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En dónde termina la resiliencia y empieza la frustración

Si queremos sobreponernos y salir fortalecidos de una crisis, en lugar de terminar


derrotados, debemos saber distinguir la resiliencia de la frustración. Mira estos consejos
para identificar si las fortalezas se están empleando en forma destructiva.
03-04-2018, 8:52:56 AM

Ivette de Jacobis
Hasta hace tan solo algunos años es que se ha hecho referencia al significado de la
palabra resiliencia y a decir verdad, es una de esas palabras que no se tiene la oportunidad
de conocer a profundidad, hasta que como personas, familias u organizaciones, sufrimos
golpes duros, los cuales pueden ser traumáticos.
La resiliencia se refiere a la capacidad que tenemos los seres humanos para superar con
éxito los golpes de la vida, que a veces son brutales; también es la capacidad que tenemos
de aprender y salir fortalecidos de las dificultades; y la capacidad para no dejarnos vencer
por los traumas, sino tomar impulso en cada caída. No es optimismo, sin embargo, las
personas u organizaciones resilientes confían en su propio potencial para ser más
resistentes, más adaptables al cambio y afrontar con valentía los retos que se les
presentan.
En el contexto empresarial actual de por sí se requiere de nuestra adaptación a un entorno o
mercado cambiante y volátil, y si a eso le agregamos momentos de adversidad, y en
ocasiones derrotas importantes, resulta necesario aprender a reinventarnos y resurgir
vigorosos, más sabios que antes por haber integrado este tipo de experiencias como
aprendizajes y no como fracasos.

Diana Clarke, en su libro Resiliencia, guía práctica para emprender el vuelo en las
organizaciones, nos dice, “…la resiliencia se debe entender como un proceso, una
estrategia específica que se representa en una serie de acciones planificadas, algunas
simultáneas y otras en secuencias para sobrellevar o recuperarse de una fuerte crisis”.
A partir de esto, podemos deducir que se refiere a una auténtica transformación que para
que tenga lugar, es necesario el cambio de los enfoques y de las formas de trabajar de los
individuos, los equipos de trabajo y los líderes que generan la estrategia. En una
organización, la resiliencia es un proceso que implica a todos los niveles.

En un proceso de cambio ante una situación adversa en el que se involucra a todos los
niveles de una organización, siempre habrá otra característica latente: la frustración. A
diferencia de la resiliencia, la frustración es un estado de decepción y de no aceptación;
generalmente nos estanca y nos impide ver que hay otras posibilidades de salir adelante de
una situación adversa, lo cual nos lleva a no considerar las oportunidades de aprendizaje y
con esto, nos damos por vencidos antes de tiempo y nos sentimos fracasados.
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Como organización puede suceder que cuando estamos pasando por una situación difícil,
tomemos la decisión de aprender más acerca de este potencial de resiliencia que todos
tenemos, y así abordarla desde ahí, sin embargo, es importante identificar las decisiones,
acciones, de manera muy especial las actitudes con las que, en momentos de gran presión y
cuando no estén funcionando las cosas como habíamos pensado, pueden llevar a los
colaboradores y a los equipos de trabajo a sentirse frustrados.

Si lo que queremos es sobreponernos y salir fortalecidos, en lugar de terminar frustrados y


derrotados, entonces, ¿cómo podemos detectar cuando estamos pasando de la resiliencia a
la frustración?

Entre otras características, la resiliencia contiene una serie de fortalezas que permiten a las
personas y a las organizaciones esta superación y enriquecimientos en momentos de
adversidad. Sin embargo, no hay que perder de vista que toda fortaleza tiene su lado
constructivo y su lado destructivo. Esto hace que cuando se emplea en forma destructiva
se convierta realmente en una debilidad.
Te comparto algunos tips para identificar si las fortalezas se están empleando en forma
destructiva, y te llevarán de la resiliencia a la frustración.
Perseverancia vs Obstinación
Sabemos que para lograr resultados, nuestra gran aliada es la perseverancia. No obstante en
momentos de crisis debemos estar muy atentos de no caer en la obstinación. La
obstinación, entre otras cosas, quiere decir que realmente que no queremos movernos de
acuerdo a cómo lo pide la situación en cuestión, con lo cual realizaremos un esfuerzo inútil
e innecesario que tendrá como resultado una enorme frustración.
Valentía vs Impulsividad
Esta fortaleza nos ayuda a no acobardarnos al momento de tener que tomar decisiones que
implican cambios importantes y a aceptar riesgos que nos acerquen a los resultados que
queremos lograr. La valentía en su uso excesivo, se convierte en una impulsividad que no
nos permite ver objetivamente los pros y los contras de dichas decisiones. También genera
gran frustración en el entorno por las formas rudas, precipitadas, y en ocasiones suicidas,
con las que aborda la situación de crisis.
Entusiasmo vs No Planeación
El entusiasmo es la fortaleza que nos genera gran energía y positivismo al momento de
afrontar una situación adversa. Si el entusiasmo no se regula, entre otros efectos negativos,
nos puede llevar a no detenernos a planear, a trabajar mucho y a frustrarnos todavía más,
por sentir que logramos poco o nada por no saber hacia dónde vamos, y cómo vamos a
llegar ahí.
Creatividad vs Muchas Ideas que no se Aterrizan
Ante una situación adversa, no podemos esperar tener resultados diferentes cuando
hacemos las mismas cosas y sólo vemos las soluciones de siempre. La creatividad, es esa
capacidad de pensar fuera de la caja que nos es de gran ayuda cuando lo que necesitamos
es cambiar y adaptarnos a situaciones completamente nuevas. La creatividad puede llevar a
la frustración cuando, en lugar de enfocarse en máximo 3 ideas y llevarlas a cabo en forma
planeada, bien ejecutada y medible; se generan demasiadas ideas que en ocasiones ni
siquiera están alineadas lo que se desea lograr y es imposible llevarlas a cabo.
Necesitamos estar muy alertas porque lo que empieza como resiliencia, puede terminar en
frustración por caer en un exceso debilitante al momento de usar una fortaleza.

Como siempre, en el camino hacia la resiliencia no debemos perder el enfoque, la


observación, la práctica y la disposición a aplicar lo aprendido durante el trayecto.
“Cuando sales de la tormenta no eres la misma persona
que entró en ella. De eso se tratan las tormentas”, Haruki
Murakami

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