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¿Alguna vez has escuchado qué se dice de las y los adolescentes? El abanico de respuestas
también resulta un amplio catálogo de nociones que los consideran “personas que se creen grandes”,
pero aún “sin experiencia”, que “no son niños, pero tampoco son adultos”, que están “en la edad de
la punzada” o que buscan “retar a la autoridad” o que “no saben lo que quieren” y por eso no tienen
razón.
Para comprender la construcción de estas ideas asociadas a la niñez y adolescencia es importante
conocer la historia detrás de estas concepciones, puesto que, en ellas se exponen los contextos
sociales, culturales, políticos y económicos en los cuales se han construido las nociones de quiénes
son las niñas, niños y adolescentes (NNA).
A continuación, revisa las siguientes etapas históricas que desde el pensamiento de occidente y la
perspectiva del Estado moderno reflejan algunas de las diferentes nociones de la niñez y la
adolescencia.
Fuente: Elaboración SIPINNA con base en Cusiánovich, A. (1994), Niño y adolescente: enfoques y
contexto, Rädda Barnen, Perú; Imhoff, D. et.al (2012) “Pensar la participación sociopolítica infantil a
partir de los paradigmas de infancia”; Corona, Y. & Morfín, M. (2001) Diálogo de saberes sobre
participación infantil
En la antigüedad, “la niñez” no era considerada como una etapa de la vida, es por ello que era común
que las niñas y niños tuvieran una esperanza corta de vida, pues, la inexistencia de instituciones
especializadas para su atención y formación, así como las prácticas de infanticidio, formaban parte
de las condiciones sociales que limitaban su desarrollo. En caso de que lograrán sobrevivir,
desempeñaban trabajos como personas adultas (Cusiánovich, 1994).
Respecto a la adolescencia desde el siglo XVI, hasta el siglo XIX esta etapa se contemplaba como
parte de la niñez, es por ello que, el registro histórico de “la adolescencia” es escaso y algunas
referencias se remontan a la antigua Grecia.
Fuente: artmirrorsart.wordpress.com (2011) Oleo original Las meninas por Diego Velázquez.
(Consulta con fines educativos, de difusión y no lucrativos, los cuales pertenecen a sus
creadores/as.)
Del siglo XVII al XX. La niñez como seres incapaces, inferiores, menores
A partir del siglo XVII, surge el descubrimiento de la niñez como categoría distinta a las personas
adultas. Esta categoría asignaba una carga de desvalorización, dependencia, alienación y debilidad
de la niñez y la adolescencia.
Durante este siglo, se hace visible la problemática de la niñez en situación de pobreza o de calle y
se les consideraban como personas débiles en una “situación irregular”, de ahí la importancia de que
fueran tutelados y protegidos.
La atención a la niñez se basaba en la perspectiva que tenían las instituciones religiosas sobre la
caridad. Este tipo de intervención trataba de generar sentimientos de culpa en la sociedad para que
las personas reconocieran a la niñez como una etapa específica de la vida que necesitaba ser
protegida por ser vulnerable bajo la idea de que “no pueden, no saben o no son capaces” (Salinas,
2005).
En el siglo XX la niñez y adolescencia eran consideradas como etapas con características peculiares,
exclusivas y de mayor importancia en el desarrollo de la persona, esto se debió a los avances
importantes de diversas disciplinas como la salud, la psicología, educación, trabajo social y el ámbito
legal; sin embargo, la visión de la niñez seguía siendo relacionada a la inmadurez física y mental en
comparación con la adultez. Mientras que la adolescencia ha tenido su propia historia y su
conceptualización teórica, ya que, se ha construido a partir de nociones sociales y culturales
asociadas a la preparación para la vida adulta y las características generales de cambio físico y
conductual que se le asocian.
A continuación, se presenta una línea del tiempo que te ayudará a visualizar algunas de las
Declaraciones y Convenciones que permitieron un cambio dentro de la percepción de NNA y
aseguraban su protección y goce de derechos humanos:
Fuente: SIPINNA
A principios del siglo XX y con el término de la Primera Guerra Mundial se crea la Declaración de
Ginebra sobre los Derechos del Niño (1924). Esta declaración reconoce y afirma por primera vez la
existencia de los derechos para niñas y niños, tomando como principal eje, la responsabilidad de las
personas adultas hacia ellos y ellas disponiendo de medios para su desarrollo material y moral.
“Por la presente Declaración de los Derechos del Niño, llamada Declaración de Ginebra, los
hombres, mujeres de todas las naciones, reconociendo que la humanidad debe dar al niño lo mejor
de sí misma, declaran y aceptan como deber, por encima de toda consideración de raza,
nacionalidad, o creencia que:
1. El niño debe ser puesto en condiciones de desarrollo normalmente desde el punto de vista material
y espiritual.
2. El niño hambriento debe ser alimentado; el niño enfermo debe ser atendido; el niño deficiente
debe ser ayudado: el niño desadaptado debe ser reeducado; el huérfano y al abandonado debe ser
recogido y ayudados.
4. El niño debe ser puesto en condiciones de ganarse la vida y debe ser protegido de cualquier
explotación.
5. El niño debe ser educado inculcándoles el sentimiento del deber que tiene de poner sus mejores
cualidades al servicio del prójimo”. (Declaración de Ginebra 1924).
Fuente: SIPINNA
Principio 2. Derecho a una protección especial para que puedan crecer física, mental y socialmente
sanos y libres.
Principio 5. Derecho a educación y atenciones especiales para los niños física o mentalmente
disminuidos.
Principio 10. Derecho a recibir una educación que fomente la solidaridad, la amistad y la justicia entre
todo el mundo.
Estos principios fueron tan famosos y se adoptaron tan bien por las naciones, que incluso Joaquín
Salvador Lavado, mejor conocido como Quino, en 1979 los ilustró con Mafalda y sus amigos y
amigas:
Como se puede notar en los principios de 1959, la visión del niño y la niña se relacionaba con
estadios del desarrollo físico y mental, faltaban muchos derechos más y legalmente no tenía un
carácter obligatorio.
Fuente: SIPINNA
Fuente: SIPINNA
Se ha mencionado que en el siglo XX se transformó poco a poco la visión sobre la niñez. Uno de los
acontecimientos que detona la importancia de brindar protección a la niñez y adolescencia surge tras
la Primera Guerra Mundial, pues en este periodo millones de niñas, niños y adolescentes quedaron
en situación de hambruna, huérfanos, refugiados o desplazados. Como respuesta a este
acontecimiento, diversas organizaciones sociales realizaron acciones, como la recaudación de
fondos y alimentos para atender a NNA víctimas de la Guerra, y aunque dichas acciones no fueron
suficientes, un logro importante fue superar los pensamientos filantrópicos y de caridad, dando pauta
al impulso del reconocimiento institucional de los Derechos del Niño.
Diez años de negociaciones transcurrieron cuando por fin se logró aprobar el texto final de la
Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) el 20 de noviembre de 1989, cuyo cumplimiento era
obligatorio para todos los países que la ratificasen (UNICEF, consultado en junio de 2017). La
convención es un tratado internacional que reconoce los derechos humanos de niñas, niños y
adolescentes, definidos como personas.A continuación, ve el siguiente video para saber más acerca
de esta Convención:
¿Qué es la Convención sobre los Derechos de la Niñez (CDN)?
(Consulta con fines educativos, de difusión y no lucrativos, los cuales pertenecen a sus
creadores/as).
1. Principio de No discriminación: El Art. 2 de la CDN establece que los Estados Parte, entre ellos
México, tienen la obligación de respetar el ejercicio de los derechos de la niñez y adolescencia que
se estipulan en la Convención, sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política,
origen nacional, étnico o social, así como por las condiciones económicas, impedimentos físicos, el
nacimiento, o cualquier otra condición de la persona.
Un niño, fue expulsado de una escuela por llevar el cabello largo, bajo el argumento de que incumple
el reglamento escolar.
2. Principio del Interés Superior del Niño: El Art. 3 de la CDN hace referencia a todas las medidas
concernientes a niñas, niños y adolescentes que tomen las instituciones públicas o privadas de
bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una
consideración primordial a que se atenderá será el Interés Superior del Niño.“Los Estados Partes se
comprometen a asegurar al niño la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar,
teniendo en cuenta los derechos y deberes de sus padres, tutores u otras personas responsables de
él ante la ley y, con ese fin, tomarán todas las medidas legislativas y administrativas
adecuadas”.(CDN, 1989)
Una niña que se encuentra en un proceso de asignación de custodia, se toma en cuenta su opinión
respecto a la persona con quién quieren vivir.
3. Principio de vida, supervivencia y desarrollo: El Art. 6 de la CDN establece que todo niño tiene el
derecho intrínseco a la vida y que los Estados deben garantizar su supervivencia y su desarrollo.
En casos de emergencia, desastres naturales y conflictos armados niñas, niños y adolescentes
deben ser atendidos prioritariamente antes, durante y después, se debe prevenir la separación
familiar o buscar su reintegración además de la atención integral.
4. Principio de participación: El Art. 12 de la CDN hace alusión al principio de “participación,” como
un derecho a garantizar para que toda persona, en particular la adulta, respete y promueva la
participación de la niñez, incluida la adolescencia, ya que de esa manera también se promueve su
autonomía progresiva, a través de la comunicación de sus opiniones, su sentido de responsabilidad,
identidad y pertenencia social, toma de decisiones, justicia, democracia y equidad con las demás
personas.
En México en 2016 se llevó a cabo un proceso de participación de niñas, niños y adolescentes en el
que se recopilaron opiniones, aportaciones, inquietudes y propuestas para ser integradas en el
primer borrador del Programa Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes
(PRONAPINNA).
“Artículo 1: Para los efectos de la presente Convención, se entiende por niño todo ser humano menor
de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes
la mayoría de edad. Convención de los Derechos del niño (CND).”
Este término fue utilizado para dirigirse a niñas, niños y constantemente era válido aplicarlo en
adolescentes.Posterior a la proclamación de la Convención, el paradigma de la niñez se modifica
vislumbrando una nueva noción de la figura de la niñez y adolescencia como sujetos de derechos,
es decir, personas activas titulares de sus derechos.La Convención reconoce la obligación del
Estado, las instituciones y la participación activa de la sociedad en general para la plena garantía de
derechos de niñas, niños y adolescentes.El derecho a no ser discriminado reitera la garantía que
deben cumplir los diferentes núcleos sociales sobre el ejercicio de los derechos de niñas, niños y
adolescentes; ya que establece que se debe brindar trato igualitario y no restringir dicho ejercicio por
ninguna condición o características identitarias.
Las Convenciones y Declaraciones transforman la conceptualización que se tiene hacia las niñas,
niños y adolescentes y se da un avance en la historia, que marca una diferencia en el contexto de
tal población, teniendo así el primer paso para un enfoque de derechos humanos.Así, todas las
personas desde que nacen son sujetas de derechos y son protagonistas desde el principio de su
vida. Además, la noción de “sujeto de derecho” conceptualizó la vulnerabilidad como algo que
depende del contexto, el cual violenta sus derechos y no como algo natural o normalizado en su
propia condición de edad o identidad.La visión acerca de la niñez y la adolescencia se puede
observar de diferente manera conforme a las sociedades regidas bajo sus tradiciones y costumbres,
las cuales se reflejan en las relaciones familiares, en el tipo de educación y crianza; por ejemplo, en
determinadas sociedades, de niñas, niños y adolescentes a ciertas edades, se les exige asumir
responsabilidades, y se les asigna tareas, que determinan el acceso o negación al ejercicio de sus
derechos.Sin embargo, aunque existen marcos normativos que exhortan y obligan a todas las
autoridades a cambiar la visión y trato hacia las niñas, niños y adolescentes; aún persisten formas
que impiden lograr una completa transformación. Existen términos que hacen referencia a los tipos
de relación que llevan las personas adultas con las niñas, niños y adolescentes. Dichas relaciones
comprenden la percepción y la conducta que se tiene hacia la niñez y la adolescencia, las cuales se
describen a continuación:
Adultocentrismo
Las relaciones entre la niñez y la adolescencia con las personas adultas se han construido como
relaciones históricamente desiguales. Estas se reproducen por medio de prejuicios, estereotipos,
expectativas, roles y tareas que dependen de valores, normas y pautas de cada sociedad, basadas
en el reconocimiento de la superioridad que las personas adultas han impuesto. Pues este factor
identitario se ha establecido como garantía de privilegios, una idea de autoridad y de poder para las
personas adultas que posiciona a niñas, niños y adolescentes en un rol inferior desprovisto de
poder.La construcción de relaciones familiares, comunitarias e institucionales de dominación,
subordinación y discriminación hacia la niñez y la adolescencia, se derivan de la creencia social de
que, a mayor edad, mayor poder. A esta idea se le denomina adultocentrismo, es decir, relaciones
de poder asimétricas que promueven el ejercicio de poder como dominación de las personas adultas
hacia niñas, niños y adolescentes.
Un niño rompe un vaso de vidrio por error, recibe una sanción de parte de la persona adulta (grito,
insultos, castigo o golpes). Si esta persona adulta comete el mismo error, no recibe castigo de parte
del niño e incluso puede asumir que fue un accidente y decir que tiene derecho a equivocarse.
Adultismo
Este concepto se refiere a cualquier comportamiento, acción o lenguaje que limita o pone en duda
las capacidades de la niñez y la adolescencia y que puede generar discriminación por una condición
etaria. (UNICEF, 2013)
Las expresiones adultistas son desiguales en tanto que la edad es un factor identitario por el que se
considera a niñas, niños y adolescentes como personas con menos capacidad, cuando en realidad
sus capacidades se encuentran en desarrollo. Algunos ejemplos son:
El castigo físico hacia niñas y niños se visualiza como algo correctivo, mientras que una agresión
entre personas adultas puede presentar cargos, como una denuncia.
Discriminar a niñas, niños y adolescentes por su edad, tratándoles como objetos que pertenecen a
sus madres y padres, y no como personas.
Estereotipar o poner etiquetas negativas. Cuando se dice que las niñas y los niños son
manipuladores, que los y las adolescentes son irresponsables e irrespetuosos.
Considera los sentimientos y las opiniones de NNA como triviales y algo que puede ignorarse o
cambiarse con presión o chantajes
No incluir a NNA en la toma de decisiones importantes o fingir que se les incluye y al final no tener
en consideración o como algo válido su punto de vista y sus decisiones.
En este sentido, las personas adultas educan a niñas, niños y adolescentes como personas pasivas,
sumisas, obedientes, incapaces de desarrollar cuidados y otras capacidades por sí mismas y “por lo
tanto” necesitadas de protección y cuidado, subordinadas a lo que las personas adultas y las
instituciones puedan pensar y decidir para ellas y ellos, pues persiste la idea de niños, niñas y
adolescentes, como las y los actores del futuro, no como las personas que son en el presente. En
resumen, podrás notar que el adultocentrismo se refiere a la estructura general en la que la sociedad
se ha minimizado a niñas, niños y adolescentes como personas sujetas de derechos, y el adultismo
que se refiere a todas las expresiones verbales, conductuales y simbólicas, a través de las que se
refleja esta estructura.