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CENTRO DE ALTOS ESTUDIOS NACIONALES

ANTOLOGÍA DE TEORIA DEL CONFLICTO

2007
ADVERTENCIA
LOS CONCEPTOS VERTIDOS EN CADA
UNO DE LOS ARTÍCULOS
REPRODUCIDOS SON DE EXCLUSIVA
RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y
NO COMPROMETE DE NINGUNA MANERA
AL CENTRO DE ALTOS ESTUDIOS
NACIONALES

ESTA ANTOLOGÍA RECOGE EL PENSAMIENTO DE DISTINTOS


ESPECIALISTAS Y SE HACE EN CONCORDANCIA CON LO
DISPUESTO POR LA LEGISLACIÓN VIGENTE SOBRE DERECHOS
DEL AUTOR.

2
LEY No 13714

Art 96º.- PUEDEN SER REPRODUCIDOS BREVES FRAGMENTOS DE


OBRAS LITERARIAS, CIENTIFICAS Y AUN LA OBRA ENTERA, SI SU
BREVE EXTENSIÓN Y NATURALEZA LO JUSTIFICAN; SIEMPRE
QUE LA REPRODUCCIÓN SE HAGA CON FINES CULTURALES Y NO
COMERCIALES Y QUE ELLA NO EXTRAÑE COMPETENCIA DES-
LEAL PARA EL AUTOR EN CUANTO AL APROVECHAMIENTO
PECUNIARIO DE LA OBRA, DEBIENDO INDICARSE, EL NOMBRE
DEL AUTOR Y EL TITULO DE LA OBRA Y LA FUENTE DE DONDE
LA HUBIERAN TOMADO.

3
INDICE

INTRODUCCIÓN...................................................................................... 5
OBJETIVO, FINALIDAD Y ALCANCE...................................................... 6

CAPITULO I
1. EL CONFLICTO .................................................................................. 7
2. TEORÍA DEL CONFLICTO ................................................................ 13
3. PANORAMA GLOBAL DE LOS CONFLICTOS ARMADOS .............. 21
ACTUALES, CAUSAS Y TIPOLOGÍA
4. LA TRANSFORMACIÓN DE LOS CONFLICTOS POR MEDIOS
PACÍFICOS......................................................................................... 32
5. EL CONFLICTO EN EL UMBRAL DEL SIGLO XXI............................ 62

CAPITULO II
6. LA GUERRA SE INICIA EN LOS DOMINIOS O CAMPOS NO ......... 84
MILITARES
7. NATURALEZA DE LA GUERRA ......................................................... 87
8. LA GUERRA ....................................................................................... 119
9. LAS GUERRAS DEL FUTURO .......................................................... 127
10. LAS GUERRAS DEL FUTURO ORIGINADA POR LOS ..................... 153
INTERESES DEL GENOMA HUMANO
11. AMBIENTE GUERRAS DEL FUTURO SERÁN POR LOS .................. 156
RECURSOS NATURALES.
12. LAS GUERRAS DE LOS PUERTOS DEL SIGLO XXI ........................ 159
13. LA GUERRA INFORMÁTICA (I WAR)................................................. 185
14. LA GUERRA DE LA INFORMÁTICA Y EL CAMPO DE BATALLA...... 195

CAPITULO III
15. GUERRA REVOLUCIONARIA ........................................................... 202
16. LA ERA DE LOS CONFLICTOR ASIMÉTRICOS. ............................. 210

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INTRODUCCIÓN

Ninguna sociedad está liberada de los conflictos, es más, muchas veces


resultan inevitables, en este sentido, el estudio del conflicto sus causas, las
formas y magnitudes de su manifestación son situaciones que necesitan ser
conocidas y explicadas, sobre todo porque se suelen presentar con relativa
frecuencia.
Y así como el conflicto es inevitable, así también se plantea la posibilidad de su
tratamiento, manejo y regulación y/o administración del mismo. Si la sociedad
perdura es porque de una u otra manera dos grupos juntos han encontrado una
solución temporal o aparentemente definitiva para dirigir sus intereses
encontrados.
Las partes opuestas pueden ser dos personas, cuyos desacuerdos pueden
culminar con la disolución del vínculo que los unía; también las partes pueden
ser dos grupos sociales, una empresa respecto a su sindicato en cuyo caso el
conflicto puede traducirse en una huelga; también el conflicto puede darse
entre países, y en este caso, la guerra, puede ser la manifestación más violenta
del conflicto.
Por último, la subversión y el terrorismo, son otras formas de conflicto que se
presentan en una sociedad, como consecuencia de la aparición de un grupo
que cuestiona el estado de cosas y supone que es necesario el cambio de lo
existente, no a través de mecanismos formales y legales permitidos por la
sociedad sino a través del uso de la violencia como modalidad para captura del
poder.
El conjunto de lecturas que aquí se presenta están orientados a comprender el
fenómeno social llamado Conflicto, para tal efecto las lecturas han sido
agrupadas en tres secciones: la primera sección, está dirigida a precisar
teóricamente lo que es el conflicto y las funciones que cumplen en cualquier
sociedad, la segunda sección, trata sobre la Guerra, la que no es otra cosa que
la manifestación más dramática y violenta del conflicto y finalmente, la tercera
sección, trata de ser una aproximación al problema de la Subversión.
La Defensa Nacional, está asociada a cada uno de estos problemas por tanto,
es necesario para el tratamiento y solución de la misma, estar en conocimiento
de una teoría mínima que ayude a entender y a explicar el por qué de los
conflictos.

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OBJETO, FINALIDAD Y ALCANCE

OBJETO
La presente antología, tiene por Objeto poner a disposición de Participantes y
Alumnos del CAEN, una serie de artículos referidos a la Teoría del Conflicto y
la Guerra, reunidos en un solo texto y presentados bajo diversas ópticas, para
que les sirva de fuente de consulta sobre las materias referidas y puedan
obtener sus propias conclusiones en base a su lectura y estudio.
La vastedad del contenido de la Teoría del conflicto (especialmente la
relacionada con su raíz sociológica), así como la amplitud de estudios
existentes sobre la Guerra, hacen imposible recoger en un compendio como
éste, todo el universo del conocimiento sobre estas teorías, mas aún cuando la
modernidad, la globalización y las megatendencias existentes en tiempos ad
portas del Tercer Milenio, hacen que los conceptos del Conflicto y la Guerra,
sean vistos y estudiados con el máximo de aplicación de la Ciencia y
Tecnología.

FINALIDAD

Proporcionar a los señores Participantes y Alumnos, los conocimientos básicos,


sobre la Teoría del Conflicto y sobre la Guerra, a fin de que puedan abordar en
las mejores condiciones, cualesquiera de los Cursos que conduce el CAEN, de
tal forma que con conceptos claros, definidos y amplios sobre estas materias,
puedan tomar conocimiento, sobre aspectos de política y estrategia de alto
nivel, necesarios para visualizar un futuro promisorio del país.
ALCANCE

Esta Antología está orientada tanto a los futuros Participantes de los cursos de
Desarrollo y Defensa Nacional, así como a los Oficiales de las FFAA y de la
PNP de otros cursos que lo requieran.

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CAPÍTULO I

1. EL CONFLICTO
Por: El CAEN (TE-001-85)

a. INTRODUCCIÓN

Las relaciones que se dan entre grupos sociales o entre éstos y el


Estado, así como las relaciones internacionales que mantiene un
Estado con entidades similares, no son en todo momento de
cooperación y amistad, sino que hay períodos a veces prolongados,
de oposición.

Cuando la relación entre las partes se presenta de este último


modo, se ha configurado el conflicto.

En el frente interno o externo, el conflicto podrá ser dirimido


recurriendo a medios legales o ilegales y en todo caso, se intentará
un diálogo racional que gradual o súbitamente puede desembocar
en una guerra civil o en una guerra entre Estados. Indudablemente
que esta posibilidad no suele ocurrir con frecuencia.

b. CONCEPTUALIZACION

Conflicto es la relación de oposición entre dos partes. También es la


relación de oposición entre dos o más partes, cuyos portavoces
creen tener objetivos incompatibles. Asimismo, el conflicto es la
resultante de una interacción bipolar o multipolar con protagonistas
distinguibles o no, ubicados dentro de una misma o diferente
categoría, con o sin intermediarios, en el que cada uno de ellos
procura obtener un determinado interés. Las anteriores definiciones
se complementan y revelan que en todo conflicto, entre grupos o
entre países, existe como condición necesaria una relación de
oposición entre dos o más partes, y aún cuando puedan intervenir
más elementos, éstos siempre llegan a formar coaliciones y por
tanto a polarizarse en dos fuerzas opositoras.

c. CARACTERÍSTICAS

Las características más importantes del conflicto son:

(1) Carácter Social

El conflicto que como expresión manifiesta, incluye desde el


diálogo o discusión racional hasta la guerra (civil o entre
países) es en esencia, social; ya que proviene de condiciones y

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competencias hegemónicas entre países y porque entre las
partes opuestas se dan un sinnúmero de interacciones
recíprocas. Es decir, la acción que realice una persona o grupo
social o país estará orientada por lo que otra persona, grupo
social o país, haga o deje de hacer.

(2) Permanencia

Los conflictos son inherentes a toda relación humana y a toda


relación entre los Estados, por consiguiente son permanentes.
Esto no quiere decir, que la relación entre grupos o la relación
internacional entre Estados sea en cada momento total o
parcialmente conflictiva. Habrán períodos de distensión, de
aparente amistad o colaboración, pero en tanto no hayan sido
dirimidas sus causas, el conflicto puede adquirir intensidades y
manifestaciones diversas.

d. CLASIFICACIÓN

Partiendo de la premisa de que el conflicto es inherente a la


estructura social y que por tanto, se halla en toda relación entre
personas, grupos o países, y, que además, se requiere sólo del
surgimiento de determinadas condiciones para hacerlo evidente, se
puede distinguir teóricamente dos tipos:

(1) Conflicto latente

Es aquel en el que las partes no son conscientes de la relación


de oposición.

(2) Conflicto manifiesto

Supone que una de las partes cuando menos es consciente de


la relación de oposición. Expresado de otro modo, puede
ocurrir que el conflicto se manifieste por una percepción
acertada o errónea, de que sus objetivos, propósitos o
preferencias, estén siendo amenazados o estorbados por las
intenciones o las actividades de una o más partes.

e. LOS CONFLICTOS EN LAS ESTRUCTURAS NACIONALES E


INTERNACIONALES

Los conflictos suelen presentarse y adquirir manifestaciones e


intensidades diversas; ya sea dentro de una estructura nacional la
que de hecho está limitada tanto por el aparato jurídico como por el
espacio geográfico de su jurisdicción, así como en una estructura
internacional, en la que pueden enfrentarse dos o más países o una
coalición de los mismos; en la cual el espacio geográfico puede ser
rebasado en los límites jurisdiccionales de cada uno, en cuyo caso el
Derecho Internacional es un regulador del conflicto.

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(1) Conflicto dentro de la Estructura nacional

Los conflictos que ocurren dentro de una estructura nacional


pueden darse entre grupos primarios o entre grupos
secundarios. En el primer caso, como su nombre lo indica, se
trata de conflictos que se presentan entre integrantes de típicos
grupos primarios, tales como familias, pandillas, etc.

En los conflictos entre grupos secundarios, las partes cuentan


con una estructura normal de organización y en la que sus
objetivos e intereses son mucho más precisos. En este caso,
se encuentran las relaciones obrero-empresariales las que,
cuando dejan de ser de cooperación se tornan conflictivas,
asumiendo el sindicato la representatividad de los obreros en
cuya virtud discute y presiona a la empresa para conseguir sus
objetivos.

También puede darse una relación conflictiva entre el Gobierno


y los partidos políticos de oposición; y entre el Gobierno y las
organizaciones sindicales mayores. En todos estos casos las
manifestaciones y expresiones del conflicto, adquirirán
intensidades diversas, las que serán producto de los intereses
en juego, la coyuntura socio-política que se viva, el número de
participantes, la organización que posean y los medios con que
cuenten tanto para presionar a una de las partes, como para
responder a dicha presión.

Como se acaba de observar, los conflictos que ocurren dentro


de una realidad concreta, no se presentan del modo más
simple y puro; al contrario, hay todo un conjunto de aspectos
económicos, políticos, sindicales, religiosos, etc., que
intervienen y son los que le dan intensidad a las diversas
manifestaciones del conflicto. Existen conflictos en los que las
partes aceptan las bases legales en los que descansa la
sociedad y por lo tanto encuentran arreglo dentro de las
normas vigentes, en cambio, hay otros conflictos, en el que una
de las partes cuestiona dichas bases legales que regulan la
vida social e intentan sustituir los llamados viejos valores por
otros nuevos y distintos. En el primer caso, el conflicto da lugar
a un cambio y a una serie de mejoras que ocurren en el
sistema; y en el segundo, los conflictos procuran conseguir un
cambio del sistema.

(2) Los Conflictos Internacionales

Las relaciones entre los Estados –unidades políticas


independientes– configuran las relaciones internacionales.
Estas pueden ser de colaboración recíproca y de amistad, lo
que indudablemente, no es invariable ya que en función del

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logro de sus objetivos, los Estados pueden ir desde la crisis, al
rompimiento de las relaciones diplomáticas, pudiendo
desembocar en la guerra como la expresión más dramática y
sangrienta del conflicto.

Los conflictos internacionales o entre los Estados, surgen


porque los Objetivos Nacionales (OONN) de un Estado, pueden
resultar perjudiciales o dificultar la consecución de los mismos
para el otro, o en todo caso, pueden representar una seria
amenaza para la seguridad e integridad de su territorio, o para
el mantenimiento de su independencia externa.

f. PROCEDIMIENTOS QUE EMPLEAN LAS PARTES PARA


ALCANZAR SUS OBJETIVOS

Las partes en conflicto, ya se trate de conflictos entre grupos o entre


países, pueden recurrir a dos tipos de procedimientos para alcanzar
sus objetivos.

(1) No Coactivos

La persuasión, constituye el procedimiento mediante el cual


una de las partes o ambas, tratan de convencer a su
oponente de que acceda a los objetivos que desea alcanzar.
Asimismo, las recompensas contingentes se ubican dentro de
este tipo de procedimientos, y consisten en el ofrecimiento que
una de las partes o las dos ofrecen a la otra, sobre algo que
desean a cambio de alguna concesión que facilite el alcance
de sus objetivos.

(2) Coactivos

Dentro de este tipo, se pueden distinguir aquellos que son


empleados por una de las partes, cuando se trata de conflictos
que se dan como producto de las relaciones entre los Estados:

(a) Procedimientos Coactivos empleados en la estructura


nacional. En este caso, en las relaciones entre un sector
de la población y el Estado, una de las partes recurre a la
ejecución y marchas de protesta, mítines, paros (de
brazos caídos, suspensión de labores), huelgas, toma de
locales, captura de rehenes, saqueo o incendios. Algunos
conflictos entre estas partes han derivado en guerras
civiles.

(b) Procedimientos Coactivos empleados en las relaciones


internacionales. En el conflicto internacional, las partes
pueden recurrir a la agresión, la que puede ser
económica, política, de fomento a la subversión y el
terrorismo; así como la agresión empleando a la Fuerza

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Armada sin declaración de guerra. Excepto esta última
forma de agresión, todas las anteriores no están
reguladas por el Derecho Internacional, ya que tanto los
Estados Unidos como Rusia en particular, se han opuesto
a su reconocimiento en razón a que son mecanismos que
con cierta frecuencia suelen usar ambas potencias. El
segundo tipo de procedimiento coactivo, es la guerra, que
es la expresión más violenta del conflicto.

g. ESCALADA Y DESESCALADA

Todos los conflictos varían en intensidad. Cuando la presión de una


de las partes sobre la otra se hace cada vez más creciente, variando
desde el diálogo hasta el punto conocido como el "punto de no
retorno", - lo que condiciona la acción de la política y los preparativos
de defensa -, se está ante el caso de una escalada. Dicho de otro
modo, la escalada es un movimiento hacia magnitudes mayores de
conducta conflictiva. En cambio, la desescalada es un
desplazamiento hacia magnitudes menores, es decir, se
experimenta una disminución en las presiones.

h. RESULTADO DEL CONFLICTO

Todo conflicto puede determinar el debilitamiento, la


desorganización o la destrucción de un sistema. Asimismo, puede
fortalecer la unidad y el mantenimiento de un sistema dado.

i. LA ESTRATEGIA GENERAL Y EL CONFLICTO

La Estrategia General surge como una respuesta del Estado ante la


necesidad de superar las interferencias posibles de producirse o que
efectivamente se produzcan en el tránsito de una nación hacia su
desarrollo; provengan estas interferencias de su ámbito interno, del
externo o de ambos a la vez. Estas interferencias podrán tener
magnitudes distintas y responder a un número variable en lo que a
su fuente de origen se refiere. Ellas ponen de manifiesto la o las
voluntades que se oponen a la del propio Estado y por este cambio,
esto es, por la existencia de voluntades contrapuestas, nos
encontraremos en presencia de un conflicto real o potencial y la
estrategia deberá atender su solución. Los conflictos son los
problemas fundamentales que debe resolver la estrategia; son su
desafío permanente.

Para la solución de esos problemas la Estrategia General producirá


actos de gradación diferente en cuanto a su intensidad, magnitud y
medios a emplear; pero orientándose todo a la finalidad última de
hacer desistir al adversario de su posición de interferente o forzarlo a
someterse a la voluntad de quien ha dispuesto la realización de
dichos actos. En síntesis, esto indica que hay actos que por si
producen o pueden producir conflictos y otros destinados a

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superarlos, todos ellos en la búsqueda de los OONN.

Cabe agregar que existe una marcada tendencia al aumento de los


conflictos. La Estrategia General de las naciones se ve influenciada
por un proceso de aceleración, resultante de la disminución del
tamaño relativo del mundo por el incremento de la velocidad en las
comunicaciones, así como de la globalización, hecho que ha
repercutido en todos los campos del que hacer humano.
Los países se "han acercado" y el término "lejanía" es muy relativo;
los campos de fuerza se reestructuran con una dinámica
desconocida hasta hace muy poco y su conformación final es de
muy difícil pronóstico.

A lo ya señalado se debe agregar, la proliferación de los problemas


vitales que conmueven a la sociedad y al mundo en general; tales
como las referidas a la explosión demográfica, a la crisis energética,
a la alimentación, al desempleo, a la acumulación excesiva de
capitales, etc., todo lo cual ha conducido al aumento de los conflictos
en los que se ven o verán envueltas casi todas las naciones del
globo.

j. EL CONFLICTO Y LAS DECISIONES POLÍTICAS

Toda decisión política sea de carácter interno o externo conlleva la


posibilidad de conflicto; en este sentido se pueden presentar
conflictos: de probable ocurrencia y de necesaria ocurrencia:

(1) Conflictos de probable ocurrencia

Son aquellos que se generan como efecto de decisiones


políticas y sobre la que existe certeza razonada en cuanto a
que lesionarán los intereses de uno o más países, o de grupos
económicos o ideológicos sean o no nacionales; los que se
convertirán en oponentes potenciales, haciendo la salvedad de
que su emergencia como conflicto, dependerá en última
instancia de la voluntad de dichos oponentes.

La materialización o no de este tipo de conflicto, estará


influenciada por la forma, oportunidad, lugar, características,
etc., de la decisión política prevista, y por la habilidad o
inhabilidad de los responsables de la ejecución de esas
decisiones.

(2) Conflictos de necesaria ocurrencia

Su existencia encuentra justificación en la necesidad de


producir decisiones políticas, sin las cuales no será posible
alcanzar sus objetivos. Su materialización estará
indisolublemente unida a la voluntad de quien las haya
establecido.

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2. TEORIA DEL CONFLICTO
Por: El Almte Arg. Fernando A. Milla

a. CONCEPTO DE CONFLICTO

El conflicto consiste en un desacuerdo o choque internacional, entre


entes de una misma especie, planteado a propósito de un derecho y
en el que para lograr ese objetivo o preservar el derecho, los actores
intentan quebrar la resistencia del oponente, llegando eventualmente
al uso de la violencia.

De la anterior definición pueden deducirse los conceptos siguientes:

(1) El conflicto no es un enfrentamiento casual, sino consciente.


(2) En él, existe oposición de voluntades en orden a objetivos o
intereses definidos por la política.
(3) Se plantea entre entes de una misma especie: No existe
conflicto entre hombres y objetos inanimados sino entre actores
estratégicos o sea, entes políticos capaces de fijarse objetivos
y emplear medios para su logro con cierta racionalidad.
(4) El conflicto no necesariamente implica enfrentamiento bélico. El
recurso a la violencia es eventual, no es condición necesaria
para que el conflicto exista.

b. CLASIFICACION DE LOS CONFLICTOS

Los conflictos pueden ser clasificados desde los puntos de vista de


su estabilidad, de la circunstancia de que en ellos se emplee o no
violencia material y del balance entre ganancias y pérdidas que
arrojen a su epílogo.

(1) Según la estabilidad: Los conflictos pueden ser estables o


inestables.

(a) Conflicto Estable, es aquel en el que no existen indicios


que permitan prever un cambio en el tipo de vinculaciones
entre los actores involucrados en el mismo. En otras
palabras, es posible prever que los amigos y oponentes
de hoy lo seguirán siendo por un cierto lapso.

(b) Conflicto inestable, es aquel en el que sí existen


elementos de juicio como para prever tal cambio.

(2) Según exista o no violencia material: Uno es agonal cuando


sus actores no apelan a la violencia material.

Inversamente, será polemial cuando sí lo hacen. A su vez, la

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violencia puede encontrarse presente en forma efectiva o
contingente, como amenaza o demostración.
(3) Según el balance entre ganancias y pérdidas: Se dice que un
conflicto es de suma cero cuando lo que en él gana un actor
equivale exactamente a lo que pierde el otro. Es esta una
formulación teórica que difícilmente pueda darse en la realidad.
Por el contrario, la norma será que las pérdidas de un actor no
se reflejen de manera exacta en las ganancias de otro
pudiendo llegarse, incluso a que en un conflicto todos los
actores pierdan algo.

En consecuencia, lo normal será la existencia de conflictos de


suma variable. Esta puede tener signo positivo o negativo,
según que las ganancias de los actores superen o no a las
pérdidas.

Los conceptos de inestabilidad y de suma cero o variable son


de interés de empeñamiento en el mismo, por parte de sus
actores.

c. ELEMENTOS DEL CONFLICTO

En los conflictos podemos reconocer la presencia de los siguientes


elementos:

(1) Lenguaje

En el conflicto se utiliza un lenguaje particular, integrado por


expresiones, gestos y acciones destinados a exteriorizar
creencias, evidenciar u ocultar intenciones y materializar
acciones. Con este lenguaje se trata de influir sobre la
conducta del oponente y de otros actores, empleándose para
ello desde mensajes de tono conciliador hasta expresiones
extremas de violencia armada. A medida que un conflicto se
agrava, la comunicación y el lenguaje entre los actores
enfrentados tiende a degradarse. Hay más acciones que
palabras y los mensajes tienden a ser dirigidos más al propio
bando que al adversario, arribándose a una especie de autismo
político.

El lenguaje cumple con tres funciones distintas:

(a) Informativa: Hacer conocer los propios puntos de vista.


(b) Expresiva: Lograr adhesiones o influir sobre el oponente u
otros actores.
(c) Directiva: Originar o impedir acciones.

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(2) Disputa por un derecho o un objetivo

El conflicto implica la existencia de una situación no ordinaria


vale decir, una situación en la que los acontecimientos se
desarrollan en forma diferente de la considerada normal. En
este sentido, se experimenta la sensación de que algo falla, de
que el otro actor pretende o detenta algo que nos pertenece,
vulnera un derecho. En consecuencia, el actor afectado
intentará, como mínimo, que el oponente atienda a las propias
razones, para lo cual planteará una disputa por aquello que
considera afectado. En relación con el ejercicio de lo que los
actores entienden por su derecho, pueden darse situaciones
de:

(a) Satisfacción: No existen problemas ya que se considera


se ejercen los derechos pretendidos.
(b) Frustración: Se sienten deseos de expandir el ejercicio de
un derecho.
(c) Cercenamiento: El ejercicio de un derecho sufre una
limitación intolerable.
(d) Colisión: El derecho de un actor sólo puede ser ejercido a
costas de los derechos de otro actor.
Por otra parte, el derecho puede estar vinculado con:

La propia entidad: libertad, albedrío, orgullo.


Un bien material: Territorio, recursos.
Una concesión: Privilegios, poder.
Una idea: Religión, ideología.

(3) Enfrentamiento intencional

No existe enfrentamiento casual; los actores se oponen por un


expreso acto de voluntad. Sobre este particular, interesa hacer
notar que quien decide si habrá o no conflicto, es el bando
agredido. Este es quien accede o rechaza la demanda o acción
del ofensor, decidiendo la iniciación del conflicto. Si la
respuesta del agredido es desmesurada, el ofensor suele pasar
a desempeñar el rol del ofendido.

(4) Hostilidad recíproca

Aparece al agravarse el conflicto. Se origina en la resistencia


de un actor a aceptar lo pretendido por el otro y asume la
forma de mala disposición y antipatía mutuas.

(5) Agresividad y violencia

La agresividad enlaza a la hostilidad con la violencia y aparece


luego de otras etapas anteriores en el desarrollo del conflicto.

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Puede ser definida como “propensión a aplicar violencia”. Para
llegar a la violencia los actores, consciente o
inconscientemente modifican su lenguaje en el sentido
anteriormente señalado. Se produce así una situación autista
en la cual, como hecho nuevo, recurren al empleo de la
violencia. De los elementos del conflicto que hemos
detallado hay dos: El lenguaje y la disputa a propósito de
un objetivo o de un derecho, que aparecen en todo el
desarrollo del mismo. Son los elementos mínimos
necesarios para que exista conflicto.

Los demás elementos, en cambio, irán apareciendo en forma


sucesiva, a medida que el conflicto se agrave.

d. GENESIS DEL CONFLICTO

En principio, es preciso reconocer que pueden existir situaciones de


no conflicto o sea, situaciones de paz que no solamente impliquen la
no existencia de conflicto bélico sino también de ningún otro tipo de
conflicto presente o detectable para el futuro. Desde este punto de
vista, la paz podría asimilarse a una situación ordinaria. Obviamente,
pensar que un Estado moderno, con el cúmulo de objetivos o metas
que persigue, intereses que preserva y obstáculos que debe sortear,
pueda no avizorar conflicto alguno resulta, por lo menos, poco
realista. Además la palabra "paz" suele emplearse con sentido no
siempre preciso, confundiendo algunos de sus significados. sobre el
particular conviene distinguir:

(1) Paz seráfica

La paz de los ángeles. Propia de los seres despojados de


ambiciones, ansias de poder y deseos de lucro. Es una paz
utópica por cuanto no pertenece a este mundo.

(2) Paz evangélica

Inspirada en el Sermón de la Montaña. Es la paz producto de la


buena voluntad entre los hombres. Suele olvidarse que Cristo
la mencionó en relación con el enemigo individual y que para
lograrla, no basta con la buena voluntad de una sola de las
partes.

(3) Paz política

Puede ser asunto de buena o mala voluntad e incluso,


impuesta por la fuerza, tal como ocurrió con la "Pax Romana".
Dejando atrás la situación de paz el conflicto se inicia, como
hemos señalado, con la resistencia del bando ofendido a los
avances del ofensor. Pero ese comienzo, puede estar
condicionado por diversos factores, entre los que podemos

16
mencionar.

(a) El grado de apresto de los actores.


(b) La opinión o acción de terceros.
(c) El consenso interno en cuanto a enfrentar un conflicto.
(d) La existencia de reinvindicaciones nacionales o grupales,
los deseos de venganza o desquite.
(e) La existencia de sentimientos mesiánicos o fanatismos
ideológicos o religiosos.
(f) Las tensiones sociales en uno o más actores.
(g) Aspectos vinculados con la moral y el derecho, capaces
tanto de frenar como de impulsar a los actores a
comprometerse en un conflicto.

e. VIRULENCIA DEL CONFLICTO

En principio, depende del grado de conmoción provocada en el


ánimo de los actores por la situación no ordinaria que se encuentra
en el origen del conflicto, según jueguen los factores disconformidad,
urgencia y sorpresa.

Combinando las antedichas situaciones con la aparición sucesiva de


los elementos del conflicto, podemos establecer sus niveles de
virulencia o intensidad:

(1) Mínima: Situación deliberativa, más dispuesta por un objetivo o


un derecho.

(2) Leve: Situación circunstancial más enfrentamiento intencional.

(3) Moderada: Situación reflexiva más hostilidad recíproca.

(4) Máxima: Situación de crisis más violencia.

En otro enfoque y complementando lo expresado en orden a la


virulencia del conflicto, es oportuno recordar los niveles de acción
reconocidos por el General Beaufre:

(a) Paz completa


(b) Intervención insidiosa
(c) Intervención abierta
(d) Guerra clásica
(e) Guerra generalizada.

f. DESARROLLO DEL CONFLICTO

En el desarrollo de un conflicto juega en alto grado la subjetividad de


los actores. Cuando se cree que un conflicto es inevitable,
generalmente se produce. Al examinar la evolución de distintos
conflictos, se nota que las variaciones en cuanto a virulencia no se

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producen de manera gradual sino por saltos. En efecto y tal como lo
expresa Hernán Kahn, pareciera que las variaciones de intensidad
se producen en la medida en que se superan determinadas barreras
psicológicas, por ejemplo: la amenaza de empleo de sanciones, la
amenaza de empleo de la fuerza, el primer empleo de la fuerza, la
amenaza de emplear armas nucleares, el primer empleo de armas
nucleares, etc.

El conflicto se inicia, tal como hemos expresado, con las


contramedidas del defensor. Cuando se percibe la amenaza,
aparece la tensión, pudiendo luego recorrer los niveles de virulencia
mínima hasta moderada, antes de llegar a la violencia. Para cambiar
la intensidad del conflicto en la medida necesaria para influir sobre la
conducta de otro actor, se apela a la escalada. Este materializa el
ejercicio del poder a través de opciones y procedimientos cada vez
más contundentes. Inversamente, la intensidad del conflicto puede
disminuirse mediante una desescalada, especialmente si se trata de
lograr una solución negociada o una tregua.

g. EXPANSION Y CONTRACCION DEL CONFLICTO

Así como varía de intensidad o virulencia, el conflicto puede


expandirse o contraerse, en el sentido de implicar a más o menos
actores que los inicialmente involucrados.

Los mecanismos de expansión, pueden ser:

(1) Contagio

Cuando se incorporan al conflicto entes políticos de naturaleza


distinta a la de los inicialmente implicados. Ejemplo: Una
huelga a la que se asigna connotaciones políticas.

(2) Efecto dominó

Así llamado por su similitud con la caída de una hilera de fichas


de dominó, paradas una junto a otra, a partir de la caída de la
primera. Se refiere a la afinidad por continuidad existente entre
los actores de un conflicto y sus vecinos. Sobre este punto,
consideramos que la referida continuidad puede referirse no
solamente a la vecindad geográfica, sino también a la afinidad
étnica, ideológica o religiosa. Un ejemplo de efecto
dominó (continuidad geográfica), está dado por el
comienzo de la primera Guerra Mundial.

La contracción de un conflicto, puede operarse por:

(a) Colapso de uno o más actores. Ejemplo: Segunda


Guerra Mundial a partir de la rendición italiana a los
aliados.

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(b) Acuerdo entre algunas de las partes implicadas.

h. EPILOGO DEL CONFLICTO

El conflicto finaliza cuando un bando pierde la voluntad de enfrentar


a su oponente. Ello lleva a poner en duda la existencia de la victoria
ya que lo que realmente existe es la derrota, o por lo menos el
avenimiento a efectuar concesiones, por parte de uno de ambos
bandos.

Las formas de epílogo son:

(1) Tregua

Es una suspensión de hostilidades y más bien constituye una


interrupción antes que un epílogo. La hostilidad interrumpida
durante la tregua puede no ser física. La tregua puede ser:

(a) Espontánea: Por lo general, se produce por agotamiento


de las partes.
(b) Convenida: Por acuerdo entre los actores.

(2) Compromiso

Las partes acuerdan la finalización del conflicto normalmente


sin haber alcanzado todos sus objetivos.
El compromiso puede ser:

(a) Por negociación directa:

Normalmente se dará en bajos niveles de conflicto.

(b) Por intervención de terceros:

Usualmente mediante los procedimientos de arbitraje,


mediación o también, por imposición de un tercer actor
más fuerte, cuyos intereses puedan verse afectos por la
continuación del conflicto.

(3) Derrota

Cede, en una de las partes, la voluntad de proseguir el


conflicto.
La derrota puede producirse por:

(a) Erosión de la voluntad:

Puede lograrse por medios cruentos (Francia en


Indochina) o incruentos (Gandhi en la India).

19
(b) Colapso de la voluntad:

Derrumbe súbito de la voluntad de lucha de un actor,


ejemplo: Rendición de Italia ante los aliados en la
Segunda Guerra Mundial, inmediatamente después de
que estos desembarcan en el suelo de ese país.

(c) Ablación de poder:

Anulación del poder material de un actor, normalmente en


poco tiempo y valiéndose de una gran superioridad. Es
una forma de epílogo que no requiere afectar
materialmente en demasía al poder del actor derrotado.
Se ejemplifica, típicamente, en el caso de las
intervenciones militares (La URSS en Checoslovaquia tras
la "Primavera de Praga", EEUU en Granada y Panamá o
Irak en Kuwait).

(d) Aniquilamiento:

Supresión del poder material de un actor. Sobre el


aniquilamiento existe una controversia con respecto a si
para aniquilar es necesario afectar a los elementos
materiales o a los elementos humanos sobre los que
descansa el poder. La discusión pareciera no exceder el
plano de lo académico, ya que si se hunde un barco de
guerra (elemento material) también se afecta a sus
tripulantes (elemento humano). Pero existe un tipo de
conflicto en el cual la decisión de aniquilar conlleva
particularmente, la afectación de seres humanos. Se trata
de las guerras de tipo subversivo en las cuales, al menos
en sus primeras etapas, el bando insurrecto no cuenta
con una base material de poder (infraestructura,
instalaciones logísticas, industrias, etc.) cuya destrucción
conduzca al logro del efecto de aniquilamiento. En esas
primeras etapas, el poder de dicho bando reside
exclusivamente en sus hombres y es hacia ellos que se
dirigen las acciones que buscan aniquilarlo.

20
3. PANORAMA GLOBAL DE LOS CONFLICTOS
ARMADOS ACTUALES: CAUSAS Y TIPOLOGÍA
José María Tortosa
Cátedra Rafael Altamira
Universidad de Alicante

Cuatro son las características generales de los conflictos armados


actuales, necesarias para poder presentar después las diversas formas
que adoptan y las que podrían adoptar en un inmediato futuro1.

a. La primera característica es que los conflictos armados se han


hecho intra-estatales. Entre 1989 y 1999, los conflictos armados
entre Estados, llamémosles conflictos armados clásicos, han
supuesto un 6 por ciento del total de conflictos armados. Los datos
para los cinco últimos años de los 90 son claros:

Total
Tipo de conflicto 1995 1996 1997 1998 1999 1989-1999
Intraestatal 34 33 30 33 33 94
Intraestatal con intervención extranjera 0 1 3 2 2 9
Interestatal 1 2 1 2 2 7
Total 35 36 34 37 37 110
Fuente: Wallensteen, P. Y M. Sollenberg, “Armed conflicts, 1989-99”, Journal of
Peace Research, XXXVII, 5 (2000) p. 636.

La tendencia, en muchos análisis, ha sido atribuir este fenómeno al


colapso de la Unión Soviética. El papel de lo allí sucedido entre 1989
y 1991 no puede ser minimizado para los territorios afectados, es
decir, para los sometidos al entonces imperio ruso-soviético, pero
no parece que pueda atribuírsele todo el peso de esta explosión de
conflictos intraestatales. El hecho es que entre 1945 y 1968 los
conflictos internos eran menos numerosos que los conflictos
internacionales, pero la situación cambió drásticamente a partir de
dicha fecha, probablemente de manera atribuible al cambio de
coyuntura económica y a la entrada de una fase de contracción en el
ciclo económico mundial2. Sobre esta coyuntura se han encabalgado
los efectos “violentógenos” de determinadas políticas favorecidas
desde organizaciones gubernamentales como el Banco Mundial y el
Fondo Monetario Internacional, en particular en el caso de la gestión
de la deuda externa de muchos de estos países3.

1
Ver VV.AA., Guerras en el sistema mundial. Anuario CIP 1999 , M. Aguirre y T. Filesi eds., Barcelona,
Icaria, 1999, y la bibliografía allí citada por Mariano Aguirre.
2
Tortosa, J.M., “Nacionalismos y sistema mundial”, Nacionalis mo. Pasado, presente y futuro , Cuenca,
Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, Colección Humanidades, 2000, pp. 49-59.
3
Ver Tortosa, J.M., El juego global. Pobreza y capitalismo en el sistema mundial , Barcelona, Icaria,
2000.

21
b. La segunda característica sí que guarda una relación directa con el
colapso de la Unión Soviética o, mejor, con el colapso de su Partido
Comunista. Se refiere al sistema de financiación de estas guerras
intraestatales, que, en los tiempos del PCUS, podía ser mediante la
ayuda exterior de una parte o de otra. La ayuda de los Estados
Unidos a las guerrillas talibán (y, sin duda, a Bin Laden) enfrentadas
al gobierno comunista de Kabul fue, probablemente, una de los
mayores desembolsos aprobados por las Cámaras estadounidenses
dirigidos a un conflicto en el que no estaban oficialmente
involucrados. La misma lógica (el enemigo de mi enemigo es mi
amigo) llevaba a la Unión Soviética a ayudar a las guerrillas filipinas.
En general, el dinero, los equipos y los asesores (por ejemplo,
cubanos en Yemen) fluían de cada uno de los bloques hacia los
“subversivos” del otro bloque.

Acabado el imperio soviético y con los restantes partidos comunistas


en el poder dedicados a otras tareas distintas a la del enfrentamiento
por la hegemonía, la lógica de la ayuda al contrario deja de tener
sentido4. Ya no existe un “imperio del mal” dispuesto a financiar la
“subversión” ni la actual potencia hegemónica indiscutida, los
Estados Unidos, tienen el más mínimo interés en ayudas
“ideológicas” o geopolíticas. Con esto se ve que el viejo
enfrentamiento no era ideológico, sino político: no eran dos modelos
enfrentados –esa era la propaganda por ambas partes- sino dos
potencias que luchaban por conseguir la hegemonía a escala
mundial.

El efecto de esta nueva situación es que las partes enfrentadas


violentamente tienen que recurrir a nuevas fuentes de financiación,
convirtiendo la guerra civil en parte de una economía mucho más
real que la de las especulaciones financieras asociadas con la
“globalización”5. En otras palabras, que las nuevas guerras tienen
que buscar nuevas fuentes de financiación que, finalmente, acaban
siendo previsibles: extorsión (el “impuesto revolucionario” de ETA),
secuestro, bandidaje y, por supuesto, acceso a materias primas
(petróleo) o bienes de alta rentabilidad (diamantes) o de fuerte
demanda (drogas) con los que pagar las armas, los equipos y los
asesores. Algunas guerras contemporáneas, como la de Sierra
Leone, ha sido clasificada no de guerra “tribal” sino de “guerra de los
diamantes”, mucho más cercana a la realidad que la versión
“culturalista”.

4
El caso cubano no es una excepción. Pensar que la oposición de los Estados Unidos al régimen de
Castro es porque este último es comunista es condenarse a no entender la política de los Estados Unidos
que mantiene lazos relativamente fraternales con otros regímenes comunistas como el de Vietnam o el de
la China. La política estadounidense frente a Cuba no tiene motivaciones ideológicas sino electorales
internas, como se pudo ver en el caso de Florida en las últimas elecciones presidenciales en dicho país.
Ver Huntington, S., “Intereses exteriores y unidad nacional”, Política Exterior , XII. 61 (1998) 177-198.
5
Ver Tortosa, J.M., "Guerras por la identidad: de la diferencia a la violencia", Globalización y sistema
internacional. Anuario CIP 2000 , M. Aguirre y otros ed., Barcelona, Icaria, 2000, pp. 99-112

22
Los movimientos de recursos en las nuevas guerras faltas de
financiación a través de la potencia rival, tienen ahora, como actores,
a las diásporas (trabajadores emigrantes incluidos), las empresas
que compran los bienes antes citados o que pagan dinero para ser
“protegidas” según el principio mafioso, los paramilitares financiados
por elites, ejércitos o que, simplemente, saquean, grupos de
autodefensa y, last but not least, las mismas organizaciones
humanitarias, gubernamentales y no gubernamentales, que tienen
que pagar “impuestos” y “aranceles” a los contendientes para poder
hacer llegar la ayuda a las víctimas6.

c. La tercera característica tiene una lógica diferente aunque no puede


separarse de las anteriores y tiene que ver con los “nuevos ejércitos”
de los países ricos, mucho más tecnificados, pero mucho más
agresivos. Frente a ellos, y como fruto de la llamada “globalización”,
aparecen no sólo Estados hostiles (después llamados rogue states)
o ejércitos dentro del mismo Estado, sino que aparecen fenómenos
de terrorismo internacional difícilmente asociables a un Estado
concreto y cuya adscripción religiosa es, muchas veces, más a
efectos de simplificación que como causa real del comportamiento
violento7.

d. Queda una última característica, incipiente, pero ya observable y


consiste en la tendencia hacia la privatización de la violencia
legítima. Los Estados ricos tienden cada vez más a confiar sus
acciones violentas a ejércitos privados de cuyas actuaciones los
gobiernos se pueden desresponsabilizar. En esto siguen los pasos
ya dados con el incremento de policía privada y de prisiones
privadas en los países ricos con el evidente resultado del aumento
de la violencia.

II

Tres son los tipos extremos de conflicto armado en la actualidad si


atendemos al motivo que se discute en cada caso, a saber, el acceso a
recursos (materias primas, bienes), el tipo de sistema o el acceso al
gobierno y, finalmente, la discusión sobre territorios. Los ejemplos,
respectivamente, son Argelia, Colombia y Palestina-Israel, ejemplos que
también lo son de la particular dificultad que tiene el intentar resolverlos.

De forma muy esquemática, sus características aparecen en la siguiente


tabla en la que también están reflejadas las apariencias del conflicto, las
justificaciones, los temas subyacentes y otros ejemplos del mismo tipo.

6
Ver Kaldor, M., New & Old Wars. Organized violence in a global era , Londres, Polity Press, 1998,
gráfico en p.105.
7
Tortosa, J.M., “El Islam ¿enemigo de Occidente?, Papers , 57 (1999) 75-88.

23
ARGELIA COLOMBIA ISRAEL
(PALESTINA)
Tipo Acceso a recursos Sistema-gobierno Territorio

Apariencia Fundamentalismo Droga Dos


islámico Marxismo fundamentalismos
Justificaciones Dios con nosotros Justicia con nosotros Historia con nosotros

Otros temas Petróleo-gas Petróleo Vecinos (Petróleo)


(Agua en otros Vecinos (Venezuela, Agua
casos) Ecuador)
Otros ejemplos Nigeria Perú Sri Lanka
Sierra Leone México País Vasco
Ruanda

a. Argelia es un caso, aparentemente, de fundamentalismo islámico


que se justifica con el clásico europeo Got mit uns, Dios con
nosotros. No es del todo así. El fundamentalismo parece un
fenómeno sobrevenido a una lucha por el acceso a los recursos
de un Estado petrolero en cuyo funcionamiento Francia (y España)
no son ajenos. Para este tipo de conflicto armado, el acceso a esos
bienes (y la gestión de la deuda) son factores mucho más
interesantes que el “tribalismo”, los “señores de la guerra” y las
“guerras de religión”, como puede verse fácilmente (aunque no
hojeando la prensa europea) en los otros ejemplos que se adjuntan8.

Volviendo a Argelia, conviene no poner en la misma categoría al GIA


y al FIS, con orientación y prácticas muy diversas y con relaciones
con el resto de la sociedad muy diferenciadas e impactos territoriales
igualmente diferentes. Igualmente, las fuerzas de autodefensa no
acaban de ser lo que en otros ejemplos serán los paramilitares: en
Argelia funcionarían como lo hicieron los somatenes en el pasado
catalán. Al final, cuantos más detalles se introducen en la
descripción, menos claro aparece lo apropiado de su definición
mediante criterios culturales (religiosos en este caso y, en particular,
el fundamentalismo).

b. El caso colombiano es radicalmente diferente. Las FARC y el ELN,


grupos guerrilleros (marxistas) tratan de cambiar el sistema
mediante la toma del poder, para lo cual ocupan territorios que
pretenden propios y, con la financiación del narcotráfico, defienden
su derecho a la justicia. Las semejanzas, ahora, estarían en el Perú
y Sendero Luminoso y México y los zapatistas, aunque este último
caso tenga elementos del anterior al introducir la variable “étnica”
junto a la ideológica propia del presente ejemplo.

Los conflictos colombianos (guerrillas, bandidos, paramilitares,


militares, narcotraficantes y sus múltiples combinaciones) tienen,
más allá del elemento ideológico que le es propio, algunas

8
Ver, para el caso de Ruanda, Fisas, V., La compasión no basta , Barcelona, Icaria, 1995.

24
cuestiones subyacentes que conviene no olvidar: el petróleo, al
parecer con reservas en la zona del Putumayo donde también
actúan las guerrillas.

c. El conflicto entre israelitas y palestinos es también particularmente


complejo. La cuestión en litigio es la ocupación del territorio o, para
ser más específico, quién va a tener el derecho a mandar en qué
territorio. Desde este punto de vista, el caso vasco entre
españolistas y “abertzales” o el caso de Sri Lanka entre tamiles y
cingaleses son semejantes, a pesar de que no hay dos conflictos
iguales. Visto desde fuera, el conflicto en cuestión parece ser el de
dos fundamentalismos (el judío y el musulmán) que pelean
recurriendo a la historia para legitimar sus respectivas demandas
territoriales.

III

Planteados así estos conflictos armados, se puede tener la impresión de


que estamos ante conflictos locales, originados localmente y
(mal)gestionados localmente. No es el caso. La tabla siguiente muestra
algunos elementos más en estos conflictos que conviene afrontar si se
quiere entender qué está sucediendo y que cambiarán en su contenido al
cambiar de conflicto, pero manteniendo la necesidad de hacer la
pregunta, en general, sobre los factores ocultos localmente y, sobre todo,
por los factores externos anteriores o contemporáneos que ayudan a
explicar lo que está sucediendo.

ARGELIA COLOMBIA ISRAEL (PALESTINA)


Antecedentes Colonia “La Violencia” Holocausto

Ocultan Responsabilidad de las Rapacidad de las elites Identificación con el


elites agresor
Contexto Estado petrolero Estado de hacendados Estado de colonos
inmigrantes
Factor exterior Francia Estados Unidos Estados Unidos
(España) (geoeconomía y (voto interno y
geopolítica) geoestrategia)
Presencia Empresas Plan Colombia Complejo Militar Industrial
extranjera Ayudas a la
reinserción

a. Los antecedentes siempre son importantes aunque difícilmente


sean un buen instrumento para procurar superar la violencia. En el
caso de Argelia la colonia y, en particular, la violencia de la
descolonización (piénsese en “La batalla de Argel”) son un
antecedente demasiado importante como para minimizarlo. Las
colonias africanas y sus posteriores descolonizaciones son también
un factor explicativo importante aunque no absoluto ni, por supuesto,
se tiene que convertir en una coartada para las elites cuyo papel
tiene que ser tenido en cuenta.

25
Colombia conoció los largos años de “la violencia” en la que
conservadores y liberales dirimieron sus diferencias recurriendo a las
armas y sembrando las semillas de una cultura de la violencia de
cuyos frutos todavía se vive hasta ser común escuchar decir en
Colombia que “Colombia es el país más violento del mundo”. La
violencia en Israel es doble: por un lado, los seis millones de judíos
muertos en el holocausto (shoah) que, en buena parte, son la
legitimación del Estado de Israel (y por eso no suele ser posible
discutir la cifra). Por otro lado, la creación de este Estado se hace
imponiendo a los habitantes anteriores un régimen en el que no
tuvieron mucho que decir y sí que padecer.

b. En estos contextos tiene que ser analizado el papel de las elites


locales, sus hábitos, su comprensible apego al poder y por tanto su
tendencia al conservadurismo. Las peculiaridades de cada país, de
su historia y de su estructura social, hacen aparecer diferencias de
caso a caso. No es lo mismo, en efecto, un estado petrolero como el
de Argelia, con una elite que se reserva los bienes de él derivados y
que sigue las pautas del colono francés, que un elite como la
colombiana que casi parece ver el país como una extensión de la
hacienda o la encomienda española. Y, cierto, no es lo mismo que
las elites palestinas, y su nivel de corrupción, o las elites judías con
la mitología del colono de nueva planta.

c. Pero lo más importante a reseñar es la intervención extrajera en


todos los casos de forma que es prácticamente imposible encontrar
un conflicto intraestatal sin ningún tipo de intervención extranjera sea
política, económica o incluso militar. El Plan Colombia es,
probablemente, el mejor ejemplo de cómo intervienen otros Estados
de forma que, al final, el conflicto no es local ni en sus orígenes ni,
se va a ver, en sus ulteriores desarrollos9.

IV

Si ahora nos preguntamos por los rasgos comunes que aparecen en


estos conflictos, se pueden enumerar los siguientes:

a. Son conflictos con fronteras y bandos difusos. Las separaciones


entre bandidos y paramilitares, entre paramilitares y
“fundamentalistas”, entre israelitas y palestinos no son fáciles de
hacer. No lo fueron tampoco las separaciones drásticas entre hutus
y tutsis en la crisis de Ruanda, sobre todo cuando en los gobiernos
tutsis aparecían los llamados “hutus moderados”. Hay judíos pro-
palestinos y musulmanes a favor del gobierno de Israel. No son

9
Sobre el Plan Colombia, ver Tortosa, J.M., “El Plan Estados Unidos” en Rebelión (www.rebelion.com)
22 de diciembre de 2000. Otro ejemplo, aparentemente local pero que no lo es, puede ser el Ecuador: Id.
"L'Equateur en éruption. De l'agitation sociale au coup d'État avorté", Le Monde diploma tique , 552, marzo
(2000) 19.

26
conflictos armados en los que se pueda trazar una línea que haga de
trinchera o de separación entre los bandos cuyas diferencias están
muy difuminadas. Otra cosa es que lógica del prejuicio o la
manipulación por parte de las elites de diverso tipo lleven a casos de
fuerte división entre el “nosotros” y el “los otros”10.

b. En casi todos hay abundantes episodios de guerra sucia en todos


los sentidos pensables que van desde el terrorismo de Estado (del
tipo GAL en España)11 hasta las masacres generalizadas sin más
propósito aparente que amedrentar a la población (la matanza de
Acteal en México, por ejemplo). La falta de fronteras y bandos claros
es un caldo de cultivo para la proliferación de estos “operativos” que,
muchas veces, sólo buscan dar a conocer al grupo y hacerlo
“respetar” por la población que asiste inerme al cruce de violencias.
En numerosas ocasiones es difícil saber a quién atribuir una
determinada violencia incluso si hay quien reivindica su autoría.

c. Hay una mayoría de víctimas civiles de estos conflictos (hasta


pasar del 80 por ciento de las bajas) y, en particular, las víctimas
son, abrumadoramente, mujeres y niños. La tendencia al aumento
ha sido visible desde la I Guerra Mundial y casi se puede hacer la
boutade de decir que ser militar reduce la probabilidad de morir en
este tipo de conflicto.

d. Aunque hay conflictos basados en la ideología, como se ha visto, el


uso de la cultura (lengua, religión, “raza”) para marcar la
diferencia entre en “nosotros” y el “los otros” se ha hecho más
frecuente. No parece que la cultura sea la causa, aunque hay casos
en que así parece. Por lo general, la cultura es un fenómeno
sobrevenido para legitimar, explicar o gestionar un conflicto que
tiene otras raíces como se ha visto.

e. El problema de la financiación (de cómo se pagan las armas y las


municiones) se convierte en un problema central. Sin entender cómo
funciona esta financiación en un mundo sin bloques no se entiende
la duración de algunos de estos conflictos en los que resulta
“rentable” para algunos dirigentes mantener la confrontación para así
mantener el acceso y control de minas o pozos con el evidente
beneplácito de las empresas que así tienen suministros a mejor
precio.

10
El genocidio menos conocido sería el de los 10 millones (no 6) que murieron entre 1885 y 1908 en el
Estado Libre del Congo, propiedad personal del rey de los belgas Leopoldo II. Entre violencia directa y
explotación, aproximadamente la mitad de la población perdió su vida en esos años.
11
Para el terrorismo de Estado practicado por el de Israel contra algunos palestinos seleccionados
cuidadosamente, ver Lewis, F., “Israel defiles itself with these assassinations of Palestinians”,
International Herald Tribune , 12 de enero de 2001.

27
f. Conflictos con tantos actores, temas y ramificaciones son conflictos
particularmente difíciles de resolver, con una enorme dificultad
para hacer las paces. Siempre hay una facción que decide mantener
el uso de las armas (el caso irlandés todavía no está cerrado) por
cuestiones ideológicas, pero también más “mundanas” como
mantener el estilo de vida o las ganancias obtenidas mediante
contrabando, saqueo, extorsión o comercio. La complejidad que
puede alcanzar el conflicto es tal que no resulta nada fácil encontrar
los medios para resolverlo o transcenderlo12 y, lo que es peor, para
llegar a la reconciliación, base esencial para que la paz no sea “pan
para hoy, hambre para mañana”13.

La abundancia de conflictos armados intraestatales no debería hacer


pensar que los conflictos interestatales han desaparecido o que no tienen
importancia. Hay pocos, cierto, pero no por ello dejan de ser preocupantes
situaciones como la de la India y Paquistán, ambas potencias nucleares.

La tabla presenta algunos posibles conflictos futuros (o no tan futuros)


entre Estados con una tipología relativamente sencilla: conflictos entre
países de la periferia, conflictos entre países del centro y países de la
periferia y conflictos entre países del centro o, si se prefiere, entre países
del Sur, entre países del Norte y países del Sur y entre países del Norte.
También aquí es preciso distinguir entre las apariencias y las
legitimaciones por un lado y las razones reales por otro.

PERÚ-ECUADOR ESTADOS UNIDOS- ESTADOS UNIDOS-


COLOMBIA CHINA
Tipo Sur-Sur Norte-Sur Norte-Norte

Apariencia Recursos Droga Defensa de Taiwán,


Xingjian, Tibet…
La hace posible Proyección al Presidencia débil Lucha por la hegemonía
exterior
Antecedentes Guerra terminada Plan Colombia Tendencia secular

Ejemplos Irak-Kuwait USA-Serbia Guerras mundiales


históricos India-Paquistán USA-Irak Conflictos de baja
Irán-Irak Argentina-Inglaterra intensidad

a. El ejemplo Perú-Ecuador, con cuatro guerras ya producidas entre los


mismos, podría parecer una guerra por los recursos (supuestos las
más de las veces) en la región inhóspita y casi despoblada que ha
estado en litigio hasta el acuerdo de paz de 1999. No parece que
ésa sea la mejor explicación: ambos países encontraron en esta
12
Ver Construir la paz. Una aproximación didáctica a la reconstrucción posbélica , Madrid, Centro de
Investigación para la Paz, 2000, p. 64.
13
Galtung, J., Tras la violencia, 3R: reconstrucción, reconc iliación, resolución , Gernika, Gernika Gogoratuz
y Bakeaz, 1999.

28
proyección hacia el exterior un instrumento muy útil para hacer
olvidar los problemas internos. Como es bien sabido y es sociología
de manual, un enemigo externo sirve para unificar al grupo frente a
él. Por eso este ejemplo no sólo lo es de una guerra histórica sino de
una guerra que se podría volver a producir dada la situación interna
de ambos países, además desestabilizada por la guerra del
siguiente tipo, a saber, la que se podría dar entre los Estados Unidos
y Colombia.

b. En este último caso, con un motivo aparentemente “pro-paz y anti-


droga”, se esconden motivos menos declarados como el del petróleo
o la posibilidad de utilizar el conflicto armado como manera de
“resolver” los problemas de la zona y que no son sólo los del Perú y
el Ecuador sino, desde el punto de vista de la administración
estadounidense, el de la presidencia de Chávez en Venezuela. Es
evidente la tentación que puede tener un Presidente como Bush,
cuya legitimidad es puesta en duda y cuya fortaleza no queda muy
clara, de utilizar el Plan Colombia para demostrar “who is in charge”
(en traducción libre: quién manda aquí).

c. Como se sabe por la historia de los últimos 500 años occidentales,


las guerras más duras son las del tercer tipo, las que plantean la
lucha por la hegemonía dentro del sistema mundial. La guerra de los
50 años (1618-1648) fue un ejemplo de ello. Lo mismo puede
decirse de las guerras de Luís XIV que acabarían con el Tratado de
Utrecht (1713) o de las guerras napoleónicas (1792-1815) o el
bloque que forman las llamadas I y II Guerras Mundiales (1914-
1945)14. La guerra Estados Unidos – China es una de las
posibilidades para el próximo ciclo de hegemonía, digamos que en
20 años o, si se prefiere, una guerra entre dos bloques liderados por
esos países.

VI

En general, si se quiere analizar alguno de estos conflictos, conviene no


ceñirse a una sola interpretación (lo económico, determinante en última
instancia; o lo cultural, determinante en última instancia), ni partir de
supuestas teorías que sólo son parte de la legitimación de la violencia
(por ejemplo, la pretendida colonización interior). Cada conflicto es un
mundo y es preciso tener una lista de buenas preguntas a la hora de
abordarlo. En esta última tabla15 se pueden ver algunas de esas
preguntas que, básicamente, son dos: qué actores están implicados
(recuérdese que es muy raro que sólo haya dos) y cuál es el motivo o los
motivos del conflicto. Su lectura también muestra algunas causas más de
los conflictos armados contemporáneos.

14
Ver Doran, Ch,.F., The Politics of Assimilation: Hegemony and its Aftermath , Baltimore, Johns
Hopkins University Press, 1971, pp. 19-20.
15
Ver Tortosa, J.M., “Violencia directa”, Educar pa ra la paz (título provisional), Valencia, Generalitat
Valencia na, 2001, cap. 1.

29
SISTEMA ACTORES ASUNTOS
Político Partidos Lucha por el poder
Gobiernos locales y extranjeros. Toma de decisiones
Poderes del Estado (judicial, legislativo) Territorio
Servicios secretos y policiales Alianzas
Social Movimientos sociales (sindicatos, ONGs) Defensa de intereses
Clases o estratos sociales (grupos dominantes, Mantenimiento o logro de
excluidos, profesionales) privilegios
Injusticia, inequidad
Pauperización, polarización
Económi- Empresas legales e ilegales (droga), locales y Acceso y posesión de
co multinacionales recursos
Organizaciones gubernamentales (Banco Mun- Riqueza
dial, FMI, OMC etc.) Gestión de la escasez
Defensa de intereses
Cultural Grupos definidos por cultura (lengua, religión, "ra- "Etiquetado" del enemigo
za" etc.) Dicotomía "Nosotros"/"Ellos"
Instituciones religiosas (Iglesias, monasterios, Racismo, xenofobia
sectas) Nacionalismos
Medios de comunicación Síndrome de Pueblo Elegido
Militar Ejército Acceso y financiación de
Paramilitares equipamiento
Guerrillas y bandas armadas Acción-reacción
Bandidos Legitimación
Servicios secretos. Intereses creados

Son, pues, malos tiempos para la paz. A su favor sólo queda la posibilidad
de una recuperación económica, una vez superada la “burbuja
especulativa” (a decir de Alan Greenspan, presidente de la Reserva
Federal en los Estados Unidos) que ha predominado en los últimos 25
años. Y, guste o no guste, también está a favor de la paz la reedición de
una pax americana bajo una potencia hegemónica que puede exteriorizar
sus problemas internos, asunto, desgraciadamente, poco probable a corto
plazo dadas las características de la nueva presidencia tanto desde el
punto de vista de su azaroso acceso al poder y su ilegitimidad
democrática como desde su contenido ideológico y su relación con las
empresas petroleras y químicas, particularmente “violentógenas” como se
sabe desde Nigeria al Ecuador.

La tarea dentro de los diferentes Estados es a largo plazo, pero hay que
ocuparse en ella, comenzando por fuerzas de interposición bajo mandato
de Naciones Unidas y sistemas de alarma temprana que incluya
problemas políticos y culturales pero también estructurales (pobreza,
injusticia, marginación etc.). Si hay violencia directa, violencia estructural y
violencia cultural, también es posible una paz directa (transcendencia del
conflicto), una paz estructural (justicia) y una paz cultural (tolerancia,
cultura de la paz). Hasta ahora se han dedicado más esfuerzos a la
guerra que a la paz. A la paz casi no se han dedicado fondos. Tal vez ha

30
llegado el momento de pensar que la supervivencia de la especie está
amenazada por tres grandes enemigos: el medioambiental, la pobreza y
la guerra. Enemigos de la especie humana pero que, entre sí, se
encuentran en alianza16 y contra los que el ser humano no ha querido
ponerse a luchar en serio. Tal vez sea ahora el momento. O tal vez sea
demasiado tarde: la inercia adquirida por los tres procesos (destrucción,
empobrecimiento, violencia) puede ser ya tal que ya no haya mucho que
hacer. Lo sabremos pronto.

16
Ver VV.AA., Globalización y sistema internacional. Anuario CIP 2000 , M. Aguirre y otros eds.,
Barcelona, Icaria, 2000, especialmente las contribuciones de José Antonio Sanahuja sobre la pobreza y la
de Jesús A. Núñez Villaverde sobre el medio ambiente.

31
4. LA TRANSFORMACIÓN DE LOS CONFLICTOS POR
MEDIOS PACÍFICOS (JOHAN GALTUNG)

Por VICENTE HUESO GARCIA

Johan GALTUNG nació en Noruega en 1930. Aunque trabajó inicialmente


como matemático, su esfuerzo y dedicación han transcurrido en el campo
de las ciencias sociales. En 1959 fundó el Instituto Internacional de
Investigación de la Paz en Oslo, primer instituto de esta clase que marcó
un hito en el mundo académico, siendo su director durante diez años. En
esta misma ciudad puso en marcha la revista de Investigación de la Paz
en 1964. Galtung también participó en el establecimiento del Inter-
University Centre en Dubrovnik, Yugoslavia, como lugar de encuentre el
Este y el Oeste en el período 1969-77.

Dentro de su actividad académica ha sido profesor ente otras


universidades, en las de Sishuan, China; Princeton y Dake, Estados
Unidos; y Chuo, Japón. También se ha distinguido como profesor de
estudios sobre la Paz en las Universidades de Hawai, Witten/Herdecke en
Alemania y la de Tromso en Noruega.

Sin lugar a dudas, Galtung es uno de los más importantes investigadores


mundiales en el campo de la paz, actividad que completa como trabajador
por la paz en numerosos conflictos y con la fundación y dirección de
TRANSCEND, red internacional para la paz y el desarrollo. Su experiencia
y conocimiento en este campo han sido aprovechados por distintas
agencias de Naciones Unidas a las que ha asesorado.

Entre sus publicaciones destacan: “Theory and Methods of Social Research” (1967)
(trad. Esp. “Teoría y métodos de la investigación social ”); “Essays in Peace Research” (6
vol, 1975-88); “Essays in Methodology” (3 vol, 1977-88); “There are alternatives” (1984)
(trad. Esp. “¿Hay alternativas?: cuatro caminos hacia la paz y la seguridad” ); “Sobre la
Paz” (1985); “Human Rights in Another Key” (1994) y “Cose Peace” (1995); “Peace by
Peaceful Means. Peace and Conflict, Development and Civilization” (1996); “After
Violence, 3R: Reconstruction, Reconciliation, Resolution. Coping with Visible and
Invisible Effects of War and Violence” (1998) (trad. Esp. “Tras la violencia, 3R:
reconstrucción, reconciliación, resolución. Afrontando los efectos visibles e invisibles de
la guerra y la violencia”) y “Fundamentalismo USA: fundamentos teológico-político de la
política exterior estadounidense” (1999).

32
INTRODUCCIÓN

A lo largo de la historia, el ser humano ha intentado dar solución a


los problemas que dificultan o impedían el normal desarrollo de las
actividades de los individuos o de las sociedades. Las ideologías
buscan, desde un determinado punto de vista, aportar solución a un
problema o a un conjunto de ellos surgidos en un determinado momento
histórico y en una ubicación espacial específica. También sirven para
justificar las conductas de los grupos que apoyan e interpretan las
mismas ideologías.

Muchas de ellas han tenido un vuelo muy corto, pues se


enfocaban a una problemática muy concreta bajo unas condiciones
particulares. Una vez finalizadas las mismas dejaron de ser útiles, y por
tanto, cayeron en el olvido. Otras veces, esas ideologías han seguido
una trayectoria oscilante, recuperando su notoriedad o perdiendo fuerza
en la medida que los hechos sociales, a los que intentaban aportar
solución, aparecían o se extinguían. Aunque la mayoría de las ideologías
tienen vocación de permanencia, sólo unas pocas, por la clarividencia en
que fundamentan las diferentes proposiciones, permanecen vivas con el
paso de l tiempo.

No es menos cierto que las ideologías son formulaciones teóricas


a situaciones reales y, si bien no es fácil ponerlas en práctica con todas
sus consecuencias, sirven de modelos ideales para aquéllos que buscan
llevar a cabo determinadas políticas, ya sean de índole social,
económica o de cualquier otro tipo. En ocasiones, son tan sumamente
difíciles hacerlas mínimamente practicables que, en el mejor de los
casos, se utilizan como foros de discusión y de inspiración de otras.

Todas las ideologías, por otro lado, tienen en común el hecho de


que siempre están sometidas a discrepancias, pues existen tantos
puntos de vista para afrontar una situación como diferentes son los
colores del cristal con que se mira.

Las Ciencias Sociales son otro medio de intentar encontrar


respuestas a los problemas sociales. Los diferentes investigadores, a
través de la aplicación del método científico elaboran sus teorías.
Lógicamente esas teorías están sometidas también a la crítica y, por
tanto, a la aprobación o la refutación por parte del mundo científico de
las tesis contenidas.

El autor objeto del presente estudio, destaca por ser uno de los
fundadores de los estudios modernos sobre la paz. Por medio de sus
investigaciones, ha hecho un esfuerzo sistemático para dar una base
teórica a la investigación, la educación y la acción por la paz. Galtung, a
lo largo de su obra, proporciona un amplio panorama de ideas, teorías y
concepciones en las que se fundamentan los estudios de la paz. Por
encima de cualquier otra consideración, destaca su afán por hacer de

33
ellos una disciplina dentro del campo de las Ciencias Sociales sobre la
base de que la paz sólo se puede alcanzar por medios pacíficos,

Realmente es muy difícil deslindar el campo entre ciencia e


ideología en términos prácticos, especialmente, cuando el tema objeto
de estudio es la paz. El propio Galtung, en ocasiones, mezcla ciencia y
política pero el esfuerzo de sistematizar los estudios sobre la paz y el
conflicto, desde el campo científico, aporta un nuevo y esperanzador
valor a la hora de afrontar la prevención y resolución de las disputas.

Para poder conocer la aportación de Johan Galtung a la


resolución y prevención de conflictos y la base en la que se sustentan
sus ideas, es condición imprescindible analizar los tres conceptos
básicos que están presentes en toda su obra: paz, conflicto y violencia,
especialmente la relación existente entre los dos últimos. Según
Galtung, el tratamiento del conflicto por medios no violentos y creativos
es crucial para lograr la paz y eso requiere profundizar en la cultura y
estructura social, donde se origina el conflicto, como mejor forma de
prevenir y, en su caso, de resolver los brotes de violencia.

Finalmente, se expondrá las aportaciones de esta autor para


prevenir la guerra y trazar el camino hacia la paz entre el Este y el
Oeste durante el período de la guerra fría. El conjunto de investigaciones
llevadas a cabo, las tesis planteadas y la s teorías expuestas suponen
un verdadero tratado sobre prevención y resolución de conflictos, así
como una valiosa aportación a la teoría sobre la paz. Muchos de sus
postulados siguen vigentes en la actualidad y otros han servido de
fuente de inspiración a las políticas sobre la paz, seguridad y defensa.

TEORÍA Y PRÁCTICA DEL CONFLICTO

El punto de partida de Galtung es que el conflicto es obvio en la


sociedad pero no la violencia-la guerra es una de sus manifestaciones-y
por tanto, el conflicto no necesariamente tiene que finalizar en violencia
física y verbal. El fracaso en la transformación del conflicto es lo que se
conduce a la violencia.

Rechaza la tesis de Hobbes, quien consideraba que en el estado


de naturaleza el hombre era un lobo para el hombre. Para Galtung la
violencia no está en la naturaleza humana. El potencial para la violencia
está en la naturaleza humana peor las circunstancias condicionan la
realización de ese potencial. En este sentido, manifiesta:

La violencia no es el comer o las relaciones sexuales, que se


encuentran por todo el mundo con ligeras variaciones.

El pensamiento nuclear de este científico es cómo abordar el


conflicto con ideas, medios y acciones, para que siempre que surja se
pueda canalizar hacia una solución que no origine violencia y eso sólo

34
es posible por medios pacíficos. Para llegar a ello es preciso adentrarse
en el origen y en la naturaleza del conflicto.

El conflicto tiene su propio ciclo de vida, como cualquier


organismo vivo; aparece, crece hasta llegar a su punto de máxima
tensión, declina y desaparece, y a menudo reaparece. Las disputas
surgen cuando hay uno o varios objetivos incompatibles y mutuamente
excluyentes entre dos o más actores, ya sean grupos o Estados. Cuanto
más básicos son los intereses en conflicto, mayor es la frustración si
estos no son conseguidos. La frustración puede conducir a la agresión,
que puede ir desde una actitud de odio hasta el empleo de la violencia
hacia los actores que obstaculizan la consecución de ese o esos
intereses.

La violencia pretende dañar humana y materialmente y, a veces


con asiduidad. Normalmente cuando ésta surge origina una espiral de
violencia o si se quiere una dialéctica entre defensa y revancha. Esta
espiral se convierte, en palabras del autor, en un metaconflicto, o por así
decirlo, en una metástasis en términos médicos, extendiéndose más allá
de los objetivos que hay que preservar y destruir originariamente. De
esta forma, un conflicto puede adquirir una vida eterna, creciendo y
menguando, desapareciendo reapareciendo.

Las controversias normalmente suelen ser complejas porque


intervienen muchos actores y hay muchos intereses en juego y porque
ambos actores e intereses, evolucionan con el paso del tiempo. Es raro
encontrar un conflicto elemental en el que dos partes implicadas
persigan un único objetivo.

El esfuerzo por cortar con todo ello, mediante algún proceso de


resolución de conflictos, se convierte en una tarea ardua porque se crea
una maraña de intereses sumamente compleja. Por eso, un importante
número de ellos quedan sin resolver, pasando a un segundo plano o son
embargo, son persistentes. Ni disipadas ni olvidadas, las actitudes de
encono y el comportamiento destructivo empiezan a acumularse.
Galtung exacto a la realidad que incluya las partes implicadas, los
objetivos, los enfrenamientos y los temas de fondo.

El autor divide los conflictos para su estudio en tres niveles, micro,


meso y macro nivel. El primero se produce dentro y entre las personas;
el segundo surge en la sociedad dentro de cada Estado o nación; y el
tercero comprende los conflictos entre los Estados y naciones. Los dos
últimos son los que merecen la mayor preocupación y análisis por arte
del Galtung.

LAS RAÍCES DE LA VIOLENCIA

Cuando el conflicto no es capaz de solucionarse o al menos de


transformarse, es más proclive a que genere violencia. Antes que la
violencia brote, las emociones de las partes contendientes están

35
constreñidas, pero una vez desatada aquella, comienza un proceso de
destrucción tanto humana como material. Al igual que para llegar a la
raíz del conflicto es necesario trazar un mapa de la formación del mismo,
también es preciso elaborar una mapa de la formación de a violencia,
para comprender mejor cómo se ha ido construyendo los elementos
generadores de esta violencia. Este autor señala, de acuerdo con su
propia experiencia, que un error habitual en la práctica de la resolución
de conflictos, es incluir sólo a las partes en un área de violencia limitada,
confundiendo los síntomas con las causas, cuando hay tros actores más
alejados o entre bastidores que pueden resultar fundamentales a la hora
de solventar el problema. Otro error habitual es proveer a la historia del
conflicto de un principio y un final, coincidiendo con un intervalo limitado
de violencia, desde la primera erupción violenta hasta el alto el fuego
que se confunde con la paz. Ello da lugar a confundir conflicto con
violencia. Normalmente, la violencia, a diferencia del conflicto, es
conducta y puede observarse más fácilmente; el conflicto es más
abstracto.

En realidad, violencia = violencia directa + violencia cultural +


violencia estructural.

La violencia, como señala este profesor noruego, daña y destruye,


pero esos efectos se extienden más allá de los daños visibles como
muertes, heridos, refugiados o destrucción material. Existen otros
invisibles al ojo humano como son traumas, odio, deseo de revancha,
que pueden ser incluso más importantes a largo plazo que los primeros.
A los efectos visibles de la violencia directa, ya sea física y/o verbal.

Junto a este tipo visible de violencia existen otros dos niveles de


violencia. Aunque no son perceptibles por medio del sentido de la vista,
conducen o incitan al empleo de la violencia directa y,
consecuentemente, tienen que ser tenidos en cuenta a la hora de
abordar la resolución de conflictos, la violencia estructural y la cultural.

Violencia cultural son aquellos aspectos de la cultura,


materializados por medio de la religión y la ideología, el lenguaje y el
arte, y las ciencias en sus diferentes manifestaciones, que justifican o
legitiman la violencia directa o la estructural. Este tipo de cultura hace
que los otros dos tipos de violencia parezcan correctos o al menos no
equivocados.

Por otro lado, Galtung define la violencia estructural como la


violencia indirecta originada por la injusticia y la desigualdad como
consecuencia de la propia estructura social, ya sea dentro de la propia
sociedad o entre el conjunto de las sociedades (alianzas, relaciones
entre Estados, etc.).
Los tres tipos de violencia están muy relacionados y cada uno de ellos
depende de los otros dos, pues, como señala el citado autor:

36
La violencia directa es un acontecimiento; la violencia estructural
un proceso con altos y bajos; la violencia cultural es invariable,
permaneciendo esencialmente la misma durante largos períodos,
dada la lenta transformación de la cultura básica.

Crear paz, obviamente, afirma el autor, se consigue evitando


violencia antes que aparezca (prevención) y reduciéndola una vez
manifestada (cura), pero eso requiere trabajar en los tres tipos de
violencia al mismo tiempo, no asumiendo que un cambio básico en una
de las tres automáticamente conduzca a cambios en los otros dos.

La tesis fundamental de Galtung es que las culturas y las


estructuras violentas no se pueden solucionar mediante la violencia,
pues ello llevaría a nuevas estructuras violentas y además reforzaría una
cultura bélica. La forma de romper ese círculo vicioso es anteponer una
cultura y una estructura de paz donde existan los mecanismos
necesarios para solventar los conflictos por medios no violentos.

PAZ Y VIOLENCIA

Los conflictos son difíciles de hacerlos desaparecer porque son


fruto de la propia interacción social, a que se originan cuando aparecen
intereses incompatibles entre los diferentes actores, ya sean nacionales
o internacionales. No obstante, los conflictos potencialmente pueden dar
instituciones precisas para salvar esas incompatibilidades o al menos
lucradas. En este sentido, Galtung señala nítidamente que la existencia
de conflictos no significa necesariamente la ausencia de paz. Realmente
la paz se desvanece cuando el conflicto desemboca en violencia. Define
la paz en una primera aproximación como:

La ausencia de violencia directa, estructural y cultural (Paz = paz


directa + paz estructural + paz cultural)

Sin embargo esta definición, como el mismo autor reconoce, es


muy estática y, además, está centrada exclusivamente en la violencia.
Una definición más amplia y dinámica se encuentra en su segunda
definición y sobre la que pivota sus más recientes teorías:

Paz es la capacidad de manejar los conflictos con empatía (1), no


violencia y creatividad (2).

El verdadero test de la paz, según Galtung, es la habilidad para


tratar un conflicto, manejándolo creativamente, transcendiendo (3) las

(1) La empatía se entiende como el acto de compartir cognitiva y emocionalmente, sentir y entender las
pasiones del otro sin estar necesariamente de acuerdo con todo ello. Empatía no es solidaridad.
(2) Galtung define creatividad como la capacidad PATRA ir más allá de las estructuras mentales de las
partes en conflicto, abriendo nuevos caminos de concebir la relación social en la formación del
conflicto.
(3)
Trascendencia significa redefinir la situación para lo que parecía incompatible y bloqueado,
abriendo así un nuevo escenario.

37
incompatibilidades y actuando en el mismo sin hacer uso del recurso de
la violencia. Si la paz es un sistema dentro de un contexto, se necesitan
ciertas condiciones para que ese sistema no se desequilibre. Un sistema
donde predomine la paz, requiere una cultura y estructura de paz y así, y
sólo así, se puede desterrar la violencia.

Cuando aparecen incompatibilidades entre las partes, es decir el


conflicto, si ese sistema tiene enraizado una cultura de paz, se buscarán
soluciones a través de medios pacíficos. Si, por el contrario, domina la
cultura de la violencia, existirá una propensión a utilizar medios violentos
para solucionar las discrepancias entre las partes y eso, a su vez,
generará nuevos odios, deseos de revancha y, consecuentemente, se
establecerá un espiral de violencia.

En el libro “Peace by peaceful means” (la paz por medios


pacíficos), Galtung hace una analogía ente el ser humano como paciente
y cualquier sociedad como sistema. El concepto paz/violencia es similar
al de salud/enfermedad. En efecto, cuando una persona empieza a notar
los primeros síntomas de que su estado de salud no es bueno y va a la
consulta del médico, éste sigue una metodología para, si fuera
necesario, volver a restablecer la salud del paciente. Eso que Galtung
denomina “el triángulo diagnóstico-pronóstico-terapia”.

Si por alguna razón, la paz muestra síntomas de estar enferma, lo


primero que hay que hacer es un diagnóstico, es decir, realizar un
análisis de esa sociedad o sistema basado en os antecedentes (historial
médico del paciente), en el contexto actual y las variables que
intervienen en el sistema (actores) para averiguar si alguno de ellos
presenta valores fuera de los márgenes normales. Con todos estos
datos se podrá determinar si existe algún tipo enfermedad y, en su caso,
cómo se puede catalogar. Normalmente si los niveles de violencia
estructural y cultural son bajos es difícil que aparezca la violencia y, por
lo tanto, o hay que preocuparse. Si, por el contrario, los parámetros que
miden los mismos son altos, se corre el riego de que la violencia directa
pueda aparecer en cualquier momento.

En el segundo vértice de ese triángulo imaginario estaría el


pronóstico, que consiste en la predicción basada en la teoría sobre la
evolución más probable de esa enfermedad. También aquí se debe
estudiar si el sistema es capaz de regenerarse por sí mismo o, por el
contrario, es necesario que intervengan otros agentes exteriores para
volver al estado de paz.

Finalmente, en el tercer vértice se encontraría la terapia, que


significa los esfuerzos de liberados que el sistema tiene que hacer por sí
mismo o con ayuda de otros para conseguir que se recupere. Como
cualquier terapia ésta puede ser preventiva o curativa. Lógicamente la
preventiva es preferible a la segunda porque implica tomar medidas
antes que aparezca la enfermedad, es decir, la violencia. La curativa
implica medidas de choque cuando la violencia ya ha hecho su

38
aparición. En el primer caso se podría hablar de prevención y en el
segundo de resolución.

La mejor prevención es edificar una estructura y cultura de paz


suficientemente fuerte frente a sus homólogos de la violencia. Galtung
incluye dentro de ese concepto de prevención a la rehabilitación.
Cuando la violencia directa aparece y posteriormente es frenada,
inmediatamente hay que empezar a reconstruir la paz cultural y
estructural, si se quiere evitar que la violencia vuelva a surgir en una
especie de círculo vicioso.

Este autor considera que la resolución de los conflictos no se


inicia cuando aparecen los actos de violencia. Eso es un error muy
frecuente.

El momento de empezar es siempre –el trabajo de paz no es


trabajo a destajo- y el momento de acabar es nunca. Como en la
teoría de las enfermedades, no hay límite a la prevención, ni a la
rehabilitación.

Sin embargo, Galtung, para seguir un orden lógico y estructurar


las diferentes medidas a aplicar, divide el ciclo de los conflictos en tres
fases según que la violencia haya hecho o no su aparición en escena. A
continuación se analiza cada una de esas fases.

EL CICLO DE VIDA DE UN CONFLICTO

Un conflicto puede ser dividido en tres fases sucesivas: antes,


durante y después e la violencia, separaos entre sí por la rotura de las
hostilidades y el alto el fuego. Lógicamente no todo conflicto tiene que
desembocar en el enfrentamiento físico. La prevención tiene como
objetivo transformar la existencia de intereses incompatibles entre las
partes en otros positivos para todos los implicados, buscando formas
imaginativas de combinar todos ellos sin el recurso a la fuerza. Galtung
considera que:

El fallo en transformar un conflicto conduce a la violencia y cada


acto e violencia puede ser visto como un monumento al fracaso
por parte del ser humano.

Antes de la violencia

Desde el punto de vista del autor, una vez que el conflicto existe
es “cínico” denominar esta fase como prevención, pues el propio
conflicto es suficiente razón para prestarle atención, ya que en muchas
ocasiones, incluso antes que aparezca el enfrentamiento, la gente ya
está sufriendo, Por tanto, un conflicto por sí mismo es una invitación a
las partes, la sociedad y el mundo en su conjunto para que tomen
iniciativas que conduzcan a soluciones compatibles para las mismas, sin
tener que utilizar medios violentos.

39
La tarea a conseguir en esta primera fase, antes de la violencia,
es clara: impedir la tentación de utilizar la violencia directa como medio
de zanjar las diferencias. El eje del esfuerzo, pues, tiene que centrarse
en conseguir que las culturas, las estructuras y los actores sean más
pacíficos para que los conflictos puedan ser manejados de forma no
violenta.

Evidentemente la eliminación de las culturas y estructuras


violentas, así como la inclinación de las gentes a hacer uso de la
violencia, excede la fase primera y se extiende de forma continua y
permanente dentro de la propia sociedad tanto internacional como
nacional.

Galtung analiza las dimensiones cultural, política y militar para


conocer dónde se inspira la violencia y por tanto, dónde se puede
encauzar las energías para suprimirla del sistema.

¿Dónde se encuentra los portadores claves de la violencia?, se


pregunta Galtung. Aunque muchos consideran que la religión y la
ideología son las que legitiman culturalmente el uso de la violencia,
desde su punto de vista esto no es realmente cierto, porque ciertas
religiones e ideologías defi3nden el uso de la no-violencia y la mayoría
tienen contenidos en su pro y en su contra, lo que él denomina aspectos
“duros y blancos” de las mismas. Las más importantes religiones e
ideologías, como el Islam Y el Cristianismo, el liberalismo y el marxismo,
tienen una pequeña parte de ambos y consecuentemente, se puede
hablar de aspectos “duros” y “blandos” en lugar de religiones a favor o
en contra de la violencia per se. Además, cada una de ellas se
caracteriza por ser singularista, al reclamar el derecho a ser la única que
contiene la Verdad. También son universalistas, al proclamar también
su validez en todo el mundo y durante todo el tiempo.

Tales creencias se transforman en peligrosas cuando eligen a un


pueblo como valuarte para extender y defender la fe o la ideología. Para
este autor, la forma de desterrar los aspectos duros de estos sistemas
de creencias es por medio del diálogo entre las partes que defienden un
aspecto sobre el otro, sin excluir a nadie. Y lo que es todavía más
importante, evitar los particularismos al proclamar el “yo sobre el
“nosotros”. Galtung ve como fuente de paz un mundo donde predomine
la globalidad, incluso llega mas lejos al hablar de civilización global.
También el esfuerzo por conseguir mayores niveles de justicia, equidad
y sobre todo una mejora de los estándares de vida, contribuirá a ese
objetivo. Finalmente, Galtung destaca que:

El islamismo, el catolicismo, el liberalismo y el marxismo son portadores


de una máxima de fe, con respuestas a cada cosa. Exigir la
misma creencia de todo el mundo es como prescribir la misma
talla de zapatos para todos. Y sin embargo, una civilización
mundial necesita un mínimo de fe.

40
En términos políticos, el autor objeto de estudio destaca como
principal obstáculo para crear un sistema de paz, el actual sistema de
Estados y, consecuentemente el sistema mundial. La incompatibilidad de
este sistema con la paz está sedimentada en el patriarcado y la
arrogancia del Estado y en la mentalidad de ser él mismo su propia
causa no movida por nadie más, así como tener el monopolio de los
medios de la violencia y de ser propenso a utilizarlos.

La democracia es un factor que contribuye a eliminar las


estructuras que propician la violencia porque origina una mayor
satisfacción en la población, al conseguir que muchos de los deseos
sean satisfechos, dentro de ciertos límites, y porque las partes pueden
competir entre ellas para alcanzar el poder de forma no violenta. Sin
embargo, el funcionamiento democrático y pacífico de los Estados no
asegura la reproducción de esos estándares en las relaciones entre ellos
mismos. Para conseguir eliminar estructuras violentas en el sistema
mundial, hay que conseguir que la democracia, como principal promotor
de la paz, sea global. En la actualidad no se dan estas condiciones,
porque el sistema mundial es conservador-feudal y no liberal-
democrático.

¿Cuál es el mejor sistema de Estados para conseguir la armonía


en la sociedad internacional, y por tanto, hacer dicha estructura menos
violenta?. Después de estudiar las diferentes posibilidades de asociación
de los Estados (sistemas de Estados unitarios, federales y
confederados), Galtung considera que el confederalismo es el que mejor
sirve a los propósitos que busca. Primero, porque la decisión de los
Estados de participar en él está basado en un deseo de hacer
compatibles sus respectivos intereses al definir intereses comunes,
difuminando los particulares. Segundo, porque a diferencia e otras
formas de asociación, no existe entre las partes límites a la cooperación.
En la confederación cualquier tema está abierto a la asistencia; además,
los participantes esperan unos de los otros de ser la primera opción
como socios para cooperar. Tercero, porque el desarrollo de este
sistema, para que sea posible, requiere ir más allá de valoraciones
racionales y utilitaristas. Se necesita movilizar y compartir emociones,
sentimientos y perspectivas. Cuarto, y en parte como corolario de lo
anterior, no es suficiente la participación única e los Estados en la
construcción de la confederación. Es además, preciso que diferentes
estamentos de la sociedad civil y de las organizaciones no
gubernamentales creen una maraña de relaciones que excedan de las
propias fronteras y de los propios Estados.

Con esto lo que realmente se consigue, según el autor, es


difuminar la línea entre “nosotros” y “ellos”, por ello la confederación es
un buen argumento para:

- Bosnia-Herzagovina
- Yugoslavia

41
- La Unión Europea
- Una confederación Paneuropea que vaya desde el Atlántico al
pacífico basada en la OSCE.
- El mundo como una confederación, reforzando el papel de la
ONU pero manteniendo una superestructura débil, como
gobierno global en lugar de un gobierno mundial.

Finalmente, expone como debe ser articulada la dimensión militar para


que no sea origen ni promotor del empleo de la fuerza para resolver la
diferencias. Su principal argumento es que lo militar no tiene que ser
abolido, pero hay que dar a las fuerzas armadas nuevas tareas.
Considera que la institución militar alterna malos hábitos que provienen
principalmente del pasado, como el hecho de atacar a otras naciones y
Estados, ero también tienen arraigadas grandes virtudes como una
buena organización, coraje y capacidad de sacrificio. Por tanto, lo que
hay es que sacar el máximo beneficio a los aspectos que él considera
positivos para construir la paz y elimina los negativos.

Galtung tiene en su pensamiento, como objetivo practicable a largo lazo,


la supresión de la guerra como institución, si bien reconoce que seguirá
todavía viva en la sociedad. En este contexto, la institución militar estará
dedicada fundamentalmente a contribuir a lo que denomina “defensa
defensiva”, s decir, la autodefensa del propio Estado con medio
convencionales de corto alcance y en colaboración con fuerzas
paramilitares y no militares. Este tipo de densa tiene la ventaja que no
provoca a nadie ni tampoco causa miedo y al mismo tiempo permite a
los Estados el derecho natural a defenderse.

Al preguntarse el autor por los factores que sostienen la guerra,


menciona dos como los más importantes: el sistema de Estados con el
monopolio del uso de la violencia y el sistema e superpotencias. Sin
embargo, cuando los Estados y dentro de ellos las superpotencia
disponen de medios militares suficientes, existe una mayor propensión a
hacer uso de los mismos, por eso hay que luchar contra las tendencias
de los Estados a buscar en el recurso de la fuerza el elixir que cure sus
males.

Durante la violencia

Cuando la violencia se desata como consecuencia de un conflicto, la


tarea principal es pararla, porque la violencia es perversa en sí misma y
porque cuando esta aparece hace que el conflicto sea más difícil de
manejar y, consecuentemente, de encontrar vías de solución.

El autor se pregunta por qué el ser humano utiliza la violencia para dar
solución al conflicto. La primera respuesta viene de la propia raíz
originaria del conflicto. La violencia es empleada para incapacitar a la
otra parte o partes para imponer sus propios objetivos y en ocasiones se
considera que la solución militar la única posible. Segunda, aunque
también procede de la raíz del conflicto, la violencia es menos racional.

42
La agresión se produce con ocasión de la existencia de una frustración
debida a que alguien le ha bloqueado el objetivo que pretendía. La
tercera respuesta procede de la lógica del metaconflicto. El conflicto es
una oportunidad para ganar honor y gloria al derrotar al adversario, al
mostrar el coraje de los que participan en la guerra incluso por parte de
los derrotados. Y por último, la violencia tiene como origen el deseo de
revancha originado por el sufrimiento infringido por la otra parte, tanto
en el pasado como en el presente.

Las razones anteriores son lo suficientemente importantes como para


ser tenidas en cuenta. Sin embargo, en ningún caso se pude sumir que
la violencia sea intrínseca al ser humano. La violencia es potencia, que
puede convertirse en ato cuando el conflicto básico se descuida o se
trata sin temática y creatividad. También se puede transformar en acto
cuando la cultura justifica la transición del conflicto al metaconflicto como
una oportunidad para derrotar al adversario, para ganar honor o para
compensar un sufrimiento procedente de una herida todavía no
cicatrizada.

La conclusión para Galtung es que cualquier conflicto, como ocurre con


las heridas, no debe ser menospreciado, si no se quiere correr el peligro
que origine violencia.

Sin embargo, la violencia no dura y se extiende para siempre.


Normalmente ésta se termina porque se agotan o desaparecen los
medios de destrucción, los objetivos a destruir, el deseo de destruir o
la esperanza de ganar por una o ambas partes. Ello conduce a Galtung
a proponer cuatro formas de terminar con la violencia: el embargo de las
armas y, en su caso también el de mercenarios; la evacuación de la
gente y el traslado de los objetivos que son susceptibles de ser
destruidos, y, por último, la desmoralización de los soldados para que no
luchen, mostrándoles los efectos visibles y no visibles de la guerra.

A estas cuatro posibilidades Galtung agrega una quinta, no por ella


menos importante y cada vez más utilizada en el presente escenario
internacional, la intercesión de un tercero entre las partes en conflicto de
acuerdo con lo que establece el capítulo 6 de la Carta de Naciones
Unidas. Él sugiere que las operaciones de mantenimiento de la paz es
un buen instrumento a disposición de la comunidad internacional para
conseguir un alto el fuego y empezar a construir la paz entre las partes.
Considera que las operaciones de mantenimiento de la paz pueden ser
mejoradas si se emplean no solo expertos militares sino también
fuerzas policiales, negociadores y expertos en el campo de la no
violencia. Galtung a largo plazo, en su libro “Peace by peaceful means”
(La paz por medios pacíficos), llega más lejos al señalar que las fuerzas
de mantenimiento de la paz deberán transformarse en una fuerza de
naturaleza civil, lo que denomina “brigadas internacionales de paz”.

El reforzamiento de expertos no militares que propone Galtung en


misiones de mantenimiento de paz, ha tenido su reflejo recientemente en

43
la propia Carta de Seguridad Europea de la organización de Seguridad y
Cooperación en Europa (OSCE). En efecto, en la cumbre de Estambul
celebrada en noviembre de 1999, los Jefes de Estado y de Gobierno de
esta organización acordaron la creación de “equipos periciales de
asistencia y cooperación rápidas (REACT)”, para que permitieran a la
OSCE responder con presteza a las solicitudes de asistencia y de
despliegue de grandes operaciones civiles sobre el terreno, en orden a
la prevención de conflictos, la gestión de crisis y la rehabilitación post-
conflicto.

Con anterioridad, la OSCE desplegó en Kosovo, ente octubre e 1998 y


mazo de 1999, la Misión de Verificación de carácter civil para verificar el
alto el fuego, supervisar los movimientos de las fuerzas y promocionar
los derechos humanos y la democracia, llegando a tener un máximo de
1400 personas.

Después del Conflicto

Una vez que se ha conseguido un alto el fuego entre los contendientes,


la tarea de esturar la paz es más difícil que antes del inicio de la
violencia pues, los efectos visibles y no visibles dejados por la misma
permanecen durante en largo periodo de tiempo.

En esta fase el énfasis se debe de poner en lo que él denomina las


3R,s: reconstrucción, reconciliación y resolución. El primero tiene como
objetivo curar las heridas abiertas con ocasión del enfrentamiento entre
las partes y reparar los daños materiales. El segundo, la reconciliación,
pretende deshacer el meta-conflicto y finalmente la resolución, que
busca crear las condiciones necesarias para solventar el conflicto
original. Estas tres tareas no son exclusivas de esta fase, sino que se
deben aplicar también durante las dos anteriores. No obstante, resulta
más crítico la puesta en marcha de las 3 Rr,s en el periodo que sigue a
un alto el fuego.

Galtung señala que el mundo está mal preparado para llevar a


cabo estas taras. Sin embargo son fundamentales, ya que si no se
hace nada por ataja el conflicto en las raíces del mismo, tarde o
temprano

Respecto a la reconstrucción tras la disputa, el autor considera que es


un tremendo error limitar la reconstrucción a la rehabilitación y
reconstrucción material, ya que esto significa quedarse hipnotizado por
lo visible a cosa de los efectos invisibles. Los daños afectan tanto a la
estructura como a la cultura y, por tanto, en esta dirección hay que
actuar. Por eso, señala otos dos aspectos a considerar además de los
mencionados: la reconfiguración de la estructura de paz y reculturización
de la paz.

No se puede crear una sociedad estable después de una guerra o


enfrentamiento si no se construyen unos sólidos cimientos. El primer

44
remedio, pro no el único, es la democracia. Para ello se debe conseguir
unas elecciones democráticas después del alto el fuego pues, las
elecciones transforman un conflicto sobre el poder en una sociedad,
muchas veces violento, en un conflicto no violento sobre el voto
mayoritario. “Las elecciones son decisivas; supervisarlas es trabajo de
paz”.

En este sentido, las tesis de Galtung coinciden plenamente con las de la


comunidad internacional actualmente. En los últimos conflictos,
especialmente en los surgidos como consecuencia de rivalidades étnicas
o violación de los derechos de las minorías, las organizaciones
internacionales con competencia parra ello han promovido la creación de
l as condiciones mínimas necesarias para que se celebraran elecciones
democráticas (caso de la OSCE en Bosnia); en la confianza que la
democracia forma a la población en la transformación no violenta del
conflicto y, antes o después, se extenderá a todos los ámbitos e esa
sociedad. Esta labor, lógicamente, debe estar sustentada con la
construcción de nuevas instituciones y la eliminación de las viejas que
no apunten en esta dirección.

Sin embargo, la democracia no funciona cuando en una sociedad


domina la exclusión social y la desigualdad. Promover unos mayores
niveles de educación y salud de los más marginados, así como un
reparto más equilibrado de los recursos productivos, son, sin lugar a
dudas, unas buenas semillas para consolidar la paz en el futuro.

La reculturización de la paz después de la violencia, concepto recurrente


a lo largo de la obra e este autor, debe dirigirse a sustituir una cultura de
violencia por una cultura de paz y construirla donde no hay ninguna.

El punto de partida para edificar esa cultura de paz debe ser la


educación, para ello propone introducir conocimientos y destrezas sobre
la paz y la resolución pacífica de los conflictos en todos los niveles de
enseñanza, desde la básica hasta la universitaria. Al tiempo debe
propagarse una idiosincrasia mundial basada en los valores e la paz,
desarrollo, medio ambiente, democracia y derechos humanos.

La reconciliación, la segunda “R”, tiene dos elementos fundamentales,


el cierre y la curación. Cierre en el sentido que no se reabran las
hostilidades y curación en el sentido de rehabilitación. La reconciliación
es un tema con hondas raíces psicológicas, sociológicas, teológicas,
filosóficas y profundamente humanas. El carácter multidimensional y
complejo de la reconciliación hace que nadie sepa realmente como
llevar a cabo este proceso. El propio Galtung la analiza desde doce
enfoques diferentes, pues, como el mismo reconoce, ninguno de ellos
por si solo es capaz de manejar satisfactoriamente el proceso de
reconciliación después de la violencia. Mas bien ser requiere una
combinación de todos ellos con una mayor dosis de unos u otros según
la situación, que sólo expertos en el campo de paz pueden aconsejar.
Una manera simple y común a todos los conflictos para iniciar la

45
reconciliación es el diálogo. Invitar a todas las partes a debatir es un
comienzo modesto pero efectivo pues:

A medida que debaten sobre reconciliación, se produce


una cierta reconciliación.

La resolución de conflictos se orienta al solventar la raíz del mismo que,


por no haber encontrado una solución a tiempo, fue escalando hasta la
aparición de la violencia. Es evidente que el proceso de resolución debe
ponerse en marcha antes que aparezca la violencia para encontrar una
solución por medios pacíficos. La aparición de la violencia como medio
de salvar la incompatibilidad de objetivos entre las partes significa un
rotundo fracaso pues, el enfrentamiento físico en general es siempre un
fallo estrepitoso del ser humano. El autor propone como mejor método
de resolución la construcción de la capacidad de transformación de los
conflictos por medio de la trascendencia, la creatividad y la empatía.

La reconstrucción, la reconciliación y la resolución, para que sean


efectiva, }deben trabajarse de forma paralela. Es mejor dar algún
pequeño paso en todas que un gran salto en una sola. Desde la
perspectiva de Johan Galtung, intentar solventar las controversias
empezando por la resolución es un error. Una vez que el conflicto ha
producido violencia es esencial desarraigar, o al menos suavizar, esas
causas. A las personas de un bando o de ambos se les ha privado de
sus vidas y sus medios de subsistencia, cuando su mayor esfuerzo era
precisamente conservarlas y mejorar su nivel de vida. El objetivo de la
otra parte, por el contrario, era destruirlos. Es más que probable que, en
el periodo que sigue a una guerra, esta contradicción tome más cuerpo
en las cabezas de las personas que la identificación de las raíces del
conflicto inicial. La perspectiva cambia a medida que se va desarrollando
la violencia. Por tanto, el esfuerzo debe dividirse en construir las
condiciones necesarias para lograr la vuelta a la paz y eso exige un
avance homogéneo en cada una de las tareas. El centrarse en una sola
tarea sin lugar a dudas podría conducir a un retroceso en el
restablecimiento de la paz.

CAMINOS HACIA LA PAZ

El análisis de la obra de un pensador todavía en vida es siempre una


labor ardua porque sus tesis están sometidas a una constante revisión, a
la vista de os acontecimientos recientes y presentes, así como de las
perspectivas de futuro. Es esto especialmente cierto si la persona objeto
de análisis, como es el caso de Johan Galtung, ha intentado estructurar
su pensamiento en un periodo caracterizado por grandes cambios de
todo orden.

Algunas de las tesis vertidas por Galtung han quedado desfasadas


porque la forma en que se produjo el final de la confrontación Este-
Oeste no estaba contemplada en sus postulados. Sin embargo, otras,
por el contrario, siguen vigentes y su espíritu y orientación presiden hoy

46
las mesas de negociación o los mismos tratados o acuerdos de paz y
seguridad. Pero ante todo destaca por la metodología utilizada para
plantear el problema, analizar las causas y encontrar posibles vías de
solución del conflicto.

Durante el periodo de la guerra fría, la principal preocupación de Johan


Galtung se centraba en encontrar soluciones políticas al conflicto Este –
Oeste intentando evitar una tercera guerra mundial. Las fórmulas que
utilizaban las grandes potencias para frenar esa confrontación estaban
basadas en la disuasión nuclear, en las alianzas y en la carrera de
armamento. A juicio del autor, eso era un error y todas ellas estaban
condenadas al fracaso y, por tanto, los gobiernos y la propia sociedad
debían buscar políticas alternativas que condujeran a la paz o al
menos impidieran la guerra.

La alternativa de Galtung a esa situación de inseguridad era la


elaboración de una política e paz integrada por cuatro elementos: la
resolución de los conflictos, el equilibrio de poder, el desarme y políticas
alternativas de seguridad. Aunque todos ellos están relacionados los
unos con los otros, no guardan una relación jerárquica. Para que esa
política sea realmente útil al fin que persigue, los cuatro componentes de
la mis a se deben enfocar sincrónicamente, al mismo tiempo, y no
diacrónicamente, uno tras otro.

En una buena política de paz deben participar a la vez


organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, políticos y
técnicos.

La resolución de conflictos ha sido tarea de los responsables de la


política, protagonizada a nivel internacional por los Ministerio de Asuntos
Exteriores. El equilibrio de fuerzas ha sido tarea de los Ministerios de
Defensa, en cuyo interés ha estado convertirla en una materia
sumamente técnica y secreta. El desarme se ha quedado a medias entre
las organizaciones no gubernamentales y los técnicos gubernamentales.
Y la política de seguridad alternativa no le corresponde a nadie.

A nivel internacional, esta división del trabajo es aún más


pronunciada. La resolución de conflictos es labor de naciones Unidas,
especialmente de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad. El
logro el equilibrio. Y la política de seguridad alternativa es, cuando
mucho, preocupación de algunas organizaciones internacionales no
gubernamentales. En ningún punto aparecen todos estos componentes
unidos.

Galtung se lamenta de esta situación y la compara como si en el


campo de la salud, tareas tan importantes como la higiene y la
salubridad, la inmunización y la curación y el cuidado de los enfermos,
fueron ejecutadas por instituciones totalmente desconectadas entre sí.
La propuesta es coordinar esa política de paz en todos los niveles. En el
ámbito nacional plantea la posibilidad de la creación de un Ministerio de

47
Paz y en el seno de Naciones Unidas un Programa para la Paz que
combinara las funciones divididas ente los secretarios de los órganos
políticos (la Asamblea General y el Consejo de Seguridad), las
operaciones de mantenimiento de la paz, las organizaciones de
desarme y otros.

RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

Respecto al primer componente de esa política, la resolución de


conflictos, este pensador mantiene la formulación mencionada en este
trabajo, una política de paz debe iniciarse con la resolución de
conflictos. Los medios, mecanismos y actitudes se deben configurar
para contribuir a tal fin. No existe ni una receta ni un manual que
explique de forma universal el procedimiento para curarlos, pero ello no
debe ser excusa para desfallecer en tal tarea, si bien es cierto que
reconocía que en caso concreto del conflicto latente entre el Este y el
Oeste era especialment3 complejo debido a la maraña de cuestiones
ideológicas y de intereses, a la competición por el mejor
posicionamiento estratégico, a los sistemas relacionados con la
formación y adscripción a las dos alianzas y a los complejos sistemas
militares.

La solución al tema ideológico requiere, señala Galtung, la


depolarización del sistema, incorporando más opciones ente ambas
ideologías. Además, debe inculcarse a las partes la disposición a
aceptar que el oto sistema sea diferente, aceptar su derecho a serlo, no
importa cuánto uno desearía que fura de otro modo y por más que uno
crea que el otro sistema se avendrá con el tiempo al modelo del otro.

Los conflictos de intereses, para Galtung, no pueden ser resueltos


tampoco a corto plazo, habida cuenta de la necesidad de los países
capitalistas de expandir su poder bajo la forma de influencia económica
por todo el mundo y la necesidad histórica de la URSS de contar con un
cinturón de seguridad a lo lago de sus fronteras.

Los otros aspectos del conflicto –posicionamiento estratégico,


alianzas militares y maquinaria militar- pueden ser resueltos con políticas
de seguridad alternativas que conducirían a la retirada de las fuerzas
ofensivas y a la creación de posturas defensivas, eliminando de esa
manera los aspectos más provocativos y amenazadores del dispositivo
que existían en la guerra fría, a la flexibilización de las dos alianzas y a
la transformación de los complejos militares. Todas estas políticas son
practicables, según el autor, pero requieren poro encima de cualquier
otro condiciónate contar con voluntad política.

En definitiva, la trascendencia sigue siendo para Galtung un


aspecto clave en la resolución de conflictos, tanto en el pasado como en
el presente y quizás en el futuro.

48
EL EQUILIBRIO DE FUERZAS

El equilibrio de fuerzas entre Estados, grupos de Estados o


alianzas no es nuevo en las relaciones internacionales, como medio de
evitar la guerra entre las partes en conflicto e incluso como solución para
impedir posteriores enfrentamientos militares, una vez que se ha
alcanzado un alto el fuego. En el propio periodo de la guerra fría, la
disuasión basada en un balance ponderado de los sistemas de armas,
tanto nucleares como convencionales, se consideró la piedra angular
para no desencadenar una confrontación militar entre dos sistemas
incompatibles.

Johan Galtung analiza este concepto para determinar si, en


efecto, el equilibrio de fuerzas es un factor consonante en el camino para
la paz o, por el contrario, supone un obstáculo en su búsqueda. Desde
el punto de vista del autor, de las numerosas opiniones que es posible
formular acerca de esta materia, hay dos que no se pueden sostener:
“que el equilibrio de fuerzas siempre disuade de la guerra, y que nunca
funciona en ese sentido”. Existen muchos casos en la historia, apunta
Galtung, que el agresor no atacó al adversario porque el otro bando
estaba bien preparado. Y otros muchos casos que los ataque tuvieron
lugar por debilidad del adversario. Pero existen otos en que las acciones
ofensivas se llevaron aún cuando el oto bando era mas fuerte.

Esto demuestra que el equilibrio de fuerzas no es garantía por sí


mismo para disuadir alas partes involucradas en el inicio de la guerra.
En ocasiones, por el contrario, la búsqueda de un equilibrio de fuerzas
puede desatar una carrera de armamento, por la percepción de
inseguridad respecto al potencial adversario, desembocando finalmente
en lo que precisamente se quería evitar, el enfrentamiento militar.

El equilibrio de fuerzas es un concepto abstracto y confuso, de


difícil definición y extremadamente espinoso de cuantificar y por tanto,
de hacerlo operativo. En general, se hacen formulaciones simplistas de
lo que significa este concepto. Por “fuerza” se tiende a identificar
exclusivamente la capacidad destructiva de las armas. Sin embargo, la
realidad es otra. Factores como la invulnerabilidad física de los posibles
objetivos susceptibles de ser atacados, la fortaleza interna de la
población, la dependencia del exterior (especialmente en materias
esenciales tales como la alimentación, la inversión, la tecnología y las
armas), el tipo de organización administrativa del Estado, etc., deben
ser tenidos en cuenta a la hora de hablar de equilibrio de fuerzas, pues,
todo ello contribuye al poder de ese actor. En realidad, si se quiere ser
riguroso, sería más exacto habla de “equilibrio de poder“ que de
equilibrio de fuerzas.

Un Estado o sociedad, por ejemplo, no sólo puede ser vulnerable


a la potencia destructiva de las armas del adversario, sino también a
otos aspectos como las contradicciones internas derivadas de una falta
de cohesión nacional, la posición nacional, la posición internacional, la

49
situación económica, etc. Si todos ellos son hábilmente utilizados por el
adversario pueden causar importantes perjuicios al otro bando. Todo
esto es bastante obvio y de hecho, en cualquier planeamiento militar el
estudio de los factores psicosociales del potencial adversario son
básicos para conocer las posibilidades del adversario y, posteriormente,
elaborar los posibles líneas de acción.

Sin embargo, cuando se habla o se negocia la posibilidad de


establecer equilibrios de fuerzas, se hace inmensamente difícil
considerar todos estos factores, en parte debido a la intangibilidad de
algunos de ellos, llegando plantearse una formulación simplista en la que
se supone que ese equilibro se alcanza cuando las partes interesadas
en el conflicto poseen un arsenal de armas o de medios de destrucción
de una potencia destructiva equivalente. La situación es tan compleja
que incluso en el caso de que se considerare el equilibrio de fuerza sólo
por el potencial destructor de las armas, su valoración será casi
imposible de realizar debido a la complejidad y variedad de los actuales
sistemas de armas.

El equilibrio de fuerzas, o mejor todavía el equilibrio de poder,


busca como fin último conseguir la seguridad y esta tiene connotaciones
objetivas y subjetivas, racionales y emocionales, pero también es un
concepto relativo pues, si la seguridad significa la capacidad de salir de
un conflicto incólume, ello dependerá de la posibilidad de destrucción del
adversario y del grado de invulnerabilidad propio frente a esa potencia
destructiva.
En efecto, la seguridad de una parte depende de la seguridad de la otra.
Sólo cuando la otra parte se sienta casi tan segura como la otra, existen
razones suficientes para sentirse seguro.

En términos racionales disponer de una seguridad lo más alta y lo


más igualitaria posible frente a otros asegura un sistema estable. Y, por
el contrario, cuando dos actores tienen un grado de seguridad dispar, el
bando inseguro puede tratar de aumentar su nivel de seguridad dispar,
el bando inseguro puede tratar de aumentar su nivel de seguridad
incrementando bien su propia invulnerabilidad o bien la inseguridad del
adversario, por medio del desarrollo de la capacidad ofensiva propia.
Este proceso provoca lo que el autor define como “carrera por la
seguridad”, que es más conocido como carrera de armamentos. Esa
carrera de armamentos puede estar enraizada más en factores
irracionales, perceptivos y emocionales que en razones objetivas.

Por todo ello, según Galtung, alcanzar el equilibrio de fuerzas no


asegura la paz, pero es que además:

Buscar el equilibrio de fuerzas, aun el equilibrio aproximado, es


buscar una entidad que, como el unicornio, puede ser imaginada
pero no definida operacionalmente, sólo se define hallando
empíricamente, a través de una guerra, si existe un empate o si
una parte demuestra ser superior a la otra. Pero una guerra

50
invalida la hipótesis del equilibrio de fuerzas. .... Demasiadas
insistencia en el equilibrio del poder de un equilibrio que, como el
arco iris, se aleja más y más a medida que uno avanza hacia él.

El equilibrio de fuerzas, aunque pudo ser un concepto útil en el


pasado, actualmente está ampliamente sobrepasado porque los
fundamentos en que se sustentaba han variado, especialmente a partir
de la aparición del arma nuclear. Si bien el equilibrio de fuerzas, en
tiempos pretéritos, buscaba la disuasión por medio de la disposición de
unos sistemas defensivos, en la guerra fría la disuasión se buscaba por
medio d la represalia y la destrucción masiva. La irracionalidad de tal
argumento invalida la credibilidad del equilibrio de fuerzas.

En resumen, Galtung considera que o se puede hablar de


equilibrio de fuerzas en el sentido de hallar un punto o relación estable
mientras las armas sean ofensivas y nucleares. En un mundo en el que
sólo haya armas defensivas, ya no surge el problema del equilibrio de
fuerzas, en el sentido de algún tipo de equiparación con el otro lado.

La seguridad será más factible cuando no se busque por medio


del equilibrio de poder sino en una “seguridad común” en donde:

- Ambos bandos tengan una seguridad absoluta tan elevada


como sea posible.
- Ambos bandos tengan una seguridad relativa tan igual como
sea posible.
- Ambos bandos cooperen para conseguir una seguridad tan
igual y elevada como sea posible.

En definitiva, la seguridad y el equilibrio de poder son factibles,


pero solamente si se elimina la capacidad ofensiva de los actores en
escena.

EL DESARME

La experiencia, señala este autor noruego, demuestra que el


resultado de toda carrera armamentista se acerca más a la detonación
que al lamento, de ahí proviene el tercer enfoque, la noción de desarme,
que significa llegar a un punto a partir del cual, en lugar de reforzar la
potencia destructiva, se trata de debitarla. El desarme no sólo ayuda a
impedir la guerra, sino también, una vez que surgió ésta, a la resolución
del conflicto y la reconciliación entre las partes. El asunto clave es cómo
hacerlo, pues, según Galtung, los fundamentos, o si se quiere las
condiciones que se han asumido para conseguir el desarme, son los
principales obstáculos para que se lleve a cabo tal proceso.

En general, existe un gran vacío sobre la teoría general del


desarme que sirva de inspiración a la práctica del mismo. Sin embargo,
el estudio que el propio escritor hace sobre los elementos conceptuales,
estructurales y operativos de los procesos de desarme constituye un

51
verdadero punto de referencia para las organizaciones gubernamentales
y no gubernamentales, así como para los Estados cuando se reúnen en
torno a una mesa para promover el desarme. En las Conferencias el
verdadero problema del escaso éxito de las negociaciones de desarme
está en las reglas básicas bajo las que se desarrollan, que generalmente
se orientan a que el desarme sea equilibrado, mutuo y controlado.

El primer concepto, el equilibrio, al igual que se señalo cuando se


mencionó el de fuerzas, es prácticamente imposible de definir. Aunque
teóricamente puede ser factible, su traducción en la práctica supone una
verdadera losa para los negociadores del desarme. Los esfuerzos por
solucionar este problema mediante la fragmentación en tipos de
sistemas de armas “estratégicas”, “de teatro” y “convencionales”, no son
una solución al mismo.

En el desarme equilibrado no entra la noción de grado de


invulnerabilidad en sus diferentes dimensiones, tales como física,
psicológica, cultural, social, política, económica o ecológica. En términos
generales, destaca Galtung cuanto más moderna y desarrollada está
una sociedad, más vulnerable parece ser y da la impresión de que
cuanto más vulnerable es, más procura compensar ese hecho
incrementando su fuerza ofensiva. Sin embargo, es muy difícil imaginar
a los negociadores en una conferencia de paz pidiendo mayores niveles
de armas propias para compensar la invulnerabilidad de una población
propia frente al otro bando o, por el contrario, a que éste a la otra parte a
reducir su vulnerabilidad.
En definitiva, esta confusión práctica de lo que e realmente
equilibrio estimula el fraude por una y otra parte en las negociaciones.

El segundo obstáculo para avanzar en el desarme es la


mutualidad. Este concepto significa una acción sincrónica por parte de
los gobiernos o alianzas para deshacerse del armamento. Por tanto, la
mutualidad excluye la de cisión unilateral de una de las partes de
desarmarse, pues, anteponer mutualidad significa hacerlo juntos. Como
resultado de esto, el principio de mutualidad puede servir como excusa
para no embarcarse nunca en una acción unilateral aunque sea
insignificante, gradual y paso a paso.

La mutualidad invita a la comparación de los perfiles de fuerza y la


comparación invita al armamento. Bajo el lema “mutuo y equilibrado”,
Johan Galtung piensa que se incita a una carrera armamentista que tilda
de “cuantitativa”. En efecto, la complejidad y disparidad de los sistemas
de armas hace que la negociación sólo pueda lograrse examinando
sistema por sistema de dos manera: reduciendo los desniveles para
eliminar los excesos, y eliminando los déficit, lo que se llama
generalmente “ponerse a la par”. Lo primero conduciría al desarme, lo
segundo, obviamente, a armarse más, sobre todo si las partes
convienen en converger en un punto situado por encima de su nivel
presente de fuerza destructiva. El resultado neto de todo esto sería una

52
carrera armamentista cuantitativa al centrar la atención más en los déficit
que en los excesos.

La mutualidad actúa sobre la base de aquello sobre lo que los


Gobiernos están de acuerdo y esto puede bloquear la discusión de
factores cruciales en los procesos d desarme. Galtung, en toda su obra,
concede una gran importancia, a las estructuras en el camino hacia la
paz. Como se señalo al principio de este trabajo, aquí vuelve a destacar
que el proceso de eliminación de las armas es la punta del iceberg. Si se
quieren reducir las armas entre las partes que participan en la
negociación, para alcanzar una mayor seguridad, no hay que limitarse
sólo al aspecto cuantitativo y cualitativo de las mismas, sino también hay
que buscar transformar las condiciones en las cuales las armas son
consideradas como la respuesta a las situaciones de inseguridad o a la
solución de conflictos.

Normalmente, según su punto de vista, el principio de mutualidad


se limita a tratar aspectos técnicos y se deja de debatir la búsqueda de
acuerdos sobre las estructuras que producen las condiciones que
facilitan la carrera de armamentos. Si en el desarme no se llega a sus
últimas consecuencias, en cualquier momento el rearme es posible y es
más fácil, afirma el autor, esto último que armarse por primera vez
porque el camino ya ha sido trillado.

El tercer elemento de esta triada es el concepto de control.


Galtung considera que no existen los medios necesarios, ni técnicos ni
humanos, para ejercer un verdadero control del desarme una vez que se
han firmado los correspondientes acuerdos o tratados. El intento de
controlar mutuamente el proceso de desarme, por el contrario, estimula
el engaño. Las medidas de control son para el autor más eficaces como
estímulo que como impedimento.

Además, en el deseo de controlar los procesos d desarme, se


estimula el crecimiento de una burocracia del desarme, nacional e
internacional, con intereses creados para que el sistema se perpetúe por
encima de otra consideración.

Este pensador expresa su escepticismo sobre el desarme, no


porque en las conferencias no se lleguen ocasionalmente a algún tipo de
acuerdos, sino por el hecho que dichos acuerdos, una vez firmados,
sean seriamente violados. Esta desconfianza la fundamenta en que los
diferentes acuerdos sobre control de armamento desde 1925 hasta 1979
han sido sistemáticamente incumplidos uno tras otro.

Ante este escenario tan sombrío que dibujó Galtung, la pregunta


clave es si el desarme es posible en términos reales. Él mismo afirma
que el proceso del desarme es posible, pero ello requiere ciertas
condiciones. La primera es que no debe existir como prerrequisito
“mutuo y equilibrado”, pues de antemano hace que dicho proceso sea
imposible o al menos altamente improbable. Por otro lado, para que el

53
desarme consiga su objetivo, la paz o al menos la prevención de la
guerra, no es ni necesario ni suficiente el desarme total.

Que no es suficiente es fácilmente comprobable, ya que no está


basado en la estabilidad. Aunque los niveles de armamento llegaran a
ser muy bajos entre los bandos, ¿qué impediría que volviesen a
rearmarse nuevamente? La única forma de evitar el proceso de rearme
sería la existencia de un mecanismo de control y detección. La
institución, a escala internacional, encargada de ello debería ser una
organización supranacional que tuviera el monopolio del poder último.
Tal institución sería capaz de desarmar a cualquier otra y mantener en
tal estado, como ocurre en el interior de los propios Estados.

Sin embargo, el problema es que no existe hoy en día en el


mundo una institución de este tipo y si una superpotencia intenta
arrogarse tal posición, la otras lo rechazaran. Por tanto, incluso aunque
el desarme tuviera lugar, el rearme sería una posibilidad bastante real.
Y, entonces, como señala Galtung:

Es mucho más fácil rearmar que sólo armar: es como caminar por
senderos trillados, que nos permiten avanzar más puestos que
varios de los problemas pueden ser mejor previstos y se ha
adquirido ya una cierta experiencia.

No obstante, aún más significativo es el argumento de que no es


del todo necesaria una abolición total de todos los medios de
destrucción. Dicho argumento está basado en la idea de que los niveles
de invulnerabilidad han de ser tenidos en cuenta. Podría argumentarse
que basta con desarmar hasta el punto donde el nivel de invulnerabilidad
de un bando se equilibrara con el poder destructivo del otro. El problema
de este planteamiento es que ya presupone la posibilidad de una guerra,
que las armas ya han sido experimentadas sobre la ocultación,
fortificación, dispersión y otras capacidades del otro bando y que se han
demostrado poco destructivas.

La razón por la que el desarme total no es necesario, reside no en


la relación con la invulnerabilidad, sino en la distinción entre armas
ofensivas y defensivas de destrucción masiva, más general aún entre
armas ofensivas o defensivas. El llegar en un nivel de desarme hasta un
grado cero, no es necesario. Con llegar al nivel de abolición de las
armas ofensivas sería suficiente, manteniendo sólo las defensivas con
determinadas condiciones de alcance y poder destructivo.

Si se ha dicho que preestablecer, en las mesas de negociaciones


sobre desarme, las condiciones de “equilibrado y mutuo” es sinónimo de
fracaso, la alternativa que ofrece Galtung para salvar tal obstáculo, con
respecto al “equilibrado”, es fijar unos porcentajes de reducción del nivel
de destrucción, incluso cuando el punto de partida esté desequilibrado y
al final del proceso permanezca igual, pero en cambio la capacidad de
destrucción habrá disminuido.

54
En el desarme no hay que buscar el multilateralismo para que
éste tenga lugar. Pero de esta conclusión no se deduce que el
unilateralismo lo haga, si es que se toma el “unilateralismo” en el sentido
de que uno de los bandos se desarma completamente (ni armas
defensivas ni ofensivas) Más bien Galtung aboga por una tercera vía
basada en el transarmamento antes que en el desarme y ene el
unilateralismo mutuo antes que en el simple multilateralismo o
unilateralismo. El “transarmamento” quiere decir la transformación de las
armas ofensivas en armas defensivas. El proceso de transformación de
armas ofensivas en defensivas, señala la voluntad de un bando de no
ser una amenaza para el otro, y, por otro lado, la voluntad de no debilitar
la seguridad propia. Ello permite tomar unilateralmente esta decisión y
sembrar la semilla para que el otro bando sígale mismo camino. Con
esto tendríamos un proceso que puede ser iniciado por un solo país, sin
un procedimiento previo y pesado de conferencias de resultado inciertos.

En conclusión, Galtung quiere transmitir el mensaje siguiente:

Lo que es realmente peligroso para prevenir la confrontación


armada es la capacidad ofensiva no la defensiva; que la meta es
la seguridad, no la abolición total de las armas y que la seguridad
ha de convertirse en una seguridad común.

Por eso el esfuerzo del desarme debe ir dirigido hacia las armas
ofensivas tanto de destrucción masiva como las convencionales.

POLÍTICAS ALTERNATIVAS DE SEGURIDAD

El último elemento de los cuatro, que Galtung consideraba


indispensable para crear un camino de paz o al menos para prevenir la
guerra durante el período bipolar, es lo que denominaba “políticas
alternativas de seguridad”. Una vez más hay que insistir que la
aportación que hace el autor en una determinada situación internacional,
el bipolarismo, constituye un verdadero cuerpo de teorías sobre la paz y
la seguridad y por tanto, muchos de los contenidos vertidos por el autor
son principios que han servido y todavía sirven de referencia a otras
teorías e incluso a políticas de paz, seguridad y defensa, tanto en el
ámbito internacional como nacional.

El objetivo de la defensa es la seguridad, y la idea que está detrás


de la seguridad, señala este autor, es la de mantener a la sociedad a la
que se pertenece lo más intacta posible, aun si sobreviniera una guerra.
Lo que Galtung plantea en esta cuarta dimensión para luego, desde su
punto e vista, formular las posibles soluciones, es decir, qué formas e
defensa son posibles practicar sin que se dé lugar a la inseguridad en el
otro bando y, consecuentemente, dispare una carrera de la seguridad,
que a su vez origine una carrera armamentista en la búsqueda del
equilibrio de fuerzas y finalmente desencadene un estallido de violencia.

55
Es evidente, como ya se apuntó anteriormente, que lo ideal para
evitar esta escalada de inseguridad es el disponer de una seguridad
común entre las partes, pero también es cierto que eso sólo es posible
entre Estados que comparten al menos un conjunto de valores e
intereses. Cuando esto no es posible, es muy difícil poner en común la
seguridad, porque falta el ingrediente fundamental, la confianza. Otra
solución, también apuntada, es la supresión del elemento militar e la
defensa por medio de una desarme total, pero también Galtung
demostró que tampoco era una opción estable y que el rearme podría
provocar una situación de mayor inestabilidad que la existente en a
etapa anterior al mismo y además, los ciudadanos no admitirían este
arriesgado camino.

Finalmente, la otra opción consiste en no disminuirle grado de


seguridad de las sociedades representadas por sus correspondientes
Estados y, a su vez, que el dispositivo de defensa adoptado a tal fin no
se sintiera como una amenaza a los posibles adversarios, sino más bien
ejerciera un efecto de disuasión ante un posible ataque al territorio
propio. Para conseguir esto Galtung propone cuatro vías dentro d las
políticas alternativas de seguridad, no excluyentes y sincrónicas con la
resolución de conflictos, el equilibrio de fuerzas y el desarme: el
transarmamento, el no-alineamiento, la fortaleza interna y la utilidad
externa.

El transarmamento

Johan Galtung, en esencia, lo que propone es llegar a una


seguridad que se base en una mezcla adecuada de medios puramente
defensivos y de invulnerabilidad. Las armas ofensivas son disonantes
para prevenir la guerra porque:

1) Se las ve como una amenaza por más pacíficas que puedan


ser sus motivaciones, simplemente debido a su potencial
capacidad destructiva, y 2) invitan al ataque preventivo y a la
represalia...

La “defensa defensiva” es el dispositivo que mejor se adapta para


que los Estados tengan un adecuado nivel de seguridad sin llegar a
provocar a los otros. Esta formulación está compuesta de tres variables:
la defensa convencional, la paramilitar y la no-militar.

La primera, la defensa convencional, se traduce en términos de


pequeñas unidades de alta movilidad y limitado radio de acción, en
tierra, mar y aire. Para compensar el alcance limitado, tendrían que estar
adecuadamente dispersas por todo el territorio nacional, pero debido a
esa misma limitación, sus funciones serían especialmente locales o
regionales únicamente. Las armas deberían ser muy eficaces, guiadas
con posición, dotadas de considerable poder destructivo pero con una
zona de impacto limitado con objeto de producir los mínimos daños
colaterales.

56
La defensa paramilitar, la segunda variable, que se encamina a
ser más local que la defensa convencional, tiende a incrustarse en el
medio humano y natural circundante y operaría menos en descubierto.
Según el autor este tipo de defensa ha demostrado ser la forma de
reacción más eficaz ante un ataque, ya sea que ese ataque asuma la
forma de violencia directa a cargo de fuerzas militares, o la de la
violencia estructural dentro y/o entre los países.

La última variable es la defensa no-militar. Este tipo de defensa


operaría también sobre el supuesto de unidades reducidas, locales y
autónomas, y dispersas, o sea, con la misma estructura que para la
defensa militar y paramilitar.

La defensa no militar tiene no sólo implicaciones de defensa


territorial, sino también de defensa social, en el sentido que todas las
organizaciones y asociaciones y asociaciones de un país encuentren su
propia manera de resistir un ataque, mediante la ausencia de producción
de bienes y servicios para el enemigo, etc.

La defensa defensiva ofrece para el autor más ventajas que


desventajas frente a la tenencia de armas ofensivas. La principal
ventaja, por encima de cualquier otra consideración, es que no es
provocativa, puesto que no puede emplearse en un ataque y, por lo
tanto, no debe conducir a ninguna carrera de armamento.

También hace posible para las partes implicadas tener un nivel de


seguridad alto y al mismo tiempo relativamente igual. Además, les es
posible cooperar. Estaría en el interés de cualquier de los bandos hacer
que el otro se sintiera seguro, lo que significa que podría incluso haber
entre los potenciales adversarios un intercambio de técnicas de defensa
defensiva. Esto le lleva a pensar a Galtung que serviría como marco
para la construcción de una seguridad común.

Finalmente, además de todo lo dicho, este tipo de dispositivo


debería poseer un alto valor disuasorio, tomando la disuasión no en el
sentido de la represalia, sino en el sentido de ser capaz de impedir un
ataque.

Johan Galtung diseña un proceso para que esto sea posible


mediante una combinación e desarme y transarmamento, consistente en
tratar de lograr el desarme en armas ofensivas mediante la
transformación de éstas en armas defensivas. El autor añade como
esperanza de futuro:

Con el tiempo esto podría evolucionar, si cabe albergar cierto optimismo


en estos tiempos agitados, hacia la defensa no-militar, que es el modo
del hacer frente a los conflictos en las sociedades civilizadas, con
huelgas, un poco de desobediencia civil, mecanismos de resolución de
conflicto, etc.

57
La seguridad, termina diciendo el autor, no sobrevive
automáticamente, tiene que haber alguna clase de defensa junto con
otras políticas. Concretamente, las tres restantes dentro de las políticas
alternativas de seguridad: no-alineamiento, fortaleza interna y utilidad
para el exterior.

No-alineamiento

La posición de un Estado con respecto al contexto internacional,


en términos de derechos y obligaciones en relación con el ejercicio de la
fuerza, es importante para saber el grado de seguridad. El punto de vista
que define Galtung es que una mayor desvinculación, en un mundo
bipolar, de las superpotencias es un camino para aumentar la seguridad,
no solamente de los países, o el país, desvinculados, sino del sistema
entero. Lo importante no es si se pertenece o no a una alianza, sino el
grado de dependencia de la correspondiente gran superpotencia que
dirige esa alianza. Es más, Galtung considera positivo las alianzas
defensivas pero siempre que dichas organizaciones se desacoplen de
las superpotencias.

La mejor posición que puede adoptar un Estado respecto a las


superpotencias y las alianzas dominadas por ellas es el no-alineamiento
pues, eso significa exactamente no ser miembro de ninguna alianza, con
los correspondientes derechos y deberes militares que tal pertenencia
implica de una manera relativamente automática, por imposición de la
superpotencia, o por consenso de la alianza, o por un voto mayoritario.
Un país no-alineado puede, de todos modos, intercambiar servicios
militares con la superpotencia, o con una alianza, pero sobre una base
ad hoc y de acuerdo con sus propios deseos.

La idea que subyace detrás de estas propuestas de Galtung es


que as grandes potencias son siempre ofensivas y por tanto, la
participación, o si quiere, el acoplamiento de un país respecto a una
superpotencia implica la utilización de ésta para sus propios intereses
que, desde la dimensión militar, puede implicar la utilización de sus
bases por parte de la superpotencia, la disposición a aceptar la
ejecución de tareas nucleares en y desde el país, y la subordinación de
las fuerzas nacionales bajo el mando de la superpotencia. Por eso, la
desvinculación gradual de los Estados respecto de las superpotencias es
una forma de construir seguridad.

Las alianzas defensivas cuando no están dominadas por las


grandes potencias, las consideran positivas para la seguridad. Primero,
porque constituye un ámbito multilateral para el debate de todas estas
cuestiones de seguridad. Segundo, porque en la medida en que la
seguridad es una preocupación legítima para cualquier país, la defensa
lo es también. Un foro multilateral de países relativamente coincidentes
para debatir estas preocupaciones y entrar en esquemas de cooperación
surge naturalmente.

58
Para Galtung el sistema de seguridad colectiva de Occidente
hasta ahora es no sólo provocativo e inestable, sino que es demasiado
fácilmente combinable con la planificación atacante. La pregunta que
queda abierta es si la construcción de una política de seguridad y
defensa común n el seno de la Unión Europea cumple los requisitos de
dispositivo multinacional defensivo no provocativo.

La fortaleza interna

La defensa, como medio para alcanzar la seguridad, no sólo


comprende el aspecto militar, sino también el modo de organización
interna de la sociedad y la forma en que se comporta en sus relaciones
externas.

La tesis de Galtung es que cuanto mayor sea la fortaleza interna


de una sociedad mayor será la seguridad total resultante. En un mundo
en el que la globalización v ganando espacio, el autor defiende la
autodependencia de los Estados como la llave maestra para solventar el
problema de la generación de fortaleza a través de los recursos propios.
La autodependencia no significa autarquía, sino, primero, el logro de la
independencia mediante la utilización de los recursos propios, y
segundo, interdependencia para resolver, mediante el intercambio, los
problemas que no puedan atenderse normalmente con recursos
nacionales o locales, pero sobre una base de equidad. Independiente e
interdependiente, pero no dependiente de otros; esa es la clave de la
autodependencia.

La manera de conseguir esa fortaleza interna es por medio de


poseer un mayor nivel de autodependencia económica, ecológica,
política, cultural, y de forjar sociedades más fuertes, menos pobladas de
contradicciones y esto, según el autor, se puede lograr mediante
procesos de descentralización, de autodependencia local, de esfuerzo
por resolver con éxito los conflictos dentro de los países. Galtung
resume todo ello diciendo:

En última instancia la fortaleza interna consiste en crear una sociedad en


la que todos sus ciudadanos sientan que vale la pena vivir

Utilidad para el exterior

Una forma de eliminar los conflictos es aumentar la cooperación


entre los Estados implicados en diferentes dimensiones. La cooperación
crea un entramado de relaciones entre las partes que hace crecer la
mutua confianza, por eso, la cooperación incrementa la seguridad y es la
mejor disuasión para evitar futuras confrontaciones entre los socios.

Normalmente la cooperación se construye en porciones que va


desde los asuntos menos transcendentes a los más sensibles. El

59
proceso de construcción de la Unión Europea es un claro ejemplo de
cómo viejos adversarios hoy son socios a través de la cooperación.

Aunque el autor señala cinco condiciones para aumentar la


cooperación entre el Este y el Oeste durante la guerra fría, dichas
condiciones pueden aplicarse en cualquier relación donde subsiste el
conflicto. La primera es que exista simetría, o sea, un cierto grado de
igualdad entre los participantes; segunda, tiene que haber homología, o
sea, cierto grado de similitud estructural entre ellos; tercera, tiene que
haber una simbiosis, en el sentido que la cooperación sea realmente
importante para ambas partes; cuatro, tiene que haber un elemento de
institucionalización a nivel supranacional; y quinta, quinta, tiene que
haber entropía, en el sentido de que la cooperación debe tener lugar en
toda clase de ámbitos y estar bien distribuida

Finalmente, el Estado en cuestión tiene que encontrar cómo hacer


creíble que es útil a otros si se le permite vivir en paz y libertad, sin ser
tocado por la fuerza o la amenaza de la fuerza y, asimismo, que esta
utilidad sufrirá una merma considerable si el país es atacado.

CONCLUSIONES

En este trabajo se ha esbozado el pensamiento del noruego


Johan Galtung en relación con la prevención y resolución de conflictos
dentro de los estudios que lleva a cabo sobre la paz. Aunque
matemático en sus comienzos, hoy Galtung es uno de los científicos
sociales más importantes en el campo de los estudios modernos de la
paz y también d la seguridad.

Las tesis y los postulados a lo largo de su obra de este escritor y


pensador han sido punto de referencia de diferentes organizaciones no
gubernamentales a las que concede un importante protagonismo en la
resolución de los conflictos y en la búsqueda de la paz. Sin embargo,
Galtung quiere que sus tesis, postulados y aportaciones estén
desgajadas de ideologías o visiones partidistas. Su objetivo es
conseguir, a través del método científico, una base teórica a los estudios
de la paz en su más amplio sentido.
Después del análisis de su obra se pueden destacar dos
elementos nucleares del pensamiento de Galtung. Por un lado, el
conflicto no se puede desterrar de las relaciones internacionales, al igual
que no se puede hacerlo de las relaciones sociales, pero tampoco se
debe asumir que la violencia en general, y la guerra como una
manifestación de la misma, es consustancial al ser humano y al conflicto.
Por tanto, se debe evitar recurrir a la fuerza generadora de violencia
como forma de solventar las incompatibilidades entre las partes
implicadas en el conflicto.

El mejor y más eficaz instrumento para que esto no ocurra es la


prevención de los conflictos y de la violencia. Si los mecanismos e
instituciones responsables de ellos fracasan nos arriesgamos a que la

60
violencia explote. Galtung afirma de manera contundente que la
aparición de la violencia es siempre señal de fracaso humano y social.
Los conflictos hay que atajarlos antes que den lugar a la violencia.
Después los traumas y las secuelas que dejan las confrontaciones
hacen más difícil su curación. El método que propone para alcanzar tal
fin es el transcendente, es decir, manejar los conflictos para su
resolución con empatía, no violencia y creatividad.

La prevención y en su caso la resolución de los conflictos, tanto


antes como después de la violencia, no hay que limitarlas a los aspectos
visibles, por debajo de ellos se extienden en ocasiones unas culturas y
estructuras sociales que son las verdaderas causantes de la violencia.
Estudiar y analizar tanto las culturas como las estructuras de la sociedad
para saber si son el origen de la violencia y, en caso afirmativo,
reemplazarlas por otras de paz, son claves en el pensamiento de
Galtung.

Por otro lado, Galtung considera que el camino hacia la paz sólo
es posible si los Estados se sienten seguros unos respecto de los otros,
pero la seguridad no sobrevive automáticamente, tiene que haber alguna
clase de defensa. Conjugar un sistema que proporcione una seguridad lo
más alta posible a os diferentes actores y al mismo tiempo que no sea
provocativa, es el reto que el autor trata de afrontar. Las palabras claves
de sus postulados son: coraje, defensa defensiva y transarmamento.

Coraje por parte de los Estados y de las organizaciones


internacionales para reconsiderar los métodos, medios e instrumentos
que hasta ahora emplean para conseguir la seguridad y la paz como la
resolución de conflictos, el equilibrio de fuerzas y el desarme. Aunque
para Galtung todos ellos son cruciales ala hora de evitar la guerra y
forjar la paz, precisan de un enfoque y planteamiento diferentes al
concebido hasta ahora por los Estados. El autor no sólo analiza los
puntos débiles y las contradicciones de todos esos instrumentos y
métodos, sino que también aporta sus ideas para corregir errores y
proporcionar soluciones en el futuro.

La defensa defensiva es el dispositivo que reúne todas las


condiciones exigidas, es decir, alto grado de seguridad y nula amenaza
para el otro bando. Pero eso exige un proceso de transformación de las
armas ofensivas a defensivas. El método para hacerlo es el
transarmamento ayudado por el desarme.
Finalmente, todas las políticas que se dirigen a prevenir la guerra
y a robustecer la paz son bienvenidas, pero sólo son realmente efectivas
cuando trabajan de forma sincrónica y no de manera aislada.
Sobre la obra de Galtung se puede estar de acuerdo o discrepar,
pero lo que nadie puede negar es que es uno de los contemporáneos
que mayor esfuerzo ha hecho por sistematizar los estudios sobre la paz
y la seguridad, por eso, se le reconoce como uno de los fundadores de
los estudios modernos sobre la paz.

61
5. EL CONFLICTO EN EL UMBRAL DEL SIGLO XXI

Por JOSÉ ENRIQUE FOJÓN LAGOA

“Podemos panton men pater esti”


(El conflicto es el origen de todo)
Heráclito
“No podemos anticipar hoy lo que sólo sabremos mañana”
Kart Popper

INTRODUCCION

La palabra conflicto se viene empleando, cada vez más, para referirse a


situaciones que, hasta ahora, entraban dentro de lo denominado guerra.
Este hecho no sólo es debido a las connotaciones jurídicas que
restringen el ámbito de este último vocablo, sino a que el conflicto se
refiere a una situación más compleja, menos limitada y en la que
participan nuevos protagonistas. El concepto de guerra, acotado por la
Carta de las Naciones Unidas, se considera, por muchos tratadistas que,
en la época presente, es insuficiente para descubrir una realidad más
amplia que, empleando la metáfora, se puede decir que da cobijo a las
calamidades representadas por los cuatro jinetes del Apocalipsis. La
guerra es una de las modalidades del conflicto. En el contexto del
trabajo, cuando se haga referencia al conflicto se entenderá como el
conflicto violento.

A lo que se ha venido a denominar prevención de conflictos se


dedican esfuerzos e imaginación por parte de personalidades e
instituciones de todo el mundo, aunque, las soluciones aportadas se
formulan, preponderantemente, desde una punto de vista occidental. La
controversia ya surge al tratar de analizar la realidad susceptible de
provocar el conflicto que hay que prevenir. La determinación de su
naturaleza y causas, presupuestos necesarios para inferir soluciones,
son, en gran medida, consecuencia de las percepciones del analizador
que, necesariamente, vendrán condicionadas por sus vivencias, tanto
culturales como de otra índole. Por lo tanto, es más que probable que la
visión de los distintos aspectos de una determinada situación sea
diferente si el enfoque proviene, por citar algunos, de Amnistía
Internacional, del Gobierno de un país de África Central, del Banco
Mundial o de la Unión Europea. La percepción del conflicto se presenta
como una de sus partes.

62
LA NATURALEZA DEL CONFLICTO

En los últimos siglos, el estado ha sido el actor principal de los


asuntos internacionales y, como tal, protagonista de esa forma de
relación internacional conocida como guerra. Tradicionalmente, los
estados han buscado con su actividad la mayor acumulación de poder y
en ello han basado sus mutuas relaciones. En el mundo posterior a la
Postguerra Fría, es donde más se ha evidenciado el protagonismo de los
nuevos sujetos que han ido apareciendo en la esfera internacional, que
son los que ponen en cuestión el protagonismo principal de estado y con
ello, entre otros aspectos, su monopolio sobre el ejercicio de la violencia.
El perceptible declive de la institución estatal, puesto constantemente de
manifiesto por numerosos tratadistas, esta provocando un cambio en el
enfoque de la génesis, desarrollo y solución de los conflictos, afectando
profundamente a las referencias que se venían utilizando en los estudios
sobre seguridad.

El Estado moderno es una creación política relativamente reciente


y resultado del desarrollo de un proceso cultural. De concepción
europea, originalmente su extensión fue muy limitada. En el siglo XX, la
exportación de las instituciones estatales a territorios “liberados” por la
recesión de los imperios, la descolonización, condujo a la creación de lo
que algunos tratadistas han denominado “estados accidentales” y otros
“estados frustrados”, aquellos que sin base histórica o cultural, sus
estructuras, en muchos de ellos, se han desmoronado mediante la
aplicación de la violencia interna. En tiempos más reciente, la súbita
desaparición del imperio soviético ha sido la causa de la fragmentación
de su territorio, con la consiguiente creación de nuevos estados
habilitados para llenar el vacío consiguiente.

Es más que probable que la implantación del estado en ambientes


culturales donde su actuación no ha sido capaz de ajustarse a las
expectativas de los ciudadanos, la falta de capacidad para imponer las
leyes, junto con las consecuencias del fenómeno de la globalización,
hayan propiciado la creación de entes post-estatales que compiten en
poder con los estados y que se personalizan en diversas formas, desde
imperios criminales a organizaciones no-gubernamentales de carácter
humanitario, empresas multinacionales de amplia implantación o
conglomerados mediáticos que determinan la información que debe
difundirse. A su vez muchos de los casos, el colapso de los estados ha
provocado la aparición de entes subnacionales, adoptando, en algunas
ocasiones, estructuras que se consideraban históricamente superadas,
tales como grupo tribales u otros colectivos de base religiosa o de
preferencias culturales que pretenden trasladar sus causas, desde una
perspectiva de política interna, a un nivel de atención internacional,
como modo de acción para alcanzar sus fines.

En el marco estratégico ha irrumpido con gran fuerza lo que se


conoce por “globalización”. Si por ello se entiende el proceso mediante el
que cierto hecho o circunstancia se extiende activamente por todo el

63
mundo, estamos ante un acontecimiento que no es nuevo. A lo largo de
la historia, el fenómeno se ha venido repitiendo empleando diferentes
vehículos para su difusión tales como conquistas militares comercio,
religión, etc.
Lo que es novedoso en esta ocasión histórica, es la enorme dinámica
con que los avances tecnológicos han dotado al proceso, posibilitando
amplias y aceleradas mutaciones en aspectos sociales, culturales,
económicos, políticos y militares, en una dimensión hasta hace poco
tiempo difícil de imaginar. Este fenómeno está alterando, sustancial e
imprevisiblemente, las estructuras tradicionales de ejercicio del poder, ya
que han aparecido nuevos elementos que constituyen otras tantas
fuentes de poder político, provocando, a su vez, una mutación en los
modos y maneras de ejercerlo.

Las consecuencias de la globalización constituyen un buen punto


de referencia para el análisis de los elementos que se presentan como
relevantes en la presente circunstancia histórica. Socialmente se están
imponiendo, en el ámbito internacional, estructuras de contacto en,
prácticamente, cada campo de la actividad humana, que junta con la
acción de los medios de comunicación diseminan por todo el planeta, sin
atenerse a ningún tipo de norma tradicional, elementos de contraste que
sirven de puntos de referencia para crear expectativas sociales a la que
una gran parte de los gobiernos no pueden hacer frente, a la vez que
determinan modelos de comportamiento que son exponentes de rápidas
y profundas alteraciones en los hábitos culturales. Esta pretendida
uniformidad cultural y de propósitos, lo que el canadiense Marshall
McLuhan una vez denominó “aldea global”, se ha convertido en un
conglomerado de “aldeas globales” cada una con sus perjuicios
pueblerinos, pero conscientes de las desigualdades globales. Una de las
consecuencias de ese cúmulo de circunstancias es el constante y
progresivo debilitamiento del vínculo que une al ciudadano con el
estado.

La mayoría de las pautas de comportamiento así difundidas, y


ampliamente imitadas, corresponden a modelos culturales occidentales,
por lo tanto, procedentes de ambientes económicamente prósperos. Al
tratar de implantar estos estereotipos en zonas menos desarrolladas, y
diferentes culturalmente, despiertan o exacerban el sentimiento de
pobreza y atraso en unas regiones en las que, tradicionalmente, han
imperado otros tipos de relaciones sociales. Todo ello provoca
dinámicas, hasta ahora desconocidas, que propician situaciones
favorables para el conflicto. En uno de los extremos de la reacción a esta
“intrusión” se encuentra la sumisión a lo nuevo, el cambio, y en el otro, la
reacción airada y xenófoba contra todo lo que provenga de fuera
mediante la exacerbación de “lo propio”.

En el ámbito económico, en términos de comercio, la


globalización produce el mismo efecto de interrelación a escala mundial
pero provocando una mayor desigualdad en el reparto de la riqueza. La
consecuencia es que un selecto grupo de estados, no sólo acaparan la

64
mayor parte de aquella, sino que, precisamente por eso, también
disponen, casi en exclusiva, de las potencialidades para preparar a sus
poblaciones para el futuro. Estas circunstancias se desarrollan en un
momento de fuerte crecimiento demográfico mundial, principalmente en
zonas de lo que antes se denominaba segundo y tercer mundos, lo que
agrava el déficit de productos básicos, mientras que, como consecuencia
del cambio tecnológico, se produce un exceso en la oferta de mano de
obra para la industria. Las desigualdades entre diferentes zonas del
planeta se incrementan, a la vez que la integración globalizadora de la
economía constituye otro de los factores que coadyuvan a aumentar la
pérdida de poder de los estados.

La escasez de recursos y el aumento de la población constituyen


unas de las causas principales del conflicto del futuro, tanto entre
estados o grupos de otra índole. En este ambiente, bienes
tradicionalmente considerados como libres cambiarán su naturaleza, el
agua se añadirá al petróleo como recurso económico básico. El
incremento de la población, en países o zonas poco desarrolladas, tiene
una incidencia directa en el aumento de la urbanización, en la medida
que las estructuras agrarias tradicionales se muestran incapaces de
absorber el número de habitantes.
Al no poder asimilar las ciudades el exceso de demanda laboral, se
generaran masas desempleadas, propiciando la quiebra de los valores y
de las estructuras sociales tradicionales, encubándose el ambiente
propicio para la aparición de brotes de violencia incontrolada junto con
fuertes aumentos de la presión migratoria.

Entre los efectos más llamativos de la globalización está el


incremento del poder que ha adquirido el dinero. Debido a la gran
atención que los medios de comunicación dedican a las finanzas, la
percepción pública es que el poder del dinero ha llegado a ser más real
que el militar o el diplomático ero que, a diferencia de estos, su control
escapa, en gran medida, a los gobiernos. Tanto estos, como las
instituciones monetarias todavía disponen de parcelas de poder para
ejercer influencia en las financias internacionales, pero, en la mayoría de
los casos, son personas, o empresas privadas, quienes toman las
decisiones últimas en un mercado ampliamente globalizado, ejerciendo
el verdadero poder que proporciona el dinero.

Otro de los cambios menos difundidos entre la opinión pública,


pero de enorme importancia por sus consecuencias reside en lo que Van
Creveld (1) ha denominado la transformación de la guerra. Entre los
estudiosos del tema se extiende la opinión de que, a pesar de, o
precisamente por los enormes avances tecnológicos, las guerras
generalizadas, de las dimensiones conocidas en la primera mitad del
siglo XX, no va ha volver a producirse. La existencia de una única
superpotencia parece que favorece la pujanza de nuevos ámbitos de
ejercicio de la violencia, en muchos casos intra o transnacionales, por lo

(1)
VAN CREVELD, MARTIN: “The transformation of War ”.(The Free Press NY 1991 )

65
tanto sin enfrentamiento entre estados, constituyendo una muestra más
de la progresiva pérdida del monopolio de la violencia por parte de estos.
El auge de las modalidades de acción violenta enmarcadas en el ámbito
del denominado conflicto de baja intensidad se identifica como uno de
los elementos determinantes de la “transformación“. En este escenario
es donde se va haciendo cada vez menos clara la distinción entre el
soldado y el combatiente y donde la población civil se va convirtiendo en
el objeto directo de la violencia. Todo ello, argumenta varios tratadistas,
quiebra la tríada fundamental clausewitziana entre gobierno, milicia y
población, base del protagonismo estatal que, hasta ahora y, durante
más de dos siglos ha presidido el ejercicio de la guerra en términos
considerados como “civilizados”. Por todo ello, Lind (2) y otros analistas
preconizan que estamos entrando en la “cuarta generación de la guerra”.
De todo lo anterior, con fines expositivos y desde una concepción
práctica, podría representarse la actual estructura del poder como un
conjunto de capas, en una de ellas, la correspondiente al poder militar
estaría polarizada por una sola potencia que es la que tiene la capacidad
de poner en práctica estrategias de dimensión global: los Estados
Unidos. Este país junto con
Europa y Japón ocuparía otro segmento multipolar de naturaleza
económica, acaparando los dos tercios de la producción y comercio
mundiales. El tercer segmento de poder vendría a representar lo
transnacional, lo “sin fronteras”, donde el protagonismo de los estados
es más difuso, es el reino de la convivencia de lo lícito con lo ilícito, lo
virtuoso con lo perverso, el pacifismo con el genocidio. No obstante,
entre los elementos de la estructura de poder se introducen nuevos y
sutiles elementos que sólo podrán valorarse desde una perspectiva
idealista.

Para el análisis de una situación que se nos ha venido encima


muy rápidamente se necesitan con urgencia referencias válidas. Los
años que han transcurrido desde la ruptura del orden imperante durante
la Guerra Fría, que en términos históricos es muy poco tiempo, parecen
que no han sido suficientes para borrar el aturdimiento provocado por la
llegada del “nuevo orden mundial”. El cambio de una situación de
confrontación de ideologías, en forma de bloques militares y sistemas
económicos, a otra basada en una relación entre culturas o entre
estereotipos de comportamiento, en un mundo de globalización de la
economía y la comunicación, junto con el cambio de los elementos del
poder político, agentes y forma de ejercerlo, son consideraciones que
pueden acotar el espacio que proporcione pistas sobre los factores que
deben ser objeto de estudio para encontrar un soporte donde anclar las
concepciones de seguridad.

Si la revolución de la información, que está en pleno desarrollo, va


a provocar consecuencias de dimensiones parecidas a lo que, en siglos
precedentes, supusieron las revoluciones francesa e industrial, no sólo el
tiempo lo dirá. En cualquier caso, no se debe perder de referencia que el
(2)
S. LIND, WILLIAM; F. SCHMITT, JHON y I. WILSON, GARY. “The Changing Face of War. Into
the Fourth Generation”. (Marine Corps Gazette. Octubre 1989).

66
desarrollo del futuro vendrá determinado por lo impredecible e
incontrolable de la actividad humana, al ser el hombre el principal actor
de la historia, esclavo del destino y juguete del azar. Las relaciones
humanas seguirán presididas por la incertidumbre y no habrá que
abandonar las lecciones de la historia como referencias para el futuro.

COMO SE HA ENFOCADO HASTA AHORA EL CONFLICTO.


EL IMPERIO DEL REALISMO CLÁSICO

La identificación del estado como el actor preeminente del orden


internacional ha simplificado mucho las cosas a la hora de estudiar los
asuntos relacionados con la seguridad y, por lo tanto, con el conflicto.
Esto llevó a la adopción de una metodología, cuñada por Robert
Keohane (3) como “Realismo Clásico”, que asumía la racionalidad de la
conducta de los estados en al búsqueda del poder, lo que se traducía en
acciones previsibles y, para ello, los medios que empleaban eran,
principalmente, la diplomacia y la capacidad militar. El paradigma del
“interés nacional”, como aquel concebido en términos geopolíticos, cuya
defensa debía determinar las relaciones con los otros estados, era la
panacea considerada como referencia fundamental de la política
exterior, porque la protección del interés constituía el camino para la
obtención y mantenimiento del poder y actuaba de factor de cohesión
entre los ciudadanos y el estado. Se actuaba con certeza sobre las
bases del juego: los agentes, la estructura del poder y la forma de
ejercerlo.

Debido a la necesidad de maximizar el pragmatismo para evitar


errores que desencadenasen un holocausto nuclear, el ambiente
estratégico posterior a la Segunda Guerra Mundial restringió cualquier
veleidad idealista, dejando poco margen a la creación y potenciación de
estímulos de índole ética, intelectual o cultural, que pudiesen alterar el
“statu quo”. De esta forma, las teorías de seguridad se revistieron con
los atributos de una disciplina científica, con la consiguiente formulación
teórica y capacidad de predicción. Pero el imperio de la disuasión no
anulaba todas las dinámicas que propiciaban el mero paso del tiempo,
los avances científicos y los propios acontecimientos.

La culminación de la descolonización, no trajo como consecuencia


un mejor reparto mundial de la riqueza, emergiendo, de esta manera, un
nuevo factor de ámbito global que podía ser, y fue, objeto de la
confrontación ideológica que sustentaba la bipolaridad. Para el
socialismo, el estancamiento económico del Tercer Mundo, el
“subdesarrollo”, era la consecuencia directa del auge del capitalismo. Se
empezaba a conformar una situación que irrumpía en la pugna entre el
este y el oeste desencadenando otra entre pobres y ricos. El informe
Brandt, de 1983, asumía la seguridad económica como un componente
de la seguridad mundial, poniendo medidas tendentes a la redistribución
global de la riqueza.

(3)
KEOHANE, ROBERT. “Neo-realism and its critics” (New York, Columbia University Press 1986)

67
El enfoque económico ha servido de fundamento para el enunciado de
los que se conoce como “violencia estructural”, término acuñado por
Michel Ullman (4), que ha pasado a ser considerada como una de las
causas del conflicto y, por lo tanto, una variable a tener en cuenta en
cualquier concepción de la seguridad.

A medida que el equilibrio de poder entre los bloques de la Guerra


Fría dejó de ser la principal característica de la estrategia, aparecieron
otros tipos de elementos, menos mensurables y concretos que,
progresivamente, fueron tornando insuficiente el andamiaje del
“realismo” como estructura para el análisis de una realidad mucho más
compleja y dinámica. El impacto de estos elementos en el ámbito
estratégico fue considerable y sus consecuencias poco controlables.
Parte del vacío así creado, iba a llenarse, una vez más, con
componentes de índole económica.

Una de las opciones que tomó fuerza, y que se venía


desarrollando desde la crisis del petróleo de principio de los años
setenta, era la consideración de la escasez, y la consiguiente protección
de los recursos naturales esenciales para el desarrollo humano, como un
factor de seguridad. Cuando se intentó introducir en el “paquete” otros
aspectos tales como la conservación de las selvas tropicales, los fondos
marinos y las especies en extinción, surgió la controversia entre
estudiosos y tratadistas, sobre si las consideraciones medioambientales
debían considerarse, o excluirse, del ámbito de la seguridad. Pero el
asunto entró a formar parte del juego político y tomó fuerza. Se estaba
potenciando la circunstancia que nutrió la causa medioambiental o
ecologista, que, dada su naturaleza, se convirtió en un movimiento que
no conocía fronteras.

La introducción del reparto global de la riqueza y de las


consideraciones medioambientales en las concepciones de seguridad,
también ha contribuido a degradar la hegemonía estatal en este ámbito.
Por primera vez es estos postulados se preconizaban elementos para
configurar una estrategia en donde no necesariamente tenía que existir
“enemigo”, pues la violencia estructural y las presiones ecologistas sólo
anuncian riesgos sin identificar agentes. En todo caso el “enemigo” sería
una determinada forma de comportamiento, como el capitalismo o el
desarrollismo salvaje.
Todas estas circunstancias no acababan de invalidar, totalmente, la
vigencia del Realismo Clásico, aunque las influencias que sobre el
concepto de seguridad han tenido el reparto global de la riqueza, la
protección del medio ambiente o los derechos del “ciudadano del
mundo”, estaban preparando el terreno para un profundo cambio.

La simbiosis, en un estado-imperio, entre un gigante militar y un


enano en lo económico, como fue definida la Unión Soviética, fue uno de
los gérmenes que provocaron su desaparición y, al mismo tiempo,

(4)
ULLMAN, RICHAR. “Redefining Security” . (International Security, 1983).

68
determinó el languidecimiento de la construcción intelectual de la teoría
de la disuasión, donde el Realismo Clásico se encontraba
confortablemente instalado. La teoría fue incapaz de predecir un cambio
de la magnitud de la fulminante desaparición de un imperio. Las causas
que provocaron el cataclismo son profundas pero las fuerzas que lo
derribaron son más conocidas. La distensión militar creó el espacio
necesario para la acción de los idealismos y el empleo de unos
estandartes hasta entonces considerados políticamente casi inocuos,
como eran las protestas medioambientales o sindicales que abrieron la
puerta a las “revoluciones de terciopelo”, catalizando el proceso de
cambio para un régimen insostenible.

Han sido los hechos, no el debate entre estudiosos y tratadistas,


ni la aparición de una nueva teoría, lo que ha provocado el “descrédito”
del Realismo Clásico. El fallo de predicción sobre el fin de la bipolaridad
hay que buscarlo en los fundamentos de una teoría que se mostró
incapaz de actuar en un progresivo vacío de rasgos mensurables que
iba llenándose con elementos tradicionalmente despreciados por el
realismo: los históricos y culturales. Se había actuado rechazando la
tradición clásica del pensamiento político fundamentada en la filosofía, la
historia de los acontecimientos y de las ideas desde Aristóteles a
Maquiavelo, desde Marx a Aron. La adopción de un conductismo a
ultranza y la introducción de modelos matemáticos culminó en la
racionalización de la estrategia y la política que no era otra cosa que el
reflejo de una época presidida por la soberbia científica en detrimento de
lo humanístico. En este punto se hacía necesario la gestión de la
incertidumbre con creatividad.

LA BÚSQUEDA DE REFERENCIAS

El vacío conceptual sobre seguridad que siguió al fin de la


confrontación bipolar era consecuencia tanto d la sorpresa, producto de
un fallo de predicción, como de la carencia de referencias intelectuales
útiles, y sólidas. El vacío estratégico era producto de la ausencia de
confrontación. Sin antagonistas no hay estrategia.

La reacción más notoria a esta situación vino del mundo


académico americano mediante un intento de construcción de un nuevo
realismo que diese una explicación a lo que, hasta ese momento, no
tenía respuesta.
Francis Fukuyama (5), aprovechando el desprestigio provocado por el
fracaso del marxismo, intentó liquidar drásticamente el problema
proclamando el triunfo del capitalismo y declarando al sistema
democrático occidental liberal como la definitiva forma de gobierno para
la humanidad, se había llegado al fin de la historia. Pero una avalancha
de graves hechos, en forma de genocidio, guerra, hambrunas, etc., se
encargaron de proporcionar munición a los detractores de la teoría del
“último hombre”.

(5)
FUKUYAMA, FRANCIS. “The end of History and the last man” . (The Free Press NY 1992).

69
Las críticas no tardaron en llegar y el autor se defendía
asegurando que “lo que yo sugería que había llegado a su fin no era la
sucesión de acontecimientos, incluso de grandes y graves
acontecimientos, sino la “historia”, es decir, la historia entendida como
un proceso único, evolutivo, coherente”. Declara que ha tomado este
pensamiento “prestado” a Hegel y Marx que creían que la evolución de
la sociedad tenía un fin, al alcanzar una forma de convivencia que
colmase sus anhelos más profundos.

Fukuyama se recrea en el cientificismo al afirmar que “la lógica de


la ciencia natural moderna parece dictar una evolución universal en
dirección al capitalismo”. La democracia liberal sería el sistema para la
época postindustrial, teniendo la información y la innovación como sus
características esenciales, y el único sistema capaz de evitar los
conflictos armados al proporcionar el marco idóneo para la realización
personal del ser humano. En pocas palabras, Fukuyama cree el mejor
antídoto para prevenir los conflictos es la implantación universal de los
principios de la democracia liberal.

Quizás uno de las descalificaciones más radicales de la teoría de


Fukuyama provenga de Robert D. Kaplan (6) cuando, desde un análisis
descarnadamente realista de la realidad social del planeta, acuciado por
problemas demográficos y medioambientales, afirma que “Estamos
entrando en un mundo dividido en dos”. Parte del globo está habitada
por el “Ultimo Hombre” de Hegel y Fukuyama, bien alimentado y mimado
por la tecnología. La otra, la mayor, está habitada por el “Primer
Hombre” de Hobbes condenado a una vida “pobre, asquerosa, brutal y
corta”.

Desde otro punto de vista se iba a intentar configurar el mundo


mediante el cambio de los protagonistas de la confrontación, se entraba
en el tan difundido “choque de civilizaciones” de Huntington (7). El
profesor de Harvard reacciona contra lo que considera insuficiencia
conceptual de lo que él define como los cuatro grandes paradigmas que,
al término de la Guerra fría, se divulgaron para intentar explicar la
situación mundial.
En aras de un nuevo racionalismo emprende la búsqueda de un modelo
paracientífico capaz de: permitir el ordenamiento de la realidad y la
formulación de generalizaciones sobre ella, comprender las relaciones
causales entre fenómenos, prever y predecir los acontecimientos,
distinguir lo importante de los accesorio e indicar la línea de acción para
llegar al objetivo.

La visión de un mundo armónico, basado en elementos comunes


de convivencia, es el primero de los cuatro paradigmas más difundidos
para explicar el “nuevo orden mundial” y que Huntington lo considera
insuficiente por estar demasiado alejados de la realidad. Las teorías
(6)
KAPLAN, ROBERT D. “The Coming Anarchy ” (The Atlantic Monthly. Febrero 1994)
(7)
HUNTINGTON, SAMUEL P. ”The Clash of Civilizations”. (Foreign Arrairs, Summer 1993)

70
como la expuesta por Fukuyama las considera, pura y simplemente, una
alucinación. “El momento de euforia al final de la Guerra Fría produjo un
espejismo de armonía que pronto se reveló como justamente eso, un
espejismo”, percepción que con anterioridad, ya se había dado al final de
la Primera y Segunda Guerras mundiales. El antídoto de la euforia lo
señala gráficamente poniendo de manifiesto que en los cinco años
siguientes al fin de la Unión Soviética, la palabra genocidio se oyó más
veces que “en cinco años cualquiera de la Guerra Fría”.

El segundo de los paradigmas lo denomina “dos mundos:


nosotros y ellos”. Huntington recuerda que, al igual que al final de los
grandes conflictos se tiende a la contemplación de un mundo único, “la
tendencia a pensar partiendo de la existencia de dos mundos es
recurrente a lo largo de la historia humana”. Los binomios más utilizados
han sido: Oriente y Occidente, ricos y pobres (norte y sur) y la más
reciente de “zonas de paz” y “zonas de desorden”. En este sentido, pone
de manifiesto que la referencia a Oriente, no quiere decir que se haga
sobre algo homogéneo, sino a un conglomerado heterogéneo. Considera
que el mundo del presente es lo suficientemente complicado como para
pretender explicarlo mediante una división en dos partes. La proposición
es descalificada por simplista.

“148 Estados, más o menos”. Con este titular se enuncia el tercer


paradigma, donde se plasma la visión del Realismo Clásico y la
constante búsqueda de poder por parte de los estados. Huntington
identifica limitaciones de la teoría, afirmando que los estados definen sus
intereses basándose en consideraciones que no son exclusivamente la
búsqueda del poder. El enfoque ante las amenazas y la percepción del
mundo desde la óptica cultural, son factores que también conforman la
definición de los intereses nacionales. Admite que los estados seguirán
siendo “los actores básicos de los asuntos mundiales”, pero sufrirán una
progresiva pérdida de soberanía en beneficio de instituciones
internacionales. En este punto, el autor del “Choque de civilizaciones”
admite el “final gradual del estado de perfiles netos”, tal como es
reconocido desde el tratado de Westfalia, y predice el nacimiento de un
orden internacional, bastante semejante al medieval, donde la
complejidad vendrá determinada por la interacción de múltiples y
diferentes protagonistas. En forma de queja plasma su visión del
deterioro del concepto del interés nacional desde el punto de vista
estadounidense al afirmar que “sin un firme sentido de identidad
nacional, los americanos han llegado a ser incapaces de definir sus
intereses nacionales y, como consecuencia, son los intereses
comerciales subnacionales y los intereses étnicos no nacionales y
transnacionales los que dominan la política internacional”.
El cuarto de los paradigmas lo denomina “puro caos”. Se
preconiza que la anarquía internacional es consecuencia directa del
progresivo debilitamiento del poder de los estados y de la proliferación
de los denominados “estados frustrados” (failing states). En este ámbito
aparecen una larga lista de problemas como: la quiebra de la autoridad
gubernamental, los conflictos tribales o étnicos, las mafias

71
internacionales, los refugiados, las migraciones, el terrorismo... Se
admite que la proposición contiene una buena descripción de lo que
acontece en la realidad, pero que sus limitaciones provienen de su
extremado pragmatismo, aún mayor que el del realismo de los estados.
El modelo es tachado de insuficiente por no aportar un marco que
permita ordenar la realidad y efectuar predicciones válidas.

Para paliar la insuficiencia de cada uno de los cuatro paradigmas


Huntington propone un marco mensurable, desde una perspectiva global
que incluya a siete u ocho civilizaciones para, de esta manera, poder
interpretar los acontecimientos mundiales. Partiendo de la definición de
civilización como “el agrupamiento cultural humano más elevado y el
más amplio nivel de identidad cultural que tienen las personas, si
dejamos aparte lo que distingue a los humanos de las otras especies”,
establece cuatro conceptos básicos que son, en realidad una adaptación
de cada uno de los paradigmas. En primer lugar establece que en el
mundo existen dinámicas que generan fuerzas opuestas de “afirmación
cultural y conciencia civilizadora”.
La segunda característica recoge la división del mundo en dos grandes
partes, una estaría ocupada por Occidente, la civilización dominante
hasta ahora, y la otra por todas las demás civilizaciones. Como tercer
aspecto admite que los estados seguirán siendo los principales actores
en el orden internacional, pero “sus intereses, asociaciones, y conflictos
están cada vez más configurados por factores culturales y civilizados”.
En el cuarto y último rasgo se pone de manifiesto el actual carácter
anárquico del mundo, fruto de lo cual son los conflictos civiles y étnicos
que caracterizan la situación actual, pero la mayor amenaza a la paz
provendrá de un conflicto bélico entre estados, o grupo de ellos,
procedentes de civilizaciones diferentes. Esta situación es el escalón
final de la evolución del conflicto en este siglo que empezó siendo algo
entre estados, para más tarde convertirse en una pugna ideológica y
acabar en un antagonismo entre culturas.
Resumen su proposición en que “la próxima guerra mundial, si la hay,
será una guerra entre civilizaciones”.

Las tesis de Huntington, aunque aparentemente más exitosa que


la del “último hombre”, ha recibido descalificaciones muy serias. Una de
los argumentos más contundentes contra la tesis del “choque de
civilizaciones” es que, según Owen Harris, trataría de “trasladar a
civilizaciones y culturas desde la periferia de la política internacional
hasta el mismísimo centro del escenario histórico mundial”, suplantando
a sujetos políticos concretos, como estados, instituciones e individuos,
por entidades culturales, no imputables políticamente. De esta manera
impone un fatalismo histórico, ya que una guerra entre civilizaciones no
tendría fin, no existiría posibilidad de acuerdo y sólo se solucionaría con
la aniquilación de uno de los bandos en conflicto. Entrando en el terreno
de las motivaciones, se le reprocha a Huntington que haya tratado de
extrapolar a escala global “el choque de civilizaciones en los Estados
Unidos” que, según su percepción, supone para este país el fenómeno
del “multiculturalismo”, también denominado lo “políticamente correcto”,

72
que se ha puesto de manifiesto principalmente en las universidades
americanas y que se percibe en muchos sectores como un elemento que
puede llegar a erosionar la identidad nacional norteamericana mediante
la potenciación del sentimiento de pertenencia a otras entidades como
grupos étnicos, sexo, clase, etc.

Pasando por encima de cualquier colisión entre civilizaciones,


conflictos entre estados y demás “desgracias históricas”, una potente
corriente de pensamiento y acción, la que preconiza una sociedad
global, trata de implantar su ”corrección política” y para ello emplea
robustos postulados de un idealismo práctico como elementos del poder
político, difundiéndolos mediante la utilización de estereotipos. En la
parte final del siglo XX, uno de los factores que más influencia ha tenido,
y sigue teniendo, en la configuración de los estudios de seguridad y en el
tratamiento del conflicto, es el desarrollo del concepto de los “derechos
humanos”. La visión de una sociedad global, sustentada en el armazón
ético constituido por esos derechos, es una tendencia pujante. El jurista
y filósofo Philip Allot (8) asegura que una de las condiciones previas para
alcanzar seguridad, o ausencia de conflictos, es conseguir en la
humanidad, un sentimiento generalizado de pertenencia a la sociedad
global, con lo que se construían los cimientos para la justificación del
concepto de “ciudadano del mundo”.
Defiende este autor la tesis de que la carencia de ese sentimiento es lo
que genera en la sociedad internacional “hipertrofias” que, para llenar el
vacío espiritual consiguiente, provocan, por parte de sus miembros,
emisiones incontroladas de energía salvaje, lo que se traduce en
acontecimientos tales como guerras, alianzas, imperios económicos, etc.

En esta misma línea, otros tratadistas argumentan que la


anarquía internacional sólo puede controlarse mediante la continua
búsqueda de normas de carácter general, o lo que es lo mismo, la
globalización del derecho. En palabras de Keane (9), la finalidad sería la
creación de “esferas públicas de controversia” donde el ejercicio
despótico del poder sea controlado por los ciudadanos de forma no
violenta, a la vez que, por este procedimiento, se descalifica al
autoritarismo tanto como norma de comportamiento o como fundamento
de cualquier teoría. Desde esta postura se promueve el cambio de la
configuración actual de la sociedad internacional, preconizando que sea
el individuo quien ocupe su centro y no los estados e identificando al
nacionalismo como una patología de la sociedad global. Este enfoque
deja sin contenidos las concepciones tradicionales de la seguridad y se
sustenta en un vacío al que la misma teoría novedosa priva de contenido
al no proponer sustituto para el estado, pero que resulta altamente
atractiva para las mentes que, preponderantemente, desde ambientes
confortables, laboran en pos de un ideal universal de paz.

Todo lo anterior nos indica que se va imponiendo, en los estudios


de seguridad y de los conflictos, una progresiva incorporación de los
(8)
ALLOT, PHILIP. “Eunomia: new order for a new world ”. Oxford University Press 1990.
(9)
Keane, John. “Reflections on violence ” (Cambridge: Polity Press. 1990).

73
aspectos históricos y culturales, así como otros de índole idealista, que
rompen la hegemonía de la abstracción, la sistematización y la
predicción positivista. La falta de una robusta base intelectual para la
estructuración teórica de época presente es lo que ha potenciado la
utilización de estereotipos como pauta de comportamiento político y
estratégico que, además, constituyen un buen instrumento de acción
para los, hasta ahora, considerados como débiles. La actual capacidad
de difusión de la información potencia el impacto de estos estereotipos
debido al poder de sugestión que la mayoría poseen, convirtiéndolos en
un instrumento para ejercicio del poder. Baste como ejemplo de su
impacto, la superior aceptación de los estudios sobre la paz sobre la
guerra, cuando ambos tratan la misma realidad. El reto queda planteado
en si los estudios sobre seguridad deben enfocarse sobre una base
realista o idealista.

Parecen que no son muy optimistas las perspectivas de los que


preconizaban el tratamiento de los temas de política y de seguridad
desde una metodología estrictamente científica pues, si desde esta
opción no se ha sido capaz de predecir un fenómeno de tal envergadura
como la desaparición de la bipolaridad estratégica, la necesidad de
cambio en el enfoque parece evidente. Las dinámicas del mundo de hoy
han acelerado la necesidad de contar con una nueva base intelectual
para el análisis de los conflictos y para la búsqueda de un armazón con
la suficiente solidez intelectual que permita su estudio y la concepción d
soluciones válidas. La contumacia de los hechos parece confirmar que
aún no hemos alcanzado, como anunció Fukuyama, el fin de la historia,
más bien, como asegura Van Creveld, estamos asistiendo a un punto de
inflexión en su devenir.

UNA TEORIA PARA LA PREVENCION DE CONFLICTOS VIOLENTOS

Como ejemplo de modelo integral para la prevención de


conflictos, se puede tomar el programa patrocinado, en 1997, por la
Comisión Carnegie (10). Es importante el análisis de este documento
porque presenta una visión de la realidad mundial, unas pautas de
actuación y unos modos de solución, muy correctos desde el punto de
vista político que, como es fácil de colegir, no han sido ajenos a las
soluciones que se han pretendido alcanzar en algunos de los conflictos
más llamativos que han tenido lugar recientemente.

Estamos ante una solución patrocinada por una institución privada


cuyos componentes son en su gran mayoría americanos, con vocación
de que sus postulados sirvan de guía, no sólo a líderes y gobiernos, sino
también a todos aquellos actores que considera relevantes en la esfera
internacional: “países democráticos, las Naciones Unidas; las
organizaciones regionales, la comunidad de los negocios, la comunidad
científica mundial, las instituciones educacionales y religiosas, los
medios de comunicación y las organizaciones no gubernamentales
(10)
CARNEGIE “” La prevención de conflictos violentos. Resumen Ejecutivo del Informe Final
Diciembr e de 1997”. (Carnegie Corporation of New York)

74
(ONG,s)”. Se asegura que la constitución de un sistema internacional de
prevención de los conflictos sólo será posible si se cuenta con la
participación activa de todos esos elementos y que finalidad de ese
sistema es la implantación de “una manera de pensar que llegue a ser
generalizada en muchas instituciones y en la conciencia pública”.

Desde un punto de vista doctrinal estamos ante una proposición


que enfoca la realidad bajo el prisma de la sociedad global de Ullman,
con unos retazos de pragmatismo impuesto por los hechos. La pluralidad
de agentes con poder político y la existencia de una sociedad sin
fronteras que comparte valores comunes, son los fundamentos en los
que basa sus postulados. Aunque se admiten incertidumbres en la
acción, se actúa con seguridad epistemológica, se pisa el terreno del
idealismo práctico preconizando una nueva cultura universal donde el
hombre sea el epicentro pero, a su vez, constantemente se recurre al
estado como unidad básica donde se deben crear las condiciones para
que el conflicto no llegue a producirse, pero admitiendo que pude
ejercitarse la “acción de injerencia” si estas condiciones no llegan a
ponerse en práctica. Todo ello asumiendo, aunque no se pone de
manifiesto, que el segmento de sociedad internacional que libera el
proceso, que coincide con lo más próspero de lo que conocemos como
mundo occidental, va a disfrutar de esa privilegiada posición
indefinidamente y que en su seno no se van a producir convulsiones, ni
de tipo político ni económico, pues los valores que la sustentan, y que
supuestamente son la causa e primacía, son los correctos y, por lo tanto,
deberán prevalecer a escala global. Se actúa como si se conociese el
camino para llegar al fin de la historia.

El diagnóstico de la Comisión se resume en que los conflictos


violentos no son sólo consecuencia de la conducta de los estados sino
que, en el mundo posterior a la Guerra Fría, los conflictos dentro de los
estados son más numerosos que los interestatales. Parece que se da
por sentado que el estado es la causa primaria del problema, ¿habrá
que superarlos? Basándose en ello se establece que los conflictos no
son inevitables, que la necesidad de prevención es cada vez más
apremiante y que es posible impedir los conflictos en curso. Según la
Comisión, al estado hay que añadir un nuevo agente patógeno para la
conflictividad “la combinación fatal de una tensión social severa y un
liderazgo distintivamente fanático y rencoroso”. Como no podía ser de
otra forma, se niega a Huntington, no se admite la confrontación
inevitable de civilizaciones, pues su determinismo negaría los
fundamentos de la sociedad global. Siguiendo el dictum de Clausewitz,
se admite que la guerra y la violencia son el resultado de decisiones
políticas y que, para evitar tales desgracias, la solución es actuar sobre
la manera de tomar las decisiones políticas, de tal modo, que se anule la
fuente provocadora de la violencia.

La comisión identifica tres objetivos generales para la acción


preventiva que, por su aparente ingenuidad, pertenecen al reino de lo
obvio: evitar la aparición del conflicto, controlar la extensión de los

75
existentes e impedir que reaparezca la violencia en los lleguen a
controlarse. El primero toma la forma de una serie de medios
profilácticas, entre las que se incluirán la existencia de estados con
gobiernos representativos donde se imponga el imperio de la ley,
oportunidades económicas para todos, seguridad social generalizada,
protección de derechos humanos y sociedades civiles robustas. Estos
estados se vincularán entre sí para crear un “entorno de apoyo”.

Las barreras para evitar que los conflictos existentes se extiendan


se formarán con instrumentos políticos, económicos y, como último
recurso, militares. Se impedirán los suministros de armas a los
contendientes, a la vez que se llevarán a cabo extensivas acciones
humanitarias. Una vez controlado el conflicto, se propicia la creación de
un “entorno de seguridad y protección “apoyado en el despliegue de
fuerzas de seguridad y la progresiva implantación de instituciones
políticas y administrativas.

Se enuncian como principios en los que deben basarse las


estrategias preventivas: la reacción temprana a los indicios de
problemas, el enfoque equilibrado y amplio para aliviar las presiones que
desencadena el conflicto violento y, por último, un esfuerzo prolongado
para resolver las causas primarias más importantes de violencia. Desde
de un punto de vista teórico, la proposición es inatacable, pero las
dificultades de orden práctico podrían empezar al buscar la respuesta
adecuada a la pregunta de quien es el agente encargado de articular en
la práctica las medidas.

Pasando de los principios a las acciones, se diseñan dos amplias


estrategias, una para la Prevención Estructural y otra para la
denominada Operacional. La estrategia par abordar las causas de los
conflictos violentos, la Prevención Estructural, se fundamenta en tres
necesidades básicas que se considera deben satisfacerse en la
sociedad para evitar que se genere el conflicto: la seguridad, el
bienestar y la justicia.

Mediante la seguridad se pretende crear las condiciones básicas


de prosperidad. El informe de la Comisión identifica tres “fuentes básicas
de inseguridad”: la menaza de las armas de destrucción masiva, la
posibilidad de un conflicto militar convencional y otras fuentes de
“violencia interna” como el terrorismo, el crimen organizado, la
insurrección y los regímenes represivos.

El enfoque para el control de las armas de destrucción masiva no


es muy diferente de los esfuerzos que se vienen realizando para
restringir su producción, despliegue, pruebas y proliferación. En cuanto a
las armas convencionales se reconoce que son el instrumento con que
se libran los actuales conflictos, a la vez que se admite la dificultad de
alcanzar un acuerdo para su control y, por lo tanto, los esfuerzos deben
orientarse hacia la restricción del comercio de este tipo de armas, a la
vez que, a modo de denuncia, se identifican a los cinco miembros del

76
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas más Alemania, como los
países que acaparan el 90% del mercado mundial de armamentos. La
desaparición de los bloques y la reducción generalizada de fuerzas
convencionales es celebrada como una forma de disminuir el riesgo de
enfrentamiento entre estados. Dado que esta reducción ha tenido lugar
en el entorno de los países democráticos, no parece que, por coherencia
con el fondo del informe, este aspecto suponga un avance sustancial
para la seguridad global que se preconiza.

Más controvertido pude resultar el enunciado y contenido de la


tercera fuente primaria de inseguridad; la violencia interna. Por interna
debe entenderse que su desarrollo se efectúa dentro del estado, pero
tanto el terrorismo, como el crimen organizado o las insurrecciones son
fenómenos que, cada vez más, acrecientan su carácter transnacional.
Por lo tanto, las soluciones que la Comisión propugna, desde dentro de
los estados, basadas en leyes justas, métodos policiales transparentes,
sistema judicial imparcial y un sistema penal justo y “prudente”, no dejan
de ser, cuanto menos, imprecisas. No obstante, el documento admite la
dificultad de poner en práctica estas medidas y da por sentado que sólo
es posible su consecución mediante la puesta en práctica de procesos
democráticos. Entre los agentes que se identifican como colaboradores
en el mantenimiento de la seguridad interna de los estados se
encuentran “los grupos del sector privado que operan a escala
internacional”. La reiterada referencia al sector privado en diferentes
partes del documento no deja de ser significativa.

La Comisión entiende por bienestar no sólo la satisfacción de las


necesidades vitales, sino la creación de las condiciones que permitan el
aumento del nivel de vida y la redistribución de la riqueza, identificando
este último especto como un instrumento para evitar conflictos. La
mejora del bienestar se debe enfocar desde un punto de vista
multifacético que incluya la movilización y el desarrollo de las
capacidades humanas, la ampliación y diversificación de la base
económica, la eliminación de barreras que impidan la igualdad de
oportunidades y la apertura para que los países participen en la
económica, mundial”. Todo un diagnóstico para desactivar la “violencia
estructural” de Ullman.

La justicia, la tercera de las necesidades básicas de la


prevención estructural, es predicada tanto en el nivel estatal como en el
internacional.
En este último ámbito se incluyen los derechos humanos, la legislación
humanitaria y alternativas no violentas para la resolución de
controversias.
En el ámbito interno se promueven los valores democráticos y el
establecimiento de instituciones representativas. Se preconiza la puesta
en práctica de mecanismos de reconciliación para una vez que haya
desaparecido el régimen totalitario o a la finalización de un conflicto civil,
estableciendo tres mecanismos para enjuiciar a los culpables de
conductas delictivas durante la situación anterior: el empleo “agresivo y

77
visible” del sistema judicial existente, la constitución de una comisión
especial para la “la verdad y la reconciliación” y la actuación de los
tribunales internacionales. De estas medidas hay que destacar dos de
ellas, una la naturaleza de la comisión especial y la obligatoriedad de
sus conclusiones y la otra la extensión de la jurisdicción de los tribunales
internacionales, a aquellos países que no hayan ratificado sus
postulados.

EL informe denomina Prevención Operacional a la que hay que


poner en práctica cuando se está ante la inminencia de una crisis. La
inminencia viene determinada por una serie de indicios tales como “el
abuso generalizado de los derechos humanos, una opresión política
cada vez más brutal la incitación (¿) por parte de los medios de
comunicación, la acumulación de armas y, a veces, una ola de matanzas
organizadas”. A grandes rasgos, la estrategia propuesta se basa en “el
derecho de injerencia” mediante la intervención temprana con cuatro
elementos que coadyuvarán al éxito. El primero, es contar con un
liderazgo eficaz que puede ser ejercido por un estado, institución o
persona “idóneos” para que sirva como “punto focal” en la acumulación y
aplicación de la ayuda internacional.

Como segundo elemento se establece la articulación de una


“respuesta político militar global”, admitiendo que “las respuestas
preventivas deben procurar, no sólo reducir el potencial para la violencia,
sino que deben crearse, además, las condiciones básicas para propiciar
la moderación y hacer posible un control político responsable”. Esta
elaborada descripción, junto con el enunciado de la posibilidad del
empleo de “medios asertivos”, es la forma de reconocer la posibilidad del
empleo de la fuerza militar, en aquellas ocasiones que fuese necesario.

La necesidad de recursos económicos y en “especie” es el


elemento de esta estrategia que permite la actuación de las
organizaciones no gubernamentales y del sector privado, enfatizando
que “los servicios y recursos” de estos protagonistas son “vitales para el
esfuerzo general y deben ser integrados sistemáticamente”.

El cuarto elemento es la transición a la toma de control por parte


de la nación donde se ha efectuado la intervención. Con ello se
reconoce que cualquier actuación internacional en una crisis debe incluir
la devolución de la autoridad a dirigentes del país. La Comisión
considera que la “responsabilidad primearia de evitar la reaparición de la
violencia, una vez que se haya logrado la paz, corresponde al pueblo y a
sus líderes legítimos”.
Los hechos han puesto de manifiesto la dificultad para determinar la
“legitimidad” de los dirigentes como queda demostrado en las sucesivas
elecciones en Bosnia y el rechazo, por los representantes de la
comunidad internacional, de algunos de los líderes elegidos. También se
admite la imposibilidad de mantener indefinidamente en el escenario de
la crisis la presencia de fuerzas de otros países, pero no se fijan los
criterios para acabar con esta “indefinición”, ya que la prolongación en el

78
tiempo “sine die” de las fuerzas de paz, en el escenario del conflicto
supone la administración del fracaso de la “prevención”.

Algunas de las pautas de este modelo de prevención y resolución


de conflictos han sido utilizadas en recientes conflictos como Bosnia o
Kosovo y sus resultados no pueden considerarse decisivos. Para estas
dos situaciones, la opinión más generalizada es que, en el mejor de los
casos, sólo a largo plazo, la situación de conflicto podrá evolucionar a
otra de ausencia de confrontación. También se ha puesto de manifiesto
que el modelo es sólo aplicable en aquellas zonas donde la “injerencia”
es posible en términos estratégicos y siempre sobre estados aislados.
Así, la probabilidad de aplicar el modelo a situaciones, por ejemplo,
como la de Chechenia, hay que convenir que es más bien baja.

Una de las críticas más provocativas a postulados como los


expuestos por la Comisión Carnegie es la formulada por Edward Luttwak
(11)
que, desde una perspectiva que podía definirse como ultrarrealista,
admite la guerra como, lo que siempre se ha percibido que era, un medio
de solución de conflictos, siempre y cuando se permita que llegue a su
fin y que, consecuentemente, se declare un vencedor o los adversarios
queden exhaustos.

Señala Luttwak que durante la Guerra Fría era justificable que las
grandes potencias interviniesen para detener, o controlar, los conflictos
entre pequeñas potencias para evitar que la situación pudiese escapar al
control y, de esta forma, poder escalar a una confrontación entre
bloques.
La situación después de la Guerra Fría es muy diferente y “los ceses al
fuego y armisticios son impuestos a las pequeñas potencias de manera
multilateral, no para evitar un enfrentamiento entre bloques, sino,
esencialmente, por motivos desinteresados y frívolos, tales como el
impacto en la opinión pública de las imágenes de guerra en la
televisión”. De esta forma, alude al denominado “efecto CNN” como uno
de los detonantes que ha provocado intervenciones como las de Estados
Unidos en Somalia o los bombardeos de la OTAN en Bosnia.

A continuación califica a las acciones de ayuda humanitaria en la


guerra como “las más desinteresadas y las más destructivas”, porque
posibilitan la prolongación de la situación de conflicto indefinidamente,
poniendo como ejemplo paradigmático la actuación de las Naciones
Unidas al final de la guerra árabe-israelí de 1948, que con el
establecimiento y sostenimiento de campos de refugiados, nutrió,
durante décadas, una “nación de refugiados” que se convirtió en un
vivero permanente de combatientes palestinos, no porque los
mantuviese materialmente, sino porque posibilitaba la pervivencia del
resentimiento y del odio. Como contrapunto a esta situación, expone
Luttwak lo que sucedió en Europa al final de la Segunda Guerra Mundial.
Las espartanas condiciones de los campos de desplazados sirvieron

(11)
LUTTWAK, EDWARD. “Give War a Chance ”. (Foreing Affairs. Summer 1999).

79
como un incentivo para su abandono y para el inicio de la búsqueda de
mejores condiciones de vida, circunstancias que “ayudaron a la
dispersión de grupos revanchistas” y a la superación de las heridas
producidas por el conflicto.

Luttwak también contradice a la Comisión Carnegie en cuanto a


los actores del proceso. Considera que “la proliferación competitiva” de
ONGs tampoco colabora a la solución del conflicto. Partiendo del hecho
que la actividad de las ONG,s, como cualquier otra institución, tiende a
su propia pervivencia, identifica como su primera prioridad la
consecución de donativos, o subvenciones, mediante el desarrollo de
sus actividades en situaciones prolongadas de “alta visibilidad”
informativa, como son los campos de refugiados en las regiones menos
desarrolladas del globo. Por pequeña que sea la ayuda que presten,
mejoran las condiciones normales de vida de mucho de los refugiados,
manteniendo unidas a las facciones en lucha. Se sirve de ejemplos
como el de Rwanda para ilustrar su teoría. Luttwak cree que la
intervención humanitaria ha empeorado las posibilidades de una
solución estable al problema, al propiciar el mantenimiento de la nación
Hutu.

Llevando su teoría a otras situaciones, predice que la intervención


internacional en los Balcanes tendrá como efecto la perpetuación del
resentimiento entre los pueblos de la zona y se estará muy lejos de crear
las condiciones para una paz estable. Como resumen de su tesis, cree el
estratega americano que “las elites políticas deben resistir el impulso
emocional de intervenir en “las guerras de otros”, no por indiferencia al
sufrimiento humano, sino porque deben buscarse soluciones que
faciliten la llegada de la paz”. La visión de Luttwak es provocativa y
parece como si su finalidad, apoyada en los hechos, fuese la de
denunciar la gran carga de voluntarismo de soluciones como las
propugnadas por la Comisión Carnegie.

LA CLASE DE GUERRA QUE VIENE

La historia demuestra que los grandes cambios sociales han


influido decisivamente en la forma social de relación en forma de
enfrentamiento violento conocida como guerra. La transición en curso,
desde la sociedad consecuencia de la revolución industrial a la que
resultará de la revolución de la información, nos anuncia otro cambio en
los modos de hacer la guerra cuyo alcance intentamos inferir.

Lind, Schmitt y Wilson (12), aventuraron una visión prospectiva de


cómo podrá evolucionar el arte bélico hacia un estado que denomina la
“cuarta generación de la guerra”. Identifican las tres generaciones
anteriores como aquellas basadas, respectivamente, en el empleo
masivo de hombres, del fuego y de la maniobra. En la actualidad se
estaría entrando en la cuarta época que, a pesar de los enormes

(12)
LIND y otros. Obra citada anteriormente en (2)

80
avances tecnológicos, se basará fundamentalmente en la fuerza de las
ideas. Se concentraría en un complejo enfrentamiento que acabaría
todos los aspectos de la actividad humana: política, cultural, social,
económica y militar, empleando profusamente los medios de
comunicación social y las redes informáticas para difundir sus mensajes.

Cuenta Kaplan (13) que cuando preguntó en el Pentágono que


como sería la guerra en el siglo XXI, la respuesta más frecuente que
recibió fue “lea a Van Creveld”. A principio de los noventa, este profesor
de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en su obra “La Transformación
de la Guerra” (14), anunciaba importantes cambios en los motivos por los
que se hace la guerra, los actores que participan en ella, la finalidad que
persigue y los modos que se emplean. Parte del hecho que el paradigma
que ha presidido la guerra moderna, en la que estados-naciones se ven
abocados al conflicto bélico por razones de estado, empleando
organizaciones militares permanentes para enfrentarse a otras
parecidas, donde sus componentes adquieren el status de combatientes,
con las poblaciones apoyándose, pero separadas de ellos, en definitiva,
lo que se conoce como la “trinidad clausewitziana” de pueblo, ejército y
gobierno, ha sido, históricamente, una excepción.

Recuerda que a lo largo de los tiempos, la guerra ha sido


practicada por familias, clanes, tribus, ciudades, ordenes religiosas e
incluso por empresas, como la Compañía Británica Oriental de la India.
Los motivos por los que se iba a la guerra también han sido diversos:
tierras de cultivo, mujeres, botín, esclavos, puridad de la raza y un largo
etcétera. Normalmente se había venido empleando la población en
forma de milicia, como el instrumento para hacer la guerra. La razón de
estado como causa de guerra y las grandes burocracias militares como
medio para llegar a cabo, son rasgos de la modernidad que se han
desarrollado parejos con el auge del estado.

Van Creveld une el declive histórico de estado con el cambio de la


guerra y augura que la posmodernidad tendrá rasgos muy parecidos a lo
existente antes del advenimiento de la modernidad, una vuelta al
enfrentamiento fuera de la trinidad, pues es con esa forma de guerra con
la que, actualmente, se obtienen resultados positivos. En contra de lo
sostenido por una fuerte corriente de opinión que considera que
episodios bélicos como los del Golfo o Serbia (Kosovo) abren una nueva
forma de guerra basada en el imperio de la tecnología, Van Creveld
considera estos acontecimientos como meros anacronismos, pues con el
empleo de la fuerza militar no se obtuvieron resultados decisivos. Otra
cosa muy distinta es como se han desarrollado los conflictos en Vietnam,
Somalia, los Balcanes, incluido el de Kosovo o la “entifada” palestina,
donde una de las partes en conflicto si alcanzó sus objetivos políticos.
En la opinión de estos autores, estas situaciones recrean la semblanza
de cómo pude ser la forma del conflicto del futuro.

(13)
KAPLAN, ROBERT D. Otra citada anteriormente en (6)
(14)
VAN CREVELED, MARTÍN. Obra citada anteriormente en (1)

81
Desde otro punto de vista, John Arquilla y David Ronfeldt (15)
aportan una visión fundamentada en que la Revolución de la Información
afectará a la forma en como las sociedades llevarán a cabo el conflicto y
como sus aparatos militares harán la guerra. Distinguen entre lo que
denominan “net-war”, una forma total de conflicto entre sociedades en el
ámbito de las “ideas”, que tendrá lugar, en parte, mediante el
intercambio de mensajes por procedimientos informáticos, cuyo blanco
es la opinión pública, y la “ciberguerra” que será la forma de actuación
en el plano militar.

Aunque su concepción de la guerra es futurista lo que denominan


ciberguerra, que denominaría la parte alta y media del conflicto, es algo
muy parecido a lo que Lind identifica como “tercera generación”, pero
con un considerable aumento en al letalidad de las acciones como
consecuencia de los avances tecnológicos tanto en al capacidad de
detección, la precisión en el ataque y el poder de destrucción. Esta
visión se identifica con lo que, desde ciertos estamentos del Pentágono,
se denomina Revolution in Military Affairs (RMA) que es, en esencia, la
búsqueda de la victoria mediante la consecución de la superioridad
tecnológica en el campo de batalla. Tendencia que coincide con la
“tercera ola” preconizada por Alvin y Heidi Toffer (16), al reconocer que en
el siglo XXI, el mundo occidental practicará un estilo de guerra basado
en la alta tecnología, a lo que culturalmente ha sido proclive desde el
Renacimiento, aunque reconocen la amenaza que suponen las acciones
de baja intensidad y la dificultad par hacerles frente.

Lo que puede considerarse verdaderamente innovativo de la


teoría de Arquilla y Ronfeldt es su concepción de lo que denominan
“netwar”. Es la parte del conflicto a alto nivel entre sociedades, basado
en la información, que tiene como finalidad alterar, dañar o modificar los
valores y la visión del mundo de la población contra la que se actúa. La
“netwar” puede fijar como blanco tanto una sociedad en su conjunto,
como su clase dirigente o a ambas. Se emplean toda clase de medios
par llevar el mensaje a la audiencia blanco, tales como campañas de
propaganda, subversión política y cultural, infiltración en redes
informáticas y bases de datos y esfuerzos para promover movimientos
disidentes, entre otros.
Puede resumirse que la visión más compartida del conflicto del
futuro, es que será consecuencia del desarrollo de la evolución social,
política y económica. La voluntad de los que toman las decisiones en el
nivel político, seguirá siendo principal objetivo estratégico de las
acciones de las partes en conflictos, la gran novedad es que ese efecto
no se conseguirá, como hasta ahora, únicamente mediante la
superioridad en el campo de batalla. La preponderancia en el empleo de
los medios de difusión de la información con el fin de hacer llegar los
mensajes a los dirigentes adversarios, será decisiva para obtener la
finalidad.
(15)
ARQULLA, JOHN y RONFELDT, DAVID. “Cyberwar is Coming ”.( Comparative Strategy
Noviembre 93).
(16)
TOFFLER, ALVIN y HEIDI. “War and Antiwar” (Little Brown and Co. 1993))

82
En el plano táctico es muy probable que nos encontremos con un
ambiente dominado por acciones de baja intensidad junto con rasgos de
guerra convencional, enmarcadas en un ambiente de gran intensidad en
el empleo de los medios de prensa que provoque la atracción de la
atención general, implicando los ámbitos políticos, económico, social y
militar, con una mezcla de actores estatales, internacionales y
subnacionales.

A MODO DE RESUMEN

En un mundo donde las comunicaciones permitirán una


interacción constante entre sus habitantes, las circunstancias que con
más probabilidades incidirán en la configuración de futuros conflictos
habrá que buscarlas en intenciones demográficas, problemas
medioambientales y en la escasez de recursos básicos, estos factores
podrán servir de fermento para constituir el vehículo de confrontación en
forma de antagonismos étnicos o interculturales, guerras civiles o actos
de violencia a cargo de organizaciones criminales, a medida que el
estado vaya perdiendo los contornos que lo caracterizaron durante la
mayor parte del siglo XX.

Según Popper “el curso de la historia humana está fuertemente


influido por el crecimiento de los conocimientos humanos” (17). Lo que
nos reserve el futuro es incierto y esa incertidumbre vendrá acrecentada
por el vertiginoso desarrollo de los conocimientos científicos que tendrá
una influencia decisiva en los cambios políticos, económicos y sociales
que afectarán a la sociedad mundial y constituirán el germen de
cualquier conflicto del futuro. El hombre, lo que haga con su libertad,
estará en la base de lo que sea el mundo el siglo XXI. Los grandes
males que han sido el azote del siglo XX fueron producto del
comportamiento humano, del reto al orden mediante la implantación del
relativismo moral y de la soberbia del conocimiento.

Han existidito momentos en la historia cuando se ha vivido un


clima de gran optimismo en el futuro. De un somero estudio de los
acontecimientos se puede apuntar dos de las principales causas de lo
efímero del optimismo de la primera década del siglo XX: el
desconocimiento de donde residía el poder y en la impredictibilidad e
incontrolabilidad de los asuntos políticos y económicos. Más tarde, en la
época de optimismo tecnológico de los años 30 un expatriado austríaco,
que llego a ser Führer del III Reich, previno: “a las multitudes que ahora
predican que estamos entrando en una época de paz, sólo puedo decir:
mis queridos compañeros, habéis mal interpretado el horóscopo de la
época, no señala paz, sino guerra como nunca antes tuvo lugar” (18). La
humanidad no debe volver a caer en errores semejantes.

(17)
POPPER, KARL R. “La miseria del Histor icismo ” (Alianza Taurus 1961)
(18)
KNOX, MACGREGOR. “Ehat History Can Tell Us About the New Strategic Enviroment ”
(Mershon american Defense Annual 1995-96. Williamson Murray Washington, DC. Brasey,s 1996).

83
CAPITULO II

6. LA GUERRA SE INICIA EN LOS DOMINIOS O CAMPOS


NO MILITARES
Por: Gral EP (r) Luis B. Trigoso Reyna

La guerra, como conflicto violento, es total, se da en todos los campos de


la actividad humana, es un desafío a la muerte, es un drama en el que los
hombres, cegados por la pasión, y con los últimos adelantos tecnológicos,
pueden poner en peligro la existencia misma de la humanidad.

En este drama: los Políticos deciden, el Filósofos meditan y los Militares


ejecutan.

Pero este conflicto violento se inicia en DOMINIOS o CAMPOS No


Militares: el Político (Diplomático), el Económico y el Sicosocia, y por eso
mismo, las guerras del futuro deben de ganarse en estos dominios,
evitando la escalada al punto de no retorno que es la guerra total...

Ya lo dijo SUN-TZU, hace mucho años":

"No es la cima de la destreza lograr cien victorias en cien batallas" "La


cima de la destreza consiste en someter al enemigo sin combatir".

Y el General Francés ANDRE BEAUFRE, testigo y actor, durante más de


cuarenta años, de los acontecimientos más importantes que han tenido
lugar en EUROPA, dice:

"El hombre del siglo XX, obsesionado por las dos inútiles catástrofes de
1914-1918 y de 1939-1945, y armado con todos los medios de la ciencia
moderna, al fin puede ser que haya encontrado el medio de impedir
repetición. Pero el precio que deberá pagar, impuesto por un destino
irónico, será diferente del que descontaba: la lucha, mantenida en un tono
menor, se habrá convertido en permanente. Entonces la gran guerra y la
verdadera paz habrán muerto juntas.

Igualmente, El General de división JOSE DEL CARMEN MARIN ARISTA,


fundadro del CAEN afirma que todo se juega alrededor de la ley del
interes, y que en este interés, esenciaImente económico, está el germen
de todos los conflictos y plantea la necesidad de hacer un análisis
profundo de la situación y un planeamiento, en función de las llamadas:

Hipótesis de lucha para resolver el conflictos por la vía Pacífica.

84
Dada la gran variedad de acciones y recursos que entran en juego en los
conflictos, así como la de los espacios humanos y físicos en los que
tienen lugar, la concepción y el planeamiento serían muy complejos y
difíciles; por esta razón el Centro de Altos Estudios Militares – CAEN,
inspirado en las ideas del General MARIN y del General Francés
BEAUFRE, agrupó acciones, medios y espacios en CUATRO DOMINIO o
CAMPOS el POLÍTICO (Dplomático), el ECONÓMICO, el SICO-
SICOSOCIAL y el MILITAR, agrupados así por la preponderancia de las
acciones, medios o instrumentos del dominio o campo considerado, sin
estar ausentes los de los otros dominios.

De esta manera, estamos en presencia de una verdadera, pirámide de


estrategias, cuya finalidad última es alcanzar los objetivos fijados por la
política.

En el vértice, subordinado inmediatamente el GOBIERNO y a su


POLÍTICA, está la ESTRATEGIA NACIONAL, encargada de concebir la
dirección general de la guerra. Su papel es definir su misión propia y las
misiones de cada dominio, de acuerdo a la maniobra o sea la
combinación sutil, creativa, dinámica y hasta cierto punto abstracto, que
ha sido concebida y planeada en el más alto nivel NACIONAL y de
DOMINIO es lo que podríamos llamar la maniobra con los dominios.

Debajo del nivel DOMINIO están los SECTORES y elementos


correspondientes, que de acuerdo a la misión recibida concebirán y
ejecutarán su propia maniobra, empleando adecuadamente los medios de
que disponen. Es el nivel de la TÁCTICA y TÉCNICA: La táctica que como
arte plantea y realiza el empleo óptimo de los medios, el mejor
rendimiento de los mismos, esto es con lo mínimo hacer lo máximo; y la
TÉCNICA que busca el mejor rendimiento del material al mismo tiempo
que, perfeccionándolo para hacer lo más eficaz.

No debe perderse de vista que inmediatamente suboridnada a la


ESTRATEGIA del DOMINIO esta la llamada ESTRATEGIA OPERATIVA
que articula la concepción, un tanto abstracta, del DOMINIO, con la
ejecución concreta de la TÁCTICA y TÉCNICA; o sea que articula lo que
se quiere o se debe hacer con lo que se puede hacer; ESTRATEGIA
OPERATIVA cuyo papel no sólo es conciliar los objetivos elegidos por la
ESTRATEGIA DE DOMINIO, con las posibilidades determinadas por la
TACTICA y TÉCNICA, sino orientar y hasta demandar la evolución de las
TÁCTICAS y TÉCNICAS para satisfacer las necesidades de la POLÍTICA
y de la ESTRATEGIA NACIONAL (Estas necesidades son las que
impulsan los nuevos inventos).

Se comprende que debe haber una fluidez permanente entre los más
altos niveles de la POLÍTICA ESTRATEGIA NACIONAL y de DOMINIO
que conciben y demandan y los niveles operativos que ejecutan:
TÁCTICA y TÉCNICA, para crear, inventar o hacer los reajustes
oportunamente y no ser sorprendidos por los acontecimientos, teniendo

85
siempre presente que la ESTRATEGIA se base en HiPÓTESIS
DINÁMICAS. Igualmente, debe haber una interdependencia entre
DOMINIOS y SECTORES. Para ser más objetivo, diremos que debe
haber, en la PIRÁMIDE DE ESTRATEGIAS, una fluidez vertical y
horizontal.

Si la ESTRATEGIA, que sirve a la POLÍTICA, elige Objetivos Estratégicos


adecuados en los DOMINIOS ECONÓMICO, POLÍTICO o SICOSOCIAL,
concibe y conduce, en estos campos, una maniobra exterior e interior,
sutil y creativa, respaldada racionalmente por el DOMINIO MILITAR; y la
ESTRATEGIA OPERATIVA orienta adecuadamente a las TÁCTICAS y
TÉCNICAS, correspondientes, se habrá alcanzado, en la PAZ, el o los
Objetivos de la Política sin necesidad de ir a la guerra violenta.

Lo que afirmamos es posible y nos respaldamos en un acontecimiento de


nivel mundial: la confrontación entre los ESTADOS UNIDOS DE
AMÉRICA y la antigua UNIÓN SOVIÉTICA, prácticamente, ha sido
resuelta en los DOMINIOS NO MILITARES sin necesidad de ir a la guerra
que hubiera sido, quizá, el suicidio de la humanidad.

En conclusión, diremos que si la POLITICA así como la ESTRATEGIA


NACIONAL y las ESTRATEGIAS DE DOMINIO correspondientes tienen
en el MAS ALTO NIVEL, una CONCEPCION RACIONAL, y en el NIVEL
OPERATIVA, la EJECUCIÓN es igualmente RACIONAL, los OBJETIVOS
fijados por la POLITICA serán alcanzados sin la violencia: ¡LA PAZ
HABRÁ GANADO!

86
7. NATURALEZA DE LA GUERRA
(*)
Por: Karl Von Clausewitz
¿ QUE ES LA GUERRA?

a. INTRODUCCIÓN

Nos proponemos considerar, en primer lugar, los diversos elementos


de nuestro tema; luego sus distintas partes o divisiones y finalmente
el todo en su íntima conexión. Procederemos, de este modo, de lo
simple a lo complejo. Pero en esta cuestión, más que en otra alguna,
es necesario comenzar por referirse a la naturaleza del todo, ya que
en esto la parte y el todo deben siempre ser considerados
simultáneamente.

b. DEFINICIÓN

No vamos a comenzar con una definición pedante y defectuosa de


la guerra, sino que nos limitaremos a su esencia, el duelo. La
guerra no otra cosa que un duelo en una escala más amplia.

Si concibiéramos a un mismo tiempo los innumerables duelos


aislados que la forman, podríamos representárnosla bajo la forma de
dos luchadores, cada uno de los cuales trata de imponer al otro su
voluntad por medio de la fuerza física; su propósito inmediato es
derribar al adversario e incapacitarlo.
La guerra es, en consecuencia, un acto de fuerza para imponer
nuestra voluntad al adversario.

La fuerza, para enfrentarse con la fuerza, recurre a las creaciones


del arte y de la ciencia. Va acompañada de restricciones
insignificantes, que es casi inútil mencionar, que se imponen por si
mismas y son conocidas bajo el nombre de leyes y usos
internacionales, pero que en realidad no debilitan su poder. La
fuerza, es decir, la fuerza física (porque existe fuerza moral fuera de
los conceptos de ley y estado), es de este modo el medio; imponer
nuestra voluntad al enemigo es el objetivo.

Para tener la seguridad de alcanzar este objetivo debemos desarmar


al enemigo, y este desarme es, por definición, el propósito especifico
de la acción militar; reemplaza al objetivo y en cierto sentido
prescinde de él como si no formara parte de la propia guerra.

(*)
Tomado del libro de la Guerra de Karl Von Clausevitz. Ediciones Mar Océano, Buenos Aires, Páginas 09 al 38.

87
c. USO TEORICAMENTE LIMITADO DE LA FUERZA

Muchas almas filantrópicas imaginan que existe una manera artística


de desarmar o derrotar al adversario sin excesivo derramamiento de
sangre, y esto es lo que se propondría lograr el arte de la guerra.
Esta es una concepción falsa que debe ser rechazada, pese a todo
lo agradable que pueda parecer. En asuntos tan peligrosos como la
guerra, las ideas inspiradas en el sentimentalismo son precisamente
las peores. Como el uso máximo de la fuerza física no excluye en
modo alguno la cooperación de la inteligencia, el que usa esta fuerza
con crueldad, sin retroceder ante el derramamiento de sangre que
sea, obtiene una ventaja sobre el adversario siempre que éste no
haga lo mismo. De este modo, uno fuerza la mano del adversario y
cada cual empuja al otro a la adopción de medidas extremas cuyo
único límite es el de la fuerza de resistencia que le oponga al
contrario. Este asunto debemos encararlo así, ya que al tratar de
ignorar el elemento brutalidad provoque repugnancia, sería
tentativa inútil o algo peor aún.

Si las guerras entre naciones civilizadas son menos crueles y


destructoras que las de la no civilizadas, la razón reside en la
condición social de los estados considerados en sí mismos y en sus
relaciones recíprocas. La guerra surge, se delinea, se limita y
modifica de acuerdo con esa condición y sus circunstancias
concomitantes. Pero tales elementos no son parte de la guerra, sino
que existen de por sí. En la filosofía de la guerra no podemos
introducir en modo alguno un principio modificador sin caer en el
absurdo.

En las luchas entre los hombres intervienen en realidad dos


elementos diferentes: el sentido hostil y la intención hostil. Hemos
elegido el último de estos dos elementos como rasgos distintivo de
nuestra definición porque es el más general. Es inconcebible que un
odio salvaje, casi instintivo, exista sin la intención hostil, mientras
que hay casos de intenciones hostiles que no van acompañadas de
ninguna hostilidad o, por lo menos, de ningún sentido hostil
predominante. Entre los salvajes prevalecen las intenciones de
origen emocional, entre los pueblos civilizados las inspiradas por la
inteligencia.

Pero esta diferencia no reside en la naturaleza intrínseca del


salvajismo o de la civilización sino en las circunstancias que lo
rodean, sus instituciones, etc, Por lo tanto, no existe necesariamente
en todos los casos, pero prevalece en la mayoría de ellos. En una
palabra, hasta las naciones más civilizadas pueden inflamarse con
pasión en odio recíproco.

Veamos, por lo tanto, cuán lejos estaríamos de la verdad si


atribuyéramos la guerra entre hombres civilizados a actos puramente
racionales de sus gobiernos, y si la concibiéramos como libre

88
siempre de todo apasionamiento, de modo que en conclusión no
habría de ser necesaria la existencia física de los ejércitos, sino que
bastarían las relaciones teóricas entre ellos o lo que habría de ser
una especie de álgebra de la acción.

La teoría comenzaba a orientarse en esta dirección cuando los


acontecimientos de la última guerra nos señalaron un camino mejor.
Si la guerra es un acto de fuerza, las emociones están
necesariamente involucradas en ella.

Si las emociones no dan origen a la guerra, ésta ejerce, sin


embargo, acción mayor o menor sobre ellas, y el grado de la
reacción depende, no del estado de la civilización, sino de la
importancia y duración de los intereses hostiles.

Por lo tanto, si vemos que los pueblos civilizados no matan a los


prisioneros, ni saquean las ciudades, ni arrasan los campos, esto se
debe a que la inteligencia desempeña un papel importante en la
conducción de la guerra y se les ha enseñado a aplicar su fuerza
recurriendo a medios más eficaces que los de esas brutales
manifestaciones del instinto. La invención de la pólvora y el
constante perfeccionamiento de las armas de fuego muestran por sí
mismos, con suficiente claridad, que la necesidad inherente al
concepto teórico de la guerra, la de destruir al enemigo, no ha sido
en modo alguno debilitada o desviada por el avance de la
civilización.

Repetimos por lo tanto nuestra afirmación: la guerra es un acto de


fuerza, y no hay límite para la aplicación de dicha fuerza. Cada
adversario fuerza la mano del otro y esto redunda en acciones
recíprocas teóricamente ilimitadas. Esta es la primera acción
recíproca que se nos presenta y el primer extremo.

d. EL PROPOSITO ES DESARMAR AL ENEMIGO

Hemos dicho que el desarme del enemigo es el propósito de la


acción militar, y queremos mostrar que esto es necesariamente así,
por lo menos en teoría.

Para que nuestro oponente se someta a nuestra voluntad debemos


colocarlo en una posición más desventajosa que la que implica el
sacrificio que le exigimos, las desventajas de tal posición no habrán
de ser naturalmente transitorias o al menos no habrán de parecerlo,
ya que de lo contrario nuestro oponente habría de esperar un
momento más favorable y se negaría a rendirse.

Como resultado de la continuación de la acción militar, todo cambio


en su posición debe conducirlo; por lo menos teóricamente, a
posiciones aun menos ventajosas. La peor posición a que puede ser
llevado un beligerante es la del desarme completo. Por lo tanto, si

89
por medio de la acción militar obligamos a nuestro oponente a hacer
nuestra voluntad, debemos o bien desarmarlo de hecho, o bien
colocarlo en tal posición que se sienta amenazado por la posibilidad
de que lo logremos.

De aquí se desprende que el desarme o destruir al enemigo


(cualquiera sea la expresión que elijamos), debe ser siempre el
propósito de la acción militar.

Pero la guerra no es la acción de una fuerza viva sobre una masa


inerte (la no resistencia absoluta no seria guerra en forma alguna) si
que es siempre el choque entre sí de dos fuerzas vivas, y damos por
sentado que lo que hemos dicho sobre el propósito último de la
acción militar se aplica a ambos bandos. Tenemos aquí,
nuevamente, una acción recíproca.

Mientras no haya derrotado a mi adversario debo temer que él


pueda derrotarme. Ya no soy, pues, dueño de mi mismo, sino que él
fuerza mi mano como yo fuerzo la suya. Esta es la segunda acción
recíproca que conduce a un segundo extremo.

(Segunda acción recíproca)

e. MAXIMO EMPLEO DE LAS FUERZAS

Si queremos derrotar a nuestro adversario debemos regular nuestro


esfuerzo de acuerdo con su poder de resistencia, Este poder se
manifiesta como producto de dos factores inseparables: La magnitud
de los medios a su disposición y la fuerza de su voluntad. Es posible
calcular la magnitud de los medios de que se dispone ya que ésta se
basa en números (aunque no del todo), pero la fuerza de la voluntad
sólo puede ser medida, en forma aproximada y en menor escala, por
la fuerza del motivo que la impulsa. Suponiendo que por este camino
lográramos un cálculo razonablemente aproximado del poder de
resistencia de nuestro oponente, podríamos regular nuestros
esfuerzos de acuerdo con dicho cálculo o intensificarlos para obtener
una ventaja o bien sacar de ellos el máximo posible, si nuestros
medios no bastaran para asegurarnos esa ventaja. Pero nuestro
adversario procede del mismo modo y surge así entre nosotros una
nueva puja que desde el punto de vista de la teoría pura nos lleva
una vez más a un punto extremo. Esta es la tercera acción
recíproca que encontramos y el tercer extremo.

(Tercera acción recíproca)


f. MODIFICACIONES EN LA PRACTICA

En el dominio abstracto de las concepciones puras, el pensamiento


reflexivo no descansa hasta alcanzar el punto extremo porque es
con extremo con lo que tiene que enfrentarse, con un choque de

90
fuerzas libradas a si mismas y que no obedecen a más ley que la
propia. Por lo tanto, si queremos deducir de la concepción
puramente teórica de la guerra un propósito absoluto, que hemos de
tener presente, y los medios a emplear, estas acciones recíprocas
continuas nos conducirán a extremos que no habrán de ser más que
un juego de la imaginación producido por el encadenamiento apenas
visible de sutilezas lógicas. Si, ciñéndonos estrechamente a lo
absoluto, nos proponemos desembarazarnos de una plumada de
todas las dificultades y con rigor lógico insistimos en que en cada
ocasión hemos de estar preparados para ofrecer el máximo de
resistencia y hacer frente al máximo de esfuerzo, esta plumada será
una simple ley carente de valor y sin aplicación en el mundo
real.

Si suponemos también que este máximo de esfuerzo en una


cantidad absoluta, fácil de determinar, debemos admitir sin embargo
que no es fácil que la mente humana se someta al gobierno de esas
fantasías lógicas. En muchos casos, el resultado habría de ser un
derroche inútil de fuerzas que se vería restringido por otros principios
del arte de gobernar. Esto requeriría un esfuerzo desproporcionado
en relación con el objetivo a la vista e imposible de realizar. En
efecto, la voluntad del hombre nunca extrae su fuerza de
sutilezas lógicas.

Todo cambia de aspecto, sin embargo, si pasamos del mundo


abstracto al de la realidad. En el primero todo debía quedar
supeditado al optimismo, de modo de concebir ambos bandos no
sólo tendiendo a la perfección sino alcanzándola. ¿Sucederá esto
siempre en la práctica? Las condiciones para ello serían las
siguientes:

(1) Que la guerra fuera un acto totalmente aislado; que surgiera


súbitamente, sin conexión con el curso previo de los
acontecimientos.
(2) Que consistiera en una decisión única o en varias decisiones
simultáneas.
(3) Que su decisión fuera definitiva y que la consiguiente situación
política no fuera tenida en cuenta ni influyera sobre ella.

g. LA GUERRA NUNCA ES UN ACTO AISLADO

Al referirnos al primero de estos tres puntos debemos recordar que


ninguno de los oponentes es para el otro un ente abstracto, ni aún
considerando el factor de la capacidad de resistencia que no
depende de cosas extremas, o sea, la voluntad. Esta voluntad no
es un término totalmente desconocido; lo que ha sido hasta hoy nos
indica lo que será mañana. La guerra nunca estalla súbitamente ni
su propagación se produce en un instante. De tal modo cada uno de
los adversarios puede, en gran medida, formarse una opinión sobre
el otro, por lo que éste realmente es y hace, y no por lo que

91
teóricamente debería ser y hacer. Sin embargo, por su imperfecta
organización, el hombre se mantiene siempre por debajo del nivel de
la perfección absoluta y así estas deficiencias, inherentes a ambos
bandos, se convierten en influencia modificadora.

h. LA GUERRA NO CONSISTE EN UN GOLPE SIN DURACIÓN

El segundo de estos tres puntos nos sugiere las siguientes


observaciones:
Si el resultado de la guerra dependiera de una decisión única o de
varias decisiones simultáneas, los preparativos para esa decisión o
para estas decisiones deberían ser llevados hasta el último extremo.
Nunca podría recuperarse una oportunidad perdida; la única norma
que podría darnos el mundo real para los preparativos a hacer,
sería, en el mejor de los casos, la medida de los preparativos de
nuestro adversario, por lo que de ellos llegáramos a conocer, y todo
lo demás habría de quedar nuevamente relegado al campo de la
abstracción. Si la decisión consistiera en varios actos sucesivos,
cada uno de éstos, con sus circunstancias concomitantes podría
suministrar una norma para los siguientes y, de este modo, el mundo
real ocuparía también aquí el lugar del mundo abstracto,
modificando, de acuerdo con ello, la tendencia hacia el extremo.
Sin embargo, si toda guerra habría de limitarse necesariamente a
una decisión única o a varias decisiones simultáneas, si los medios
disponibles para la lucha fueran puestos en acción a un tiempo o
pudieran ser puestos de ese modo, una decisión adversa reduciría
estos medios, y si hubieran sido empleados o agotados en la
primera decisión, no habría base para pensar en que se produjera
una segunda. Todas las acciones bélicas que pudieran
producirse después, formarían en esencia parte de la primera, y
sólo constituirían su duración.
Pero hemos visto que en los preparativos para la guerra el mundo
real ha ocupado ya el lugar de la idea abstracta, y una medida real,
el lugar de un extremo hipotético.

Cada uno de los oponentes, aunque no fuera por otra razón, se


detendrá por lo tanto en su acción recíproca lejos del esfuerzo
máximo y no pondrá en juego al mismo tiempo la totalidad de sus
recursos.
Pero la naturaleza misma de estos recursos y de su empleo, hace
imposible la entrada de acción simultánea de los mismos. Estos
recursos comprenden las fuerzas militares propiamente dichas, el
país con su superficie y población y los aliados.

El país, con superficie y población, no sólo es la fuente de las


fuerzas militares propiamente dichas, sino que, en sí mismo, es
también una parte integral de los factores que actúan en la guerra,

92
aunque sólo sea la parte que suministra el teatro de operaciones o
tiene marcada influencia sobre él.

Ahora simultáneamente, pero esto no reza para con las fortalezas,


los ríos, las montañas, los habitantes, etc., en una palabra, el país
entero, a menos que sea tan pequeño que la primera acción bélica lo
envuelva totalmente. Además la cooperación de los aliados no es
cosa que depende de la voluntad de los beligerantes, y ocurre
frecuentemente, por la misma naturaleza de las relaciones políticas,
que no se hace efectiva sino más tarde, con el propósito de
restablecer del equilibrio de fuerzas perdidas.
Más adelante explicaremos con lujo de detalles que esta parte de los
medios de resistencia que no puede ser puesta en acción a un
tiempo es, en muchos casos, una parte del total mucho más grande
de lo que podríamos pensar a primera vista y que, por lo tanto, es
capaz de restablecer el equilibrio de fuerzas, aún cuando la primera
decisión se haya producido con gran violencia y de ese modo haya
alterado seriamente el equilibrio. Por ahora, bastará con dejar
sentado que es contrario a la naturaleza de la guerra el que todos
nuestros recursos estén en juego al mismo tiempo. Esto, en sí
mismo, no habrá de motivar la disminución de la intensidad de
nuestros esfuerzos en la decisión de las acciones iniciales, ya que
un comienzo desfavorable en desventaja a la cual nadie se
expondría de intento, dado que si bien la primera decisión es
seguida por otras, mientras más decisiva sea, mayor será su
influencia sobre las que le sigan. Pero el hombre trata de eludir del
esfuerzo excesivo al amparo de la posibilidad de que se produzca
una decisión subsiguiente y, por lo tanto, no concreta no pone en
tensión sus recursos para la primera decisión hasta donde hubiera
podido hacerlo, de no mediar aquella circunstancia. Lo que uno de
los adversarios no hace por debilidad, se convierte para el otro en
base real y objetiva para aminorar sus propios esfuerzos y; de este
modo, a través de esta acción recíproca, la tendencia hacia el
extremo se reduce una vez más a un esfuerzo limitado.

i. EL RESULTADO DE LA GUERRA NUNCA ES ABSOLUTO

Por último, la decisión final de una guerra total no siempre


debe ser considerada como absoluta. El Estado derrotado, a
menudo ve en ella un mal transitorio al que puede
encontrarse remedio en las circunstancias políticas venideras. Es
evidente que esto modifica, en gran medida, la violencia de la
tensión y la intensidad del esfuerzo.

j. POR LA TEO PROBABILIDADES DE LA VIDA REAL TOMAN EL


LUGAR DE LO EXTREMO Y DE LO ABSOLUTO EXIGIDOS POR
LA TEORÍA

De este modo, todo el campo de la guerra deja de estar sujeto a la


ley de las fuerzas compelidas hacia el punto extremo. Dado que no

93
se evita ni se busca ya el extremo, se deja que la razón determine
los límites del esfuerzo, y esto sólo puede ser hecho de acuerdo con
la ley de las probabilidades por deducción de los datos
suministrados por los fenómenos del mundo real. Si los dos
adversarios no son ya abstracciones puras sino estados y gobiernos
individuales; si el curso de los acontecimientos no es ya teórico, sino
que está determinado de acuerdo con sus propias leyes, entonces la
situación real suministra los datos para determinar lo que se espera,
la incógnita que debe ser despejada.

De acuerdo con la ley de las probabilidades y por el carácter, las


instituciones, la situación y las circunstancias del adversario, cada
bando sacará sus conclusiones respecto a cuál será la acción del
contrario y de acuerdo con ello, determinará la suya propia.

k. EL OBJETIVO POLÍTICO APARECE DE NUEVO EN PRIMER


PLANO

Reclama ahora nuestra atención un tema que descartamos en el


párrafo anterior o sea el del objetivo político de la guerra. Hasta
ahora, esto había sido absorbido, podríamos decir, por la ley del
extremo, por el intento de desarme y derrotar al enemigo. El objetivo
político de la guerra vuelve nuevamente a primer plano a medida
que la ley pierde su fuerza y se aleja la posibilidad de realización de
aquel intento. Si lo que tenemos que considerar es un cálculo de
probabilidades sobre la base de personas y circunstancias definidas,
el objetivo político, como causa original, debe ser un factor esencial
en este proceso. Cuando más pequeño sea el sacrificio que
exijamos de nuestro adversario, tanto más débiles habrán de ser sus
esfuerzos por negarse a hacer ese sacrificio. Sin embargo, mientras
más débil sea su esfuerzo, tanto más pequeño deberá ser el
nuestro. Además, cuanto menos importante sea nuestro objetivo
político, tanto menor será el valor que le asignaremos y tanto más
pronto estaremos dispuestos a abandonarlo. Por esta razón,
también nuestros propios esfuerzos serán más débiles.
De esta manera, el objetivo político, como causa original de la
guerra, será norma, tanto para el propósito a alcanzarse mediante la
acción militar, como para los esfuerzos necesarios para el
cumplimiento de ese propósito. En sí misma no puede ser una
norma absoluta, pero como estamos tratando de cosas reales y no
de simples ideas, esa base constituiría la medida relativa para esos
dos estados contrincantes.
Un mismo objetivo político puede producir reacciones diferentes, en
diferentes naciones y aún en una misma nación, en diferentes
épocas. Por lo tanto, es posible dejar siempre que tengamos
presente su influencia sobre las masas que afectan. Corresponde
considerar, pues, el carácter de estas masas. Es fácil comprobar que
el resultado puede variar en gran medida, según que la acción se
fortalezca o debilite por el sentimiento de las masas. En dos

94
naciones y estados, pueden existir tensiones y tal cúmulo de
sentimientos hostiles que un motivo para la guerra, insignificante en
sí mismo, puede llegar a producir, no obstante, un efecto totalmente
desproporcionado, el de una explosión positiva.
Esto resulta cierto para los esfuerzos que el objetivo político puede
reclamar en los dos estados y para el fin que puede asignarse a la
acción militar. Algunas veces puede convertirse en ese fin, por
ejemplo, si se trata de la conquista de cierto territorio. Otras veces, el
objetivo político no se ajustará a la necesidad de proporcionar el fin
para la acción militar, y en tales casos, deberemos hacer una
elección de tal tipo, como para que sirva de equivalente y puede
ocupar su lugar para hacer la paz. Pero en estos casos siempre se
presupone que debe darse consideración debida al carácter de los
estados interesados. Hay circunstancias en las cuales el equivalente
debe tener mucha más importancia que el objetivo político, sí es que
éste ha de ser logrado por su intermedio. Mientras mayor sea la
indiferencia de las masas y menos seria la tensión que exista
también en otros terrenos de los dos estados y de sus relaciones,
mayor será el objetivo político, como norma y por su propio carácter
decisivo. Hay casos en los cuales, casi por sí mismo, es el factor
decisivo.

Si el fin de la acción militar un equivalente del objetivo político, la


acción militar disminuirá en general en la medida en que disminuya
el objetivo político. Mas evidente será esto mientras más evidente
aparezca este objetivo. Esto explica la razón por la cual, sin que
exista autocontradicción, puede haber guerras de todos los grados
de importancia e intensidad, desde la guerra de exterminio al mero
estado de vigilancia armada. Pero esto nos conduce a una cuestión
de otro tipo, que aún debemos analizar y responder.

l. UNA SUSPENSIÓN DE ACCIÓN MILITAR NO EXPLICADA AÚN


POR NADA DE LO DICHO HASTA AHORA

¿Es posible que esta acción puede ser suspendida aunque sea por
un momento, sea cual fuere la insignificancia de las reclamaciones
políticas hechas por cualquiera de los bandos, sea cual fuere la
debilidad de los medios empleados, o sea cual fuere la sutileza del
fin perseguido por la acción militar?. Esta es una pregunta que va a
la esencia misma del asunto.
Cada acción requiere para su realización cierto tiempo, que es lo
que llamamos duración. Esta puede ser más larga o más corta,
según que la persona actuante sea más o menos rápida en sus
movimientos. No vamos a preocuparnos aquí de esto.

Cada cual hace las cosas a su manera, pero la persona lenta no lo


hace más lentamente porque quiera emplear más tiempo; sino
porque debido a su naturaleza, necesita más tiempo, y si hubiera de
hacerlo con mayor rapidez no lo haría tan bien. Este tiempo depende

95
en consecuencia de causas subjetivas e incumbe a la duración real
de la acción.
Si a esta acción de la guerra le reconocemos una duración,
debemos admitir, por lo menos a primera vista que todo gasto de
tiempo más allá de esa duración, o lo que es igual, cualquier
suspensión de la acción militar, parece ser absurda. En relación con
esto debemos recordar siempre que la cuestión no es la del
progreso de uno y otro de los oponentes, sino la del progreso de la
acción militar como un todo.

m. HAY SOLAMENTE UNA CAUSA QUE PUEDE SUSPENDER LA


ACCIÓN Y ESTO APARECE SIEMPRE COMO POSIBLE EN UN
SOLO BANDO

Si dos bandos se han armado para el conflicto, debe de haber un


motivo hostil que los haya impulsado a hacerlo. Así pues, mientras
se mantengan bajo las armas, esto es, mientras no hagan la paz,
este motivo debe estar presente y sólo podrá dejar de actuar en
cualquiera de los dos oponentes por una sola razón, que es la que
desea esperar un momento más favorable para la acción. Es obvio
que esta razón sólo puede hacerse presente en uno de los dos
bandos, debido a que por su propia naturaleza la misma es opuesta
a la del otro. Si a uno de los Jefes le conviene actuar al otro le
convendrá esperar. Un equilibrio completo de fuerzas no puede
producir nunca una interrupción de la acción, porque con tal
suspensión retendría necesariamente la iniciativa el que tenga el
propósito positivo; es decir el atacante.
Pero si preferimos concebir un equilibrio en el que quien tiene la
finalidad positiva y por lo tanto el motivo más poderoso, es al mismo
tiempo quien dispone de menor número de fuerzas, de modo que
la ecuación surgirá del producto de las fuerzas y de los motivos,
aún así tendríamos que decir que si no se vislumbra un cambio en
este estado de equilibrio, ambos bandos deben hacer la paz. Pero si
se vislumbrará aun cambio, éste sería a favor de uno de los bandos
solamente y, por la misma razón, el otro se vería obligado a actuar.
Vemos, pues, que la idea de un equilibrio no puede justificar una
suspensión de las hostilidades, pero sirve para explicar la espera de
un momento más favorable. Supongamos, por ejemplo, que uno de
los dos estados tiene un propósito positivo, digamos, el de la
conquista de un territorio del enemigo, que habría de ser usado
como moneda en la negociación de la paz. Lograda esta conquista,
ha alcanzado su objetivo político, la acción ya no es necesaria y
puede tomarse un descanso. Si un adversario acepta este
resultado, debe hacer la paz; en caso contrario, debe actuar. Si en
ese momento cree que en el período de cuatro semanas habrá de
encontrarse en mejores condiciones para hacerlo, entonces tiene
razones suficientes para responder su acción. Pero, desde ese
momento, la necesidad de actuar parece por lógica recaer en su
oponente, a fin de no dejarle tiempo al vencido para que se prepare

96
para la acción.
Todo esto, por supuesto, si suponemos que ambos bandos
tienen conocimiento completo de las circunstancias.

n. LA ACCION MILITAR ESTARIA ASI DOTADA DE UNA


CONTINUIDAD QUE NUEVAMENTE EMPUJARIA TODO HACIA
UNA SITUACIÓN EXTREMA

Si en la acción militar existiera realmente esta continuidad, todo


sería llevado de nuevo hacia el extremo.
Porque, además del hecho de que tal actividad ininterrumpida habría
de enconar aún más los sentimientos e impartiría al todo un mayor
apasionamiento y mayor grado de primitivismo, también habría de
surgir, en la continuidad de la acción, un encadenamiento aún más
inevitable de acontecimientos y una conexión causal más
consecuente entre ellos. Cada acción llegaría en consecuencia
a ser más importante y por lo tanto más peligrosa.

Pero sabemos que la acción militar tiene rara vez, o nunca tiene,
esta continuidad y que hay muchas guerras en las que la acción
ocupa la menor parte del tiempo, mientras que la inactividad se toma
el resto. Esto quizá no es siempre una anomalía. La suspensión de
la acción militar debe ser posible, es decir que no implica una
contradicción. Que esto es así y por qué es así, lo demostraremos a
continuación.

o. SOBRE LO POSITIVO Y LO CONTRARIO AQUI POR LO TANTO


LA EVIDENCIA DE UN PRINCIPIO DE POLARIDAD

Al suponer que los intereses de uno de los jefes son siempre


diametralmente opuestos a los otros, dejamos sentada la existencia
de una verdadera polaridad. Nos proponemos dedicar más adelante
todo un capítulo especial a este principio; pero por ahora hemos de
hacer una observación con referencia al mismo.

El principio de polaridad sólo es válido, así como tal es la cosa


misma, en la cual lo positivo y su contrario, se destruye
mutuamente. En una batalla, cada uno de los bandos desea vencer;
ésta es una verdadera polaridad, porque la victoria del uno destruye
la del otro. Pero si hablamos de dos cosas diferentes que tengan
una relación común objetiva, no serán las cosas sino sus relaciones
las que posean polaridad.

p. EL ATAQUE Y LA DEFENSA SON COSAS DE CLASE


DIFERENTES Y DE FUERZA DESIGUAL. POR ESO LA
POLARIDAD NO LES ES APLICABLE

Si sólo hubiera una forma de guerra, digamos la del ataque del

97
enemigo, no habría defensa; en otras palabras; si el ataque hubiera
de distinguírselo de la defensa solamente por el motivo positivo, que
el uno tiene y del que la otra carece, si los métodos de lucha fueran
siempre invariablemente los mismos, en tal lucha, cualquier ventaja
de un bando habría de ser una desventaja equivalente para el otro y
existiría una verdadera polaridad.

Pero la actividad militar adopta dos formas distintas; ataque y


defensa que son muy diferentes y de fuerza desigual, como
explicaremos más adelante en detalle. La Polaridad reside, por lo
tanto, en que ambos guardan una relación, como ser, la decisión,
pero no en el ataque o en la defensa mismos. Si uno de los
comandantes deseara posponer la decisión, el otro deberá desear
acelerarla, pero por supuesto, solamente en la misma forma de
conflicto. Si a A le interesa no atacar, a su adversario
inmediatamente sino cuatro semanas más tarde, está en el interés
de B el ser atacado por aquél inmediatamente y no cuatro semanas
más tarde. He aquí una oposición directa; pero no se desprende
necesariamente que a B le beneficie atacar A inmediatamente.
Esto es, evidentemente, algo muy distinto.

q. EL EFECTO DE LA POLARIDAD ES DESTRUIDO A MENUDO


POR LA SUPERIORIDAD DE LA DEFENSA SOBRE EL ATAQUE.
ESTO EXPLICA LA SUSPENSIÓN DE LA ACCIÓN MILITAR

Si la forma de defensa es más fuerte que la de ataque, como vamos


a demostrarlo, se plantea la cuestión de si la ventaja de una decisión
diferida es tan grande para un bando como la de la defensa lo es
para el otro. Cuando no lo es, no puede mediante su contrario
sobrepujar a éste e influir de ese modo en el curso de la acción
militar.
Vemos por lo tanto, que la fuerza impulsiva que reside en la
polaridad de intereses puede ser perdida en la diferencia entre la
fuerza del ataque y la de la defensa, y dejar así de tener eficacia.
Por lo tanto, si el bando para el cual el momento presente es
favorable, es demasiado débil para renunciar a la ventaja de la
defensiva, debe resignarse a afrontar un futuro menos favorable.
Porque aún puede ser mejor librar un combate defensivo en el
futuro desfavorable, que uno ofensivo en el momento presente o que
hacer la paz.
Estando convencidos de que la superioridad de la defensa
(correctamente entendida) es muy grande, mucho más de lo que
podría parecer a primera vista, se explica la gran proporción que
ocupa en la guerra los períodos carentes de acción, sin que esto
involucre necesariamente una contradicción.
Cuanto más débiles sean los motivos para la acción, tanto más
serán absorbidos y neutralizados por esta diferencia entre el ataque
y la defensa.

98
Por lo tanto, la acción militar será llevada con tanta mayor frecuencia
a pausas, que es en realidad lo que nos enseña la experiencia.

r. UNA SEGUNDA CAUSA RESIDE EN EL CONOCIMIENTO


IMPERFECTO DE LA SITUACIÓN

Hay aún otra causa que puede detener la acción militar y es la del
conocimiento imperfecto de la situación. Un jefe sólo tiene
conocimiento personal exacto de su propia posición; conoce la de su
adversario solamente por informes inciertos. Puede cometer errores
al interpretarlos y, como consecuencia de los mismos, puede llegar a
creer que la iniciativa corresponde a su adversario, cuando en
realidad le corresponde a él mismo.
Esta ausencia de conocimiento podría, es verdad, ocasionar tanto
acciones inoportunas como inoportunas inacciones y contribuir por sí
misma a causar tantos retardos como aceleramiento en la acción
militar.

Pero siempre debe ser considerada como una de las causas


naturales que, sin que involucre una contradicción subjetiva, puede
conducir la acción militar a un estancamiento. Si consideramos, sin
embargo, que siempre nos sentimos inclinados e inducidos a
calcular que la fuerza de nuestro adversario es demasiado grande,
más bien que demasiado pequeña, ya que el hacerlo es propio de la
naturaleza humana, debemos admitir también que el conocimiento
imperfecto de la situación habrá, en general, de contribuir
sensiblemente a detener la acción militar modificar los principios en
que se basa su dirección.

La posibilidad de una pausa introduce una nueva modificación en la


acción militar, diluyéndola, por así decirlo, en el factor tiempo, lo que
detiene el avance del peligro y aumenta los medios de restablecer el
perdido equilibrio de fuerzas. Mientras más grandes sean las
tensiones que han determinado la guerra y cuanto mayor sea, en
consecuencia, la energía que se imprime a la guerra, más breves
serán estos períodos de inacción; mientras más débil sea el
sentimiento hostil, más larga será su duración. En efecto, los motivos
más poderosos aumentan nuestra fuerza de voluntad y ésta, como
sabemos, es siempre un factor en el producto de nuestras fuerzas.

s. LOS PERIODOS FRECUENTES DE INACCION ALEJAN A LA


GUERRA AUN MAS DEL DOMINIO DE LA TEORIA EXACTA Y
HACEN QUE SEA AUN MAS UN CALCULO DE
PROBABILIDADES

Cuanto más lentamente se desarrolle la acción militar y cuando más


largos sean los períodos de inacción, tanto más fácilmente podrá
enmendarse un error; el comandante en jefe se tornará así más
osado en sus suposiciones y al mismo tiempo se mantendrá con
mayor realidad por debajo del punto extremo exigido por la teoría; y

99
se basará para todo en la probabilidad y la conjetura. Por lo tanto, el
curso más o menos pausado de la acción militar dejará más o
menos tiempo para aquello que la naturaleza de la situación
concreta reclame ya por sí misma, a saber, un cálculo de
probabilidades de acuerdo con las circunstancias dadas.

t. EL AZAR ES EL UNICO ELEMENTO QUE FALTA AHORA PARA


HACER DE LA GUERRA UN JUEGO, Y DE ESTE ELEMENTO ES
DEL QUE MENOS CARECE

Por lo anterior hemos visto cómo la naturaleza objetiva de la


guerra hace de ella un cálculo de probabilidades. Ahora sólo hace
falta un elemento más para que se convierta en un juego, y ese
elemento no falta por cierto; es el azar.

Ninguna actividad humana tiene contacto más universal y constante


con el azar que la guerra. El azar, juntamente con lo accidental y la
buena suerte, desempeñan así un gran papel en la guerra.

u. POR SU NATURALEZA SUBJETIVA COMO POR SU


NATURALEZA OBJETIVA, LA GUERRA SE CONVIERTE EN UN
JUEGO

Si echamos un vistazo a la naturaleza subjetiva de la guerra o sea a


las cualidades necesarias para librarla, se nos presentará aún más
como un juego. El elemento dentro del cual se realiza la acción
bélica es el peligro; pero, ¿cuál es en el peligro la cualidad moral
predominante?. Es el valor. El valor, por cierto, es compatible con el
cálculo prudente, pero sin embargo el valor y el cálculo difieren por
naturaleza y pertenecen a partes distintas del espíritu. Por otra parte,
la osadía, la confianza en la buena suerte, la intrepidez y la
temeridad son sólo manifestaciones de valor, y todos estos
esfuerzos del espíritu buscan lo accidental porque es su propio
elemento. Vemos por lo tanto que, desde el principio, la facultad o
teoría como se llama, no encuentra en parte alguna base segura en
los cálculos del arte de la guerra. Desde el comienzo existe un juego
de posibilidades y probabilidades, de buena y de mala suerte, que
aparece en todos los hilos, grandes o pequeños de su trama y hace
que de todas las ramas de la actividad humana, sea la guerra la que
más se semeje a un juego de naipes.

v. COMO ESTO CONCUERDA MEJOR, EN GENERAL, CON EL


ESPÍRITU HUMANO

Aunque nuestra inteligencia se siente siempre inclinada hacia la


certeza y la claridad, nuestro espíritu es atraído a menudo por la
incertidumbre. En lugar de abrirse paso con la inteligencia por el
estrecho sendero de la investigación filosófica y de la deducción
lógica, prefiere moverse lentamente con la imaginación en el dominio
del azar y de la suerte, a fin de llegar, casi inconscientemente, a

100
regiones donde se siente extraño y donde todos los objetos
familiares parecen abandonarlo. En lugar de sentirse aprisionado,
como en el primer paso, por la necesidad elemental, goza aquí de
toda una riqueza de posibilidades. Extasiados con ellos, el valor
toma alas y la osadía y el peligro se convierten en el elemento al que
se precipita, del mismo modo que un nadador intrépido se arroja a la
corriente.

¿La teoría debe abandonar aquí ese punto y seguir con satisfacción
hasta formular reglas y conclusiones absolutas?. En este caso no
tiene aplicación práctica. La teoría debe tener en cuenta el elemento
humano y conceder un lugar al valor, a la intrepidez hasta a la
temeridad.

En el arte de la guerra hay que actuar con fuerzas vivas y morales,


de donde resulta que lo absoluto y lo seguro no pueden ser
alcanzados; siempre queda un margen para lo accidental, tanto en
las grandes cosas como en las pequeñas. Así como por una parte
aparece ese elemento accidental, por la otra parte el valor y la
confianza en sí mismo deben adelantarse y llenar la brecha.
Mientras mayor sea el valor y la confianza en sí mismo, más grande
será el margen que pueda dejarse para lo accidental. Por lo tanto, el
valor y la confianza en sí mismo son elementos absolutamente
esenciales para la guerra. En consecuencia, la teoría sólo debe
formular reglas que ofrezcan una libre esfera de acción para estas
virtudes militares necesarias y nobilísimas, en todos sus grados y
variaciones.

Hasta en la osadía hay sabiduría y prudencia, pero esto es


apreciado con una escala diferente de valores.

w. LA GUERRA AUN SIGUE SIENDO UN MEDIO SERIO PARA UN


OBJETIVO SERIO. MAS DEFINICIONES PARTICULARES SOBRE
LA MISMA

Tal es la guerra, tal el jefe que la dirige y tal la teoría que la rige.
Pero la guerra no es un pasatiempo, ni una simple pasión por la
osadía y el triunfo, ni el resultado de un entusiasmo sin trabas; es un
medio serio para un fin serio. Todo ese encanto del azar que exhibe,
todos esos estremecimientos de pasión, valor, imaginación y
entusiasmo que asimila, son solamente propiedades particulares de
este medio.

La guerra de una comunidad, guerra de naciones enteras y


particularmente de naciones civilizadas, surge siempre de una
circunstancia política, y se pone de manifiesto por un motivo
político. Por lo tanto es un acto político.

Ahora bien, si en sí misma fuera un acto completo e inalterable, una

101
manifestación absoluta de violencia, como tuvimos que deducir de
su concepción pues, desde el momento en que se pone de
manifiesto por la política, tomaría el lugar de la política, y como algo
completamente independiente de ella la dejaría a un lado y sólo se
regiría por sus propias leyes; del mismo modo que cuando se
dispara una mina, no es posible ya cambiar su rumbo hacia ninguna
otra dirección fuera de la marcada en los ajustes previos.

Hasta ahora, aún en la práctica, esto ha sido considerado así,


siempre, que la falta de armonía entre la política y la conducción de
la guerra ha llevado a distinciones teóricas de esta naturaleza. Pero
esta idea es fundamentalmente falsa.

Como hemos visto, la guerra en el mundo real, no es un acto


extremo que libera su tensión en una sola descarga; es la acción de
fuerzas que no se desarrollan en todos los casos en la misma forma
y en la misma proporción, pero que en un momento dado se elevan
hasta un extremo suficiente como para vencer la resistencia que les
oponen la inercia y la fricción, mientras que por el otro son
demasiado débiles para producir efecto alguno. La guerra, es por así
decirlo, una pulsación regular de violencia, de mayor o menor
vehemencia, y que, en consecuencia, libera las tensiones y agota las
fuerzas en una forma más o menos rápida o, en otras palabras,
conduce a un objetivo con mayor o mejor rapidez.

Pero siempre tienen duración suficiente como para ejercer, durante


su curso, una influencia sobre ese objetivo, de modo que su
dirección puede cambiar en uno u otro sentido. En resumen, puede
durar lo suficiente como para estar sujeta a la voluntad de una
inteligencia directora. Si pensamos que la guerra tiene su origen en
un objetivo político, vemos que este primer motivo, que es el que la
desata, es, naturalmente la primera y más importante de las
consideraciones que deben ser tenidas en cuenta en la conducción
de la guerra. Pero el objetivo político no es, por ello, regla despótica;
debe adaptarse a la naturaleza de los medios a su disposición, y de
tal modo, cambiar a menudo completamente, pero se le debe
considerar siempre en primer término. La política, por lo tanto,
intervendrá en la acción total de la guerra y ejercerá una influencia
continua sobre ella, hasta donde le permita la naturaleza de las
fuerzas explosivas que contiene.

x. LA GUERRA ES LA MERA CONTINUACION DE LA POLITICA


POR OTROS MEDIOS

Vemos, por lo tanto, que la guerra no es simplemente un acto


político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de
la actividad política, una realización de la misma por otros medios.
Lo que queda aún de peculiar a la guerra se refiere solamente al
carácter peculiar de los medios que utilizan. El arte de la guerra en
general y el jefe en cada caso particular, pueden exigir que las

102
tendencias y los planes políticos no sean incompatibles con estos
medios y esta exigencia no es insignificante, pero por más que
reaccione poderosamente en casos particulares sobre los designios
políticos, debe considerársele siempre sólo como una modificación
de los mismos; el propósito es el objetivo, mientras que la guerra es
el medio, y el medio no puede ser nunca considerado
separadamente del objetivo.

y. DIVERSIDAD EN LA NATURALEZA DE LAS GUERRAS

Cuanto más grandes y poderosos sean los motivos de la guerra,


tanto más afectarán la existencia total de las naciones envueltas en
ellas, y cuanto más violentas sean las tensiones que preceden a la
guerra, más estrechamente concordará ésta con su concepción
abstracta. Cuanto más interesada se halle en la destrucción del
enemigo, tanto más coincidirán el propósito militar y el objetivo
político, y la guerra aparecerá más como una guerra puramente
militar y menos como una guerra política.

Pero cuanto más débiles sean los móviles y las tensiones, la


tendencia natural del elemento militar, la tendencia a la violencia,
coincidirá menos con las directivas políticas; por lo tanto, cuanto más
se aparte la guerra de su tendencia natural, mayor será la diferencia
entre el objetivo político y el propósito de una guerra ideal, y la
guerra tendrá mayores apariencias de guerra política. Pero para que
el lector no se forme ideas falsas, debemos hacer notar que por esa
tendencia natural de la guerra entendemos solamente la tendencia
filosófica, estrictamente lógica y de ningún modo la de las fuerzas
que realmente intervienen en la lucha, hasta el punto de que, por
ejemplo, deberíamos incluir todas las emociones y pasiones de los
combatientes. Es verdad que éstas pueden, en muchos casos, ser
excitadas a tal extremo que sólo con dificultad podrán mantenerse
confiadas en el campo político; pero en la mayoría de los casos no
surge esta contradicción, porque la existencia de emociones tan
fuertes implica también la existencia de un gran plan de armonía con
ellas.

Si el plan está dirigido sólo hacia un objetivo fútil, la agitación


emotiva de las masas será tan débil, que necesitaría siempre que se
la aliente más bien que se la contenga.

z. TODAS LAS GUERRAS DEBEN SER CONSIDERADAS COMO


ACTOS POLÍTICOS

Volviendo a nuestro asunto principal, vemos que aunque es verdad


que en cierta clase de guerras, la política parece haber desaparecido
mientras que en otra aparece en forma bien definida en primer
plano, podemos afirmar; sin embargo, que una clase es tan política
como la otra. En efecto, si consideramos la política como la
inteligencia del estado personificado, entre las combinaciones de

103
circunstancias que deben ser tenidas en cuenta en sus cálculos,
debemos incluir aquellas en que la naturaleza de todas las
circunstancias determina una guerra del tipo de la primera clase.
Pero si por el término política no entendemos un conocimiento
amplio de la situación sino la idea convencional de un ardid
cauteloso, astuto y hasta deshonesto, adverso a la violencia, es en
este caso que el último tipo de guerra correspondería más que el
primero a la política.

aa. CONSECUENCIAS DE ESTE PUNTO DE VISTA PARA LA


COMPRENSION DE LA HISTORIA MILITAR Y PARA LOS
FUNDAMENTOS DE LA TEORIA

En primer lugar, vemos, por lo tanto, que en todas las circunstancias


debemos considerar a la guerra, no como algo independiente sino
como un instrumento político.
Solamente si aceptamos este punto de vista podremos evitar el
caer en contradicción con toda la historia militar y podremos hacer
una apreciación inteligente de su totalidad. En segundo lugar, este
mismo punto de vista nos muestra cómo pueden variar las guerras
de acuerdo con la naturaleza de los móviles y de las
circunstancias de las cuales surgen.

El primer acto de discernimiento, el mayor y el más decisivo que


ejecutan un estadista y un jefe militar es el de establecer
correctamente la clase de guerra que está librando y no tomarla o
hacer de ella algo diferente de lo que permita la naturaleza de las
circunstancias. Esto es, por lo tanto, el primero y más amplio de
todos los problemas estratégicos.

Mas adelante, en el capítulo sobre el plan de la guerra, lo


examinaremos con mayor detención.
Por ahora contentémonos con haber traído hasta aquí nuestro
asunto y haber establecido, al hacerlo, el punto de vista principal
desde el cual deben ser examinados la guerra y su teoría.

bb. CONCLUSION PARA LA TEORIA

La guerra, por lo tanto, no es solamente un verdadero camaleón, por


el hecho de que en cada caso concreto cambia en algo su carácter,
sino que es también una extraña trinidad, si se la considera como un
todo, en relación con las tendencias que predominan en ella. Esta
trinidad la constituyen el odio, la enemistad y la violencia primitiva de
su esencia, que deben ser considerados como un ciego impulso
natural, el juego del azar y las probabilidades, que hacen de ella una
actividad libre de emociones, y el carácter subordinado de
instrumento político, que hace que pertenezca al dominio de la
inteligencia pura.

El primero de estos tres aspectos interesa especialmente al pueblo;

104
el segundo al jefe y a su ejército y el tercero solamente al gobierno.
Las pasiones que enciende la guerra deben existir en los pueblos
afectados por ella; el alcance que lograrán el juego del talento y el
valor en el dominio de las probabilidades del azar, dependerá del
carácter del jefe y del ejército; los objetivos políticos, sin embargo,
incumben sólo al gobierno.

Estas tres tendencias, que se manifiestan con fuerza de leyes,


reposan sobre la naturaleza del sujeto y al mismo tiempo varían en
magnitud. Una teoría que insistiera en no tomar en cuenta a una de
ellas o en fijar una relación arbitraria entre las mismas, caería en tal
contradicción con la realidad que, por lo mismo, debería ser
desechada inmediatamente.

El problema consiste, por lo tanto, en mantener a la teoría en


equilibrio entre estas tres tendencias, como si fueran tres centros de
atracción.

En el libro que trata de la teoría de la guerra nos proponemos


investigar la manera de resolver este problema del modo más
satisfactorio. Pero esta definición de la concepción de la guerra se
convierte para nosotros en el primer rayo de luz que ilumina los
fundamentos de la teoría, que separará por primera vez sus rasgos
principales y nos permitirá distinguirlos.

EL FIN Y LOS MEDIOS EN LA GUERRA


Habiendo determinado en el capítulo anterior la naturaleza compleja y
variable de la guerra, consideremos ahora qué influencia tiene ésta sobre
el fin y los medios en la guerra.

Si preguntamos, primeramente, cuál es el propósito hacia el


cual debe dirigirse la guerra total, de modo que sea el medio
adecuado para alcanzar el objetivo político, nos encontramos con
que éste es tan variable como lo son el objetivo político y las
circunstancias particulares de la guerra.

Si comenzamos ateniéndonos estrictamente, una vez más, a la teoría


pura, estamos obligados a decir que el objetivo político de la guerra está
situado realmente fuera de la esfera de la guerra; en efecto, si la guerra
no es un acto de violencia para obligar al enemigo a hacer nuestra
voluntad, entonces, en cada caso, todo dependería sólo y necesariamente
de derrotar al enemigo, es decir, de desarmarlo. Este objetivo que se
deduce de la teoría pura, pero al que en realidad hay muchos casos que
se le acercan, lo examinaremos ante todo a la luz de esta realidad.

Mas adelante, cuando examinemos el plan de una guerra,


consideraremos con mayor detención lo que significa desarmar, a un
estado pero ahora deberemos diferenciar en seguida tres cosas que,
como tres categorías generales, incluyen todo lo demás. Son las fuerzas

105
militares, el territorio y la voluntad del enemigo.

Las fuerzas militares deben ser destruidas, es decir que deben ser
colocadas en estado tal que no puedan, continuar la lucha.
Aprovechamos la oportunidad para explicar que la expresión "destrucción
de las fuerzas militares del enemigo" debe ser siempre interpretada sólo
en este sentido.

El territorio debe ser conquistado, porque del país pueden sacarse nuevas
fuerzas militares.

Pero aunque se hayan logrado estas dos cosas, la guerra, es decir la


tensión hostil y la actividad de las fuerzas hostiles, no pueden ser
consideradas como terminadas hasta tanto la voluntad del enemigo no
haya sido también sometida, es decir hasta que el gobierno y sus aliados
sean inducidos a firmar la paz o hasta que el pueblo se someta. En
efecto, aunque tengamos posesión completa del país, el conflicto puede
estallar nuevamente en el interior o mediante la ayuda de los aliados. Es
indudable que puede suceder también después de firmada la paz, pero
esto demuestra tan sólo que no todas las guerras admiten una decisión y
arreglo completos.

Pero en este caso, la firma de la paz extingue en todos los casos, por su
sola presencia, una cantidad de chispas que habrían continuado
ocultamente encendidas y las tensiones se aflojan porque la mente de los
hombres que se sienten inclinados hacia la paz, de los cuales siempre
hay un gran número en todas las naciones y en todas las circunstancias,
se aparta completamente de la idea de resistencia. Como quiera que sea,
debemos considerar siempre que el fin es alcanzado con la paz y que la
guerra ha terminado.

De los tres puntos enumerados más arriba, las fuerzas militares están
destinadas a la defensa del país. El orden natural es que éstas deben ser
destruidas primero, luego deberá conquistarse el territorio, y como
resultado de estos dos éxitos y de la fuerza que poseeremos entonces, el
enemigo será inducido a hacer la paz. Por lo general, la destrucción de
las fuerzas militares del enemigo se produce gradualmente y es seguida
inmediatamente por la conquista del país en una medida correspondiente.
Por lo general, estos dos hechos reaccionan uno sobre el otro, puesto que
la pérdida de territorio ayuda a debilitar a las fuerzas militares. Pero este
orden no es de ningún modo indispensable y no siempre sucede así. Las
fuerzas enemigas, aún antes de haberse debilitado notablemente, pueden
retroceder al extremo opuesto del país o hasta penetrar en territorio
extranjero. En estos casos, por lo tanto, una gran parte, o hasta todo el
país, es conquistado.
El desarme del enemigo; este objetivo de la guerra considerado
abstractamente, este último medio de alcanzar el objetivo político, en el
cual deben ser incluidos todos los otros, de ningún modo se produce
siempre en la práctica, ni es condición necesaria para la paz. En ninguna
forma, por lo tanto, se le puede exigir teóricamente en ley. Existen

106
innumerables ejemplos de tratados de paz que han sido concluidos antes
de que cualquiera de los dos bandos pudiera considerarse desarmado y
aún antes de que el equilibrio de fuerzas hubiera sido alterado en forma
más o menos evidente. Y lo que es más aún, si observamos los casos
reales debemos admitir que en toda una categoría de ellos,
especialmente en los casos en que el enemigo es evidentemente más
fuerte, su derrota sería un juego fútil de ideas.
La razón por la cual el objetivo de la guerra deducido de la teoría no
siempre concuerda con la guerra real, reside en la diferencia entre las
dos, de la cual nos hemos ocupado en el capítulo anterior. De acuerdo
con la teoría pura, una guerra entre estados de fuerza desigual evidente,
parecería ser un absurdo y en consecuencia sería imposible. La
desigualdad en la fuerza física no tendría que ser mayor, a lo más que lo
podría ser neutralizado por la fuerza moral, y esto no significa mucho en
Europa, en nuestro estado social actual. Por lo tanto, si hemos visto que
ciertas guerras se producen entre estados de poderío desigual, esto se
debe a que en la realidad la guerra se aparta mucho de nuestra
concepción teórica original.
Hay dos motivos para hacer la paz, que pueden, en la práctica, ocupar el
lugar de la imposibilidad de ofrecer mayor resistencia; el primero es lo
improbable del éxito y el segundo el precio excesivo a pagar por él.

Como hemos visto en el capítulo anterior, la guerra debe librarse, desde el


principio hasta el fin, de la ley estricta de la necesidad interna y someterse
a un cálculo de probabilidades. Esto será tanto más evidente, cuando más
se adapte a las circunstancias de que ha surgido, o sea mientras menores
sean los motivos de ello y de las tensiones existentes. Siendo así, es del
todo concebible que hasta el motivo para hacer la paz puede surgir de
este cálculo de probabilidades. En la guerra no es necesario, por lo tanto,
luchar hasta que uno de los bandos sea derrotado, y podemos suponer
que cuando los móviles y las tensiones son débiles, una leve probabilidad,
apenas perceptible, es suficiente para hacer ceder al bando al cual le es
desfavorable.
Ahora bien, si el otro bando estuviera convencido de antemano de esto,
es natural que se esforzaría solamente en obtener esta probabilidad a su
favor, en lugar de preocuparse por intentar la derrota del enemigo.
La consideración del gasto de fuerza que ha sido hecho y del que se
requeriría más adelante, tiene influencia todavía más general sobre la
decisión de hacer la paz. Como la guerra no es un acto de pasión ciega
sino que está dominada por el objetivo político, el valor de este objetivo
determina la medida de los sacrificios que hay que realizar para obtenerlo.
Esto se refiere, no sólo al alcance de estos sacrificios sino también a su
duración. En consecuencia, tan pronto como el gasto de fuerza sea tan
grande que el objetivo político ya no sea equivalente, este objetivo deberá
ser abandonado y el resultado será la paz.

Vemos, por lo tanto, que en las guerras en las que un bando no puede
desarmar completamente al otro, los motivos para la paz surgirán y

107
desaparecerán en ambos bandos de acuerdo con las probabilidades de
futuros éxitos y el gasto de fuerza requerido. Si estos motivos fueran
igualmente fuertes en ambos bandos, se harán presente en medio de sus
diferencias políticas. Lo que ganarán en fuerza en un lado lo perderán en
el otro. Mientras la suma de su adición sea suficiente, dará por resultado
la paz, pero, naturalmente, con ventaja para el bando que tenga los
motivos más débiles.

A esta altura, pasamos de intento por alto la diferencia que


necesariamente debe producir en la práctica el carácter positivo o
negativo del objetivo político. Aunque esto es de la mayor importancia,
como mostraremos más adelante, debemos aquí atenernos a un punto de
vista más general, porque las intenciones políticas originales cambian
mucho en el curso de la guerra y al final pueden volverse totalmente
diferentes, precisamente porque están determinadas en parte por los
éxitos y por los resultados probables.

Surge ahora el problema de cómo puede ejercerse influencia sobre la


probabilidad de éxito. En primer lugar, se lo puede hacer, naturalmente,
por los mismos medios empleados para derrotar al enemigo, es decir, la
destrucción de sus fuerzas militares y la conquista de su territorio, si bien
ninguno de estos sería igual a este respecto como cuando se lo utilizase
con este objetivo.

El atacar a las fuerzas enemigas será muy diferente si tratamos de


reforzar el primer golpe de una sucesión de otros hasta destruir todas las
fuerzas, o si nos contentamos con una victoria destinada a quebrantar el
sentimiento de seguridad del enemigo, haciéndole sentir nuestra
superioridad e infundiéndole así aprehensión sobre el futuro. Siendo ésta
nuestra intención, llevaremos la destrucción de sus fuerzas solamente
hasta donde sea necesario para el logro de ese propósito. Análogamente,
la conquista de territorio enemigo es una medida totalmente diferente, y el
objetivo no es derrotar al enemigo. Si tal fuera nuestro objetivo, la
destrucción de sus fuerzas sería una acción verdaderamente efectiva y la
apropiación de los territorios sólo sería una consecuencia. El apoderarse
de esos territorios antes que sus fuerzas hayan sido despedazadas ha de
ser siempre considerado como sólo un mal necesario. Por otra parte, si
nuestro propósito no es el de derrotar a las fuerzas enemigas y si estamos
convencidos de que el enemigo no busca, sino que teme, llevar la lucha a
un terreno sangriento, el hecho de apoderarse de una parte de territorio
débil o completamente desguarnecido constituye en sí mismo una ventaja,
y si esta ventaja es suficientemente grande como para que el enemigo
sienta aprehensión sobre el resultado final, deberá ser considerada
entonces como un camino corto hacia la paz. Nos encontramos ahora
con otros medios especiales de influir sobre la probabilidad de éxito sin la
derrota de las fuerzas armadas del enemigo, a saber aquellas actividades
que tiene efecto inmediato sobre la política. Si es posible realizar actos
que sirvan para romper las alianzas del enemigo o hacerlas ineficaces,
para atraernos a nuevos aliados a nuestro lado, para estimular las
actividades políticas en nuestro favor, etc. fácil será concebir, entonces,

108
que tales actividades pueden aumentar las probabilidades de éxito y
convertirse en un camino mucho más corto para el logro de nuestro
objetivo que el de la derrota de las fuerzas armadas enemigas.
La segunda cuestión es como influir sobre el desgaste de fuerzas del
enemigo, o sea, como hacer más costoso el precio de su buen éxito. El
desgaste de las fuerzas del enemigo reside en la merma de sus fuerzas,
en consecuencia en su destrucción por nuestra parte y en la pérdida de
territorios, por lo tanto en su conquista por nosotros.
Un examen más cuidadoso evidenciará de nuevo que el significado de
cada uno de estos términos varía, y que cada operación difiere en su
carácter de acuerdo con el objetivo que tenga en vista. Aunque estas
diferencias sean por regla general muy pequeñas, esto no debe
asombrarnos, puesto que en la práctica, cuando los motivos son débiles,
resulta a menudo que los matices más tenues de diferencia son decisivos
en favor de tal o cual método de aplicar la fuerza. Por ahora, sólo nos
interesa mostrar que bajo ciertas condiciones supuestas, hay otros
caminos posibles para llegar hasta nuestro objetivo, y que los caminos no
son contradictorios ni absurdos, ni siquiera equivocados.

Además de estos dos medios, hay otras tres maneras especiales de


acrecentar en forma directa el desgaste de fuerzas del enemigo. La
primera es la invasión, es decir, la ocupación del territorio enemigo, no
con el propósito de quedarse con él sino para exigir contribuciones sobre
él o para devastarlo.

El objetivo inmediato no es aquí ni la conquista del territorio enemigo, ni la


derrota de sus fuerzas armadas sino solamente el de causarle daño en su
sentido general. El segundo camino es el de dirigir nuestra acción
preferentemente hacia puntos en que pueda causarse mayores daños al
enemigo. No hay nada más fácil que concebir dos direcciones diferentes
en las cuales puedan ser empleadas nuestra fuerzas, la primera de las
cuales debe ser preferida si nuestro objetivo es la derrota del enemigo,
mientras que la otra es más ventajosa si no se trata de derrotarlo. De
acuerdo con nuestro acostumbrado modo de expresarnos, la primera
sería considerada como la forma más militar, la segunda como la más
política.

Pero desde un punto más elevado, ambas son igualmente militares y cada
una es efectiva, si se adapta a las condiciones dadas. El tercer camino,
que es con mucho el más importante, por el número de casos a los cuales
se aplica. Es el desgaste del enemigo. Elegimos esta expresión, no sólo
para dar una definición verbal, sino porque la representa exactamente y
no es tan figurada como parece a primera vista. La idea de desgaste en
una lucha implica un agotamiento gradual del poder físico y de la
voluntad, por lo prologada continuación de la acción.

Ahora bien, si queremos sobrevivir al enemigo en la continuación de la


lucha, debemos contentarnos con los más pequeños objetivos posibles,
porque, naturalmente, un objetivo grande exige un gasto de fuerzas
mayor que uno pequeño; pero el objetivo más pequeño que podemos

109
proponernos es la resistencia pura, es decir un combate sin ninguna
intención positiva. En este caso, en consecuencia, nuestros medios serán
utilizados casi al máximo y la seguridad de éxito será mayor.

¿Hasta dónde es posible llevar adelante este modo negativo de actuar?

Evidentemente, no puede llegar hasta la pasividad absoluta, porque


cesaría de ser un combatiente; pero la resistencia es algo activo y
mediante ella es posible causar tanta destrucción como para lograr que el
enemigo abandone su intento. Este es nuestro único propósito en cada
caso aislado, y en ello reside, precisamente, el carácter negativo de
nuestra intención.

No cabe duda que la intención negativa, en su acción aislada, no tiene la


eficacia que podría tener una acción positiva realizada en el mismo
sentido, siempre, por cierto, que ésta fuera victoriosa; pero existe
precisamente esta diferencia en su favor, la de lograr éxito con mayor
facilidad que la positiva y, en consecuencia, ofrece mayor seguridad.

Lo que pierde en eficacia en su acto aislado, debe ser recobrado con el


tiempo, esto es, con la duración de la lucha, y, en consecuencia, esta
intención negativa, que constituye la esencia de la resistencia pura, es
también el medio natural de sobrevivir al enemigo en la duración de la
lucha, o sea, rendirlo por cansancio.

Aquí reside el origen de la diferencia entre ofensiva y defensiva, que


domina el panorama de la guerra. No obstante, en el análisis de este
tema, no podemos ir más allá de la observación de que de esta intención
negativa debe deducirse todas las ventajas y todas las formas más
poderosas de combate que aparecen del lado de la defensiva, y en la cual
se comprende esa ley filosófico - dinámica que establece una relación
constante entre la magnitud y la seguridad del éxito.

En consecuencia, si la intención negativa, o sea, la concentración de


todos los medios en la resistencia pura, permite una superioridad en el
combate, y si esto es suficiente para equilibrar cualquier preponderancia
que pueda tener el enemigo, entonces, la mera duración del combate será
suficiente para hacer, en forma gradual, que la pérdida de fuerzas
experimentadas por el enemigo lleguen a un punto en que el objetivo
político no sea ya un equivalente adecuado, y en este punto, tendrá por
ende que abandonar la lucha. Vemos, pues, que este método de agotar
al enemigo, caracteriza gran número de los casos en los que el más débil
desea ofrecer resistencia al más fuerte.

Federico el Grande nunca habría estado en condiciones de derrotar a la


monarquía austríaca, durante la guerra de los Siete Años, y si hubiera
tratado de hacerlo a la manera de Carlos XII habría sido llevado
inevitablemente a la ruina, pero la forma hábil en que hizo inteligente
economía de sus fuerzas durante esos siete años, mostró a las potencias
aliadas contra él, que el gasto de fuerzas que estaban realizando,

110
superaba en mucho lo que se habían imaginado al principio, e hicieron la
paz. Vemos, entonces, que hay muchos caminos para alcanzar nuestros
objetivos en la guerra; que no siempre está necesariamente involucrada la
derrota del enemigo, que la destrucción de las fuerzas militares del
enemigo, la conquista de territorios enemigos, su mera ocupación, la
simple invasión de ellos, las acciones dirigidas directamente a las
relaciones políticas y, finalmente, la espera pasiva del ataque enemigo,
son medios todos estos, cada uno en particular, utilizable para doblegar la
voluntad del enemigo, de acuerdo con las circunstancias especiales que
nos han conducido a esperar más de uno o del otro.
A esto aún puede agregarse toda la clase de objetivos, a manera de
medios más breves de lograr nuestros propósitos, que podríamos llamar
argumentos at hominem.

¿En qué momento del curso del vivir humano dejan de aparecer estos
destellos de personalidad, que sobrepasan a todas las circunstancias
materiales?.

Y con seguridad que ante todo no pueden dejar de aparecer en la guerra,


donde la personalidad de los combatientes desempeña un papel tan
importante, tanto en el gabinete, como sobre el terreno. Sólo nos
limitamos a señalarlo, pues sería pedantería tratar de clasificarlo.
Incluyendo éstos, podemos decir que la cantidad de caminos posibles de
alcanzar el objetivo deseado se eleva al infinito.

A fin de evitar su subestimación del valor de esos diversos caminos más


cortos para el logro de nuestros fines, ya sea que los considere
simplemente como raras excepciones, ya sea que sostengamos que los
cambios que producen en la dirección de la guerra son insignificantes,
sólo debemos tener en cuenta la diversidad de objetivos políticos que
pueden causar una guerra, o medir de una ojeada la distancia que separa
a una lucha a muerte por la existencia política de una guerra en que una
alianza forzada o vacilante la convierte en deber desagradable. En la
práctica, entre las dos pueden producirse innumerables gradaciones. Si
rechazamos una de estas gradaciones, con el mismo derecho podemos
rechazarlas a todas es decir que podemos perder de vista por completo al
mundo real.

En general, ésta es la sustancia del fin a perseguir en una guerra,


volvamos ahora a los medios.

Existe solamente un medio: el combate. Sea cuales fueren las diferencias


que presente en su forma, aléjese cuanto se quiera de la explosión brusca
de odio y animosidad del encuentro cuerpo a cuerpo, cualesquiera sean
las cosas que se agreguen y que no sean en realidad formas del combate
mismo, en la concepción de la guerra aparece siempre implícito que todos
los efectos que en ella puedan ponerse de manifiesto, deben tener su
origen en el combate.

El que esto habrá de ser siempre así, pese a las mayores diversidades y

111
complicaciones de la realidad, es cosa que puede ser probada de modo
muy sencillo. Todo cuanto ocurre en la guerra, ocurre mediante las
fuerzas militares, pero allí donde se usan fuerzas militares, esto es,
hombres armados, la idea del combate debe prevalecer necesariamente
por sobre todo.

En consecuencia, todo cuanto se relaciona con las fuerzas militares y, por


ende, todo lo que se relaciona con su creación, mantenimiento y empleo,
pertenece a la guerra.

La creación y el mantenimiento son, evidentemente, sólo medios,


mientras que el empleo es el objetivo.

En la guerra, el combate no es una lucha de individuos contra individuos,


sino un todo organizado formado de muchas partes. En este gran
conjunto, debemos diferenciar unidades de dos tipos: una determinada
por el sujeto; la otra por el objeto. En un ejército, las masas de
combatientes forman siempre un nuevo orden de unidades, las cuales, a
su vez, forman miembros de jerarquía superior. El combate de cada uno
de esos miembros da lugar, en consecuencia, a unidades más o menos
diferenciadas. Además, el propósito del combate y por lo tanto su objetivo,
hacen de él una unidad.

Ahora bien, damos el nombre de encuentro a cada una de estas


unidades.

Si la idea de combate reposa en el fundamento de todo empleo de las


fuerzas armadas, entonces el empleo en general de las fuerzas armadas
no es otra cosa que la determinación y distribución de cierto número de
encuentros.
Así pues, toda actividad se refiere necesariamente a los encuentros, ya
sea directa o indirectamente.

Se recluta al soldado, se le viste, se le arma, se le adiestra, se la hace


dormir, comer, beber y marchar solamente para combatir en el lugar y en
el momento oportuno.

En consecuencia, si todos los hilos de la actividad terminan en el


encuentro, podremos también asirlos a todos cuando dispongamos de los
preparativos de los encuentros; los efectos provienen solamente de estos
preparativos y de su ejecución, y nunca lo son en forma directa de las
condiciones que les han precedido.

Ahora bien, en el encuentro, toda actividad está dirigida a la destrucción


del enemigo, o más bien de su capacidad de luchar, ya que esto es
inherente a la concepción de un encuentro. La destrucción de las fuerzas
armadas del enemigo es siempre, en consecuencia, el medio de alcanzar
el objetivo del encuentro.

Este objetivo puede ser también la mera destrucción de las fuerzas

112
armadas del enemigo; pero esto no es, de ningún modo, necesario y
puede también ser algo bastante diferente. Dado que, por ejemplo, como
lo hemos señalado, la derrota del enemigo no es siempre el único medio
de obtener el objetivo político, dado que hay otras cosas que pueden ser
buscadas a manera de objetivo de la guerra, se desprende de ello que
esas cosas pueden pasar a ser objetivo de actos aislados de la guerra, y
en consecuencia, objetivos también de esos encuentros.

Pero ni siquiera esos encuentros que, como actos subordinados, están en


el estricto sentido de la palabra, destinados a la derrota de las fuerzas
armadas del enemigo, necesitan tener como objetivo inmediato el de la
destrucción de aquéllas.

Si pensamos en la compleja organización de una gran fuerza armada, en


la cantidad de detalles que entran en acción cuando se la emplea,
comprenderemos que el combate de tal fuerza debe tener también una
organización compleja, con partes subordinadas las unas de las otras y
que actúan en correlación. Es posible que surjan, y deben surgir cierto
número de objetivos aislados que en sí mismo no constituyen la
destrucción de las fuerzas armadas del enemigo y, aunque contribuyan
sin duda a aumentar esa destrucción, sólo lo harán indirectamente. Si se
ordena a un batallón desalojar al enemigo de una altura o de un puente,
por ejemplo, la ocupación de esa posición es, como regla, el objetivo real,
y la destrucción del enemigo apostado en ella es cuestión de orden
secundario. El objetivo se obtiene de igual modo si el enemigo puede ser
desalojado mediante una simple demostración, pero esa altura o puente
serán ocupados únicamente con el propósito posterior de causar
destrucción mayor a las fuerzas armadas del enemigo. Si tal es el caso en
el campo de batalla, debe serlo aún mucho más en todo el teatro de la
guerra, donde se trata solamente de la oposición de un ejército contra
otro, sino de un estado, una nación o un país contra el otro.

Aquí debe multiplicarse grandemente el número de relaciones posibles, y,


consecuentemente, el de combinaciones; aumentará la diversidad de los
preparativos y, por la graduación de los objetivos, cada uno subordinado
al otro, el medio original se alejará aún más del objetivo final.

Es muy posible, en consecuencia, que por muchas razones, el objetivo de


un encuentro no sea el de la destrucción de las fuerzas enemigas o no
sea el de las fuerzas que se nos oponen directamente, sino que esto se
nos presente sólo como un medio. En tales casos, no se tratará ya de
lograr esa destrucción completa, puesto que el encuentro en tal caso no
es otra cosa que una prueba de fuerza. La destrucción no tiene valor en
sí misma, sino por sus resultados, es decir por su decisión.

Mas en los casos en que las fuerzas son muy desiguales, puede
medírselas por simple cálculo. En tales casos no habrá encuentro, pero la
fuerza más débil se dará inmediatamente por vencida.

Si el objetivo de un encuentro no es siempre la destrucción de las fuerzas

113
enemigas en combate y si es posible llegar a alcanzarlo sin que el
encuentro se produzca, por el simple cálculo de sus resultados y de las
circunstancias en que podría llegar a producirse, resulta posible
comprender cómo pueden proseguirse activamente campañas enteras sin
que en ellas desempeñe el encuentro un papel real muy notable.
La historia militar demuestra con cientos de ejemplos que puede ser así.
Dejaremos sin resolver cuántos han sido los casos de decisión incruenta
justificada, es decir que no implicaron una contradicción manifiesta, y
veremos si algunas de las reputaciones allí cimentadas resistirían la
crítica, ya que todo lo que nos interesa ahora es establecer la posibilidad
de un tipo tal de desarrollo en la guerra.
En la guerra disponemos de un modo medido; el encuentro. Pero este
medio, por la multiplicidad de los caminos en que puede ser empleado,
nos conduce a esa diversidad de senderos que permite la multiplicidad de
su objetivo, a tal punto que no hubiéramos logrado nada. Pero, no es
éste el caso, ya que de esta unidad de medios proviene un hilo que
seguimos con la vista en su recorrido por toda la trama de la actividad
militar y que es el que la mantiene realmente unida.
Pero hemos considerado la destrucción de las fuerzas del enemigo como
uno de los objetivos posibles de buscar en la guerra y hemos dejado sin
decidir cuál es la importancia que debe asignársele, en relación con los
otros objetivos. En casos determinados esto dependerá de las
circunstancias y, como principio general, hemos dejado sin determinar su
valor. Una vez más volvemos sobre el punto y deberemos aprender la
forma de comprender el valor que necesariamente habremos de
asignarlo.
En la guerra, el encuentro es la única actividad efectiva; en el encuentro,
la destrucción de las fuerzas enemigas que se nos oponen es el medio
para el logro del fin. Esto es así, aunque en realidad no llegue a
producirse el encuentro. ya que de cualquier modo, en la raíz de la
decisión está el supuesto de que tal destrucción debe ser considerada sin
lugar a duda.

De este modo, la destrucción de las fuerzas del enemigo es la piedra


fundamental de toda acción bélica, el soporte fundamental de todas las
combinaciones que descansan sobre ella, al modo del arco que descansa
sobre sus pilares. Consecuentemente, todas las acciones se realizan
sobre la base de que si la decisión por la fuerza de las armas se produjera
en los hechos, habría de ser una decisión favorable. En la guerra la
decisión por las armas es en todas las operaciones grandes y pequeñas,
lo que el pago al contado en las transacciones comerciales. Por más
remotas que sean estas relaciones, por más que las liquidaciones rara
vez se produzcan, al final deben realizarse.

Si la decisión por las armas está en la base de todas las combinaciones,


resulta que nuestro oponente puede hacer impracticable cualquiera de
ellas, mediante una decisión afortunada por medio de las armas, no
solamente si se trate de la decisión sobre la cual descansa directamente

114
nuestra combinación, sino también por medio de cualquier otra, siempre
que tenga suficiente importancia. Toda decisión armada de importancia,
es decir, la destrucción de las fuerzas del enemigo, reacciona sobre
todas las que la precedieron, ya que, como un líquido, tiende a
alcanzar su nivel.

De esta manera la destrucción de las fuerzas enemigas aparece siempre


como el medio superior y más eficaz, al que deben ceder su puesto todos
los demás.

Sin embargo, solamente podemos asignar mayor eficacia a la destrucción


de las fuerzas del enemigo, cuando exista una supuesta igualdad en
todas las otras condiciones.

Sería por lo tanto, un gran error llegar a la conclusión de que un ataque


ciego habría de imponerse invariablemente a la destreza prudente.
Atacar sin habilidad, conduciría, no a la destrucción de las fuerzas
enemigas, sino a la de las nuestras y por ende, no puede ser éste nuestro
propósito. La eficacia mayor corresponde, no al medio sino al fin, y al
decir esto, solamente comparamos el efecto de un fin realizado con el
otro.

Al referirnos a la destrucción de las fuerzas del enemigo debemos dejar


expresamente señalado que no estamos obligados a limitar esta idea a la
simple fuerza física. Por el contrario, la fuerza moral aparece del mismo
modo implícita necesariamente, debido a que, en efecto, ambas están
entretejidas hasta en los menores detalles y en consecuencia, no pueden
ser separadas. En relación con el efecto inevitable sobre las otras
decisiones por las armas, a que nos hemos referido al mencionar un gran
acto de destrucción –una gran victoria– es precisamente el elemento
moral el que presenta mayor fluidez, si es que podemos usar esta
expresión, y que el que penetra con mayor facilidad en todas las
demás partes.

En oposición al valor superior que tiene la destrucción de las fuerzas


enemigas sobre todo los demás medios, se presenta el gasto y el riesgo
que envuelve y se emplearán otros métodos sólo con el propósito de
evitarlo.

Es razonable que los medios en cuestión deben ser los más costosos, ya
que, si bien otras cosas le son iguales, el gasto de nuestras propias
fuerzas es siempre mayor, mientras mayor sea nuestro propósito
encaminado a la destrucción de las del enemigo.

El riesgo de este medio reside en el hecho de que, mientras mayor sea la


eficacia que buscamos, si fracasamos se vuelve contra nosotros y nos
conduce a las consecuencias más desastrosas. Otros medios son por
tanto menos costosos cuando determinan un buen éxito y menos
arriesgados cuando conduce a un fracaso; pero esto involucra
necesariamente la condición de que deben estarle opuestos otros

115
semejantes, es decir, que el enemigo emplee los mismos métodos;
porque si el enemigo se resolviera por el método de una gran decisión por
las armas, bastaría ese solo hecho para que debiéramos cambiar nuestro
propio método, contra a nuestra voluntad, por una similar. Todo depende,
entonces, del resultado del acto de destrucción; es evidente que, siendo
otras cosas iguales, en este caso estaremos en desventaja en todos los
aspectos, porque nuestras intenciones y métodos han debido ser dirigidos
en parte hacia otras cosas, lo que no ha ocurrido con el enemigo. Dos
objetivos diferentes, de los cuales uno no es parte del otro, se excluyen
entre sí, y de ese modo, la fuerza aplicada a alcanzar uno de esos
objetivos, no puede servir al mismo tiempo al otro.

Por lo tanto, si uno de los beligerantes está decidido a tomar el camino de


las grandes decisiones por las armas, tiene grandes posibilidades de
buen éxito, tan pronto como tenga la certeza de que el otro no quiere
tomar ese camino, sino que busca un objetivo diferente; y cualquiera que
se decida por ese otro objetivo, sólo podrá hacerlo razonablemente, en el
supuesto de que su adversario tiene tan pocas intenciones como él mismo
de ir en busca de grandes decisiones por las armas.

Pero cuando hemos dicho aquí sobre otra dirección de las intenciones y
las fuerzas, sólo se refiere a otros objetivos positivos que, aparte de la
destrucción de las fuerzas del enemigo, pudiéramos proponernos en la
guerra, y de ningún modo, a la resistencia para, que pueda ser adoptada
con el fin de agotar las fuerzas del enemigo.

En la resistencia pura, falta de intención positiva, y por lo tanto, en este


caso, nuestras fuerzas no pueden ser dirigidas hacia otros objetivos sino
que deben limitarse tan sólo a hacer fracasar las intenciones del enemigo.

Ahora debemos considerar del lado negativo de la destrucción de las


fuerzas del enemigo o sea, la preservación de las nuestras. Estos dos
esfuerzos siempre van juntos, puesto que reaccionan uno sobre el otro;
son partes integrantes de idéntica intención y sólo deberemos examinar
los efectos determinados por el predominio de una o de la otra. El
esfuerzo destinado a destruir las fuerzas del enemigo tiene un objetivo
positivo y conduce a resultados positivos, de los cuales el propósito final
sería la derrota del enemigo. La preservación de nuestras propias fuerzas
tiene un objetivo negativo, y conduce a desbaratar las intenciones del
enemigo, es decir, a la resistencia pura, cuyo propósito último no puede
ser otro que el de prolongar la duración de la contienda, para que el
enemigo se agote en ella.

El esfuerzo con objetivo positivo da por resultado el acto de destrucción;


el esfuerzo con objetivo negativo queda a su espera.

Cuando nos ocupemos de la teoría del ataque y de la defensa, en cuyo


origen aún nos encontramos, consideraremos en mayor detalle cual
deberá ser la duración de esa espera y hasta dónde podrá hacérsela. Por
ahora, debemos limitarnos con decir que la espera no debe ser mera

116
subsistencia pasiva y que la acción ligada a ella en la destrucción de las
fuerzas enemigas empeñadas en la lucha puede se el propósito, el igual
que cualquier otro.

Sería un gran error en los principios fundamentales suponer que la


consecuencia del esfuerzo negativo debe ser el que estemos impedidos
de elegir como nuestro objetivo la destrucción de las fuerzas del enemigo,
sino que debemos preferir una decisión incruenta. Es indudable que la
preponderancia del esfuerzo negativo puede conducir a esto, pero,
solamente a riesgo de que no sea el método más conveniente, cuestión
esta que depende de condiciones totalmente diferentes, que reposan, no
en nosotros mismos, sino en nuestro oponente. Este es otro camino, el
incruento, no puede, por lo tanto, ser considerado de ningún modo como
el medio natural de satisfacer la creciente ansiedad de conservar nuestras
propias fuerzas.

Por el contrario, en los casos en que ese camino no fuera el adecuado


a las circunstancias, sería mucho más probable que condujera a una
ruina total. Muchísimos generales han cometido este error y han sido
llevados a la ruina por él.

La demora de la decisión, es el único efecto que necesariamente resulta


de la preponderancia del esfuerzo negativo, de modo que el defensor se
refugia, por así decirlo, en la espera del momento decisivo.
Generalmente, esto tiene como consecuencia el retardo de la acción en el
tiempo y en el espacio (hasta donde el espacio está relacionado con él),
también en el espacio, tan lejos como lo permitan las circunstancias.
Si ha llegado el momento en que ya no es posible seguir haciendo esto
sin una abrumadora desventaja, debe considerarse que la ventaja del
esfuerzo negativo ha terminado, y entonces surge inalterado el esfuerzo
para la destrucción de las fuerzas del enemigo, reservado como
contrapeso, pero que nunca fue descartado.

En las consideraciones anteriores hemos visto que en la guerra hay


muchos caminos para obtener su propósito, es decir, para alcanzar el
objetivo político, hemos visto que el encuentro es el único medio y que, en
consecuencia, todo debe estar sometido a una ley suprema: la decisión
por las armas; que cuando el enemigo exige esa decisión su apelación no
puede ser rechazada, y que, por lo tanto, cuando un beligerante se
propone tomar otro camino, debe estar seguro que su contrario no hará
esa apelación a riesgo de perder su caso ante aquel tribunal supremo; por
lo tanto, vemos, en resumen, que la destrucción de las fuerzas enemigas
aparece siempre como objetivo predominante sobre todos los otros que
puedan buscarse en la guerra.
Mas adelante y sólo gradualmente, sabremos lo que es posible lograr en
la guerra mediante combinaciones de otra naturaleza. Aquí nos
limitaremos a conocer, en general, su posibilidad como algo que señala la
desviación de la práctica, de la teoría y la influencia de circunstancias
particulares.

117
Pero no podemos menos que señalar seguidamente que la solución
sangrienta de la crisis, el esfuerzo para destruir la fuerza del enemigo, es
el hijo primogénito de la guerra. Si los objetivos políticos tienen poca
importancia, los móviles son débiles y es pequeña la tensión de las
fuerzas, le es dable a un jefe prudente intentar toda clase de caminos por
lo cuales, sin grandes crisis, ni soluciones sangrientas, se puede virar
hacia la paz, sobre la base de las debilidades características de su
contrario, tanto en el gabinete, como en el campo de batalla. No tenemos
derecho a culparlo si sus suposiciones tienen buenos fundamentos y
prometen alcanzar un buen éxito, pero debemos exigirle, sin embargo,
que recuerde que pisa terreno resbaladizo, que el dios de la guerra puede
sorprenderlo, y que debe vigilar constantemente al enemigo, a fin de
no verse en el caso de tener que defenderse con un espadín, cuando el
enemigo empuñe una afilada espada.

Debemos observar y tener siempre presente en nuestras consideraciones


futuras, las consecuencias de la naturaleza de la guerra, la forma como
actúa en ella los medios y los fines, el modo como las desviaciones de la
práctica hacen que la guerra se aparte, unas veces más, y otras menos,
de su estricta concepción original, sus fluctuaciones hacia adelante y
hacia atrás, a la par que su constante permanencia bajo esa concepción
estricta, a la manera de ley suprema, si es que queremos una correcta
comprensión de sus relaciones verdaderas y de su justa importancia, para
no vernos envueltos constantemente en evidentes contradicciones con la
realidad y en definitiva, con nosotros mismos.

118
8. LA GUERRA
Por: CAEN (TE-001-85)

a. GENERALIDADES

(1) Hablar del origen de la guerra es hablar del origen del hombre;
pues este concepto es inmanente al ser humano, como
derivado de la situación de lucha permanente en que vive para
asegurar su supervivencia, la de la comunidad que él
constituye y en última instancia, la de la especie humana. El
individuo y las agrupaciones sociales, siempre han recurrido a
la violencia -como acto final y definitivo- en la solución de sus
diferendos. Por esto, la historia de la guerra está ligada a la
historia del hombre; y la universalidad de la guerra, fue y es
fenómeno generalizado, del que de una u otra manera, no
pueden sustraerse los pueblos, naciones o Estados. En efecto,
es probable que no exista pueblo alguno que no se haya
gestado, desenvuelto, perecido o subsistido, sino al precio de
una guerra emancipadora, defensiva, liberadora o de
conquista.

(2) La guerra constituye el más espectacular de los fenómenos


sociales. Ella marca hitos trascendentes en la vida de los
pueblos, llegando a ser usada como referencia cronológica
para señalar los grandes giros del acontecer histórico social de
la humanidad; así se suele decir, "antes de la Revolución
Francesa" o "después de la guerra de la Emancipación" o "en
las postrimerías de la "Segunda Guerra Mundial", al término
de la Guerra Fría, etc.

(3) Con el transcurso del tiempo, la guerra ha evolucionado no sólo


en la forma de ejecución, sino -lo que es más importante- en
sus alcances. Antiguamente se le consideraba como una
actividad exclusiva para "voluntarios" que, por una paga, se
ponían al servicio de un rey o señor quien organizaba su
"ejército" en función de sus posibilidades económicas. La
suerte de ese ejército era la suerte de la guerra que,
generalmente se definía en un solo combate. La población no
tenía participación alguna, pero, sufría las consecuencias de la
derrota y no disfrutaba las ventajas de la victoria.

A medida que se fueron definiendo las naciones, las guerras se


originaron por causas más profundas y asumieron raigambre
popular. Los ejércitos se organizaron en base a criterios de
nacionalidad y ya no se combatía por el rey, por sus
aspiraciones personales o dinásticas, sino por la Patria y sus
intereses. La Revolución Francesa es el hecho histórico que dio
origen al concepto de "Nación en Armas" según el cual cada
ciudadano debía ser un soldado.

119
La Primera Guerra Mundial puso en evidencia, que para la
organización y marcha al combate de un ejército, es
indispensable la ejecución previa de múltiples acciones de
previsión y preparación de organismos especializados,
encargados de garantizar el funcionamiento de "servicios"
destinados a mantener la capacidad combativa de la Fuerza
Armada durante las operaciones.

(4) La lucha entre grandes masas bélicas, provistas de todos


los medios que puede proporcionar la ciencia y la tecnología,
hizo que los consumos de guerra fueran cada vez más
significativos, motivo por el cual los Estados han tenido que
hacer uso de todos sus recursos y capacidad de producción,
para sostener el esfuerzo de guerra.

Aparece así, en forma definitiva y con características propias, el


actual concepto de "GUERRA INTEGRAL" que involucra el
empleo de todos los factores del Poder Nacional.

La concepción de Guerra Integral modifica significativamente


los límites entre la Táctica y la Estratégica; el empleo de
armas cada vez más sofisticadas y de mayor alcance, la acción
de la aviación en misiones profundas y la creación de nuevos
procedimientos de lucha, han hecho que las "Zonas de
Seguridad" sean cada vez más restringidas, y los espacios
de combate cada vez más amplios.

La Guerra Integral, visa la destrucción del Potencial de


Guerra del adversario; potencial que por su creciente amplitud
compromete cada vez más el Potencial Nacional.

De ahí nace la importancia de preservar el Potencial Nacional


propio resguardándolo de la acción del adversario.

b. CONCEPTUALIZACIÓN Y DEFINICIÓN

(1) La noción de guerra debe ser claramente diferenciada


respecto a las múltiples formas de enfrentamiento conocidos.

La guerra tiene rasgos que permiten individualizarla. Los más


significativos son:

(a) Emplear la violencia organizada, mediante el


enfrentamiento armado, para solucionar los conflictos.

(b) Constituir un fenómeno social global y colectivo, en


cuanto involucra a todas las estructuras de la Nación.

(c) Servir a la política e intereses del Estado, en el


mantenimiento o logro de sus Objetivos Nacionales

120
(OONN).

(d) Constituir un hecho episódico o situación transitoria


dentro del devenir histórico del Estado.

(e) Ser el último recurso con que cuenta el Estado para


dirimir el diferendo o conflicto que pudiera surgir con
uno o más Estados.

(3) Definición

De acuerdo con lo expresado, la guerra puede definirse como


la "Situación transitoria de violencia organizada entre dos o
más Estados, los que recurren al enfrentamiento armado para
imponer su voluntad a la del adversario".

c. FINALIDAD

La guerra tiene como finalidad última y principal, imponer la


voluntad propia a la del adversario, respecto al diferendo surgido.
Para el logro de esa finalidad existen dos alternativas:
(1) Anular la capacidad de oposición del adversario, vale decir,
destruir su Poder y Potencial de guerra, mediante la acción
armada; y,

(2) Ubicar o fijar al adversario en una situación que lo lleve al


convencimiento de la inutilidad de continuar la acción
armada y por lo tanto se vea obligado a aceptar la voluntad
del contendiente.

d. OBJETIVOS
(1) La finalidad General de la guerra, debe concretarse en
OBJETIVOS precisos que deben alcanzar los organismos
responsables de conducir las acciones, en los campos militar,
político, económico y sicosocial.

(2) Los objetivos por alcanzar en el campo militar, se relacionan


con aquellos elementos materiales y/o humanos, en los cuales
el adversario apoya su capacidad de resistencia y voluntad de
lucha. Estos objetivos son:

(a) Las zonas o áreas geográficas en las cuales se encuentra


el Poder y Potencial del adversario o aquellas que le son
esenciales para MANTENER DICHO PODER (zonas
Geo-Económicas, y Áreas Vitales y Áreas Marítimas
Estratégicas).
(b) La FA adversaria u otra que se oponga a la conquista,
ocupación o destrucción de aquellas zonas o áreas; y,

121
(c) El factor humano del enemigo, cuyo espíritu y voluntad
define y refuerza la ideología y propósitos que sustentan
la acción opositora.

(3) Los organismos responsables que desarrollan actividades en


los campos político, económico y sicosocial, determinarán
objetivos que deben lograrse antes y durante el conflicto bélico,
de manera que con su logro, permitan alcanzar la finalidad de
la guerra.

e. CARACTERÍSTICAS

La guerra presenta las siguientes características principales:

(1) Totalidad
Porque en ella se ven involucrados totalmente los Estados
beligerantes; es decir que la guerra atañe no sólo a la FA, sino
que se amplía a todos los campos de la actividad humana
nacional. Se trata de destruir o desorganizar el potencial militar,
económico y la fuerza moral, del adversario.

(2) Concepción centralizada y ejecución descentralizada


La guerra responde a una sola concepción y decisión diseñada
y adoptada en el más alto nivel de gobierno lo que exige
planeamiento, preparación y conducción integral. Su ejecución,
en cambio, se realiza mediante acciones descentralizadas en
los campos militar, político, económico y sicosocial.

(3) Previsión y Preparación Anticipada

La posibilidad de una guerra es permanente, por tanto es


necesario adoptar previsiones con la debida oportunidad, a fin
de preparar al país para afrontarla con éxito.

Prever la guerra es definir contra quién y cuándo es posible


que ésta se desencadene; para preparar al país, es necesario
precisar cómo y con qué hacerla.

(4) Breve y violenta

En la actualidad las guerras no son prolongadas, son


relativamente breves, lo que exige actuar con rapidez sobre los
centros vitales del adversario, buscando su colapso y
consecuentemente, la definición de la guerra. La violencia, que
es peculiar a la guerra, resulta del máximo empleo de los
medios de destrucción masiva, en correspondencia con el
avance científico-tecnológico, orientándolos al aniquilamiento,
paralización o inutilización del potencial de guerra del
adversario.

122
f. PRINCIPIOS DE LA GUERRA

Los principios de la guerra son fundamentos básicos que gobiernan


las operaciones militares en su concepción, preparación y ejecución.
Su correcta aplicación contribuye al buen éxito en las operaciones
militares. En toda situación generalmente se aplica un principio
dominante, pero siempre existen otros concurrentes; sin embargo,
es inoficioso tratar de establecer la prioridad de aplicación de los
principios en una acción. Los principios de la guerra que contempla
nuestra actual doctrina son: objetivo, ofensiva, masa, economía de
fuerzas, maniobra, seguridad, sorpresa, unidad de Comando y
simplicidad.

(1) Principio de Objetivo

Establece que toda operación militar persigue un fin o


propósito, que sólo puede ser alcanzado mediante el empleo
de la Fuerza Armada o algún otro medio. Este debe ser
claramente definido y posible de ser alcanzado con los medios
puestos a disposición de quien debe conquistarlo. Conseguido
el objetivo, el buen éxito de la operación queda asegurado. El
objetivo de la guerra es la destrucción del potencial enemigo y
de su voluntad de continuar la lucha.

(2) Principio de la Ofensiva

Establece la búsqueda de la lucha abierta para destruir al


enemigo o para conquistar el objetivo previsto, ya que
únicamente mediante la acción ofensiva se logran resultados
decisivos, imponiendo la voluntad propia a la del adversario.
Sólo la acción ofensiva da al Comandante la oportunidad de
crear a voluntad, situaciones que le permitan el empleo de su
iniciativa. Cuando, por cualquier razón, la defensiva sea
impuesta, el Comandante debe buscar la oportunidad de tomar
la iniciativa y obtener resultados decisivos mediante acciones
ofensivas.

(3) Principio de Masa

Exige aplicar la máxima potencia combativa en el punto y


momento decisivo, a fin de obtener superioridad sobre el
enemigo. Se obtiene concentrando el potencial humano y la
potencia de fuegos en el momento y lugar críticos, su
efectividad puede ser aumentada por la superioridad moral,
táctica y de los medios empleados.

123
(4) Principio de la Economía de Fuerzas

Exige el empleo, adecuadamente dosificado y con destreza, de


los medios disponibles para cumplir una misión, empleando
únicamente los recursos necesarios.

Exige el empleo de las fuerzas estrictamente indispensables


en las acciones secundarias, para permitir el empleo del
máximo de fuerzas disponibles en la acción principal. Está
íntimamente relacionado con el principio de masa.

(5) Principio de Maniobra

Exige la combinación juiciosa del movimiento y de los medios


disponibles, para lograr la conquista del objetivo o de una
posición más ventajosa que permita alcanzar el objetivo a
pesar de la acción del enemigo. La maniobra requiere
flexibilidad de organización, apoyo administrativo y facilidades
de comando y de control. Implica la constante innovación de
los procedimientos operativos y tácticos, el cambio frecuente de
posiciones de combate y de los elementos administrativos, y la
rápida reorganización y redistribución de los medios. La
ocupación previsora y oportuna de posiciones apropiadas por
la fuerza en relación con la situación del enemigo puede lograr
resultados que de otra manera sólo se podrían obtener con
fuertes pérdidas en hombres y material.

(6) Principio de Seguridad

Impone mantener la libertad de acción y el poder combativo de


una unidad; se le obtiene tomando medidas para impedir la
sorpresa, estar informado en forma precisa sobre el enemigo,
el terreno y las condiciones meteorológicas y negar al
adversario informaciones sobre nuestras actividades.
(7) Principio de Sorpresa

Exige actuar sobre el enemigo en un momento y en un punto


inesperado o en forma tal que no pueda resistir. No es esencial
que el enemigo esté totalmente desprevenido, pues es
suficiente que no disponga de tiempo para que reaccione en
forma efectiva. Se logra mediante la rapidez, el secreto, el
engaño, la inteligencia y contrainteligencia, la variación en las
tácticas y procedimientos de combate, el empleo de medios
desconocidos o en forma diferente y utilizando el terreno y
condiciones meteorológicas aparentemente inadecuadas.

124
(8) Principio de la Unidad de Comando

La aplicación decisiva de toda la potencia combativa requiere


unidad de comando. La unidad de comando permite la
integración efectiva de todos los elementos de combate
disponibles. Mediante un solo propósito, voluntad y deseo para
coordinar y cooperar se obtiene unidad de esfuerzo. Los
factores esenciales para obtener la unidad de comando son: el
trabajo coordinado, don de mando, disciplina, moral y una
adecuada organización.

(9) Principio de Simplicidad

Exige que las operaciones militares en su planeamiento,


preparación y conducción sean de fácil comprensión y sin
complicaciones innecesarias, pues la confusión resultante de la
gran actividad y del peligro constante del campo de batalla así
lo requiere.

g. TIPOS Y FORMAS

(1) Las múltiples manifestaciones que tiene la guerra en cuanto al


ámbito en que se lleva a cabo la finalidad buscada, los medios
empleados; así como la variedad de factores puestos en juego
en su preparación y conducción, configuran una diversidad de
tipos y forma de guerra.

(2) El CAEN, para fines de instrucción considera los siguientes


tipos de guerra:

(a) Guerra Convencional o Clásica

Es aquella en que se emplean armas, técnicas y


procedimientos cuyo uso no constituyen violación a
Convenciones Internacionales. Se desarrolla dentro de las
estipulaciones del Derecho Internacional y puede no ser
declarada. Utiliza a plenitud el Poder y el Potencial bélico
disponible.

(b) Guerra No Convencional

1. Guerra Revolucionaria
Es aquella que está dirigida a derrocar al régimen
establecido y capturar el poder político, a fin de
implantar otro sistema político que es influenciado y
aun promovido por corrientes ideológicas ligadas al
Marxismo-Leninismo, a ideologías fundamentalistas
o de sectas religosas, u otras organizaciones que
emplean fundamentalmente acciones políticas,
sicosociales, económicas y acciones militares, en
último caso.

125
2. Guerra Subversiva
Es la forma de guerra no convencional preferida de
la Guerra Revolucionaria. Es aquella que realiza una
parte de la población - y excepcionalmente una gran
mayoría- contra el poder constituido, con el fin de
derrocarlo e instalar un nuevo orden político o para
imponerle determinadas condiciones en su conducta.
Se puede llevar a cabo con ayuda del exterior o sin
ella. Es el caso típico de los movimientos de
liberación y de los movimientos insurreccionales.
También pueden desencadenarse bajo el influjo de
corrientes ideológicas anarquistas, nazifacistas,
fundamentalistas, etc.

126
9. LAS GUERRAS DEL FUTURO

Por: Alvin y Heidi Toffler

LAS GUERRAS DEL FUTURO


Si preguntáramos a unos adultos instruidos que guerras se han
producido desde que terminó la Segunda Guerra Mundial, les costaría
poco Trabajo mencionar la de Corea (1950-1953), la de Vietnam (1957-
1975), las guerras árabes-israelíes (1967-1973 y 1982), la del Golfo
Pérsico (1 990-1991) y quizá varias más.

Sin embargo, serían pocos los que sabrían que, desde que surgió la
"paz" en 1945, el mundo ha conocido entre 150 a 160 contiendas
armadas y conflictos civiles. O que en este proceso perecieron unos 7.
200.000 soldados, sin tener en cuenta a los heridos, los torturados o los
mutilados.

Tampoco se incluyen en esta cifra a los civiles sacrificados en un


número muchísimo mayor, ni a los que perecieron tras los combates.

Irónicamente, en toda la Primera Guerra Mundial el número de soldados


muertos fue sólo algo superior, cerca de 8,400.000.

Esto significa sorprendentemente que, en términos de muertes en


combate e incluso admitiendo un amplio margen de error, el mundo ha
librado desde 1945 casi el equivalente de la Primera Guerra Mundial.

Si se suman las muertes de civiles, el total llega a las astronómicas


cifras de 33 o 40 millones, sin contar tampoco a las víctimas de tiendas,
violaciones, desplazamientos, enfermedades y empobrecimiento.

Los hombres se han matado con armas blancas y de fuego, bombas,


gases y por diversos otros medios en Burundi y Bolivia, en Chipre y Sri
Lanka, en madagascar y Marruecos. En la actualidad, la ONU cuenta
con casi doscientos miembros, y se han librado guerras en más de
sesenta de los países que constituyen esta organización. Sólo en 1990,
el SIPRI (Instituto internacional de Estocolmo para la investigación sobre
la Paz) señaló la existencia de 31 conflictos armados.

De hecho, durante las 2340 semanas transcurridas entre 1945 y 1990, la


Tierra disfruto únicamente de tres en las que verdaderamente no guerra.
Así pues, denominar era de la "posguerra", a los años que median entre
1945 y el presente es combinar la tragedia con la ironía.

Si se examina retrospectivamente toda esta horrenda brutalidad se


puede descubrir una trama específica.

127
a. UNA PRIMA DE UN BILLÓN DE DÓLARES

Hoy en día resulta claro que el equilibrio nuclear entre Estados


Unidos y la Unión Soviética durante las últimas décadas sirvió
realmente para estabilizar el mundo a partir de los años
cincuenta.
Los países se encontraban integrados en dos campos muy
definidos, y cada uno sabía más a o menos encajaba en el
sistema global. A partir de la década de los sesenta. Una
guerra directa entre las superpotencias nucleares hubiera
supuesto una "segura destrucción mutua". La consecuencia fue
que mientras podían estallar guerras en Vietnam, Irán/ Irak,
Camboya, Angola, etiopia o en regiones incluso más remotas
del Tercer Mundo, no se libraran en el territorio de las grandes
potencias ni resultaban cruciales para la existencia económica
de estas.

En los últimos tiempos los gastos militares han alcanzado cada


año casi un billón de dólares, principalmente a asumidos por las
superpotencias y sus aliados. Cabe concebir estas vastas
sumas como la “prima del seguro” abonada por los grandes
para mantener la guerra fuera de sus propias fronteras.

Las dos superpotencias, Estados Unidos y la antigua Unión


Soviética alentaron claramente ciertas contiendas de sus
clientes, delegados, satélites o aliados, proporcionándoles
armas, ayuda y munición ideológicas, pero la mayoría de las
veces actuaron también como supergendarmes estabilizadores:
reprimieron conflictos entre los suyos, mediaron en las disputas
locales o las moderaron y, en general, mantuvieron su campo
en orden en razón de los peligros de una escalada nuclear
ilimitada.

En 1983, en una maniobra titulada, Previews and premises,


nosotros señalamos que algún día nuestros hijos
"contemplarían retrospectivamente la gran pugna mundial entre
capitalismo y socialismo con cierta condescendencia, como
ahora consideramos el conflicto entre golfos y gibelinos" durante
los siglos XIII y XIV. El término "guerra fría" posee ya una
curiosa connotación.

La Unión Soviética es desde 1991 un recuerdo de lo que fue y


se han desplomado al mismo tiempo la estructura militar
bilateral impuesta al mundo por las dos superpotencias
nucleares. Lo que ha seguido después ha sido extraordinario.

128
b. LA COMPETICIÓN IMPULSA EL GATILLO

Tras la impulsión soviética, resonaron de nuevo la predicciones


de una paz definitiva y se pudo súbitamente de moda una nueva
teoría (en realidad vieja aunque presentaba bajo otra
apariencia). Un coro creciente de intelectuales occidentales,
sobre todo norteamericanos, empezar a decir que la
conformación del mañana estaría determinada esencialmente
por el enfrentamiento económico y no por el militar.

En fecha tan temprana como 1986 y en the rise of the trading


state, Richar rosecrance, del Centro de Relaciones
Internacionales de la Universidad de California en los Angeles,
declaró que las naciones estaban volviéndose tan
económicamente interdependencia que menguaría su tendencia
a luchar entre sí. El comercio, y no la fuerza militar era la vía
hacia la supremacía mundial. En 1987 Paúl Kennedy
contrapuso de manera similar la fuerza económica y la militar en
The rise an fall of the great powers Kennedy subrayó los
peligros de una “hipertrofia militar”.

Luego el estratega Edward Luttwak comenzó a señalar la


posibilidad de que lo militar redujera su significado en una nueva
era de “geoeconomía”. C. Fred Bergsten, director del instituto de
economía Internacional de Washington, repitió la canción,
afirmando la “primicia” de las cuestiones económicas sobre las
de seguridad en el nuevo sistema global. El economista lester
Thurow sumó su voz al coro:” Constituye un paso adelante
sustituir una confrontación militar por un enfrentamiento
económico”. En adelante la auténtica competencia entre los
países giraría en torno de quien fuese capaz de fabricar los
mejores productos, elevar los niveles de ida y desarrollar la
“fuerza laboral mejor instruida y más diestra”.

Se empleó la teoría geoeconómica en calidad, de munición que


contribuyera a la elección de Clinton como presidente de
Estados Unidos. De ser cierta, arguyeron quienes la
postulaban, sería posible reducir el presupuesto militar y
financiar programas sociales muy necesarios sin incrementar el
gran déficit norteamericano. Mejor todavía, una Administración
de Clinton podría centrar el interés de Estados Unidos en sus
problemas internos (su predecesor, denunciaba Clinton, había
dedicado demasiado atención a los exteriores). Por añadidura,
si el auténtico campo de batalla del futuro iba a ser la economía
global, Estados Unidos precisaba de un Consejo de Seguridad
Económica para liberar una guerra de este carácter.

Los actuales titulares ensangrentados han callado al coro de


roedores, la geoeconomía comenzó a resultar cada vez menor

129
convincente a medida que la violencia estallaba a nuestro
entorno. Parece que los líderes políticos nacionales no son
contables.

Como el pasado y antes de lanzarse a la guerra, los belicistas


no se limitan a calcular las ventajas y los inconvenientes
económicos; estiman, por el contrario, sus posibilidades de
conseguir, aumentar a conservar el poder político.

incluso cuando penetra en la margen un minucioso cálculo


económico, la mayoría de las veces resulta erróneo y equívoco
y se halla mezclado con otros factores, Han surgido guerras por
irracionalidad, un cálculo falso, xenofobia, fanatismo,
extremismo religioso y simplemente por mala suerte cuando
todos y cada uno de los indicadores económicos "racionales"
puntaban que la paz hubiera sido una política preferible para
todos.

Peor aún, la guerra geoeconómica no reemplaza al conflicto


militar. Con demasiada frecuencia constituye un preludio o tal
vez una provocación de la auténtica contienda, como sucedió
con la rivalidad económica entre Estados Unidos y Japón que
en 1941 conduce al ataque nipón sobre Pearl Harbor. Al menos
en aquel caso, la competición impulsó el gatillo.

Por alentador que pueda ser, el razonamiento geoeconómico


resulta inadecuado por dos razones aún más fundamentales: es
demasiado simple y está anticuado; simple, porque trata de
explicar el poder mundial sólo en términos de dos factores, el
económico y el militar; anticuado, porque desdeña el creciente
papel de los conocimientos incluyendo la ciencia, la tecnología,
la cultura, la religión y los valores, que constituyen hoy en día el
meollo de los recursos de toda economía avanzada así como de
la eficacia militar. La teoría ignora, en consecuencia, el que
puede ser factor más crucial de toda potencia mundial del siglo
XXI. La humanidad no está penetrando en la era
geoeconómica, sino en la de la geoinformación.

No es sorprendente por todas estas razones que cada vez se


oiga hablar menos de esta averiada teoría de la geoeconomía.

Y tras la última oleada de éxtasis colectivo sobrevino la resaca


matinal. El mundo pereció a punto de estallar en una erupción
de "guerras locales". Pero incluso ahora persiste en peligroso
equívoco: la nación ampliamente difundida de que las guerras
del futuro, como las del medio siglo anterior, continuarán
confinadas a pequeños países de regiones más o menos
remotas.

130
Declaración típica al respecto es la de un personaje como el
subsecretario de Defensa de Estados Unidos: "Hemos logrado
en Norteamérica Europa occidental y Japón una zona de paz"
de la que cabe decir que en su seno la guerra es
verdaderamente impensable". Que se lo pregunten a los
ciudadanos de Sarajevo.

Tal vez porque resulta demasiado horrible su contemplación,


todavía se tiende a desestimar la posibilidad de que estallen
guerras dentro del

territorio de las mismas grandes potencias o de que se


produzcan conflictos locales que arrastren a estas contra su
voluntad. Sin embargo. la verdad aterradora es que puede estar
llegando a su fin la era del homicidio marginado, cuando todas
las contiendas eran libradas por pequeños Estados en lugares
lejanos. De ser así, habrá que revisar los supuestos
estratégicos más básicos.

LA GUERRA DE LA PRIMERA OLA

A lo largo de la historia, el modo en que los varones y las mujeres


hacen la guerra ha constituido un reflejo del modo en que trabajan.

Pese a la romántica creencia de que la vida en la primeras


comunidades tribales era armoniosa y pacifica, se sucedían
ciertamente choques violentos entre grupos preagrícolas, nómadas y
pastoriles.

En su libro the evolution of war, Maurice R. Davie se refirió a la


"incesante hostilidad entre tantas tribus primitivas". Estos pequeños
grupos luchaban para vengar muertes, raptar mujeres o acceder a
una pieza de caza ricas en proteínas. Pero la violencia no es
sinónima de guerra y sólo más tarde cobró este conflicto el verdadero
carácter de guerra como tal, un choque sangriento entre estados
organizados,

Cuando la evolución agrícola lanzó la primera ola de cambio en la


historia humana, condujo gradualmente a la formación de las
primeras sociedades premodernas. Dio paso a asentamientos
permanentes y a muchas otras innovaciones sociales y políticas.
Entre éstas fue la guerra con seguridad una de las más importantes.

La agricultura se convirtió en matriz de la guerra por dos razones.


Permitía a las comunidades producir y almacenar un excedente
económico por el que valía la pena combatir. Y apresuró el
desarrollo del Estado. Ambas circunstancias proporcionaron de

131
consumo las condiciones previas de lo que hoy denominamos
actividad bélica.

Desde luego no todas las contiendas premodernas tuvieron fines


económicos. La literatura sobre las causas de la guerra la atribuye a
todo, desde el fanatismo religioso a una innata agresividad de la
especie. Más, en palabras del difunto Kenneth Boulding, distinguido
economista y activista de la paz, la guerra es "completamente distinta
del simple bandidaje, de la algara y de la violencia casual...
Requiere.... un excedente de víveres agrícolas recogidos en un lugar
y puestos a disposición de una sola autoridad".

a. RITOS, MÚSICA Y FRIVOLIDAD

Este vínculo entre la guerra, y el suelo resultaba perfectamente


claro a los estrategas y guerreros del pasado. El gran señor
Sthan preparó en. la antigua China un manual para estadistas,
tal como haría Maquiavelo

1800 años después. Allí declara shang: "Para su paz, en país


depende de la agricultura y de la guerra".

Shang sirvió al Estado de la dinastía China desde 359 a 338 a.c.


En su manual político-militar advierte una y otra vez al
gobernante que mantenga en la ignorancia al pueblo, que
proscriba ritos. música y cualquier frivolidad que pueda apartar
sus mentes de la labranza y de la
guerra. "Si quien administra un país es capaz de desarrollar al
máximo la capacidad de la tierra y lograr que el pueblo combata
hasta la muerte, acrecerá al unísono fama y beneficios".

Las prescripciones de Shang acerca del mantenimiento de la


disciplina militar poseen el sabor de su pensamiento. En el
combate cinco hombres constituyen una escuadra; si uno
muere, los otros cuatro serán decapitados". Por otra parte a los
oficiales victoriosos se les premiará con grano, esclavos o
incluso" un población contribuyente de trescientas familias".

Shang fue aproximadamente contemporáneo de Sun-tzu, cuyo,


Arte de la guerra se convirtió en una obra clásica de la literatura
militar, Samuel B: Griffith escribe en su introducción a una
reciente edición de ese texto, "Durante la primavera y el otoño
los ejércitos eran reducidos, se hallaban ineficazmente
organizados, por lo común mal mandado, equipados y
adiestrados y se les avituallaba de manera fortuita. Muchas
campañas concluían en un desastre solo porque las tropas no
podían encontrar nada que comer. Los conflictos solían
zanjarse en un día. Claro está que se registraban asedios de
ciudades y que a veces los ejércitos se mantenían en armas

132
durante períodos prolongados. Pero no eran habituales
operaciones”.

b. OCUPACIÓN DE TEMPORADA

Siglos más tarde y al otro lado del mundo, las cosas no eran
muy diferentes en la antigua Grecia por lo que a los víveres y a
la agricultura se refería. La producción de las sociedades
agrarias era tan baja y tan reducidos los excedentes
alimentarios que simplemente en la labranza se necesitaba más
del 90 por ciento de toda la mano de obra. La partida de un hijo
para el servicio militar podía significar en su familia una
catástrofe económica.

De esta manera, según el historiador Philip m. Taylor, cuando


griegos combatían entre sí la guerra era "Una ocupación de
temporada, librada por soldados voluntarios que precedían
sobre todo de predios que no requerían atención durante los
meses invernales".

Volver pronto a la hacienda resultaba esencial. Las exigencias


de la traída de la agricultura griega, el olivo, la viña y el creal,
dejaban apenas un mes o dos durante los cuales esos
pequeños agricultores podían hallar tiempo para combatir,
escribe el erudito clásico Víctor hanson en The western way of
var.

En ocasiones se ordenaba a los soldados griegos que, cuando


se presentaron a cumplir sus obligaciones militares, trajesen
víveres para tres días, Después tenían que vivir de lo que
encontraban. Según el historiador John keegan, en las guerras
entre las ciudades estado, "el

peor daño que una población podía inferir a otra, tras matar a
sus ciudadanos soldados en el campo de batalla. era devastar
su agricultura". El hecho seguiría siendo el mismo siglos más
tarde, mucho tiempo después de que las ciudades - Estado
gruesas hubieran sido engullidas por la historia. En todas las
sociedades de la primera ola la actividad bélica se concentraba
en la agricultura.

Como sucede con cualquier, generalización histórica existen


excepciones notables a la idea de que los ejércitos y mandados.
Nadie consideraría a las legiones romanas en su apogeo como
una fuerza improvisada y mal organizada , Pero el comentario
de Griffith acerca del carácter variopinto de los ejércitos a de la

133
época de Sun-tzu; puede aplicarse también a gran parte de la
historia humana y a otras regiones del mundo.

Esto era sobre todo cierto en las sociedades agrarias


descentralizadas de predominio feudal. Allí el rey tenía que
recurrir generalmente a sus nobles con el fin de complementar
sus fuerzas para cualquier campaña importante. Pero el apoyo
de éstos solía estar estrictamente limitado. En su estudio
magistral oriental despotismo, el historiador Karl A. Wittfogel
escribe: “El soberano de un país feudal no poseía un monopolio
de la acción militar. Por regla general, sólo podría movilizar a
sus vasallos durante un período limitado, al principio quizá por
tres meses y más tarde por cuarenta días, mientras que los
titulares de los feudos pequeños a menudo servían nada más
que veinte o diez e incluso menos.

Más aún, el vasallo no entregaba habitualmente al soberano


todas sus fuerzas sino tan solo una fracción. Con frecuencia
esta ni siquiera estaba obligada a seguir luchando por el rey si
la guerra la llevaba fuera del país. En suma el monarca
únicamente ejercía pleno control de sus propias tropas. El resto
de sus fuerzas era por lo común un, centón de unidades
temporales de destreza, equipo y lealtad dudosos.

Un señor feudal europeo que fuese atacado, escribe Richard


Shelly Hartigan en una historia del paisano en la actividad
bélica, "sólo podía imponer a sus vasallos unas obligaciones
militares hasta que el invasor fuese rechazado; pero un señor
que acometiera una guerra ofensiva únicamente conseguiría
mantener a sus hombres en campaña durante cuarenta días de
cada año... "Como a los griegos y chinos de la antigüedad, se
les necesitaba en la labranza.

c. AUSENCIA DE SALARIOS

Por añadidura, en la mayoría de los ejércitos de la primera. ola.


plaga del soldado era irregular, por lo común en especies más
que en metálico (aún se hallaba en sus inicios el sistema
monetario). No infrecuentemente, como en la antigua China, los
generales victoriosos

eran remunerados con tierras, recurso crucial de la economía


agraria. Claro está que los oficiales salían mucho mejor librados
que los soldados rasos. En su descripción del ejército romano,
el historiador tácito menciona a un soldó, quejoso deque, tras
toda una vida de “golpes, heridas, duros inviernos, pestíferos
hastíos, una guerra horrible o una paz miserable”, un humilde
legionario reciba al ser licenciado poco más que una parcela

134
encharcada o un monte de algún lugar. En la España medieval y
en Sudamérica incluso a comienzos del XIX los combatientes
todavía recibían tierras en vez de una soldada.

Consecuentemente, las unidades militares de la primera ola


variaban mucho en tamaño, capacidad, moral, calidad y
adiestramiento. Abundaban las dirigidas por mercenarios y
hasta por cabecillas sediciosos. Como sucedía en la economía,
las comunicaciones revestían un carácter primitivo y la mayoría
de las ordenes eran orales en lugar de escritas. El ejército,
como la propia economía, vivía de lo que daba la tierra.

Al igual que los ásperos de labranza, las armas carecían de


uniformidad. El trabajo manual agrario se correspondía con el
combate cuerpo a cuerpo. Pese al empleo limitado de armas a
distancia como hondas, ballestas, catapultas y los primitivos
cañones, durante miles de años el modelo bélico básico supuso
matar cara a cara y los soldados estaban provistos de armas,
picas, espiadas, lanzas y arietes, que pretendían de la fuerza
muscular humana y se hallaban concebidas para el combate
cuerpo a cuerpo.

En el famoso tapiz de Bayeux, Guillermo el Conquistador


aparece empuñando una clava, y un período tan tardío como el
que va desde 1650 a 1700, hasta de los jefes militares
superiores se esperaba la participación en la lucha a corta
distancia. El historiador martín VAn Credeld advierte que
Federico el Grande "fue probablemente el primer

comandante en jefe al que se describe regularmente vistiendo


un traje de paño en vez de una armadura",

Es posible que las condiciones económicas y militares difiriesen


en las que Wittfogel denominó "sociedades hidráulicas”, donde
la necesidad de grandes obra de regadío condujo a la
movilización en masa de la mano de obra, a una burocratización
temprana y a instituciones militares más formalizadas y
permanentes. Aún así, el combate auténtico siguió siendo en
buena medida en empeño personal cara a cara.

En resumen, las guerras de la primera ola llevaban la impronta


inconfundible de las sociedades agrarias de la primera ola que
las suscitar, no sólo en sus condiciones tecnológicas,
administración, estructuras de remuneración, estilos de mando y
supuestos culturales.

A partir de la invención misma de la agricultura, cada revolución


en el sistema de producción de riqueza desencadenó una
revolución correspondiente en el sistema de hacer la guerra.

135
LA GUERRA DE LA SEGUNDA OLA

La revolución industrial lanzó la segunda ola de cambio histórico. Esa


ola transformó el modo de ganarse la vida de millones de personas.
Y la contienda reflejó una vez más los cambios en la creación de
riqueza y en el trabajo.

Del mismo modo que la producción en serie era el principio nuclear


de la economía industrial, la destrucción masiva se convirtió en el
principio nuclear de la actividad bélica de la era industrial. Sigue
constituyendo el símbolo distintivo de la guerra de la segunda ola.

A partir de siglo XVII, cuando se introdujo la máquina de vapor para


bombear agua de las minas británicas, cuando newton transformó la
ciencia, Descartes escribió la filosofía, las fábricas comenzaron a
puntear el paisaje y en Occidente la producción industrial en serie
empezó a reemplazar a una agricultura basada en el bracero,
también la guerra se tornó progresivamente industrializada.

La producción en serie tuvo su paralelo en el reclutamiento masivo


de ejércitos pagados por el Estado y leales a él y no al terrateniente
local, al jefe de un clan o al cabecilla de una banda. El alistamiento
no era nuevo, pero la idea de toda una nación en armas - Aux armes,
citoyens- fue un producto de la Revolución Francesa que
aproximadamente coincidió con la crisis del antiguo régimen agrario y
el ascenso político de una burguesía modernizadora.

Después de 1972, escribe el historiador del yale, R.R. Palmer, una


ola de innovación "revolucionó la actividad bélica, reemplazando la
guerra "limitada"

de tiempos subsiguientes. Hasta la Revolución Francesa la guerra


era esencialmente un choque entre dirigentes. Después este
acontecimiento se convirtió cada vez más en un choque entre
pueblos". Se convirtió también en medida creciente en un choque
entre ejércitos tomados por la conscripción.

a. BAYONETAS Y DESMONTADORAS DE ALGODÓN

En Estados unidos el alistamiento forzoso no se impuso (en


ambos bandos) hasta 1862-1863, durante la guerra civil, cuando
el Norte que se industrializaba denotó al Sur agrario. Medio
mundo más allá y de modo similar, la introducción del
reclutamiento en Japón se produjo al país en la vía hacia la
industrialización. El samurai, guerrero feudal, fue reemplazado
por el recluta. Tras cada guerra, aliviadas las tensiones y
reducidos los presupuestos, los ejércitos podían volver a ser

136
una vez más de voluntarios, pero en las crisis era común el
alistamiento en masa.

Los cambios más espectaculares en la guerra sobrevinieron a


partir del nuevo armamento uniforme, obra de los métodos de
producción en serie. En 1798, en los nuevos Estados Unidos, el
inventor de la desmotadora de algodón. Eli Whitney, solicitó un
contrato oficial para “acometer la fabricación de diez a quince
mil equipos de armamento", constituido cada uno por un
mosquete, una bayoneta, una baqueta, sacatrapos y
destornillador. Whitney ofreció también fabricar cajas de
cartuchos, pistolas y otros artículos, empleando "máquinas para
forjar, tornear, revestir, perforar, vaciar, pulir, etc,

Era una propuesta sorprendente para su tiempo. "Diez o quince


mil equipos de armamento", escriben los historiadores Jeanette
Mirsky y Allan Nevins, representaban "una idea tan fantástica e
improbable como la aviación antes de Kitty Hawk".

La guerra aceleró el propio proceso de industrialización,


difundiendo, por ejemplo, el principio de las piezas
intercambiables. Pronto se puso en práctica esta innovación
industrial básica para la producción de todo, desde armas
personales a las poleas empleadas en los buques de guerra
propulsados a vela. Parte de la primitiva mecanización del
Japón tuvo también como destinataria la producción de armas.

El otro principio industrial clave - la estandarización- fue


asimismo aplicado pronto no sólo a las propias armas, sino
también al adiestramiento, la organización y la doctrina militares.

La Transformación industrial de la guerra fue así más allá de la


tecnología. Los ejércitos temporales e improvisados que
mandaba nobles quedaron reemplazados por ejércitos
permanentes dirigido por oficiales profesionales adiestrados en
academias militares. Lo franceses crearon el sistema del
Estado Mayor con el fin de dar sus oficiales una preparación
formal para ocupar puestos superiores de mando. En 1875

Japón creó su propia academia tras estudiar la francesa. En


1881 Estados Unidos estableció en Fort leavenworth Kansas, la
Escuela de Aplicación de Infantería y Caballería.

b. FUEGO DE MORANDOS

La división del trabajo en la industria se reprodujo en el terreno


militar con la aparición de nuevas ramas especializadas. Al
igual que en el mundo empresarial, creció la burocracia. En los
ejércitos se desarrollaron los estados mayores. A muchos fines,

137
las órdenes escrita reemplazaron a las orales. Proliferaron los
memorandos, tanto en el mundo económico como en el campo
de batalla.

En todas partes se puso a la orden del día una racionalización


de estilo industrial. Y Meirion y Susie harris escriben así el
Soldiers o the sun, su impresionante historia del ejército imperial
japonés. 'La década de los ochenta del pasado siglo fue de los
años en que el ejército evolucionó y se afirmó como institución,
formular una política, planificar y dirigir operaciones y reclutar,
adiestrar, equipar, transportar y administrar una fuerza armada
moderna.

La "era de las máquinas" dio a luz la ametralladora, la guerra


mecanizada y un tipo enteramente nuevo de potencia de fuego
que a su vez condujo inevitablemente, como veremos, a nuevos
tipos de táctica. La industrialización determinó el mejoramiento
de las carreteras, los puertos, el suministro de energía y las
comunicaciones. Proporcionó a la moderna Nación-Estado
medios más eficaces para el cobro de impuestos. Todas estas
evoluciones ampliaron considerablemente la escala de
potenciales operaciones militares.

Cuando irrumpió en la sociedad la segunda ola, las instituciones


de la primera quedaron socavadas y fueron eliminadas.

Apareció un sistema social que vinculaba la producción en serie,


la educación universal, los medios de comunicación, el consumo
y los espectáculos de masas de destrucción cada vez más
masiva.

c. LA MUERTE EN LA CADENA DE MONTAJE

Apoyándose en su base industrial para el logro de la victoria en


la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos no sólo envió a la
contienda a quince millones de hombres sino que fabricó en
serie casi seis millones de fusiles y ametralladoras, más de
trescientos mil aviones, cien mil carros de combate y vehículos
blindados, setenta y una mil unidades navales y cuarenta y un
mil millones de cartuchos.

La Segunda Guerra Mundial reveló el terrible potencial de la


industrialización de la muerte. Los nazis asesinaron a seis
millones de judíos en un auténtico estilo fabril, creando las que
fueron en efecto cadenas de montaje para la muerte.

La propia contienda condujo a la matanza de quince millones de


soldados de todos los país y de casi el doble de civiles.
De este modo, e incluso antes de que las bombas atómicas
aniquilasen Hiroshima y nagasaki, la guerra alcanzó en 1945,

138
por ejemplo 334 bombarderos norteamericanos B-29 se
lanzaron contra Tokio en un solo ataque que destruyó 267,171
edificios y mató a 84,000 civiles (e hirió a cuarenta mil más),
arrasando más de cuarenta kilómetros cuadrados de la ciudad.

Bombarderos masivos afectaron también a Covnetry, en


Inglaterra, y a Desde en Alemania, por no mencionar
aglomeraciones urbanas más pequeñas de toda Europa.

A diferencia de Sun-tzu, quien sostenía que el general más


afortunado era el que lograba sus fines sin combatir o con
pérdidas Karl Von Clauswit (1780-1831), padre de la estrategia
moderna, enseñaba una lección diferente. Aunque en escritos
posteriores formuló numerosas puntualizaciones y hasta llegó a
contradecirse, su afirmación de que "la guerra es un acto de
violencia llevada a sus límites extremos" se reflejó a través de
las contiendas de la era industrial.

d. MAS ALLA DE LO ABSOLUTO

Clausewitz hablaba de “guerra absoluta”. Esto no bastó sin


embargo, a algunos de los teóricos anteriores. Así, tras la
Primera Guerra Mundial, el general alemán Erich Ludendorff
formuló el concepto de “Guerra total”, que superaba al de
Clausweitz.

Este consideraba la guerra como una prolongación de la política


y lo militar como un instrumento. Ludendorff afirmó que para
que la guerra fuese total, el propio orden político tenía que estar
subordinado al militar.

Después los teóricos nazis ampliaron todavía más las nociones


de Ludendorff sobre guerra total, negando la realidad de la
propia paz, e insistieron en que esta era simplemente un
periodo de preparación bélica. “la guerra entre guerras”.

En su sentido más amplio, la guerra total había de librarse


política, económica, cultural y propagandísticamente, y toda la
sociedad tenía que convertirse en una sola "máquina bélica”.

Suponía la racionalización del estilo industrial llevada a sus


últimas consecuencias.

El resultado militar de tales teorías era logro de una destrucción


máxima. Como escribo B.H. Lidell hart en su historia del
pensamiento estratégico: "Durante más de un siglo el canon
fundamental de la doctrina militar ha establecido que "la
destrucción de las principales fuerzas del enemigo en el campo
de batalla" constituye el único y verdadero propósito de la
guerra. Esto se aceptaba universalmente, figuraba en todos los

139
manuales militares y se enseñaba en todos los colegios de los
estados mayores. Una regla tan absoluta habría sorprendido a
los grandes jefes y a los profesores de la teoría bélica de
tiempos anteriores al siglo XIX.

Pero aquellos tiempos aún eran en buena medida


preindustriales, Los conceptos de guerra total y de destrucción
en masa fueron adoptados generalmente tras la revolución
industrial porque encajaban en el ethos de una sociedad de
masas, la civilización de la segunda ola.

En la práctica, la guerra total enturbió o eliminó por completo la


distinción entre objetivos militares y civiles. Como todo
contribuía supuestamente a un esfuerzo bélico total, todo era un
objetivo legítimo, desde propósitos de armas a varios obreros,
desde polvorines a imprentas.

Curis le May, el general que dirigió el ataque sobre Tokio y más


tarde fue jefe del Comando Aéreo Estratégico de Estados
Unidos, era el perfecto apóstol de la teoría de la destrucción en
masa. Si sobrevenía la guerra, insistía, no había tiempo para
establecer prioridades en los objetos ni tecnología para precisar
el blanco: "Según Le May escribe Fred Kaplan en The wizard of
Armageddon; la demolición completa constituía la única manera
de ganar una guerra. Todo lo que importaba en un bombardeo
estratégico era que fuese masivo". En manos de Ley May
estaban los bombardeos nucleares de Estados Unidos.

Hacia la década de los sesenta, frente a frente en Alemania las


fuerzas soviéticas y la OTAN, se añadieron el arsenal de las
superpotencias "pequeñas" armas nucleares para el campo de
batalla. Los planes bélicos concebían el empleo de estas armas
y el despliegue de “vastas formaciones de carros de combate"
que, en una concluyente guerra de desgaste, avanzarían sobre
una "alfombra nuclear y química".

Desde luego y a todo lo largo de toda la guerra fría que siguió a


la Segunda Guerra Mundial, lo concluyente en lo peor de
destrucción en masa, las armas nucleares, dominó la relación
entre las dos superpotencias.

e. CONTRAFIGURA MORTAL

Cuando la civilización industrial alcanzó su apogeo en le período


que siguió a la Segunda Guerra Mundial, la destrucción en
masa llegó a desempeñar en la doctrina militar el mismo papel
que la producción en serie en la economía. Fue la contrafigura
mortal de la producción en serie.

140
Pero a finales de la década de los setenta y a principios de la de
los ochenta comenzó a soplar una fresca brisa cuando las
tecnologías, ideas y forma sociales de la tercera ola empezaron
a desafiar a la sociedad de masas de la segunda ola. Como
hemos visto, un pequeño grupo de reflexión de militares y el
Congreso de Estados Unidos vio claro que algo fallaba
fundamentalmente en la doctrina militar norteamericana. En la
carrera por ampliar el radio de acción, la velocidad y la
mortalidad de las armas ya se habían alcanzado, conforme a
todos los fines prácticos, los topes últimos. La pugna contra el
poder soviético había quedado en tablas por lo que se refiere a
las armas nucleares y las demenciales amenazas de una
"seguridad de destrucción mutua". ¿Existía algún modo de
derrotar a la agresión soviética sin bombas atómicas?

El desarrollo de la contienda moderna - la guerra de la época


industrial había llegado a su contradicción última. Se requería
una auténtica revolución en el pensamiento militar, una
revolución que fuese un reflejo de las nuevas fuerzas
económicas y tecnológicas desencadenadas por la tercera ola
de cambio.

LA GUERRA DE LA TERCERA OLA

Durante 1991, en los cielos nocturnos y en las arenas del desierto de


Oriente próximo, ocurrió algo que el mundo no había visto desde
hace trescientos años; la aparición de una nueva forma de guerra
que reflejaba nítidamente un sistema innovador de creación de
riqueza. Una vez más se pudo constatar que una y otro se hallan
inextricablemente relacionados.

Las sociedades tecnológicamente más avanzadas del mundo actual


poseen economías de dos niveles: en parte basadas en la declinante
producción en serie de la segunda ola y en parte en las tecnologías y
servicios de la tercera. Ninguna de las naciones de tecnología punta,
ni siquiera Japón, ha completado la transición al nuevo sistema
económico.

Hasta las economías más adelantadas -Europa, Japón y Estados


Unidos siguen divididas aún entre el trabajo muscular en declive y el
trabajo mental en auge. Esta dualidad se reflejó agudamente en la
manera en que se libró la guerra del Golfo de 1990-1991.

Sea como fuere el modo en que la historia evalúe el conflicto en


términos de moral, economía y geopolítica, la auténtica forma en que
se libró la contienda tuvo -y todavía tiene- profundas consecuencias
para los ejércitos y los países de todo el mundo.

Lo que no se ha entendido con demasiada claridad, ni siquiera ahora,


es que Estados Unidos y sus aliados libraron al mismo tiempo dos

141
guerras muy distintas contra el iraquí Saddam Hussein. Más
exactamente, aplicaron dos formatos bélicos, uno de la segunda ola
y otro de la tercera, La efusión de sangre en le Golfo comenzó el 2
de agosto de 1990, cuando Saddam Hussein atacó Kuwait y no,
como se ha dicho a menudo, el 17 de enero de 1991, cuando la
coalición encabezada por Estados Unidos replicó a Bagdad.
Saddam fue el primero en verter sangre.

En los meses que siguieron, mientras Estados Unidos y la coalición


de la ONU debatían cómo responder; Saddam se jactó de que los
aliados acabarían destrozados en la "Madre de todas las Batallas".
Su afirmación recogida por los mentores de los medios de
comunicación los políticos e occidente, que predijeron grandes
pérdidas aliadas, de hasta treinta mil muertos según algunos. Hubo
incluso analistas militares que coincidieron en estas apreciaciones.

a. TECNOFOBIA

Algunos de los que se oponían a la guerra lanzaron


simultáneamente en los medios de comunicación occidentales
una especie de campaña contra la propia tecnología avanzada.
La prensa mundial pronto les hizo eco con una retórica
tecnofóbica. Los helicópteros de Estados Unidos serían
derribados por las tormentas de arena. Las lentes de visión
nocturna no funcionarían.

Las armas contraatacar Dargon y TOW resultarían inútiles,


frente a los "blindados iraquíes de fabricación soviética". El
carro de combate M-1 se revelaría ineficaz y se averiaría
frecuentemente.

¿Es un espejismo nuestra tecnología militar avanzada?, se


preguntaba the New York times.

Un relevante columnista militar rechazó por completo la idea de


que la tecnología pudiera decidir el resultado de la guerra. Eso,
informó a sus lectores, era un "mito” y los norteamericanos
erraban profundamente al otorgar más importancia al material
que a los efectivos humanos.

Algunos "reformadores militares" del Congreso, repitiendo una


cantilena familiar, tacharon al armamento avanzado de ser
"demasiado complejo para funcionar". Afirmaron, como habían
dicho durante años, que lo que

Estados Unidos precisaba eran masas de aviones, carros de


combate y cohetes más simples en vez de un número menor de
armas más complicadas.

142
Todo esto se sumó al temor creciente del público a las grandes
perdidas aliadas. Al fin y al cabo Saddam contaba con un
ejército de un millón de hombres, adoctrinado y abastecido por
los soviéticos. A diferencia de las fuerzas aliadas, había sido
puesto a prueba en combate en la reciente guerra de ocho años
contra irán. Había dispuesto además de seis meses para
situarse en posición, construir fortines, parapetos y trincheras y
montar mortíferos campos de minas. Se predijo que los iraquíes
incendiarían zanjas repletas de petróleo y crearían una barrera
de llamas impenetrable. En apoyo de sus tropas de primera
línea, los iraquíes habían desplegado de forma masiva escalón
tras escalón de soldados y blindados (como los sitios ante los
altos del Golán o los soviéticos en Europa central). Si las tropas
terrestres aliadas se decidían a atacar, quedarían diezmadas.

Pero esto presuponía que la guerra del Golfo sería una


contienda típica de la era industrial. Aunque las ideas básicas
del Combate aeroterrestre (y sus revisiones ulteriores) eran ya
moneda corriente en los círculos militares de todo el mundo,
Saddam, pese a su pretendida pericia militar, parecía ignorarlas
por completo. Jamás entendió que una forma enteramente
nueva de guerra estaba a punto de cambiar toda la naturaleza
de la actividad bélica.

La guerra dual comenzó con los primeros ataques aéreos


aliados.

b. LA CONTIENDA DUAL

Desde el principio hubo dos campañas aéreas, aunque se


hallaban integradas y pocos las concibieron por separado. Una
empleó los métodos familiares del estilo de la moderna guerra
de desgaste, es decir de la segunda ola.

Flotas de aviones de treinta años atrás bombardearon


implacablemente a los iraquíes en suf rotines.

Del mismo modo que en contiendas anteriores, dejaron caer


bombas "estúpidas" que causaban una amplia destrucción
creaban el caos y desmoralizaban tanto a las tropas iraquíes de
primera línea como a los escalones de apoyo de la Guardia
Republicana. El general Schwarzopf, jefe de la colación, estaba
"preparando el campo de batalla", como decían sus servicios de
prensa, mientras medio millón de soldados aliados se disponían
a atacar el frente iraquí.

Después de la guerra los autores hablaron en París con el


general retirado Pierre Gallois. Tras haber servido en las
fuerzas aéreas

143
francesas y haber sido luego ayudante del comandante
supremo de la OTAN como responsable de estudios
estratégicos. Gallois visitó Irak inmediatamente después de los
combates.

"Recorrí 2500 kilómetros en un vehículo de tracción a las cuatro


ruedas -nos dijo- y en las aldeas todo había quedado destruido.
Encontramos fragmentos de bombas con la fecha de 1968,
excedentes de la guerra de Vietnam. Este era el mismo tipo de
bombardeo que yo había realizado durante la Segunda guerra
Mundial”.

Ambos bandos entendían muy bien esta mortífera forma de


actividad bélica. Era una matanza industrializada y jamás
sabremos cuántos soldados y civiles iraquíes murieron en ella.

Pero desde el primer día se libró también un tipo radicalmente


diferente de guerra. El mundo se quedó desde el mismo
comienzo ante las inolvidables imágenes en televisión de los
misiles Tomahawk y las bombas guiadas por láser que
buscaban y alcanzaban objetivos de Bagdad con una
sorprendente precisión. El cuartel general de las Fuerzas
Aéreas iraquíes, el Centro de los Servicios de Información, el
Ministerio del Interior (sede de la policía de Saddam), el edificio
del Parlamento y el de su partido Baah.

En razón de su capacidad para burlar la detención en áreas muy


peligrosas y lanzar bombas guiadas con precisión, los
cazabombardero nocturno F-117A fueron los únicos que
atacaron objetivos del centro urbano de Bagdad. Se
concentraron en los bien protegidos puestos de mando de la
defensa aérea y de las fuerzas terrestres y en las instalaciones
de control Realizaron sólo un 2 por ciento del total de salidas,
pero suyo fue el ataque al 40 por ciento de los objetivos
estratégicos fijados. Y, a pesar de la sombríos predicciones,
todos retornaron indemnes.

Durante los siguientes días del conflicto, la televisión destacó


esta nueva forma de actividad bélica. Los misiles doblaban
virtualmente las esquinas y penetraban por ventanas localizadas
de antemano en los fortines donde se guarecían carros de
combate y soldados iraquíes. La guerra aparecía en nuestras
pantallas de televisión como la veían en los monitores
electrónicos los pilotos y los soldados que la libraban.

El resultado fue una imagen muy aséptica de la contienda, una


forma aparentemente incruenta de combate en palmario
contraste con lo que había ofrecido la televisión durante la
guerra de Vietnam, haciendo llegar a cada cuarto de estar de

144
Norteamérica miembros desgajados, cráneos aplastados y
bebés víctimas del napalm.

Pero en Irak, se desarrolló una guerra con armas de la segunda


ola concebidas para lograr una destrucción masiva. Muy poco
de esta contienda apareció en las pantallas de televisión de todo
el mundo; la otra

batalla se libró con armas de la tercer ola concebidas para


lograr una precisión absoluta, una destrucción individualizada y
un "daño colateral" mínimo. Esta fue la que se mostró.

Muchos de los sistemas bélicos claves empleados por Estados


Unidos habían sido construidos, como vimos, para cumplir los
requisitos definidos por el TRADOC de Starry en la década
precedente. Pero la importante de este hombre, que se hallaba
ya retirado cuando estalló la guerra, y la de Morelli, que llevaba
muerto casi diez años, fue aun más evidente en el modo en que
se emplearon la tales armas.

Por ejemplo y desde el comienzo, la guerra del Golfo Reflejó su


pensamiento acerca de la "batalla en profundidad", la
"interdicción" y la importancia de las armas inteligentes y de la
información.

c. EL PUNTO ACCIDENTAL

Durante la Primera Guerra Mundial se enfrentaron millones de


soldados en las fortificaciones excavadas en el suelo de
Francia. Rebosantes de barro y de ratas y hediondas de la
basura y la gangrena, estas trincheras lineales se extendían
kilómetros y kilómetros por los campos, tras una maraña de
alambradas. A veces y durante meses, ejércitos enteros
permanecían allí agazapados, temerosos de alzar la cabeza,
por encima del nivel del terreno. Cuando se ordenaba un
ataque, los soldados saltaban de sus trincheras y se
enfrentaban con un huracán de fuego de artillería y de armas de
menor calibre. Pero la mayor parte del tiempo se quedaron
movilizados en aquellos lugares mientras las enfermedades y el
tedio se extendían por sus filas.
Nadie tenía que preguntar dónde estaba el "frente". Y lo mismo
sucedió casi ochenta años después con los soldados iraquíes
en sus fortines del desierto. Excepto que el frente ya no era el
sitio donde se desarrollaba la batalla principal. Tal como
postulaba, precisamente la doctrina del Combate aeroterrestre,
los aliados ahondaron la batalla en todas las dimensiones:
distancia, altura y tiempo. El frente se hallaba entonces en la
retaguardia, en los flancos y por encima. Con doce, veinticuatro
y setenta y dos horas de antelación se planeaban las acciones,
cronológicamente coreografiadas por así decirlo.

145
Se utilizaron ataques aéreos y terrestres de largo alcance para
bloquear o impedir los movimientos de las fuerzas de apoyo del
enemigo, exactamente como los Aliados lo hicieron en Alemania
en previsión de un ataque soviético. La forma embrionario de
contienda de la tercera ola que casi diez años antes nos esbozó
morelli en la habitación de un hotel de Crystal City, cerca del
Pentágono, ya no era una cuestión teórica. Cuando las
imágenes de la guerra del Golfo aparecieron en las pantallas de
televisión de todo el mundo, nos quedamos sin aliento al
comprobar que lo que morelli y luego Starry nos habían
revelado a comienzos de los años ochenta comenzaba a
desarrollar en la vida real de los noventa.

Destruir las instalaciones de mando del enemigo. Privarle de


sus comunicaciones para impedir que la información fluya en
uno y otro sentido por la cadena de mando. Asumir la iniciativa.

Atacar en profundidad. Evitar que entren en acción los


escalones de apoyo del adversario. Integrar las operaciones
aéreas, terrestres y marítimas. Sincronizar las operaciones
combinadas.

Rehuir, el ataque frontal de los sectores oídos del enemigo. Y


sobre todo saber lo que el adversario hace e impedir que
conozca lo que estamos haciendo. Todo ello hacía pensar
mucho en el Combate aeroterrestre y en sus sucesivas
actualizaciones.

Claro está que la guerra del Golfo fue en muchos aspectos más
allá del Combate aeroterrestre. La fuerza aérea desempeñó, el
papel principal en vez de su tradicional misión de apoyo. 'tan
espectacular pareció este cambio que muchos llegaron a la
conclusión de que la fuerza aérea había hecho realidad por fin
las reivindicaciones de pioneros como el italiano Giulio douhet
(1869-1930), el norteamericano Billy Mitchel (1879-1936) y el
británico Hugh Trenchard (,1 873-1955).

Irak constituyo sin embargo, la primera explicación en gran


escala de la doctrina actualizada del Combate aeroterrestre. Se
ha dicho que al general Schwarzwof, el jefe. supremo aliado, le
desagrada el término de combate aeroterrestre. De ser así,
resulta quizá comprensible. Porque Schwarzkopf actúo como
un brillan intérprete. Pero en nada mengua su mérito el hecho
de que Starry y Morelli fueran los autores que, una década
antes, escribieron fuera de la escena el guión de la victoria de la
coalición.

La doctrina militar prosigue cambiando los ejércitos en todo el


mundo. Pero si escuchamos atentamente, estén las palabras en
chino o en italiano, en francés o en ruso, los temas centrales

146
son los del Combate aeroterrestre y las operaciones
aeroterrestres.

Cuando conocimos a Don Morelli, él ya comprendía que los


cambios que se operaban en la economía y en la sociedad
afectaban también a lo militar. El conocimiento, como hemos
visto, se convertía en la clave de la producción de valor
económico. Lo que Starry y Morelli hicieron, sin decirlo,
expresamente, fue situar también el conocimiento en el centro
de la actividad bélica.

Así la guerra de la tercera ola, como vimos en la del Golfo,


compartió muchas de las características de la economía
avanzada.

Si comparamos los nuevos rasgos de la guerra con los de la


nueva economía, el paralelismo es inconfundible.

GENOMA HUMANO,

CONCEPTOS ETICOS Y MORALES DE LA HUMANIDAD

NICHOLAS WADE

Considerando como una probabilidad de conflicto evidente el


planteamiento visionario del genoma humano, a continuación se analiza
esta problemática en el siguiente esquema: la presentación de los datos
provisionales del genoma humano este año han seguido agrias críticas del
mundo académico a la actuación de la empresa Celera. El largo camino
hacia el genoma completo se está sembrando de nuevas escaramuzas en
las que está en juego tanto el prestigio científico como el método a utilizar
en futuros genomas.

La rivalidad entre los dos equipos que han secuenciado el genoma


humano se ha desatado nuevamente, y algunos biólogos del proyecto
público afirman que el método que usaba Celera, su rival comercial,
fracasó y en realidad se basó en el método del consorcio público para
montar su propia versión del genoma. Algunos científicos extienden sus
críticas al genoma de la mosca, completado por el mismo método en
febrero de 2000. Por su parte, investigadores del instituto de Craig Venter,
el fundador de Celera, han criticado la declaración, en su opinión
precipitada, que hizo el consorcio público en febrero, sobre la presencia
en el genoma humano de genes procedentes de bacterias.

Los directivos de Celera han declarado tajantemente que su método ha


funcionado correctamente. El litigio sobre los datos es una batalla en una
guerra mayor, la de qué método merecerá más crédito cuando el genoma
humano se complete por fin. Ambos bandos publicaron versiones

147
provisionales del genoma en revistas científicas rivales en febrero pasado
y están ahora lanzando críticas contra sus rivales.

En una serie de mensajes electrónicos y en una conferencia pública


pronunciada el mes pasado en Harvard, Eric Lander, uno de los tres
principales líderes del consorcio, ha rechazado el método shotgun
(desmenuzamiento y posterior ensamblaje) propugnado por el presidente
de Celera, Craig Venter. Lander es director del Instituto Whitehead de
Boston. El método shotgun 'fue un fracaso', escribió Lander en un
mensaje electrónico. 'Celera no produjo independientemente una sola
secuencia del genoma. Fue a remolque' de los esfuerzos del consorcio,
afirmó. Venter no es menos incisivo. 'Pensamos que lo que Eric dice no
tiene ninguna legitimidad', afirmó, 'y no entendemos por qué lo dice'.

a. Datos públicos

Celera no ocultó que, para ahorrar tiempo y dinero, había


descargado los datos parcialmente montados por el consorcio, que
estaban a disposición pública. Después había desmenuzado los
datos, los había mezclado con los suyos y reensamblado todo el
conjunto con su propio método. La acusación

de Lander es que los datos públicos desmenuzados conservaban la


información sobre la posición que ocupaban en el montaje del
consorcio, sin lo cual el método de Celera habría fracasado.

Otros biólogos universitarios están de acuerdo con las críticas de


Lander o creen por diferentes razones que el método de Celera no
era válido. 'Estoy de acuerdo con lo que dice Eric y había llegado por
mi cuenta a la misma conclusión', afirmó Philip Green, biólogo
computacional que creó dos programas estándar utilizados por los
investigadores del genoma, 'de que los datos desmenuzados
retienen la información sobre el orden de la secuencia, hasta el punto
de que casi se puede reconstruir a la perfección la secuencia
original'.

Pero Venter afirmó que había desmenuzado los datos del consorcio
específicamente para que perdiesen la información de su situación
porque sospechaba que los datos estaban mal montados en algunas
partes. Eugene W. Myers, un matemático que es el principal
arquitecto de los programas informáticos de Celera, afirmó que el
argumento de Lander de que los datos desmenuzados conservaban
la información sobre la posición de los trozos era falsa: 'Lo difícil es
decidir qué superposiciones son correctas y cuáles no. Es una
afirmación ridícula que obvia por completo la complejidad del
problema', afirmó. Como prueba de que el método de montaje
shotgun habría funcionado casi tan bien sin los datos públicos
desmenuzados, Myers afirma que ha montado el genoma del ratón,
que es aproximadamente del mismo tamaño que el humano,
utilizando sólo datos de Celera, con resultados muy similares.

148
Gerald M. Rubin, un biólogo que trabaja en la mosca del vinagre, ha
afirmado que la única forma de evaluar la verdad de la acusación de
Lander es analizar cómo se han utilizado los datos del consorcio en
el ordenador de Celera. Todavía no se dispone de esos detalles.
Pero el método shotgun había funcionado 'inequívocamente', afirmó
Rubin, para el montaje de un genoma de menor tamaño, el de la
mosca del vinagre, un proyecto en el que él colaboró con Celera, y
ha afirmado que el montaje con éxito del genoma de ratón
confirmaría que el método también había funcionado con el genoma
humano. Sin embargo, otros biólogos que han comparado 1.000
genes de la mosca del genoma de Celera con los genes ya
conocidos han encontrado que sólo el 29% de los genes se
corresponden perfectamente y en un 45% los errores son
importantes, informa Reuters.

Volviendo al genoma humano Green opina: 'Más del 20% del


genoma no está montado en absoluto o está en pequeños
fragmentos. Es simplemente un fracaso, no se pueden usar otras
palabras'.

Celera se expuso a tales críticas por la forma en que decidió describir


sus resultados del genoma. En el artículo que publicaron en Science
en febrero, Venter y sus colaboradores afirman que montaron el
genoma humano de dos formas, una mediante su método shotgun de
secuenciación del genoma con datos públicos añadidos, y la otra
mediante un método híbrido que explícitamente se basaba en el
método y los datos de Celera y del consorcio público. Pero Venter
pasó luego a basar todo el análisis posterior y la identificación de
genes en la versión híbrida, dejando a un lado la versión shotgun .

A sus detractores les indigna este hecho -tradicionalmente, los


científicos interpretan sus propios datos, no los de otros-. Venter ha
afirmado en una entrevista que las dos versiones del genoma eran
muy similares, pero que había elegido la versión híbrida para su
interpretación porque era ligeramente más completa. 'Nuestro
objetivo era tener un genoma de la mayor calidad posible. No
queríamos jugar a un estúpido juego académico', afirmó.

149
RECURSOS NATURALES

ANÁLISIS DEL PENTÁGONO USA

WASHINGTON, may (IPS) Diez años después del fin de la guerra fría, el
mundo se encamina a una nueva era en que la competencia por los
recursos naturales vitales dominará los conflictos del futuro, a esta
conclusión llegaron los académicos estadounidenses del pentágono.

Gran parte de esa competencia será por el agua y el petróleo y tendrá


lugar en Asia central y el mar Caspio, donde esos recursos siguen siendo
abundantes y los gobiernos son demasiado débiles para protegerlos,
afirmó Michael Klare, un analista de la doctrina estratégica de Estados
Unidos por más de 30 años.

Klare, profesor de la Facultad de Hampshire, Massachusetts, señaló que


no sólo Estados Unidos se prepara para esos conflictos, sino que todas
las potencias regionales se esfuerzan por proteger o aumentar su acceso
a recursos vitales para la próxima generación.

Así lo explica en "Resource Wars: The New Landscape of Global Conflict"


(Guerras por los recursos: El nuevo paisaje de conflictos mundiales), un
libro que definitivamente influirá dramáticamente en las nuevas
concepciones estratégicas de supervivencia de los países visionarios del
mundo.

"Por más de cuatro décadas, desde fines de la década de 1940 hasta


1990, la meta general de la estrategia estadounidense consistía en crear y
mantener un sistema mundial de alianzas capaz de contener y, si era
necesario, derrotar a la Unión Soviética", dice el libro, pero este
planteamiento ya no es mas un indicador de hegemonía transnacional ni
mucho menos de influencia dominante en las decisiones trascendentales
de las grandes potencias .

"Todas las otras consideraciones, incluso la defensa de los propios


intereses nacionales, estaban subordinadas a la misión más amplia de la
'contención',", explica.

Pero ese fue un período excepcional en 200 años de política exterior de


Washington, según Klare. "Con el fin de la guerra fría, la cuestión de los
recursos recuperó su papel central en la planificación militar", afirmó.

Una señal importante de ese cambio -con la que Klare empieza su nuevo
libro- es el aumento de ejercicios militares conjuntos de Estados Unidos
con ejércitos de países centroasiáticos ricos en petróleo o gas natural,
entre ellos Kazajistán, Kirgizstán y Uzbekistán.

150
El fin de esos ejercicios no es sólo fortalecer a las fuerzas armadas de
esos países y estimular su independencia de vecinos más poderosos, en
especial Rusia, China e Irán, sino también plantar la bandera -y el poderío
militar- de Estados Unidos en una región que alberga 270 millones de
barriles de petróleo o un quinto de las reservas mundiales probadas,
según estimaciones.

Así mismo, Washington ha reforzado sus vínculos militares con otras


regiones ricas en recursos energéticos, en particular el golfo de Guinea,
donde la nueva tecnología de perforación offshore permite a las
compañías petroleras explotar reservas de gas y petróleo con las que sólo
se podía soñar hace una década.

Por ejemplo, la Corporación de Inversiones Privadas en el Exterior (OPIC)


de Washington realizó su mayor inversión de la historia en Africa al
respaldar la construcción y operación de una planta de metano en Guinea
Ecuatorial, un punto focal del "boom" petrolero en Africa occidental.

Al mismo tiempo, Washington contrató a una firma privada de oficiales


militares retirados para que elaborara un plan de reestructuración de las
fuerzas armadas de ese pequeño país.

Ahora, el Pentágono (Departamento de Defensa) está preparando su


propio programa de ayuda bilateral para Guinea Ecuatorial, una vez que
pueda convencer a miembros clave del Congreso de que la deplorable
situación de los derechos humanos en ese país ha mejorado.

Klare considera el despliegue casi permanente de una formidable fuerza


naval estadounidense en el Golfo tras la guerra de 1991 como un nuevo
ejemplo de las prioridades políticas de Washington, pero, advierte, no sólo
Estados Unidos trata de asegurarse sus futuros recursos energéticos.

El gran aumento de la demanda de energía en Asia, frenado apenas


temporalmente con la crisis financiera estallada en 1997, se reactivó ahora
entre crecientes temores de escasez.

El mar de China Meridional -que según estimaciones alberga reservas


sustanciales de petróleo- se ha transformado en el objetivo de una nueva
"carrera armamentista naval" de media docena de países que reclaman
derechos sobre él.

De hecho, fue mientras un avión estadounidense vigilaba la actividad


naval de Beijing en esa área que chocó contra un caza chino, generando
un grave incidente internacional, y por su puesto perdiendo Estados
Unidos, credibilidad, confianza y respaldo internacional para los
lineamientos de su política internacional.

Pero el petróleo y el gas extranjeros no son los únicos recursos que


pueden ser causa de conflictos, observó Klare, también autor de "Guerra
de baja intensidad: Contrainsurgencia, pro insurgencia y antiterrorismo en

151
los años 80" y "Estados renegados y descastados nucleares: La búsqueda
de una nueva política exterior para Estados Unidos".

La lucha por el agua dulce también puede volverse más desesperada en


los próximos años, simplemente porque "la demanda está superando
rápidamente a la oferta" en vastas áreas que se extienden desde el norte
de Africa hasta Asia meridional.

Las cuencas fluviales donde la situación es más grave se encuentran en


regiones donde el rápido crecimiento de la población presiona los recursos
existentes y el recalentamiento del planeta puede agravar las condiciones
de sequía.

Ejemplos claros de esto son el río Nilo, que fluye desde Etiopía hasta
Egipto, pasando por Sudán; el Jordán, compartido por Israel, Jordania,
Líbano y la Autoridad Nacional Palestina; el Tigris-Eufrates, que fluye
desde Turquía hasta Siria, Irak e Irán, y el Indus, cuyos afluentes
atraviesan partes de India y Pakistán.

"Con el crecimiento de la población y el consiguiente aumento de la


demanda de agua y alimentos, cada uno de los estados ribereños
intentará utilizar al máximo los recursos disponibles", dice Klare en su
libro.

"Y cuando las acciones de uno de esos estados provoque una


disminución en el suministro de alguno de los otros, las condiciones
estarán dadas para un conflicto por la distribución del agua", añade.

Los conflictos no ocurrirán sólo entre estados sino también dentro de ellos,
en particular por el control de minerales y recursos forestales, asegura
"Resource Wars".

Así mismo, cita las últimas guerras civiles en Sierra Leona, Angola y la
República Democrática de Congo (ex Zaire), así como recientes conflictos
internos en Papúa-Nueva Guinea e Indonesia, como posibles presagios
de conflictos futuros en países en desarrollo con gobiernos débiles.

Como resultado, los conflictos se trasladarán cada vez más a regiones


con recursos naturales

152
10. LAS GUERRAS DEL FUTURO ORIGINADA POR
LOS INTERESES DEL GENOMA HUMANO
Nicholas Wade

A la presentación de los datos provisionales del genoma humano este año


han seguido agrias críticas del mundo académico a la actuación de la
empresa Celera. El largo camino hacia el genoma completo se está
sembrando de nuevas escaramuzas en las que está en juego tanto el
prestigio científico como el método a utilizar en futuros genomas.

La rivalidad entre los dos equipos que han secuenciado el genoma


humano se ha desatado nuevamente, y algunos biólogos del proyecto
público afirman que el método que usaba Celera, su rival comercial,
fracasó y en realidad se basó en el método del consorcio público para
montar su propia versión del genoma. Algunos científicos extienden sus
críticas al genoma de la mosca, completado por el mismo método en
febrero de 2000. Por su parte, investigadores del instituto de Craig Venter,
el fundador de Celera, han criticado la declaración, en su opinión
precipitada, que hizo el consorcio público en febrero, sobre la presencia
en el genoma humano de genes procedentes de bacterias.

Los directivos de Celera han declarado tajantemente que su método ha


funcionado correctamente. El litigio sobre los datos es una batalla en una
guerra mayor, la de qué método merecerá más crédito cuando el genoma
humano se complete por fin. Ambos bandos publicaron versiones
provisionales del genoma en revistas científicas rivales en febrero pasado
y están ahora lanzando críticas contra sus rivales.

En una serie de mensajes electrónicos y en una conferencia pública


pronunciada el mes pasado en Harvard, Eric Lander, uno de los tres
principales líderes del consorcio, ha rechazado el método shotgun
(desmenuzamiento y posterior ensamblaje) propugnado por el presidente
de Celera, Craig Venter. Lander es director del Instituto Whitehead de
Boston. El método shotgun 'fue un fracaso', escribió Lander en un
mensaje electrónico. 'Celera no produjo independientemente una sola
secuencia del genoma. Fue a remolque' de los esfuerzos del consorcio,
afirmó. Venter no es menos incisivo. 'Pensamos que lo que Eric dice no
tiene ninguna legitimidad', afirmó, 'y no entendemos por qué lo dice'.

Datos públicos
Celera no ocultó que, para ahorrar tiempo y dinero, había descargado los
datos parcialmente montados por el consorcio, que estaban a disposición
pública. Después había desmenuzado los datos, los había mezclado con
los suyos y reensamblado todo el conjunto con su propio método. La
acusación de Lander es que los datos públicos desmenuzados
conservaban la información sobre la posición que ocupaban en el montaje
del consorcio, sin lo cual el método de Celera habría fracasado.

153
Otros biólogos universitarios están de acuerdo con las críticas de Lander
o creen por diferentes razones que el método de Celera no era válido.
'Estoy de acuerdo con lo que dice Eric y había llegado por mi cuenta a la
misma conclusión', afirmó Philip Green, biólogo computacional que creó
dos programas estándar utilizados por los investigadores del genoma, 'de
que los datos desmenuzados retienen la información sobre el orden de la
secuencia, hasta el punto de que casi se puede reconstruir a la perfección
la secuencia original'.
Pero Venter afirmó que había desmenuzado los datos del consorcio
específicamente para que perdiesen la información de su situación porque
sospechaba que los datos estaban mal montados en algunas partes.
Eugene W. Myers, un matemático que es el principal arquitecto de los
programas informáticos de Celera, afirmó que el argumento de Lander de
que los datos desmenuzados conservaban la información sobre la
posición de los trozos era falsa: 'Lo difícil es decidir qué superposiciones
son correctas y cuáles no. Es una afirmación ridícula que obvia por
completo la complejidad del problema', afirmó. Como prueba de que el
método de montaje shotgun habría funcionado casi tan bien sin los datos
públicos desmenuzados, Myers afirma que ha montado el genoma del
ratón, que es aproximadamente del mismo tamaño que el humano,
utilizando sólo datos de Celera, con resultados muy similares.

Gerald M. Rubin, un biólogo que trabaja en la mosca del vinagre, ha


afirmado que la única forma de evaluar la verdad de la acusación de
Lander es analizar cómo se han utilizado los datos del consorcio en el
ordenador de Celera. Todavía no se dispone de esos detalles. Pero el
método shotgun había funcionado 'inequívocamente', afirmó Rubin, para
el montaje de un genoma de menor tamaño, el de la mosca del vinagre,
un proyecto en el que él colaboró con Celera, y ha afirmado que el
montaje con éxito del genoma de ratón confirmaría que el método también
había funcionado con el genoma humano. Sin embargo, otros biólogos
que han comparado 1.000 genes de la mosca del genoma de Celera con
los genes ya conocidos han encontrado que sólo el 29% de los genes se
corresponden perfectamente y en un 45% los errores son importantes,
informa Reuters.

Volviendo al genoma humano Green opina: 'Más del 20% del genoma no
está montado en absoluto o está en pequeños fragmentos. Es
simplemente un fracaso, no se pueden usar otras palabras'.

Celera se expuso a tales críticas por la forma en que decidió describir sus
resultados del genoma. En el artículo que publicaron en Science en
febrero, Venter y sus colaboradores afirman que montaron el genoma
humano de dos formas, una mediante su método shotgun de
secuenciación del genoma con datos públicos añadidos, y la otra
mediante un método híbrido que explícitamente se basaba en el método y
los datos de Celera y del consorcio público. Pero Venter pasó luego a
basar todo el análisis posterior y la identificación de genes en la versión
híbrida, dejando a un lado la versión shotgun.

154
A sus detractores les indigna este hecho -tradicionalmente, los científicos
interpretan sus propios datos, no los de otros-. Venter ha afirmado en una
entrevista que las dos versiones del genoma eran muy similares, pero que
había elegido la versión híbrida para su interpretación porque era
ligeramente más completa. 'Nuestro objetivo era tener un genoma de la
mayor calidad posible. No queríamos jugar a un estúpido juego
académico', afirmó.

155
11. AMBIENTE: GUERRAS DEL FUTURO SERÁN POR
RECURSOS NATURALES
por Jim Lobe

WASHINGTON, may (IPS) Diez años después del fin de la guerra fría,
el mundo se encamina a una nueva era en que la competencia por
los recursos naturales vitales dominará los conflictos, predijo un
académico estadounidense.

Gran parte de esa competencia será por el agua y el petróleo y tendrá


lugar en Asia central y el mar Caspio, donde esos recursos siguen siendo
abundantes y los gobiernos son demasiado débiles para protegerlos,
afirmó Michael Klare, un analista de la doctrina estratégica de Estados
Unidos por más de 30 años.
Klare, profesor de la Facultad de Hampshire, Massachusetts, señaló que
no sólo Estados Unidos se prepara para esos conflictos, sino que todas
las potencias regionales se esfuerzan por proteger o aumentar su acceso
a recursos vitales para la próxima generación.
Así lo explica en "Resource Wars: The New Landscape of Global Conflict"
(Guerras por los recursos: El nuevo paisaje de conflictos mundiales), un
libro que será lanzado la semana próxima.
"Por más de cuatro décadas, desde fines de la década de 1940 hasta
1990, la meta general de la estrategia estadounidense consistía en crear
y mantener un sistema mundial de alianzas capaz de contener y, si era
necesario, derrotar a la Unión Soviética", dice el libro.
"Todas las otras consideraciones, incluso la defensa de los propios
intereses nacionales, estaban subordinadas a la misión más amplia de la
'contención',", explica.
Pero ese fue un período excepcional en 200 años de política exterior de
Washington, según Klare. "Con el fin de la guerra fría, la cuestión de los
recursos recuperó su papel central en la planificación militar", afirmó.
Una señal importante de ese cambio -con la que Klare empieza su nuevo
libro- es el aumento de ejercicios militares conjuntos de Estados Unidos
con ejércitos de países centroasiáticos ricos en petróleo o gas natural,
entre ellos Kazajistán, Kirgizstán y Uzbekistán.
El fin de esos ejercicios no es sólo fortalecer a las fuerzas armadas de
esos países y estimular su independencia de vecinos más poderosos, en
especial Rusia, China e Irán, sino también plantar la bandera -y el poderío
militar- de Estados Unidos en una región que alberga 270 millones de
barriles de petróleo o un quinto de las reservas mundiales probadas,
según estimaciones.
Así mismo, Washington ha reforzado sus vínculos militares con otras
regiones ricas en recursos energéticos, en particular el golfo de Guinea,
donde la nueva tecnología de perforación offshore permite a las
compañías petroleras explotar reservas de gas y petróleo con las que sólo
se podía soñar hace una década.
Por ejemplo, la Corporación de Inversiones Privadas en el Exterior (OPIC)
de Washington realizó su mayor inversión de la historia en África al

156
respaldar la construcción y operación de una planta de metano en Guinea
Ecuatorial, un punto focal del "boom" petrolero en África occidental.
Al mismo tiempo, Washington contrató a una firma privada de oficiales
militares retirados para que elaborara un plan de reestructuración de las
fuerzas armadas de ese pequeño país.
Ahora, el Pentágono (Departamento de Defensa) está preparando su
propio programa de ayuda bilateral para Guinea Ecuatorial, una vez que
pueda convencer a miembros clave del Congreso de que la deplorable
situación de los derechos humanos en ese país ha mejorado.
Klare considera el despliegue casi permanente de una formidable fuerza
naval estadounidense en el Golfo tras la guerra de 1991 como un nuevo
ejemplo de las prioridades políticas de Washington, pero, advierte, no sólo
Estados Unidos trata de asegurarse sus futuros recursos energéticos.
El gran aumento de la demanda de energía en Asia, frenado apenas
temporalmente con la crisis financiera estallada en 1997, se reactivó
ahora entre crecientes temores de escasez.
El mar de China Meridional -que según estimaciones alberga reservas
sustanciales de petróleo- se ha transformado en el objetivo de una nueva
"carrera armamentista naval" de media docena de países que reclaman
derechos sobre él.
De hecho, fue mientras un avión estadounidense vigilaba la actividad
naval de Beijing en esa área que chocó contra un caza chino el mes
pasado, generando un grave incidente internacional.
Pero el petróleo y el gas extranjeros no son los únicos recursos que
pueden ser causa de conflictos, observó Klare, también autor de "Guerra
de baja intensidad: Contrainsurgencia, proinsurgencia y antiterrorismo en
los años 80" y "Estados renegados y descastados nucleares: La
búsqueda de una nueva política exterior para Estados Unidos".
La lucha por el agua dulce también puede volverse más desesperada en
los próximos años, simplemente porque "la demanda está superando
rápidamente a la oferta" en vastas áreas que se extienden desde el norte
de África hasta Asia meridional.
Las cuencas fluviales donde la situación es más grave se encuentran en
regiones donde el rápido crecimiento de la población presiona los
recursos existentes y el recalentamiento del planeta puede agravar las
condiciones de sequía.
Ejemplos claros de esto son el río Nilo, que fluye desde Etiopía hasta
Egipto, pasando por Sudán; el Jordán, compartido por Israel, Jordania,
Líbano y la Autoridad Nacional Palestina; el Tigris-Eufrates, que fluye
desde Turquía hasta Siria, Iraq e Irán, y el Indus, cuyos afluentes
atraviesan partes de India y Pakistán.
"Con el crecimiento de la población y el consiguiente aumento de la
demanda de agua y alimentos, cada uno de los estados ribereños
intentará utilizar al máximo los recursos disponibles", dice Klare en su
libro.
"Y cuando las acciones de uno de esos estados provoque una
disminución en el suministro de alguno de los otros, las condiciones
estarán dadas para un conflicto por la distribución del agua", añade.

157
Los conflictos no ocurrirán sólo entre estados sino también dentro de
ellos, en particular por el control de minerales y recursos forestales,
asegura "Resource Wars".
Así mismo, cita las últimas guerras civiles en Sierra Leona, Angola y la
República Democrática de Congo (ex Zaire), así como recientes conflictos
internos en Papúa-Nueva Guinea e Indonesia, como posibles presagios
de conflictos futuros en países en desarrollo con gobiernos débiles.
Como resultado, los conflictos se trasladarán cada vez más a regiones
con recursos naturales relativamente abundantes, que en general habían
sido olvidadas durante la guerra fría.
"El resultado es una nueva geografía estratégica, definida por la
concentración de recursos y no por las fronteras políticas", concluye
Klare.

158
12. LA GUERRA DE LOS PUERTOS DEL SIGLO XXI

UNA NUEVA COMPETENCIA PERUANO – CHILENA

LOS LÍMITES DEL MAR DE GRAU

LOS LÍMITESDEL MAR DE GRAU

LIMITES MARITIMOS DEL PERU

El Dominio Marítimo del Perú, limita con tres (3) zonas marítimas claramente
definidas y distintas entre si:
– Norte: con el Ecuador
– Sur: con Chile
– Oeste: con la Alta Mar

DECRETO SUPREMO N° 781

• Soberanía y jurisdicción hasta las 200 millas;


• Reserva derecho para demarcar y modificar cuando cambien las
circunstancias;
• Forma de medir la extensión
– Paralelos geográficos
– Contorno de Islas

159
84 82 80 78 76 74 72 70
° ° ° ° ° ° ° °
0 0
° °

COLOMBIA
ECUADO
2 R 2
° °

4 4
° 200 °
MILLAS

6 6
° °
200
MILLAS BRASI
8 L 8
° O °
C
E
A
10 N 10
° P E R
U °
O

12 200 Calla 12
° MILLAS o °

14 B 14
° 200 O °
MILLAS LI
V
I
P A C I F I C A 16
16
°
O °

18 18
° °

CHILE

20 20
° °
82 80 78 76 74 72 70
° ° ° ° ° ° °

DECLARACION DE SANTIAGO DE 1952

• Países del Pacífico Sudeste adoptaron acuerdo de política internacional


marítima
• Artículo II confirma distancia mínima de 200 millas medidas desde la costa
• Artículo IV dispone norma de excepción para limitar la zona marítima insular
– Sólo aplicable a la frontera Norte

CONVENIO SOBRE ZONA ESPECIAL FRONTERIZA 1954

• Evitar embarcaciones con escasos recursos tecnológicos, violen límite de


pesca
• Crea zona de tolerancia de 10 millas a cada lado del paralelo geográfico
• Se menciona al límite marítimo “entre los dos países”. Fórmula propuesta
por Ecuador
• Parte integrante y no deroga acuerdos de 1952

RESOLUCION SUPREMA N° 23

ENERO 1955

• Establece manera determinar zona marítima mediante una distancia


constante de 200 mn

160
• Dispone en conformidad con Art. IV de la Declaración de Santiago;
– dicha línea no podrá sobrepasar a la del paralelo correspondiente al
punto en que llega al mar la frontera del Perú

COMISIÓN MIXTA PERUANO-CHILENA 1968 Y 1969

• Encargada de verificar la posición del Hito Uno y señalizar el “límite


marítimo”
• Materializar el paralelo geográfico del Hito Uno
• Instalar torres de enfilación con fanales luminosos
• Inconsistencia con el Convenio de 1954

CROQUIS Aproximado
FRONTERA PERU CHILE

Hito Nro
Far 1
o

PERU Paralelo Límite CHILE


Geográfico Internaci
onal
220 m
180 m
aprox
aprox

16,000 m2
aprox

Línea de baja Punto


marea “Concordia”

OCEANO PACIFICO

CONSTITUCIÓN POLÍTICA 1979 Y 1993

El Dominio Marítimo del Estado comprende el mar adyacente a sus costas,


así como su lecho y subsuelo, hasta una distancia de doscientas millas
marinas medidas desde las líneas de base que establece la ley.

CONVENCIÓN SOBRE EL DERECHO DEL MAR DE 1982

• Constitución universal de los Mares


• Entró en vigor en 1994 y actualmente tiene fuerza obligatoria para 135
estados

161
• Base para la protección y desarrollo sostenible del medio marino y sus
recursos
• Establece equilibrio entre el uso del espacio marino y los intereses de
los estados
• Reconoce derechos de soberanía y jurisdicción dentro de las 200 millas

PERU HA DESCONOCIDO ACUERDOS CON CHILE

• En 1986 a través de emisario y Memo


• En el 2000 mediante Nota de protesta
• En el 2001 mediante comunicado a NNUU

77 76 75 74 73 72 71 70
15 ° ° ° ° ° ° ° ° 15
° °
Punta. San Juan

16
Chal P E R 16
° a U °

20
0
MI 15
LL 0 Caman
A MI
17 S LL á 17
° A °
S
10
0
20 Il
0 MI
LL 40 o
MI MI
A
LL LL
18 A S 18
° A °
S S

Paralelo Geográfico 200 Arica


MILLAS
Area = 26,879 km2 2 C
Area = 35,833 km
19 20
H 19
° 0 I °
Línea Equidistante
MI L
LL
A Pisagu E
S
a
20 20
° 200 °
MILLAS

21 21
° 77 76 75 74 73 72 71 70 °
° ° ° ° ° ° ° °

CONCLUSIONES

• El D.S. 781 contiene un grave error


• El Convenio de 1954 es imperfecto
• La R.S. 23 mantiene autolimitación errada
• Esta pendiente la ley de Líneas de Base
• El Perú ha solicitado a Chile la delimitación justa y equitativa de sus
límites marítimos
• Chile considera los límites definidos

162
RECOMENDACIONES

• Adherir a la CONVEMAR
• Modificar el D.S. 781 de 1947
• Denunciar el Convenio de 1954
• Derogar la R.S. 23 de 1955
• Promulgar la ley de Líneas de Base
• Definir el límite de 200 millas con Alta Mar
• Negociar con Ecuador sus límites marítimos
• Negociar con Chile sus límites marítimos

LA GUERRA DE PUERTOS

Por: Gral. Div. E. P. Edgardo Mercado J.

Al finalizar el siglo XX hemos ingresado a un nuevo tipo de competencia con


Chile de carácter económico, de trascendentales consecuencias. O es el eje
TACNA – ILO – MATARANI el de proyección del MERCOSUR a la Cuenca del
Pacífico, o lo e el de MEJILLONES – IQUIQUE – ARICA, terminales marítimas
de los corredores terrestres del siglo XXI Atlántico – Pacífico-, por donde
transitarían las mercaderías a un costo mucho más bajo que los de las actuales
rutas marítimas por Panamá y el Cabo de Hornos.

Esta competencia se ha hecho extensiva al Brasil, entre los puertos del


Pacífico Sur Perú – Chile, y del Atlántico. Para asegurar un flujo de carga de
25000 millones de toneladas anuales de la producción de soya de Mato
Grosso, Brasil está construyendo una nueva ruta intermodal: hidrovía río TIETE
hasta el río PARANA y desde allí ferrovía al MATO GROSSO NORTE.

La historia se repite, a fines del siglo XVII cuando la corona española decidió la
creación del virreinato de Buenos Aires (1776) acompañada con la disposición
legal que incluía a Buenos Aires entre los puertos que podrían comerciar
libremente con Europa, desencadenó una serie de fenómenos geopolíticos de
grandes consecuencias en la historia americana: el fina del monopolio
económico de Lima, el comienzo de la terminación del auge del virreinato del
Perú; el surgimiento de la ciudad porteña de Buenos Aires y el futuro de
Argentina; el predominio de la ruta ESPAÑA – BUENOS AIRES – CABO DE
HORNOS – VALPARAÍSO y con ello la prosperidad de Valparaíso , la lucha de
puertos entre el Perú y Chile, la asfixia del Callao, la creación de la conciencia
marítima de Chile y sus aspiraciones expansionistas hacia el Norte.

La lucha de puertos que se vivió al finalizar el siglo XVII ha comenzado a


reeditarse en su nueva versión: la obtención de mercados, la carrera por la
proyección comercial hacia la Cuenca del Pacífico, la prioridad en la
determinación de los corredores transcontinentales. No obstante haber tenido
el Perú la iniciativa en enero de 1992 al concederle a Bolivia una Zona Franca
Industrial y Comercial de 162 hectáreas en el puerto de ILO esta competencia
siendo favorable a Chile que acaba de ganar una de las batallas de más
trascendencia en esta nueva guerra económica: la privatización a favor de una

163
cía, Chilena del sistema ferroviario boliviana lo que facilitará la captura del
mercado de exportación boliviano y brasileño hacia la cuenca y afectaría el
desarrollo de todo el Sur del Perú (Arequipa, Puno, Tacna y Moquegua) a
fortalecer el eje ARICA – IQUIQUE – MEJILLONES – ANTOFAGASTA, como
plataforma de servicios turísticos, de comercio exterior y de transporte para el
Asia Pacífico del MERCOSUR y del Brasil individualmente.

Suramérica, es una región geográficamente aislada de los centros de poder. En


el nuevo contexto internacional, el escenario está cambiando. Como venimos
sosteniendo, en esta dinámica es necesario advertir que el Perú está
modificando su condición espacial en el mundo. Mientras en el siglo XX al
constituirse el Océano Atlántico en el escenario de las grandes decisiones
políticas y económicas y al estar situados alejados de su perímetro, acentuaba
su condición periférica; en cambio, al iniciarse el siglo XXI y al convertirse la
Cuenca del Pacífico en el Teatro Principal de esas decisiones resultamos
ubicados al centro del hemisferio sur con relación a las rutas de comercio y a
los ejes marítimos estratégicos que definen la hegemonía internacional.

Esta modificación de la condición espacial también beneficia Chile, por su


extenso litoral y angostura, hallarse Arica a distancia más corta a los puertos
del sur del Brasil, que lo hacen propicio para recibir o manipular enormes
cargas protuarias y disputar con gran agresividad en esta nueva competencia
en el Pacífico Sur, con las ventajas de su estabilidad política y económica que
se afianzarán con la firma a fin de año (2001) de un acuerdo de libre comercio
con EE.UU.).

Con el fin de la Guerra Fría el atlantismo de la política internacional comienza a


eclipsarse, el triángulo alrededor del cual giran las transacciones comerciales
está siendo suplantado por la trilogía comercial LOS ANGELES – TOKIO –
BEIJING; inclusive asistimos a un repliegue gradualmente del atlantismo del
Cono Sur, Asia – Pacífico, es la región de mayor crecimiento futuro en la
economía mundial con la tendencia hacia una autonomía relativa de desarrollo
frente a los centros y nuevo polo continental marítimo llamado a constituirse en
eje estratégico de vinculación futura con Latinoamérica. El área espacial de la
Cuenca del Pacífico pasa a ser percibida como la más importante del planeta y
será sin duda la ruta comercial más dinámica del siglo XXI.

Esta reubicación geopolítica tendrá una gran incidencia en la proyección del


potencial marítimo del Perú y en el diseño de los futuros corredores
interoceánicos. Tenemos que hacer de nuestra posición central y privilegiada
en la rama Sur Occidental del herraje que conforma la Cuenca del Pacífico un
factor gravitante en el futuro desarrollo del país, en los procesos de articulación
económica y en losa conducción de la política exterior.

En una estrategia de desarrollo que busca mayores niveles de equidad, altas y


sostenidas tasas de productividad y competitividad, en un acentuado proceso
de globalización que implica la apertura y la integración reciente a la economía
mundial, avanzar en materia de competitividad, desarrollo sostenido y
dinamizar nuestra inserción en los mercados, requiere para el Perú identificar
oportunidades, y desafíos que representa la opción de convertirse en

164
plataforma de proyección del comercio del MERCOSUR y por lo tanto del
Brasil, hacia dicha Cuenca y las propuestas concretas de políticas que la hagan
viable.

Conspiran contra esta opción la falta de una estrategia integral orientada a


convertir Bayobar y el eje TACNA – ILO – MATARANI en los pivotes de
proyección del comercio exterior del MERCOSUR hacia la Cuenca del Pacífico
y los Departamentos de Norte y Sur en Regiones Puerto; la subutilización de
Bayóver; la carencia de obras de infraestructura de proyección internacional; la
falta de corredores viales transcontinentales que conecten adecuadamente
estos puertos con Bolivia y el Brasil; el sistema ferroviario Sur desconectado de
los países del MERCOSUR; la obsolescencia de las disposiciones legales de
Céticos Tacna en relación a los recientes dispositivos de la ley Arica II; la falta
de unidad de concepción, dirección y visión centralista de las autoridades
nacionales para la elaboración y ejecución de proyectos de infraestructura y la
multiplicación de pequeñas obras , disperas los esfuerzos del país.

Entre los hechos que sustentan en cada país comprometido la conclusión que
se ha iniciado una guerra de puertos citaremos:

CHILE una constante histórica es la geopolítica chilena es su sentido oceánico.


Afirmar y proyectar su presencia en el Pacífico Sur tanto para impulsar sus
relaciones hacia los países de la oceanía y Cuenca del Pacífico como para
controlar los pasos del Pacífico al Atlántico. En 1991, el Almirante Martínez
Busch, jefe de la marina, divulgó la tesis del “Mar presencial” ríos continentales,
antártico e Isla de pascua. Se conforma así, expresó, un “territorio oceánico
integrado por el mar territorial, la zona económica exclusiva y el “mar
preferencial”.

La ley de despegue, 13/12/95, puso en marcha el pla Arica – parinacota


habiendo a la fecha transformado Arica en puerto granelero con instalaciones
extraportuarias para contenedores y granos, especialmente soy, estando por
finalizarse la modernización con una inversión de U.S.$ 138 millones que
elevará su capacidad de 2 a 7 millones de toneladas anuales. Paralelamente se
está modernizando el aeropuerto de Chacalluta en Arica.

Se ham ampliado y mejorado los tramos viales chilenos Arica – Corral


Quemado e iquique – Oruro (Bolivia).

Se está construyendo en Mejillones un puerto para buques de 70000.

En 1997, la Cía, Chilena Cruz Blanco ligada al grupo Cruzat adquirió el sistema
ferroviario occidental boliviano La Paz – Villazón – Oruro – Antofagasta y el
oriental Santa Cruz – Puerto Suárez y Santa Cruz – Yacuiba, asumiendo el
monopolio de los ferrocarriles bolivianos.

La política de mejoramiento de puertos incluye la rebaja del 50% en la


manipulación de la carga el costo de $ 25. esta política le ha rendido frutos
pues en los acuerdos sobre corredores bioceánicos adoptados por los ministros
de transportes del de los países del Cono sur (Agoso 1995) logró el

165
reconocimiento de los corredores que se indican, con inexplicable exclusión de
los puertos peruanos.

- Arica/Iquique – San Cruz – Corumba – Santos


- Antofagasta – Salta – Resistencia – Río Grande

Los que han sido confirmados como los nuevos ejes para la integración de
América del Sur en la reunión de Montevideo. 4-5/12-/2000 (Mapa N° 6).

La agresiva actitud diplomática chilena ha conseguido que la declaración del


Presidente Cardoso de que Ilo “era una prioridad para su país”, la haya dejado
de lado en su visita oficial a Santiago expresando al presidente Frei que “el
proyecto chileno era el más avanzado y por lo tanto sería el primero en ponerse
en ejecución”

Recientemente, marzo 2000, el gobierno de Lagos ha promulgado la ley Arica


II, por lo que el Industrial no sólo se beneficia con la exoneración de impuestos
y aranceles sino que también le permite utilizar su marca en la cuota de
exportación al Sudeste Asiático y MERCOSUR hasta el 2010 y les brinda la
posibilidad de contribuir a la capacitación de los trabajadores. Aún cuando no
es materia de este estudio es previsible que, los efectos de esta ley, a corto
plazo terminará por colpasar Cético – Tacna por el desplazamiento de los
inversionistas hacia Arica. El gobierno peruano deberá desarrollar de inmediato
una política de promoción fronteriza en Tacna. Para los tacneños la ley Zotac al
ser sustituida por la Ceticaos-ñ Tacna no sólo perjudicó al industrial sino que
paralizó la zona fronteriza afectando al mercado nacional.

En la competencia para capturar la carga de la producción de soya del Estado


brasileño de Matto Grosso, la egorafía chilena presenta dos obstáculos para el
abaratamiento del costo de transporte.

1. Su sistema ferroviario atraviesa por una sección muy empinada y alta de


los Andes, con fuerte pendiente en espacios reducidos, que debe
remontar; por lo cual las locomotoras sólo pueden remolcar 8 a 10
vagones; en cambio en terreno de menor pendiente el número de
vagones se triplica y.
2. Mejillones será un puerto para buques de 70000 toneladas. Estas
desventajas afectarán su competitividad en la guerra de puertos.

Con las medidas señaladas Chile busca convertir el eje Arica – Mejillones –
Antofagasta en el de exportación a la cuenca del pacífico del comercio de
Bolivia y del MERCOSUR, particularmente de la soya producida en Mato
Grosso. Debido a la modernización de su puerto, el comercio boliviano por
Arica se ha incrementado en un 14% y la soya boliviana ha comenzado a salir
por Arica y Antofagasta.

BOLIVIA Tierra de contactos y de contrastes geográficos uno de cuyos


objetivos prioritarios es la búsqueda de una solución al problema de su
meditarreneidad por efecto de la Guerra del Pacífico. El triángulo Sucre,

166
Cochabamba, Santa Cruz en el corazón de Sudamérica y Charnela de
articulación Pacífico – Atlántico.

Se ha terminado en el lado peruano el corredor vial Ilo – Desaguadero – La


Paz, falta concluir el tramo boliviano el que será puesto en servicio este año
2001. recientemente se inauguró la carretera PATACAMAYO- TAMBO
QUEMADO que comunica Cochabamba con Arica. Se está construyendo la
carretera que unirá Santa Cruz con Campo Grande y San Pablo, a través de
Cáceres y Corumba de manera de vincular la zona de producción de la soya
brasileña al sistema vial hacia la Paz y al Pacífico por Arica o Matarani/Ilo.

El gobierno de Transición concretó el acuerdo para el tendido del gasoducto


Santa Cruz – Ilo que con los tendidos a Buenos Aires, Curitiba y Arica
convierten a Bolivia en el heartland sudamericano de distribución de energía.

Bolivia moviliza 1 500 000 toneladas de carga por el pacífico: 900 000 por
Arica, 300 000 por Iquique, 300 000 por Antofagasta, por Matarani 200 000.
desde la privatización de Ilo – Matarani, la carga boliviana se viene
incrementando.

Las facilidades otorgadas por el Perú en las zonas francas de Ilo y Boliviamar
que hacen a Bolivia un competidor en la nueva lucha de puertos, no se han
concretado en inversiones tanto por política chilena de incentivos como por la
situación interna de Bolivia. En cuanto a lo primero, los empresarios bolivianos
en Arica pueden administrar su propia carga, sus insumos están libres de
aranceles y pueden relaborarse sin costo adicional para reexportarlos; con la
modernización Arica, Plan Arica II, Chile asegura la salida del comercio
boliviano por este puerto pues los empresarios bolivianos están cambiando de
parecer a favor de Arica. En relación a lo segundo, en Bolivia la inversión
reproductiva es muy baja y la presión social es cada vez mayor, lo que vuelve
difícil atender los compromisos internacionales adquiridos.

ECUADOR Geopolíticamente representa un ejemplo clásico de “Estado Tapón”


entre Colombia y Perú y a distancia del Brasil. Con el tratado de Paz de Brasilia
– Acuerdos de integración fronteriza y de libre navegación, Guayaquil se
convierte en potencial terminal marítimo del corredor septentrional
suramericano pacífico – Atlántico que ya su visionario geopolítico Villacrés
Moscoso recomendaba como “La gran Carretera interoceánica a través del sur
de Ecuador enlazaría Guayaquil con el Amazonas (Mapa N° 6).

Terminada la carretera Guayaquil – Cuenca – Méndez – hacia el sur por el


Santiago – Borja punto navegable en el Marañón, epílogo de la frustrada
expansión de su núcleo gehistórico hacia la cuenca fluvial, quedará expedito un
corredor intermodal Pacífico – Atlántico que podría desencadenar una serie de
cambio geoestratégicos de notoriedad futura como poner fin al secular
aislamiento geográfico Ecuador – Brasil en beneficio de relaciones más
estrechas y habilitar al Ecuador como activo competidor en la guerra de
puertos del siglo XXI.

167
BRASIL, con una población aproximada la mitad de Sudamérica, ubicado en el
centro del continente y provisto de valiosos recursos naturales es el único país
suramericano con estatus de categoría mundial. No obstante sus avances
tecnológicos y su economía entre las diez más importantes del mundo, sus
grandes bolsones de pobreza afectan su posición en el liderazgo mundial y
aminoran su impacto geopolítico regional. Su política exterior es un claro
ejemplo de orientación geopolítica, reflejo de la influencia ejercida por sus
principales escritores en la materia y de la importancia dada por sus líderes a la
geopolítica.

Habiendo alcanzado la ocupación efectiva de sus fronteras, para fortalecer su


capacidad de proyección hacia fuera los oceanistas han puesto énfasis en dos
aspiraciones geopolíticas el domino del Atlántico Sur y presencia de la
Antártida. Con la revolución g eoestratégica las situación ha cambiado, Brasil
está en la antártida pero su aspiración de dominar el Atlántico Sur se torna
improbable.

El concepto geopolítico brasileño de los 80 de considerar al Atlántico Sur zona


natural de un eventual teatro de operaciones que, como parte del TIAR, jugaría
Brasil un papel protagonista, se vio comprometido con la guerra de Las
malvinas que consolidó el dominio anglo sajón en el Atlántico Sur, esta
aspiración sufre un nuevo revés no sólo con el fin de la Guerra Fría que aleja
las posibilidades de conflicto entre EE.UU. y Rusia, sino con el nuevo concepto
estratégico de la OTAN que la faculta a “operar fuera de su zona” y los
resultados de Kosovo que consolidan a Estados Unidos como potencia
hegemónica, afirman la condición de “mare nostrum” norteamericano atlántico
Sur y dejan sin vialidad al pensamiento geopolítico brasileño de los 80.

La nueva percepción geopolítica brasileña vuelca a dicho país hacia el


hinterland, la seguridad interna y el fortalecimiento de la capacidad de
negociación mediante la constitución de un bloque suramericano. Los
problemas ecológicos, la sistemática acusación de la depredación de la
Amazonía, la eventualidad que Colombia se convierta en un narco Estado y la
necesidad de su vinculación terrestre al Pacífico, refuerzan su nueva
proyección geopolítica: repliegue del tradicional atlantismo en su política
exterior, reajuste de sus lineamientos estratégicos para dar más importancia al
fortalecimiento de sus relaciones con los países vecinos, desarrollo de una
infraestructura vial transamazónica que la vincule al pacífico.

El flujo de carga de soya de Mato Grosso, para el 2005, es calcula en 25 mil


millones de toneladas anuales. Surgen las preguntas ¿Por dónde saldrá la
suya brasileña? ¿Por el Pacífico? ¿ Por el Atlántico? Chile se ha trazado la
meta que la soya salga por su puertos Norte. El Perú aún no ha tomado nota
de este nuevo desafío. Para el mercado competitivo del nuevo sistema
económico mundial se plantean interrogantes de fondo ¿cómo competir en
buenos términos en el transporte de la soya con trenes que sólo pueden
remolcar 8 o 9 vagones de carga y con puertos con capacidad para buques
menores de 100 000 toneladas ¿Cómo competir si persisten condiciones
desiguales?

168
La soya se produce durante seis meses. Un camión de 50 toneladas desde la
zona de producción hasta Arica o Ilo demora seis días en viaje de ida y vuelta,
es decir puede realizar 5 viajes al mes trasladando 200 toneladas en ese
lapso; en seis meses transportaría 1200 toneladas. En el supuesto que se
exportara por el pacífico tan sólo 100 000 toneladas anuales se necesitarían
1000 camiones que rodarían diariamente ida y vuelta ¿Qué carretera podría
soportar este tráfico? Lo que demuestra que sólo será económicamente
competitivo transportar la soya empleando el transporte modal, ferrocarril
hidrovía y esto es precisamente en lo que está empeñado Brasil
involucrándose en la guerra de puertos del siglo XXI.

El conocido proyecto hidrovial Paraguay Paraná parafacilitar el flujo de carga


desde aguas arriba del río Paraguay Mato Grosso en el Brasil, Bolivia y
Paraguay, aguas abajo hacia los puertos de Argentina y Uruguay, ha sido el
primer paso en el desarrollo de un sistema de transporte integrado entre los
miembros del MERCOSUR y los países vecinos, mejorando la navegabilidad
de losríos Paraguay y Uruguay y el acceso a los puertos de Buenos Aires y
Palmira – Uruguay – en el Río de la Plata.

Brasil ha decidido ir adelante en los planes para construir una segunda y más
ambiciosa ruta intermodal hidrovía – ferrocarril, para conectar el río Paraná,
empleando el río TIETE hasta la represe de itaipú, con Sau Paulo y Puerto
Santos en el Atlántico. Adicionalmente el esquema incluye la construcción de
“un tren para la soya” en el Mato Grosso Norte y una serie de canales a través
del paraguay para conectar Mato Grosso Sur con Puerto Aguirre en Bolivia y
Concepción en Paraguay. La Hidrovía TIETE – PARANA no sólo servirá para
transportar la soya de su zona amazónica, sino que además proporcionará a
Bolivia y Paraguay una vía alternativa hacia el Atlántico. Si se conecta con el
proyecto Paraguay – Paraná, permitiría la navegación entre las ciudades del
Río de la Plata y Sao Paulo.

El transporte de carga a través de la hidrovía Tiete-Paraná viene creciendo y se


espera alcanzar para el 2005 entre 18 y 20 mil millones de toneladas. La
construcción de esta vía no sólo afectará los planes chilenos para lograr el
transporte de la soya brasileña incluyendo el eventual rediseño de Mejillones
sino que, Argentina y Uruguay, miran este proyecto con aprensión debido a que
los embarques por el puerto de Santos reducirán los costos, 10 dólares menos
por tonelada, para las mercancías procedentes de Bolivia, Paraguay y Mato
Grosso. Esto ha desencadenado un largo debate en Argentina acerca de la
necesidad e aumentar la profundidad del río Paraná a 14 metros en la sección
Santa Fé – Buenos Aires, dar acceso a buques de mayor tonelaje y
competitividad a este tramo.

La competencia entre los proyectos TIETE – PARANA y PARAGUAY –


PARANÁ es ejemplo de potenciales discordias. Expertos navales argentinos
han expresado sus preocupaciones por el proyecto brasileño. En el Brasil está
presente el tema de la posibilidad de la internacionalización del Río de la Plata
lo que ha provocado la reafirmación de Argentina y Uruguay de mantener su
jurisdicción conjunta sobre el estuario.

169
El proyecto Paraná – Paraguay está avanzando más rápidamente que el
proyecto brasileño Tiete – Paraná atractivo corredor comercial que, al reducir
costos, provoca rivalidades comerciales entre Brasil y Argentina, país que con
su proyecto espera revitalizar la parte deprimida de su territorio y amplia la
guerra de Puertos a Buenos Aires.

Notas de prensa recientes informan del malestar de los pobladores del Estado
amazonas debido a que se estaría proyectando el empleo de otra hidrovía que
afectaría el ecosistema de la zona. Se trataría de conectar Mato Grosso Norte,
zona de la soya, con los afluentes del Madera y emplear la Madera y el
Amazonas para el transporte de la producción por el Atlántico. La extensión de
la ruta estaría compensada por el costo de por tonelada cinco veces menor que
el ferroviario.

La cuenca del Madera constituye extensos pantanales de ecosistemas de selva


húmeda que abarcan Mato Grosso. En los últimos 40 años esta área ha sido
afectada por la deforestación, polución y la conversión de las tierras húmedas
en áreas para cultivo y pasto, tendencias que se ha acelerado desde 1990. la
deforestación ha afectado el 80% del estado del Mato Grosso Sur; 50% del
Mato Grosso y Santa Cruz (Bolivia) y entre 60% y 70% del este del Paraguay.
Ha causado pérdidas irreversibles de bio-recursos, cambios en los ciclos
hidrológicos transregionales y el empobrecimiento y expulsión de las
comunidades indígenas.

En relación a vías terrestre aún no existe una carretera pavimentada entre el


Perú y Brasil. Su construcción es una de las prioridades de las relaciones entre
los dos países. El trazo preferente por sus ventajas geopolíticas es el que,
dejando el Brasil por Assis Brasil y tendiendo al ñapar en la frontera, pasa por
Puerto Maldonado, sigue sea por Urcos o Inambari, y llega al Pacífico en Ilo,
con conexión para Matarani. En el Brasil será necesario modernizar pavimentar
111 kms entre brasilea y Assis Brasil, recuperar varios tramos entre Río Blanco
y Brasilia; y concluir 100 Kms entre Porto Velho y Río Blanco. Esto podría
ocurrir antes del 2002 (Mapa N! 19).

Los proyectos de hidrovías reducirán sustancialmente los costos de transporte


de mercancías, especialmente de la soya, de Paraguay, Bolivia y Mato Grasso,
creando corredores comerciales más atractivos que los del Pacífico. Sin
embargo, podrían traer rivalidades comerciales entre Brasil y Argentina y
afectar las expectativas chilenas de convertir a sus puertos del Norte en el eje
de proyección del comercio del Mercosur, particularmente de la soya a la
Cuenca del Pacífico.

170
CARACTERÍSTICAS Y POTENCIALIDADES DE LOS PUERTOS PERUANO-
CHILENOS.

PUERTO DE PAITA

LATITUD : 05° 05’ SUR


LONGITUD : 81° 07 OESTE

DEPARTAMENTO: PIURA
PROVINCIA : PAITA
AÑO CONSTRUC. : 1966

INSTALACIONES DEL PUERTO:


MUELLE TIPO ESPIGON
LARGO: 365 MTS
ANCHO: 36 MTS

CAPACIDAD ATENCION:
NAVES HASTA 30,000 DWT
CALADOS: HASTA 32 PIES (10MTS)

TRAFICO DE CARGA - PAITA


PERIODO 1,997 (TM)

IMPORTACIONES : 173,373.27 (23 %)

EXPORTACIONES : 511,837.271 (70 %)

CABOTAJE : 22,360.620 (7%)

171
TRAFICO CARGA
1997

CABOTAJ IMPORTACIONES
E 7% 23
% IMPORTACIONES
EXPORTACIONES
CABOTAJ
EXPORTACIONES E
70
%

IMPORTACION Y EXPORTACION (AÑOS 2,000-2,030)

DE UN TOTAL DE 770,000 TONELADAS EN 2,000 SE ESTIMA A MAS DE


2.1 MILLONES DE TONELADAS EN 2,030

FACTORES QUE INFLUYEN EN FLUJOS DE CARGA FUTUROS

- CRECIMIENTO DEL PBI

- FUTURA PLANTA FOSFATOS BAYOVAR

- REACTIVACION DE LA PESCA

- REACTIVACION SECTOR INDUSTRIAL

- MERCADO BRASILERO

172
PUERTO
DEL
CALLAO

LATITUD : 12º 03’ SUR


LONGITUD : 77 º 09 OESTE

DEPARTAMENTO : LIMA

PROVINCIA CONSTITUCIONAL : CALLAO

AÑO DE CONSTRUCCION :

- ANTIGUO MUELLE DARSENA (9 y 10) : 1,877


- TERMINAL MARITIMO (1, 2, 3 y 4) : 1,928
- MUELLE MARGINAL : 1,947
- AMPLIACIONES EN MUELLE 5 : 1,970

TRAFICO DE CARGA PERIODO 1,997 (TM)

IMPORTACIONES : 5’129,874.59 (56 %)


EXPORTACIONES : 2’931,292.62 (32 %)
CABOTAJE : 791,674.83 ( 7 %)
TRANSBORDO : 204,149.39 ( 5 %)

173
TRAFICO DE CARGA 1997

TRANSBORDO
CABOTAJ
5%
E 7%
IMPORTACIONES
EXPORTACIONES
56
32 CABOTAJE
%
% TRANSBORDO

EXPORTACIONES IMPORTACIONES

FACTORES QUE INFLUYEN EN FLUJOS DE CARGA FUTUROS

- CRECIMIENTO DEL PBI

- MEJORA SECTOR AGRICOLA

- MEJORA SECTOR MINERO

- MEJORA SECTOR MANUFACTURERO

- TRAFICO MERCADERIA BRASIL

174
CORREDOR SUR MATARANI

CORREDOR SUR MATARANI


PROYECTO:
MATARANI -
IÑAPARI
(PERÚ) (BRASIL)

PUERTO DE MATARANI

Ubicación: Latitud: 17°00’ Sur


Longitud: 72°17’ Oeste

Distrito: Islay
Provincia: Islay
Departamento: Arequipa

Año Construcción: 1942

175
Tráfico de Carga (TM)
1997
17.96%

46.11%

35.93%

Importaciones Exportaciones Cabotaje, Transbordo y Tránsito

Tráfico Portuario 1990-1997

300 1,500,000

Toneladas
Unidades

Métricas
200 1,000,000
100 500,000

0 0
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997

FACTORES INFLUYEN EN FLUJOS CARGA FUTURAS


• Crecimiento PBI

• Carretera Ilo - Desaguadero


• Carga Brasilera
• Aumento producción SPCC
• Desarrollo ZOFRI MATARANI

Proyección con Cargas Actuales Tm.

3,156,500

2,325,100
1,601,300
1,072,500

2000 2010 2020 2030

176
Proyección Nuevas Cargas ( Tm )

4,556,500
4,189,900
3,426,200
2,768,800 3,065,400

2005 2010 2015 2025 2030

TERMINAL INTERNACIONAL DEL SUR S.A. - TISUR

Concesión a partir del 18 de Agosto de 1999

EVOLUCION DE LA CARGA MOVILIZADA PUERTO MATARANI

1,450

TISUR

1,162
Tm.

Concesión
ENAPU 1,188

1,072 1,042

1997 1998 Año 2000 2001

177
CORREDOR SUR: ILO DESAGUADERO

PROYECTO:
ILO - DESAGUADERO
(PERÚ) - (PERÚ-BOLIVIA)

PUERTO DE ILO

Ubicación: Latitud: 17°38’ Sur


Longitud: 71°21’ Oeste
Distrito: Ilo
Provincia: Mariscal Nieto
Departamento: Moquegua

Año Construcción: 1970

Tráfico de Carga (TM)


1997
Importaciones
0.19% 16.06%
Exportaciones

Cabotaje, 83.75%
Transbordo y
Tránsito

178
Tráfico Portuario 1990-1997

300 300,000

Toneladas
Unidades

Métricas
200 200,000
100 100,000
0 0
19 0
19 1
19 2
19 3
19 4
19 5
19 6
97
9
9
9
9
9
9
9
19

FACTORES INFLUYEN EN FLUJOS CARGA FUTURAS

• Crecimiento PBI

• Carretera Ilo - Desaguadero


• Mina Quellaveco
• Carga Brasilera
• Aumento producción SPCC
• Desarrollo ZOFRI ILO

Proyección con Cargas Actuales ( Tm )


795,000

606,000
419,400
270,200

2000 2010 2020 2030

179
Proyección Nuevas Cargas ( Tm )

6,200,000 6,200,000 6,200,000


5,600,000

1,600,000

2005 2010 2015 2025 2030

INJERENCIA DE CHILE

• CARRETERA Y
FERROCARRIL DE CHILE
• PUERTO DE ARICA
• PUERTO DE IQUIQUE
• MEGAPUERTO DE
MEJILLONES
• PUERTO ANTOFAGASTA

PUERTO DE MEJILLONES

180
PUERTO DE ANTOFAGASTA

• BUSCA SER EL EJE DE INTEGRACIÓN E INTERCAMBIO ENTRE


OCEANO PACIFICO (CENTRO Y SUDAMERICA) Y NACIONES
ASIATICAS Y MERCADOS CONSUMIDORES

• MERCADO CHILENO

• ACTIVIDADES MINERA EN CRECIMIENTO Y DESARROLLO

CARGA CLIENTES
CODELCO CHILE
MINERA ESCONDIDA Ltda.
MINERA ZALDIVAR
COBRE MINERA EL ABRA
MINERA MICHILLA
MINERA MANTOS BLANCOS
FUNDICION REFINET
MINERA NO METALICA MINERA YOLANDA
CABOTAJE CODELCO CHILE
OTROS PAÍSES LIMITROFES

MERCADO INTERNACIONAL

EL POTENCIAL PRODUCTIVO DE LAS ZONAS QUE CONFORMAN EL


HINTERLAND A QUE ASISTE EL PUERTO DE ANTOFAGASTA, EL CUAL
COMPRENDE LAS ZONAS NORTE DE BOLIVIA, NOROESTE DE
ARGENTINA, PARAGUAY Y SUR DE BRASIL, CUYO VOLUMEN DE
EXPORTACIÓN HACIA EL ASIA PACÍFICO A TRAVÉS DEL PUERTO DE
ANTOFAGASTA, SE INCREMENTARÁ CON LA CONSOLIDACIÓN DE LOS
CORREDORES BIOCEÁNICOS.

SEGMENTO PRINCIPAL PRODUCCIÓN


PRODUCTOS MINEROS
SOYA
BOLIVIA
TRIGO
MADERA
PRODUCTOS MINEROS
ARGENTINA PRODUCTOS INDUSTRIALES
PRODUCTOS AGRICOLAS
AZUCAR
BRASIL ALGODÓN
SOYA
SOYA
PARAGUAY
PRODUCCION AGRICOLA

181
MEGAPUERTO MEJILLONES

VISIÓN PARA SU CREACION

• SITUADO A 69 KM. AL NORTE DE LA CIUDAD DE ANTOFAGASTA


• PERMITIRIA TRANSFERENCIA DE ENORMES VOLUMENES DE
CARGA
• FACILITARA UN FLUJO EXPEDIDO DE PRODUCTOS CON COSTOS
INFERIORES AL DE OTRAS OPCIONES

PAPEL ESTRATÉGICO (distanciasen kilometros sin escalas)

Puerto de Puerto de
Puertos Mejillones
Buenos Aires Santos
Los Angeles, EE.UU. 7.765 15.511 13.464
Manzanillo, México. 5.625 11.410 9.364
Wellington,Nva. Zelanda. 10.199 11.049 14.947
Sydney, Australia. 12.318 11.838 15.644
22.230 21.609
Yokohama, Japón. 16.769
19.759 (*) 21.107 (*)
Nagoya, Japón. 17.070 21.841 21.868
Keeleng, Taiwan. 17.603 19.865 19.624
Hong Kong, China. 19.522 18.807 18.929
Singapur. 17.501 17.601 16.692
Busan, Corea del Sur. 17.692 21.218 20.365
Cebu, Filipinas 17.916 20.113 19.203

BONDADES DE LA BAHIA

FONDO DE LA BAHIA DE ARENA , CON PROFUNDIDADES DE 20 METROS


EN TRAZO PARALELO A 800 METROS DE LA COSTA, TALES
PROFUNDIDADES NO EXISTEN EN NINGUN PUERTO SUDAMERICANO

TIPOS DE NAVES Y MUELLES REQUERIDOS

ADECUADA PARA NAVES DE ULTIMA GENERACION QUE TRANSFIERAN


CARGA DE CUALQUIER NATURALEZA

LA EXTENSION DE LA BAHIA PERMITE LA COSTRUCCION DE VARIOS


MUELLES ESPECIALIZADOS, PERMITIENDO DESCONGESTION,
VELOCIDAD, COMPETENCIA ENTRE OPERADORES, ETC.

VIRTUDES TIERRA FIRME

30,000 HECTAREAS DE SUELO GRANULAR, CARENTE DE FORMACIONES


ROCOSAS Y SIN EDIFICACIONES

182
PROYECTO DE MEGAPUERTO EN MEJILLONES

AMERICA DEL SUR NO CUENTA CON UN MEGAPUERTO QUE PERMITA


CENTRALIZAR Y ACELERAR EL DESARROLLO GLOBAL, REQUIRIENDO
HACERLO EN CHILE PARA ACELERAR ESTE DESARROLLO, COMO ZONA
DE INTEGRACION CON EL AREA DE INFLUENCIA

PUERTO DE ARICA

SU UBICACIÓN GEOPOLÍTICA, SEGÚN LA CONCEPCIÓN CHILENA, LO


CONVIERTE EN UNA PLATAFORMA DE SERVICIOS AL COMERCIO
EXTERIOR PARA BOLIVIA, PERÚ, MATTO GROSSO, SUDOESTE DE
BRASIL, PARAGUAY Y EL NOROESTE DE ARGENTINA. ES TAMBIÉN UN
NEXO EN LOS MERCADOS DE ASIA Y LAS COSTAS DE LOS ESTADOS
UNIDOS DE AMÉRICA POR MEDIO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO

DENTRO DE LOS PRODUCTOS DE MAYOR RELEVANCIA MOVILIZADOS


POR ESTE PUERTO, SE ENCUENTRAN: HARINA DE SOYA (219.429 TON),
PRODUCTOS MINEROS (177.265 TON), TRIGO (107.941 TON),
PRODUCTOS INDUSTRIALES (96.391 TON), PRODUCTOS COMESTIBLES
(50.337 TON) Y MAÍZ (40.835 TON) ENTRE OTROS. EL PRODUCTO DE
MAYOR CRECIMIENTO FUE LA HARINA DE SOYA CON UN 103%
RESPECTO DEL AÑO ANTERIOR.

183
CONCLUSIONES

1. LA INTEGRACIÓN VIAL PERÚ – BRASIL – BOLIVIA PERMITIRÁ:


• GENERACIÓN DE EMPLEO
• AUMENTO DE NUESTRA CAPACIDAD PORTUARIA
• FORTALECIMIENTO DE LA INFRAESTRUCTURA SOCIO-
ECONÓMICA
• TRANSFERENCIA DE TECONOLOGÍA INTERMEDIA
• DESARROLLO DE LA INDUSTRIA DEL TURISMO
• MEJORAMIENTO DEL RUBRO DE TRANSPORTES
• EL INCREMENTO DE VÍNCULOS COMERCIALES
• CONFORMACIÓN DE EMPRESAS BINACIONALES
(REFINACIÓN CASSITERITA, COMERCIALIZACIÓN DE
GRANOS, MADERAS)
• SIMILARES POSIBILIDADES DE COMPETENCIA CON CHILE
POR
• DESARROLLO INFRAESTRUCTURA DE PUERTOS –
AEROPUERTOS – CARRETERAS - FERROVÍAS – HIDROVÍAS
Y ENERGÍA.
• MAYOR “COMPETITIVIDAD”
• COLONIZACIONES IMPULSARÁN DESARROLLO
AGROPECUARIO.

2. EL PERÚ REQUIERE CONTAR CON UN MODELO DE DESARROLLO


DEL TRANSPORTE MULTIMODAL PROPIO.

3. EL PERÚ REQUIERE CONTAR CON ADECUADAS REGULACIONES


ADUANERNAS SOBRE TRÁNSITO INTERNACIONAL DE
MERCADERÍAS.

4. CHILE ESTA INTEGRADO POR UN SISTEMA VIAL TERRESTRE,


MARITIMO Y FERROVIARIO QUE LE PERMITE INTECONECTARSE
CON ARGENTINA Y BOLIVIA POSIBILITANDO LA CAPTACION DEL
MERCADO DE LA REGION CENTRO OESTE DE SUDAMERICA

184
5. LOS PUERTOS DE CHILE NO ESTAN DEBIDAMENTE
IMPLEMENTADOS PARA EXPORTAR E IMPORTAR CARGA DE
GRAN ESCALA, MOTIVO POR EL CUAL SE ESTARÍA
MODERNIZANDO ALGUNO DE ELLOS, COMO ES EL CASO DEL
PUERTO DE ANTOFAGASTA, EL CUAL SE CONVERTIRÁ EN UN
PUERTO DE TERCERA GENERACIÓN.

6. CHILE PRIORIZA LA PUESTA EN FUNCIONAMIENTO DEL


MEGAPUERTO DE MEJILLONES EL QUE CONJUGADO CON SU
SISTEMA VIAL TERRESTRE Y FERROVIARIO, LE OTORGARIAN UN
CONTROL PREDOMINANTE EN LA REGION.

RECOMENDACIONES

1. INICIAR UN PLAN AGRESIVO DE CONSTRUCCIÓN Y


REHABILITACIÓN DE CARRETERAS ASÍ COMO DE
ACONDICIONAMIENTO Y MODERNIZACIÓN DE PUERTOS QUE
POSIBILITEN LA INTEGRACIÓN VIAL MULTIMODAL CON BRASIL Y
BOLIVIA Y CONTAR CON CORREDORES BIOCEANICOS EN EL
CORTO Y MEDIANO PLAZO.

2 CONSIDERAR DE PRIORIDAD NACIONAL LA HABILITACIÓN DE UNO


DE NUESTROS PUERTOS O LA CONSTRUCCIÓN DE UNO NUEVO,
EN ZONA POR DEFINIR, A FIN DE QUE PODAMOS CONTAR
PRIMERO CON UN MEGAPUERTO EN EL PACIFICO SUR.

3. PROMOVER E INCENTIVAR LA PARTICIPACIÓN DE LA INVERSIÓN


PRIVADA EN LOS PROYECTOS CARRETEROS DE INTEGRACIÓN
VIAL CON BRASIL Y BOLIVIA ASI COMO EN LOS PUERTOS DE
INFLUENCIA.

4. DESARROLLAR UN PLAN PILOTO MODELO DE TRANSPORTE


MULTIMODAL, SEGÚN LAS CARACTERÍSTICAS PROPIAS DE
NUESTRA GEOGRAFÍA Y LAS CAPACIDADES ACTUALES Y
FUTURAS.

5. ADECUAR LAS REGULACIONES ADUANERAS SOBRE TRÁNSITO


INTERNACIONAL DE MERCADERÍAS.

13. GUERRA INFORMÁTICA (I-WAR)

Para entender con facilidad el concepto de "I-War", se cita el ejemplo -


ficticio- de la "Impresora Manchuria": se trata de una impresora láser de
alta calidad y bajo precio, vendida a un país extranjero, que contiene un
código de auto-destrucción. Una vez instalada masivamente, bastaría
que el productor envíe por la red el código secreto para destruir la mayor
parte del parque de impresoras de ese país. Lo mismo podría ocurrir con

185
computadores de alta tecnología (por ejemplo destinados al control
aéreo) o con cualquier versión de sistema operativo de los PC.
De hecho ya existen y son utilizados ciertos tipos de "bombas lógicas"
en software comerciales, como es el caso de rutinas que desactivan
(cierran o bloquean) una aplicación en versión "demo" después de una
fecha o un período de tiempo determinado. Hace falta muy poca
imaginación para pensar en otras aplicaciones del sistema, mucho más
destructivas: un demo de un procesador de palabras, por ejemplo,
podría borrar el procesador de la competencia instalado en el disco duro
o "actualizar" los archivos de documentos creados con versiones
anteriores, obligando a comprar la nueva versión. Los virus son sólo otra
familia de armas del mismo tipo.
La guerra informática puede ser de 3 clases según Winn Schwartau -que
publicó un libro sobre el tema-:

Clase 1: Guerra antipersonal


Esta clase de "guerra" incluye los ataques contra la privacía de los datos
personales. Esto implica la revelación (o búsqueda no autorizada) de
datos existentes en bases de datos que se suponen confidenciales, o su
alteración. Un ciudadano promedio tiene hoy muy poca posibilidad de
controlar los datos que le conciernen y que han sido recopilados por
diversas empresas (al abrir una cuenta corriente, al obtener y utilizar una
tarjeta de crédito, al contestar encuestas, etc.). Estos datos no sólo
pueden ser obtenidos ilegalmente por piratas sino que pueden ser
vendidos por las empresas que los poseen y utilizados para fines de
marketing u otros. Lo peor es que esta información puede ser alterada y
cualquiera de nosotros podría aparecer con un prontuario judicial (falso),
sin saberlo y sin poder reclamar.
De ahí que los países de la Unión Europea formularan leyes bastante
exigentes en torno a la protección de los datos personales y estén
desincentivando el comercio electrónico con países que no tienen leyes
equivalentes (propósito de la "Directiva 95/46/CE" del Parlamento
Europeo, de octubre de 1998). Las condiciones mínimas de protección
que insta a cumplir la directiva van desde la necesidad de que el
ciudadano sepa dónde y para qué está almacenada su información
personal, tener acceso a ésta en todo momento y poder modificar los
datos incorrectos, así como evitar su utilización ilegal para
procedimientos de mercadeo o publicidad. Esto ha creado dificultades
en los intercambios con Estados Unidos cuya política consiste en remitir
el problema al sector privado sin legislar al respecto.

Clase 2: Guerra corporativa


Este es el tipo de guerra que pueden mantener
corporaciones y empresas de todo el orbe, recurriendo a
métodos de piratería computacional para penetrar los
sistemas computacionales de sus competidores, obtener
acceso a sus bases de datos y a los resultados de sus
investigaciones. Podrían incluso destruir antecedentes, haciendo que
dicha destrucción parezca un accidente fortuito producto de un virus, con
lo cual podrían ponerse en ventaja en el desarrollo de un nuevo

186
producto. Este tipo de acción no es nuevo y se conocen varios casos
ocurridos durante la "Guerra Fría" en los EE.UU. y la URSS. Una nueva
forma de combate de este tipo se ha desarrollado desde entonces: se
trata del envío de estudiantes al extranjero, con la misión de "mantener
los ojos abiertos" tanto en sus universidades como en las empresas que
visiten o donde hagan su práctica, para luego informar a sus
patrocinadores. Parecida es la táctica -ya casi diaria- de contratar
talentos en empresas competidoras o de un sector en el cual se desea
ingresar, para que traigan su "know -how" y se fortalezca con él las
propias potencialidades o nuevos proyectos. Aunque algunos consideran
que este fenómeno es algo conatural al mercado del trabajo, otros lo
consideran una práctica desleal y algunos han llegado incluso a entablar
por ellos demandas ante los tribunales (Amazon, la famosa librería on-
line , fue demandada en 1998 por contratar un experto de otra firma
experta en ventas bajo esa modalidad).
Otra forma de combate es la difusión por Internet de información falsa
acerca de productos de la competencia. Así, por ejemplo, una empresa
farmacéutica podría dañar seriamente las ventas de otra compañía
dando a conocer una supuesta información científica acerca de
contraindicaciones de un determinado fármaco producido por ésta.
Hasta que se descubra el fraude, miles de médicos dejarían de recetar
el remedio y las pérdidas serían enormes. Lo mismo podría pasar en
relación a productos computacionales y otros, donde le sería muy difícil
al consumidor controlar la veracidad de la denuncia. Ha pasado después
de un accidente de un avión ATR, cuando un sitio web explicó lo
ocurrido basándose en falsas especificaciones técnicas.
Según señala Haeni, la "guerra corporativa" ya es cosa de todos los
días, aunque muy pocos incidentes son dados a conocer debido a que
multiplicarían los efectos negativos. Según un informe del Consejo de
Estado de Francia, France Telecom sería objeto de 900 intentos de
penetración de "hackers" por cada fín de semana. Sólo en 1995 el
Departamento de Defensa Norteamericano detectó 38.000 ataques a
sus sistemas.

Clase 3: Guerra global


Esta categoría se aplica tanto a las relaciones entre industrias y poderes
económicos como entre naciones. Ya no se trata de robar secretos o
producir algún daño limitado sino de recurrir a métodos que permitan
destruir al enemigo. Aquí los recursos a invertir son lo de menos porque
-aunque cuantiosos- son menores que los que se requerirían para una
guerra convencional. Una inversión de 200 millones de
dólares en recursos para la guerra informática serían
suficientes para "poner de rodillas" al sistema económico
norteamericano, lo cual está al alcance de cualquier país del
Tercer Mundo. La relación "costo-beneficio" es -
desgraciadamente- muy ventajosa para los terroristas y los gobiernos
enemigos. La distancia no juega ningún papel y no existen medidas
preventivas que puedan dar una seguridad absoluta.

187
La CIA plantea que sus futuros enemigos no pretenderán atacar el país
con armas nucleares sino penetrando en sus sistemas informáticos y
causando verdadero daño a su poderío militar y a su economía. ¿Y
porqué los terroristas van a elegir este tipo de acciones? Pues hay dos
razones de peso. La primera es que a través de Internet se mueven
billones de dólares en pequeñas transacciones comerciales con una
protección bastante baja. La segunda razón es que se pueden causar
desastres militares casi tan graves como los que se pueden ocasionar
en el campo de batalla, y sin salir de casa. (Diario del Navegante,
7/7/98).

Se debería quizás agregar una "Clase 4": la "guerra personal"


contra un estado
En efecto, el 28 de diciembre de 1998 un grupo de hackers
norteamericanos, la "Legion of the Underground", ha declarado la
"ciberguerra" contra Irak y China, amparándose en que en ambos países
no se respetan los derechos y libertades fundamentales y llamando a la
destrucción masiva de todas las redes informáticas de estos países. Su
primera víctima ha sido el servidor oficial del gobierno iraquí, que
sucumbió el 7 de enero. Sin embargo, el resto de la comunidad de
hackers se opone frontalmente a este tipo de medidas. En el manifiesto
que estos otros grupos publicaron, declaran "oponerse totalmente a
cualquier intento de usar el poder del hacking para amenazar o destruir
las infraestructuras de comunicación de cualquier país", por cuanto "las
redes de comunicaciones son el sistema nervioso de nuestro planeta".
También, a raíz del bombardeo de la embajada china en Belgrado (mayo
1999), los internautas chinos han inundado la Red con consignas anti
EEUU, han entrado en la web de la embajada estadounidense y han
colapsado las charlas en directo, condenando las acciones de la Alianza.

188
INTERNET: CAMPO ABIERTO A LA GUERRA Y AL DELITO

GUERRA CORPORATIVA

1. LA "COMUNICACIÓN DE CRISIS"

El primer caso conocido de "comunicación de crisis" -como también se


llama la propaganda destinada a responder a una situación crítica para
una empresa- parece haber sido el caso de Odwalla, un fabricante de
jugos de fruta, acusado de haber provocado la muerte de un niño a raíz
de la presencia de una bacteria común en el jugo. La empresa retiró
rápidamente el producto y publicó una página web donde daba a
conocer estudios de expertos y opiniones médicas. En dos días, más de
19.000 personas consultaron el sitio y la empresa fue felicitada por la
transparencia de su proceder.

Otro caso, aparentemente más dudoso en sus contenidos, es el de


Millenium vs.Belvédère. Desde hace dos años, dos sociedades, una
americana, Phillips Millenium, y la otra francesa, Belvédère SA, se
disputan los derechos de propiedad de una botella opaca de diseño
vanguardista y del alcohol blanco que contiene. Mantienen acciones
judiciales en varios países europeos y en los Estados Unidos. Pero,
además, Millenium instaló un sitio web destinado principalmente a
denostar las informaciones financieras publicadas por Belvédère. Esta
última planeaba presentar una demanda por difamación. Su respuesta
se hizo mediante artículos de prensa en numerosos diarios franceses.
Millenium contestó con nuevas páginas on-line (actualmente ya no son
visibles). Entre tanto, las acciones de Belvédère bajaron un 36% en la
bolsa.
La comunicación de crisis tiende a ser cada vez más frecuente y
preventiva: las típicas páginas de "FAQ" (frecuently asqued questions) y
los manuales para usuarios publicados en la WWW son parte de esta
táctica. Las agencias publicitarias y los "consejeros de imagen pública"
aconsejan cada vez más anticiparse preparando con tiempo páginas "de
crisis" -sin publicarlas- ya que publicaciones hechas "a la rápida" no
pueden tener el atractivo que requerirían para impactar en el público. Así
están surgiendo verdaderos "sitios fantasmas", con páginas preparadas
para enfrentar posibles crisis.
Paralelamente se están estableciendo sistemas formales de observación
de las páginas de los competidores y de los news de áreas conexas.
Según la agencia francesa Beau Fixe-Makovsky, un 17% de los
responsables de relaciones públicas norteamericanos ya aplican esta
política mientras un 15% la considera como un arma para casos de
crisis.

189
2. OTROS CASOS

Los riesgos de la banca y del comercio virtual


Los bancos están muy interesados en los negocios por Internet (ver
nuestro Informativo sobre el comercio electrónico). Pero también se
aprovechan de ello los traficantes para blanquear dinero y los
estafadores para ofrecer "gangas" inexistentes. Se han abierto bancos
virtuales en paraísos fiscales, como la European Union Bank de Antigua,
que se proclamó como el primer banco "off-shore" en Internet en 1994
pero vió desaparecer a sus fundadores -con la caja fuerte- en 1997. La
mayoría de los crímenes en la red mundial de computadoras involucra el
robo de la identificación de los usuarios, como los números de tarjetas
de crédito y del seguro social. Pero los ladrones ahora están asumiendo
identidades corporativas, haciéndose pasar por servicios de noticias o
analistas financieros para hacer circular informes falsos que puedan
hacer caer o subir los precios de las acciones.
El Consejo Contra el Fraude en Internet, una agrupación de empresas,
anunció en mayo de 1999 que creará una serie de normas para las
compañías que realizan transacciones online. Asimismo, el consejo
piensa crear un centro de información sobre el crimen online e introducir
un "sello de aprobación" para identificar a las compañías con las cuales
es seguro realizar negocios en la Internet. El presidente del Consejo,
Paul Fichtman, dijo que los costos -estimados- del fraude en la red se
ubicaron el año pasado entre los 9.000 millones y los 108.000 millones
de dólares.

"Protección" ideológica
Las autoridades chinas bloquean rutinariamente para su población el
acceso a sitios web extranjeros referidos a los derechos humanos así
como los que abogan por la independencia de Taiwan y la autonomía
del Tibet. Además, filtra todos los sitios que contienen críticas a la
política oficial o referencias a abusos del gobierno en materia de
derechos humanos. Sobre este tema organizó su propio sitio web
( www.humanrights-china.org), pero éste ha sido el blanco de hackers
que han alterado sus contenidos y se mofaron de su nivel de seguridad,
por lo cual fue bloqueado por la policía para lectores chinos. (Incluso
cuando revisamos el sitio, la opción "Human Rights in China" estaba
desactivada).

190
Guerrilla corporativa de los dominios

La dirección de Internet de una empresa es algo tan importante casi


como su nombre o su logotipo. Por ejemplo, alguién que quiera visitar la
web del New York Times, la primera dirección que intentará es:
http://www.newyorktimes.com. En este caso no
habrá acertado, y le saldrá un mensaje en su
pantalla indicándole que la dirección no existe.
Esto no tendría mayores problemas si no fuera
porque alguién se ha dedicado a comprar
dominios (direcciones de Internet) que serían
habituales de algunos periódicos. Y ha redirigido a
los visitantes de esas páginas a las de la empresa
"Stormfront" -vinculada a organizaciones racistas,
fascistas y nazis- que los reciben con las palabras "Orgullo Blanco del
Mundo", de tinte claramente racista (según el "Diario del Navegante",
11/10/98). Otros han comprado dominios para luego revenderlos a las
empresas que legítimamente deberían poseerlos o, incluso, a empresas
competidoras, para dificultar el acceso a las empresas originales.

INTERNET: CAMPO ABIERTO A LA GUERRA Y AL DELITO

TERRORISMO Y CRIMEN

TERRORISMO Y ANTI-TERRORISMO

En 1997 se descubrió que la ETA tenía publicadas páginas de


propaganda en diversos sitios de Internet. Ésto dió origen a una
campaña de protesta, enviándose numerosos mensajes de e-mail a los
responsables de dichos sitios y a los principales motores de búsqueda.
Si ALTAVISTA, INFOSEEK, YAHOO, LYCOS deciden no almacenar
estas url, dificilmente ETA y los proetarras podrán divulgar sus
mensajes. En OLE, un buscador español que participó activamente en la
campaña, nunca han estado localizadas.
Si bien enviar opiniones y protestas es un medio legítimo de expresión y
de presión, no lo es el generar en forma automática miles de mensajes
idénticos -con el mismo contenido reprobatorio o con un mensaje ilegible
de miles de caracteres- con el fín de "tumbar" al servidor en cuestión,
cosa que ocurrió efectivamente y que fue la razón final para que el
Institute for Global Communications (IGC) -principal afectado- dejara de
sustentar el Euskal Herria Journal, diario en que aparecía la página de la
ETA.
Este medio de contra-ataque es un claro procedimiento de guerra
informática -llamado "mailbombing"-, igual de condenable que la
propaganda en favor de un movimiento terrorista. Hay que aclarar que el

191
IGC se presenta como una organización sin fines de lucro que provee
servicios de Internet a "activistas que trabajan por la paz, la justicia
social y económica, los derechos humanos y la sustentabilidad del
entorno". (Es posible preguntarse por qué razón defendían la presencia
de la ETA entre ellos.) IGC, en su comunicado -que reemplazó las
páginas del diario etarra-, aceptó los legítimos mensajes expresando
disconformidad, pero protestó con razón ante el mailbombing que afectó
a su servidor y, con ello, a sus clientes habituales.
El Euskal Herria Journal se puede ver en http://osis.ucsd.edu/~ehj/.
Desapareció de IGC y de Geocities, donde también estaba. El
movimiento islámico Hamas, por su parte, tiene su propio sitio web
( http://hamas.org "no oficial", en inglés; tiene link a un sitio oficial en
árabe). También tiene sitio propio el Hizbollah, el KuKluxKlan y
múltiples otros grupos extremistas. El sitio del Sinnfein, de Irlanda del
Norte, se cuida de remitir a otro sitio al referirse al IRA (a págimas de
estudiantes de la Universidad de Texas).

Pero propaganda y mailbombing no son las únicas expresiones de


presencia del terrorismo. Así, por ejemplo, en agosto del 98, los Tigres
tamules, rebautizados para esa oportunidad como "Tigres negros de
Internet", lanzaron un ataque contra la red que une las embajadas de
Sri-Lanka, bloqueando todas las casillas electrónicas de sus
representaciones en el mundo. En septiembre, los mensajes secretos
del servicio de seguridad del presidente de los Estados Unidos
aparecieron divulgados en un servidor de Internet.

LA LUCHA CONTRA EL CRIMEN

Frente a la nueva criminalidad que puede desarrollarse de este modo en


Internet, los medios de las policías son bastante limitados aunque no
totalmente ineficaces, como ha sido demostrado con la operación
"Catedral" de septiembre de 1998, en que fueron detenidos centenares
de sospechosos de pertenecer a una red de pedofilia, que abarcaba más
de diez países.
El FBI anunció que está en proceso de crear una unidad especial para
perseguir el fraude en Internet (Internet Fraud Complaint Center).
Recibirá las quejas "on line", para atender más eficientemente a los
afectados, según anunció Julie Miller, portavoz del organismo. El FBI
investigará los casos más importantes, mientras los casos menores
serán derivados a las autoridades estatales o locales que correspondan.

192
La policía francesa cuenta desde los años 80 con una sección de
informática y desde 1997 con una "célula Internet" con una docena de
investigadores especializados. Despachó más de 400 procedimientos en
un año (1997), en su mayoría por estafas y pirateo de software. Pero
Estados Unidos y los países anglo-sajones disponen de recursos mucho
más poderosos como la red de espionaje satelital "Escalón", coordinada
por la Agencia Nacional de Seguridad, que es capaz de filtrar dos
millones de conversaciones telefónicas, fax y e-mails por minuto.
Con el objetivo de conocer con detenimiento las nuevas formas de lo
que se ha venido en llamar ciberdelitos, policías españoles, italianos y
alemanes participarán en el proyecto Falcone, que incluye
investigaciones y un curso de formación para agentes a través de un
campus virtual basado en la experiencia de la Universidad Oberta de
Catalunya. La investigación se centrará en detectar las nuevas técnicas
de delincuencia en entornos informáticos, especialmente las que se
producen de forma organizada, y en el estudio territorial de las
legislaciones, algo que permitirá elaborar propuestas concretas para
adecuar la legislación europea.
La colaboración internacional, en el marco de
Interpol, está creciendo y está empezando a dar
frutos en los cuales pocos confiaban, ya que se
considera generalmente a la Internet como
"incontrolable". Se está empezando a demostrar
que no hay impunidad total. En la mayoría de los
países existen ya leyes aplicables. Pero la justicia
es demasiado lenta: se requieren muchas veces
días, semanas o meses para obtener órdenes de perquisición, mientras
los servidores y los mensajes se crean y desaparecen en cuestión de
horas o días. Pero muchos dejan huellas y la policía ha aprendido a
descubrir y seguir éstas. La mayor dificultad, sin embargo, parece estar
en la no-denuncia de delitos por empresas afectadas, para evitar la
pérdida de credibilidad de sus sistemas de seguridad.

Para mantenerse a cubierto y ayudar a la policía, se sugiere a los


proveedores de Internet que conserven no sólo una base de datos de
sus clientes sino también de todos los intercambios de mensajes,
incluídas las consultas de páginas web. De hecho los servidores de
páginas web cuentan hoy con un sistema que registra la dirección (IP)
de quién sea que las consulte. Generalmente utilizado para generar
estadísticas respecto de las consultas, el sistema permite identificar
cada lector y saber qué cosa lee (otra información que podría también
ser catalogada y utilizada para fines de marketing).
Esta lucha contra el delito es lo que ha llevado a Francia y algunos otros
países a limitar o prohibir las comunicaciones encriptadas. En Francia,
las empresas que ofrecen sistemas de encriptación deben comunicar
sus claves a un organismo del Estado, que podrá entregarlas a la policía
en caso de necesidad.
En los Estados Unidos, el Ejército ha formado un grupo especial -como
los SWAT- para luchar contra los ataques de hackers. La lucha se centra
principalmente contra quienes han intentado atentar contra las

193
instalaciones militares, pero desde dentro, es decir, a través de sus
redes informáticas. El nombre de la unidad no tiene desperdicio: The
Army Computer Emergency Response Team (ACERT), algo así como
equipo de respuesta de emergencias con ordenadores del ejército. La
base la tienen situada en el centro de información de las Fuerzas Aéreas
Kelly AFB, en Texas.
Pero aparentemente el peor problema de las fuerzas policiales es que
los bandidos cambian de hardware y software cada seis meses,
mientras en los organismos policiales el cambio es sólo, en promedio,
cada 48 meses.

194
Fuentes y direcciones

Fuentes
* Declaración del director de la CIA ante el Congreso:
www.cia.gov/cia/public_affairs/speeches/dci_testimony_062498.html
* El Mundo: Diario del Navegante

* Garfinkel, Simson L.: The Manchurian Printer, (C) 1995, (Reseña en


The Boston Sunday Globe, March 5, 1995, Focus Section, P. 83)
* Haeni, R.: An introduction to Information Warfare
( www.seas.gwu.edu/student/reto/infowar/info-war.html)
* Le Monde: www.lemonde.fr/actu/nvtechno/cybercrime/
* Office of International Criminal Justice: www.acsp.uic.edu
* Rapport du Conseil d'Etat:
www.internet.gouv.fr/francais/textesref/rapce98/accueil.htm
* Schwartau, W.: Information Warfare.

Direcciones
* CIA: www.cia.gov
* FBI: www.fbi.gov
* HNN (Hacker News Network): www.hackernews.com
* Institute for the Advanced Study of Information Warfare (IASIW):
www.psycom.net/iwar.1.html
* Institute for Global Communications (IGC): www.igc.apc.org
* INTERPOL: http://193.123.144.14/interpol.com/index2.htm
* RAND: www.rand.org
* Root-Shell (Hackers exploits): www.rootshell.com/beta/news.html
* The Counter-Terrorism Page: www.terrorism.net

14. "LA GUERRA DE LA INFORMÁTICA Y EL CAMPO DE


BATALLA" (1997)

Se entiende por Guerra Informática (GI) a "toda la acción tendiente a denegar,


explotar, corromper o destruir la informática enemiga y sus funciones, a la vez
que protege a las operaciones informáticas propias contra tales acciones.

Definición de las misiones

Según la Fuerza Aérea de EE.UU., la Guerra Informática se divide en tres


misiones básicas:

* Contrainformática (CI): control y explotación de los medios propios y


salvaguardar las operaciones contra ataques adversarios.

195
* Ataque de Comando y Control: explotación de la informática como arma
ofensiva.

* Operaciones de Informática: destacar la eficacia recogiendo y utilizando la


información de diferentes fuentes globales.

Además la GI da especial importancia al concepto de "dominio de la


informática", según el cual, para explotar en forma efectiva este medio de
información, se debe lograr su dominio, suprimiendo los recursos del
adversario y protegiendo los medios propios, permitiendo operaciones de
ataques contra la informática adversaria en el campo de batalla digitalizado del
siglo XXI, contemplado por los planificadores militares del Pentágono.

Se observan dos conceptos relacionados: la presencia global y el espacio de


batalla virtual.

Según la USAF, la presencia global incluye tanto la acepción física como la GI,
con una capacidad concomitante para crear, diseminar, acceder y gestionar la
información para fines propios, mientras que controla el flujo de información a
las fuerzas adversarias para lograr una ventaja decisiva.

Por su parte, el espacio de batalla virtual, utiliza medios de GI que comprenden


computadoras, redes de información, grupos de sensores terrestres y
espaciales y otros del sistema de información, para reemplazar la presencia
militar física en un área de operaciones. Este concepto es impulsado por la
diversificación de las amenazas y por las reducciones del tamaño de sus
efectivos por limitaciones presupuestarias. Según la USAF, "a veces basta con
información para lograr objetivos militares estadounidenses", pudiéndose
agregar que sirven como multiplicador de fuerzas.

Por otra parte, se ha dicho que las tendencias emergentes de la guerra global
ya no se tratan de territorio, sino de informática y que de hecho, se está
produciendo una verdadera revolución en asuntos militares, cuyos resultados
son tanto las realidades geopolíticas como la emergencia de sistemas y
doctrinas del campo de batalla digitado.

Para aclarar las cosas, la GI puede considerarse como integrada a


componentes operacionales defensivo y ofensivo, aspectos que se encuentran
en debate doctrinario en las altas esferas militares, de inteligencia y círculos
políticos norteamericanos. El Ministerio de Defensa y la Agencia de Proyectos
Avanzados de Investigación (ARPA), organismo que estableció inicialmente la
Internet como ARPANET creada para hacer frente a la naciente amenaza de
GI, apoyan una postura defensiva de GI.

¿Un esfuerzo defensivo?

El proyecto de GI del ARPA, es una de las siete principales zonas de


investigación de la Oficina Tecnológica de Sistemas de Computación, definida
como un conjunto de "avanzadas tecnologías de seguridad para proteger a las
capacidades en misiones críticas del Ministerio de Defensa, contra agresiones

196
electrónicas lanzadas contra o a través de su infraestructura computacional de
apoyo".

No obstante, existe un cuestionamiento si una postura de GI puramente


defensiva es aceptable. El Pentágono ha hecho las siguientes
recomendaciones respecto a la GI:

- Establecimiento de un Plan Unico Integrado de Operaciones de GI, para


contrarrestar las capacidades del adversario.

- Establecimiento de un Efectivo de Misión de Informática en el campo de


batalla, para crear y utilizar conjuntamente tecnologías de modelación y
simulación de escenarios para ejercicios de entrenamiento.

- Desarrollo de proyectos de Demostración tecnológica de Conceptos


Avanzados (ACTD), para optimizar y expandir las capacidades existentes y
explotar los programas basados en ciencia y tecnología.

- Desarrollo de un sistema satelital de difusión directa para las tropas de


combate.

- Expansión de los ejercicios de entrenamiento estadounidenses y simulación y


modelación de Contrainformática, inclusive "guerra virtual" sin necesidad de
contar con centros dedicados a modelación y simulación.

- Evaluar a fondo por parte del Ministerio de Defensa, el desarrollo de planes y


políticas de GI, el que incluiría las vulnerabilidades y capacidades de las
fuerzas adversarias.

- Apoyo del Ministro de Defensa para suministrar inmediatamente un aumento


de fondos para GI defensiva, enfatizando la protección de servicios críticos y el
establecimiento de "equipos rojos" especiales para evaluar el estado de alerta y
las vulnerabilidades de la GI.

Si bien en el espacio de batalla digitalizado, el dominio de la informática es la


clave del éxito, también se traduce en sistemas pertenecientes al mundo real.
Los habilitadores clave de un medio de combate basado en informática, son un
conjunto de sensores desplegados en el espacio. Tales sistemas impulsan la
investigación y el desarrollo tecnológicos detrás del programa War Breaker de
la ARPA, centrándose en los ACTD para apoyar un sistema de gestión de
combate integrado total de extremo a extremo, con el cual realizar la
prosecución precisa, sincronizada y a nivel mundial de objetivos temporales
críticos (TCT), tales como lanzadores balísticos de misiles tácticos.

Otras aplicaciones asociadas con las tecnologías de GI son los avanzados


sistemas de aerovehículos no tripulados (UAV), las comunicaciones multimedia
tales como las globales-móviles (GLOMO) que utilizan medios de informática
de la próxima generación, contraminas robóticos, sistemas terrestres de
vigilancia de amplia zona y armamento stand-off del tipo "disparar y olvidar".

197
Los Virus y la Infraestructura Global de Información (GII)

Como es de suponer, el arma básica de la guerra de informática es la


informática propiamente dicha. Los dos tipos de virus primarios son los del
sector de carga inicial y los virus de los archivos ejecutables.

Los del sector de carga inicial dan cuenta de sólo unas 500 cepas virales, lo
que corresponde a menos del 10% de los virus conocidos. De las
computadoras que conforman la Internet global -principal componente de
infraestructura de información global (GII) actualmente en desarrollo- el 50% ha
sufrido incursiones virales. Hoy, los virus se escriben a tal velocidad que se
dice que su número se duplica cada ocho meses y medio. Se sabe que las
incursiones virales en la Internet son inevitables.

Por otra parte, al no estar codificados los paquetes de Protocolo Internet,


cualquier persona puede extraer las claves de entrada de los usuarios por
medio de los programas "olfateadores" (sniffer), obteniendo así acceso a
información restringida. Asimismo, una vez dentro del sistema, es muy fácil
introducir un virus. Recientemente llamó la atención el "Satan Bug", programa
viral responsable de penetrar las redes de computación del Servicio Secreto de
EE.UU. en 1993, virus destacado por su aceptación por muchos antivirus
autoproclamados de la infraestructura de computación, como capaces de
someter a prueba la seguridad de los sistemas, infectándolos deliberadamente.

Estrecha protección

Dentro del sistema de defensa de EE.UU., la ARPA está dirigiendo sus


esfuerzos a establecer tecnologías y protocolos de seguridad de Internet. Bajo
la protección del citado proyecto de guerra informática defensiva, codificación,
control de acceso, autenticación de datos y planes para firma digital, se hallan
todos los temas de investigación y desarrollo. Los sistemas de operación que
pueden aislar los códigos virales sospechosos y hacer cumplir las políticas de
seguridad especificadas localmente, serían las que dirigirían las redes. Los
micronúcleos reusables de los programas avanzados contendrían los así
llamados módulos codificados de "alta seguridad" o inmunes a los virus.

No obstante, para el futuro inmediato y hasta que las tecnologías de seguridad


maduren, las infraestructuras nacionales y globales de EE.UU. se hallan
vulnerables a ataques de información, sea por parte de los cuerpos de guerra o
inteligencia nacional que cumplen una política de GI sancionada por el
gobierno, o a la inversa, de adversarios intrusos que actúan por diversos
motivos.

Además, como las redes militares de computación y telecomunicaciones están


unidas a "infoestructuras" civiles, actualmente no hay una distinción
significativa entre estas infoestructuras y sus tecnologías subyacentes. En
consecuencia, también se pierden las distinciones tecnológicas entre los
efectivos potenciales del adversario, por lo que, los observadores han hallado
que este incierto escenario estratégico es similar al que prevaleció al aparecer
por primera vez las armas nucleares. Se ha sugerido, por cierto, que las

198
amenazas de GI cambian la naturaleza misma de la forma en que debe
definirse la guerra y el terrorismo moderno. En este contexto por ejemplo, la
bomba colocada en 1993 en el World Trade Center de Nueva York, podría
considerarse como un ataque estratégico contra EE.UU., ya que éste alojaba
oficinas de entidades gubernamentales, importantes nódulos de
telecomunicaciones y era un centro nervioso del mercado global.

Las bombas y los programas de virus no son los únicos medios para atacar a
una "infoestructura" militar o civil. También se han demostrado armas más
exóticas que utilizan radiación de elevada energía. Asimismo, También pueden
utilizarse cañones HERF, de radiofrecuencia de alta energía y bombas EMP/T
transformadoras de impulsos electromagnéticos, para desbaratar sistemas de
computación e incluso, el método GI puro no requiere necesariamente, la
inserción de virus u otro programa. Los intrusos se dedican frecuentemente a lo
que se denomina ataques de "fuerza bruta", machacando los "extremos
frontales" del sistema con repetidas secuencias de "Control", alimentando por
la fuerza contraseñas para poder ingresar a los enlaces ocultos detrás de la
interfase de los usuarios, ataques que son sumamente eficaces.

Una nueva dimensión del combate bélico

Una Fuerza de Misión de Estudio Estival del Comité de Ciencias de Defensa de


EE.UU. sobre "Arquitectura de la Informática para el Campo de Batalla",
concluyó recientemente que EE.UU. es sumamente vulnerable a los ataques
de informática electrónica y que deben adoptarse métodos para hacer frente a
esta amenaza. Sugirió, además, que el desarrollo de una estrategia y de una
capacidad para realizar una GI puede resultar la faceta más importante de las
operaciones militares desde la introducción de la clandestinidad.

El informe también observa la vulnerabilidad de los infosistemas a los ataques


de informática de potenciales adversarios, y cómo las naciones del tercer
mundo tienen acceso a formidables capacidades de GI que pueden adquirir de
la disponibilidad comercial de infotecnologías, conjuntamente con la
correspondiente ausencia de controles de exportación.

El General de División de la USAF, Ken Minihan declaró: "Ahí se está creando


algo que es una nueva frontera. Vamos a actuar en otra dimensión". O para
decirlo de otro modo, la GI modifica dramáticamente las normas aceptables del
combate.

Mientras la Casa Blanca está redactando una Directiva de Revisión


Presidencial sobre el tema de la falta de una política nacional de GI, el
Ministerio de Defensa y la CIA también se hallan entre los muchos organismos
que realizan revisiones. No obstante, cada una de las ramas de las FF.AA. ya
han integrado en cierta medida la GI en su doctrina, comando y control.

La Armada estadounidense denomina a su Plan de GI "Copernicus Forward:


Cómo harán la Guerra la Armada y el Cuerpo de Marines en la Era de la
Información". Al desarrollarlo, evaluó las estrategias y arquitecturas de CI de

199
otras ramas del servicio. Copernicus está destinado a servir como arquitectura
y estrategia unificadora definitiva de las operaciones conjuntas de CI.

La primera prioridad de la Armada de EE.UU. con respecto a GI, es "mantener


al combatiente en el centro". Copernicus define la GI como la "utilización
integrada de operaciones, seguridad, decepción militar, operaciones
psicológicas, guerra electrónica y destrucción física, para negar información,
influir, degradar o destruir las capacidades de Comando y Control del
adversario a la vez que protege las propias. La visión Copernicus incluye el
Sistema de Intercambio de Información Battlecube, una zona conceptual
multidimencional que incluye al espacio subsuperficial, superficial, aéreo y
espacial, como ambientes bélicos. Suministrará a sus usuarios una imagen
táctica común y medios de conexión para implementar la doctrina de "sensor
tirador", concentrándose en lanzamiento mejorado de armamento, inclusive
supervisión y reconocimiento, adquisición y localización, identificación de
combate, determinación de objetivos, entrada en acción y guiado y evaluación
de los daños de combate.

La USAF denomina a su iniciativa de GI "Superhighway 2000" o "Sistema de


Transporte de Información de Combate". Tiene por finalidad capitalizar sus
sistemas de combate basados en informática, para llevar a las fuerzas de
combate a lo que se denomina "la quinta dimensión de la guerra", en la que un
intercambio de información rápido y global puede cobrar ventaja sobre los
haberes bélicos. Los planes de la USAF requieren explotar la infraestructura
básica de informática (BII) existente, que es la parte que corresponde a la
Fuerza Aérea en la mayor infraestructura de informática de defensa (DII) para
incrementar su capacidad de CI. Esta BII, suministraría imágenes, gráfica,
vídeo y otros medios de ancho de banda elevado, a todas las instalaciones de
Comando y Control de la USAF. El objetivo final es hacer que la avanzada
modelación y simulación, estén disponibles para todas las fuerzas, a todos sus
niveles, "desde en Centro Nacional de Comando hasta las trincheras
individuales".

Con el advenimiento de la Fuerza XXI, el Ejército estadounidense piensa


rediseñar sus efectivos y adaptar conceptos y doctrinas operacionales para
conferir ventajas a la infotecnología. El ejército ha designado una división de
Fort Hood como centro de ensayo para conceptos y armamento que
comprenderá a la Fuerza XXI, la primera unidad reorganizada y modernizada
con lo que ha dado en llamarse "el Ejército del Siglo XXI". El concepto destaca
que los sistemas de armamento orientados hacia la "infotecnología" habilitarán
al soldado de la Fuerza XXI en lugar de cargarlo y expresa que la superioridad
de informática será igual a la superioridad aérea, en la medida en que
suministre a las fuerzas propias más información que la que le suministra el
adversario, con agilidad, movilidad y potencia letal que prevalecerán en el
campo de batalla.

El helicóptero Comanche RAH-66 se destaca en el plan de Fuerza XXI, el que


utilizando aviónica de primera línea y sistemas de computación, podrá
proporcionar a las fuerzas de maniobra, trazados de mapas de terreno

200
integrados de alta definición e identificación de blancos, mucho más
avanzados.

La guerra de la informática representa realmente un nuevo paradigma en el


pensamiento militar, ya sea que cambien o no significativamente las reglas del
combate -lo que queda por verse- pero sus revolucionarias implicancias no
pueden ser ignoradas por los planificadores militares. Su impacto total,
inclusive los riesgos y oportunidades, deben evaluarse a la luz de las
tendencias tecnológicas actuales y el desarrollo de las realidades geopolíticas.

201
CAPITULO III

15. GUERRA REVOLUCIONARIA


(*)
Por: Escuela Superior de Guerra del Brasil

a. INTRODUCCIÓN

Pocos asuntos han merecido, en estas últimas décadas tanta


atención como la llamada guerra revolucionaria, en su versión
moderna: La Guerra Revolucionaria Comunista.

El equilibrio existente entre los principales bloques ideológicos, sea


en el campo nuclear, sea en el aeroespacial - hace muy remota la
posibilidad de un enfrentamiento entre estos grupos antagónicos. La
razón generalmente aceptada, pese a ser conclusión, reside en el
peligro de un suicidio colectivo de la humanidad. En consecuencia,
pasa a prevalecer la estrategia de la acción indirecta, que, para el
Bloque Oriental, encuentra en la llamada guerra revolucionaria su
gran expresión.
Dentro de este cuadro, ciertos observadores pretenden que ya está
en curso una tercera Gran Guerra Mundial de características
especiales y muy provechosa para los comunistas.
Tal pretensión no queda muy afuera de propósito, teniendo en
cuenta algunas interpretaciones de dirigentes y teóricos comunistas,
con respecto de la coexistencia pacífica.
“La política de coexistencia pacífica entre Estados con diferentes
sistemas sociales es una forma de lucha de clases entre el
socialismo y el capitalismo” Declaración del 81 (Congreso de los
PC).

“La coexistencia pacífica, que constituye la línea general de la


política exterior de la Unión Soviética y de otros países socialistas,
quiere decir una ausencia de guerra, en el tiempo o un alivio entre
dos conflictos”. (L.Gragolev y V. Larionov).
A muchos occidentales, todavía, les repugna aceptar que están
sufriendo una guerra, por la tendencia natural de concebirse a la
guerra del futuro en términos idénticos a los del último conflicto,
modificada apenas, en las concepciones que puedan derivarse del
acelerado progreso tecnológico.
Existen delante del problema dos posiciones: para los comunistas, el
mundo está en guerra a pesar de la coexistencia pacífica; para los
demócratas, el mundo sufre crisis continuas enfrentadas por medios

(*)
Tomado del libro Doctrina Básica, de la Escuela Superior de Guerra del Brasil, traducción de la Dra. Cecilia Simas
de Souza de Miro Quesada.

202
diplomáticos, por acciones preventivas, por medidas conjuntas de
seguridad y en la peor de las hipótesis, por episódicas aplicaciones
violentas de la Expresión Militar del Poder Nacional.
Los Comunistas interpretan la paz como la condición que prevalece
solamente en las áreas por ellos dominadas.
Para ellos, en las otras partes del mundo, permanece la lucha
continua. Según ese entendimiento, sólo habrá paz mundial, cuando
toda la humanidad sea comunista.

b. CARACTERIZACIÓN Y CONCEPTUACIÓN

La concepción comunista de la guerra, de acuerdo con Lenin, difiere


fundamentalmente de la occidental: “La paz es la continuación de la
guerra por otros medios y debe ser tratada como un todo”. Y todavía:
“La paz y la guerra no son sino dos aspectos de la misma lucha,
permanente y necesaria”: Finalmente, lanzando las bases para el
surgimiento de algo nuevo, afirma: “Guerra y revolución, son
términos intermutables”.
Al proclamar Lenin que Rusia asumirá la responsabilidad de
conducir a la humanidad, a través de la lucha final entre el
capitalismo y proletariado, para alcanzar la última tesis del paraíso
de Karl Marx, conquistó fervorosos adeptos. Dentro de ellos se
destacan Michael Frense, profundo estudioso de la guerra: y
Bukharine, quien tenía la pretensión de “llevar el Socialismo a los
otros países, en la punta de las bayonetas”.

Estos discípulos de Lenin, concibieron una nueva forma de guerra,


en la cual debería ser buscada con la máxima unidad de fuerzas de
Rusia, la transformación de un conflicto internacional a lucha interna.

Se trataba de una guerra para implantar el comunismo en el resto


del mundo y que debería ser tratada por lo que los bolcheviquez
llamaban “reservas revolucionarias del Ejército Rojo de fuera de las
fronteras de la URSS”.

La guerra revolucionaria comunista no presenta características


iguales en todos los países donde se desarrolla, a pesar de los
puntos comunes de que se reviste y que autorizan la denominación
con que es conocida. Tampoco se desarrolla en un solo impulso o
muestra comportamiento homogéneo en todos esos países o
regiones. Al contrario, comporta aspectos, secuencias,
procedimientos, técnicas y tácticas llevadas a cabo en tiempos
conforme a las circunstancias.

Para fines didácticos, hay ventaja en apreciar el desarrollo de la


GRC en diversas escalas: los autores y analistas sugieren varias
soluciones: fases, períodos y etapas.
Muchos consideran el proceso de la GRC subdividido en las cinco
siguientes fases:

203
1ra. Fase: Inicio de la organización revolucionaria.- Es
caracterizada por la acción clandestina. En ella son formados
cuadros que agitan, hacen propaganda, divulgan la ideología
comunista y explotan a fondo las contraindicaciones internas del
medio. La opinión pública toma conocimiento del movimiento.
2da. Fase: Creación del clima revolucionario.- La organización
revolucionaria se amplía, por infiltración, en todos los sectores. Son
establecidas sedes de vigilancia, de informaciones y de resistencia.

La subversión aumenta; el descontento se acentúa; tienen lugar


huelgas, manifestaciones públicas, protestas, sabotajes,
desórdenes, multas, y el ambiente se deteriora.

3ra. Fase: Paso a la acción.- La subversión es franca y abierta. Se


crean bases para el movimiento, esbozándose la nueva
administración, Bandos armados desarrollan, sistemáticamente,
todas las formas de violencia. las actividades revolucionarias se
diversifican. Surgen las guerrillas. Se intimida a las masas.
4ta. Fase: Rebelión Plena.- La multiplicación de bases culmina con
la creación de zonas liberadas. Se forma el embrión del futuro
estado, estableciéndose un gobierno revolucionario, visando el
reconocimiento por los gobiernos amigos. Las operaciones
sicológicas alcanzan el auge. Las actividades revolucionarias se
multiplican por todas partes. Las fuerzas del orden se sienten
aisladas. Comienza la organización de la fuerza regular
revolucionaria.
5ta. Fase: Contraofensiva General.- Se combinan las acciones de
guerrillas con las acciones militares clásicas de la fuerza regular. Se
acentúan las acciones de política externa y las de guerra sicológica,
procurando desarrollar el apoyo del régimen y, con él, el de sus
fuerzas armadas.
Las fases no son compartimentadas: por el contrario, se integran y
se superponen, y el proceso de cualquiera de ellas siempre permitirá
el retroceso y la vuelta a la fase precedente. otra característica a
resaltar es la lentitud de las fases iniciales y la velocidad de las
finales.

Como se observa el desarrollo de la GRC puede, en síntesis ser


descrito como la integración del proceso subversivo en los pasos
iniciales con la violencia en el paso final, siendo esta última en
algunos casos, innecesaria, si el objetivo final ya hubiera sido
alcanzado.
Algunos autores reducen a tres esas cinco fases: Cristalización,
Organización y Militarización.
Cristalización, fase de nacimiento y desarrollo de la convicción
ideológica.

204
Organización, fase de la instauración y funcionamiento de las
jerarquías.

Militarización, fase de la movilización y empleo de un organismo


militar.

Hay autores que han dejado de lado el esquema corriente de las


fases para distinguir en el proceso revolucionario dos períodos
generales: Pre-revolucionario y revolucionario.

El primero, engloba en la práctica las dos primeras fases y hace


práctica en todas las formas de agitación social; el otro se
caracteriza por el empleo sistemático de la violencia y el abandono
completo del aspecto legal de las acciones.

Otros autores prefieren la designación de etapas, dividiendo el


proceso revolucionario, de acuerdo con que las acciones sean
hostiles o no, en etapas: Clandestina y Ostensible.

Entre las características de la GRC, merecen especial atención:

Ser subversiva, por visar la destrucción de los principios y valores


morales en que repose la sociedad; por provocar la indisciplina y la
quiebra de la jerarquía; por pretender la disolución de la sociedad,
siguiendo el principio de Lenin de que “moral comunista es todo lo
que sirve para destruir la antigua sociedad exploradora”, o el punto
de vista de Stalin, para quien la tarea de los comunistas es la
“destrucción de toda especie de religión y moral” pues “es moral sólo
lo que es útil al comunismo”.

Ser universal, en el mismo entendimiento de Stalin, por tener como


objetivo la conquista de todos los países aún no comunistas y el
mantenimiento de los ya conquistados.

Ser permanente, conforme concebía Lenin, por no parar de actuar,


por aprovechar hasta los aparentes recesos para la reformulación de
nuevos planes y tácticas.

Ser total , en el entendimiento de Mao Tse-Tung, en el sentido de


interesar a todos los individuos y de convertir a cada individuo en un
objetivo de la GRC, visando el dominio de su mente. En ella la
conquista del hombre es totalmente realizada, espiritual y
físicamente. Ella visa al individuo en cualquier situación, en la masa,
en la sociedad y en la familia; está presente en todos los campos del
poder - político, económico, sicosocial y militar; y es total también
por valerse de todos los medios; subversión, concepción, etc., que le
sean útiles. Nada le es vedado.

El Estado Mayor de la Fuerza Armada (EMFA) definió, inicialmente a


la GRC como:

205
“Una doctrina elaborada por teóricos marxista-leninista y explotada
por movimientos revolucionarios diversos, para apoderarse del poder
por medio del control progresivo, físico y sicológico de las
poblaciones, con el empleo de técnicas particulares, apoyándose en
una ideología y desarrollándose según un proceso determinado; se
ajusta a todas las formas de guerra”.

Mas recientemente, el Decreto Ley No 898 del 29 de Setiembre de


1969 - Ley de Seguridad Nacional - en su Art.3º, conceptúa la
Guerra Revolucionaria de una forma muy general:

“Conflicto interno generalmente inspirado en una ideología, o


auxiliado del exterior, que visa la conquista subversiva del poder por
el control progresivo de la Nación”.

La idea de la GRC apenas como conflicto interno tiende a


modificarse. El ejemplo de Indochina sirve para dar validez a esta
afirmación. La guerra revolucionaria que envolvió los dos Vietnam y
a Camboyia (y envuelve a Laos y Tailandia) es, en verdad, una única
y misma guerra que no respeta fronteras. Lucha Interna, pues para
cada país y externa, cuando de cada país rebosa hacia sus vecinos.

El concepto de Guerra Revolucionaria Comunista, en ésta Escuela,


es el siguiente:

“Conflicto, normalmente interno, de concepción marxista-leninista,


estimulado y auxiliado del exterior, que utilizando intensamente la
guerra sicológica, la subversión y todas las formas de violencia, visa
la conquista del poder, por el control progresivo de la Nación, a fin
de implantar la ideología comunista”.

c. ACCIÓN CONTRA LA GUERRA REVOLUCIONARIA

Objetando la conquista del poder para la implantación del régimen


comunista, la GRC alcanza todas las actividades de la nación
visada.

La nación como un todo debe oponerse a ella, y oponerse


dinámicamente o, como desean algunos, parar, esto es, detener la
acción adversa y responder.

Pero siempre la parada y la respuesta deben comprender a la


totalidad de la nación, pues la seguridad del país debe ser tarea y
responsabilidad de todos sus ciudadanos y no sólo de algunos.

La lucha contrarevolucionaria es de toda la nación. Ella tiene que ser


llevada a cabo con la participación efectiva del gobierno y del
pueblo. En esa lucha de todos, las fuerzas armadas son, apenas,
uno de los elementos de combate y solo episódicamente el más

206
importante. Entre los medios a adoptar para el combate a la GRC se
puede enumerar:

(1) Estimular al desarrollo para combatir las injusticias sociales y


las desigualdades entre los hombres.

(2) Realizar eficiente acción sicológica asociada al correcto empleo


de la comunicación social, objetivando la afirmación
democrática y fortalecimiento moral de la sociedad.

(3) Perfeccionar, continuamente, la eficiencia administrativa.

(4) Elaborar y aplicar la legislación adecuada a la prevención y


al combate de la subversión.

(5) Realizar el planeamiento global con miras a la GRC y dentro de


él, al Plan de Seguridad Interna.

(6) Poner en ejecución, esos planes en forma agresiva y continua.


Tales medidas presuponen una estrategia, identificada a través
de acciones preventivas, represivas y operativas, orientada por
una doctrina que establece el justo equilibrio entre lo material
y lo espiritual; que le devuelve al hombre los elementos
esenciales de la vida; que lo libere de la ignorancia, de la
desigualdad social y política: que, en último análisis, basada en
el error y en la verdad, en la igualdad haga realidad el respeto
a la persona humana, destruya el mal y levante el bien,
ofreciendo toda la escala tradicional de valores positivos.
d. CONCLUSIÓN

La GRC, a pesar de presentar características peculiares en cada


país donde es desencadenada, conserva algunos aspectos
comunes, intrínsecos, reveladores de su concepción y propósito de
ser:
(1) Subversiva
(2) Universal
(3) Permanente
(4) Total.
Es una guerra de fondo ideológico y al mismo tiempo imperialista.
Ella no se confunde con ningún otro tipo de guerra. En verdad, la
GRC es la expresión de una política externa revolucionaria. Es una
guerra de estatus no declarado, resultante de la agresión indirecta;
es conducida por una minoría actuante; estimulada o apoyada desde
el exterior.

La importancia de la GRC justifica los cuidados especiales con que


debemos encararla, más aún porque todo lleva a creer que sea el
tipo de conflicto más probable en el futuro. Los riesgos de un

207
enfrentamiento nuclear inhiben a las superpotencias, en tanto que la
participación indirecta, a través de recursos financieros, de equipos
de asesoramiento y hasta de empleo de efectivos limitados, no es
demasiado onerosa ni conduce al suicidio colectivo.

Entre los factores importantes a la problemática de la GRC se


destaca, preponderantemente, el factor humano. Eso es más
verdadero que en cualquier otra forma de conflicto; en la GRC las
poblaciones representan simultáneamente: el medio donde se traba
la lucha; el objetivo de los adversarios; y uno de los principales
instrumentos de acción. Es sobre cada hombre, que se
desencadenan permanentemente, agresivas operaciones
sicológicas.

Es importante resaltar que el problema de la GRC no es sólo militar,


interesando igualmente a las demás Expresiones del Poder
Nacional.

Es sobre todo humano y fallará inapelablemente cualquier acción o


respuesta que no pondere adecuadamente, ese factor.

La nación por entero debe combatir la GRC; pueblo y gobierno. Este


combate sólo podrá ser victorioso cuando haya un gran esfuerzo
nacional visando el Desarrollo.

La GRC no es invencible. La Historia contemporánea presenta


numerosas pruebas de esta afirmación. Las naciones democráticas -
cambiando sufrimiento y sacrificio por experiencia, han
comprendiendo que la acción militar es de resultados limitados pues
la decisión no es buscada en el campo de batalla, sino en las
mentes de los hombres.

e. BIBLIOGRAFÍA

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Revolucionaria e a Conjuntura Brasileira - ESG Río de Janeiro,
1961.

209
16. LA ERA DE LOS CONFLICTOS ASIMÉTRICOS
Los sucesos del pasado 11 de septiembre han constituido la más
reciente, espectacular, eficiente y letal aplicación de las estrategias de
guerra asimétrica, concepto del que los teóricos y también los
planificadores de la defensa venían considerando, discutiendo y
advirtiendo sobre su aplicación, por lo menos desde 1989. Sin embargo,
lo que ahora denominamos guerra asimétrica es tan antiguo como el
hombre: basta remontarnos al pasaje bíblico de David y Goliat para ver un
excelente ejemplo aplicativo de la misma.

Posteriormente, la derrota de Varo y sus legiones a manos de tribus


germánicas en el bosque de Teutoburgo el año 9 D.C.; también el
aniquilamiento de ejércitos británicos en Afganistán el año 1842 y en
Isandlwana a manos de lo zulúes en 1879, o del Séptimo de Caballería a
manos de los Sioux, Oglalas y Cheyenes en Little Big Horn el año 1876

Más recientemente, la masiva actuación de los partisanos soviéticos


contra los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial y que contribuyo
notablemente al éxito de las fuerzas regulares de su país (1), las derrotas
de los EE.UU. y la Union Soviética en Vietnam y Afganistán,
respectivamente, asi como la derrota de las fuerzas militares de la
Federación Rusa en Chechenia (1994-1996) y los problemas que sigue
teniendo contra la guerrilla en esa republica islámica.

Guerra asimétrica es la que han llevado a cabo grupos revolucionarios


contra Estados; pero relacionado con la organización Al Qaeda de Osama
Bin Laden, tenemos el atentado que el 12.10.2000 sufrió el navío de
guerra estadounidense USS Cole, un destructor de la Clase Arleigh –
Burke, equipado con el sistema de control de batalla Aegis, y por ende
uno de lo más sofisticados barcos de guerra del mundo. Como sabemos,
fue severamente dañado en el puerto de Adén (Yemen), por dos
terroristas suicidas pilotando un pequeño bote de goma con motor fuera
de borda y cargado con explosivos, que mató a 17 marineros e hirió a
otros 39. Un navío diseñado para proteger contra todo tipo de amenazas
a un grupo de batalla compuesto por portaviones, equipado con
poderosas defensas contra mísiles que rozan la superficie del mar y otros
ataques tecnológicamente avanzados, fue discapacitado (y tuvo que
luchar par mantenerse a flote) por un ataque de dos hombres y una
bomba (2).

CARACTERÍSTICAS DE LA GUERRA ASIMETRICA

La actual y creciente brecha socioeconómica existente entre el mundo


desarrollado –más específicamente el nivel de poder nacional de los
EE.UU.- y los países en desarrollo, se ve reflejada también en los asuntos
estratégicos y militares. La Guerra del Golfo de 1991, tal vez sea la clase
de conflicto que sea la excepción y no la regla en los años por venir. Irak.
Pese a tener en ese entonces la cuarta fuerza armada del mundo, quiso

210
enfrentar simétricamente, de igual a los EE.UU., con los resultados que ya
conocemos.

En un señero artículo de 1989, cuatro oficiales del Ejército y del Cuerpo


de Marines de los EE.UU. señalaron el advenimiento de la Guerra de
Cuarta Generación, en la que se usarían técnicas que podríamos llamar
“ajenas” a la tradición occidental, lo que más adelante veremos,
consideraríamos como técnicas asimétricas. Con extraordinaria visión
advirtieron:

Por cerca de 500 años. Occidente ha definido la forma de hacer la


guerra (...)El hecho que algunas áreas no-occidentales como el mundo
islámico no son fuertes en lo que a tecnología se refiere, podría llevarlos
a desarrollar una forma de hacer la guerra, de cuarta generación, a
través de ideas antes que de tecnología. La génesis de una forma de
guerrear de cuarta generación podría ser visible en el terrorismo (3).

Igualmente indicaron que un oponente de cuarta generación podría tener


una base no -nacional o transnacional, como una ideología o la religión y
que como sus capacidades de seguridad nacional estaban diseñadas
para operar dentro de un marco de referencia de Estados- Naciones,
fuera de ese marco tendrían grandes dificultades (4)

Después del desastre que sufrieron fuerzas especiales estadounidenses


en las calles de Mogadiscio en Somalia el 3.10.1993, en el que murieron
18 efectivos, muchos en los EE.UU, se preguntaban si ese no era el tipo
de conflicto en el que se verían envueltos en el siglo XXI, un conflicto en
el que su actual estructura de fuerzas preparadas serviría de poco ante
enemigos asimétricos. Por eso surgieron las criticas a la Estrategia
Militar de los EE.UU. (1997). Que preveía disposiciones de fuerzas
preparadas para pelear simultáneamente dos guerras como la de 1991 y
aun tener la capacidad de proyectarse a otros puntos calientes del
planeta.

A raíz de lo Somalia, los cuatro autores antes mencionados revisaron


sus conceptos en 1994 y proféticamente advirtieron:

La cuarta generación heralda el fin de la guerra moderna y posiblemente


también el de la guerra moderna. La próxima guerra real que peleemos,
probablemente sea un suelo estadounidense (5).

Tres años después. Paúl F. Herman, Jr. dio una interesante definición de
guerra asimétrica: “es un conjunto de prácticas operacionales que tienen
por objeto negar las ventajas y explotar las vulnerabilidades (de la parte
más fuerte), antes que buscar enfrentamientos directos (...). Loa
conceptos y movimientos asimétricos buscan usar el medio ambiente
físico y las capacidades militares es formas que son atípicas y
presumiblemente no anticipadas por estructuras militares bien
establecidas, tomándolas, por ende, desbalanceadas y no preparadas”

211
(6). Al año siguiente, Charles Dunlap, Jr. La definió de forma parecida,
pero añadiendo un concepto interesante y de actualidad que ese tipo de
guerra enfatiza lo que popularmente se percibe como metod ologías no
convencionales o no tradicionales (7). Para Chenery, los retos
asimétricos vienen a ser cualquier método o medio no convencional o
barato, usado par evitar fortalezas y explotar vulnerabilidades (8).

En opinión de McKenzie, son aproximaciones no convencionales que


evitan o minan las fortalezas del oponente, mientras que explotan sus
vulnerabilidades, pero con dos objetivos siempre en mente:

a) Obtener un efecto desproporcionado


b) Afectar la voluntad de lucha del más fuerte. Pueden conseguir un
poderoso efecto a través de la manipulación del elemento
psicológico. En términos funcionales, la mente del enemigo se
convierte en el blanco (9), como veremos más adelante.

En el ámbito de la inteligencia también se alzaron voces de advertencia


como la de White, quien e 1996 sostuvo, sin llamarla guerra asimétrica,
sino guerra irregular, que tradicionalmente las mayores amenazas a la
seguridad nacional de los EE.UU. han sido de Estados armados con
tecnología moderna y poseyendo conceptos militares no muy diferentes
de aquellos de los estadounidenses. Esto. dijo White, ha permitido a la
comunidad de inteligencia enfocarse sobre las fuerzas de oponentes
similares, haciendo más fácil la vida del analista, pero a la comunidad se
le ha dejado menos preparada para conflictos que comprenden a
enemigos y aliados disímiles. El enfoque sobre los componentes
tradicionales de análisis de capacidades militares, orden de batalla,
doctrina, economía para la defensa y así por el estilo- sirvieron bien a los
EE.UU. en la Guerra del Golfo contra Irak, pero no también en Somalia.
La comunidad de inteligencia tiene que hacer estas cosas en tanto los
EE.UU.enfrenten amenazas convencionales, pero la comunidad además
necesita ser capaz de mirar con igual habilidad a las diferentes clases de
amenazas que se dan en a las guerras irregulares (10).

ANALISIS DEL 11 DE SETIEMBRE

Creemos que los hechos del 11 de septiembre pueden ser entendidos


mejor si se les analiza dentro de los alcances de lo que constituye la
guerra asimétrica.

Primero. Al Qaeda, el grupo terrorista que realizó los atentados, no es un


Estado porque no tiene un territorio, pese a que encontró refugio en
Afganistán de los talibanes, que más que un país podemos considerarlo
un territorio habilitado por disímiles y encontradas etnias y grupos
tribales; sus miembros pertenecen a varias nacionalidades, empezando
por su líder, quien es Saudita y siguiendo con los que le siguen en la
líneas de comando, asi como los combatientes propiamente dichos, que
son egipcios, libios, sudaneses, paquistaníes, etc. Los une una base

212
transnacional: la religión situación que a su vez pretende llevar, mas que
a un choque, a una guerra de civilizaciones. Del mismo modo, la religión
hace que sectores extremistas del Islam, en cualquier parte del mundo,
pasen a convertirse en adeptos pasivos, o lo que es peor, activos de Bin
Laden y su causa. En marzo pasado, la policía italiana interceptó las
comunicaciones telefónicas de miembros de una célula de Al Qaeda en
Milán las conversaciones entre el tunecino Essid Sami Beb Khemais y el
libio Lased Ben Heni-, siendo muy significativo su contenido: “Dios no
ama porque Europa está en nuestras manos. Ahora somos mujaidines
muhajirum (luchadores inmigrantes). Este es nuestro deber que
debemos llevar a cabo con honor .. Tenemos que ser como serpientes.
Tenemos que atacar y escondernos “. Dice Heni. De 31 años de edad y
que fue capturado semanas después de los ataques. Dice Khemais: “Al
Qaeda” existe de Argelia a las Filipinas. Están en todos lados”. Incluso
en nuestro país, a tenor de lo informado sobre la captura en Tacna de
Naveed Akhtar Mahammad, un presunto terrorista paquistaní vinculado a
Bin Laden, y otros dos connacionales suyos que tenían en su poder gran
cantidad de pasaportes falsificados (11).

Segundo, el método que utilizó en los ataques contra Nueva York y


Washington fue totalmente inesperado y desconocido par los servicios
secretos estadounidenses, además de haber sido barato porque los
aviones fueron secuestrados –robados- y usados de una forma
espectacularmente letal.

Tercero causaron un efecto desproporcionado, si compramos lo que no


es Al Qaeda –un Estado-, con el poder de los EE.UU., un país cuyas
fuerzas armadas tienen presupuestos que se cuentan en miles de
millones de dólares, que cuenta con caras y sofisticadas estructuras de
inteligencia que tienen un presupuesto anual de US $ 30 mil millones y
que sin embargo no detectaron o no supieron interpretar correctamente
un solo indicador de alerta temprana de lo que iba contra enemigos
simétricos, pero no estaba preparada para enfrentar a los asimétricos, ya
que la mentalidad prevaleciente era la de la Guerra Fría y la
consiguiente detección de amenazas convencionales (12). No supieron y
no pudieron detectar un plan muy simple, cumpliéndose una norma
básica de los adversarios asimétricos, quienes parecen sentirse bien con
la simplicidad y no con la complejidad (13). Con ello, siendo la
comunidad de inteligencia la primera línea de defensa, no cumplieron la
misión de defender al pueblo estadounidense, en territorio
estadounidense. En esto, favoreció a Bin Laden el tipo de organización
que creó. En 1997 escribimos: “Lo cierto es que grupos terroristas como
los de Oriente Medio continúan manteniendo centralizada su dirección,
pero descentralizada su estructura operativa es el ejemplo senderista, lo
que les permite desplazarse a otras latitudes para organizarse y actuar,
tales son los casos de los atentados contra el World Trade Center en
Febrero de 1993 y un organización judía en la Argentina, en julio de
1994. Esa descentralización necesariamente dispersa geográficamente
la atención de los servicios de inteligencia. Occidentales en este caso, y
los pone ante nuevos retos. La llamada HUMINT –human intelligence o

213
espionaje humano- es más importante que nunca para el seguimiento e
infiltración de esas agrupaciones. Los caros y sofisticados medos
técnicos para la obtención de inteligencia sirven par esa clase de guerra.
Pero la información fidedigna, la que proviene del interior de la
organización, sólo la pueden proporcionar los agentes” (14), y
casualmente era este último lo que le faltaba a los EEUU dentro de Al
Qaeda, algo que también les era muy difícil porque Bin Laden adopto
medidas de seguridad, comunicaciones y contrainteligencia, que
podríamos muy bien catalogar como asimétricas, pudiendo decir lo
mismo de sus aliados los talibanes (15). Sabiendo que los EE.UU, tienen
inmensas capacidades de intercepción electrónica a través de la
National Security Agency, decidió comunicar sus mensajes por métodos
tan simples como el de mensajes escritos a mano y puestos en clave,
transportados por mensajeros, o impartiendo órdenes de boca a oreja.

Cuarto, y relacionado con el punto anterior, ocasionaron daños


superiores a los US $ 50 mil millones en la ciudad de Nueva York,
hicieron entrar en profunda crisis a la industria aeronáutica
estadounidense más de 100,000 despedidos en la semana que siguió a
los ataques y contrajo dramáticamente el turismo externo a nivel
mundial, afectando a países como el Perú, que contaba con aumentar el
número de turistas extranjeros arribando al país en el periodo 2001-
2006.

Quinto, escogiendo al World Trade Center en Nueva York la llamada


capital del mundo y al Pentágono en Washington, golpeaban a los
EEUU, en los símbolos máximos de la expansión financiera y militar de
ese país, respectivamente, afectando su prestigio internacional.

Sexto, las casi seis mil víctimas mortales más del doble que las sufridas
en el ataque a Pearl Harbor el 7.12.1941, y que en esa ocasión fueron
en su gran mayoría militares que se produjeron en las dos cuidades y en
Pennsylvania, fueron un golpe directo hacia la sensación de permanente
seguridad que siempre creyeron disfrutar los estadounidenses. En este
punto, tal vez, Bin Laden subestimó cuál sería la creación de ese pueblo,
por cuanto en vez de aplastarlo psicológicamente, lo unió y galvanizó
para así apoyar las acciones que su gobierno considerara menester
tomar. No obstante, el potencial uso de armas de destrucción masiva
podría seriamente afectar esa determinación.

Séptimo, a Bin Laden no le importa causar un número elevado de


víctimas porque como sostiene Shwartau, la asimetría les da a los
terroristas su fortaleza. Operan fuera del comportamiento
internacionalmente aceptado y acorde con sistemas de valores
radicalmente diferentes a los de los EE.UU. Europa e incluso Rusia (16);
siendo la guerra asimétrica una forma de conflicto que se desvía de la
norma (17).

Octavo, Bin Laden y los suyos fueron no convencionales dentro de lo no


convencional que es la guerra asimétrica porque innovaron. Gary

214
Wilson, uno de los cuatro autores de esos proféticos artículos que
comentamos, consideraba en 1999 que los cambios en las tácticas
métodos y actividades operacionales de los terroristas son un fenómeno
de natural ocurrencia, Establece similitudes entre una bacteria que
naturalmente muta en orden de volverse resistente a los antibióticos u
otras condiciones adversas. Su comparación, dice quien lo citaba,
sugeriría que los terroristas y sus métodos también mutarían en orden
de encontrar nuevas formas de sobrevivir y mejor proyectar sus
fortalezas contra las debilidades de las civilizaciones opuestas (18). (El
potencial uso de armas de destrucción masiva por parte de grupos
terroristas sería, entonces una consecuencia lógica de ese proceso). Por
su parte, Jonathan B. Tucker sostuvo hace dos años que numerosos
estrategias asimétricas podrían ser usadas para trastocar las
capacidades militares de los EEUU y llevar el conflicto a territorio
estadounidense (19). El uso de aviones comerciales como si fueran
bombas lanzadas contra blancos en ciudades estadounidenses, fue la
estrategia asimétrica que escogió Bin Laden.

La Respuesta de los EEUU

Lo interesante es que a tenor de las palabras dichas por el presidente


George W. Bush desde antes que empezaran los bombardeos, en el
sentido que las fuerzas convencionales no estaban adecuadas para esta
clase de guerra, los EEUU, parecieron haber aprendido le lección de su
derrota en Vietnam, así como la de los soviéticos en Afganistán, porque
enfrentaron ambas guerras, que eran contra enemigos asimétricos, con
estrategia}, doctrinas y elementos militares simétricos. En ambos casos
de nada les sirvió sus poderosas y costosas maquinarias de guerra
simétrica contra enemigos que se escondían en la jungla o detrás de las
rocas, y, en los primeros años de esas guerras, armadas principalmente
con lo que capturaban (En Vietnam, fue a mediados de la década de los
sesenta que todo el bosque soviético apoyo materialmente a Vietnam del
Norte y al Vietcong; y en Afganistán, fueron los servicios secretos de
EEUU, Paquistán e incluso China Popular, los que a mediados de los
ochenta proporcionaron a los mujaidines las armas necesarias como los
misiles antiaéreos Stinger - para acabar con la ocupación soviética).
Tuvieron éxito cuando emplearon s sus respectivas fuerzas especiales
como los Boinas Verdes. Rangers y Seals estadounidenses, y los
Spetsnaz soviéticos, pero como primó una mentalidad de aproximación
de convencional y simétrica a esos conflictos, su uso fue más la
excepción que la regla (20).

Los rusos, ahora aliados de Washington en la guerra contra el


terrorismo, han venido aconsejándoles sobre cómo luchar en Afganistán,
tomando en cuenta los errores que cometieron. Pero lo cierto es que
estos consejos, así como todo el debate que en general se ha desatado
sobre esta guerra asimétrica, están llevando sobre la marcha a un
cambio de la doctrina militar de los EEUU (21).

215
Las fuerzas especiales estadounidenses y británicas entre estas últimas
los legendarios SAS del Special Air Service, tal vez los mejores soldados
del mundo parecen estar cumpliendo su cometido, ayudados por los
bombardeos aéreos, asesorando a los soldados de la Alianza del Norte
y, literalmente, cazando a Bin Laden y los suyos. Las fuerzas especiales
se mueven en pequeños grupos, son altamente móviles, disponen de
excelentes equipos de comunicaciones, se adaptan fácilmente a todo
tipo de clima y terreno y, lo que es más importante, reducen la asimetría
existente con sus enemigos, actuando y moviéndose como ellos,
acosando escondidos, atacando rápida y violentamente, y
desapareciendo entre el paisaje y la noche.

Los golpes que ha sufrido Al Qaeda en Afganistán han sido fuertes y


contundentes, pero no por ellos han perdido su capacidad operativa en
otras latitudes recordemos que su base es transnacional-, siendo por ello
muy probable que vuelvan a atacar a los EEUU Gran Bretaña, Israel o
cualquier país árabe moderado. Si lo hacen con armas de destrucción
masiva, el conflicto podría entrar en un curso de consecuencias
impredecibles para las relaciones entre Occidente y el Islam porque la
opinión pública de los primeros se volcaría contra todo aquello que
suene, parezca o se vea musulmán, exigiendo a sus gobernantes
respuestas más drásticas y menos contemplativas con los llamados
daños colaterales.

Las Enseñanzas de 11 de Septiembre

1. Una entidad no estatal como en este caso o estatal, pero de menor


estatura estrategia, puede asentar golpes de contundencia
estrategias a un oponente más fuerte, a través de la aplicación de
estrategias, técnicas o medios convencionales, no tradicionales:
asimétricos. El potencial uso de armas de destrucción masiva
aumenta exponencialmente los riesgos que puede correr un
oponente más fuerte.
2. Incluso muriendo o cayendo prisionero Osama Bin Laden. Al Qaeda
puede convertirse en un paradigma par otros grupos terroristas.
3. Actores estatales de menor estatura estratégica pueden salir airosos
de un enfrentamiento contra un actor estatal superior, porque como
bien sostienen Metz y Johnson: La aproximación de una estrategia
asimétrica integrada con otras técnicas simétricas es mucho más
poderosa que basarse solamente, ya sea en métodos simétricos o
en métodos asimétricos (22). Esto debe llevarnos a una reflexión
acerca de cómo podríamos los peruanos redefinir organizacional,
doctrinaria y operacionalmente nuestras FFAA con el objetivo de
reducir costos, pero maximizando la preparación del personal,
creando y combinando estructuras de fuerza capaces de a su vez
combinar estrategias simétricas y asimétricas contra cualquier
potencial adversario cuyos medios sean notoriamente superiores a
los nuestros .
4. Los servicios de inteligencia deben adecuarse a las necesidades de
esta clase de amenazas porque pueden ser las que primen en la

216
primera mitad del siglo XXI. Los aparatos de inteligencia y de
contrainteligencia van a ver multiplicadas sus tareas porque los
miembros de organizaciones como Al Qaeda podrán estar presentes
en todos lados y en ningún lado y obedeciendo a estructuras de
comandos centralizados estratégicamente y descentralizadas
tácticamente amorfas en términos generales, probablemente
tecnológicamente sofisticadas y capaces de usar cualquier medio a
su disposición.
5. El potencial uso de armas nucleares, químicas o bacteriológicas va a
llevar a un repensar los sistemas de salud y de defensa civil a nivel
mundial. En el caso de los primeros, en países en desarrollo el
problema es más grave por el estado de precariedad en el que se
encuentran. Hace diez años con la epidemia del cólera, nuestro país
sufrió el equivalente de un ataque bacteriológico. En esa
oportunidad, heroicamente respondieron los sistemas de salud. Si
tuviera la mala fortuna de que un grupo terrorista decidiera atacar
intereses estadounidense, británicos o israelíes en nuestro país con
armas bacteriológicas como el ántrax, el botulismo, el mismo cólera,
la viruela o cualquiera de los setenta agentes bacteriológicos que
pueden utilizarse en esta clase de guerra, enfrentaríamos los
problemas de 1991, sólo que aumentados exponencialmente.
6. El mundo ya no volverá a ser el mismo después del 11 de
Septiembre porque al ser esta una amenaza asimétrica y de corte
transnacional, el campo de batalla lo viene constituyendo el planeta
entero. Es un campo de batalla en el que los operativos de
inteligencia y el empleo de fuerzas especiales de varios países
actuando simultáneamente, van a estar a la orden del día con la
intención de anticipar los planes de enemigos asimétricos,
silenciosos y ocultos que pueden asestar terribles golpes cuando lo
deseen, utilizando cualquier medio a su disposición. Podrán
suscitarse crisis internacionales tradicionales. Entre Estados, claro
está pero serán la excepción y no la regla. Por eso es que hemos
ingresado a la Era de los Conflictos Asimétricos.

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