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Antonio Betancor S.J.

(1944-2008)

Testimonio de excelencia humana y compromiso radical. In memoriam

Gloria Scappini

“Mi misión es servir a la fe cristiana y combatir las injusticias, porque las injusticias
se oponen a la fe.”
Antonio Betancor, S.J., 2003

Conocí al Padre Antonio Betancor en los locales de la Asociación Indigenista del


Paraguay, en una tarde de encuentros allá por el año 2010, en la cuadra de la
calle Mómpox casi España cuyos edificios logran expresar la historicidad
indigenista y antropológica del Paraguay, muy a pesar de su difusa forma.
Llevaba al cuello un crucifijo tejido de alguna fibra natural de color verde; kepi de
color marrón claro y una gran sonrisa en el rostro. Inmediatamente me llamó la
atención su entusiasmo y efusividad cuando se hablaban de tipos de actividades
que deberían formar parte de una agenda dinámica de construcción del
protagonismo indígena; o cuando se proyectaba el gran potencial del enfoque
intercultural en las formaciones religiosas, en la aplicación social, y como vector
de adaptación de la filosofía y ciencias humanas a nuestra realidad
latinoamericana y paraguaya...Recuerdo sus ganas de tejer puentes entre por un
lado la formación antropológica y el servicio de obra social; y por el otro, entre el
pasado jesuítico y la visión innovadora de luchas forjadas de utopías y herencias a
resignificar.
En esa ocasión supe de su marcante o apodo cariñoso con el cual lo designaban
en un primer momento en los espacios del Instituto de Formación Superior en
Antropología Aplicada, del cual llegó a ser coordinador; y que terminó
trascendiendo a otros círculos. El Padre Beta era también Pa´i Carreta.
Cristina Cristaldo Albospino, a quien se le hubiera ocurrido llamarlo así, lo define
como la metáfora de la carreta que avanza en cualquier tipo de circunstancias: ni
camino feo, mal tiempo, calor sofocante o cualquier otro tipo de obstáculos la
detiene cuando ha decidido ponerse en marcha. Su cadencia es segura y fuerte.
Sorprendentemente, los pasos del apodado al caminar eran como pequeños
saltos firmes y direccionados, muy enérgicos.
Ese día también supe que había recién vuelto exitoso de un viaje a España dónde
se hubiese tratado de un cáncer que lo aquejaba y en gran medida curado. Esa
fresca alegría estaba indudablemente vinculada a ese retorno.
Ese encuentro derivó en la organización conjunta en mayo el 2010 de un
Seminario de Antropología Guarani en el ISEFH de Ciudad del Este, donde se
desempeñaba como Superior y Párroco de las comunidades de San José Obrero.
Al llegar, me di cuenta de la amplitud de sus tareas: el ISEFH lo había fundado él
al igual que la Casa para el Voluntariado dónde fui agradablemente hospedada.
Su idea era la de brindar a los alumnos la oportunidad de acceder al pensamiento
antropológico y a la visión crítica de la historia del país, así como al panorama de
la diversidad social y cultural. Muy sensible a la crítica poscolonial, Antonio movía
en iniciativas de este tipo una fibra interna delicada en la formación religiosa y
filosófica, y lo hacía a propósito. Incluso recuerdo que, sugiriendo el diseño de las
lecturas, me había pedido que enfoque varias sesiones en el pensamiento anarco-
marxista de Pierre Clastres, etnólogo francés cuya obra sobre los Aché del
Paraguay revolucionó la filosofía política europea y la representación común de la
sociedad cazadora-recolectora, volviéndola un ícono de modelo social avanzado
en términos de igualdad, participación política y conceptualización del poder. Para
el quehacer antropológico científico, que muchas veces debe adaptar sus temas
según la audiencia, poder enseñar a Clastres por pedido expreso de Betancor fue
un placer. Él quería que los estudiantes entren en conflicto con ellos mismos, con
sus prejuicios y preconceptos; y que logren conectar con la esencia de la
sociedad Guaraní, esa que ya sólo puede ser sentida a través de las palabras
sagradas del opygua; o bien en los registros de la etnografía especializada. Otro
gran capítulo, una vez logrado el interés del alumnado, fue el recorrido del Ayvu
Rapyta de León Cadogan, la gran obra de literatura indígena y religiosidad
Guaraní de la cual somos herederos, y que mayoritariamente ignoramos.
La inter religiosidad y la capacidad humana de desarrollar lenguajes a la vez
particulares y universales eran grandes intereses para él. Veía en el pensamiento
antropológico la posibilidad de armonizar la obra social extendiéndola con sentido
de identidad.
Supe mucho después que también se desempeñaba en Ciudad del Este como
Capellán de la Penitenciaría Regional cuyos presos en situación de hacinamiento,
adultos y menores mezclados, son testimonios de todos los tipos de violencia
imaginables, acrecentada por la situación de Triple Frontera. Según recientes
semblanzas, supe que también fundó en la misma ciudad un banco comunal para
ayudar a mujeres emprendedoras con micro-créditos, que llevaba adelante
proyectos radiofónicos de reflexión social y enseñanza bilingüe; y que unas de sus
últimas tareas fue la de acompañar a personas con tendencias suicidas.1 Muchas
1
Ref. Francisco Bordes Caballero, “Adiós a Antonio Betancor”, La Provincia, Las Palmas,
07/02/2018 y “Antonio Betancor Martinez, misionero en Paraguay”. Obituario. La Provincia, Las
Palmas, 06/02/2018.
de estas obras las había llevado adelante a través de la Fundación Amigos del
Paraguay (posteriormente Fundación Antonio Betancor S.J.) que reflejaba su
trabajo de convocatoria y sensibilización hacia la situación del país, reagrupando y
organizando una estructura de ayuda, financiamiento y voluntariado en su país
natal con familiares y amigos.
En un documental centrado en su trabajo en Ciudad del Este, calificaba a su tarea
como Capellán de la Penitenciaria Regional de Ciudad del Este así:
“Es un trabajo humanitario muy interesante, pero muy realista, muy cruel a veces
porque hay muchas dificultades y hay una imposibilidad e impotencia de poder
resolver esto hasta que el sistema penitenciario cambie, con más presupuesto,
personal más cualificado, otro estilo de internación. Que sea más bien una escuela
profesional y no un campo de concentración.”2
Una postura indignada y en diferentes escalas definían a Betancor. Cuando se
abordaban conversaciones analíticas sobre las formas en que la geopolítica
mundial afectaba a las naciones pobres y sus pueblos, su comprensión era
profunda y su opinión radical. Cotejaba de cerca el problema de la migración de
paraguayos a España, y el costo social y psicológico del desarraigo y la
desestructuración de las familias, impulsadas por las necesidades del mundo
global. Presentando brevemente una de las amenazas actuales afirmaba:
“Claramente se ve que el fundamentalismo bíblico se está adueñando de las
mentes de muchos jerarcas de América, sobre todo en Estados Unidos y ellos en
nombre de la Biblia organizan guerras. Estamos reviviendo una especia de retorno
a las cruzadas en clave neoliberal. Armar guerras y matanzas, matar y fusilar en
nombre de Dios. (…) Estamos siendo víctimas de una ideología muy negativa que
es esta ideología fundamentalista: aplicar la Biblia al pie de la letra y según mis
propios intereses; manipular la palabra de Dios… ¡Eso es indignante! Eso es lo
que están haciendo en el Pentágono, rezan la Biblia antes de hacer decisiones de
guerra”.
En el 2011, Antonio cambia de contexto, siendo nombrado encargado del Pre
Noviciado y ayudante del Maestro de Novicios en San Ignacio Guazú, Misiones.
Asimismo, inicia la Dirección y la Curaduría General de los Museos de San Ignacio y
Santa María de Fe, al mismo tiempo que colabora como Profesor en la Universidad.

En esta etapa, lo recuerdo como gran fundador de las reuniones anuales de la Asamblea
de los 30 Pueblos Jesuíticos, a las cuales tuve el honor de participar durante dos años
consecutivos. Se trataba de un espacio integral de intercambio académico, artístico y
social que reunió a una larga lista de referentes de las áreas afines al mundo regional
jesuítico (Bolivia, Argentina, Brasil y Paraguay) en torno a un redescubrimiento del pasado
común, y marcado por la diversidad. La Asamblea era la materialización de toda su

2
Palabras transcriptas del documental “Condemned to Oblivion” (Condenados al Olvido) de Juan
Betancor Fernández, Iván Serrano y Andrés Torres Rubio sobre el trabajo misionero de Antonio
Betancor S.J. en Ciudad del Este, Paraguay, 2004.
capacidad de proyección de una escuela multicultural en busca de la Tierra Sin
Mal. Como si fuera poco, fue impulsor y creador de los Talleres de Tallado y
Cerámica del Museo de San Ignacio Guazu, versados a profesionalizar los
saberes y técnicas de muchos artesanos, al servicio del patrimonio cultural.
Compartiendo en San Ignacio con él, rememoraba las épocas en el Seminario
Indígena en Mcal. Estigarribia, Chaco, con sus antiguos alumnos; etapa que con
seguridad habrá despertado en él mucha reflexividad. No obstante, los registros
del impacto de su presencia por esos horizontes y las experiencias que de ello
resultaron siguen por ser documentados. De la misma manera, de su posterior
traslado a la comunidad Betania de Encarnación y su quehacer en estos últimos
años en los cuales la enfermedad decidió manifestar una nueva presencia, no
poseo muchos datos. De hecho, pido disculpas ante la incompleta reconstrucción,
teniendo conciencia que hay mucho más de lo que pudo haberse citado aquí, y
que la elaboración de una semblanza integral releva más bien de un desafío
colectivo.
Estas líneas tienen simplemente la intención de testimoniar el paso por mi vida de
un ser excepcional, profundamente justo y solidario, de palabras firmes y actos
valerosos, de una iniciativa sobrehumana, terca y sin titubeos.
Debe ser recordado como pionero de una obra social inmensa: una vida entera
consagrada a la tarea constante. Lo sigue demostrando finalmente la información
de que en 2016, la voluntad de Pa´i Carreta era la de ir como Misionero a Medio
Oriente, región en guerra, solicitud que hizo al Provincial para presentarla al
General. El Provincial le pidió que siga en San Ignacio con la tarea cultural e
histórica en los dos museos, en la Universidad y en el Noviciado.3Su muerte
reciente nos deja a muchos huérfanos de una luz extraordinaria. ¡Sigue iluminando
todo a tu paso, Antonio Betancor! --

3
Comunicación personal de Andrés Castillo, Secretario Curia Provincial. 08/02/2018.

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