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Del encierro en un
circo, que es en realidad un exilio forzado. De un diorama que quiere
representar el mundo.
De eso se traja "Historia de un oso", el corto de animación que este domingo logró
llevarse la primera estatuilla dorada para Chile en la historia de los premios de la
Academia del Cine estadounidense.
"Estamos ahí compitiendo contra (el estudio) Pixar, es una locura. Son animadores
que están en otro nivel, como un Olimpo de la animación. Imagínate, nuestro corto
costó 40.000 dólares, con eso ellos hacen como un segundo de película", dice y
se ríe Gabriel Osorio, el director.
Image captionEl momento en que el Oscar es recibido por los productores de "Historia de un
oso".
En su batalla de David versus Goliat, los chilenos triunfaron sobre "Sanjay's Super
Team", la cinta de Disney/Pixar inspirada en los recuerdos de la niñez de su
director de origen indio, que se perfilaba como favorita junto a "World of
Tomorrow". La categoría la completaron el cortometraje ruso "We Can't Live
Without Cosmos" ("No podemos vivir sin el cosmos") y "Prologue" ("Prólogo").
Mi abuelo, el oso
La historia, entonces: hay un oso triste y solitario, que construye un mágico
diorama con sus propias manos como un intento de recordar la vida feliz de
antaño, con su esposa y su hijo, antes de que un circo lo arrancara de su hogar y
lo hiciera trabajar por la fuerza y pasar una vida miserable.
Hasta allí, la descripción que haría un niño que ve la cinta, a la vez tierna y
conmovedora y técnicamente virtuosa.
Pero el cuento que Osorio quiso contar a través de su oso es bastante
menos literal.
"Tiene que ver con el exilio de mi abuelo. Se tuvo que ir a Inglaterra en 1975,
antes había estado dos años en prisión", relata Osorio a BBC Mundo.
Image caption"La gente nos para en la calle, nos desea suerte... es una tremenda alegría
representar a Chile en el Oscar", dice Osorio.
"Yo no entendía muy bien qué era esto de la política que le impedía estar con la
familia. Fue una cosa muy tremenda, porque por un hecho político, ajeno, mi
familia quedó desmembrada. Ese es el mensaje que quise trasmitir con el
cortometraje, de algún modo. Que no hay nada que valga para separar a una
familia", apunta Osorio, que a los 8 años finalmente conoció al abuelo.