Professional Documents
Culture Documents
desobedecieron las órdenes de Per- nación pacífica del poder que se daba
domo. Recordaban Ia alianza poco allí era una feliz aberración en la épo-
santa que él había hecho con los libera- ca de la depresión en América Lati-
les en 1918, su pasado bohernio v ei na, región donde los golpes de Esta-
hecho bien conocido de que \alencia do y las dictaduras militares eran la
era un mujeriego. curos hijos ilegíti- regla. Cuando inició su período de cua-
mos presuntamente llegaba,n a nrás de tro años, Olaya Herrera gozaba de re-
doscientos. Las mueslras de piedad laciones extraordinariamente buenas
de \hlencia en el tralscu¡so de su cam- con el Partido Conser-vador, lo cual le
pana no los abland¿ron nt convencie- permitió atender con eficiencia los
ron. For consiguiente. muchos sacerdo- problemas económicos generados por
tes ordenart.,n a sus parroqrrianos que la contracción económica mundial de
continua¡an apolaldo a \'ásquez Cobo. comienzos de la década del treinta.
El día de las elecciones. Enrique Sólo los estallidos de violencia política
Olava Herrera ca¡ó por una gran ma- nublaron un horizonte administrativo
I'oría en una: eiecciones en las que soleado. Pero incluso en este aspecto,
se dividió el voto consen'ador. Olaya Olaya tuvo suerte. La violencia, que
obtuvo 39b.93+ \'otos; Valencia, !ü_e
especialmente grave durante sus
2+0.360 r \-ásquez Cobo, 213.583. Al- primeros dos años de gobierno, tuvo
berto Castnlión. e1 candidato del Par- lugar en una parte distante del país y
tido Socia] Revolucionario. obtuvo 577 no amenazó seriamente la estabilidad
votos. EI I r,r de t-ebrero. al día siguien- nacional.
te de ia eleccrón. se lanzaron piedras Fue afortunado que Olaya Herrera
a Ia residencra presidencial v a la casa dispusiera de un gran apoyo conser-
de campo de -\badía. \o se suPo si vador entre I 930 y 1932, pues fue esta
habían sido lanzadas por liberales o la época cuando la Gran depresión
por consen'adores.'1 afectó más gravemente a Colombia.
El colapso del comercio mundial tuvo
un efecto inmediato y devastador so-
Olaya Flerrera y la Cran bre Ias finanzas del país. La mayor
depresión parte de los ingresos del gobierno pro-
venían de recaudos de aduana, los
La elección de Ennque Olata Herre- cuales cayeron drásticamente después
ra en 1930 Ie indicó a r¡tLtchc,s que la de 1929, cuando produjeron setenta
República de Colombia había llega- v cinco millones de pesos. Thles in-
do a la mayoría de edad.': l-a alter- gresos bajaron casi 30Voen 1931, a 54
Luis Eduardo Niero Caballero. .Ei¿;i¡¡, ¿jcogi¿1or, vol. l, Luis C. Adames Santos, comp.,
Bogotá, Banco Popular, 19-c1. pp. l9S. ?65.
Esta fue la opinión de dos de los historiaclores tnás respetados del país, Jesris María
Henao y Getardo Al-n¡bla, en.-l H:irr7r o.t Coia¡tha. tladucido y editado por.|. Fr.ed Rippy'
Chapel Hill, Universitv of \orth L-¿rolrn;r Press. 1938, p. 543.
El cambio social y el desafio a la autorida.d tradtional
I 255
Il5 Estas ochocientas cuatro comunidades eran designadas como "cubeceras" o pueblos
principales, sedes del gobielno de la unidad básica de la aclmittistración política colom-
biana, el municipio. Urr Concejo Nfunicipal, elegido popularmente, compartía los debe-
les administrativos con el alcalde.
I 16 Rafael Azula Balt'era, De Ia rettolutión al ordett rttte-uo, Bogotá, I{elll 1956. p 23
l17 Nfario Latorre Rueda, "l930-1934. Olala Hel-t-era: un nue\'() r'égimen", en: Ával-o Tira-
dcr Mejía, ed., Ntura histori,¿t de Calonbía, r'ol. I, Bogotá, Pl;:ileta, 1!189, p. 283 Algunos
sabían que por aquella época Olava se elrcontl-aba gl'avelllente enfel'tlro.
El cambio soci,al 1 el desafio a La, autoriúñ tradrcionnl I 261
ll9 Estas Constituciones aparecen en Miguel Antonlo Pombo y José Joaquín Guerra, eds.,
Constituciones d¿ Colombin, vol. 4, Bogotá, Biblioteca Popular" de Cultur-a Colombiana, Im-
pr-enta Nacional, 1951, pp. 125-159.
El canbio social y el desafio a ln autmida.d traditiornt i 263
120 Es importante señalar que el liberalismo de fines del siglo en América Latina fue
una
versión "conservatizada" de esta ideoloeía. El proceso mediante el cual se dio esta meta-
morfosis se discute en charles Hale, "political and social Ideas, lB70-1930,', en: Leslie
Bethell, ed-' The Ctt'mbtidge History of kttin Anwtica, vol.4, Nueva York, Cambridge University
Press, 1986, y en el libr-o del mismo aulor, Tlte Tiansfonnation of Liberah,sm in ktte
Nineteenth
Cenlurl Méxieo, Princenton, Pl-inceton University ptess, lggg.
l2l LuisLópezdeMesa,Ás¿n¿l¿lt.i.osociol,ógicodektlti^storincolombiana.2..ed.,Bogotá,ABC, lgb5,p. T2.
264 I tn nzodetnización en CoLotnb'ia
122 Orlando Fals Borda, La ytbversiótt en Colotnltiu. l/isión del, catnbio social ¿n h hislotia, Bogotá,
Tercer Mundo, 1967, p. 185.
123 Véase Paul Oquist, "Las elecciones plesidenciales, i930-1970", Boletín i\fensual de Estadístha,
(268-269), 1973, pp. 63-33'1.
El cambio social y eI desafio a l,a autoridail tradfuionnl I 26c
124 Dos historias de El Líbano pueden encontr-ar-se en f,duardo Santa, Arrieros l fundldores.
Aspectosdehcolonizaciónantioqueñu, Bogotá,Cosmos, l96l,yenJamesD.Henderson,Cuando
Colombin se desangró, Op. tit., pp. 191-225.
266 I tn m.ode¡nización en Colotnbia
125 Más detalles sobre La Yuca y sus orígenes pueden encontlarse en James
D. Hendel-son,
Ibírl , pp. l9l, 297-302.
126 incidentes se clescriben en mayol detalle en Ibí'd', pp 208-209'
E,stcrs
cle patlonazgo después
127 T B. Horgan, op. cit., pp 226 y ss., discute la ntpttt|a de las redes
la mejor- presentrtción acet'ca de los
de lg30 en el contexto á" lu páliti.o b.vacense. Quizás
"AIgunas not:rs soble la historia
gamonales y caciques en Cc,lübia sea la cle Nlalcol'r Deas,
áel caciq,,i,-o en colombia,,, R¿xiskL rle Hi.stotitt,2(1), Bogot.á, mavo, Ig7.l,
pp. 29-4'1.
El cambio social y eI desafio a la autorid,ad tradicional I 267
132 Para más detalles sobr.e DanielJoldán, véase C. .4bel, Op. cit., pp.218-220.
133 Los liberales y los conseladores habían dividido la votación de 1930 en estos dos pueblos.
La gl-an votación conser-vadora en ellos había sido el lesultado de un fraude electoral. Los
votos municipales en las elecciones presidenciales entre I930 y 1970 pueden encontral-se
en el excelente trabajo de P Oquist, Op. ci,t., pp. 65-334.
134 Los nombramientos municipales de Galvis apar-ecen en sus Me¡norias, Op. cit., vol. l,
pp. 231-234. Según T B. Horgan, Olt cit., pp.245-246, Galcía Rovira era una fortaleza de
los militantes Iiberales.
270 I tn modetnización en Colombia
t43 T B. Horgan, op. cit., p. 440, escribe que olava también temía que el disidente liberal
Carlos Aringo vel.r p.tdi..u utilizar los disturbios como p.etexto pa.a dar un golpe de
Estado.
I44 Darío Berancourt 8,., "De los 'pájaros' a las cuadrillas liberales del noltc del Valle",
manuscriro inédito, ponencia prcsentada en el Quinto congreso de Historia de colom-
bia, Ar-menia, 1985, P. 2.
145 Citado en T, B. Horgan, Op. cit ' p.250.
146 Informes sobrc los incidenies más espectacularcs pueden encontrarse en El Espectad'or, 30
cle junio de 1931; 29 de marzo, 17 de navo y I de
julio de 1932. véase también El
Tiernpo, l0 de diciembr-e de 1931.
El catnbio social y el desaJío a la au.tor'idad tradicional I 27 3
actuó como una descarga eléctrica so- la parte agraviada era conservadora,
bre los colombianos, quienes se unie- no tenía recursos legales en lugares
ron contra el invasor.r50También sacó como Santander, donde el gobierno
a muchosjóvenes de las zonas de con- civil estaba controlado por fuerzas hos-
flicto al reclutarlos en el ejército' Fi- tiles. E-ntre l99O y 193-2, cerca d¡ dos
nalmente, la razón de ser política de mil pi-e=mbros conservadores de la Po-
" ii-cía fuerqn f,espedidos y reemplaza-
la violencia se desvaneció con la con-
solidación de los liberales en el po- dos por liberales. En Boyacá, los con-
der. Estos obtuvieron mayorías en las servadores denunciaron que la
asambleas departamentales Y en la policía departamental estaba al man-
Cámara de Representantes en 1933. do de Plinio Mendoza Neira, el diri-
Superaron con facilidad a los conser- gente liberal del departamento.rs2
vadores en Santander, donde el ejér- A comienzos de 1934, el dirigente
cito y la policía vigilaron de cerca los liberal Luis Eduardo Nieto Caballe-
lugares de conflicto potencial y don- ro manifestó su indignación Por la
de había una fuerte abstención con- manera como sus copartidarios en
ser-vadora. La consecuencia efectiva Santander se habían coirfabulado con
de ello fue que, Para 1933, los con- un juez local para aPoderarse de
servadores de Santander fueron ex- valiosas haciendas cafeteras a través de
cluidos de las corporaciones políti- la manipulación de los imPuestos
cas.l5l prediales. Nieto Caballero se refirió a
Uno de los asPectos externos más este hecho como "el robo, organizado
curiosos de la pérdida de los derechos de manera legal, la persecución siste-
civiles de los conservadores en San- mática, la reaparición del sentimien-
tander fue que se denunciaron Pocos to cruel condensado en la fiase 'odio
de los hechos ilegales cometidos Y al godo"'.r53
que los testigos se negaron a testifi- Mientras que incidentes como la
car en los procesos legales. En reali- batalla de Capitanejo de 1930 fueron
dad, lo que sucedía era que cuando poco frecuentes después de 1933, esto
154 Alfonso Hilarión 5., Balas de Ia k1, Bogotá, Santafé, 1953, p. 129.
155 Durante los comicios fuertemente disputados para la elección presidencial de 1946,
por- ejemplo, ningún conser-vador votó en las comunidades de García Rovira, Mil-anda,
Guaca, Concepción y Capitanejo. P Oquist, "Las elecciones presidenciales, 1930-1970",
Op. cit., pp. 255-273.
156 Los resultados electorales de la contienda presidencial en 1930 y en 1946 revelan un
promedio de votación conservadora del g7'/c en dichos pueblos. P. Oquist, l4olencia, conflic-
to ) polítfua er¿ Colotnbia, Op. cit., p. 177, escribe que la región de El Cocuy estuvo en guerra a
comienzos de la década del treinta. A fines de esta década, se llegó a una situación de
tregua armada, y así permaneció hasta 1946, cuando otl'o cambio de gobierno perrnitió
a los conser-yadol'es que habitaban allí y en otros lugares comenzar a cobral'su venganza.