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EFESIOS 5:22-24, EL HOMBRE ¿CABEZA DE LA MUJER?

¿Qué quiere decir la Biblia cuando afirma que las esposas han de someterse
a sus esposos?

Algunos creen que ser sumisa significa simplemente obedecer y negar los
sentimientos, deseos, expectativas y sueños personales. Piensan que una esposa
no es sumisa si comparte sus opiniones con su esposo.

Peor aún, incontables mujeres han sido enviadas a sus casas y se les ha dicho que
se sometan a esposos abusivos, en algunos casos sin que nadie hable nunca con
ellos acerca de cómo las tratan. Hasta hay quienes creen que las esposas víctimas
de abuso causan el abuso por su falta de sumisión.

Este falso concepto de sumisión a menudo se usa para manipular y controlar a las
mujeres. Aboga por una callada obediencia y servilismo, y niega a la mujer un valor
irreemplazable en su relación matrimonial. Además, ignora el potencial que tiene un
hombre de ser autoritario y tosco en su intento de ser “el que gobierna” la casa.
Desafortunadamente, algunos líderes cristianos han contribuido con este falso
concepto de sumisión pasando por alto las obligaciones del esposo de amar a su
esposa. Esa es una tergiversación extrema de la intención de Pablo en Efesios 5:22-
30.

Otros han acusado al apóstol Pablo de ser machista, un hombre que no respetaba
a las mujeres ni veía su valor. Sin embargo, si consideramos dentro de su cultura lo
que Pablo escribió, vemos que Él tenía una opinión alta de los hombres y las
mujeres. Entendía cómo podían trabajar juntos de la mejor forma en el matrimonio
para reflejar el amor de Cristo por nosotros.

En una época en que los hombres se casaban por dinero, Pablo afirmaba
firmemente que los esposos estaban obligados a amar a sus esposas (mire lo que
dice Colosenses 3:19 “Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con
ellas”). Las palabras de Pablo a los esposos eran revolucionarias en la sociedad
grecorromana. La mayoría de los hombres se casaban, no por amor, sino por
ganancia económica. Por lo general los matrimonios eran arreglados y el padre de
la novia otorgaba una dote, una porción de dinero, ropas, joyas y posiblemente
esclavos. (Si miramos nuestra misma sociedad en épocas atrás ¿no hacían lo
mismo? Y aun hoy en día ¿no se ven esos mismos casos?)

Las instrucciones de Pablo para el matrimonio fueron una corriente de aire fresco.
Sus ideas no eran las de un hombre que denigraba a las mujeres y quería
“mantenerlas en su sitio”. Todo lo contrario. Él elevó a la mujer a un lugar donde ha
de ser amada como Cristo ama a la Iglesia. ¡Esa es una manera de pensar bastante
radical!

Es significativo que Pablo comparara a un esposo y una esposa con Cristo y la


Iglesia. Él tenía una opinión tan alta del matrimonio que se usa como analogía de
Cristo y su relación con la Iglesia. Si el esposo es la cabeza de la esposa de la
misma forma en que Cristo es la cabeza de la Iglesia, podemos sacar conclusiones
con seguridad de la comparación de la relación de Cristo con su esposa, la Iglesia.
Cristo ama a su Esposa y es su Salvador. Cristo dio su vida por ella. De la misma
forma, el esposo ha de amar a su esposa como Cristo ama a su Iglesia. El amor de
un esposo debe ser capaz de sacrificar, alimentar, apreciar, proteger, sin llevarla
por caminos de tormenta y de preocupaciones. Un hombre debe amar a su esposa
de la misma manera en que ama a su propio cuerpo (Efesios 5:25,28 “Maridos,
amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo
por ella…, Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos
cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.”).

El mismo nivel de devoción que se requiere al esposo para que ame se requiere de
la esposa para que se someta (Efesios 5:22 “Las casadas estén sujetas a sus
propios maridos, como al Señor;…”). Antes de que consideremos la sumisión como
única en una esposa, necesitamos recordar que Pablo aboga por la sumisión mutua
entre los creyentes (Efesios 5:21 “Someteos unos a otros en el temor de Dios.”).
Nadie debe exigir ni forzar a nadie a que se rinda; la sumisión es voluntaria. La Biblia
no dice que es responsabilidad de un esposo asegurarse de que la esposa se le
someta.

La sumisión de una esposa a su marido es una respuesta de su amor y devoción al


Señor primero. Ella se somete al Señor por tener un corazón humilde y agradecido,
no porque sea una esclava, sino una sierva. De la misma forma, la sumisión bíblica
en el matrimonio es servicio, no esclavitud. Una esposa piadosa está motivada a
someterse a su esposo, no por temor, interés propio ni autoprotección, sino por
amor (1 Pedro 3:6 “como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual
vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza”)

Las Escrituras no definen la sumisión como una obediencia sin sentido a todo deseo
o exigencia del esposo. Tampoco es para evitar una discusión a toda costa. Más
bien la sumisión es un profundo compromiso con una persona. Es escoger trabajar
con el compañero de uno de tal manera que se fomente la unidad. Una pareja
casada se convierte en una sola carne y debe trabajar como equipo (Génesis 2:24
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán
una sola carne”). Las peleas y discusiones constantes no favorecen a una pareja
que está tratando de unificarse.

El matrimonio, de acuerdo al diseño de Dios, es una relación que devuelve amor


por amor, servicio por servicio. Los esposos y las esposas aman y se sacrifican
mutuamente de forma distinta. Los esposos aman a sus esposas protegiéndolas,
apreciándolas y sirviéndolas. Las esposas se someten a sus maridos por respeto y
amor. Tanto el esposo como la esposa tienen amplias oportunidades de mostrarse
uno al otro el amor de Cristo. No siempre es fácil, pero como mejor reflejan los
matrimonios la obra redentora de Cristo en la vida de los cónyuges es siguiendo los
principios del amor y la sumisión cristiana.

Veamos otras cosas y ampliemos a la luz de la verdad

EL PROBLEMA

Una interpretación común de Efesios 5:22-24 es que, por mandato divino, “el
hombre es cabeza de la mujer y del hogar”. Y que, por tanto, la mujer debe estar
sujeta (Esclava, sin poder dar opinión alguna) a él.

Con ello se ha consolidado una cultura patriarcal y autoritaria: la esposa y los


hijos le deben obediencia al esposo y padre, así como los fieles deben sujetarse al
pastor, así como los ciudadanos deben obedecer y honrar a las autoridades civiles.

OJO Y con esto no estoy diciendo que seamos rebeldes y autoritarios, porque
debemos obedecer a nuestros Padres, sujetarnos a ellos, a nuestras autoridades
que Dios coloca en nuestras vidas.

Hebreos 12:9 “Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos
disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al
Padre de los espíritus, y viviremos?”

Éxodo 20:12 “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la
tierra que Jehová tu Dios te da”

Efesios 6:1-8 “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.
Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para
que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no
provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del
Señor. Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con
sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que
quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo
la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres,
sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea
libre”

Romanos 13: 1-2 “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no
hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los
que resisten, acarrean condenación para sí mismos”

Aquí sostenemos que esta interpretación patriarcal de Efesios 5:22-24 no es


bíblica por dos razones:

a) porque no hace justicia a todo el mensaje bíblico de equidad entre hombre y


mujer.
b) porque hace una interpretación descontextualizada de este pasaje
tergiversando su sentido original.

EL MENSAJE BÍBLICO: EQUIDAD HOMBRE Y MUJER

Una sana regla de interpretación afirma que el mensaje de un texto en particular


debe guardar armonía con el mensaje de toda la Biblia. Se debe interpretar
Efesios 5:22-24 a la luz de toda la enseñanza de la Palabra de Dios. ¿Cuál es la
enseñanza bíblica sobre la relación hombre y mujer?

El propósito original de Dios en la creación fue la equidad entre el hombre y la mujer


(Génesis 1:27-28 “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó;
varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos;
llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los
cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”)

En este pasaje no se habla de la “diferencia de roles” entre esposo y esposa. Por el


contrario, se afirma que tanto el hombre como la mujer son encargados de las tareas
domésticas y de reproducción (“fructificad y multiplicaos”), y el hombre como la
mujer son encargados de las tareas productivas (“…llenad la tierra y sojuzgadla…”).

Esta relación de equidad y complementariedad hombre y mujer es la imagen de la


relación de equidad y complementariedad del Dios Trino (hagamos al hombre:
varón-mujer, a nuestra imagen. (Génesis 1:26 “Entonces dijo Dios: Hagamos al
hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;…”))
La palabra “ayuda” que se usa en Génesis 2:18 (“Y dijo Jehová Dios: No es bueno
que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.) En la creación de la mujer
es “ezer”. Quiere decir “el o la que salva”, “el o la que auxilia y socorre”; aquí en
ningún momento traduce que la mujer va a ser esclava de él. Esta palabra se emplea
20 veces en el Antiguo Testamento.

En la mayoría de ellas describe a Dios socorriendo al hombre:

Éxodo 18:4 “y el otro se llamaba Eliezer, porque dijo: El Dios de mi padre me ayudó,
y me libró de la espada de Faraón”

Deuteronomio 33:7 “Y esta bendición profirió para Judá. Dijo así: Oye, oh Jehová,
la voz de Judá, Y llévalo a su pueblo; Sus manos le basten, Y tú seas su ayuda
contra sus enemigos,…”

Deuteronomio 33:26 “No hay como el Dios de Jesurún, Quien cabalga sobre los
cielos para tu ayuda, Y sobre las nubes con su grandeza”)

Sal 33:20 “Nuestra alma espera a Jehová; Nuestra ayuda y nuestro escudo es él.”)

OJO En ninguna ocasión se emplea la palabra “ezer” asociada a la “subordinación”


de la mujer hacia el hombre.

La relación jerárquica de subordinación de la mujer hacia el hombre no fue el


propósito de Dios en la creación. Es el producto del pecado (Génesis 3:16 “A la
mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás
a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.”). El
patriarcado es una estructura de pecado.

Desde la caída, el propósito redentor de Dios es restaurar la equidad hombre-mujer


según el modelo original de la creación (Gálatas 3:26-28 “pues todos sois hijos de
Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en
Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre;
no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros
sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa”)

En el Antiguo Testamento, Dios: Proveyó leyes de protección de la mujer de las


terribles consecuencias del sistema patriarcal:

Deuteronomio 24:1-4 “Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le


agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de
divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa. Y salida de su
casa, podrá ir y casarse con otro hombre. Pero si la aborreciere este último, y le
escribiere carta de divorcio, y se la entregare en su mano, y la despidiere de su
casa; o si hubiere muerto el postrer hombre que la tomó por mujer, no podrá su
primer marido, que la despidió, volverla a tomar para que sea su mujer, después
que fue envilecida; porque es abominación delante de Jehová, y no has de pervertir
la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.”

Deuteronomio 25:5-6 “Cuando hermanos habitaren juntos, y muriere alguno de


ellos, y no tuviere hijo, la mujer del muerto no se casará fuera con hombre extraño;
su cuñado se llegará a ella, y la tomará por su mujer, y hará con ella parentesco. Y
el primogénito que ella diere a luz sucederá en el nombre de su hermano muerto,
para que el nombre de éste no sea borrado de Israel

• Respaldó las decisiones de mujeres que tomaron autoridad en sus


hogares, aun contradiciendo la voluntad de sus esposos (Favor leer 1
Samuel 25:1-38 (Abigail))

• Levantó mujeres profetas que juzgaron a reyes (Favor leer 2 Reyes 22:14-
20 (Profetiza Hulda))

• Fueron líderes en el nivel político y civil (Favor leer Jueces 4:4-6 (Debora))

• Y que comenzaron reformas sociales orientadas a la liberación en pro de


la igualdad socio económica (Nehemías 5:1-12)

• Afirmó a través de los profetas que la inequidad socio económica (pobres,


humildes), de género (viudas), generacional (huérfanos) e intercultural
(extranjeros) es contraria a su voluntad (Isaías 1:17-18, 23; 10:1-2;
Jeremías 7:5-7; 22:3; Ezequiel. 22:7; Zacarías 7:10; Malaquías 3:5)

Jesús asume una actitud contraria a las relaciones patriarcales de su tiempo, a la


luz de los valores del Reino de Dios:

Critica el rol dominante del padre en el hogar patriarcal (Mateo 23:9 “Y no llaméis
padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los
cielos”)

Pide a sus discípulos que dejen las relaciones patriarcales de inequidad (Marcos
10:29 “respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado
casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por
causa de mí y del evangelio,…”)

Y que reconstruyan relaciones familiares sin la figura autoritaria del “padre-señor”


(Marcos 10:30 “que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas,
hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo
venidero la vida eterna)

Las mujeres en el movimiento de Jesús asumen los mismos roles que los hombres
(lo que era prohibido en el contexto patriarcal de entonces). Se sientan a aprender
a los pies del Maestro (Favor leer Lucas 10:38-42)

Son líderes con el mismo estatus “que los doce” apóstoles (Favor leer Lucas 8:1-3)
Son evangelistas (Favor leer Juan 4:28-29)

Son las primeras entre los gentiles en creer en el Señor (Favor leer Marcos 7:25-
30)

Mientras los hombres huyen ante el arresto de Jesús, ellas permanecen fieles
durante su crucifixión (Juan 19:25 “estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la
hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena”)

Las mujeres son las primeras en ver y anunciar la resurrección de Jesús (Favor leer
Juan 20:11-18)
En la Iglesia Primitiva se hace realidad el proyecto de Dios: restaurar las
relaciones de equidad entre hombres y mujeres según el propósito original de la
creación.

Reciben los mismos dones y ministerios que los hombres. El Espíritu Santo no hace
“distinción de género” (Favor leer 1 Corintios 12:4-7)

Hay mujeres profetas (Favor leer Hechos 21:8-9), maestras (Favor leer Hechos
18:24-26), diaconisas (Romanos 16:1)

Pablo habla de las mujeres como sus compañeras de milicia, con el mismo rango
de autoridad que él (Favor leer Romanos 16:3-4)

Por eso el apóstol Pablo puede decir que en la comunidad del Reino se superan las
relaciones patriarcales entre hombres y mujeres, para que lleguemos a ser “uno en
Cristo” (Favor leer Gálatas 3:26-28)
El propósito de Dios de restaurar las relaciones de equidad hombre-mujer, sin
jerarquías, se completa en la consumación del Reino (Apocalipsis 21:1-4 “Vi un cielo
nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar
ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del
cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran
voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará
con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más
llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”) En la eternidad sólo
hay una autoridad: el Dios Trino, en una relación de amor. Todos los demás somos
iguales.

En resumen, la Biblia (desde el Génesis hasta el Apocalipsis) enfatiza menos en los


roles diferenciados del hombre y de la mujer en el hogar (OJO como lo hace la
teología patriarcal), y más en las relaciones de equidad.

No legitima la “autoridad” del hombre sobre la mujer; sino que proclama claramente
las relaciones de igualdad en amor. Es en este contexto y en función de este
mensaje claro y global de la Biblia, que hay que interpretar Efesios 5:22-24.

HACIA UNA INTERPRETACIÓN CONTEXTUALIZADA DE EFESIOS 5:22-24

El gran tema de Efesios es la unidad en la diversidad operada por Dios a través de


la muerte y resurrección de Jesucristo: Unidad de todo el cosmos. Capítulo 1 (1:9-
10, 20-23); unidad entre judíos y gentiles. Capítulos 2 y 3 (2:14-16); unidad en la
Iglesia. 4:1– 5:21 (4:4-6); unidad en la familia 5:21 – 6:9 (5:21); unidad contra las
fuerzas del mal 6:10-20.

El primer principio para mantener la unidad en la familia (así como en la Iglesia) es


someterse unos a otros en el temor de Dios (Efesios 5:21). No es la sujeción vertical
y jerárquica de unos a otros, sino de todos entre sí (Ver 1 Corintios 7:4 “La mujer no
tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido
potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer”).

Cuando en Efesios 5:23 se habla del marido como “cabeza” de la mujer, se emplea
el término “kefalé” que significa “fuente”. Así como “cabecera de río” o “cabecera de
valle”. En ningún escrito griego del siglo I, ni dentro ni fuera del Nuevo
Testamento, se emplea kefalé en el sentido de “autoridad”.

En Efesios 5:23 se habla que hay un vínculo muy fuerte de unión entre el hombre
y la mujer, porque, en la creación, Dios usó al hombre como fuente de vida de la
mujer (Génesis 2:22 “Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una
mujer, y la trajo al hombre”), así como en la redención Cristo es fuente de vida de la
Iglesia.

La enseñanza de Efesios 5:23 no es la “autoridad” del marido sobre su esposa; sino


la unión entre ambos.

Cuando en Efesios 5:22 se habla de las esposas “sujetas” a sus maridos, se utiliza
la forma pasiva del verbo (jupatasso) que implica “seguir voluntariamente el ejemplo
del otro”, antes que la forma activa del mismo (jupakúo) que implica subordinarse.
Por tanto, en Efesios 5:21-33 se enseña que la forma de mantener la unidad en la
familia es la mutua sujeción. Se insta a las esposas a seguir voluntariamente el
ejemplo de sus esposos en virtud de que Dios usó al hombre como fuente de vida
de la mujer en la creación. Se enseña al esposo a amar y entregarse a sí mismo por
su esposa. En ninguna parte de este pasaje se enseña que el hombre es autoridad
sobre la mujer y que la mujer tiene que ser esclava del esposo.

CONCLUYENDO

Necesitamos restablecer la total y completa equidad hombre y mujer según el


propósito original de Dios en la creación, no es una “propaganda feminista”. Es un
mandato de la Palabra de Dios. La Biblia no hace énfasis en los roles diferenciados
del hombre y de la mujer en el hogar. No habla que el hombre tenga autoridad
especial sobre su esposa. Todo lo contrario, enfatiza en la necesidad de equidad e
igualdad entre ambos porque esta fue la voluntad de Dios antes de la entrada del
pecado.

Hoy es un imperativo central lograr la equidad de género (en la familia, en la Iglesia


y en la sociedad) como requisito:

a) Para el desarrollo integral de los pueblos


b) Para una democracia real y pluralista
c) Para impactar con los valores del Reino de Dios a nuestras sociedades

Sostener en este contexto que el hombre es cabeza/autoridad sobre la mujer, es


apartarse de la enseñanza bíblica. Es dejar de ser sal y luz del mundo.

En la actualidad, las iglesias evangélicas deben escoger entre ser fieles a la Palabra
de Dios e involucrarse activamente en lograr la equidad de género (Hombre y Mujer)
como parte central de nuestra misión evangelizadora, o asumir una postura
conservadora que busca mantener las estructuras patriarcales en la familia a raíz
de una interpretación descontextualizada y equivocada de Efesios 5: 22-24.

Espero te sirva alguito y veamos la Palabra de Dios a la Luz de la Verdad. Esto no


es para entrar en subordinación o rebeldía con las autoridades es de entender la
verdadera explicación.

Con esto algunos hasta me pegaran (jeejejeje) o me criticaran (jejejejeje) o hasta


dirán que no soy cristiano sino feminista (jejejejejeje), otros se les hará ampolla en
sus sentaderas y les ardera (jejejejeje).

Cualquier cosa como los de Berea escudriñar las Escrituras e ir a Dios y me cuentas.

Dios te bendiga.

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