jljdad
2anadera del que tuvimos noticia al realizar investigaciones arqu l icas en la
falda occidental de la Sierra del Aconquija (Opto. Santa María fig . 1 l). En este
caso no se trata de manejo de camélidos, sino de ganado va uno (2 . Pero lo que
nos interesa resaltar en particular no es la perduración de la antigua 1ecnología de
camélidos americanos sino la percepción y consiguiente uso del espacio a través
del aprovechamiento de diferentes zonas ecológicas en un intento de maximizar los
{') CONICl!T., U.8.A., UNR.

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los beneficios de un medio extremadamente limitante. En última instancia tratamos
de comprende, aquellos aspectos del uso actual del espacio que pennitan ampliar
nuestras hipótesis acerca de estos patro_nes en épocas prehispánicas, particularmen-
te los que hayan intervenido o influído en la movilidad y la interacción grupal.
Nuestro interés arqueológico en el área ha estado centrado en las comunida-
des aldeanas del Período Formativo (200 a. C. a l 000 d. C. )(Núi\ez Regueiro 1974)
asentadas en la falda occidental de la sie1rn. Los sitios arqueológicos de esta falda
han presentado evidencias deconsumodecamélidos (Scattolin 1990). Todavía hoy
los pobladores siguen manteniendo unos pocos rebaños de algunas decenas de
llamas. Sin embargo, la principal actividad -además de la agricultura- es la
ganadería de vacunos. Una de las localidades de nuestra área de estudio practica un
manejo particular de su ganado vacuno por el cual el trasladan al lado oriental de
la sierra.
Por otra parte varios sitios arqueológicos a uno y otro lado del Aconquija
muestran elementos estilísticos comunes (Scattolin y Korstanje 1993) por lo tanto
nos ha interesado la información que se pueda obtener a través de un estudio
etnográfico acerca de los patrones de movilidad dé los ganaderos actuales y sus
interacciones con otros grupos. Daremos a conocer entonces algunos aspectos de
la actividad ganadera actual, puesto que los datos obtenidos a partir de la
observación de formas de vida tradicional contemporánea puede ser un camino que
posibilite la generación de hipótesis que den cuenta de los mecanismos de
obtención-producción de recurso . si temas de asentamiento, movilidad e interac-
ción durante el P. Formativo.

El circuito ganadero

La Sierra del Aconquija e m rma una parte del borde oriental del NO
argentino. La línea de cumbres define el límite entre Tucumán y Catamarca. Los
cerros más altos superan los 5000 m nm (fig. 1). Su altitud afecta el régimen de
precipitaciones en sus dos flancos y por ende la fisonomía de cada uno de ellos. El
oriente recibe los vientos del Este cargado de humedad y por lo tanto está cubierto
de una espesa cubierta vegetal y lo surcan ríos caudalosos. La falda occidental
presenta cauces de poco caudal, muchos de ellos temporarios, alimentados por el
deshielo de las cumbres; su clima es seco y semiárido.
En la falda occidental la población se establece en relación con los cursos de
agua permanentes. En el área de nuestro interés hay 8 localidades de diferente
importancia. La más poblada es la de Tesoro (fig. 1). En la actualidad algunos
pobladores de Tesoro desarrollan regularmente una forma de tránsito permanente
y periódica entre uno y otro lado de la sierra, en el marco de su ciclo ganadero.
La localidad de Tesoro presenta ciertas peculiaridades que la diferencian de
las restantes de la misma falda. Sólo allf los pobladores son propietarios de la tierra
en que viven y trabajan. Poseen fincas en las que cultivan cereales, frutales,
pimientos, papa y hortalizas para consumo propio y para la venta. Tienen además
ganado vacuno, cabras y, algunos de ellos, 11amas.

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La autonomía respecto de un hacendado configura un cuadro ele relativa
prosperidad y, sobre¡ todo, de independencia que no se observa en localidades
vecinas. Algunos habitantes de Tesoro han potenciado la econ mía la localidad
mediante la implementación de ciertos medios que abarcan a inst
comercio (tienda o almacén); uso de vehículos; hasta la utili
ecológicos. Es este último recurso el que nos interesa enfatizar en
En Tesoro hay cuatro familias que realizan el paso regul~r1o>n,,,.
ellas (Flia. Reales, Flia. de Luis Escudero y Flia. de Raí mu Esil."111:JmlJ
en forma conjunta 500 cabezas de ganado mientras que la e ·
hace independientemente con varios centenares de cabezas. (3
Cada otoño el ganado vacuno de Tesoro es conducido desde
con pasturas verdes del lado tucumano para realizar la inverna
en primavera, se lo trae de vuelta a su lugar de origen.
Los pobladores utilizan una de las abras más accesibles
Portezuelo de los Campos Colorados. Existen otros pasos a l I
pero, en esta parte sur, el que describimos es uno de los pasos m
En la actualidad, este tránsito es constante, regular y 1~e~ooo.
principio parece derivar de la insuficiencia del medio inhóspi
Oeste para sustentar las numerosas cabezas de ganado vacuo
invierno sufren la merma de sus pastos. Por ello los propietari
concebido una estrategia que evita que el ganado sufra las con:secuox:i;as
escasez de forraje, trasladándose a la vertiente tucumana.
Normalmente el ciclo comienza en otoño. Un poco ante
Pascuas, los vacunos son conducidos hacia tierras orientales en l
abunda aún en invierno. Ocasionalmente, ya al sentir la escasez
animales van subiendo solos, sin necesidad de conducción por
dura la travesía los animales pacen las vegas y pastizales de los pi
altos. En casos normales, el arreo de los animales lo practican
adultos o jóvenes pertenecientes a cada una de las familias propietan
se prolonga por uno a tres o cuatro días dependiendo de las condta
El mismo viaje desde la vivienda principal en Tesoro hasta el pu
puede cumplirse en 12 a 14 horas si lo realiza a caballo un jine e""·~.....,.....,..
de cualquier tarea.
A través del viaje se atraviesan distintas zonas ambien es· pamc:n:iio
estepa prepuneña (2600 a 3400 msnm.), se pasa a una estepa .,.r1,.,c:rn--..ae ltnlllSlC!Oo
(3400 a 4000 msom.) donde se encuentran vegas de exten.sión
piso cumbral de la sierra correspondiente al pastizal de al
dispersa de herbáceas duras y finalmente las praderas de nebh
tucumano entre los 3000 y 2700 msnm. con abundantes
superior del bosque montano, inmediatamente inferior· (
1993).
A lo largo del recorrido existen una serie de puntos ya establecidos que sirven
como campamentos temporarios en los cuales es posible pasar la noche. Hay
distintas clases de campamentos. Por un lado se incluyen los que sirven para per-

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. Se trata de simples paravientos sin techumbre o al abrigo de un alero. Uno
o dos grandes bloques rocosos fonnan el muro principal y a éstos se les adicionan
una o dos paredes de pirca de modo de cerrar un área más o menos circular. Las
pircas pueden tener casi 1m de altura o apenas una decena de cm. Su función
principal es detener el viento extremadamente fuerte que sopla a estas altura.
Tenemos conocimiento de cuatro de ellos: Falda Amarilla a 3300msnm y Las
Pirquitas a 4050msnm en el lado catamarqueño; Las Varetas a 3900msnm y I ,as
Cuevas 3650msnm en el lado tucumano. En estos últimos, grandes bloques pétreos
funcionaban como alero (fig. 2 a 5).
Los usuarios de estos campamentos duem1en al aire libre con mantas por
debajo y por encima de sus cuerpos. El fogón se instala por adentro del recinto
pircado, excepto en el primer caso. Estos sitios requieren: disponibilidad de
pasturas cercanas y agua, especialmente para los animales y un terreno más o menos
horizontalizado.
Otro tipo de campamento, más destacado, se halla en tierras tucumanas a
2740msnm. en el paraje Las Cascadas (fig. 6). Ha sido contruido por la Aia.
Escudero. Sus integrantes lo mencionan como de su propiedad, aún cuando se halla
en tierras de otro propietario. Fue construído hace unos veinte años por Don Luis
Escudero. Consta de dos habitaciones con paredes de piedra y techo de chapa,
independientes y separadas una de otra y con distinta función: cocina y dormitorio-
depósito. El lugar es apropiado para vivir en forma más o menos permanente. En
los alrededores hay abundante leña y también agua de vertiente y deshielo.
En realidad este es el punto de instalación más oriental al que han llegado los
vaqueros catamarqueños en el establecimiento de campamentos, aunque algunos
potreros para animales aún se hallen algo más abajo. Más al Este comienza el
bosque tucumano, de difícil acceso y asiento de pobladores de las yungas. Este es
el lugar en que se avistan y ponen en contacto con habitantes tucumanos.
Durantelaestaciónfríaelganadopermaneceenestaúltimazonacubiertacon
excelente pastura, en las tierras altas tucumanas entre los 2500 y 3000msnm.
aproximadamente, entre los ríos Jaya y Las Pavas. Los terrenos pertenecen
legalmente a un finquero residente en Concepción (Tucumán), que cobra 16
cabezas de ganado por año en concepto de arriendo del pasto para el hato de los 500
animales que se manejan en conjunto. (Escudero-Reales).
Poseemos menor cantidad de datos respecto a la siguiente parte del ciclo,
esto es, la reunión de los animales y su vuelta a Tesoro. Nonnalmente esto se realiza
en primavera. Entonces comienza el deshielo de las altas cumbres y los ríos que
alimentan la falda catamarqueña empiezan a aumentar su caudal, por lo que los
potreros de pastoreo comienzan a reverdecer mediante riego. Ya en el verano las
precipitaciones aumentan la cantidad de pasto en el piedemonte y aún en el Campo
del Arenal donde los animales pueden pacer en época estival. Finalizado el verano
los animales vuelven a subir y recomienza el ciclo. Interesa saber que hay
información de que los habitantes tucumanos usan también la franja de pastizal de
lina para alimentar su ganado durante el verano, o sea una vez que queda lihrc
de acunos de origen catamarqueño.
Importa resaltar que es en el marco de la actividad ganadera que los
pohladores catamarquel'los tienen oportunidad de tomar contacto con los habitantes
del lado tucumano, especialmente con quienes viven en el piso inmediatamente
inferiror a su campamento principal. No conocemos las distintas prácticas de
tránsito y contacto entre habitantes de ambas laderas en otros puntos de la misma
sierra, aunque sahemos que existen. En el presente caso no se observaron
actividades de intercambio de productos o servicios entre los participantes del
encuentro. La única transacción involucrada es la de cabezas de ganado en pago por
las pasfuras de los tem~nns usados.

Conclusiones

El caso presentado muestra cómo actualmente algunos pobladores de


comunidades de Catamarca se trasladan hacia el Este a fin de maximizar sus
recursos de forraje traspasando la "barrera" del Aconquija e instalando sus propios
puestos en la vertiente oriental hasta el pastizal neblinoso. Mientras que los
habitantes del piedemonte tucumano no se establecen más allá de tal piso
vegetacional, el cual utilizan también para pasturas y normalmente no cruzan las
cumbres.
El patrón de asentamiento resultante es el de una vivienda principal en la
ladera catamarqueña, esto es, el punto de origen de los vaqueros (Tesoro), un
campamento transitorio en el lado tucumano y una serie de campamentos de
ocupación muy corta, esporádica y opcional, intermedios entre los dos primeros
(fig. 7a) (4).
Este patrón difiere en cierta medida de un ejemplo conocido sobre la ladera
oriental de la vecina Sierra del Cajón (Sanz de Aréchaga 1949) en la que se practica
trashumancia estacional. En este caso el patrón de asentamiento comprende tres
puestos temporales ocupados en distintos momentos del año por la familia
completa. Los puestos difieren sucesivamente en tamaño y características cons-
tructivas. El más importante es el que se ocupa de noviembre a mayo entre los 2300
- 2900msnm,; consta de varias habitaciones, con;ales y una o dos labranzas. El
segundo puesto es más reducido y se instala a la vera de una ciénaga, entre los 3000
y 3300msnm. El tercer y último puesto es el de alta montaña a más de 3500msnm.
y las construcciones se reducen al mínimo para ser ocupadas de setiembre a
noviembre (Sanz de Aréchaga op. cit.) (fig. 7b).
Las diferencias entre los dos casos parecen derivar del énfasis puesto en la
ganadería para el caso de la Sierra del Cajón y una dependencia mucho mayor de
la agricultura en nuestro caso del Aconquija. El patrón resultante en el Aconquija
por tanto es el de una residencia permanente en relación con tareas agrícolas y varias
secundarias relacionadas con la actividad ganadera. El patrón del Cajón señala a la
residencia principal como base de actividades de pastoreo importantes y de
labranza en escala limitada y los dos puestos restantes exclusivamente pastoriles.
Esta diferencia en las pautas de establecimiento en uno y otro caso derivarían por
lo tanto de factores que tienen que ver con el modo de subsistencia, y merecen un

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análisis que está más allá de los alcances de este trabajo.
Sin eml:!argo, y en razón de nuestro interés arqueológico en este punto, nos
interesa seftalar que durante el Período Formativo habrían funcionado comunida-
des de base agraria con énfasis ya sea en la actividad pastoril, ya sea en la agrícola,
las cuales dejarían tras de sí un registro arqueológico diferenciable a nivel de sus
sistemas de asentamiento y que están representados hoy en la gran variedad
ofrecida por los numerosos sitios del NO argentino conocidos para el período.
El camino utilizado en el Aconquija es una vía de comunicación de larga
data. Existen tramos conservados del camino incaico a lo largo del trayecto así
como también sitios arqueológicos en relación con él (Scattolin y Korstanje 1993).
Algunos autores han reseñado para el área andina casos actuales de viajes de
intercambio en los cuales "les routes suivies par les bergers contemporains son
jalonnées de sites archéologiques et leur camps sont souvent établis ~ proximité
d'anciennes installations fortifiées ou de nécropoles" (Lecoq, 1987: 32). Por eso
creemos que el circuito ganadero descrito podría ser apropiado para contrastar
esquemas de uso del espacio y movilidad e interacción en el pasado prehispánico.
Núñez y Dillehay han señalado remanentes de prácticas de movilidad en
épocas actuales que incluyen el tráfico de ovejas utilizando viejas rutas de
interacción (1979: 130). Según estos autores, actualmente ellos no serían más que
segmentos esporádicos y cortos del ideal andino de traslado interregional que
subsiste en "determinados enclaves de los Andes del Sur" (op. cit.: 131).

NOTAS:
(1 J El trabajo ha sido fioandado con fondos del CONICET a ttav~s del PID Nº 3-001200/88. dirigido por M. N. Tamgó.
(2) Debemos aclarar que el caso de estudJo, romo se verá más adelante, oo se ajusta estrictamente aJ ~rmino "trashumancia estacionaJ" ya que, e ntre
los pastores del ma andina. ~te impUca un patrón de asentamiento por el cuaJ una familia se traslada estacionalmente y en forma dclica {anuaJ) por
varias resideoclas, una de las cuales es la priodpal o oeolral (ver Flores Ochoa 1977: 36, Merlino y Rabey 1978: 66).
(3) Los datos bao sido proporciooados por los mismos ioforman11:s.
(4) LI vivteoda priocipal, ea nuestro caso, ,e presenta en relación con otras del mismo tipo confonnando un caserío disperso, las cuales no se han
n:prt90otado eo la flg. 7L

AGRADECIMIENTOS
Un especial reconocimiento a Alejandra Korstanje que ha colaborado substancialmente en el
trabajo. A ella debo también los dibujos originales sobre los que se confeccionaron las flg. 1 y
5.

FIGURAS:
Fig. l. Sierra del Aconqulja y trayecto del circuito ganadero con la ubicación de los
campamentos y punto de origen en Tesoro (modificado de Scattolln y Korstanje 1993).

Fig. :il. Campamento 1. Falda Amarilla. Ladera Oeste. 3300msnm.

Fig. 3. Campamento 2. Las Plrqultas. Ladera Oeste. 4050msnm.

Fig. 4. Campamento 3. Las Yaretas. Ladera Este. 3900msnm.

Fig. 5. Campamento 4. Las Cuevas. Ladera Este. 3650rnsnm.

Flg. 6. Campamento 5. Las Cascarlas. Ladera E1:1te. 2740msnm.

Fig. 7. Patrón de asentamiento en comunidades agroganaderas.

(a) del circuito Aconqulja. (b) del circuito Cajón (en base a datos de Sanz de Aréchaga. 1949).

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105
901

Fig. 2 Fig. 3

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Fig. 4

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108
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ACONQUI,lA a

CAJON
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~ Asentamiento permanentP.

~ Asentamiento temporario

e:=] Asentamiento transitorio con construcciones substanciales

~ Asentamiento transitorio/opcional con construccloneo reducidas

.___ Dirección de los movimlentos

Fig. 7

109
Revist

Universidad Nacional de Rosario


Facultad de Humanidades y Artes
Escuela de Antropología

Volumen 11 • marzo de 1994


Rosario • Argentina
Revista de la Escuela de Antropología
Volumen 11 - Marzo de 1994

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Elena Libia Achilli

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Marta Abonizio, Cristina Begnis,
Silvia Bianchi, Ana E. Koldof.

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