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PRACTICA Nro.

01
DERECHO

CICLO: VII
DATOS

Nombre del curso: DERECHO PROCESAL PENAL

Docente: VICTOR MANUEL LEON CASTILLO

Apellidos y Nombres: LAVADO ALARCON CONRADO MICHAEL

Periodo Lectivo 2018-I

Fecha de Entrega: Del 27 de Mayo al 02 de Junio de 2018

INDICACIONES:

1. El trabajo de investigación debe ser original, indicando las fuentes de referencias:


libros, revistas, foros, bloggers o páginas web.
2. No se aceptaran los trabajos fuera de fecha.
3. El único medio de envío es a través del campus virtual (Enviar trabajo académico).
4. Si tuviera algún inconveniente hacerlo saber a través del
correo:mchumpitaz@upci.edu.pe

PREGUNTAS

(Cada respuesta correcta equivale a 2 puntos)

1. Precise ¿Por qué existe el Derecho procesal penal?


2. Explique los principios de oralidad, inmediación, contradicción y publicidad.
3. ¿Qué es el Sistema Penal Acusatorio?
4. ¿Qué es el proceso penal?
5. ¿Cuál es la función esencial del Ministerio público?
6. ¿Cuándo un Juez puede ordenar prisión preventiva?
7. ¿Qué es una medida cautelar, en el ámbito penal?
8. ¿En qué consiste el principio de oportunidad?
9. ¿Cuándo se publicó en el diario oficial “El Peruano” el Nuevo Código Procesal
Penal, y cuál fue el primer distrito judicial en la cual entró en vigencia?
10. ¿Cuáles son las características del Nuevo Código Procesal Penal?

DESARROLLO

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1. Precise ¿Por qué existe el Derecho procesal penal?
La historia de la existencia del hombre, sus luchas por sobrevivir, lo obligan a
decidir vivir en sociedad, pero primeramente se alberga en las cavernas, para
guarecerse de muchas cosas, pero, ya dentro de ella, se ve en la necesidad de
enfrentar otras luchas, proteger lo suyo de los demás, en especial sus mujeres,
una de las principales causas que lo motivan a salir de las mismas, o sea, de la
cavernas. Es así como se fundan diferentes comunidades, ejemplos sobran, se
ve en la necesidad de emplear la fuerza en unión de grupos, para defenderse
de todas la formas, para poder mantener lo que consideraba su derecho,
usando su mejor forma para asegurar el mismo, ese período los grandes
procesalistas lo denominaron la era de ‘la defensa privada’ y la ‘autodefensa’.
Para ello se utilizaba de manera preponderante ‘la fuerza y la violencia’, era la
época del Estado de la barbarie de los grupos humanos.
Esos enfrentamientos motivaron otra lucha, en donde participan grandes
pensadores del Derecho, los que emprenden con sus pensamientos su
oposición a la ‘autodefensa’ la ‘venganza privada’, es así como se inicia la
‘historia del Estado’ y de la misma ‘civilización humana’. Fue una lucha a la que
se tuvo que enfrentar el hombre, pero tuvieron que pasar sucesivas etapas
transformadoras, para permitir que el pensamiento lógico y el sentido de la
razón, se impusieran sobre el uso de la fuerza y la violencia privada, como
forma de defender el derecho y el de asegurar su tutela contra los grupos de
poder.
La lucha contra la fuerza del poder y de la venganza privada, emprendida por
los grandes procesalistas, lleva al razonamiento de la lógica hace que el
hombre renuncie a la fuerza, a la violencia como a la venganza privada,
permitiendo con ello una convivencia social pacífica y permitiendo la vigencia
del principio de la autoridad, cuyo objetivo es disciplinar, para prohibir de
manera absoluta el uso de la violencia, la autodefensa, declarándola como un
delito hasta el día de hoy.
Todo esto permite que surjan leyes que regulen las relaciones entre los
hombres, surgiendo de esta manera, normas que son reglas de Derecho que
se deben utilizar obligatoriamente, para definir e incluso determinar el derecho
reclamado o las obligaciones que puedan corresponder a cada persona sujeta

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de Derecho, en un momento dado, pero aceptando las normas de
procedimiento que deben regular cualquier tipo de Proceso.
Es así como surge el Derecho Procesal Civil para los casos de declarar el
Derecho Controvertido y el Derecho Procesal de tipo Penal, cuyo objetivo es
determinar en un momento dado la responsabilidad que compete a algún sujeto
por la violación de una norma que tipifica algún tipo Penal y que conlleva una
sanción o una pena.
El mundo civilizado acepta el Derecho Procesal en todas su manifestaciones y
le corresponde a todo Estado moderno hacer, por medio de un órgano
jurisdiccional, que se cumplan las normas procesales previamente establecidas
en un instrumento especialmente creado para ello y lo debe hacer sin exceso
de formulismo, sin dilaciones; en pocas palabras, de manera expedita e
ininterrumpida; el Derecho tardío es sinónimo de injusticia y pugna contra todo
concepto que se denomina democrático y de la misma manera equivale a
venganza, pero de tipo estatal. Por todo lo expuesto es que existe el Derecho
Procesal, cualquiera que sea su género para contrarrestar los abusos
particulares como oficiales.
2. Explique los principios de oralidad, inmediación, contradicción y
publicidad.
El principio de oralidad consiste en que los actos procesales son realizados a
viva voz, normalmente en audiencia y reduciendo las piezas escritas a lo
estrictamente indispensable.
El proceso civil es sustentado en el principio de oralidad que es la forma de
desarrollar el proceso civil. Y esa forma de desarrollo es el hablado (cpc 1,
inciso 1).
Principio
Un principio es un axioma que plasma una determinada valoración de justicia
de una sociedad, sobre la que se construye las instituciones del Derecho y que,
en un momento histórico determinado, informa del contenido de las normas
jurídicas de un Estado.
Un principio no es una garantía. Un principio es la base de una garantía.
El término “principio” se utiliza solo en ciencias exactas (lógica, matemática) en
las ciencias sociales como el Derecho existen “fundamentos”. Pero, por el
amplio uso en la doctrina de la palabra “principio” refiriéndose a un fundamento,

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seguiremos también esa corriente, aunque haciendo notar que nos referimos a
un fundamento.
Principios procesales
Los principios procesales son directrices a las normas jurídicas, dan las ideas
fundamentales al Derecho y, además, el legislador los incorpora para suplir las
lagunas del ordenamiento jurídico.
Los principios procesales son criterios generales a partir de los cuales el
legislador va a concretar luego en numerosas disposiciones específicas la
regulación del proceso y el proceder de sus sujetos procesales.
- PRINCIPIO DE INMEDIACION
El principio de inmediación exige la relación directa del juez con las partes y los
elementos de prueba que él debe valorar para formar su convicción. Cuando
existe un intermediario, como ocurre en el proceso escrito, la convicción del
juez se forma bajo influjos de comunicación preparada por un tercero, lo que
puede traducirse en aumento del margen de error en el entendimiento.
La inmediación, sin embargo, no es un principio exclusivo del proceso oral, es
susceptible de ser combinada en cualquier tipo de proceso, sea escrito, oral o
mixto. Se patentiza toda vez que el juez arguye su conocimiento a través de la
observación directa, y en algunas veces participante, de los hechos aunque les
sean presentados por escrito. Aunque reviste una caracterizada importancia en
el sistema oral.
La importancia de la inmediación en el sistema oral se entiende cuando las
partes aportan sus alegaciones de hecho y sus ofrecimientos de prueba deben
producirse directamente, frente y ante el Tribunal, procurándoles la
identificación física del juez, su presencia, hasta el punto de considerarse
viciada una tramitación si el juez no la presencia directamente.
KLEIN, señala que la oralidad es la compañera necesaria de la inmediación en
el procedimiento. En tanto en cuanto el procedimiento sea inmediato, la
oralidad no precisa de otra fundamentación. La clave del proceso se halla en la
exposición del caso litigioso, en la reconstrucción del supuesto fáctico y en la
prueba, ésta asegura el proceso, facilita las aclaraciones y suministra los
mejores puntos de vista y las mejores impresiones sobre las personas del
juicio.

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Una de las cuestiones sobre las que más se ha insistido a la hora de tratar
sobre las obligaciones de los miembros del Poder Judicial ha sido la de la
necesidad ineludible de estar presente en todas las diligencias judiciales que
requieran la presencia judicial.
LA INMEDIACIÓN supone que el juez debe estar presente en todas las
actuaciones judiciales que requieran de su presencia, tales como juicios, vistas
y comparecencias. Está claro que los procedimientos judiciales deben ser
resueltos con la mayor agilidad posible. Y está claro, también, que una de las
máximas a la hora de impartir justicia debe centrarse en la rapidez de la
respuesta que el ciudadano requiere cuando acude a los tribunales para
resolver un conflicto de intereses en los diferentes órdenes jurisdiccionales. Sin
embargo, también es cierto que esta agilidad en la Administración de Justicia
no puede servir de excusa para cercenar la observancia de un principio del
procedimiento como es el de inmediación en el que descansa el conocimiento
del juez de los hechos y pruebas que van a servir para adoptar la decisión
sobre el fondo del asunto.
Es cierto que es necesario exigir que se cumpla el PRINCIPIO DE
INMEDIACIÓN, pero tampoco podemos desconocer que es preciso que exista
una adecuación entre el número de procedimientos que puede asumir un
órgano judicial y el número de Juzgados del orden civil que pueden asumir la
competencia en esta materia para impartir la justicia con un mínimo margen de
calidad y garantías procesales. En otras circunstancias podría suponer,
también, exigir a los jueces situaciones imposibles, habida cuenta que podría
darse el caso de que la observancia de los principios procesales y la vigilancia
del cumplimiento de las garantías, encontraría oposición con el número de
procedimientos que tiene que afrontar un órgano judicial.
PRINCIPIO DE CONTRADICCION
Como tal debe entenderse el correspondiente al derecho que tienen las partes
de que la práctica de las pruebas se lleve a su presencia ante el juez del orden
jurisdiccional de que se trate. Es uno de los principios claves del proceso en
cualquiera de sus órdenes jurisdiccionales en virtud del cual las partes, por
medio de su dirección letrada deben estar presentes en las pruebas
practicadas, habida cuenta que en el caso contrario se produciría indefensión
para las partes. Además, las pruebas practicadas con vulneración del principio

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de contradicción serían declaradas nulas y sin valor a la hora de dictar la
sentencia.
El Tribunal Constitucional se ha pronunciado sobre este principio (entre otras,
en Sentencia de fecha 11 de marzo de 2008) señalando que el principio de
contradicción que hace posible el enfrentamiento dialéctico entre las partes,
permitiendo así el conocimiento de los argumentos de la contraria y la
manifestación ante el Juez o Tribunal de los propios constituye una exigencia
ineludible vinculada al derecho a un proceso público con todas las garantías,
para cuya observancia se requiere el deber de los órganos judiciales de
posibilitarlo. Del principio de igualdad de armas, lógico corolario del
principio de contradicción, se deriva asimismo la necesidad de que las
partes cuenten con los mismos medios de ataque y defensa e idénticas
posibilidades y cargas de alegación, prueba e impugnación, a efectos de evitar
desequilibrios entre sus respectivas posiciones procesales, sin que sean
admisibles limitaciones a dicho principio, fuera de las modulaciones o
excepciones que puedan establecerse en fase de instrucción (o sumarial) por
razón de la propia naturaleza de la actividad investigadora que en ella se
desarrolla, encaminada a asegurar el éxito de la investigación y, en definitiva, la
protección del valor constitucional de la justicia.
Pero por otro lado no podemos olvidar que el principio de contradicción está
directamente relacionado con el derecho a la prueba que tiene como primer
requisito la legalidad de la petición probatoria, en el doble sentido de que “el
medio de prueba esté autorizado por el Ordenamiento y de que” la prueba se
haya solicitado en la forma y momento legalmente establecidos. Pero si esta
prueba no se practica a la presencia del juez o tribunal y con la presencia de
las partes la prueba no tiene validez. Las partes deben estar presentes por
medio de sus letrados a fin de poder interrogar al testigo o perito y las propias
partes implicadas en el procedimiento sobre lo que es la cuestión de fondo o
cuestiones accesorias. Es un derecho con connotaciones constitucionales en
orden a preservar que la prueba se celebre con el respeto a los principios del
proceso entre los que está el de la debida contradicción.
PRINCIPIO DE PUBLICIDAD
Es innegable la estrecha vinculación del derecho de informar con el principio de
publicidad procesal, y cuya actuación a través de los medios de comunicación

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es uno de los elementos más decisivos para su más completo desarrollo,
otorgando una dimensión pública que trasciende de los aspectos tanto
espaciales, como temporales de la información en cuestión. Pero tal
consideración debe ser matizada, en cuanto ni todo el íter procesal estará
regido por el principio de publicidad (al menos en toda su extensión), ni el
derecho a la libertad de información será absoluto.
El ámbito judicial en general, y penal en particular, el principio de publicidad del
proceso se ha erigido en uno de los pilares del sistema democrático,
permitiendo un proceso público con todas las garantías tanto en consideración
a la ciudadanía, como a las partes implicadas en el mismo. Una doble
dimensión pues; interna a los efectos de los intervinientes en el procedimiento
en toda su complejidad, como externa, en consideración a la comunidad y su
posibilidad de conocer las actuaciones judiciales tanto previas como coetáneas
al proceso. A este efecto, la libertad de información jugará un papel
determinante y necesario para tal proyección más allá del círculo de personas
vinculadas a la tramitación del procedimiento, y principalmente, las que en su
caso puedan encontrarse en la Sala de vistas en la fase del juicio oral.

3. ¿Qué es el Sistema Penal Acusatorio?


El Sistema Penal Acusatorio es un sistema procesal penal que busca
resolver hechos delictivos en menor tiempo, en el cual existe igualdad de
las partes. En este sistema, el fiscal, la defensa y la victima tienen
igualdad de oportunidades de ser oídas y las decisiones están a cargo de
un juez independiente e imparcial.
El Sistema Penal Acusatorio, orienta sus beneficios a la víctima del hecho
delictivo, nada es posible, sin la garantía de la reparación del daño, respecto a
la cual la victima exprese su conformidad, con una adecuada representación
legal y defensa de sus intereses por parte del Fiscal del Ministerio Público, que
a la vez debe garantizar el pleno respeto a los Derechos Humanos del
imputado.
En el Sistema Penal Acusatorio, la denominación de Delitos No Graves, cambia
por la de: delitos que se persiguen por querella necesaria, por requisito
equivalente de parte ofendida o que admiten perdón de la víctima o el ofendido;
así como en los delitos culposos; y, en los delitos patrimoniales cometidos sin

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violencia sobre las personas; así como los Delitos Graves, pasan a ser los que
ameritan Prisión Preventiva Oficiosa, en los términos del Código Nacional de
Procedimientos Penales.
El Proceso Penal Acusatorio, genera un contexto totalmente diferente a lo que
conocemos, el Fiscal del Ministerio Publico, cuenta ahora con la facultad de
aplicar Criterios de Oportunidad desde la noticia del delito hasta la
Investigación, así como promover en forma Autónoma, los Mecanismos
Alternativos de Solución a Controversias siempre y cuando el delito lo permita y
el Acuerdo Reparatorio sea de CUMPLIMIENTO INMEDIATO. Si, el Acuerdo
Reparatorio, es de CUMPLIMENTO DIFERIDO, debe acudirse ante el Juez de
Control.
Igualmente el Fiscal del Ministerio Publico, propiciara ante el Juez de Control,
la substanciación de la Suspensión Condicional del Proceso, o en su caso
del Procedimiento Abreviado. El Objetivo es llevar a Enjuiciamiento
Oral únicamente los hechos por delitos de Alto Impacto.
5. ¿Qué es el proceso penal?
El proceso penal es el procedimiento de carácter jurídico que se lleva a cabo
para que un órgano estatal aplique una ley de tipo penal en un caso específico.
Las acciones que se desarrollan en el marco de estos procesos están
orientadas a la investigación, la identificación y el eventual castigo de aquellas
conductas que están tipificadas como delitos por el código penal.
En concreto, podemos establecer, que todo proceso penal ordinario se
compone de tres partes o fases diferenciadas:
1.1-La pre instrucción. Este primer periodo se caracteriza por el hecho de que,
durante el mismo, no sólo se establecen los hechos que van a ser objeto del
proceso penal sino también el delito bajo el que se ampararían. Todo eso sin
pasar por alto, por supuesto, la posible responsabilidad del inculpado o su
libertad, después de que haya declarado y de la decisión tomada por el juez a
través de un pertinente auto. Este puede ser de sujeción a proceso, de libertad
o formal de prisión.
2.2-La instrucción. En esta segunda fase, por su parte, los abogados de ambas
partes procederán a presentar todas las pruebas que tienen a su favor así
como las circunstancias que rodearon al hecho en cuestión. Eso supondrá que

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se pongan sobre la mesa desde resultados de inspecciones pasando por
testimonios de testigos o peritajes de diversa índole.
3.3-El juicio. Por último, todas las pruebas, detalles del caso, informes y demás
documentos se presentarán y expondrán delante del juez por ambas partes,
con el claro objetivo de que quede claro que sus clientes son los inocentes.

La finalidad de los procesos penales, en última instancia, es la conservación


del orden público. Las características de su desarrollo dependen de cada
jurisdicción. En Perú, por ejemplo, el proceso penal permite castigar a los
mayores de 18 años.

Lo habitual es que un proceso penal se inicie con una instrucción preparatoria


que consiste en la etapa investigativa. En esta parte del proceso, se recogen
las pruebas que sustentarán la acusación contra una persona.

Una vez completada esta etapa, llega el momento del juicio. El proceso penal,
en esta instancia, consiste en el análisis y la valoración de las pruebas que
fueron recopiladas durante la instrucción. A partir de este análisis, el juez a
cargo de la causa penal emitirá el fallo correspondiente y establecerá la pena
que le corresponde al autor del delito, en caso que esta autoría haya quedado
demostrada.

Finalmente, el proceso penal se completa con la ejecución de la pena, es decir,


con el cumplimiento efectivo del castigo que ha determinado el juez o el tribunal
de acuerdo a lo tipificado por la ley.

Un ejemplo de proceso penal es aquel procedimiento que se inicia a partir de


un asesinato, con la investigación que puede derivar en la detención del
sospechoso, el juicio que se realiza para confirmar su responsabilidad en el
hecho y el castigo que se le aplica si se encuentra que la persona es culpable.

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6. ¿Cuál es la función esencial del Ministerio público?
El Ministerio Público es un organismo autónomo del Estado y tiene como
funciones principales la defensa de la legalidad, de los derechos
ciudadanos y de los intereses públicos; la representación de la sociedad
en juicio, para los efectos de defender a la familia, a los menores e
incapaces y el interés social, así como para velar por la moral pública; la
persecución del delito y la reparación civil.
También vela por la prevención del delito dentro de las limitaciones que
resultan de la ley y por la independencia de los órganos judiciales y la
recta administración de justicia y las demás que le señalan la
Constitución Política del Perú y el ordenamiento jurídico de la Nación.
El Ministerio Público es el titular de la acción penal pública, la que ejercita
de oficio, a instancia de la parte agraviada o por acción popular, si se
trata de delito de comisión inmediata o de aquéllos contra los cuales la
ley la concede expresamente.
Para el debido cumplimiento de sus funciones y atribuciones, el Fiscal de
la Nación y los fiscales ejercitarán las acciones o recursos y actuarán las
pruebas que admiten la Legislación Administrativa y Judicial vigente
conforme lo estable la Ley Orgánica del Ministerio Público (D. L. 052).
Los fiscales cuentan con autonomía funcional, es decir, los fiscales
actúan independientemente en el ejercicio de sus atribuciones, las que
desempeñarán según su propio criterio y en la forma que estimen más
arreglada a los fines de su institución. Siendo un cuerpo jerárquicamente
organizado deben sujetarse a las instrucciones que pudieren impartirles
sus superiores.
Son órganos del Ministerio Público:
1. El Fiscal de la Nación.
2. Los Fiscales Supremos.
3. Los Fiscales Superiores.
4. Los Fiscales Provinciales.
También lo son:
 Los Fiscales Adjuntos.
 Las Juntas de Fiscales.

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Además del Fiscal de la Nación, son Fiscales Supremos en actividad, los
Fiscales Supremos Titulares así como los Fiscales Supremos
Provisionales. El Fiscal de la Nación, los Fiscales Supremos Titulares y
los Fiscales Supremos Provisionales constituyen la Junta de Fiscales
Supremos.

El Fiscal de la Nación es elegido por la Junta de Fiscales Supremos, entre


sus miembros; por un período de tres años, prorrogable por reelección
sólo por otros dos años más. Actualmente, el Fiscal de la Nación es el
doctor Pablo Wilfredo Sánchez Velarde, elegido para el ejercicio de su
función, como Fiscal de la Nación, por aclamación en la Junta de Fiscales
Supremos realizado en el mes de julio de 2015, por lo que su periodo de
gestión será hasta julio de 2018.

El Ministerio Público representa a la sociedad ante los órganos


jurisdiccionales del Estado, gozando de autonomía funcional y
administrativa en el cumplimiento de sus deberes y atribuciones. Lo
ejercen el Fiscal General del Estado y los agentes fiscales, en la forma
determinada por la ley. Corresponde al Ministerio Público, por medio de
los agentes fiscales, funcionarios designados y de sus órganos auxiliares
dirigir la investigación de los hechos punibles y promover la acción penal
pública. Con este propósito realizará todos los actos necesarios para
preparar la acusación y participar en el procedimiento, conforme a las
disposiciones previstas en este Código y en su ley orgánica.

Tendrá a su cargo la dirección funcional y el control de los funcionarios y


de las reparticiones de la Policía Nacional, en tanto se los asigne a la
investigación de determinados hechos punibles.

El Ministerio Público es un organismo público, generalmente estatal, al que se


atribuye, dentro de un Estado de derecho democrático, la representación de los
intereses de la sociedad mediante el ejercicio de las facultades de dirección de
la investigación de los delitos cometidos, La función del fiscal es hacer que los
procesos transcurran de acuerdo a las normas. Evalúa la situación, determina
qué delito se ha cometido y reúne todas las pruebas necesarias. Pero quien

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toma las decisiones sobre las medidas restrictivas, como la prisión preventiva,
es el juez.
“El Ministerio Público es un órgano con autonomía funcional y administrativa,
que representa a la sociedad ante los órganos jurisdiccionales para velar por el
respeto de los derechos y de las garantías constitucionales; promover la acción
penal pública en defensa del patrimonio público y social, del medio ambiente y
de otros intereses difusos y de los derechos de los pueblos indígenas, y ejercer
la acción penal en los casos en que para iniciarla o proseguirla no fuese
necesaria instancia de parte”.

7. ¿Cuándo un Juez puede ordenar prisión preventiva?


Cuando a una persona se le inicia un proceso penal siempre se le impone
medidas de coerción procesal, las cuales pueden ser de naturaleza personal
(comparecencia, impedimento de salida del país, detención domiciliaria, prisión
preventiva, etc.) y/o real (embargo, incautación, etc.).
La medida de coerción procesal más gravosa es – sin duda – la prisión
preventiva, pues la misma consiste en estar recluido en un centro penitenciario
sin haber sido sentenciado condenatoriamente.
Para que proceda esta medida, deben concurrir los presupuestos materiales
establecidos en el art. 268° del Nuevo Código Procesal Penal de Perú:
Que existan fundados y graves elementos de convicción para estimar
razonablemente la comisión de un delito que vincule al imputado como autor o
partícipe del mismo.
Ejemplo: el certificado médico legal en el que se advierta semen del autor en
los casos de violación sexual; el informe que advierte un incremento patrimonial
que no se condice con los ingresos del funcionario público en los casos de
peculado; la compra de inmuebles con dinero de cuyo origen no ha sido
acreditado por el procesado en los casos de lavado de activos, etc.
Que la sanción a imponerse sea superior a cuatro años de pena privativa de
libertad.
Ejemplo: homicidio calificado; violación sexual; peculado; colusión;
malversación de fondos; lavado de activos; etc.

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Que el imputado, en razón a sus antecedentes y otras circunstancias del caso
particular, permita colegir razonablemente que tratará de eludir la acción de la
justicia (peligro de fuga) u obstaculizar la averiguación de la verdad (peligro de
obstaculización).
Existirá peligro de fuga – por ejemplo – cuando el imputado no cuente con
arraigo (domiciliario y/o laboral) en la ciudad donde está siendo procesado o
haya indicios reveladores de que éste permanecerá oculto o abandone la
ciudad o el país (art. 269°, inc.1 del acotado código).
Habrá peligro de obstaculización del proceso – por ejemplo – si hay riesgos
razonables de que el imputado destruya, modifique, oculte, suprima o falsifique
elementos de prueba; o si hay riesgos de que éste influya para que
coimputados, testigos o peritos informen falsamente a su favor (art. 270°, inc.1
y 2 del citado código). No obstante a ello, es importante precisar que la prisión
preventiva siempre es a requerimiento del Fiscal y solo procederá si los citados
presupuestos concurren de forma copulativa (EXP. N.° 01951-2010-PHC/TC);
por tanto, a falta de uno de ellos no procederá la referida medida.
Empero, si existen indicios reveladores que permitan deducir que el peligro de
fuga y/o de obstaculización del proceso puede evitarse, la medida coercitiva a
imponerse ya no será de prisión preventiva, sino de comparecencia restringida.
Finalmente, se debe precisar que de ocurrir ello, el juez podrá ordenar la
prisión preventiva – sin requerimiento del Fiscal – pero siempre que el
imputado incumpla con una de las restricciones que se le impuso y siempre
que el mismo Juez – y no el Fiscal – haya realizado previamente dicho
requerimiento (art. 287, inc. 3 del acotado código).
8. ¿Qué es una medida cautelar, en el ámbito penal?
En el proceso penal el Juez puede ordenar medidas con las que trata de
asegurar el correcto desarrollo del proceso, y también que la persona acusada
esté a disposición del Juez el tiempo necesario para investigar el delito. A estas
medidas se las denomina cautelares.

El juez sólo puede adoptar estas medidas si existe algún riesgo o circunstancia
que pueda poner en peligro o frustrar el desarrollo del proceso penal.

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En cualquier caso, un abogado podrá ofrecer asesoramiento sobre todas estas
cuestiones a la vista de las peculiaridades que presente cada supuesto
concreto.
El fin del proceso penal es lograr que se impongan las consecuencias jurídicas
previstas en la norma. No cabe duda de que esto solo es posible cuando existe
una actividad probatoria previa que permita una reconstrucción comprobada de
los hechos (verdad formal) así como una demostración de la responsabilidad
del imputado.
Por eso, una habilitación de la pena supone que se ha verificado con
anterioridad que la punición es posible y, esto, a su vez, que se ha acreditado
que un delito ha ocurrido y que el imputado puede ser considerado responsable
de él.
Pero además, el proceso penal sirve para satisfacer a la víctima en su
pretensión reparatoria (que, en muchos casos, no es equiparable a una mera
aspiración pecuniaria). Sin embargo, como es notorio, que el proceso llegue a
satisfacer un ideal más exigente que el de la justicia, en su sentido más
jurídico, es dudoso. Aquí, por lo tanto, no queda sino garantizar que las
pretensiones, punitiva del Estado e indemnizatoria de la víctima, podrán ser
satisfechas, lo que presupone que el Estado haya asegurado la consecuencia
jurídica prevista en la norma y, con ello, la materialización de la justicia y la
realización del Derecho.
Por lo regular, esa realidad del Derecho (Penal) puede lograrse revistiendo de
garantías al proceso, pues aquellas permiten a este surtir efectos reales y, con
ello, liberarse de las críticas dirigidas a cuestionar su eficacia y a atribuirle más
bien una finalidad abstracta.
El aseguramiento opera en torno al éxito de la persecución penal, esto es, tiene
como objetivo hacer viables los casos en los que la imposición de una pena es
probable. Es cierto que una idea como esta presupone que en el decurso del
proceso se ha generado el pronóstico de que el imputado será probablemente
sancionado. Pero de eso no se sigue sin más que la presunción de inocencia
ha sido vulnerada. Cuando se plantea la cuestión acerca de si la limitación de
derechos con fines aseguratorios vulnera la presunción de inocencia habrá que
tener en cuenta en primer lugar y como criterio general, el hecho de que bien
se puede restringir incluso la libertad si el Estado en la ejecución de su deber

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general de afirmación del Derecho pronostica que ella será utilizada para evadir
la justicia.
Por supuesto, aquí carecería de todo sentido mencionar la ausencia de un
juicio previo como criterio deslegitimador de la aplicación de una medida
cautelar. Una crítica tal sería no solo irrelevante sino, sobre todo, errónea pues,
en rigor, la necesidad de un juicio previo está conectada a la aplicación de una
pena cuya naturaleza es, por mucho, distinta a la de las medidas cautelares.
De esto se sigue correctamente que las medidas de coerción procesal no
suponen en nada una disminución de la presunción de inocencia(1), sino tan
solo el aseguramiento del proceso contra un sujeto que sigue siendo inocente.
Pero, que el sujeto siga siendo inocente y, por lo tanto, no pasible de sanción,
no significa que no puedan ejecutarse contra él determinadas medidas de
aseguramiento. Obviamente, hay que indicar ya desde aquí que tales medidas
deberán carecer de alguna pretensión punitiva o reparatoria(2).
Aunque lo principal es, desde luego, no dejar de reconocer que las medidas
cautelares afectan determinados derechos (3). Esta advertencia va
especialmente dirigida a evitar que se tenga a las medidas cautelares como
mecanismos neutrales sin consecuencias para el sujeto sobre el que recaen, al
que por cierto, y de manera muy expresiva, suele denominarse afectado.
En última instancia, esto tiene por finalidad llamar la atención acerca de la
especial gravedad de las medidas de coerción y el riesgo que usualmente
entrañan para la propia legitimidad del proceso. Y aunque se corra el riesgo de
tenerse por obvio, pretende (pese a que la ley pareciera ya suficiente barrera
para esto) dejar establecido que la imposición de medidas cautelares, y la
elección de las más intromisivas, debe estar guiada por el criterio, bastante
desdeñado además, de la última ratio, con la misma amplitud y sentido que
esto tiene para el Derecho Penal.
En cuanto a las medidas de coerción procesal, nuestra jurisprudencia ha sido
particularmente fecunda, en tanto ha puesto en discusión muchos aspectos
vinculados con ellas. La explicación de esto, puede radicar en la especial
exposición mediática de numerosos casos, así como la absolutamente
perceptible demanda social por la inmediata reclusión de aquellos a los que se
atribuye un delito.

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Pero debe renunciarse a equiparar esa fecundidad a un alto estándar
cualitativo en las decisiones jurisprudenciales. Por el contrario, la jurisprudencia
peruana no ha quedado libre de decisiones incorrectas e incluso
diametralmente opuestas, solo por poner un ejemplo, en la aplicación del
criterio de la excepcionalidad de las medidas de coerción.
En la práctica esto genera un enorme problema a la justicia no solo
porque hace dudosa la discrecionalidad del poder del juzgador sino, sobre
todo, porque termina afectando de modo claro a otros sectores del sistema
penal como, por ejemplo, la administración penitenciaria. Además, una ulterior
objeción a la proliferación de medidas cautelares (injustificadas) en el proceso
penal es que puede servir de puerta de entrada a cometidos punitivos no
permitidos por la ley.
Esto demuestra que la excepcionalidad de las medidas de coerción cobra
importancia no solo para el ámbito del proceso penal sino ya para el del
sistema penal global. Por eso, con mayor razón, la utilización excepcional de
las medidas cautelares solo estará justificada cuando una especial carga
indiciaria haga necesario el aseguramiento de la consecuencia jurídica que
muy probablemente será impuesta.
Que no pueda disponerse una medida cautelar contra todo procesado se
desprende ya del mismo hecho de que no toda imputación posee la fuerza
suficiente para vincularlo con el delito ni para definir que ha participado –en
sentido amplio– en su ejecución. Pero, cuando se tienen indicios de singular
fuerza acreditativa, tampoco la ley podría renunciar a las medidas asegurativas.
Pues si lo que se quiere evitar es precisamente que la vulneración de un bien
jurídico quede impune, el Estado habrá de atender a su misión de proveer de
seguridad a sus ciudadanos, lo que implica brindarles tutela jurisdiccional
efectiva.
Lo que sí debe quedar fuera de discusión es que la limitación de derechos,
propia de las medidas cautelares, resulta absolutamente legítima, pues es
parte de un aseguramiento del proceso y no de la aplicación de una pena.
Por eso, una verdadera y exhaustiva crítica debería más bien dirigirse a
cuestionar el estándar utilizado al momento que se impone una medida
cautelar. Porque en contra de una argumentación a favor de la suficiencia de la
verificación de un riesgo mínimo para el proceso, no debe olvidarse que las

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medidas de coerción no solo no son inocuas sino que tienen un efecto
perturbador bastante intenso para el afectado.
De modo que lo que se requiere es que la vinculación entre el agente y el delito
sea más fuerte que la mera imputación contenida en el traslado de la notitia
criminis. Por supuesto, esto tampoco lleva a sostener que tal vinculación debe
tener la misma fortaleza que la que se exige al momento de imponer una
condena. Una exigencia tan intensa no solo quedaría fuera de toda justificación
sino que haría imposible el aseguramiento del proceso, en tanto la procedencia
de una medida cautelar requeriría un grado de certeza similar al que se
requiere para la imposición de una pena. Por eso, es mejor evitar ser seducido
por un garantismo extremo (y además erróneo) y exigir, eso sí, con rigor, un
estándar adecuado de vinculación del imputado al hecho delictivo que, por
supuesto, una actuación probatoria ulterior bien podría encargarse de
cuestionar y destruir.
8. ¿En qué consiste el principio de oportunidad?
La finalidad del presente artículo consiste en que, al terminar de leerlo, usted
pueda comprender que existe una alternativa rápida, económica y poca
conocida de solucionar un asunto de índole penal.

¿Qué ocurre ante la comisión de un hecho delictivo de menor gravedad?


Bueno, primero, me refiero a aquéllos hechos ilícitos que no afectan
gravemente el interés público, es decir, delitos cuyos efectos no trascienden en
la sociedad, como por ejemplo: hurto simple, apropiación ilícita, lesiones leves
o culposas, delitos informáticos, etc. Dicho esto, respondamos a la interrogante
inicial, tras la comisión de un delito, el hecho es puesto en conocimiento de la
autoridad competente, siendo (la mayoría de la veces) la policía quien lleve a
cabo las investigaciones preliminares, bajo la dirección del Fiscal, quien, una
vez culminadas, analizará la misma y, según corresponda, procederá a
formalizar la denuncia penal ante el Juez, o archivará el caso u ordenará la
ampliación de la investigación o dispondrá la aplicación del Principio de
Oportunidad.

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Detengámonos en este punto. Alternativas del Fiscal tras culminar la
investigación preliminar: a) Formalizar denuncia penal ante el Poder Judicial.
Ello se hará cuando se haya acreditado la existencia del delito, la
individualización del o de los autores y partícipes, así como, la vinculación de
éste con la comisión del delito. b) Archivar el caso. Cuando el hecho no
constituya delito, no se haya individualizado al presunto autor, o, identificado
éste, no sea posible relacionar su conducta con la comisión del delito, o cuando
el delito haya prescrito. c) Ordenar la ampliación de la investigación. Cuando, a
criterio del fiscal, las diligencias realizadas no hayan sido suficientes para
esclarecer los hechos. d) Aplicar el Principio de Oportunidad.

Es, pues, a este tema al que me abocaré en adelante. Comencemos


definiéndolo. El Principio de Oportunidad es la facultad que tiene el Ministerio
Público, como titular de la acción penal pública, de abstenerse de su ejercicio,
o en su caso, de solicitar ante el órgano jurisdiccional el sobreseimiento de la
causa, bajo determinados requisitos previstos por la ley, pudiendo ser éstos
concurrentes o excluyentes entre sí:

9. ¿Cuándo se publicó en el diario oficial “El Peruano” el Nuevo Código


Procesal Penal, y cuál fue el primer distrito judicial en la cual entró
en vigencia?

10. ¿Cuáles son las características del Nuevo Código Procesal Penal?

Son las siguientes:


- Publicidad y transparencia
- Participación de la victima
- Asignación clara de roles y responsabilidades
- Rapidez y eficacia
- Alternativas de solución frente al conflicto social

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