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Historias

de la Psicología
en América del Sur
Diálogos y perspectivas

Gonzalo Salas
(Editor)
Historias de la Psicología en América del Sur
Diálogos y perspectivas
Gonzalo Salas (Editor)

Nueva Mirada Ediciones


La Serena, Chile, Agosto 2014
ISBN 978-956-353-966-0

Diseño de portada e interiores:


Fabián Flores Bernales

Esta publicación, incluído el diseño de la portada, no puede ser reproducida,


almacenada o transmitida por algún medio, ya sea eléctrico, químico,
mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo de los
editores.
ÍNDICE

PRÓLOGO
Helio Carpintero, R. Academia de Ciencias Morales y Políticas 11

INTRODUCCIÓN
Gonzalo Salas, Universidad Católica del Maule 19

HISTORIAS DE LA PSICOLOGIA EN AMÉRICA DEL SUR


(Parte 1)

Capítulo 1
Historia de la Psicología en Argentina:
Un recorrido a través de las instituciones (1900-1957)
Lucia Rossi y Magali Jardon, Universidad de Buenos Aires 28

Capítulo 2
Desarrollo de la psicología en Bolivia:
Formación, investigación y asociación
Marion Schulmeyer, Universidad Privada de Santa Cruz
de la Sierra 41

Capítulo 3
Una breve historia de la psicología en Brasil
Ana Jacó-Vilela, Universidade do Estado do Rio de Janeiro 65

Capítulo 4
De la Guajira al río Amazonas.
Desarrollo histórico de la psicología en Colombia
Rubén Ardila, Universidad Nacional de Colombia 85

Capítulo 5
Pasado y Presente de la Psicología Científica en Chile:
Profesionalización, instituciones y divulgación científica
Gonzalo Salas, Universidad Católica del Maule 100
Capítulo 6
La psicología en Ecuador. Pasado y presente
Lucio Balarezo y Mayra Velástegui,
Sociedad Ecuatoriana de Asesoramiento y Psicoterapia Integrativa 122

Capítulo 7
Eventos y protagonistas centrales para la
historia de la psicología en el Paraguay
José Emilio García, Universidad Católica de Asunción 142

Capítulo 8
Historia y actualidad en la psicología peruana
Walter Arias, Universidad Católica San Pablo, Arequipa 172

Capítulo 9
La psicología en el Uruguay y sus historias: perspectivas,
narrativas y enfoques críticos
Jorge Chávez y Paribanú Freitas, Universidad de la República 208

OTRAS HISTORIAS DE LA PSICOLOGÍA (Parte 2)

Capítulo 10
Informes norteamericanos sobre la Psicología
en América del Sur anteriores a 1950
Hugo Klappenbach, Universidad Nacional de San Luis,
CONICET 228

Capítulo 11
Mujeres, psicólogas y psicoanalistas en Chile y Argentina:
historias que marcaron diferencias
María Inés Winkler, Universidad de Santiago
María Isabel Reyes, Universidad Santo Tomás 250

Capítulo 12
Esperanzas y frustraciones: Walter Blumenfeld y su
correspondencia con Enrique Mouchet y Francisco Romero
Ramón León, Universidad Ricardo Palma 273
Capítulo 13
La psicología de los menores en América del Sur:
Historia del movimiento estudiantil y escenarios futuros
Miguel Gallegos, Universidad Nacional de Rosario
(UNR-CONICET) 291

Capítulo14
Una historia reciente: Los Congresos Latinoamericanos
de Estudiantes de Psicología (2007-2013)
Gonzalo Salas, Universidad Católica del Maule
Johnattan Ayala, Universidad del Cono Sur de las Américas
Christian Jibaja, Universidad del Pacífico
Fernando Nazaret, Universidad Nacional de San Luis 321
COLABORADORES

RUBÉN ARDILA, PARIBANÚ FREITAS,


Universidad Nacional Universidad de La República,
de Colombia, Colombia. Uruguay.

LUCIA ROSSI, HUGO KLAPPENBACH,


Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional de San Luis
Argentina. y CONICET, Argentina.

MAGALI JARDÓN, MARÍA INÉS WINKLER,


Universidad de Buenos Aires, Universidad de Santiago de Chile.
Argentina.
MARÍA ISABEL REYES,
MARION SCHULMEYER, Universidad Santo Tomás, Chile.
Universidad Privada de Santa
Cruz de La Sierra, Bolivia. RAMÓN LEÓN,
Universidad Ricardo Palma, Perú.
ANA JACÓ-VILELA,
Universidad Estatal do Rio MIGUEL GALLEGOS,
do Janeiro, Brasil. Universidad Nacional de Rosario
y CONICET, Argentina.
LUCIO BALAREZO,
SEAPSI, Ecuador. JOHNATHAN AYALA,
Universidad del Cono Sur
MAYRA VELÁSTEGUI, de Las Américas, Paraguay.
SEAPSI, Ecuador.
CHRISTIAN JIBAJA,
JOSÉ EMILIO GARCÍA, Universidad del Pacífico, Perú.
Universidad Católica de
Asunción, Paraguay. FERNANDO NAZARET,
Universidad Nacional
WALTER ARIAS, de San Luis, Argentina.
Universidad Católica de San
Pablo, Perú.

JORGE CHÁVEZ,
Universidad de La República,
Uruguay.
A los estudiantes de psicología
de Latinoamérica
PRÓLOGO

Presencia y realidad de la Psicología Latinoamericana

Helio Carpintero
R. Academia de Ciencias Morales y Políticas

La realidad de la psicología iberoamericana es cada vez más rica, más


sólida y tiene más sentido crítico y gracias a la acción emprendida
por un considerable número de investigadores que han hecho objeto
central de sus estudios la historia de su desarrollo en los diferentes
países latinoamericanos, está surgiendo una conciencia de identidad,
y una imagen cada vez más nítida de los avatares por los que ha ido
constituyéndose hasta llegar a su realidad actual. Su presencia es ya
muy notable en los foros internacionales y en la literatura científica
de nuestros días. Investigadores y profesionales procedentes de
ese círculo cultural aparecen cada vez con mayor frecuencia y peso
en los ámbitos de la psicología internacional. Cada vez pierde más
peso una anterior inclinación que tendía a satisfacerse con las
realizaciones limitadas a sus órbitas nacionales.
En el mundo iberoamericano, la psicología científica, que
nació en algunas naciones europeas a fines del siglo XIX, ha venido
a cumplir una doble función: De un lado, sus estudios empíricos,
rigurosos han contribuido como en todas partes, a la comprensión
y control de fenómenos humanos, individuales a la par que sociales,
normales y también patológicos. De otra parte, sus conceptos y
sus técnicas han permitido, en grados muy diversos, transformar
las condiciones de existencia sociales y nacionales, ajustándose a
las peculiaridades de cada país.
Para comprender su desarrollo, los estudiosos han dirigido la
vista al futuro, atendiendo a los problemas no resueltos, y también

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Gonzalo Salas (editor)

hacia el pasado, buscando una confirmación en una cierta identidad


nacional científica y profesional.
Conviene servirse de la historia como instrumento de
ubicación personal y colectiva. Sólo desde la comparación con el
pasado, y con el resto del presente, cabe precisar el valor y sentido
del movimiento en el que nos hallamos inmersos, para potenciarlo
y consolidarlo. Este libro, al que estas líneas sirven de prólogo, por
generosa invitación del Dr. Gonzalo Salas que tanto agradezco,
viene a ofrecer una primera imagen de esta historia común de los
psicólogos latinoamericanos, hecha desde la base de un importante
número de historias nacionales.

¿Hablamos de una “psicología latinoamericana”, o tan sólo acerca


de la “psicología en Latinoamérica”? Hace casi tres décadas uno
de sus mayores conocedores, Rubén Ardila, juzgaba difícil admitir
que hubiera una cultura latinoamericana integrada, y se decantaba
por la segunda fórmula. Tal vez hoy habría que seguirlo repitiendo.
Pero, al mismo tiempo, y en un campo específico como es éste de
la psicología, se tiene la impresión de que ha llegado a haber una
tupida red social, que liga grupos y escuelas, con notables afinida-
des, y que muestra un perfil diferenciado dentro del contexto de
los eventos internacionales. Y tal vez no sea esto solo un fenómeno
reciente, ni exclusivo de la psicología. Un destacado escritor y
político chileno José Victorino Lastarria (1817-1888), analizando
—en La América (1865-7)— las relaciones entre Iberoamérica y
Europa, escribió hace más de siglo y medio que “es indudable que
las naciones hispano-americanas, por sus caracteres de familia, por
sus antecedentes, por su porvenir, y por sus instituciones, forman
entre sí una entidad política verdadera”. Y, entre otros muchos
testimonios, recordemos a J.E. Rodó, quien en su famoso ensayo
Ariel (1900), trazó una enérgica defensa de la latinidad hispano-
americana, cuya unidad percibía por encima de la diversidad de
sociedades y países.
Es indudable, en efecto, que, por debajo de diferencias muy
grandes en base ecológica y geográfica, en estructuras sociales, en
sustrato étnico precolonial, en proyectos políticos colectivos, por

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Historias de la psicología en América del Sur

debajo de todo eso, saltan a la vista ciertos “caracteres de familia”


entre los países de este mundo que no cabe obviar.
Recordemos algunos. Para empezar, hay unos pasados co-
loniales, ya sea portugués o español, que transmitieron, con sus
respectivas lenguas, unas culturas de fuerte base teocrática, junto
con unos intereses generalmente limitados hacia el pensamiento
racionalista y el espíritu científico naturalista y libre, al tiempo que
favorecieron la organización de sociedades multiculturales, con
fuertes tensiones entre un mundo indígena precolombino y unas
clases y organizaciones de raíz europea. Aquí terminó por prender
un afán de autonomía y un deseo de formas políticas democráticas
y laicas, que se enfrentaron a la cosmovisión conservadora domi-
nante en aquellas dos metrópolis. Las naciones latinoamericanas
nacieron a su vida histórica en medio de una tensión general entre
un progresismo racionalista moderno y un conservadurismo “teo-
crático”, como decía J. Ingenieros, fuertemente arraigado en las
dos naciones de la Península Ibérica.
De ese modo, ese movimiento general corrió en cierto modo
paralelo al desarrollo de un cierto espíritu científico y de una vo-
luntad de democracia y renovación social en aquellas sociedades.
Y dentro de esa dinámica social, que se pone en marcha en el siglo
XIX, le corresponde un lugar propio a la nueva ciencia de la mente
humana, que tantas cosas podía decir a educadores, a pensadores,
incluso a políticos y a reformadores sociales.
Hoy se ven, con toda claridad, en el mundo americano, y en
relación con la psicología, los dos grandes niveles que señalara un
día H. Ebbinghaus dentro de la evolución de nuestra ciencia: el de
un “largo pasado”, aquí primero indígena y étnico, luego seguido
de otro filosófico, espiritualista, de escolástica cristiana, que llega
hasta mediados del siglo XIX, y un segundo nivel bien distinto, el
de la “corta historia” de la psicología científica positiva, promovido
en casi todas partes por el positivismo de finales del siglo XIX, con
su concepción cientificista de la realidad y del saber.
De manera muy gráfica, José Ingenieros marcó la diferencia
entre aquel pasado y esta historia, al decir, refiriéndose a la tradición
española, que “toda la cultura española, desde el siglo XVI hasta

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Gonzalo Salas (editor)

el XX, puede simbolizarse en una frase: sobran archivos y escasean


laboratorios”; en otras palabras, habría habido mucha historia y
mucha tradición, pero poco espíritu científico y experimental:
dos modos bien distintos de enfocar el mundo y la vida humana.
La nueva psicología, ligada a una idea progresista del hombre
y de la vida, se vio enseguida teñida de valores ideológicos liberales,
junto a otros de utilidad social. En el mundo latinoamericano, al
igual de lo que sucedió también en las dos naciones ibéricas metro-
politanas, los primeros pasos han correspondido por lo general a la
psicología aplicada, antes de que pudiera surgir la teórica o de pura
investigación. Y ha tendido a entretejerse con las tensiones sociales
y reivindicaciones étnicas, precisamente por la raíz progresista de
que se ha nutrido desde su origen.
La llegada de las nuevas maneras de pensar sobre los procesos
psicológicos ha sido, por lo general, más o menos conflictiva frente
a las convicciones espiritualistas de la tradición. Han ido unidas las
nuevas ideas a formas laicas, naturalistas, positivas, de concebir al
hombre y a su vida. Y por ello, en muchos casos, eso ha dificultado
su instalación en las distintas sociedades al generarse roces entre
los diversos protagonistas sociales.
En alguna ocasión, tratando de reducir a esquema las etapas
de ese proceso, en el campo propio de la psicología, he sugerido las
siguientes: 1) Visión ideológica espiritualista y/o escolástica —ha-
cia 1860— 2) La concepción positivista-experimentalista —hacia
1900— 3) Reacción anti-positivista —hacia 1920— 4) Tensiones
entre filosofía y psicotecnia aplicada —hacia 1930— 5) Profe-
sionalización, principalmente clínica, surgimiento de carreras de
psicología; incorporación de psicólogos europeos emigrados —hacia
1945— 6) Surgimiento de conflictos ideológicos y distanciamiento
de la psicología norteamericana, hegemónica en la época —hacia
1960— 7) Paulatina convergencia hacia una comunidad supranacional
latinoamericana —hacia 1967, y crecientemente hasta hoy—. Estas
fechas representan una tosquísima simplificación: pero buscan poner
un orden que sin duda habrá de recibir rectificaciones de los expertos.
Aunque arraigados en tradiciones distintas, los desarrollos
tanto científicos como profesionales, en nuestro ámbito científico,
han ido aproximándose y asemejándose entre sí, como resultado

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Historias de la psicología en América del Sur

de presiones e influencias externas, así como de aspiraciones y pro-


yectos internos similares. Precisamente ante nuestros ojos se está
consolidando esta comunidad tanto científica como profesional:
sociedades, federaciones, revistas, congresos, planes conjuntos
bastarían a probarlo.
Se podría tal vez decir que en esa historia, la psicología
latinoamericana ha cobrado su perfil a través de dos momentos
donde la influencia europea se ha dejado sentir con fuerza, y se ha
injertado en aquella. El primero, sería el correspondiente a los inicios,
y lo habría protagonizado el positivismo cientificista de comienzos
del siglo XX. El segundo, en cambio, habría acontecido en torno
a la época de la II Guerra Mundial, y años antes o años después,
habría cobrado forma a través de la inmigración de científicos y
profesionales de la psicología, por lo general orientados hacia un
funcionalismo de amplio espectro, o una orientación psicoanalítica,
dos “escuelas” que se repartían el predominio de la escena europea
de mediados del siglo XX.
El positivismo, con su reafirmación del conocimiento cien-
tífico como único conocimiento de realidad, y el evolucionismo,
con su concepción naturalista y psicobiológica del hombre, die-
ron el impulso para la nueva visión de la mente de la psicología
científica, que numerosos científicos, que aquí simbolizaré en la
figura de Wilhelm Wundt, iban a respaldar con sus hallazgos e
investigaciones.
El desarrollo de ese nuevo campo científico ha progresado
al compás de las transformaciones sociales y la evolución de las
ideas. Creo que es posible representar los pasos sucesivos de ese
movimiento a través de la dinámica de las generaciones históricas del
mundo iberoamericano —y en otro lugar he intentado ya dibujar
esa evolución—. Es notable, por lo pronto, la serie de nombres
pioneros, de inspiración positivista, en varias de las tradiciones
nacionales, que pueden perfectamente agruparse en torno a una
hipotética “generación de 1871” —según la escala propuesta por
J. Marías—. Piénsese, en efecto, en nombres tan conocidos como
Mariano H. Cornejo (1867) [Pe.]; Joaquim Medeiros (1867) [Br.];
Ezequiel A. Chávez (1868) [Mx.]; Manoel Bomfim (1868) [Br.];

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Gonzalo Salas (editor)

Horacio Piñero (1869) (Arg.); Victor Mercante (1870) [Arg.];


Carlos Vaz Ferreira (1871) [Uru.]; Rodolfo Senet (1872) [Arg.];
Carlos O. Bunge (1875) [Arg]; y José Ingenieros (1877) [Arg], por
lo menos. Brasil, México y Argentina, los países adelantados en ese
interés por la nueva psicología, tendrían ahí incluidas algunas de
sus figuras fundadoras.
Este grupo vendría marcado por ciertos eventos que habrían
impactado a sus miembros en su etapa juvenil, momento de su
impregnación por la circunstancia histórica. Entre tales hechos
cabría mencionar, por ejemplo, la irradiación de la obra de Wundt
en Leipzig; el surgimiento de laboratorios para la nueva ciencia
en Europa y América del Norte; el éxito tecnológico del test de
Binet-Simon, y de la primera psicología aplicada, creación de los
mapas cerebrales y la nueva psicofisiología, para mencionar algunos
hitos decisivos. Ante tales logros, y desde la amplia mentalidad
progresista que buscaba superar la vieja etapa colonial conserva-
dora, había de resultar atractiva la idea de construir una psicología
científica propia, acomodándose al paso de los grupos intelectuales
extranjeros más innovadores del momento.
Los hombres inspirados en la doctrina científico-filosófica
del positivismo hicieron lo posible por crear un espacio para el
estudio científico de la mente. A ellos corresponde, en muchos
casos, el intento de establecer algunos laboratorios en que llevar a
cabo algunas investigaciones efectivas, más allá de la lectura y el
comentario de los trabajos de otros autores.
Debo hacer notar que estos pioneros colocaron la nueva
disciplina por encima del nivel que tenía en la Península Ibérica.
El laboratorio del Prof. Alves dos Santos, creado en 1912 en la
Universidad de Coimbra —Portugal—, y los esfuerzos por crear
otro en la Universidad de Madrid, hacia 1916, por Luis Simarro,
fueron empeños valiosos pero limitados. Y ya en 1898 Horacio Piñero
había fundado en Buenos Aires el primer laboratorio de psicología
experimental, como ha recordado Ardila en 1986. Recordaré aquí
unas palabras del comentario de Simarro a un libro de Carlos O.
Bunge (1875-1918), en 1903: “La Republica Argentina debe estar
ya muy cerca de Europa cuando en ella se producen obras, que por

16
Historias de la psicología en América del Sur

las cuestiones que tratan, (…), revelan cómo las varias Españas del
otro lado del Atlántico entran por los caminos de la superior cultura
contemporánea”. Y añadía estas palabras reveladoras: “Lo que sin
duda habrá de causar agrado y satisfacción a muchos españoles de
acá, y a los mismos dará materia para melancólicas meditaciones”.
Tras la influencia europea de la hora inicial, decía yo que
hay una segunda oleada, que va a impulsar la profesionalización y
la especialización de los psicólogos, y que guarda relación con una
limitada, pero muy influyente emigración de científicos europeos que
cruzaron el Atlántico para encontrar acogida en los países fraternos,
con ocasión del tremendo terremoto histórico del nacionalsocia-
lismo, y de la II guerra mundial que, como es bien sabido, estuvo
precedida por la guerra civil española (1936-9). Este fenómeno, en
el campo de la psicología, vino a estar caracterizado por la presen-
cia de personalidades, dotadas ya de un sólido prestigio, que van
a tener dos rasgos singulares: 1) su alejamiento del conductismo
americano, y de sus líneas más naturalistas y experimentalistas; y
2) su vinculación a formas diversas de psicología aplicada, y por
tanto, hacia líneas de pensamiento humanista en sentido amplio.
Influídos muchos por un funcionalismo, otros por alguna de las
formas del psicoanálisis, contribuirán a impulsar la profesionalización
de la psicología, y para ello, animarán a la creación de los estudios
correspondientes. Tales rasgos van a condicionar el desarrollo del
segundo y tercer tercio del siglo XX. Y van a dar, de algún modo,
una inspiración coherente a las varias tradiciones nacionales, que se
ponen en marcha ante el éxito generalizado de las técnicas psicoló-
gicas para hacer frente a necesidades del mundo contemporáneo.
Figuras como Waclaw Radecki, Helena Antipof y Emilio
Mira en Brasil; o Walter Blumenfeld en Perú; o Angel Garma y
Bela Szekely en Argentina; Mercedes Rodrigo en Colombia, y
José Peinado y Guillermo Pérez Enciso, en Venezuela, entre otros
nombres, además de aportar sus conocimientos, han puesto en
juego sus experiencias y su ilusión en favor del establecimiento de
un mundo profesional para la psicología, y han respaldado a los
grupos nacionales que se movían, en cada país, en esa dirección
organizativa e institucionalizante.

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Justamente el presente libro ofrece con detalle y gran compe-
tencia esa imagen de comunidad a que me estoy refiriendo, y esos
progresos convergentes de las tradiciones nacionales. Es un libro
en que un grupo de investigadores y conocedores de la historia de
la psicología en sus países de referencia, abordan con gran conoci-
miento, abundante información, y, sobre todo, una información
personal de primera mano de aquello que están analizando, la
tarea de poner juntas las historias respectivas de las psicologías
nacionales, de un grupo de países que ocupan un lugar destacado
e influyente en la realidad latinoamericana actual. Al poner esas
historias juntas, salta a la vista el perfil general que a todas ellas
abarca, y que hace de ese todo colectivo un gran proceso histórico
de desarrollo científico y técnico, de progreso de mentalidades, y de
profesionalización e innovación social. Los psicólogos, naturalmente,
y cuantos se sienten implicados de una u otra forma en el desarrollo
intelectual y social del mundo iberoamericano, encontrarán en este
libro conocimientos rigurosos y sugerencias acerca del presente, del
pasado y también del futuro de la psicología latinoamericana, una
realidad en expansión.

Madrid, octubre de 2013

Helio Carpintero
De la R. Academia de Ciencias Morales
y Políticas de España

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INTRODUCCIÓN

Las relaciones entre historia y psicología son de antigua data y han


sido exploradas de diversas maneras. Cuando Wilhelm Wundt,
escribió su voluminosa obra Elementos de Psicología de los Pueblos
(Wundt, 1912) señaló que los procesos psicológicos superiores
solo pueden abordarse mediante la aplicación de los métodos de
la antropología y la historia. El propio fundador de la psicología
experimental, llegó a sostener que lo que hoy se considera el em-
peño de la psicología, era imposible fuera de la consideración de la
investigación histórica (Rosa, 1997). Por su parte, Carretero, Rosa
y González (2006) señalan que las influencias entre psicología e
historia estarían intensamente conectadas, en tanto hay un sujeto
cognoscente constituido históricamente y un conocimiento que es
parte de una historia —o trama— social.
La historia de la psicología a nivel mundial ha sido consi-
derablemente estudiada en diversos manuales y en diversas etapas
(Boring, 1950; Brett, 1972; Carpintero, 1996; Danziger, 1990;
Freedheim, 2003; García Vega, 2007; Heidbreder, 1971; Her-
genhann, 2001; Hothersall, 2005; Klemm, 1900; Leahey, 2005;
Merani, 1976; Mueller, 2007; Murphy, 1971; Pickren y Rutherford,
2010; Robinson, 1995; Saíz, 2009; Schultz y Schultz, 1996), sin
embargo, los trabajos que estudian específicamente la psicología en
el continente latinoamericano son escasos. El lector avezado en estas
materias ya conoce los trabajos La psicología en América (Foradori,
1954), el clásico de Rubén Ardila sobre la psicología en América
Latina (Ardila, 1986) o las dos publicaciones sobre la psicología en el
Cono Sur realizados por el grupo de Mar del Plata en Argentina. El
primero de ellos, compila artículos sobre la formación de psicólogos
(Di Doménico y Vilanova, 1998) y el segundo versa sobre breves
historias de la psicología en los diversos países de América del Sur

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Gonzalo Salas (editor)

(Vilanova y Di Doménico, 1999). También son decisivos los libros


editados por la Sociedad Interamericana de Psicología —SIP— sobre
la psicología en las Américas en temáticas de formación, historia y
procesos de acreditación institucional (Alonso y Eagly, 1999; Toro
y Villegas, 2001; Villegas, Marassi y Toro, 2003a,b).
Recientemente se publicó un libro de 10 autobiografías de
psicólogos(as) relevantes en Iberoamérica (Klappenbach y Leon,
2013) que cumple con el objetivo de dar a conocer contribuciones
individuales de algunos líderes en la historia del saber psicológico.
También existen informes sobre la psicología en América del Sur
desde Norteamérica elaboradas por Murchison (1932), Beebe
Center y Mc Farland (1941), Hall (1946) y Hereford (1966), los
tres primeros abordados justamente por Hugo Klappenbach en la
segunda parte de este libro.
En este contexto, Historias de la psicología en América del
Sur. Diálogos y perspectivas, reúne 9 artículos relacionados con la
construcción de las historias nacionales de la psicología en el cono
sur del continente americano y otras 5 relacionadas con las mujeres
en psicología, los informes norteamericanos sobre la psicología en
América del Sur, la vinculación de pioneros a través de la correspon-
dencia postal, el rol de los estudiantes y los congresos latinoame-
ricanos estudiantes de psicología. No se abordó Latinoamérica en
su extensión únicamente con la finalidad de delimitar y hacer más
viable el presente volumen. De cualquier forma, sería interesante
compilar en próximos trabajos, desde México a Panamá pasando
por los diversos países de Centroamérica y El Caribe; lo mismo de
Venezuela, país con el que tenemos una deuda.
Las historias de este libro representan mucho más que un
mero concierto de fechas y acontecimientos, ya que aun cuando
hay indiscutibles diferencias de enfoques y miradas sobre el trabajo
historiográfico —modelo sobre la base, aspectos epistemológicos,
cuestiones de estilo, énfasis descriptivo o interpretativo en el modo
de abordar la historia, utilización y producción de fuentes primarias,
secundarias o una mixtura entre ambas, etc—, cada autor plasma
un diálogo de forma tácita o explícita con el zeitgeist —contexto
de la época— que permite vislumbrar el paisaje de la psicología o

20
Historias de la psicología en América del Sur

más ampliamente las disciplinas “psi” en cada temática investigada.


El libro comienza con Argentina, donde Lucia Rossi y Ma-
gali Jardon se refieren específicamente al período entre 1900-1957
analizando lo que aconteció con las instituciones de la psicología a
partir de los sesgos: clínico, criminológico, laboral y educacional.
En el segundo capítulo Marion Schulmeyer, hace un impor-
tante esfuerzo por estudiar lo ocurrido con la psicología en Bolivia
fundamentalmente a partir de la creación de las carreras, aunque
también da cuenta de temáticas referentes con los laboratorios de
investigación, revistas, ejercicio profesional y aspectos gremiales.
El tercer capítulo, a cargo de Ana Jacó-Vilela hace refe-
rencia a una breve historia de la psicología en Brasil y desde un
inicio aclara que por la dimensión geográfica de Brasil, sumado a
aspectos socioculturales y políticos, es imposible pensar abordar
tantos territorios, por lo que se centra fundamentalmente en los
conocimientos científicos de la psicología desde el siglo XIX a la
actualidad.
El cuarto capítulo sobre Colombia, desarrollado por Rubén
Ardila, es una síntesis creadora de diversas investigaciones sobre la
historia de la psicología del mismo autor desde que publicara en
1967 su artículo en la Revista Interamericana de Psicología hasta
sus últimas publicaciones en el Oxford Handbook of History of Psy-
chology (Baker, 2012) y su reciente libro Historia de la Psicología
en Colombia (Ardila, 2013).
En el quinto capítulo me refiero al desarrollo de la psicología
en Chile y para ello relevo aspectos relacionados con la profesiona-
lización, las instituciones de la psicología y la divulgación científica.
Se hacen breves acotaciones a las revistas de psicología desde la
antigüedad a la actualidad, lo mismo de las sociedades científicas
y los congresos de psicología.
El sexto capítulo escrito por Lucio Balarezo y Mayra Velás-
tegui es uno de los escasos trabajos existentes sobre la historia de la
psicología en Ecuador y aborda temáticas profesionales, gremiales y
científicas, indagando desde las culturas primitivas a la época actual.
En el séptimo capítulo, José Emilio García realiza una pe-
riodización de la psicología en el Paraguay, destacando los eventos

21
Gonzalo Salas (editor)

centrales y protagonistas de la psicología. El autor destaca que la


psicología académica en su país acaba de cumplir 50 años, aunque
es enfático en aclarar el largo pensamiento previo que precede a la
psicología institucionalizada.
En el octavo capítulo, Walter Arias, desarrolla una docu-
mentada historia de la psicología peruana, considerando para ello
tres etapas: la psicología antes de la psicología, la psicología como
ciencia y profesión en el Perú y la psicología peruana en la actualidad.
En el noveno capítulo, Jorge Chávez y Paribanú Freitas,
realizan una historia de la psicología en Uruguay considerando
temáticas epistemológicas, historiográficas y sociopolíticas. Desde
este constructo realizan el ejercicio de historizar fundamentalmente
aspectos relacionados con la psicología académica y profesional.
La segunda parte del libro incluye otras historias de la psi-
cología en el cono sur de América. Como se menciona al inicio,
Hugo Klappenbach, se refiere a los estudios norteamericanos que
se ocuparon de representar la psicología en América del Sur. En
estos informes, se hace alusión a laboratorios de psicología, psicó-
logos relevantes de la época, centros de entrenamiento y desarrollo
profesional, etc.
María Inés Winkler y María Isabel Reyes, abordan la con-
sideración de algunas mujeres psicólogas y psicoanalistas en Chile
y Argentina, centrándose en los inicios de la carrera de psicología
en ambos países.
Ramón León, por su parte se dedica a rastrear la correspon-
dencia entre el destacado psicólogo Walter Blumenfeld, radicado
en Perú y los intelectuales argentinos Enrique Mouchet y Francisco
Romero. Lo interesante de las cartas analizadas es que permite
visualizar las interacciones cotidianas y la situación que vivían los
profesionales con sus correspondientes significados emocionales.
El libro concluye con dos trabajos relacionados con dinámicas
estudiantiles. En el primero de ellos, Miguel Gallegos se refiere a la
historia del movimiento estudiantil de la psicología en América del
Sur, considerando eventos estudiantiles nacionales, latinoamericanos
e internacionales, así como el rol de los organismos asociados. Por
su parte, en el último capítulo nos corresponde junto a Jonathan

22
Historias de la psicología en América del Sur

Ayala, Christian Jibaja y Fernando Nazaret, hacer alusión a los


Congresos Latinoamericanos de Estudiantes de Psicología y su
historia reciente.
Las redes y conexiones que se han tejido para compilar el
presente volumen surgieron de los Grupo de Fuerza de Historia de
la Psicología de la SIP y la Red Iberoamericana de Pesquisadores en
Historia de la Psicología —RIPeHP— las cuales han permitido un
intercambio constante e intenso entre los investigadores.
Este libro no está dirigido solamente a historiadores de la
psicología, sino que también a psicólogos y estudiantes de psicología
de Iberoamérica, ya que conocer la historia de la ciencia, disciplina
y profesión psicológica es una tarea que nos concierne a todos y si
bien aún queda un sendero amplio por recorrer en la indagación
de la historia e historiográfica de la psicología, se busca intenta
relevar y comprender de mejor forma nuestro pasado a partir de
las tensiones del presente.

Referencias

Alonso, M. y Eagly, A. (1999). Psicología en las Américas. Caracas: Sociedad


Interamericana de Psicología.
Ardila, R. (1986). La psicología en América Latina: Pasado, presente y futuro.
México D.F: Siglo XXI.
Ardila, R. (2013). Historia de la psicología en Colombia. Bogotá: Manual
Moderno.
Baker, D.B. (2012). (Ed.). The Oxford handbook of the history of psychology.
New York: Oxford University Press.
Beebe-Center, J. G. y McFarland, R. A. (1941). Psychology in South
America. Psychological Bulletin, 38(8), 627-667.
Boring, E. (1950). A history of experimental psychology. New York: Apple-
ton-Century.
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25
Historias
de la psicologia en
América del Sur

(Parte 1)
CAPÍTULO 1

Historia de la Psicología en Argentina: Un recorrido a


través de las instituciones (1900-1957)

Lucía Rossi y Magali Jardon


Universidad de Buenos Aires

El trabajo se propone sistematizar y analizar el decurso histórico de las


instituciones que en Argentina hayan incluido prácticas relacionadas
con la psicología entre los años 1900 y 1957. El abordaje metodológico
basado en la sistematización permitirá la reconstrucción histórica de
las distintas variables sociales, políticas e ideológicas que dan origen
a las instituciones abordadas, a la vez que permite visualizar la idea
de sujeto que de ellas se deriva. Como criterio organizador se decide
genealogizar dichas instituciones según los sesgos profesionales a los
que pertenecen: clínico, clínico-criminológico, laboral y educacional.

Sesgo Clínico

El área de mayor tradición en Argentina es la del sesgo clínico.


En esta misma área podemos detectar tres líneas: a) La derivada
de los primeros hospitales de la época de la colonia, b) La casa de
huérfanos, y c) La de los hospitales públicos.
En primer lugar, encontramos un lineamiento derivado de
los primeros hospitales en la época de la Colonia; el Hospital de
Hombres estaba dedicado en su origen a la atención militar y a
casos agudos. Financiado por la Corona, combinaba la atención de
quirurgos o prácticos con las órdenes religiosas. Los jesuitas consi-
deraban el hospital como parte de la función misional, educacional

28
y asistencial: Por esto mismo cuando los hospitales estuvieron bajo
su jurisdicción aplicaron criterios y vocabulario de la medicina
griega, como así sus cuadros psicopatológicos: manía, melancolía e
histeria, figuran en los casos clínicos. Consideran a la enfermedad
mental como propia de la condición humana, con criterios uni-
cistas aristotélicos y tratable con el criterio del justo medio y con
la medicina que indica el Pharmacon de Dioscórides, enriquecido
con las especies vegetales medicinales americanas. En este marco
se presenta una diferenciación entre patología y locura. Un sector
especial —dentro del Hospital— llamado “Cuadro de Dementes”,
dedicado a cuadros psicopatológicos crónicos en contraposición al
cuadro prevalente de agudos.
La diferenciación entre melancolía —internable, contenible
y tratable— y manía —con su peligrosidad social— muestra otra
diferenciación temprana: la melancolía es concerniente al hospital,
por ser contenible y tratable; la manía, por su violencia y peligro-
sidad, de contención disciplinaria, atañe a la función policial del
Cabildo. La criminalidad entonces remite al ámbito municipal y
culmina en la cárcel.
Las historias clínicas de la época permiten descubrir la
circulación de pacientes: un esclavo furioso fue encerrado en la
cárcel del Cabildo. Cuando la crisis maníaca remite, es derivado
al hospital de los betlemitas —sucesores de los jesuitas—, quienes
lo asisten en su depresión. Ya recuperado, comienza a colaborar
como ayudante de enfermería y de cocina. En ese momento se lo
considera curado, y entonces la familia lo reclama. A estas dife-
renciaciones se les suman otras: nuevos espacios intermedios —ni
agudos ni crónicos—, destinados a convalecientes; por ejemplo,
la Residencia de Belén. Estos lugares contemplan actividades de
colaboración y de producción, en predios asignados por la Corona,
para el sostenimiento y financiamiento de estas instituciones. Que
el paciente trabaje es indicio de remisión y de alta inminente.
Hay diferenciaciones institucionales según se trate de agudos,
crónicos y convalecientes, como diferencias de tratamiento y de
modalidad de contención. Si se trata de maníacos que —por su
peligrosidad— muestran tendencias que los aproximan a los agudos,

29
Gonzalo Salas (editor)

próximos a la criminalidad, requieren contención drástica: la cárcel


del Cabildo. Por otro lado, los tratables clínicamente —casos de
melancólicos, histéricos y delirantes— son asignados en primera
instancia al hospital para el diagnóstico y asistencia. Y luego al
hospicio, si después del período de convalecencia el cuadro no
remite y se cronifica.
Ambas escenas comparten su carácter de contención; sin
embargo, se diferencian: la clínica provee asistencia y “tratamiento”,
mientras que la cárcel disciplina en el tiempo e intenta reeducar.
Esta complementariedad esboza la diferenciación de instituciones
clínicas y criminológicas. Ese espacio crece, se afianza y logra su
autonomía en el Hospicio de San Buena Ventura, para culminar
con una institución gigante en el periodo de la Organización Na-
cional: el Hospicio de las Mercedes —actual Hospital Borda—. La
preocupación por la rehabilitación y la reinserción social resurge a
principios del siglo XX. atendiendo los requerimientos de la gran
inmigración —alcoholismo, parálisis general progresiva—.
Impulsado por Domingo Cabred, florece un nuevo sistema:
el de las colonias. Con énfasis en la rehabilitación a través de la
laborterapia, propone como estrategia el trabajo del interno. El la-
boreo de sus extensos predios la convierte en una unidad económica
autosustentable, como la cárcel de Ushuaia, de la misma época.
La rehabilitación se plantea como asistencia, educación y
laborterapia, tres prácticas psicológico-asistenciales que apuestan a
un sujeto integrable a la sociedad por vía del trabajo. Cumplen una
función de transición: en parte de contención por la superpoblación
de los hospicios, pero decididamente apuntan a la rehabilitación
buscando rescatar al sujeto, hacerlo activo y útil a la sociedad. La
Colonia es un acierto que se expande como modelo, incluso apli-
cable a la minoridad internada en instituciones totales: Colonias
para menores retardados —Cabred—, o para niños ciegos —Pi-
ñero—. Estas Colonias diferenciadas en atención a discapacitados
constituyen una respuesta a la falta de asistencia especializada para
la minoridad en riesgo o en problemas, y las extremas dificultades
para la detección diagnóstico, derivación y asistencia institucional
de la infancia. En las tesis doctorales se reflejaba y se denunciaba

30
Historias de la psicología en América del Sur

la existencia de niños internados en hospicios y cárceles. La dife-


renciación de discapacitados y oligofrenias es un avance.
La construcción de la primera Colonia fue, en 1884, el
Hospital General Melchor Romero (1884) en La Plata. Se crea,
por decreto de Dardo Rocha, a 10 kilómetros del casco urbano de
La Plata, reciente capital de la provincia en aquel entonces (Rossi,
2011).  Cabred fue presidente de la Comisión de Hospitales y Asilos
Regionales, gracias a ella se crearon las siguientes instituciones en
el país bajo la modalidad de Colonia: En 1899 se funda en Luján
la Colonia Nacional de Alienados Open Door, con un sistema de
puertas abiertas, estilo escocés. Tenía un diseño médico asistencial
y educativo-pedagógico de grupos de trabajo agrario pago que
preveía un sistema de adopciones de pacientes por parte de familias
afincadas en el predio. Este sistema fue implementado por  Gorriti.
(Gorriti, 1932). Le sigue, cronológicamente, el Asilo de Alienados
de Oliva, en la provincia de Córdoba, inaugurado en 1914. El Asilo
Colonia Regional Mixto de retardados de Torres —actualmente
Montes de Oca—, en la provincia de Buenos Aires, creado en 1915.
Y el Asilo Colonia de Olivera, partido de Mercedes, provincia de
Buenos Aires, en 1922.
Una segunda línea de origen virreinal: la Casa de huérfanos y
la de Mujeres derivan en el Hospital de Mujeres y en los  primeros
hogares —luego, Hogares para Niños Expósitos— del Patronato
de la Infancia en el siglo XX. De esta última dependerán varias
instituciones de minoridad.
Por otra parte, el “Patio de dementes” del Hospital de Muje-
res se transforma en el Hospital Nacional de Alienadas de Buenos
Aires —actual Hospital de Salud Mental Braulio Moyano—. El
Hospital de Alienadas se inauguró el 15 de Marzo de 1854. Fue el
primer nosocomio dedicado a la asistencia de mujeres. Inicialmente
eran tratadas sesenta mujeres trasladadas desde el Hospital General
de Mujeres. Este establecimiento se crea por pedido de  la Socie-
dad de Beneficencia al Gobierno nacional, debido a un informe
presentado por la inspectora del Hospital General de Mujeres, Sra.
Tomasa Vélez Sarsfield.
Otra institución importante fue la Sociedad de Beneficencia,

31
Gonzalo Salas (editor)

creada el 2 de Enero de 1823, por decreto del gobernador de la provin-


cia de Buenos Aires, Martín Rodríguez. La Sociedad tendría a su cargo
la dirección e inspección de las escuelas de niñas, la Casa de Expósitos,
la casa de partos públicos y ocultos, los hospitales de mujeres, el colegio
de huérfanos, y todo establecimiento público de ayuda a las mujeres.
A partir del año 1860 la Sociedad de Beneficencia estará a cargo
del cuidado de las pacientes internadas en el Hospital Nacional de
Alienadas (Jardon, 2010).
El 26 de septiembre de 1908 se crea el Asilo de Alienadas,
con sede en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, también
denominado Asilo Quinta de Lomas. Según las damas de la Socie-
dad de Beneficencia, fue una “sucursal” del Hospital Nacional de
Alienadas. La tercera línea parte desde los hospitales públicos con
sede en el Hospital de la Caridad San Roque, que era un leprosario,
hospital de infecciosas en época de las grandes pestes. Era el más
importante de la ciudad de Buenos Aires. Ramos Mejía, médico
prestigioso, funda a principios del siglo XX, una institución mixta
puente entre lo clínico y criminológico: el Observatorio del Depó-
sito de la Policía Federal —símil del Dépôt de G. de Clerambault,
París—. Tenía una articulación académica universitaria, como la
cátedra de Criminología y de Psicología, con profesores como
Francisco De Veyga y José Ingenieros en la Facultad de Derecho
y de Medicina.
De las observaciones mixtas —clínicas y criminológicas—
surgen las primeras publicaciones: los Archivos de Criminología,
colección dirigida por José Ingenieros. Y deriva en el Servicio
de Enfermedades Nerviosas, en 1904, que sigue la propuesta de
Charcot: los primeros consultorios con esbozos tempranos de
psicoterapia. Estas nuevas prácticas jerarquizan nuevas áreas del
hospital: los consultorios externos, que se propagarán a todos
los hospitales públicos en la década el 20´, sedes de las primeras
prácticas de psicoterapia. Los hospitales se abren al gran público
instrumentando una función social.
El Hospital Ramos Mejía, vanguardia de la propuesta, será
sede de la Asistencia Pública y un modelo del sistema en el período
de la democracia ampliada (1916-1930). El hospital, ahora público

32
Historias de la psicología en América del Sur

y gratuito, se preocupa por la salud de la población activa con la


agilidad de consultorios abiertos y dispensarios barriales que proveen
asistencia y llevan los criterios preventivos de la higiene social. El
hospital sale a proveer atención in situ. El foco cambia; el hospi-
tal se orienta a la prevención y a conservar la salud poblacional,
atendiendo las enfermedades sociales: tuberculosis y alcoholismo.
Una nueva concepción de enfermedad mental desplaza la atención
hacia los casos leves, incipientes. En su período inicial muestra que
las enfermedades terminales o crónicas pierden centralidad con la
previsible decadencia de Hospicios y Colonias, florecientes en el
período conservador.
A la higiene pública le sigue la higiene social. Las Ligas
detectan las enfermedades sociales y su impacto a futuro en la po-
blación; venéreas y alcoholismo son ahora el foco. Se intensifican las
campañas de prevención para la detección temprana y la prevención.
Surge la Liga de Higiene Social, liderada por médicos higie-
nistas, que compiten con la Sociedad de Beneficencia y la iglesia en
el cuidado de la población trabajadora y de los pobres, que ahora
asisten libremente al hospital público, ya que ya no se requiere,
desde 1917, el oprobioso certificado de pobreza.
El alcoholismo, estudiado estadísticamente, y las venéreas se
miden en relación con el impacto poblacional en las generaciones
venideras. El preocupante problema del trabajo infantil y de las
mujeres impulsa una nueva legislación laboral regulatoria, y la in-
fancia gana protagonismo. La higiene social desemboca en la higiene
mental. La enfermedad mental se relaciona con las condiciones
sociales. Va perdiendo entidad, y se organiza según síndromes de
autonomía funcional, que desplazan al fijismo naturalista de las
taxonomías hereditarias irreversibles.
La higiene mental implica nuevas prácticas con sede en los
consultorios externos y dispensarios de los barrios para la atención
in situ de los problemas sanitarios, pero para la tarea de prevención
y educación para la salud. Las visitadoras de higiene social, enfer-
meras sociales, asistentes sociales y visitadoras de higiene mental
son las nuevas efectoras de salud.

33
Gonzalo Salas (editor)

Sesgo Clínico-Criminológico

Dependiente de la Policía de la Capital y por iniciativa de De


Veyga, se crea el Depósito de Observación de Alienados “con el fin
laudable de establecer sobre bases prácticas la enseñanza de la me-
dicina legal, por cuya razón se elige el mencionado depósito para
que los alumnos puedan estudiar las condiciones mentales de los
contraventores” (Loudet, O y Loudet, O. E, 1971, p. 129). En
la intersección entre el área clínica y la criminológica, en 1902,
dentro del Hospital Melchor Romero, emergen los informes mé-
dico forenses que pueden compararse por su estilo a los historiales
clínicos. Características similares pueden encontrarse en la Oficina
de Estudios Médico-Legales, dependiente de la Cárcel de Encau-
sados, en 1907, que utilizan los Cuadernos Médico-Psicológicos.
En 1927 el Tribunal de Menores, en su Sección de Psicología
implanta la Ficha psicológica para asegurarse una acertada derivación
institucional y tratamiento. En el caso de niños internados, las prácticas
se muestran atentas a los diagnósticos de peligrosidad y educabilidad,
por la necesidad de reintegrar social y laboralmente al niño.
Es el Servicio Médico-Legal, división judicial, que en el
Depósito de la Policía de la Capital, establece una sección destinada
a Menores desde 1915. Esta institución, a la que antes nos hemos
referido, tiene vigencia hasta 1930 y su función es relevar los casos.
Con la ley Agote de 1918 se confiere un marco legal al Patronato de
la Infancia —los padres que no se ocupan de los menores pierden
la patria potestad y la retoma el Estado en la figura del juez—, y
las instituciones totales devienen en Institutos de Menores.

Sesgo Educacional

En 1898, Horacio Piñero fundó el Laboratorio de Psicología Expe-


rimental, que en 1901 se trasladó a la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad de Buenos Aires (Foradori, 1935). Allí, Piñero
diseñó la Ficha Psicofisiológica y el Boletín Psicofísico, con una
estructura que supone una definición de aprendizaje cuyo basamento
psicofisiológico relevaba datos de tipo sensualista.

34
Historias de la psicología en América del Sur

En esta primera época, también tenemos que mencionar


que en 1905, en la Universidad Nacional de La Plata, Víctor Mer-
cante estuvo al frente de la Sección Pedagógica, donde fundó un
Laboratorio de Psicología Experimental que aportó fundamentos
científicos para las estrategias pedagógicas.
Generalmente en el área educacional prevalece fundamen-
talmente el tipo de financiamiento estatal y por ende se encuentra
sujeta a los vaivenes políticos. Un ejemplo de esto es el Consejo
Nacional de Educación y Justicia de la Nación, en cuyas dependen-
cias se creó en 1929 el Instituto de Psicología Experimental y su
Escuela Anexa de Psicopedagogía Correctiva. El instituto funcionó
hasta 1930, momento en el cual, a causa del golpe de Estado de
Uriburu, fue desmantelado.
Algunas de las secciones del Instituto eran, además de su
Escuela Anexa, el Laboratorio de Psicología Experimental, el Con-
sultorio Psicopedagógico, el Laboratorio de Selección y Orientación
Profesional, etc (Rossi y cols, 1997). Esta institución muestra la
intersección propia de la época entre lo educacional y lo crimino-
lógico ya que “el término “correctivo” da cuenta de la intersección
del discurso médico y jurídico en el psicoeducativo” (Rojas Breu,
2005, p. 89). La fundamentación de la creación y las funciones de la
Colonia de Menores de Marcos Paz —desde 1920, Colonia Hogar
Ricardo Gutiérrez— también dan cuenta de esta intersección que
hace bastante dificultosa la clasificación purista de una institución
educativa y criminológica1. Lo mismo puede afirmarse del Asilo
Colonia Regional Mixto de Retardados Estación Torres. Luján,
provincia de Buenos Aires, fundado en 1908 y habilitado en 1915.
Más tarde, Carolina Tobar García formó parte del Consejo
Médico Escolar, y tuvo a cargo el Consultorio Psicofisiológico
desde 1934. También fue jefa del Gabinete Psicopedagógico entre
1938 y 1944 que tenía sede en el Hogar Santa Rosa del Patronato

1  Al respecto véase: Zapiola, María Carolina “¿Es realmente una colonia? ¿Es
una escuela? ¿Qué es?” Debates parlamentarios sobre la creación de instituciones
para menores en la Argentina, 1875-1890”, en Lvovich, D y Suriano, J (2006)
(comps), Las políticas sociales en perspectiva histórica. Argentina, 1870-1952,
UNGS. Buenos Aires: Prometeo.

35
Gonzalo Salas (editor)

Nacional de Menores (Castillo, 2010), donde se realizaban estudios


y clasificaciones de la niñas internas.
De la Asociación Argentina de Biotipología, Eugenesia y
Medicina Social —dirigida por Arturo Arias— dependen tanto
la publicación, Anales, como la Escuela Politécnica de Biotipo-
logía, Eugenesia y Medicina Social —dirigida por Arturo Rossi,
que formaba egresados en tres especialidades: asistentes escolares,
asistentes hospitalarias, asistentes sociales (Kirsch y Rossi, 2005).
Por último, entre 1948 y 1954, en la provincia de Buenos Aires,
la Dirección Escolar cuenta con la Dirección de Psicología que
formaba Asistentes educacionales y sociales en educación primaria.

Sesgo Laboral

Dentro del sesgo laboral, en la década del 20´, podemos analizar el


decurso histórico de tres instituciones: el Laboratorio de Psicología
Experimental con sede en la Facultad de Filosofía y Letras; Gabinete
Psicofisiológico de la Escuela de Aviación de El Palomar y el Insti-
tuto de Orientación Profesional, oficializado en Octubre de 1927 y
creado por el Dr. Horacio Piñero en el año 1901 en la Facultad de
Filosofía y Letras, el Laboratorio de Psicología Experimental, que
ya mencionamos dentro del sesgo educacional, también es relevante
desde el sesgo laboral ya que sienta las bases para la aplicación de
la psicofisiología a dicha área. Se puede rastrear esta influencia en
la siguiente vinculación institucional.
Si bien el primer Reglamento de la Escuela de Aviación Mi-
litar aprobado el 4 de Septiembre de 1912 menciona en su artículo
16 que los candidatos serán sometidos a un examen médico que
verifique la regularidad de sus funciones de los diferentes órganos
y que por lo tanto se requerirá de un certificado médico, hubo de
esperarse algunos años más para la implementación del Gabinete
Psicofisiológico.
Efectivamente, el 29 de enero de 1922 se inaugura en El
Palomar el Gabinete Psicofisiológico, el primero en nuestro país
y en América del Sur (Viedma, 1961). A su cargo se encontraba
el Dr. Agesilao Milano. Como fundamentación para la necesidad

36
Historias de la psicología en América del Sur

de la selección y el control de los pilotos se esgrimía que “desde


el año 1912 hasta 1921, período durante el cual no se efectuaba
ningún examen, la actividad aérea fue de 8112 h y se produjeron
10 accidentes fatales, lo que da una relación de 1,23 accidente por
cada 1000 h de vuelo” (Canevaris, Mercuri y Pessolano, 1990, p.
56). En 1923, se designa un ayudante para concurrir a la Facultad
de Filosofía y Letras con el objeto de estudiar Psicología Experi-
mental en la cátedra del Prof. Mouchet (Buzzi y Canevaris, 1970).
En 1927 la Aviación Naval inauguró su Gabinete Psico-
fisiológico en la Base Aeronaval de Punta Indio, a cargo de Julio
V. D´Oliveira Esteves, mientras que la aviación civil lo hace en
1935 bajo la dirección de Luis Rossignoli, alumno de Milano. Las
relaciones entre la institución militar y el laboratorio de Psicología
Experimental perviven en el tiempo hasta la década del 30´, ya que
en 1938 D´Oliveira Esteves publica en los Anales del Instituto el
texto “Elementos constituyentes del tiempo de reacción psicomotor”,
donde trata sobre la psicocronometría en la selección de candidatos
a pilotos de aviación.
El Instituto de Orientación Profesional, creado en 1925 y a
cargo del profesor alemán Carlos Jesinghaus, sigue otra línea teóri-
ca, distinta de la psicofisiológica y su curso institucional también
se diferencia. Si bien comenzó en la sede de la Escuela Industrial
Otto Krause y dependía financieramente del Ministerio de Justicia
e Instrucción Pública de la Nación, luego del golpe de 1930 y a
causa de la suspensión de la partida presupuestaria, el Dr. Sagarna
gestionó el traspaso del Instituto al Museo Social. El Museo Social
había sido creado en 1911 por Emilio Frers y sus objetivos fueron
“convertirse en un instituto de formación, estudios y acción social”
(Edelmuth, 1995, p. 199). Un año antes del cambio de sede, egre-
saron los primeros y únicos Consejeros de Orientación Profesional
de la Escuela que dependía del Instituto. Uno de ellos, Carlos Mata,
trabajó durante la década del 30´ en la Policía y en el Ejército.
El marco político, económico y social del periodo de parti-
cipación restringida que se extiende desde 1930 hasta 1945, hace
que la problemática social sea abordada fundamentalmente desde
los criterios asistencialistas de la medicina social y produce varias

37
Gonzalo Salas (editor)

modificaciones en el sesgo laboral de las instituciones que habían


aparecido en la década anterior. El rol de contención social se le
otorga ahora a la medicina con su enfoque de criterios biotipoló-
gicos y de higiene. En este punto es particularmente ilustrativo el
artículo “Psico-higiene en el trabajo” escrito por Américo Monte-
negro (1948), en el cual se menciona la tarea realizada en la Liga
Argentina de Higiene Mental (Ibarra, 2009). Dentro de esta misma
línea teórica, puede mencionarse el aporte de Arturo Rossi a la
Biotipología y la Medicina del Trabajo (Rossi, 1944).
A partir de 1945 resurge el diseño psicotécnico y se eclipsa
la apoyatura psicofisiológica. Asimismo, se enfatiza en la fede-
ralización de las instituciones que se ocupan del sesgo laboral.
En la Universidad de Tucumán surge el Instituto de Psicotecnia
dirigido por B. Aybar, y en 1950, la Licenciatura en Psicotecnia y
Orientación Profesional. En la Universidad de Cuyo tuvo sede la
Dirección de Psicología Educacional y Orientación Profesional, a
cargo de Plácido Horas, en 1952. En la Universidad del Litoral,
Ermida Benítez de Lambruschini dirigió la carrera de Asistente
en Psicotecnia. En La Plata, Ricardo Moreno estuvo a cargo de la
Dirección de Psicología Educacional y Orientación Profesional.
En la Universidad de Cuyo, Mendoza, Horacio Rimoldi crea el
Instituto de Psicología Experimental, verdadero laboratorio pero
ya no con instrumental sino con test psicométricos.

Conclusiones

Del análisis del recorrido propuesto surge una correlación entre el


contexto sociopolítico, la continuidad de las instituciones, la mo-
dalidad del diseño de protocolo abordado y la definición de sujeto.
Así, las instituciones pertenecientes al sesgo clínico —Hos-
pitales, Hospicios— muestran una continuidad en el tiempo,
perdurando, aunque con modificaciones, en períodos de participa-
ción política ampliada y restringida. Las historias clínicas también
reflejan la misma perdurabilidad, manteniéndose en el tiempo con
agregados. Las historias clínicas, protocolo que otorga una visión
longitudinal, secuencial, procesual de la situación personal, indica

38
Historias de la psicología en América del Sur

la misma estabilidad temporal que las instituciones que le dan


sede. Las instituciones propias del sesgo educacional y laboral, en
cambio, reflejaron un decurso más fragmentado y discontinuado
en el tiempo, mostrando incluso instituciones que directamente
fueron desmanteladas. Las fichas y protocolos propios de estos
sesgos apuntan a criterios descriptivos y relevan aspectos sincró-
nicos del sujeto.

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Kirsch, U. y Rossi, L. (2005). “La Escuela Politécnica de Biotipología,
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Loudet, O. y Loudet, O. E. (1971). Historia de la Psiquiatría Argentina.
Buenos Aires: Troquel.
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gentina. Vestigios de profesionalización temprana. Buenos Aires: JVE.
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Rossi, L. e Ibarra, M. F. (2008). Registros documentados de la práctica
psicológica y nociones de subjetividad implícitas en Argentina
(1900-1957). Su articulación con los contextos políticos y áreas
preprofesionales”. En: Actas de las XV Jornadas de Investigación.
Cuarto encuentro de Investigadores en Psicología del Mercosur. Agosto,
2008, Tomo III, 339-341.

40
CAPÍTULO 2

Desarrollo de la psicología en Bolivia: Formación,


investigación y asociación

Marion K. Schulmeyer1
Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra

La escasa bibliografía que aborda la historia de la psicología en Bolivia


suele apoyarse en el desarrollo de la psiquiatría como antecedente
del estudio de la salud mental. Pero en general, se sitúa el comienzo
de la psicología en la creación de la primera carrera, es decir, en
1971, cuando la Universidad Católica Boliviana —UCB— la funda
como respuesta a necesidades identificadas en la sociedad. Antes
de esta fecha el conocimiento de la psicología se circunscribía a
materias de corte filosófico que se dictaban en colegios y en cátedras
universitarias aisladas (Calderon, 1999; Via, 2000).
Para poder comprender el desarrollo de la psicología en Bo-
livia, puede ayudar ubicarla en el contexto político y social en que
se crea. La carrera de Psicología Clínica y Psicología Educacional
aprobada por la Conferencia Episcopal Boliviana inició sus activi-
dades el 5 de abril de 19712, pero, por los problemas surgidos con
el golpe de Estado del General Banzer, suspendió sus actividades en
agosto del mismo año (Via, 2000). La psicología nace en una década
marcada por la restricción de la libertad de expresión, asociación,

1  Este capítulo hubiera sido inviable sin el apoyo y la información brindada


por los psicólogos Maggie Jauregui, Guiomar Bejarano, Juana López Vargas,
Pilar Bernal, Emilio Sotomayor, Carmen Camacho y Alejandra Horno.
2  Según se recoge en Vía (2000) la UCB marca la fundación de la Carrera de
Psicología el 12 de Septiembre de 1971.

41
Gonzalo Salas (editor)

afiliación política, organización gremial, etc. Perotto3 en 1975,


presenta Bolivia casi como un no-país, como un lugar donde la
inestabilidad es tanto política como económica, laboral, familiar y
cultural, donde la fragilidad de las estructuras caracteriza el contexto
y donde, —considera él— es importante resaltar al hombre y hacer
existir la psicología (Vilanova y Di Doménico, 1999).
Esa inestabilidad sostenida por años de control militar, es
seguida, después de la caída de Banzer, en 1978, por una etapa de
mayor incertidumbre política. En los cuatro años siguientes, el
país tuvo nueve gobiernos, siete de facto y dos constitucionales,
así de 1978 a 1982 en Bolivia hubo un promedio de un gobierno
cada cinco meses y medio (Mesa, Gisbert y Mesa, 2007). La ines-
tabilidad política afectó, entre otras muchas cosas, el desarrollo de
actividades de la educación superior. Sobre todo por el papel de
los estudiantes universitarios en las revueltas sociales. En 1979,
el gobierno de turno eliminó el Departamento de Psicología de
la Universidad Mayor de San Andrés y la Conferencia Episcopal
boliviana cerró la Carrera de Psicología de la UCB —ambas en La
Paz—, indefinidamente. Las actividades volvieron a iniciarse en la
UCB en 1982, aunque mucho del capital humano había emigrado
para entonces (Aguilar, 1983; Via, 2000).
Ese año hubieron elecciones democráticas en el país y se
realizaron algunos cambios para tratar de asegurar el proceso de-
mocrático, logrando, por primera vez en la historia de Bolivia, que
la transmisión de mando de un partido, a la oposición, se hiciera
de manera pacífica. El primer periodo de gobierno democrático
—1982 a 1985— fue de la Unión Democrática Popular —UDP—
que se caracterizó por el desastre económico de mayor repercusión
en la historia del país. El gobierno no atinó a frenar el colapso y
para completar el panorama de devastación económica se aceleró
el proceso de devaluación de la moneda al desdolarizar la econo-
mía. Los precios subieron, cayeron los salarios y se tuvo una de
las inflaciones más grandes de la historia mundial, llegando a una

3  Pierre Carlo Perotto fue el segundo director del Departamento de Psicología


de la UCB (Aguilar, 1983).

42
Historias de la psicología en América del Sur

inflación del 8767% en 1985 (Mesa y cols, 2007).


En este escenario, las universidades privadas comenzaron
a aparecer en los 80´ a partir de los cambios económicos, los pro-
blemas políticos constantes que entorpecían el funcionamiento
de la universidad pública, la dificultad de obtener divisas para los
estudiantes que estaban fuera del país y la necesidad del empresariado
de formar profesionales para cubrir las necesidades de la industria
(Daza, Padilla y Roca, 2007). Se puede reconocer dos momentos
importantes de la creación de universidades privadas. El primero,
de 1982 a 1984, que responde a este contexto y que se da en la
ciudad de Santa Cruz de la Sierra con la creación de la Universidad
Evangélica Boliviana (1982) y Universidad Privada de Santa Cruz
de la Sierra (1984) y el siguiente, de 1990 a 2010, que responde
al boom del emprendimiento privado (Contreras, 1998; Limpias,
2012).

Las carreras de psicología

En Bolivia existen cuatro tipos de universidades, las universidades


públicas autónomas que coordinan sus actividades a través del
Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana —CEUB—4, las
universidades de régimen especial, que son universidades públicas
a cargo del Ministerio de Educación. Entre ellas están las universi-
dades de las Fuerzas Armadas, Policía y las Universidades Indígenas,
Interculturales y Productivas. Las universidades privadas adscritas al
CEUB, que en la práctica son tres, la Universidad Católica Boliviana,
la Escuela Militar de Ingeniería y la Universidad Andina Simón
Bolívar. Finalmente están las universidades privadas cuyo control
depende del Ministerio de Educación, a través del Viceministerio
de Educación Superior de Formación Profesional (Ministerio de

4  El CEUB coordina la planificación y programación de las actividades de


las universidades públicas y las representa antes los poderes del Estado, se
encuentra información detallada de sus funciones y actividades en , además
aprueba los programas de las Universidades Privadas adscritas al CEUB, pero no
tiene potestad sobre las otras Universidades Privadas, las cuales dependen por
Decreto y por la Constitución Política del Estado, del Ministerio de Educación.

43
Gonzalo Salas (editor)

Educación, 2011b, 2012). En total, en el 2013, había 59 universi-


dades en Bolivia —11 públicas, 6 de régimen especial, 3 adscritas
al CEUB y 39 privadas—.
La carrera de psicología se dicta en la Universidad Católica
Boliviana de La Paz y Cochabamba, en 5 de las 11 universidades
públicas autónomas y en 11 de las 39 universidades privadas que
funcionan en el país —en ellas hay 19 carreras en funcionamiento
porque algunas tienen varias sedes—. En total, en el 2013 había
26 carreras de psicología en funcionamiento (Ministerio de Educa-
ción, 2012). Como ya dijimos, la primera carrera en fundarse fue
la UCB, que fue elaborada por el Alberto Conessa, Alberto Seleme
y René Calderón Soria, con orientación clínica y educativa. El plan
de estudios desde 1971 a 1979 pasó por varias modificaciones
para adecuarse a la disponibilidad de docentes. En 1982 cuando
reabrió la carrera se introdujo en el programa tres orientaciones
teóricas: la experimental —bajo el influjo de Eric Roth, formado
en México—, la humanista existencial —influenciada por Eduardo
Riveros, formado en Chile— y la psicoanalítica —a cargo de María
Elena Lora, formada en Argentina—. En el plan de estudios de
1986, se definió tres áreas de especialidad: área social, educativa y
clínica —esta última con los tres enfoques teóricos mencionados—.
Este esquema se mantuvo con las modificaciones necesarias en
la reformulación de 1996 y la de 1998 (Via, 2000). Después se
dejaron de ofrecer las tres áreas de especialización, se incluyeron
materias del área organizacional y de la salud y se ofrece un plan
general dirigido a garantizar una formación científica.
El 11 de diciembre de 1976, la Conferencia Nacional de
Universidades emitió una resolución autorizando la creación de la
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Psicología
y Lingüística e Idiomas en la Universidad Mayor de San Simón
—UMSS— de Cochabamba, actualmente denominada Facultad
de Humanidades y Ciencias de la Educación (UMSS, 2013).
En dicha oportunidad se fundó la carrera de psicología, dirigida
inicialmente por Gloria Ondarza con una orientación fundamen-
talmente psicodinámica orientada a las áreas clínica, educativa y
social (Aguilar, 1983; Via, 2000), esta orientación sigue vigente

44
Historias de la psicología en América del Sur

hoy, donde la fortaleza es la formación en psicoanálisis lacaniano


y en el área de la psicología educativa piagetiana.
En la Universidad Autónoma “Juan Misael Saracho” —
UJMS— de Tarija, la carrera fue creada en 1978 como Carrera Libre
de Psicología Técnica Clínica en la Facultad de Ciencias Sociales
y Jurídicas y, en 1980, se aprobó la carrera de psicología a nivel de
licenciatura. Después de varias crisis institucionales se logró cierta
estabilidad académica a partir de 1994. Al crearse la Facultad de
Humanidades, en el 2001, la carrera de psicología pasó a formar
parte de la misma (UAJMS, 2013). En el 2002 se hizo una profunda
reorganización académica y se crearon dos departamentos: uno de
psicología general y clínica y otro, de ciencias sociales y psicología
educativa. Los departamentos debían ser unidades académico
administrativas a cargo de docencia, investigación y extensión, a
cuya dirección se accediera por concurso de méritos y no por voto
político. El proyecto no tuvo mucho éxito en la práctica y sólo
hubo un director a cargo de ambos departamentos, desplazando
la fuerza de los psicólogos clínicos, el desarrollo de los psicólogos
educativos y sociales.
En 1979, después de luchar por recuperar la autonomía
universitaria, el Departamento de Psicología de la Universidad
Mayor de San Andrés —UMSS—, de La Paz, se reunió para crear
la carrera, pero el proyecto se cortó por el cierre de la universidad
en 1980. Finalmente, en 1983 y en 1984, se autorizó la creación
de la carrera de psicología en base al proyecto presentado por el
Dr. René Calderón Soria, Director del Departamento de Psicología
hasta el momento y se decidió que debía funcionar bajo la tutela
de la carrera de filosofía (UMSA, 2013). Actualmente funciona en
la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. El plan
de estudios está dividido en un primer ciclo teórico-metodológico
y un segundo ciclo de aplicación, enfatiza la psicología educativa,
psicología clínica y la intervención psicosocial.
En 1992, se aprobó la Carrera de Psicología de la Universidad
Autónoma Gabriel René Moreno de Santa Cruz —UAGRM— com-
partiendo un plan común con las carreras de sociología, comunica-
ción e idiomas. En 1993 funcionó como carrera autónoma con un

45
Gonzalo Salas (editor)

plan de estudios diseñado por Marco Antonio Yañez —etólogo—,


Sonia Chalup —con una perspectiva dinámica— y Aura Nelly
Garzón —con una perspectiva social y comunitaria—por lo que la
formación enfatizaba el área ambiental, clínica, social y educativa
(CEDEC-PSI, 2009; Via, 2000). A Yañez se debe la inclusión de
la materia de etología en todos los planes de estudio y a Garzón, la
primera cátedra de Psicología Comunitaria en Santa Cruz.
La Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco
Xavier —USFX— con sede en Sucre, creó la Carrera de Psicología,
en 1999, como parte de la Facultad de Humanidades y Ciencias
de la Educación (Ministerio de Educación, 2012; Via, 2000). Al
interior del sistema de universidades privadas, la carrera de psicología
se imparte en 11 universidades5 mencionaremos las tres primeras
en aparecer y una más joven que merece ser destacada.
La primera en ser aprobada, en 1992, fue la Carrera de Psi-
cología de la Universidad Evangélica Boliviana —UEB— en Santa
Cruz. Esta carrera enfatiza las materias de religión, crecimiento
cristiano y, el conocimiento y cuerpo docente que coincida con su fe.
La segunda carrera en crearse fue la Carrera de Psicología de
la Universidad Privada del Valle —UNIVALLE— de Cochabamba.
Esta universidad fue creada como iniciativa privada y enfatiza sobre
todo las carreras de medicina y odontología, muy populares entre
estudiantes brasileños. La carrera de psicología fue aprobada en la
sede de Cochabamba en 1992, recibió estudiantes nuevos hasta el
2009 y se descontinúo el 2012; continúa impartiéndose en las sedes
de Sucre y La Paz, dentro de la Facultad de Ciencias Empresariales

5  Universidades privadas y años de aprobación de las carreras de psicología


que ofrecen: Universidad Evangélica Boliviana (1992 Santa Cruz); Universi-
dad Privada del Valle (1992 Cochabamba; 1998 Sucre y La Paz); Universidad
Privada de Santa Cruz de la Sierra (1997 Santa Cruz); Universidad San Francisco
de Asís (1999 La Paz); Universidad Privada Abierta Latinoamericana (2002
Oruro; 2003 Cochabamba); Universidad de Aquino Bolivia (2002 La Paz;
2003 Cochabamba y Oruro; 2008 Santa Cruz); Universidad Privada Franz
Tamayo (2003 Cochabamba; 2004 Santa Cruz, 2009 La Paz); Universidad de
La Salle (2003 La Paz); Universidad Boliviana de Informática (2005 La Paz);
Universidad Privada Domingo Savio (2007 Santa Cruz); Universidad Central
Bolivia (2008 La Paz) (Schulmeyer, 2013).

46
Historias de la psicología en América del Sur

y Sociales (Ministerio de Educación, 2011a; UNIVALLE, 2012).


La tercera carrera en ofrecerse, desde 1997, fue la Carrera
de Psicología de la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra
—UPSA—, universidad que se creó como fundación sin fines de
lucro, en respuesta a las necesidades detectadas por el sector empre-
sarial de Santa Cruz, en 1984 (UPSA, 2012). La carrera tiene, por
tanto, un origen institucional empresarial y ofrece una formación
clínica y organizacional. Marion K. Schulmeyer ha estado a cargo
de la carrera desde su creación hasta la actualidad. Desde la carrera
se participó en la creación de la Asociación Boliviana de Gestión
Humana, y se fomenta actividades de intercambio científico cons-
tantemente, el más destacado el IV Congreso Regional de la Sociedad
Interamericana de Psicología —SIP—, en Bolivia, con el auspicio de
la Asociación de Psicología Americana —APA—, evento que albergó
el I Congreso Boliviano de Neuropsicología, de la Sociedad Boliviana
de Neuropsicología, a la cabeza de Ninoska Ocampo. Este evento
reunió profesionales de 16 países y trajo por primera vez a la SIP
y la APA a Bolivia.
Es importante destacar la Carrera de Psicología de la Uni-
versidad La Salle —ULS—, con sede en La Paz, institución creada
por los Hermanos de las Escuelas Cristianas - La Salle. Esta carrera
fue diseñada por René Calderón Gemio y está activa desde el 2005,
con una orientación cognitivo-comportamental. La filosofía de
la carrera de psicología es “La búsqueda de la verdad a través del
diálogo entre la fe, la ciencia y la razón”. Desde el 2010, la carrera
cuenta con dos laboratorios correspondientes al área de Psicología
Experimental y Neuropsicología. Su producción científica es notable,
en tres líneas de investigación: área de psicología experimental, de
neuropsicología y de orientación familiar bajo la línea sistémica
(E. Salazar, comunicación personal, 14 septiembre 2012). Los
laboratorios y la producción científica que surge de las distintas
universidades merecen un acápite especial.

47
Gonzalo Salas (editor)

Laboratorios y Centros de investigación

El primer Laboratorio de Psicología Experimental Animal fue creado


en 1975 en la UCB de La Paz, por Eric Roth, quien influenció
marcadamente la formación en la Carrera de Psicología hacia un
enfoque comportamental (Aguilar, 1983). Actualmente la UCB
cuenta con el Instituto de Investigaciones en Ciencias del Compor-
tamiento —IICC—, que dentro de los servicios que ofrece están
los laboratorios de psicofisiología y de análisis experimental de la
conducta, dirigidos a la investigación en psicofisiología (UCB, 2013).
En 1993, en la UAGRM de Santa Cruz inició el Laboratorio
de Comportamiento Animal bajo la coordinación de Marco Antonio
Yañez y José Ernesto Vargas. Este laboratorio funcionó un tiempo
y se descontinúo. En 1998, Bertho Arteaga, psicólogo formado
en Francia, creó el primer Laboratorio de Psicología Experimental
Animal en Santa Cruz, en la gestión de Maggie Jauregui. Sus áreas de
investigación fueron los problemas de lenguaje, psicofísica del color,
comportamiento y herencia. Del 2001 al 2007 sus investigaciones
obtuvieron 17 premios en la UAGRM. El Dr. Arteaga falleció sin
que se reconociera su labor. Actualmente, sus estudiantes y colegas
se esfuerzan para que no desaparezca el laboratorio. En marzo del
2007 se creó el Laboratorio de Etología y Psicología Ambiental por
iniciativa de Marco Antonio Yáñez (CEDEC-PSI, 2009).
En el 2010 la Universidad de La Salle, en La Paz abrió un
laboratorio de psicología experimental a cargo de Ximena Borda como
apoyo a la formación académica y cuenta con 19 volúmenes de la
Revista de Psicología Experimental publicada por estudiantes (Borda,
2012; E. Salazar, comunicación personal, 14 septiembre 2012).

Investigaciones y publicaciones

Dos institutos de investigación que sobresalen son los de la UCB


y la UMSA en La Paz. Actualmente la UCB cuenta con el Instituto
de Investigaciones en Ciencias del Comportamiento —IICC—,
coordinado por Bismarck Pinto, con dos grandes líneas de inves-
tigación: el Observatorio de la Familia, creado el 2009, a cargo del

48
Historias de la psicología en América del Sur

Dr. Pinto y la línea de Emprendimiento, Innovación y Cambio a


cargo del Dr. Roth, que se enfoca en el estudio de variables con-
textuales y situacionales relacionadas con la disposición a innovar
de las personas que participan en programas de mejoramiento de
su calidad de vida. Otras líneas de investigación del IICC son los
factores de riesgo en niños —Ximena Péres—, clínica institucio-
nalizada —María Elena Lora— y psicología y deporte —Jaime
Gómez—. En la página web del IICC se encuentran trabajos de
investigación realizados desde 2007 (UCB, 2013).
El Instituto de Investigación e Interacción y Postgrado de
Psicología —IIIPP— de la UMSA, tiene tres líneas de investigación:
Educación Intercultural, Psicología Cultural y Comunitaria, y Salud
Mental Socio Cultural, estudian temas relacionados con la desco-
lonización, inclusividad, identidad, interculturalidad, salud mental
comunitaria, e imaginarios y representaciones sociales, entre otros
temas. Desde su creación en el 2007 ha estado a cargo de Carmen
Camacho, Rodrigo de Urioste, Porfidio Tintaya y actualmente
Virna Rivero. Obtiene recursos del Estado y trabaja en convenio
con la Universidad de Turín, el Instituto de Terapia Gestáltica de
Alemania y con la Asociación de Carreras de Psicología del Sistema
Universitario de Bolivia6 (Camacho, s.f.).
El IIIPP publica dos revistas periódicas: Investigación Psicológica
que se publica desde el 2009 dos veces al año, y se encuentra en
proceso de indexación, y Horizontes de la Psicología que se publica
tres veces al año desde el 2010 y este año también ingresa al proceso
de indexación (Camacho, s.f.).

6  El “Sistema Universitario de Bolivia” integra las carreras de las universidades


públicas autónomas y no reconoce las carreras del sistema de universidades
privadas porque no dependen del CEUB. El Sistema Universitario de Bolivia:
no reconoce materias de estudiantes de traspaso que llegan a las públicas desde
las privadas, no suele contratar graduados de universidades privadas nacionales
—no tiene problemas con las extranjeras—, pero sí reconoce los títulos de las
privadas para inscribir graduados a sus programas de postgrado. Se encuentra
información sobre la relación entre la universidad pública y la privada en
Contreras (1998), aunque mucho se tiene avanzado a nivel informal entre
docentes y administrativos de ambos sistemas, a nivel formal sigue presente
el “divorcio” que menciona Contreras.

49
Gonzalo Salas (editor)

En los demás departamentos, no existen institutos respon-


sables de investigar desde la psicología y los esfuerzos son más
bien individuales. Entre los psicólogos cruceños se destaca por sus
investigaciones y publicaciones Maggie Jauregui Ortiz. Su área es la
investigación cualitativa indagando sobre fenómenos sociales como
el malestar social por la administración pública, la corrupción, la
migración y el concepto de familia (CEUB, 2011).
Con seguridad existen otros psicólogos - investigadores en
Cochabamba, Sucre, Tarija, pero no logramos acceder a su trabajo
al no existir medio de difusión accesibles o de publicación continua.
Aguilar (1983) atribuía esta falta de continuidad en las publica-
ciones bolivianas a que la mayor parte de ellas fueron el esfuerzo
personal de individuos más que de asociaciones profesionales. En
gran medida, ese sigue siendo el caso, salvo por la revista Ajayu de
la UCB de La Paz que se publica desde febrero 2002 y es, hasta
el momento, la única revista boliviana de psicología indexada en
Scielo y Latindex. Esta revista está a cargo de Bismark Pinto y el
Departamento de Psicología a cargo de Eric Roth.
Las revistas que han sido publicadas —y de las que se en-
cuentran referencias— son las que se exponen en la tabla 1.

Tabla 1. Revistas de Psicología en Bolivia descontinuadas

Título Institución Período


Revista Boliviana
Ricardo Castañón 1975
de Psicología
Comportamiento: lecturas Castañón y Ricardo
1975
en psicología científica Calderón
Revista Boliviana de Análi-
Eric Roth 1982-2009
sis del Comportamiento
Revista de Salud Mental Mario Gabriel Hollweg 1997-2003

50
Historias de la psicología en América del Sur

Consultorios en universidades

Además de los laboratorios e institutos de investigación, como parte


de la formación, varias universidades crearon espacios de consulta
abiertos al público para asegurar prácticas clinicas y educativas a
sus estudiantes, así como espacios para la investigación.
El primero, fue el Centro de Investigación y Orientación
Psicológica —CIOP—, de la UCB, fue creado en 1974 por Ri-
cardo Castañon. Inicialmente, en el centro se brindaba atención
clínica, luego fue un centro de psicometría y evaluación educativa,
vocacional y organizacional (Calderon, 1999).
En 1989, la Carrera de Psicología de la UMSA inauguró el
Consultorio Psicológico como un espacio de prácticas para la primera
promoción de estudiantes. La convocatoria para coordinarlo fue
ganada por Carmen Camacho, que lo dirigió a través de todas sus
etapas —como también dirigió en algún momento la carrera—.
Después de un tiempo el consultorio pasó a convertirse en el Centro
Integral de Servicios Psicológicos —CISP— con cuatro áreas de
actuación: consultorio, investigación, capacitación e interacción. El
CISP en el 2007, se convierte en el IIIPP. En este centro, además
de las prácticas clínicas, los estudiantes realizan prácticas sociales
y educativas.
En 1996 por iniciativa de Anatolia Navedo, en ese momento
Directora de la Carrera de Psicología en la UAGRM y Marion
Schulmeyer, surge el proyecto de un consultorio de atención
psicológica el cual pasó a ser atendido por diversos docentes. Su
actividad fue cambiando en función a los intereses de las personas a
cargo enfatizando más una u otra área de atención, pero se mantiene
funcionando en la actualidad (CEDEC-PSI, 2009). En la UMSS,
en 1999 Griselda Salomón elaboró el proyecto del Consultorio
Psicológico Universitario —CPU— que atiende consultas y desa-
rrolla prevención primaria con estudiantes en régimen de internado
(UMSS, 2013). En el 2000, se fundó la primera Cámara Gesell
de Santa Cruz, en el Centro Integral de Asistencia Psicológica —
CIAP— de la UPSA, el cual funciona dando asistencia al público,
apoyo en prácticas y trabajos de consultorías con grupos focales

51
Gonzalo Salas (editor)

para proyectos de desarrollo, marketing y otros. Está en proceso el


proyecto para ampliarlo y crear un centro de investigación.
En el 2010, la Universidad La Salle de La Paz inauguró su
Cámara Gesell y Gabinete de Orientación y Consejería (ULS,
2010a). En el 2012, la Universidad Franz Tamayo inauguró la
suya en Santa Cruz. La Universidad de Aquino Bolivia de La Paz,
según información obtenida a través del portal web de la Univer-
sidad, también cuenta con cámara Gesell y consultorio clínico
(UDABOL, 2012).

Ejercicio profesional y Colegio de Psicólogos

El ejercicio profesional en Bolivia está reconocido por la Constitución


Política del Estado del 2009, como derecho fundamental del indi-
viduo y la formación del psicólogo está avalada por el Ministerio de
Educación como profesión independiente, respaldada por el título
en Provisión Nacional que otorgan las universidades autónomas y
el Ministerio de Educación. Según Calderon (1999), el ejercicio
profesional del psicólogo está regulado por los estatutos y normas
del Colegio de Psicólogos, creadas en los 70´ pero en realidad, hasta
el momento, el colegio no logró hacer promulgar por el Congreso
Nacional la Ley del Ejercicio Profesional del Psicólogo, por tanto nadie
regula el ejercicio profesional en el país. Sin embargo, el 8 de julio
2003 se obtuvo la Resolución Ministerial Nº 0375, 2003 que nos
reconoce como profesionales de la salud.
Una de las personas responsables de este logro fue María Lily
Maric que estuvo representando al Colegio de Psicólogos Nacional
durante mucho tiempo. En la práctica, este reconocimiento todavía
no ha tenido repercusiones positivas. A partir de ella, los psicólogos
que trabajan en el ámbito de la salud deben registrarse en el Ministerio
de Salud, sin embargo, el Ministerio todavía no otorga ítems para
psicólogos en el Sistema de Salud Pública y los psicólogos trabajan
con ítems de Servicio Social, Farmacia y Enfermería. Incluirnos en
el sistema exigiría que los psicólogos puedan categorizar sus cargos
y recibir algo más del haber básico, lo cual genera resistencia en
distintas instancias gubernamentales. El Colegio de Psicólogos

52
Historias de la psicología en América del Sur

de Santa Cruz, con Melvy Quiroz, Javier Mendieta y Javier Arce,


trabaja actualmente en la propuesta regional que se presentará en
la Cumbre de la Salud que se está exigiendo al gobierno de Evo
Morales para mejorar esta situación, entre muchas otras.
El Colegio de Psicólogos de Bolivia se creó en La Paz, y se
encuentran referencias que sitúan su creación entre 1976 y 1979,
año en que se obtuvo la Personería Jurídica y se eligió a Enrique
Cervantes para que lo presida (Aguilar, 1983; Brañez, 2012, Cal-
deron, 1999; Peredo y Calderón, 1999). La primera junta directiva
trabajó en un proyecto para la regulación del ejercicio profesional
y en 1987 se realizó el Segundo Congreso Nacional de Psicólogos
para consensuar la Ley del Ejercicio Profesional del Psicólogo (Peredo y
Calderón, 1999), que hace más de 25 años no se logra hacer aprobar.
Las disputas internas que dieron lugar al funcionamiento
irregular del Colegio Nacional y la discusión de la Ley de Des-
centralización Administrativa en el país, propiciaron el que las
asociaciones y colegios departamentales que funcionaban como
filiales del nacional, obtuvieran sus respectivas personerías jurídicas.
En Santa Cruz, los psicólogos firmaron el acta de fundación
de la Asociación de Psicólogos de Santa Cruz el 13 de marzo de 1981.
En 1982 se afiliaron al Colegio Nacional de Psicólogos de Bolivia
y pasaron a llamarse Colegio de Psicólogos Departamental Santa
Cruz. Varios directorios trabajaron en conseguir la Personería Jurí-
dica del Colegio de Psicólogos de Santa Cruz que se logró el 2004.
Posteriormente, gracias a las gestiones de los directorios de Maggie
Jauregui (2004-2006), Bertho Arteaga (2006-2008) y Marion K.
Schulmeyer (2008-2012), y los aportes voluntarios de más de 400
afiliados, en el 2010 se logró comprar oficinas propias y publicar
Estatutos y Código de Ética (Schulmeyer, 2010).
El Colegio de Psicólogos de Cochabamba se fundó formalmente
el 14 de Junio de 1995, bajo la presidencia de Emilio Sotomayor,
definiendo Estatutos y Código de Ética. El Colegio de Psicólogos de
Tarija obtuvo su personaría jurídica el 4 de noviembre de 1998
(Colegio de Psicólogos de Tarija, 2010). El Colegio Departamental
de Psicólogos de La Paz, heredero de las disputas internas del Colegio
Nacional subsiste hasta lograr organizarse mejor gracias a María

53
Gonzalo Salas (editor)

Lily Maric que lo llevó durante muchos años y publicó el Código


de Ética del Colegio y a Ivonne Brañez, primera presidente electa
en el 2004 (Brañez, 2012; Colegio Departamental de Psicólogos
de La Paz, 2002). El Colegio de Psicólogos de Chuquisaca se fundó
el 2004, y cuenta con aproximadamente 100 colegiados formados
en las universidades locales (Colegio de Psicólogos de Chuquisa-
ca, 2012). Los inicios del Colegio de Psicólogos de Potosí no están
claros. Según un grupo de psicólogos que publicó su posesión en
el periódico de la ciudad en Potosí, desde el 2000 funcionaba una
Asociación de Psicólogos y el 14 de diciembre de 2011 se posesionó
el primer directorio del Colegio de Psicólogos de Potosí a la cabeza
de Carlos Pereira. (Colegio de Psicólogos de Potosi, 2011, 14 de
diciembre). Sin embargo, según un blog del “Colegio de Psicólogos
de Potosí” figura otro directorio con Rosario Bobarín en la presi-
dencia y Carlos Pereira de vicepresidente desde el 2009 —actual
Mesa Directiva, 2009—. El Colegio de Psicólogos de Oruro es de
reciente creación, contaba con 55 afiliados, en el 2011, cuando
eligieron como Presidente a Raúl Aráoz. Todavía no hay Colegio
de Psicólogos en Beni y Pando.

Asociaciones profesionales

Además de los intentos por fortalecer los Colegios de Psicólogos,


con más o menos adeptos, desde las distintas áreas de la psicología
fueron surgiendo asociaciones de profesionales y mencionaremos
las de mayor trayectoria.
Desde el área cognitiva comportamental se crearon varias,
la primera, fundada en 1978 por Eric Roth fue la Asociación Boli-
viana de Análisis del Comportamiento —ABAC— que publicó la
Revista de Análisis del Comportamiento (Aguilar, 1983; Calderón,
1999). En 1983 René Calderón Jemio, fundó la Sociedad Boliviana
de Psicología Científica —SOBOPSI—, dedicada al avance de las
ciencias cognitivas y comportamentales, en 1996 fundó la Asocia-
ción Boliviana de Terapia Cognitivo-Comportamental reconocida
por la Asociación Latinoamericana de Análisis y Modificación del
Comportamiento —ALAMOC— según informa Calderón (1999)

54
Historias de la psicología en América del Sur

en el capítulo sobre Psicología en Bolivia publicado por la SIP,


donde se puede notar el desarrollo y extensión del conductismo en
distintas áreas de aplicación. Se debe destacar la participación de
docentes bolivianos en el Congreso Mundial de Terapias Cognitivas
y Conductuales realizado en México en 1998 y el VIII Congreso
de Análisis y Modificación del Comportamiento que se realizó en
La Paz, en 1994.
Desde el área psicoanalítica, a partir de 1978, psicólogos
formados principalmente en la Argentina, organizaron grupos de
estudios freudianos, entre ellos María Elena Lora, en La Paz; Mó-
nica Pelliza y Rolando Evel en Cochabamba; Centa Reck y Oscar
Soruco en Santa Cruz. A partir de 1989 el movimiento psicoa-
nalítico boliviano se inscribió en la Red del Campo Freudiano de
Bolivia con el trabajo de psicólogos de La Paz, Cochabamba, Santa
Cruz y Tarija. Estos grupos de estudio conformaron asociaciones
regionales que en 1996 se convirtieron en la Asociación del Campo
Freudiano de Bolivia, reconocidos por la Asociación Mundial de
Psicoanálisis. Esta asociación tiene afiliaciones en La Paz, Cocha-
bamba, Santa Cruz, Tarija y Oruro (Calderon, 1999; Hornos,
2013). A partir del 2003 Bolivia forma parte de la NEL —Nueva
Escuela Lacaniana—, escuela fundada en el 2002 en Bruselas, con
delegaciones de La Paz, Cochabamba y Tarija, en el 2012, el grupo
de Santa Cruz se incorporó y creo la Asociación Psicoanalítica de
Estudios Lacanianos —APEL— continuando con su actividad
formativa (Hornos, 2013).
Incluimos entre las asociaciones de colectivos profesionales
al Instituto Boliviano de Terapia Familiar —IBTF— que nace des-
pués de varios intentos. Las primeras tentativas por conformarlo
se dan entre 1988 y 1990 en La Paz, con la creación de un grupo
de estudio formado por Bismark Pinto, Blanca Lebl y Javier de la
Riva. Con la llegada en 1993 de Elizabeth Sotelo el grupo funda
el IBTF en La Paz. Desde entonces han organizado numerosos
cursos de formación y fueron mudando de modelo a partir de las
diferentes experiencias formativas del equipo. Desde 1996 el IBTF
certifica cursos de formación y terapia (Pinto, 2012).
A raíz de la iniciativa de René Calderón Soria, se fundó en

55
Gonzalo Salas (editor)

La Paz la Sociedad Boliviana de Neuropsicología —SNPB—, en


1995. Esta sociedad organizó de 1995 hasta el 2005, cada dos años,
un seminario–taller con especialistas del exterior del país y publicó
la Memoria del mismo, continuando actualmente con actividades
de formación (Ocampo, 2009). En el 2012, gracias a gestiones de
Ninoska Ocampo y Marion Schulmeyer, se unió la SNPB con la
Sociedad Interamericana de Psicología para realizar el I Congreso
Boliviano de Neuropsicología junto al Congreso Regional de la
SIP, en Santa Cruz.
La trayectoria del área jurídico forense también es destacable.
Entre los años 60´ y 70´ el único profesional formado en Psiquiatría
Forense era el Dr. Mario Gabriel Hollweg, quien introdujo esta
cátedra en la carrera de Derecho de la UAGRM en Santa Cruz, en
los 80´ en la carrera de Derecho de la UPSA y en 1997 se incluyó
la cátedra en la carrera de psicología de dicha universidad. En La
Paz, la psicología forense, comenzó en 1976 a partir las necesidades
planteadas por la Academia Nacional de Policía a Margarita Foster
que les dictaba clases de psicología. En 1978 la Dra. Foster junto
con el Dr. Vargas Romero —abogado— lograron crear el primer
Juzgado de Vigilancia donde la Dra. Foster trabajó como psicólo-
ga con un ítem de trabajadora social, desde donde se comenzó el
trabajo psicológico en las cárceles. A partir del Nuevo Código de
Procedimiento Penal, vigente desde el 2001, las pericias psicoló-
gicas cobraron más peso, pero aún eran contados los profesionales
especializados en psicología forense (Bejarano, 2007).
En La Paz, Guiomar Bejarano Gerke, formada en el área
forense en Alemania —al igual que el Dr. M. Gabriel-Hollweg—,
en 1996, dictó por primera vez la cátedra de Psicología Jurídica en
la Carrera de Derecho de la UCB de La Paz. Guiomar Bejarano
es responsable de haber difundido a nivel de pre y postgrado la
Psicología Jurídica en Bolivia. A partir de sus gestiones, en mayo
de 2001, se fundó la Asociación Científica de Psicología Forense, sus
miembros dictan cursos de pre y postgrado y fungen de peritos en
todo el país. La asociación tiene dos filiales, una en Santa Cruz y
otra en Cochabamba (Bejarano, 2007).
Una asociación muy activa es la Asociación de Psicología So-

56
Historias de la psicología en América del Sur

cial de Bolivia —APSISOBOL—. Esta es una asociación nacional


que se interesa por fomentar el desarrollo de la Psicología Social
en Bolivia desde el 2005, coincidiendo con la línea y principios de
la ULAPSI. María Lily Maric es una de las principales impulsoras,
—como también lo es de la relación de las Carreras de Psicología
del Sistema Universitario de Bolivia a la ULAPSI—. Esta asociación
tiene una actividad constante, organizando seminarios, congresos
y otras actividades dirigidas a estimular el intercambio científico
de la psicología social. La sociedad estuvo presidida por María Lily
Maric, actualmente por Victor Hugo Barreto y tiene representantes
en todos los departamentos del país, menos Pando (APISOBOL, s.f).
Otras asociaciones que surgieron fueron: la Asociación Hu-
manista Existencial que se formó en 1986 con Blanca de Lebel y
que luego migró hacía una perspectiva sistémica (Calderon, 1999).
La Asociación de Psicodrama con Teresa Baldivieso en Santa Cruz, a
finales de los 80´. En 1999 se fundó la Sociedad Boliviana de Psico-
logía de la Actividad Física y Deporte, en La Paz con los psicólogos
Barral, Callejas, Lizón, Mallo y Pinto (Callejas, 2007). La Sociedad
Boliviana de Psicología Educativa que se fundó en 1994 con Alar-
cón, en Cochabamba y la Asociación Boliviana de Musicoterapia,
fundada en Sucre el 2010.

Reflexiones y perspectivas

Calderón en 1999 mencionaba —entre otros retos— que quedaba


por trabajar en el control del ejercicio profesional, en regular las
carreras de psicología y mejorar los niveles de especialización. Ahora,
con una realidad más compleja, consideramos que todo ello sigue
siendo una tarea pendiente. Al año hay más de 15.000 estudiantes
de psicología matriculados en las diversas universidades del país y
la oferta de psicólogos supera las necesidades del mercado en Santa
Cruz, La Paz, Cochabamba, y Chuquisaca, mientras que en Oruro,
Potosí, Beni y Pando el campo profesional está por desarrollarse
(Universidad Privada Boliviana, 2006). Los espacios laborales han
aumentado en el área jurídica, escolar, de la salud y del trabajo y
las organizaciones, así como su reconocimiento por la sociedad

57
Gonzalo Salas (editor)

(Cajas, 2005; Rojas, 2004; Terceros, 2004). No obstante queda la


necesidad de un ente que regule el ejercicio profesional, porque los
salarios son insultantemente bajos sobre todo en el ámbito público,
donde pueden ganar $US 200 por mes, —que es poco más del
salario mínimo— y porque en diversos ámbitos, cualquiera, con
o sin formación, de grado o post-gradual, puede hacer terapia o
evaluar personas. Los colegios de psicólogos avalan la formación
de los profesionales cuando se lo solicitan, pero no tienen potestad
legal para defender o regular el ejercicio profesional.
Por otra parte, la necesidad de mejorar la calidad de formación
a nivel de pre y postgrado, sigue siendo un tema pendiente tanto
en las universidades públicas como privadas. Hasta el momento
la población ha tenido una mejor percepción de la formación
en las universidades privadas de mayor costo —UCB, UPSA y
UPB—7 que en otras, pero las universidades públicas cuentan con
una oportunidad única para fortalecerse y convertirse en casas de
estudio e investigación de excelencia ya que su presupuesto anual
pasó de 8 millones de dólares a más de 100 millones (Gobierno
emitió, 2012, 14 de agosto). Estos recursos han sido destinados a
infraestructura y funcionamiento y actividades de extensión, pero
queda el desafío para las autoridades de utilizar estos recursos para el
perfeccionamiento académico y especialización del plantel docente.
Por otra parte, en esta situación envidiable, por el momento, en
lugar de aumentar la exigencia, mejorar la calidad de la formación,
estimular la investigación, algunas universidades están eligiendo
reducir sus exigencias, eliminar la defensa de tesis como requisito
de graduación —prácticamente la única fuente de investigación
que tienen— y bajar el promedio para la graduación por excelencia.
En el caso de las universidades privadas la gestión está fuer-
temente vigilada desde el Viceministerio de Educación Superior.
En general, estas cuentan con suficiente infraestructura física, pero

7  Información obtenible en Contreras (1998) y diversos estudios de posicio-


namiento de marca de Bolivian Bussiness Price Waterhouse Coopers (2000-
2011). En estos estudios suelen estar entre las 10 primeras opciones de los
empleadores también la UMSA, la UMSS y la UAGRM.

58
Historias de la psicología en América del Sur

no todas priorizan la inversión en bibliotecas y otras necesidades de


formación, o separan la gestión institucional de intereses familiares y
económicos. Además, por la lógica mercantilista de algunas univer-
sidades, lograr contratar profesionales destacados resulta difícil ante
los salarios que ofrecen y los profesionales que eligen dar docencia
están obligados a buscar otras fuentes de ingreso. Todo ello lleva
al tercer problema, que es la necesidad de reflexión e investigación
dentro de la disciplina, quedando atado al anterior.
Finalmente, la falta de apoyo económico de las institucio-
nes hace que la investigación sea limitada, su difusión difícil y la
presencia boliviana en asociaciones profesionales internacionales
irregular y escasa, porque sigue dependiendo del interés y la inversión
de personas particulares que con gran esfuerzo personal lograron
presencia en distintas asociaciones. Desafortunadamente, la mayor
parte de las instituciones educativas no se han dado cuenta, todavía,
de su rol en la construcción del conocimiento.

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62
CAPÍTULO 3

Una breve historia de la psicología en Brasil

Ana Maria Jacó-Vilela


Universidade do Estado do Rio de Janeiro

Al estructurar cualquier narrativa, una de las primeras dificultades


con las que nos encontramos es la demarcación de los límites que
nos ayudarán a construir el objeto narrado. Desde este punto de
vista, narrar la trayectoria de una disciplina, como la psicología, en
un determinado país, Brasil —de grandes dimensiones geográficas y
con una historia en la que se mezclan diferentes culturas, colonización
explotadora y el hecho de ser el único régimen imperial de América
del Sur—, implica la necesidad de establecer claras delimitaciones
temporales y espaciales. De esta forma, la historia de la psicología
en Brasil planteada en el presente trabajo, prescinde de hablar, por
ejemplo, sobre las llamadas ideas psicológicas y la psicología presentes
en la cosmogonía guaraní (Bertoni, 2004) o en las distintas narrativas
de origen africano (Mintz y Price, 2003), así como en la portuguesa,
expresada en los saberes jesuíticos (Massimi, 1990).
Pretendemos, en términos temporales, definir como inicio
aquellos conocimientos denominados científicos, que se gestan en
el Brasil del siglo XIX, y considerarlos como saberes psi, en cuanto
que se refieren a la psicología, a la psiquiatría, al psicoanálisis, a la
psicometría, a la psicotécnica etc. El artículo se irá deteniendo en la
psicología en la medida en que la tratemos como un campo discipli-
nario específico1, buscando recorrer su historia hasta la actualidad.

1  Una disciplina, de acuerdo con Vidal (2010), puede considerarse “una


estructura social e intelectual caracterizada por la existencia de individuos

65
Gonzalo Salas (editor)

La otra delimitación se refiere a la cuestión espacial, un


aspecto central de nuestras decisiones en la elaboración de este
trabajo. Teniendo en cuenta las extensas dimensiones de Brasil, el
desarrollo de la psicología fue muy distinto entre los estados política
y económicamente más poderosos, como Río de Janeiro, São Paulo
y Minas Gerais —la región sudeste del país—, y los situados en las
demás regiones, con algunas excepciones explicadas por contingen-
cias históricas. En este sentido, se ha optado por algunas estrategias
discursivas, como centralizar la narrativa en algunas prácticas psi
presentes en momentos sociopolíticos distintos del país. De esa forma,
la construcción de la historia de la psicología en Brasil recorrerá: a)
La creación de los primeros manicomios y facultades de medicina,
b) La organización sanitaria, la higiene física y mental; el inicio
de los test, c) La interioridad en el proceso de modernización: las
ciudades, el transporte, las mentes; la psicotecnia, las clínicas, los
primeros planes de estudios, d) La modernización tecnológica de
la dictadura militar y la expansión psi; los posgrados y e) Avances
y cuestiones actuales.

La creación de los manicomios y las facultades de Medicina

El primer manicomio de Brasil se crea en Río de Janeiro, y se inau-


gura en 1854. Recibe el nombre de Hospício de Pedro II, ya que su
construcción había sido ordenada trece años antes, como homenaje
al Emperador Pedro II cuya mayoría de edad se decretó cuando sólo
tenía catorce años. Su construcción, por lo tanto, no fue fruto de
un proyecto ilustrado, sino consecuencia de las condiciones polí-
ticas del país en aquel momento, y del proyecto siempre presente
de “querer mostrarse en sintonía con el primer mundo” (Teixeira,
1997). Ya existían otros asilos para enfermos mentales en algunos

que se reconocen a sí mismos como sus practicantes; un conjunto de saberes,


problemas, reglas, métodos, divergencias y debates considerados relevantes;
una terminología común; publicaciones, incluyendo periódicos, además de
personas identificadas como pertenecientes al ámbito en cuestión, o dotadas
de una autoridad intelectual especial; su presencia en los currículos académicos
y en los materiales de enseñanza” (p.48).

66
Historias de la psicología en América del Sur

sitios, como Salvador da Bahía, Porto Alegre y São Paulo. La rele-


vancia del Hospício de Pedro II proviene del hecho de situarse en
la Corte y, aunque estuviera bajo el control de las Hermanas de la
Caridad —como los antiguos asilos—, poco a poco fue contando
con la participación activa de médicos de la Facultad de Medicina
de Río de Janeiro, que ampliaron su influencia a lo largo de los
primeros treinta años (Gonçalves, 2011) y consiguieron sustituir a
las hermanas durante la República (Engel, 2001). De esta forma,
en el proceso civilizatorio que se desarrolla a lo largo del siglo XIX
y la primera mitad del siglo XX, los abogados licenciados por las
Facultades de Derecho de Olinda y São Paulo establecen las leyes
que organizarán la nueva nación que se está forjando. Por otro
lado, los médicos formados en las Facultades de Río de Janeiro
y de Bahía cuidan a los cuerpos enfermos de los habitantes en la
nueva sociedad, rescatándolos de sus males y contribuyendo en la
construcción de una nación civilizada. Para realizar esta labor, es
necesario que los médicos —y los estudiantes de medicina— se
apropien de aquel “conjunto de ideas nuevas” (Romero, 1905)
que pasaban a formar parte del pensamiento de la intelectualidad
brasileña a finales del siglo XIX: materialismo, evolucionismo, po-
sitivismo y, en esa atmósfera, las distintas vertientes de la psicología
que se están gestando en Europa. Tales ideas están presentes en las
tesis de las facultades de medicina, de realización obligatoria entre
1832 y 1932, y de esa forma se difunden por el país.
En las facultades de Medicina, la enseñanza se asentaba
principalmente en libros importados, y en el conocimiento de los
catedráticos, normalmente expertos en alemán y francés, principales
idiomas de la época. Es interesante observar la rapidez con que se
produjo la recepción del conocimiento psicológico desarrollado
en Europa y en los Estados Unidos. Encontramos frecuentemente
la referencia a autores de la psicología alemana, principalmente
Wundt: “La psicología experimental debe a Wundt sus más bellos
florones.” (Roxo, 1900, p.15). Sin embargo, la psicología francesa
es sin duda la más recurrente, no tanto en la figura de Ribot, como
en la de Charcot, aunque también la de Pierre Janet y la Escuela
de Nancy, presentes en tesis sobre histeria e hipnotismo como las

67
Gonzalo Salas (editor)

de Fajardo Júnior (1889) y las de Ribeiro (1886). Debe destacarse


aún la tesis titulada “Duración de los actos psíquicos elementales
en los alienados”, de Henrique Roxo, primer trabajo de psicología
experimental realizado y publicado en Brasil (1900). Roxo mide
el tiempo de reacción de los internos, comparándolos a los de los
pacientes “normales”, en el Hospício Nacional de Alienados —nom-
bre que el Hospício de Pedro II asume después de la proclamación
de la República— utilizando, para ello, el psicómetro de Buccola,
un instrumento hoy en día desconocido. Por su parte, la tesis de
Genserico Aragão de Sousa Pinto, defendida en 1914 y titulada
“Del psicoanálisis: la sexualidad en las neurosis”, inicia la emer-
gencia de esa teoría en Brasil, donde se fijará especialmente en el
campo médico —en Río de Janeiro— y en las ciencias humanas
—en São Paulo—2.
La antropología criminal de Lombroso también se hará
presente con el concepto de estigma físico (Corrêa, 1905), mientras
que la teoría de la degenerescencia de Morel será una constante
(Corrêa, 1905; Velho, 1905). Sin embargo, su influencia resultará
mayor en la Faculdade de Medicina da Bahía, en la que orientará
los trabajos de Raimundo de Nina Rodrigues (1862/1906) a través
de su cátedra de Medicina Legal. Se acepta comúnmente que Ro-
drigues fue el primer académico que investigó in situ las religiones
africanas de Brasil (1896/2006). Las teorías de la degenerescencia
y de los determinismos climático y racial llevan a los intelectuales
brasileños a reflexionar acerca de cómo desarrollar un país civili-
zado a partir de una población mestiza en un clima tropical (Oda,
2003). Muchos optaron por reproducir tales teorías, justificando
científicamente el prejuicio racial. Rodrigues, por otro lado, optó
por una investigación etnográfica sustentada por distintas bases
teóricas, como el pensamiento de Pierre Janet. Muchos de sus
discípulos se destacaron en la historia de la psiquiatría y de la
articulación entre sabes psi y cultura, como Julio Afrânio Peixoto,
autor de Epilepsia e crime (1897) y rector de la Universidade do

2 La tesis fue tema de un libro del historiador de la psicología Hannes Stubbe


en donde fue presentada al público alemán (Stubbe, 2011).

68
Historias de la psicología en América del Sur

Distrito Federal en la década de 1930, y Arthur Ramos, autor de


Introdução à Psicología Social (1936/2003) y de varios libros en los
que se entrecruzan psicoanálisis y cultura, como, por ejemplo, O
negro brasileiro (1934/2001).
Otros manicomios tuvieron relevancia en la historia psi de
Brasil, como el de Juqueri, en el estado de São Paulo. Franco da
Rocha, su fundador y director, fue uno de los principales introduc-
tores del pensamiento de Freud en Brasil, con el libro A doutrina
de Freud (1919) (citado por Pfrom Neto, 2004). En Pernambuco,
el Hospital das Tamarineiras se convirtió en referencia a comienzos
del siglo XX, por las profundas transformaciones hechas bajo la
dirección de Ulisses Pernambucano, psiquiatra de orientación
progresista que inculcó en sus auxiliares y académicos el respeto
por los internos (Cerqueira, 1978). Grandes manicomios, públicos
y privados, fueron el lugar de tratamiento de locos y de desviados
de todo tipo3 durante el siglo XX. Aunque su contribución a la
construcción de nuevos saberes psi en aquellos primeros momentos
prácticamente se limitara a lo antes citado, los horrores a los que las
personas estaban sometidas en esas instituciones fueron, sin duda,
unos de los motivos del fuerte movimiento de reforma psiquiátrica
iniciado en los años 1980.

La higiene de las ciudades: cuerpos y mentes

El período de intensa actuación médica se interrumpe con la procla-


mación de la República (1889) y una preocupación: la limpieza de
las ciudades, tanto en cuanto a la adecuación a las reglas de la buena
praxis científica —alejamiento de las curtidurías y cementerios,
ensanchamiento de calles, etc.— como en el sentido del cuidado
de los cuerpos y de las mentes de la población. En las tesis de las
facultades de medicina (p. ej. Pimentel, 1884), se encuentran temas

3  El hoy famoso escritor Paulo Coelho fue ingresado por su familia tres veces
durante la década de 1960 en la Casa de Salud Dr. Eiras, entonces el mayor
manicomio privado de Brasil (Rosa y Freire, 2011).

69
Gonzalo Salas (editor)

como la miseria de una población en crecimiento, la suciedad de


la urbe y el abandono del gobierno, la predisposición emocional
como elemento relacionado a la enfermedad, y la necesidad de
medidas profilácticas. Esas tesis demuestran la preocupación que las
investigaciones científicas comenzarán a adoptar: el espacio urbano
y las enfermedades propias de las ciudades. Ese discurso médico,
de carácter empírico, articulado en torno a las transformaciones
sociales y que tuvo como resultado la normalización e higienización
de la sociedad, es una de las vías por las cuales el conocimiento psi
se hace presente.
Las tesis demuestran que el país estaba enfermo: habitado por
una población inculta, que vivía en centros urbanos alejados de los
niveles mínimos de civilidad europea, por lo que se hacía necesario
higienizar las ciudades, los cuerpos y las mentes (Herschmann y
Pereira 1994; Schwarcz, 1993). Éste es el esfuerzo al que se dedican
los intelectuales durante la primera República, médicos, juristas,
literatos, todos están interesados en elevar el país a un nivel que lo
aleje de sus orígenes viciados que, como hemos visto antes, para la
mayoría de los autores de la época tenían que ver con la presencia
del negro y, en menor grado, con la del indígena.
En este proyecto de reforma del Estado, junto con la propuesta
sanitaria y la de la higiene física —encargada a los médicos—, la
higiene mental presenta dos caras: el higienismo, propiamente dicho,
y el esfuerzo por la educación. Brasil era un país recién salido del
sistema esclavista —la abolición total de la esclavitud había sido
decretada en 1888—, y se estima que aproximadamente el 65%
de la población brasileña era analfabeta a comienzos del siglo XX;
una situación opuesta, por ejemplo, a la de Argentina, donde una
parte relevante de la población estaba alfabetizada en virtud no
solo de los esfuerzos civilizatorios, sino también de la inmigración
selectiva a mediados del siglo XIX (Fausto y Devoto, 2004). En
este sentido, se considera que la reducción y/o eliminación del
analfabetismo es fundamental.
La élite política e intelectual se dedica en estos momentos a
la educación. Al año siguiente de la Proclamación de la República,
surge una nueva legislación que modifica el sistema de enseñanza

70
Historias de la psicología en América del Sur

(Brasil, Decreto 981, 8/11/1890), pues se observa que la educación


es deficitaria, arcaica y artificial, basada en la memorización y en
los castigos físicos (Gondra, 2004), con poco énfasis en las nuevas
ciencias.
En este contexto, surgen las primeras propuestas educacio-
nales, concretadas en la legislación citada, conocida como Reforma
Benjamim Constant, la cual propiciaría no solo la creación de
varios laboratorios de pedagogía y psicología experimental en las
Escuelas Normales, sino también, más adelante, la introducción
obligatoria de la asignatura de Psicología en los cursos de estas
escuelas (Lourenço Filho, 2004).
Como esos centros de formación se encontraban en el terri-
torio nacional, a medida que el proyecto educacional avanzaba, el
conocimiento psicológico comenzaba también a ser ampliamente
divulgado. Sin duda, algunas iniciativas de Lourenço Filho fueron
decisivas para ello, entre las cuales cabe aquí mencionar dos: a) Su
libro Introdução ao Estudo da Escola Nova, cuya primera edición es
de 1930, y que tuvo 13 ediciones hasta la década de 1960, revelando
así la aceptación que tuvo en el ámbito académico brasileño; a tra-
vés de la propuesta de divulgar los principios de la Escuela Nueva,
movimiento adoptado por él y por otros importantes nombres de
la educación brasileña de aquel momento, el autor dedica gran
parte de la obra a la psicología, que considera una de las “bases
de la educación”. b) La creación de la “Biblioteca de Educación”,
editada por la editorial Melhoramentos, en la cual se publicaron
traducciones de varios libros de psicología.
Sin embargo, para que la educación fructifique, es necesa-
rio que el terreno sea fértil. La Liga Brasileira de Higiene Mental,
creada por Gustavo Riedel en Río de Janeiro en 1923, contaba
con destacados miembros de la élite médica e intelectual entre sus
afiliados. Muchas figuras relevantes en la historia de la psicología
brasileña ocupaban posiciones en sus cuadros, dato muy desconocido
en nuestra historiografía (Jacó-Vilela, 2012). Conviene recordar
no solo la actuación médica en las campañas antialcoholismo, en
la selección de inmigrantes, en el control de la prostitución etc.,
sino también en la producción y difusión del conocimiento en un

71
Gonzalo Salas (editor)

ámbito de la psicología que había surgido a comienzos del siglo en


Europa y que solamente en los años 1920 y 1930 se desarrollaría
en Brasil: los test psicológicos. Hubo muchas publicaciones en los
Archivos Brasileiros de Higiene Mental sobre ese tema, haciendo
hincapié especialmente en la necesidad de estandarización de los
test en la realidad brasileña (Leme Lopes, 1930; Leme Lopes,
1932; Lopes, 1931).
De esa forma, higiene y Escuela Nueva se unen a través de
la búsqueda de instrumentos útiles para medir la capacidad de los
escolares y construir los “grupos homogéneos” que permitirían un
aprendizaje más rápido y eficaz. En esa época no se consideraban
las consecuencias de esta homogeneidad, es decir, los niños prove-
nientes de ambientes sociales desfavorecidos eran agrupados como
“alumnos especiales”, con dificultades de aprendizaje, por lo que
no se esperaba de ellos que aprendieran, contribuyendo de este
modo al mantenimiento de un orden social perverso. Sin embargo,
debemos considerar que la difusión de la psicología y el inicio de
su institucionalización en el país se deben a su fuerte presencia en
las escuelas y en la formación de los educadores y maestras.

La interioridad en el proceso de modernización

Posteriormente, las nuevas políticas gubernamentales encaminadas


a lograr la industrialización tendrían un importante papel en el pro-
ceso de modernización del país, desde la creación de las “industrias
de base” del final de la dictadura Vargas, en la primera mitad de la
década de 1940, hasta el esfuerzo de modernización del gobierno
Juscelino Kubtscheck (1950-1955). Estos procesos representarían un
profundo cambio en la vida de la población. Se acentúa la migración
hacia las ciudades, la sociedad empieza a perder su carácter rural
y asume, cada vez más, rasgos urbanos. El automóvil particular y
los camiones como transporte de carga, se vuelven los medios de
transporte preferenciales, lo que lleva al abandono progresivo del
tren y del transporte fluvial y marítimo, así como a la necesidad de
construcción de autopistas. Finalmente, la televisión llega al país en
la década de 1950, aún en blanco y negro, pero ya apunta a nuevos

72
Historias de la psicología en América del Sur

modos de comunicación y entretenimiento en los que no es necesario


salir del espacio privado. Ese espacio, es por lo tanto, estimulado, y
con él también la nueva ciencia que cuida de la interioridad.
La psicotecnia alcanza su apogeo con la fundación del
Instituto de Selección y Orientación Profesional de la Fundación
Getúlio Vargas —ISOP/FGV— en 1947, dirigido por Emilio Mira
y López (1896-1964) desde ese momento hasta su fallecimiento.
Las innumerables actividades del ISOP —orientación profesional,
orientación vital, cursos variados, exposiciones, análisis profesio-
gráficos, selección de personal, divulgación de congresos, etc.— lo
convierten en un importante centro de formación en Río de Ja-
neiro. El test de Mira, Psicodiagnóstico Miocinético —PMK— se
vuelve el principal instrumento de selección, especialmente para
conductores. El examen psicotécnico para obtención del permiso
de conducir pasa a ser reglamentario, aunque no se puso en marcha
en la época por carencia de profesionales y sitios para la realización
de los test (Cristo, 2011).
Los cursos del ISOP son frecuentados por muchos interesados
que consiguen con ellos una formación en psicología, si bien no
sistemática. El ISOP abre varias sucursales en distintas capitales y, a
partir de su creación, surge también una de las primeras revistas de
psicología del país —existente hasta los días de hoy, con el nombre
de Arquivos Brasileiros de Psicologia—. Sus técnicos también fundan
la que sería una de las primeras asociaciones de Brasil, la Associação
Brasileira de Psicotécnica, hoy de Psicología Aplicada. Sabemos que
gran parte de estos éxitos se deben al trabajo y al carisma de Mira.
Sin embargo, es importante considerar también el momento eco-
nómico y político de Brasil, lo que seguramente resultó relevante
para el florecimiento de sus iniciativas.
Mira también estuvo presente, junto a Helena Antipoff
(1892-1974), en la creación del Departamento Nacional da Criança,
órgano del Ministério de Educação e Saúde responsable de estable-
cer parámetros y formas de ayudar a los niños y a sus familias en
situaciones adversas4. La Clínica de Orientação Juvenil —COJ—,

4  El Ministerio de Justicia había creado, en 1941, el Serviço de Assistência ao

73
Gonzalo Salas (editor)

considerada la primera institución pública en ofrecer un servicio


de atención psicológica, estaba subordinada a ese departamento. La
clínica seguía las directrices de la época, utilizando el psicodiagnós-
tico y la orientación de padres, pero en la década de 1940 la COJ
empieza a utilizar el referencial rogeriano, a través de la experiencia
de Mariana Alvim con Rogers en Estados Unidos (Ávila, 2013).
En São Paulo, por otro lado, se había creado la Sociedade
Paulista de Psicologia, con su Boletim de Psicología. El Instituto Sedes
Sapientiae ofrecía varios cursos de especialización en psicología, a
través de los cuales se impartía formación en psicología a licenciados
de otras áreas, especialmente pedagogía, filosofía y letras, principales
interesados en aquel momento. En el Hospital das Clínicas de la
Universidade de São Paulo, existía desde 1958 un servicio de psi-
cología que anunciaba otras prácticas profesionales (Neder, 2011).
Tanto en los cursos del ISOP como en los del Sedes, al igual
que en las diferentes prácticas profesionales que comenzaban a
desarrollarse en aquel momento, la presencia femenina era notable.
De esta forma, se supone que la participación de las mujeres hubo
de resultar decisiva cuando se inicia, a partir de un anteproyecto de
ley propuesto por la Associação Brasileira de Psicotécnica, la articu-
lación entre las asociaciones para la reglamentación de la profesión
y de los planes de estudios (Jacó-Vilela, Oliveira, Espírito Santo,
Carneiro, Messias y Valente, 2007).
La reglamentación de la profesión y de los cursos tiene
lugar con la Ley 4119, de 1962. En aquel momento, ya existían
en Brasil cinco cursos de licenciatura en psicología, de los cuales,
cuatro eran en universidades católicas ubicadas en Río de Janeiro,
Minas Gerais, Río Grande do Sul y Pernambuco —PUC-Rio,
PUC-Minas, PUC-RS y Unicap—, y uno en una universidad pú-
blica, la Universidade de São Paulo. En ese momento la psicología
se encuentra institucionalizada en el país, de la misma manera que

Menor —SAM—, órgano destinado a acoger y atender los niños menores de


edad que cometieran infracciones o en situación de peligro. Conocido como
Casa de los horrores o Escuela del Crimen, el SAM cerró sus puertas en 1964.
(Bulcão, 2006). SAM y Departamento da Criança, fueron dos formas distintas
de entender la infancia.

74
Historias de la psicología en América del Sur

el espacio privado, la interioridad, empezaba merecer una mirada


especial y una atención antes inexistente.

La modernización tecnológica en la dictadura militar y la


expansión del mundo psi

Justo después de la reglamentación, se produjo el golpe militar en


Brasil, secundado por distintos países latinoamericanos, forjando un
período negro en el continente. En el caso brasileño, la dictadura
duró 21 años (1964-1985) y tuvo varias fases, de las cuales la más
dura, en términos de represión política, tortura, desapariciones y
censura fue de Diciembre de 1968 a 1974. La alianza con el capital
internacional llevó a una fuerte inversión en industrialización y
modernización tecnológica —especialmente de las telecomuni-
caciones—, lo que, en opinión de algunos autores como Figueira
(1985) y Russo (1993), contribuyó a una mayor psicologización
de la sociedad brasileña, sobre todo de las llamadas capas medias
urbanas, a consecuencia de la individualización y fragmentación de
las relaciones sociales que marcaron la dictadura militar.
Mientras el cerco se cerraba en torno a los grupos contra-
rios al régimen –—partidos de la izquierda, intelectuales, la línea
progresista de la iglesia y los sindicatos— éste busca evitar un
nuevo frente de batalla: el de los estudiantes que había aprobado la
selectividad pero no podían ingresar en las universidades por falta
de plazas suficientes en el sistema público superior5. Así, surgen
los incentivos a la expansión de los centros universitarios priva-
dos. De acuerdo con el análisis de Figueira y Russo antes citado,
la carrera de psicología es la que presenta mayor demanda, o sea,
mayor número de candidatos por plaza durante la década de 1960
y mediados de 1970.
Pero no solo los estudiantes perseguían el “ser psicólogos”,
sino que había realmente una demanda de trabajo, ya que las con-
sultas privadas estaban rebosantes de clientes. Los psicoanalistas,
por ejemplo, empiezan a ofrecer atención en grupo, debido a la

5  En Brasil, el sistema público de educación también es totalmente gratuito.

75
Gonzalo Salas (editor)

absoluta falta de horarios para atender a los pacientes deseosos de


someter su interioridad a los nuevos profesionales y a su nueva forma
de escuchar. Muchos terapeutas, sin embargo, evitan la formación
de grupos porque sospechan de la presencia de espías del gobierno
entre ellos, dado que los militantes de izquierda también se sometían
a terapia, como personajes de ese momento histórico necesitados
de investigar su interioridad. Al fin y al cabo, constituyen uno de
los elementos de lo que Velho identificó, en un brillante ensayo,
como las dos “categorías de acusación” de la sociedad brasileña de
los años de 1970: el drogadicto y el militante. Según el investigador,
estas categorías, frente a la falta de un espacio público en el que sus
convicciones pudieran ser discutidas, se vuelven acusatorias y se
transforman en “problemas psicológicos” personales (Velho, 1978).
Se trata, a la vez, de una extensión del proceso de interiorización
iniciado en los años 1950 y de una ampliación hacia otras líneas.
Una de esas líneas afirma la psicología como una “ciencia
social” (Rose, 2008), y su utilidad se reafirma en los años 1970, por
medio de la extensión del examen psicotécnico a los conductores de
todo el país, creándose clínicas psicológicas asociadas al Departa-
mento de Trânsito —DETRAN—, o incluso con grupos itinerantes
de psicólogos que iban por diversas ciudades del interior realizando
el examen. Sin embargo, la dictadura militar tuvo otros efectos. En
aras de la modernización tecnológica, se inicia un proceso de apoyo
a la ciencia. De esa forma, se incentiva fuertemente la creación y
el desarrollo de los estudios de posgrado stricto sensu, dirigidos a
la obtención de másteres y doctorados. Inicialmente dedicados a
la formación de profesores para la enseñanza universitaria, y sobre
todo a causa de la gran expansión que vivieron con los incentivos
las instituciones privadas, los cursos de posgrado se concentraron,
en un primer momento, en las universidades públicas y universi-
dades católicas privadas.
El primer curso de máster oficial en psicología, creado en
1964 en la Universidade de Brasília, aun antes del golpe militar,
existió formalmente solo hasta 1971 (Borges y Cunha, 2011), y
sufrió —como toda esa universidad— con el clima de inestabilidad
propiciado por el despido del rector, Anísio Teixeira, y de varios

76
Historias de la psicología en América del Sur

profesores, lo que llevó a que dos tercios de la plantilla docente


demitiera en 1965 (Salmeron, 1999). De esa forma, el curso de la
PUC-Rio fue el primero en el campo de la psicología, al constituirse
en 1967 como máster oficial en psicología teórico-experimental,
hoy convertido en curso de posgrado en psicología clínica. El boom
de los estudios de licenciatura se repite en el postgrado, si bien
casi exclusivamente en la región sudeste, con alguna influencia en
la región sur, y muy escasa en la nordeste. Centro-oeste y norte
solo tendrán cursos de posgrado en el siglo XXI —exceptuando
poquísimas instituciones, como la UnB—.
Como hemos dicho anteriormente, la dictadura militar bra-
sileña presentó varios períodos distintos. La crisis económica, los
nuevos movimientos populares, el conflicto interno en las fuerzas
armadas, llevan el régimen a buscar una salida política. Después
de lo que se llamó “distensión lenta y gradual”, se inicia en 1979 el
período denominado de “apertura”, con la amnistía a los militantes
y el regreso de los exiliados y expulsados. Nuevos aires circulan por
el país. Se fundan partidos políticos, prohibidos hasta el momento.
Revistas, libros, películas, músicas y obras teatrales se difunden
apenas sin intervención de la censura. El espacio público se abre
nuevamente a la participación ciudadana.
Las principales consecuencias para el universo psi, en nues-
tra opinión, son dos. La primera es la fundación, en 1980, de la
Asociação Brasileira de Psicologia Social —ABRAPSO—, siguiendo
de cerca los movimientos sociales de los años 1970. Siendo del
interés de investigadores, profesores y psicólogos de una psicología
acorde con el ideario de transformación de la sociedad brasileña,
extremamente desigual, la asociación se acercó a la psicología hecha
en otros países latinoamericanos, aunque haya vivido momentos
dispares en su historia. Sin embargo, hoy se considera una de las
más importantes asociaciones científicas y profesionales del país,
sobre la que existe una extensa bibliografía. Algunos textos se ha-
llan disponibles en el sitio web de la entidad. Citamos, sobre este
tema, solamente un texto de una de sus fundadoras, Silvia Tatiana
Maurer Lane (Lane y Bock, 2003).
La segunda consecuencia a que nos referimos fue el gran

77
Gonzalo Salas (editor)

movimiento pro reforma del currículo académico básico del curso


de psicología, animado por la lucha en contra de los intentos, en
la década de 1970, de encuadrar al psicólogo en el tratamiento
de los desvíos —incluso ideológicos—. Este movimiento se con-
cretó en una reunión de coordinadores del curso de licenciatura
en psicología, realizada en la ciudad de Serra Negra, en la que se
propusieron algunos principios que debían orientar la formación
del psicólogo, resumidos de la siguiente manera: la importancia del
ejercicio de la ciudadanía por el psicólogo, incluyendo el fomento
de su desarrollo al lado de los pacientes; la ciencia, entendida como
producción de conocimientos orientados a la especificidad de nuestra
realidad y ligada al conocimiento original de saberes afines, con
énfasis en la historia, porque el objeto de la psicología, “el hombre en
su integridad”, debe entenderse en “sus condiciones concretas de
existencia” (Japur, 1994). De esta manera, con la ABRAPSO y las
propuestas de Serra Negra, se espera que el psicólogo del siglo XXI
sea un profesional atento a la historicidad del hombre, que trabaje
en una línea interdisciplinaria consciente de las cuestiones sociales.

Avances y cuestiones actuales

¿Qué encontramos en el mundo psi de Brasil actualmente? Enormes


diferencias en relación con los años 1940 y 1950 de los primeros
psicólogos. La expansión de los estudios de formación y el aumento
del número de psicólogos —hoy somos aproximadamente 250.000
profesionales registrados en el país— ha llevado también a la subida
de otros índices numéricos. Existen hoy muchas asociaciones, revistas
científicas, revistas vendidas en quioscos de periódicos, columnas
y programas televisivos, editoriales especializadas, editoriales que,
a pesar de no ser especializadas, publican libros de psicología de-
notando un inmenso campo que no da señales de estancamiento.
Un aspecto que no podemos dejar de considerar es el
destacado papel que el Conselho Federal de Psicologia desempeña
desde mediados de la década de 1990, cuando el grupo político
Cuidar da Profissão asumió su directiva. De acuerdo con la legis-
lación brasileña, este órgano pertenece al Ministerio del Trabajo y

78
Historias de la psicología en América del Sur

todos los psicólogos deben estar afiliados a sus consejos regionales


para poder ejercer la profesión. No obstante, aunque la labor del
grupo haya dado visibilidad social a los psicólogos al hacer posible
su participación en distintas comisiones gubernamentales y en la
sociedad civil, también hay que considerar que los representantes
elegidos son siempre partidarios de la ideología del grupo citado,
y no necesariamente las personas más idóneas para la ejercer esa
función. De esa forma, se caracteriza una situación de “pensamiento
único” en la representación del ejercicio profesional, sin abarcar los
distintos matices y diversidades de la profesión, lo que limita, sin
lugar a dudas, el alcance del quehacer del psicólogo.
Por otro lado, en el campo del conocimiento académico, la
psicología aún lucha por hacerse presente. Aunque haya investigado-
res reconocidos tomando parte en el panorama científico nacional,
parece existir una cierta tendencia de la disciplina a dedicarse más
a sus discusiones teórico-metodológicas internas que a cuestiones
de política científica, por ejemplo. La Asociação Nacional de Pes-
quisa e Pos-graduação en Psicología —ANPEPP—, que representa
a la psicología en este campo, tiene poca visibilidad frente a otras
asociaciones análogas. No obstante, debemos reconocer que existen
estímulos gubernamentales para mapear las áreas del conocimiento
en las que sería importante el perfeccionamiento fuera del país, a
través de programas de doctorado, por ejemplo. En este sentido,
la psicología ha buscado establecer áreas estratégicas para ello, lo
que entra en discordancia con aquellos ideales establecidos en los
años 1980 y 1990. Ésta quizás sea una tensión insoluble, entre
propuestas universalistas y locales. En ese sentido, la historia de
una psicología nacional puede ayudar a iluminar algunos aspectos
aún oscuros del tema.

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Editora. Pp. 447-473.

82
CAPÍTULO 4

De la Guajira al río Amazonas. Desarrollo histórico de


la psicología en Colombia

Rubén Ardila
Universidad Nacional de Colombia

En este trabajo presentamos los orígenes de la psicología como ciencia


y como profesión en Colombia, su estado actual y sus perspectivas.
Analizamos el contexto social e histórico, los determinantes de los
principales desarrollos, y realizamos un análisis crítico con miras a
analizar sus proyecciones.
El presente capítulo se fundamenta en publicaciones previas,
comenzando con nuestro artículo de 1967 en la Revista Interame-
ricana de Psicología/Interamerican Journal of Psychology y llegando
hasta el capítulo de 2012 en el Oxford handbook of the history of
psychology (Ardila, 1967, 2012). Nuestros libros sobre el tema son
La psicología en Colombia, desarrollo histórico (1973), Psicología en
Colombia, contexto social e histórico (1993) e Historia de la psicología
en Colombia (2013). Nos basaremos también en Pérez-Acosta y
Perilla (2006), Peña-Correal (1993, 2007), Oyuela (2008), Oviedo
(2009, 2012) y otros autores que han trabajado sobre la historia
de la psicología en Colombia.
El énfasis se centra en el desarrollo de este campo específico
y sus relaciones con la sociedad y con el contexto histórico en el
cual surge la disciplina psicológica, la investigación científica y la
profesión de psicólogo en Colombia. Da importancia a la con-
ceptualización de Brock (2006) sobre la internacionalización de
la historia de la psicología. Indicaremos los centros de formación
de psicólogos, las principales áreas de investigación, de trabajo

85
Gonzalo Salas (editor)

profesional, el perfil del psicólogo, las revistas de psicología que


se publican en el país, las dificultades y obstáculos que ha encon-
trado la disciplina psicológica en Colombia y sus perspectivas en
el futuro cercano. En primer lugar presentaremos algunos datos
básicos sobre el país y su gente.

El país

Colombia posee un área de 1.138.914 kilómetros cuadrados y


una población de 44.7 millones de habitantes. Es el tercer país
latinoamericano en cuanto a población, después de Brasil y Mé-
xico. Está situado en la parte noroccidental de Suramérica, posee
costas en el Mar Caribe, en el océano Pacífico, y por la parte sur
en el río Amazonas. La capital es Bogotá, con aproximadamente 7
millones de habitantes; otras ciudades importantes son Medellín,
Barranquilla, Cali, Cartagena, Bucaramanga y Pereira. El nombre
de Colombia se eligió como homenaje a Cristóbal Colón.
El país es básicamente urbano y el 76% de la población
vive en áreas urbanas. La tasa de alfabetismo es de 94.2%, y apro-
ximadamente el 94% de los niños en edad escolar tienen acceso a
las escuelas. La educación elemental es gratuita y obligatoria, y el
sistema básico de educación dura 11 años: preescolar, elemental y
educación secundaria. El nivel universitario o terciario está dividido
en modalidades técnica, tecnológica y profesional. La población pro-
fesa mayoritariamente la religión católica, 92% han sido bautizados
en esa religión y el 61% afirma ser católicos practicantes. Hay otras
religiones con importantes números de fieles, entre ellos cristianos
de otras denominaciones no católicas —protestantes, anglicanos,
presbiterianos, bautistas, y otros—, también judíos, musulmanes,
etc. El 6% de la población afirma no pertenecer a ninguna religión.
La influencia de la religión católica en la educación fue sumamente
importante en el pasado, pero ha disminuido notablemente en las
últimas décadas. Colombia es un país de regiones y existen amplias
diferencias entre unas áreas geográficas y otras, y entre el campo
y la ciudad. Existen también grandes diferencias entre las clases
sociales y una desigual distribución de la riqueza.

86
Historias de la psicología en América del Sur

La psicología antes de la profesión

Los habitantes originarios del territorio que hoy llamamos Colom-


bia tuvieron conceptualizaciones psicológicas que fueron descritas
por los cronistas que llegaron con los conquistadores españoles.
Los pobladores originarios pertenecieron a diferentes grupos y a
diversas culturas, y no existió un gran imperio unificado como sí
fue el caso en México y Perú. Los habitantes que encontraron los
conquistadores se hallaban en un nivel medio de desarrollo, con
sistemas sociales, arquitectura, astronomía, agricultura, religión
y organización política, de mediano nivel. En algunos casos esas
culturas estaban en guerra unas con otras.
Las ideas psicológicas anteriores a la llegada de los europeos
se estudian bajo el rótulo de “psicologías indígenas” y para el caso
de algunos países han sido ampliamente investigadas. Se trata de
lo que pensaban los habitantes originarios, cómo se comportaban
y cómo se organizaban socialmente. Se refieren a la manera como
conocemos el mundo, la forma de educar a los niños, la vida y la
muerte, la sexualidad, la familia, el ciclo vital, la manera como pen-
samos, como nos relacionamos unos con otros, lo bueno y lo malo.
Temas que abarcan mucho de lo que hoy denominamos psicología.
La llegada de la cultura europea hizo que muchas de esas
conceptualizaciones originarias desaparecieran. Otras se integraron
y formaron una especie de sincretismo, por ejemplo en el caso de
la religión. Los españoles trajeron la psicología tomista, de las fa-
cultades del alma, y la implementaron en las nuevas universidades
que pronto fundaron en América. Las ideas de Santo Tomás de
Aquino sobre psicología se enseñaron en las Facultades de Filosofía,
Teología, Derecho y otras. Para el caso de Colombia las primeras
universidades fueron la Universidad Tomasina —fundada en 1580—,
la Universidad Javeriana —fundada en 1623— y el Colegio Mayor
de Nuestra Señora del Rosario —fundado en 1653—. Estas ins-
tituciones tuvieron un lugar destacado en la difusión de las ideas
científicas, en la filosofía, en la formación de pensadores y líderes.
Las universidades sufrieron unos avatares, fueron clausuradas, se
reabrieron, etc. En el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario

87
Gonzalo Salas (editor)

—Universidad del Rosario— se desarrolló la ciencia colombiana


y fue allá donde investigaron, enseñaron y laboraron los primeros
científicos del país. Merecen mención especial José Celestino Mutis
(1732-1808) y Francisco José de Caldas (1768-1816).
La guerra de independencia contra España marcó la vida
del país en los primeros decenios del siglo XIX. Luego de la in-
dependencia se buscó reorganizar a la nueva nación —llamada en
ese entonces Nueva Granada— y se trataron de implementar las
ideas progresistas en psicología, educación y organización social
que estaban en boga en Europa, especialmente en Inglaterra y
Francia. Bentham, Rousseau, los enciclopedistas franceses, tuvieron
gran influencia en el país durante el siglo XIX. También la tuvo
el conflicto entre la nueva psicología, proveniente de Alemania,
con Wundt y la experimentación, en contraposición con las ideas
católicas acerca del alma. Esta época de grandes confrontaciones,
nuevos avances en organización social, y búsqueda de identidad
para el país —que ya se denominaba Colombia—, ha sido descrita
y analizada en detalle por Oviedo (2009, 2012).
Durante la primera mitad del siglo XX se trabajó en Colombia
en psicología gracias a los esfuerzos de pioneros como Luis López
de Mesa (1884-1967), Agustín Nieto Caballero (1889-1975),
José Francisco Socarrás (1906-1995), Alfonso Esguerra Gómez
(1897-1967) entre otros. Especial importancia tuvo la Escuela
Normal Superior, creada en 1934 cuya labor en las décadas de
1940 y 1950, consistió en ser un centro de formación en ciencias
sociales, entre ellas pedagogía, antropología, sociología, psicología,
lingüística, geografía e historia. El papel de la Escuela Normal
Superior ha sido descrito en detalle por Herrera y Low (1994).
Allá se formaron líderes en varios campos de las ciencias sociales y
del comportamiento, especialmente en antropología y otras áreas.
Por otro lado, se llevaron a cabo tesis de grado en varias
universidades colombianas, sobre temas psicológicos, para optar
al título de doctor en medicina, en derecho o en filosofía. Estas
tesis de grado, que fueron en algunos casos investigaciones con
importantes resultados, las hicieron profesionales no psicólogos
pero con intereses en temas psicológicos. Trataron asuntos tales

88
Historias de la psicología en América del Sur

como el retardo mental, el hipnotismo, la esquizofrenia, la familia


y la socialización, el niño y su mundo, las relaciones entre grupos,
lo normal y lo anormal, el funcionamiento cerebral y los procesos
psicológicos, etc.

La profesionalización

Todos estos desarrollos, a lo largo del siglo XIX y de la primera


mitad del siglo XX sirvieron para formar una masa crítica de
pensadores sobre temas psicológicos. Esta etapa de “la psicología
sin psicólogos”, o “la psicología antes de la profesión” llega hasta
1947, cuando se funda en la Universidad Nacional de Colombia
en Bogotá el Instituto de Psicología Aplicada, por iniciativa de la
psicóloga Mercedes Rodrigo Bellido (1891-1982).
Esta psicóloga española había estudiado en Ginebra —Sui-
za— con Claparède y era en el momento de emigrar a Colombia
una líder destacada en España, al lado de José Germain (1897-
1986), director del Instituto de Orientación y Selección Profesional
de Madrid, y “padre” de la psicología española. Se considera que
Mercedes Rodrigo es la primera española que estudió Psicología
(ver Herrero, 2003), en una época en que esa carrera no existía en
España ni en ningún país latinoamericano. Debido a los conflictos
asociados con los comienzos de la Guerra Civil Española, Mercedes
Rodrigo emigró a Suiza y allá la encontró el rector de la Univer-
sidad Nacional de Colombia, Agustín Nieto Caballero, quien la
invitó a venir al país a colaborar en la selección de estudiantes de la
Universidad. Mercedes Rodrigo llegó a Bogotá en agosto de 1939
con su hermana María y con José María García Madrid, un joven
colaborador en sus trabajos e investigaciones que la acompañó
toda la vida, tanto en España como en Colombia y en Puerto Rico.
En Colombia fundó la Sección de Psicotecnia, como parte
del Laboratorio de Fisiología de la Facultad de Medicina de la
Universidad Nacional de Colombia. La fundó en 1939 y las ac-
tividades comenzaron en 1940. La Sección de Psicotecnia tenía a
su cargo funciones de selección, evaluación, construcción de tests
psicológicos, investigación en temas de medición, primero para la

89
Gonzalo Salas (editor)

Facultad de Medicina, luego para otras Facultades de la Universidad,


después para muchas instituciones tanto universitarias como no
universitarias, entre ellas el Tranvía de Bogotá, Bavaria, etc. Esta
labor tanto educativa como de selección y evaluación, fue muy
exitosa. Fue muy bien recibida por la sociedad colombiana.
Después de varios años se consideró que las actividades a
realizar habían sobrepasado la capacidad operativa de la Sección de
Psicotecnia, y Mercedes Rodrigo pensó que era necesario ampliar
su rango de acción. Con la colaboración de estudiantes de medi-
cina y con el apoyo de Alfonso Esguerra Gómez del Laboratorio
de Fisiología, se organizó el Instituto de Psicología Aplicada, ente
autónomo no dependiente de la Facultad de Medicina. Fue creado
por la Universidad Nacional de Colombia el 20 de noviembre de
1947 —acuerdo 231—. Ese día se considera que comienza la etapa
profesional de la psicología colombiana.
La comunidad psicológica colombiana escogió el 20 de
noviembre como Día del Psicólogo en Colombia por haber sido
en ese día cuando se creó el Instituto de Psicología Aplicada, que
tenía entre sus funciones la enseñanza y la formación de psicólogos
profesionales. El Instituto comenzó sus labores el 9 de julio de 1948.
Los primeros estudiantes ingresaron a la carrera de psicólogo en
febrero de 1949. El programa de estudios tenía una duración de 4
años para optar al título de “Licenciado en Psicología”. Los primeros
en recibir dicho título fueron 11 personas, el 28 de noviembre de
1952. Anteriormente en la Universidad de Chile se había creado
la carrera de psicólogo en 1946 (véase Laborda y Quezada, 2010;
Salas y Lizama, 2013). En Colombia se creó en 1947. El progra-
ma de Chile, el primero de América Latina, duraba cinco años y
el de Colombia duraba cuatro. Las primeras personas en recibir
su título en Chile lo hicieron en 1953. En Colombia lo hicieron
en 1952. Parece ser que cuando la Universidad Nacional de Co-
lombia concedió el título de “Licenciado en Psicología” el 28 de
noviembre de 1952, dicho título no se había concedido todavía
en ningún país de América del Sur. En estas labores pioneras de
la psicología, Chile y Colombia han marchado en forma paralela,
y sin duda los desarrollos primigenios, en la misma época, y en

90
Historias de la psicología en América del Sur

forma independiente, muestran los valores similares de las culturas


chilena y colombiana.
Durante varios años el programa de psicología de la Uni-
versidad Nacional de Colombia fue el único del país. El Instituto
se convirtió en Facultad de Psicología y continuó desarrollándose.
Más adelante, en 1962, la Pontificia Universidad Javeriana creó
un programa de psicología, y en la década de 1970 se organiza-
ron varios más. En adelante el crecimiento ha sido muy grande,
especialmente a partir del decenio de 1990, con la autonomía
universitaria concedida por la Constitución Política de Colombia
de 1991. En este momento existen en Colombia 106 programas
de pregrado en psicología, un número grande de Especializaciones
—59— y Maestrías —11, siendo la primera la Maestría en Psico-
logía Clínica fundada en la Universidad Santo Tomás en 1977—,
y cinco programas de doctorado. Algunas de las Especializaciones
y de Maestrías no están activas en este momento.
La tabla 1 presenta los primeros programas de psicología
fundados en Colombia, la universidad a la cual pertenecen, la
ciudad y el año de iniciación. La tabla 2 presenta los programas
de doctorado que existen en el país.

Tabla 1. Primeros programas de Psicología en Colombia

Universidad y Ciudad Año


Universidad Nacional de Colombia (Bogotá) 1947
Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá) 1962
Universidad del Norte (Barranquilla) 1971
Universidad Católica de Colombia (Bogotá) 1971
Universidad Incca de Colombia (Bogotá) 1971
Universidad de San Buenaventura (Medellín) 1972
Universidad de Manizales (Manizales) 1972
Universidad de Los Andes (Bogotá) 1973
Universidad Metropolitana (Barranquilla) 1975
Universidad del Valle (Cali) 1976

91
Gonzalo Salas (editor)

Universidad de Antioquia (Medellín) 1977


Universidad de Santo Tomás (Bogotá) 1978
Universidad Konrad Lorenz (Bogotá) 1981
Universidad Javeriana (Cali) 1984

Tabla 2. Doctorados de Psicología en Colombia

Universidad y Ciudad Año


Universidad del Valle (Cali) 2004
Universidad del Norte (Barranquilla) 2005
Universidad de Los Andes (Bogotá) 2008
Universidad de San Buenaventura (Medellín) 2011
Universidad Nacional de Colombia (Bogotá) 2013

Un asunto de gran importancia para la profesión de psicólogo en


el país fue el reconocimiento legal de la psicología. Se logró me-
diante la ley 58 de 1983. Definió las funciones, responsabilidades
y código ético del psicólogo en Colombia. Dicha ley fue sustituida
años más tarde por la ley 1090 de 2006 actualmente vigente y que
reglamenta el ejercicio profesional de la psicología en Colombia.
Existe un código bioético y deontológico que regula la profesión
y se incluye como parte de dicha ley. La representación gremial de
la psicología colombiana corre a cargo del Colegio Colombiano de
Psicólogos. Previamente estuvo a cargo de la Sociedad Colombiana
de Psicología, y unas décadas antes de la Federación Colombiana
de Psicología. Estas tres entidades gremiales, la Federación, la So-
ciedad y el Colegio representan etapas de desarrollo de la profesión
de psicólogo en el país.
Los psicólogos colombianos trabajan en muchos campos de
actividad profesional, siendo el más grande la psicología clínica.
En esto se siguen las tendencias internacionales, y la psicología
colombiana enfatiza más los aspectos aplicados y profesionales que
los aspectos investigativos. Lo mismo ocurre a nivel mundial, en
estas primeras décadas del siglo XXI. La psicología es una ciencia

92
Historias de la psicología en América del Sur

y una profesión, pero los aspectos profesionales son más centrales


en la disciplina que los aspectos investigativos o conceptuales. La
tabla 3 presenta las principales áreas de trabajo profesional de los
psicólogos colombianos.

Tabla 3. Principales Áreas de Trabajo Profesional

Áreas Porcentaje
Psicología Clínica 42.0%
Psicología Educativa 20.6%
Psicología Industrial/Organizacional 17.6%
Psicología Social 5.3%
Otras Áreas (Neuropsicología, Psicología Deportiva, 14.5%
Psicogerontología, Psicología Jurídica/Forense, Psico-
logía de la Salud, Psicología de Familia y de Pareja)

Investigación científica

La tradición investigativa de la psicología colombiana es de vieja


data. Existen trabajos realizados por investigadores colombianos
desde hace muchas décadas y la investigación científica goza de
alto prestigio. La agencia gubernamental que financia la ciencia
se denomina Colciencias, y en ella la psicología siempre ha sido
muy relevante. Existen equipos de investigadores que han reali-
zado aportes de trascendencia internacional, en neuropsicología,
psicología social, análisis experimental del comportamiento y otras
áreas de la psicología. La mayor parte de las universidades poseen
laboratorios de psicología con instrumentos de relativa sofisticación
(véase Oyuela, 2008 para una historia de la psicología experimen-
tal en Colombia, y los orígenes de los laboratorios). Es claro que
la investigación científica siempre puede progresar más y que en
un país con recursos limitados —a nivel de personal humano y
de fuentes de financiación— como son todos nuestros países, la
investigación científica tiene todavía un largo camino por recorrer.

93
Gonzalo Salas (editor)

La tabla 4 muestra los principales campos de investigación


científica, siendo los más destacados la psicología social, el análisis
experimental del comportamiento, la psicobiología y la neurop-
sicología y la medición y evaluación. En otro nivel de desarrollo
se encuentran el aprendizaje, la cognición, la psicología clínica,
la psicología del desarrollo evolutivo, la psicología educacional, la
gerontopsicología, la psicología de la salud, la psicología industrial/
organizacional, el mundo del trabajo, las investigaciones sobre per-
sonalidad y otras áreas. En todos estos campos se están realizando
investigaciones “de punta” que aportan al conocimiento en áreas
básicas y aplicadas.

Tabla 4. Áreas Principales de Investigación

Psicología Social
Análisis Experimental del Comportamiento
Neuropsicología y Psicobiología
Medición y Evaluación
Aprendizaje
Cognición
Psicología del Desarrollo Evolutivo
Psicología Clínica y de la Salud
El Mundo del Trabajo
Personalidad

Dichas investigaciones se publican en revistas científicas nacionales e


internacionales. La importancia de las publicaciones se ha señalado
en forma insistente, y la socialización de los hallazgos científicos
es una etapa muy importante en el desarrollo de un campo de la
ciencia. En Colombia se publicó la primera revista psicológica en
1956, en la Universidad Nacional, con el nombre de Revista de
Psicología. Dejó de publicarse varias décadas más tarde. Son muy
reconocidas en la actualidad la Revista Latinoamericana de Psicología,
Avances en Psicología Latinoamericana, Universitas Psychologica, Acta

94
Historias de la psicología en América del Sur

Colombiana de Psicología, Revista Colombiana de Psicología, Revista


Interamericana de Psicología Ocupacional, Psicología desde el Caribe
y otras. La tabla 5 presenta en orden cronológico la lista de todas
las revistas de psicología publicadas actualmente en Colombia,
el año de iniciación, la institución que las publica, y el principal
Índice o Base de Datos en el cual está incluida.

Tabla 5. Revistas de Psicología Publicadas en Colombia

Título Institución Inicio Indexación


Revista Latinoa- Fundación Universi- 1969 ISI
mericana de Psi- taria Konrad Lorenz
cología
Avances en Psico- Universidad del 1982 Scopus
logía Latinoame- Rosario
ricana
Revista Interame- CINCEL, Medellín 1982 Psicodoc
ricana de Psicolo-
gía Ocupacional
Revista Colombia- Universidad Nacio- 1992 Redalyc
na de Psicología nal de Colombia
Suma Psicológica Fundación Universi- 1994 Redalyc
taria Konrad Lorenz
Acta Colombiana Universidad Católica 1998 Scopus
de Psicología de Colombia
Psicología desde el Universidad del 1998 Redalyc
Caribe Norte, Barranquilla
Psicogente Universidad Simón 1998 Publindex
Bolívar, Barranquilla
Affectio Societatis Universidad de An- 1998 Google Scholar
tioquia
Revista Neuropsi- Universidad de An- 1999 Google Scholar
cología, Neuropsi- tioquia
quiatría y Neuro-
ciencias

95
Gonzalo Salas (editor)

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Psicología Social Medellín
Desde el Jardín de Universidad Nacio- 2001 Dialnet
Freud nal de Colombia
Universitas Psy- Pontificia Univer- 2002 ISI
chologica sidad Javeriana,
Bogotá
Revista Electróni- Psicom Editores 2002 Google Scholar
ca PsicologiaCien-
tífica.com
Avances en Me- Universidad Nacio- 2003 Dialnet
dición nal de Colombia
Diversitas. Pers- Universidad Santo 2005 Scielo
pectivas en Psico- Tomás
logía
Pensamiento Psi- Pontificia Universi- 2005 Redalyc
cológico dad Javeriana, Cali
Tesis Psicológica Fundación Univer- 2006 Redalyc
sitaria Los Liberta-
dores
Típica. Boletín Asociación Latinoa- 2006 Publindex
Electrónico de mericana de Psicolo-
Salud Escolar gía de la Salud – Co-
lombia
Psílabas Universidad Pedagó- 2006 Google Scholar
gica y Tecnológica de
Colombia, Tunja
Psychologia. Universidad San 2007 Publindex
Avances de la Dis- Buenaventura, Bo-
ciplina gotá
International Jour- Universidad San 2008 Dialnet
nal of Psychologi- Buenaventura, Me-
cal Research dellín
Revista CES Psi- Universidad CES, 2008 Dialnet
cología Medellín

96
Historias de la psicología en América del Sur

Revista Iberoame- Corporación Uni- 2008 Google Scholar


ricana de Psico- versitaria Iberoame-
logía: Ciencia y ricana
Tecnología

Perspectivas

La psicología colombiana posee una historia relativamente extensa


y un desarrollo grande en la actualidad, tanto como ciencia como
profesión. Los trabajos de los investigadores colombianos son
reconocidos en el país y en el exterior. Existen 106 programas de
formación de pregrado —que acreditan para el ejercicio profesional—,
59 programas de especialización, 11 de maestría y cinco programas
de doctorado. Hay 60.000 psicólogos profesionales en Colombia y
aproximadamente 53.000 estudiantes de psicología (ver el informe
del Colegio Colombiano de Psicólogos, en Castrillón, 2012).
Los principales problemas de la psicología colombiana se
centran en la necesidad de más internacionalización, mejores progra-
mas de investigación, reconocimiento social de la psicología a nivel
nacional como una disciplina que puede contribuir al desarrollo
nacional, y mejores fuentes de financiación para la investigación
científica.

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(2ª. Ed.). La Serena, Chile: Editorial Universidad de La Serena.

98
CAPÍTULO 5

Pasado y presente de la psicología en Chile: Profesiona-


lización, instituciones y divulgación científica

Gonzalo Salas1
Universidad Católica del Maule

La psicología científica en Chile ha pasado por diversos estadios


de desarrollo y su decurso histórico reviste complejidades. En este
contexto, no existe una historia sino varias historias, las cuales
pueden ser complementarias o divergentes producto de la forma de
enfrentar el conocimiento. En un nivel macro, Sprengler planteó
que prescindió de la idea de una única humanidad con una histo-
ria única (Dujovne, 1957) y en lo concerniente a nuestro campo
Merani (1976) agregó que las historias de la psicología ostentan
grados de arbitrariedad, fruto de las subjetividades presentes en cada
historiador. Por otra parte, la variedad de interpretaciones frente a
los hechos, si bien puede generar confusión en los lectores, permite
un sugestivo y amplio abanico de lecturas.
Los trabajos de historia de la psicología en Chile, se han
incrementado favorablemente con el paso de los años y lo que
llamamos “en pañales” (Salas, 2002) hace más de una década, ya
dejó de estarlo. La historia de la psicología ha logrado avanzar
gradualmente hacia un interés creciente, que aún dista de lograr el
desarrollo que despliegan Colombia, Brasil y Argentina, sin embar-
go, trabajos consumados de corte crítico probablemente aparezcan
en considerables años más. Hugo Klappenbach, historiador de

1  El autor agradece a la Mg. Carolina Reynaldos por la revisión de este capítulo,


junto a la facilitación de documentos historiográficos relevantes.

100
la psicología argentina y actual presidente electo de la Sociedad
Interamericana de Psicología planteó en el I Encuentro Chileno de
Historia de la Psicología realizado el 2011, “No tenemos un Hobs-
bawm” aludiendo al recién fallecido pensador e historiador británico
Eric Hobsbawm que dejó un enorme legado para la historiografía,
siendo probablemente Historia del Siglo XX (Hobsbawm, 1999)
uno de sus trabajos más apreciados por los críticos.
En materias de libros, se han publicado diversos trabajos
relacionados con historia de la psicología en Chile (Descouvieres,
1999; Laborda y Quezada, 2010; Luco, 2010; Luzoro, 2010; Rodrí-
guez y Villegas, 2007; Salas y Lizama, 2013; Villegas y Rodríguez,
2005; Winkler, 2007), tendencia que va en considerable aumento.
También se han realizado algunas tesis sobre historia de la psico-
logía (Ligüeño y Parra, 2009; Miranda y Navarro, 1995; Salas y
Lizama, 2004; Ramírez, 2005) y por cierto, un número creciente
de artículos publicados en revistas de psicología general o números
o secciones especiales de historia de la psicología (Laborda, Quezada
y Cornejo, 2013), lo que refiere la pertinencia de la investigación
historiográfica como herramienta potente para la comprensión del
presente de la psicología (Kaulino, 2007).

Cuando no existía la profesión

La psicología ha existido siempre, de hecho el psicólogo social, Julio


F. Villegas, plantea con propósitos didácticos que Lautaro fue el
primer psicólogo “naive” chileno, en la medida que observó, registró
y aprovechó sus reflexiones del comportamiento de los españoles
logrando identificar sus debilidades para combatir con ellos.
Antes que la psicología se transformara en profesión, se pasó
por un prolongado período de investigación científica. Ya en An-
drés Bello, se revela uno de los primeros trabajos relacionados con
temáticas psicológicas que se tenga conocimiento y es la Filosofía
del Entendimiento, (Bello, 1881)2. Posteriormente, Vicente Padin,

2  Filosofía del Entendimiento, fue editada por primera vez de forma completa
en 1881, sin embargo se publicaron los artículos de Andrés Bello sobre Teoría

101
Gonzalo Salas (editor)

médico de profesión, desde la medicina escribía la Memoria sobre el


hábito (Padin, 1849) y Curso elemental de fisiolojia (Padin, 1855),
que abordan temáticas psicológicas desde la fisiología experimental
y plantean la diferencia de la filosofía con la fisiología. En palabras
del autor “Las palabras electricidad, chispa vital, caloricidad, etc, son
creaciones de la imajinacion i no hechos probados que merezcan los
respetos que son debidos a la verdad” (Padín, 1855, p.6). A finales del
siglo XIX aparece el trabajo de Valentín Letelier y Juan Serapio Lois
(Salas, 2013), ambos positivistas seguidores de la obra de Augusto
Comte que desarrollaron su obra en Copiapó y Santiago y su rol
fue trascendental en la configuración de la psicología científica. A
inicios del siglo XX, Rómulo Peña fundó el primer laboratorio de
psicología experimental en Chile en la ciudad de Copiapó (Véase,
Poblete, 1980, 1995, Salas y Lizama, 2013).
Los primeros años de la psicología como ciencia estuvieron
estrechamente relacionados con la psicología educacional, de he-
cho, Barrera (2010) plantea el giro filosófico-positivista existente
entre los trabajos de Ulecía (1885) y Ginebra (1886) hacia los
trabajos de Wilhelm Mann (1905, 1906, 1910, 1919). En este
tránsito, se habrían preservado ciertos elementos filosóficos como
la distinción de las facultades del alma —sensitiva, intelectual y
voluntaria— y el papel de la conciencia. Con los trabajos de Mann,
se habría superado el método de la razón propio de la filosofía para
apropiarse del método experimental como necesario para generar
certezas sobre dichas facultades (Barrera, 2010). Con anterioridad
a la llegada de Mann, Georg Heinrich Schneider, fue el primer
profesor alemán en enseñar la psicología en el Instituto Pedagógico
de la Universidad de Chile, lo cual consta en el Programa de Peda-
gojía (Schneider, 1895) donde la psicología general, experimental
y la lógica ocupan un lugar destacado tratando la distinción entre
los fenómenos psíquicos y los meramente fisiológicos como rele-
vantes de conocer en la pedagogía. El Instituto Pedagógico se creó

del entendimiento, en El Crepúsculo entre 1843 y 1844, los cuales representan la


primera evidencia del plan de su obra publicada póstumamente como primer
tomo de sus Obras Completas en Chile (Jaksic,2010).

102
Historias de la psicología en América del Sur

en 1889 en gobierno de José Manuel Balmaceda, con el influjo


incesante de Valentín Letelier. De hecho, en su gestión de rector
de la Universidad de Chile se creó en 1908 un segundo laboratorio
de psicología experimental en Chile, el cual estuvo compuesto
por aparatos de medición traídos principalmente del laboratorio
wundtiano de Leipzig (Stubbe y Leon 1997), aunque también se
dispuso de instrumentos del laboratorio del Dr. Toulouse en Francia
y el laboratorio pedagógico de Milan del Dr. Pizzoli (Mann, 1908,
1909). Desde el psicoanálisis, Sigmund Freud (1914), referenciaba
a German Greve, médico chileno quien defendió en el Congreso
Médico Internacional de Buenos Aires la existencia de la sexualidad
infantil (Ruperthuz, 2012), lo cual también presagiaba el lúcido
trabajo que el Dr. Ignacio Matte Blanco realizaría posteriormente.
A inicios del siglo XX, los marcos de referencia de la psicología
seguían de la mano con el ámbito educativo, ya que Luis Tirapegui
se ocupaba en realizar la adaptación de los test de inteligencia Bi-
net-Simon a la realidad nacional (Tirapegui, 1925, 1928) y además
de la influencia de la psicología francesa, comienza a aparecer en la
escena chilena el pragmatismo norteamericano de James y Dewey,
que cobró fuerza con el liderazgo de Amanda Labarca (Salas, Mar-
dones, Gallegos y Ponce, 2014). Para comprender con más detalle
los antecedentes de la psicología educacional en Chile se sugiere
leer Salas e Inzunza (2013).

Formación y profesionalización

Un antecedente importante en la pre profesionalización de la psico-


logía fue la creación del Instituto de Psicología de la Universidad de
Chile en el año 1941, con la finalidad de experimentar en el campo
de la psicología experimental, diferencial como en la psicología
aplicada al derecho, educación, trabajo e higiene mental (Iturriaga,
1944). Este Instituto fue liderado por Abelardo Iturriaga y fue un
centro permanente de estudios psicológicos.
La formación de psicólogos propiamente tal se comienza a
gestar en el año 1946 en la Universidad de Chile (Ardila, 1986,
2010; Luco, 2010; Mansur y Nóbrega, 1999). Carlos Nassar (1953)

103
Gonzalo Salas (editor)

explica que el programa comenzó como un Curso Especial de Psi-


cología que tuvo como finalidad la preparación de especialistas en
psicología que estuvieran capacitados para desempeñar sus funciones
en diversos campos de actividad. El curso tuvo una duración de
siete semestres como mínimo para los estudiantes que se concen-
traban exclusivamente en el estudio de la psicología y nueve para
aquellos que seguían al mismo tiempo asignaturas enseñadas en
el Instituto Pedagógico. Además de Nassar, los fundadores fueron
Egidio Orellana, Abelardo Iturriaga y Arturo Piga (Villegas, 2004).
Al terminar el curso y previa elaboración de una tesis, se otorgó
el título de psicólogo que por primera vez fue concedido en Chile
en Noviembre de 1952, siendo los primeros seis titulados: Eugenio
Aragón, Teresa Cumsille, Víctor Donaire, Herminio García, Liana
Ortiz y Jorge Valenzuela (Ligueño, Parra, Moncada y Laborda,
2010). La mencionada psicóloga Liana Ortiz, fue posteriormente
Representante Nacional de Chile para la Sociedad Interamericana
de Psicología, en el período 1977-1979 (Actas, 1978).
En 1954 se creó el Departamento de Psicología de la Uni-
versidad Católica cuyo primer director fue el reconocido psicólogo
húngaro Béla Székely autor de la clásica obra Los Tests (Székely,
1947) que tuvo una orientación didáctica y estuvo principalmen-
te orientada a educadores (Carpintero, González y Del Barrio,
2011). Posteriormente asumió la dirección el sacerdote Eduardo
Rosales, quien realizó un viaje a Europa para estudiar de cerca la
organización de los principales centros psicológicos, procurando
revisar los programas, tendencias, profesores y autores leídos en la
bibliografía de los cursos. Después de estudiar la organización de
los centros indicados, concluyó que podían servir como base los
institutos de Turín, Lovaina y París (Rosales, 1955). Esta primera
etapa continuó con la dirección de Hernán Larraín S.J y su llegada
propició una mayor autonomía con la creación de la Escuela de
Psicología en el año 1957.
La psicología también comenzó de forma temprana en
la Universidad de Concepción, ya en 1920 se habría iniciado la
enseñanza de la psicología en el plan de estudio de la Facultad de
Filosofía y Educación, siendo Samuel Zenteno y Corina Vargas los

104
Historias de la psicología en América del Sur

primeros profesores. Esta última estudió en la Universidad de Co-


lumbia, New York donde obtuvo el grado de magister (Luco, 2010).
La carrera de psicología en esta casa de estudios habría recibido su
primera cohorte de estudiantes en 1985 siendo Rogelio Benavente
su primer coordinador. Por su parte, la carrera de psicología en
la Universidad de La Frontera en Temuco, fue creada en 1982.
Saiz y Keller (1985) relatan que a través de sucesivos exámenes
especiales de ingreso realizaron un temprano estudio sistemático
de las características del estudiante de psicología de dicha unidad.
A nivel país, si se analizan los ingresos de estudiantes entre
1947 y 1982, las estimaciones del promedio para la cobertura
anual de matrícula total no llegaba a las 100 vacantes en solo dos
instituciones formadoras y la población estudiantil no superaba los
500 estudiantes y los académicos involucrados difícilmente superan
la cincuentena (Villegas y Toro, 2001).
Massardo (1999) agrega que la carrera de psicología en
Chile durante 27 años fue entregada solo por dos universidades
y que en 1990 de 11 carreras de psicología se pasó rápidamente a
27. Lo anterior tiene directa relación con la promulgación de la
Ley General de Universidades (LGU) en el año 1981 que generó
una rápida explosión de programas de psicología. A partir de los
datos del Consejo Superior de Educación, Salas y Lizama (2013)
agregan que al año 2009, existían 42 universidades que impartían
la carrera en 147 programas de psicología en modalidades diurnas
como vespertinas. Identificar la totalidad de esos programas escapa
a los propósitos de este capítulo (véase Luco, 2010), aunque es
posible apreciar una formación actual de psicólogos que presenta
un desarrollo divergente, de acuerdo a los modelos curriculares, al
campo laboral y la empleabilidad regional, al carácter de la univer-
sidad en el sentido de lo público y lo privado, o bien la orientación
de estas, existiendo así modelos orientados hacia lo laico, católico,
masón, opus dei, comunista, derechista, entre otras. Respecto al
número de psicólogos, en 1999, Asún planteó que el Colegio de
Psicólogos reportaba 1.799 profesionales y la proyección de psi-
cólogos en el país era alrededor de 4.000. En la actualidad, en el
Colegio de Psicólogos existen 5.267 psicólogos inscritos (Rodrigo

105
Gonzalo Salas (editor)

Molina, Comunicación Personal, 25 Abril, 2013), aunque no se


dispone de estudios que identifiquen la cantidad total de psicólogos
a nivel país, aunque todo hace suponer que este número superaría
los 25.000 psicólogos.
En cuanto a la formación de postgrado, esta comienza en
Chile en la década de los 90´, lo cual se relaciona con el crecimiento
y desarrollo de las Escuelas y Facultades de Psicología en materias
de docencia e investigación, lo que sumado al crecimiento en
el número de académicos con formación de postgrado (Urzúa,
2008), exigencias del mercado laboral como la importancia de la
especialización y la formación continua han permitido un avance
significativo en estas materias. En el año 1995, la Escuela de Psi-
cología de la PUC dicta el Programa de Magíster en Psicología,
el que a partir de 1997 lo hace en tres especialidades. También en
1995 la Universidad Diego Portales abre su Programa de Magíster
en Psicología Clínica con mención en Psicoanálisis. Por su parte,
la Universidad de Concepción, abre el Magister en Psicología,
mención psicología de la salud en el año 1998. Ese mismo año,
el Departamento de Psicología de la Universidad de Chile abre su
Programa de Doctorado en Psicología (Urrutia, 2002), el cual es
el primero del país y en Sudamérica (Urzúa, 2008).

Sociedades e investigación

En palabras de Descouvieres (1985) la primera agrupación de psi-


cólogos chilenos en fundarse por la década del 50´ fue la Asociación
de Psicólogos, que con gran efectividad asumió un rol conductor en
un ambiente nacional que no aceptaba ni identificaba con facilidad
a estos “recién llegados”, “invasores” que pretendían actuar profe-
sionalmente en áreas no perfiladas. Posteriormente en 1968, luego
de un complejo trámite en el Congreso Nacional (Descouvieres,
1985) se fundó el Colegio de Psicólogos de Chile, siendo presidente
y miembro número 1 el psicólogo Héctor Fernández Provoste,
como miembro número 2 y vicepresidente, Carlos Descouvieres
y el tercero, Manuel Poblete (Kalawski, Sepúlveda y Celis, 1996).
Al parecer en 1975, se habría promulgado el primer Código de

106
Historias de la psicología en América del Sur

Ética Profesional, el cual vino a institucionalizar la preocupación


por regular el correcto desempeño de sus asociados y en Enero
de 1981 se habría exhibido otro Código de Ética profesional, de
acuerdo a la legislación vigente de la época (Vivanco, 1985). En
la actualidad el principal objetivo del colegio es “Promover y velar
por el prestigio, racionalización, desarrollo, protección, perfeccio-
namiento, progreso y prerrogativas de la profesión de la psicología,
y regular su correcto ejercicio por parte de sus asociados” (Colegio
de Psicólogos de Chile, 2013).
La presencia de psicólogos/as, en otras instituciones, cobró
un nuevo impulso en las últimas décadas, aumentando significati-
vamente la creación de diversas organizaciones (ver tabla 1) en las
distintas áreas de la psicología, lo que de ningún modo significa que
todas respondan a un trabajo constante, ya que la orgánica como
proliferación de nuevos proyectos está por debajo de lo esperado,
ya que algunas presentan discontinuidad, otras han desaparecido,
otras se mantienen funcionando solamente en base a los congresos
y muchas son de reciente data.

Tabla 1. Organizaciones de la Psicología Chilena

Inicio Organización
1949 Asociación Psicoanalítica Chilena
1959 Asociación de Psicólogos Chilenos
1968 Colegio de Psicólogos de Chile
1972 Sociedad Chilena de Psicología del Deporte
1979 Sociedad Chilena de Psicología Clínica
1989 Sociedad Chilena de Psicoanálisis – ICHPA

1994 Red de Entidades Académicas de Psicología


2003 Asociación Chilena de Psicología Jurídica y Forense
2004 Sociedad Chilena de Psicología de la Emergencia y Desastres
2005 Asociación Nacional de Psicólogos Educacionales

107
Gonzalo Salas (editor)

2006 Asociación Chilena para la Formación Académica y Profe-


sional en Psicología
2006 Organización Chilena de Estudiantes de Psicología
2009 Sociedad Chilena de Psicología Organizacional
2009 Red Chilena de Formadores e Investigadores en Psicología
Comunitaria
2011 Red Chilena de Historia de la Psicología
2011 Sociedad Científica de Psicología de Chile
2013 Asociación Chilena de Psicología Positiva

Ahora bien, la investigación psicológica propiamente tal, tiene su


principal fuente de financiamiento por medio del Gobierno de
Chile que desde 1981 a través de los proyectos del Fondo Nacio-
nal de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT), busca
estimular y promover el desarrollo de la investigación científica
en el país. Para poder participar de los Concursos regular o de
iniciación, se evalúan aspectos como la productividad del autor,
principalmente en revistas indexadas a las bases de datos ISI,
SCOPUS y SCIELO —en ese orden—, que entregan una serie de
puntajes, lo cual es uno de los ítems que se evalúan para adjudicar
una propuesta. Los grupos de estudio a la fecha son 25 y para este
efecto Psicología está dividido en 10 disciplinas, las cuales son:
Psicología, Psicología de la Educación y Cognitiva, Psicología de
la Personalidad, Psicología Social, Psicología Clínica, Psicología
Laboral y Organizacional, Psicometría, Psicología Experimental,
Psicobiología y otras psicologías.
De las áreas mencionadas, psicología educacional y social
son las que presentan la mayor cantidad de proyectos aprobados
entre los años 1984 y 2007, aunque la categoría “otras psicologías”
se posiciona en los tres primeros lugares, lo que no permite realizar
un análisis concluyente sobre las primordiales líneas de investigación
(Urzúa, 2008).

108
Historias de la psicología en América del Sur

Los Congresos de psicología

Los congresos son instancias relevantes de divulgación del conoci-


miento novedoso y ayudan tanto al profesional como al estudiante
a madurar las reflexiones en su campo del saber. La posibilidad
de establecer redes entre investigadores y visibilizar la producción
científica en el campo de la psicología ha sido de suma importan-
cia para la profesión. El Primer Congreso Nacional de Psicólogos se
realizó en Santiago, entre los días 1 y 3 de Agosto de 1985 y se
examinaron temas como la formación del psicólogo, la evaluación
del quehacer profesional en la actualidad y la labor en escenarios
futuros (Anales, 1985). Incluido aquel congreso, se han desarrollado
siete congresos nacionales, los cuales no se no se han caracterizado
precisamente por su constancia en el tiempo. El último de ellos se
desarrolló el año 2007 en el Centro de Extensión de la Pontificia
Universidad Católica de Chile y su lema fue “60 años de psicología
en Chile: Aportes y desafíos” donde probablemente se intentó decir
60 años de formación de psicólogos en Chile, ya que la psicología
de forma científica, al menos dobla ese tiempo.
Dos eventos importantes de destacar son los dos congresos
de psicología que desarrolló la Sociedad Interamericana de Psico-
logía en Chile —SIP— en los años 1993 y 2001 respectivamente
(Programa, 1993, 2001). El de 1993 fue la primera vez que un
congreso SIP se desarrolló en Chile, siendo su presidente Julio F.
Villegas y en 2001 fue Antonio Mladinic, quien lideró la organi-
zación de dicho evento.
En los últimos años, el Consorcio de Universidades Esta-
tales —CUE—, ha logrado la continuidad que no han tenido los
congresos nacionales con los Congresos Chilenos de Psicología, que
ya van en su VII versión. La primera se desarrolló en la Universidad
de Talca el año 2006 y el último, el año 2013 en la Universidad
de Magallanes. Estos congresos de carácter general han permitido
un encuentro constante para la reflexión sobre el desarrollo de la
disciplina, ciencia y profesión el país.
En las áreas específicas, han cobrado fuerza las Jornadas In-
ternacionales de Psicología Educacional creadas en la Universidad de

109
Gonzalo Salas (editor)

La Serena y su última versión número XIII, también la desarrolló


la misma casa de estudios tornándose en un referente en esta área.
Por su parte, los psicólogos clínicos, organizan desde el año 1981,
los Congresos Nacionales de Psicología Clínica, que llegaron a su
versión XX, siendo el congreso más antiguo registrado en la historia
de la psicología chilena. De las áreas clásicas de la psicología, los
psicólogos organizacionales son quienes tienen menos desarrollo en
este tema ya que solamente se ha realizado un congreso el año 2012
en Iquique en la Universidad de Tarapacá, lo cual probablemente
responda a un mayor secretismo del área, una comunidad de pares
restringida y escaso desarrollo en materias de investigación.
Por su parte, el área de psicología comunitaria ha desarrolla-
do sus congresos bajo la organización de los estudiantes, logrando
llegar a una treceava versión —desde esta versión los congresos se
denominan de “Acción Comunitaria”—, la cual se llevó a cabo
el año 2013 en la Universidad Católica del Maule bajo el lema
“Transdisciplinariedad en la acción comunitaria”. Estos encuentros
junto a los realizados por la Organización Chilena de Estudiantes de
Psicología —OCEP— han entregado relevancia a la variable social.
Una de las frases que representa el pensamiento de OCEP es “Por
una psicología al servicio de la lucha de los pueblos”. Es muy probable
que esta incursión de los estudiantes tenga alguna relación con lo
planteado por Krause, Jaramillo, Monreal, Carvacho y Torres (2011)
cuando señalan que “la psicología comunitaria nace íntimamente
ligada a las revoluciones sociales” (p.133) y en esto los estudiantes
han sido una masa crítica a nivel país en los últimos años.
Finalmente, es importante mencionar que el presente año
2013, se desarrollaron dos importantes eventos de carácter interna-
cional como la 15th conferencia bienal de la International Society of
Theoretical Psychology y la segunda reunión de ALFEPSI realizada
en la Universidad del Bío Bío en la ciudad de Concepción. En
ambos eventos se congregó a importantes psicólogos de los diversos
continentes, lo cual es un signo de la relevancia internacional de la
ciencia psicológica en Chile.

110
Historias de la psicología en América del Sur

Revistas de psicología

La primera revista científica en aparecer en Chile fue El Crepúsculo,


periódico literario y científico, publicado entre 1843 y 1844. En sus
páginas se publicaron los diez primeros capítulos de la Filosofía
del Entendimiento de Andrés Bello y El Mendigo de José Victorino
Lastarria, entre otras obras importantes (Cartagena, González y
Lastra, 2011). La segunda y una de las más reconocidas a nivel
iberoamericano, Anales de la Universidad de Chile, que se publica
desde 1844 hasta la actualidad.
Entre los años 1920 y 1922 se edita Mente, publicación
periódica del Instituto de Ciencia Mental “Armonía”, institución
que en 1912 creó Georgina Hooper de Mandiola (Instituto de
Ciencia Mental, 1920). La citada revista presentaba una reputación
muy cuestionable por ser considerada acientífica. Con posteridad
en el Instituto Central de Psicología de la Universidad de Chile,
Abelardo Iturriaga publicó los Archivos del Instituto de Psicología
(1944), la cual sería la primera revista de carácter psicológico. En
1978 se creó la Revista Chilena de Psicología del Colegio de Psicó-
logos de Chile que en su primera etapa fue el principal vehículo
de información de los trabajos de los psicólogos chilenos (Ardila,
1986). Unos años más tarde, en 1982 la Revista Terapia Psicoló-
gica, fundada por la Sociedad Chilena de Psicología Clínica se ha
publicado de forma ininterrumpida hasta la actualidad, logrando
el año 2011 indexarse en la Web of Science, ISI, siendo la primera
y única revista chilena que ostenta dicha categoría. A principios de
los 90´ se crean la Revista de Psicología de la Universidad de Chile y
Psykhé, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, esta última
indexada en los catálogos Scopus y scielo.
Hace pocos años surgió la necesidad de crear una asociación
que vinculara a las principales revistas de psicología nacionales con el
fin de compartir experiencias, vincular a los editores y realizar redes
de contacto en materias de divulgación científica. En este contexto,
se creó el año 2010 la Asociación Chilena de Revistas de Psicología,
presidida en su primer período por Roberto Polanco-Carrasco. En
la actualidad, dicha asociación cuenta con 9 revistas (ver tabla 2),

111
Gonzalo Salas (editor)

aunque es importante considerar que de 38 revistas de psicología


pesquisadas, 18 dejan de ser editadas, 14 duran menos de 5 años,
11 proyectos duran dos años o menos y 16 revistas mantienen un
trabajo regular (Polanco-Carrasco, 2013).
Finalmente en materias de divulgación, el Colegio de Psi-
cólogos editó la revista “El Mundo de la Psicología” entre los años
2006-2008 y actualmente la Sociedad Chilena de Psicología Clínica
editó el primer número de la “Revista Electrónica de Divulgación
Psicológica” lanzada en Enero de 2013.

Tabla 2. Revistas pertenecientes a la Asociación Chilena de


Revistas de Psicología

Inicio Nombre de Revista Institución Índice Principal


1982 Terapia Psicológica SCPC ISI
1990 Revista de Psicología UCH Redalyc
1992 Psykhé PUC Scopus
1999 Praxis UDP Dialnet
2002 Psicoperspectivas PUCV Scielo
2003 Summa Psicológica UST Dialnet
2006 Revista Chilena de Neu- UFRO Dialnet
ropsicología
2007 Cuadernos de Neuropsi- CENP Pepsic
cología
2010 Salud y Sociedad UCN- Dialnet
UTAL-UTA

Reflexiones y perspectivas

La psicología científica chilena tiene una larga data, que se comienza


a concebir desde mediados del siglo XIX. Desde aquel entonces, la
influencia europea, primero británica, posteriormente alemana y
francesa (Salas, 2012), adquiere importantes ribetes y un sello en

112
Historias de la psicología en América del Sur

la cartografía de la psicología en su etapa de pre profesionalización.


Con la creación de la carrera de psicología en 1946, la primera de
América del Sur y prematura titulación de psicólogos en 1952,
Chile logra un importante estatus en el mapa internacional, que
se reflejó con la presentación que Nassar (1955) realizó en el I
Congreso Interamericano de Psicologíade la SIP realizado en San-
to Domingo, dando cuenta de la gestión del Curso Especial de
Psicología del Departamento de Psicología de la Universidad de
Chile. El año 2006 —es decir 60 años después—, la casa de Bello
convoca a las carreras de psicología que componen elConsorcio de
Universidades Estatales de Chile —CUECH— con la finalidad de
innovar en la formación de psicólogos, determinar y consensuar
las competencias generales y específicas en psicología, establecer
un marco de referencia común de perfiles de egreso y estándares de
calidad, facilitar y promover la articulación curricular y movilidad
estudiantil, entre otros objetivos. El libro Competencias del psicólogo
en Chile, propuestas desde las universidades estatales (véase Juliá, 2013)
es un excelente trabajo que sistematiza las diversas discusiones de
dicha red. Por otra parte, la importancia de la investigación cien-
tífica de la psicología chilena, se ha mantenido hasta la actualidad,
de hecho, datos de productividad científica actuales indican que
Brasil, México, Chile, Argentina y Colombia son los países que se
encuentran en el grupo de avanzada en Latinoamérica en los distintos
ranking de productividad respecto a la investigación psicológica
(Vera-Villarroel, López-López, Lillo y Silva, 2011). El orden del
ranking va a diferir si consideramos entre estos aspectos la cantidad
de artículos, los documentos citables por millón de habitantes o
las instituciones que más artículos revelan. En la psicología chilena
del Siglo XXI, la investigación científica adquiere cada vez mayor
notoriedad, aunque fundamentalmente desde el mundo académico
en profesionales magister y/o doctores. Sin embargo, la disciplina se
ha profesionalizado vigorosamente y considerando la gran cantidad
de programas actuales de psicología, es que las nuevas generacio-
nes de psicólogos que llegan al mercado laboral, se insertan en las
áreas donde encuentran trabajo y mientras se van especializando o
adquiriendo experiencia van encontrando mejores puestos y desarro-

113
Gonzalo Salas (editor)

llando su vocación. Es así como también la creación de consultoras,


ONGs y otras organizaciones en las cuales participan psicólogos
han generado vías alternativas de desarrollo profesional, en donde
la gestión organizacional presenta un rol importante. También
existen psicólogos que complementan su trabajo con cursos de
Flores de Bach u otras terapias complementarias; incluso existe un
embrionario desarrollo de la psicoterapia on-line (véase Echeverría,
2009). Lo importante es que estas nuevas perspectivas laborales,
se desarrollen considerando lineamientos científicos rigurosos y
no sean solo retoques a una oferta laboral indiscriminada.Para
concluir, debe destacarse que los psicólogos ya no solo trabajan en
las áreas clásicas —Clínica, Educacional, Laboral-Organizacional y
Social-Comunitaria—, sino que se insertan en áreas como psicología
de la salud, psicología de la emergencia y desastres, psicología de
la minería, psicología jurídica-forense, psicología deportiva, entre
otras, las cuales forman parte del panorama de la diversa psicología
chilena actual, que parece cada día más fragmentada, aunque muy
inquieta y con gran cantidad de disensos.

Referencias

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Historias de la psicología en América del Sur

Barrera, F. (2010). Orígenes de la Psicología Educacional Chilena. 1885-


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119
CAPÍTULO 6

La psicología en Ecuador. Pasado y presente

Lucio Balarezo y Mayra Velástegui


Sociedad Ecuatoriana de Asesoramiento y
Psicoterapia Integrativa

La psicología como la concebimos en la actualidad es producto de


la modernidad europea (Ovejero 1999 citado en Molina, 2009),
especialmente del siglo de las luces, de la industrialización, aceptán-
dose por razones prácticas al laboratorio de Wundt como punto de
partida de la psicología científica, desde entonces surgen cátedras
de psicología, escuelas, laboratorios, publicaciones y sobre todo
teorías y sistemas psicológicos que van estableciendo movimientos
psicológicos —conductismo, psicoanálisis, cognitivismo—. En
Latinoamérica a partir de la segunda mitad del siglo XIX apare-
cen las primeras traducciones de libros de psicología, asignaturas,
escuelas, laboratorios.
La psicología latinoamericana tiene sus inicios a partir de la
psicología europea y estadounidense y se torna dependiente de sus
propuestas y teorías que surgieron en esas regiones; es importante
mencionar que aquellas teorizaciones toman en cuenta características
de su propia cultura y etnia, de alguna manera menoscabando las
características de asiáticos, negros, latinoamericanos, indígenas,
entre otros. La historia de la psicología que se obra en América
Latina, tuvo y tiene una ardua tarea en la que su propósito es y
será enfatizar y rescatar teorías y prácticas en donde queden claros
factores históricos, sociales, políticos y económicos que expliquen
nuestra ideología, cultura y etnias, para de esta manera romper la
dependencia que nos sujeta a los países de Europa y Estados Unidos.

122
Si bien existen innumerables antecedentes para el surgimiento
de la psicología, no es menos importante, mencionar que, en el
presente aparece una reinterpretación de las teorías de aquellos años
con un valor agregado, el adaptarlas o transformarlas a la realidad
de nuestro saber e idiosincrasia, en este sentido la historia no es
la descripción del pasado, sino su construcción desde el presente
(Arias, 2012). En cada época se elaboran diferentes visiones, se
describe e interpreta los acontecimientos de acuerdo al momento
que se esté construyendo la experiencia. Como vemos en los inicios
de la psicología la propuesta positivista era la que dominaba el
quehacer psicológico, en la actualidad la hermenéutica y el cons-
tructivismo son parte importante de nuestra epistemología actual.
Las flamantes herramientas conceptuales nos permiten pensar de
una manera no lineal y reconocer que el sujeto participa en la
construcción del objeto y que el propio sujeto es construido en la
interacción con la sociedad que habita. La tarea es resaltar hechos
que nos identifican enorgullecen e independizan del pensamiento
europeo y norteamericano.
Parafraseando a González Rey (2000) e identificándonos
con sus expresiones podemos mencionar que: hay varios pasados
posibles, cualquier historia de la psicología, es una de las varias
posibles, por eso hablamos de historias más que de hacer la historia,
hacer historia parece algo definitivo, parece que se descubre algo
eterno e inmutable, la verdad. En cambio historiar es un proceso
inacabable (Molina, 2009).
Ecuador, país de alrededor de 14 millones de habitantes
comparte con el resto de países latinoamericanos alegrías y pesares,
triunfos y derrotas, fortalezas y debilidades, equidades e injusticias,
sus mismos problemas y consecuentemente está en la posibilidad
de compartir las mismas historias en el desarrollo de la psicología.
Nuestra patria, tradicionalmente soporta crisis económicas,
sociales, políticas y éticas, ésta última más evidente y manipulada
en el tiempo actual. No se han resuelto los problemas de inflación,
ni el desempleo, ni el subempleo. Otros problemas latentes son la
migración, con las dificultades económicas mundiales, sobre todo
en Europa, que ha incitado esfuerzos de repatriación con escasos

123
Gonzalo Salas (editor)

resultados. La desnutrición, el analfabetismo, los altos porcentajes


de deserción escolar, la pobreza, ocultada con “bonos caritativos”, los
embarazos tempranos, el aborto, las libertades sexuales, la violencia
intrafamiliar, la inseguridad y el abuso de poder transformado en
agresión sarcástica. En estas condiciones socioeconómicas se ha
desarrollado una nueva versión de psicopatología social cuyos prin-
cipales síntomas son la depresión, el alcoholismo, los intentos de
suicidio, los trastornos de ansiedad, la violencia familiar y social, la
inseguridad ciudadana, nuevas formas de agrupaciones sociales en la
adolescencia, la carencia de reactancia, la falta de asertividad, la baja
autoestima, la limitada resiliencia, el conformismo y la pasividad.

Un vistazo a lo ancestral

La cultura primitiva y ancestral ligada a los habitantes originarios


de América y de nuestro entorno fundamentalmente, relacionaba
el concepto de enfermedad a lo divino o lo demoníaco, al castigo,
a la acción sobrenatural. Al decir de Díaz Mayorga (2008), la
ancestralidad, entendida como pervivencia de los antepasados, se
manifiesta en el presente como cuerpo de tradiciones y costumbres,
que ha evolucionado enriqueciéndose en la experiencia de sus ope-
radores y sincretizándose con conocimientos de diversa procedencia,
que le otorgan un carácter dinámico. Bajo esta lupa, las prácticas
milenariamente reconocidas en algunos países latinoamericanos
incluyendo al Ecuador, se actualizan por medio de Mayores, Taitas,
Mamas, Yachacs, denominados por Occidente como Chamanes, en
rituales y ceremonias que generalmente se acompañan de comida,
bebidas, cantos y bailes con alto contenido simbólico para atraer
espíritus benéficos y sanadores.
En esta trama se observa estados de trance inducidos por
drogas como la ayahuasca, el sampedrito o el peyote que general-
mente convocan espíritus para el bien y para el mal. La connotación
histórica del pasado actualizada en las prácticas presentes solo es
posible por la transferencia oral de los saberes tradicionales mediante
el diálogo directo, el aprendizaje vicario que cada vez se reducen por
la influencia de los procesos comunicacionales occidentales, que no

124
Historias de la psicología en América del Sur

solo contaminan este saber y esta epistemología tradicional, sino


que además distorsionan el actuar y el imaginario por la presencia
de pseudocuradores y “limpiadores” que utilizan prácticas no éticas,
falsas y equívocas.
Este antecedente nos convoca a comprender, respetar y por
qué no incluir en el estudio universitario de la psicología, la temática
ancestral para lograr el acceso y la inclusión de estos saberes en la
promoción de la salud mental intercultural. Resulta valioso el aporte
que se logra en el manejo de problemas específicos de nuestros ha-
bitantes, sobre todo en sectores campesinos o marginales, como en
el caso del “susto” de los niños, que son sometidos a una práctica
denominada “shungo-shungo”, en la que se incluyen ritualmente
determinados días de la semana, una persona especializada en
ejercerla, los sorbos y el soplado de licor y humo de cigarrillo en
las entrepiernas del “niño asustado”, para proceder finalmente a la
maniobra en la que el niño repentinamente es tomado de sus pies y
sacudido hacia abajo pronunciando las palabras mágicas y curativas.
El hecho real es que este procedimiento “cura el espanto” de niños
de corta edad, y bien, cuando desde la academia nos interrogamos
acerca del éxito del procedimiento, podemos elucubrar sobre varias
explicaciones teóricas, pero desde lo ancestral intervienen otros
contextos y otras explicaciones (Alarcón, 1988).
En este análisis histórico pretendemos rescatar inicialmente
este saber ancestral, porque a pesar de la legítima inclusión de
la psicología científica, no podemos prescindir de su referencia
por constituir un espacio poderosamente influyente en una masa
poblacional significativa en nuestro país. Desconocer la relación
entre la medicina accidental y la psicología ancestral constituye un
vacío histórico y práctico. La posición excesivamente “cientificista”
nos hace pensar que solamente lo experimental, lo descubierto en
el laboratorio y la rigurosidad en la utilización del método cien-
tífico legitimarían la psicología como ciencia. No obstante, cabe
preguntarnos si lo aprendido en las universidades nos posibilita
actuar sobre las poblaciones indígenas, o las pruebas psicológicas
empleadas, que son del todo urbanas, nos permiten llegar a con-
clusiones certeras sobre el coeficiente intelectual o los trastornos

125
Gonzalo Salas (editor)

psicopatológicos. Es más, hasta qué punto estamos preparados para


actuar psicoterapéuticamente en estos grupos, inclusive, hasta qué
punto, con nuestras prácticas y conocimientos tendríamos acceso
a estas comunidades. Estas experiencias ya la han pasado los es-
tudiantes internos de psicología que trabajan en estos sectores y
sienten estas extremas limitaciones.

Los inicios de la psicología y su desarrollo

La psicología en el desarrollo mundial ha pertenecido a otras disci-


plinas como campo del saber. Inicialmente su inserción en la filosofía
como ocurría con todas las ciencias es ineludible. La influencia de
la psiquiatría se la observa durante un largo recorrido de la historia
de la psicología, es más, se podría afirmar que su desprendimiento
no se la consigue totalmente en el campo clínico.
En esta realidad cabe citar que precisamente en 1786 se funda
el primer hospital psiquiátrico denominado “San Lázaro”, siendo
que sus encargados se dedicaban exclusivamente a observar y com-
padecer a los enfermos mentales que vivían en las condiciones más
deplorables, antihigiénicas y encerrados en habitaciones húmedas,
obscuras y sin los servicios básicos (Serrano, 1999). Hasta hoy es
posible observar como piezas de museo, los pilones de piedra en los
que se coloca la comida para que se alimenten como inhumanos.
Fuimos testigos de los baños grupales con mangueras en sus pro-
pias habitaciones para evitar la furia de los enfermos psiquiátricos.
Pensamos que la psiquiatría, generadora de la psicología clínica en
nuestro medio, se divide en dos etapas con características propias,
una antes del descubrimiento de los medicamentos y la otra luego
del descubrimiento de los mismos. Con el aparecimiento de los
fármacos, el manejo de los pacientes mejora el tratamiento y con la
influencia de las posturas humanistas, se incluyen otras disciplinas
científicas en el campo diagnóstico y terapéutico.
En el campo académico la Universidad Central del Ecuador
marca los primeros pasos en los siglos XVIII, XIX y XX al incluir
paulatinamente contenidos de psicología en las diversas carreras
especialmente de Filosofía. Según Serrano (1999), un hito histó-

126
Historias de la psicología en América del Sur

rico en el desarrollo de la psicología en nuestro medio se produce


cuando el 1 de junio de 1897, se funda el Instituto Nacional Mejía,
establecimiento educativo encargado de la “enseñanza primaria,
secundaria, y la pedagógica, enseñanza normal y preparación para
institutores de enseñanza primaria”, impartiéndose la cátedra de
Psicología a cargo del Dr. Luis Felipe Sánchez.
Por estos años también se imparten simultáneamente clases
de psicología en los colegios normales Juan Montalvo y Manuela
Cañizares por parte de profesores extranjeros contratados para
el efecto, considerando sobre todo el hecho de que en estos dos
últimos colegios se formaban los futuros maestros primarios. Otro
dato añadido por Serrano es la instauración de un laboratorio de
psicología, con equipos importados de Alemania, desde los primeros
años de la fundación del Instituto Nacional Mejía con el propósito
de implementar un estudio práctico de los procesos psicológicos.
Este sería el inicio de la futura incorporación de la psicología
en colegios y universidades, sobre todo en los colegios normales
dedicados a la preparación de profesores primarios. Citamos al
mismo autor “Varios profesionales que realizaron sus estudios y
optaron sus títulos en Europa impulsan el desarrollo de la “ciencia
y profesión” en los primeros años del presente siglo —refiriéndose
al siglo XX—; algunos de ellos son: Don Abel Victoriano Brandín
—médico francés—, Dr. Agustín Cueva Vallejo (1820-1873),
Dr. Víctor Manuel Rendón (1859-1940), Dr. José María Troya
(1850-1933) y otros, en los cuales se encuentra la influencia de
Charcot, Bernhein, Freud, Bleuler y otros, especialmente franceses”
(Serrano, 1983, p. 157).
Con estos aportes se inician, en el siglo IX las teorizaciones
y prácticas acerca de hipnosis, sugestión, magnetismo y además se
acercan los principios del psicoanálisis por estudiosos como Agustín
Cueva Tamariz, Víctor Barrera Vélez y José López Rueda.
Mención especial se otorga a Julio Endara Moreano, mé-
dico psiquiatra, probablemente el iniciador y gestor del estudio
del Psicodiagnóstico de Rorschach y autor del texto de la misma
denominación, y a Jorge Escudero Moscoso, también médico
psiquiatra con preferencia por la teoría gestáltica (Dávila, 2008).

127
Gonzalo Salas (editor)

A partir de estas primeras influencias van apareciendo dos


tendencias claramente marcadas en el campo epistemológico y en el
teórico. La influencia de la epistemología objetivista y la influencia de
las “ciencias duras”, que habían logrado el control de los fenómenos
de la naturaleza y además habían conseguido un singular desarrollo
de la tecnología, marcaban el paso de las “ciencias blandas” en su
búsqueda de un cuerpo teórico fundamentado en leyes para legitimar
su condición científica. Esta expresión se la observa en la asunción
de una propuesta fisiológica que explica el fenómeno psicológico
a través de la actividad nerviosa superior descubierta mediante
el método experimental de Pavlov. En este contexto, el nombre
de Luis Riofrío González aparece como el adalid de la corriente
reflexológica tanto en la formación académica de las universidades
estatales como en el ejercicio profesional (Ayora, 2011). La pasión
por la “psicología científica” abarca por lo menos cuatro décadas en
las que el inicio y el final de la psicología es Pavlov (Ayora, 2008).
En las universidades particulares, en cambio, se cultiva la
tradición psicoanalista por la influencia de profesores europeos y
nacionales que acogen la teorización freudiana. La confrontación
científica, ideológica, profesional, gremial y laboral es enconada
e irreconciliable. Entonces, los cambios que se suscitan en otras
latitudes también influyen en nuestro medio. La llegada o el retor-
no de profesionales con perspectivas diversas como las propuestas
humanistas, sistémicas, grupales, rogerianas, cognitivas, marcan
una ruptura necesaria en el desarrollo de la psicología.

La psicología en la formación universitaria

Las universidades de nuestro país, empiezan a convertirse en cen-


tros de estimulación del pensamiento y la reflexión, sin embargo,
la mayoría de ellas, se han convertido en vías de perpetuación de
posiciones dominantes, pero de a poco se va encontrando cierta
flexibilidad, que ha permitido incluir en los centros de educación
superior docentes con un enfoque psicológico diferente al que se
aplica dentro de la institución.
Las décadas de los 70´ y 80´ se caracterizan por un enorme

128
Historias de la psicología en América del Sur

interés por instituir facultades, escuelas o especializaciones de


psicología en todo el país. La proliferación de universidades en el
Ecuador, en muchas oportunidades no por intereses estrictamente
académicos, sino más bien por provechos económicos o políticos.
En esta perspectiva, al iniciar este siglo, el Ecuador tiene y mantiene
aproximadamente cerca de un centenar de universidades, cifra que
probablemente se podría interpretar como un buen indicador de
progreso académico; sin embargo, también reflejaba una tendencia
a la mediocridad de los estudios universitarios en no pocos casos.
Con cerca de una veintena de universidades que forman psicólogos
cabe también precisar qué ocurre con la titulación que otorgan los
centros de educación superior. En los albores del desarrollo de la
psicología, esta carrera forma parte de las Facultades de Filosofía,
Letras y Ciencias de la Educación, de Pedagogía o simplemente
Filosofía, las que se visualizan en la tabla 1.

Tabla 1. Universidades ecuatorianas que forman psicólogos

Nombre de Universidad
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
Revista de Psicología
Universidad Central del Ecuador
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil
Universidad Laica Vicente Rocafuerte
Universidad Estatal de Guayaquil
Universidad del Azuay
Universidad de Cuenca
Universidad Católica de Cuenca
Universidad Internacional Sek
Universidad de las Américas
Universidad San Francisco de Quito
Universidad Tecnológica Indoamericana
Universidad Nacional de Chimborazo

129
Gonzalo Salas (editor)

Universidad Nacional de Loja


Universidad particular de especialidades Espíritu Santo
Universidad Técnica de Ambato
Universidad Técnica de Babahoyo
Universidad Técnica de Machala
Universidad Técnica de Manabí
Universidad Técnica Particular de Loja
Universidad Internacional del Ecuador
Universidad Técnica Vargas Torres de Esmeraldas
Universidad Politécnica Salesianas
Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí

Estas universidades han profesionalizado psicólogos en las diferentes


especializaciones, hecho que habla del notable desarrollo de la psico-
logía en los momentos actuales que se evidencia en la aceptación de
la profesión, tanto a nivel profesional como del usuario en general,
en las diferentes áreas de la psicología aplicada. En los últimos cuatro
años se han graduado 2.399 psicólogos que incluyen titulaciones
de doctorado en ciencias psicológicas, educación especial y psico-
rrehabilitación, psicología clínica, psicología educativa, psicología
industrial, psicología jurídica, psicología infantil y psicorrehabili-
tación; licenciatura en psicología clínica; y psicologado1 en clínica,
infantil, educativa, industrial y organizacional. El interés por las
especializaciones se inicia, en primer lugar por la psicología clínica,
con las dos tendencias prevalentes en los años 50´ y 60´ del siglo
anterior; la reflexología y el psicoanálisis. Se podría afirmar que las
universidades estatales optan por la primera dirección. Mientras que
las particulares se orientan a la segunda. Por lo tanto, en aquellos
años las universidades: Central del Ecuador y Estatal de Guayaquil
adoptan una formación de psicólogos con tendencia pavloviana y

1  En nuestro país hasta hace algunos años se promovían títulos con mención
de Doctor en pregrado, hecho que fue eliminado para mantener congruencia
con los estándares internacionales de educación, en donde los Doctorados se
obtienen a nivel de postgrado.

130
Historias de la psicología en América del Sur

las universidades: Pontificia Universidad Católica del Ecuador y


Católica de Santiago de Guayaquil mantienen una línea freudiana.
Las corrientes prevalentes en el resto de universidades que
se van creando obedecen a la tendencia de sus directivos, en este
sentido, se van asumiendo en las especializaciones de psicología
tendencias humanistas, cognitivo-conductuales, sistémicas.Pa-
ralelamente a la especialización de clínica, y sobre todo por las
necesidades de formación académica de los futuros profesores de
segunda enseñanza que obtenían sus títulos en las facultades de
filosofía o pedagogía, se consolida la especialización en psicología
educativa y orientación vocacional.
La tercera especialización que aparece en el terreno de
psicología es la inicialmente denominada industrial, que con el
transcurrir del tiempo adopta la denominación de psicología orga-
nizacional. Posteriormente en las universidades se van diversificando
las carreras adoptando titulaciones novedosas y en muchos casos
originales: psicología jurídica, psicorrehabilitación, educación
especial, psicopedagogía terapéutica (Peña, 2008). Todo esto en
formación de tercer nivel o de pregrado. Singular problema el que
se suscita en las universidades por la titulación de los profesionales
en las universidades.
La tendencia de algunas universidades a otorgar títulos
de doctorado en pregrado2 genera controversias con otras que
siguiendo una proyección internacional se ajustan a la titulación
de licenciatura. Además la discusión de si los títulos debían ser en
psicología o psicología con especialización genera disputas entre
universidades, estudiantes, profesionales y gremios. Al parecer
estas disputas se van decantando históricamente al asumir por su
propia responsabilidad la titulación de psicologado en casi todas
las universidades ecuatorianas. No obstante, la historia no termina
aún, y hoy mismo, la universidad ecuatoriana atraviesa una fase de
cambios y transformaciones. Cambios que pueden parecer nece-
sarios como el mayor control desde el Estado del funcionamiento

2  Término utilizado para designar la titulación de pregrado en Psicología con


especialidad y diferenciarlo de la licenciatura.

131
Gonzalo Salas (editor)

de las universidades, la supresión de algunas universidades que no


cumplían los requisitos de acreditación, la selección de estudian-
tes en las universidades estatales, el estímulo a subir los niveles
académicos en los profesores universitarios, el mejoramiento de
las condiciones físicas y tecnológicas de las universidades estata-
les, la categorización de universidades, entre otros aspectos. Pero
también trae al análisis si las universidades están renunciando a su
autonomía y a la posibilidad de autogobernarse y hasta dónde las
reformas están plenamente discutidas y socializadas y si los plazos
que se fijan pueden ser los justos.
La formación de postgrado se inicia en las universidades:
Universidad Técnica Salesiana y Universidad Central del Ecuador
—Facultad de Ciencias Psicológicas—, dirigiendo su atención a
títulos de Cuarto Nivel en psicoterapia desarrollando maestría en
psicoterapia familiar sistémica en el primer caso y especializaciones
en psicoterapia en el segundo. Luego esta formación se expande
a varias universidades diversificándose los campos a psicología
organizacional y educativa. De acuerdo a las referencias de la
Secretaria Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología
—SENECYT—, las maestrías vigentes que se desarrollan en la
Universidad Central del Ecuador, —UCE—Facultad de Ciencias
Psicológicas—, Universidad del Azuay, —UDA—, Universidad
Politécnica Salesiana, —UPS—, Universidad Católica de Gua-
yaquil, —UCG—, Universidad Estatal de Guayaquil, —UG—,
Universidad Católica de Cuenca, —UCC—, Universidad Técnica
Particular de Loja, —UTP—L, Universidad de Cuenca, —UC—
se reflejan en la tabla 2.

Tabla 2. Programas de postgrado relacionados con psicología

Área Título programa Universidad


Área Clínica Maestría en intervención y psicote- UPS-UG-
rapia familiar sistémica UDA
Maestría en psicoterapia integrativa UDA-UCE

132
Historias de la psicología en América del Sur

Maestría en ciencias psicológicas UCE


con mención en psicoterapia
Maestría en ciencias psicológicas UCE
con mención en neuropsicología
Maestría en ciencias psicológicas UCE
con mención en psicología depor-
tiva
Maestría en neuropsicología UCE
clínica y rehabilitación neu-
ropsicológica
Maestría en psicología clí- UG
nica
Maestría en psicoterapia infantil UCG
con orientación psicoanalítica
Área Maestría en desarrollo del talento UCG
Organizacional humano
Maestría en seguridad industrial y UCE
salud laboral
Maestría en dirección estratégica de PUCE
los recursos humanos
Maestría en dirección de recursos UDA
humanos y desarrollo organizacio-
nal
Área Educativa Maestría en psicoanálisis con men- UCG
ción en educación

Lo gremial

La psicología también reconoce los logros a nivel gremial. Los


inicios de esta modalidad de agrupación tendiente a reivindicar
los derechos de los psicólogos tiene su iniciativa en los psicólogos
clínicos, quienes en la década de los 60´ del siglo pasado se aglutinan
en la Sociedad Ecuatoriana de Psicología Clínica, con miembros
psicólogos clínicos procedentes de la Escuela de Psicología de la

133
Gonzalo Salas (editor)

Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la UCE.


Organismo de escasa trascendencia pero que constituye la semilla
sobre la que se desarrollará posteriormente la Federación Ecuato-
riana de Psicólogos Clínicos, —FEPSCLI—, cuyo cuerpo legal se
funda con la aprobación de la Ley de la Federación Ecuatoriana
de los Psicólogos Clínicos para el Ejercicio, Perfeccionamiento y
Defensa Profesional —14 de agosto de 1979—. Posteriormente se
conformarán colegios provinciales en Pichincha, Guayas, Los Ríos,
Azuay y Tungurahua (Balarezo, 2011). Con este antecedente, las otras
especializaciones se agremian en colegios provinciales de psicólogos
industriales, psicorrehabilitadores y educativos. La controversia no
escapa a las agremiaciones debido a que la Ley de defensa Profesional
amparaba exclusivamente a los psicólogos clínicos y no a los demás
psicólogos. Los años 70´ y 80´ del siglo anterior son testigos de las
controversias legales por este asunto. Tanto a nivel del Ministerio
de Salud como a nivel del Congreso Nacional, finalmente la ley
de Defensa de Psicólogos Clínicos queda indemne aunque luego
este gremio propicia la apertura de una nueva organización que
cobije a todas las especialidades. Lo gremial además se vincula con
asociaciones académicas que pretenden desarrollar grupos de for-
mación o promover el crecimiento de corrientes psicológicas sobre
todo en el campo psicoterapéutico. Señalemos algunas asociaciones
de este tipo: Asociación de Psicodrama y Sociometría del Ecua-
dor —APSE—, Asociación Ecuatoriana de Psicólogos —AEP—,
Sociedad Ecuatoriana de Neuropsicología —SOEN—, Sociedad
Ecuatoriana de Psicoterapia —SEPS— y Sociedad Ecuatoriana de
Asesoramiento y Psicoterapia Integrativa —SEAPSI—

El desarrollo de la investigación y publicaciones

Uno de los puntos de menor desarrollo constituye el de la investi-


gación. A nivel de ciencia básica se constriñe a las tesis de titulación
en pregrado y postgrado de las universidades que se orientan sobre
todo al campo descriptivo y correlacional con una tendencia mayor
hacia la investigación cuantitativa. La temática en el campo clínico
denota su preferencia de acuerdo a la orientación prevalente en las

134
Historias de la psicología en América del Sur

universidades sobre todo visible en la especialización de clínica. En las


universidades estatales con predominio de posturas epistemológicas
objetivistas se refleja su propensión a investigaciones cuantitativas.
En las universidades particulares, sobre todo en aquellas en las
que prevalece una orientación psicoanalítica, como es el caso de
las universidades católicas de Quito y Guayaquil, se aprecia una
tendencia a las investigaciones cualitativas. En las especializacio-
nes de industrial u organizacional, educativa y otras relacionadas,
la cobertura se relaciona con los sistemas, procesos y problemas
fundamentales en las respectivas áreas. Las especializaciones y
maestrías, en el cuarto nivel mantienen una mayor rigurosidad en
el campo investigativo, por lo tanto existen estudios importantes
en neuropsicología, psicoterapia, psicoterapia integrativa, talento
humano, psicología deportiva.
En la tabla nº 3 se mencionan las primeras publicaciones
sobre psicología en las ciudades de Quito, Guayaquil y Cuenca. En
el transcurso de las últimas décadas, las obras escritas se vinculan
sobre todo con la cátedra universitaria orientándose a temáticas
vinculadas con psicoterapia, neuropsicología (Balarezo y Mancheno,
2010), psicodiagnóstico, psicología social, psicosexualidad, técni-
cas proyectivas, psicología deportiva, maltrato y abuso, psicología
jurídica. Algunos autores que merecen citarse sobre todo por la
influencia que han tenido en el desenvolvimiento académico de
la psicología con trascendencia internacional son: Lucio Balarezo,
Jaime Costales, Jorge Flachier, Bruno Stornaiolo, Rodrigo Teno-
rio, excusándonos de omitir muchos nombres de psicólogos que
han escrito obras y textos significativos para la psicología local y
regional. La publicación de revistas de psicología se las encuentra
a nivel de las Facultades de Psicología y una mención especial
merece el órgano de difusión de la Sociedad Ecuatoriana de Ase-
soramiento y Psicoterapia Integrativa, —SEAPsI—, denominada
Pser-Integrativo que mantiene una publicación permanente sobre
temas relacionados con Psicoterapia.

135
Gonzalo Salas (editor)

Ecuador en el concierto latinoamericano y mundial

El modo de relacionarse con la psicología de los países latinoame-


ricanos y del mundo es mediante la incorporación de gremios o
profesionales a organizaciones de América y del mundo (Ardila,
2004). Esta inclusión no solo amplía los horizontes del conoci-
miento sino que además, en muchas oportunidades, le otorga al
país la responsabilidad de organizar eventos a nivel internacional.
En estas condiciones es factible, además un trabajo evaluativo del
nivel de desarrollo que tiene la psicología en nuestro medio con
relación a los demás países. La globalización de la ciencia permitió
desde finales del siglo anterior que decenas de psicólogos realicen
estudios de postgrados en varios países de América, Europa y Norte
América, condición que permite la integración a redes internacio-
nales que cumplen con el propósito de expandir el conocimiento
y compartir las experiencias.

Tabla 3. Primeras publicaciones de psicología en el país

Ciudad Publicación, año Autor


Quito Conferencia sobre psicología mo- Marieta de Vein-
derna, 1907 timilla
La naturaleza del hombre ante los Julio Endara
modernos problemas de la evolu-
ción y los datos de la antropología,
1922
Iniciación psicológica, 1939 Eduardo Carbo
Psicotecnia: Ensayo experimental Gerardo Larrea
en los alumnos del cuarto curso del
ciclo cultura general, 1946
Fundamentos científicos y bases Luis Riofrío
biológicas de la psicología general,
1967
Psicotecnia, s.f. Luis Flores

136
Historias de la psicología en América del Sur

Guayaquil Psicología y sociología del pueblo Alfredo Espinoza


ecuatoriano, 1937 Tamayo
Manual y mediciones de la inteli- Carlota Felix de
gencia, 1937 Garcés
Filosofía y letras: Apuntes de Psico- Sin autor
logía y literatura, 1938
Lecciones de psicología para sexto Francisco Rovira
curso de bachillerato, 1940
Cuenca Tratado de Psicología Elemental, Alfredo Mora
1946
El método de los Tests, 1946 Luis Bravo Gon-
zález

Fuente: Biblioteca de la Casa de la Cultura Ecuatoriana

Además, el país a través de los gremios ha sido sede de algunos


eventos con reconocimiento internacional. A continuación se
señalan los más importantes en la Tabla 4.

Tabla 4. Congresos de psicología relevantes


realizados en el país

Año Título Congreso Entidad Organizadora


Julio XIX Congreso Intera- Sociedad Interamericana
mericano de Psicología, de Psicología
1983 Quito
Mayo III Congreso Latinoa- Sociedad Ecuatoriana de
mericano de Psicote- Psicoterapia, Federación
2001 rapia Latinoamericana de Psi-
coterapia.

World Council for Psy-


chotherapy

137
Gonzalo Salas (editor)

Octubre XII Congreso Latinoa- Asociación Latinoa-


mericano de Análisis mericana de Análisis y
2003 y Modificación del Modificación del Com-
Comportamiento, Gua- portamiento
yaquil
Junio I Encuentro Latinoa- Sociedad Ecuatoriana de
mericano de Psicotera- Aseoramiento y Psicote-
2006 pias Integrativas, Quito rapia Integrativa.

Asociación Latinoame-
ricana de Psicoterapias
Integrativas
Marzo VI Congreso Interna- Sociedad Ecuatoriana de
cional Cerebro-Mente, Neuropsicología.
2006 Quito
Asociación Latinoameri-
cana de Neuropsicología
Octubre III Congreso Sociedad Lati-
2011 Latinoamericano noamericana de
de Estudiantes Estudiantes de
de Psicología Psicología (SO-
(COLEAPSI), LEPSI)
Quito

Reflexiones finales

El desarrollo de la psicología en el Ecuador ha seguido el ritmo y


la trayectoria de los demás países. Su inicial pertenencia a dos dis-
ciplinas ampliamente reconocidas como la filosofía y la medicina;
más particularmente a la pedagogía y a la psiquiatría ha marcado
el paso tanto en el aspecto académico como en el profesional. Casi
todas las universidades antiguas y de prestigio señalan su jurisdicción
en las facultades de filosofía, pedagogía o ciencias de la educación.
Los mismos inicios de las cátedras de psicología se advienen pri-
mordialmente a los centros educativos o colegios formadores de
profesores, marcando el inicio de la psicología educativa. El otro

138
Historias de la psicología en América del Sur

impulso se deriva del interés por las enfermedades mentales y con-


comitantemente con la explicación psicológica de los trastornos,
conformando una perspectiva de lo que en futuro se alineará en la
psicología clínica. En este desborde, otra opción que aparece es la
psicología industrial o mejor actualmente organizacional, ligada a
las condiciones mundiales de la modernidad y el auge que tienen
los medios productivos y los organismos burocráticos.
Las titulaciones otorgadas por las universidades se han carac-
terizado por la anarquía y el desorden. Iniciales desacuerdos acerca
de los años de estudio y las titulaciones que van desde la licenciatura
al doctorado con cuatro y siete años de estudio respectivamente.
Al parecer en los últimos diez o quince años todas las universida-
des han confluido en la titulación denominada Psicologado con
cuatro o cinco años de formación. Un aspecto que ha de recalcarse
es el interés de todas las universidades por profesionalizar en este
espacio de estudio, en todas las especializaciones se trabaja en los
últimos años en la práctica pre-profesional que genera la expe-
riencia necesaria para desenvolverse en el campo específico de su
especialidad cuando se gradúa. Además la práctica comunitaria, hoy
denominada vinculación con la comunidad es otra de la fortaleza
de los psicólogos, ya que aprenden en el contacto diario con las
personas, con las necesidades humanas y en la convivencia con
el sufrimiento humano, lo cual es una fortaleza. A través de esta
propuesta se cumplen con objetivos puntuales como la prestación
de servicios en la comunidad a través de prácticas pre- profesionales
en el sector urbano y rural, la acción comunitaria de los estudiantes
de psicología en instituciones marginadas y verdaderos proyectos
comunitarios en sectores marginales.
Lo gremial ha sufrido en estos años una desarticulación
completa desde los aparatos del estado y gobierno. Entre las orga-
nizaciones científicas, sin lugar a dudas, la Sociedad Ecuatoriana
de Asesoramiento y Psicoterapia Integrativa está definida como
la más sólida y representativa en el momento actual, tanto por
su movilización académica como por el grado de credibilidad,
organización e interrelaciones que mantiene con organismos na-
cionales e internacionales. En el campo profesional, los niveles de

139
Gonzalo Salas (editor)

aceptación han crecido en forma significativa en todos los campos


de la psicología.
El mayor déficit se lo encuentra en el campo investigativo
de impacto social, éste se ha restringido a los estudios realizados
en trabajos de tesis de pregrado y postgrado, y si bien es cierto que
algunos trabajos tienen gran importancia, no han logrado la difusión
necesaria por la acentuada carencia de revistas científicas o textos
en los que se puedan publicar dichos artículos. Esta deficiencia
seguramente se resolverá paulatinamente con el devenir de los años
por la obligación que se implementa en las universidades para em-
prender con fuerza en los temas de investigación y publicaciones.

Referencias

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ricana. Lima: Universidad Católica San Pablo.
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Nacional de Ciencia y Tecnología.
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Revista Interamericana de Psicología. 38(2), 317-322.
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Balarezo, L. (2011) Compartiendo la historia de la Psicología desde Argentina,
Chile y Ecuador. III Congreso Latinoamericano de Estudiantes de
Psicología. COLAEPSI.
Balarezo, L. y Mancheno, S. (2010). La neuropsicología en el Ecuador.
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140
Historias de la psicología en América del Sur

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Serrano, N. (1999). La Psicología en la República del Ecuador. http://www.
coedu.usf.edu/zalaquett/PsiAmericas/8-Ecuador-pp-155-177.pdf

141
CAPÍTULO 7

Eventos y protagonistas centrales para la historia


de la Psicología en el Paraguay

José E. García
Universidad Católica de Asunción

La elección sobre donde iniciar la reconstrucción histórica de la


psicología implica una decisión que contiene un cierto grado de
arbitrariedad. En efecto, si la estrategia se inclinara por una iden-
tificación de los hechos y procesos relevantes acaecidos a partir
del establecimiento de la psicología como disciplina con plena
autonomía institucional y un perfil propio aceptablemente bien
definido tendríamos una secuencia de hechos cuyo punto de inicio
se situaría en una fecha relativamente cercana. En el caso de la psi-
cología paraguaya, no haría falta retroceder más allá de la década de
1960, pues es en 1963 cuando se había fundado la primera carrera.
Este pensamiento y la ubicación temporal correspondiente eran los
usuales antes que se iniciara la documentación sobre el desarrollo
histórico de la psicología en el país. Si nuestro propósito es tam-
bién incluir a los primeros casos de teorización sobre la mente, la
conciencia, el desarrollo del niño o las influencias que ejercen el
medio ambiente, la geografía y la historia sobre la configuración
de la identidad racial o el establecimiento de las peculiaridades en
el carácter nacional es obvio que deberíamos comenzar mucho
antes. Y si en nuestro recuento tomamos la decisión de incorporar
incluso aquéllos conceptos y puntos de vista que no se definen
estrictamente como psicológicos en el sentido contemporáneo del
término, pero cuyas analogías conceptuales en dominios como el
de la teología y la filosofía nos enfrentan con las propiedades y las

142
funciones del alma inmaterial, ideas que florecieron en la cultura
occidental dentro de la fusión entre el pensamiento platónico y el
cristianismo, tendríamos que dar unos pasos que nos conduzcan
incluso varios siglos atrás. Es posible agrandar el círculo todavía
más y seguir explorando incluso la cosmovisión antropológica y
cultural que son particulares de las numerosas etnias indígenas que
habitan el territorio nacional desde antes del inicio de la historia
moderna y que arrastra innegables aspectos relevantes para una
comprensión acabada de la psicología aborigen. Todo lo cual nos
situaría tan atrás que en este caso específico acabaría siendo pro-
blemático el fijar un momento aceptablemente convencional para
el inicio de la reconstrucción.
Aunque la psicología académica cumple sus primeros cin-
cuenta años en el 2013, puede comprobarse que en Paraguay existe
un pensamiento previo que largamente precede a la psicología
institucional y proviene de una interesante variedad de autores y
contextos (García, 2005a). Este es el sentido en que resulta útil
adoptar periodizaciones que contribuyan a una mejor comprensión
y esclarecimiento de las diversas fases que se pueden establecer en
la historia de la psicología. La división en etapas ayuda no solo a
encontrar una cierta secuencia y regularidad que se desprende del
ordenamiento de los hechos, sino que también permite identificar
procesos que se hallan en acción permanente, así como posibles
rupturas y continuidades consistentes. En este sentido, las sin-
gularidades que se puedan descubrir en una psicología nacional
y que sirvan para establecer características y procesos únicos que
la diferencien de las demás, pueden plantearse como temas de
investigación con importancia e interés propios (García, 2011a,
2011b). Para el estudio de la psicología en el Paraguay se proponen
varios criterios distintos con el fin de distinguir etapas, autores
relevantes y tendencias en la teoría y la práctica profesional. Estas
clasificaciones y las categorizaciones que por fuerza traen aparejadas
responden a necesidades específicas de separación o agrupamiento
de hechos y personalidades semejantes o disímiles. Los conceptos
más frecuentemente utilizados en los escritos referidos a los por-
menores de la historia de la psicología en el Paraguay consideran

143
Gonzalo Salas (editor)

la vigencia de: a) un período preuniversitario y b) un período


universitario y profesional (García, 2004, 2005a, 2005b, 2009). El
primero de ellos se refiere a la etapa que se extiende entre los años
marcados por la fundación de los primeros centros educacionales
en el Paraguay colonial y donde se enseñaban o discutían algunos
conceptos implícitos en la filosofía y teología que marcaban alusión
a realidades con características mentales o espirituales, aunque en
este caso debe quedar claro que un discurso psicológico de esta na-
turaleza es necesariamente implícito a la teorización filosófica y por
lo tanto ajeno a los usos convencionales y modernos del término.
Se extiende hasta 1963, momento en que la psicología adquiere
el status de disciplina universitaria autónoma. Esta fase ha sido
considerada como una preparación o gestación para la psicología
contemporánea (García, 2003a). A su vez, el período preuniversitario
comprende dos subperíodos relacionados. El primero se denomina
subperíodo filosófico-teológico en el cual la psicología, como hemos
apuntado, constituye un componente de la reflexión filosófica y
teológica y se concibe y discute en esos términos. El segundo es
un subperíodo de conceptualización autónoma cuyo inicio coincide
con la publicación de las primeras obras en la forma de libros y
artículos que se difundieron en revistas culturales y donde el uso
de los conceptos asociados a la psicología recogen una delimitación
más precisa que aspira a integrarse a un sentido de cientificidad
con razonable precisión y especificidad variable.
Una periodización diferente y que fue sugerida diez años
atrás (García, 2003a) incorpora como criterio central a las etapas
por las que cruzó la enseñanza de la psicología en el país, dividiendo
su desarrollo en cuatro fases cuyas referencias son: a) la psicología
y sus vinculaciones con la filosofía, que abarca fundamentalmente la
enseñanza de la psicología capturada en los esquemas de la filosofía
colonial, con un carácter identificado con la doctrina escolástica,
b) la psicología en los planes de estudio del nivel medio, que fue el
primer estamento educativo donde se insertó la enseñanza de la
psicología y cuyo origen viene del año 1881 o 1882, c) la psicología
y la formación de maestros, que está vinculada con la fundación de
las primeras escuelas normales de maestros y profesores, lugares en

144
Historias de la psicología en América del Sur

los que se impartió psicología a los futuros miembros del magisterio


nacional, ubicando sus comienzos aproximadamente en 1890 con
un antecedente destacado en el centro educativo que dirigieron las
hermanas Adela (1865-1902) y Celsa Speratti (1868-1938) y que se
denominó Escuela de Preceptoras. Esta fue la primera institución
donde las jóvenes paraguayas pudieron abrazar la noble vocación
del magisterio (Monte de López Moreira, 2011), aunque la vigencia
continuada en la enseñanza de la psicología debería contemplarse
con una estabilidad mayor desde 1896, año de fundación de la
primera Escuela Normal de Maestros. Finalmente y ya coincidien-
do plenamente con el período universitario y profesional, podemos
mencionar a una última etapa que comprende: d) la enseñanza de
la psicología en las universidades, que aunque registra algunos ante-
cedentes previos, se reconoce como inicio para el establecimiento
de las primeras carreras de psicología a comienzos de la década de
1960 y se extiende hasta nuestros días. En este capítulo, aunque
desde luego tendremos en cuenta el marco general que ofrecen las
divisiones en períodos sugeridas para el estudio sistemático de la
historia de la psicología en el Paraguay, nos concentraremos con
mayor detenimiento en los eventos y en los protagonistas que
definieron esta evolución particular, en un intento de presentarlos
de manera sintética. Los datos presentados son una integración
de informaciones ya entregadas en publicaciones previas que irán
siendo mencionadas progresivamente de acuerdo a su pertinencia,
complementando a su vez algunas exposiciones globales anteriores
(García, 2009), aunque agregando en esta revisión otros detalles
nuevos y relevantes para una comprensión acabada de los proce-
sos fundamentales que actuaron en la formación de la psicología
paraguaya.

La reflexión y la teoría: El período preuniversitario

El subperíodo filosófico-teológico.

Un día del año 1537, específicamente en la fecha del 15 de agosto,


desembarcaba un grupo de navegantes españoles en la bahía a la

145
Gonzalo Salas (editor)

que da cobijo una de las entradas que tiene el Rio Paraguay en di-
rección noreste. Allí fundaron el puerto y Casa Fuerte de Nuestra
Señora de la Asunción, muy cerca de donde hoy se levanta el casco
histórico de la ciudad, para que sirviera como amparo y reparo de la
conquista (Cardozo, 1996a). Desde este punto estratégico saldrían
poco después otras partidas expedicionarias con el fin de establecer
nuevas ciudades en otros puntos esparcidos por la gran región del
cono sur, entre ellos la ciudad de Buenos Aires. Por ese motivo
Asunción ha recibido el nombre de madre de ciudades. Los recién
llegados pronto iniciaron un activo mestizaje con los indígenas que
por entonces habitaban la zona, lo cual propició una alianza de
corte racial y político que resultó muy eficaz. Aquí no se estableció
una universidad de manera temprana, como ocurrió en Lima o
Santo Domingo, pero las órdenes religiosas que pronto arribaron
a estos territorios sí se preocuparon por establecer algunos centros
educacionales donde los novicios que aspirasen a formar parte del
clero pudieran recibir una instrucción adecuada para el logro de
estos propósitos. Por razones obvias, la cruz que siguió a la espada
tuvo mucho que ver con los primeros resquicios de pensamiento
psicológico que se insinuaban en aquél paisaje lejano y apacible del
Paraguay, aunque sonaran muy distintos a lo que acostumbramos
oír en nuestros días.
La filosofía del siglo XVI ya insinuaba un enfoque más
cercano a la modernidad y por ello menos proclive a una admiti-
da prevalencia de lo religioso sobre lo racional. Ello se daba de la
mano de autores como Rene Descartes (1596-1650), en cuya obra
también se introdujeron los conceptos frescos de la cognición y
el estudio fisiológico del comportamiento al marco general de la
filosofía renacentista. Por estas razones no son pocos los que ven
a Descartes como la quintaesencia de esa ruptura que supuso la
orientación filosófica moderna con respecto a los principios que
rigieron por siglos a la filosofía medieval (Jones, 2006). Sin em-
bargo, los territorios españoles de ultramar vivieron una situación
bastante distinta en lo que respecta a influencias ideológicas. En este
lado del mundo se perfilaba un claro predominio de la perspectiva
tomista y aristotélica cuya vigencia habría de extenderse todavía

146
Historias de la psicología en América del Sur

por mucho tiempo más. La colonia que todavía era el Paraguay


en aquél momento, por supuesto, no fue la excepción. Este era
el panorama que imperaba en los claustros que orgánicamente
dependían de las órdenes religiosas. Con respecto a este punto la
documentación no es abundante, por ello no es sencillo establecer
una fecha precisa para fijarla como punto de partida. Pero es posible
que podamos ubicarla con lógica probabilidad hacia el año 1580,
cuando se produjo la fundación de un Seminario cuyo promotor
fue el Obispo Alonso de Guerra. Otro referente importante fue el
colegio fundado por el padre Francisco Saldívar un par de déca-
das más tarde, en 1600 (Massare de Kostianovsky, 1968). Ambos
establecimientos educativos, al igual que muchos de esa época,
ejercieron sus funciones durante un tiempo brevísimo. La contri-
bución de los jesuitas se inicia en 1609, cuando abrieron su primer
colegio en Asunción. Allí se impartieron cátedras de Latín, Filosofía,
Escolástica, Moral, Arte y Gramática (Massare de Kostianovsky,
1968) y por supuesto Teología (Peters, 1996), que nunca podría
faltar. Más adelante, los dominicos y los franciscanos regentearon
sus propios establecimientos educacionales. En este período el
pensamiento original y la producción de libros fueron escasos en el
Paraguay, por no decir prácticamente nulos, a diferencia de cuanto
sucedía en el Río de la Plata, donde a juzgar por cuanto explica
Furlong (1952) se pueden mencionar varias piezas bibliográficas
de importancia cuyos contenidos temáticos, si bien anclados en el
maridaje que aún se veía con la filosofía, recreaban estudios de corte
especulativo que a menudo incluían tópicos psicológicos. Mucha de
esta labor también es obra de los jesuitas, quienes nunca ignoraron
la psicología (García García y Alonso, 2005; Massimi, 2001). En
el Paraguay, sin embargo, la gestión más notable que cumplió la
Compañía de Jesús se ubicó en las misiones, un portentoso ensayo
de organización política, social, económica y cultural que fue objeto
de comentarios en el mundo entero (Cardozo, 1996b). Esta labor
educacional de los jesuitas culminó abruptamente con la expulsión
de los dominios españoles en 1767.
La entrada del siglo XIX supone una evolución paulatina de
las influencias intelectuales vigentes hasta entonces. Los cambios

147
Gonzalo Salas (editor)

que esto produjo, sin embargo, pueden ser mejor comprendidos


si se toma en consideración el marco histórico y político que les
sirven de fondo. Paraguay obtuvo su emancipación de la corona
española en mayo de 1811. Desde esta época hasta el inicio de la
Guerra contra la Triple Alianza (1864-1870), un evento inmensa-
mente destructivo para el país porque fracturó de forma dramática
el desarrollo del Paraguay como nación, hubo tres gobiernos que
marcaron su destino de manera decisiva: los del Dr. José Gaspar
Rodríguez de Francia (1766-1840) que comenzó en 1816 y culminó
con su muerte natural en 1840, don Carlos Antonio López (1792-
1862) cuyo gobierno duró desde 1842 hasta fallecer por enfermedad
en 1862 y el Mariscal Francisco Solano López (1827-1870), hijo
del anterior, que tuvo las riendas del poder desde 1862 hasta su
muerte en el campo de batalla en 1870. Francia estudió abogacía
en la Universidad de Córdoba. En su momento poseyó la única
biblioteca respetable del país. Su pensamiento acusó la presencia
de las doctrinas políticas del filósofo ginebrino Jean-Jacques Rous-
seau (1712-1778), cuya célebre obra El contrato social (Rousseau,
1762/1980) parece haber sido una de sus lecturas habituales,
aunque el conocimiento y discusión de estas ideas desde luego
nunca trascendió al resto de la población, ni tampoco se reflejaron
de manera congruente en su estilo de gobierno. En ese momento
no podía haber una apertura muy libre por supuesto dado el con-
texto en que se forjó el gobierno de Francia, que era una estricta
dictadura de claro sesgo patriarcal, que desde luego jamás hubiera
permitido semejantes debates. Aunque no debe perderse de vista
que Francia también defendió la independencia del país ante las
amenazas externas, sobre todo los planes anexionistas del gobierno
de Buenos Aires, recurriendo a un virtual encerramiento del país.
Pero de acuerdo al criterio de Amaral (2010), las primeras
manifestaciones de un pensamiento filosófico reconocible en el
Paraguay en el sentido de producciones escritas por autores que
vivieron en el país tienen que rastrearse al menos hasta el segundo
de los gobernantes mencionados, el de don Carlos Antonio López.
Este escribió un breve texto titulado Catecismo de San Alberto,
una pieza con pretensiones doctrinarias de filosofía política que

148
Historias de la psicología en América del Sur

pudo ser el inicio de tal género de discusiones en el Paraguay. A


comienzos de la década de 1860 parece que había una razonable
tolerancia respecto a la discusión sobre las diversas corrientes de
pensamiento que imperaban en la época, algunas de las cuales eran
conocidas en el Paraguay, y la lectura de libros era una costumbre
que no resultaba infrecuente. En este sentido la escritora Josefina
Pla (1903-1999) menciona el importante dato que algunos de los
títulos de mayor preferencia entre quienes ocupaban parte de sus
gastos en la adquisición de libros eran las obras de ficción, las novelas
y el teatro y en segundo término las que tenían como temas a la
dietética, la higiene y la psicología (Pla, 1983). Pese a las libertades
públicas limitadas que imperaban por entonces, no hay evidencia
cierta que existiera alguna forma de censura contra los libros. La
Guerra contra la Triple Alianza alteró absolutamente el escenario de
las cosas y quebró lo que parecía una clara senda de progreso que
se abría para el país. El modo y la extensión de la destrucción que
este conflicto supuso para el Paraguay solo pueden ser calificadas
como la ejecución de un grandioso y macabro genocidio contra la
patria (Chiavenatto, 1989). Si casi nada o muy poco, material o
humano permaneció en pie, lo mismo puede decirse de la cultura
y cualquier iniciativa que pudiera haber representado un impulso
para la promoción de la ciencia, incluida por supuesto la psicología
(García, 2012a). No es de extrañarse entonces que la vida cultural
del país tardara un cierto tiempo en recuperarse.

El subperíodo de conceptualización autónoma de la psicología.

En la década de 1880 comienzan a registrarse vestigios claros de


una presencia progresiva de la psicología en un sentido moderno
y con ello se acelera un poco la dinámica de la historia. En 1878
inició sus labores en la enseñanza pública el Colegio Nacional de
Asunción, una institución que dependía del municipio o ayunta-
miento de la ciudad y que constituía el primer establecimiento de
su tipo que fue abierto en el país. Entre otras cosas, allí se dictó el
primer curso específico de psicología, que como se comprende tuvo
como destinatarios a los estudiantes del nivel medio. Haciendo una

149
Gonzalo Salas (editor)

deducción a partir de los datos que provee Benítez (1981), sabemos


que se impartía psicología en el quinto curso del primigenio plan
de estudios, razón por la que García (2003a) deduce que tiene que
haberse dictado por primera vez en 1881 con mayor probabilidad
o en su defecto durante 1882. El colegio, sin embargo, no tuvo la
continuidad que habría sido deseada y tuvo que dejar de funcionar
al cabo de unos pocos años. Para explicarse mejor la razón de esta
discontinuidad hay que recordar que el país acababa de terminar
la guerra y se hallaba en un estado de virtual bancarrota financiera.
En ese momento los recursos disponibles para la educación eran
mínimos. Aun así, este evento puede estimarse como el punto de
partida para la psicología a nivel educativo. El otro acontecimiento
de importancia que se produjo durante esta década es la publicación
del primer estudio que interesa al uso consecuente del concepto
de psicología y que sugiere el perfil de una disciplina con carácter
autónomo. Sin embargo el autor, pese a ser paraguayo, concibió
la obra fuera del país. Aludimos por supuesto al médico Dióge-
nes Decoud (1857-1920), quien perteneció a una de las muchas
familias paraguayas que vivieron conflictos con Francisco Solano
López y como consecuencia tuvieron que ver a uno o varios de
sus integrantes sufrir las recias amarguras del exilio o debieron
lamentar el exterminio físico de sus miembros (Decoud, 1930). A
Diógenes le tocó emprender una destacada carrera académica en la
Argentina y allí produjo varios trabajos que le valieron el elogio de
personalidades sobresalientes del vecino país como José Ingenieros
(1877-1925) (Ingenieros, 1915), uno de los pioneros que tuvo la
psicología en el Río de la Plata.
Entre otros numerosos trabajos, Decoud escribió un breve
Estudio del hipnotismo. Bajo el punto de vista psicológico y de la
medicina legal (Decoud, 1888). La obra encuadra al fenómeno
hipnótico como un proceso esencialmente psicológico y al que
puede considerarse análogo a la neurosis experimental. Era un estado
peculiar en que desaparecía la voluntad, el entendimiento quedaba
en una situación pasiva y sujeto a las estimulaciones externas, de
manera momentánea y en una forma semejante a la de un reflejo
(Decoud, 1888). Baker (1990) señala que durante la década de

150
Historias de la psicología en América del Sur

1880 la discusión sobre las características del hipnotismo giraba


sobre el detalle de si este consistía en un fenómeno de naturaleza
fisiológica o psicológica. Otro aspecto debatido era si la hipnosis era
un estado patológico o normal de la mente. En sus ideas sobre este
complejo fenómeno Decoud acusó la influencia del médico francés
Jean Marie Charcot (1825-1893) así como de uno de sus antiguos
maestros en la cátedra de Enfermedades Nerviosas cuando todavía se
hallaba en su entrenamiento universitario en la Argentina, el doctor
José María Ramos Mejía (1849-1914) (Ingenieros, 1919/1962).
Con Decoud comienzan a dibujarse los rostros de los pioneros de
la psicología en el Paraguay, aún con todas las dificultades que se
han apuntado para determinar a quiénes corresponde considerar
como tales (García, 2007).
La década de 1890 se abre con la fundación de la Univer-
sidad Nacional de Asunción, institución que fue la primera de su
tipo en el país. Junto a ella se habilitaron también cuatro nuevos
colegios nacionales en las ciudades de Asunción, Encarnación,
Pilar y Villarrica. Pero solo en la sede de Asunción, que no era la
misma que hemos comentado previamente pero venía a llenar el
vacío que aquella dejó, se incluyó una cátedra de Psicología dictada
por vez primera en 1893. Esta materia se denominaba Elementos
de Psicología y se cursaba solo durante un año, en el cuarto curso.
Emeterio González fue el profesor y también quien elaboró el
plan de estudios respectivo que salió publicado en la Revista de la
Universidad Nacional (González, 1894). En las clases impartidas
en aquél curso se estudiaba la fisiología del sistema nervioso, psi-
cología experimental, la sensibilidad, la voluntad, la sensación, el
sentimiento, las emociones, el placer, el dolor, la inteligencia, la
atención, la conciencia, el juicio, la abstracción, la inducción, la
personalidad, la psicología social y la psicología comparada. Todos
esos tópicos sugieren la clara influencia de la psicología experimental
que estaba ganando auge en la época. Pero también se incluyeron en
el programa otros temas como la armonía entre el alma y el cuerpo,
las teorías que niegan y las que afirman la relación de ambos, el
alma y la trinidad, la belleza, la verdad, la bondad y la libertad. Al
lado de la enseñanza media, en esta década también se abrió otro

151
Gonzalo Salas (editor)

campo nuevo para la difusión de la psicología en el campo de la


formación normalista, aquélla que preparaba profesionalmente a
los futuros miembros del magisterio nacional. De esta manera las
hermanas Adela y Celsa Speratti, quienes adquirieron su formación
en la Escuela Normal de Concepción del Uruguay (Benítez, 1981)
establecieron la primera Escuela de Preceptoras en 1890, que ha-
bría de transformarse en Escuela Normal de Maestras en 1897. En
cuanto a institutos para varones, se abrió una Escuela Normal de
Maestros en 1896 y su director fue Francisco Tapia, un educador
nacido en la Argentina a quien el gobierno nacional encargó de
forma específica tal función. Este podría parecer un detalle menor
en el contexto de esta historia de no ser por el hecho que, además
de sus funciones directivas en la escuela, Tapia produjo un par
de artículos que representan el punto de partida para una de las
tradiciones fundamentales de la psicología paraguaya en el período
preuniversitario de las tres principales que existen, en este caso la
que vincula a la psicología con la educación (García, 2006a).
Una de las muestras del renacimiento intelectual que se vivió
en la década de 1890 fue la publicación de varias revistas culturales,
algunas de las cuales alcanzaron a tener gran calidad. Posiblemente la
mejor de todas fue la Revista del Instituto Paraguayo, que se publicó
entre 1896 y 1909 y era el órgano de difusión del Instituto Paragua-
yo, creado en 1895. Puede decirse que la institución involucró en
sus actividades y reuniones a lo más refinado de la intelectualidad
paraguaya de la época y fue un auténtico epicentro de la cultura.
En su mejor momento la biblioteca albergó más de mil doscientos
volúmenes (Centurión, 1948). La revista publicó varios artículos
con una temática psicológica. El ya mencionado Tapia publicó un
par de trabajos antes que terminara el siglo. El primero de ellos
(Tapia, 1897) era un trabajo más encuadrado en el ámbito de la
pedagogía, pero en el segundo (Tapia, 1898), su autor partía de
una concepción lamarckiana de la evolución para analizar procesos
psicológicos como el de la inteligencia humana. Otros artículos se
referían a las relaciones entre el ejercicio y la diversión (Rubio, 1899)
o la formación del carácter, este último un escrito que pertenecía
a la escritora uruguaya Adela Castell (1867-1926), quien presentó

152
Historias de la psicología en América del Sur

una disertación en el Instituto Paraguayo a su paso por Asunción


(Castell, 1901). Asimismo deben mencionarse dos escritos de
Manuel Domínguez (1868-1935), que dio a conocer numerosos
artículos sobre historia en la Revista del Instituto Paraguayo.
Para lo que nos concierne en este capítulo debe mencionarse
un trabajo que estaba centrado sobre las relaciones entre la talla y
la inteligencia (Domínguez, 1903b) y otro, de mayor extensión e
importancia, referido a las causas del heroísmo de los paraguayos
durante la guerra (Domínguez, 1903a). Este último fue reimpreso
más tarde en una obra titulada El alma de la raza (Domínguez,
1918) que también incluyó otros ensayos relacionados. Las ideas
en él contenidas recibieron ampliaciones en libros posteriores (Do-
mínguez, 1946, 1959). En su explicación de las particularidades
que definen al ser nacional paraguayo y su bravura como guerrero
en el Campo de Marte, Domínguez recurrió al concurso de varios
factores como el medio, la raza, el momento y el caudillo que guía
las tropas, considerando la más importante lo que llamó la causa
interna, que es igual a decir la raza y está en la raíz de las diferen-
cias. Como es sencillo de notar, el nudo para estas reflexiones fue
la conducta demostrada por el soldado durante la gran guerra.
Muchas de las cualidades que Domínguez resaltó en cuanto típicas
de los paraguayos, como su heroísmo, valor, capacidad de enfrentar
la adversidad o el sufrimiento y su decidido apego a la familia y
los valores de la patria convertía a los paraguayos eran un pueblo
superior.
Para sostener sus ideas Domínguez recurrió a muchos conceptos
tomados de la psicología. Es por ello que se lo considera el punto
de partida de otra de las tradiciones que la psicología paraguaya
registra como marca de fábrica, la del estudio del carácter nacio-
nal (García, 2012b, 2013a). No puede decirse que estos artículos
fueran investigaciones empíricas, pero eran importantes porque
constituían discusiones conceptuales apoyadas en constructos cuyo
origen estaba en la psicología (García, 2004). Antes de finalizar la
década se produce también otro evento importante aunque en un
ámbito muy distinto: el de la atención a los perturbados mentales.
En efecto, el 30 de octubre de 1898 quedó habilitado el primer

153
Gonzalo Salas (editor)

Asilo de Enfermos y Mendigos, lugar donde también se hallaban


alojados algunos enfermos psiquiátricos. Esta fue la base para la
organización del futuro Manicomio Nacional, instituido en 1917,
ocasión en que los internos con desviaciones comportamentales
fueron separados de los mendigos y acondicionados en un recinto
independiente (Cegla y Franco, 1984). El Dr. Cándido Vasconsellos
(1894-1955), a quien debemos recordar también por ser autor del
primer texto sobre diagnóstico y tratamiento de las enfermedades
mentales (Vasconsellos, 1947), fue su primer director. Las faenas
de la atención psiquiátrica y más tarde psicológica en el Paraguay
comenzaron en estos lugares y fechas.
Al despuntar el siglo XX se produjeron otros eventos en
los escenarios académicos que habrían de tener una importancia
fundamental para el desarrollo de algunas subdisciplinas como la
psicología social. Es así que en 1900 se creó la primera cátedra
de Sociología en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional de Asunción, aunque la materia comenzó
a dictarse recién a partir de 1903. El primer profesor fue Cecilio
Báez (1862-1941), un hombre de leyes con gran erudición y notoria
actuación en el ámbito público nacional y que fue también autor
del programa académico. Como su principal aporte, Báez escribió
una Introducción al estudio de la sociología (Báez, 1903). Este texto
para nada era semejante a las introducciones a la sociología que
se utilizan actualmente en las universidades del mundo, pues su
contenido estaba fuertemente cohesionado con tópicos que son
comunes en la psicología social (García, 2003b, 2013b). La entra-
da en escena de Báez significó también la llegada del positivismo
como influencia intelectual clara y contundente en el escenario del
pensamiento nacional y se reconoce a este autor como su máximo
exponente en el Paraguay (Benítez, 1983).
Un poco más tarde, en 1905, Eusebio Ayala (1875-1942),
quien más adelante en su vida tendría una destacada participación
en la política paraguaya ocupando la presidencia de la Repúbli-
ca en los duros tiempos de la Guerra del Chaco contra Bolivia
(1932-1935), publicaba en los Anales de la Universidad Nacional
un denso estudio psicológico donde su objeto era el análisis de las

154
Historias de la psicología en América del Sur

interrelaciones entre la ideación, la perceptividad y el pensamiento


(Ayala, 1905). El autor no dejaba dudas de su gran familiaridad
con las ideas de muchos de los psicólogos líderes de comienzos de
siglo: Théodule Ribot (1839-1916), Wilhelm Wundt (1832-1920),
Herbert Spencer (1820-1903) o Alexander Bain (1818-1903). Esto
condujo a suponer que, de no haber sido por su involucramiento
en la política y su participación en los asuntos de estado, Ayala
bien podría haber sido el iniciador de la psicología experimental
en el Paraguay (García, 2005c).
La educación vuelve a demostrar el fuerte entrelazamiento
que la une con la psicología en el Paraguay durante la década
siguiente de 1910. En una obra titulada Páginas de un maestro,
el docente Juan Ramón Dahlquist (1884-1956) alertaba sobre la
urgencia de contar con laboratorios de psicología para el estudio
del niño paraguayo y que la investigación a que diera lugar debía
servir para la mejora de la educación nacional. También comen-
taba otros aspectos de la psicología de sus días. No se publicaban
revistas psicológicas pero si educativas, en cuyas tablas de conteni-
dos era común encontrar artículos psicológicos. A la ya existente
Revista de Instrucción Primaria que fuera establecida en la década
previa, Dahlquist agregó otra llamada La Enseñanza, en la que por
ejemplo reprodujo artículos del notable educador cubano nacido
en Puerto Rico Alfredo M. Aguayo (1866-1942), quien también
refrendaba la psicología experimental (Aguayo, 1913). En otros
ramos muy diferentes, otros autores se ocupaban también de
problemas anclados en la psicología. Entre ellos el naturalista y
antropólogo suizo Moisés Santiago Bertoni (1857-1929), quien
en su Resumen de prehistoria y protohistoria de los pueblos guaraníes
(Bertoni, 1914) principalmente y también en el tercer tomo de su
gran obra La civilización guaraní (Bertoni, 1956), expuso sus teorías
sobre el origen y la evolución del hombre americano, la cultura de
los aborígenes de lo que designó como el racial grupo guaraniano,
además de aspectos resaltantes sobre la psicología de los guaraníes
(García, 2013c). Vemos que, en esencia, Domínguez se ocupó de
la forma de ser típica de los paraguayos y Bertoni de los rasgos
psicológicos del aborigen guaraní. En el ámbito de la sociología

155
Gonzalo Salas (editor)

se volvió a producir una segunda publicación importante, esta vez


de Ignacio A. Pane (1881-1920), hombre formado en la disciplina
del derecho y profesor de sociología en la Universidad Nacional al
igual que Báez. Pane discutió con erudición los conceptos vecinos
de la psicología social, la psicología individual y la psicología co-
lectiva como parte de su obra Apuntes de Sociología (Pane, 1917).
Vistos en perspectiva, es claro que Báez y Pane son los pioneros de
la psicología social en el Paraguay.
Los años veinte, treinta, cuarenta y cincuenta configuran
lo que puede notarse como un predominio muy marcado de los
educadores en la generación y difusión del conocimiento psicoló-
gico. En este contexto la figura más representativa es la de Ramón
Indalecio Cardozo (1876-1943), un maestro nacido en la pequeña
ciudad de Villarrica y que fue el promotor central del enfoque de la
escuela activa en la educación nacional, agregando con su trabajo
muchas innovaciones propias a las variantes que eran conocidas
hasta entonces (García, 2004). Cardozo insistió en que la psicología
debe ser la base para la implementación eficiente de la pedagogía.
La obra más importante que publicó fue La Pedagogía de la Escuela
Activa en tres volúmenes, consagrando por completo el primero de
ellos a una exposición sobre los fundamentos de la psicología de
la educación (Cardozo, 1938). Además escribió muchos artículos
psicológicos, entre ellos algunos donde discutió por vez primera en el
Paraguay las ideas de referentes como Sigmund Freud (1856-1939)
(Cardozo, 1927) y John Dewey (1859-1952) (Cardozo, 1923, García,
2003c). Asimismo fue pionero en la aplicación de las escalas del
test Stanford-Binet, por lo que también es justo considerarlo como
el propulsor de la psicometría en el país. Cardozo continuó con
la edición de revistas pedagógicas de fuerte contenido psicológico
que complementaron las tendencias anteriores y así estableció La
Nueva Enseñanza, que comenzó a salir en 1927. Por todas estas
razones es uno de los pioneros genuinos de la psicología (García,
2003c, 2008a, 2010a, 2011c).
El primer texto introductorio también fue obra de un
educador, el profesor Manuel Riquelme (1885-1961), autor de
unas Lecciones de Psicología (Riquelme, 1948) que llegaron a las

156
Historias de la psicología en América del Sur

librerías en 1936 con su primera edición. En vida de Riquelme


también le correspondió iniciar importantes iniciativas en favor
de la educación nacional. Para la historia de la psicología como
disciplina igualmente es un actor importante, pues fue el primero
en ocuparse de este tema en el Paraguay (García, 2008b). Tanto
Cardozo como Riquelme fueron bien valorados en su tarea por
quienes en ese momento se hallaban escribiendo sobre la psicología
en América (Foradori, 1954). Completa esta secuencia la profe-
sora María Felicidad González (1884-1980) que dio a conocer la
obra inicial que se identifica con la entonces dinámica área de la
paidología. El libro se llama Misceláneas paidológicas para padres
y educadores (González, 1942), y su autora además escribió un
manual breve sobre organización escolar y pedagogía (González,
1951) así como artículos que aparecieron en La Nueva Enseñanza
de Cardozo. Cuando fue directora de la Escuela Normal de Profe-
sores en Asunción, ella estableció la primera cátedra de Psicología
Experimental en 1921 y otra de Psicología Infantil en 1923 (García,
2011c). El primer laboratorio de psicología habría de llegar de la
mano de otro pedagogo, en este caso un extranjero que ejerció la
jefatura de la oficina de la UNESCO en Paraguay entre 1955 y
1959. Hablamos de Emilio Uzcátegui (1899-1986), quien también
es conocido en el campo de la psicología en su tierra, el Ecuador.
La inauguración del laboratorio tuvo lugar el 23 de octubre de
1959 (Uzcátegui, 1959). Pero su mentor debió abandonar el país
al poco tiempo para proseguir funciones en otra nación, dejando
al laboratorio huérfano que, en lo que se asemeja a un claro reflejo
de la fatalidad que se cierne sobre la psicología nacional, quedó
trunco y sin ejercer ninguna influencia real.

Emerge la figura del psicólogo:


El período universitario y profesional

Las carreras de psicología se establecieron durante la década de 1960.


Primero en la Universidad Católica en 1963 y luego en la Univer-
sidad Nacional de Asunción en 1967. Con ellas arranca el período
universitario y profesional en la historia de la psicología nacional.

157
Gonzalo Salas (editor)

Se produce entonces un paso muy significativo para la evolución


institucional de la disciplina, pues a partir de allí la psicología habría
de comenzar el proceso que la llevará a ser reconocida como una
profesión autónoma. En su estructura de materias, las dos carreras
adoptaron un perfil de formación de neto corte generalista (García,
1993), aunque más adelante se eligió fijar especializaciones con el
objetivo de brindar un perfil diferenciado para las alternativas que
podría tomar la futura práctica profesional de sus estudiantes. En
primer lugar, la Universidad Católica abrió las que se conocían
entonces como áreas de énfasis a partir de una reforma que se realizó
en el año 1978. Las opciones fueron tres: a) Psicología Clínica, b)
Psicología Educacional y c) Psicología Laboral. La planificación de
estos estudios era muy congruente con las líneas que había sugerido
el Modelo de Bogotá tan solo unos años antes (Ardila, 1981). La
Universidad Nacional de Asunción, que instituyó un doctorado en
1975 y que en sus primeros años también fue de raíz general, pronto
asimiló la misma lógica que la Universidad Católica aunque con la
variante que allí se presentaban como opciones de especialización
en el grado doctoral. Veinte años duró este programa académico,
entre 1975 y 1995, aunque dejó como resultado muy pocos doctores
titulados y su efectividad como instancia de formación siempre fue
cuestionable. En el país solo existieron estas dos carreras de psicolo-
gía hasta 1989, pero a partir de ese año, en coincidencia con el fin
de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), comenzaron a
planificarse nuevos departamentos. Acompañado de una apropiada
legislación, el proceso se disparó aceleradamente desde 1996 y en
la actualidad las carreras en funcionamiento superan holgadamente
la cifra de cuarenta y se los ubica en casi todas las capitales depar-
tamentales del país: Asunción, Caacupé, Caaguazú, Ciudad del
Este, Concepción, Coronel Oviedo, Encarnación, Hernandarias,
Pedro Juan Caballero, Pilar, San Ignacio, San Juan Nepomuceno
y Villarrica, entre otras. Los problemas, sin embargo, son muchos
y van desde la insuficiente infraestructura y las limitaciones en la
formación hasta la ausencia casi completa de investigación en los
claustros universitarios (García, 2003a, 2003d, 2010b, 2012c). En
cuanto a las organizaciones gremiales y científicas, puede anotarse

158
Historias de la psicología en América del Sur

que la Sociedad Paraguaya de Psicología, cuya personería jurídica


se obtuvo el 29 de julio de 1966, parece haber sido fundada el 22
de mayo de aquél año, cuando un grupo de alumnos y profesores se
reunieron para darle vida. Por ello en esa fecha se recuerda el día del
psicólogo en el Paraguay (García, 2012d). Pese a su reducido poder
de convocatoria, que se halla reflejado en la exigua membresía, esta
sociedad siempre se ha considerado la más representativa de cuantas
lograron establecerse en el país. Entre las entidades internacionales,
es la Sociedad Interamericana de Psicología —SIP—, que cuenta
con miembros desde 1976, la que ha ejercido una influencia más
notable (García, 2012e).
Las influencias teóricas predominantes en la psicología para-
guaya a partir de la década de 1960 pueden verse como un reflejo
claro de las tendencias que dominan la disciplina a nivel interna-
cional y de las corrientes que mayor peso ganaron en la psicología
practicada en el cono sur americano. En este sentido, han existido
pocos trabajos que apunten, aunque sea de manera muy incipiente,
hacia un desarrollo más autóctono. En gran medida, esas orientacio-
nes pueden notarse más en un área aplicada como es la psicología
clínica (García, 2011b). Así puede reportarse una presencia muy
fuerte de la corriente psicoanalítica desde el comienzo mismo de
la carrera en los años sesenta, extendiéndose durante los setenta y
hasta por los menos mediados de los ochenta en una hegemonía sin
retadores de peso. Las discrepancias más importantes en estos años
provenían de las que se forman habitualmente entre las escuelas
psicodinámicas rivales. A finales de la década de 1970 también se
suman algunos seguidores de las perspectivas humanistas de Carl
Rogers (1902-1987) y Fritz Perls (1893-1970), aunque con un
impacto limitado y sin conmover en absoluto el liderazgo absoluto
de los seguidores de Freud y sus derivados, como la teoría de la
psicología social del psiquiatra argentino Enrique Pichon-Riviére
(1907-1977). Y aunque también hubo antecedentes previos, es
a mediados de la década de 1980 cuando irrumpen con relativa
potencia el conductismo y la modificación del comportamiento,
en buena medida gracias al establecimiento en 1985 de la cátedra
de Psicología Experimental en la Universidad Católica (García,

159
Gonzalo Salas (editor)

2010c). También se hizo presente a mediados de la década la tera-


pia sistémica, igualmente irradiada desde algunas cátedras en esta
misma universidad.
Lo que se ha visto en los dos decenios siguientes es una dis-
tribución más equilibrada de las preferencias de los profesionales
psicólogos entre estas orientaciones teoréticas. En la década de 1990
comenzaron a practicarse también algunas formas de psicoterapia
como la programación neurolinguística o las flores de Bach, a las
que se denomina terapias alternativas y que arrastran inconvenientes
muy reales por sus conflictos con la replicación de sus postulados más
elementales (García, 1998). En el área de la psicología educacional
las tendencias iniciales estuvieron asociadas al conductismo de B. F.
Skinner (1904-1990), especialmente en el campo de la educación
especial. A comienzos de la década de 1980 comenzó a sentirse la
influencia ejercida por las ideas de Jean Piaget (1896-1980) y Lev
S. Vygotski (1896-1934). En la década del 2000 algunos enfoques
como la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner
(1943-) y la inteligencia emocional de Peter Salovey (1958-) y John
D. Mayer (1953-), popularizada por Daniel Goleman (1947-),
acapararon las preferencias de los psicólogos. Las investigaciones
de Robert J. Sternberg (1949-) y la teoría de la inteligencia exitosa,
aunque difundidas en algunas cátedras universitarias, aún se cono-
cen poco en el país. Otras áreas aplicadas como la psicología de la
salud comenzaron a ser discutidas en los noventa (García, 2013d)
en tanto la psicología comunitaria empezó a despertar gran interés
en la década del 2000 (García, 2013a, Rabito y Soto, 2011). Los
conceptos y las teorías asociadas a la psicología positiva y la psicología
evolucionista, dos de las novedades más interesantes que surgieron
en los últimos años tanto en la teoría como en la investigación a
nivel internacional y que además reservan un elevado potencial para
la transformación de la disciplina en un futuro cercano, también
comenzaron a discutirse en fecha reciente.
Se ha mencionado con cierta frecuencia que la producción
científica es el área en que la psicología paraguaya requiere de un
impulso más significativo. Si bien existe alguna producción que
representa una parte de los intereses teóricos prevalecientes en la

160
Historias de la psicología en América del Sur

disciplina, arrastran al mismo tiempo la gran dificultad que supone


la persistencia de lo esporádico, aislado y ocasional de su aparición.
En este sentido (García, 2006b) inventarió con detalle la producción
de los psicólogos paraguayos entre 1960 y el 2005, demostrando que
en el conjunto de las publicaciones logradas resultan más frecuentes
los estudios teóricos y descriptivos que los estudios propiamente
empíricos. Pese a esta relativa escasez de los productos, dos figuras
que trabajaron de forma activa durante esta etapa son el padre José
de Jesús Aguirre (1922-2002), cuyas indagaciones en el campo de la
personalidad y el temperamento aplicando el modelo del psicólogo
holandés Gerard Heymans (1857-1930) lograron trascender las
fronteras y obtuvieron reconocimiento en el exterior (García, 2013e)
así como Oscar Serafini, quien se ha dedicado con preferencia a
la psicometría y la educación. Entre quienes por diversos motivos
trabajan fuera del país, Merardo Arriola-Socol es la figura más co-
nocida. El desarrolló interesantes propuestas que se encuadran en la
línea del aprendizaje experiencial en la Université Laval de Canadá.
Las demás producciones existentes, si bien resultan valiosas en un
medio donde el apoyo oficial y privado a la ciencia es ínfimo y por
demás difícil de obtener, no han podido ganar la sistematicidad
y continuidad mínimas que se requieren para constituir sistemas
estables y reconocibles de ideas. Estas, a la vez, podrían tener la
fuerza de abrir tradiciones coherentes y formar escuela sobre te-
mas relevantes para una comprensión de las influencias que ejerce
la cultura típica del país sobre el comportamiento y los procesos
cognitivos humanos.

Comentarios finales

Desde sus primeras manifestaciones en la enseñanza escolástica


colonial, donde apenas era distinguible por la vinculación que la
mezclaba con la filosofía, hasta los días del tiempo presente cuando
se constituye en una disciplina autónoma y organizada en cuanto
conjunto de aplicaciones profesionales, la psicología paraguaya ha
tenido un largo recorrido que exigió cambios y transformaciones.
Quienes en mayor número se interesaron en su estudio sistemático

161
Gonzalo Salas (editor)

fueron los educadores, quienes tal vez por la presión que les impo-
nen sus necesidades cotidianas inmediatas, pronto comprendieron
su claro potencial para introducir una diferencia significativa en
las tareas diarias que involucra la enseñanza escolar con los niños
y los jóvenes.
Asimismo, los primeros cultores de la sociología, que fue-
ron profesores y escritores de libros, también se sintieron atraídos
por los conocimientos y teorías proveídos por la psicología social,
cuando aún las semejanzas entre los enfoques de ambas disciplinas
eran mayores de lo que puede percibirse en la actualidad. Los au-
tores que sintieron inquietudes por las características y los modos
de ser típicos de los paraguayos y trataron de comprenderlos de
manera crítica estimaron que ciertos conceptos en uso dentro de
la psicología, como por ejemplo el de la raza o las influencias del
medio externo podían ser útiles en sus discusiones sobre la especi-
ficidad inherente a los paraguayos. Estas son las circunstancias que
impulsaron y los productos que se lograron durante la vigencia de
la psicología paraguaya en el período preuniversitario.
Al cruzar la marca divisoria erigida en la década de los
sesenta, la psicología ingresó de lleno a las aulas universitarias, se
convirtió en un campo de estudio diferenciado y con ello adquirió
características por completo nuevas, que no poseía previamente.
Inició el proceso para transformarse en una profesión liberal.
Como es lógico, sobrevinieron entonces muchos cambios en lo que
respecta a la concepción y el perfil general de la disciplina, pero el
más notable de todos es que la psicología dejaba de constituir un
área de reflexión abierta para intelectos de diversa procedencia y
afiliación, de incorporación de conocimientos desarrollados en el
marco de la investigación contemporánea y posterior asimilación
de sus principales descubrimientos para volcarlos hacia problemas
que emergen en contextos análogos a ella. Con la fundación de las
primeras carreras la psicología comenzó a redefinirse en un símbolo
de creciente experticia, de reconocimiento colectivo como un campo
de aplicación técnica que es privativa de la práctica de un profesional
único y específico entrenado para el efecto y que al propio tiempo
reivindica en ella su propia esfera de acción e influencia. La psico-

162
Historias de la psicología en América del Sur

logía anterior, la de comienzos del siglo XX y antes inclusive, que


comenzó a crecer como terreno apropiado y abierto para cualquier
persona que quisiera utilizarla en beneficio y auxilio de sus propios
intereses, transmutó al cabo de pocos años en una propiedad de los
psicólogos. Surge entonces en el escenario social una figura investida
del reconocimiento colectivo y la legitimación universitaria para
hablar en nombre de la psicología, y para aplicar su conocimiento
científico a los crecientes ámbitos de conflicto que enfrenta la
sociedad que los acoge. Llegó así el tiempo de la psicología como
profesión. En este movimiento de transformación desde un período
preuniversitario inicial hacia una fase eminentemente profesional
se retuvo la intención de los pioneros de utilizar la psicología para
interceder exitosamente ante determinados problemas cotidianos
que demandan urgente atención, pero ha disminuido en forma
creciente el apego que antaño más se notaba a la esencia de la psi-
cología como una vocación científica. La de hoy es una disciplina
con mucha profesión y escasa ciencia. Para evitar que se diluya
en exceso ese perfil fundamental, los psicólogos paraguayos y las
instituciones que los forman deberían sentirse exigidos a replantear
con premura las inconveniencias de este divorcio muchas veces
excesivo entre investigación y práctica con el que han moldeado su
disciplina durante los últimos cincuenta años. Ello los alejó también
de sintonizar su pensamiento y acción de una manera más realista
con cuanto les interpela a diario desde la cultura.
Con una mayor toma de conciencia sobre la importancia
de estos problemas es posible que se llegue a comprender que, solo
otorgando a la investigación desinteresada y a las intervenciones
solventes basadas en ella y que además sean correctamente replicadas
para ponderar su adecuación, podrá realizarse la conexión necesaria
entre el conocimiento proveído por las ciencias del comportamiento
y las peculiaridades que son privativas de la población local, igual
que las circunstancias específicas en que estas se originan, ocurren
y mantienen. El logro de esta condición podrá considerarse, entre
otros aspectos críticos, como el avance de la psicología nacional
hacia una nueva y más productiva etapa en el rumbo previsible de
su consolidación futura.

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Gonzalo Salas (editor)

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169
CAPÍTULO 8

Historia y actualidad en la psicología peruana

Walter Arias Gallegos


Universidad Católica San Pablo, Arequipa

La psicología peruana tiene un largo pasado, que podemos dividir


en diversas etapas partiendo de las concepciones filosóficas y teo-
gonías de los antiguos habitantes del Perú, la etapa virreinal en la
que la psicología anclada a la labor académica de las universidades
inicia su periplo hasta convertirse en profesión durante la época
republicana y un momento más actual en el que se consolidan ciertas
preferencias teóricas y aplicadas que marcan las rutas del trabajo
psicológico en el país que abarca la primera década del siglo XXI.
De modo tal que hoy en día la psicología en el Perú tiene una faz
renovada, que sobre la base de su historia, mantiene un cúmulo
de instituciones, publicaciones, sociedades, teorías y aplicaciones
que dan identidad a la psicología en la actualidad. El objetivo de
este acápite es exponer brevemente el desarrollo de la psicología
peruana a la luz de su historia y sus tendencias más actuales. El
texto por tanto se divide en tres partes: la psicología antes de la
psicología, la psicología como ciencia y profesión en el Perú, y
psicología peruana en la actualidad.

La psicología antes de la psicología

En la historia de la psicología, se han hecho comunes las expresio-


nes “psicología antes de la psicología”, “psicología sin psicólogos”
o “psicología pre-científica” para hacer referencia a un periodo
del tiempo en el que la psicología si bien era tema de interés de

172
algunos académicos y personajes ilustrados —principalmente
filósofos, teólogos y fisiólogos—, no era desarrollada sistemática y
científicamente por los psicólogos (Leahey, 2006). De tal manera
que por ejemplo, Grecia en la antigüedad, fue la cuna de diversos
filósofos con legítimas preocupaciones por el estudio del “alma”.
Este añejo interés occidental por el estudio del hombre, no tuvo
parangón en el Perú.
En ese sentido no puede hablarse de una psicología en el
antiguo Perú, en el sentido estricto, pues no tenían interés por el
conocimiento del hombre, pero sí se puede decir que el antiguo
poblador peruano tenía una cosmovisión de la que se desprenden
prácticas y concepciones que nos ayudan a explicar cómo compren-
dían los fenómenos psicológicos. Así pues, como en muchas partes
del mundo, el pensamiento precolombino era místico y se recurría
a la religión para explicar diversos fenómenos, de ahí que la visión
del mundo que desarrolla el hombre peruano de aquellos años
recibe el nombre de teogonía, porque su cultura y conocimientos
tenían una finalidad y un origen teológico.
Durante el virreinato, el conocimiento se centra en las univer-
sidades y los sacerdotes eran los depositarios de las enseñanzas que
se impartían a los hijos de las familias nobles. Es así que durante el
periodo virreinal, la historia de la psicología peruana se circunscribe,
a la vida académica que prospera en torno a la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos —UNMSM—, fundada el 12 de mayo de
1551. Entre los académicos de aquellos años se destacaban José de
Acosta (1540-1600), sacerdote jesuita; Esteban de Ávila (1519-
1601), quien escribió los libros De censuris eclesiasticus tractatus
y Suma teología moral; Juan Pérez Pelechano (1565-1626), autor
de Comentarios a la Suma Teológica de Santo Tomás y Teología Mo-
ralis Tractatus; y José Aguilar (1652-1708), también jesuita, entre
otros (Alarcón, 2000). La psicología peruana de la época colonial,
era eminentemente filosófica y se encontraba ataviada de ribetes
morales y conceptos teológicos. Por aquellos años, el saber clásico
orientaba diversas facetas de la vida del hombre peruano. Por ejem-
plo, la teoría galénica de los humores fue utilizada por el jesuita
Bernabé Cobo para seleccionar a sus acólitos y monaguillos, de

173
Gonzalo Salas (editor)

modo que las personas para estos puestos tuvieran un temperamento


flemático. Los médicos utilizaban la tipología hipocrático-galénica
para dar tratamiento, tal es así que a los sanguíneos se les sugería
un consumo limitado de carnes rojas y vino tinto (Varella, 2009).
Asimismo, un hecho que marcó el inicio de la secularización del
conocimiento fue la expulsión de los jesuitas en 1767. Precisamente,
este fue el punto de partida que serviría para introducir las reformas
borbónicas que afectaron el cuerpo eclesiástico y las relaciones
entre la Iglesia y el Estado. En sintonía con todo ello, durante la
segunda mitad del siglo XVIII, el racionalismo, el empirismo y el
sensualismo remplazaron la filosofía teológica que dominaba la
escena universitaria en aquella época. Santo Tomás de Aquino y San
Agustín de Hipona eran objeto de estudio predominante hasta que
las ideas de Christian Wolff (1619-1734) y las de René Descartes
(1596-1650), así como su contraparte empirista liderada por John
Locke (1632-1704) llegaron al Perú.
La psicología empero, no se enseñaba como asignatura
independiente, sino que se fue introduciendo paulatinamente
como parte del curso de ética, donde se discutían temas relativos al
intelecto, la imaginación, la voluntad, los afectos; y claro, la moral.
Esta situación era común en diversas ciudades del país. En Arequipa
por ejemplo, el centro de enseñanza superior por excelencia era el
Seminario de San Jerónimo que se fundó en 1619 y en el que se
impartía la cátedra de metafísica a cargo del padre Gabriel de la
Torre desde 1773 (Ballón, 2007). Este curso sería el antecedente
más remoto de una cátedra de psicología en toda la región sur
del Perú. No sería hasta 1808 en que el Virrey Don Fernando de
Abascal ordenó que el curso de psicología tenga el rango de otras
asignaturas como zoonomía o patología en la UNMSM. El encar-
gado de la cátedra prima de psicología fue el Dr. José Joaquín de
Larriva (1780-1832), teólogo, escritor, latinista y orador defensor
de la monarquía (Alarcón, 2000).
El siglo XVIII, sería el momento propicio para el surgimien-
to de un proyecto ilustrado en el Perú. Así, aparece la Sociedad
de Amantes del País, que sería la primera sociedad académica del
Perú, que editó el Mercurio Peruano, primera revista que respondía

174
Historias de la psicología en América del Sur

al ideal de llevar la ilustración a todo el país (Guibovich, 2005).


Entre los miembros fundadores figuraban José Baquíjano y Carrillo
(1751-1817) e Hipólito Unanue (1755-1833). Éste último sería
un médico, naturalista y catedrático de anatomía que publica el
libro Observaciones sobre el clima de Lima y su influencia en los seres
organizados, en particular el hombreen 1806. En este libro, Unanue
expone que el alma puede ser influida por la materia, planteando
la idea de que el clima nublado y frígido de Lima produce un
temperamento débil en sus habitantes, y que por el contrario “en la
primavera la juventud es más elocuente y fecunda que en invierno”
(Unanue, 1916, p. 26).
En Arequipa, la Academia Lauretana fundada en 1821 sería
la primera organización académica, que tuvo entre sus fundadores
al presbítero y naturalista Juan Gualberto “Dean” Valdivia (1796-
1884). Dean Valdivia sería el fundador también del primer colegio
laico en Arequipa en 1927 —Colegio nacional de la Independencia
Americana— y un año después de la primera universidad nacional
de la región —Universidad Nacional de San Agustín— (Arenas,
1996). Fue también el introductor de la frenología en Arequipa
alrededor de 1845 y le realizó un diagnóstico frenológico al por
entonces presidente de la República Don Ramón Castilla (1797-
1867).Con la llegada de José Joaquín de Mora el Perú en 1831, se
forma una nueva corriente del pensamiento heredera de la escuela
escocesa de Thomas Reid (1710-1796) y publica en 1832 el libro
Curso de lógica y ética convirtiéndose en el introductor de la filosofía
del sentido común. Por otro lado, Juan Federico Elmore daría a
conocer el positivismo en el Perú, a través del discurso con el que
inauguró el año académico en la Universidad de San Marcos en
1871. Mientras que Alejandro O. Deustua (1849-1945), filósofo,
catedrático de estética y filosofía subjetiva en la UNMSM, decano
de la Facultad de Letras y rector de esta casa de estudios; introduce
la fenomenología en el país (Alarcón, 1994). Asimismo, en el siglo
XIX, la enseñanza de la psicología empezó a adoptar formas cada
vez más distantes de la filosofía. Así, entre 1854 y 1857 la cátedra
de psicología fue regentada por José Dámaso Herrera en la Facul-
tad de Filosofía y Humanidades, en 1861 la cátedra se denominó

175
Gonzalo Salas (editor)

Psicología y Lógica, y en 1862 se le cambió el nombre a Psicología


del Pensamiento y Lógica y un año después se propuso cambiarle
nuevamente de nombre por el de Psicología de la Inteligencia. En
1876, la cátedra la tomó el Dr. Isaac Alzamora (1850-1930) quien
publicó el que sería posiblemente el primer libro de psicología en
el Perú titulado Resumen del curso de psicología (Alarcón, 2000).
De esta manera, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX la
psicología experimental wundtiana empieza a registrar importantes
antecedentes en el país. Por ejemplo, en 1888 el médico Pablo
Patrón publica un artículo sobre psicología experimental en la re-
vista Crónica Médica, mientras que Pedro A. Labarthe escribió un
estudio sobre las matemáticas y la psicofísica de Fechner en 1902.
Asimismo, el insigne Dr. Hermilio Valdizán (1885-1929) establece
en 1919 un gabinete de psicología experimental en el Asilo Colonia
de Magdalena, que más tarde sería el Hospital Víctor Larco Herrera
para enfermos mentales.
El Dr. Valdizán, quien regentaba la cátedra de psiquiatría
en la escuela de medicina de la UNMSM, realizó diversos estu-
dios desde 1913 hasta 1925 sobre los rasgos psicológicos de los
pobladores indígenas del Perú. Sus estudios concluyen que los
pobladores indígenas tienen rasgos depresivos, carácter apático
y una tendencia al consumo de alcohol y la hoja de coca (Arias,
2011a). Precisamente, Valdizán señala que la costumbre indígena
del masticado de la hoja de coca contribuye con el asentamiento
de estos rasgos en la constitución psicológica de los habitantes de
los andes peruanos.
Lamentablemente estas conclusiones daban respaldo a los
planteamientos eugenésicos que cobraron vigencia por aquellos
años. Intelectuales como Clemente Palma (1872-1946), Alejandro
Deustua y Baltazar Caravedo abogaban por la esterilización de los
enfermos mentales, mientras que Ramón Castilla, Javier Prado y
otros aristócratas sugerían que se debía promover la migración de
europeos al Perú para que mejoren la “raza autóctona” (Orbegoso,
2012b). Sin embargo, la teoría de la degeneración racial tuvo su
contraparte en investigadores de distintos campos del saber como
el arqueólogo Julio C. Tello (1880-1947), el etnólogo José María

176
Historias de la psicología en América del Sur

Arguedas (1911-1969) y el “amauta” José Carlos Mariátegui (1894-


1930), que rechazaron tajantemente tales supuestos.

La psicología como ciencia y profesión en el Perú

Como lo ha mencionado Reynaldo Alarcón, la psicología peruana


surge en el siglo XX de la mano de la psiquiatría y la educación
(Alarcón, 1980). En el primer caso, fueron los psiquiatras quienes
realizaron las primeras investigaciones psicológicas en el Perú,
realizan las primeras estandarizaciones de las pruebas mentales,
forman a las primeras generaciones de psicólogos e instauran diversas
líneas de investigación para la psicología peruana: etnopsicología,
psicología social, psicología de la pobreza, etc. En el segundo caso,
la educación, promovió la psicología, en la medida que le brindó
espacios para desarrollarse con el funcionamiento de los departa-
mentos psicopedagógicos a partir de la década del 50’ en las escuelas
normales y la fundación de laboratorios de psicología experimental
en institutos especializados para la investigación psicopedagógica
y psicotécnica (Meza y Lazarte, 2010).
Todas estas actividades, tanto de parte de la psiquiatría como
de parte de la educación, preludiaron el surgimiento de la psicolo-
gía científica en el Perú. En cuanto a la psiquiatría, los psiquiatras
peruanos realizaron abundante investigación psicométrica. Valdizán
tradujo por primera vez La Escala de Inteligencia de Binet-Simon, con
la que realizó estudios diagnósticos en enfermos mentales. Victoria
Izcue, Felipe Chueca, Daniel Garcés, Pedro Aliaga, Ethel Bazán y
Segisfredo Luza, entre otros; efectuaron valoraciones psicométricas
en variopintos grupos poblacionales. Con estos trabajos, pruebas
como el Test de Rorschach, la prueba de Wartegg, la prueba de
Tsedek o el Test de Szondi; fueron aplicados por primera vez en el
Perú (Alarcón, 2000). Además, el Dr. Hermilio Valdizán fue una
de las figuras más célebres de la historia de la psicología en el Perú
por cuanto dejó una de las líneas de investigación más prolíficas
y originales de la psicología peruana como es el estudio de la psi-
cología de los pobladores indígenas. En ese sentido, sus estudios
sobre las características psicopatológicas de los enfermos mentales

177
Gonzalo Salas (editor)

de raza indígena bien le valen ser reconocido como el padre de


la etnopsiquiatría peruana. Valdizán también tuvo una profusa
labor editorial, ya que inició en 1918 la publicación de Los Anales
de la Facultad de Medicina y funda junto con Honorio Delgado la
Revista de Psiquiatría y Disciplinas Conexas en 1918 (Mariátegui,
1981), ambas fueron revistas especializadas que publicaban diversas
investigaciones de corte psicológico.
Por otro lado, otro psiquiatra, el Dr. Carlos Alberto Seguín
(1907-1995) fue pionero en los estudios de psiquiatría social en
el Perú, ya que llevó a cabo diversos estudios sobre las condiciones
psicosociales de los pobladores que migraron de la sierra a la capital,
en busca de mejores oportunidades laborales y calidad de vida. La
formación —pues estudió medicina psicosomática con Flanders
Dumbar en la Universidad de Columbia— y las investigaciones
de Seguín le permitieron plantear la existencia de un “síndrome de
adaptación psicosomática” debido al estrés, que era el denomina-
dor común de la gente que había migrado del campo a la ciudad.
También publicó su libro “Psiquiatría y Sociedad” en 1962 y fundó
revistas trascendentes para el desarrollo de la psicología peruana
como Estudios Psicosomáticos que aparece en 1950 y la Revista de
Ciencias Psicológicas y Neurológicas en 1964 (Arias, 2011a).
Asimismo, el Dr. Humberto Rotondo (1915-1985) inicia
bajo el auspicio del Departamento de Higiene Mental del Ministerio
de Salud Pública, una serie de estudios con el objeto de conocer los
factores socioculturales que afectan la salud emocional de los mi-
grantes peruanos. Así pues, durante la década del 60’, se produjeron
una diversidad de estudios sobre psiquiatría social (véase Baltazar,
Rotondo y Mariátegui, 1963) que favorecieron el surgimiento de
la psicología peruana y le prepararon el camino a una de sus líneas
de investigación más representativas: la psicología de la pobreza
(Alarcón, 1988).
No podemos dejar de mencionar entre los psiquiatras que
se ubican en los anales de la historia de la psicología peruana, a
Honorio Delgado (1892-1969), psiquiatra arequipeño cuya pro-
ducción abarca más de trescientos documentos entre artículos y
libros de psicología, psiquiatría, filosofía, biología, educación y temas

178
Historias de la psicología en América del Sur

culturales; publicados en español, alemán, inglés, francés, italiano


y portugués. Fue miembro de importantes sociedades académicas
nacionales y del extranjero, y reconocido con altos galardones nacio-
nales e internacionales. Introdujo la psicofarmacología —de hecho
fue fundador del Colegio Internacional Neuropsicofarmacológico
en 1957— para tratar a los enfermos mentales: fue el primero en
aplicar el nucleinato de sodio para tratar la esquizofrenia, el luminal
para tratar la epilepsia y el antabús para tratar el alcoholismo crónico
(León, 1992). Fundó la Revista de Psiquiatría y Disciplinas Conexas
en 1918 y en 1938 la Revista de Neuro-Psiquiatría.
Sin embargo, Honorio Delgado es conocido antes que nada
por ser el introductor del psicoanálisis en el Perú y su máximo di-
fusor a nivel de Latinoamérica. La primera publicación que escribe
Delgado sobre el psicoanálisis se publica el primero de enero de
1915 en el diario El Comercio. En 1919 publica su tesis de medi-
cina bajo el título de “El Psicoanálisis” y se pone en contacto con
Sigmund Freud (1856-1939) de manera epistolar (Rey de Castro,
1993). Delgado publicó algunos trabajos en la revista Imago y en
la Revista Internacional de Psicoanálisis, y es según León (1982) el
latino más citado en esta publicación. En 1926 Delgado publica un
libro biográfico de Sigmund Freud con motivo de su cumpleaños
número 70. Tras recibir esta obra, Freud le invita a ser miembro
de la Sociedad Británica de Psicoanálisis, pero curiosamente para
esta fecha, Delgado se distancia del psicoanálisis y se torna crítico
de Freud y su obra.
En ese sentido Delgado desarrolla una psicología de trama
espiritualista sobre la base de autores como Dilthey, Bergson y
Spranger. Así, entre su producción se tienen libros como “La
formación espiritual del individuo” en el que Delgado expone sus
ideas sobre la educación y la higiene mental en el proceso formativo
del hombre (Delgado, 1967), en “Contribuciones a la psicología y
la psiquiatría” (Delgado, 1962) se concentra en el diagnóstico, los
síntomas y la etiología de los desórdenes mentales, y en “El médi-
co, la medicina y el alma” aboga por la enseñanza de la psicología
en la carrera de medicina (Delgado, 1952). Sus libros con mayor
contenido psicológico son “La personalidad y el carácter” (Delgado,

179
Gonzalo Salas (editor)

1966) y “Psicología” (Delgado y Iberico, 1953), siendo esta última


su producción mejor lograda y más reconocida.
La psicología de Delgado empero, se alinea con los métodos
descriptivos y se opone a la cuantificación de los fenómenos psi-
cológicos. De modo tal que con la llegada de Walter Blumenfeld
al Perú se generaría un choque entre dos posiciones, la psicología
filosófica de Delgado que era el modelo imperante hasta entonces y
la psicología experimental de Blumenfeld, que sentaría las bases de
la psicología científica en el país. Precisamente, en 1935, arribaría al
Perú, el alemán Walter Blumenfeld (1882-1967) que fundaría un
laboratorio de psicología experimental en la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Blumenfeld pertenece a una generación de
psicólogos europeos que, como Waclaw Radecki (1887-1953),
Bela Székely (1899-1955), Oliver Brachfeld (1908-1967) y Helena
Antipoff (1892-1974), entre otros; emigran a los países de América
Latina debido a los conflictos políticos que devienen del ascenso al
poder del Partido Nacional Socialista en Alemania (León, 1997).
Es en este contexto, que Blumenfeld, ingeniero eléctrico de
formación y doctor en psicología con estrechos vínculos con los
psicólogos de la gestalt theory, se hace cargo del Instituto de Psicología
y Psicotécnica de la Universidad de San Marcos. La universidad le
contrata luego de que Luis Miró Quesada consigue traer material
experimental en 1930 y José Antonio Encinas —rector de la
UNMSM—, promueve la creación de un instituto de psicología
y psicotecnia, del que Blumenfeld sería director tras un breve pe-
riodo de tres años en el que Sánchez Cerro cierra la universidad. El
laboratorio de psicología que Blumenfeld conduce en el instituto
le demandó la elaboración de algunos instrumentos de laboratorio,
la edición de textos de psicología experimental y la realización de
diversas investigaciones experimentales (Alarcón, 1994). De este
modo, la obra de Walter Blumenfeld queda impresa en libros
como “Introducción a la psicología experimental”, “Psicología del
aprendizaje” y “La juventud como situación conflictiva”. Publicó
diversos artículos sobre inteligencia, personalidad, percepción, etc.
Él también estandarizó algunas pruebas psicológicas como el Test
de Inteligencia de Terman y fundó el Boletín del Instituto Psicope-

180
Historias de la psicología en América del Sur

dagógico Nacional que publicó diversas investigaciones psicológicas


de los estudiantes sanmarquinos (León, 1983).
Blumenfeld empero, no fue el único alemán que vino al
Perú y contribuyó con el desarrollo de psicología. En Trujillo, Hans
Hahn (1900-1969) crea el laboratorio de psicología experimental
en 1936 en la Universidad Nacional de Trujillo y contribuyó con
la renovación de las ideas psicológicas en esa ciudad (Orbegoso,
2011). Hahn participó también de la investigación de los efectos
psicológicos de la altura en pobladores andinos. Estos estudios
se realizaron en el Instituto de Biología Andina que dirigía por
entonces Carlos Monge, y que funcionaba en el Hospital Loayza
de Lima (León, 1993). En Arequipa, el laboratorio de psicología
experimental se funda en 1934 en el Instituto Académico de Filosofía
y Psicología de la Facultad de Letras de la Universidad Nacional
de San Agustín (Ballón, 1990). Este laboratorio, fue dirigido por
el filósofo arequipeño Félix Vargas Vinatea, quien realizó algunos
experimentos sobre la percepción de los invidentes (Vargas, 1966).
En ese sentido, en Arequipa, la psicología surgió de la mano de
filósofos y teólogos, ya que durante el siglo XIX, sacerdotes y obis-
pos publicaron los primeros tratados de psicología en Arequipa,
aunque tuvieron el envoltorio de la filosofía, la ética y la metafísica
imperantes. Por ejemplo en 1851, se publica el libro “Metafísica”
de Fray Juan Calienes, en 1893 Manuel Segundo Ballón Manrique
publica “Tratado elemental de filosofía” (Ballón, 1990). Además, en
1945 el padre Jorge Bustamante publica “Psicología experimental”
que era más un libro de psicología general con un enfoque católico
(Bustamante, 1950).
Podemos decir que una característica de la psicología del
50’, momento en el que empiezan a crearse los programas de psi-
cología en el país, fue que como era tradicional, se acompañaban
de la fundación de laboratorios de psicología experimental que
eran regentados por los institutos. Así por ejemplo, el laboratorio
de psicología experimental del Instituto de Psicopedagogía y Psi-
cotecnia da lugar a la Facultad de Psicología de la UNMSM en
1955; mientras que en Arequipa el Instituto Académico de Filo-
sofía y Psicología da origen a la Escuela Profesional de Psicología

181
Gonzalo Salas (editor)

en 1964. En la Tabla 1 se puede ver los programas profesionales


de psicología que se han aperturado en diversas universidades del
país desde 1955 hasta el 2012.

Tabla 1. Programas de Psicología en el Perú

N Universidades Siglas Lugar Fundación


1 Universidad Nacio- UNMSM Lima 1955
nal Mayor de San
Marcos
2 Pontificia Universi- PUCP Lima 1958
dad Católica del Perú
3 Universidad Nacional UNSA Arequipa 1964
de San Agustín
4 Universidad Feme- UNIFE Lima 1965
nina del Sagrado
Corazón
5 Universidad Inca UIGV Lima 1969
Garcilaso de la Vega
6 Universidad Ricardo URP Lima 1969
Palma
7 Universidad San USMP Lima 1971
Martín de Porres
8 Universidad Nacional UNFV Lima 1972
Federico Villarreal
9 Universidad Peruana UPCH Lima 1974
Cayetano Heredia
10 Universidad Andina UAC Cusco 1980
del Cusco
11 Universidad Nacional UNHV Huánuco 1985
Hermilio Valdizán
12 Universidad César UCV Trujillo 1992
Vallejo
13 Universidad de Lima UL Lima 1994

182
Historias de la psicología en América del Sur

14 Universidad de Chi- UCh Chiclayo 1994


clayo
15 Universidad Católica UCSM Arequipa 1995
de Santa María
16 Universidad Peruana UPLA Huancayo 1996
Los Andes
17 Universidad Peruana UPeU Lima 1999
Unión
18 Universidad Peruana UPAGU Cajamarca 1999
Antonio Guillermo
Urrelo
19 Universidad Peruana UPSS Chiclayo 2000
Señor de Sipán
20 Universidad Alas UAP Lima 2003
Peruanas
21 Universidad Particu- UPI Iquitos 2003
lar de Iquitos
22 Universidad Alas UAP Chiclayo 2005
Peruanas
23 Universidad Alas UAP Ica 2005
Peruanas
24 Universidad Peruana UPC Lima 2006
de Ciencias Aplicadas
25 Universidad Católica UCT Trujillo 2006
de Trujillo
26 Universidad de San USMP Chiclayo 2006
Martín de Porres
27 Universidad Privada UPAB Chincha 2006
Ada Byron
28 Universidad Privada UPSP Chimbote 2006
San Pedro
29 Universidad Católica PCSP Arequipa 2007
San Pablo

183
Gonzalo Salas (editor)

30 Universidad Privada UPAU Trujillo 2007


Antenor Orrego
31 Universidad César UCV Piura 2007
Vallejo
32 Universidad César UCV Tarapoto 2007
Vallejo
33 Universidad César UCV Lima 2007
Vallejo
34 Universidad Privada UPSP Trujillo 2007
San Pedro
35 Universidad Privada UPSP Cajamarca 2008
San Pedro
36 Universidad Privada UPSP Huaraz 2008
San Pedro
37 Universidad Alas UAP Arequipa 2008
Peruanas
38 Universidad Peruana UPeU Juliaca 2009
Unión
39 Universidad Alas UAP Ica 2009
Peruanas
40 Universidad Alas UAP Moquegua 2010
Peruanas
41 Universidad San USIL Lima 2010
Ignacio de Loyola
42 Universidad Privada UPT Lima 2011
Telesup
43 Universidad Autóno- UAuP Lima 2011
ma del Perú
44 Universidad Nacional UNSAC Cusco 2012
San Antonio Abad
45 Universidad Científi- UCS Lima 2012
ca del Sur

Adaptado de Benites (2007). La carrera de psicología en el Perú. Revista Peruana


de Psicología, 1,132-160.

184
Historias de la psicología en América del Sur

Ahora bien, en cada universidad ha sido característica la asunción


de ciertas corrientes psicológicas que tuvieron según el momento,
mayor primacía una sobre la otra. Con respecto al conductismo,
es muy cierto que ha sido el enfoque que ha primado en diversas
universidades y que ha generado múltiples aplicaciones. Pero también
es cierto que la investigación que se ha generado desde este enfoque
ha sido muy escasa. Una figura central del análisis conductual en
el Perú es José Anicama (1999), quien en 1972 se crea el Núcleo de
Investigaciones en Ciencias de la Conducta cuyo fin era impulsar el
desarrollo de la psicología como ciencia experimental. Este grupo
se convierte luego en 1979 en la Sociedad Peruana de Análisis y
Modificación del Comportamiento, que edita la Revista Peruana de
Análisis de la Conducta (Alarcón, 2000).
Asimismo, grupos similares de profesores y estudiantes de
la UNMSM, la UNFV, la UPCH y la USMP, dieron origen a la
Sociedad Peruana de Terapia y Modificación de Conducta, la Aso-
ciación de Análisis Conductual Aplicado, la Asociación Peruana de
Análisis Conductual Aplicado a la Educación, la Asociación de Inge-
niería Conductual y el Centro de Nivelación escolar y Modificación
de Conducta. Estas organizaciones publicaron revistas de efímera
aparición y organizaron diversos congresos de corte conductual
durante varios años y en diversas ciudades del país (Benites, 2006).
Podemos decir que tres han sido las figuras paradigmáticas
del conductismo en el Perú: José Anicama que ha tenido una gran
labor institucionalizadora del conductismo, Rafael Navarro que ha
trabajado la aplicación de técnicas de modificación conductual para
tratar diversos trastornos psicológicos, como el consumo de drogas
(Navarro et al., 1987) y William Montgomery que ha tenido una
presencia notable en diversos medios, en los que reiteradamente
ha expuesto las bondades del conductismo y sus fundamentos
epistemológicos (Montgomery, 1997, 2007).
En cuanto a la psicología cognitiva, la figura central en este
enfoque ha sido sin lugar a dudas Raúl González Moreyra (1934-
2002). González no sólo es el introductor de esta corriente en el
Perú sino que además desarrolló diversas investigaciones sobre
los procesos cognitivos implicados en el aprendizaje de la lectura

185
Gonzalo Salas (editor)

(González-Moreyra, 1972, 1996), la psicolingüística y el bilingüis-


mo (González-Moreyra, 1983, 2008). Además, González Moreyra
inculcó en sus estudiantes el interés por esta corriente psicológica,
de manera que él y sus alumnos organizaron en 1989 el Primer
Seminario de Psicología Cognitiva en la UNMSM. Hoy en día la
psicología cognitiva es el enfoque dominante y no hay revista de
psicología en el Perú que no publique artículos de investigación
o de revisión teórica que sigan esta corriente y sus diversas líneas
temáticas.
Los temas más estudiados desde la psicología cognitiva pe-
ruana, han sido las etapas del desarrollo piagetiano, el juicio moral,
los estilos de aprendizaje y los estilos cognitivos, la comprensión
lectora, la inteligencia, la conciencia fonológica y la lingüística, etc.
Asimismo, se puede decir que aparte de Raúl González Moreyra,
los psicólogos que han desarrollado temprana y cabalmente una
orientación cognitiva son Violeta Tapia (1999), Aníbal Meza (1979,
1990, 2003, 2005; Meza e Inga, 1980) y Ricardo Canales (2003,
2007, 2008). La psicología cognitiva está presente en la mayoría
de universidades del país, de hecho, este enfoque ha desplazado a
otras corrientes que hasta la década del 90´ tenían mayor presencia
como el psicoanálisis y el materialismo.
Más recientemente, Reynaldo Alarcón, le ha dado un gran
impulso a la psicología positiva, a partir de sus múltiples estudios
sobre felicidad, así como a la fundación de la Sociedad Peruana
de Psicología Positiva el 2008 y la organización del I Coloquio de
Psicología Positiva el 2009 en la UNIFE (véase Alarcón, 2001,
2006, 2009).
Por otro lado, no puede hablarse de una psicología plena-
mente profesionalizada sin contar con el reconocimiento legal del
Estado Peruano. En ese sentido, el reconocimiento jurídico de la
profesión del psicólogo en el Perú tiene lugar con la creación del
Colegio de Psicólogos el 30 de abril de 1980. Esta institución se
origina a partir de la Sociedad Peruana de Psicología que fue fundada
el 18 de febrero de 1954, y de la que eran miembros eminentes
psiquiatras, filósofos y psicólogos como Honorio Delgado, Augusto
Salazar Bondy, Francisco Miró Quesada, Walter Blumenfeld, Javier

186
Historias de la psicología en América del Sur

Mariátegui, Humberto Rotondo y Reynaldo Alarcón, entre otros.


La Sociedad Peruana de Psicología, organizó en 1975 el Primer
Congreso Nacional de Psicología del 1 al 5 de diciembre, siendo
presidente de la junta directiva el Dr. Reynaldo Alarcón, quien
publicó las memorias del evento en el libro “La investigación
psicológica en el Perú” (Alarcón, Infante, Ponce y Bibolini, 1976).
La directiva de la Sociedad Peruana de Psicología de 1978
presidida por Roberto Lerner, María Bustamante y David Jáuregui,
tomó la decisión de iniciar las gestiones necesarias para crear el
Colegio de Psicólogos del Perú. Tal es así que una vez promulgado
el Decreto-Ley 23019 que faculta la creación del CPP el 30 de
abril de 1980, se procedió a formar una comisión organizadora que
estuvo integrada por Víctor Amorós (1930-2005), Cecilia Thorne
(1947-2011) y Roberto Lerner. Esta comisión, elaboró los estatutos
del CPP y el 30 de junio de ese año se comienza a empadronar a
los psicólogos profesionales del país y se convoca a elecciones de
los decanos de los consejos directivos creados para las provincias
de Lima y Arequipa (Ponce, 2010).

La psicología peruana en la actualidad:


Aplicaciones y temas de investigación

Por todo lo dicho hasta aquí, a nuestro parecer, la psicología pe-


ruana surge a partir de la filosofía, la educación y la psiquiatría.
Esta particularidad de la psicología en el Perú, se aprecia en otros
países de Latinoamérica (Arias, 2011b), debido al arraigo y el de-
sarrollo de estas disciplinas que han acompañado el desarrollo de
la psicología de manera tal que la psicología clínica y la psicología
educativa han sido las ramas de la psicología que han capturado en
mayor medida el interés de los psicólogos latinos, aunque ello no
necesariamente se traduzca en un desarrollo teórico original, sino
más bien en una preferencia marcada en la práctica profesional.
Los estudios en psicología clínica y psicometría han acom-
pañado la génesis y desarrollo de la psicología peruana. En cuanto
a la psicometría, el propio Blumenfeld trabajó en la estandarización
del Test de inteligencia de Terman en 1946. En 1951 Rodríguez

187
Gonzalo Salas (editor)

del Valle estandarizó el Test de Matrices Progresivas de J. C. Raven,


mientras que Reynaldo Alarcón estandarizó el Test de Inteligencia de
Theodore Simon en 1960 y el test de Madurez Mental de California
(Alarcón, 2000). En 1985 Cecilia Thorne normalizó los criterios de
aplicación y calificación del Test de Dominós de Anstey (Thorne,
Villegas, Martínez, Rossel y Twanama, 1985) y en 1990, Alegría
Majluf estandariza el Test del Dibujo de Goodenough-Harris (Majluf,
1990). Hubo pues en un principio, gran interés por estandarizar
las pruebas psicológicas; sin embargo, ello no quiere decir que
no se han creado test psicológicos en el Perú. En 1955 Leopoldo
Chiappo crea el Test Noético Perceptivo que ha sido utilizado para
evaluar pacientes afásicos. En 1962, Miguel Sardón da a conocer la
prueba Perfil de Rendimiento Diferencial, cuya finalidad era estable-
cer valoraciones vocacionales (Alarcón, 2000). Más recientemente,
podemos mencionar a Salgado, González y Aguinaga (2001) que
crean un instrumento para medir la resiliencia, a Reynaldo Alarcón
(2006) quien ha creado la Escala de Felicidad de Lima y a Violeta
Tapia que junto con Jorge Luna elabora la Prueba de Habilidades
de Pensamiento (Tapia y Luna, 2010).
Ahora bien, a decir de Federico León (1986) las ramas de la
psicología que exhiben mayor desarrollo son la psicología evolutiva,
la psicología social, la psicología clínica y la psicología organiza-
cional. La psicología clínica, como rama aplicada tiene en Lima
entre sus mejores representantes a Víctor Amorós (1990, 2004) y
David Jáuregui, mientras que en Arequipa son exponentes de esta
área, Charles Portilla y Belén Salvatierra que se ha dedicado a la
consejería infantil, familiar y de pareja (1992, 1997). Con respecto
a la investigación en psicología clínica, uno de los temas de mayor
interés han sido el consumo de sustancias psicoactivas, ya sea a
través de estudios epidemiológicos, descriptivos, correlacionales
o experimentales. Otros trastornos que han sido estudiados en
el Perú son los desórdenes alimentarios, los trastornos depresivos
y la violencia intrafamiliar. En cuanto a la psicología de la salud,
aunque son pocos, se están desarrollando investigaciones en temas
de psico-oncología. Asimismo, un autor peruano que viene inves-
tigando profusamente esta temática es Manolete Moscoso, quien

188
Historias de la psicología en América del Sur

actualmente se desempeña como investigador de la Universidad de


South Florida y ha publicado un significativo número de artículos
en revistas nacionales e internacionales (Moscoso, 1998, 2008,
Moscoso y Knapp, 2010; Moscoso, Lengacher y Reheiser, 2012).
Una segunda área de investigación, que reviste de impor-
tancia, no sólo por la cantidad de estudios, sino también por la
originalidad de sus contenidos de investigación, es la psicología
social. Puede decirse incluso, que dentro de este campo, la psicología
peruana ha desarrollado con prolijidad tres líneas de investigación:
a) la psicología indigenista, b) la psicología de la marginalidad y c)
la psicología de la violencia. En cuanto a las dos primeras líneas,
sostenemos que la psicología social recoge la herencia de los es-
tudios etnopsiquiatricos de Hermilio Valdizán y de la psiquiatría
social de Carlos Alberto Seguín, y otros psiquiatras peruanos como
Humberto Rotondo, Baltazar Caravedo, etc. Más recientemente,
psicólogos peruanos han hecho algunos estudios en el campo de la
psicología indigenista: Walter Cornejo (1975) investigó los rasgos
de personalidad de niños indígenas, así como creencia campesina
conocida como mipa (Cornejo, 1980); mientras que Anal Fairlie
y Dora Frisancho (1998) investigaron las pautas de relación de las
parejas indígenas.
Dentro del campo de la psicología social, otra línea de inves-
tigación bien nutrida ha sido el estudio de las variables psicosociales
de las personas que viven en la marginalidad. Los trabajos de Alegría
Majluf, Ernesto Pollitt y Reynaldo Alarcón, se han orientado por
esta línea de investigación. Alegría Majluf por ejemplo, publicó
en 1993 “Marginalidad, inteligencia y rendimiento escolar” libro
en el que agrupa 17 estudios sobre variables tales como desarrollo,
aprendizaje, inteligencia y rendimiento académico en niños y
adolescentes de nivel socioeconómico bajo (Majluf, 1989, 1993,
2003). Ernesto Pollitt ha centrado sus investigaciones en los efec-
tos de la desnutrición mediada por la pobreza, sobre el desarrollo,
la inteligencia y el nivel de logro académico de los niños en edad
escolar, desde la década del 70’ (Pollitt, 1974, 1991, 2000, 2002,
Pollitt, Jacoby y Cueto, 1996). La obra de Pollitt en este campo,
abarca 40 años de trabajo ininterrumpido que se plasma en casi

189
Gonzalo Salas (editor)

dos centenares de publicaciones, donde expone sus hallazgos con


rigor científico notable. Por otra parte, Reynaldo Alarcón (1988)
publica el libro “Psicología, pobreza y subdesarrollo” en el que
fundamenta la existencia de una línea peruana de investigación
conocida como psicología de la pobreza.
Por otro lado, con la ola de terror que provocaron los gru-
pos subversivos desde la década del 80’, se desarrolla en el Perú,
la psicología del terrorismo, que orienta su atención sobre temas
como estrés postraumático, violencia y resiliencia. Sin embargo,
los estudios relativos a la violencia terrorista en el Perú constituyen
un claro referente que ha volcado su interés en los últimos años en
la violencia urbana y el racismo. En ese sentido, Ramón León ha
llevado a cabo diversos estudios sobre este tema (León 2003; León,
Martell y Murillo, 1998), y sobre las representaciones sociales de
los peruanos sobre la conquista del Perú de parte de los españoles
(León, 2010), de modo que podemos considerarle sin temor a
equivocarnos, como el psicólogo social más distinguido del país.
Otra área de interés en investigación es la psicología educativa.
Hoy en día, podemos citar diversos estudios en esta área realizados
por psicólogos, pero podemos distinguir ciertas líneas de investi-
gación en el aprendizaje, el desempeño lector y más recientemente
la violencia escolar. En esta área también es posible distinguir a
psicólogos educacionales que se han destacado por su producción
académica. Entre ellos tenemos a Santiago Cueto (Cueto y Muller,
1990; Cueto y Díaz, 1999; Cueto, Ramírez, León y Pain, 2003;
Cueto, Torero, León y Desutua, 2008; Guerrero, Sugimaru y Cue-
to, 2010; Pollitt, Jacoby y Cueto, 1996;) e Iván Montes (Montes,
2011, 2012; Montes y Arias, 2012) quienes el 2008 se unen a otros
académicos como Ricardo Cuenca, Luis Sime, Martín Benavides,
Susana Frisancho, Juan Ansión, etc. y fundan el 2008 la Sociedad
de Investigación Educativa Peruana —SIEP—, una asociación sin
fines de lucro que promueve la investigación educacional en el país.
La SIEP edita además, desde el 2009 la Revista Peruana de Investi-
gación Educativa y ha organizado tres seminarios de investigación
educativa en diferentes regiones del país.

190
Historias de la psicología en América del Sur

Tabla 2. Revistas de Psicología en el Perú vigentes al 2013

Inicio Nombre de Revista Institución Editor Actual


1983 Revista de Psicología PUCP Sheyla Blumen
1991 Teoría e Investigación URP Ramón León
en Psicología
1992 Avances en Psicología UNIFE Rosario Alarcón
1995 Liberabit USMP Jesús Romero
1996 Revista Peruana de CPP José Livia
Psicología
1997 Revista de Investiga- UNMSM O. Orellana
ción en Psicología
1998 Persona UL Ramón León
1999 Revista de Psicología UCV (Trujillo) Marvin Moreno
2001 Revista de Psicología UCSM Charles Portilla
(Arequipa)
2002 Nuevos Paradigmas CPP-CDR I Alex Grajeda
(Lima)
2005 Temática Psicológica UNIFE Victoria García
2006 Revista Psicológica UPCH R. Gutiérrez
Herediana
2006 Archivos Psicológicos URP William Torres
(Estudiantes de Psico-
logía)
2008 Revista Peruana de SPP César Merino
Psicometría
2009 Revista de Psicología UIGV Jaime Aliaga
(descontinuada)
2009 Revista Peruana de In- SIEP Santiago Cueto
vestigación Educativa
2011 Revista de Investiga- UNFVR Julio Figueroa
ciones Psicológicas
(Profesionales)

191
Gonzalo Salas (editor)

2011 Revista de Investiga- UNFVR Julio Figueroa


ciones Psicológicas
(Estudiantes)
2011 Ciencia y Aprendizaje URP William Torres
2011 Revista de Psicología CPP-CDR III Walter Arias
de Arequipa (Arequipa)
2011 Revista de Psicología UCSP Marcio Soto
(Arequipa)
2012 Revista Peruana de UIGV Tomás Caycho
Psicología y Trabajo
Social
2013 Propósitos y Represen- USIL C. Blázquez
taciones

Ahora bien, con respecto a la psicología evolutiva, podemos men-


cionar a Alegría Majluf y Cecilia Thorne como autoras representa-
tivas de esta área, pero sin lugar a dudas, Ernesto Pollitt ocupa un
lugar privilegiado en esta rama, debido a que ha hecho desarrollos
teóricos importantes a partir de sus estudios sobre la desnutrición
de niños que viven en zonas rurales y urbano marginales del país.
Este autor ha investigado los efectos del hierro (Pollitt, 1991) y el
yodo (Pollitt, 2000) en la cognición, así como la importancia de
la madre y el amamantamiento en el desarrollo del niño (Pollitt y
Kariger, 1998), y los efectos de programas nutricionales sobre el
rendimiento académico (Pollitt, 2002). De todas estas experiencias
ha derivado una teoría probabilística del desarrollo (Pollitt, 1999)
y en la actualidad continúa profundizando en el desarrollo motor
del niño (Pollitt, 2012). En Arequipa, podemos mencionar a
Charles Portilla, quien viene desarrollando una importante línea de
investigación en el apego infantil (Portilla, Salinas y Bueno, 2006;
Portilla, Romero y González, 2008; Yaya, Vilches y Portilla, 2009).
Asimismo, este autor ha fundado la Revista de Psicología de la UCSM,
primer revista científica de psicología en la región Arequipa, tras
algunas publicaciones efímeras que tuvieron corta existencia como
la Revista de Psicología (1976-1977) de la Asociación de Psicólogos

192
Historias de la psicología en América del Sur

de Arequipa y la revista Conciencia de la UNSA (1986-1987).


En ese sentido, según Alarcón (2000) había 27 revistas de
psicología en el Perú entre 1959 y 2000. Hoy en día, existen al 2013,
23 revistas de psicología en todo el país. Algunas han cambiado
de nombre como la revista Veritas de la USMP que ahora se llama
Liberabit, otras se han descontinuado como la Revista Peruana de
Análisis de la Conducta, otras son sólo para estudiantes de pregrado
como Archivos Psicológicos de la URP o la Revista de Investigaciones
Psicológicas de la UNFV, mientras que otras son para estudiantes
de postgrado como Temática Psicológica de UNIFE, otras son
virtuales como la Revista Peruana de Psicometría, pero casi todas
son impresas. En su mayoría, las revistas de psicología en el Perú
están a cargo de las universidades, los colegios profesionales y en
menor medida de las sociedades académicas. Cabe mencionar que
las revistas de investigación están concentradas en la capital, pero
Arequipa cuenta con tres revistas de psicología y Trujillo con una
(ver Tabla 2).
La psicología industrial también ha sido motivo de investiga-
ción, pero no con la fuerza con que se ha trabajado en otros países
como Chile, México o Colombia. Los antecedentes más antiguos
de esta rama aplicada en el Perú, corresponden a los exámenes
psicotécnicos para obtener licencia de chofer, realizados por Pastor
Carranza y Santiago Valdizán en la década del 40’ y que se comentan
en Eficiente profilaxia en los accidentes de tráfico, opúsculo publicado
en 1945 (Alarcón, 2000). En el Perú las investigaciones en esta
área son escasas, pero deben mencionarse los trabajos de Federico
León (León, 1978, 1979; León y Pejerrey, 1980), que se dedicó
durante varios años al estudio de diversas variables psicológicas en
el trabajo como motivación y satisfacción laboral. Sin embargo,
tras investigar el consumo de sustancias psicoactivas (León, 1987)
y la planificación familiar en el país (León y Chu, 1998), León
plantea su teoría psicobiogeográfica del eje norte-sur (León, 2012).
Según esta teoría, las condiciones climáticas ejercen influencia
sobre la conducta humana —la luz del sol por ejemplo estimula la
producción de vitamina D— que para el caso de las mujeres afecta
su fertilidad y su deseo de tener hijos, de modo que las mujeres del

193
Gonzalo Salas (editor)

sur tienen menos hijos que las del norte. De esto se desprenden a
su vez, implicancias psicológicas, domésticas, económicas, etc. que
han sido estudiadas por el autor.
Dentro de la psicología organizacional ha sido recurrente
el estudio del clima organizacional, la motivación y la satisfacción
laboral; pero en los últimos años, se ha venido investigando cada
vez con mayor interés la salud mental de los trabajadores. En ese
sentido, la psicología ocupacional ha sido tema de investigación
de parte de Walter Arias (2011c; 2012a, 2012b; Arias y Jiménez,
2012, Arias, Riveros y Salas, 2012) y Belén Salvatierra (2000, 2001,
2011) en Arequipa. En ambos casos, se trata de aproximaciones
que buscan mejorar la salud de los trabajadores y disminuir la ac-
cidentabilidad laboral. Este despegue de la psicología ocupacional
en el Perú se debe a que el 2011, se promulga la Ley 29.783 que
regula la salud y la seguridad en el trabajo, lo que ha mejorado
considerablemente las condiciones de trabajo de los obreros y ha
abierto un nuevo espacio laboral para los psicólogos especializados
en psicología organizacional.
Para terminar, con respecto a otras ramas de la psicología
de menor difusión entre los psicólogos peruanos, podemos decir
que en Arequipa se han concentrado la mayor cantidad de inves-
tigaciones en neuropsicología. La pionera en este campo ha sido
la Dra. Belén Salvatierra (1998, 1999) que realiza una maestría en
psicobiología en la UNAM y a su retorno, funda un laboratorio
de neuropsicología en la UNSA. Este laboratorio serviría para
formar a jóvenes psicólogos que realizarían nuevas investigaciones
neuropsicológicas (Arias y Vilca, 2004; Cervantes, 2011, 2013;
Soto y Arcos, 2010; Soto y Chino, 2011; Soto y Cáceres, 2012;
Soto, Flores y Fernández, 2013). Siendo Marcio Soto quien dina-
miza la investigación neuropsicológica en Arequipa a través de la
conformación de grupos de estudio que a su vez multiplican las
investigaciones en esta rama. En psicología forense se cuenta con
algunos trabajos como los de Sejuro (2009), Palacios y Gargurevich
(2002); al igual que la psicología militar (Aliaga, Neira, Rodríguez,
Villanueva y Enríquez, 2007), y la psicología deportiva (Valdivieso,
2003). Otras especialidades emergentes en el Perú son la psicología

194
Historias de la psicología en América del Sur

en emergencias y desastres y la psicología del tránsito. La psicología


en emergencias y desastres ha sido desarrollada por Santiago Valero
(2002) y la psicología del tránsito es objeto de estudio de Carlos
Ponce y Walter Arias.
En cuanto a la historia de la psicología, Lima, y de manera
más particular la URP se ha caracterizado en publicar trabajos
históricos, debido a la presencia de Reynaldo Alarcón (1980, 1994,
2000, 2002) y Ramón León (1982, 1983, 1992, 1993, 1997,
1998), cuya labor en este campo es pionera y ardua. A ellos se
pueden sumar en Arequipa Walter Arias (2004, 2005, 2010, 2011a,
2011b) y Nicolás Paredes (2012), y en Trujillo Arturo Orbegoso
(2011, 2012a, 2012b).

Palabras finales

En resumen podemos decir que la psicología peruana tiene una faz


propia con raíces hondas en su historia precolombina, virreinal y
republicana; a través de sus antepasados más remotos, su herencia
colonial y sus vínculos con la filosofía, la psiquiatría y la educación;
además de sucesos históricos de carácter político, social y econó-
mico. Ello le ha permitido desarrollar rasgos particulares que se
evidencian en la psicología indigenista, la psicología de la pobreza,
la psicología del terrorismo, etc.
La psicología peruana también está mostrando un gran
despegue en diversas provincias además de la capital, como Are-
quipa y Trujillo, donde ya se pueden reconocer marcadas líneas de
investigación, que no hacen sino sumarse a las que ya se desarrollan
en Lima, enriqueciendo su identidad como psicología nacional y
fortaleciendo las suyas propias como psicologías regionales, que
con su producción académica y su despliegue profesional jalonan
el avance de la psicología hacia un horizonte de vanguardia que
posicione la psicología peruana entre las primeras de América Latina.

195
Gonzalo Salas (editor)

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204
CAPÍTULO 9

La psicología en el Uruguay y sus historias:


Perspectivas, narrativas y enfoques críticos

Jorge Chávez y Paribanú Freitas


Universidad de la República

La psicología en el Uruguay es una disciplina que en el ámbito


académico y profesional del país ha tenido un desarrollo conside-
rable desde inicios del siglo XX. Dentro de las primeras obras que
recogen aportes disciplinarios del emergente campo de la psicología
se puede encontrar el manuscrito de 1901 Tratado de la imbecili-
dad del país por el método de Herbert Spencer (Herrera y Reissig y
Mazzucchelli, 2006) redactado por el intelectual Julio Herrera y
Reissig, publicado un siglo después por Aldo Mazzucchelli donde,
tal como se expresa en el título de la obra, se retoman aportes de la
psicología del inglés Herbert Spencer —de formas muy antojadizas
e irreverentes— para caracterizar y analizar la personalidad colectiva
de los habitantes del Uruguay.
Este manuscrito considerado polémico por algunos críticos,
pretende fundamentarse en una propuesta positivista, sin embargo,
poco de sus análisis parece desprenderse de un trabajo empírico
sistematizado. Esta cuestión que refiere a la posibilidad de ser un
trabajo originario en el campo de la psicología en realidad se difumina
al establecer un acercamiento riguroso al manuscrito; sin embargo
produce sus efectos y desde el campo de la psicología invoca a la
interrogante sobre qué elementos considerar a la hora de estudiar
y reflexionar sobre los inicios de la disciplina. A partir de esto,
situar la interrogante de los inicios u “orígenes” de la disciplina en
el Uruguay, los avances preliminares y sus posteriores desarrollos,

208
nos dirige rápidamente a pensar en un campo de estudios que
comenzamos a delinear y reconocemos claramente como el de la
“historia de la psicología en el Uruguay”.
Definir el estudio histórico de la disciplina como un territorio
académico exige el abordaje de ciertas cuestiones; por ejemplo: los
diversos modos de entender la historia, el trabajo sobre la misma,
las múltiples definiciones de su objeto tanto como las maneras
de transmitir el conocimiento que derive de tales definiciones e
investigaciones. Es así que la historia de la psicología en nuestro
país como campo de análisis y trabajo subdisciplinario demora en
consolidarse y se encuentra, para nosotros, en un reciente proceso
de construcción y desarrollo.
Es recién con el plan de estudios de 1988 de la Licenciatura
en Psicología de la Facultad de Psicología de la Universidad De La
República —UDELAR— donde surge por primera vez un espacio
de formación en la materia bajo la asignatura “Universidad e historia
de la Psicología en el Uruguay” estructurada a partir de un curso
obligatorio de medio semestre de extensión destinado a transmitir
dos elementos históricos conectados pero diferentes: a) el proceso
de surgimiento, consolidación y desarrollo de la universidad en
general y de la UDELAR en el Uruguay y b) el surgimiento, con-
solidación y desarrollo de la Psicología como disciplina científica
y campo profesional en nuestro país.
Hasta 1988 podemos decir que en términos historiográficos
no fue una diferenciación frecuente —y nos animamos a decir que
tampoco necesaria— el distinguir el estudio histórico sistemático
y metodológicamente fundado de la psicología en el Uruguay, del
relato de los actores y pioneros de la psicología sobre tal proceso.
Las producciones locales pueden ubicarse en lo que Klappen-
bach (2006) denominó tradiciones historiográficas, la tradición
anglosajona y la tradición psicoanalítica; caracterizadas ambas
tradiciones por realizar un ejercicio legitimador de posiciones
contemporáneas que brindan una imagen evolutiva del saber “psi”
sostenida en determinados personajes y sus acciones, conforman-
do una matriz homogénea y sin fracturas donde el presente de la
psicología se reconoce al reflejarse en ella.

209
Gonzalo Salas (editor)

El planteo sobre las “tradiciones”, idea sostenida por Can-


guilhem (2009) sobre “historia recurrente” en el caso de la historia
de las ciencias; refiere la construcción de una tradición en deter-
minado campo del saber que en definitiva ubica el desarrollo de la
disciplina en un plano de avance lineal y coherente que culmina
en la producción de una “historia oficial”, historia que imprime un
carácter legitimante a los saberes y prácticas que inscribe y relata
en su producción discursiva.
Siguiendo a Rose (1998) “las historias recurrentes conside-
ran que el presente es la culminación del pasado y el lugar desde
el cual se pone de manifiesto su historicidad. Sin embargo, esas
historias recurrentes son más que una ideología: desempeñan un
papel constitutivo en la mayoría de los discursos científicos porque
usan el pasado para deslindar el régimen de verdad contemporáneo
de una disciplina y, al hacerlo, no solamente usan la historia para
vigilar el presente, sino también para moldear el futuro” (p.42).
En esta línea podemos decir que no será hasta casi terminando
el siglo XX que la psicología necesitó una historia de la psicología
para ser narrada, organizada, compresible y transmisible, un espacio
de producción y transmisión de determinados conocimientos que
implicaron el comienzo de un lento proceso de conformación de
un campo académico nominado como “historia de la psicología”.
Reconocemos entonces, nuestra implicación y la implicación
de nuestra práctica historizante en tal proceso, y en tal recono-
cimiento ubicamos la condición de posibilidad de avanzar en la
construcción de un espacio de conocimiento que en su definición
y delimitación va tomando forma y contenido como una historia
posible de la psicología entre múltiples posibles.
En esta comunicación presentaremos algunos aportes prin-
cipales que desde el estudio sistemático del pasado de la psicología
en el Uruguay se han realizado, así como aportes provenientes de la
relectura e interpretación de tales datos a partir de lo que llamaremos
perspectivas críticas en tanto críticas a una concepción positivista
de la historia y su discurrir.

210
Historias de la psicología en América del Sur

Surgimiento: primeras prácticas y sus formas narrativas

Volviendo a Canguilhem (2009), se considera su pregunta sobre los


estudios históricos de la ciencia: ¿De qué la historia de las ciencias
es historia?, para situarla con algunos retoques sobre nuestro campo
de interés y preguntarnos ¿de qué la historia de la psicología ha
sido historia en nuestro país?, o ¿de qué psicología la historia de la
psicología ha sido historia?
El primer paso hacia una construcción posible de respuesta
lo daremos a través de un artículo de Juan Carlos Carrasco (1990),
“Aproximación descriptiva de fases o etapas en el desarrollo de la psicología
uruguaya” publicado en 1990 y de lectura ineludible en el nobel
curso de Universidad e Historia de la Psicología del Plan 1988 que
comenzaba su primera edición en los 90´ en el Instituto de Psicología
de la Universidad de la República —IPUR1—. En este artículo se
presenta una forma de entender el trabajo sobre lo histórico ligando
disciplina y contexto que fundamenta la perspectiva desde donde
realiza su abordaje: “la dirección hacia la cual el desarrollo de una
disciplina como la nuestra, se encamina, no depende únicamente de
un proceso autocentrado y dependiente de sus propios contenidos
sino que, en muchos momentos, es la historia del contexto por el
cual transita la cual determina el descubrimiento y al emergencia
de conceptualizaciones y prácticas que de otra manera no hubieran
aparecido” (Carrasco, 1990, p.31).
Desde este lugar se propone caracterizar en etapas el de-
sarrollo de la psicología en el Uruguay, la primera de ellas una
etapa caracterizada por una “psicología abstracta y precientífica”
cuyo referente principal es Vaz Ferreira, una segunda etapa a la
que Carrasco llama “psicología experimental aplicada” en base a la
aparición simultánea de laboratorios de la Fuerza Aérea y en los
sectores de Neurología y Neurofisiología de la Facultad de Medi-
cina en las primeras décadas del siglo XX y unas décadas después
el Laboratorio de Psicopedagogía en el campo de la educación,

1 Institución universitaria de formación de psicólogos predecesora de la actual


Facultad de Psicología creada en 1994.

211
Gonzalo Salas (editor)

estos espacios dan cuenta de la primera experiencia en cuanto a


una “psicología aplicada”.
Estas primeras experiencias que acompasan el desarrollo in-
ternacional cierran un ciclo donde el eje articulador de las diversas
acciones en el campo de la psicología se establece alrededor de la
figura de Radecki en el Uruguay, como lo hizo en Brasil y Argentina,
desarrollando “una psicología funcionalista, descriptiva, pero que
incorpora nociones y técnicas de aplicación y una psicopatología”
(Carrasco, 1990, p. 33).
La propuesta narrativa de Carrasco se despliega sostenida
sobre el personaje y su obra. Como efecto de estas acciones describe
un proceso de consolidación del campo de la psicología. En ese
continuo movimiento entre personaje y obra incluirá las prácticas
del Dr. Perez Pastorino y su vinculación al psicoanálisis, al Dr. Julio
Marcos involucrado en el surgimiento de la psicología infantil y
la psicopatología de niños en el campo de la medicina, cerrando
la caracterización de ese proceso como la etapa de aparición y
desarrollo de la “psicología clínica”.
Para el autor comienza en la década de los 50´ un proceso de
consolidación de la psicología clínica cuyo desarrollo se desplegará
en base a prácticas de formación e investigación y principalmente
de un avance y crecimiento de los enfoques terapéuticos. En tal
avance podemos situar la presencia de la tradición historiográfica
propia del psicoanálisis como lo plantea Klappenbach (2006), la
psicología clínica se configurará como un espacio de fuerte presencia
en el campo de la psicología local hasta nuestros días.
Desde la psicología clínica y su desarrollo se fueron gene-
rando espacios de intervención como el de la psicología clínica de
niños y luego sobre los grupos familiares, que al decir de Carrasco
posibilitaron la inclusión de una perspectiva psicosocial que en
definitiva prepararía las bases para el surgimiento y desarrollo de
una psicología social “rioplatense”.
El recorrido histórico realizado por el autor no se asienta sobre
una propuesta historiográfica definida, la construcción narrativa
que elabora da cuenta de un proceso “evolutivo” de la disciplina,
que si bien alerta sobre la necesidad de incluir el contexto no deja

212
Historias de la psicología en América del Sur

de expresar un modo de hacer historia construida sobre las bases


de la ciencia positiva. Al decir de Lewcowicz (1996) el proceso de
historizar se ha pensado y realizado de diversos modos; historizar
puede referir a inscribir aquello que se define como objeto en una
secuencia y el riesgo es sustancializar tal objeto, “Si se anotan sólo
las evoluciones que eso va sufriendo a lo largo del tiempo, esa
historia se reduce al despliegue accidentado pero homogéneo de
una sustancia sin capacidad de alteración” (Lewcowicz, 1996, p.2).
Otro de los modos refiere a brindarle preeminencia a una
estructura y su dinámica; ubicando en esta estructura la idea clásica
del tiempo como una línea que avanza y donde el devenir es un
proceso “homogéneo, reglado, en el que jamás aparece lo nuevo, lo
otro. Pues la legalidad estructural proscribe implícitamente cualquier
novedad no aparente” (Lewcowicz, 1996, p.3).
Tales caracterizaciones sobre el ejercicio de historizar refieren
a aquellos primeros pasos de trabajo sobre el pasado de la psicología
y brindan una primera aproximación para comprender el surgi-
miento de la psicología en nuestro país. En este mismo marco de
enfoques historiográficos encontramos los artículos que integran
el número especial de la Revista de la Sociedad de Psicología del
Uruguay del año 1993.
Este número especial nuclea una serie de artículos y docu-
mentos que abordan el desarrollo de la psicología en el Uruguay a
través de la historia de la Sociedad de Psicología del Uruguay —
SPU —; fundada el 7 de diciembre de 1953 tiene como cometidos
“propender al desarrollo de la Psicología como ciencia y como
profesión” (AA.VV, 1993, p.3).
En esta edición Elida Tuana presenta un artículo titulado
Panorama de la psicología en el Uruguay en el momento de creación
de la sociedad, presentando en este panorama el estado de la psi-
cología en las décadas de los 40´ y 50´ del siglo XX. Presentación
que ubica los espacios institucionales referentes en el campo “psi”
del momento; el Laboratorio de Psicopedagogía de Sebastián
Morey Otero (1933) inserto en el campo de la educación pública;
el Centro de Estudios Psicológicos fundado en enero de 1945 y
cuyo presidente honorario, Orientador y Director fue Radecki;

213
Gonzalo Salas (editor)

este centro se dedicó a la formación de técnicos especializados en


el campo de la psicología.
Por último la Clínica Médico-Psicológica Infantil (1947)
al interior del Hospital de niños P. Visca; “siendo su objetivo el
estudio y tratamiento integral de niños con problemas psicoló-
gicos” (AA.VV., 1993, p.21). El período de construcción de la
perspectiva historiográfica fundante en el campo de la psicología
en el Uruguay se consolida con la obra de Carlos Pérez Gambini,
Historia de la psicología en el Uruguay. Desde sus comienzos hasta
1950 editado en Diciembre de 1999. Esta producción surgida a
partir de una investigación realizada desde el ámbito académico,
específicamente del curso de Universidad e Historia de la Psicología,
del cual Carlos Pérez fue su encargado, es una obra inaugural del
campo de la historia de la psicología en el Uruguay que a la vez
cierra una forma de entender y realizar el trabajo historiográfico.
En esta obra hay una continuidad de las temáticas y perspec-
tivas planteadas por Carrasco y Tuana, continuidad marcada por
una mayor rigurosidad y especificidad tanto en la labor historizante
como en los productos que surgen de ella, tal visión de la historia
refleja los planteos de Lewkowicz (1996) y Klappenbach (2006) en
relación a los enfoques historiográficos. De igual manera, la obra
de Perez Gambini se vuelve fuente ineludible para el avance sobre
nuevas propuestas en el campo de la historia de la psicología. “Este
libro pretende ser una contribución al conocimiento del pasado de
la Psicología y de la práctica psicológica en Uruguay... la historia
de lo ocurrido en esta primera mitad del siglo XX nos da una idea
de lo mucho que se hizo. Hubo un escalonamiento progresivo,
en el que década tras década se acumularon esfuerzos para llegar
a una mitad del siglo en que era visible un crecimiento grande no
solo en los desarrollos teóricos, sino también en el proceso hacia la
aparición del profesional psicólogo” (Perez Gambini, 1999, p.118).

Tramas de formación: la profesión y la academia

En las primeras páginas de su “Historia de la Psicología” Thomas


Hardy Leahey (1998) identifica tres tipos posibles de enfoques

214
Historias de la psicología en América del Sur

historiográficos para relatar la historia de la psicología: a) el enfoque


centrado en la historia de las grandes ideas y sus sistemas teóricos,
b) la historia de la disciplina como el resultado de la tarea de los
grandes autores, grandes hombres, pioneros, y finalmente c) una
historia institucional de la psicología.
Gran parte de la producción historiográfica focalizada en la
formación en psicología se ubica en el tercer enfoque incluyendo
débilmente aspectos de los otros dos; producto seguramente de la
metonimia entre historia y testimonio con la que se trabajó en la
materia por casi un siglo cómodamente.
A su vez podemos ubicar la producción sobre la temática en
un proceso de pasaje de la “vieja historia a la nueva historia” como
lo plantea Leahey (1998). Presentar el devenir histórico de la for-
mación en psicología desde la perspectiva “institucional” supone
dar cuenta de los procesos colectivos, de las coaliciones y de los
conflictos a partir de los cuales la psicología en el Uruguay ha lo-
grado producir un acervo de conocimientos socialmente relevantes,
disponibles, transmisibles y en muchos casos profesionalizantes; al
tiempo que dar cuenta también —pero en un segundo plano— de
las arquitecturas organizacionales dispuestas a tales fines.
La propuesta comúnmente utilizada en nuestro medio,
se focalizó sobre los espacios institucionales, sus características
y particularidades, lo que resulta de un enfoque subsidiario de
perspectivas historiográficas de las cuales participamos y que con-
sideramos deben ser revisadas. En esta línea, apostar a una historia
institucional de la formación en psicología en sentido fuerte refiere
a narrar las formas de agrupamientos sociales, intereses, coaliciones
y conflictos con pretención normativa asociados al posicionamiento
legítimo y hegemónico de diferentes elementos teóricos, prácticos,
instrumentales, técnicos, ético–políticos, vinculados con el quehacer
científico y profesional del —y en el— campo psi.

La formación de la psicología universitaria

En el trabajo Sesenta años de Psicología en la Universidad de la Re-


pública de Cecilia Baroni se diferencian cuatro etapas vinculadas

215
Gonzalo Salas (editor)

al proceso de consolidación histórica de la formación en psicología


refiriendo al mismo como proceso de institucionalización de la
Psicología en la Universidad (Baroni, 2011), a saber: a) Psicología
preuniversitaria desde principios del siglo XX y hasta 1950, b) Psi-
cología universitaria de 1950 a 1973, c) Psicología en dictadura de
1973 a 1984 y d) la Psicología universitaria actual de 1984 al 2010.
La autora centra su análisis en consideración al estudio de
los procesos ocurridos en la Universidad de la República, elemento
que no quita valor historiográfico a su análisis dado que dicha ins-
titución es la que ha desarrollado sus actividades desde más larga
data en la materia.
Sin dudas el esquema planteado por Baroni (2011) ha sido
de invalorable contribución a la transmisión del legado histórico de
la disciplina a generaciones de nuevos psicólogos en el Uruguay. Sin
embargo a los efectos de esta comunicación proponemos alterar el
foco de la trama describiendo el devenir histórico de la formación
en psicología en el Uruguay centrándonos, ya no en las arquitecturas
organizacionales de ofertas de formación —’centros de estudios’ o
‘espacios de formación’ de la psicología en el Uruguay— sino más
bien en los tipos de procesos de disputa, pretensión de legitimidad e
institucionalización que se expresan secundariamente en específicos
diseños organizacionales y centros de estudio con sus currículos y
formas administrativas.

Formación en psicología y división social del trabajo

Baroni agrupa las distintas ofertas de formación en psicología —que


van desde el surgimiento de las primeras prácticas hasta 1950—
bajo la etiqueta de “psicología preuniversitaria”, retomando a su
vez elementos de otros autores que han señalado con este nombre
al período. La autora fundamenta tal nominación al señalar que
“durante este período no existieron espacios de formación [en
Psicología] (...) con las características mencionadas anteriormen-
te” (Baroni, 2011, p.3) vinculadas a las ofertas universitarias de
formación profesional. La misma Baroni y otros autores (Carrasco
1990; Irrazabal, 2006; Perez Gambini, 1999) señalan al filósofo

216
Historias de la psicología en América del Sur

nacional Carlos Vaz Ferreira como una de las figuras precursoras


de la novel disciplina en el país y señalan como característica fun-
damental de la época la existencia de “algunos cursos de Psicología,
dictados dentro y fuera de la Universidad por invitados extranjeros
y de nuestro medio” (Baroni, 2011, p. 2) entre los que se pueden
contar las conferencias regulares en la temática por parte de Vaz
Ferreira. Sin embargo será la caracterización de preuniversitaria la
que se instituya para referir a la psicología de la época. Sin dudas
Baroni retoma esta nominación de documentos elaborados por
Tuana (1993) y Scarlatta (1998) las cuales coinciden en plantear
que: “la primera referencia de formación dentro de la universidad
en temas vinculados a la psicología los encontramos en algunos
cursos dispersos, no curriculares, desarrollados en la Facultad de
Medicina. Tal es el caso de los cursos dictados hacia 1943/4 —con
el impulso del Dr. Sicco— un curso de psicoterapia no curricular”
(Scarlatta, 1998, p. 55).
Es difícil comprender el hecho por el cual se nomina como
período pre-universitario al período anterior a la década de los 50´
cuando por ejemplo casi medio siglo antes la publicación del Curso
expositivo de Psicología elemental por parte de Carlos Vaz Ferreira
—primera obra nacional de producción académica en la materia—
coincide con el comienzo de su vida como docente universitario;
particularmente con la asunción interina de la cátedra de Literatura
en 1895 sustituyendo a José Enrique Rodó y la posterior toma de
posesión efectiva de la Cátedra de Filosofía de Preparatorios en
1897, año de publicación del curso (Romero Baró, 1993).
¿Por qué llamar de preuniversitario a tal período que reconoce
constante presencia de la universidad en el desarrollo originario de
la inquietud intelectual por la psicología? Proponemos pensar que
esta confusa nominación responde a un excesivo peso para la com-
prensión de la dinámica histórica en los procesos de materialización
y cristalización organizacional profesionalista; y en seguida una tesis
fuerte a debatir: mayoritaria y hegemónicamente la consideración
incipiente de la historia de la psicología en el Uruguay —y de sus
procesos de institucionalización formativa— metonímicamente ha
sido comprendida como la historia de la psicología como profesión

217
Gonzalo Salas (editor)

—en su doble dimensión de particularidad disciplinaria y de dis-


criminación clara en el terreno de la división social del trabajo— y
mucho más fuertemente como ejercicio profesional liberal clínico.
Posiblemente de allí devenga el hecho de considerar que el
período de insitucionalización fuerte de los procesos de psicología
—en la universidad— comience con la cristalización de ofertas
académicas profesionales, relegando por ejemplo como mérito
profundamente universitario la edición del curso de Vaz Ferreira
en un pequeño país de América del Sur “a menos de 20 años que
Wilhelm Wundt [hubiera] creado el primer Laboratorio de Psico-
logía Experimental en la Universidad de Leipzig, y menos de 10
años desde que la teoría neuronal de Santiago Ramón y Cajal se
empezara a imponer en el mundo académico” (Ferreira, Maiche y
Gómez, 2008, p. 13).

Grandes conflictos de la formación en psicología

Al discutir la naturalidad de la profesión de alguna manera es-


tamos intentando discutir una historia natural de las relaciones
entre conocimiento y sociedad. Así, desde una perspectiva de las
tecnologías de gubernamentalidad (Foucault, 1991) como desde
una perspectiva de montaje de redes sociotécnicas (Grau, Iñiguez,
y Subirats, 2010; Latour, 2007) la profesión no es el origen de un
proceso de producción de conocimiento, sino en todo caso una de
sus complejas terminales medianamente estabilizada.
Desde una perspectiva institucionalista, centrada en los
procesos conflictivos de legitimación, estabilización, colectiviza-
ción e institucionalización de una serie de conocimientos -—de
los que puede llegar a resultar una profesión— es posible describir
los procesos de formación en psicología no tanto a partir de las
organizaciones materiales y burocráticas que logra cristalizar, sino
más bien en los tipos de conflictos que logra movilizar.
De esta manera, y por lo ya dicho, planteamos que lo que
caracteriza a la formación en psicología de las primeras horas no
es su ambiguo carácter de preuniversitario, sino en todo caso de
preprofesional, desarrollando un tipo de psicología científico–aca-

218
Historias de la psicología en América del Sur

démica sin pretensiones ni eficacia de alterar el ordenamiento de


la división social del trabajo en campos como los de la salud y/o la
educación; campos estos sobre los que luego comenzará el proceso
de emergencia, disputa y consolidación de la figura del psicólogo
como trabajador profesional. Durante el lapso correspondiente al
período caracterizado por Baroni como de Psicología universitaria
lo que podemos encontrar es el montaje de las primeras formas de
titulación en psicología —y no necesariamente el comienzo de la
producción académica o la enseñanza de la disciplina en la uni-
versidad— y el inicio de las disputas con el cuerpo médico por la
legitimidad, especificidad y autonomía profesional de la actuación
de los nóveles psicólogos. Será este un período profundamente
influenciado por los debates en torno al intrusismo de la psico-
logía en el campo de la salud mental hasta el momento atendida
exclusivamente por psiquiatras y la consolidación del modelo de
actuación profesional asentado sobre los ejes de: a) la clínica como
ámbito de trabajo y como campo metodológico con la pretensión de
actuación autónoma en el campo psicoterapéutico como elemento
central, y b) la el ejercicio liberal de la profesión para la prestación
de servicios profesionales (Reyes Terra, 1958).
En la medida que este crecimiento se fue fortaleciendo se
fueron precipitando dos nuevos procesos: a) la disciplina explora-
ba nuevas formas de participación en el mundo que la llevaría a
desarrollarse —también en estas costas— en lo que Nikolas Rose
denomina ciencia social, social en tanto la psicología ha participado
fuertemente a través de todo el siglo XX en “construir la sociedad
en que vivimos y también el tipo de personas a las que nos hemos
convertido (...) [teniendo] un gran impacto social en la comprensión
y tratamiento de la angustia, en nuestros conceptos de normalidad
y anormalidad, en nuestras tecnologías de regulación, normaliza-
ción, corrección y reforma, en el cuidado infantil y la educación,
la publicidad, el marketing y las tecnologías de los consumidores
en el control de la conducta humana, del poder militar al indus-
trial” (Rose, 2008, pp. 155-156), y b) coextensivo a tal expansión
territorial y hermenéutica descubría —y profundizaba en algunos
casos— su implicación ético–política y su posible participación en

219
Gonzalo Salas (editor)

lo que Netto (2007) entre otros denominan —siguiendo la tradición


de la teoría crítica marxista— proyecto societario.
De la articulación de estos dos elementos emergentes deri-
vará el particular tratamiento que terminó teniendo la psicología
universitaria durante la dictadura y que en palabras de Juan Carlos
Carrasco derivó en el hecho que “fue muy castigada la psicología
como la sociología en nuestro medio, como las instituciones de
psicología y sociología que tenían que ver con la producción; [por-
que] nuestra producción era francamente opositora [al régimen de
facto], se hacía el análisis concretamente psico-social de lo que estaba
pasando y también albergando probablemente algunas cosas que
tenían que ver con la resistencia concreta... al avance de la dictadura
y lo que después fue el golpe de estado” (Oiberman, 2002, p.37).
Como recoge Baroni de un testimonio dado en entrevista:
“Fue un período difícil, del 68´ al 72´ fue un período muy bravo y
la Facultad de Humanidades fue una de las Facultades que se agitó
mucho durante ese período. Actividad por un lado política y por otro
lado de crítica en materia de Psicología. Nosotros, desde el ámbito
docente, tuvimos que responder a una demanda que se estaba dando
por parte de los estudiantes, porque naturalmente la psicología que
nosotros veníamos enseñando, era una psicología que no estaba de
alguna manera, adaptada o adecuada a las circunstancias concretas
que se estaban viviendo en ese momento. Por lo tanto, por un lado,
los estudiantes demandaban otra psicología, una psicología que
diera cuenta de los fenómenos que estaban pasando, por otro, la
demanda de asistencia psicológica había cambiado también, en el
sentido de que, bueno, se estaba produciendo ante todo fenómeno
represivo que se daba no solamente en los militantes políticos de
aquella época, sino también en el resto de la gente” (Baroni, 2005,
p.61). Esta situación deriva en la necesidad de reorientación política
y conceptual de la psicología que redunda en el desmantelamiento
en 1973 de la Licenciatura abierta desde 1956 en la Facultad de
Humanidades y Ciencias y la reapertura en 1975 del curso de
“Psicología Aplicada a la Infancia” en la “Escuela de Colaboradores
del médico” ubicada en el Hospital de Clínicas de la Universidad,
y la creación de la Escuela Universitaria de Psicología en 1978

220
Historias de la psicología en América del Sur

(Baroni, 2011; Scarlatta, 1998) pero que explicita la articulación


fuerte entre conocimiento, formación y trama social. Sin dudas el
doble movimiento de multiplicación de ofertas y de degradación
de las mismas respecto de los niveles académicos anteriores supone
por un lado la necesidad de regulación de contenidos y formatos
curriculares acordes al régimen, pero por otro lado y al mismo
tiempo destacan la potente pregnación que durante los primeros
tres cuartos de siglo logró la novel disciplina en la capacidad de
participación en los esquemas explicativos y operativos de la rea-
lidad contemporánea, pregnación que derivó en necesidad y que
los abordajes autoritarios del régimen fascista no pudieron resolver
con la mera extinción de la disciplina en el país.
Vueltos a la democracia en 1985 los intentos institucionales
tanto en los niveles de reorganización de las arquitecturas organiza-
cionales, como en el nivel de la conceptualización de las prácticas
estuvieron orientadas al logro de la restitución del estado — y
también del Estado— predictatorial. En este sentido podemos
decir que si bien la reapertura democrática trajo en el plano de las
arquitecturas organizacionales el proyecto inédito de un centro
único de formación universitaria en psicología —fusionando el
curso de Psicología Aplicada a la Infancia y la Escuela Univer-
sitaria de Psicología generada por las autoridades militares— en
términos de orientaciones técnico–profesionales de la disciplina
la variación fue mínima, concibiendo la formación en psicología
principalmente como formación para la actuación profesional en
un modelo clínico– terapéutico y de provisión liberal de servicios.
Será el recorrido primero del Instituto, asimilado a Facultad de
Psicología de la Universidad de la República —IPUR— y luego
de la Facultad de Psicología de la UDELAR a partir de 1994 el
que fuera acumulando perspectivas críticas las cuales posiblemente
recién se estén procesando en un sentido novedoso con el cambio de
la estructura docente transitado en 2011 y del Plan de Estudios de
la Licenciatura en Psicología durante 2013. Así, nos animamos a
decir que en el período postdictatorial supone un primer momento
de transición y recuperación histórica en el período 1985–2010
y un segundo momento de fuerte cambio paradigmático sobre

221
Gonzalo Salas (editor)

2010 y hasta la actualidad, posiblemente desencadenado por ele-


mentos políticos fuertes como a) la brutal crisis económica —de
reajuste capitalista— sufrida en el Uruguay en el año 2002, b) el
consecuente giro a la izquierda en la orientación de los gobiernos
nacionales desde el primer período post-crisis (2005) y que va por
la segunda administración del Frente Amplio, tradicional partido de
izquierda, c) algunos elementos de cambio ideológico respecto de la
concepción del estado —distante en mucho aspectos a la doctrina
noeoliberal— y que Moreira y Delbono (2010) han llamado como
la reemergencia de la cuestión social, y d) el reclutamiento e inte-
gración de la psicología y los psicólogos en esta nueva reingeniería
social– estatal. Sin duda este último elemento ha sido vital en las
últimas transformaciones organizacionales de la psicología tales como
la creación de institutos con fuerte énfasis en la investigación para
el nucleamiento del cuerpo docente de la Facultad, y el cambio de
Plan de Estudios de la Licenciatura, suponiendo un cambio en la
orientación y la concepción de la psicología y los psicólogos en el
compromiso del desarrollo nacional, el cual requiere desarrollo de
la disciplina en la producción de conocimiento psicosocial sobre
la realidad nacional y la formación de los cuadros profesionales
en más ámbitos de intervención que el espacio clínico–asistencial,
disputando y alterando esta vez los procesos de configuración de
la división social del trabajo principalmente en el campo de las
políticas públicas educativas y de asistencia y desarrollo social.

Consideraciones finales: El avance de las perspectivas críticas

Como ya hemos visto, tanto en el plano de la emergencia de las


primeras prácticas de intervención de la psicología en el Uruguay,
como en el campo de las prácticas de formación en psicología, la
consolidación y desarrollo de las mismas ha estado profundamente
mediado por los requerimientos funcionales del Estado Moderno
y sus tecnologías de gobierno.
Desde esta constatación y en articulación con enfoques
historiográficos que tomaban los planteos de Nietzsche y Foucault
en cuanto al trabajo genealógico, se fueron sentando las bases

222
Historias de la psicología en América del Sur

para la construcción de una matriz desde la que surgen enfoques


críticos con respecto a anteriores propuestas y se definen de esta
manera por sus actores; pertenecientes todos al curso de Universi-
dad e Historia de la Psicología en el Uruguay: “Con respecto a las
construcciones históricas del pensamiento y a los modos en que
nos situamos frente a ellas, en un primer momento utilizábamos
la construcción histórica —o el contexto — para hacer emerger
un enunciado o una práctica, que era lo que aparecía como figura
frente al contexto. En un segundo momento iniciamos un viraje
que tiene que ver con presentar las condiciones de producción
del pensamiento y las prácticas; no solamente del pensamiento
histórico o de ciertas prácticas en psicología, sino dentro de esa
discursividad, algunos implícitos, relacionados con hacer emerger
el acontecimiento” (Chavez y cols, 2005, p.16).
Tal definición surge no solo de la crítica a modos o enfoques
historiográficos precedentes, sino a partir de la reflexión sobre la
implicación en la producción histórica y sobre todo a los “modos
de pensar y hacer la práctica psicológica”, por lo cual nuestro tra-
bajo sobre la historia de la psicología, se volvió una práctica ética,
estética y política ligada a las prácticas actuales.
Desde este dispositivo surgen líneas de trabajo sobre lo his-
tórico que componen nuevas aristas en las perspectivas o enfoques
historiográficos, un primer avance es el artículo de Enrico Irrazabal
La clínica inmovil. El pasado de la verdad de la psicología en el Uruguay
(2005) donde se abordan las primeras prácticas de la psicología
desde la concepción focaultiana de biopolítica. Este artículo es
el primer aporte desde esta perspectiva e inaugura un proceso de
producciones que permanece en la actualidad y se componen de
propuestas que enfatizan diversos aspectos del objeto de estudio
y del enfoque propuesto. Por un lado una línea que propone una
consideración más sofisticada y rigurosa de una definición analítica
del estado como actor y como espacio (Evans, 1996; Poulantzas,
1980), y de su participación en la distribución de poder, partici-
pación en la lucha de clases y la consiguiente reproducción —o
transformación— social (Poulantzas, 1980).
Se suma la propuesta que articula los estudios actuales de

223
Gonzalo Salas (editor)

gubernamentalidad y estudios sociales en Ciencia y Tecnología


(Chavez, 2013). Tomando las producciones actuales del grupo de
“Historia del presente” (Grinberg, 2006) relacionado a los desa-
rrollos en torno a la noción de gubernamentalidad (Dean 1999;
Rose 1998, 1999) y la vinculación de las prácticas psicológicas a
los componentes de las racionalidades políticas traducidas a través
de las tecnologías de gobierno en los universos existenciales de la
población. Los estudios en Ciencia, Tecnología y Sociedad —CTS—,
nos permiten entender las prácticas “psi” como componentes de
redes sociotécnicas, redes que se componen de relaciones sociales,
humanas, procedimientos, instrumentos, espacios; ensambles hí-
bridos de dispositivos, tecnologías y subjetividades (Rose, 1998).
El enfoque historiográfico que vamos construyendo opera
como un dispositivo que no solo visibiliza y permite producir
múltiples historias de la psicología, sino que para nosotros, trabaja
sobre la actualidad, sobre las líneas históricas que se actualizan en
el acontecimiento estudiado en el presente. A su vez opera como
analizador de nuestras prácticas historizantes, de nuestros modos
de hacer y pensar las historias de las prácticas “psi”; una práctica
historizante definida estratégicamente desde dimensiones éticas,
estéticas y políticas que se traducen en sus productos y que no solo
refieren a modos de intervención sino que expresan, transmiten
y producen modelos subjetivos en cada acción. El estudio de las
dimensiones históricas y políticas que fundamentan las prácticas
en el campo de la psicología nos sitúa frente a la interrogante sobre
los modos en que se ha configurado y seguimos construyendo el
“quehacer del psicólogo”. Incluir en este abordaje el encuentro de
dos dimensiones temporales; lo pasado y lo actual, brinda al aná-
lisis de las prácticas un nivel de historicidad que no se agota en el
pasado sino que se actualiza permanentemente en la inmanencia de
las prácticas. La posibilidad de pensar la actualidad del “quehacer”
reconociendo su historia nos habilita a pensar nuestra práctica como
una producción socio-histórica, implicada con su tiempo y alejada
de la idea de “neutralidad científica” (AA.VV, 2011).

224
Historias de la psicología en América del Sur

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226
Otras historias
de la psicología

(Parte 2)
CAPÍTULO 10

Informes norteamericanos sobre la Psicología en


América del Sur anteriores a 1950

Hugo Klappenbach
Universidad Nacional de San Luis
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

Las relaciones políticas y culturales entre Estados Unidos y América


Latina nunca fueron sencillas. Los adjetivos calificativos con los
que se ha caracterizado las relaciones de Estados Unidos con dife-
rentes países de la región son por demás elocuentes: las relaciones
de Estados Unidos con Cuba han sido consideradas “trágicas”,
con Argentina “conflictivas”, con México “difíciles”, con Chile
“antagónicas” (Pach, 1994).
Juan José Arévalo, doctorado en ciencias de la educación
en la Universidad Nacional de La Plata, en Argentina y Presidente
progresista de Guatemala luego de la caída de la dictadura de
Ubico, antecesor de Jacobo Arbenz en la presidencia de aquel país,
describió la fábula del tiburón y las sardinas para referirse a las re-
laciones entre Estados Unidos y los países latinoamericanos: “para
un tiburón, como para un búfalo, un impulso es una necesidad y
una necesidad es una orden” (Arévalo 2005, p. 33).
En esa dirección, desde fines de la Segunda Guerra Mun-
dial, las relaciones entre Estados Unidos y América Latina se irían
deteriorando de manera creciente y constante. En el ámbito del
Caribe, tres de los cuatro procesos reformistas iniciados entre 1930
y 1940 tuvieron un trágico desenlace, en buena medida debido a la
política exterior norteamericana: Rómulo Gallegos fue derrocado
en Venezuela en 1948; Carlos Prío Socarras en Cuba en 1952 y

228
Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954 (Camero-Guevara, 2003).
La intervención en Santo Domingo en 1965 y el apoyo abierto o
encubierto a las dictaduras militares que asolaron el cono sur del
continente en la década de 1970 fueron la expresión, al menos en
parte, de la política exterior norteamericana, sustentada en su hege-
monía política, económica y militar en la región la cual, en buena
medida se prolongó hasta el final de la guerra fría (Lowenthal, 2006).
Más aún, inclusive cuando el militarismo en América latina,
desde las intervenciones militares en Chile de 1924 en adelante,
responden a complejas variables, muchas de ellas internas, no
puede desconocerse que el afianzamiento de la vía democrática y
su contracara, el desprestigio de la alternativa militar en América
Latina en las últimas décadas del siglo XX en buena medida también
se deben a la política exterior pro-democrática de Estados Unidos
(Paramio, 2001).
En un contexto como el esbozado, los estudios sobre América
Latina en los Estados Unidos anteriores a la Segunda Guerra Mun-
dial, estuvieron dominados por la indiferencia y condescendencia
hacia la región: “The historical perception of Latin America in the
United States was long dominated by the views of nineteenth-century
scholar William Prescott (...) Between Prescott’s time and World
War II, historical writing on Latin America was generally unexciting,
conducted in an atmosphere of condescension by US. intellectuals
toward Latin America that paralleled the relentless spread of US.
military and economic influence in the region. A few dedicated
scholars were at work, such as Edward Gaylord Bourne, Herbert
Eugene Bolton, and —primarily after 1945— Arthur Whitaker and
Frank Tannenbaum. But they labored in an ambiance of general
scholarly indifference toward Latin America in which few univer-
sity courses were offered, few graduate students were trained, and
limited research resources were available” (Skidmore, 1998, p. 106).
No obstante ello, también se ha observado que Estados
Unidos se interesó en América Latina por dos razones. La primera,
porque América Latina constituía su “patio trasero”. La segunda,
porque Estados Unidos vio en América Latina un laboratorio para
el desarrollo de sus políticas y proyectos (Ish-Shalom, 2006). Espe-

227
Gonzalo Salas (editor)

cialmente entre 1933 y 1945 Estados Unidos desplegó una política


conocida como de “buena vecindad” hacia América Latina promo-
vida por Roosvelt (Friedman, 2003; Ish-Salomon, 2006). En dicho
período, inclusive desde un año antes, la psicología norteamericana
evidenció un primer interés por la psicología latinoamericana que
se evidencia en tres Informes, aun cuando el primero fuera más un
registro que un informe (Beebe-Center y Mc Farland, 1941; Hall,
1946; Murchison, 1932).

América del Sur en el Psychological Register

En realidad un año antes, ya Murchison (1887-1961), en el ter-


cer volumen del Psychological Register demostró interesarse por la
psicología en América Latina en el contexto de su interés en los
aportes internacionales a la disciplina. Más aún, aquel volumen
fue el resultado de un trabajo que dirigió Carl Murchison en la
Clark University y que contó con aportes de colegas destacados de
cuarenta países, entre ellos, cuatro de América Latina. En efecto,
fueron editores asociados Enrique Mouchet de Argentina, Henrique
de Brito Belford Roxo de Brasil, Julio Endara de Ecuador y José
Carlos Montaner de Uruguay (Murchison, 1932).
Murchison ha sido reconocido como uno de los notables
editores de la psicología en Estados Unidos. Por una parte, fue
editor de cinco revistas, continuadas inclusive cuando abandonó
la Universidad de Clark en 1936: Journal of Genetic Psychology,
Genetic Psychology Monographs, Journal of General Psychology —en
co-edición con Titchener—, Journal of Social Psychology —junto
con John Dewey— y el Journal of Psychology. Por otro lado, fue el
editor de publicaciones de gran impacto como los primeros tres
tomos de A history of Psychology in Autobiography, las compilacio-
nes Psychologies of 1925 and Psychologies of 1930, los manuales A
Handbook of General Experimental Psychology y A Handbook of
Social Psychology y el monumental Psychological Register (Nafe,
1961; Thomson, 2000). La labor de Murchison volvió a colocar
al Departamento de Psicología de Clark en el lugar de prestigio
que había adquirido en los tiempos de Stanley Hall. Entre 1925 y

228
Historias de la psicología en América del Sur

1935 Clark vivió una “década mágica”, capaz de combinar enfoques


conductistas con Hunter, gestálticos con Köhler y estructuralistas
con Nafe (Koelsch, 1990).
En ese contexto, Clark University Press publicó el ambicioso
volumen 3 del Psychological Register. En realidad, la pretensión
de la obra era únicamente brindar un índice de los “registros bi-
bliográficos y acádemicos completos de los individuos”, los cuales
totalizaban 2400 psicólogos (Murchison, 1932, p. ix). La inclusión
de la producción psicológica de cuatro países de América Latina,
de cuarenta países en total, le otorgaba al registro una dimensión
internacional de envergadura.
No resultaría sencillo extraer un panorama de la psicología
en América del Sur de esos registros. Con todo, hay un primer
rasgo que sobresale de la lectura de los registros de los 32 autores
de la región, 7 de Argentina, 14 de Brasil, 4 de Ecuador y 7 de
Uruguay. En efecto, aun cuando la psicología se recortaba a partir
de tres campos principales, la medicina, la educación y la filosofía
(Ardila, 1986), la muestra seleccionada de América del Sur en el
Psychological Register permite apreciar el mayor peso de los dos
primeros, y en algunos casos, como Brasil sobre todo del primero.
En esa dirección, merece detenerse en la selección que rea-
lizaron los editores asociados para la inclusión en el Psychological
Register. En el caso de Brasil, por ejemplo, la mitad de los 14 nom-
brados pertenecían al Laboratorio de Psicología de la Colonia de
Psicopathas no Erigembro do Dentro, liderados por el psicólogo
de origen polaco Waclaw Radecki: Silvia Bretas, Jaime Grabois,
Agnello Ubizara Rocha, Halina Radecka, Lucilla Tavares y Nilton
Campos (Foradori, 1954), situación que también llamó la atención
de Beebe-Center y McFarland (1941). También resulta llamativo
que de esos 14 autores, otra vez la mitad no han sido considerados
en el Diccionario Biográfico de Pioneros de la Psicología en Brasil
(Campos 2001). Por otro lado, trece de los mencionados en el
Psychological Register, acreditan vinculación con el campo de la psi-
copatología o la medicina, sesgo que seguramente puede atribuirse
al perfil del propio editor asociado de la obra, Henrique de Brito
Belford Roxo, un conocido psiquiatra, incluido Plinio Olinto, aun

229
Gonzalo Salas (editor)

cuando se mantuviera alejado del grupo de psiquiatras nucleados


en torno a Radecki (Penna, 2001). Más aún, el único que puede
considerarse por fuera del campo médico, sería Lourenço Filho
quien sin embargo también había iniciado estudios de medicina
que finalmente no concluyó (Roxo, 1932).
En el caso de los exponentes de Argentina, aun cuando
sorprenda la ausencia de Alberini, en ese momento profesor de
uno de los dos cursos de Psicología en la Universidad de Buenos
Aires, puede advertirse un equilibrio mayor. Entre los siete auto-
res incluidos se encuentra el grupo más significativo de La Plata,
habitualmente relacionado con el campo de la educación, y donde
se fueron incluidos Víctor Mercante, Alberto Palcos y Rodolfo
Senet. Y al lado del grupo más relacionado al origen médico como
Beltrán, Loudet o el propio Mocuhet, autor del registro, también
se lo incluyó a Carl Jesinghaus identificado con el campo de la
ascente psicotecnia (Mouchet, 1932).

El Informe de Beebe Center y McFarland

En 1941, John Gilbert Beebe-Center y Ross McFarland publi-


caban en el Psychology Bulletin un informe sobre la psicología en
Sud-América. Beebe-Center (1897-1958) se había formado en
instituciones educativas de Francia, Alemania y Estados Unidos.
El padre de Beebe-Center, Cyrus Beebe falleció cuando John tenía
apenas cuatro años de edad y su madre se casó con su segundo
esposo, Edward Center, de quien Beebe-Center tomó el segundo
apellido (Boring, 1959). La madre y su padre adoptivo se mudaron
tempranamente a Francia y Beebe-Center creció en un ambiente
trilingüe, facilitador de una cultura internacional. Cuando obtuvo
su doctorado en Harvard, en 1926, se trasladó un año a Berlin, en
aquel momento la capital de la escuela de la Gestalt (Murray, 2000).
En una carta dirigida años más tarde al propio Köhler solicitando
autorización para incluir una imagen de Köhler en una de sus obras,
Beebe-Center evidencia un trato familiar con el psicólogo alemán
(Beebe-Center, 1932a). Y aun cuando los Archivos no conservan
la respuesta de Köhler, la misma debió de ser favorable, ya que la

230
Historias de la psicología en América del Sur

imagen efectivamente fue publicada en la página 198 del libro The


psychology of pleasantness and unpleasantness (Beebe-Center, 1932b).
Beebe-Center recibió su Bachellor en Harvard en 1921 y
finalmente su doctorado en 1926 en la misma universidad. En 1923
Beebe-Center fue nombrado Profesor Asistente en Harvard donde
conocería a Boring, el recordado historiador de la psicología y quien
escribiría una necrológica a su muerte (Boring, 1959). Alli llegaría
a ser Profesor Asistente en 1923, Instructor en 1927 y finalmente
Lecturer en 1935 (Boring, 1959).
Por su parte, Ross Armstrong McFarland (1901-1976) re-
cibió su Bachellor en Arts en la Universidad de Michigan y luego
su Ph.D en Psicología en Harvard en 1928 (Hoffman y Ritchie,
1987; Stoudt, 1980). McFarland visitó la India y la Unión Sovié-
tica en donde se encontró con el escritor H. G. Wells y su hijo
George Philip Wells. Su experiencia derivó en uno de los estudios
sobre la psicología aplicada a la industria en la Unión Soviética
en publicaciones norteamericanas (Schultz y McFarland, 1935).
Entre 1930 y 1934 frecuentó la Escuela de Ginebra en Suiza
(Hoffman y Ritchie, 1987). En 1935 viajó al sur de América Latina
donde participó de una expedición de diez científicos destinada a
estudiar los resultados de la altitud y a comparar con los resulta-
dos con los de personas nativas de zonas andinas de altura. Esos
estudios dieron lugar a cuatro artículos publicados en el Journal of
Comparative Psychology (McFarland, 1937a, 1937b, 1937c, 1937d).
Asimismo, estudió las condiciones del ascenso rápido al cruzar Los
Andes y posteriormente fue contratado por Panam para el estudio
de la fatiga en pilotos de aviación.
Puede apreciarse que los dos autores de aquel informe estaban
inmersos en una cultura ampliamente internacional. Desde esa
perspectiva, no sólo pudieron analizar el desarrollo de la psicología
en América del Sur, sino también las causas de la falta de indepen-
dencia de la psicología en la región. Beebe-Center y McFarland
reparaban que aun cuando existieran numerosas revistas de “psico-
logía anormal, psicología educacional, neurología y criminología”
no había ninguna revista de psicología general (Beebe-Center y
McFarland, 1941). En su opinión ello era una consecuencia de

231
Gonzalo Salas (editor)

la influencia en la región del pensamiento positivista francés, ya


que, como argumentaba Lévy-Brühl, en la filosofía de Comte, los
fenómenos de la psicología debían ser estudiados por la fisiología
o por la sociología (Levy-Brühl, 1913).
Desde ese marco, Beebe-Center y McFarland analizan la
creación del primer Laboratorio de Psicología Experimental en el
continente, fundado por Horacio Piñero en 1899. Los autores del
informe subrayaban que “Piñero no era un psicólogo académico”
(Beebe-Center y McFarland, 1941, p. 628), de la misma manera
que el representante de Argentina al V Congreso Internacional
de Psicología, celebrado en Roma en 1905, José Ingenieros, era el
editor de los Archivos de Psiquiatria y Criminologia y organizador
de un Instituto de Criminología.
Otra consecuencia del positivismo fue que ante la dificultad
por investigar algunos temas con técnicas de laboratorio, los mismos
fueron dejados a cargo de personas del campo de la filosofía, lo
cual terminó por fortalecer la psicología filosófica (Beebe-Center
y McFarland, 1941).
El Informe posteriormente señala las principales tendencias
en distintos países, aunque solamente cuatro países son analizados
con mayor detalle: Argentina, Brasil, Chile y Perú. En realidad la
mayor extensión está dedicada a la psicología en Brasil y es muy
breve la referencia a Chile. Igualmente el resto de los países son
incluidos en el apartado “Otros países sudamericanos”.
Sobre el desarrollo en Argentina, el Informe describe los
principales laboratorios y señala la subordinación de uno de ellos a
la clínica psiquiátrica —el Laboratorio de Psicología Experimental
del Instituto de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Rosario—.
El informe sintetiza los aportes de Enrique Mouchet, José
Luis Alberti, Juan Ramón Beltrán, Osvaldo Loudet, Julio d’Oliveira
Estevez, Alfredo Palacios y de dos españoles relacionados con la
psicología argentina del momento, Emilio Mira y López y Gregorio
Marañón. El Informe no realiza una ponderación o análisis de los
mismos. De Mouchet, el Informe se apoya en la caracterización
realizada por Italo Américo Foradori, quien reconoce la amplitud con
la cual Mouchet organizara el Instituto de Psicología, reconociendo

232
Historias de la psicología en América del Sur

la efectividad relativa de distintos métodos: experimental, patológi-


co, genético, de introspección experimental y hasta psicoanalítico
(Beebe-Center y McFarland, 1941). Algunos estudios relaciona-
dos con la selección de pilotos en la obra de Oliveira Esteves son
mencionados, tanto como la obra pionera de Alfredo Palacios en
relación con el estudio de la fatiga en los establecimientos fabriles.
En el caso de Brasil, se remarca que los dos principales
laboratorios de psicología se encuentran dentro de instituciones
psiquiátricas, un tema que va a ser constante en el Informe de este
país. Los autores destacaron el papel de Austregesilo, posiblemente
“uno de los psiquiatras de Brasil que más ha contribuido a la psi-
cología” (Beebe-Center y McFarland, 1941, p. 639).
Aun cuando se mencionan 10 cátedras de psiquiatría en
Brasil, el informe reconoce que en San Pablo se había organizado
en la Escuela de Filosofía, Ciencia y Letras de la Universidad de
San Pablo. Se destaca el papel de Waclaw Radecki y de los mismos
autores que había registrado el texto de Murchison y en particular
la obra de Nilton Campos y de Figuerredo Sampaio. Los autores
reconocen el papel de instituciones aplicadas y en ese contexto,
además de las propias médicas vuelve a adquirir relevancia el la-
boratorio montado en el ejército para entrenamiento y selección
de pilotos, bajo la dirección de Godinho dos Santos y de A. Bretas
en los aspectos psicológicos. Se subrayaba la influencia francesa
en los tests usados y el enfoque comprehensivo desde las “variadas
funciones sensitivas involucradas en el vuelo, especialmente tiempo
de reacción, percepción de cambio en la posición corporal, agudeza
visual, percepción de profundidad y agudeza auditiva, así como
tiempos de reacción simples y complejos y funciones mentales más
complejas” (Beebe-Center y McFarland, 1941, p. 635, la traducción
es mía). Asimismo, los autores reconocen el enfoque integral en
el tema de la medicina aeronáutica que articula en conjunto las
perspectivas de la “medicina clínica, la oftalmología, neurología,
psiquiatría, fisiología y psicología experimental” (Beebe-Center y
McFarland, 1941, p. 636, la traducción es mía).
El informe también destaca los aportes de la psicología social
y aplicadas a la política destacando muy especialmente el trabajo

233
Gonzalo Salas (editor)

de Nina Rordigues y sobre todo de Arturo Ramos con enfoques


próximos al psicoanálisis. Finalmente, el Informe repara en los aportes
a la psicología educacional donde se destacan las contribuciones de
Lourenço Filho y Helena Antipoff y de la psicofisiología, donde
sobresale la obra de Nelson Chaves. El Informe incorpora datos
cuantitativos para evidenciar que en la Revista de Neurologia e
Psychiatria de Sao Paulo, dedicada a neurología clínica y psicología
jurídica, predominaron en 1938 y 1939 las reseñas relacionadas con
libros o artículos de revistas en francés, tanto como libros recibidos.
En el caso de Chile, el Informe destacaba que el autor “más
conocido” probablemente fuera Enrique Molina Garmendia, en
realidad un profesor de filosofía conocido en Estados Unidos.
Asimismo, se destacan los aportes desde el campo de la psiquiatría,
especialmente a partir de la designación de Augusto Orrego Luco
en la cátedra de Enfermedades Nerviosas y Mentales de la Escuela
de Medicina en Santiago. Así se repara en los aportes de Joaquín
Luco, Arturo Vivado y Oscar Fontecilla quien creara en 1935 la
Revista de Psiquiatria y Disciplinas Conexas, la única en el campo
de la neuropsiquiatría chilena (Beebe-Center y McFarland, 1941).
El Informe repara en otros aportes pero resulta llamativa la
omisión de los primeros laboratorios de psicología experimental
en el país y de los aportes de Schneider y Mann, dos discípulos de
Wundt y figuras relevantes en los orígenes de la psicología en Chile
(Salas y Lizama, 2013; Winkler, 2007).
En el análisis de Perú, el Informe repara en la larga tradi-
ción de la Universidad Mayor de San Marcos, la más antigua en
la región, tanto como en las necesidades de estudios psicológicos
relacionados con cuestiones prácticas. Señala la envergadura de la
obra de Walter Blumenfeld, tanto en su producción en Alemania
como en el Perú, más ligada a la psicotecnia. De la misma mane-
ra, repara en la obra de Honorio Delgado y en menor medida de
Gutiérrez Noriega. Posteriormente, los aportes de Julio Endara en
Ecuador y de Manuel Riquelme en Paraguay son luego analizados.
El Informe de Beebe-Center y McFarland es indudablemente
desparejo. Con todo, repara en tendencias y en interpretaciones
que no estaban presentes en el Psychological Register. En particular,

234
Historias de la psicología en América del Sur

los autores reparan adecuadamente en el interés utilitario de la


psicología en la región:
“Existe en la psicología sudamericana un fuerte énfasis en la
utilidad. Allí, la investigación psicológica se lleva a cabo con la mirada
puesta en la resolución de acuciantes problemas humanos más que
por el mero avance del conocimiento científico” (Beebe-Center y
McFarland, 1941, p. 646, la traducción es mía).
Las conclusiones asimismo remarcan las limitaciones idio-
máticas para el conocimiento en Estados Unidos de la psicología
producida en América del Sur. Pero sobre todo, los autores reparan
en la importancia de que las bibliotecas norteamericanas incorporen
libros y publicaciones periódicas del sur del continente. En esa
dirección el Informe concluye con una amplia bibliografía y con
dos apéndices. El primero, un listado de publicaciones periódicas
relacionadas con psicología en Argentina, Brasil, Chile, Colombia,
Ecuador, Perú y Uruguay. El segundo, un listado de psicólogos de
los mismos países a los que se agregan Bolivia y Paraguay (Bee-
be-Center y McFarland, 1941).

El informe de Margaret Hall

Si bien Margaret E. Hall (1905-1983), también conocida como


Margaret E. Hall Powers o Margaret Hall Powers (Fagan, 1996) no
acreditaba la trayectoria internacional de Beebe-Center o McFar-
land, ella había estudiado un año en Alemania, luego de obtener
su Bachellor en Arts en la Universidad de Wisconsin en 1927.
Obtendría su Master en Sciences en la Universidad de Chicago en
1931 y su Ph.D en la Universidad de Iowa en 1938 en psicología
clínica y trastornos del habla (Mullen, 1983). Por otro lado, desti-
naría un año entero entre 1944 y 1945 a visitar los diez países de
América del Sur (Hall, 1946) y dominaba el alemán y el castellano
(Mullen, 1983). Margaret Hall se desempeñó entre 1939 y 1968
en el Chicago Board of Education. Primero, entre 1939 y 1948 en
el Bureau of Child Study. Entre 1948 y 1956, fue Directora de la
Division of Speech Correction y entre 1956 y 1968, Directora del
Bureau of the Physically Handicapped (Mullen, 1983). Fue Presidente

235
Gonzalo Salas (editor)

de la Division of School Psychologists de la American Psychological


Association entre 1947 y 1948 (Hall, 1949).
El Informe Hall insiste en la falta de “independencia profe-
sional” de la psicología en América del Sur, tanto como la ausencia
de carreras en dicho campo y reiterando que: “The people now
teaching and practicing psychology come mainly from three pro-
fessional fields, medicine, pedagogy and philosophy. These fields
determine their basic training and continue later to determine their
professional orientation” (Hall, 1946, p. 441).
En la misma dirección, Margaret Hall subraya que, de acuerdo
con los estándares de formación de los Estados Unidos, no existían
psicólogos en América del Sur con la excepción de algunos pocos
psicólogos europeos radicados en la región a algunos pocos que
obtuvieron una formación en el extranjero. La organización del
Informe está estructurado por la exposición país por país, dentro
de los que se divide la exposición del desarrollo académico de la
disciplina por una parte y de la aplicación práctica por la otra, a la
que se le dedica mayor atención. Margaret Hall justifica ese mayor
énfasis al escaso desarrollo académico y a la falta de una tradición
continua en dicho campo, razón por la cual muchos académicos
abordan la enseñanza de algún curso de psicología para luego
abandonarlo algunos pocos años después.
En el caso de Argentina, desde el punto de vista de la ense-
ñanza, el Informe analiza cinco centros universitarios con desarrollos
en psicología: la Universidad Nacional de Cuyo, la Universidad
Nacional de Córdoba, la Universidad de Buenos Aires, la Univer-
sidad Nacional de La Plata y la Universidad Nacional del Litoral.
Hall destaca la trayectoria de Horacio Rimoldi —Universidad
de Cuyo— quien había estudiado muchos años en Inglaterra,
con Spearman por ejemplo. Resulta interesante constatar que, de
acuerdo al testimonio autobiográfico del propio Rimoldi, la visita
de Margaret Hall le posibilitó viajar al Psychometric Laboratory de
la Universidad de Chicago, donde Thurstone dirigió su tesis doc-
toral: “Y llegó el año l946, año de muchas memorias para recordar,
cuando me alejé del país. Para ese entonces había incrementado
mis conocimientos en matemática y en análisis factorial y gracias a

236
Historias de la psicología en América del Sur

la visita que hizo al Instituto la Dra. M. Hall, que fuera Directora


del Board of Education de la ciudad de Chicago y al interés que
ella y otras autoridades de la Universidad de Chicago mostraran
por nuestra labor, establecí contacto directo con ese extraordinario
maestro que fue L. Thurstone...” (Rimoldi, 1995, p. 283).
El Informe también repara en el quiebre institucional que se
había producido en el Instituto de Psicología de la Universidad de
Buenos Aires, ya que se había alejado Mouchet, “un sobresaliente
contribuyente a la psicología” pero su cargo aún no se había cubierto
(Hall, 1946, p. 443). Asimismo, se destaca el aporte de la Universi-
dad Nacional de La Plata a la psicología educacional y la existencia
de un grupo activo en psicoanálisis en la ciudad de Buenos Aires.
Margaret Hall es fuertemente crítica de las aplicaciones de
la psicología en Argentina. Destaca que no existía ningún progra-
ma en el área de Educación destinada a medición o estudios de
niños. No obstante ello, el Informe subraya varias actividades e
instituciones. En primer lugar, destaca el papel de Carolina Tobar
García como también que “Buenos Aires cuenta con uno de las
clínicas de orientación infantil más importante de Sud América,
el Centro de Psicología y Psiquiatría Infantil” que dirigía Telma
Reca, una pediatra que había obtenido cierto entrenamiento en
Estados Unidos (Hall, 1946, p. 444). De la misma manera destaca
el papel del Instituto de Orientación Profesional del Museo Social
Argentino dirigido en ese momento por Gregorio Fingerman, la
Liga Argentina de Higiene Mental, la sección de niños del Depar-
tamento de Psiquiatría de la Universidad del Litoral en Rosario y
varias instituciones privadas.
El Informe lamenta el escaso desarrollo de cuatro países:
Bolivia, Colombia, Paraguay y Venezuela. En el caso de Bolivia,
sólo se destaca el aporte académico de la Escuela Nacional de
Maestros en Sucre, dirigida por Alfredo Vargas. Por su parte, en
el campo aplicado, el Informe destaca que solamente se desarrolla
en el Departamento Pedagógico del Ministerio de Educación, en
donde se menciona el rol del Profesor Guido Villa Gómez.
En el caso de Colombia, se destaca la carencia tanto del
desarrollo académico como aplicado. Del primero, solo destaca el

237
Gonzalo Salas (editor)

laboratorio existente en la Escuela Normal Superior, dirigido por


Luis Alejandro Vargas y la enseñanza de psiquiatría por parte de
Francisco Socarras. No obstante se analiza en términos elogiosos
la Sección de Psicotécnica que en 1939 había instalado Mercedes
Rodrigo en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional
de Colombia en Bogotá.
En Paraguay, además de la enseñanza de psiquiatría, recien-
temente se habían iniciado cursos de Psicología en la Facultad de
Humanidades de la Universidad Nacional de Paraguay, para lo cual
durante dos años se había contratado a Noemy da Silveira Rudolfer
de la Universidad de San Pablo. En el campo aplicado, el único
desarrollo se limitaba al campo psiquiátrico.
Por su parte, en Venezuela casi no existía enseñanza de
psicología. Solamente se enseñaba psiquiatría por parte de Raúl
Ramos Calles quien se había formado en la Phipps Clinic y en el
Instituto Nacional de Pedagogía de Caracas existía un curso de
psicología general que dictaba un psiquiatra español José Ortega
Duran. En cambio había un mayor desarrollo en el campo aplica-
do. Existía la Casa de Observación de Menores que recibía niños
delincuentes a través de la Corte Juvenil, que eran estudiados por
una trabajadora social, una psicóloga, Rosa Padlina Franzetti y por
Rafael Vegas, psiquiatra y Ministro de Educación. Algunos niños
eran derivados al Instituto de Preorientación, una granja cercana a
Caracas. Asimismo existía el Instituto de Higiene Escolar dirigido
por Ortega y Durán, quien al mismo tiempo había recibido entre-
namiento en psicología y psiquiatría y había dirigido un instituto
de psicología en Barcelona, quien era asistido por otro psiquiatra
español Sánchez Martín y por Anita Arraiz. El Informe no señala
que Ortega y Durán había sido discípulo de Mira y López y que
gracias al apoyo de éste último, Cristina Sánchez, esposa de Ortega
y de nacionalidad venezolana, pudo salir de España hacia Francia
para reunirse con Ortega y Durán y desde allí partir a Venezuela
(Grases-Galofre, 2009).
En el caso de Brasil, el estudio menciona su desarrollo en
diferentes centros universitarios: la Universidad de San Pablo —que
considera la universidad con mejores instalaciones para el estudio

238
Historias de la psicología en América del Sur

de la psicología en toda América del Sur—, Universidad de Porto


Alegre y la Universidad de Rio de Janeiro.
Por otra parte, el estudio destaca el desarrollo de la psico-
logía aplicada en Brasil, tanto en San Pablo, donde se destaca la
Clínica de Orientación Infantil de la Sección de Higiene Mental
Escolar y varios institutos relacionados con la niñez y juventud,
tanto como en el campo de la asistencia psiquiátrica. Margaret
Hall destaca asimismo que Brasil era el único país de Sudamérica
con desarrollos en la psicología industrial, personal y orientación
vocacional, debido al carácter industrial de una ciudad como San
Pablo. También analiza el desarrollo de la psicología aplicada en
Rio de Janeiro: el Instituto Nacional de Estudios Pedagógicos,
bajo la dirección de Lourenço Filho, a quien considera “la figura
que se destaca en la psicología educacional en Sud América” (Hall,
1946, p. 449). El Informe agrega también la División de Enseñanza
Industrial del Ministerio de Educación y Salud, en donde se des-
empeñó un psicólogo de Estados Unidos, Otto Schlessinger, y el
Departamento Nacional de Infancia, cuya organización considera
análoga con las Oficinas de Niños en el Departamento de Trabajo
en Estados Unidos, y dirigido por Olinto de Oliveira. Margaret
Hall destaca también los aportes de Helene Antipoff y de diversos
institutos entre ellos la Fundación Getulio Vargas.
El Informe recalca que en Chile el mayor desarrollo académico
estaba relacionado con la Universidad de Chile en Santiago. Allí,
existía el Instituto Pedagógico en el cual enseñaba Irma Salas, quien
había recibido un Ph.D en la Universidad de Columbia. Dentro
de esa institución, se había organizado el Instituto de Psicología
dirigido por Abelardo Iturriaga, el cual editaba una publicación
irregular, los Archivos del Instituto de Psicología. También se informa
el rol del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina
de la misma universidad, en la cual se destacaban Arturo Vivado
e Ignacio Matte, quien se había formado en la Phipps Clinic de
John Hopkins University. Igualmente, se analizaban cinco cursos
en psicología que se impartían en la Universidad de Concepción
y varios cursos en la Universidad Católica de Chile.
En relación con la psicología aplicada, la misma ha sido

239
Gonzalo Salas (editor)

desarrollada por organismos del Estado: la Escuela de Desarrollo,


dirigida por Juan Sandoval y dependiente del Ministerio de Educa-
ción. También se destacan institutos como la Casa de Menores y la
Escuela Politécnica, entre otras, a la cual se agrega una institución
privada, la “Ciudad del Niño”, donde se desarrolló la psicóloga
española Matilde Huici. Considerando que el Informe destaca la
labor de aquellos que habían obtenido su formación en Estados
Unidos o en menor medida en Inglaterra, llama la atención que no
se mencione que Matilde Huici había estudiado en Estados Unidos
(García-Colmenares, 2008).
En el caso de Ecuador, también se subrayan las limitaciones
del desarrollo. Académicamente, el Informe señala al Instituto
Superior de Pedagogía y Letras de Quito donde Edmundo Carbo
enseñaba psicología, el Instituto Nacional Mejía donde existía un
laboratorio de psicología y donde Gerardo Larrea enseñaba psico-
logía como parte de las ciencias biológicas. Asimismo, destaca la
enseñanza de psiquiatría en la Universidad Central de Ecuador en
Quito, a cargo de Julio Endara y Jorge Escudero. En el dominio de
la psicología aplicada, se destaca el Servicio de Estudio Psiquiátrico
del niño delincuente dentro del Policlínico. La Escuela Americana
de Quito poseía una psicóloga part-time, Carlota de Garcés.
Relacionado con Perú, el Informe subraya la enseñanza en
varios institutos de la Universidad de San Marcos en Lima, a la
que considera “la más antigua del hemisferio occidental” (Hall,
1946, p. 455). Se destaca la enseñanza de dos cursos de psicología,
Psicología General y Psicología Experimental por parte de Walter
Blumenfeld, también director del Laboratorio de Psicología Ex-
perimental. También se refiere al trabajo de otro psicólogo alemán
Hans Hahn, quien enseñaba dos cursos de psicología en la Facultad
de Ciencias Económicas. En relación con la enseñanza psiquiátrica,
el Informe considera que Honorio Delgado “probablemente sea el
psiquiatra más conocido e influyente de América del Sur” (Hall,
1946, p. 455). Se destacan enseñanzas en otras universidades y en
instituciones pedagógicas.
En cuanto a la psicología aplicada, el Informe destaca que
el Instituto de Biología Andina es famoso, y dentro de él existía

240
Historias de la psicología en América del Sur

un Laboratorio de Psicología Experimental dirigido por Hans


Hahn. También se destaca el Instituto Psicopedagógico Nacional
dirigido por Luis Guerra, un psiquiatra, quien recibió formación
en Alemania. El Instituto contenía 6 departamentos que realizaban
distintos abordajes, uno de ellos sobre orientación profesional y
vocacional y editaba el Boletín del Instituto Psicopedagógico Nacional.
El Informe subraya la existencia del Instituto Nacional del Niño en
el que existía una Clínica de Orientación a la Niñez dirigida por
otro psiquiatra, Baltazar Caravedo. En el campo del tránsito, se
analiza la existencia de un laboratorio de psicología en el Hospital
Nacional de Policía encargado de examinar psicotécnicamente a
las personas que solicitan la licencia de conducir.
En cuanto a Uruguay señala que es muy poco lo que ofrece
académicamente, ya que sólo en una institución privada, el Instituto
de Estudios Superiores de Montevideo existen estudios en filosofía o
humanidades “en las cuales habitualmente son enseñados los cursos
de psicología en América del Sur” (Hall, 1946, p. 458). En cambio
existe enseñanza de la psiquiatría en la Facultad de Medicina de la
Universidad de Uruguay y en el Instituto Normal donde se exigen
tres cursos de psicología —psicología general, psicología del niño y
del adolescente y psicopedagogía—, una de las profesoras, Rebeca
Milies se estaba formando en Estados Unidos en esos momentos.
El informe señala que en el campo aplicado merece desta-
carse el Laboratorio Psicopedagógico Sebastián Morey Otero del
Instituto Normal que dirigía María Carbonell de Grompone y que
en el último tiempo era supervisado por Emilio Mira y López. El
laboratorio editaba el Boletín del Laboratorio de Psicopedagogía. Se
subraya asimismo la existencia del Consejo del Niño dependiente
del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social. Y aunque es
incipiente, se destaca el Instituto Internacional Americano de Pro-
tección a la Infancia, financiado por las 21 repúblicas americanas y
que tiene un staff permanente en Montevideo. Las funciones son
similares a las del Children’s Bureau en Washington. Aun cuando
se había limitado a aspectos de salud física, editaba el Boletín del
Instituto Internacional Americano de Protección a la Infancia y habían
editado una Bibliografía de Psicología y Psicopedagogía.

241
Gonzalo Salas (editor)

El balance final del Informe no era alentador. Desde el punto


de vista de la enseñanza universitaria en psicología, se destaca que,
en una misma universidad, el número de cursos de psicología que
se ofrecen, excluyendo a los de psiquiatría oscilaban entre 0 y 8,
éste último el caso de la Universidad de San Marcos en Perú, en
el cual, a su vez, existían 3 cursos de psicología general por lo que
existía un mismo curso repetido en tres oportunidades.
El modelo típico de enseñanza consistía en “una secuencia
de dos o tres cursos, usualmente un primer curso general, amplia-
mente filosófico, un segundo curso ‘experimental’ y un tercer curso
que podía ser de psicología de niños y adolescentes o de psicología
educacional” (Hall, 1946, p. 460).
Para la autora, la formación más amplia la brindaba la
Facultad de Filosofía, Ciencia y Letras de la Universidad de San
Pablo y la Escuela Libre de Sociología y Política, consideradas en
su conjunto, ofrecían por lo menos 8 cursos de psicología desde
generales y educacionales hasta clínicos y técnicos. Sin embargo,
Margaret Hall destacaba que si se consideraba a la profesión de la
psicología con independencia de la psiquiatría y la educación, “en
ninguna universidad de América del Sur se podía obtener una for-
mación adecuada en la actualidad para la profesión de la psicología”
(Hall, 1946, p. 460).
En cuanto al entrenamiento psicológico de maestros y profesores,
la mayoría de los institutos pedagógicos o normales exigen dos o
tres cursos en psicología lo cual suponía una comparación favorable
con la situación en Estados Unidos.
El balance final del Informe también era categórico en rela-
ción con la investigación: “Muchos de los ‘laboratorios’ de psicología
en las universidades no son laboratorios de investigación sino de
enseñanza, en donde los estudiantes realizan los experimentos
clásicos habituales en los cursos experimentales en todas partes.
Existen muy pocos laboratorios dedicados principalmente a la in-
vestigación” (Hall, 1946, p. 461). No obstante ello, Margaret Hall
rescata unos pocos interesados en la investigación: Eduardo Krapf y
Horacio Rimoldi en Argentina, Decio de Souza, Noemy da Silveira
Rudolfer, Manoel Lourenço Filho, Emilio Mira y López y el staff

242
Historias de la psicología en América del Sur

completo de la Escola Livre de Sociologia e Politica de San Pablo


en Brasil; Mercedes Rodrigo en Colombia, Walter Blumenfeld,
Honorio Delgado, Luis Guerra, Hans Hahn, C. Gutierrez Norie-
ga y el staff completo del Instituto Pedagógico Nacional en Perú;
Maria Carbonell de Grompone y Rebeca Milies en Uruguay y José
Ortega en Venezuela. Puede advertirse la importancia que Marga-
ret Hall le otorgaba a la formación externa, ya que casi todos los
nombrados —las excepciones podrían ser Manoel Lourenço Filho
y María Carbonell de Grompone— habían realizado estudios en el
extranjero o directamente eran extranjeros que se habían radicado
en países de América del Sur.
De la misma manera, el Informe cuestiona el limitado desa-
rrollo de las clínicas de orientación de niños y otros servicios psicológi-
cos para niños. En general, Margaret Hall observó que la mayoría
estaban limitados a instituciones para delincuentes o personas con
“mental defectives” (Hall, 1946, p. 462). El Informe reparaba en
una paradoja: en la mayoría de los países de América del Sur era
bien aceptado el concepto de clínica de orientación infantil, no
obstante solamente en Argentina, Brasil, Perú y Venezuela existían
ese tipo de clínicas.
En relación con la orientación vocacional, el Informe señala
que al menos se estaba comenzando y en el campo de psicología
industrial y personal, vuelve a destacarse el liderazgo de Brasil, po-
siblemente por el mayor desarrollo industrial de tal país. Margaret
Hall también señalaba que si se comparaba la profesión psicológica
con profesiones afines, se advertía que la profesión psiquiátrica esta-
ba mucho más desarrollada. Y aun sin el grado de desarrollo de la
psiquiatría, Hall consideraba que también el servicio social estaba
más adelantado que la psicología.
El Informe sintetizaba también tres desafíos principales que
enfrentaba la psicología profesional en América del Sur:

a) Falta de entrenamiento profesional, sostenida en una organi-


zación universitaria rígida, que solamente encuentra la excepción
en aquellos académicos que provienen del extranjero o que siendo
locales se han ido a estudiar al extranjero.

243
Gonzalo Salas (editor)

b) Falta de seguridad profesional y de dedicaciones exclusivas que


impiden la concentración de los profesores en una determinada
institución.
c) Actividad limitada en investigación, debida tanto a diversas razones:
la poca importancia que le otorga la universidad a la investigación,
a la falta de dedicaciones exclusivas y al escaso equipamiento, como
a una tendencia filosófica que no favoreció el entrenamiento en
técnicas científicas de investigación. O por el contrario, cuando
existe interés en la investigación, se orienta únicamente a cuestiones
de interés “puramente prácticas” (Hall, 1946).
d) Ausencia de oportunidades de empleo en psicología.
e) Aislamiento profesional, que Hall consideraba el problema más
serio pero al mismo tiempo el más sencillo de solucionar. La falta
de sociedades científicas, de congresos, de publicaciones, generaba
que nadie conoce lo que se estaba produciendo inclusive en países
vecinos. Y el peor indicador del aislamiento profesional lo consti-
tuía la “falta de contacto con la bibliografía mundial en psicología”
(Hall, 1946, p. 466).
Margaret Hall proponía asimismo un programa de cooperación en
psicología entre Estados Unidos y América del Sur. Por ejemplo,
la publicación de un boletín mensual en español con un detalle
completo de nuevos libros profesionales, la evaluación y posibles
usos de los mismos que se completaría con informes detallados de
tests y otro tipo de bibliografía. También, la organización en Was-
hington de una Oficina de Información Profesional en Psicología
que fuera bien conocida en todos los países de América del Sur.
Por otro lado, proponía la publicación de una revista de
psicología en castellano y que circulara en todos los países de la
región, la creación de una Oficina de Tests psicológicos en algún
lugar de Sudamérica, de manera tal de coordinar todos los esfuer-
zos relacionados con construcción o aplicación de tests. Proponía
asimismo patrocinar un centro de estudios psicológicos en alguna
de las universidades de Sudamérica con apoyo de Estados Unidos,

244
Historias de la psicología en América del Sur

en los que deberían trabajar al principio psicólogos de Estados


Unidos, tanto a nivel de grado como del posgrado.
El Informe recomendaba por otra parte la preparación de
artículos sobre el sistema de formación en psicología en Estados
Unidos destinados tanto a revistas médicas o educacionales como
a periódicos en general y el ofrecimiento de suscripción gratuita a
revistas internacionales para favorecer la familiaridad con la mis-
ma. Y proponía que las editoriales enviaran libros profesionales a
profesores clave en Sudamérica además de encarar un programa
de traducción inmediata al español algunos libros centrales. Para
ello, sugería que la American Psychological Association nombrara un
comité que seleccionara al menos un buen libro por año de cada
área de la psicología para ser traducido y publicado en castellano.
El Informe finalizaba con una descripción de instituciones e indi-
viduos dedicados al trabajo psicológico en los distintos países de
América del Sur.
Indudablemente fue el estudio más completo realizado so-
bre la psicología de América del Sur en Estados Unidos. Hay dos
características salientes que revelan las preocupaciones de la autora.
Primero, el acento puesto en instancias de formación extranjeras. La
segunda, la importancia a la temática infantil y educativa, campo
del que provenía Hall.
Tanto las entradas en el Registro de Murchison, como los
informes de Beebe-Center y McFarland y de Margaret Hall ponen
de manifiesto un primer interés en la psicología de la región en los
Estados Unidos que salvo excepciones posteriores (Hereford, 1966),
no volvería a reaparecer hasta después del fin de la Guerra Fría,
cuando las tendencias hacia la internacionalización de la psicología
se volverían una constante (Cole, 2006).

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245
Gonzalo Salas (editor)

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248
CAPÍTULO 11

Mujeres, psicólogas y psicoanalistas en Chile y


Argentina: historias que marcaron diferencias

María Inés Winkler Müller, Universidad de Santiago de Chile


María Isabel Reyes Espejo, Universidad Santo Tomás

La consideración de las mujeres y de “lo femenino” como objeto de


estudio impone desafíos en cuanto a las formas de aproximación
científica. En la historiografía, cuestionamientos tales como “¿es
posible una historia de mujeres?” (Perrot, 1988), han contribuido
a ubicar la noción de género y a las teorías feministas en el centro
de la interrogante, aportando una nueva perspectiva para el estudio
histórico. Poniendo de manifiesto que el silencio no significaba
neutralidad sino complicidad con la discriminación (Scott, 1994),
las historiadoras alrededor del mundo se han organizado para evi-
denciar y teorizar en torno a la sub-representación o ausencia de las
mujeres en la historia. Han documentado cómo no han recibido
el crédito adecuado a su rol y desempeño en el desarrollo de sus
países, tanto por la mayoritaria presencia masculina entre historia-
dores como por el énfasis en investigar la transmisión y ejercicio
del poder político, en detrimento de temas sociales y económicos,
por lo que han sido básicamente ignoradas.
La mayor parte de la historia de las mujeres ha buscado
incluirlas de alguna manera como objetos de estudio, mejor dicho,
como sujetos de la historia; y la complejidad de la tarea permite
identificar distintas corrientes historiográficas. A partir de la década
de los 70’ emerge el concepto de cultura de la mujer. Constituye
uno de los avances más significativos de la nueva historiografía y
se basa en la afirmación que las mujeres vivimos en una dualidad,

250
participamos de la cultura de la mujer y, a la vez, co-participamos
de la cultura general dominante de la sociedad, androcéntrica.
Así, la experiencia social de las mujeres emerge de su condición
específica y de su inclusión en una sociedad concreta, por lo que
—en tanto reflejo de esta experiencia específica— constituye sólo
una subcultura.
Las relaciones entre las estructuras socioeconómicas y las
formas de pensamiento han definido —tradicionalmente— a
ciertos grupos como sin poder, excluyéndolos de las principales
corrientes sociales (Bakan, 1996), cuyo efecto acumulativo fue
privilegiar las experiencias de los hombres y constituir a la mujer
en la Otra. Más allá de las críticas a las teorías, incluso en la cam-
po de la investigación científica, la crítica feminista se manifestó
atacando al paradigma cuantitativo develando los valores sexistas
implícitos, la superficialidad de sus datos, la sobregeneralización,
su incapacidad para capturar significados subjetivos, las relaciones
de abuso entre investigador e investigado, su escasa aplicación
para abordar los problemas sociales y la omisión del contexto. Así,
se planteó que la preocupación por la medición y el control, que
subyace a las formas de conocer cuantitativas-experimentales, se
desplegó como parte del mismo proceso social que permitió a los
hombres ejercer poder sobre las mujeres (Oakley, 2000).
El reemplazo del concepto “historia de la mujer” por el de
“historia de las mujeres” conlleva un vuelco epistemológico y pre-
tende capturar la diversidad intrínseca al hecho que somos distintas y
vivimos en una gran pluralidad de circunstancias culturales, raciales
y económicas. No es posible, por tanto, pretender hablar en una
voz singular y es justamente la opción por escuchar la pluralidad
de voces desde los distintas latitudes y a lo largo de los siglos, lo que
permitirá fortalecer nuestra habilidad para resistir a las estructuras
de poder y asumir que las mujeres no constituimos un “discurso
de minoría”. Nuestras voces siempre han estado allí; sin embargo,
sólo recientemente las instituciones políticas y académicas han
comenzado a tomarlas en serio. La convicción profunda es que al
poner en primer plano nuestras diferencias como mujeres —y no
como la mujer— nos uniremos en una fuerza poderosa de resisten-

251
Gonzalo Salas (editor)

cia contra cualquier sistema ideológico represivo (Lionnet, 1989).


La exposición a las críticas emergentes de los nuevos paradigmas
en las ciencias sociales y en la historiografía, han demostrado los
elementos constructivos y selectivos en la elaboración del discurso
histórico, lo que permite entender que el aporte de las mujeres en
la psicología pareciera transcurrir fundamentalmente en los bordes
de su historia. Al respecto, la historiografía feminista ha explicitado
el sesgo androcéntrico de una psicología sin mujeres y en el que
nombres y aportes de ellas constituyen un “secreto bien guardado”,
develado en una serie de estudios históricos (García Dauder, 2010).
No obstante, quizá el aporte más relevante desde el punto de vista
ético político, se constituye en el descentramiento de la pregunta
por la inexistencia o poca presencia de las mujeres, para pasar a
desarrollar trabajos relacionados con “su ausencia y su olvido”.
La ausencia —o sólo reciente documentación— de las mujeres
en la historia de la psicología contrasta con su presencia destacada
y creciente desde los inicios de su ejercicio. Esto deja en evidencia
la escasa consideración de la práctica femenina de la profesión a la
vez que mantiene vigente el desafío de complementar la “historia
oficial” con las participaciones y contribuciones que efectivamente
ocurrieron. En este sentido, el desarrollo de una historiografía que
se ocupa por abordar los vacíos de su memoria, también contribuye
a cuestionar los múltiples sistemas de exclusión que psicólogos y
psicólogas han debido enfrentar en diferentes épocas y que perma-
necen aún presentes en la construcción disciplinar.
El principal objetivo del presente capítulo es recuperar y
exponer las contribuciones y participación de algunas mujeres en
los inicios de la carrera de psicología en Chile y Argentina; ello
contextualizado en la lucha de las mujeres por sus derechos a la
educación y la participación cívica. En este contexto la historia social
de las mujeres también adquiere relevancia. A través de un relato
en el que se entrelaza la participación de las mujeres en la historia
de cada país, identificamos la presencia de algunas pioneras que se
atrevieron a incursionar en la construcción de una ciencia que, en
su origen, daba poca cabida a la “mujer científica” (Harding, 1996;
Rossiter, 1992; Scarborough y Furumoto, 1987).

252
Historias de la psicología en América del Sur

Mujeres, psicólogas y psicoanalistas en Chile

En Chile, la Historia de las Mujeres combina el protagonismo y la


acción social con la discriminación e invisibilidad. En las décadas
de los 1840’s y 1850’s se debatió ampliamente la educación de
las mujeres y para los años 70’, en la medida que se comparaba
la educación necesaria para los hombres y para las mujeres, se
fue desencadenando una reflexión sobre la igualdad de los sexos
(Stuven, 2010). Destaca las peticiones formales de acceso a la edu-
cación superior: en 1876 Isabel Lebrun de Pinochet solicita, una
vez más, al Consejo de Instrucción Pública la autorización para el
reconocimiento de exámenes de las estudiantes de establecimientos
secundarios femeninos. Un año después el Ministro de Educación
Miguel Luis Amunátegui, firma el decreto homónimo, fechado el
5 de Febrero de 1877 en que “se declara que las mujeres deben ser
admitidas a rendir exámenes válidos para obtener títulos profesio-
nales, con tal que se sometan para ello, a las mismas disposiciones
a que están sujetas los hombres” (Eltit, 1994).
Paralelamente, la apertura de la universidad a las mujeres y
la posterior expansión de la educación secundaria femenina condu-
jeron, en las décadas siguientes, a la formación de un considerable
número de mujeres profesionales en la sociedad chilena (Maza,
1998). “Por el portón cerrado de la casa de Bello” (Labarca, 1947,
p. 133) transitaron Ernestina Pérez y Eloísa Díaz Insunza, las dos
primeras mujeres que al recibir el título de médico en 1887. Será
en ese mismo período que comienza el estudio de la psicología
en Chile (Miranda y Navarro, 1995) junto con la creación del
Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, en 1889, para la
preparación de profesores para la enseñanza secundaria, fomentada
por la contratación que hace el gobierno de un grupo de profesores
alemanes, incluyendo a Jorge Schneider y Guillermo Mann.
Entre 1910 y 1960, se titularon en la Universidad de Chi-
le 357 abogadas, 937 dentistas, 464 médicos, 3.248 profesoras
de Estado, 781 enfermeras, 148 educadoras de párvulos, 1.669
visitadoras sociales y 29 psicólogas, entre otras (Klimpel, 1962).
El desarrollo educacional de la mujer se aceleró rápidamente en

253
Gonzalo Salas (editor)

alfabetización y educación primaria desde 1875, superando al del


hombre en educación secundaria hacia 1960 y equiparando a aquél
en Educación Universitaria hacia 1973 (Rossetti, 1988).
Durante los inicios del siglo XX y hasta la promulgación del
derecho a voto femenino en los 40´, los movimientos feministas
fueron encabezados por mujeres de la clase media, que habían lo-
grado un alto nivel educativo (Apter-Cragnolino, 2001). En 1919,
de regreso de un viaje de estudios, Amanda Labarca creó el Consejo
Nacional de Mujeres, vinculada al Internacional Council of Women,
parte de una red de organizaciones feministas de Estados Unidos,
Argentina y Uruguay. Dados los lazos de Labarca con el Partido
Radical y su laicismo, el Consejo atrajo principalmente a mujeres
vinculadas a los círculos más seculares de la sociedad chilena (Maza
1998). El interés político se manifestó en la fundación del Partido
Cívico Femenino (1922) que integró mujeres del mundo laico y
del católico y que como primer partido político autónomo chileno
(Kirkwood, 1986) edita por más de 10 años “Acción Femenina”,
revista que informaba sobre los avances del movimiento de la
emancipación de la mujer en el mundo (Vitale, 1987).
La promulgación del Decreto n° 328 de marzo 1925, por
José Maza, eliminaba la discriminación contra la mujer en el Có-
digo Civil, restringiendo las atribuciones de la patria potestad de
los padres, en favor de las madres, habilitando a las mujeres para
servir de testigos y autorizando a las casadas para administrar sus
ingresos. Sin embargo, sus términos fueron poco claros, de modo
que fue necesario, casi 10 años después, volver a tratar el tema y
aclararlo con la Ley n° 5.521, en diciembre de 1934 (Maza, 1998).
Mientras tanto, en la Universidad de Chile, el Dr. Luis A.
Tirapegui asume en 1923 la dirección del Laboratorio de Psicología.
Reflejando la prevalencia de una psicología experimentalista, en
1924, se funda también el Laboratorio de Psicología Experimen-
tal en la Facultad de Filosofía de la Universidad Católica dirigido
por Alfredo Silva (Iglesias e Iñiguez, 1987). También entonces se
inicia el desarrollo del psicoanálisis en Chile. El primer psicoana-
lista sudamericano formado en Europa, el Dr. Fernando Allende
Navarro, con estudios en Suiza, a su regreso a Santiago en 1925 se

254
Historias de la psicología en América del Sur

convierte en el primer difusor de la ideas psicoanalíticas en el país


(Gomberoff, 1998).
En la misma la década de los 20’, iniciativas previas cris-
talizaron en la creación de organizaciones femeninas: el Consejo
Nacional de Mujeres (1919), la Gran Federación Femenina de Chile
(1920), el Partido Cívico Femenino (1922) y el Partido Demócrata
Femenino (1924), lideradas, principalmente, por mujeres que se
movían cómodamente en el espacio político de los hombres, como
Amanda Labarca, Delia Matte, Elvira Santa Cruz o Inés Echeverría
(Gaviola, Jiles, Lopestri y Rojas, 1986). En 1928, en Valparaíso, se
crea la Unión Femenina de Chile, con lo que el movimiento de mu-
jeres empezaba a expandirse a provincia. En 1927, Celinda Arregui
de Rodicio, reuniendo varios segmentos dispersos fundó el Bando
Femenino; el mismo año Aurora Argomedo y Graciela Mandujano
fundaban la Unión Femenina de Chile; ambas organizaciones con
el propósito de reunir a ‘todas’ las mujeres, cualesquiera fuese su
condición social, uniendo ‘lo’ femenino con ‘lo’ social (Salazar y
Pinto, 2002). En 1931, Ernestina Pérez, Amanda Labarca, Irma
Salas y Elena Caffarena crean la Asociación de Mujeres Universitarias
(Gobierno de Chile, SERNAM, 1994).
En 1933, el Comité Pro Derechos Civiles de la Mujer, creado
por Felisa Vergara, también elabora un proyecto de ley sobre los
derechos cívicos de la mujer. Un año después, la Ley Nº 5357 otorga
a la mujer derecho a elegir y a ser elegida en los comicios municipales
y en 1935 participan por primera vez en una elección (Kirkwood,
1986). Ese mismo año se funda el MEMCH —Movimiento Pro
Emancipación de la Mujer Chilena—, bajo la dirección de Elena
Caffarena que promueve la liberación social, económica y jurídica de
la mujer. En 1941, el Presidente Pedro Aguirre Cerda les comunica
su deseo de legislar sobre el sufragio femenino; Elena Caffarena y
Flor Heredia redactan un anteproyecto, pero, ante el desconcierto
y desánimo en las organizaciones femeninas, el Presidente enferma
y muere a los pocos días.
A fines de la década del 30´, con la creación en 1939 de la
Sección de Psicofisiología del Trabajo en la Universidad de Chile
es fomentada una psicología aplicada. En 1941 se crea en la Caja

255
Gonzalo Salas (editor)

de Seguro Obrero Obligatorio también un Gabinete de Psicofi-


siología del Trabajo a cargo de Luis Cubillos Leiva, con la valiosa
colaboración de Emilio Mira y López (Poblete, 1980). Ese mismo
año, al hacerse insuficiente el Laboratorio Experimental creado por
Mann, es transformado en el Instituto Central de Psicología de la
Universidad de Chile (Pacheco, 1953). En provincias será en la
Universidad de Concepción que destaca el impulso a la enseñanza
de la psicología en la formación de educadores entre 1920 y 1932,
para lo cual se adquirió un gabinete psicotécnico. En 1924, enviada
por la Universidad de Concepción, la profesora Corina Vargas viaja
a la Universidad de Columbia de Nueva York y regresa en 1927 con
el grado de magíster para asumir las cátedras de Psicología General
y Psicología Educacional (Miranda y Navarro, 1995); primera
mujer en Latinoamérica con estudios de postgrado en psicología.
Sin embargo, este desarrollo temprano no redundaría en la creación
de escuelas de psicología en provincias.
En 1944 se realiza en Santiago el Primer Congreso Nacio-
nal de Mujeres, a partir del cual se crea la Federación Chilena de
Instituciones Femeninas —FECHIF— presidida por Amanda
Labarca, que asume una gran campaña por los derechos políticos,
y presenta un proyecto de ley sobre el voto femenino, firmado por
senadores de todas las tendencias. Será en este período de eferves-
cencia de la lucha por los derechos de las mujeres que se crea, en
el año 1947, el Curso Especial de Psicología, en el Instituto Peda-
gógico de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad
de Chile (Miranda y Navarro, 1995). En 1963 con el decreto nº
3012 se especifica la creación del título de psicólogo con carácter
universitario, otorgado por la Facultad de Filosofía y Educación a
los egresados del Curso de Psicología (González, 1983).
También será en la década del 40´ que el psicoanálisis ad-
quiere impulso, movimiento que se desarrolla —a diferencia de
lo ocurrido en la mayoría de los países— fuertemente asociado a
las universidades, particularmente a la cátedra de psiquiatría de la
Escuela de Medicina de la Universidad de Chile y protagonizado
por el profesor Ignacio Matte Blanco. En 1946 forma el Centro de
Estudios Psicoanalíticos con la participación, además de Allende

256
Historias de la psicología en América del Sur

Navarro, de Arturo Prat Echaurren, María Rivera González, Adelaida


Segovia Martín y Carlos Whiting (Cesio, 1977).
En el ámbito político, a fines de los 40’ se aprobó la “Ley
Maldita”, mal llamada Ley de Defensa de la Democracia (1948),
que ilegalizó al Partido Comunista y eliminó de los registros elec-
torales a sus militantes. La FECHIF expulsó de sus filas al Partido
Comunista y el MEMCH se retiró de la Federación. Pese a la crisis
realizó una Asamblea Nacional de dirigentes de las organizaciones
femeninas, y surge el Comando Unido Nacional Pro-Voto Feme-
nino. En diciembre de 1948 la Cámara de Diputados despacha
el proyecto para su trámite en el Senado, ante el aplauso de las
asistentes, que entonan de pie la canción nacional. El Senado acoge
el proyecto y, finalmente, en enero de 1949 el Presidente González
Videla estampa su firma en el texto que concedía la plenitud de
derechos políticos a la mujer, la Ley n° 9.292 (Kirkwood, 1986).
En 1950 la radical Inés Enríquez es elegida diputada por
Concepción, convirtiéndose así en la primera parlamentaria chilena,
y dos años después, en 1952, las mujeres participan por primera
vez en la historia de Chile en una elección presidencial.
En síntesis, el proceso histórico chileno, centrado entre 1920
y 1960 en la construcción y fundación del rol social del estado,
no se canalizó ni en pro del sufragio femenino ni tras los derechos
civiles totales de las mujeres, sino más bien hacia la incorporación
laboral de las mujeres en las funciones públicas acopladas al emer-
gente rol social del Estado; produciendo un significativo aumento
del número de mujeres “empleadas” y de mujeres “profesionales”,
principalmente profesoras, asistentes sociales, médicos y enfermeras
(Salazar y Pinto, 2002).
Ahora bien, la primera generación de psicólogos formados
en Chile está compuesta por dos mujeres y cuatro varones, todos
titulados en 1952 en la Universidad de Chile. Ellas: Teresa Cumsille y
Liana Ortiz; ellos: Víctor Donaire, Jorge Valenzuela, Eugenio Alarcón
y Herminio García (Ligueño, Parra, Moncada y Laborda, 2010).
Con fuerte iniciativa gremial, ese mismo año crean la Asociación
de Psicólogos de Chile ante la necesidad de mantenerse unidos, ser
eficientes y éticos profesionalmente (Miranda y Navarro, 1995). Casi

257
Gonzalo Salas (editor)

dos décadas después y luego de un complejo trámite en el Congreso


Nacional, la Asociación se transforma en el Colegio de Psicólogos
de Chile, en 1968, cuyo primer director y gestor principal fuera el
abogado y psicólogo Héctor Fernández —Decreto Ley nº 17033,
el 8 de diciembre de 1968—.
En 1954, comienzan las gestiones en la Universidad Católica
de Chile que señalan la conveniencia de fundar un departamento
de psicología. Santiago Vivanco propone la creación de un Depar-
tamento de Psicología dependiente de la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad. El Consejo Superior aprueba en 1954 la
proposición sobre Estudios de Psicología, pensados originalmente
para el perfeccionamiento de las congregaciones religiosas. Para el
segundo año, en 1955 se nombra Director del Departamento al
padre franciscano Eduardo Rosales, quien se basa en la experiencia
de la Universidad de Lovaina y de los principales centros psicoló-
gicos de Francia, Italia y Estados Unidos para proponer materias
y la organización del departamento (Miranda y Navarro, 1995).
En 1957 el padre Hernán Larraín es nombrado nuevo director del
departamento para determinar el asunto de la autonomía de la ca-
rrera, que es lograda en 1959. Larraín le imprime a la escuela de la
Universidad Católica una orientación fenomenológica-descriptiva.
Ante la carencia de profesionales serían alumnos y alumnas de las
primeras promociones las que asumieron roles docentes, como
profesores auxiliares o ayudantes, entre otros, Teresa Corchera,
Mario Morales, Marta Harnecker y Luis Bravo (Bravo, 2002).
En la Universidad de Chile ese mismo año 1959, a 12 años
de su fundación, el Curso Especial de Psicología se constituye en
una Escuela autónoma, cuyo primer director fue Manuel Poblete
Badal, psicólogo graduado del Departamento (Iglesias e Iñiguez,
1987). Se consolida así la independencia del Instituto Pedagógico,
y la Escuela de Psicología pasa a depender directamente de la Fa-
cultad de Filosofía y Educación (Decreto nº 994 de 1961, Miranda
y Navarro, 1995). En la década de los 60’ y en el contexto de la
reforma y las acciones estudiantiles en pro de la democratización
de las estructuras universitarias, la Escuela de Psicología vive una
nueva transformación en que antiguo Instituto Central de Psicología,

258
Historias de la psicología en América del Sur

las cátedras de psicología de la Facultad de Filosofía y el Centro de


Salud Mental de Niño y del Adolescente, son reagrupados en el
Departamento de Psicología que concentra todas las actividades de
la disciplina, acompañado de una re-estructuración de los progra-
mas de estudio, y pasa a depender de la recién creada Facultad de
Ciencias Sociales. Después de una “toma” del local de la Escuela
de Psicología por el movimiento estudiantil, por primera vez el
Director del Departamento es elegido: Luis Soto Becerra.
Como documentan Ligueño, Parra, Moncada y Laborda
(2010) entre 1952 y 1973 se titularon 203 mujeres de un total
de 305 psicólogos/as en la Universidad de Chile; es decir casi el
doble que hombres.
En la Universidad Católica, la Reforma Universitaria también
involucra la democratización del sistema y lleva por primera vez
a la elección de un rector seglar, Fernando Castillo Velasco. En la
Escuela de Psicología es votado Hernán Berwart quien se mantiene
en el cargo de Director hasta 1969. La crisis de 1967 afectó fuer-
temente a esta escuela, iniciándose una etapa de intensa discusión
en torno a la naturaleza y función de la Escuela de Psicología que
dio origen a una nueva reforma en su organización (Miranda y
Navarro, 1995). En 1969 asume como Director el recién llegado
Sergio Yulis, Ph. D. en Psicología Clínica, quien impulsa decidi-
damente formación en psicoterapia y la investigación rigurosa en
la disciplina (Miranda y Navarro, 1995)
Las mujeres se interesaron en la psicología desde antes
de la creación de la carrera y desde los comienzos del desarrollo
del psicoanálisis en el país. En ambas universidades, Universidad
de Chile y Universidad Católica, se inscribieron en la primera
generación para estudiar la carrera. De hecho, la primera persona
que obtuvo el título de psicólogo en Chile fue una mujer, Liana
Ortiz. Este interés por la psicología se debería a que se trataba de
una profesión que les permitía simultáneamente adaptarse al rol
tradicional prescrito para la mujer y adquirir ciertas libertades,
como la autonomía económica, postulan Reyes, Toledo y Vargas
(1999).
Entre los nombres de aquellas que han sido mencionadas

259
Gonzalo Salas (editor)

en trabajos previos, aunque muy someramente, se encuentran


Amalia Hernández y Erika Grassau y sus publicaciones en el primer
volumen de los Archivos del Instituto Central de Psicología de la
Universidad de Chile. Poblete (1980) menciona a la Dra. Teresa
Pinto Santa Cruz, Dra. Susana Bloch Arendt y Dra. María de los
Ángeles Saavedra Livoni como destacadas en el campo de la psico-
logía experimental. En psicoanálisis Arrué (1991) incluye a María
Rivera González y Adelaida Segovia Martin como fundadoras de
la Asociación Psicoanalítica Chilena, aunque ninguna mujer apa-
rece en las primeras directivas. Posteriormente menciona a Erika
Bondiek de Guzmán, Ximena Artaza, Ruth Riesenberg y Ester
Infante. Luciana Bohn es nombrada como esposa de Ignacio Matte
Blanco y Paulina Fisher de Otto Kenberg, ambas en el contexto
de las emigraciones que ocurren en la década del 60´, contexto en
el que también incluye a la psicóloga Esther Drobny, quien hacía
docencia en la Universidad Católica. Morales (Winkler, 2007)
nombra a Lola Hoffman, la psiquiatra junguiana y guestáltica, y
de las épocas previas a Ema Pérez —profesora que dictaba cátedra
de psicología—, a Esther Drobny como docente influyente, y entre
sus compañeras menciona a Marta Hanecker, Teresa Corcuera,
Gloria Jaramillo, Margarita Depetris, Ester Droguett y Liana Ortiz.
Por su parte, Bravo (2002) agrega a Sonia Salas como una de las
primeras tituladas y a la matemática Erika Himmel como docente
y experta en psicometría.
Una referencia especial amerita el caso de Amanda Labarca
quien, en los recuentos históricos sólo aparece mencionada en el
texto de Descouvieres (1999), aunque numerosos trabajos sobre
feminismo, educación y similares destacan su trabajo. Un artícu-
lo de Reyes, Vargas y Meza (2002) es la única publicación que
conocemos sobre Amanda realizada por profesionales psicólogas.
Sorprende esta omisión en los textos psicológicos ya que se trata de
la primera mujer que asume una cátedra universitaria en Chile y
en Latinoamérica y justamente se trata de la cátedra de psicología
en la Universidad de Chile el año 1922.
En el libro de Descouvieres (1999) se menciona a Zulema
Valdivieso Schambeyon como jefe de los trabajos de psicología del

260
Historias de la psicología en América del Sur

Instituto Pedagógico, autorizándola a continuar estudios sobre la


correlación entre las Pruebas de Otis y Binet en niños y niñas, la
única referencia a esta mujer en toda la literatura revisada y las
entrevistas realizadas. De este modo queda claro que respecto de
la ausencia de las mujeres en los registros históricos de la psicolo-
gía chilena como algunas de sus principales figuras y aportaciones
(Winkler, 2007; Winkler y Reyes, 2010); la deuda sigue vigente.

Mujeres, psicoanalistas y psicólogas en Argentina

Para las mujeres argentinas la lucha por la ciudadanía implicó el


desarrollo de una conciencia de las relaciones por sexo que redefinió
los derechos de su participación en la esfera de lo público y buscó
una comunidad política que las incluyera. En el caso argentino,
el origen de esa conciencia de género puede ser rastreado hasta la
temprana actuación femenina en las políticas públicas de asistencia
social, para las que el estado convocó a las mujeres casi desde sus
inicios. El reclamo más insistente de este feminismo, representado
en términos de “adelanto”, refería principalmente al derecho a una
educación dirigida a permitir a las mujeres ser madres más instrui-
das, lo que se suponía en beneficio de la familia, del trabajo y de
la sociedad en su conjunto. Esta forma particular de comprender
el feminismo fue vinculada estrechamente al cumplimiento de un
rol social específico y de un deber calificado de patriótico para la
nueva nación que se gestaba (Winkler, 2007).
Es justamente a fines del siglo XIX que la psicología se
inicia, en un marco global “positivista”, como una disciplina del
conocimiento incorporada a la enseñanza universitaria y tensionada
entre la medicina, la pedagogía y las ciencias. Esta primera etapa es
considerada como una psicología sin psicólogos (Vezzetti, 1996).
Durante esta “prehistoria” destacan los trabajos de José Ingenieros,
Aníbal Ponce, Jorge Thenon y Emilio Pizarro Crespo, en su mayoría
médicos psiquiatras.
Por otra parte, en Argentina, la exclusión de las mujeres a
la hora de emitir sufragio se basaba en las concepciones sociales
predominantes, anticuadas y retrógradas, no acordes con lo que

261
Gonzalo Salas (editor)

sucedía en el mundo y con el protagonismo femenino a escala


mundial. Sólo a partir de septiembre de 1947, en virtud de la ley
n° 13.010 votada por el Congreso Nacional durante el primer
gobierno de Perón, en el contexto de la lucha de Eva Perón por los
reclamos femeninos, las mujeres obtuvieron el derecho a participar
de una elección y a los mismos derechos civiles que los hombres.
Pero hubo que esperar hasta el 11 de noviembre de 1951 para que
pudieran emitir por primera vez su voto a la par de los hombres.
Desde finales de la década del 50´, a partir de la creación de
las carreras universitarias de psicología y la consiguiente organiza-
ción profesional, comienza la historia de los psicólogos (Vilanova
y Di Doménico, 1999). En Argentina, más que en cualquier otro
país de Latinoamérica, la historia de la psicología se entrelaza con
la historia del psicoanálisis, donde éste alcanza un desarrollo ins-
titucional, una visibilidad social e influencia cultural que exceden
con creces la experiencia en otras partes del mundo y ocupa una
posición preponderante como representante del mundo psi.
El 15 de Diciembre de 1942, se consolida formalmente la
creación de la Asociación Psicoanalítica Argentina —APA—, fir-
mando el acta Ángel Garma, Celes Cárcamo, Arnaldo Rascovsky,
Enrique Pichón Rivierè, la recién llegada Marie Glas de Langer y
Guillermo Ferrari Hardoy (Bruno, Gitaroff y Zelcer, 1994). La
psicoanalista austríaca Marie Langer llegaba a Buenos Aires huyen-
do de la Europa nazi y permaneció allí hasta el año 1974 cuando
tuvo que emigrar nuevamente, a México, esta vez escapando de las
amenazas de la Triple A —Alianza Anticomunista Argentina—.
Al grupo inicial muy pronto se agregaron Luis Rascovsky,
Enrique Racker, Luisa G. de Alvarez de Toledo, Alberto Tallaferro,
Arminda Aberastury, E.E. Krapf, Matilde Rascovsky, Teodoro
Schlossberg, Flora Scolnic y Simón Wencelblat, que pueden consi-
derarse los primeros miembros de la Asociación. La APA ingresó a
la Asociación Psicoanalítica Internacional —IPA— formalmente en
Zurich (1949) durante el primer Congreso Psicoanalítico Internacio-
nal realizado tras la Segunda Guerra Mundial (Etchegoyen, 1994).
A partir de la caída de Perón se produjo un rápido proceso
de expansión del psicoanálisis, lo que sugeriría la presencia de una

262
Historias de la psicología en América del Sur

demanda que, por alguna razón, se había encontrado reprimida


durante el decenio peronista. En 1956 Arminda Aberastury,
pionera del psicoanálisis infantil en Latinoamérica y siguiendo
la teoría kleiniana, dictó un curso en la Facultad de Filosofía y
Letras dando un primer paso hacia la entrada institucionalizada
de la disciplina en la Facultad. A principios de la década de 1960,
debido a la presión creciente de los alumnos, la Facultad comenzó
a contratar un número creciente de psicoanalistas miembros de la
Asociación como docentes. Cabe recordar que los psicólogos no
eran reconocidos como psicoanalistas y que hasta 1983 no podían
practicar legalmente ningún tipo de psicoterapia en la ciudad de
Buenos Aires, sin embargo, la formación que recibían era sólida-
mente psicoanalítica (Plotkin, 1996).
Por otra parte, en la historia paralela de la psicología, la or-
ganización del I Congreso Nacional de Psicología en Tucumán en
el año 1954 se constituye en un hito relevante. La nómina de los
participantes locales permite ver que en esa aspiración coincidían
representantes de disciplinas ya constituidas —filosofía, pedago-
gía, psiquiatría médica y algunos psicoanalistas— y que, en todo
caso, no había un proyecto claro ni un grupo en condiciones de
asumir el papel de fundadores o refundadores de una tradición
disciplinar y profesional que pudiera compararse a lo que había
sido aquella primera etapa, positivista, de la psicología (Vezzetti,
1996). A pesar de ello, se puso en evidencia un amplio interés por
la disciplina y la recomendación final del congreso fue la creación
de la carrera de psicología en las universidades argentinas. Como
contrapunto, inmediatamente terminado el congreso, la famosa Ley
Carrillo —Resolución 2282 de 1954— estableció la psicoterapia
como práctica de exclusiva incumbencia médica (Rossi, 2001a).
Notable es que en las décadas de los 40’ y 50’, dos productivas
médicas, Carolina Tobar y Telma Reca publican una serie de textos
en temas de salud mental y educación. La institucionalización de la
profesión de psicólogo/a se potencia con la fundación de la primera
carrera de psicología, en la Universidad de Rosario, el año 1956.
Un grupo de profesores, entre los que se cuenta Jaime Bernstein,
Enrique Butelman, Ramón Alcalde, José Gutiérrez Márquez, León

263
Gonzalo Salas (editor)

Pérez, José Bleger, Carlos Alberto Paz y Adolfo Carpio, sostiene


durante más de una década la formación universitaria de los psi-
cólogos, protagonizando la “era dorada” de la psicología rosarina
(Gentile, 1989).
Después se funda la carrera en San Luis, Córdoba y La Plata
(1958), Tucumán (1959) y Mar del Plata (1966) (Alonso, 1999). Tal
institucionalización de la carrera no se acompaña necesariamente de
la rigurosidad que caracterizara las etapas primigenias; en palabras
de Nuria Cortada, no se recuperó nunca el grado de excelencia
científica que la psicología alcanzara hasta 1922 (Vilanova y Di
Doménico, 1999).
En la Capital Federal, el 14 de marzo de 1957 el Rector
interventor de la Universidad de Buenos Aires, encomendó al
Director del Instituto de Psicología, Marcos Victoria, la imple-
mentación de la carrera. Psicología, Ciencias de la Educación y
Sociología fueron creadas simultáneamente y encontraron sede en la
Facultad de Filosofía y Letras. Sus profesores, predominantemente
médicos de diversa formación, en fenomenología, psicoanálisis y
reflexología, implementan en sus programas la experiencia de su
práctica (Rossi, 2001b). Participa en la organización de la carrera
en Buenos Aires la psicóloga Nuria Cortada, formada en Estados
Unidos con George Kelly, Carl Rogers y Víctor Raimy (Vilanova
y Di Domenico, 1999).
Las investigaciones de Winkler (2007) muestran que una
proporción importante de las pioneras argentinas ingresa al mundo
profesional desde la carrera de medicina y otra proporción menor
accede en primer lugar a la carrera de maestra. Entre las primeras
psicólogas graduadas de la Universidad de Buenos Aires se encon-
traban Johanna Danis (1962) y Laura Bonaparte (1966).
Después de graduarse un significativo número de egresados
con el título de psicólogo, a finales de los 60´ la profesora Olga
Doz de Plaza reunió a quienes acababan de egresar y les propuso
crear el Colegio de Graduados como psicólogos en Tucumán, el
que presidió. Sería ella misma quien llevara la carrera al nivel de
escuela y luego de Facultad (Moreno, 2001). Esa misma década ve
nacer el primer Programa de Doctorado en Psicología, siendo el

264
Historias de la psicología en América del Sur

primero en obtener el grado en el país, Rafael Rossell, el año 1965


en la entonces Universidad Nacional de Cuyo, hoy Universidad
de San Luis. La segunda y tercera persona en obtener el grado de
doctoras en psicología fueron Eva Borkowska de Mikusinski (1969)
y Claribel Morales de Barbenza ese mismo año.
Las psicólogas argentinas destacaron principalmente en
estadística y construcción de pruebas psicológicas y en la atención
infantil. La psicoestadística encuentra su representante en Nuria
Cortada, quien, desde la década de los 50´ fue Vicedirectora de
Orientación Vocacional y Educativa en el Ministerio de Educación,
representando las tradiciones académica y la aplicada. Telma Reca
y Mauricio Goldenberg instrumentaron la asistencia psicopatoló-
gica infantil al nivel hospitalario (Rossi, 2001a). También destaca
la española Fernanda Monasterio que juega un rol relevante en la
formación de la carrera en la Universidad de La Plata.
En psicoanálisis, Arminda Aberastury inicia el psicoanálisis
infantil en Latinoamérica. En 1937 traduce la obra de Melanie
Klein y la atención de una niña de 8 años; trabaja estrechamente
con Elisabeth Goode de Garma y otras, aportando a la construc-
ción del “Buenos Aires Kleiniano” (Barugel, 2000) y participa
comprometidamente en la Asociación Psicoanalítica Argentina de
la cual fue directora en el año 1956, asumiendo también labores
de docencia en el ámbito universitario.
La mayoría de los textos que relatan o re-construyen la
historia del psicoanálisis en el país, contiene información acerca
de la participación de algunas de las fundadoras de la disciplina
(Puig, 1997), principalmente Arminda Aberastury y Marie Lan-
ger, pero también las menos conocidas Rebeca Alvarez de Toledo,
Betty Garma, Mathilde Rascovsky. Sin embargo, si pensamos al
psicoanálisis como parte de la psicología, los trabajos en historia de
la psicología recogen más escasamente los aportes psicoanalíticos
y, subsecuentemente, de las psicoanalistas. Así, pareciera que sólo
los trabajos de Arminda en psicoanálisis infantil ocupan un lugar
preferente en el recuerdo, específicamente su técnica de juego.
En cuanto a la participación en organizaciones latinoamerica-
nas, Fernanda Monasterio, española activa psicóloga en Argentina,

265
Gonzalo Salas (editor)

y la uruguaya Elida J. Tuana, son dos mujeres del Cono Sur que en
la década de los 60´ se integran activamente a la Sociedad Intera-
mericana de Psicología, presidiendo los Congresos Interamericanos
de Psicología en sus países, en año 1963 y 1968, respectivamente
(Winkler, 2012). El caso de Carolina Tobar García es singular, ya
que un gran reconocimiento constituye un hospital homónimo, el
Hospital Infanto-Juvenil “Dra. Carolina Tobar García”, inaugurado
el 20 de diciembre de 1968, sin embargo, aunque mencionada en
varios textos, se aprecia una notoria ausencia de registros especí-
ficos acerca de sus aportes, por lo menos en la historiografía de la
psicología argentina.
El caso de Marie Langer es distinto: reconocida entre psi-
coanalistas, escasamente o no nombrada en textos de historia de la
psicología; variopinta es la gama de temas a que se dedica y en que
aporta. En términos cronológicos encontramos primero su interés
en la psicología femenina, hasta ese momento no abordada en
Latinoamérica. Sus aportes teóricos, adelantados, en “Maternidad
y Sexo”, actualmente han sido olvidados (Winkler, 2007). Aun-
que psicoanalista didacta, miembro y Presidenta de la Asociación
Psicoanalítica Argentina, mantuvo constante su postura crítica
ante el elitismo y la ideología de las asociaciones psicoanalíticas,
que culminó con su renuncia a la APA y a la IPA. Sin embargo,
será el trabajo que asume en su último exilio el que posee mayor
carácter precursor y es el más desconocido. Su experiencia con la
Nicaragua sandinista, el trabajo de solidaridad en Salud Mental
constituyó una de sus experiencias más queridas y enriquecedoras.
Este trabajo constituye una modalidad de Psicología Comunitaria,
principalmente según el modelo de psicología social comunitaria
latinoamericana, que difiere bastante del modelo estadounidense
con un mayor perfil clínico.
La innovación impresa en este tipo de acción en comunidad
ameritaría su inclusión en los textos que relatan el devenir del queha-
cer comunitario, especialmente en Latinoamérica. Sin embargo, en
los textos generales de psicología comunitaria no se hace referencia
alguna a este adelantado quehacer comunitario, cuya innovación
es concomitante con la inclusión de la mirada psicoanalítica, hasta

266
Historias de la psicología en América del Sur

hoy asociada casi exclusivamente con la atención clínica individual.


Tampoco hay reportes de este trabajo en los textos que refieren la
historia del psicoanálisis en Latinoamérica. Doblemente excluida
entonces, quizá por la innovación que implica la conjunción de
lo social y la perspectiva psicoanalítica ¿por política la omiten los
psicoanalistas y por psicoanalista los comunitarios?
Y otra argentina que sufrió la represión política fue la psicóloga
Laura Bonaparte quien participó activamente en las Madres Plaza de
Mayo. Su ex marido y sus tres hijos fueron secuestrados e integran la
lista de “desaparecidos” en Argentina. Licenciada en psicología por
la Universidad de Buenos Aires, trabajó como psicóloga de planta
por 10 años —hasta 1976— en el Policlínico Nacional N° 1, a
cargo de la Sala de Internación de Mujeres. Durante los gobiernos
militares, la represión política la llevó a exiliarse en México, donde
trabajó en el Hospital General de México. Colaboró con Amnistía
Internacional para preparar la primera campaña sobre desapari-
ciones forzosas; también dictó un curso sobre Psiquiatría Política
y Derechos Humanos en Copenhague, Dinamarca y numerosas
conferencias en muchos países. Publicó numerosos artículos sobre
psicología y derechos humanos.

Epílogo y dedicatoria

En psicología hemos avanzado en la tarea de rescatar nombres,


historias, vidas, teorías y prácticas de mujeres en la psicología,
en otros países y en los del cono sur. Hemos querido presentar
en este trabajo un interjuego o contrapunto temporal de la lucha
por los derechos de las mujeres y la inserción de ellas en la carrera
de psicología y los estudios psicoanalíticos en Chile y Argentina.
Con algunas excepciones, no disponemos de datos aún que per-
mitan conocer y analizar en qué forma y en qué medida fueron
influenciadas por tales luchas o en qué medida participaron, activa
o secundariamente, en tales batallas. Esa es una tarea pendiente.
No obstante, quisimos con estas pinceladas de historias de mujeres
chilenas y argentinas, psicólogas y psicoanalistas, recordar que en
un mundo masculino, ellas actuaron como sujetos en sus propias

267
Gonzalo Salas (editor)

opciones, resistiendo la imposición de imágenes tradicionales,


objetivadas y alienadoras de sí mismas. Ellas lucharon, exigieron,
estudiaron, trabajaron, produjeron conocimiento, discutieron y
desafiaron las prescripciones de género.
Mientras estábamos al terminar la escritura de este capítulo,
nos llegó la triste noticia de la muerte de Nuria Cortada. La mujer
con “sonrisa de marfil” (Rossi, 2001b, p. 371), cuyos textos en me-
todología de la investigación y en psicometría fueron centrales en
nuestra formación profesional, se fue el primer día de abril a los 91
años. En su autobiografía (2008) concluye “aunque he tenido, como
todo el mundo, fracasos y frustraciones, nunca me he arrepentido
de haber querido ser psicóloga”. Sus palabras resuenan como eco
de las trayectorias de tantas otras que se han dedicado con energía
y tesón al desarrollo de esta —nuestra— disciplina.

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271
CAPÍTULO 12

Esperanzas y frustraciones: Walter Blumenfeld y su


correspondencia con Enrique Mouchet y Francisco
Romero

Ramón León
Universidad Ricardo Palma

Walter Blumenfeld (1882-1967), figura fundamental en la historia


de la psicología en el Perú (Alarcón, 1994, 2000), arribó al país an-
dino en 1935. Nacido en Alemania en el seno de una familia judía,
Blumenfeld, después de haber optado al grado doctoral en filosofía
bajo la dirección de Carl Stumpf (1848-1936) con un trabajo que
hasta hoy es considerado un clásico de la psicofísica de la visión
(Blumenfeld, 1913), desarrolló una importante carrera académica
que lo llevó a alcanzar el puesto de Ausserordentlicher Professor —
Profesor Asociado— en la Universidad Técnica de Dresde, en su
país. Participante activo y habitual en los congresos sobre temas
psicotécnicos que se realizaban en la Europa de la entreguerra,
Blumenfeld fue, además, durante sus “años europeos” autor de
varios libros sobre epistemología de la psicología y lo que hoy día
llamaríamos psicología cognitiva (Blumenfeld, 1920, 1931, 1933).
Sin embargo, en 1933, una disposición del gobierno na-
cionalsocialista mediante la cual se pasaba forzosamente al retiro
o se expulsaba del servicio civil a los judíos alcanzó a Blumenfeld,
quien emprendió el camino del exilio, que lo conduciría al Perú,
en el cual permanecería hasta su muerte, 32 años después.
Los primeros años de Blumenfeld en el Perú no fueron
fáciles: con muchas dificultades consiguió traer a lo que quedaba
de su familia a su nuevo lugar de residencia, aprendió el castellano

273
Gonzalo Salas (editor)

lo más pronto y mejor que pudo, y comenzó sus actividades en la


Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la más antigua del
Perú, primero dirigiendo el Instituto de Psicología y Psicotécnica de
esa casa de estudios, que funcionó hasta 1939, y después al frente
de cátedras de psicología en las facultades de Letras, primero, y
Ciencias después.
Su visión objetiva de la vida psicológica y su propuesta de
un enfoque experimental no encontraron mucha aceptación en
el medio académico peruano y, por otro lado, se actualizaron en
contra de él prejuicios antisemitas de destacadas personalidades de
la cultura local. Con el paso de los años Blumenfeld se ambientó a
la realidad peruana y reinició la importante actividad publicista que
lo había caracterizado durante sus años alemanes. Fue así como en
1946 publicó su Introducción a la psicología experimental (Blum-
enfeld, 1946), y en 1957, su importante Psicología del aprendizaje
(Blumenfeld, 1957), obras que alcanzaron varias ediciones así
como también dieron lugar a comentarios favorables en las revistas
internacionales. Otras obras de Blumenfeld se concentraron en
temas de filosofía (Blumenfeld, 1951, 1966).
Pero volvamos a los años iniciales de nuestro autor en el
Perú. Aislado de su comunidad lingüística de origen, así como del
contacto y de la interacción cotidiana con sus colegas alemanes,
Blumenfeld debió experimentar una sensación de profunda sole-
dad a la que hace referencia en algunas de las cartas que han sido
conservadas en su archivo personal.
Poco después de su llegada Blumenfeld inició una activa
labor epistolar dirigiéndose a numerosos psicólogos, filósofos e
intelectuales en general que trabajaban en América Latina. En
algunos casos se trataba de retomar el contacto perdido debido a la
emigración, como fue lo sucedido con Emilio Mira y López (1896-
1964), destacada figura de la psiquiatría y psicología españolas y
no menos destacado líder del movimiento psicotécnico europeo
de los años 20´ y 30´, que asimismo debió dejar su país después de
la Guerra Civil Española (Carpintero, 2004; León y Kagelmann,
1991; Saiz y Saiz, 1996).
Es claro reconocer en este deseo el intento de formar un

274
Historias de la psicología en América del Sur

círculo de conocidos y de personas afines a sus intereses que le


permitieran familiarizarse con el nuevo contexto cultural en el que
tenía que vivir. Los archivos que contienen la correspondencia de
Blumenfeld y que fueron conservados durante muchos años por
la señora Ilse Jacobsohn, sobrina del psicólogo alemán, contienen
—sumamente ordenada en términos cronológicos— probable-
mente gran parte de la correspondencia de éste no solo con figuras
del mundo latinoamericano sino también con colegas que habían
permanecido en Alemania o en Europa, o con otros, emigrados
por ejemplo a los Estados Unidos.
En el marco de la presente comunicación abordaremos
solamente un aspecto de esa correspondencia: la que él mantuvo
con dos distinguidos intelectuales argentinos, Francisco Romero
(1891-1962) y Emilio Mouchet (1886-1977). La correspondencia,
en realidad no muy abundante cuando se la compara con la que
Blumenfeld sostuvo con otros colegas y conocidos suyos en Europa
o con otros emigrados en la región latinoamericana, nos da una idea
acerca de las dificultades que el psicólogo alemán vivió especialmente
en los años iniciales de su estancia en el Perú pero también acerca
de las interacciones de estudiosos de la región en una época en la
cual el envío de cartas —y no el correo electrónico, como ocurre
hoy día— era la forma habitual de tomar y mantener contacto con
colegas más allá de las fronteras del país en el que se vivía.
Los corresponsales argentinos de Blumenfeld fueron impor-
tantes figuras de la escena cultural de su país. Enrique Mouchet,
médico y psicólogo por vocación, fue una personalidad muy des-
tacada de la psicología argentina durante toda la primera mitad del
siglo XX (Ardila, 1986). Hombre de gran capacidad de trabajo y
de muy variados intereses, animó los Anales del Instituto de Psico-
logía de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires
—importante publicación que tuviera una periodicidad irregular,
alcanzando tres volúmenes entre 1935 y 1941—, y a lo largo de
su vida publicó o editó numerosos libros, entre ellos uno en el cual
también Blumenfeld colaboraría (Blumenfeld, 1945).
Francisco Romero, por su parte, era un intelectual de las
canteras de la filosofía, cuya obra ejerció una gran influencia en

275
Gonzalo Salas (editor)

su época en toda América Latina. Su Teoría del hombre (Romero,


1952) fue un libro con una muy amplia acogida en el mundo lati-
noamericano y citado por numerosos autores de esta región tanto
psicólogos como filósofos (Larroyo,1963), siendo traducido al inglés
(Romero, 1964). No menos activo y productivo que Mouchet,
Romero dirigió durante años la Biblioteca Filosófica de la prestigiosa
editorial bonaerense Losada, en la cual Blumenfeld publicaría su
libro Sentido y sinsentido (Blumenfeld, 1949), traducción de Sinn
und Unsinn (Blumenfeld, 1933).
Formado autodidácticamente en la filosofía, dado que era
militar de profesión, Romero fue influido por Alejandro Korn
(1860-1936) para dedicarse por completo a la reflexión filosófica
(Rodríguez-Alcalá, 1959).
Comparando el trabajo de José Gaos (1900-1969), exiliado
español en México, y Francisco Romero en Argentina, Naessens
(2009) señala que “… en los dos países antes mencionados, gra-
cias a la labor incansable de Gaos y Romero, se instauró un clima
filosófico que trajo consigo la renovación de la filosofía y, al mismo
tiempo, posibilitó un ‘diálogo filosófico’ que trascendió más allá de
las fronteras de cada país, promoviendo un importante intercambio
de ideas, rompiendo así el aislamiento en que habían vivido, por
muchos años, los pensadores latinoamericanos” (p. 139).
A continuación analizaremos someramente la correspon-
dencia de Blumenfeld con estas dos distinguidas personalidades
argentinas, comentando los aspectos más importantes de ella, para
al final formular algunas conclusiones sobre el particular.

La correspondencia entre
Walter Blumenfeld y Enrique Mouchet

La tabla 1 presenta ordenada de manera cronológica la correspon-


dencia entre Walter Blumenfeld y Enrique Mouchet.

276
Historias de la psicología en América del Sur

Tabla 1. Correspondencia entre


Walter Blumenfeld y Enrique Mouchet

Año Cartas de Mouchet Cartas de Blumenfeld


a Blumenfeld a Mouchet
1936 1 -
1937 4 3
1938 1 2
1939 2 2
1940 2 2
1941 2 1
1942 1 -
1943 1 1
1944 1 2
1945 2 1
1946 2 -
1959 1 -
1961 1 -

La correspondencia, tal como ha quedado conservada


en los archivos de Blumenfeld, se inicia con una carta del 15
de setiembre de 1936 dirigida por Mouchet a Blumenfeld en
la cual acusa recibo de una carta de éste del 20 de agosto —la
cual no ha sido encontrada en los archivos— y del envío de
Jugend als Konfliksituation1, una obra que Blumenfeld había

1  Esta obra es uno de los trabajos más interesantes de Blumenfeld pero al


mismo tiempo el que tuvo un destino más aventurero. Como hemos dicho, fue
publicado originalmente en alemán en 1936 y recibió críticas muy favorables
en su momento tanto en revistas alemanas como en publicaciones periódicas
norteamericanas. Sin embargo, la obra, escrita por un judío, fue objeto de los
destrozos de los nazis. En 1984, cuando Werner Traxel, destacado psicólogo
alemán con gran interés por la historia de la psicología de su país, decidió
preparar la segunda edición de este volumen, escribió lo siguiente a la Sra. Ilse

277
Gonzalo Salas (editor)

publicado en Alemania (Blumenfeld, 1936) pero que solo


apareció después de que emigrara al Perú y cuyo destino pa-
recen haber sido las llamas a las cuales los nacionalsocialistas
enviaron la inmensa mayoría de los trabajos tanto científicos
como literarios provenientes de autores judíos. Al mismo
tiempo Mouchet le remite a su corresponsal en el Perú el
volumen 1 de los Anales del Instituto de Psicología. Medio año
después, el 31 de Marzo de 1937 Mouchet envía otra carta
a su corresponsal en el Perú invitándolo a colaborar con un
trabajo suyo para el volumen 2 de los mencionados Anales.
Poco tiempo después, el 24 de Abril, Blumenfeld le responde
agradeciendo el envío del volumen 1 y comunicando que hará
todo lo posible por enviar un trabajo suyo.
Pasado un tiempo, el 3 de Septiembre de 1937, Blum-
enfeld le escribe a Mouchet indicando que ya tiene el trabajo
listo y que está preparando una copia del mismo. Pocos días
después —el 8 de Septiembre— le informa que ha remitido
por correo certificado “Las leyes psicológicas de la clasifi-
cación” (Blumenfeld, 1938b), calificada como “magnífica
colaboración” por Mouchet cuando éste acusa recibo de ella
el 22 de Septiembre. Mouchet, preocupado por garantizar la
existencia de los Anales, ha ganado en Blumenfeld un valioso
colaborador. Este, por su parte, retoma la actividad publicista y
encuentra en Anales, a través de la invitación que le formulara

Jacobsohn: “El libro Jugend als Konfliktsituation no se ha podido verificar


bibliográficamente hasta ahora. No fue posible hallarlo entre los libros ya
publicados, pero tampoco en un índice de la literatura prohibida en el tiempo
de los nazis. Supongo que el libro fue inmediatamente confiscado después de
su publicación y la edición fue destruida hasta solo quedar algunos ejemplares.
Esto debemos aun aclararlo porque nos parece importante para los lectores
interesados en cuestiones históricas. Según nuestra información en 1936 no
hubo en Alemania quema de libros pública. Era el año de las olimpiadas en
Berlín y los gobernantes no querían dar una impresión mala a los extranjeros
pero indudablemente hubo confiscaciones y destrucciones clandestinas”.

278
Historias de la psicología en América del Sur

Mouchet, un apropiado medio para dar a conocer su trabajo


más allá de las fronteras peruanas.
Pronto y de manera inesperada, la correspondencia adquiere
un carácter dramático cuando el 22 de Agosto de 1939, Blumenfeld
dirige una carta a Mouchet que en realidad es una solicitud de
ayuda urgente: “Por razones económicas, la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos de Lima no creía poder conservar el Instituto
de Psicología y Psicotécnica, que yo tenía a mi cargo quedándome
solo una cátedra de Psicología Experimental en la Facultad de
Ciencias, cuyo sueldo, sin embargo, no alcanza para vivir. Dadas
mis pocas vinculaciones con los demás países de la América Latina,
me permito dirigirme a Ud. suplicándole se digne ayudarme en
esta situación en cuanto le sea posible. Mejor que nadie conoce
Ud. las posibilidades existentes en este continente y, asimismo, mis
publicaciones. Yo consideraría cualquier posición en que podría
prestar servicios útiles, aspirando solo a una remuneración que me
permita vivir decentemente con mi esposa y proseguir los trabajos
científicos que me interesan”2.
Esta carta pone de manifiesto la situación precaria en la que se
encuentra Blumenfeld tan solo cuatro años después de haberse esta-
blecido en el Perú. El Instituto que él dirigía en la casa sanmarquina
es cerrado y él se ve privado de recursos económicos que garanticen
su existencia en el Perú. No hay, de otro lado, en ese país mayores
posibilidades para alguien como él, de modo que se ve obligado a
escribir estas líneas a su corresponsal argentino. Ante este ruego,
el 1 de Octubre del mismo año Mouchet le responde: “Recibí a

2  En esa carta, Blumenfeld coloca como referencias a las cuales se puede


recurrir en materia de mayor información acerca de él y su trabajo a Gustav
Kafka (1883-1953), importante psicólogo alemán, con quien había trabajado
en los años 1920 en la Universidad Técnica de Dresde y con el que mantendría
ininterrumpida correspondencia aún en los años de su exilio; David Katz
(1884-1953), en ese momento en Estocolmo, asimismo una figura de gran
importancia en la psicología alemana, particularmente en la psicología de
la Gestalt, y, como Blumenfeld, obligado también al exilio; y Geza Révész
(1878-1955), psicólogo húngaro asentado en Holanda, donde fundara en
1935 Acta Psychologica.

279
Gonzalo Salas (editor)

su debido tiempo su carta de fecha 22 de Agosto, que no contesté


antes por ver si podía hacer algo por Usted y comunicarle gratas
noticias; sin embargo, desgraciadamente, no he conseguido nada.
El gobierno argentino no hace nada por ayudar a los intelectuales
expatriados y que ya abundan en Buenos Aires. Ahora van llegando
muchos de España, que tienen la ventaja sobre los demás de conocer
el mismo idioma; a pesar de todo ellos tampoco pueden ubicarse”.
Lo que afirma Mouchet en modo alguno es una respuesta
política y cortés a su corresponsal en el Perú. En efecto: Mira y
López, alguien ya en ese entonces internacionalmente conocido
como psiquiatra y psicólogo, le escribiría a Blumenfeld en su
momento que en Argentina coleccionaba promesas de trabajo y
ganándose la vida como traductor de libros al castellano (León y
Kagelmann, 1991).
Tras agradecer con carta del 26 de Octubre las palabras de
Mouchet, Blumenfeld le señala que Chile y México también po-
drían ser considerados como países a los cuales él podría emigrar.
Al mismo tiempo promete una colaboración para el tercer volumen
de los Anales. Blumenfeld remitirá un trabajo sobre la pubertad
(Blumenfeld, 1941).
De allí en adelante la correspondencia se circunscribe a in-
tercambio de separatas, pero en 1943 Mouchet invita a Blumenfeld
a enviar un trabajo esta vez para un volumen de Temas actuales de
psicología normal y patológica, para el que espera contar con “co-
laboraciones de los mejores especialistas de Norte y Sudamérica”.
En efecto, Blumenfeld colaborará en el proyecto de Mouchet con
un trabajo sobre la risa (Blumenfeld, 1945).
En 1946 le agradece Mouchet el envío de su Introducción a la
psicología experimental y en 1959 nos enteramos, cuando Mouchet
agradece el envío de un trabajo por parte de Blumenfeld, de que
Wolfgang Köhler “fue mi profesor de psicología en 1909, época en
que dictaba el curso en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos
Aires, como profesor contratado”. La última carta contenida en los
archivos de Blumenfeld es de Mouchet y tiene por fecha el 18 de
Agosto de 1961; en ella le agradece al psicólogo alemán el envío de
su trabajo Value and valuation (Blumenfeld, 1960-1961).

280
Historias de la psicología en América del Sur

La correspondencia entre
Walter Blumenfeld y Francisco Romero

La tabla 2 presenta ordenada de manera cronológica la correspon-


dencia entre Walter Blumenfeld y Francisco Romero.

Tabla 2. Correspondencia entre


Walter Blumenfeld y Francisco Romero

Año Cartas de Rome- Cartas de Blumen-


ro a Blumenfeld feld a Romero
1936 1
1937 4 5
1938 1 4
1939 2 4
1940 1 2
1941 1 1
1947 1 2
1948 1 2
1949 1 3
1951 1 -
1956 3 -
1957 2 2
1958 1 1
1959 1 1

La correspondencia entre Blumenfeld y Romero es, como puede verse,


de una magnitud bastante mayor que la que mantuvieron Blumenfeld
y Mouchet, pero se inicia en realidad al mismo tiempo. El 18 de
Septiembre de 1936 Romero le escribe a su corresponsal al otro lado
de los Andes: “Aprovecho complacidísimo la oportunidad que me
brinda su carta para establecer relación con Ud.; aunque no conozco
hasta ahora ningún escrito suyo, sé su significación en las disciplinas

281
Gonzalo Salas (editor)

que profesa. He recibido Sinn und Unsinn…”. Ya en febrero de 1937


Blumenfeld remite un trabajo a Romero para que éste lo publique en
la revista Nosotros, que tenía a su cargo. Se trata de un denso estudio
sobre la noción del origen en la metafísica y las ciencias, que Romero
se ve obligado a declinar por su calidad y extensión, sugiriendo más
bien que resuma los artículos publicados en El Comercio para esa
revista, en tanto que le pide permiso para publicar el trabajo sobre
el origen en el volumen sobre Descartes que tiene en preparación, a
lo que accede Blumenfeld (Blumenfeld, 1938a).
El 25 de abril Blumenfeld responde aceptando las sugerencias
de Romero y al mismo tiempo agradeciéndole que su libro Sinn und
Unsinn sea empleado por el profesor argentino en sus clases sobre
Husserl. Casi en las vísperas del año nuevo, el 30 de Diciembre
de 1937, Blumenfeld le escribe a Romero pidiéndole prospectos y
programas de los varios cursos de la psicología en la Facultad de la
Universidad de Buenos Aires, “pues sobre la parte experimental de
este ramo así que sobre la psicología de la niñez y de la juventud
conozco muy poco en español que tenga algún valor”. Seguidamente
le hace a su corresponsal argentino una suerte de confidencia: “A
mí personalmente, se me ha aconsejado publicar una introducción
a la psicología experimental, pero dudo si tal trabajo sería reco-
mendable, pues veo por mi experiencia diaria que en el Perú no es
muy corriente el que los estudiantes compren sus libros, y, además,
no hay en Lima la editorial que pudiese encargarse del asunto”.
Romero se ofrece, el 20 de Enero de 1938 a recomendarlo
como autor a la casa Espasa-Calpe en Argentina, cosa que en efec-
to hace, porque el 14 de Marzo de ese mismo año Blumenfeld le
envía una carta en la cual le dice: “La casa Espasa-Calpe, a que me
ofreció recomendarme, me ha enviado en estos días, refiriéndose
a Ud., la traducción al castellano de la famosa obra de Rickert con
su valioso prólogo de Ud”. Agregando que, “En cuanto al libro
Introducción a la psicología experimental probablemente va a pasar
todavía algún tiempo hasta que me sea posible apreciar el volumen
y el plazo para terminarlo, dado que me he propuesto explicar en
él, en forma sistemática aunque sintética, el estado actual de la
psicología. Yo le daré oportuna noticia tan pronto escriba a la casa

282
Historias de la psicología en América del Sur

con este fin. Pero me ha ocurrido que para ella la traducción de


mi libro Jugend als Konfliktsituation, tal vez, podría ser interesante.
En este libro que salió en Berlín en 1936, yo traté de desarrollar
una nueva teoría sobre las típicas manifestaciones de la pubertad.
Agradeciendo a los representantes de Espasa-Calpe por su amabi-
lidad voy a preguntarles al respecto…”.
El 10 de febrero del mismo año Blumenfeld, al par que acusa
recibo de los Escritos en honor de Descartes (Romero, 1938) en el
que se publica su trabajo El concepto de origen en la metafísica y en
la ciencia (Blumenfeld, 1938a) y destaca la calidad del libro, le da
a conocer a Romero lo difícil que se ha tornado su situación en el
Perú: “Mi propia situación ha empeorado porque la Universidad
de San Marcos se ve obligada, por razones económicas, a cerrar
el Instituto de Psicología y psicotecnia que yo tenía a mi cargo.
Parece que en este año solo me quedará una cátedra de psicología
experimental en la Facultad de Ciencias, así que tendré que buscar
otras actividades adicionales posponiéndoles mis investigaciones
científicas y filosóficas”. Tras agradecer, el 6 de marzo de 1939, sus
gratas impresiones sobre Escritos en honor de Descartes, Romero le
dice que “en la Biblioteca Filosófica que dirijo me agradaría mucho
publicar su libro Sinn und Unsinn”.
El 30 de mayo de 1939 Blumenfeld le agradece el ofreci-
miento de publicar su libro y le informa que los derechos son suyos
y que él asumirá la traducción, la cual es remitida a Romero el 27
de Septiembre de 1939. El 16 de Octubre, Romero acusa recibo
de esta obra.
La correspondencia pone de manifiesto que Romero tenía
en gran estima a Blumenfeld como autor. El 5 de marzo de 1940 le
comunica: “Sigo pensando en que, si mi Biblioteca sigue adelante,
acaso le interesaría hacer alguna vez para ella algo titulado más o
menos: El experimento en psicología: historia y doctrina”. Blum-
enfeld agradece la sugerencia y señala que va a pensar sobre el tema.
Un año después, sin embargo, las relaciones entre Blumenfeld
y su corresponsal argentino se tornan tensas. El 14 de Octubre de
1941 Blumenfeld le escribe a Romero: “En el último número de la
revista Philosophy and Phenomenological Research —Junio de 1941—,

283
Gonzalo Salas (editor)

pp. 516 y 517, veo la lista de los libros que se han publicado o
van a publicarse próximamente en su Biblioteca Filosófica. No se
menciona entre ellos la traducción de mi libro Sinn und Unsinn
que Ud. me había pedido en carta con fecha de 6 de marzo de
1939, es decir hace dos años y medio, que le he mandado el día
27 de setiembre del mismo año. Tengo la impresión de que Ud.
ha cambiado de su opinión respecto a esta obra, razón por la cual
creo me agradecerá que le libre de su obligación que no podía dejar
de ser desagradable, rogándole me devuelva mi manuscrito, si mi
sospecha resulta justificada”. Prontamente, el 5 de Noviembre, Ro-
mero le responde: “Mucho lamento haya podido usted suponer en
mí indiferencia hacia su valioso libro Sentido y sinsentido. Nuestro
deseo de publicarlo es el mismo que cuando se lo solicité para la
Biblioteca Filosófica”.
Esto evidentemente calmó las angustias de Blumenfeld. Se
inicia después de las líneas de Romero previamente transcritas un
interregno en el cual no se registra correspondencia entre ambos.
Pero muchos años después, el 28 de julio de 1947 Blumenfeld
volvería a la carga con el asunto de Sinn und Unsinn:
“Más de 8 años han pasado desde el día en que Ud. me pidió
la traducción al castellano de mi librito Sinn und Unsinn para su
publicación en la Biblioteca Filosófica que Ud. edita. Suponiendo
que su opinión respecto al valor de dicho opúsculo había cambiado,
le ofrecí en el año 1941 renunciar al cumplimiento de su promesa.
Pero dado que en su carta fecha 5 de Noviembre del mismo año me
reanudara la afirmación de su interés en la publicación del libro, la
cual se realizaría “apenas lo permitan las circunstancias”, y conside-
rando las dificultades de la situación creada por la Segunda Guerra
Mundial, he esperado hasta ahora que apareciera el pequeño tomo.
Estoy seguro de su comprensión cuando le ruego devuélvame el
manuscrito, con cuya publicación en su Biblioteca ya no cuento…”
El 3 de Septiembre del mismo año Romero, evidentemente
incómodo, le responde: “Un cúmulo de circunstancias sucesivas
fueron retrasando el envío a la imprenta de su libro, entre ellas
que yo quería haber revisado el estilo de la traducción. Cuando
pude ponerme a ello, empezó la tremenda crisis nuestra, que en lo

284
Historias de la psicología en América del Sur

universitario terminó para mí con la renuncia voluntaria de mis


cátedras, después de muchos azares”. El 27 del mismo mes acusa
Blumenfeld recibo de su carta y le informa a Romero que la Uni-
versidad de Tucumán le ha ofrecido una cátedra permanente pero
que no puede aceptarla. El 16 de Febrero de 1948 señala que, dado
que dictará un cursillo de psicología experimental en la Universidad
Nacional del Tucumán en Abril de 1948, le parecería excelente
que la traducción castellana de Sinn und Unsinn estuviera impresa
para entonces o por lo menos para que haga la última revisión de
las pruebas. Blumenfeld, en efecto, permaneció una temporada
en Tucumán, donde iniciaría una amistad con el filósofo Rodolfo
Mondolfo (1877-1976), proseguida por muchos años a través de la
vía epistolar. Blumenfeld, además, debió encontrar el tiempo para
visitar a Romero. El 5 de Noviembre de 1948 Blumenfeld agradece
la hospitalidad con la que lo recibiera medio año antes al par que
le ruega que intervenga con la casa Losada con referencia al libro.
Entre Diciembre de 1948 y Agosto de 1949 hay dos cartas
que revelan la incomodidad de ambos corresponsales con respecto
a la traducción de Sinn und Unsinn. El 5 de Diciembre de 1948
Romero le escribe a Blumenfeld: “Creo que lo ocurrido con su libro
me ha hecho sufrir a mí más que a Usted. El desgaste nervioso que
me han producido hasta ahora las cosas de la editorial es enorme”.
Blumenfeld, por su parte, el 10 de Febrero se queja sobre el
trato de Losada con respecto a su libro. Romero, el 25 de Agosto
de 1949 informa a su corresponsal en el Perú: “Por fin terminó el
desdichado asunto de la edición de su libro”, dándole a conocer
que hace un par de meses presentó su renuncia a la dirección de la
Biblioteca Filosófica, “por lo ocurrido con su libro y con algún otro”
Pero el asunto no termina allí, pues el 30 de Mayo del mismo
año Blumenfeld le solicita que intervenga ante la editorial Losada,
porque la editorial no deje de insistir ante la imprenta que consi-
dere meticulosamente las correcciones indicadas. La historia con
respecto a este libro tiene un final feliz: el 20 de agosto de 1949
Blumenfeld le informa a Romero que ha recibido los ejemplares
del libro por parte de Losada y le agradece todas las molestias y
gestiones sobre el particular.

285
Gonzalo Salas (editor)

Tras un largo periodo de silencio, en 1956 Romero informa


a Blumenfeld que el curso de Antropología Filosófica es uno de los
que ha asumido al reintegrarse a la Universidad de Buenos Aires y
le solicita que le envíe un ejemplar de su libro sobre Martín Buber
(Blumenfeld,1951). El 21 de Mayo del mismo año Blumenfeld
informa de la remisión de la obra solicitada. En 1957, Blumenfeld
remite un ejemplar de su Psicología del aprendizaje (Blumenfeld,1957),
que Romero presentaría a la Comisión Nacional de Aprendizaje.

Comentario final

La correspondencia entre Blumenfeld, Romero y Mouchet nos


parece interesante porque pone de manifiesto el activo intercambio
epistolar —en una época en la cual no había internet ni e-mails—
entre intelectuales que vivían en América Latina. Constante envío
de separatas, solicitudes de información, intercambio de libros,
gestiones para invitaciones y posiciones laborales permitían supe-
rar las grandes distancias que separaban a los corresponsales en la
región. Pequeños dramas surgían en torno a estos envíos debido a
la frecuente pérdida de la correspondencia.
También ofrece alguna información acerca del destino de los
psicólogos emigrantes europeos que se establecieron en América del
Sur y que, por lo general tuvieron que pasar numerosas peripecias
a fin de conseguir alguna posición profesional o de conservarla.
Ya hemos mencionado el caso de Emilio Mira y López, quien,
después de intentar infructuosamente establecerse en Argentina o
en el Perú, finalmente emigró a Brasil en donde podría reiniciar
su carrera. Podríamos también citar el caso de Mercedes Rodrigo
(1891-1982), psicotécnica española emigrada a estas latitudes y
figura destacada de los albores de la psicología en Colombia, quien
asimismo se vio en la necesidad de emigrar posteriormente a Puerto
Rico (Ardila, 1988, Guil Bozal y Vera Gil, 2011).
El caso de Blumenfeld es, a pesar de todas sus dificultades,
un caso exitoso: si bien, como se ha visto, en algún momento creyó
que su posición profesional estaba amenazada en el Perú y lanzó
pedidos de ayuda con el fin de reemigrar a México, Argentina o

286
Historias de la psicología en América del Sur

Chile, finalmente logró afianzarse en el Perú. En efecto, Blumenfeld


permaneció en el Perú hasta el fin de sus días. En la década de los
1940 formó parte del Instituto Psicopedagógico Nacional, impor-
tante proyecto educativo emprendido por el gobierno del presidente
Manuel Prado y Ugarteche. En esa institución Blumenfeld ocupó
un alto cargo directivo y llevó a cabo importantes proyectos de
investigación, al par que continuó con su carrera como profesor
en la Universidad de San Marcos.
A lo largo de su carrera en el país andino, Blumenfeld tuvo
que enfrentar problemas como el cierre del instituto para el cual
había sido contratado originalmente en Alemania, su traslado de
la Facultad de Letras a la de ciencias en la Universidad de San
Marcos, dada la recepción poco positiva de sus ideas en materia
de psicología en la primera de las facultades mencionadas, y, por
último amenazas de graves dificultades económicas.
Asimismo, la correspondencia que hemos analizado da una
idea de los problemas para publicar y para encontrar un círculo de
interlocutores apropiado para quien, como Blumenfeld, se había
establecido en un país de escaso desarrollo científico y limitada ac-
tividad cultural como el Perú. En ausencia de editoriales peruanas,
despliega esfuerzos —en los que colabora activamente Francisco
Romero— para publicar en Argentina, pero la publicación de sus
obras constituye un verdadero via crucis, como puede deducirse
del intercambio epistolar que hemos presentado.
Sorprende que en medio de todas estas dificultades el psi-
cólogo alemán encontrara el tiempo y las energías suficientes para
proseguir su carrera científica y su permanente labor en el publi-
cismo científico hasta edades muy avanzadas: A los 75 años da a
la luz su Psicología del aprendizaje (Blumenfeld, 1967), a los 80 ve
la aparición en castellano de La juventud como situación conflictiva
(Blumenfeld, 1962), la traducción de Jugend als Konfliktsituation
(Blumenfeld, 1936).
Un año antes de su fallecimiento la Universidad de San
Marcos le publica Contribuciones críticas y constructivas a la proble-
mática de la ética (Blumenfeld, 1966). Póstumamente aparecería la
traducción al alemán de este libro (Blumenfeld, 1968). La muerte

287
Gonzalo Salas (editor)

sorprendería a Walter Blumenfeld, trabajador incansable, en medio


de la revisión de una nueva edición de su Psicología del aprendizaje.

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de La Plata.
Romero, F. (1952). Teoría del hombre. Buenos Aires: Losada.
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España, Barcelona, Pirámide, 375-397.
Traxel, W. (1984). Carta a Ilse Jacobsohn del 17 de Julio.

289
CAPÍTULO 13

La psicología de los menores en América del Sur:


historia del movimiento estudiantil y escenarios futuros1

Miguel Gallegos
Universidad Nacional de Rosario (UNR-CONICET)

Los estudiantes de psicología han tenido una considerable parti-


cipación en la organización, gestión e institucionalización de la
psicología en los países de América del Sur tanto en el pasado más
remoto como en las acciones más recientes. No sólo los mayores
han realizado cosas importantes para el desarrollo de la psicolo-
gía, sino también los menores han sido actores protagónicos en la
constitución de la disciplina y profesión psicológica en la región.
Hasta el momento, las investigaciones históricas han descui-
dado el estudio de la actividad estudiantil en la psicología, tanto en
el contexto internacional como en el latinoamericano (Gallegos,
2009). Prácticamente son inexistentes las publicaciones sobre este
tópico de estudio, salvo algunas excepciones (Arbaiza-Bayona,
2012; Benito, 2007, 2008; Calabresi y Polanco, 2008; Gallegos,
2009; González, 2012; Machado y Scarparo, 2010; Noailles, 2010;
Ribeiro, 1998, 2007). En este sentido, el presente trabajo se plantea
como una contribución a la historia del movimiento estudiantil en la
psicología latinoamericana y como la posibilidad de extraer algunas
enseñanzas para idear los escenarios futuros de este movimiento.

1 Este trabajo se basa en una conferencia desarrollada en el II Congreso


Latinoamericano de Estudiantes de Psicología, en Asunción, Paraguay, 2009.
Dicho trabajo obtuvo el Premio COLAEPSI, en la Categoría de Postgrado,
en el citado evento. Lo que se presenta es una versión reelaborada y ampliada
del trabajo original.

291
Gonzalo Salas (editor)

Conviene aclarar que el movimiento estudiantil como ob-


jeto de estudio ha sido abordado en innumerables ocasiones desde
diversas perspectivas disciplinares (Sanguinetti, 1969). Sociólogos,
psicólogos, historiadores, antropólogos y comunicadores, entre
otros, se han interesado por abonar el campo de estudio sobre
la juventud en general y el movimiento estudiantil en particular
(Groppo, Filho y Machado, 2008). Dentro del conjunto de las
diversas producciones, generalmente se ha privilegiado el estudio
sociopolítico y cultural del movimiento estudiantil, desdeñando otras
facetas igualmente importantes como el desarrollo de actividades
científicas y profesionales en el marco específico de cada disciplina.
En la actualidad resulta tan natural hablar del movimiento
estudiantil que ya nadie repara en el contenido de sus actividades
y las condiciones que posibilitaron su emergencia. Se habla de
movimiento estudiantil como si siempre hubiese existido y no
se tiene en cuenta que se trata de una categoría teórica que viene
a recubrir un fenómeno empírico, que tuvo diversos momentos
históricos de constitución y desarrollo, los cuales no son suscep-
tibles de homologación, sino que responden a improntas teóricas
e ideológicas de diversas épocas, así como a diferentes intereses y
motivaciones que singularizan cada acción estudiantil.
Las movilizaciones estudiantiles pueden rastrearse desde
el momento en el que se encuentran estudiantes, representados y
definidos como tales. Sin embargo, es durante el siglo XX donde el
movimiento estudiantil se asume con autoconciencia y organización,
define metas y propósitos, se identifica como actor social y proyecta
diversas acciones colectivas. Desde luego, este movimiento no sería
posible sin la importante masificación de la educación superior que
tuvo lugar durante el citado siglo XX (Brunner, 1986).
Como se sabe, los estudiantes universitarios, como población
específica, no constituyen un cuerpo social homogéneo debido al
origen y la pertenencia diferenciada de clases sociales, no obstante, la
vida universitaria y cierta concurrencia temporal los unifica genera-
cionalmente. Ahora bien, si hay algo que verdaderamente caracteriza
a los estudiantes es el perpetuo movimiento, en el sentido de situarse
como un sujeto colectivo que se renueva constantemente. Tal vez

292
Historias de la psicología en América del Sur

sea por ese carácter de circulación, flujo y renovación constante que


muchas de las actividades estudiantiles vuelven a comenzar una y
otras vez, aunque con diferentes referencias ideológicas y objetivos.
En el terreno de la historia protagonizada por los estudiantes
de psicología en América del Sur, se pueden reconocer algunas
problematizaciones específicas, tanto en lo concerniente al propio
objeto de indagación como al trabajo historiográfico que se pro-
yecta. En primer lugar, se hace imprescindible definir qué acciones
estudiantiles han sido significativas para el desarrollo de la psicología
latinoamericana y cuáles merecen ser destacadas. En el recorrido del
trabajo, se ha optado por referir tanto las iniciativas estudiantiles
que han tenido una importante repercusión en la actividad científica
y profesional más general de la disciplina como aquellas que sólo
alcanzaron una difusión entre los estudiantes.
En segundo lugar, es preciso aclarar el uso y el tratamiento
de las fuentes documentales. Generalmente los estudiantes no se
han caracterizado por dejar un registro escrito de sus actividades.
Esto ha presentado una importante dificultad a la hora de la re-
construcción histórica y la constatación de los datos volcados en
el escrito. En muchos casos no fue posible determinar con certeza
varias de las realizaciones estudiantiles. En tales casos, se ha optado
por señalar la referencia más verosímil.
En tercer lugar, el contrapunto entre el pasado y el presente
de las acciones estudiantiles deja planteado el problema de los
escenarios futuros. A juzgar por el estado de las actividades que se
realizaron en el pasado y el conjunto de actividades que se vienen
materializando en el presente es posible imaginar algunas proyec-
ciones de las actividades estudiantiles. En este punto, sin pretender
hacer futurología, se indican algunos caminos deseables para la
futura actividad estudiantil en la región.
Por último, es preciso mencionar que este trabajo tiene sus
limitaciones, tanto en lo que se refiere a la visión regional —no se
poseen datos de todos los países— como a las historias locales —no
se profundiza en cada país—. En consecuencia, el alcance del estudio
tiene como foco central las realizaciones estudiantiles en los países
de América del Sur, aunque también se incluyen algunos datos de

293
Gonzalo Salas (editor)

América Central y el Caribe. Futuras investigaciones podrán volver


sobre este trabajo para completarlo, cuestionarlo o mejorarlo.

Hacia el pasado de las realizaciones estudiantiles

En América Latina, los estudiantes de psicología han sido activos


protagonistas del desarrollo institucional, científico, académico y
profesional de la psicología. Desde los primeros tiempos, cuando
se crean las primeras carreras de psicología a mediados del siglo
XX, los estudiantes de psicología forjaron múltiples gestiones y
promovieron el desarrollo de la psicología en la región.
Por ejemplo, en Colombia, puede situarse una de las primeras
organizaciones estudiantiles de la psicología en América del Sur. La
Federación Universitaria de Psicología, fue creada por los alumnos
del Instituto de Psicología de la Universidad Nacional de Colombia,
en 1954. Aquella institución fue reorganizada un año más tarde
como Federación Colombiana de Psicología, cuando los estudiantes
sumaron el interés y la participación de los jóvenes profesionales
(Ardila, 1973; González, 1978).
También en Colombia, es importante destacar la participación
de un estudiante de psicología como ponente en la Primera Confe-
rencia Latinoamericana sobre Entrenamiento en Psicología, organizada
en Bogotá, en el año 1974 (Ardila, 1978; Gallegos, 2010). José Ma-
nuel González, por entonces estudiante de la Universidad del Norte,
participó en la recordada conferencia con el trabajo Entrenamiento
en psicología: el punto de vista de un estudiante (González, 1978).
En esa ponencia, el propio estudiante informó acerca de las
organizaciones estudiantiles en Colombia. Para la década de 1970
se podía reconocer la existencia de la Asociación de Estudiantes de
Psicología del Atlántico —AEPSA—, creada en 1973 por los estu-
diantes de Barranquilla, y la Asociación Colombiana de Estudiantes
de Psicología —ACOEPSA—, formada en 1974, en Bogotá (Gon-
zález, 1978). Cabe anotar que a partir de las iniciativas movilizadas
por los estudiantes de ambas ciudades se formalizó la Asociación
Colombiana de Estudiantes de Psicología, la cual llegó a editar Ecos
de la Psicología, en 1974 (Correa, 1974).

294
Historias de la psicología en América del Sur

En rigor, los estudiantes colombianos han sido muy activos


editores de revistas académicas. Por ejemplo, los estudiantes de la
Facultad de Psicología, de la Universidad Católica de Colombia,
gestionaron la publicación de un boletín designado Psiconotas, en
1985 (Anónimo, 1985). Años más tarde, otros estudiantes de la
misma institución iniciaron la edición de los Escritos Colombianos
de Psicología, en 1994 (Restrepo, 1994). Por su parte, un grupo de
trabajo estudiantil conformado al interior del Departamento de
Psicología, de la Universidad Nacional de Colombia, iniciaron la
revista Psicología y Sociedad, en 1983 (Anónimo, 1983). Entretanto,
los estudiantes de la Escuela de Psicología, de la Universidad Incca
de Colombia, editaron varios números de ProSesos, a partir de 1995
(Anónimo, 1995).
De similar activismo editorial en que en la Antigua Gra-
nada, los estudiantes de psicología en el Perú gestionaron varias
publicaciones, de las cuales pueden destacarse el Boletín Psicológico
de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en 1967, y la
revista Panoramas Psicológicos, de la Universidad Inca Garcilaso de
la Vega, en 1974 (Alarcón, 2000). En México, resulta de interés
mencionar la edición de la revista Zero en Conducta, que los es-
tudiantes de psicología de la Universidad Nacional Autónoma de
México, gestionaron para manifestarse críticamente respecto de la
formación académica durante los años setenta.
En el caso de Venezuela, también se puede registrar una tem-
prana organización estudiantil como la Asociación de Estudiantes de
Psicología de la Universidad Central de Venezuela, que desde fines
de la década del cincuenta gestionó diversas actividades científicas,
entre las que sobresale la organización del Primer Seminario de
Psicología, donde se discutieron varios tópicos relacionados con la
psicología en aquel momento. En el mismo país, los estudiantes
también crearon la primera publicación que registra la Escuela de
Psicología de la Universidad Central de Venezuela, que fuera creada
como Sección de Psicología, en 1956. Se trata de los Cuadernos de
Psicología, cuya edición estuvo a cargo de la Asociación de Estudiantes
de Psicología de la citada universidad. Tales cuadernos se publicaron
desde 1959 hasta 1962 (Escotet, 1978; Rodríguez y Sánchez, 1999).

295
Gonzalo Salas (editor)

En Argentina, durante la década del setenta en la que se


discutía acerca del rol del psicólogo y la legitimidad de la profesión
(Gallegos, 2005; Klappenbach, 2000, 2006), los estudiantes de
psicología, conjuntamente con las primeras camadas de psicólogos,
propiciaron el Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de
Psicología, desarrollado en Córdoba entre el 11 y 13 de Octubre
de 1974, con el objetivo de discutir sobre la importancia de contar
con un rol claro del quehacer profesional, así como la necesidad de
regular la actividad profesional y llevar a cabo procesos formativos
acordes con las improntas de la época (Propuesta, 1974). Como es
sabido, de aquel encuentro se oficializaría el 13 de Octubre como
Día del Psicólogo en Argentina (Gallegos y Berra, 2012).
En otro evento, realizado unos años más tarde, los estu-
diantes de psicología en Argentina se volvieron a mostrar críticos
y se manifestaron a favor del reconocimiento de la profesión del
psicólogo, que hasta ese momento no se encontraba oficialmente
reconocida en el país. Estas manifestaciones tuvieron lugar en la
I Jornada sobre Actualizaciones en Psicoterapias para Estudiantes,
desarrolladas en 1981 (Anónimo, 1981). En la provincia de San
Luis, los estudiantes de la Licenciatura de Psicología y Pedagogía
organizaron y promovieron el Centro de Estudios de Psicología
Objetiva I. P. Pavlov —CEDEPO—, en los primeros años de la
década del setenta (Calabresi y Polanco, 2008; Piracés, 1976). En
el CEDEPO se incluían las primeras actividades académicas de los
estudiantes, organizados bajo la denominación de Estudiantes de
Psicología Científica —EPCI—.
En Chile se sabe que los estudiantes de psicología promovie-
ron una infinidad de actividades, tales como congresos científicos,
jornadas de investigación, encuentros temáticos y otras actividades
relacionadas con la profesión del psicólogo y las instancias de
formación académicas. De hecho, durante la década de 1960 ha-
bían promovido varias Jornadas de Psicología, en el marco de las
actividades de la Escuela de Psicología, de la Universidad de Chile
(Ligüeño y Parra, 2007; Ligüeño, Parra, Moncada y Laborda,
2010). Asimismo, Toro y Villegas (1999) han informado que los
estudiantes fueron activos protagonistas en los cambios de los

296
Historias de la psicología en América del Sur

planes de estudios hacia fines de los años sesenta, lo que favoreció


una apertura mayor hacia las diversas tendencias de la psicología.
Contrariamente a lo ocurrido en el país trasandino, en Rio
de Janeiro, los estudiantes se opusieron al cambio de énfasis de la
psicología clínica —que venía siendo el eje de formación— por el de
la psicología experimental, tal como queda evidenciado en el siguiente
extracto: “Os fatos estão principalmente relacionados com as trocas
na direção do departamento desde 72 – das mãos do professor Paes e
Barros para as de Aroldo Rodrigues e deste para Angela Biaggio; esses
dois últimos seguidores de uma corrente de psicologia experimental,
que nos vem sendo impingidas negligenciando-se todas as outras
posições que a psicología possa assumir e barrando a tentativa dos
estudantes e alguns professores de fazerem uma psicologia adequada
à realidade brasileira” (Anónimo, 1977, p. 19).
La historia de estos acontecimientos fue difundida en la revista
Radice, que fuera editada por jóvenes profesionales y estudiantes
de psicología entre 1976 y 1981. Radice, luego transformada en
Radice: Luta e Prazer, fue un importante canal de comunicación
en el “campo psi” brasileño durante el tiempo de dictadura militar.
En sus páginas tuvo lugar la denuncia de la represión ejercida por
el gobierno de facto de aquel momento, la crítica a los cambios
curriculares que se intentaron imponer y las actividades de orden
gremial de los profesionales psicólogos (Santos, 2008; Santos y
Jacó-Vilela, 2005).
Durante aquellos años se desarrolló una importante movi-
lización de estudiantes de psicología en Brasil, que fue el reflejo
más general de las movilizaciones sociales. Como ejemplo se puede
mencionar el agrupamiento ENEPsi, conformado por estudiantes
de psicología, que estuvo en vigor a finales de los años sesenta y
retornó en la década siguiente, luego de que la interdicción militar
prohibiera cualquier tipo de manifestación pública en los estable-
cimientos educativos en 1969 (Ribeiro, 2007). En consecuencia, a
partir de 1976 se comenzaron a desarrollar los Encontros Nacionales
de Estudantes de Psicologia, al margen de otros eventos regionales
como el I Encontro Sul-Riograndense de Estudantes de Psicologia,
organizado en São Paulo en 1971 (Bocklage, 1971).

297
Gonzalo Salas (editor)

Simultáneamente a lo que acontecía en toda la región, en


Honduras también se llevaron a cabo varios procesos de gestión
estudiantil en psicología. A comienzos de los años setenta, luego de
haber transcurrido nueve años de iniciada la formación en psicolo-
gía, con la creación de la Carrera de Psicología General, en 1961, los
estudiantes de psicología de la Universidad Nacional Autónoma de
Honduras, promovieron la Asociación de Estudiantes de Psicología:
“Como era natural, el número de estudiantes al comienzo de la
carrera de Psicología era pequeño y formado, casi exclusivamente,
por maestros de educación primaria, con gran predominio del sexo
femenino. Esta situación ha sido una constante en el alumnado
de la carrera que se mantiene hasta hoy, con la diferencia de que,
a partir de mediados de los 70´, se empezaron a inscribir alumnos
que no eran maestros. Los pequeños grupos iniciales facilitaban el
proceso de interrelación entre docentes y estudiantes, propiciándose
un ambiente amistoso y cordial, lo que permitía la fácil solución
de cualquier problema. Sin embargo, en la UNAH había una gran
actividad política estudiantil a nivel de los diferentes frentes, lo que,
a lo mejor, influyó para que, ya en 1970, se había formado una
Asociación de Estudiantes de Psicología que, aunque no contaba
con una legislación formal, eran reconocidos y tomados en cuenta
por el Consejo de Profesores. En 1972 se elaboran los estatutos
correspondientes los que, una vez aprobados, le dieron existencia
legal a la Asociación, la que, entre otras cosas, logró la creación de
un Comité Académico paritario —3 docentes y 3 estudiantes— y
cuya coordinación le correspondió al coordinador de la carrera.
Este comité tuvo mucha influencia en los asuntos académicos de
la carrera de psicología y es a partir de 1976, que en la elección del
coordinador de la carrera de psicología participan igualitariamente
docentes y estudiantes” (Donaire, 2002, p. 49).
De este conjunto de actividades, merece destacarse la actividad
estudiantil que se generó en México. En ese país, los estudiantes de
psicología no sólo motorizaron el primer evento regional de corte
estudiantil en psicología del que se tiene noticias, sino además,
favorecieron el desarrollo institucional de la psicología mexicana.
Según Korban de Shein (1997), “en 1957, se llevó a cabo el Primer

298
Historias de la psicología en América del Sur

Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología, organi-


zado por estudiantes de las generaciones de 1955 y 1956. En él
se plantearon por primera vez los problemas de tipo profesional
y académico que enfrentaba la psicología en casi todos los países
latinoamericanos. Es importante señalar que el Dr. Lara Tapia
afirma que este Congreso constituyó un antecedente importante
para la creación de la Facultad de Psicología” (Korban de Shein,
1997, p. 67).
Si bien no se ha podido documentar más extensamente el
desarrollo de este evento, hay razones para suponer que tal evento
no fuera gestionado únicamente por los estudiantes, ni que tampoco
fuera convocado como un evento exclusivamente estudiantil. En el
rastreo bibliográfico realizado, se ha podido tomar conocimiento
de dos referencias cruzadas que indican la realización de un con-
greso en 1957, en México: I Congreso Latinoamericano de Psicología
Profesional (Feijoó, 1980) y Primer Congreso Latinoamericano de
Psicología (Donaire, 2002). Como sea que haya sido, las referencias
no invalidan la probable participación y promoción de los estu-
diantes en la gestión del citado evento. Es muy probable que el
evento se organizara conjuntamente entre docentes y estudiantes.
A juzgar por estos acontecimientos, los estudiantes de psi-
cología han sido inquietos actores en la historia de la psicología en
América Latina. No sólo los mayores han realizado contribuciones
importantes para la psicología, sino también, los menores han con-
tribuido significativamente con el desarrollo y el fortalecimiento
de la psicología en la región. Por el momento, el estado actual de
las fuentes documentales y las breves referencias encontradas no
nos permiten brindar más detalles de las actividades estudiantiles
reseñadas. Cuando los estudios históricos sobre la psicología en la
región latinoamericana se hagan más extensivos y recubran el tópico
estudiantil, probablemente se pueda contar un conocimiento más
acabado de estos eventos.
No obstante, es importante contextualizar el tiempo histórico
en el que se han desarrollado estas actividades, ya que su encuadre
histórico-social puede habilitar una mayor compresión de las reali-
zaciones estudiantiles. La mayoría de tales realizaciones se inscriben

299
Gonzalo Salas (editor)

en un contexto internacional y regional de gran agitación social,


política, cultural e ideológica predominante en los años 1960 y
1970. Se trata del tiempo posterior a la finalización de la segunda
guerra mundial, el comienzo de la guerra fría, la revolución cubana,
el lanzamiento de las bombas atómicas, el alunizaje, etc. Fue el
tiempo de las grandes movilizaciones estudiantiles, que si bien no
eran inéditas, máxime si se recuerda el activismo estudiantil de la
reforma universitaria de 1918 en Córdoba, Argentina, no obstante,
tiene en el renombrado mayo francés del 68´ un parteaguas histórico.
En el caso particular de América Latina, y principalmente
en la región del cono sur es primordial situar los diversos procesos
políticos conflictivos y las dictaduras militares, que deterioraron
profundamente el tejido social de las naciones afectadas. Las univer-
sidades y sus cuadros docentes y estudiantiles fueron blancos de la
represión político-ideológica más generalizada, que en muchos casos
llegó a la desaparición, tortura y muerte de numerosas víctimas. A
esta conflictiva, cabe sumar el contexto dependiente, subdesarrollado
y periférico de las sociedades latinoamericanas, que desde el punto
de vista socioeconómico y político fueron perdiendo la capacidad
de responder eficazmente a los problemas de pobreza, desempleo,
marginalidad, exclusión, endeudamiento, etc.
Ese paisaje internacional de los años sesenta fue propicio para
todo un movimiento contracultural, de lucha, resistencia y activismo
político, así como el terreno favorable para nuevas improntas y ten-
dencias culturales, como el hippismo, el rock and roll, el consumo
de psicotrópicos, etc. (Roszak, 1970). No es casual que en esos años
tuviera lugar la aparición de los nuevos movimientos sociales, que a
diferencia de los anteriores —como el movimiento obrero donde el
foco del activismo se centraba en la reivindicación de las condiciones
materiales— se plantea un activismo reivindicatorio de los recursos
simbólicos y culturales (Seoane, Taddei y Algranati, 2011).
Como es visible, el clima de movilización fue mucho más
amplio que lo propiamente estudiantil. Incluso, el movimiento
estudiantil no se redujo únicamente a la actividad universitaria,
sino que involucró a los estudiantes de la educación media y la
educación superior no universitaria. Sin embargo, el activismo

300
Historias de la psicología en América del Sur

estudiantil se recorta como un fenómeno empírico específico, que


si bien se enlaza con un tiempo social más general, no obstante,
responde a intereses determinados (Aranda, 2000; Ortega, 2010).
En los claustros académicos, los estudiantes favorecieron la
revisión de los contenidos enseñados, promovieron nuevos enfo-
ques curriculares y movilizaron cambios institucionales, además
de organizar una importante cantidad de actividades científicas y
profesionales. Fuera de los claustros académicos, los estudiantes
bregaron por las causas sociales, se comprometieron políticamente
y extendieron su acción hacia la comunidad. Desde luego, no es
posible establecer una tajante división entre el interior y el exterior
de la universidad, como si se tratara de una isla académica en un
mar social. En rigor, la universidad estaba socialmente politizada.
Dentro y fuera de la universidad, los debates, las protestas y los
reclamos continuaban.
Hay que tener presente que al interior del campo de la psi-
cología, durante estos años, se estaba asistiendo a la llamada crisis
de la psicología social, que si bien tuvo su inicio en el contexto
internacional, lógicamente encontró su reflejo y particularidad en
América Latina. Dicha crisis, cuya amplitud desbordó el área psi-
cosocial, fue el marco donde se debatió sobre el rol del psicólogo,
su compromiso social y político, y la importancia de propiciar
una psicología comprometida con las causas sociales. En el plano
profesional se entendía que el psicólogo debía ser un “agente de
cambio” y en el plano disciplinar se propiciaba el desarrollo de una
psicología con “relevancia social”.
Por otra parte, tal como se ha indicado, varias de las gestio-
nes realizadas por los estudiantes de psicología se inscribieron en
el tiempo inmediatamente posterior a la creación de las carreras de
psicología en América Latina. Salvo en Chile que inició en 1947
y en Colombia en 1948, en el resto de los países de la región, la
formación comenzó a partir de la década de 1950 (Alarcón, 2002;
Ardila, 1986; Gallegos, 2009). En consecuencia, es llamativo y
auspicioso constatar que desde los primeros años de iniciada la
formación en psicología, los estudiantes crearon revistas especia-
lizadas, organizaron sociedades y llevaron a cabo diversos eventos
académicos.

301
Gonzalo Salas (editor)

La gestión estudiantil en el presente: congresos de psicología

Si en el pasado se pudieron registrar y concretar diversas acciones


pioneras del movimiento estudiantil en la psicología latinoameri-
cana, también en el presente se puede constatar el mismo nivel de
significación de la actividad estudiantil en la región. Por ejemplo,
en años recientes, los estudiantes han organizado varios eventos
científicos y también han planteado diversas organizaciones de
coordinación y gestión de las actividades académicas. En algunos
casos, varias de las iniciativas han funcionado de manera inter-
mitente y no han tenido una continuidad en el tiempo. En otros
casos, por el contrario, las iniciativas han sido de largo alcance y se
han mantenido en el transcurso del tiempo. En la Tabla 1 se reseña
algunos de los eventos estudiantiles nacionales, aunque desde luego,
el registro es mucho más extenso que lo consignado.

Tabla 1. Eventos Estudiantiles Nacionales

País Nombre Ciudad Año


Argentina Encuentro Nacional de Córdoba 1974
Psicólogos y Estudiantes de
Psicología
Jornadas Curriculares de Rosario 2002
Investigación de Estudian-
tes de Psicología
Encuentro Nacional de Es- Rosario 2003
tudiantes de Psicología
III Encuentro Nacional de Mendoza 2007
Estudiantes de Psicología
Social
I Encuentro Nacional de San Luis 2008
Estudiantes de Psicología

II Encuentro Nacional de
Estudiantes de Psicología Córdoba 2013

302
Historias de la psicología en América del Sur

Bolivia Congreso Nacional de Es- Cochabamba 2000


tudiantes de Psicología
Brasil V Encontro Regional de Sobral 2009
Estudantes de Psicologia
do Norte e Nordeste
XVIII Encontro Regional Londrina 2009
dos Estudantes de Psicolo-
gia da Região Sul
XXVI Encontro Nacional Goiana 2013
de Estudantes de Psicologia
Chile I Convención Nacional de Santiago 2000
Estudiantes de Psicología
I Congreso Metropolitano Santiago 2006
de Estudiantes de Psicolo-
gía
Congreso Nacional de Es- Talca 2008
tudiantes de Psicología
XII Encuentro Nacional Valparaíso 2012
Estudiantil en Torno a la
Psicología Comunitaria
Colombia I Convención de Estudian- Barranquilla 1974
tes de Psicología
I Encuentro Distrital de Bogotá 2003
Estudiantes de Psicología
I Congreso Regional de Es- Medellín 2009
tudiantes de Psicología
Jornadas Psicológicas Cali 2010
GEPUA
XIII Encuentro Nacional Bucaramanga 2000
de Estudiantes de Psicolo-
gíaB

A
Grupo Estudiantil y Profesional de Psicología de la Universidad del Valle.
B
La serie de estos encuentros ha estado a cargo de la organización estudiantil
ANEPSI. Más tarde, estos encuentros ampliaron la convocatoria al plano
latinoamericano (ver más adelante).

303
Gonzalo Salas (editor)

Ecuador I Congreso Ecuatoriano de Quito 2008


Estudiantes de Psicología
Encuentro Regional de Es- Quito 2009
tudiantes de Psicología
Paraguay III Jornadas de Estudiantes Asunción 1983
de Psicología
I Congreso Científico Na- Asunción 2007
cional de Estudiantes de
Psicología del Paraguay
Perú I Congreso Nacional de Lima 1975
Estudiantes de Psicología
I Congreso Nacional de Lima 2005
Estudiantes de Psicología
I Congreso Nacional Estu- Huancayo 2008
diantil sobre Psicología de
la Personalidad
VIII Coloquio Nacional de Lima 2009
Estudiantes Investigadores
en Psicología
I Congreso Nacional de Chimbote 2009
Estudiantes de Psicología
Aplicada
Puerto Rico II Jornada Estudiantil de San Juan 2009
Investigación en Psicología
Uruguay V Congreso de Estudiantes Montevideo 2007
Universitarios de Psicología
Venezuela Encuentro Nacional de Es- Caracas 2005
tudiantes de Psicología
IV Congreso de Estudiantes Caracas 2013
de Psicología

Como es posible apreciar, los estudiantes de psicología en América


Latina han tenido una importante actividad de gestión académica
y científica. La mayoría de estos eventos fueron impulsados por los
propios estudiantes de psicología. En algunos casos, han contado con
304
Historias de la psicología en América del Sur

la colaboración de alguna institución académica o profesional. La


modalidad más frecuente de estas organizaciones fue el “encuentro”
y en menor grado los “congresos” y las “jornadas”. Las temáticas
más presente en casi todas las organizaciones fueron: la enseñanza y
formación en psicología, la historia de la psicología, la investigación
en psicología y el énfasis en algún área de la psicología —social,
clínica y comunitaria—.
Una característica común que atraviesa a todas estas or-
ganizaciones es la falta de continuidad entre los diversos eventos
organizados en un mismo país. Generalmente los estudiantes han
preferido comenzar una nueva organización en lugar de continuar
con las iniciadas en el pasado. En varios países, por acción u omi-
sión, puede indicarse este proceder. No obstante, existen algunos
eventos que han logrado mantenerse más allá de la vida efímera de
los estudiantes en los claustros universitarios.
Tal es el caso de Brasil, donde se registra una organización
de más de tres décadas, dado que el primer Encontro Nacional de
Estudantes de Psicologia se concretó en 1976 y todavía se continúan
desarrollando (Ribeiro, 1998, 2007). Por su parte, en Colombia,
los Encuentros Nacionales de Estudiantes de Psicología se vienen de-
sarrollando desde la década de 1980. En México no tenemos datos
fehacientes, pero se puede reconocer una larga tradición de eventos
estudiantiles. En este punto, también vale destacar la importante
continuidad en el tiempo de los eventos sobre la psicología comu-
nitaria organizados por los estudiantes en Chile, que a partir del
2013 se denomina Acción Comunitaria.
Como se anticipara, los estudiantes también han organizado
eventos de características regionales desde muy temprano. Si tenemos
en cuenta que el I Congreso Latinoamericano de Psicología se organizó
en 1950, en Montevideo, Uruguay, y el I Congreso Interamericano
de Psicología en 1953, en Santo Domingo, República Dominicana
(Gallegos, 2012a y b), la organización del primer evento regional de
estudiantes de psicología tuvo lugar pocos años después, tal como
se observa en la Tabla 2. Esto refleja que los estudiantes también se
han interesado por establecer lazos más allá de las propias fronteras
y han logrado proyectar sus organizaciones en el plano regional.

305
Gonzalo Salas (editor)

Tabla 2. Eventos Estudiantiles Latinoamericanos

Nombre Ciudad Año


I Congreso Latinoamericano de Estudiantes de México 1957
Psicología
I Congreso Científico Latinoamericano de Es- Mendoza 1997
tudiantes de Psicología
II Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Santiago 1999
Psicología
II Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Arica 2002
Psicología
I Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Lima 2007
Psicología

Tal como se indicara más arriba, el Primer Congreso Latinoamericano


de Estudiantes de Psicología, organizado en México, en 1957, es el
primer evento estudiantil que se registra en esta parte del continente.
Luego le siguieron una serie de eventos con la misma impronta de
gestionar una convocatoria regional. En general, ninguno de los
eventos consignados en la Tabla 2 guarda una relación de continuidad
temporal con los anteriores, salvo el organizado en Santiago (1999)
que se propuso como una continuidad del realizado en Mendoza
(1997), aunque sin el calificativo de “científico” en su denomina-
ción. De esta serie, quedó en organizarse un tercer evento en Belo
Horizonte —Brasil—, pero nunca llegó a concretarse.
Más recientemente, la serie de congresos regionales fue re-
tomada a partir del realizado en Lima (2007), y en su haber ya se
cuenta con varias organizaciones: Asunción (2009), Quito (2011)
y Bogotá (2013). En la actualidad, el COLAEPSI2 es el evento de
mayor fuerza que se viene propiciando en América Latina desde
la gestión estudiantil en psicología.
En la listas de los eventos regionales, cabe agregar aquellos

2  Siglas que abrevian el Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología


iniciado en Lima (2007).

306
Historias de la psicología en América del Sur

congresos que surgieron desde el contexto más local de cada país


y luego se extendieron al contexto regional, como por ejemplo
en México y Colombia. En ambos países se organizaron diversos
eventos latinoamericanos, montados sobre la organización de los
eventos nacionales preexistentes.
También es importante consignar los eventos estudiantiles de
psicología que plantearon una convocatoria de tipo internacional.
Algunos se extendieron desde la organización nacional al plano
latinoamericano y luego al plano internacional —como en el caso
de Guadalajara, 2006— y otros surgieron directamente como una
convocatoria internacional. La Tabla 3 contiene algunos de los
eventos documentados hasta el momento.

Tabla 3. Eventos Estudiantiles Internacionales

Nombre Ciudad Año


II Congreso Internacional de Estudiantes de Lima 1997
Psicología
XXI Encuentro Nacional, XVI Latinoame- Guadalajara 2006
ricano y II Internacional de Estudiantes de
Psicología
III Congreso Internacional de Estudiantes de Bogotá 2007
Psicología
I Encuentro Internacional Inter-Estudiantil Acapulco 2008
de Psicología y Educación
VII Encuentro Internacional de Estudiantes La Habana 2012
de Psicología

En el caso de los eventos internacionales, organizados en


América Latina3, también se repite la misma discontinuidad de

3  Cabe aclarar que se han organizado innumerables eventos internacionales de


estudiantes de psicología en otras regiones del mundo (Benito, 2007; Gallegos,
2009). En este trabajo, solo se mencionan los eventos internacionales orga-
nizados por los estudiantes latinoamericanos, que tuvieron lugar en la región
de América Latina y el Caribe.

307
Gonzalo Salas (editor)

los eventos nacionales y regionales. Ninguno de los eventos re-


flejados en la Tabla 3 mantiene una correlación organizacional,
todos surgieron como iniciativas independientes. El congreso de
Bogotá (2007) no llegó a realizarse debido a problemas internos de
la organización y la superposición con otros congresos. El evento
fue reprogramado para el primer semestre del año siguiente, pero
tampoco llegó a materializarse. No obstante, los eventos estudiantiles
internacionales que más continuidad han mantenido en el tiempo
son los organizados en Cuba; tales eventos se vienen organizando
bianualmente desde el año 2000 en La Habana.

Asociaciones estudiantiles de psicología

En el recuento de las iniciativas estudiantiles de psicología en


América Latina se puede constatar diversas acciones de gestión
institucional. Muy tempranamente se organizaron dos asociaciones
estudiantiles de psicología: la Federación Universitaria de Psicología
—Colombia— y la Asociación de Estudiantes de Psicología —Vene-
zuela—. En la actualidad también se han desarrollado múltiples
iniciativas, tendientes a favorecer la organización de los estudiantes
de psicología, cuyas iniciativas se indican en la Tabla 4.

Tabla 4. Asociaciones Nacionales


de Estudiantes de Psicología

País Nombre
Argentina Asociación Nacional de Estudiantes de Psicología
—ANEPSI—
Bolivia Sociedad Científica de Estudiantes de Psicología —
SOCEPSI—
Brasil Coordenação Nacional dos Estudantes de Psicologia
—CONEP—
Chile Organización Chilena de Estudiantes de Psicología
—OCEP—

308
Historias de la psicología en América del Sur

Colombia Asociación Nacional de Estudiantes de Psicología —


ANEPSI—
Costa Rica Asociación Nacional de Estudiantes de Psicología de
la Universidad de Costa Rica
Ecuador Red Ecuatoriana de Estudiantes de Psicología —RE-
EPSI—
Honduras Movimiento de Estudiantes de Psicología —MEP—
Paraguay Asociación Paraguaya de Estudiantes de Psicología
—APEP—

Sociedad Científica Paraguaya de Estudiantes de Psi-


cología —SOCIPEPS—
Perú Asociación Nacional de Estudiantes de Psicología —
ANEPSI—
Puerto Rico Asociación de Estudiantes de Psicología —AEPSIC—

Asociación de Psicología para la Promoción de la


Investigación Estudiantil —APPIE—
Venezuela Federación Venezolana de Estudiantes de Psicología
—FEVEPSI—

La CONEP, impulsada en los años setenta en Brasil, es una de las


organizaciones estudiantiles más antiguas de América Latina, que
todavía sigue funcionando. También ANEPSI en Colombia puede
situarse como otra de las organizaciones estudiantiles de más tradi-
ción en la región, que aún tiene vigencia. En sendas asociaciones
estudiantiles se puede constatar un alto grado de organización y
funcionamiento, así como un alto grado de formalización y desem-
peño institucional. La ANEPSI colombiana ha servido de modelo e
imitación para las organizaciones estudiantiles de Argentina y Perú
(Benito, 2007). El resto de las organizaciones estudiantiles son de
reciente conformación.
Cabe aclarar que algunas iniciativas estudiantiles, como las
impulsadas por los centros de estudiantes de psicología, no han
sido consideradas por dos razones fundamentales: a) sería imposible
poder abarcar todas las gestiones estudiantiles; b) los centros de

309
Gonzalo Salas (editor)

estudiantes tienen una acción más bien local y situada alrededor


de una institución, con lo cual se hace imposible el rastreo de la
información. No obstante, vale dejar aclarado que existen innu-
merables actividades desarrolladas por los estudiantes de psicología
en los diferentes países de la región, más allá de las indicadas en
este trabajo.
Entretanto, también es importante señalar algunas gestiones
estudiantiles que han tenido por objetivo la constitución de alguna
organización de mayor alcance que las concretadas a nivel nacional.
En la Tabla 5 se mencionan algunas de las iniciativas estudiantiles
de tipo regional e internacional4.

Tabla 5. Asociaciones Internacionales


de Estudiantes de Psicología

Nombre
Sociedad Latinoamericana de Estudiantes de Psicología
—SOLEPSI—
Asociación Latinoamericana de Estudiantes de Psicología —ALEP—
Federación Americana de Estudiantes de Psicología —FAEP—
Comité Internacional para la Organización de Estudiantes de Psico-
logía —COMITEPSI—

De todas las iniciativas citadas en la Tabla 5, la SOLEPSI aparece


como la de mayor actividad y proyección en los últimos años.
La ALEP, devenida en Asociación Latinoamericana de Estudiantes
de Psicología Científica —ALEPSIC—, fue disuelta en 2004 y la
FAEP no llegó a materializarse. Por su parte, el COMITEPSI —ya
inactivo— más que una organización de estudiantes de psicología,
se presentó como una instancia intermedia de gestión y difusión
de las actividades estudiantiles.

4  Solo se consideran las iniciativas impulsadas por los estudiantes de América


Latina.

310
Historias de la psicología en América del Sur

Revistas estudiantiles de psicología

Entre las gestiones que han llevado a cabo los estudiantes también
se puede considerar la creación de diversas revistas estudiantiles
de psicología (Arbaiza-Bayona, 2012), apuntadas en la Tabla 6.
Algunas revistas son de carácter científico y otras tienen un rol
más divulgativo e informativo. No obstante, en su conjunto, se
presentan como buenos instrumentos de comunicación entre los
estudiantes y contienen el mérito de visibilizar las diversas produc-
ciones realizadas por ellos mismos.

Tabla 6. Revistas Estudiantiles de Psicología

País Nombre
Argentina Psiencia. Revista de Psicología para Estudiantes y Jóve-
nes Graduados —Proyecto COBAND —

Éxodo. Psicoanálisis, historia y escritura —Universidad


Nacional de Rosario—

La Oreja —Universidad Nacional de Rosario—

Diálogos —Universidad Nacional de San Luis—


Bolivia Explorando Psicología
Brasil Movimente —Boletín Informativo de los Estudiantes de
Psicología del Norte y Nordeste—

TransFormações em Psicologia —Universidade de São


Paulo—

Mosaico —Universidad Federal de Minas Gerais—

311
Gonzalo Salas (editor)

Chile Ktarcis —Universidad ARCIS—

Revista Chilena de Estudiantes de Psicología

Pánico en Crisis —Universidad de Chile—

Ontogenia

Psicoeduca
Colombia Contextos —ANEPSI—

Laberinto —Universidad Nacional de Colombia—

Revista de Estudiantes de Psicología —Universidad de


los Andes—

Revista de Psicología GEPU —Universidad del Valle—

Psyké. Revista de Estudiantes de Psicología —Pontificia


Universidad Javeriana—

Revista Indago —Universidad Nacional de Colombia—


Costa Wimb Lu. Revista Electrónica de Estudiantes de Psico-
Rica logía —Universidad de Costa Rica—
Perú Palingenesia —Universidad Peruana Los Andes—

Archivos Psicológicos —Universidad Ricardo Palma—

Psique: Anuario de Estudiantes de Psicología —Pontifi-


cia Universidad Católica del Perú—
Uruguay Revista del Centro de Estudiantes Universitarios de Psi-
cología —Universidad de la República—

En general, estas revistas surgieron de la propia iniciativa de los


estudiantes de psicología con el objetivo de dar a conocer el pro-
ducto de sus ideas, trabajos e investigaciones. Algunas iniciativas
ya han quedado en la historia, otras se vienen desarrollando en los
últimos años y algunas recién comienzan a dar sus primeros pasos.
Entretanto, otras han llegado a formalizarse en una revista cientí-

312
Historias de la psicología en América del Sur

fica indexada y de buena calidad, como en el caso de Psiencia en


Argentina, que había comenzado como una revista gestionada por
estudiantes y ahora continúa con la labor de jóvenes profesionales.
Durante el 2do COLAEPSI (Asunción, 2009) se desarrolló
el I Encuentro Internacional de Revistas de Estudiantes de Psicología,
con el fin de intercambiar ideas y fortalecer la edición de las mismas.
Ese encuentro puede ubicarse como un hito de la organización es-
tudiantil de psicología en América Latina, dado que sería el primer
evento de esas características que se conoció en la región. Si bien es
cierto que los mayores ya han organizado diferentes encuentros de
editores de revistas científicas en psicología en los últimos años en
la región, no obstante, esa iniciativa estudiantil sería la primera. De
acuerdo a estas experiencias, es posible augurar un futuro altamente
significativo tanto en la edición de revistas como en la difusión del
conocimiento estudiantil en psicología.

Escenarios futuros del movimiento estudiantil en psicología

“Ignorar la historia es asegurar que los eventos actuales también van


a ser ignorados por las siguientes generaciones. Todos existimos y tra-
bajamos en un contexto, en un flujo histórico, y creer que nada existió
antes de nosotros es un signo de crasa ignorancia”

Rubén Ardila, 2007.

Como en el pasado, los estudiantes de psicología vuelven a ser


constructores de un movimiento que tiende a favorecer el desarro-
llo la ciencia y la profesión psicológica. Si en décadas atrás pudo
registrarse una activa participación de los estudiantes de psicología
en tareas relacionadas con la organización de eventos científicos y
académicos, la defensa de la profesión, la creación de instituciones
científicas y académicas, la difusión del conocimiento psicológico,
la generación de diversas publicaciones, hoy, contemporáneamente,
los estudiantes de psicología también se visualizan como activos
protagonistas del desarrollo de la psicología. Es cierto que el
tiempo histórico y las condiciones sociales, políticas, culturales e

313
Gonzalo Salas (editor)

ideológicas han cambiando sustancialmente. Las matrices ideoló-


gicas que guiaron a los estudiantes durante los años 1960 y 1970
no son las mismas que las actuales, así como tampoco la sociedad
que las envolvió y viabilizó. Tampoco son las mismas causas ni las
mismas prácticas, más allá de cierta recurrencia en las actividades
y los emprendimientos realizados. De igual forma, también se mo-
dificaron los marcos teóricos que habían servido para interpretar
y comprender las sociedades y aquellas movilizaciones del pasado.
En el acontecer de la historia, pasaron las décadas de 1980
y 1990 donde también cambiaron radicalmente muchas cosas. La
caída del muro de Berlín, la llamada década pérdida en América
Latina producto del endeudamiento externo, la reconfiguración del
mercado laboral con la consecuente flexibilización del mismo, la
extensión de la globalización y la virtualidad, la conformación de
un lazo cultural diferente, donde el consumo y el individualismos
fueron rasgos sobresalientes, etc.
En base a todo este reconocimiento, es inevitable realizar
la siguiente pregunta: ¿Cuáles pueden ser los escenarios futuros
del movimiento estudiantil en la psicología latinoamericana? A
juzgar por las acciones realizadas en el pasado, todo indica que los
estudiantes de psicología en la región van a seguir teniendo una
importante y vital participación en el desarrollo de la psicología,
tanto en el contexto académico y científico como en el profesional
e institucional.
Sin embargo, es necesario reparar en algunas cuestiones cla-
ve. Por ejemplo, la organización de los eventos estudiantiles no ha
mantenido una constancia en el tiempo y tampoco ha mantenido
una coherencia de propósitos. En cierta medida, la inconstancia
y la falta de coherencia han sido unas de las características de la
organización de la psicología en América Latina en su conjunto.
Es decir, no sólo se trata de una cuestión de adolescencia —los
menores—, sino también de inmadurez —los mayores—. Varios
de los eventos y organizaciones gestionados por los mayores, tam-
bién han sufrido inconvenientes y múltiples cortocircuitos. Así
se han visto gestar diversas sociedades y organizaciones con fines
superpuestos y competitivos.

314
Historias de la psicología en América del Sur

Muchas de tales instituciones han quedado en el camino


y otras han logrado superar la barrera del tiempo, consiguiendo
acercar posiciones de encuentro y colaboración. De esa historia es
importante sacar provecho, ya sea para el desarrollo más general
de las organizaciones de la psicología en la región como para el
desarrollo futuro de las iniciativas estudiantiles específicamente.
En este sentido, sería recomendable que los estudiantes puedan
acercar sus posiciones y trabajar sus diferencias para fortalecer varios
de los proyectos que se han venido realizando de manera fragmen-
taria. Para esto no existen recetas mágicas; todo depende de la labor
que quieran asumir. Del mismo modo, sería recomendable que los
estudiantes puedan desarrollar proyectos más pluralistas y acordes
con los actuales procesos de integración regional y democratiza-
ción institucional. No es azaroso que las instituciones psicológicas
de América Latina que más han perdurado en el tiempo fueron
aquellas que pudieron salir del egocentrismo y de las preferencias
personales para abrirse a la cooperación y colaboración entre pares.
La democratización institucional, la integración regional y los pro-
cesos de participación plural son signos de madurez regional que
los estudiantes sabrán adoptar para sus futuras iniciativas.
Con todo, es preciso señalar que la distancia entre las viejas
iniciativas y las que se están llevando cabo refleja la importancia de
la perspectiva historiográfica no sólo para dar cuenta de los acon-
tecimientos del pasado, sino además, para ubicar en el pasado una
fuente de conocimientos y experiencias de amplia significación. La
revisión crítica del pasado puede contribuir de diversas maneras
para pensar el presente y proyectar el futuro, toda vez que la his-
toria sea conceptualizada como fuente de aprendizaje, instancia de
aplicación y recaudo preventivo.
Hasta ahora, los estudiantes han podido ser activos protago-
nistas del desarrollo de la psicología, tanto en el terreno más local
de cada país como en el contexto más general de América Latina.
La historia más pretérita y la historia más reciente indican que los
estudiantes van a tener un protagonismo relevante en el escenario
más cercano de la psicología en la región. Nuestro anhelo es que se
puedan concretar muchos de los proyectos que vemos gestarse. Para

315
Gonzalo Salas (editor)

ello será necesario aprender de la historia y aplicarla en las futuras


iniciativas. De este modo, la historia cumplirá con el objetivo de
prevenir los errores y reforzar los aciertos del pasado.

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318
CAPÍTULO 14

Una historia reciente: Los congresos latinoamericanos


de estudiantes de psicología (2007-2013)

Gonzalo Salas, Universidad Católica del Maule


Jonathan Ayala, Universidad del Cono Sur de las Américas
Christian Jibaja, Universidad del Pacífico
Fernando Nazaret, Universidad Nacional de San Luis

En memoria de Fernando Nazaret Andrada

Se realiza una breve revisión documental de los Congresos La-


tinoamericanos de Estudiantes de Psicología —COLAEPSI—
organizados por la Sociedad Latinoamericana de Estudiantes de
Psicología*—SOLEPSI— entre los años 2007-2013. Se intenta
describir las principales actividades realizadas y los avances ob-
tenidos en los congresos realizados en Perú, Paraguay, Ecuador y
Colombia para concluir con algunas observaciones como el énfasis
del aspecto social en los congresos, áreas temáticas como la con-
vocatoria y priorización de ponencias estudiantiles. Es importante
destacar que no se pretende abarcar la totalidad de ángulos desde
los cuales podríamos visibilizar los congresos, lo cual es una tarea
poco viable por lo que no se analizarán por ejemplo los detalles
de las conferencias, las implicancias políticas ni los liderazgos

* Existe un video histórico oficial de los 5 años de SOLEPSI desarrollado por


Jorge Quispe (2012a), donde reconocidos psicólogos de todo el continente
americano junto a líderes estudiantiles en psicología entregan un saludo a
la organización. ver en: http://www.youtube.com/watch?v=dh1iWoLMP30

321
Gonzalo Salas (editor)

fundamentales de estudiantes comprometidos con este proyecto,


lo cual no significa que no sea necesario, sino que queda abierto el
espectro para futuras investigaciones.
La perspectiva utilizada para este abordaje historiográfico
es la historia inmediata, debido a la necesidad de la revisión de la
historia a la mayor brevedad posible, de modo que se constituya
como guía para decisiones futuras (Barros, 2009). No obstante, es
indispensable remarcar que la realización de la historia reciente,
por lo general, conlleva a una dificultad metodológica, debido a
que la generación descrita se encuentra aún vigente; y por tanto
se podrían producir una serie de cuestionamientos producto de la
cercanía cronológica de los eventos descritos y la susceptibilidad que
puede estar aún manifestada. Por esta razón, es pertinente aclarar
que esta historia no pretende ser una visión única y arbitraria sino
una perspectiva construida por los autores, como pueden existir
otras visiones.

Los estudiantes de psicología y los congresos estudiantiles

Los trabajos de investigación relacionados con participación estu-


diantil en psicología son escasos (Benito, 2007; Echeverría, 2011;
Echeverría, Pacenza y Urquijo, 2011; Gallegos, 2009), ya que las
principales líneas de investigación se relacionan fundamentalmen-
te con el tema de formación de psicólogos como por ejemplo el
significativo proyecto de la Sociedad Interamericana de Psicología
—SIP— (Alonso y Eagly, 1999; Toro y Villegas, 2001; Villegas,
Marassi y Toro, 2003) cuyo registro se manifiesta en la edición de
tres libros sobre la materia1.
En la historia de los congresos de psicología en Latinoamé-
rica, existe un marcado protagonismo de destacados académicos y
profesionales (Alarcón, 2004; Ardila, 2011) quienes buscan seguir
en constante actualización sobre los avances de la psicología lati-
noamericana, donde además se destaca la institucionalidad de la

1  Para ver los libros en formato digital: http://www.coedu.usf.edu/zalaquett/


SIP/libros.html

322
Historias de la psicología en América del Sur

organización que promueve este tipo de eventos, no obstante, la


presencia de estudiantes tiende a ser relativamente mínima, a pesar
de que diversos profesores los animan a participar. Quizá esto se
deba más a un rol pasivo que asumen la mayoría de los estudian-
tes, siendo únicamente asistentes o parte del equipo colaborador
de la organización, pero sin desempeñar un papel protagónico. Es
curioso encontrar aquello, porque aunque existen dificultades en
el rol participativo de los estudiantes se han promovido cambios
sustanciales en el desarrollo de su vida universitaria (Soler, Palliser,
Planas, Fullana y Vilà, 2012).
La presencia de los estudiantes de psicología en América
Latina no ha sido breve; desde 1947 los primeros programas de
psicología se crearon en el cono sur del continente en Chile y
Colombia (Ardila, 1986, 2004, 2010; Salas y Lizama, 2013), por
lo que para referirse al movimiento estudiantil de psicología en
América Latina, se requiere de un análisis exhaustivo acerca de
las concepciones y necesidades que surgieron en los estudiantes
para congregarse y formar organizaciones que centralizaran los
esfuerzos en relación a las actividades que movilizaban sus intere-
ses. Las acciones se suscitaban a partir de la propia visión de los
estudiantes en función a como percibían su proceso de formación
al interior de la universidad. En este contexto, el ímpetu y entu-
siasmo por gestionar el conocimiento, avance y posicionamiento
de la psicología no solo recayó en los profesionales y académicos,
sino también en los estudiantes de psicología. Esta inquietud,
en muchos casos propia de la edad, hizo que los estudiantes de
psicología mantuvieran el compromiso con la carrera, llevándolos
a idear diferentes escenarios en favor del fortalecimiento de la
disciplina en todas sus dimensiones. De esta manera, se concuerda
con Gallegos (2009) quien refiere que a lo largo de la historia, los
estudiantes de psicología han favorecido y contribuido de manera
significativa al desarrollo de la psicología en diversos ámbitos de
acción y gestión. No hay duda que la motivación y necesidad de
fortalecer la disciplina ha subsistido en todas las generaciones de
estudiantes de psicología, o al menos en algunos grupos de ellos.
Esto es un fenómeno que se ha manifestado desde la creación de

323
Gonzalo Salas (editor)

las escuelas y centros de formación en psicología, sin embargo,


puede ser que existan diversos cuestionamientos acerca de si estas
actividades u organizaciones que se emprenden tengan la relevancia
y la sostenibilidad suficiente en el tiempo para el progreso de la
psicología. En esa misma línea, suele hacerse hincapié de la escasa
experticia de los estudiantes de psicología, sobretodo en actividades
académicas relacionadas con encuentros, seminarios, simposios
y/o congresos, los cuales, si bien son eventos que de alguna forma
complementan la formación académica y personal del estudiante,
éstas no tienden a trascender más allá de los propósitos que han de
perseguir los mismos estudiantes y como señala Gallegos (2009),
podría suceder que los estudiantes manifiestan el entusiasmo y ganas
de realizar cambios en su formación académica, sin embargo, no
tienen muy definido el cómo y hacia dónde dirigir esos cambios.
Así como los debates que señalan la pertinencia o no, de los
estudiantes de psicología en la realización y participación de sus
propios eventos académicos, también existen otros que subsistirán
probablemente en el tiempo. Estas discusiones se centran en el
reconocimiento histórico de la primera edición de congresos de
estudiantes de psicología en Latinoamérica, y en la no continuidad
y traspaso generacional de dichos eventos que se realizaron en el
pasado. Esto evidenció que a través de la historia, se hayan registrado
la presencia de al menos tres primeros congresos latinoamericanos
de estudiantes de psicología realizados en México D.F 1957,
Mendoza 1997 y Lima 2007. Por otro lado, aún existen congresos
latinoamericanos de estudiantes de psicología que se celebran con
regular periodicidad en un único ámbito local, tal es el caso de los
congresos de la Asociación Nacional de Estudiantes de Psicología de
Colombia —ANEPSI–Colombia—2. Incluso uno de los autores de
este trabajo participó también en un II Congreso Latinoamericano
de Estudiantes de Psicología realizado en Arica (Salas, 2002). Así
como estos congresos, existen otros que son denominados “Interna-

2  Hasta el 2009 se celebró en Colombia el VIII Congreso Latinoamericano y


XIX Nacional de Estudiantes de Psicología: “Avances y perspectivas de la psico-
logía en América Latina” http://www.anepsicolombia.org/congreso/index.html

324
Historias de la psicología en América del Sur

cionales” organizados por diversas instituciones, unidades y escuelas


de psicología. Las razones de estos sucesos registrados en la historia,
podrían ser diversas, entre las que destacan la poca visibilidad de
documentos que muestren la presencia en el pasado de primeros
congresos estudiantiles y que sean de conocimiento por parte de
los estudiantes, así como también, el carente traspaso generacional
que se debe dar al interior de una institución estudiantil de carácter
global que preserve y organice estos eventos de generación en gene-
ración. Asimismo, por alguna razón no especificada, suele suceder
que los actores principales de las organizaciones estudiantiles, en
el pasado, dejaron de tener presencia por el término de su ciclo
como estudiantes y los nuevos estudiantes que los reemplazaron no
supieron ejercer dichos liderazgos, lo que debilitó poco a poco la
motivación e interés por seguir organizando eventos que incluyan
a gran parte de la comunidad psicológica de varias naciones. Hay
que destacar que las interrupciones sobre la continuidad de estos
eventos, hace pensar que se tienen que desarrollar mecanismos que
aseguren la continuidad y preserven el movimiento académico y de
integración social y cultural de los estudiantes en Latinoamérica.
En este sentido, recoger dichas experiencias, aunque indirectas de
los antecesores, es sumamente valioso para establecer una nueva
línea de eventos alrededor de una organización internacional que
las promueva y desarrolle.
Bajo el punto de vista que se menciona, es válido empezar
desde el inicio y sentar las bases de un nuevo proceso histórico del
movimiento estudiantil que mire más allá de sus fronteras y que los
congresos latinoamericanos sean un capítulo que ayude a crear la
síntesis del constante trabajo de integración académica, formativa y
de integración social y cultural que se requiere para mantener viva
la red. A diferencia de las generaciones pasadas, las actuales gozan
ventajas de comunicación, las cuales, se hacen cada vez más fuertes
y abren posibilidades de integración ilimitadas. Las generaciones
actuales gozan de ello a través de las tecnologías de la información
y comunicaciones —TIC— en donde se encuentran las redes so-
ciales. No obstante, es indudable que los retos que se presentan a
las nuevas generaciones para mantener activa una red de estudiantes

325
Gonzalo Salas (editor)

son distintos y requieren hacer una organización más adaptada a


las necesidades del estudiante actual en que se considere su ciclo de
vida desde el ingreso hasta su desarrollo académico–profesional y en
donde también, se cuente con la participación de los profesionales
y académicos de una forma más participativa. Una aproximación
que da respuesta a estos nuevos desafíos que deben enfrentar las
nuevas generaciones, entre las que se destaca la consolidación de
una red que oriente la integración de los estudiantes de psicología
de América Latina en todo sentido, son los COLAEPSI organi-
zados por SOLEPSI que surgen con nueva fuerza en nuestra era
contemporánea.

La preparación del escenario en el Perú

El comienzo de este proceso se ha de situar en el segundo lustro


del siglo XXI donde un grupo de estudiantes de psicología de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos —UNMSM— en
Lima desarrollan un nuevo movimiento a partir de la creación
de un proyecto que integra a diversos estudiantes de psicología
de Latinoamérica y a su vez a parte importante de la comunidad
académica y profesional, pero con un enfoque más global que
local del desarrollo de redes de integración en la psicología. A la
actualidad se han realizado cuatro ediciones COLAEPSI desde su
constitución. El primero en Perú en 2007, seguido de Paraguay en
2009, Ecuador en 2011 y finalmente Colombia en 2013.
En el año 2005 ocurrieron dos sucesos que probablemente
marcarían la visión de aquellos estudiantes que emprendieron la idea
de realizar el I COLAEPSI. El primero de estos, fue la organización
del Primer Congreso Nacional de Estudiantes de Psicología por
parte de entusiastas estudiantes de psicología peruanos, su sede fue
la UNMSM. Este esfuerzo conllevó a la fundación de la Asociación
Nacional de Estudiantes de Psicología del Perú —ANEPSI, Perú—.
Sin embargo, es importante precisar que esta iniciativa no fue ex-
clusiva, debido a que en 1975 se habría llevado a cabo otro Primer
Congreso Nacional de Estudiantes de Psicología en la Universidad
Nacional de San Agustín de Arequipa en el Perú, (Gallegos, 2009),

326
Historias de la psicología en América del Sur

y que se sólo se desarrollaría hasta una segunda edición. El segundo


suceso significativo, fue la organización del Congreso Internacional
de Psicología celebrado por la Facultad de Psicología de la UNMSM
por los 50 años de vida institucional desde 1955, la cual reunió
a importantes psicólogos del ámbito nacional e internacional. Es
en este contexto, un mes posterior a la realización del Congreso
Nacional de Estudiantes de Psicología y meses antes del inicio del
Congreso Internacional de Psicología, que un grupo de estudiantes
de psicología de segundo año de carrera de dicha casa de estudios
motivados por las orientaciones y concepciones teóricas en psico-
logía y el avance de la misma, empieza a desarrollar ideas sobre la
creación de un evento internacional que trascienda más allá de las
fronteras, el cual reúna a destacados académicos de la psicología y
que además cuente con la participación de estudiantes locales y del
extranjero como expositores de temas de investigación. Tras arduos
debates sobre la relevancia de la psicología en la sociedad, en la
primera reunión realizada en Agosto de 2005 se establecieron los
lineamientos para organizar el congreso (Jibaja y Peña, 2008). Los
miembros de este grupo inicial que decidió emprender el proyecto
acuerdan no quedarse con el espíritu de un único congreso, ya que
tenían el ideal de que este evento continuaría más allá del tiempo
transitando por varios países, y promoviendo la integración aca-
démica y cultural de los estudiantes de psicología. De esta manera
se gestaba el Proyecto SOLEPSI-COLAEPSI.
La idea de hacer un proyecto latinoamericano fue debido
a que los miembros de la primera Junta Directiva3 consideraron

3  Los miembros de la Junta Directiva del I COLAEPSI fueron Presidente:


Marco Peña Jiménez; Secretario General: Christian Jibaja Bernuy, Comisión
Académica Científica: Claudia Guevara Cordero, Nikolai Rodas Vera y Manuel
Garayar del Castillo; Comisión de Difusión y Publicidad: Gisella López Tafur
y Johana Collantes Tirado; Comisión de Relaciones Públicas: Rocío Aguilar
Alcoser; Comisión de Asuntos Sociales: Luis Torres Urbina; Johanna Saldaña
Escajadillo y Joel Hurtado Mariño; Comisión de Economía, inscripción y
finanzas: Gloria Camacho Grau, Frank Triveño Salazar, Giancarlo Medina
Medina; Comisión de Logística y RRHH: Pedro Zavaleta Apestegui, César
Lino García y José Tolentino Basauri.

327
Gonzalo Salas (editor)

desde sus inicios que muchas de las realidades políticas, económi-


cas, sociales y culturales de las naciones de América Latina eran
muy cercanas y similares a la realidad que se vivía en el Perú. En
ese tenor se coincidía con lo planteado por Ardila (1986) quien
plantea que Latinoamérica es un territorio que comparte un mismo
pasado histórico y cultural, donde el desarrollo de la psicología se
dio casi paralelamente entre los países. Por otra parte, una manera
de compartir las experiencias con estudiantes de otros países que
vivieran contextos similares, era la presencia de éstos en un congreso
que los reuniera y donde se analizara el escenario presente de la
psicología en América Latina, la diversidad de orientaciones teóri-
cas y el lugar de la psicología como disciplina, ciencia y profesión
relevante para la sociedad.
La planificación del I COLAEPSI “Integrando una psicología
aplicada a nuestra realidad”, en Lima tomó alrededor de dos años.
Los miembros de la Junta Directiva del proyecto fueron los encar-
gados de dirigir las comisiones de trabajo del comité organizador
del evento, donde además se contó con la participación en calidad
de asesores del evento a destacados profesores de la Facultad de
Psicología de la UNMSM. Con la Resolución de Decanato Nro.
611-D-FPSIC-2005, se otorgaba el pleno respaldo institucional y
auspicio académico al comité organizador, lo cual también influyó
para solicitar patrocinios y respaldos desde otros programas de
psicología como organizaciones científicas y gremiales en donde se
destaca el apoyo del Colegio de Psicólogos del Perú y la Sociedad
Interamericana de Psicología —SIP— que a través del secretario
general de aquel entonces, José Toro Alfonso, tramitaría una so-
licitud para aplicar al fondo de apoyo de encuentros científicos
internacionales de la Office of International Affairs of the American
Psychological Association —APA—. En Marzo de 2007, dicha
entidad anunciaría a la organización del I COLAEPSI como una
de las propuestas que logró la subvención otorgada a reuniones y
conferencias científicas que ofrece APA (Wedding, 2007).
Por otro lado, la organización del evento se preocupó por
generar redes nacionales e internacionales, a través de estudiantes
comprometidos con el ideal del proyecto, a los cuales se les invitó

328
Historias de la psicología en América del Sur

a ser parte de la organización en calidad de coordinadores univer-


sitarios. Mientras esto se desarrollaba, ocho miembros del comité
organizador viajaron con fondos propios y voluntariamente al XXXI
Congreso Interamericano de Psicología de la SIP celebrado en la
Ciudad de México en julio de 2007. Dicho congreso, afianzaría los
lazos de cooperación de los representantes de la SIP y APA al comité
organizador del I COLAEPSI, así como también, un acercamiento
mayor con el Grupo de Trabajo Estudiantes de la SIP, en donde se
pudo también difundir el evento.
A partir de esto, el comité organizador del I COLAEPSI
recibió muchos gestos de apoyo a través de cartas y mensajes, por
parte de personalidades importantes de la psicología mundial, entre
las que se encontraban Sharon Stephens Brehm, presidenta de APA
el año 2007; Bruce Overmier, presidente de la International Union
of Psychological Science IUPSYS y Philip Zimbardo, Professor of
Psychology – Standford University (Overmier, 2007; Stephens
Brehm, 2007; Zimbardo, 2007).
El COLAEPSI se desarrolló entre el 22 y 25 de agosto de
2007, albergó a 2013 participantes de entre asistentes estudiantes
y profesionales, y expositores magistrales y estudiantiles de diversos
países. La mayor participación correspondió naturalmente al país
anfitrión, Perú, mientras que la segunda fue provenía de Chile con
una notable diferencia en participación con respecto a los demás
países (Jibaja y Peña, 2008). La propuesta académica fue amplia al
contar con 121 ponencias. Las temáticas con mayor abordaje en este
congreso correspondieron al área de Psicología de la clínica y de la
salud y en segundo lugar al área de Psicología social y comunitaria
(Jibaja y Peña, 2008). Estos datos parecen demostrar la existencia
de una tendencia muy similar a lo que ocurría en los Congresos
Interamericanos de Psicología hasta 1995 en donde se observa que
la mayor cantidad de trabajos que se presentan pertenecen al área
temática de la Psicología de la salud (Alarcón, 2002).
De las ponencias que se presentaron, 22 correspondían a
conferencias magistrales en donde participaron personalidades aca-
démicas de la psicología de América Latina como Reynaldo Alarcón,
Dante Nieri y Pedro Ortiz Cabanillas —Perú—, Maritza Montero

329
Gonzalo Salas (editor)

—Venezuela—, Rubén Ardila y Miguel de Zubiría —Colombia—,


José Toro Alfonso —Puerto Rico—, Andrés Consoli —EEUU—,
Marcelo Urra —Chile— y Miguel Angel Soria —España— entre
otras personalidades del ámbito académico peruano quienes ade-
más, desarrollaron simposios, encuentros, conversatorios y talleres.
En relación a las modalidades de ponencias estudiantiles, se
expusieron alrededor de más de 70 temas. Asimismo, se promovió
el reconocimiento de las mejores investigaciones estudiantiles a
través de un concurso en las categorías de Pre y Postgrado. Los
ganadores4 recibieron un trofeo significativo y la publicación de
dichos trabajos en el Newsletter Psychology International de la
APA en la edición de Septiembre–Octubre de 2007 (American
Psychological Association, 2007a, b).  
Para garantizar la continuidad de la realización de la si-
guiente edición del COLAEPSI, la junta directiva del Proyecto
SOLEPSI-COLAEPSI eligió a cuatro de sus miembros entre los
que se encontraban el Presidente y Secretario General, así como
dos representantes del comité organizador del I COLAEPSI. Ellos
conformarían la Comisión Asesora Veedora5 —CAV—, quienes
se encargarían posteriormente de promover un concurso abierto
para la nueva sede del II COLAEPSI, en donde la labor también
incluía asesorar al nuevo comité organizador.
El I COLAEPSI sin lugar a dudas abrió un nuevo panora-
ma para los estudiantes de psicología de América Latina. Diversos
medios de difusión entre los que más se destacan los blogs y redes
sociales darían a conocer el éxito del evento. Incluso “San Marcos

4  Investigación ganadora en la categoría de pregrado fue para un grupo de


estudiantes de la Universidad Nacional Federico Villarreal —Perú—: Palpan,
J., Jiménez, C., Garay, J. y Jiménez, V. (2007). Factores psicosociales asocia-
dos a los trastornos de alimentación en adolescentes de lima metropolitana.
Psychology International, 18(4). Investigación ganadora en la categoría de
postgrado fue para un grupo de estudiantes de postgrado de la Universidad
Nacional Autónoma de México —México—: Palacios, D., Bravo, F. y Andrade,
P. (2007). Consumo de alcohol y conducta sexual de riesgo en adolescentes.
Psychology International, 18(4).
5  Los miembros de la Comisión Asesora Veedora – CAV fueron Marco Peña
Jiménez; Christian Jibaja Bernuy, Claudia Guevara Cordero y Gisella López Tafur.

330
Historias de la psicología en América del Sur

al día”, diario de la UNMSM, dedicó una columna especial sobre


el I COLAEPSI titulándola “Psicología integradora de Pueblos”
y se publicó un 27 de agosto de 2007. El trabajo de redes que
se generó desde el inicio del proyecto fue muy valioso, ya que la
construcción de este movimiento fue de todas las personas que
contribuyeron a la realización del evento. Con esto se confirma
la facilidad de convocatoria que pueden producirse a partir de
las redes sociales. En palabras de Christakis y Fowler (2010) sería
como un cerebro que hace cosas que van más allá de lo que una
sola neurona pueda hacer.

Motivación y continuidad desde Paraguay a Ecuador

La experiencia peruana daría pie a trabajar por un nuevo capítulo


de los congresos estudiantiles de esta era. Es así que la CAV del
II COLAEPSI, a través de su sitio web lanzó la convocatoria un
9 de marzo de 2008 la cual publicó el Manual de organización
de los Congresos Latinoamericanos de Estudiantes de Psicología
(Comisión Asesora-Veedora II COLAEPSI, 2008), el cual daba
los lineamientos para la conformación de la propuesta y funciones
del comité organizador. Todos los países que deseaban participar
contarían con un plazo máximo para sostener sus propuestas hasta
el 30 de junio del 2008.
De todas las propuestas presentadas, la ganadora correspondió
a la república del Paraguay, por parte de estudiantes de psicolo-
gía que en su mayoría pertenecían a la Universidad Nacional de
Asunción —UNA—. La candidatura de Asunción como sede del
2do COLAEPSI fue aceptada y publicada con fecha 2 de agosto
de 2008 (Mix, 2010). Los miembros de la comisión gestora6 del II

6  Comisión Gestora II COLAEPSI: Antonio Samaniego, Romina Galeano,


Marcelo Buenahora, Paola Frutos, Cristhian Sosa y Raquel Recalde. Comité
Organizador II COLAEPSI. Presidentes: Antonio Samaniego y Romina Ga-
leano; secretario ejecutivo: Marcelo Buenahora; vicepresidenta: Leticia Díaz
Mallorquin; Comisión Académico Científica: Aida Fátima Navarro y Gua-
dalupe Orrego Báez; Comisión de Recepción Internacional: Cindy Méndez;
Comisión Plan de Hospitalidad de Hogar COLAEPSI comunitario: Arnaldo

331
Gonzalo Salas (editor)

COLAEPSI se dieron a conocer un 7 de noviembre de 2008. Un


hecho a destacar es que la comunidad psicológica paraguaya no
había tenido participación alguna en el congreso de Lima. El comité
organizador desarrolló varias acciones de gestión con la finalidad de
mejorar las expectativas de sus antecesores y para esto fue crucial
la labor de guía y asesoramiento de la CAV con quienes se tenían
reuniones virtuales en donde se daban algunos alcances del evento.
El XXXII Congreso Interamericano de Psicología de la SIP
realizado en Guatemala en Junio de 2009, fue el punto de encuentro
para que tres miembros de la CAV y el presidente del II COLAEPSI
se encontraran y fortalecieran los nexos. En este encuentro, se pudo
vincular a la organización de COLAEPSI con el grupo de trabajo de
estudiantes de la SIP, encabezado por los estudiantes de psicología,
de ese entonces, Marco Peña —Perú— y Migna Rivera —Puerto
Rico—. Asimismo, se dio la oportunidad de dar a conocer el con-
greso a estudiantes de países de Centroamérica, a la representación
de la Asociación de Graduados de la APA —APAGS— por parte de
Nadia Hasan —EEUU— y de la División 15 de la International
Association of Applied Psychology —IAAP— que corresponde a
la representación estudiantil por parte de la entonces estudiante
Anna Sagana —Grecia—, todos quienes brindaron un contundente
apoyo a la organización. También se recibiría el apoyo de la SIP
bajo la representación de José Toro–Alfonso, una de las figuras más
comprometidas con el movimiento estudiantil. Asimismo, APA
seguiría apoyando a través de Merry Bullock quien donó algunos
materiales para la premiación de los mejores trabajos.
El II COLAEPSI se llevó a cabo en las instalaciones de la
UNA del 7 al 10 de Octubre de 2009 y la inauguración del evento
fue en la sede del Congreso de la República del Paraguay. La parti-
cipación superó los 2500 asistentes (Quispe, 2012b) cifra récord en
participación que hasta el momento los COLAEPSI han registrado.

Manuel Báez; Comisión de Gestión de Auspicios de Librerías y Artesanías:


Victoria Benitez; Comisión de Inscripciones Internacionales: Jessica Inchausti
Acosta; Comisión de Gestión de Apoyos Institucionales Jadichi Ayala Garicox.

332
Historias de la psicología en América del Sur

La temática del evento fue “Avances de la Psicología en respuesta a


los cambios sociales” el cual fue declarado de interés nacional para
la salud pública para la República del Paraguay, lo cual consta en la
resolución S.G. Nro. 119 (Ministerio de Salud Pública y Bienestar
Social, 2009) que lo consideró como parte de las actividades que
conmemoraron el Bicentenario de la independencia. Este congreso
contó con la participación de distinguidos psicólogos académicos
y profesionales de América Latina y contó con alrededor de 25
expositores magistrales internacionales y aproximadamente algo
más de 30 expositores nacionales entre los que se destacaron según
Samaniego y cols (2010), José Toro-Alfonso, Wanda Rodriguez y Ana
Guzzi —Puerto Rico—, Hugo Klappenbach y Enrique Saforcada
—Argentina—, Silvia Köller, María Regina Maluf, Piotr Trezniak
y Adriana Wagner —Brasil—, Wilson López —Colombia—, Julio
Villegas, Alfonso Urzúa, Marcelo Urra, Gonzalo Salas, Francisca
Pesse y Roberto Polanco —Chile—, Eloy Maya —México—, José
Livia, Luis Benites, Mafalda Ortiz, Luis Palomino y Jesús Romero
—Perú—, Susana Rudolf —Uruguay—, Maritza Montero —Ve-
nezuela—, Katia Pérez —Cuba—, José Britos, Betina Cuevas y
Norma Coppari —Paraguay—.
En relación a las modalidades de ponencias estudiantiles, se
expusieron alrededor de 103 tópicos. El área temática más trabajada
en este congreso correspondió al área de Investigación en psicología,
seguido del área de psicología social. Este congreso, también promo-
vió el reconocimiento de los mejores trabajos estudiantiles7 a través
de un concurso con categorías pre y postgrado. Los ganadores del

7  Investigación ganadora en la categoría de Pregrado fue para un grupo de


estudiantes de la Universidad Central de Chile —Chile—: Isla, J. y Yáñez, C.
(2009). La valoración subjetiva del dinero en los tipos de compra de estudiantes
universitarios de psicología. Informe memoria del II COLAEPSI. Sección IX:
Reporte Académico – Científico, p. 296.
Investigación ganadora en la categoría de Postgrado fue para un estudiante de
postgrado de la Universidad Nacional de Rosario —Argentina—: Gallegos, M.
(2009). Psicología de los menores en América Latina: Historia del movimiento
estudiantil y escenarios futuros. Informe memoria del II COLAEPSI. Sección
IX: Reporte Académico – Científico, p. 297.

333
Gonzalo Salas (editor)

concurso, recibieron entre otros presentes significativos, el Manual


de publicaciones de la APA en su sexta edición el cual fue donado
por la oficina de asuntos internacionales de dicha institución.
Algo que caracterizó a este encuentro fue el desarrollo de
una diversidad de actividades socioculturales que promovieron la
integración de una gran parte de estudiantes de Latinoamérica. Una
de estas actividades fue la organización de un viaje terrestre que
tenía como inicio la ciudad de Quito y término en Asunción. El
viaje lo emprenderían estudiantes de Ecuador, República Domini-
cana y Perú (Samaniego y cols, 2010). Otras actividades sociales y
culturales destacadas fueron el “COLAEPSI comunitario”, el cual
consistió en visitar a una institución educativa pública y compartir
la experiencia en una institución educativa pública que presentaba
una población aproximada de 150 niños con quienes se realizaron
dinámicas grupales y actividades lúdicas de integración. Esta ac-
tividad contó con la participación de 17 estudiantes de psicología
provenientes de los países de República Dominicana, Ecuador,
Perú, Chile y Paraguay bajo la guía de la licenciada Katia Pérez
Pacheco (Samaniego y cols, 2010). Finalmente, un hecho a desta-
car constituye la denuncia realizada por la Organización Chilena
de Estudiantes de Psicología —OCEP— respecto a la existencia y
práctica de terapias curativas de la homosexualidad en Chile, tema
que fue cuestionado en este congreso y en distintas instancias del
país trasandino (Aguirre, 2011).
El tercer COLAEPSI se realizó en Quito-Ecuador, entre
el 11 y 14 de octubre de 2011 en las instalaciones del Centro de
Convenciones Eugenio Espejo y fue inaugurado en el edificio de la
Asamblea Nacional, instancia que constituye el poder parlamentario.
La comisión organizadora8 del evento propuso que el principal

8  Presidente del congreso, Pedro Cuenca —renuncia a la presidencia meses antes de


la iniciación del evento, de modo que el puesto queda vacante y la organización se
maneja mediante un parlamento conformado por los miembros de las comisiones
mencionadas a continuación— Presidente Honorario, Jonathan Ayala; Comisión
de Logística: Esteban Meneses, Felipe Andrada, Nicolás Gonzales y Carla Orozco;
Comisión de Relaciones Públicas, Julio Criollo y Liced Guizado; Comisión de
Protocolo y Cultura, Saskia Romero; Comisión académica David Ortiz y Belén

334
Historias de la psicología en América del Sur

eje temático consistiera en el fomento del Sumak Kawsay, térmi-


no originario de las culturas precolombinas que se refiere al buen
vivir o bienestar. Según Quispe (2012b) el evento contó con una
participación cercana a 1500 asistentes, provenientes de diversos
países de la región.
El evento tuvo un total de 8 actividades pre congreso y 77
conferencias, 22 de las cuales fueron conferencias estudiantiles.
Además se destaca la participación de expositores internacionales
y locales como: Nabil El-Ghoroury—EEUU—, Lellany Coll —
Cuba—, Miguel Gallegos —Argentina—, Victor Hugo Barreto
—Bolivia—, Marcelo Rodríguez y Gonzalo Salas —Chile—, Lucio
Balarezo, Bruno Stornaiolo, Vera Schiller de Kon, Esteban Lazo,
Italo Rojas y Juan Lara —Ecuador—.

El último escenario: La propuesta de Colombia

Si bien el IV COLAEPSI se realizó finalmente en Bogotá, existió la


iniciativa de Chile, lo cual consta en la carta de apoyo enviada por
Marcelo Urra —Liason del International Council of Psychologist
y la Sociedad Interamericana de Psicología— a los miembros de
SOLEPSI. En esta carta se fundamenta que la OCEP tuvo una
intensa actividad en la organización de congresos desarrollando una
agenda temática que incluye tópicos como los derechos humanos y
las luchas sociales. Incluso se plantea que dicha perspectiva recoge
la tradición de pensamiento de Ignacio Martin Baro, Paulo Freire
y Orlando Fals Borda (Urra, 2011).
En el año 2012 se realizó la convocatoria de propuestas para
la selección de la siguiente sede del congreso, en donde la propuesta
de Bogotá fue elegida como la ganadora, la cual presentó como
lema central del evento: “Tendencias de la psicología en Latinoa-
mérica”. Por otra parte, las iniciativas que llegaron hasta el final
de la convocatoria fueron las de Cali y San Juan, Argentina, que
cedieron frente a Bogotá.
El encuentro se realizó en Bogotá entre los días 14 al 17

Rueda; Comisión de Difusión y Publicidad, Jaime Zapata.

335
Gonzalo Salas (editor)

de Mayo del año 2013 en la Universidad San Buenaventura. El


lema de esta vez fue: “la educación no cambia el mundo, cambia a
las personas que van a cambiar el mundo” del educador brasileño
Paulo Freire.
El equipo organizador9 como en todas las ocasiones anteriores
estaba compuesto íntegramente por estudiantes y fundamentalmente
su presidenta Andrea Sarmiento, planteó que la misión del IV CO-
LAEPSI está muy ligada a la finalidad de SOLEPSI, la cual busca
promover la integración estudiantil latinoamericana, la reflexión
académica, investigación, proyección social y la difusión de la psi-
cología desde el proceso de formación en la comunidad estudiantil
psicológica, con lo cual se sigue desarrollando los principios de
dicha organización. Los expositores internacionales fueron esta vez
Nabil El Ghoroury —USA—, José Toro Alfonso —Puerto Rico—,
Hugo Klappenbach —Argentina— Rubén Ardila, Andrés Pérez
Acosta, Luis Florez y César Rey —Colombia— Daniel Ramírez
de la Rosa —México—, Christian Jibaja —Perú—, Gonzalo Salas,
Andrés Cabezas y Cristóbal Villaxa —Chile—.
No se pude cerrar este apartado sin dar a conocer la im-
portancia que tuvo el Dr. Rubén Ardila al otorgar un constante
apoyo a los estudiantes organizadores y logrando importantes
nexos con los académicos de la región, siendo sin lugar a dudas el
líder fundamental de la psicología colombiana y uno de los más
relevantes psicólogos contemporáneos de Latinoamérica.

Discusión

Es relevante un mayor conocimiento de la historia en relación a


los eventos y organizaciones estudiantiles de psicología, ya que a
través del conocimiento del pasado se puede fortalecer el presente

9 Comité Organizador: Presidenta: Andrea Sarmiento; Vicepresidente: Sergio


Clavijo; Presidente de Honor: Fernando Nazaret; Vicepresidente de honor:
Juan David López; Comité Organizador: María Carolina Álvarez, Cristian
Angarita, Luisa Fernanda Amortegui, Julieth Angulo, Andrea Bernal, José
Antonio Escobar, Karen Echavarria, Gabriela Flórez, María Alejandra Gamboa,
Liliana Martínez, Lina Paola Mesa, Yohanna Quiñonez y Maicol Yesid Ruiz

336
Historias de la psicología en América del Sur

y augurar un mejor futuro. La existencia de tres congresos latinoa-


mericanos de estudiantes de psicología con el nombre de primer
congreso latinoamericano puede ser producto de escasas revisiones
históricas, situación que de ser corregida serviría como guía de las
fortalezas y debilidades para futuras organizaciones de psicólogos
en formación. Además son ampliamente cuestionables los intentos
planificados o accidentales de excluir los antecedentes mediante la
omisión de los datos de la historia. Probablemente estas omisiones
responden a una limitada cantidad de autores y publicaciones sobre
la historia estudiantil en Latinoamérica.
De los congresos realizados se destaca que todos presentan
ejes temáticos que enfatizan el componente social sea a través de la
psicología social o las intervenciones psicosociales o comunitarias
ya que en sus diversas ediciones se refiere una psicología cercana a
las distintas realidades de las sociedades latinoamericanas, lo cual
es una característica distintiva de los psicólogos en formación de
Latinoamérica.
En los congresos latinoamericanos, sin tomar en cuenta
el número de asistentes de estudiantes de psicología de los países
que fueron sedes en distintos momentos, existe una mayoritaria
participación de estudiantes de Chile, lo cual se podría asociar a
varios factores como la mayor fortaleza económica, el desarrollo
de la psicología en el país o la situación ventajosa en el cambio de
divisas, lo que sumado a la amplia cobertura de internet constituye
un medio que facilita el acceso a la información de varios eventos.
Sin embargo, por sobre estas consideraciones, no se pretende omitir
el mérito a Chile como el país que representa la mayor participación
estudiantil extranjera en estos eventos.
Acerca de la difusión de los COLAEPSI han tenido una parti-
cipación significativa organizaciones académico–profesionales de las
más importantes del continente americano como las mencionadas
SIP y APA, así como organizaciones locales estudiantiles como la
OCEP, ANEPSI Perú, ANEPSI Colombia, la Red Ecuatoriana de
Estudiantes de Psicología —REEPSI—, La Sociedad Científica
Paraguaya de Estudiantes de Psicología —SOCIPEPS—, entre
otras, de modo que la convocatoria existente en los eventos de

337
Gonzalo Salas (editor)

SOLEPSI también responde al trabajo de varios sectores que desde


diferentes aristas políticas, académicas y sociales, coinciden en el
fomento de la integración latinoamericana. De modo que se debe
enfatizar que aunque existen varios movimientos estudiantiles de
psicología en Latinoamérica, que abarcan varios campos del espectro
de la profesión, todas estas pueden coincidir en el fomento de la
integración de la comunidad estudiantil, por tanto se avizora un
panorama favorable para la continuidad de eventos académicos
como los COLAEPSI o iniciativas similares.
Los siete años de existencia de SOLEPSI indican que el
movimiento presenta una continuidad importante si consideramos
que la duración promedio de la carrera de psicología ronda los cinco
años, de este punto se sostiene que la organización continúe con
sus actividades y que haya superado el tiempo de cinco años indica
que se están produciendo recambios generacionales significativos,
los cuales constituyen requisitos indispensables para la existencia
prolongada de las instituciones, ya que probablemente por difi-
cultades en el recambio generacional, no tuvieron continuidad
las organizaciones y los eventos anteriores a los contemporáneos.
En este mismo contexto se destaca la conferencia del Dr.
Rubén Ardila en el último COLAEPSI denominada “Pasar la an-
torcha a la nueva generación ¿Por qué es tan importante el relevo
generacional?” (Ardila, 2013).
A la actualidad los COLAEPSI solo se han realizado en
Sudamérica por lo que la mayor participación la han tenido es-
tudiantes de esta región del continente, de modo que puede ser
interesante revisar el poder de convocatoria y los actores sociales
que participarían en un congreso realizado en Centroamérica,
Norteamérica o el Caribe.
Finalmente, debemos mencionar que en los congresos reali-
zados se evidencia un gran poder de convocatoria estudiantil local
que no ha sido igualada al evento de Asunción por diversos motivos,
los cuales pueden ser tema de futuras líneas de investigación. Existe
además una predisposición mayoritaria en los estudiantes para ser
partícipes de su formación y la integración con sus semejantes de
distintas nacionalidades, fomentando las actividades sociales y cul-

338
Historias de la psicología en América del Sur

turales en la región, a partir del importante motor de integración


estudiantil que constituyen los COLAEPSI.

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