You are on page 1of 2

Es la historia de un oso, que es en realidad un abuelo.

Del encierro en un
circo, que es en realidad un exilio forzado. De un diorama que quiere
representar el mundo.
De eso se traja "Historia de un oso", el corto de animación que este domingo logró
llevarse la primera estatuilla dorada para Chile en la historia de los premios de la
Academia del Cine estadounidense.

La primera nominación para el cine chileno por cuenta de un dibujo animado; la


segunda jamás lograda después de "No", la cinta de Pablo Larraín que perdió en
la ceremonia de 2013 ante la austríaca "Amour".

"Estamos ahí compitiendo contra (el estudio) Pixar, es una locura. Son animadores
que están en otro nivel, como un Olimpo de la animación. Imagínate, nuestro corto
costó 40.000 dólares, con eso ellos hacen como un segundo de película", dice y
se ríe Gabriel Osorio, el director.
Image captionEl momento en que el Oscar es recibido por los productores de "Historia de un
oso".
En su batalla de David versus Goliat, los chilenos triunfaron sobre "Sanjay's Super
Team", la cinta de Disney/Pixar inspirada en los recuerdos de la niñez de su
director de origen indio, que se perfilaba como favorita junto a "World of
Tomorrow". La categoría la completaron el cortometraje ruso "We Can't Live
Without Cosmos" ("No podemos vivir sin el cosmos") y "Prologue" ("Prólogo").

Mi abuelo, el oso
La historia, entonces: hay un oso triste y solitario, que construye un mágico
diorama con sus propias manos como un intento de recordar la vida feliz de
antaño, con su esposa y su hijo, antes de que un circo lo arrancara de su hogar y
lo hiciera trabajar por la fuerza y pasar una vida miserable.

Hasta allí, la descripción que haría un niño que ve la cinta, a la vez tierna y
conmovedora y técnicamente virtuosa.
Pero el cuento que Osorio quiso contar a través de su oso es bastante
menos literal.

"Tiene que ver con el exilio de mi abuelo. Se tuvo que ir a Inglaterra en 1975,
antes había estado dos años en prisión", relata Osorio a BBC Mundo.
Image caption"La gente nos para en la calle, nos desea suerte... es una tremenda alegría
representar a Chile en el Oscar", dice Osorio.

Leopoldo Osorio – militante del Partido Socialista, concejal de la comuna de Maipú


y secretario del derrocado presidente Salvador Allende- fue detenido en 1973, con
la llegada del régimen militar de Augusto Pinochet.
Tras la cárcel y una estadía en México, recaló en Reino Unido donde vivió exiliado
diez años. Se volvió un abuelo "vivo, pero invisible".

"Yo no entendía muy bien qué era esto de la política que le impedía estar con la
familia. Fue una cosa muy tremenda, porque por un hecho político, ajeno, mi
familia quedó desmembrada. Ese es el mensaje que quise trasmitir con el
cortometraje, de algún modo. Que no hay nada que valga para separar a una
familia", apunta Osorio, que a los 8 años finalmente conoció al abuelo.

El circo con sus jaulas


Así, la nominada cinta es una condensada historia de la violencia del régimen militar
pinochetista, en 10 minutos. Una metáfora de lo que vivieron los presos políticos,
exiliados y desaparecidos entre los tempranos años 70 y 1990.

Y como la historia misma, la película deja preguntas sin responder: nunca


sabemos si el oso artesano, ya anciano, alguna vez rearmó su vida. O si se
reencontró con su familia. ¿Qué fue de la osa y su osezno?
Para armar el relato, Osorio primero eligió con cuidado el animal: un oso, fornido y
macizo como recuerda a su abuelo. Luego, el circo.

"Pensamos, ¿quién puede querer llevarse un oso por motivos totalmente


arbitrarios? No pensamos en un circo desde el comienzo, pero saltó a medida que
fuimos produciéndolo. Yo no quería que fuera una historia literal sino una
metáfora, y la idea de comparar el circo con la política nos funcionó", revela el
director.

You might also like