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Biografías y curiosidades de la historia. Anécdotas desconocidas
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Ebook784 pages14 hours

Biografías y curiosidades de la historia. Anécdotas desconocidas

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En este libro hay biografías de personajes muy conocidos, pero también descubrirán personajes desconocidos fascinantes. He querido recopilar anécdotas y curiosidades de algunos de los acontecimientos más importantes de la historia.

LanguageEspañol
Release dateMar 20, 2023
ISBN9798215453858
Biografías y curiosidades de la historia. Anécdotas desconocidas

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    Biografías y curiosidades de la historia. Anécdotas desconocidas - José carlos De la iglesia Muñoz

    Índice:

    Personajes desconocidos:...........................1

    PERSONAJES CONOCIDOS.....................12

    Anécdotas divertidas de la historia:...............124

    Grandes personajes de la historia de China.......130

    Grandes personajes de la historia de EEUU.......153

    Grandes personajes de la historia de Inglaterra:..192

    Grandes personajes de la historia de España......219

    Curiosidades de la historia.......................264

    Curiosidades del Titanic..........................273

    Grandes acontecimientos de la historia...........288

    Historia de Norteamérica.........................296

    Historia de Egipto:...............................311

    Historia de Colombia.............................325

    Historia de México...............................368

    Historia de la Atlántida...........................373

    Historia de Grecia................................382

    Personajes desconocidos:

    Gonzalo Guerrero:

    Gonzalo Guerrero fue un aventurero y soldado español nacido en la ciudad de Palos de la Frontera, en el año 1470. Se le conoce por ser uno de los primeros europeos que llegó a las costas de América y por su papel en la conquista española de México.

    En 1511, Gonzalo Guerrero formaba parte de la expedición liderada por el conquistador español, Pedro Arias de Ávila, que partió de Panamá hacia el sur para explorar nuevas tierras. Sin embargo, la expedición fue víctima de una tormenta que los llevó a naufragar en las costas de la península de Yucatán.

    Gonzalo Guerrero y otros sobrevivientes del naufragio fueron capturados por los mayas y llevados a su pueblo. Guerrero aprendió rápidamente la lengua maya y se adaptó a su cultura, hasta el punto de adoptar su estilo de vida y casarse con una mujer maya llamada Zazil Ha.

    Gonzalo Guerrero se convirtió en un líder maya y participó en varias batallas contra los españoles. Incluso llegó a luchar contra Hernán Cortés en 1519, quien había llegado a las costas de México para conquistar el territorio. Guerrero murió en combate durante una de estas batallas en el año 1536.

    La historia de Gonzalo Guerrero es importante por varios motivos. En primer lugar, muestra cómo las culturas pueden influenciarse mutuamente y cómo la adaptación a un nuevo entorno puede llevar a la fusión de diferentes culturas. Además, la historia de Gonzalo Guerrero también es un ejemplo de la complejidad de las relaciones entre los conquistadores europeos y las poblaciones indígenas de América.

    James Harrison:

    La aportación a la humanidad de James Harrison (27 de diciembre de 1936) ha sido tan importante para la historia de la medicina como involuntaria. No se trata de un médico ni de un científico, sino de un

    donante. Pero no uno cualquiera: probablemente el donante más importante de la historia de la humanidad, hasta el punto de recibir la Medalla de la Orden de Australia, insignia que da el estado australiano a aquellas personas cuyos servicios merecen una distinción especial.

    La inusual composición de su plasma sanguíneo ha sido aprovechada para fabricar un tratamiento para la enfermedad de Rhesus, un trastorno sanguíneo en la que una madre produce anticuerpos durante el embarazo que atacan los glóbulos rojos de su propio feto. Su sangre contiene un anticuerpo inusualmente fuerte y persistente llamado inmunoglobulina RHo (D) que se usa para evitar una respuesta inmune al tipo sanguíneo Rh positivo en las personas con el tipo sanguíneo Rh negativo. La singularidad de su sangre se consideró tan importante que su vida se aseguró por un millón de dólares tras el descubrimiento.

    Harrison ha realizado más de 1.000 donaciones a lo largo de su vida, y se estima que ha ayudado a que más de dos millones de bebes nonatos no adquieran esta enfermedad. Las investigaciones basadas en su plasma sanguíneo posibilitaron en la creación de fármacos derivados que se han administrado como tratamiento a una de cada diez mujeres embarazadas cuya sangre potencialmente podría ser incompatible con la de sus hijos.

    Grace Murray Hopper:

    Matemática e informática (1906 New York, 1992 Arlington, Virginia, EEUU)

    Grace Murray Hopper nació el 9 de diciembre de 1906, en Nueva York, y murió en Arlington, Virginia (USA) el 1 de enero de 1992. Grace Hopper fue un distinguido oficial de la marina estadounidense y una destacada científica computacional. Hopper fue uno de los programadores del primer gran ordenador, el Mark I. Su trabajo dió lugar al primer lenguaje compilador para ordenadores. También trabajó en el desarrolo del COBOL, uno de los primeros lenguajes de programación.

    Acuñó el término bug (chinche, bicho) para referirse a un error de programación, cuando descubrió una pequeña mariposa dentro de los circuitos que hacía cometer errores de ejecución. En 1973, aunque en la

    reserva, fue la primera mujer en llegar a capitán de navío de la marina estadounidense.

    Aunque ya estaba retirada, fue llamada de nuevo al servicio activo de la marina en 1967. En 1983, fue nombrada Rear Admiral, y cuando de nuevo se retiró en agosto de 1986, era el oficial más viejo en activo de EEUU. Después de su retiro trabajó como consejero de la Digital Equipment Corporation hasta su muerte.

    En 1969, recibió la distinción de Man of the Year de la Data Processing Management Association. Después de 40 años de trabajo pionero con ordenadores, Hopper decía que su mayor contribución había sido entrenar a muchos jóvenes.

    Grace Brewster Murray se graduó en la universidad de Vassar, con un B.A. en matemáticas en 1928 y trabajó bajo la dirección del algebrista Oystein Ore en Yale para su M.A., en 1930, y su Ph.D. (tesis doctoral) en 1934.

    Se casó en 1930, con Vincent Foster Hopper, un educador, y comenzó a trabajar enseñando matemáticas en Vassar en 1931. Consiguió el nombramiento de profesor asociado en 1941 cuando ganó una beca para estudiar en el New York University's Courant Institute for Mathematics.

    Hopper procedía de una familia con tradición militar, así renunció a su puesto en la universidad de Vassar para entrar en la Navy WAVES (Women Accepted for Voluntary Emergency Service) en diciembre de 1943. Fue nombrada teniente en julio de 1944 y destinada al Bureau of Ordenance Computation Project de la Harvard University, fue la tercera persona en unirse al equipo de investigación del profesor y teniente de la reserva naval Howard H. Aiken. El primer trabajo con la Mark I (ordenador electromecánico) fue calcular los coeficientes del desarrolo en serie del arco coseno.

    Hopper pronto aprendió a programar esa máquina, escribiendo un manual de 500 páginas en el cual estableció los principios fundamentales de la programación de ordenadores. Al final de la segunda guerra mundial, en 1945, Hopper estaba trabajando en la Mark II. Sin hijos, se divorció ese año. Aunque siguió utilizando el apellido de casada. Poco

    después fue nombrada investigador de la universidad de Harvard, y en 1949 entró en el equipo de la recién creada Eckert-Mauchly Corporation.

    A partir de entonces, siempre tuvo dos trabajos simultáneos. Permaneció asociada con la Eckert-Mauchly y sus sucesoras (Remington-Rand, Sperry-Rand, and Univac) hasta su retiro oficial en 1971. Simultaneó su trabajo entre la institución militar, la industria privada, negocios privados y trabajo académico. En diciembre de 1983, fue nombrada commodore en una ceremonia en la Casa Blanca. Dos años más tarde fue nombrada almirante de la marina.

    Fue uno de los primeros ingenieros de software y, realmente, uno de los más ha influido en el desarrolo del mundo de la computación. Quizás su contribución más conocida sea la invención del compilador, un programa intermedio que traduce instrucciones del lenguaje natural (inglés) al lenguaje interno (instrucciones de código máquina).

    Según dijo, lo diseñó porque era perezosa y pretendía con eso que el programador volviera a ser matemático. Su trabajo implicó e impulsó un enorme desarrollo: subrutinas, formulas de traducción, direcciones relativas, cargador de enlaces, optimización de código, e incluso manipulación simbólica del tipo que actualmente hacen Mathematica o Maple.

    Al final de su vida estaba orgullosa del servicio prestado a su país. Por ello, fue enterrada con honores en el cementerio nacional militar de Arlington el 7 de enero de 1992.

    Clair Cameron Patterson:

    Patterson (1922-1995) fue un geoquímico estadounidense cuya contribución más conocida fue calcular la edad de nuestro planeta -4.550 millones de años-, algo que nadie había sido capaz de hacer con exactitud hasta entonces. Su cálculo, establecido en 1956, sigue vigente a día de hoy. Pero la contribución más importante de Patterson es mucho más desconocida: el descubrimiento de que el plomo usado como aditivo en el combustible era tóxico para el ser humano. En 1965, Patterson publicó Entornos contaminados y naturales del hombre, en el que alerta sobre el aumento de la concentración de plomo en el medio ambiente y en la cadena alimenticia. Patterson creía firmemente que la causa del aumento de la concentración de plomo se debía al uso que el

    ser humano hacía de él, por lo que se convirtió en el más firme opositor a la utilización de este elemento en la elaboración de combustibles, siendo perseguido por ello por las multinacionales que lo trataban y comercializaban. Gracias a sus esfuerzos, se aprobó en 1970 la Ley de Aire Limpio estadounidense.En 1978 redactó un informe que indicaba que la aplicación del control y de las medidas contra la contaminación por plomo y otros contaminantes debía comenzar inmediatamente, incluyendo a la gasolina, los envases de alimentos, pinturas, esmaltes y sistemas de distribución de agua. Treinta años más tarde la mayoría son aceptadas universalmente, y es gracias a él que los combustibles actuales se producen sin plomo.

    Ignaz Philipp Semmelweis:

    Ignaz Philipp Semmelweis, nacido el 1 de julio de 1818 en Buda, Hungría, Imperio austríaco (ahora Budapest, Hungría) fue un médico húngaro-alemán que descubrió la causa de la fiebre puerperal (puerperio) e introdujo la antisepsia en la práctica médica.

    Semmelweis estudió en las universidades de Viena y Pest, recibió su título de médico de Viena en 1844 y fue nombrado asistente de obstetricia clínica en Viena. Pronto comenzó a interesarse en el problema de la infección puerperalun flagelo en las maternidades en toda Europa. Aunque la mayoría de las mujeres daban a luz en casa, las que debían hospitalizarse debido a la pobreza, la ilegitimidad, o complicaciones obstétricas, enfrentaban tasas de mortalidad de un 25-30 por ciento. Algunos pensaban que la infección era inducida por el hacinamiento, la mala ventilación, el inicio de la lactancia, o miasma. Semmelweis procedió a investigar su causa a pesar de las fuertes objeciones de su jefe que, al igual que otros médicos continentales, sostenía la idea de que la enfermedad era imposible de prevenir.

    Semmelweis observó que, entre las mujeres que se encontraban en la primera sección de la clínica, el tasa de mortalidad por fiebre puerperal era dos o tres veces más alta que entre las de la segunda sección, aunque las dos secciones eran idénticas, con la excepción de que en la primera se enseñaba a los estudiantes y en la segunda a las parteras. Se planteó la tesis de que tal vez los estudiantes transmitían algo a las pacientes que examinaban. La muerte de un amigo por una infección en una herida,

    ocurrida durante el examen de una mujer que murió de infección puerperal y la similitud de los resultados en los dos casos, dieron sustento a su razonamiento. Llegó a la conclusión de que los estudiantes que iban directamente de la sala de disección a la sala de maternidad llevaban la infección, de las madres que habían muerto de la enfermedad, a las madres sanas. Se ordenó a los estudiantes que se lavaran las manos en una solución de cloruro de cal antes de cada examen.

    Bajo estos procedimientos, las tasas de mortalidad en la primera sección se redujeron de 18,27 a 1,27 por ciento, y en marzo y agosto de 1848 ninguna mujer murió en el parto en esa sección. Los médicos más jóvenes de Viena reconocieron la importancia del descubrimiento de Semmelweis y le dieron toda la ayuda posible. Su superior, por el contrario, era crítico,no porque quisiera oponerse a él, sino porque no podía entender el concepto.

    En el año 1848 una revolución político- liberal barrió Europa, y Semmelweis participó en los eventos en Viena. Después de que la revolución fuera sofocada, Semmelweis descubrió que sus actividades políticas habían aumentado los obstáculos a su labor profesional. En 1849 fue eliminado de su puesto en la clínica. Se postuló para un puesto de profesor de obstetricia en la universidad, pero fue rechazado. Poco después, dio una exitosa conferencia en la Sociedad Médica de Viena, titulada El origen de la fiebre puerperal. Al mismo tiempo, se postuló una vez más para el puesto de profesor pero, a pesar de recibirlo, había restricciones vinculadas al cargo que consideraba humillantes. Dejó Viena y regresó a Pest en 1850.

    Trabajó durante los siguientes seis años en el Hospital St. Rochus de Pest. Una epidemia de fiebre puerperal había estallado en el departamento de obstetricia, y, a petición suya, Semmelweis fue puesto a cargo del departamento. Sus medidas redujeron rápidamente la tasa de mortalidad, y en sus años allí promediaron sólo el 0,85 por ciento. En Praga y Viena, mientras tanto, la tasa todavía era del 10 al 15 por ciento.

    En 1855 fue nombrado profesor de obstetricia en la Universidad de Pest. Se casó, tuvo cinco hijos, y desarrolló su práctica privada. Sus ideas fueron aceptadas en Hungría, y el gobierno difundió una circular a todas las autoridades del distrito, ordenando la introducción de los métodos profilácticos de Semmelweis. En 1857 rechazó la cátedra de obstetricia

    en la Universidad de Zurich. Viena se mantuvo hostil hacia él, y el editor de la Wiener Medizinische Wochenschrift escribió que era hora de dejar la tontería de lavarse las manos con cloro.

    En 1861 Semmelweis publicó su obra principal, Die Ätiologie, der Begriff und die Profilaxis des Kindbettfiebers (La etiología, concepto y profilaxis de la fiebre puerperal). Envió el trabajo a todos los obstetras prominentes y sociedades médicas en el extranjero, pero la reacción general fue adversa. El peso de la autoridad se puso en contra de sus enseñanzas. Dirigió varias cartas abiertas a profesores de medicina en otros países, pero con pocos resultados. En una conferencia de médicos alemanes y científicos naturales, la mayoría de los oradores, incluyendo el patólogo Rudolf Virchow, rechazaron su doctrina. Los años de controversia socavaron gradualmente su espíritu. En 1865 sufrió una crisis y fue trasladado a un hospital psiquiátrico, donde murió. Irónicamente, su enfermedad y la muerte fueron causadas por la infección de una herida en su mano derecha, al parecer resultado de una operación que había realizado antes de caer enfermo. Murió de la misma enfermedad contra la que había luchado toda su vida profesional.

    Maurice Hilleman:

    Fue un microbiólogo estadounidense que se especializó en vacunología y logró desarrollar más de 36 vacunas distintas. Creó ocho de las 14 vacunas distintas que usualmente se suministran a las personas, las cuales son de sarampión, paperas, hepatitis A, hepatitis B, varicela, meningitis, neumonía y Haemophilus iinfluenzae Se le atribuye haber salvado más vidas que cualquier otro científico del siglo XX.

    Hilleman nació en una granja cerca del palacio de los Momos, Montana, fue el octavo hijo de Anna y Gustavo Hillemann. Su hermana gemela murió al nacer, su madre murió dos días después. Fue criado cerca de la casa de su tío Robert Hilleman y durante su juventud trabajó en la granja familiar. Parte de su éxito se le atribuye a su trabajo con gallinas durante su juventud, pues sus huevos suelen ser usados para desarrollar vacunas basadas en virus debilitados.

    Su familia pertenecía al Sínodo de la iglesia luterana de Misuri y cuando estaba en octavo grado fue descubierto leyendo El origen de las especies de Charles Darwin, lectura prohibida por su religión, la cual

    posteriormente decidió rechazar Gracias al apoyo de su hermano mayor y de varias becas, Hilleman pudo asistir a la Universidad estatal de Montana donde se graduó con la más alta calificación de su grupo. Ganó una beca en la Universidad de Chicago, de la cual se graduó en 1941 con un doctorado en microbiología.

    Entró a trabajar en ER Squibb & Sons, actualmente Bristol-Myers Squibb, donde desarrolló una vacuna contra la encefalitis japonesa, la cual afectaba a los soldados estadounidenses que luchaban en el frente del pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Fue jefe del departamento de enfermedades respiratorias del Centro médico militar, actual Centro de investigación del ejército Walter Reed, mientras ocupaba este puesto descubrió los cambios genéticos producidos cuando el virus de la influenza muta, conocido como deriva genética. Esto permitió que él junto a un colega descubrieran, tras más de nueve días de investigación, un brote de gripe en Hong Kong que pudo convertirse en pandemia. Se prepararon cuarenta millones de dosis de la vacuna, a pesar de ello fallecieron 69 000 estadounidenses. Hilleman fue galardonado con la medalla al servicio distinguido por este logro.

    En 1957 empezó a trabajar con Merck & Co. al frente de su nuevo departamento de virología y biología celular en West Point, Pensilvania. Mientras trabajaba con Merck desarrolló la mayor parte las vacunas que se le atribuyen. En marzo de 1963 su hija Jeryl Lynn se enfermó de paperas, y a partir de un cultivo del virus Hilleman desarrolló una vacuna. La cepa de la vacuna aún se utiliza para la vacuna triple vírica.[5]

    En 1981 fue autorizada en Estados Unidos el uso de una vacuna contra la Hepatitis B desarrollada por Hillman y su equipo mediante un tratamiento con pepsina, urea y formaldehído. La vacuna fue retirada en 1986 en favor de una producida con levadura. En 2003 la vacuna se utilizaba en 150 países y la incidencia de la enfermedad en Estados Unidos había disminuido un 95%. Hilleman consideró esta vacuna como su mayor logro.

    Hilleman fue una de las primeras personas en considerar que los virus que habitaban en los simios podrían contaminar las vacunas. El más conocido fue el papovirus SV-40, el cual era un contaminante viral dentro de la vacuna de la poliomielitis, su descubrimiento causó la

    retirada de la vacuna desarrollada por Salk en 1961 y su sustitución por la desarrollada por Albert Sabin.

    Sirvió en múltiples juntas y comités, tanto académicos como gubernamentales y privados, incluyendo al programa de investigación del National Institutes of Health en su programa de investigación del Sida y al Comité asesor sobre prácticas de inmunización del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias. Posteriormente fue asesor de la Organización Mundial de la Salud. Hilleman se retiró de su trabajo como vicepresidente de los laboratorios de investigación de Merck en 1984 debido a la política de jubilación obligatoria a los 65 años. Él dirigió el recién creado instituto de vacunología de Merck durante los próximos veinte años.

    Hilleman murió el 11 de abril de 2005 en la ciudad de Filadelfia, a la edad de 85 años. Fue profesor adjunto de Pediatría de la Universidad de Pensilvania.

    Vasili Arkhipov y Stanislav Petrov:

    Poco nos sonarán estos nombres, sin embargo, gracias a su criterio y determinación salvaron a la humanidad del desastre nuclear en dos situaciones críticas en la Guerra Fría separadas en el tiempo. Se puede decir que gracias a estos dos hombres, hoy podemos leer estas líneas. Arkhipov (1926-1998) fue un oficial de la marina soviética que impidió el lanzamiento de un torpedo nuclear y la consecuente guerra nuclear durante la Crisis de los Misiles de Cuba en 1962. Un grupo de destructores norteamericanos atraparon al submarino B-59 en el que se hallaba Arkhipov. Para forzarlo a subir a flote, lanzaron varias cargas de profundidad que provocaron un apagón del sistema eléctrico. Sin comunicaciones, el capitán del submarino creyó que había empezado la guerra y quiso lanzar un torpedo nuclear. Para hacerlo, los 3 oficiales abordo tenían que tomar la decisión por unanimidad. Arkhipov, segundo al mando, se negó a ello y optó por esperar órdenes de Moscú. Aunque es un desconocido para el gran público, sus acciones le hicieron ser considerado el hombre que salvó al mundo.

    Petrov, nacido en 1939, fue un oficial de las fuerzas aéreas soviéticas que tomó la decisión correcta en el momento más oportuno. En 1983, Petrov se encontraba al cargo del centro de detección temprana

    de misiles Oko (ojo en ruso antiguo) de la URSS, cuando el sistema informó del lanzamiento de un misil intercontinental, seguido de otros 6, desde suelo estadounidense hacia territorio soviético, lo cual habría puesto en marcha los sistemas de defensa nuclear soviéticos. Petrov decidió que el aviso se debía a una falsa alarma, lo cual luego se demostró ser correcto, por lo que se le reconoce haber evitado una catástrofe nuclear a nivel global. Por ello, rivaliza con Arkhipov por el título del hombre que salvó a la humanidad.

    Chiune Sugihara y Raoul Wallenberg:

    Sugihara (1900-1986) servía como vicecónsul del Imperio de Japón en Lituania, y ayudó a escapar a más de 6.000 judíos emitiendo visados de tránsito que facilitó su huida a territorio japonés, poniendo en riesgo tanto su carrera como la vida de su familia. Al finalizar la guerra fue hecho prisionero por los aliados, y tras pasar 18 meses en un campo de prisioneros junto con su familia, fueron enviados de vuelta a Japón. Una vez allí, el Ministro de Exteriores japonés le obligó a resignar por sus acciones en Lituania.

    Wallenberg (1912-desaparecido en 1945) salvó a decenas de miles de refugiados judíos en la Hungría ocupada tramitando visados de protección y alojándoles en edificios designados como territorio sueco. En 1945 fue capturado en Budapest por el ejército soviético por sospechas de espionaje, y posteriormente desapareció. Las circunstancias de su muerte son un misterio, pero se especula que pudo fallecer en 1947 preso por la policía secreta soviética en Moscú.

    Alexie Ananenko, Valeri Bezpalov y Boris Baranov

    10 días después de la catástrofe de Chernóbil existía el riesgo a una explosión cientos de veces más destructiva que la explosión inicial, y que hubiera expandido unos altísimos niveles de radiación descontrolada por toda Europa. El sótano bajo el reactor fundido estaba inundado de agua, y si el material del núcleo del reactor perforaba el cemento y se mezclaba con el agua, habría desencadenado una explosión térmica tan grande que habría diseminado material radioactivo por media Europa, matando a millones de personas y dejando inhabitado buena parte del Viejo Continente.Estos tres operarios se presentaron voluntarios para bucear por esas aguas a sabiendas de que los niveles de radiación eran mortales,

    para buscar y abrir la válvula manual que permitía desalojar el agua del sótano. Su labor fue un rotundo éxito, evitando la que habría sido el mayor desastre de la historia de la humanidad, ya que el material del núcleo pasó finalmente al sótano, que estaba totalmente seco. Dos semanas después murieron envenenados por la radiación.

    PERSONAJES CONOCIDOS:

    Charles Darwin:

    Charles Robert Darwin nació en Sherewsbury el 12 de febrero de 1809. Fue el segundo hijo varón de Robert Waring Darwin, médico de fama en la localidad, y de Susannah Wedgwood, hija de un célebre ceramista del Staffordshire, Josiah Wedgwood, promotor de la construcción de un canal para unir la región con las costas y miembro de la Royal Society.

    Su abuelo paterno, Erasmus Darwin, fue también un conocido médico e importante naturalista, autor de un extenso poema en pareados heroicos que presentaba una alegoría del sistema linneano de clasificación sexual de las plantas, el cual fue un éxito literario del momento; por lo demás, sus teorías acerca de la herencia de los caracteres adquiridos estaban destinadas a caer en descrédito por obra, precisamente, de su nieto.

    Además de su hermano, cinco años mayor que él, Charles tuvo tres hermanas también mayores y una hermana menor. Tras la muerte de su madre en 1817, su educación transcurrió en una escuela local; en su vejez recordaría su experiencia allí como lo peor que pudo sucederle a su desarrollo intelectual. Ya desde la infancia dio muestras de un gusto por la historia natural que él consideró innato y, en especial, de una gran afición por coleccionar cosas (conchas, sellos, monedas o minerales), el tipo de pasión «que le lleva a uno a convertirse en un naturalista sistemático, en un experto, o en un avaro».

    En octubre de 1825 Darwin ingresó en la Universidad de Edimburgo para estudiar medicina por decisión de su padre, al que siempre recordó con cariño y admiración, y con un respeto no exento de connotaciones psicoanalíticas; la hipocondría de Darwin en su edad adulta combinaría siempre la desconfianza en los médicos con la fe ilimitada en el instinto y los métodos de tratamiento de su padre.

    El joven Charles, sin embargo, no consiguió interesarse por la carrera; a la repugnancia por las operaciones quirúrgicas y a la

    incapacidad del profesorado para captar su atención, vino a sumarse el creciente convencimiento de que la herencia de su padre le iba a permitir una confortable subsistencia sin necesidad de ejercer una profesión como la de médico. De modo que, al cabo de dos cursos, su padre, dispuesto a impedir que se convirtiera en un ocioso hijo de familia, le propuso una carrera eclesiástica. Tras resolver los propios escrúpulos acerca de su fe, Darwin aceptó con gusto la idea de llegar a ser un clérigo rural y, a principios de 1828, después de haber refrescado su formación clásica, ingresó en el Christ's College de Cambridge.

    En Cambridge, como antes en Edimburgo y en la escuela, Darwin perdió el tiempo por lo que se refiere al estudio, a menudo descuidado para dar satisfacción a su pasión por la caza y por montar a caballo, actividades que ocasionalmente culminaban en cenas con amigos de las que Darwin conservó un recuerdo (posiblemente exagerado) como de auténticas francachelas. Con todo, su indolencia quedó temperada por la adquisición de sendos gustos por la pintura y la música, de los que él mismo se sorprendió más tarde, dada su absoluta carencia de oído musical y su incapacidad para el dibujo (un «mal irremediable» que, junto con su desconocimiento práctico de la disección, representó una desventaja para sus trabajos posteriores).

    Más que de los estudios académicos que se vio obligado a cursar, Darwin extrajo provecho en Cambridge de su asistencia voluntaria a las clases del botánico y entomólogo John Henslow, cuya amistad le reportó

    «un beneficio inestimable» y que tuvo una intervención directa en dos acontecimientos que determinaron su futuro: la expedición a Gales y, sobre todo, el viaje del Beagle. Al término de sus estudios en abril de 1831, el reverendo Henslow lo convenció de que profundizase en la geología, materia por la que las clases recibidas en Edimburgo le habían hecho concebir verdadera aversión, y le presentó a Adam Sedgwick, fundador del sistema cambriano, quien inició precisamente sus estudios sobre el mismo en una expedición al norte de Gales realizada en abril de ese mismo año en compañía de Darwin (treinta años más tarde, Henslow se vería obligado a defender al discípulo común ante las violentas críticas dirigidas por Sedgwick a las ideas evolucionistas).

    Pero la importancia decisiva de la figura del reverendo en la vida de Darwin se mide ante todo por el hecho de que fue Henslow quien le

    proporcionó a Darwin la oportunidad de embarcarse como naturalista con el capitán Robert Fitzroy y acompañarle en el viaje que éste se proponía realizar a bordo del Beagle alrededor del mundo. En un principio su padre se opuso al proyecto, manifestando que sólo cambiaría de opinión si «alguien con sentido común» era capaz de considerar aconsejable el viaje.

    Ese alguien fue su tío (y futuro suegro) Josiah Wedgwood, quien intercedió en favor de que su joven sobrino participase en la expedición; entretanto, el propósito de viajar se había consolidado en Darwin desde meses antes, cuando la lectura de las obras del naturalista alemán Alejandro Humboldt suscitó en él un deseo inmediato de visitar Tenerife y empezó a aprender castellano y a informarse acerca de los precios del pasaje.

    La expedición del Beagle

    El 27 de diciembre de 1831 el Beagle zarpó de Davenport con Darwin a bordo, dispuesto a comenzar la que él llamó su «segunda vida» tras dos meses de desalentadora espera en Plymouth, mientras la nave era reparada de los desperfectos ocasionados en su viaje anterior, y después de que la galerna frustrara dos intentos de partida. Durante ese tiempo, Darwin experimentó «palpitaciones y dolores en el corazón» de origen más que probablemente nervioso, como quizá también lo habrían de ser más tarde sus frecuentes postraciones. Sin saberlo, Darwin había corrido el riesgo de ser rechazado por Robert Fitzroy, ya que el capitán, convencido seguidor de las teorías fisiognómicas del sacerdote suizo Johann Caspar Lavater, estimó en un principio que la nariz del naturalista no revelaba la energía y determinación suficientes para la empresa.

    El objetivo de la expedición dirigida por el capitán Fitzroy era el de completar el estudio topográfico de los territorios de la Patagonia y la Tierra del Fuego, el trazado de las costas de Chile, Perú y algunas islas del Pacífico y la realización de una cadena de medidas cronométricas alrededor del mundo. El periplo, de casi cinco años de duración, llevó a Darwin a lo largo de las costas de América del Sur, para regresar luego durante el último año visitando las islas Galápagos, Tahití, Nueva Zelanda, Australia, Mauricio y Sudáfrica. Durante ese período el talante de Darwin experimentó una profunda transformación. La antigua pasión por la caza sobrevivió los dos primeros años con toda su fuerza, y fue él

    mismo quien se encargó de disparar sobre los pájaros y animales que pasaron a engrosar sus colecciones; poco a poco, sin embargo, esta tarea fue quedando encomendada a su criado a medida que su atención resultaba cada vez más absorbida por los aspectos científicos de su actividad.

    El estudio de la geología fue, en un principio, el factor que más contribuyó a convertir el viaje en la verdadera formación de Darwin como investigador, ya que con él entró inexcusablemente en juego la necesidad de razonar. Darwin se llevó consigo el primer volumen de los Principios de geología de Charles Lyell, autor de la teoría llamada de las causas actuales y que habría de ser su colaborador en la exposición del evolucionismo; desde el reconocimiento de los primeros terrenos geológicos que visitó (la isla de Santiago, en Cabo Verde), Darwin quedó convencido de la superioridad del enfoque preconizado por Lyell.

    En Santiago tuvo por vez primera la idea de que las rocas blancas que observaba habían sido producidas por la lava derretida de antiguas erupciones volcánicas, la cual, al deslizarse hasta el fondo del mar, habría arrastrado conchas y corales triturados comunicándoles consistencia rocosa. Hacia el final del viaje, Darwin tuvo noticia de que Adam Sedgwick había expresado a su padre la opinión de que el joven se convertiría en un científico importante; el acertado pronóstico era el resultado de la lectura por el reverendo Henslow, ante la Philosophical Society de Cambridge, de algunas de las cartas remitidas por Darwin. De entre los logros científicos obtenidos por Darwin durante el viaje, el primero en ver la luz (1842) sería la teoría sobre la formación de los arrecifes de coral por el crecimiento de éste en los bordes y en la cima de islas que se iban hundiendo lentamente. Junto a esta hipótesis y al establecimiento de la estructura geológica de algunas islas como Santa Elena, es preciso destacar el descubrimiento de la existencia de una cierta semejanza entre la fauna y la flora de las islas Galápagos con las de América del Sur, así como de diferencias entre los ejemplares de un mismo animal o planta recogidos en las distintas islas, lo que le hizo sospechar que la teoría de la estabilidad de las especies podía ser puesta en entredicho. Fue la elaboración teórica de esas observaciones la que, años después, resultó en su enunciado de las tesis evolutivas.

    Los frutos de un viaje

    Darwin regresó a Inglaterra el 2 de octubre de 1836; el cambio experimentado en esos años debió de ser tan notable que su padre, «el más agudo observador que se haya visto, de natural escéptico y que estaba lejos de creer en la frenología», dictaminó al volverlo a ver que la forma de su cabeza había cambiado por completo. También su salud se había alterado; hacia el final del viaje se mareaba con más facilidad que en sus comienzos, y en el otoño de 1834 había estado enfermo durante un mes. Se ha especulado con la posibilidad de que, en marzo de 1835, contrajera una infección latente de la llamada enfermedad de Chagas como consecuencia de la picadura de un insecto.

    De todos modos, desde su llegada hasta comienzos de 1839, Darwin vivió los meses más activos de su vida, pese a las pérdidas de tiempo que le supuso el sentirse ocasionalmente indispuesto. Trabajó en la redacción de su diario del viaje (publicado en 1839) y en la elaboración de dos textos que presentaban sus observaciones geológicas y zoológicas. Instalado en Londres desde marzo de 1837, se dedicó a «hacer un poco de sociedad», actuando como secretario honorario de la Geological Society y tomando contacto con Charles Lyell.

    En julio de ese año empezó a escribir su primer cuaderno de notas sobre sus nuevos puntos de vista acerca de la «transmutación de las especies», que se le fueron imponiendo al reflexionar acerca de sus propias observaciones sobre la clasificación, las afinidades y los instintos de los animales, y también como consecuencia de un estudio exhaustivo de cuantas informaciones pudo recoger relativas a las transformaciones experimentadas por especies de plantas y animales domésticos debido a la intervención de criadores y horticultores.

    Sus investigaciones, realizadas sobre la base de «auténticos principios baconianos», pronto le convencieron de que la selección era la clave del éxito humano en la obtención de mejoras útiles en las razas de plantas y animales. La posibilidad de que esa misma selección actuara sobre los organismos que vivían en un estado natural se le hizo patente cuando en octubre de 1838 leyó «como pasatiempo» el Ensayo sobre el principio de la población de Thomas Malthus.

    Dispuesto como se hallaba, por sus prolongadas observaciones sobre los hábitos de animales y plantas, a percibir la presencia universal de la lucha por la existencia, se le ocurrió al instante que, en esas

    circunstancias, las variaciones favorables tenderían a conservarse, mientras que las desfavorables desaparecerían, con el resultado de la formación de nuevas especies. Darwin estimó que, «al fin, había conseguido una teoría con la que trabajar»; sin embargo, preocupado por evitar los prejuicios, decidió abstenerse por un tiempo de «escribir siquiera el más sucinto esbozo de la misma». En junio de 1842 se permitió el placer privado de un resumen muy breve (treinta y cinco páginas escritas a lápiz), que amplió hasta doscientas treinta páginas en el verano del año 1844.

    Darwin había contraído matrimonio el 29 de enero de 1839 con su prima Emma Wedgwood. Residieron en Londres hasta septiembre de 1842, cuando la familia se instaló en Down, en el condado de Kent, buscando un género de vida que se adecuase mejor a los frecuentes períodos de enfermedad que, a partir del regreso de su viaje, afligieron constantemente a Darwin. Por lo demás, los años de Londres fueron, por lo que a vida social se refiere, el preludio de un retiro casi total en Down, donde vivió hasta el final de sus días. El 27 de diciembre de 1839 nació el primer hijo del matrimonio, y Darwin inició con él una serie de observaciones, que se prolongaron a lo largo de los años, sobre la expresión de las emociones en el hombre y en los animales. Tuvo diez hijos, seis varones y cuatro mujeres, nacidos entre 1839 y 1856, de los que dos niñas y un niño murieron en la infancia.

    Durante los primeros años de su estancia en Down, Darwin completó la redacción de sus trabajos sobre temas geológicos y se ocupó también de una nueva edición de su diario de viaje, que en un principio había aparecido formando parte de la obra publicada por Fitzroy sobre sus expediciones; en las notas autobiográficas que redactó en 1876 (reveladoramente tituladas Recollections of the Development of my Mind and Character), Darwin reconoció que «el éxito de este mi primer retoño literario siempre enardece mi vanidad más que el de cualquier otro de mis libros».

    De 1846 a 1854, Darwin estuvo ocupado en la redacción de sus monografías sobre los cirrípodos, por los que se había interesado durante su estancia en las costas de Chile al hallar ejemplares de un tipo que planteaba problemas de clasificación. Esos años de trabajo sirvieron para convertirlo en un verdadero naturalista según las exigencias de su época,

    añadiendo al aprendizaje práctico adquirido durante el viaje la formación teórica necesaria para abordar el problema de las relaciones entre la historia natural y la taxonomía. Además, sus estudios sobre los percebes le reportaron una sólida reputación entre los especialistas, siendo premiados en noviembre de 1853 por la Royal Society, de la que Darwin era miembro desde 1839.

    La teoría de la evolución

    A comienzos de 1856, Charles Lyell aconsejó a Darwin que trabajara en el completo desarrollo de sus ideas acerca de la evolución de las especies. Darwin emprendió entonces la redacción de una obra que, aun estando concebida a una escala tres o cuatro veces superior de la que luego había de ser la del texto efectivamente publicado, representaba, en su opinión, un mero resumen del material recogido al respecto.

    Pero cuando se hallaba hacia la mitad del trabajo, sus planes se fueron al traste por un suceso que precipitó los acontecimientos: en el verano de 1858 recibió un manuscrito que contenía una breve pero explícita exposición de una teoría de la evolución por selección natural, que coincidía exactamente con sus propios puntos de vista. El texto, remitido desde la isla de Ternate, en las Molucas, era obra de Alfred Russel Wallace, un naturalista que desde 1854 se hallaba en el archipiélago malayo y que ya en 1856 había enviado a Darwin un artículo sobre la aparición de especies nuevas con el que se sintió ampliamente identificado.

    En su nuevo trabajo, Wallace hablaba, como Darwin, de «lucha por la existencia», una idea que, curiosamente, también le había venido inspirada por la lectura de Malthus. Darwin puso a Lyell en antecedentes del asunto y le comunicó sus vacilaciones acerca de cómo proceder respecto a la publicación de sus propias teorías, llegando a manifestar su intención de destruir sus propios escritos antes que aparecer como un usurpador de los derechos de Wallace a la prioridad.

    El incidente se saldó de manera salomónica merced a la intervención de Lyell y del botánico Joseph Dalton Hooker, futuro director de los Kew Gardens creados por su padre y uno de los principales defensores de las teorías evolucionistas de Darwin, con quien le unió una estrecha amistad desde 1843. Siguiendo el consejo de ambos,

    Darwin resumió su manuscrito, que fue presentado por Lyell y Hooker ante la Linnean Society el 1 de julio de 1858, junto con el trabajo de Wallace y con un extracto de una carta remitida por Darwin el 5 de septiembre de 1857 al botánico estadounidense Asa Gray, en el que constaba un esbozo de su teoría.

    Alfred Wallace no puso nunca en cuestión la corrección del procedimiento; más tarde, en 1887, manifestó su satisfacción por la manera en que todo se había desarrollado, aduciendo que él no poseía «el amor por el trabajo, el experimento y el detalle tan preeminente en Darwin, sin el cual cualquier cosa que yo hubiera podido escribir no habría convencido nunca a nadie».

    El origen de las especies

    Tras el episodio, Darwin se vio obligado a dejar de lado sus vacilaciones por lo que a la publicidad de sus ideas se refería, y abordó la tarea de reducir la escala de la obra que tenía entre manos para enviarla cuanto antes a la imprenta; en «trece meses y diez días de duro trabajo» quedó por fin redactado el libro Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida, largo título que es casi la enunciación de su tesis y que suele abreviarse como El origen de las especies. Los primeros

    1.250 ejemplares se vendieron el mismo día de su aparición, el 24 de noviembre de 1859.

    Las implicaciones teológicas de la obra, que atribuía a la selección natural facultades hasta entonces reservadas a la divinidad, fueron causa de que inmediatamente empezara a formarse una enconada oposición, capitaneada por el paleontólogo Richard Owen, quien veinte años antes había acogido con entusiasmo las colecciones de fósiles traídas por Darwin de su viaje.

    En una memorable sesión de la British Association for the Advancement of Science que tuvo lugar en Oxford el 30 de junio de 1860, el obispo Samuel Wilberforce, en calidad de portavoz del partido de Owen, ridiculizó con brillante elocuencia las tesis evolucionistas, provocando una contundente réplica por parte del zoólogo Thomas Henry Huxley, que fue el principal defensor ante la oposición religiosa de las tesis de Darwin, ganándose el sobrenombre de su bulldog. A la

    pregunta de Wilberforce sobre si a Huxley le hubiera sido indiferente saber que su abuelo había sido un mono, la respuesta inmediata fue, según el testimonio de Lyell: «Estaría en la misma situación que su señoría».

    Darwin se mantuvo apartado de la intervención directa en la controversia pública hasta 1871, cuando se publicó su obra El origen del hombre y la selección en relación al sexo, donde expuso sus argumentos en

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