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INSTITUTO TEOLÓGICO VERBUM DEI, SAN PABLO

APÓSTOL

EJERCICIOS
ESPIRITUALES

[PREDICADORES]
2

INTRODUCCIÓN

La Fraternidad Misionera Verbum Dei “tiene, como medio habitual y práctico de vivir y
propagar su espiritualidad propia, el MES DE EJERCICIOS ESPIRITUALES en completo retiro,
que sus miembros practican invariablemente todos los años”.1 Además de ser el singular
instrumento con el cual el Espíritu Santo va configurando y actualizando permanentemente la
fisonomía y carácter propio del mismo: Casa de oración y Escuela permanente de la Palabra orada
que se predica.

Este trabajo es un intento de profundización en los Ejercicios Espirituales Verbum Dei (EEVD)
de mes, impartidos a miembros internos, centrado en el punto del equipo de predicadores. El
contenido recoge varias encuestas realizadas a miembros de la comunidad2, de las diferentes ramas
y de los distintos lugares de misión, con el fin de obtener una visión mas objetiva y completa en lo
que respecta a este tema que para nosotros hoy es de tanta importancia. También se han recogido
trabajos ya elaborados y decisiones ya tomadas acerca de este punto. No pretendemos que este
trabajo sea una clarificación completa, pero si una ayuda a la maduración de nuestro carisma.

Iniciaremos por mostrar una panorámica del recorrido histórico que hemos tenido en los E.E, a
fin de ver elementos esenciales que están en su origen y que no pueden faltar; como una visión de la
maduración que se ha ido alcanzando, pues tenemos la gracia de contar todavía con las personas
que han estado en nuestros orígenes. Seguidamente hablaremos del equipo que colabora, tanto a
nivel de predicación como en las demás necesidades para que se realicen los ejercicios, pero nos
centraremos en los predicadores, ya que es nuestro punto de interés. Expondremos cual tendría que
ser su preparación, cuál su función y el perfil que convendría, al menos en algo, tener. Al hablar de
perfil no lo referimos a que cada persona lo tenga conseguido todo, es el equipo quien lo
complementa.

I. ESBOZO DE LA HISTORIA DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES VERBUM


DEI

a) Inicios del Verbum Dei.

Según las encuestas realizadas a las primeras misioneras3, los primeros ejercicios de mes se
realizaron en Santa Lucía, Mallorca, dados sólo por Jaime Bonet. Su predicación era muy escueta y
con un cierto estilo de los ejercicios espirituales ignacianos, con el fin de que se aprendiera a
trabajar y defender el Evangelio. 4

1
Constituciones de la Fraternidad Misionera Verbum Dei N° 26
2
Lucía Herrerías, Claustra Bastida, Javier Giraldo, Ángela Gomes, María José Morón,
Yolanda Barajas, Maribel Martín, Lola Serna, Isabel Fornari, comunidad de Argentina y
todas las que se harán referencia mas tarde.
3
Ana Miguel, Carmen Tomás, Margarita Ramis, Paquita Reines.
4
Con esto no quitamos la innovación de Jaime en el estilo de los EE: en la forma,
intencionalidad y contenido.
3

Daba una pauta por la mañana y dejaba trabajar la Palabra todo el día. Por la tarde tenían el
rosario, revisaba la oración y después daba una formación basada en aquello que veía necesario de
acuerdo a lo que se había compartido en la oración y los peligros en la oración. La preocupación
más fuerte de Jaime era enseñar a orar, garantizar que se orara. Esto les trasmitió el valor de la
oración.

En muy poco tiempo Jaime era ayudado por otras misioneras en lo que respecta a las
instrucciones de oración, por ejemplo Marita la Portilla. Aunque Jaime era el director espiritual.

Para ellas Jaime era un verdadero maestro de oración, su actitud frente a él era de discípulas y
ratifican que ahora lo siguen siendo. Carmen Tomás expresa que entendió lo que es ser discípula de
Jesús en su relación como discípula de Jaime.

Jaime marcaba una acética o penitencia como medio para vencer las tentaciones: rosario
hincadas, brazos en cruz, cilicios, ayunos, etc. También se hacían en completo retiro y pedía un
silencio extremo, al punto que pedía zapatillas especiales que no hicieran ruido.

Aunque fuera de los ejercicios espirituales tenían clases de canto, para Jaime no le eran
importantes los cantos.

b) Segunda década

En esta época son pocos los matices ignacianos, predominado más la temática del temario de
Vida y Amor. A medida que nuestra espiritualidad5 tomaba cuerpo se iba integrando en la temática
de los ejercicios y a la vez esto maduraba nuestra espiritualidad. Jaime ya era ayudado al dar los
ejercicios espirituales. Algunas veces eran dirigidos sólo por misioneras ayudando otras en el
acompañamiento de la oración, sin quitar que también las que los daban acompañaban. Eran muy
vocacionales, lo central era el encuentro con Cristo, la relación con él y el seguimiento de forma
radical.6

Los ejercicios predicados por Jaime eran llevados totalmente por él, él lo hacía todo: predicaba,
confesaba, hablaba con las personas.
La infraestructura siempre era llevada por los miembros de la misma Fraternidad en
colaboración con los ejercitantes.

En este tiempo se va esclareciendo más el carisma, Jaime oraba y elaboraba el carisma.

c) Décadas 80-95

Las personas entrevistadas, tanto las que les tocó darlos con él, como las que los recibieron,
coinciden en que en esta época se da con mucha fuerza la elaboración y profundización del carisma.
Jaime oraba/predicaba y junto con los que recibían los ejercicios iban dando forma a lo que hoy
tenemos como los cuatro ejercicios, explicitación de las fuentes de espiritualidad, se quitan charlas
y se consolida el temario de Vida y Amor7; es decir, poco a poco se iba dando a luz la experiencia
germinal de Jaime.

5
Fuentes de Espiritualidad Verbum Dei.
6
Para Jaime los EE no tenía la intencionalidad de discernir el estado de vida, sino el
seguimiento y la consagración a Él.
7
A finales de los 80 se cuenta con el temario Vida y Amor de Medellín.
4

En general J. Bonet se dedicaba a dar ejercicios por todo el mundo acompañado por alguna
misionera o misionero. Él era el que los dirigía y el otra/o secundaba la orientación que Jaime daba.
No había temática preparada como equipo, Jaime orientaba el día con la predicación de la mañana.

Se daban tandas donde participaban tantos los miembros internos como del apostolado. Jaime ya
no lo hace todo, sino que estaba disponible para quien quisiera hablar o compartir la oración con él.
Eran los miembros de la misma zona los que acompañaban la oración y dirección espiritual.

Normalmente se predicaban pautas por la mañana, a mitad de la mañana, a las cuatro de la tarde,
la Eucaristía y en el resumen del día.
En esta época los E.E estaban más centrados en el temario de vida y amor, estructurados desde
las tres etapas: ideal, conversión y proyección. Siempre iluminadas desde la vida de Jesús. Así
también, los E.E se fueron convirtiendo en un punto de formación permanente para los miembros de
la comunidad8. De igual forma, pasaban a ser una guía y orientación para el año.

d) Años 96-2006

Jaime nunca ha dejado de predicar, pero debido a la extensión de la comunidad, ya son mucho
más los ejercicios predicados por miembros de la Fraternidad. Generalmente han sido eclesiales,
dirigidos por un misionero/a en colaboración con la otra rama.

Los participantes son sólo miembros internos, sin predicación a media mañana y muy
esporádicamente el resumen del día con matiz instructivo.
Los cursos de formación los realizan aparte, en eclesialidad.
Se continúa con el acompañamiento de la oración por parte de quienes los dan cómo por otros
cuando el grupo es grande.
Las temática de los diferentes ejercicios variaban de acuerdo a las necesidades de las zonas, pero
siempre profundizando aspectos del carisma y la vida de Jesús como modelo y fin de nuestra
consagración.

En la actualidad por cuestiones de salud Jaime ya no da ejercicios, más sí predicaciones


esporádicas. Las propuestas de la temática es a nivel mundial. Los E.E no son impartidos solo por
los responsables de las ramas, como se solía hacer años atrás, sino por personas delegados por ellos.

Con todo este recorrido histórico hablaremos del hoy, partiendo de las decisiones tomadas en el
III Congresos General Ordinario, centrada nuestra reflexión en el equipo de predicadores.

II. EQUIPO DE PREDICADORES

1. Equipo general

El grupo general está formado por el equipo de predicadores y el equipo de apoyo, que estaría
integrado por, una persona que esté dinamizando los ejercicios espirituales a través de los medios:
laudes, rosario, música, eucaristía, resumen del día; los acompañantes de la oración y el responsable
de infraestructura.

8
Ahora ya se ha visto que tiene que haber otros espacios y medios para esta
formación, pues los ejercicios tiene sus propios objetivos.
5

Hablamos de un equipo porque vemos importante que todo favorezca a una mayor asimilación y
mejor aprovechamiento en los ejercitantes.

2. ¿Qué personas conviene que den los E.E?

Partiendo del documento final sobre las decisiones tomadas en el Tercer Congreso General
Ordinario de la Fraternidad Misionera verbum Dei (III CGOFMVD), la propuesta es que el equipo
esté formado por miembros de la Fraternidad de forma eclesial, presentados por el Presidente
sondeando, el parecer de las personas de las zonas donde se van a realizar.

Desde las encuestas realizadas se propone que al menos una persona sea de la zona-área, para
que conozca las personas y realidades que se viven; y otra que tenga una visión más general de las
llamadas que está haciendo el Espíritu a toda la Fraternidad. Con la complementación del equipo, el
grupo que los hace puede encontrarse conocido y también proyectado en comunión con toda la
Fraternidad. También se propone así para que haya una mayor libertad al predicar y en los
ejercitantes.

Por las experiencias vividas se propone también que es sumamente importante el diálogo y la
acogida mutua en el equipo predicador, que uno colabore con el otro, esto salvaguarda que los
ejercicios vayan llevando un hilo conductor y progresivo, no disperso, sino centrado (que los
predicadores retomen y apoyen lo dicho por su compañero, y si es necesario de alguna matización
que se cuide de que no sea en forma tumbativa o contradiciendo, sino más bien aclarativa) Se ve
más conveniente que sea una persona quien dirija los ejercicios, pero abierta a las propuestas de
quien le colabora.

Sólo en casos de situaciones especiales se acepta que una persona que no pertenezca a la
Fraternidad de los ejercicios espirituales, por ejemplo: en caso de no haber nadie en la comunidad
que pueda realizarlos, o cuando hay crisis aguda en la comunidad que conviene que desde afuera se
ilumine, o también se ve positivo en otros momento que no sea el mes de ejercicios espirituales,
sino sólo unos días de oración que favorece la formación, por ejemplo en el tercer Congreso en le
que participó el Arzobispo Castrense de España.

3. Preparación del equipo de predicadores.

Ante la realidad de que los EE configuran nuestra vida y nuestra Fraternidad, vemos necesaria la
preparación de las personas que puedan darlos a los miembros de la FMVD.

En el III Congreso General de la FMVD se tomaron algunas decisiones, criterios básicos sobre
los EE en la FMVD. En uno de ellos está escrito que se procurará una adecuada preparación y
especialización, desde el carisma misionero Verbum Dei, a personas de las tres Ramas, para que
prediquen y acompañen los EE, garantizando que ellos mismos no queden exentos de hacer sus EE
de mes9.
Se ve necesario, que tengan una preparación Teológica, para que sepan dar la verdad de fe con
objetividad y actualización teológica, así entregan con frescura lo que es de siempre. Supone
también un conocimiento espiritual-vivencial del dinamismo del Espíritu Santo en la realización
de los EE.
9
III Congreso General de la FMVD, Comisión 1 Espiritualidad Misionera, Decisiones,
1.1.4.
6

Que esté impregnada toda esta preparación desde la vocación y la misión Verbum Dei.

Todo esto va muy unido a la preparación remota que debieran tener, que sería, una formación
normal que todo misionero(a) tiene en general, junto con la capacidad de haber hecho EE con
conciencia de querer comprender los procesos espirituales que se van viviendo en ellos.

Preparación de la temática. Es bueno saber la temática con tiempo, para preparar al menos un
esquema, pero preparar las charlas es muy difícil, pues unos ejercicios van siguiendo el ritmo del
grupo, el Espíritu va guiando por el camino.

También es necesario atender a una preparación específica para conocer los procesos
espirituales que estamos llamados a vivir a lo largo de la vida misionera.

Una preparación para responder e iluminar desde la Palabra los caminos que el Espíritu
Santo desea suscitar en cada persona y en el grupo ejercitante, implicando así una preparación
“adaptada” al grupo que los va a recibir. Este punto se ha visto como una decisión del III
Congreso que dice que en los EE de mes se tendrá en cuenta el proceso de crecimiento espiritual de
los ejercitantes para que, en lo posible, respondan a las diferentes etapas de la vida: formación,
votos perpetuos, formación permanente, con diversas temáticas.10

Se ha visto conveniente, que en alguna ocasión, los que van a predicar los EE, hagan EE juntos,
para que después, desde la riqueza de cada Zona, se aporte la perspectiva general que fortalezca el
espíritu de comunión.11

III. DIFERENCIA DE FUNCIONES DEL QUE PREDICA Y DEL QUE ACOMPAÑA


LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES.

Entendemos que tanto el que predica cómo el que ayuda en la oración, son dos modos distintos
de acompañar el Espíritu en los ejercitantes, el primero desde la predicación y el otro asistiendo en
la oración. Esto no quiere decir que el que predica no pueda acompañar en la oración, sino que
queremos mostrar que son distintos modos de acompañar dentro de los ejercicios espirituales.
Incluso, se ve favorable y conveniente que los predicadores realicen esta función, porque esto le es
una ayuda para intuir la acción del Espíritu y ver por donde debe continuar o si es necesario
reorientar.

San Ignacio, hace hincapié diciendo que el predicador de los ejercicios tiene que estar atento a
las mociones de Espíritu para ser buen colaborador suyo.

1. Función del que da los ejercicios.

Su papel no es de “director espiritual” ni tampoco de “padre de la criatura”, sino que se presenta


ante la comunidad como un hermano que también esta en camino, pero que tiene la autoridad dada
por Dios, a través de la comunidad, al encomendarle este servicio. Su papel es presentarse como
dice el apóstol Pablo: “Ni hemos buscado la alabanza de los hombres, ni la vuestra, ni la de otros;
y aún pudiendo hacer pesar sobre vosotros nuestra autoridad como apóstoles de Cristo, nos
hicimos como pequeñuelos y como nodriza que cría a sus niños; así, llevados de nuestro amor por
10
III Congreso General de la FMVD, Comisión 1 Espiritualidad Misionera, Decisiones,
1.1.3.
11
Ibíd. 1.1.4.
7

vosotros, queremos no sólo daros el Evangelio de Dios, sino aún nuestras propias vidas: tan
amados vinisteis a sernos” (1 Tes. 2,6-8).

Por tanto, su labor sería abrir suficientemente el horizonte para que cada uno pueda orar,
proporcionar luz, introducir las personas en oración, dar herramientas para que cada persona ore y
elabore su vida de fe y los acontecimientos cotidianos (apostólicos, personales, comunitarios) y así
acompañe el camino que el Espíritu quiere proponer a nivel personal y comunitario.

Es de vital importancia que las meditaciones estén centradas en la Palabra de Dios: “La Palabra
de Dios es la verdad santificante y liberadora del hombre. Es el yelmo de salvación y espada del
Espíritu” (EFMVD 9)12 y la persona de Cristo: “Nuestra norma de vida y actividad no puede ser
otra que el Evangelio de Jesús principio de toda norma de vida. Lo que hizo y enseñó único
Camino, Verdad y Vida. Vivir el evangelio y convivirlo, participar de él y compartirlo y llegar a la
más íntima unión con Jesús y comunión con los hermanos, es condición de vida y perfección de
todos.” (B.I. 1).

San Ignacio propone que la persona que da las meditaciones debe narrar fielmente la historia de
tal meditación y de forma breve, porque así será de más fruto y gusto espiritual, que si el que da los
ejercicios amplía el sentido de la contemplación; “porque no el mucho saber harta y satisface a la
persona, más el sentir y gustar de las cosas internamente”. 13 Sin embargo, no podemos negar que si
tomamos a J. Bonet como modelo de la predicación, podremos ver que su predicación es
persuasiva, entusiasta, pragmática, va al corazón del oyente y da la palabra muy asimilada; En este
sentido el predicador si tiene un protagonismo, pues la fe viene por la predicación de la Palabra;
pero hay que reconocer que su forma es dejar que Dios hable a través de él, y es por esto que no
estorba a la acción de Dios sino que la favorece.

Aún así, el ejercitante debería depender poco del predicador, su conversión y crecimiento
interior tendría que ser fruto más de la oración y trabajo personal más que de la predicación: “La
Palabra de Dios sembrada y enraizada en nuestra vida, como en tierra fértil dará el ciento por
uno” (EFMVD 8). El grado de madurez en la persona está en la medida en que es capaz de beber de
su propio pozo y no de apoyos exteriores, además la finalidad es la conversión del que los realiza
más que el que los da, puesto que el centro de los ejercicios espirituales está en el ejercitante. He
aquí la importancia de los medios que ayudan a que el ejercitante trabaje y profundice en la oración:
examen de la oración, resumen del día, recogimiento interno y externo.
Debe ofrecer la materia con sobriedad y claridad, subrayando sólo los puntos principales y sin
bajar a detalles. Tratará de ayudar al ejercitante para que busque y encuentre lo que Dios quiere de
él, procurando dejar libre a la persona, en manos de Dios y de la libertad de cada uno, porque Dios
ha querido dejar al hombre en manos de su propia decisión.14

No es un exegeta, ni un pensador que haya de exponer los puntos de la oración con grandes
saberes teológicos o psicológicos. No tratará de asumir ningún protagonismo, pues los únicos
protagonistas son Dios y el ejercitante. Queda claro que quien propone los EE no ofrece charlas
magistrales pero no quiere decir que los EE sean superficiales o que lo sea el que los da.

Su labor será la de proponer el “verdadero fundamento de la historia”, “la verdad salvífica”, o


sea, que el que da los EE es como quien presenta un menú, pero quien mastica y saborea la comida
es el cliente.

12
Estatuto de la Fraternidad Misionera Verbum Dei
13
Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Anotaciones n° 2
14
Comentarios a los EE de San Ignacio.
8

Algo muy característico de nuestro fundador es el acompañamiento en la predicación, sus


meditaciones estaban muy marcadas por su público, iba al ritmo de ellos. Él no daba lo que tenía
preparado sino lo que veía que necesitaban. Libre de si, pero no libre de la voz del Espíritu en los
oyentes.

El que da los EE no es un confesor, sino un acompañante; por lo tanto, requiere de la


colaboración sincera y confiada del ejercitante, pues conjuntamente se busca luz para encauzar la
totalidad de lo experimentado en la oración desde el Evangelio y hallar paulatinamente la voluntad
de Dios sobre la disposición de la propia vida.

2. Función de los acompañantes de la oración

Su función es favorecer la acción del Espíritu Santo, ayudando a que la persona ore, dialogue
con Dios, que de herramientas para que supere posibles dificultades y detectar si hay problemáticas
que requieran otra ayuda más específica. Que junto con el ejercitante discierna las llamadas del
Espíritu, cómo las estrategias del enemigo. Esta persona tendría que tener mucha finura y cuidado
de no coaccionar, ni manipular, ni adelantar procesos en el ejercitante. Debe velar que en la persona
se vaya realizando, a lo largo de los ejercicios, un proceso interior de afianzamiento, crecimiento y
enamoramiento de Cristo, y que no sea movido sólo por un mero fervor superficial. Jaime Bonet
siempre ha mostrado con mucha claridad que los ejercicios espirituales tendrían que ejercitar a la
persona en su voluntad y afectividad, y que la finalidad del Verbum Dei es enamorar a las personas
de Cristo; por esto, su papel sería ser “amigo del Novio” que busca y se alegra de que el Esposo
tenga la esposa.15

También dice San Ignacio de Loyola que si el acompañante ve que el ejercitante está desolado y
tentado, no se ha de poner duro ni desabrido con él, sino más bien blando y suave, dándole ánimo y
fuerzas para seguir adelante, también debe prevenir, cuando le vea muy consolado y con mucho
fervor que tome decisiones inconsideradas y precipitadas, por ejemplo: votos, pedir destinos, dejar
personas, etc.16 cuidando que las decisiones y concreciones sean a la luz del Espíritu y tomadas en
convicción y libertad por la persona que recibe dicha luz.

Por todo esto podemos concluir que el acompañante tendría que tener experiencia y
conocimiento de las etapas de la vida como de las etapas formativas, también tendría que ser una
persona experimentada en los discernimientos de espíritus, por ejemplo, como dice San Ignacio de
Loyola, el que acompaña debe saber que cuando se medita en la vida iluminativa, el enemigo tienta
más bajo especie de bien.

También podemos concluir que el predicador acompaña dando luz general y que el acompañante
ayuda a que esa luz se personalice y realice su proceso dando el fruto que Dios quiere.

IV. PERFIL DEL PREDICADOR

Después de lo anteriormente dicho resulta más sencillo dibujar el perfil de la persona o del
equipo que oriente los ejercicios espirituales:

• Que sea miembro interno de la Fraternidad con votos perpetuos y con estabilidad de vida
dentro de la comunidad (que no haya estado algún tiempo exclaustrado).

15
Cfr. Jn 3, 29
16
Anotaciones N° 7 y 14
9

• Convencido y enamorado de su vocación y el carisma.


• Persona de una vivencia espiritual, de los caminos de fe y de seguimiento de Cristo estables y
maduros dentro de la etapa de la vida que le corresponde.
• Con una vida de oración estable. Que sepa hacer lectura de fe en las experiencias de la vida
percibiendo a Dios que actúa en la historia para reconocer sus caminos, vivirlos y
proponerlos. Esto le facilitará a tener una oración viva y aterrizada.
• Con experiencia apostólica eclesial
• Que quiera, luche y busque la comunión eclesial. Esto supone que ha tenido experiencia de
compartir y trabajar junto con la eclesialidad, sin resentimientos, ni recelos o apegos.
• Que no sólo cuente con una autoridad delegada, sino que tenga una autoridad moral en lo
que respecta a su nivel de oración, de vida fraterna en comunidad y apostólica, que sea
testimonio de haber permanecido fiel en los momentos de dificultad. “Convencidos de que
su eficacia en el anuncio de la Palabra estará siempre en la proporción y medida en que
reproduzcan en su vida los misterios de la vida de Jesús” (B.I. 22) Por eso se ve bien que
los ejercitantes de la zona propongan personas que desearían que les impartan los ejercicios
espirituales.
• Que sea una persona abierta, con visión amplia y objetiva sobre las llamadas que está
haciendo el Espíritu a la zona/área, como a toda la Fraternidad. Esto favorece que en las
comunidades que están más alejadas del grueso de la comunidad se garantice unidad de
criterios y orientaciones a nivel mundial.
• La responsabilidad cristiana nos pide que el Evangelio de Jesús sea debidamente aprendido
y fundamentado por los estudios de teología, bajo la guía de la Iglesia (B.I. 2)
• Que sea una persona humilde, es decir, que reconozca que la obra no es suya, sino que es
colaborador de Dios y que es este el que lleva la acción.
• Libertad de sí mismo y de los demás para poder transmitir fielmente lo que Dios dice y
defender lo que no dice.
• Que tenga pedagogía para transmitir con claridad lo que quiere transmitir.
• Con suficiente madurez humana capaz de no proyectar sobre los demás sus propias
experiencias. Y que no centre la predicación sólo en sí, sino que independientemente de lo
que ha vivido ponga de modelo a Cristo.

Conclusión

No podemos olvidar que, por carisma, todos estamos llamados a saber dar E.E; sin
embargo, esto no quita que haya miembros en la comunidad que se especialicen en este campo
y que quizás tengan además, por don de Dios, talentos personales que le faciliten esta misión.
Aún así, todos de alguna manera u otra daremos E.E debido ha nuestros apostolados, quizás no
de mes entero, pero si de varios días. Es por esto que no está de mas formarnos lo mejor posible
para realizar ésta labor; esforzarnos para ir alcanzando estas características que se proponen
como prudentes a tener, descansando en saber que es de Dios la obra y es Él quien obra en
todos, pero eso si, intentar ser su mas fieles colaboradores.

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