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“Amar a alguien para hacerlo distinto significa asesinarle”

Igor Caruso

- Aquí está su plato, Señora - dice el mozo al dejar la comida que


Alexandra pidió.
- ¡Gracias! - dice la muchacha con alegría.
- Eso se ve delicioso - dice Igor.
- Lammbraten mit Sauerkraut, ¡delicioso! - dice Alexandra.
- ¿Eso es alemán? - pregunta el muchacho.
- Sí, este siempre ha sido mi plato favorito, debe ser por mis
raíces alemanas.
- ¿Tus antepasados eran de allá?
- Sí, cuando Alemania estaba dividida en distintos reinos y
principados, mi familia proviene de Prusia, exactamente.
- ¡Vaya!, la verdad yo no tengo idea de donde viene mi familia,
pues mi padre se fue de casa cuando yo y mi hermano éramos muy
pequeños, y mi madre siempre nos ha dicho que es mestiza, pues a
nuestro país han llegado muchas culturas, entonces exactamente
podría decirse que no tengo una carga hereditaria muy definida.
- Mi padre nos abandonó apenas nací, no sé como es...o...como era,
sólo sé que tanto sus antepasados como los de mi madre, son de
ese país.
- ¿Tienes más hermanos? - pregunta Igor.
- No, estoy sola en este mundo, mi madre falleció cuando yo tenía
unos diez años, y desde ese entonces tuve que aprender a vivir
sola en este mundo...
- ¿Sola?, ¿no fuiste a un orfanato?
- Ehh... - Alexandra piensa un momento - sí, fui hasta que cumplí
la mayoría de edad y me puse a trabajar en cualquier cosa, hace
unos dos meses ya que estoy sin trabajo.
- ¡Eso es grave!, mucho más si vives sola...
- Sí, pero he sido precavida, he ahorrado dinero y con eso estoy
sobreviviendo ahora...
- Al menos eres consciente y no te vuelves loca como otras
muchachas que con un poco de dinero lo gastan todo...
- Creo que las circunstancias me han llevado a tener que
priorizar...
- Mi madre también, se esforzó demasiado para criarnos a mi y a mi
hermano, trabajó mucho, por eso yo no quise aceptar una oferta
de trabajo en la Capital, preferí volver apenas terminé y
trabajar aquí para estar junto a ella y ayudarle en las cosas de
la casa.
- ¡Qué tierno y considerado! - le dice Alexandra mientras acaricia
su cara - no cualquier hijo haría eso.

Igor se avergüenza.

- No hagas esas cosas, que me pongo...no sé - ríe.


- Está bien...pero aún sigo pensando que lo que haces es tierno -
dice Alexandra con una leve sonrisa.
- Pero podría decirte que tú eres muy valiente...
- Puede ser, pero hay veces que exploto, que no sé que hacer -
dice mientras su rostro se coloca serio - Ese día que nos
conocimos en la plaza yo estaba un poco triste, necesitaba
pensar y por eso estaba sola, no aguanté estar en mi casa.
- Lo noté, estabas muy seria y cortante, ¡casi ni me hablaste!
- Lo siento, pero a veces soy así, espero que eso no te moleste...
- ¡No digas eso!, para nada me molestaría, pues es tu forma de
ser, si intentara cambiarte no sería justo para ti, y mi amor
parecería ser condicional, no puedo coartar tu personalidad...
- ¿Sabes Igor?, yo cuando ese día te vi por primera vez, y como ya
te lo he dicho, sentí un alivio muy grande, fue como que
encontré a la persona que calmaría todas mis angustias, sé que
suena ridículo, pero así sentí, por eso me arriesgué a conocerte
y hablarte...
- ...pero al decir “me arriesgué” suena como si fuera algo malo
enamorarse, no entiendo tu postura, Alexandra.

Un breve silencio embarga a los dos jóvenes.


- Verás, en mi vida hay muchas cosas que no son fáciles de llevar,
y no quiero que eso te afecte a ti...
- ¿A qué te refieres? - pregunta Igor.
- Es decir, ¿qué pasaría si no soy la mujer más santa que ha
pisado la faz de la tierra? - dice con tristeza.
- ¡Nadie es perfecto!, y yo te quiero como eres, sólo espero que
nos sigamos conociendo, mucho más cada día, ya veremos como
resolver las diferencias, creo que cuando hay amor debemos
aprender a ser tolerantes.
- ¡Creo que tienes razón!, por eso te quiero, porque eres el
primer hombre que me comprende, que está dispuesto a verme como
alguien con corazón, más que físico.

Los dos jóvenes, muy enamorados se acercan y a la luz de la llama


de la vela en la mesa se acarician con ternura.
Para ellos ese momento es suyo, no importa nadie más alrededor, ni
siquiera el saber que están en un lugar público. Se entregan
completamente al amor y lentamente se funden en un beso, en el
primer beso real, el que sella el profundo e inesperado amor que
entre los dos surgió.

En las afueras del Restaurant se puede observar a Giselle, la cual


ha seguido a los dos hasta ese lugar y mira con tristeza y celos a
Igor y Alexandra.
Ella se ha fijado en el joven y no descansará hasta que sea suyo,
pase lo que pase.

- ¡No me las vas a ganar, anoréxica del demonio! - dice Giselle


enojada mientras empuña sus manos en señal de odio - Igor será
mío, ya lo verás.

Giselle se va enojada.
Capítulo 10: Crueles Intenciones

Bidaria es un país muy culturalmente diverso. Eso es producto de


cada una de las etnias que lo componían anteriormente a su
colonización por parte del Reino Unido. A pesar de ser pequeño,
tiene una de las naciones más multirraciales en el mundo entero,
lo que se traduce también en la diversidad de creencias y
tradiciones de cada una de las culturas inmigrantes que lo
integran.
En lo religioso, es un país en donde han sabido convivir las
muchas religiones que esos mismos colonos han traído a lo largo de
los siglos, pero siendo el cristianismo la religión
mayoritariamente difundida en todo el país.
Una de las tantas Iglesias Cristianas que existen en Bidaria es la
Iglesia Católica Romana y en la plaza de la ciudad se encuentra
una hermosa Iglesia que data del Siglo XIX.
En este edificio el Sacerdote que oficia la Misa se llama Antonio
de Rivera y su familia es de origen español, sus bisabuelos
llegaron a Bidaria buscando mejores oportunidades y desde ese
tiempo se han asentado en estas tierras.
Los antepasados del Padre Antonio desarrollaron una de las
sociedades secretas más grandes de España en la búsqueda y
exterminio de vampiros.
En una época en donde la Iglesia perseguía a todos aquellos
“paganos”, la familia De Rivera tomó interés, y con ayuda del
Papa, formaron la llamada “Sociedad del Exterminio”, a la cual
nadie entraba si no era recomendado especialmente por la Iglesia.
Esa tradición se ha mantenido con el paso de las generaciones y
debido a los muchos asesinatos misteriosos y desapariciones
ocurridas en Saint Honore, el Sacerdote decidió llamar a su
sobrino, Roberto, para que se encargara de llevar a cabo la
“limpieza” en esta pequeña ciudad.
El apoyo de la Iglesia a esta sociedad ha sido disminuido con los
años, pero aún tienen una pequeña ayuda conseguida gracias a los
esfuerzos hechos por el Padre Antonio, y precisamente con esta
empresa en la mira es que trajo a Roberto.

Terminal de Buses de Saint Honore / 11:30 pm.

En uno de los andenes se puede observar a un hombre de mediana


edad vestido semi formal esperando la llegada de un bus. Al mirar
con más exactitud se puede observar que en la camisa tiene un
“cuello clerical”, distintivo de los Sacerdotes.
El bus ya ha entrado al terminal y está dirigiéndose hacia el
andén para estacionar. Un hombre hace señas para ayudar al chofer
del bus a estacionarse. Luego de unos minutos apaga el motor y se
abre la puerta.
Luego de que bajan algunas personas se puede observar a un joven
de estatura media, de unos 25 años que al mirar hacia donde se
encuentra este Sacerdote parece conocerle y le hace una seña.
El Sacerdote se acerca al joven.

- ¡Tío Antonio, que bueno verte! - dice el joven al abrazar al


Sacerdote.
- ¡Roberto, hijo!, ¿cómo estás?, ¿cómo estuvo el viaje? - dice con
alegría.
- Muy cansador, no pensé que eran más de diez horas de viaje...lo
siento si es que estoy quitándote tus horas de sueño.
- La verdad es que a esta hora yo estoy durmiendo la mayoría de
las veces, pero tenía que venir a buscarte, además la Iglesia
queda a muy pocas cuadras, podremos irnos caminando.
- Al menos queda cerca, espérame tengo que ir a retirar mi maleta.

Roberto va al bus y entrega un boleto, con el cual le devuelven su


maleta.

- ¿Nos vamos entonces? - pregunta el Sacerdote.


- Sí, vamos - dice el joven.
Mientras emprenden camino a la Iglesia, los hombres conversan.

- Así que encuentras que hay una alta actividad en este último
tiempo...
- Sí, y como siempre sacan las mismas conclusiones, que ataques de
animales, que accidentes trágicos y cosas por el estilo - dice
el Sacerdote.
- Esperas que actúen de otra manera, nunca lo han hecho, ni nunca
lo harán, sólo nos queda hacernos cargo de ellos...
- No tenemos otra opción, y aunque la hubiera, debemos encargarnos
de exterminarlos, para eso nuestros antepasados formaron la
sociedad más importante, tenemos un peso histórico que cumplir.
- Sí tío, tienes toda la razón y apenas me establezca voy a
ponerme a trabajar...
- ¿Necesitas algo en particular?
- No te preocupes, tengo todos los implementos necesarios para
poder hacer un buen trabajo, pero si llegara a necesitar algo te
aviso.
- Está bien, tiene que ser con anticipación eso si, porque la
Iglesia no está entregando los mismos recursos que antes.
- Está bien, apenas necesite algo te avisaré.
- Ya llegamos Roberto, aquí es - dice el Sacerdote al detenerse en
una casa antigua que está al lado de la Iglesia.
- ¡Bonita casa tienes! - dice Roberto sonriendo.
- Al menos me sirve para vivir tranquilo y hacer mi trabajo como
sacerdote.
- Eso es lo importante.

Roberto y el Sacerdote Antonio entran.

11:48 pm.

Igor y Alexandra terminaron su cena y caminan lentamente tomados


de la mano por las calles a esa hora llenas de jóvenes y personas
que desean divertirse comenzando el fin de semana.
Se nota que su amor ha ido creciendo con los días y es algo mágico
que ha pasado entre ellos.

- Me gusta todo tipo de música, pero siempre me han dicho que


tengo gustos anticuados, me molestan con eso - dice Alexandra.
- A mi también me gusta todo tipo de música, creo que en eso no
tendremos problemas... - sonríe Igor.
- Te notas muy recatado para todo, ¿siempre has sido así? -
pregunta Alexandra.
- La verdad es que sí, me cuesta mucho soltarme, incluso para ser
periodista, a quienes se nos exige compostura, siempre me han
dicho que soy muy serio...
- Quizás yo te pueda enseñar a ser menos serio, pero primero
abrázame...

Al Igor abrazar a Alexandra ella comienza a sentir cosas


incómodas, sus ojos comienzan a cambiar de aspecto y puede sentir
un aroma que para ella es demasiado irresistible.
Alexandra gira rápidamente y se tapa su cara.

- ¿Qué pasó Alexandra? - pregunta Igor preocupado.


- Nada, no te preocupes, me mareé, pero ya estaré mejor - dice aún
con sus manos en la cara.
- ¿Segura?, no te ves muy bien...

Igor gira a Alexandra y ve unos impresionantes ojos rojos.


Alexandra está seria.

- ¿¡Qué te pasa!? - dice sorprendido.


- ¡Nada Igor!, me tengo que ir, y no te preocupes de ir a dejarme,
yo puedo irme sola...te quiero mucho y nos vemos otro día.

Alexandra se va rápidamente sin dejar espacio a Igor para


responder o detenerla, el muchacho se queda perplejo sin entender
lo que ha sucedido.
12:17 am.
Máximo está muy enojado y aburrido por todas las cosas que le han
sucedido, especialmente con Amelia.
No puede sacarse de la cabeza a la muchacha, por más que pueda, le
duele que le haya hecho notar que la manipuló.
El vampiro se arrepiente, como muchas otras veces ya, de haberla
iniciado y piensa que todo hubiera sido mejor si la hubiese matado
aquel día cuando la conoció.
Todo esto le recuerda a Adela, su esposa en el siglo XVIII, y no
puede entender cómo nadie valora su diferente forma de amar y
tratar a los demás.
Se siente repugnante, siente que de todas formas lo que hizo con
Amelia fue la venganza indirecta de la frustración que siente de
que a la única persona que más ha amado lo haya llevado a tener
una vida de este tipo.
Por eso se ha dedicado a matar sin piedad, pues siente envidia de
la vida, siente envidia de que los años de las personas comunes y
corrientes terminen cuando ya llevan varias décadas. Siente que
esta vida eterna no es lo más perfecto y teme, aunque
secretamente, que el resto de su eternidad sea de desdicha.

- Adela era tan perfecta, no entiendo cómo decidió una vida


miserable y oscura, ¡cómo! - grita a sí mismo al golpear las
barandas del puente abandonado en el que está.
- ¡Y lo peor fue que me hizo esto a mi! - dice con dolor - si
éramos tan felices con anterioridad.

De pronto, muchos recuerdos vienen a su mente, nuevamente se


envuelve en el pasado, aquél que él piensa que fue mejor.

Florencia / Italia / 1683

Máximo, muy pobre y tímido llega a la casa de la familia


Casiraghi, familia de la más alta sociedad de Florencia.
Como escultor y artista plástico, él es invitado para remodelar la
gran casa y otorgarle un nuevo aire debido a las nuevas tendencias
que se estaban desarrollando.

- Señor Salvioli, mucho gusto, soy Albino Casiraghi, jefe de


familia - el hombre le da la mano.
- Mucho gusto señor Casiraghi - dice Máximo tímidamente.
- Por favor, adelante.

Máximo entra y contempla la hermosa y enorme casa de la familia.


Puede intuir que le tocará un gran trabajo en la remodelación,
pero aún así no le importa, porque ama lo que hace.

- Sígame Salvioli, debemos ir al otro lado de la casa primero,


mientras tanto le contaré lo que deseo.
- Por supuesto Señor, dígame que es lo que desea.

Máximo y Albino comienzan a caminar a través de la casa en


dirección al gran jardín.

- Necesitamos comenzar con un nuevo diseño de las cornisas de los


balcones de cada habitación, queremos otro estilo, no sabemos
cuál será el más apropiado, pero estoy seguro que usted sí sabe,
puesto que es el artista más reconocido de toda la ciudad, y
luego necesitamos ornamentar nuestra casa a la usanza actual.
- Entiendo, eso no se ve tan difícil, pero tengo que ver primero
cada una de las partes que quiere remodelar para decirle cuál
sería el diseño más apropiado para su estructura, quizás
podríamos poner unos cuadros míos más adelante, estoy creando
unos muy interesantes, estoy seguro que le gustarán.
- ¡Claro!, por ejemplo, este es el sector de mi hija Adela, así
que creo que será difícil para usted poder cambiar algo, pero
quizás lo podamos conseguir, ella es fácil de convencer - ríe.
Adela está con su prima paseando y recortando flores de los
jardines que ella misma cultiva. La muchacha ama la naturaleza y
cultivar es lo que le relaja.
Adela ve a su padre acercarse junto a un hombre que es conocido en
la ciudad, pero no le toma mayor importancia.
Su prima se inquieta.

- Prima, ¿ése no es Máximo Salvioli? - pregunta emocionada.


- Creo que sí, mi padre lo ha contratado para remodelar la casa y
considera que él podría ayudar de algo - dice Adela mientras
corta una hermosa rosa azul - ¿le gusta?
- ¡No!, él no me gusta... - dice mirando detenidamente a Máximo.
- ¡Prima!, le estoy hablando de la rosa, ¿puede concentrarse? -
dice Adela enojada.
- ¡Oh!, sí, es muy hermosa, la podríamos colocar en el comedor
principal, ¿qué le parece?
- Me parece muy bien...y la verdad no sé qué le encuentra a
Máximo, ¡es un pobretón artista!
- ¡Pero Adela!, no puede negar que a pesar de ser pobretón y
artista, es muy guapo.
- ¿Se da cuenta de lo que está diciendo?, ¿qué cree que dirá su
novio si le escuchara decir esas cosas de otro hombre?
- Él no sabrá si usted no le cuenta, además, mirar no tiene nada
de malo, ¡no puede decir que no le parece un hombre atractivo!
- Físicamente, pero quizás es un retorcido de mente, ¿cómo
saberlo?
- ¡Conociéndolo!, eso es lo que sería más fácil, ahora que
trabajará en su casa, tendrá más tiempo de conocerle.
- ¡Por Dios Doménica!, ¡¿qué diría mi padre y mi madre?!, ¡no diga
soeces!

Albino interrumpe.

- Distinguidas señoritas, les presento a Máximo Salvioli, artista


plástico.
- Mucho gusto, hermosas - dice Máximo mientras besa la mano de
Doménica y de Adela.
- Me llamo Doménica - dice alegre.
- Yo soy Adela, él es mi padre.
- Permítame decirle, señor Casiraghi, que tiene una hija muy
hermosa.
- ¡Muchas gracias!, bueno, sigamos y ahí termino de explicarle la
idea de mi esposa.
- ¡Hasta luego, señoritas! - dice Máximo con un gesto encantador.

Doménica toma a Adela del brazo.

- ¡Tiene que conocerlo prima!


- No insista Doménica, ¡no me interesa!
- Esa resistencia dice todo lo contrario.
- Sigamos cortando rosas mejor - dice Adela enojada.
- ¡Bueno!, ¡vaya que es aburrida algunas veces!, ¡arriésguese para
crecer en esta vida! - dice mientras continúan caminando por el
jardín.

Saint Honore 2010

Los recuerdos de Máximo llegan a su fin por este momento, pues le


duele recordar acerca de Adela.

- ¡Vaya, vaya, vaya!, ¿aún después de varios siglos sigues


recordando aquél primer día?

Máximo comienza a gruñir, pues se trata de Gabriel.

- ¡Deja de seguirme y de leer mis pensamientos! - dice Máximo


enojado.
- Lamento decirte que eso no será posible, gracias a ellos puedo
seguirte el paso, ¿o no recuerdas que te dije que te estaría
siguiendo paso a paso, muy de cerca?
- ¡Maldición Gabriel!, ¿qué es lo que quieres?
- ¡Verte sufrir!, pero primero necesito respuestas...
- ¡Respuestas de qué!, ¡yo necesito respuestas!
- ¡Ella nunca te amó! - dice Gabriel.
- ¿Adela? - pregunta perplejo.
- Sí, ella se dejó convertir, con eso condenó tu vida también, no
entiendo cómo no comprendes que jugó contigo.
- ¡No!, ¡ella fue atacada por un vampiro!, y ese vampiro fuiste
tú...
- (Ríe a carcajadas) ¡Estúpido!, ella llegó rogando a mi que la
convirtiera, porque odiaba su vida, porque todos la veían como
aburrida y poco decidida y decidían por ella.
- ¡Mentira!, ella era una muchacha buena, seguramente tú la
atacaste y abusaste de ella, la obligaste y le ofreciste algo
que no le diste...¡destruiste su vida!
- Por supuesto que me aproveché de ella, ¡era tan ingenua!, ¡lo
hicimos muchas veces!, con pasión, con salvajismo...

Esas últimas frases enloquecieron a Máximo. El vampiro lanza su


cuerpo con odio hacia el de Gabriel, golpeándolo.

- ¡Nunca te quiso!, ¡ella iba a estar conmigo por toda la


eternidad! - dice Gabriel al golpear de vuelta.
- ¡Tu la engañaste!, maldito, ¡la usaste! - mientras sigue
golpeando fuera de sí.
- Máximo, ¡el plan era matarte!, pero ella quiso otra cosa - sigue
golpeando.
- ¿¡Qué!?

Por un momento paran la pelea. Ambos están cansados.

- Ella se enamoró de mi, y es cierto, abusé de ella, hice lo que


quise, pero ella me amaba a mi. Nuestro plan era matarte, pero
ella decidió convertirte, ¿qué hiciste para cambiar su opinión?
- Ella me dijo que me amaba y deseaba estar conmigo por toda la
eternidad, me lo dijo después de revelarme su condición y luego
me transformó...
- ¡Maldita perra!, ella me engañó a mi también...
- ¡No le digas eso! - Máximo golpea nuevamente a Gabriel con tanta
fuerza que lo lanza hacia varios metros.

Máximo va corriendo a donde cayó Gabriel. Lo toma del cuello.

- ¿¡De ver...verdad todavía la...def...defiendes!? - dice Gabriel.


- ¡Tú la cambiaste, todo lo que hizo fue porque la confundiste!

Gabriel patea a Máximo, él cae.

- ¡Máximo!, ¡entiéndelo!, ¡Adela nunca te quiso, ella te usó!


- ¡Mentira!, ella me eligió a mi, me convirtió para que
estuviéramos juntos para siempre, ¡no te eligió a ti!
- ¡Sólo quiero saber por qué ella prefirió estar contigo!, pues en
Roma juró amor por las eternidades conmigo - dice Gabriel
enfurecido.
- Ella me eligió porque te odiaba, odiaba que la hayas convertido
en lo que más le repugnó toda su vida...¡hasta que murió en
aquella batalla en 1945!, ¡mientras yo estaba encerrado en un
calabozo!, ¡mientras yo estaba ahí, mataban a mi esposa!...

Gabriel sonríe.

- ¡Nunca murió! - grita Gabriel.


- ¿¡Qué!? - dice Máximo sorprendido.
- ¡Ella no murió!, y es bueno que lo sepas...
- ¡No puede ser! - Máximo golpea un árbol - ¿dónde ha estado todo
este tiempo?
- No lo sé. Nunca más la volví a ver - responde - Cuando tú
estabas encerrado, ella volvió a mi, sabía dónde me escondía,
pero yo no le hice caso, seguía dolido por su traición...
- ¿Qué dices?
- Adela fue a buscarme, me dijo cosas, que estaba cansada de ti,
que conspiró con los jueces del concilio para que te dejaran
encerrado y condenaran a muerte, y que le diera la oportunidad
que ella misma rechazó, ¡que la perdonara!
- Claro...¡y tú se la diste!, ¡dime dónde está!
- ¡No lo sé! - dice Gabriel - luego de ese día le perdí el rastro.

Máximo se enoja y nuevamente lo toma del cuello.

- ¡Dime dónde está!


- ¡Suéltame! - grita ahogándose.

Máximo lo suelta.

- El día que nos íbamos a escapar me tomaron prisionero también y


nunca más la volví a ver...pensé...pensé que había decidido
volver por ti, y me enfurecí, desde ese día la odio...
- ¡Nunca volvió a mi!, ¡que soy estúpido!, todos estos siglos...
- Yo sólo he venido a cobrar mi venganza, Máximo, ¡ella me quiso a
mi, pero se casó contigo!, y es hora de que pagues...

Gabriel comienza a controlar la mente de Máximo, le hace doler su


cabeza y el grita y gime fuertemente.
Al dejar inconsciente a Máximo, Gabriel toma una rama y con un
cuchillo que saca de su bolsillo comienza a afilarla rápidamente.
Está preparando una estaca para matarlo.
Luego de unos minutos la termina, pero de pronto escucha una voz
familiar.

- Hola Gabriel.
- Amelia...¿qué haces acá?
- Ya estoy recuperada de mi herida, ¡la que tú me hiciste en mi
casa!
- ¿Y qué me importa?
- Eso es lo que más indiferente me tiene...sólo te vengo a decir
que nadie me trata mal en mi propia casa, ni me llama escoria ni
vergüenza para la raza...¡nadie!
- ¿Y a eso vienes?, o deseas presenciar cómo asesino a tu
iniciador...
- No, lo que hagas con él es lo que menos me importa...sólo vengo
a cobrar venganza...
- ¡Tú no puedes hacer nada!, recuerda que eres una basura...
- ¡Ya verás! - dice Amelia.

Amelia rápidamente toma la estaca de las manos de Gabriel y con un


certero ataque, directo al corazón, se la entierra al vampiro.
Gabriel mira mientras la sangre le cae por su boca y cuerpo.

- ¡Que mal!, creo que me equivoqué, te la enterré en el corazón -


dice Amelia sarcásticamente.
- ¡Cómo...pudiste! - dice Gabriel severamente herido y cae.
- ¡Para que veas que una neófita no es una escoria! - le dice al
oído.

El cuerpo de Gabriel comienza a desintegrarse rápidamente, hasta


quedar reducido a polvo.
El vampiro ha muerto.
Amelia se acerca a Máximo que sigue inconsciente y le habla.

- Y tú te mereces todo lo que te está pasando, el engaño de tu


esposa, por ser un perverso y manipulador - susurra al oído de
Máximo.

Amelia se va con rapidez y desaparece en el acto.

Fin de Capítulo

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