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La C:onstitución Española

de 1978: Valores superiores


y principios inspiradores;
Deriechos i deberes
fundamentales; El Derecho
a la protección de la salud

1. La Constitución Española de 1978


2. Valores superiores y principios inspiradores
3. Derechos y deberes fundamentales: Título 1 (arts. 1 O a 55)
11111 TEMARIOCOMÚNYTEST

1. La Constitución Española de 1978

1.1. Antecedentes históricos


El Régimen Constitucional vigente en España es consecuencia de un complejo proceso de
"transición'; que comienza con la muerte del general Franco, el 20 de noviembre de 1975 y el
nombramiento de Juan Carlos 1, como Jefe del Estado a título de Rey, que se produjo el 22 de
noviembre de 1975, concluyendo con la entrada en vigor de la Constitución actual en 1978.
A la muerte de Franco, el Rey asume la Jefatura del Estado y procede al nombramiento
de un primer gobierno que es el de Arias Navarro, que intentó seguir con la política del
general Franco, aunque realizando algunas reformas, que no tuvieron resultados.
Los partidos de la oposición, aún en la ilegalidad, hicieron frente común a esos inten­
tos seudo-democráticos, con lo que el presidente se vio obligado a dimitir a los 6 meses
de su nombramiento. El nuevo Gobierno será encabezado, en julio de 1976, por Adolfo
Suárez a petición del Rey, quien asume la Soberanía Nacional, rompiendo con las monar­
quías absolutas.
El primer instrumento para el cambio jurídico fue la Ley para la Reforma Política de
1977, que incorporaba aspectos tan importantes como: el Principio de la soberanía po­
pular {pues la soberanía se hace residir en el pueblo); la supremacía de la ley; los derechos
fundamentales; el sufragio universal; el pluralismo político (implícitamente, porque toda­
vía no existía una ley sobre la libertad política).
Una vez que se promulga la Ley de la Reforma Política se abre una nueva etapa política.
Después se transmiten los poderes al Rey y se celebran las primeras elecciones legislativas
y se constituyen las Cortes democráticas, aunque todavía estaba incompleta la Constitución
del Estado, pues se debía abordar la reforma de la organización territorial del Estado.
En 1977 se producen las primeras reuniones para la elaboración del texto constitu­
cional, y se nombra una ponencia en el Congreso de los Diputados encargada de redac­
tar la Constitución, que estaba compuesta por siete miembros: tres de Unión del Centro
Democrático, uno del Partido Socialista, uno del Partido Comunista, uno de Alianza
Popular y otro de Minoría Catalana.
Las fechas claves de la Constitución Española -en adelante, CE- hasta su publicación
en el Boletín Oficial del Estado son las siguientes:
- El 31 de octubre de 1978, día en que se aprobó el Texto Constitucional por las Cortes
Generales.
- El 6 diciembre de 1978, fecha en la que fue ratificado el Texto Constitucional por el
pueblo español en referéndum.
- El 27 de diciembre de 1978, día en que fue sancionada la Constitución por el Rey.
- El 29 de diciembre de 1978, fecha de publicación de la Constitución y de su entrada
en vigor.
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1.2. La estructura de la Constitución Española de 1978
La Constitución es un texto generalmente escrito y, también generalmente aprobado
de forma solemne que se sitúa por encima del resto del ordenamiento jurídico y que
contiene la forma esencial de organización del Estado (determina cuáles son los poderes
y los órganos del Estado) y el reconocimiento de derechos, deberes y libertades funda­
mentales de los ciudadanos.
La CE está formada por un Preámbulo, un Título Preliminar, 1 O títulos (divididos en
capítulos, estos en secciones, y estas en artículos), cuatro Disposiciones Adicionales, nue­
ve Disposiciones Transitorias, una Disposición Derogatoria y una Disposición Final. La CE
contiene un total de 169 artículos (distribuidos en un Título Preliminar y diez Títulos).
- Preámbulo.
- Título Preliminar (arts. 1 al 9 de la CE).
- Título I: "De los derechos y deberes fundamentales" (arts. 1 O al 55 de la CE).
El título I comienza con el art. 1 O de la CE, que reconoce como derecho fundamen­
tal la dignidad de la persona. A partir de aquí, el título se subdivide:
* Capítulo Primero: "De los españoles y extranjeros" (arts. 11 al 13 de la CE).
* Capítulo Segundo: "Derechos y libertades" (arts. 14 al 38 de la CE). Se inicia con
el art. 14 de la CE que reconoce el principio de igualdad, y que sirve de entrada
a los derechos inherentes de la persona. Este capítulo se subdivide en dos sec­
ciones:
• Sección Primera: "De los derechos fundamentales y de las libertades públicas"
(arts. 15 al 29 de la CE).
• Sección Segunda:" De los derechos y deberes de los ciudadanos" (arts. 30 al 38
de la CE).
* Capítulo Tercero: "De los principios rectores de la política social y económica" (arts.
39 al 52 de la CE).
* Capítulo Cuarto: "De las garantías de las libertades y derechos fundamentales"
(arts. 53 y 54 de la CE).
* Capítulo Quinto: "De la suspensión de derechos y libertades" (art. 55 de la CE).
- Título 11: "De la Corona" (arts. 56 al 65 de la CE).
- Título 111: "De las Cortes Generales" (arts. 66 al 96 de la CE).
* Capítulo Primero: "De las Cámaras" (arts. 66 al 81 de la CE).
* Capítulo Segundo: "De la elaboración de las leyes" (arts. 81 al 92 de la CE).
* Capítulo Tercero: "De los Tratados Internacionales" (arts. 93 al 96 de la CE).
- Título IV: "Del Gobierno y de la Administración" (arts. 97 al 107 de la CE).
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- Título V: "De las relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales" (arts. 108 al 116
de la CE).
- Título VI: "Del Poder Judicial" (arts. 117 al 127 de la CE).
- Título VII: "Economía y Hacienda" (arts. 128 al 136 de la CE).
- Título VIII: "De la organización territorial del Estado" (arts. 137 al 158 de la CE).
* Capítulo Primero: "Principios Generales" (arts. 137 al 139 de la CE).
* Capítulo Segundo: "De la Administración Local" (arts. 140 al 142 de la CE).
* Capítulo Tercero: "De las Comunidades Autónomas" (arts. 143 a 158 de la CE).
- Título IX: "Del Tribunal Constitucional" (arts. 159 al 165 de la CE).
- Título X: "De la reforma constitucional" (arts. 166 al 169 de la CE).
- Cuatro disposiciones adicionales. Se dedican casi por entero a hacer constancia del
mantenimiento y el respeto de los derechos forales.
- Nueve disposiciones transitorias. Aunque con carácter general, las disposiciones
transitorias son normas de eficacia temporal limitada, que regulan situaciones con­
cretas, durante el tránsito de la legislación anterior a la nueva legislación que entra
en vigor; tan sólo las Disposiciones Transitorias Octava y Novena hacen referencia
a la transición del régimen establecido por la Ley de la Reforma Política y el nuevo
régimen establecido por la CE. En todo caso, las Cuatro Disposiciones Adicionales
y las Nueve Transitorias en su mayor parte se refieren a problemas de la ordena­
ción territorial, en concreto, se refiere a las comunidades territoriales que con an­
terioridad a la entrada en vigor de la CE ya tenían regímenes preautonómicos.
- Una disposición derogatoria. Se deroga expresamente la Ley para la Reforma
Política y las llamadas Leyes Fundamentales del antiguo régimen político. Se hace
referencia a la inconstitucionalidad sobrevenida (es decir, se dispone la deroga­
ción de cuantas disposiciones se opongan a lo establecido en la CE).
- Una Disposición final. Determina la entrada en vigor de la CE, el mismo día de su
publicación en el BOE y se ordena la publicación de la CE, en las demás lenguas de
España.

1.3. Parte dogmática y orgánica de la Constitución Española

1.3.1. Partes de la Constitución


Las constituciones democráticas en su redacción constan de una primera parte, que es
una declaración de derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos, es la conocida
como parte dogmática, y posteriormente tienen una parte orgánica, que recogen la estruc­
tura de los poderes públicos, determinan los órganos fundamentales que ejercen los citados
poderes y sus competencias y las relaciones de los distintos órganos con los ciudadanos.
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La Parte Dogmática de la CE: comprende el Título Preliminar y el Título 1 (arts. 1 al 55
de la CE). La parte dogmática se encuentra en:
- El Título Preliminar, que contiene las grandes definiciones sobre la esencia del
Estado, los principios fundamentales de su organización y los valores reconocidos
como superiores por el Estado.
- El Título 1, en el que se reconocen los derechos y deberes fundamentales de los ciuda­
danos, se garantiza su cumplimiento y ejercicio, y las circunstancias de su suspensión.
La Parte Orgánica de la CE. Comprende desde el Título II al X de la CE (arts. 56 al 169
de la CE) y demás disposiciones (es decir, las cuatro Disposiciones Adicionales, las nueve
Disposiciones Transitorias, la Disposición Derogatoria y la Disposición Final de la CE). La
parte orgánica de la CE regula la estructura de los principales órganos del Estado, es decir,
se hace referencia a los poderes públicos, sus competencias, funcionamiento y composi­
ción. Estas normas no son directamente aplicables a los ciudadanos, sino que articulan el
sistema de poderes del Estado, y en ocasiones, requieren un desarrollo posterior.

1.3.2. Características de la Constitución de 1978


- Constitución Normativa. La CE es la ley suprema dentro del ordenamiento jurídico,
que se encuentra por encima de todas las normas y que puede ser aplicada direc­
tamente en algunos de sus artículos ..
- Constitución Democrática o Popular. La CE obedece al principio de soberanía del pueblo
y al principio democrático, sin que la Corona participe en la preparación de las leyes.
- Constitución Monárquica. La Jefatura del Estado se provee de forma hereditaria,
aunque la monárquica es parlamentaria, lo que significa que la Corona tendrá ex­
presamente aquellas funciones que señala la CE.
Constitución Parlamentaria. La CE determina las facultades de cada poder, pero
coloca, en cierto modo por encima, al poder legislativo, que se concibe como ins­
trumento de representación de la voluntad popular, y a su vez es quien propone al
Presidente del Gobierno y elige -en gran parte- a los Vocales del Consejo General
del Poder Judicial.
- Constitución Socialmente Transformadora. La CE consagra derechos y libertades
de naturaleza social y compromete a todos los poderes públicos en la misión de
superar las desigualdades, desarrollar una justicia social y remover todas las condi­
ciones para que la aplicación de la libertad y de la igualdad sean reales y eficaces.
- Constitución Autonomista. Desde el punto de vista de la estructuración territorial
del Estado, la CE establece la descentralización y la autonomía política (no sólo
administrativa) de las Comunidades y Regiones que lo soliciten.
- Constitución Rígida. La CE es rígida por contener su propio procedimiento de reforma,
que es diferente al de las demás leyes del Estado. Además, cuando se trata de la modi­
ficación de la parte dogmática de la CE, el sistema de reforma es mucho más riguroso.
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- Constitución Abierta. Hay autores que piensan que está inacabada, porque hay
muchos preceptos que no quedaron del todo desarrollados, remitiéndose la
CE a futuras leyes de desarrollo (es decir, incluye "reservas de ley'; pues se re­
quiere un desarrollo posterior a través de leyes ordinarias, orgánicas, u otras
disposiciones).
- Constitución Escrita, Extensa, y que consta en un único documento.

2. Valores superiores y principios inspiradores

2.1. Preámbulo de la Constitución


El preámbulo que precede al articulado recoge una declaración de intenciones, y aun­
que no tiene carácter normativo, y por lo tanto, no tiene carácter vinculante, sí recoge
principios importantes a efectos interpretativos de la CE. Por otro lado también estable­
ce, con carácter general, los fines y objetivos que se pretende alcanzar al establecer un
estado constitucional, sometido al imperio de la ley. El preámbulo contiene una declara­
ción de la "Nación Española'; que enuncia muchos de los principios y derechos que la CE
propugna.

2.2. Valores superiores y principios inspiradores: el Título Preliminar.


El Estado Social y Democrático de Derecho (arts. 1 a 9 de la CE)
El Título Preliminar (arts. 1 al 9 de la CE), recoge la conceptuación del Estado Español
como un Estado Social Democrático de Derecho, estableciendo la soberanía popular y la
monarquía como forma política del Estado. Además, el Título Preliminar señala los valores
esenciales de la CE, que se van a imponer a los poderes públicos, inspirando su actuación,
y sirviendo de criterio interpretativo de las normas jurídicas.
Se podría decir que la CE define el tipo de Estado, como un Estado Social y Democrático
(Art. 1.1. de la CE), con una estructura autonómica (art. 2 de la CE), teniendo la jefatura del
Estado un carácter monárquico (art. 1.3. de la CE).
Según el art. 1.1. de la CE, España se constituye en un Estado social y democrático de
Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad,
la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
El reconocimiento de un Estado de Derecho, supone el sometimiento de todos -los
ciudadanos y todos los poderes públicos- al gobierno de las leyes. El reconocimiento del
Estado de Derecho supone:
- El reconocimiento por parte de los poderes públicos de una serie de derechos y
libertades al ciudadano.

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- El establecimiento de mecanismos que garanticen que esos derechos son reales y
eficaces, lo que provoca la creación de órganos judiciales que controlan la actua­
ción de los poderes públicos.
- El reconocimiento de la división de los poderes del Estado (Legislativo, Ejecutivo y
Judicial), de forma que exista independencia en sus respectivas esferas de actua­
ción permitiendo esto, a su vez, que unos poderes controlen a los otros.

El Estado se define como un Estado Democrático, lo que significa que el gobierno


se encuentra en el pueblo, es decir, la titularidad de los poderes del Estado residen en
el pueblo español, aunque su ejercicio corresponda a los poderes del Estado. Nuestra
democracia es una democracia representativa, puesto que el poder reside en el pueblo
español, que es quien ejerce la función electoral, de forma que los poderes del Estado
ejercitan el poder por representación.
Asimismo, el Estado Español es un Estado Social de Derecho. El estado social se caracteriza
por el intervencionismo del Estado con la finalidad de conseguir fines de interés general.
En el estado social, el Estado está legitimado para intervenir en el desarrollo de la
sociedad y la economía para lograr un mínimo de justicia social. En un estado social, los
poderes públicos adoptan un papel activo e intervencionista en el ámbito familiar, labo­
ral, cultural, económico y sanitario.
El art. 1.1. de la CE alude a lo que denomina los "valores superiores del ordenamiento
jurídico" y señala como tales:
- La libertad, que supone que cada individuo tiene derecho a elegir entre las dife­
rentes opciones que se presenten, de acuerdo con sus preferencias e intereses.
- La justicia, que tiene un doble sentido, por un lado, como valor abstracto y por lo
tanto, igual a equidad, y por otro, como algo más concreto, que se refiere al conjunto
de instituciones creadas por el Estado para tutelar y hacer cumplir la ley. Este valor en­
cuentra su desarrollo en el del art. 24 de la CE y en el título VI de la CE"Oe/ poderjudicial''.
- La igualdad hace referencia:
* Por un lado, a la igualdad jurídica o formal, que supone que ante supuestos de
hecho iguales, se deben atribuir las mismas consecuencias jurídicas, es decir,
se establece la igualdad de todos los españoles ante la ley (art. 14 de la CE).
* Por otro lado, se refiere a la igualdad material o real, cuyo logro supone la satis­
facción de una serie de intereses o necesidades básicas. En virtud de esta igual­
dad, cabe que ante las mismas situaciones sé de un planteamiento diferente,
atendiendo a las necesidades del caso y a las exigencias sociales. Este distinto
tratamiento tiene su base en lograr que la igualdad sea real y efectiva y es lo
que se llama "discriminación positiva''.
- El pluralismo político supone el reconocimiento dentro de la sociedad de grupos,
instituciones, organizaciones, que hacen de intermediarios entre el individuo y el
Estado. El pluralismo político se manifiesta en el reconocimiento del derecho de
creación de partidos políticos y afiliación a los mismos (art. 6 de la CE).
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Estos valores tienen un carácter supraconstitucional, puesto que sirven de inspiración
a la propia CE y al resto del ordenamiento jurídico.
El art. 1.2. de la CE establece que la soberanía nacional reside en el pueblo español, del
que emanan los poderes del Estado.
En la CE recoge el principio de la soberanía popular, lo que supone: el reconocimiento
del sufragio universal; el reconocimiento del derecho de participación de los ciudadanos;
el derecho de libre establecimiento de partidos políticos; el reconocimiento al referén­
dum y la legitimación de los poderes del Estado por emanar del pueblo.
El art. 1.3. de la CE establece que, la forma política del Estado español es la Monarquía
parlamentaria, que es la consecuencia lógica del reconocimiento del principio de sobera­
nía popular y significa que el monarca no ostenta poder político alguno, correspondién­
dole al gobierno la dirección política del Estado, aunque el gobierno tiene que contar con
el apoyo del Parlamento.
El Rey se convierte en el símbolo de unidad del Estado y ejerce un papel de árbitro y
moderador de las instituciones del Estado y únicamente le corresponde aquellas funcio­
nes que expresamente le atribuye la CE y el resto del ordenamiento jurídico (y no forma
parte de ninguno de los poderes del Estado -legislativo, ejecutivo, judicial-).
Según el art. 2 de la CE, la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de
la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y ga­
rantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la
solidaridad entre todas ellas.
La CE admite y reconoce la realidad plurinacional del Estado Español (derecho a la
autonomía) y la descentralización del Estado, si bien, parte y se fundamenta en la indiso­
luble unidad de la nación española. Este principio queda desarrollado más extensamente
en el Título VIII de la CE.
Según el art. 3.1. de la CE, el castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos
los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. Asimismo, según el
art. 3.2. de la CE, las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas
Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos. En todo caso, la riqueza de las
distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto
de especial respeto y protección (art. 3.3. de la CE).
\
Según el art. 4.1. de la CE, la bandera de España estáiormada por tres franjas hori-
zontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las
rojas. En todo caso, según el art. 4.2. de la CE, los Estatutos podrán reconocer banderas y
enseñas propias de las Comunidades Autónomas. Estas se utilizarán junto a la bandera de
España en sus edificios públicos y actos oficiales.
Los arts. 3 y 4 de la CE tratan de armonizar las diferentes lenguas y banderas españo­
las, sin que ello suponga trato discriminatorio para ninguna de ellas, aunque la CE trata
de dar primacía al castellano como lengua general y a la bandera española. La expresión
del carácter plurilingüístico del Estado Español también se constata en la CE, cuando se
manda a publicar la CE "en las demás lenguas de España" (Disposición Final de la CE).
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La CE establece que la capital del Estado es la Villa de Madrid (art. 5 de la CE).

El art. 6 de la CE establece que, los partidos políticos expresan el pluralismo político,


concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento
fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad
son libres dentro del respeto a la Constitución y a la Ley. Su estructura interna y fun­
cionamiento deberán ser democráticos (véase la Ley Orgánica 6/2002, de 27 junio, de
Partidos Políticos).

Asimismo, según el art. 7 de la CE, los sindicatos de trabajadores y las asociaciones


empresariales contribuyen a la defensa y promoción de los intereses económicos y so­
ciales que les son propios. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del
respeto a la Constitución y a la Ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser
democráticos (véase la Ley Orgánica 6/2002, de 27 junio, de Partidos Políticos).

Por otra parte, el art. 8 de la CE establece que las Fuerzas Armadas, constituidas por
el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la so­
beranía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento
constitucional. Una Ley Orgánica regulará las bases de la organización militar conforme a
los principios de la presente Constitución.

La traducción normativa más importante del Estado de Derecho se encuentra en el


art. 9.1. de la CE, cuando dispone que los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos
a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico (supone el sometimiento de todos
-ciudadanos y poderes públicos- al ordenamiento jurídico, encabezado por la CE).

La concreción del Estado Social se encuentra en el art. 9.2. de la CE, al disponer que,
corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la
igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover
los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud (se pretende la eliminación de las
desigualdades sociales) y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida po­
lítica, económica, cultural y social.

El art. 9.3. de la CE establece y garantiza los principios del Estado de Derecho (princi­
pios de la organización del ordenamiento jurídico):
- El principio de legalidad. Supone el sometimiento de todos, incluso de los poderes
públicos a la ley, de forma que estos no pueden actuar en contra o al margen de la
ley, y si lo hacen, responden por ello (la primacía de la ley sobre los actos del poder
ejecutivo y de la administración pública en general).
- El principio de jerarquía normativa. Supone que las normas de rango superior pre­
valecen siempre sobre las de rango inferior. La existencia de una escala jerárquica
en las normas provoca que ninguna norma puede contravenir lo dispuesto en una
norma superior, por lo que las normas inferiores por el hecho de contradecir a las
superiores son nulas. Este principio se completa con el principio de competencia,
en virtud de cual una norma puede ser nula cuando procede de un órgano que
carece de competencia para regular dicha materia.
- El principio de publicidad de las normas. Supone que todas las leyes deben de
ser publicadas íntegramente de forma que sus destinatarios puedan conocer su
existencia y su contenido.
- El principio de irretroactividad de las disposiciones sancionadoras o restrictivas de
derechos individuales. En sentido contrario, supone que se admita la retroactivi­
dad de las normas favorables al individuo (y son de aplicación, aunque el supuesto
de hecho al que se le aplique, se produjese con anterioridad a la aprobación de la
norma favorable). Sólo se establece la irretroactividad frente a las disposiciones
sancionadoras no favorables o restrictivas de los Derechos Fundamentales.
- El principio de seguridad jurídica. Supone que toda norma que haya sido aproba­
da debe ser aplicadz.
- El principio de responsabilidad de los poderes públicos. Supone que los poderes
públicos responderán por los daños causados en el ejercicio de su actuación.
- El principio de la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos. Se pro­
híbe a los poderes públicos actuar arbitrariamente; y además de encontrarse so­
metidos a la ley y a mecanismos de control, no puede hacer uso de técnicas que
puedan ser discrecionales.

3. Derechos y deberes fundamentales: Título 1 (arts. 10 a 55)


Los derechos fundamentales, las libertades públicas y los derechos y deberes de los ciu­
dadanos están recogidos básicamente en el Título I de la CE, sin embargo, no todos los de­
rechos, libertades y deberes están reconocidos en este título, pues algunos se encuentran
dispersos en distintos títulos de la CE, como -por ejemplo- el deber de conocer y el derecho
de usar el castellano como lengua oficial del Estado (art. 3 de la CE); el derecho a una indem­
nización que repare los daños causados por error judicial (art. 121 de la CE); y el derecho a
ejercer la acción popular y participar en la administración de justicia (art. 125 de la CE).

3.1. La dignidad de la persona (art. 10)


La dignidad de la persona, como valor inherente de la misma, consiste en el derecho
de cada cual a determinar libremente su vida de forma consciente y responsable y a ob­
tener el correspondiente respeto de los demás.
El art. 10.1. de la CE establece que la dignidad de la persona, los derechos inviolables
que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los de­
rechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social.
La dignidad de la persona es irrenunciable (es decir, las personas no pueden disponer
de ella). La CE establece unos límites en el ejercicio de los derechos inviolables de la per­
sona, consistente en el respeto a la ley y a los derechos de los demás.
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El art. 10.2. de la CE dispone que las normas relativas a los derechos fundamentales
y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la
Declaración Universal de Derechos Humanos y los Tratados y acuerdos internacionales
sobre las mismas materias ratificados por España (cláusula interpretativa de los derechos
fundamentales y de las libertades).
La Declaración Universal de Derechos Humanos adoptada por Asamblea General de
las Naciones Unidas, en Nueva York, con fecha 1O de diciembre de 1948 y los tratados y
acuerdos ratificados por España se convierten en parámetro interpretativo de todos los
derechos y libertades contenidos en el Título I de la CE.

3 .2. Capítulo Primero. De los españoles y los extranjeros (arts. 11 a 13)


La nacionalidad es la forma de denominar al vínculo que determina la pertenencia de
un individuo a la población constitutiva de un Estado. El art. 11.1. de la CE establece que
la nacionalidad española se adquiere, se conserva y se pierde de acuerdo con lo estable­
cido por la Ley.
Según la CE, una ley que regula la forma en que se adquiere, se conserva y se pierde la
nacionalidad española, dicha regulación se encuentra en Código Civil de 1889. Asimismo,
el art. 11.2. de la CE establece que ningún español de origen podrá ser privado de su
nacionalidad. En todo caso, y según dispone el art. 11.3. de la CE, el Estado podrá con­
certar tratados de doble nacionalidad con los países iberoamericanos o con aquellos que
hayan tenido o tengan una particular vinculación con España. En estos mismos países,
aun cuando no reconozcan a sus ciudadanos un derecho recíproco, podrán naturalizarse
los españoles sin perder su nacionalidad de origen (el que se reconozca la doble nacio­
nalidad, no significa que el titular utilice las dos nacionalidades al mismo tiempo; en cada
caso el individuo optará por una u otra).

La CE establece que los españoles son mayores de edad a los dieciocho años (art. 12
de la CE).
De acuerdo con lo dispuesto en el art. 13.1. de la CE, los extranjeros gozarán en España
de las libertades públicas que garantiza el presente Título en los términos que establez­
can los Tratados y la Ley. En este sentido, la determinación de los derechos y libertades
de los extranjeros en España se encuentran regulados por la Ley Orgánica 4/2000, de 11
de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social
modificada por la Ley 8/2000, de 22 de diciembre y por la Ley Orgánica 2/2009, de 11 de
diciembre.
Según el art. 13.2. de la CE, solamente los españoles serán titulares de los derechos
reconocidos en el art. 23 de la CE (derecho al sufragio), salvo lo que, atendiendo a criterios
de reciprocidad, pueda establecerse por Tratado o Ley para el derecho de sufragio activo
y pasivo en las elecciones municipales.
El art. 13.2 de la CE fue modificado en 1992. El detonante de la reforma fue la firma por
España del Tratado de la Unión Europea (Tratado de Maastricht), que extendía el derecho
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de sufragio activo y pasivo en las elecciones municipales de cada Estado a los nacionales
de los otros Estados de la Unión que residan en él.
Se entendió que esto era contrario a la redacción original del art. 13.2 de la CE puesto
que ésta última, en su redacción original, no permitía que los tratados o leyes posibilita­
ran el derecho al sufragio pasivo de los extranjeros. Esto hacía imposible la ratificación del
Tratado de Maastricht, y por ello se procedió previamente a reformar el art. 13.2. de la CE,
intercalando la expresión "y pasivo''.
En resumen:
- En las elecciones generales y autonómicas sólo tienen derecho a sufragio activo
(ser elector) o pasivo (ser elegido): los españoles.
- En las municipales, pueden tener derecho al sufragio activo o pasivo, ya sea en
base de algún tratado o en virtud del principio de reciprocidad, los extranjeros,
siendo requisito imprescindible que el titular de este derecho tenga su domicilio
en el municipio de que se trate.
Por otra parte, decir que la extradición es un procedimiento judicial, en virtud del cual
un Estado Soberano solicita a otro Estado Soberano la entrega de una persona con el
fin de poder juzgarla por estar reclamado por la justicia, o con el fin de que cumpla una
sentencia judicial.
El art. 13.3 de la CE establece que, la extradición sólo se concederá en cumplimien­
to de un Tratado o de la Ley, atendiendo al principio de reciprocidad. Quedan exclui­
dos de la extradición los delitos políticos, no considerándose como tales los actos de
terrorismo.
Asimismo, el art. 13.4. de la CE establece que la ley establecerá los términos en que los
ciudadanos de otros países y los apátridas podrán gozar del derecho de asilo en España.
El derecho de asilo queda regulado por la Ley 5/1984, de 26 de marzo, de regulación del
derecho de asilo y de la condición de refugiado modificada por la Ley 9/1994, de 19 mayo.

3.3. Capítulo Segundo. Derechos y libertades (arts. 14 a 38)

3.3.1. El principio de igualdad ante la ley y la prohibición de la discriminación


(art. 14 de la CE)
El art. 14 de la CE establece que los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda
prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o
cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
El principio de igualdad es definido por el Tribunal Constitucional -en adelante TC­
como la prohibición de toda diferencia de trato que carezca de una justificación objetiva
y razonable; este principio es vinculante tanto para el legislador (igualdad en la ley) como
para los órganos aplicadores del Derecho (igualdad en la aplicación de la ley).
24
3.3.2. Sección primera. De los derechos fundamentales y de las libertades
públicas {arts. 15 al 29 de la CE)

3.3.2.1. El derecho a la vida y el derecho a la integridad física y moral {art. 15 de la CE)


El art. 15 de la CE establece que todos tienen derecho a la vida y a la integridad física
y moral sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhu­
manos o degradantes. Queda abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer
las Leyes penales militares para tiempos de guerra.
El derecho a la vida y el derecho a la integridad física y moral son los derechos más
básicos y primarios de todos los reconocidos en la CE, pues los demás sólo tienen sentido
a partir del reconocimiento de éstos.
El término "todos" utilizado por el art. 15 de la CE abre el debate sobre quién puede ser
titular del derecho a la vida, pues algunos pensaron que el "nasciturus" también podría
ser titular de este derecho fundamental. Sin embargo, el TC indica que el art. 15 de la CE
no permite afirmar que el "nasciturus" sea titular de este derecho, y por tanto, la expresión
todos es sinónimo de "todas las personas''.
En todo caso, el TC también afirma que esto no significa que la vida del nasciturus
no deba ser objeto de protección, al contrario, la vida humana vinculante -incluida la
del nasciturus- debe ser configurada como un valor superior del ordenamiento jurídico
susceptible de protección, como presupuesto necesario para la existencia del resto de los
derechos fundamentales.
El art. 15 de la CE dispone la abolición de la pena de muerte, salvo lo que puedan dis­
poner las leyes penales militares para tiempo de guerra. Tal excepción para determinados
delitos cometidos en tiempo de guerra fue materializada en la Ley Orgánica 13/1985, de 9
de diciembre, por la que se aprueba el Código Penal Militar. No obstante, como tal excep­
ción constitucional, no resulta obligada e imperativa, sino que el legislador dispone de plena
libertad para abolirla, por medio de la Ley Orgánica 11/1995, de 27 de noviembre, de aboli­
ción de la pena de muerte en tiempo de guerra, se declara abolida la pena de muerte en el
Código Penal Militar (derogando los artículos de la LO 13/1985 relativos a la pena de muerte).

3.3.2.2. La libertad ideológica, religiosa y de culto {art. 16 de la CE)


El art. 16.1. de la CE garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los indivi­
duos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para
el mantenimiento del orden público protegido por la Ley.
Ni la libertad ideológica, ni la libertad religiosa son susceptibles en sí de limitación al­
guna, sólo sus manifestaciones (la expresión pública de las ideas o el culto religioso) pue­
de ser susceptible de limitación legal, cuando ello sea necesario para el mantenimiento
del orden público "protegido por la ley'; es decir, no hace referencia a un orden público
de carácter policial, sino aquel que conforme al ordenamiento jurídico, tienda a proteger
el orden establecido y, en particular, los derechos fundamentales.
25
11111 TEMARIO COMÚN Y TEST

El art. 16.2. de la CE establece una garantía añadida a estas libertades, el que nadie
puede ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias, lo que lleva, a su
vez, a que este tipo de datos se encuentre entre los calificados de "sensibles" y, en conse­
cuencia, vinculados al derecho a la intimidad y por ello sometidos al régimen especial­
mente garantista de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos
de Carácter Personal.
La libertad religiosa se conecta con el art. 16.3. de la CE en el que se declara que nin­
guna confesión (religión) tendrá carácter estatal (aconfesionalidad del Estado); aunque
se establece que los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias de la sociedad
española y, en particular, mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la
Iglesia Católica y las demás confesiones.

3.3.2.3. El derecho a la libertad y a la seguridad (art. 17 de la CE)


El art. 17.1. de la CE reconoce que toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguri­
dad, estableciendo que nadie puede ser privado de su libertad, sino con la observancia de
lo establecido en el art. 17 de la CE, y en los casos y en la forma que prevea la ley. Una de las
principales garantías del derecho a la libertad radicará en que será una ley la que estable­
cerá en qué supuestos y con qué condiciones podrá perderse la preciada libertad personal.
Los titulares del derecho son todas las personas con independencia de su nacionalidad,
sin perjuicio de que el régimen de privación de libertad pueda variar según se trate de
españoles o extranjeros, al establecerse específicas medidas restrictivas de la libertad para
los extranjeros en determinados supuestos, de conformidad, con las previsiones de la Ley.
Los supuestos en los que, de acuerdo con el art. 17 de la CE, podrá privarse a una
persona de la libertad serán: la detención preventiva, la prisión provisional y la prisión.
Sin embargo, a estos supuestos hay que sumar la "retención" para efectuar la prueba de
alcoholemia y el "internamiento en centro psiquiátrico o asistencial".
El art. 17.2 de la CE alude a la detención preventiva, que tiene por objeto llevar a cabo
las actuaciones tendentes al esclarecimiento de hechos de carácter delictivo. No podrá
mantenerse más que el tiempo estrictamente necesario para tal esclarecimiento, impo­
niéndose, en todo caso, un plazo máximo de 72 horas para que la persona sea puesta en
libertad o a disposición judicial.
El art. 17.3 de la CE establece las garantías del detenido:
- El detenido ha de ser informado inmediatamente de las razones de su detención y
de sus derechos, de manera comprensible.
- Nadie puede ser obligado a declarar, lo cual significará, en primer lugar, que la per­
sona detenida tendrá derecho a guardar silencio, o a declarar sólo parcialmente, o
a manifestar que sólo declarará ante el Juez; y, en segundo lugar, que el detenido
tendrá derecho a no declarar contra sí mismo y no declararse culpable.
- El derecho a asistencia de abogado (ya sea de su elección o designado de oficio),
en las diligencias policiales y judiciales, en los términos que la Ley establezca.
26
11111 TEMARIO COMÚN Y TEST

c) En caso de flagrante delito (que requiere evidencia e inmediatez, de manera que


cuando no concurrieren tales circunstancias será necesaria la correspondiente re­
solución judicial).
d) Además, a las situaciones señalada en la CE hay que añadir otra no consignada en
el texto constitucional: la situación de urgente necesidad, como la que se produce
en casos de catástrofe, ruina inminente u otras situaciones similares, con la finali­
dad de evitar daños inminentes y graves para personas o cosas (de acuerdo con
lo dispuesto en la Ley Orgánica 1/1992, de 21 de febrero, sobre protección de la
seguridad ciudadana).
En los estados de excepción y sitio se prescribe un régimen especial de inspecciones
o registros domiciliarios (Ver comentarios al art. 55 de la CE).
En el art. 18.3. de la CE se garantiza el secreto de las comunicaciones, y en especial, de
las postales, telegráficas o telefónicas, salvo resolución judicial. La CE menciona sólo las
comunicaciones postales, telegráficas o telefónicas, pero por el carácter abierto del texto,
cabe entender comprendidas otras, como el correo electrónico, chats, etc.
El art. 55.2 de la CE permite la posibilidad de restringir el secreto de las comunica­
ciones establecido en el art. 18.3 de la CE a bandas armadas o elementos terroristas (Ver
comentarios al art. 55 de la CE).
El art. 18.4. de la CE establece que, la Ley limitará el uso de la informática para garan­
tizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de
sus derechos. La Ley regula el régimen de creación, modificación o supresión de ficheros
informáticos, así como su cesión.

3.3.2.5. El derecho a la libertad de residencia y a libertad de circulación (art. 19 de la CE)


El art. 19 de la CE reconoce a los españoles la libertad de circular libremente por el te­
rritorio nacional, así como la libertad de fijar el lugar de residencia. Esta libertad se vincula
con lo establecido en el art. 139.2 de la CE que señala la imposibilidad de las autoridades
de poner obstáculos a la libre circulación, lo que no obsta para que cada Comunidad
Autónoma pueda establecer sus propios derechos y deberes en el marco de sus com­
petencias, siempre que no impidan o dificulten la libertad de circulación o residencia en
cualquier parte del territorio.
La libre circulación y residencia sólo podrá ser suspendida con motivo de la declara­
ción del estado de excepción o sitio, siempre que así se establezca expresamente en la
autorización correspondiente, y podrá limitarse su ejercicio en caso de declaración del
estado de alarma, de acuerdo con las características y motivos que provocaran la declara­
ción de este estado excepcional (Ver comentarios al art. 55 de la CE).
Asimismo, en el art. 19 de la CE se reconoce el derecho de entrar y salir libremente de
España en los términos que la Ley establezca, es decir, se trata de un derecho de confi­
guración legal. Asimismo, dispone que este derecho no podrá ser limitado por motivos
políticos o ideológicos.
28
LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 11111

Este derecho se encuentra condicionado por la posible exigencia de unos determi­


nados documentos para poder salir del país (documento de identidad o pasaporte), así
como también por las exigencias establecidas por el país de destino (por ejemplo, visa­
do). Además, y al margen de los requisitos de carácter formal que pueden condicionar la
salida de España, la salida del país puede limitarse por resolución judicial.

3.3.2.6. El derecho a la libertad de expresión y de información (art. 20 de la CE)


El art. 20 de la CE engloba varios derechos que tienen ciertas similitudes y a la vez,
notorias diferencias en su carácter y tratamiento. La libertad de expresión del art. 20. 1 .a)
de la CE (derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones
mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción) y la libertad de
información del art. 20.1.d) de la CE (derecho a comunicar o recibir libremente informa­
ción veraz por cualquier medio de difusión), son libertades no de fácil distinción, pero
que se deben matizar:
- La libertad de expresión hace referencia a la libertad para comunicar pensamien­
tos, ideas, opiniones por cualquier medio de difusión, ya sea de carácter general o
más restringido.
- La libertad de información veraz (contrastada) se refiere a la comunicación de he­
chos mediante cualquier medio de difusión general.
De los derechos contenidos en los apartados a) y d) del art. 20.1 de la CE se despren­
de no solo el derecho a difundir ideas o informaciones, sino también el derecho a crear
medios de comunicación.
Asimismo, el art. 20.1. d) establece que, la Ley regulará el derecho a la cláusula de
conciencia (de los profesionales de la información) y al secreto profesional en el ejercicio
de estas libertades.
El artículo 20.1 b) de la CE establece el derecho a la producción y creación literaria,
artística, científica y técnica, vinculado con el derecho a la propiedad intelectual.
El artículo 20.1 c) de la CE establece la libertad de cátedra que se puede definir como:
"una proyección de la libertad ideológica y del derecho a difundir libremente los pen­
samientos, ideas y opiniones de los docentes en el ejercicio de su función. Consiste, por
tanto, en la posibilidad de expresar las ideas o convicciones que cada profesor asume
como propias en relación con la materia objeto de su enseñanza . . .''.
Esta libertad se reconoce en todos los niveles de la enseñanza, aunque con mayor am­
plitud a medida que el nivel sea superior, teniendo su máxima expresión en la enseñanza
universitaria.
Todos los derechos englobados en el artículo 20.1 de la CE tienen en común que no
podrán ser sometidos a ningún tipo de censura previa, según dispone el art. 20.2 de la CE.
Según el art. 20.5. de la CE, el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios
de información sólo podrá acordarse mediante resolución judicial motivada.

129
LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 11111

El derecho político por excelencia es el derecho de sufragio establecido en el art. 23.1.


de la CE, es decir, el derecho electoral activo o derecho a elegir a los representantes de
la soberanía popular (derecho de voto), inherente en una democracia a la condición de
ciudadano.
Por otra parte, el derecho electoral pasivo, aparece reconocido el art. 23.2. de la CE,
cuando establece el derecho a acceder "en condiciones de igualdad" a los cargos públi­
cos, con los requisitos que señalen las Leyes.
Por tanto, la CE impone al Estado el desarrollo por ley del derecho al sufragio activo y
pasivo, pero además según lo dispuesto en el art. 81 de la CE, la regulación del Régimen
Electoral General se debe realizar por medio de una ley orgánica.

3.3.2.1 O. El derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24 de la CE)


Según el art. 24.1. de la CE, todas las personas (españoles, comunitarios, extranjeros,
incluso personas jurídicas) tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los que jueces
y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso,
pueda producirse indefensión.
El derecho a la tutela judicial efectiva comprende los siguientes derechos:
- El derecho de acceder a la jurisdicción, lo cual implica, primero, dirigirse al órgano
judicial competente; segundo, la admisión de cualquier tipo de pretensión con
independencia de que pueda prosperar o no; tercero, el costo de los procesos no
puede ser un obstáculo (el art. 119 de la CE consagra la justicia gratuita en los
términos que establezca la ley, en concreto, la Ley 1/1996, de 1O de enero, de asis­
tencia jurídica gratuita).
- El derecho a obtener una sentencia que ponga fin al litigio suscitado en la instan­
cia adecuada.
El derecho al cumplimiento de la sentencia (arts. 117.3 y 118 CE).
- El derecho a entablar los recursos legales oportunos.

Además, el derecho a la tutela judicial efectiva se completa con las garantías que se­
ñala el art. 24.2 de la CE:
a) El derecho al juez ordinario predeterminado por la ley. Lo contrario supondría una
posible manipulación del litigio al sustraer éste del conocimiento del Juez natural.
b) El derecho a la defensa y asistencia de letrado. Las partes pueden elegir su letrado
o en su defecto, se les asignará uno de oficio. Sólo será viable que la parte del pro­
cedimiento no esté asistida cuando así lo contemplen y lo permitan las diferentes
leyes de procedimiento al efecto, puesto que es posible el denominado derecho
a la autodefensa.
c) El derecho a ser informado de la acusación formulada. Este derecho es esencial
para que el acusado pueda preparar su defensa. Esto se concreta, pues, en conocer
31
11111 TEMARIO COMÚN Y TEST

los hechos que se le imputan y la calificación jurídica de los mismos. Es obvio que
en el caso de no entender la lengua oficial correspondiente, el imputado tiene de­
recho a la efectividad de ese derecho, a través de un intérprete que proporciona el
Juzgado que conoce de la causa.
d) El derecho a un proceso público y sin dilaciones indebidas. La publicidad ha de en­
tenderse como una garantía para el acusado. El control público evita así los juicios
secretos.
e) El derecho a utilizar los medios de prueba pertinentes para la defensa. La fase pro­
batoria normalmente es la más relevante del procedimiento; es cuando los letra­
dos tratan de demostrar al órgano judicial los argumentos a su favor.
f) El derecho a no declarar contra sí mismo, y a no confesarse culpable.
g) La presunción de inocencia. Esta presunción significa que "de toda persona se
presume su inocencia hasta que no quede demostrada su culpabilidad. Estamos
por tanto ante una presunción de las denominadas "iuris tantum'; es decir, es una
presunción que admite prueba en contrario, pero lo relevante es que quien acusa
es quien tiene que demostrar la culpabilidad, el acusado pues no tiene que de­
mostrar su inocencia, ya que de ella se parte. La carga de la prueba recae en quien
acusa.
Concluye el art. 24.2 de la CE con una exclusión específica al deber constitucional de co­
laborar con la justicia que contempla el art. 118 de la CE, cuando dispone que la Ley regula­
rá los casos en que, por razón de parentesco o de secreto profesional, no se estará obligado
a declarar sobre hechos presuntamente delictivos. El fundamento de la exclusión es doble,
por un lado, no obligar a declarar contra un familiar por el evidente condicionamiento que
el parentesco produce, por otro lado, la salvaguarda del derecho al secreto profesional que
disfrutan los abogados, médicos, sacerdotes, etc. Los periodistas tienen reconocido su de­
recho al secreto profesional específicamente en el art. 20.1.d) de la CE.

3.3.2.11. El principio de legalidad penal (art. 25 de la CE)


Según el art. 25.1. de la CE, nadie puede ser condenado o sancionado por acciones
u omisiones que en el momento de producirse no constituyan delito, falta o infracción
administrativa, según la legislación vigente en aquel momento.
La CE proclama el principio de legalidad penal, es decir, es la ley (el Código Penal)
quién define los actos y omisiones sancionables y las sanciones que su comisión acarrea
a sus autores. Junto a esta reserva de ley, se añade la garantía consistente en la exigencia
de "lex scripta, lex previa y lex certa".
La "lex previa" exige que los actos y omisiones sean sancionados según la legislación
vigente en el momento de su comisión, es decir, se prohíbe la retroactividad de las dispo­
siciones sancionadoras no favorables del art. 9.3 de la CE. Sensu contrario, el Código Penal
prevé la retroactividad de las disposiciones favorables, aunque ya se hubiese dictado sen­
tencia firme y el reo esté cumpliendo condena. De lo anterior se infiere también que no
32
LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 11111

se puede imponer sanción mayor a la prevista en la legislación vigente en el momento


de cometerse el hecho punible.
La "lex certa" se traduce en el "principio de tipicidad'; lo que significa que las exigen­
cias de seguridad jurídica reclaman una determinación exacta por la ley de los actos y
omisiones punibles y de las sanciones que su comisión acarrea.
El art. 25.2. de la CE establece los principios que deben inspirar el régimen penitenciario:
el principio general de orientación de las penas privativas de libertad y las medidas de segu­
ridad hacia la reeducación y reinserción social, que no podrán consistir en trabajos forzados.
El art. 25.2. de la CE recuerda que, el condenado a pena de prisión que estuviere cum­
pliendo la misma gozará de los derechos fundamentales del Capítulo Segundo, Título I de
la CE, a excepción de los que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo
condenatorio, el sentido de la pena y la Ley penitenciaria, y hace referencia al derecho al
trabajo y a la cultura de los internos en prisión, cuando dispone que, en todo caso, tendrá
derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad
Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad.
El art. 25.3. de la CE prohíbe a la Administración civil imponer sanciones que, directa o
subsidiariamente, impliquen privación de libertad.

3.3.2.12. La prohibición de los tribunales de honor (art. 26 de la CE)


El art. 26 de la CE prohíbe los Tribunales de Honor en el ámbito de la Administración
Civil y de las organizaciones profesionales.
Los tribunales de honor son unas instituciones que nacen en el ámbito castrense para
juzgar oficiales, no a suboficiales o clase de tropa. Se extienden luego a la Administración
pública y más tarde a la esfera privada, en especial a los colegios profesionales.
Estos tribunales no juzgaban actos aislados, sino conductas y estados de opinión
acerca de la dignidad de un individuo para formar parte de un cuerpo. El bien jurídico
protegido no era el honor del enjuiciado, sino el del cuerpo al que pertenecía. La supre­
sión definitiva de los Tribunales de honor se produce con la Ley 2/1989, de 3 de abril,
Procesal Militar.

3.3.2.13. El derecho a la educación (art. 27 de la CE)


El art. 27.1. de la CE reconoce a todos (nacionales y extranjeros) el derecho a la libertad
de enseñanza y también su vertiente prestacional, el derecho a la educación. El derecho
a la educación presenta una innegable naturaleza prestacional, reforzada cuando pro­
clama el art. 27.4. de la CE, que la enseñanza básica es obligatoria y gratuita. Los poderes
públicos vienen obligados a facilitar un puesto escolar gratuito en la enseñanza básica.
Según el art. 27.2 de la CE, la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la
personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los
derechos y libertades fundamentales.
33
11111 TEMARIO COMÚN Y TEST

No hay un derecho a recibir enseñanzas contrarias a las finalidades citadas, ni existe


la libertad de impartirlas. Para asegurar el cumplimiento de esta prescripción constitu­
cional, y en general, para garantizar el cumplimiento de las Leyes, los poderes públicos
están facultados para inspeccionar y homologar el sistema educativo (art. 27.8 de la CE).
El art. 27.3 de la CE establece que los poderes públicos garantizan el derecho que
asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de
acuerdo con sus propias convicciones. Según el TC, el derecho paterno a escoger el tipo
de formación religiosa y moral que desean para sus hijos, no puede oponerse al centro
privado, concertado o no, que presente un ideario propio, puesto que los padres no es­
tán obligados a escolarizar a sus hijos en uno de esos centros; llevarlos a ellos demuestra
cierta adhesión a su ideario.
Asimismo, el art. 27.5 de la CE, establece que los poderes públicos garantizan el dere­
cho de todos a la educación, mediante una programación general de la enseñanza, con
participación efectiva de todos los sectores afectados y la creación de centros docentes.
La libertad de enseñanza supone, también, la libertad de creación de centros docen­
tes por personas físicas y jurídicas, dentro del respeto a los principios constitucionales,
según reconoce el art. 27.6 de la CE (lo que entraña la imposición del ideario). La libertad
de crear centros con ideario propio tiene como límite expreso: el respeto a los principios
constitucionales.
El art. 27.9 de la CE impone el mandato a los poderes públicos de ayudar a los centros
docentes a que reúnan los requisitos que la ley establezca. Este precepto constitucionali­
za el régimen de conciertos incorporando a los colegios que lo deseen al sistema público.
Asimismo, según el art. 27.7. de la CE, los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos
intervendrán en el control y gestión de todos los centros sostenidos por la Administración
con fondos públicos (centros públicos y concertados), en los términos que la ley establezca
(por lo que están obligados a organizarse conforme a lo previsto legalmente).
El art. 27.1O. de la CE reconoce la autonomía de las Universidades en los términos que
la Ley establezca.

3.3.2.14. El derecho a la libertad sindical y a la huelga (art. 28 de la CE)


La CE reconoce la libertad sindical (art. 28.1. de la CE) y el derecho de huelga (art. 28.2.
de la CE) como los derechos de autotutela de los que disponen los trabajadores en el
Estado social para defender sus intereses.
El art. 28.1 la CE dispone que "todos" tienen derecho a sindicarse libremente, aunque
también establece ciertas exclusiones.
En este sentido, el propio art. 28.1 de la CE autoriza al legislador para que por Ley, limite
o exceptúe del ejercicio del derecho de sindicación a las Fuerzas o Institutos armados (mi­
litares) o a los demás Cuerpos sometidos a disciplina militar (Guardia Civil). El legislador (en
las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas, y en la Ley Orgánica 11 /1985, de 2 de agosto,
de Libertad sindical) ha optado por prohibir a los militares el ejercicio de este derecho.
34
LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 11111

Los policías pueden sindicarse, pero sometidos al régimen específico regulado en la


Ley Orgánica 2/1986, de 13 de marzo, de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
Asimismo, el art. 28.1 de la CE dispone que, por Ley se regulará las peculiaridades del
ejercicio de sindicación para los funcionarios públicos. En relación con los funcionarios
públicos, el art. 103.3 de la CE, no autoriza la privación, pero sí establece la posibilidad de
que las leyes dispongan ciertas "peculiaridades" no necesariamente comunes a toda clase
de funcionarios. El art. 127.1 de la CE contiene la prohibición de ejercicio de la libertad
sindical a un sector del funcionariado, pues la veta absolutamente para los jueces, magis­
trados, y fiscales.
Los extranjeros gozan de libertad sindical, pero su ejercicio, como el de tantos otros
derechos, se condiciona a la obtención de autorización de estancia o residencia.
La Ley Orgánica 11/1985, de Libertad Sindical, dispone que la titularidad del derecho
corresponde a los trabajadores y este término se refiere a quienes están sujetos a una
relación laboral o una relación de carácter administrativo o estatutario al servicio de las
Administraciones públicas, es decir, los trabajadores por cuenta ajena, vetando de esta
forma el ejercicio de la libertad sindical a los empresarios, mientras que los trabajadores
por cuenta propia que no tengan trabajadores a su servicio, o los parados y los jubilados
pueden afiliarse a sindicatos ya existentes, pero no fundar sindicatos que tengan por ob­
jeto la defensa de esos intereses singulares.
El art. 28.1 de la CE concreta el genérico derecho de sindicación, reconociendo que la
libertad sindical comprende el derecho a fundar sindicatos y el derecho a afiliarse al de
su elección (y por ende el derecho de no afiliarse) y establece el derecho de los sindicatos
a formar confederaciones y a fundar organizaciones sindicales internacionales, así como
a afiliarse a ellas. Expresamente dispone que nadie podrá ser obligado a afiliarse a un
sindicato.
El art. 28.2 de la CE reconoce este derecho a la huelga de los trabajadores para la
defensa de sus intereses y prevé que la Ley que regule el ejercicio de este derecho esta­
blecerá las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales
de la comunidad.
Los miembros de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado no podrán ejercer su
derecho de huelga con el fin de alterar el normal funcionamiento del servicio. Sólo los mi­
litares están privados del ejercicio del derecho de huelga, según las Reales Ordenanzas.

3.3.2.15. El derecho de petición (art. 29 de la CE)


Según el art. 29.1. de la CE, todos los españoles tendrán el derecho de petición indivi­
dual y colectiva por escrito, en la forma y con los efectos que determine la ley.
El derecho de petición podrá ejercerse ante cualquier institución pública, administra­
ción, o autoridad, así como ante los órganos de dirección y administración de los organis­
mos y entidades vinculados o dependientes de las Administraciones públicas, respecto de
las materias de su competencia, cualquiera que sea el ámbito territorial o funcional de ésta.
35
11111 TEMARIO COMÚN Y TEST

Las peticiones podrán versar sobre cualquier asunto o materia comprendida en el


ámbito de competencias del destinatario. Sin embargo, no son objeto de este derecho
aquellas solicitudes, quejas o sugerencias para cuya satisfacción el ordenamiento jurídico
establezca un procedimiento específico distinto al regulado en la Ley Orgánica 4/2001,
de 12 de noviembre, reguladora del Derecho de Petición.
En todo caso, el art. 29.2. de la CE dispone que los miembros de las Fuerzas o Institutos
armados o de los Cuerpos sometidos a disciplina militar podrán ejercer este derecho sólo
individualmente y con arreglo a lo dispuesto en su legislación específica.

3.3.3. Sección segunda. De los derechos y deberes de los ciudadanos (art. 30 al


38 de la CE)

3.3.3.1. El derecho y el deber de defender a España (art. 30 de la CE)


El art. 30.1. de la CE dispone que los españoles tiene el derecho y el deber de defender
a España y la obligación de "cumplir el servicio militar" (art. 30.2. de la CE).
En todo caso, la Ley 17/1999, de 18 de mayo, del Régimen del Personal de las Fuerzas
Armadas estableció la supresión del servicio militar obligatorio y la profesionalización de
los Ejércitos (estableciendo que a partir del 31 de diciembre de 2002, quedaría suspen­
dida la prestación obligatoria del servicio militar; sin embargo, el Real Decreto 247/2001,
de 9 de marzo, de Profesionalización de las Fuerzas Armadas, adelanta la suspensión al 31
diciembre de 2001). Asimismo, la Ley 17/1999 fue modificada permitiendo el acceso de
los extranjeros a la condición de militar de tropa y marinería.
Según el art. 30.2. de la CE, la Ley fijará las obligaciones militares de los españoles y
regulará, con las debidas garantías, la objeción de conciencia, así como las demás causas
de exención del servicio militar obligatorio, pudiendo imponer, en su caso, una presta­
ción social sustitutoria. Por tanto, la CE permite que el legislador puede establecer un
límite a las obligaciones militares, consistente en el ejercicio del derecho a la objeción de
conciencia y la posibilidad de imponer una prestación social sustitutoria.
La objeción de conciencia es la oposición, por razones de índole religiosa o ideológi­
ca, en un sentido amplio de ambos términos, a cualquier forma de violencia y, por con­
siguiente, al adiestramiento militar en tanto que formación encaminada a la defensa del
Estado por medio de las armas en caso de que ello sea preciso.
Asimismo, el art. 30.3. de la CE dispone que podrá establecerse un servicio civil para el
cumplimiento de fines de interés general, y el art. 30.4. de la CE establece que mediante
Ley podrán regularse los deberes de los ciudadanos en los casos de grave riesgo, catás­
trofe o calamidad pública.
Por tanto, el derecho/deber de defender a España afecta a las obligaciones militares, pero
también a las obligaciones de los ciudadanos sin tener que integrarse en cuerpos armados, me­
diante los servicios civiles de interés general (art. 30.3 de la CE) o en supuestos de protección ci­
vil, como pueden ser las situaciones de catástrofes o calamidades públicas (art. 30.4 de la CE). El
legislador es el que decide el "servicio civil" y evaluar si se dan las condiciones de interés general.
36
LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 11111

3.3.3.2. El deber de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos (art. 31 de la CE)


El art. 31.1. de la CE dispone que todos contribuirán al sostenimiento de los gastos
públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo
inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá al­
cance confiscatorio.

El deber de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos es una necesidad evi­


dente para el mantenimiento del Estado. El art. 31.1. de la CE establece una serie de prin­
cipios que marcan las condiciones para cumplir con los deberes tributarios:
- El principio de universalidad. Supone que las cargas públicas deben imputarse a
los que están y desarrollan su actividad profesional en el territorio español (nacio­
nal o extranjero).
- El principio de generalidad. Supone que el legislador debe tipificar como hecho
imponible todo acto o negocio jurídico que demuestre capacidad económica;
por tanto, con carácter general, se prohíben las exenciones y bonificaciones que
puedan resultar discriminatorias, sin embargo, ello no supone que no se puedan
conceder beneficios tributarios para compensar situaciones de hecho distintas o
para desarrollar una determinada política económica.
- El principio de igualdad. Supone que las situaciones económicas iguales conllevan
una imposición fiscal igual, prohibiendo los tratos discriminatorios (aunque no los
tratos distintos derivados de situaciones diferentes).
- El principio de progresividad. Es un criterio de actuación de los poderes públicos
para corregir desigualdades reales; es una técnica impositiva que tiene como
finalidad la consecución de otros fines, como puede ser la distribución de la
renta...
- El principio de capacidad económica, o contribución al sostenimiento de los gas­
tos públicos conforme con las capacidades económicas de cada uno.
- El principio de la no confiscatoriedad. Supone que sólo cuando se producía un
hecho o negocio jurídico indicativo de capacidad económica se podía establecer
el tributo; prohibiéndose que se graven riquezas aparentes o inexistentes.
- Asimismo, el principio de eficacia y economía en la ejecución del gasto o principio
de ordenación del gasto de conformidad con los recursos públicos, se establece
en el art. 31.2. de la CE cuando dispone que el gasto público realizará una asigna­
ción equitativa de los recursos públicos y su programación y ejecución respon­
derán a los criterios de eficiencia y economía. El gasto público se articula sobre la
base de dos postulados: la equidad en la asignación de los recursos públicos y el
criterio de eficiencia y economía en su tramitación y ejecución.
- También, el principio de reserva de ley en materia tributaria, se establece en el art.
31.3. de la CE, cuando dispone que, sólo podrán establecerse prestaciones perso­
nales o patrimoniales de carácter público con arreglo a la Ley.

137
11111 TEMARIO COMÚN Y TEST

3.3.3.3. El derecho a contraer matrimonio (art. 32 de la CE)


El art. 32.1. de la CE establece que el hombre y la mujer tienen derecho a contraer
matrimonio con plena igualdad jurídica.
El reconocimiento del derecho al matrimonio es la plasmación de la manifestación
del derecho de toda persona a configurar libremente su vida, en tanto que reconoce y
garantiza la capacidad de constituir una familia de acuerdo con las previsiones legales y
constitucionales. El matrimonio es un negocio de Derecho de familia que se perfecciona
con la voluntad concordante de los contrayentes y que se expresa con la declaración que
emiten los cónyuges de acuerdo con ciertos requisitos formales y materiales, como la
capacidad o ausencia de impedimentos.
El matrimonio, como todas las relaciones familiares derivadas de él, exige que se con­
formen según el principio de igualdad entre hombres y mujeres y el art. 32.2. de la CE
establece que mediante una la ley se regularán las formas de matrimonio, así como todas
las materias que conlleva la institución: la edad y capacidad para contraerlo, los derechos
y deberes de los cónyuges, las causas de separación y disolución y sus efectos.
Por el Acuerdo entre el Estado Español y la Santa Sede sobre asuntos jurídicos, de 3 de
enero de 1979, se reconocen plenos efectos civiles al matrimonio canónico.
En relación con este precepto constitucional, es destacable la Ley 13/2005, de 1 de
julio, que modifica el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio (que
debe también ponerse en relación con la Ley 3/2007, de 15 de marzo, reguladora de la
rectificación registra! de la mención relativa al sexo de las personas).

3.3.3.4. El derecho a la propiedad privada (art. 33 de la CE)


El art. 33.1 de la CE reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia. El art.
33.2. de la CE proclama que la función social de estos derechos delimitará su contenido,
de acuerdo con las Leyes, y el art. 33. 3 de la CE garantiza que nadie podrá ser privado
de sus bienes y derechos sino por causa justificada de utilidad pública o interés social,
mediante la correspondiente indemnización y de conformidad con lo dispuesto por las
leyes (reconocimiento constitucional de la expropiación forzosa).

3.3.3.5. El derecho de fundación (art. 34 de la CE)


El art. 34.1. de la CE reconoce el derecho de fundación para fines de interés general,
con arreglo a la Ley. Las fundaciones se definen como las organizaciones constituidas sin
fin de lucro que, por voluntad de sus creadores, tienen afectado de modo duradero su
patrimonio a la realización de fines de interés general.
Según lo dispuesto en el art. 34.2 de la CE, y al igual qúe en el caso de las asociaciones
(art. 22.2. y 4. de la CE), se tipifican como ilegales las fundaciones que persiguen fines o
utilicen medios tipificados como delito, y sólo podrán ser disueltas o suspendidas en sus
actividades en virtud de resolución judicial motivada.
38
LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 11111

3.3.3.6. El derecho y el deber de trabajar (art. 35 de la CE)


El art. 35.1. de la CE establece que, todos los españoles tienen el deber de trabajar y el
derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del tra­
bajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia,
sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.
En la CE se reconoce al mismo nivel que el derecho al trabajo, la libre elección de profe­
sión y oficio, la promoción a través del trabajo y una remuneración suficiente. El art. 35.2. de
la CE establece que la Ley regulará un Estatuto de los Trabajadores, mandato constitucional
que se cumple con la aprobación del Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, por
el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores.

3.3.3.7. El ejercicio de las profesiones tituladas y el régimen jurídico de los Colegios


Profesionales (art. 36 de la CE)
La libertad del ejercicio profesional se encuentra contemplada en dos artículos de la
CE: en el art. 35 de la CE, que reconoce con carácter general el derecho a la libre elección
de profesión u oficio y en el art. 36 de la CE, que se refiere al régimen jurídico de los cole­
gios profesionales y a la regulación del ejercicio de las profesiones tituladas.
La libertad de elegir una profesión no tiene límites jurídicos, sí, en cambio, el ejercicio
de la profesión, más aún cuando ésta se encuentra bajo la tutela de un colegio profesional.
El art. 36 de la CE establece que una la Ley regulará las peculiaridades propias del ré­
gimen jurídico de los Colegios Profesionales y el ejercicio de las profesiones tituladas. La
CE no establece un modelo predeterminado de colegio profesional, solamente impone
que su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos.
El art. 36 de la CE establece una reserva de ley en relación con el establecimiento del
régimen jurídico de los colegios profesionales y el ejercicio de las profesiones tituladas,
siendo competencia del legislador, atendiendo a las exigencias del interés público y a
los datos producidos por la vida social, considerar cuándo existe una profesión titulada.

3.3.3.8. El derecho a la negociación colectiva (art. 37 de la CE)


Según el art. 37.1. de la CE, la Ley (en la actualidad, el Estatuto de los Trabajadores)
garantizará el derecho a la negociación colectiva laboral entre los representantes de los
trabajadores y empresarios, así como la fuerza vinculante de los convenios.
El art. 37.2 de la CE reconoce el derecho de los trabajadores y empresarios a adoptar
medidas de conflicto colectivo. La Ley que regule el ejercicio de este derecho, sin perjui­
cio de las limitaciones que pueda establecer, incluirá las garantías precisas para asegurar
el funcionamiento de los servicios esenciales de la comunidad.
La negociación colectiva, los convenios y el conflicto colectivo son los instrumentos
básicos utilizados por los sindicatos de trabajadores y las asociaciones de empresarios
para la defensa de sus intereses económicos y sociales.
39
11111 TEMARIO COMÚNYTEST

3.3.3.9. El derecho a la libertad de empresa (art. 38 de la CE)


El art. 38 de la CE reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mer­
cado. Los poderes públicos garantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la productivi­
dad, de acuerdo con las exigencias de la economía general y, en su caso, de la planificación.
La libertad de empresa debe ejercerse en el marco de la economía de mercado, de­
biéndose entender esta última como la defensa de la competencia que constituye un
presupuesto y un límite de aquella libertad, evitando aquellas prácticas que puedan afec­
tar o dañar seriamente a un elemento tan decisivo en la economía de mercado, como es
la concurrencia entre empresas y no como una restricción de la libertad económica.

3.4. Capítulo Tercero. De los Principios Rectores de la Política


Social y Económica (arts. 39 a 52)
Como indica la rúbrica del Capítulo Tercero del Título I de la CE, se trata de principios que
deben regir o presidir la política social, económica, laboral, cultural, científica, sanitaria, y que
se imponen a los poderes públicos -Estado y Comunidades Autónomas- por encima del
programa de Gobierno de sus respectivos partidos en el poder. También entre los principios
rectores de la política social y económica, se citan determinados deberes de los ciudadanos.
Tal como establece el art. 53.3 de la CE, "el reconocimiento, el respeto y la protección
de los principios reconocidos en el Capítulo Tercero informarán la legislación positiva, la
práctica judicial y la actuación de los poderes públicos" y "sólo podrán ser alegados ante
la Jurisdicción ordinaria de acuerdo con lo que dispongan las leyes que los desarrollen''.

3.4.1. La protección de la familia y de los niños (art. 39 de la CE)


Los poderes públicos aseguran la protección social, económica y jurídica de la familia (art.
39.1. de la CE). Los poderes públicos aseguran, asimismo, la protección integral de los hijos,
iguales estos ante la Ley con independencia de su filiación y de la madre, cualquiera que sea
su estado civil. La Ley posibilitará la investigación de la paternidad (art. 39.2. de la CE).
Los padres deben prestar asistencia de todo orden a los hijos habidos dentro o fuera
del matrimonio, durante su minoría de edad y en los demás casos en que legalmente
proceda (art. 39.3. de la CE). Los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos
internacionales que velan por sus derechos (art. 39.4. de la CE).

3.4.2. La distribución de la renta y las políticas de pleno empleo (art. 40 de la CE)


Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social
y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en
el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial realizarán una
política orientada al pleno empleo (art. 40.1. de la CE}.
40
LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 11111

Asimismo, los poderes públicos fomentarán una política que garantice la formación
y readaptación profesionales; velarán por la seguridad e higiene en el trabajo y garanti­
zarán el descanso necesario, mediante la limitación de la jornada laboral, las vacaciones
periódicas retribuidas y la promoción de centros adecuados (art. 40.2. de la CE).

3.4.3. La asistencia y las prestaciones sociales (art. 41 de la CE)


Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para
todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes
ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo. La asistencia
y prestaciones complementarias serán libres (se refiere a los seguros privados de
salud).
La CE deslinda claramente las cuestiones relativas a la sanidad (reguladas en el art. 43
de la CE) y a la Seguridad Social (regulada en el art. 41 de la CE).
El Estado tiene competencia exclusiva sobre la legislación básica de la Seguridad Social
(art. 149.1.17 de la CE), sin perjuicio de la ejecución de sus servicios por las Comunidades
Autónomas.

3.4.4. La protección de los trabajadores españoles en el extranjero


(art. 42 de la CE)
El art. 42 de la CE establece que "el Estado velará especialmente por la salvaguardia
de los derechos económicos y sociales de los trabajadores españoles en el extranjero, y
orientará su política hacia su retorno''.

3.4.5. El derecho a la protección de la salud (art. 43 de la CE)


Se reconoce el derecho a la protección de la salud (art. 43.1. de la CE). Compete a los
poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y
de las prestaciones y servicios necesarios. La Ley establecerá los derechos y deberes de
todos al respecto (art. 43.2. de la CE).
El derecho a la protección de la salud resulta efectivo desde la aprobación de la Ley
14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad. La Ley 14/1986 diseña un Sistema de Salud
universalista y no contributivo (es decir, no dependiente de las cotizaciones) prestado
a través del Sistema Nacional de la Salud, en el que la financiación de la asistencia sani­
taria se realiza con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, y se configura como
un sistema distinto e independiente del Sistema de la Seguridad Social. El Estado tiene
competencia exclusiva: sobre sanidad exterior; sobre bases y coordinación de la sanidad,
y sobre la legislación farmacéutica (art. 149.1.16 de la CE).
Los poderes públicos fomentarán la educación sanitaria, la educación física y el de­
porte. Asimismo facilitarán la adecuada utilización del ocio (art. 43.3. de la CE).
41
11111 TEMARIO COMÚN Y TEST

3.4.6. El derecho a la cultura (art. 44 de la CE)


Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos
tienen derecho (art. 44.1. de la CE). Los poderes públicos promoverán la ciencia y la inves­
tigación científica y técnica en beneficio del interés general (art. 44.2. de la CE).

3.4.7. El derecho al medio ambiente (art. 45 de la CE)


Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo
de la persona, así como el deber de conservarlo (art. 45.1. de la CE). Los poderes públicos
velarán por la utilización racio11al de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y
mejorar la calidad de la vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la in­
dispensable solidaridad colectiva (art. 45.2. de la CE). Para quienes violen lo dispuesto en el
apartado anterior, en los términos que la Ley fije se establecerán sanciones penales o, en su
caso, administrativas, así como la obligación de reparar el daño causado (art. 45.3. de la CE).
La alusión que la CE hace al medio ambiente debe entenderse en sentido amplio,
como el conjunto de condiciones que conforman el contexto de la vida humana, existien­
do una estrecha correlación entre la calidad de vida, y el derecho al disfrute de un medio
ambiente adecuado, con el libre desarrollo de la personalidad (art. 10.1 de la CE), y con el
derecho a la vida y a la integridad física (art. 15 de la CE).
La CE atribuye a los poderes públicos, para la consecución de los objetivos medioam­
bientales, las siguientes funciones:
- Función preventiva (velar por la utilización racional de los recursos naturales, para
proteger la calidad de vida y defender el medio ambiente).
- Función restauradora (tutelar el medio ambiente, y también exigir la reparación
de los daños y agresiones que se produzcan, compensando a las víctimas por los
daños producidos).
- Función promocional (estimular la realización de actividades que redunden en la
mejora cualitativa de las condiciones existentes, estableciendo cauces jurídicos de
participación y coordinación de todos los sectores).

3.4.8. La protección del patrimonio histórico, cultural y artístico (art. 46 de la CE)


Los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento
del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que
lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad. La Ley penal sancio­
nará los atentados contra este patrimonio (art. 46 de la CE).
El Patrimonio Histórico Español lo integran: los inmuebles y objetos muebles de in­
terés artístico, histórico, paleontológico, arqueológico, etnográfico, científico o técnico.
También forman parfe del mismo el patrimonio documental y bibliográfico, los yacimien­
tos y zonas arqueológicas, así como los sitios naturales, jardines y parques, que tengan
valor artístico, histórico o antropológico.
42
LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 11111

3.4.9. El derecho a una vivienda digna y adecuada (art. 47 de la CE)


Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada.
Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas
pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuer­
do con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las
plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos (art. 47 de la CE).
Por tanto, los poderes públicos están obligados a definir y ejecutar políticas necesa­
rias para hacer efectivo el derecho a una vivienda digna y adecuada, como fórmula para
que importantes sectores de la población, con recursos económicos limitados, puedan
acceder a una vivienda digna.
Este derecho incluye la regulación del conjunto de elementos que, junto al inmueble,
permiten hacer efectiva la consideración de la vivienda como digna y adecuada (urbani­
zación, servicios, seguridad, condiciones higiénicas, etc.), con independencia del título en
virtud del cual se disfrute la vivienda (propiedad o arrendamiento).
Asimismo, hay que considerar la acción de los poderes públicos en relación con las viviendas
en alquiler y también destacar la normativa reguladora de las viviendas de protección oficial.

3.4.10. La protección y participación de la juventud (art. 48 de la CE)


Los poderes públicos promoverán las condiciones para la participación libre y eficaz
de la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural (art. 48 de la CE).
El Instituto de la Juventud (INJUVE) se crea como entidad de derecho público con
personalidad jurídica propia y plena capacidad para el cumplimiento de sus fines, y pre­
tende ser un cauce de libre adhesión para propiciar la participación de la juventud en el
desarrollo político, social, económico y cultural de España.

3.4.11. La protección e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y


psíquicos (art. 49 de la CE)
Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación
e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la
atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de
los derechos que Título I de la CE otorga a todos los ciudadanos (art. 49 de la CE).
Los beneficiarios del art. 49 de la CE son los disminuidos físicos, sensoriales y psíqui­
cos, en razón de la existencia de una deficiencia que les impide o dificulta su inserción
normal en las relaciones vitales habituales de la vida social.
El desarrollo del mandato del art. 49 de la CE se centra en la batería de políticas asis­
tenciales para los minusválidos adoptadas y normadas por los poderes públicos, que se
proyectan en una pluralidad de ámbitos bien diferenciados: laborales, culturales, vivien­
da, educación, ocio, deportes, etc.
43
11111 TEMARIO COMÚN YTEST

3.4.12. La protección a la tercera edad y las pensiones (art. 50 de la CE)


Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódica­
mente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad.
Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar
mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de
salud, vivienda, cultura y ocio (art. 50 de la CE).
En desarrollo de este artículo y del anterior conjuntamente, se promulgó la Ley
39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las
personas en situación de dependencia.

3.4.13. La defensa de los consumidores y usuarios (art. 51 de la CE)


Los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores y usuarios, prote­
giendo, mediante procedimientos eficaces la seguridad, la salud y los legítimos intereses
económicos de los mismos (art. 51 .1 de la CE). Los poderes públicos promoverán la infor­
mación y la educación de los consumidores y usuarios, fomentarán sus organizaciones y
oirán a éstas en las cuestiones que puedan afectar a aquéllos, en los términos que la Ley
establezca (art. 51.2. de la CE). En el marco de lo dispuesto por los apartados anteriores, la
Ley regulará el comercio interior y el régimen de autorización de productos comerciales
(art. 51.3. de la CE).
Los derechos de los consumidores del art. 51 de la CE operan en forma de límite al mo­
delo de economía de mercado y de libertad de empresa que establece el art. 38 de la CE.
La CE establece una distinción entre: los derechos que corresponden a los consumidores
como derechos fundamentales o básicos (art. 51.1 de la CE) y los derechos instrumentales
de aquéllos (art. 51.2 de la CE).
Los derechos básicos de los consumidores son: la protección contra riesgos que puedan
afectar a la salud o seguridad de los consumidores; la protección de sus legítimos intereses
económicos y sociales; en especial, frente a las cláusulas abusivas en los contratos, la repara­
ción o indemnización por los daños sufridos; la información correcta sobre los bienes y ser­
vicios; su participación a través de las asociaciones de consumidores; y la protección jurídi­
ca, administrativa y técnica, en las situaciones de inferioridad, subordinación o indefensión.
El artículo 51.2 de la CE aborda los considerados derechos instrumentales, siendo el pri­
mero la obligación que se impone a los poderes públicos de fomentar las organizaciones o
asociaciones de consumidores y usuarios y de oírlas en las cuestiones que puedan afectarles.

3 .4.14. La defensa de los intereses económicos por las organizaciones


profesionales (art. 52 de la CE)
La Ley regulará las organizaciones profesionales que contribuyan a la defensa de los
intereses económicos que les sean propios. Su estructura interna y funcionamiento debe­
rán ser democráticos (art. 52 de la CE).
44
LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 11111

La CE se refiere a tres fórmulas asociativas profesionales: los sindicatos (art. 7 de la CE),


los colegios profesionales (art. 36 de la CE) y las organizaciones profesionales (art. 52 de
la CE).
Los Colegios profesionales (como corporaciones creadas para tutelar un interés pú­
blico, conectado con los intereses profesionales propios de sus integrantes) y las orga­
nizaciones profesionales (como corporaciones creadas también para tutelar un interés
público, cuya conexión no se realiza con los intereses subjetivos profesionales de sus
miembros, sino con los intereses económicos objetivos de la profesión de que se trate),
éstas conceptuadas como corporaciones de Derecho público.
La actividad reguladora del Estado se ha centrado en la regulación específica de or­
ganizaciones profesionales concretas, sin crear una ley general para todas ellas; por eso
dicha regulación está contenida en una serie de normas parciales.

3.5. Capítulo Cuarto. De las Garantías de las Libertades y Derechos


Fundamentales (arts. 53 y 54)

3.5.1. El sistema de protección de los derechos (art. 53 de la CE)


La CE no protege por igual los distintos derechos reconocidos en el Título I de la CE,
sino que establece en el art. 53 de la CE distintos "grados de intensidad" en la protección
(de acuerdo con la mayor o menor intensidad de las garantías jurídicas constitucional­
mente establecidas):
A) Nivel Máximo de Protección. Los derechos y libertades reconocidos en el artícu­
lo 14 (derecho o lo igualdad y lo prohibición de discriminación), los derechos de la
Sección 1 .ª del Capítulo Segundo del Título 1 "De los derechos fundamento/es y de
los libertades públicos'; arts. 15 a 29 de la CE y, con un régimen singular, la objeción
de conciencio del art. 30 de la CE.
B) Nivel Medio de Protección. Los derechos de la Sección 2.ª del Capítulo Segundo
del Título 1, "De los Derechos y deberes de los ciudadanos'; arts. 30 a 38 de la CE.
C) Nivel Mínimo de Protección. Para los llamados principios establecidos en el
Capítulo Tercero, Título l "De los principios rectores de lo político socio/ y económico';
arts. 39 a 52 de la CE.

A) Nivel Máximo de Protección: "Los Derechos Fundamentales y Libertades


Públicas': reconocidos en el artículo 14, Sección i.a del Capítulo Segundo del
Título I y artículo 30 de la CE
1) Sólo pueden ser objeto de reforma constitucional aplicando el procedimiento es­
pecial que contempla el art. 168 de la CE.

45
11111 TEMARIO COMÚN Y TEST

2) Estos derechos vinculan a todos los poderes públicos, que deben respetarlos en el
ejercicio de sus funciones, por lo que la eficacia jurídica de estos derechos es direc­
ta, es decir, son inmediatamente aplicables por el solo hecho de estar recogidos en
esta parte de la CE, sin necesidad de que exista un desarrollo legislativo para que
puedan ser aplicados.
El principio de vinculatoriedad o eficacia inmediata de los derechos hace referen­
cia al carácter de norma jurídica, pues en dichos casos no se necesita el desarrollo
legislativo de estos artículos, ya que pueden ser invocados directamente ante los
Tribunales de Justicia, sin necesidad de que una norma previamente los desarrolle.
3) Existe reserva de ley orgánica para el desarrollo de estos derechos y libertades, es
decir, sólo mediante ley orgánica pueden ser desarrollados estos principios {que
supone la exigencia de una mayoría absoluta del Congreso de los Diputados para
su aprobación, modificación o derogación), debiendo respetar dicha ley orgánica
el contenido esencial de los citados derechos y libertades. Quedando excluida su
regulación por medio de otras figuras legislativas especiales, como pueden ser el
decreto-legislativo o el decreto-ley.
El "contenido esencial" lo definió el TC como "aquella parte del contenido de un
derecho sin la cual éste pierde su peculiaridad, o, dicho de otro modo, lo que hace
que sea recognoscible como derecho perteneciente a un determinado tipo. Es
también aquella parte del contenido que es ineludiblemente necesaria para que
el derecho permita a su titular la satisfacción de aquellos intereses para cuya con­
secución el derecho se otorga''. De ahí que el contenido esencial de un derecho se
viole "cuando el derecho queda sometido a limitaciones que lo hacen impractica­
ble, lo dificultan más allá de lo razonable o lo despojan de la necesaria protección''.
4) Posibilidad de interponer recurso o cuestión de inconstitucionalidad ante el
Tribunal Constitucional contra cualquier Ley, disposición o acto con fuerza de ley
que pueda vulnerar estos derechos y libertades {según dispone el art. 161.1.a) de
la CE).
El TC garantiza la primacía de la CE y enjuicia la conformidad o disconformidad
con ella de las Leyes, disposiciones o actos impugnados, mediante los procedi­
mientos de declaración de inconstitucionalidad. Son susceptibles de declaración
de inconstitucionalidad:
1. Los Estatutos de Autonomía y las demás Leyes Orgánicas.
2. Las demás Leyes, disposiciones normativas y actos del Estado con fuerza de
Ley (Decretos-Leyes y Decretos Legislativos).
3. Los Tratados Internacionales.
4. Los Reglamentos de las Cámaras y de las Cortes Generales.
5. Las Leyes, actos y disposiciones normativas con fuerza de Ley de las
Comunidades Autónomas.
6. Los Reglamentos de las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas.
46
LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 11111

El control de constitucionalidad español tiene lugar:


a) Por vía de acción, a través del llamado "Recurso de inconstitucionalidad".
b) Por vía de excepción, a través de la llamada "Cuestión de inconstitucionalidad".
Están legitimados para el ejercicio del recurso de inconstitucionalidad cuan­
do se trate de Estatutos de Autonomía y demás Leyes del Estado, Orgánicas o
en cualesquiera de sus formas, y disposiciones normativas y actos del Estado o
de las Comunidades Autónomas con fuerza de Ley, Tratados Internacionales y
Reglamentos de las Cámaras y de las Cortes Generales:
- El Presidente del Gobierno, el Defensor del Pueblo, cincuenta diputados, cincuenta
senadores.
Para el ejercicio del recurso de inconstitucionalidad contra las Leyes, disposiciones
o actos con fuerza de Ley del Estado que puedan afectar a su propio ámbito de
autonomía, están también legitimados:
- Los órganos Colegiados Ejecutivos y las Asambleas de las Comunidades
Autónomas, previo acuerdo adoptado al efecto.
Cuando un Juez o Tribunal, de oficio o a instancia de parte, considere que una
norma con rango de Ley aplicable al caso y de cuya validez dependa el fallo
pueda ser contraria a la CE, planteará la cuestión de inconstitucionalidad al
Tribunal Constitucional.
5) Posibilidad de interponer un recurso preferente {es decir, goza de prioridad abso­
luta) y sumario (rápido) ante los Tribunales ordinarios para la protección de estos
derechos en caso de vulneración (garantía extensible al art. 30 de la CE).
6) Posibilidad de interponer recurso de amparo (art. 161.1 b) de la CE) ante el Tribunal
Constitucional cuando se ha agotado la vía judicial anterior (garantía extensible al
art. 30 de la CE).
El objeto del recurso de amparo viene definido por la violación de los derechos y
libertades reconocidos en los arts. 14 al 30 CE, originados por disposiciones, actos
jurídicos o simple vía de hecho del Gobierno o de sus autoridades o funcionarios,
o de los Órganos Ejecutivos colegiados de las Comunidades Autónomas o de sus
autoridades o funcionarios o agentes (nunca por leyes y las normas o actos con
fuerza de ley, frente a las que existe la vía de los procedimientos de inconstitucio­
nalidad: recurso o cuestión de inconstitucionalidad).
El recurso de amparo tiene carácter subsidiario, es decir, requiere el agotamien­
to de la vía judicial previa (resolución del Tribunal ordinario), en la que habrá de
haberse invocado el derecho vulnerado, a fin de que los órganos judiciales hayan
podido pronunciarse sobre la vulneración alegada.
En caso de que el TC otorgue el amparo procederá a realizar los siguientes
pronunciamientos:
- Declarar la nulidad de la decisión o acto que haya impedido el pleno ejercicio
de los derechos o libertades protegidos.
47
- Reconocer el derecho y libertad pública, de conformidad con su contenido
constitucionalmente declarado.
- Restablecer al recurrente en la integridad de su derecho o libertad con la adop­
ción de las medidas apropiadas, en su caso, para su conservación.

B) Nivel Medio de Protección: "Los Derechos y deberes de los ciudadanos': Sección 2,a
del Capítulo Segundo del Título I de la CE, arts. 30 a 38 de la CE
1. Estos derechos también vinculan a todos los poderes públicos.
2. Existe reserva de ley, aunque dicha ley, que debe respetar de igual forma el con­
tenido esencial, ya no tiene que ser una ley orgánica, basta con una ley ordinaria
(con menores exigencias para su aprobación, modificación o derogación) e inclu­
so, ni siquiera tiene que ser una ley formalmente elaborada por el Parlamento, es
decir, estos derechos pueden ser regulados por un decreto-legislativo (art. 82 de
la CE, elaborado por el Gobierno, por delegación de las Cortes Generales).
3. También se puede interponer recurso o cuestión de inconstitucionalidad ante el
Tribunal Constitucional contra cualquier Ley, disposición o acto con fuerza de ley
que pueda vulnerar estos derechos y libertades (según dispone el art. 161.1.a) de
la CE).
Sin embargo, la reforma constitucional de estos derechos se lleva a cabo por medio
del procedimiento ordinario establecido en el art. 167 de la CE; además para este grupo
de derechos no cabe la interposición de ningún recurso preferente y sumario ante los
Tribunales ordinarios, ni tampoco el recurso de amparo ante el TC (salvo para el art. 30
de la CE).

C) Nivel Mínimo de Protección, Capítulo Tercero, Título l "De los principios rectores de
la política social y económica': arts. 39 a 52 de la CE
1. A diferencia de los anteriores derechos, los cuales vinculan a todos los poderes
públicos, "el reconocimiento, el respeto y la protección de estos principios" única­
mente informarán la legislación positiva (la normativa), la práctica judicial y la ac­
tuación de los poderes públicos, de tal forma que "solo podrán ser alegados ante
la Jurisdicción ordinaria de acuerdo con lo que dispongan las leyes que los desa­
rrollen". Esto no quiere decir que los poderes públicos no estén obligados a cum­
plirlos, pues están reconocidos por la CE, sin embargo, los particulares no pueden
invocarlos ante los tribunales al menos hasta que hayan sido regulados legislati­
vamente. En cualquier caso, el legislador tampoco está obligado a desarrollarlos
dentro de ningún plazo.
Por tanto, el Capítulo 111 del Título I de la CE no recoge auténticos derechos, se
trata de "principios" que cumplen más bien una función orientadora de la actua­
ción de los poderes públicos (especialmente del Legislativo y el Ejecutivo, aunque
48
expresamente se cita también la práctica judicial). No son tampoco normas de
aplicación inmediata porque requieren de un desarrollo legislativo para poder ser
alegados ante los Tribunales ordinarios.
2. Pueden ser regulados por ley; no obstante también pueden intervenir en estas
materias el decreto-legislativo (siendo más dudoso -según señala la doctrina- la
utilización del decreto-ley, por la propia naturaleza de este tipo de normas, utiliza­
das sólo en los casos de extraordinaria y urgente necesidad).
3. También se puede interponer recurso o cuestión de inconstitucionalidad ante el
TC contra cualquier Ley, disposición o acto con fuerza de ley que pueda vulnerar
estos derechos (según dispone el art. 161.1.a) de la CE). Sin embargo, al carecer
estos derechos de un "contenido esencial'; el ejercicio del control de constitucio­
nalidad por el Tribunal Constitucional resulta bastante improbable, salvo en el su­
puesto en que la inconstitucionalidad sea manifiesta.
La reforma constitucional de estos derechos se lleva a cabo por medio del procedi­
miento ordinario establecido en el art. 167 de la CE; y no cabe en estos casos ningún
procedimiento especial ante los tribunales ordinarios, ni tampoco el recurso de amparo
ante el Tribunal Constitucional.

3.5.2. El Defensor del Pueblo (art. 54 de la CE)


Según el art. 54 de la CE, una Ley orgánica regulará la institución del Defensor del
Pueblo, como alto comisionado de las Cortes Generales, designado por éstas para la de­
fensa de los derechos comprendidos del Título I de la CE, a cuyo efecto podrá supervisar
la actividad de la Administración, dando cuenta a las Cortes Generales.
El art. 54 de la CE introduce en nuestro ordenamiento jurídico la figura del Defensor
del Pueblo, que está desarrollada por la Ley Orgánica 3/1981, de 6 de abril, del Defensor
del Pueblo.
A tenor de esta definición del art. 54 de la CE, es competencia del Defensor del Pueblo
el velar por el cumplimiento y el respeto de los derechos y libertades fundamentales y en
consecuencia podrá supervisar cualquier actividad de la administración pública, ya sea
estatal, autonómica o municipal y de cualquiera de los organismos, entes o niveles de la
administración.
En el ámbito de la administración de justicia, el Defensor del Pueblo está obligado
a comunicar todas las quejas que reciba al Ministerio Fiscal, y su actuación va enca­
minada a proporcionar al ciudadano el máximo amparo frente a las actuaciones de la
Administración Pública que vulneren los derechos de los ciudadanos.
En cuanto al nombramiento y designación, podrá ser Defensor del Pueblo cual­
quier español, mayor de edad, que se encuentre en el pleno ejercicio de sus derechos.
El Defensor del Pueblo será elegido por las Cortes Generales para un periodo de cinco
años, y se dirigirá a las mismas a través de los Presidentes del Congreso y del Senado,
respectivamente.
49
11111 TEMARIO COMÚN Y TEST

Al Defensor del Pueblo puede dirigirse cualquier ciudadano (tanto persona física
como jurídica), mayor o menor de edad, español o extranjero, incapacitado y no incapa­
citado y la petición recibe el nombre de queja. La ley no señala requisito formal alguno,
salvo el de que ha de constar por escrito, y que consten los datos de identificación de la
persona que efectúa la queja. Todas las actuaciones del Defensor del Pueblo son gratui­
tas para el interesado y no será preceptiva la asistencia de letrado ni de procurador. En
cualquier caso, el plazo para que no caduque la acción para "quejarse" ante el Defensor
del Pueblo es de un año, desde que se produjo la actuación de la Administración contra
la que se eleva la queja.
El Defensor del Pueblo rechazará las quejas anónimas y podrá rechazar aquellas en
· las que advierta mala fe, carencia de fundamento, inexistencia de pretensión, así como
aquellas otras cuya tramitación irrogue perjuicio al legítimo derecho de tercera persona.
Sus decisiones no serán susceptibles de recurso.
Y en cualquier caso el Defensor del Pueblo está legitimado para interponer los recur­
sos de amparo e inconstitucionalidad.
En sus actuaciones, el Defensor del Pueblo desempeña sus funciones con total in­
dependencia y autonomía, no estando sometido a ningún poder del Estado y tampoco
actúa con mandato de las Cortes Generales, y goza así mismo de inmunidad (es decir, no
podrá ser inculpado, ni procesado, sin la previa autorización de la Cámara) e inviolabili­
dad (pueden decir lo que quieren y contra quien quiera, y no serán perseguidos por ello)
en los términos que establece el art. 71 de la CE para Diputados y Senadores.
La Ley Orgánica del Defensor del Pueblo contempla la posibilidad de órganos simila­
res al Defensor del Pueblo estatal en las Comunidades Autónomas y en este sentido, y de
acuerdo con las competencias establecidas en los distintos Estatutos de Autonomías, las
Comunidades Autónomas han instituido figuras similares dentro de su ámbito territorial.

3.6. Capítulo Quinto. De las suspensión de los Derechos y


Libertades (art. 55)

3.6.1. lntroducción: las situaciones excepcionales o estados de emergencia


Con carácter general, los derechos establecidos en el Título I de la CE nunca podrán
suspenderse, y sólo cabe la suspensión temporal (suspensión con carácter individual o
colectivo) de los derechos expresamente señalados en el art. 55 de la CE. Suspender quie­
re decir dejar sin efecto con carácter temporal. En cualquier caso, deberá hacerse en los
términos previstos en la CE y la suspensión nunca podrá alcanzar a otros derechos que no
sean los expresamente señalados en la CE en cada caso.
El art. 116.1. de la CE establece las situaciones excepcionales o estados de emergen­
cia, y su desarrollo normativo debe realizarse mediante una Ley orgánica (en la actua­
lidad, en la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y
sitio).
50
El estado de alarma (art. 116.2. de la CE) puede ser declarado cuando acontezcan ca­
tástrofes, calamidades o desgracias públicas tales como terremotos, inundaciones, incen­
dios o accidentes de gran magnitud; crisis sanitarias, tales como epidemias y situaciones
de contaminación graves, situaciones de desabastecimiento y paralización de los servi­
cios esenciales para la Comunidad que determine alguno de los resultados anteriores,
como consecuencia de huelgas o conflictos colectivos.
El estado de alarma se declara en todo o parte del territorio nacional por el Gobierno
mediante Decreto acordado en Consejo de Ministros. Si la alteración afecta exclusiva­
mente a todo o una parte del territorio de una Comunidad Autónoma, el Gobierno, de
oficio o a petición del Presidente de la Comunidad Autónoma afectada, podrá declarar el
estado de alarma, mediante Decreto acordado en Consejo de Ministros.
El Decreto del Consejo de Ministros debe determinar el ámbito territorial, los efectos
y la duración del estado de alarma, que no podrá exceder de quince días, salvo autoriza­
ción del Congreso de los Diputados y debe darse cuenta del Decreto, así como de aque­
llos otros que se dicten durante su vigencia, al Congreso.
De la comunicación del Gobierno se dará traslado a la Comisión competente, que
podrá recabar la información y documentación que proceda. En cuanto a la autoriza­
ción de prórroga, que debe solicitarse antes de expirado el plazo inicial, su aprobación
corresponde al Pleno del Congreso, tras su debate. Los Grupos parlamentarios pueden
presentar propuestas sobre el alcance y las condiciones de la prórroga hasta dos horas
antes del mismo.
El estado de alarma no supone, en principio, efecto alguno sobre la vigencia de los
derechos fundamentales (es decir, no supone suspensión de ningún derecho, sólo ciertas
limitaciones), puesto que su declaración implica sólo una puesta de todas las autoridades
civiles de la Administración Pública del territorio afectado, incluidos los cuerpos policia­
les, bajo las órdenes directas de la autoridad competente, concepto referido al Gobierno
o, por delegación de éste, al Presidente de una Comunidad Autónoma, cuando la decla­
ración afecte exclusivamente a todo o parte de su territorio. Se produce en este caso una
concentración de potestades en el Estado.
El estado de excepción (art. 116.3. de la CE) puede declararse cuando el libre ejerci­
cio de los derechos y libertades de los ciudadanos, el normal funcionamiento de las ins­
tituciones democráticas, el de los servicios públicos esenciales o cualquier otro aspecto
del orden público resulten gravemente alterados.
Para ello, el Gobierno declarará el estado de excepción, mediante Decreto acordado en
Consejo de Ministros, previa autorización del Congreso de los Diputados. Obtenida la auto­
rización, la declaración se acordará por Decreto del Consejo de Ministros que determina sus
efectos, con mención expresa de los derechos cuya suspensión se solicita y la relación de
medidas que quepan en relación con ellos, su ámbito territorial y duración, que no puede
exceder de treinta días y la cuantía máxima de las sanciones pecuniarias que se puedan
imponer a quienes contravengan las disposiciones dictadas durante su vigencia. La auto­
rización no tiene que ser otorgada en los términos propuestos por el Gobierno, pudiendo
el Congreso aceptar propuestas alternativas presentadas por los grupos parlamentarios.
51
El Gobierno puede por Decreto del Consejo de Ministros poner fin al estado de
excep­ción antes de que finalice el período para el que fue declarado, dando cuenta
inmediata­mente al Congreso de los Diputados, así como, solicitar de este que autorice
su prórroga por otro término treinta días. Dicha prórroga se tramitará con las mismas
formalidades que la declaración inicial.
La declaración del estado de sitio (art. 116.4. de la CE) procede cuando se produzca o
amenace producirse una insurrección o acto de fuerza contra la soberanía o independen­
cia de España, su integridad territorial o el ordenamiento constitucional que no pueda
resolverse con otros medios.
La declaración corresponde dictarla al Congreso de los Diputados por mayoría ab­
soluta, a propuesta exclusiva del Gobierno. La resolución aprobada debe determinar su
ámbito territorial, duración -a la que la CE no pone límites-y condiciones (la declaración
no tiene que ser aprobada en los mismos términos propuestos por el Gobierno).
El estado de sitio es la última ratio del sistema, sólo aplicable cuando se estime la insu­
ficiencia de otros medios, por cuanto, además de permitir la máxima restricción de dere­
chos fundamentales, todos los que pueden suspenderse en el estado de excepción, tam­
bién pueden suspenderse "las garantías jurídicas del detenido" previstas en el art. 17.3
de la CE, lo que deja indemne sólo el habeas corpus establecido en el art. 17.2 de la CE,
implicando una militarización de la situación de anormalidad (en todo caso, el Gobierno
no cesa después de la declaración del Estado de Sitio).
Durante el estado de sitio, el Congreso de los Diputados puede establecer los delitos
que queden sometidos a la jurisdicción militar (puesto que, de acuerdo con el art. 117.5
de la CE, la Ley regulará el ejercicio de la jurisdicción militar en los supuestos de estado
de sitio).
En todo caso, según el art. 116.6. de la CE, la declaración de los estados de alarma, de
excepción y de sitio no modificará el principio de responsabilidad del Gobierno y de sus
agentes reconocidos en la CE y en las Leyes.

3.6.2. La suspensión colectiva de derechos y libertades {art. 55.1. de la CE)


Supuestos en que procede la suspensión colectiva. La suspensión general de dere­
chos es una cuestión estrechamente relacionada con la declaración de las situaciones
excepcionales, que procede, según dispone la Ley 4/1981, de 1 de junio, "cuando circuns­
tancias extraordinarias hiciesen imposible el mantenimiento de la normalidad mediante
los poderes ordinarios de las autoridades''.
Las situaciones excepcionales en las que se permite la suspensión de derechos y liber­
tades son para la CE, el estado de excepción y el estado de sitio, puesto que en el estado
de alarma, regulado también en la citada Ley Orgánica como situación excepcional, no
hace posible la suspensión de derechos (sólo su limitación).

52
El contenido esencial de ambas situaciones es la suspensión de determinados dere­
chos y libertades, para dejar mayor libertad de actuación al Ejecutivo, posibilitándole el
restablecimiento del orden público alterado.
La declaración de los estados de emergencia (excepción o sitio, porque, insistimos, en
el estado de alarma no tiene lugar ninguna suspensión de derechos) no supone, la nece­
sidad de suspender todos los derechos enumerados por el artículo 55. 1 de la CE; pueden
ser únicamente uno o unos pocos los derechos afectados.
Por otro lado, la suspensión del derecho o derechos afectados habrá de hacerse de
forma expresa y el principio de proporcionalidad obliga a que el acto que declare el es­
tado correspondiente, determine qué garantía es necesaria suspender para el necesario
restablecimiento del orden público.
Efectos de la suspensión colectiva. Con independencia de que cada una de las situa­
ciones de excepción traiga consigo unos determinados efectos, derivados de sus propias
características, lo cierto es que si no la CE, sí la LO 4/1981 ha previsto unos genéricos:
La suspensión de derechos y libertades -y demás medidas extraordinarias- ha­
brán estar orientadas al restablecimiento de la normalidad constitucional.
- La suspensión habrá de durar el tiempo mínimo indispensable para dicho resta­
blecimiento de la normalidad constitucional.
- Como medida excepcional, la suspensión de derechos habrá de realizarse de for­
ma proporcionada a las circunstancias, de modo que en ningún caso será legítima
si es desproporcionada a la alteración del orden público producida.
- En fin, todos los actos de la autoridad gubernativa adoptados durante la vigencia de
la suspensión de derechos son impugnables en vía jurisdiccional, con la consiguiente
contrapartida para el ciudadano, del derecho a ser indemnizado por responsabilidad pa­
trimonial de la Administración, por los perjuicios sufridos en su persona o en sus bienes.

ALARMA EXCEPCIÓN SITIO


Gobierno mediante De- Gobierno mediante De- Congreso de Diputados
creto acordado en Con- creto acordado en Consejo (por mayoría absoluta) a
FORMA DE
sejo de Ministros, dando de Ministros, previa autori- propuesta del Gobierno.
DECLARACIÓN
cuenta al Congreso de los zación del Congreso de los
Diputados. Diputados.
Catástrofes naturales. Graves alteraciones en el Por insurrección o actos
Epidemias. ejercicio de los derechos y de fuerza contra la sobe-
Paralización grave de ser- libertades o graves altera- ranía o unidad española.
FUNDAMENTO cienes del orden público o
vicios.
de las instituciones o servi-
Situaciones de desabaste-
cios públicos.
cimiento.
Máximo 15 días suscep- Máximo 30 días con posi- Lo determinará el Con-
tibie de prórroga sin bilidad de prórrogas por greso, no hay plazo de-
DURACIÓN
límite, acordado por el otros 30 días acordado terminado (lo que dure
Congreso. por el Congreso. la situación).

53
1) Limitar el derecho de 1) Derecho de libertad y 1) Derecho de libertad
libre circulación de seguridad (art. 17). y seguridad (art. 17).
mercancías. 2) Inviolabilidad de do- 2) Derecho de informa-
2) Limitar el derecho de micilio (art. 18.2). ción yasistencia de
permanencia de las 3) Secreto de comunica- abogado al detenido
personas. ciones (art. 18.3.). (art. 17.3).
3) Practicar requisas 4) Libertad de circula- 3) Inviolabilidad de do-
temporales de bienes. ción (art. 19). micilio (art. 18.2).
4) Imponer prestaciones 5) Libertad de expresión, 4) Secreto de comuni-
personales obligato- yderecho a comunicar caciones (art. 18.3.).
rías. yrecibir información 5) Libertad de circula-
5) Intervención de ma- veraz salvo producción ción (art. 19).
quinarias, vehículos o literaria, libertad de 6) Libertad de expre-
fábricas. cátedra ycensura (art. sión, y derecho a
6) Racionamientos del 20.1 a) yd). comunicar y recibir
DERECHOS uso de los servicios 6) La prohibición de información veraz
QUE PUEDEN o el consumo de secuestro de publica- salvo producción
SER SUSPEN- artículos de primera ciones ygrabaciones literaria, libertad de
DIDOS necesidad. por otra autoridad cátedra y censura
7) Establecer medidas de que no sea la judicial (art. 20.1 a. y d.).
abastecimiento de de- (art. 20.5). 7) La prohibición de se-
terminados servicios 7) Derecho de reunión cuestro de publica-
y centros de produc- ymanifestación (art. dones y grabaciones
ción. 21). por otra autoridad
8) Derecho de huelga que no sea la judicial
(art. 28.2.). (art. 20.5).
9) Derecho a declarar 8) Derecho de reunión y
conflicto colectivo por manifestación (art. 21).
trabajadores yempre- 9) Derecho de huelga
sarios (art. 37.2). (art. 28.2.).
1O) Derecho a declarar
conflicto colectivo por
trabajadores yempre-
sarios (art. 37.2).

3.6.3. La suspensión individual de derechos y libertades (art. 55.2. de la CE)


Supuestos en que procede la suspensión individual. Contempla la posibilidad de que,
sin necesidad de proceder a la declaración de los estados de excepción o sitio, se suspen­
dan ciertos derechos y libertades "para personas determinadas en relación con las inves­
tigaciones correspondientes a la actuación de bandas armadas o elementos terroristas".
El deseo de limitar las restricciones en el ejercicio de sus derechos a quienes con sus
acciones pongan en peligro los derechos fundamentales de las demás personas, evitan­
do la generalización de tales restricciones, es lo que justifica la suspensión individual de
derechos prevista en el art. 55.2. de la CE.
Las personas afectadas por la suspensión individual de derechos serán: las "integradas
en bandas armadas o relacionadas con actividades terroristas o rebeldes" que hayan sido
autores, cómplices o encubridores de una serie de acciones delictuales .
54
Y por lo que respecta a los delitos, sin ánimo exhaustivo, podemos señalar los delitos
contra la vida y la integridad física, las detenciones ilegales bajo rescate, coacciones, ame­
nazas, extorsiones, delitos contra la seguridad exterior del Estado, atentados contra la
autoridad, sus agentes, funcionarios, asaltos a establecimientos militares... y otros delitos
que la legislación penal califique como terroristas.
Los derechos y garantías cuyo ejercicio puede ser individualmente suspendido.
- La garantía de la duración máxima de setenta y dos horas de la detención preven­
tiva (art. 17.2 de la CE).
- La inviolabilidad del domicilio y, por consiguiente, la garantía de resolución judi­
cial para efectuar en él entradas o registros (art. 18.2 de la CE).
- El secreto de las comunicaciones (art. 18.3 de la CE).
El art. 55.2 de la CE contiene algunas cautelas en relación con la adopción de medidas
de suspensión individual de derechos y libertades: "la necesaria intervención judicial y el
adecuado control parlamentario'; que se ha concretado en un deber de información al
Congreso de los Diputados y al Senado.
La utilización injustificada y abusiva de estas medidas, a tenor del último inciso del
art. 55.2 de la CE, puede dar lugar a responsabilidad -penal según el texto constitucional,
también civil, según la legislación de desarrollo- como violación de los derechos y liber­
tades reconocidos por las leyes.

55
LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 11111

-
ART.10 DIGNIDAD DE LA PERSONA

CAPÍTULO 1: DE NACIONALIDAD. 11
L/\ LOS ESPAflOLES Y MAYORÍA DE EDAD. 12
EXTRANJEROS.
L/\ EXTRANJEROS Y SUFRAGIO. 13
ARTS. 11Al13
<( IGUALDAD. 14
o

. v;
w /secc1óN PRIMERA: De los derechos fundamentales y de las libertades públicas .Arts. 15 al 2�

....o:: e DERECHO A LA VIDA. IS

--
V,
<( DER[CIIO A LIBERTAD IDEOLÓGICA. 16
t- DERECHO A LA LIBERTAD Y SEGURIDAD. 17
DERECHO Al HONOR, A LA INTIMIDAD PERSONAL Y FAMILIAR Y A LA PROPIA IMAGEN.18
<( lx:
w LIBERTAD DE RESIDENCIA Y CIRCULACIÓN POR El TERRITORIO NACIONAL 19
ca LIBERTAD DE EXPRESIÓN. 20
o _,
> M
00 DERECHO DE REUNIÓN PACÍFICA Y SIN ARMAS. 21
DCRtCIIO DE ASOCIACIÓN. 22
...1
:::> _, DERECHO DE SUFRAGI0.23

,!:::
...... o <( DERECHO A LA TUTELA JUDICIAL EHCTIVA.24
V,

PRINCIPIO DE LEGALIDAD PENAL 2S


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V,
u
w . PROHIBICIÓN DE LOS TRIBUNALES DE HONOR .26
DERECHO A LA EDUCACIÓN.27
DERECHO A LA LIOERTAD SINDICAL Y A LA HUELGA .28
w lx:
V,
t-
...1 w DERECHO DE PETICIÓN.29

-
lx:

e.. <(
z SECCIÓN SEGUNDA: De los derechos y deberes de los ciudadanos. Arts. 30 al 38
w o
_, DERECHO Y El DEBER DE DEFENDER A ESPAÑA. 30
DEBER DE CONTRIBUIR Al SOSTENIMIENTO DE LOS GASTOS PÚBLICOS. 31

:::> DERECHO A CONTRAER MATRIMONI0.32
DERECHO A LA PROPIEDAD PRIVADA. 33
<( t-
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DERECHO DE FUNDACIÓN.34
z Q.
. DERECHO Y El DEBER DE TRABAJAR.3S
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u.
<(
u EJERCICIO DE LAS PROFESIONES TITULADAS Y El RlGIMEN JURÍDICO DE LOS COLEGIOS
PROFESIONALES.36
DERECHO A LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA,37
DERECHO A LA LIBERTAD DE EMPRESA.38
V,
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... PROTECCIÓN DE LA FAMILIA Y DE LOS NIÑOS. 39
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w DISTRIBUCIÓN DE LA RENTA Y lAS POLÍTICAS DE PLENO EMPLEO. 40


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uz o ASISTENCIA Y LAS PRESTACIONES SOCIALES. 41

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PROTECCIÓN DE LOS TRABAJADORES ESPAÑOLES EN El EXTRANJERO. 42
DERECHO A LA PROTECCIÓN UE LA SALUD. 43
DERECHO A LA CULTURA. 44
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V, o. ¡:: vi

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V) ' ::'.j 1-
DERECHO Al MtDIO AMBIENTE. 45
PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO fllSTÓRICO, CULTURAL Y ARTÍSTICO. 46

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DERECHO A UNA VIVIENDA DIGNA Y AOEOJADA. 47
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PROTECCIÓN Y PARTICIPACIÓN DE LA JUVENTUD. 48

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PROTECCIÓN E INTEGRACIÓN DE LOS DISMINUIDOS FÍSICOS, SENSOlilALES Y PSÍQUICOS. 49

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PROTECCIÓN A LA TERCERA EDAD Y LAS PENSIONES. SO
DEFENSA DE LOS CONSUMIDORES Y USUARIOS. SI
DEFENSA DE LOS INTERESES ECONÓMICOS POR lAS ORGANIZACIONES PROFESIONALES. 52
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57

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