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EXPOSICIÓN: ES LÓGICO
ARTISTA: BALANZA
Dicción y susurro
José Carlos Balanza tiene el perfil de artista que inquieta y descoloca: por su
manera controlada de llevar las obras y por el giro con el que suele
sintonía hacia buena parte de las acciones que motivan sus proyectos, ni
puedo negar que la atracción que siento hacia sus obras crece cuando lo
con valores táctiles. Otro artista se hubiese dejado llevar por las metáforas
sentido de los conceptos. “Todo ha sido dicho, pero como nadie escucha,
objeto esta obra…; el misterio en los pequeños cuadrados con grafito y oro
sobre lino, con el pulso manual para reflejar el tiempo transcurrido y el tono
En las obras que expone ahora en la Sala Amós Salvador, el paso dado es
significativo: la voz se hace más firme y dura. Los textos que acompañan a
las piezas pierden tono evocador y se tornan incisivos, rocosos; las obras se
(2009): un muro en ángulo, de azulejos negros sobre los que serigrafía las
modo de susurros, que terminan por desvelarnos que Balanza entra de lleno
mitad del XX. Con Richard Serra, Bruce Nauman, Rebecca Horn, Lawrence
literatura), los sonidos (la música), las voces (la radio), el murmullo (la
reflexión), los ecos (la calle)… hasta adquirir carácter de una nueva
dimensión.
otros medios, por haber hecho un análisis previo de sus elementos, por
haber atravesado una etapa (breve pero intensa) de colage, por coincidir en
volví a dibujar; por decirlo con exactitud, seguí dibujando –es imposible
añade una condición nueva: ser hilo de continuidad, pero también una
acción definida por la lógica. Cuando dibuja, sobre el polvo y los residuos
del taller, las letras del texto que titula la obra, reafirma el carácter especial
en torno a todo gira un orden lógico. Quizá por eso, una obra como Escribir
fotografías, una por cada letra del texto, y no como un vídeo que registre la
acción, su proceso.
acompaña a los retratos fotográficos de los tres artesanos que han realizado
una parte del objeto. “Entre ellos no se conocen”, aclara Balanza, pero el
fotografía son fórmulas, como los juegos de palabras: la aguja con la que
acaba de bordar lógico sobre una camiseta negra simula una i que negaría
propone dos vías principales: medir el vacío entre uno y los objetos, y
dibujo sin fin. La obra es seductora, pero vuelve a contener dos vías. O tres,
en directo. El presente arroja luz sobre el pasado, aunque la acción vista sea
una aparente negación: borrar lo escrito. Como ocurre ante otras obras, no
la segunda, el artista tapa con cinta blanca sus sentidos, antes de tomar un
del arte minimal, una puesta en escena que denota haber entendido bien a
esculturas tienen algo de punto final, de fin de trayecto; por eso parecen
reflexión interior. Sólo al término surge la tentación de oír otras voces, tal
vez susurros, el reflejo del ánimo desde el que nacieron. Y todo para
Miguel Fernández-Cid