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Martín busca un Manantial

En un pueblo muy lejano en los Andes del Perú, vivía un niño llamado Martín,
tenía diez años de edad, muy educado, cumplía puntualmente sus tareas, su
madre Benita, lo atendía con dedicación mientras que su padre llamado Carlos
trabajaba en una mina ubicada a dos días de viaje en caballo, todos vivían muy
felices trabajando en sus chacras y pastando ovejas.

Todos los días los campesinos acudían al manantial cerca del pueblo para sacar
agua y poder preparar los alimentos, los antiguos pobladores del lugar habían
contado que el dios sol puso el manantial en dicho lugar y que el agua nunca se
acabaría, en los campos de sembríos cosechaban habas, papas, cañihua y
quinua; los mismos que eran irrigados por el arroyo que discurría con agua del
mismo manantial, en este arroyo abundaban las truchas que también servían de
alimento para los campesinos.

Martín, luego de cumplir con sus tareas, salía a caminar por los senderos hacia
las altas montañas, le gustaba divisar los hermosos paisajes desde lo alto de
dichos cerros, el sus caminatas, encontraba curiosas plantas, flores y animales
salvajes, en una ocasión logró llegar hasta la cumbre mas alta donde había
mucha nieve y desde allí pudo observar la inmensidad de los andes y puso ver
en el horizonte la curvatura del planeta, esa tarde le contó a su madre su
aventura y ella le advirtió que no lo volviera a hacer pues las cumbres de las
montañas son lugares sagrados y que allí solo podían ir los elegidos, personas
especiales de la comunidad, le contó que en la antigüedad allí habían colocado
a una niña llamada Juanita, los ancianos del pueblo para pedir al Dios Sol que
nunca dejara de darles agua, pues sin ella no podrían vivir.

En otra ocasión, Martín, había escalado otra montaña y allí encontró restos de
túneles pequeños, como tenía mucha curiosidad, intentó entrar en estos túneles,
pero no pudo pues con el paso del tiempo, se habían derrumbado; esta
experiencia, había despertado mucho interés de saber más sobre la minería, así
que esperó a que su padre viniera en sus días libres de la mina para hacerle
muchas preguntas sobre la minería y así fue, cuando su padre llegó unos días
después, tuvieron una larga conversación, y su padre le contó que las montañas
donde hay mineral, vive un espíritu llamado Muky, que según cuentan, las
personas que logran verlo, nunca mas vuelven, Don Carlos, también le explicó
que en la mina donde él trabaja se utilizan explosivos como la dinamita para
extraer oro y que, con tan solo un poco de oro podrían tener dinero suficiente
para comprar muchas cosas y vivir con muchas comodidades.

Un día como de costumbre, la madre de Martín fue a sacar agua del manantial,
pero al llegar tuvo la mayor sorpresa de su vida al ver que no había nada de
agua; de inmediato avisó a los demás pobladores, quienes no sabían que hacer,
todos estaban desesperados, Martín al ver la preocupación de su madre, tuvo la
idea de llevar una lampa y se puso a cavar, pero no encontró nada, lo peor fue
que al estar cavando, encontró un hoyo muy grande y cayó dentro de ella,
Martín se sentía triste porque pensaba que nunca volvería a ver a su familia ni a
sus amigos y que moriría ahí dentro en esa cueva sin ninguna escapatoria;
Martín no podía olvidar los buenos momentos que pasaron juntos él y su familia,
mientras en el pueblo, su madre y familiares estaban desesperados por
encontrarlo y también por el agua pues no tenían otra fuente para la obtención
de este líquido vital, hacían todo lo que podían daban conjuros para que regrese
el agua, los mas ancianos hacían rituales, pero no habían resultados, los
rebaños empezaban a morir, los cultivos se marchitaban.

Luego de un tiempo todos empacaban sus maletas para mudarse a un pueblo


muy pero muy lejano para vivir se llevaban todo pero la familia de Martín es la
que mas sufría pues aun estaba desaparecido, así que enviaron a dos
trabajadores a buscarlo pero no lo encontraron entonces su madre pensaba que
estaba muerto.

Mientras Martín se quedaba sentado en una roca, pensó que era una mala idea
excavar y encontrar otro manantial pero de pronto un espíritu se le apareció
delante de él y le dijo:

-“Comienza a cavar”- y entonces Martín preguntó:


-“¿Quién eres tú? - el espíritu respondió:

-“Soy Alejandro, yo encontré el manantial que ustedes utilizaban, un día estuve


jugando en este lugar y me caí en un hoyo, me puse a cavar, sin encontrar nada
pero no me rendí y seguí cavando hasta que empezó a brotar agua, desde
entonces existe el manantial que ustedes utilizaban por eso yo quiero que tú
hagas lo mismo que yo hice se un héroe, cava y encuentra el otro, manantial”-Y
Martín dijo:

-“¿Cuál otro manantial? Apuesto a que no hay otro manantial eso sería
imposible”- dijo Martín pero el espíritu le dijo:

-“No, te equivocas, sé que por aquí hay otro manantial ahora es tu deber
encontrarlo porque yo no puedo, todo lo que toco lo atravieso”- y debes
apresurarte ya que dentro de esta cueva, el oxigeno se está acabando, pues la
boca del hoyo había sido tapada para evitar que otros niños pudieran caer, Así
que Martín empezó a cavar otra durante varias horas, sin darse cuenta había
hecho un túnel bastante largo, cansado de tanto esfuerzo, se quedó dormido y
en sus sueños, vio que al final del túnel había un extraño pueblo que existía
debajo en las entrañas de la montaña, ese pueblo tenía bosques, pero estos
eran de color azul, el cielo era de color naranja, las personas eran de estatura
pequeña, nadie trabajaba porque la naturaleza tenía abundancia de frutas y
alimentos que solo tenían que coger cuando tenían hambre, todo era muy
extraño para Martín, pronto despertó y se dio cuenta que era solo un sueño; sin
embargo algo llamó su atención, en las paredes del túnel que había cavado,
habían unos puntos de luz brillante, algunos muy pequeños y otros grandes
como una pelota de fútbol, se acercó para ver de que se trataba y cuando estuvo
a punto de coger uno de ellos, una voz le dijo que no lo hiciera, Martín volteó la
mirada para ver quien le hablaba pero no pudo ver nada, por unos minutos un
silencio muy profundo se apoderó de todo ese lugar, hasta que una luz muy
intensa de color verde fosforescente empezó a acercarse hasta que Martín pudo
distinguir una figura, era de un pequeño ser que tenía la forma de un duende,
pero éste tenía el traje de un minero, con unas botas pequeñas, mameluco, un
casco y una herramienta en forma de trinche con el que eligió y señaló el más
grande de los puntos brillantes, diciendo:
- ¡Esto que ves, es oro! – y como podrás ver hay mucho, luego agregó

- Si quieres, puedo darte, éste, pero tendrás que quedarte el resto de tu vida en
mi pueblo.

Martín, le preguntó: ¿En tu pueblo?, ante lo cual el extraño ser, le respondió:

- ¡Sí, en mi pueblo, allí tendrás abundancia de comida y nunca trabajarás!

Martín se puso a pensar, y al cabo de un rato, le dijo al duende:

- Me gustaría que me regales esa bola de oro pero quiero volver a mi pueblo.

El duende, lo pensó y al cabo de un rato le respondió:

- Bien, te dejaré ir, pero solo si me respondes tres preguntas

Martín pensó que con lo que su padre le había contado a cerca del espíritu de
las minas, podría responder las preguntas de este pequeño ser, por lo que
aceptó el reto, entonces, vino la primera pregunta:

- ¿Sabes cual es mi nombre? , Martín respondió de inmediato: ¡Muky!

El pequeño duende, no lo podía creer, cómo era posible que un niño de su edad
pudiera saber su nombre, entonces, le lanzó la siguiente pregunta:

-¿Sabes de que color son los árboles en mi pueblo?, Martín, se acordó del
sueño que tuvo y respondió rápidamente: ¡azul!

- ¡No puede ser!, -exclamó el duende,- ¡No!, ¡No!, ¡No!

Martín sentía que su corazón empezaba a latir mas fuerte, estaba muy
emocionado de saber que le estaba ganado el reto al Muky, el amo y señor de
las profundidades de las minas, había recordado que su padre le había contado
que quienes lo habían visto nunca mas habían salido de sus dominios, pero
faltaba aun una pregunta, entonces el Muky empezó a reír:

-Ja, ja, ja, esta pregunta no lo podrás responder, ¿dónde queda mi pueblo?
- ¡Al final del túnel!, respondió Martín, y se puso muy contento, pero su rostro
cambió al ver al Muky reírse y decir que la respuesta era falsa, pero Martín no
tenía miedo, así que se dirigió al final del túnel y con su lampa, se puso a
golpear en ese momento, la pared cayó y desde ahí se podía ver un pueblo con
campos de color azul y cielo anaranjado, el Muky se puso furioso, con su trinche
se puso a golpear y provocó un derrumbe que tapó el ultimo tramo del túnel,
pero luego, tuvo que cumplir su promesa, le regaló la bola de oro y lo dejó en
libertad.

Martín, muy contento empezó a salir del túnel, recordó que no había salida y
también recordó que su misión era encontrar el nuevo manantial, entonces corrió
hacia el final de túnel, pero estaba derrumbado, se puso muy triste, pensó que
había perdido tiempo con el Muky, pensó que mejor hubiera sido pedirle agua en
lugar de oro, pero ya era muy tarde, el Muky se había ido, estaba solo otra vez,
así que agarró su lampa y se puso a excavar hacia otro lado y pronto se topó
con una roca gigante, Martín no se rendía cavó y cavó debajo de la roca
inmensa, en ese momento, recordó que en dicha montaña en una de sus
caminatas había encontrado minas abandonadas, pensó que allí podría
encontrar dinamita, su padre le había contado como se utilizaba este explosivo,
Martín tuvo que excavar otro túnel hacia las minas abandonadas y luego de
mucho trabajo logró llegar a un túnel de una mina antigua y efectivamente, allí
encontró dinamita, Martín agarró la dinamita la puso debajo de la roca pero no
había fósforo así que golpeó una piedra con otra piedra y salio una chispa
logrando encender la dinamita que puso debajo de la roca y después de la
explosión la roca se rompió, Martín miro a donde cayeron los fragmentos de la
roca y vio el manantial que había estado buscando, el agua empezó a brotar con
mucha fuerza, empezó a inundarse la cueva Martín se asustó mucho pensando
que se ahogaría, pero el ruido de la explosión también había logrado causar la
atención de los campesinos quienes corrieron hacia el lugar de la explosión y
vieron que había un hoyo por donde salían gritos de un niño, era la voz de
Martín, Benita, la madre de Martín, lanzó una soga y logró rescatar a su querido
hijo.

Los pobladores preguntaron a Martín:


-“¿Qué encontraste?:- Martín respondió:-“Un manantial”- los campesinos, se
alegraron mucho, en el atardecer de ese día, Carlos, el padre de Martín, llegaba
desde la mina donde trabajaba, cabalgando su caballo, al entrar al pueblo
encontró un ambiente de fiesta, la gente bailaba de alegría, Don Carlos,
preguntó que estaban celebrando, le dijeron que su hijo había sido el salvador
de su pueblo, Carlos no lo podía creer, fue corriendo a su casa y le dio un gran
abrazo a su hijo, Martín le contó su gran aventura con el Muky y fue entonces
que se dio cuenta que la bola oro que había logrado ganar, lo había dejado
debajo de la gran roca y con la explosión debió haberse destruido, se puso muy
triste, pero sus padres le dijeron que lo mas importante era que había logrado
regresar sano y salvo y que ése esa el mayor regalo que podían tener.

Los campesinos, en los días posteriores construyeron una pileta en el manantial


desde entonces vivieron felices para siempre.

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