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Rivision de la Casa

Museo Juan de
Vargas y la figura
del escribano
Elkin Guillermo Colmenares Dulcey

Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia


colmenareselking@gmail.com
Rivision de la Casa
Museo Juan de Vargas y
la figura del escribano
Elkin Guillermo Colmenares Dulcey
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia
colmenareselking@gmail.com

Resumen
La presente ponencia hace parte del proyecto de la Maestría en Historia titulado “Luis Alberto
Acuña, alteraciones históricas en las intervenciones de la Casa Juan de Vargas”, se inscribe
dentro de la metodología de la Historia cultural en relación con el patrimonio y la restaura-
ción en Colombia. El objetivo de esta ponencia es dar a conocer las condiciones en las que
se encontraba la casa antes de la intervención de Luis Alberto Acuña. Se realizó una revisión
del escribano Juan de Vargas en la que se muestra inconsistencias en la construcción de
la figura del personaje, en un segundo momento se utilizan las escrituras para hacer una
reconstrucción de la casa entre 1905 y 1948. Las fuentes utilizadas para la investigación
son escrituras, ordenanzas, decretos, cartas, periódicos, pinturas, así como bibliografía que
permite contrastar la información.    

Palabras clave: Casa Juan de Vargas, Escribano Juan de Vargas, Restauración y Conservación.

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Memorias. XVIII Congreso Colombiano de Historia
Para ahondar en la historia del inmueble, las pinturas murales y las restauraciones realizadas
en la Casa Juan de Vargas, primero, es necesario comprender el proceso que se dio para que
se conformara la hoy conocida Casa Museo Juan de Vargas en la ciudad de Tunja. Esto permi-
te armar la historia no sólo desde sus pinturas, también permite un acercamiento a su confor-
mación formal y legal, ya que todo lo que se ha documentado y escrito de ella gira en torno a
la arquitectura y la pintura mural, sin antes hacer una revisión de su constitución como Casa
Museo. Los estudios de la casa se aprecian bajo tres ópticas, la primera, mirándola como
objeto arquitectónico (huella del legado español), la segunda, vista desde el arte colonial y
el significado implícito en las pinturas murales, y la tercera, mirándola desde la historia del
escribano Juan de Vargas Matajudíos, es decir, la estudian bajo dos momentos cronológicos
lejanos: el primero, la historia del escribano y su linaje, y segundo, como Museo ya constituido
en el que se revisa la arquitectura y la pintura mural. En este sentido, a través de esta ponen-
cia pretendemos conectar dos momentos temporales e investigativos: la aparición de la casa
en el marco cultural de la ciudad de Tunja, las escrituras como documentos que cuentan los
dueños que tuvo el inmueble, y los cambios que sufrió antes de ser del municipio, y, la revi-
sión de la historiográfica del escribano del rey Juan de Vargas.

La Aparición de la casa
Por motivo de la conmemoración del IV Centenario de Tunja de 1939, dos años antes se esta-
ba desarrollando todo un andamiaje cultural para la ciudad de Tunja. La gobernación procuró
promover políticas que dieran vía al surgimiento de escenarios y la mejora de otros tanto
estructural como internamente.
Las entidades gubernamentales y culturales impulsaron la creación de escenarios y ma-
nifestaciones de toda índole para dicha conmemoración. Por ejemplo, la gobernación con-
templó “propender por la formación de un museo de antigüedades prehistóricas, coloniales,
etc.”1 Esta iniciativa llama la atención porque directa o indirectamente, la ciudad concebía
la posibilidad de construir un museo colonial, que más adelante se efectuaría con la casa
Juan de Vargas. Otra iniciativa fue la promoción de publicaciones sobre la historia de la Tun-

1
“Ordenanza 30 de 1937, junio 25” en Archivo Departamental de Boyacá (ADB), Libro de Ordenanzas 1937, 54.

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Memorias. XVIII Congreso Colombiano de Historia
ja, como sucedió con Ulises Rojas, Presidente de la Academia Boyacense de Historia desde
1936; él estaba buscando información para escribir su libro Escudos de Armas e Inscripcio-
nes Antiguas de la Ciudad de Tunja, texto ganador del concurso que fue parte de la celebra-
ción del IV Centenario en 1939.2 De la búsqueda documental, Ulises Rojas afirmó en 1937
que encontró el mapa de Tunja de 1623, el cual contenía el nombre de los propietarios de las
casas en la colonia:

En el año de 1937 con motivo del hallazgo por el que esto escribe en el Archivo
de la curia de Tunja del mapa levantado en 1623 con motivo de la división de la
ciudad en tres parroquias, se pudo constatar que esta casa, que hasta entonces
era conocida con el nombre de la Casa del Pino, pertenecía al Escribano de don
Juan de Vargas, ya que en el referido plano, que tienen dibujadas todas las ca-
sas que entonces existían en Tunja, está escrito en cada una de ellas el nombre
de su dueño o morador y sobre esta el del escribano de Vargas.3

De seguro, luego de que Ulises Rojas diera con el plano y la identificación de su propietario,
socializó el hallazgo con la comunidad académica y gubernamental, a tal punto que se con-
siderara adquirirla. Lo cierto es que desde entonces, la vivienda se popularizó y devino las
investigaciones sobre la casa y las pinturas. Por ejemplo, en 1942 Marco Dorta fue pionero
en hacer estudios de arquitectura colonial de Tunja. Sobre las pinturas, Luis Alberto Acuña fue
quién mostró las imágenes e hizo un estudio analítico de ellas, ya que el texto de arquitectura
que elaboró Enrique Marco Dorta no las mencionó4. De hecho, una de las preguntas frecuen-
tes con respecto a Marco Dorta, es por qué en su apreciación nunca las enunció, si ya habían
sido registradas y divulgadas en publicaciones locales; Acuña fue el que gozó con el crédito
para el gremio de restauradores, que lo tendrán como el primer referente. No obstante, Uli-
ses Rojas fue quien mencionó varias de las figuras plasmadas en la techumbre, describiendo
particularmente el escudo pintado de la de la sala principal.5 Desde entonces se escriben los
capítulos de la historia del arte colonial tunjano.

2
Las vísperas del IV Centenario trajo consigo la producción de numerosas obras de carácter literario, histórico, cultural y arquitectónico en la ciudad,
así como la construcción del Parque Santander, remodelación de las calles y el Teatro Municipal. Véase Ordenanza 19 de 1938, junio 28, en Archivo
Departamental de Boyacá (ADB).
3
Ulises Rojas, “El escribano de Tunja Don Juan de Vargas”, Revista Boyacá, No 15-16 (Septiembre y Octubre, 1958): 5. Nota: el texto no cuenta con
paginación, por lo que se enumera de 1 a 5 la extensión del escrito. La cita, es la nota al pie (3) que realiza Ulises Rojas y se ubica en la página 5.
4
Enrique Marco Dorta, La Arquitectura del Renacimiento en Tunja (Madrid: Editorial Gráficas Yagues, 1942), 30-40.
5
Ulises Rojas, Escudos de Armas e Inscripciones Antiguas de la Ciudad de Tunja (Bogotá: Talleres de la Cooperativa Nacional de Artes Gráficas,
1939), 77-81.

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Memorias. XVIII Congreso Colombiano de Historia
Las Escrituras de la Casa: otra historia que contar
Luego de revisar cómo apareció la residencia en el plano cultural, consideramos relevan-
te acercarnos a la casa, vista desde las escrituras, ya que ellas nos cuentan lo que fue la
propiedad antes de convertirse en Casa Museo, y complementa lo que estudiamos a nivel
general: los cambios y restauraciones que ha sufrido el inmueble. Del mismo modo, busca-
mos reducir el vacío cronológico que hay entre el momento que fue construida y el tiempo
en que pasó a ser un bien público.
Antes de revisar las escrituras, cabe examinar lo que se ha escrito de la morada. Por ejem-
plo, de la literatura estudiada sobre la datación de la vivienda, Martín Soria, considera que
debió ser terminada por 1588,6 al ser mencionada por Juan de Castellanos en las Elegías.
Enrique Marco Dorta, será el primero que realice una exploración a las casas coloniales
tunjanas, concluyendo que eran “cubiertas de teja en su mayor parte, y casi todas de dos
pisos, se hacían los muros con tapias de tierra y las esquinas y portadas de cantería.”7 Igual-
mente realiza la primera descripción arquitectónica de la residencia de la cual dice:

En las columnas de fuste monolítico y cilíndrico de la planta baja se ven las


típicas bolas de Ávila decorando las basas de recuerdo gótico y alternando con
rosetas en los cimacios que sustituyen a los capiteles, que reciben arcos de me-
dio punto sensiblemente peraltados. En la galería superior los fustes monolíticos
descansan en bases áticas sobre plintos decorados con estrías verticales, y los
capiteles, decorados con hojas estilizadas, reciben las zapatas que sostienen el
dintel de madera.8

Esta descripción de 1942 resulta relevante ya que por ésta fecha la casa no había sido ad-
quirida por el municipio, y revela las características que tenía la vivienda. En el libro de Dorta
no aparece imagen de la morada, por lo que recurrimos a la pintura publicada en el libro de
Ulises Rojas, dicha imagen es posiblemente el óleo más antiguo conocido de la casa de Juan
de Vargas. Este es el aspecto antes de ser restaurada.

6
Santiago Sebastián, “La fauna en el arte tunjano de los Siglos XVI Y XVII” en La Ornamentación Arquitectónica en La Nueva Granada (Tunja: Talleres
de la Imprenta Departamental, 1966), 83.
7
Marco Dorta Enrique, La Arquitectura del Renacimiento en Tunja (Madrid: Editorial Gráficas Yagues, 1942), 32.
8
Enrique Marco Dorta, La Arquitectura del Renacimiento en Tunja,… 32.

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Memorias. XVIII Congreso Colombiano de Historia
Figura 1. Óleo de C. A. Martínez. R. en Escudo de Armas e Inscripciones Antiguas de la Ciudad de Tunja.

Con el fin de contar con más datos sobre el contenido arquitectónico de la vivienda y los propietarios,
se localizaron los manuscritos del inmueble que comprenden todo el siglo XX, y decimos todas por-
que encontramos una que no se incluye en la escritura de compra de 1948 por parte del municipio.
Después de la muerte de Juan de Vargas, se desconoce que sucedió con la residencia, o el
número de dueños e inquilinos que tuvo en los siglos XVII, XVIII y XIX. El mismo Acuña, afirmó que
desde la colonia hasta la fecha “ha venido a convertirse en posada de arrieros, improvisado taller
de carpintería y por último en depósito de muebles desvencijados y chirimbolos inservibles.”9 Cla-
ramente esto nos da una idea, pero no podríamos asegurar que fuese así desde la colonia, quizás
obedezca al siglo XIX, ya que como veremos en el siglo XX, tuvo otras disposiciones.
En 1905 la vivienda era propiedad de la Señora Clara González de Leal, quien tenía 66
años,10 Entre sus bienes se encontraba “una casa de rafa cubierta de teja con sus dos tien-
das adyacentes, ubicadas en esta ciudad en el barrio de San Ignacio, media cuadra debajo
de la plaza principal de esta ciudad…”11.
En 1907 aparece una nueva escritura, en la que Clara Gonzales de Leal “da en venta públi-
ca y enajenación perpetua”12 a favor de sus hijas Elena y Mariana Leal, la vivienda del barrio
San Ignacio, que la tuvo por herencia de sus hermanas. Clara González vende la propiedad a

9
Luis Alberto Acuña, “Un Tesoro de Arte Colonial, La casa de don Juan Vargas en Tunja”, Hojas de Cultura Popular Colombiana, No 11, (Noviembre
1951): 1. (No hay paginación en el texto, por lo que se enumeran de 1 a 9 para saber de qué parte del escrito se extraen las citas).
10
Escritura No 584. Julio 27 de 1905, en Archivo Histórico Regional de Boyacá (AHRB), Leg. 249.
11
Escritura No 584. Julio 27 de 1905, en AHRB, Leg. 249.
12
Escritura No 143 18 de Abril de 1907, en AHRB, Leg. 146.

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Memorias. XVIII Congreso Colombiano de Historia
sus hijas por la suma de 50.000 pesos, la escritura de 1907 es la acción legal que dejó a las
hijas como propietarias legítimas.
En 191813 las hermanas Elena y Mariana Leal hicieron la repartición de bienes comunales.
Mariana Leal de Rojas (viuda), otorgó verbalmente a Marco Tulio González se encargase del
remate de la vivienda y sus locales.
En la escritura del 19 de Febrero de 1930, Mariana Leal v. de Rojas vendió “a favor de
Dolores Higuera [...] el derecho de dominio y propiedad de la exponente una tienda marcada
hoy con el número 145 de la calle 6ª de esta ciudad, barrio San Ignacio...”14.
En el año de 1931, Mariana Leal de Rojas trasfirió la vivienda a título de venta en favor de su
hijo Juan Rojas, sin embargo en la escritura de 193315 se aclaró que Mariana Leal de Rojas, aun-
que transfirió a título y enajenación perpetua el derecho de dominio de la casa a favor su hijo Juan
Rojas, se reservó mientras ella estuviera con vida, los usufructos que el inmueble tenía.
En las escrituras de 193816, Juan N. Rojas, dijo que se reconocía deudor de la señora Do-
lores Higuera de Álvarez, quien le había dado 300 pesos moneda legal colombiana, dinero
que se comprometía a pagar en calidad de mutuo con interés, con plazo de dos años desde
el momento de las escrituras, tiempo que podía ser prorrogable a voluntad de ambas partes.
Hasta el momento, los documentos mencionan el uso que hacían del predio. Sin embargo,
solo hasta la escritura de 1943, nos permite saber que ocurrió con el lote que hoy día está
abandonado en la parte trasera del jardín de la Casa Juan de Vargas. Mariana y Juan Rojas
expusieron que:

Trasfieren a título de venta a favor de la señora Inés Barrera de Zubieta, un lote


de terreno ubicado en el área urbana de la ciudad de Tunja, de 20 metros de
largo por 7 metros de ancho, que hace parte de la casa de habitación de propie-
dad de los vendedores, situada en el barrio de San Ignacio.17

Desde 1905 hasta 1943, se hicieron 10 escrituras de la antes llamada casa el Pino. Como
pudimos revisar, la señora Clara González era la propietaria y la cedió en su testamento como
última voluntad a favor de sus hijas. Ya muerta la madre, sus hijas Elena y Mariana realizaron
la repartición de bienes en 1918, Mariana Leal v de Rojas será quien adquiera el inmueble en

13
Escritura No. 889 de 02 de Octubre de 1918, en AHRB, Leg. 417-418.
14
Escritura No. 99 de 19 de Febrero de 1930, en AHRB, Leg. 532-533.
15
Escritura No. 402. 27 de Octubre de 1933, en AHRB, Leg. 39-40.
16
Escritura No. 35. 17 de Enero de 1938, en AHRB, Leg. 122-127
17
Escritura No. 1191. 2 de Diciembre de 1943, en AHRB, Leg. 436-441.

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Memorias. XVIII Congreso Colombiano de Historia
remate público que ella realizó; años después, Mariana Leal hará escrituras a favor de su hijo
Juan Rojas para que él tenga poder sobre la vivienda. Del mismo modo, la morada sirvió como
residencia para los dueños, los cuales también dieron en arriendo parte del inmueble bajo dos
modalidades, como apartamento y como tiendas que daban con la calle 7ª. El domicilio, com-
prendido entre las habitaciones, departamento y locales, estuvo regularmente hipotecado, por
los mismos arrendatarios e inquilinos, como garantía de pago de dineros prestados y por ventas
que se hacían de fragmentos del inmueble. Esta práctica tan común entre los dueños, explica
en parte la cantidad de escrituras que se ejecutaron. La venta del lote junto con las tiendas,
serán los únicos bienes que el municipio no adquiera, en parte porque al no estar construido,
no representó valor histórico; lo que concierne a las dos tiendas18, consideramos que no las
compraron porque en todo el primer piso no se encontró pintura mural.
Para finalizar, arquitectónicamente está claro que el inmueble tuvo tres tiendas sobre la
calle 7ª, y tuvo un apartamento. Esto nos muestra que las modificaciones de la casa no sólo
se hicieron en la restauración de Luis Alberto Acuña, sino que venía siendo alterada por lo
menos desde 1905 por beneficio de los propietarios.

La construcción de un individuo: el escribano Juan de Vargas.


Los primeros estudios del escribano estuvieron a cargo de Ulises Rojas, Luis Alberto Acuña, el ale-
mán Erwin Walter Palm, y los españoles Martin Soria, José Morales Folguera, Santiago Sebastián
y Enrique Marco Dorta; seguidos posteriormente por Mario H. Perico Ramírez; Humberto Plazas
Olarte; Javier Ocampo López; José Manuel Almansa Moreno, Michael Schatz; entre otros.
Ellos se encargaron de construir el famoso escribano del rey que vivió entre 1585 y 1622 en
Tunja: Juan de Vargas Matajudíos, y con él su genealogía. Sin embargo, desde que se armó todo
el discurso sobre dicho personaje, se reprodujo toda una tautología llena de imprecisiones. De las
genealogías identificadas, revisaremos la propuesta por Ulises Rojas, y la planteada por Acuña,
ésta última, de vital influencia en el devenir de la historiografía de la casa. Las imprecisiones pese
a ya ser advertidas por historiadores, las inconsistencias ya están difundidas en los periódicos,
revistas, noticias, y libros, a tal punto que todo lo referente a Juan de Vargas está tergiversado.

18
Escritura No. 448. 8 de Julio de 1948, en AHRG, Leg, 44-51.

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Memorias. XVIII Congreso Colombiano de Historia
Hay que tener presente que entre los documentos de la época colonial, quienes escribie-
ron sobre Juan de Vargas, como lo hizo Juan de Castellanos y Juan Flórez de Ocáriz, apenas y
lo mencionan, y ellos serán el referente que tomarán la mayoría de historiadores del siglo XX.
Por ejemplo, Ulises Rojas, inicia con la llegada de Diego de Vargas, padre del escribano a América:

Don Juan de Vargas era el mayor de los hijos de don Diego de Vargas, […] a quien
mataron los indios de la Guayana en la expedición que al mando de Juan López
de Cepeda exploró aquellas tierras en el año de 1560, a donde había ido en
compañía de su hijo.19

En una publicación de 1956, Ulises Rojas complementará datos sobre Diego de Vargas,
afirmando que traía el título de Gobernador y que morirá tras ir en busca del dorado junto con
otra gente que lo siguió.20 Sobre el linaje de Juan de Vargas escribe:

Don Juan de Vargas se casó con doña María de Gama, hija legítima de don Diego
Correa y de Doña Isabel Mejía, naturales de la ciudad de Bajadoz en el reino de
España y fueron hijos de este matrimonio doña Catalina de Vargas, quien caso
con Diego Montañez, Regidor de Tunja y en segundas nupcias con don Andrés
de Otálora hijo del contador don Juan de Otálora; doña Maria de Tordoya quien
casó con el Capitán Francisco Yáñez Hermoso; doña Isabela Mejía, casada con
don Diego Montañez, hijo del regidor del mismo nombre; don Alonso de Vargas
quien sucedió a su padre en la escribanía Real y doña Laureana de Vargas. Ade-
más, declara don Juan en su testamento que tuvo como hijo natural en mujer
doncella a Diego de Vargas y recomienda a su yerno el Regidor don Diego Mon-
tañez que vea por él después de su muerte.21

Al revisar la cita, en lo que respecta a la procedencia de María de Gama y sus padres, en el


mapa de España, la ciudad de es Badajoz (y no Bajadoz), ubicada en la comunidad autónoma
de Extremadura.
Por su parte, para Acuña, es Ocaris cuenta con descripciones precisas de Juan de Vargas:

D. Juan había nacido en un pequeño burgo cercano a Sevilla, denominado Cumbres


Mayores, allá por el año 1540, precisamente en los días en que Tunja era fundada. […]
Nos dice Ocáriz que llegado don Juan a Santa Fe de Antioquia, en seguida se prendó
de una hermosa dama a cuya casa penetró una noche; pero sorprendido por el es-

19
Escudos de Armas e Inscripciones Antiguas de la Ciudad de Tunja (Bogotá: Talleres de la Cooperativa Nacional de Artes Gráficas, 1939), 81.
20
Ulises Rojas, “El Escribano de Tunja Don Juan de Vargas”,… 1. Nota: el artículo puede encontrarse en otras revistas: Revista Juan de Castellanos,
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Vol. 1 No. 1 Noviembre de 1961. Don Juan de Vargas escribano de Tunja (la revista aparece en la
base de datos, pero fue imposible encontrarla); Guía turística de 1966; y en Ulises Rojas, “Casa del escribano del rey don Juan de Vargas” en Tunja
Esencia de la Cultura Hispanoamericana, Academia Boyacense de Historia, Homenaje en el Trisesquicentenario de Tunja año ____. Por Cuestiones
metodológicas revisaremos los escritos en orden de publicación, siendo éste el primero, ya que, luego, al revisar cada uno, aparecerán datos adicio-
nales en varios de ellos.
21
Ulises Rojas, “El Escribano de Tunja Don Juan de Vargas”,… 2.

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Memorias. XVIII Congreso Colombiano de Historia
poso y prendido por los criados fue entregado a la justicia, juzgado y sentenciado a la
pena capital en Santa Fe de Bogotá. Traído a la capital, intercedieron por él, algunos
capitanes amigos suyos, los cuales consiguieron que se le permutase la pena por la
de participación, a su costa, en la campaña contra los feroces indios yariguíes, en tie-
rras que hoy son de Santander, luego se radicó en la ciudad de Vélez, donde casó con
una nieta del Capitán Martín Galeano, llamada doña Ana de Poveda.
[…] allá por el de 1585, salió a remate el cargo de escribano real de la muy noble
y leal ciudad de Tunja; entre los postulantes se presentó el de Vargas logrando
por su noble condición y esmerada cultura que el cargo le fuese conferido. Tras-
ladado a Tunja se estableció con su familia en esta espaciosa mansión, la que
decoró en forma admirable y habitó hasta su muerte ocurrida en 1628, heredán-
dola el mayor de sus hijos que como él también se llamó Juan Delgado de Vargas
y asimismo desempeñó el cargo de escribano real por largo tiempo.22

Acuña, sin revisar detenidamente, mezclará en la cita a Diego de Vargas con Juan de Vargas,
creando un solo personaje.
Tanto Ulises Rojas como Acuña mencionan que en 1585 Juan de Vargas compró el oficio de
escribano en la ciudad de Tunja, y que desempeñó dicho cargo hasta su muerte (la muerte para
Acuña fue en 1628, y para Ulises Rojas en 1620). Según parece, ambos investigadores concuer-
dan que el cargo de escribano será heredado por el hijo; para Acuña lo hereda el también llamado
Juan Delgado de Vargas, pero para Rojas fue Alonso de Vargas “quien sirvió como escribano inte-
rino por el año 1621, ya que “su padre don Juan de Vargas lo había renunciado a favor pocos días
antes de su muerte, el 26 de septiembre de 1620, ante el escribano Diego Téllez (…).”23
Hasta el momento, está claro que hay una confusión con los nombres, fechas de muerte
de Juan de Vargas, y sus herederos. Sin embargo, el dramático rompecabezas no acaba aquí.
Veamos la última cita que hace Rojas en 1958, con relación a la genealogía de Juan de Vargas:

Este Juan Delgado de Vargas, que no debe confundirse con su abuelo de Vargas, era
vecino y encomendero de Tunja y en una declaración jurada rendida por él, el 20 de
febrero de 1663, dice que se había criado y nacido en Tunja y que tenía 41 años de
edad, o sea había nacido en el año de 1622, dos años después de haber muerto
su abuelo el Escribano Juan de Vargas. Y es a Juan Delgado de Vargas Matajudíos y
no a otro a quien se refiere don Juan Flórez de Ocáriz (…) cuando habla del Dr. don
Fernando de Castro y Vargas, hijo natural de Vargas Matajudíos.24

22
Luis Alberto Acuña, “La Casa-Museo del Escribano Real Don Juan de Vargas”, Boyacá, Revista oficial del Departamento: No. 9 (Diciembre 1956): 21.
23
Ulises Rojas, “El Escribano de Tunja Don Juan de Vargas”,… 3.
24
Ulises Rojas, “El Escribano de Tunja Don Juan de Vargas”,… 5.

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Memorias. XVIII Congreso Colombiano de Historia
Evidentemente, Ulises Rojas ya alerta que había discrepancias en el personaje de Juan de
Vargas. Para Rojas, el abuelo de Juan Delgado de Vargas, es el verdadero Escribano. Por su
parte José Miguel Morales Folguera en su estudio de 1998 sobre este árbol genealógico tan
entramado afirma:

Después de cuarenta años de vida azarosa y aventurera por España y América,


Juan de Vargas, que había nacido en la villa onubense de Cumbres Mayores en
el año 1544, decide establecerse en Tunja en el año 1585, adquiriendo el oficio
de escribano público. En esta ciudad, en la que vivió hasta el año 1622, formó
una familia, casándose con María de Gama, hija de Diego Correa e Isabel Mejía,
naturales de Badajoz.25

Del fragmento llama la atención que nos propone la fecha de nacimiento26. Sin embargo, es
de extrañar, como Miguel Morales Folguera se abstuvo de mencionar a los hijos de Juan de
Vargas, o de profundizar su genealogía. Está claro que la bibliografía consultada por él para
armar el discurso, le permitió estar al tanto de lo que hemos venido revisando sobre el linaje
de Vargas. Ya era de su conocimiento que se había confundido al escribano, al existir dos
Juan de Vargas en Tunja, como bien lo afirmó Martín Soria en su momento, cuando escribió:

El Juan de Vargas “falso” era más importante en rango social y así los historia-
dores le creían dueño de la casa. Era hijo legítimo de Diego de Vargas, quien
personalmente de manos de Felipe II había recibido gobernación de Guayana
(o sea el famoso y nunca encontrado país “El Dorado”), y de su mujer Catalina
Velázquez (también citada por las fuentes como Vázquez o Báez).27

Parte de los errores de la construcción genealógica sobre Juan de Vargas radicó en que la
lectura de las fuentes fue muy superficial, tal y como puede verse cuando Soria advirtió que
existían dos Juan de Vargas en la región, luego de que Rojas y Acuña ya hubiesen publicado
sus ideas. Así mismo, las fuentes documentales ubicadas entre Colombia y España, dificulta
la búsqueda de la información.
La revisión historiográfica evidenció varias propuestas, sin embargo, debido a los objetivos
del presente artículo, no incluimos un estudio detallado de cada una. No obstante, cabe men-
cionar las encontradas: la primera, planteada por Flores de Ocáriz, la segunda desarrollada

25
José Miguel Morales Folguera, Tunja. Atenas del Renacimiento en el Nuevo Reino de Granada (Madrid: Servicio de Publicaciones Universidad de
Málaga, España 1998), 171.
26
Sobre este aporte, el autor ubica la información en Archivo de Indias, Sta. Fe, Leg. 145.
27
Martín Soria, La Pintura del Siglo XVI en Sudamérica (Buenos Aires: Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas, 1956), 29.

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Memorias. XVIII Congreso Colombiano de Historia
por Ulises Rojas (con fuentes del archivo regional de Boyacá y el archivo de Indias de España),
la tercera a cargo de Luis Alberto Acuña28 (influenciada por Flores de Ocáriz), la cuarta por
Martín Soria (también con influencias de Ocáriz); la quinta por Santiago Sebastián (quien re-
tomará a Soria y Ocáriz), y la sexta de Morales Folguera, vista desde los archivos de Indias. El
resultado y la suma de cada una de ellas, generan una tautología que confunden los estudios
sobre Juan de Vargas, y evidencia que el tema aún está por revisarse.

Referencias
Acuña, Luis Alberto. “Un Tesoro de Arte Colonial, La casa de don Juan Vargas en Tunja”. Hojas
de Cultura Popular Colombiana, No 11, (Noviembre 1951).
“La Casa-Museo del Escribano Real Don Juan de Vargas”. Boyacá, Revista oficial de Departa-
mento: No. 9 (Diciembre 1956).
Rojas, Ulises, Escudos de Armas e Inscripciones Antiguas de la Ciudad de Tunja. Bogotá: Ta-
lleres de la Cooperativa Nacional de Artes Gráficas, 1939.
“El escribano de Tunja Don Juan de Vargas”. Revista Boyacá, No 15-16 (Septiembre y Octu-
bre, 1958).
“Casa del escribano del rey don Juan de Vargas” en Tunja Esencia de la Cultura Hispanoame-
ricana. (Tunja: Academia Boyacense de Historia, ____).
“Casa del Escribano del Rey Don Juan de Vargas”, en GUIA TURISTICA DE TUNJA. Tunja, Im-
prenta Departamental, 1966.
“Don Juan de Vargas escribano de Tunja”. Revista Juan de Castellanos, Vol. 1 (Noviembre de 1961).
Marco Dorta Enrique. La Arquitectura del Renacimiento en Tunja. Madrid: Editorial Gráficas
Yagues, 1942.
Morales Folguera, José Miguel. Tunja. Atenas del Renacimiento en el Nuevo Reino de Grana-
da. Madrid: Servicio de Publicaciones Universidad de Málaga, España 1998.
Sebastián, Santiago. “La fauna en el arte tunjano de los Siglos XVI Y XVII” en La Ornamentación
Arquitectónica en La Nueva Granada. Tunja: Talleres de la Imprenta Departamental, 1966.

28
En Acuña la propuesta genealógica es mucha más imprecisa, ya que propone tres variantes que pueden vislumbrar en los textos: “Un tesoro de
arte colonial, la casa de don Juan de Vargas en Tunja” en Hojas de Cultura Popular Colombiano, No 11. 1951; “La casa museo del escribano real don
de Juan de Vargas”, en Revista Boyacá, No. 9, 1956; y en Siente ensayos sobre el arte colonial de la Nueva Granada, Academia de Historia, Editorial
Kelly, 1973.

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Memorias. XVIII Congreso Colombiano de Historia
Soria, Martín. La Pintura del Siglo XVI en Sudamérica. Buenos Aires: Instituto de Arte Ameri-
cano e Investigaciones Estéticas, 1956.
Archivo Histórico Regional de Boyacá
Escritura No 584. Julio 27 de 1905, Leg. 249
Escritura No 584. Julio 27 de 1905, Leg. 249.
Escritura No 143 18 de Abril de 1907, Leg. 146.
Escritura No. 889 de 02 de Octubre de 1918, Leg. 417-418.
Escritura No. 99 de 19 de Febrero de 1930, Leg. 532-533.
Escritura No. 402. 27 de Octubre de 1933, Leg. 39-40.
Escritura No. 35. 17 de Enero de 1938, en AHRG, Leg. 122-127
Escritura No. 1191. 2 de Diciembre de 1943, en AHRG, Leg. 436-441.
Escritura No. 448. 8 de Julio de 1948, en AHRG, Leg, 44-51.
Archivo Departamental de Boyacá
Ordenanza 30 de 1937, junio 25”, Libro de Ordenanzas 1937.

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Memorias. XVIII Congreso Colombiano de Historia

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