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EQUIDAD EN LA EDUCACIÓN
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EQUIDAD EN LA EDUCACIÓN
El objetivo quedó así claro desde el inicio: se trata de garantizar que en el Perú todas
las personas accedan a una educación básica de calidad, como parte de esta igualdad
fundamental a la que aspiramos. Para ello, las escuelas e instituciones educativas, es
decir el sistema educativo debe garantizar resultados educativos de calidad, al margen
de las diferencias y diversidad de los estudiantes.
Ahora bien, para ello es necesario, emprender acciones desiguales, que Manuel Bello
denomina “desigualdades justas”, que provean de recursos y oportunidades
específicas para el aprendizaje a los grupos en mayor desventaja. De otro modo, si
únicamente se ofrecen de manera semejante iguales oportunidades para aprender “a
personas, niños, niñas, adolecentes que son diferentes porque provienen de contextos
y de historias distintas, entonces producen resultados diferentes”. Se de lo que se
denomina políticas de acción positiva o de discriminación positiva, indispensables para
la perspectiva de equidad.
e) Son las escuelas las que tienen que adaptarse al niño y no a la inversa. Un entorno
inclusivo implica que las escuelas transformen o modifiquen sus modos de enseñar,
actuar y organizarse en función de las características e intereses de los estudiantes. Al
respecto la Declaración de 140 países en la Conferencia de la Unesco del 2008
recomienda que sean las culturas y entornos escolares las que se adapten al niño, y
no a la inversa (que tenga ser el niño o niña “diferente” el que se adapte a la escuela).
f) Brechas por superar. Frente a los desafíos anteriores, el Perú afronta una situación
de desigualdad por la cual la mayor parte de los estudiantes de sectores pobres y
rurales se encuentran en desventaja. Manuel Bello recordó que los estudiantes de
estos sectores tienen más dificultades para concluir la educación básica y obtienen
peores resultados en las pruebas de evaluación. Asimismo, en los distintos tipos de
escuelas, que incluyen escuelas de élite o escuelas comunitarias, la segregación es la
segunda variable en importancia que explica el fracaso escolar.
El nexo entre calidad como derecho y equidad es entonces indisoluble. El Estado y las
escuelas deben proveer a todos los estudiantes de una educación de calidad. Es
derecho de cada estudiante acceder a ella, al margen de sus diferencias.
Pero ¿Qué es una educación de calidad? ¿Qué es lo que las escuelas deben ofrecer y
garantizar? Se hace necesario precisar esto de manera previa.
Ahora bien, desde nuestro punto de vista, vale la pena acotar que la calidad educativa
implica que los aprendizajes tienen sentido en la medida en que. Amartya Sen señala
al respecto, que el desarrollo de capacidades consiste en las posibilidades de acceso
a las oportunidades que se requieren para alcanzar un nivel de realización plena, es
decir para conseguir “bienestar” (núcleo del concepto de desarrollo humano). Esto
significa tomar en cuenta dos cosas:
a) Es preciso preguntarse por las oportunidades reales o capacidades que tienen los
estudiantes de usar o transformar recursos para alcanzar desarrollo pleno.
Precisamente las escuelas y el sistema educativo pueden contribuir, desde la
responsabilidad que les toca, a generar esas oportunidades.
Inés Aguerrondo manifiesta que ha sido un error trabajar con una definición demasiado
simplificada y muy parcial de una idea muy abarcante cono la calidad educativa, que la
define restrictivamente y “la transforma en una medición, para lo cual se la inscribe en
un marco puntual casi positivista, muchas veces hasta conductista”. Esta concepción
reduccionista junta dos aspectos: la “mejor educación” y “la gestión y administración”
de la misma: (¿cómo se da eso a todos?). La eficiencia tiene que ver con las dos
cosas, es un sistema educativo eficiente es el que da la mejor educación que se puede
a la mayor cantidad de gente”34. Se requiere pasar de una definición instrumental de
la calidad educativa a una sustantiva, que integre la dimensión de eficiencia a su
interior, en un marco mayor y significativo en términos de la finalidad de la educación.
Los resultados educativos deben pues ser enriquecidos y vistos en sentido amplio,
incluyendo las capacidades (resignificadas) que adquieren los estudiantes para lograr
su realización humana integral, e incorporando asimismo las dimensiones de
autoestima, cultura e integración ciudadana.
El Diseño Curricular Nacional (DCN) tiene el mismo enfoque de integralidad: “El DCN
de la Educación Básica Regular tiene una perspectiva humanista y moderna, toma en
cuenta la centralidad de la persona, considera la diversidad de nuestro país, las
tendencias pedagógicas actuales y los avances incesantes del conocimiento, la
ciencia y la tecnología”… ”Principio de integralidad de los aprendizajes: Los
aprendizajes deben abarcar el desarrollo integral de los estudiantes, de acuerdo con
las características individuales de cada persona. Por ello, se debe propiciar la
consolidación de las capacidades adquiridas por los estudiantes en su vida cotidiana y
el desarrollo de nuevas capacidades a través de todas las áreas del currículo36.
Tal como se observa, el concepto de calidad educativa en sentido amplio termina incluyendo y
enlazándose estrechamente a la dimensión de equidad. En dos sentidos:
a) Por una parte, para que los estudiantes desarrollen oportunidades de realización
plena, se requieren niveles de inclusión e integración de todos y cada uno en función
de sus características, necesidades, ritmos e intereses particulares.
b) Por otra parte, a nivel de los objetivos y finalidades, hay que considerar que la
finalidad de la educación no se reduce al rendimiento escolar en las capacidades
básicas, sino que incluye la contribución de la educación a la formación de una
sociedad democrática, justa e inclusiva. Los estudiantes deben ser formados para
contribuir y participar de esa construcción.