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Ciclo vital y envejecimiento.

Una etapa para reflexionar.

A lo largo de nuestras vidas nos damos cuenta que algunas personas sobresalen

más que otras, ya sea por su nivel académico, posición social o hasta acciones de

suerte, resaltando ante el resto de la sociedad.

Algunas de estas se sumergen en el ámbito académico, laboral y las relaciones o

encuentros sociales, tan de lleno que llegan a dejar a un lado actividades esenciales

como la buena alimentación, la actividad física, la familia, la recreación y otras

actividades que enriquecen la última etapa del ciclo de vida; otras por su parte

dividen su tiempo entre las actividades sociales y personales, equilibrando su

calidad de vida y enfocándola a un envejecimiento ideal y exitoso.

Una cantidad considerable de trabajos ha identificado tres componentes

principales del envejecimiento exitoso: 1) evitación de la enfermedad o de la

discapacidad relacionada con la enfermedad, 2) el mantenimiento de un

elevado funcionamiento físico y cognoscitivo, y 3) la participación constante

en actividades sociales y productivas (actividades remuneradas o no, que

crean valor social). (Rowe y Kahn como se citó en Papalia, Wendkos, Duskin,

2010, p.591). De igual forma y no menos importante el bienestar subjetivo y

la satisfacción con la vida (Jopp y Smith como se citó en Papalia, Wendkos,

Duskin, 2010, p.591).


Por lo anterior cabe resaltar que durante mi ciclo de vida he atravesado por varios

cambios importantes.

Durante mi primera infancia estuve siempre acompañada por un núcleo familiar

conformado por mi padre, mi madre y mi hermano, no tuve ninguna carencia

económica, por lo que cabe deducir que tuve una alimentación saludable y un

crecimiento de acuerdo a todas las recomendaciones pediátricas, aunque recibía

frecuentemente atenciones médicas por quebrantos de salud relacionados con

alergias.

Sin embargo durante el inicio de mi infancia los quebrantos de salud por alergias

desaparecieron cuando me mudé junto con mi familia a otra ciudad, que al parecer

contribuyó al desarrollo de defensas ante los patógenos causantes de las

reacciones alérgicas. A mitad de esta etapa de mi vida tuve que vivir la separación

de mis padres, lo cual complicó la estabilidad económica de la familia y las

comodidades fueron disminuyendo, así como la calidad de estudio y alimentos,

también los resentimientos hacia mi padre, puesto que tuvimos que iniciar una vida

diferente a causa de deudas y pocas oportunidades de empleo para mi madre.

Durante mi adolescencia a pesar del cambio brusco de vida socioeconómica que

tuvo mi familia, me destacaba en el colegio, obtenía buenas notas porque desde

entonces tuve en mi mente mejorar la condición de vida de mi familia. Comencé a

estudiar mi carrera técnica en salud ocupacional y otros cursos más que realizaba

en mis tiempos libres, trataba de mantener siempre mi mente activa, hasta llevaba

a cabo rutina de ejercicios durante la tarde de algunos días a la semana.


A los 18 años conseguí mi primer empleo (pasantía), desde entonces pude poner

mi granito de arena para mantener económicamente mi hogar, aunque fue un primer

empleo no tan bien remunerado, pude obtener las bases necesarias para ir

escalando hasta donde estoy ahora, aunque aún no sacie mis expectativas y mi

necesidad de cada día aprender mucho más, sigo en la lucha diaria, hoy en día

pudiendo terminar mi carrera profesional de seguridad y salud en el trabajo y

satisfaciendo las necesidades de mi hogar.

Sin embargo he dejado a un lado mi salud, puesto que la mayoría de veces me

concentro más de ocho horas del día en actividades del trabajo y el estudio,

postergando la actividad física, las actividades recreativas y sociales y

alimentándome irregularmente. Siento que en ocasiones presento síntomas que me

indican que debo modificar mi ritmo de vida, ultimadamente he subido de peso

rápidamente y con tan solo 22 años de edad y he llegado a un índice de masa

corporal de sobrepeso.

Retomando la cita anterior puedo decir que ante ello me siento identificada y he

venido planificando un mejor futuro en cuanto a ejecutar de nuevo las actividades

que he dejado atrás. En los últimos días me he propuesto mejorar mi alimentación,

disminuyendo el consumo de grasas, azucares y harinas, acompañado de una

rutina de ejercicios.

Así mismo llevar a cabo la planificación de las actividades laborales que hoy ocupan

mi tiempo social y familiar; de manera que se reduzca totalmente su ejecución

dentro del tiempo destinado para mis seres queridos, para consolidar relaciones

más cercanas y evitar un envejecimiento lleno de soledad.


Hoy veo que mi última etapa del ciclo de vida puede estar caracterizada como una

vejez poco exitosa, pero sé que con la actitud de emprendimiento que me

caracteriza lograré llegar a una vejez activa y ser el ejemplo de mis futuras

generaciones.

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