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Durante el año 2005 se conmemoro el centenario del llamado "Annus Mirabilis" (1905) en el
que Albert Einstein publicó tres importantes artículos que contenían las ideas que más tarde
se convirtieron en base e influencia de la física moderna. Este año nos ofrece la oportunidad
de conocer y celebrar estas ideas así como valorar la influencia de Einstein en la vida del siglo
XXI.
Nació en Ulm el 14 de marzo de 1879 y pasó su juventud en Munich, donde su familia poseía
un pequeño taller de máquinas eléctricas. Sus años de colegio indican que casi siempre era el
primero en matemáticas y latín. Ya desde muy joven mostraba una curiosidad excepcional por
la naturaleza y una capacidad notable para entender los conceptos matemáticos más
complejos. A los doce años ya conocía la geometría de Euclides. Durante su niñez su carácter
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era introvertido, disfrutaba aislándose de toda compañía y sentía una gran fascinación por su
juego de construcción. Cuando tenía cinco años su padre le regaló una brújula; se sintió tan
emocionado que, según sus palabras, experimentó “temblores y enfriamientos”. Los Einstein
instaban a sus hijos a hacer sus propias lecturas, y de esta manera, mientras en la escuela
aprendía matemáticas, Albert descubrió a Kant y a Darwin por su cuenta en casa. Este hecho,
sin embargo, provocó que pasase de ser un niño callado a un adolescente mucho más rebelde
y “difícil”. Sin embargo, en este sentido, su carácter no era más que parte del problema:
odiaba el método tiránico practicado en la escuela de igual manera que el lado autocrático de
la vida de Alemania en general, que en el ámbito de la política se traducía, tanto en este país
como en Viena, en un nacionalismo vulgar y un antisemitismo cruel. Se sentía incómodo en
este ambiente psicológico, y noera extraño que se viese envuelto en constantes discusiones que
irritaban a sus compañeros y profesores, sobre todo a su profesor de griego que ha pasado a
la historia por su célebre afirmación de que Einstein “nunca llegaría a nada”. Hasta tal punto
llegó su indisciplina y falta de obediencia que acabaron por expulsarlo, si bien él estaba
decidido a dejar la escuela de todos modos.
A la edad de dieciséis años se mudó con sus padres a Milán, y con diecinueve comenzó en
Zurich los estudios universitarios. En 1902, gracias a la recomendación de un amigo, encontró
trabajo en la Oficina de Patentes de Berna.
Los tres trabajos publicados por Einstein durante ese magnífico año 1905, cuyo centenario se
celebra, vieron la luz en marzo (teoría cuántica), mayo (movimiento browniano) y junio
(teoría especial de la relatividad).
En 1905 se doctoró en la Universidad de Zurich, con una tesis sobre las dimensiones de las
moléculas; también publicó cuatro artículos teóricos de gran valor para el desarrollo de la
física del siglo XX:
Desde los tiempos del matemático y físico inglés Isaac Newton, los filósofos de las
ciencias naturales (nombre que recibían los físicos y químicos) habían intentado
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FIGURA N° 6: Einstein en 1920.
Desde los siglos XVII y XVIII los científicos pensaron que poseían las claves del conocimiento
del comportamiento de la Naturaleza y que, aunque hubiera detalles por descubrir, las
propiedades de “sentido común” del mundo que nos rodea podía suponerse que estaban
garantizadas:
Parecía que ningún científico en su sano juicio podía, ni tan siquiera, cuestionar estas
aparentes evidencias.
Einstein vio que el Universo era diferente de lo que todos pensaban. Era como si Dios nos
hubiera confinado en un parque infantil y nos hubiera dejado pensar que lo que observamos
allí es toda la realidad. Sin embargo, más allá está la verdadera realidad en la que nuestra
intuición, engañada por la falsa realidad, no funciona.
Lo primero que nos sorprendería, en ese mundo ciudadano ficticio, es que los automóviles
mantendrían su peso ordinario mientras esperaran ante un semáforo en rojo, pero una vez
que se encienda la luz verde su masa y por lo tanto su peso iría aumentando a medida que
fuéramos adquiriendo velocidad. Lo mismo le ocurriría a los peatones y a todo lo que se
moviera. La ecuación que relaciona la masa de un objeto con la velocidad a la que se mueve es
la siguiente:
Al mismo tiempo, los automóviles, las motocicletas e incluso los peatones sufrirían otro
cambio: dependiendo de la posición del observador, un automóvil de cuatro metros de
longitud “l ”se distorsionaría y parecería medir sólo un metro si se desplazara lo bastante
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rápido hacia nosotros. Si su velocidad “v”alcanzará los 49,99 km/h su longitud “l”sería, según
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Al acelerar los automóviles no solo los veríamos distorsionar y cambiar de masa sino que
también percibiríamos que el tiempo pasa más despacio para sus ocupantes. Según la
ecuación:
Una hora cuando estamos en reposo, sería equivalente a menos de cuatro segundos cuando
viajamos a 49,99 km/h.
Las mismas percepciones, que tendrían los peatones respecto de los vehículos y sus viajeros,
las tendrían estos de los peatones; mientras que ellos de sí mismos no tendrían sensación
alguna de estar cambiando.
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