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A PROPOSITO DEL DIA DEL ABOGADO, DE LAS

INSTITUCIONES Y DE LA REPUBLICA...

Hace pocos días se ha conmemorado el DIA DEL

ABOGADO, en nuestro país (29 de Agosto).

Tengo el convencimiento de que los Abogados, sea desde la

función judicial, sea desde la actividad privada, debemos

asumir un rol protagónico fundamental en los tiempos en

que vivimos.

Nos toca transitar por un escenario en el que se ha

instalado un descrédito progresivo de las instituciones; en

el que, de tanto usar ciertas palabras, se han vaciado de

contenido; en el que el reclamo por el reclamo mismo ha

hecho perder de vista la jerarquía de los derechos y al

pretender colocarlos en la misma línea, pareciera que todo

debe ceder ante todo; en el que se ha generalizado el caos

en las estructuras, las que tampoco respetan sus jerarquías,

distorsionado a su vez su funcionamiento..


Y todo esto - por supuesto-, a pesar de nuestra

permanente invocación a la Justicia, que tanto decimos

defender.

Se elaboran proyectos, se vierten ríos de tinta, se

estudian,- o no se estudian-; se analizan,- o no se analizan,

se votan, se promulgan – o se vetan-.

Completa el marco en el que estamos inmersos, una

farragosa información, en ocasiones una mala o defectuosa

información, a veces desinformación, a veces verdades a

medias, que- intencionadas o no – constituyen un aporte

más a la confusión general.

En este contexto, no es difícil comprender por qué

nuestra sociedad reacciona espasmódicamente, o se

mantiene adormecida, y de esta forma, corremos el riesgo

de que lenta y casi imperceptiblemente, estemos

socavando - o permitiendo socavar- las bases del sistema y

que se pierda la fe en él.


Porque... el mero examen descriptivo de las

normas no es suficiente para conocer y mejorar el sistema.

Sólo mediante la percepción del sistema en su realidad

concreta, en la actitud práctica de quienes estamos

inmersos en él, en las acciones y reacciones operantes en

el seno de la sociedad, podemos tomar contacto real con

los problemas y lo que es más importante, con las

perspectivas de su solución; porque el manejo de las

abstracciones y los conceptos no basta para influir a fin de

que las instituciones y su práctica, evolucionen en un

sentido positivo y no al revés.

La experiencia revela que en ocasiones, adoptando un

sistema por convencimiento de sus ventajas,

teóricamente definidas, terminamos en la práctica,

adosándole los inconvenientes del que hemos

desechado.

Los cambios que debemos producir no pueden ser sólo

preparados por la ley.


El sistema no funciona si los implicados en él no

compartimos sus objetivos y no participamos del

esfuerzo en que hemos consentido.

De aquí la importancia de contribuir a despertar una

conciencia social activa que revierta esta tendencia actual,

y recupere los principios básicos de la República. Que

comience por fomentar el respeto por los derechos

esenciales del hombre, y comprender que el apego a la

justicia y al orden, representa el verdadero resguardo de

las garantías fundamentales.

Si estamos trabajando para la intitucionalidad, la

actitud mental también debe ser tendiente a ella y

para que esta actitud surta efectos, deberá ser

asumida públicamente y sin ambigüedades.

Asumir esta actitud significa dejar de lado la cultura de

la confrontación y trabajar para el funcionamiento del

sistema en equilibrio y recíproco control, ejerciendo

nuestra función en plenitud.


Desde este punto de vista, la participación de los

Abogados es fundamental, para revertir el

distanciamiento entre las instituciones y la sociedad.

Trabajar a partir de una noción clara de República,

definida y proyectada en el tiempo – no coyuntural- merece

el esfuerzo que demanda. Por el contrario, la falta de

claridad o la falta de definición, fomenta la contradicción

entre proyectos, desalienta su estudio,y en el mejor de los

casos... dilapida tiempo y esfuerzo para nada.

Decía al respecto Jean Monnet, impulsor del

Mercado Común Europeo: “... unir a los hombres, resolver

los problemas que los dividen, hacerles ver su interés

común, porque aunque nada es posible sin los hombres,

nada es duradero sin las instituciones”.

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