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EL PRIMER LINCHAMIENTO. DE MEXICO Claudio Lomnitz Traduccién de Jessica C. Locke ; de COLUMBIA UNIVERSITY EL COLEGIO DE MEXICO." Cetin ron MEXICAN STUDIES INTRODUCCION Este estudio es una contribucién a la historia cultural de fa dependencia, Es un andlisis de los temores que se apo- deraron de la sociedad mexicana una vez comprometida éta a una dictadura progresista, al final del siglo xrx. Los principales beneficios morales de la dictadura porfirista —paz y aqueila modalidad de racionalidad institucional que en la época se hacia pasar por “civilizacién”— fueron amenazados por un atentado contra el presidente Porfirio Diaz, llevado a cabo por Arnulf Arroyo, y después, por la manera en la que la policia, los medios de comunicacién y el piiblico reaccionaron a este acontecimiento. En una expresién bastante elocuente sobre el tem- pestuoso efecto que tuvo el Asunto Arroyo en la opinién piiblica, el cronista Jestis Rébago (1897) acusé a los escan- { dalosos medios de comunicacién de alimentar la fascina- cién morbosa del publico hasta el punto de enfermar a la La hoja volante y ligera, la que se escribe sin tiempo de re- Alexién ni andlisis, la que lleva el rumor dislocado y el infor- ‘me incompleto y reticente, es la que ha nutrido la voracidad 11 12 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO del piblico por ese crimen original y novelesco, terrible y exético, que ha enfermado a una sociedad, dormida como Cleopatra, con un nido de viboras en el seno.! Y en efecto, el asunto Arroyo fue el primer acontecimiento mediatico en provocar un profundo alboroto en la con ciencia tranquila de la nueva sociedad progresista de Méxi- co, También fue el primer escéndalo piblico en validar la nueva economia de la prensa amarilla o “prensa de infor- macién’, como la llamaban sus adepros. Las noticias de sensacién que siguieron el ataque de ‘Arroyo contra Diaz llevaron al piblico a expresar y dar forma a imagenes alternativas del criminal, imagenes que resultaban profundamente perturbadoras porque tocaban tanto a las clases populares de México como a la clase po- litica y al Presidente de la Reptiblica. El aspecto de este acontecimiento que mayor trascendencia histérica tuvo fue la manera en que suscité marejadas de sospechas de crimi- nalidad que acabarian deshonrando a la sociedad politica mexicana entera. Los medios y los rumores se retroalimentaban incon- trolable y frenéticamente, mientras los hechos del caso se volvian cada vez mas artificiosos y dificiles de contener den- tro de una sola explicacién coherente. A pesar de la inter- vencién ponderada de numetosas autoridades y de la re- solucién judicial del caso, nunca hubo consenso sobre la identidad de los culpables ni sobre sus motivos. De hecho, "Jesis Rabago, Historia del gran crimen, México, Tip. de “El Part do Liberal”, 1897. p. 1. INTRODUCCION 13, fue precisamente {a inestabilidad semiética del Asunto Arroyo la que facilité la elaboracién de representaciones detalladas pero contrarias y alternativas tanto del crimen en si mismo como de toda la ctiminalidad entera, y estas re- presentaciones terminaban siendo sumamente inquietantes porque empafaban la reputacién del pueblo mexicano, del Presidente de la Repiiblica y de la clase politica. Asi, ef espectro de la criminalidad que irrumpié en el escenario ptiblico durante el Asunto Artoyo se convir- 1i6 en un elemento clave de lo que se podrian llamar los “origenes culturales” de la Revolucién mexicana, pues en el transcurso del Asunto, el gobierno, el dictador y el pue- lo mexicano fueron alternativamente agresores y victimas uno del otro. Esta dialéctica s6lo aumentaria en intensidad durante el transcurso de la siguiente década, hasta estallar en una explosién de crimen y transvaloracién que vino a conocerse como la Revolucién mexicana. El atentado contra Diaz, asi como sus dramiticas re- percusiones, también representaron eventos fundamenta- les en la historia cultural de la dependencia, pues los fan- tasmas de las primeras etapas del México independiente —el bandidaje, la anarquia y el oportunismo politico mas abyecto— ahora parecfan mancillar los simbolos que tanto se habian cacareado como logros del progreso porfiriano: la prensa, la policta, la personalidad del jefe de Estado, y los grupos urbanos de movilidad social ascendente. Estas amenazas fueron matizadas por algunos actores politicos con una melancélica expresion de esperanza y de pérdi da, caracteristica de la cultura de la dependencia. Asi, el asesinato de Arnulfo Arroyo fue !lamado “el primer lin- 14 EL PRIMFR LINCHAMIENTO DE MEXICO, chamiento de México”, con lo cual se expresaba a la vez un atroz peligro moral para toda la colectividad, y la posi- bilidad de una muy deseada sincronia ¢ igualacién con los Estados Unidos. LOS HECHOS DEL CASO Fl 16 de septiembre de 1897, un poco después de las 10 a.m., durante las celebraciones de la independencia nacio- nal en el Zécalo de la ciudad de México, el presidente Por- firio Dfaz suftié un atentado,' Mientras desfilaba por la ‘Alameda en traje de gala militar, Diaz, flanqueado a un la- do por su ministro de Comunicaciones, el general Mena, y al otto, por su ministro de Guerra, el general Berriozabal, fue atacado por detrés por un conocido borrachin de nom- 1 BI “asunto Arroyo” fue uno de los escindalos mas famosos del ‘Mético porfiriano. Bl estudio fundamental sobre ¢l tema sigue siendo ti elde Jesis Rabago, Historia del gran erimen, México, Tip, de “El Partido Liberal”, 1897. Los trabajos contemporineos més cuidadosos sobre ol asunto incluyen: Jacinto Barrera Bassols, £l caso Villavicencio: violencia y poder en el porfiriato, México, Alfaguara, 1997; Renato Gonzélez Mello y Ana Laura Cué, “Fl asesinato de Amulfo Arroyo”. in Pasadd y la prensa itustrada: signos de madernidad y resistencias, México, Munal/iwea, 1996, pp. 105-119; y James Alex Garza, The Imagined Underworld: Sex, Crime, and Vice in Parfirian Mexico City, Lincoln, University of Nebraska Press, 2007. Los acercamientos novelisticos del episodio incluyen: Salvador Quevedo y Zubieta, La Camada. Novela histérica. Psicologia social, Méxi- co, Libreria de la Vda. de Ch. Bouret, 1912: y, mas recientemente, Alvaro Uribe, Expediente del atentado, México, Tasquets, 2007. 15 ee 16 FI, PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO bre Amulfo Arroyo. Arroyo fue capturado y detenido de inmediato, y su vida se puso en inminente peligro: “Desde el momento en el que Arroyo fue detenido [...] la gen- te clamaba su muerte. Se hostigaba al teniente LaCroix, quien era el encargado del detenido, por no pegarle un tiro”,? El presidente, sin embargo, respondié con aplomo, asegurandoles a todos que él estaba bien, y mandé que lle- varan al detenido a un lugar seguro y que no le hicieran ningiin dafio. ‘Una vee adentro de la comisaria, se descubrié que Arroyo iba desarmado. Sus verdaderas intenciones se con- vertiian luego en objeto de especulacién, interpretadas ya fuera como un genuino intento de asesinato, ya como un falso intento orquestado con fines politicos, ya simplemen- te como la bravuconeria de un patético borracho en Jas ltimas etapas del alcoholismo. La idea de que se tratara de un auténtico intento de asesinato resultaba mds factible, pese a lo inconcebible que resultara la sola idea de un ataque contra el general Diaz. Apenas un dfa antes del acontecimiento, el periddico The New York Times se habia hecho eco de las notas de la prensa mexicana que advertian que el anarquista espaol Joseph Ventre habia llegado a México y que podria intentar cruzar alos Estados Unidos; estaba implicita la idea de que Ventre 2 “From the moment when Arroyo was arrested... che people kept clamoring, for his life. ‘They taunted Lieut. La Croix, who had the priso- ner in charge, with not using his pistol on the prisoner” “Diaz’s Assailant Lynched: A mob kills the prisoner in the Municipal Palace of the City of Mexico”, The New York Times, 18 de septiembre de 1897. LOS HECHOS DEL CASO 17 pretendia cometer un atentado anarquista.’ El periédico de oposicion EI Popular explicé estos temores en mayor deralle: Indudablemente que en el hecho que relatamos ha influido de alguna manera, tanto el incremento que ha tomado el anarquismo en Europa y América, incremento que se tradu- ce en barbaros atentados como los tiltimamente consuma- dos en a persona de Mr. Sadi Camot, Presidente de la Re- piiblica Francesa, en el Sr. Cénovas del Castillo, Presidente del Consejo de Ministros en Espaiia y en la del Presiden- te del Uruguay, como las publicaciones que se hacen en la prensa periédica de los procedimientos, secretos, juramen- tos, acuerdos, etc., de los anarquistas en todo cl mundo... Sin embargo, si se trataba de un verdadero atentado, zpor qué estaba desarmado Arroyo? ;Por qué no llevaba cousigo propaganda anarquista, ni un manifiesto? No habria suf- ciente tiempo de resolver estas dudas: durante la noche del 17 de septiembre, estando derenido en la comisarfa de la ciudad de México, Arnulfo Arroyo fue matado a puialadas —"linchado”, segiin El Jmparcial, un periddico subsidiado por el gobierno— a manos de un grupo de furiosos ciu- dadanos que irrumpié en la comisarfa a altas horas de la madrugada. Al dia siguiente, el general Diaz. “manifest “Anarchist Ventre y Mexico”, The New York Times, 15 de septiem- bre de 1897. ““Atentado contta el Presidente de la Repiblic de septiembre de 1897. EL Popular, 19 18 EL PRIMER LINCHAMIFNTO DE MEXICO. que lamentaba cl triste fin de su agresor, porque ya no Po- dria asegurar como antes que en México no se lynchaba”, También se reports que ¢l ministro de Guerra, el ge- neral Berriozabal, habia expresado una preocupacién simi- lar por la reputacién de la justicia en México: “Lo siento infinito, por la honra de México”.* ¥ la prensa extranjera se hizo eco de los mismos sentimientos: “Esta mafiana se dio una espectacular secuela al ataque de ayer contra el residente Diaz, cuando Amulfo Arroyo fue linchado por tuna banda de ciudadanos resueltos a hacer justicia. Fue un acto sin precedentes en la historia del pais”? Segiin Diaz y la prensa, entonces, el asesinato de Ae nulfo Arroyo fue el primer linchamiento de México, lo cual supuestamente era muy inquietante, pues como lo ee press El Popular, “La sociedad no ha perdido nada con la muerte de ese miembro corrompido, pero la justicia social ha perdido su inmaculada majestad con el brutal aventado de los embozados sacrificadores de Arroyo...”* La noticia del presunto linchamiento de Arroyo fue publicada por El Jmparcial en su edicién macutina del 18 dde septiembre, pero ya para la tarde de ese mismo dia, se habfa generalizado la incredulidad sobre la noticia. La po- 5 “Plgcemes de las colonias extranjeras. Doscientos millones de pe- 7 EE a ela ay nga, eb “ eat coat el Presidente de la Republica”, El Popular, 19 de septiembre de 1897. LOS HECHOS DEL CASO 19 licia habfa hecho una redada de 21 sospechosos afuera de la comisaria, y los acusé de haber participado cn cl lincha- miento para mandarlos de inmediato a la circel de Belén. No obstante, las contradicciones en el informe oficial, la improbabilidad de que una banda de linchadores hubiera podido violar la seguridad de la comisarfa y el creciente es- céndalo sobre las detenciones arbitrarias inmediatamente pusieron en duda la factibilidad del linchamiento. ¥ asi, como observé El Popular, cuando El Imparcial habia anun- ciado por primera ver el “linchamiento” de Arroyo, “...1ina amarga sonrisa de incredulidad entreabria todas las bocas y palabras sombrias se pronunciaban en voz baja”.’ Segin el periddico La Patria, la indignacién popular sobre la no- ticia del “linchamiento” y de la detencién de ciudadanos inocentes incité a una muchedumbre de aproximadamente 15000 personas a protestar enfrente de las oficinas de El Imparcial y a quemar copias del periddico, por haber éste injustamente acusado al “pueblo” de un asesinato que sin duda fue perpetrado por la policfa."® Como veremos, E! Imparcial neg la veracidad de esta historia, pero el escandalo piblico fue tal que el Congreso tomé una accién sin precedentes, tinica en todo el porfiria- to: la de convocar al ministro del Interior Manuel Gonzdlez Cosio a una rendicién de cuentas formal. El mismo dfa, el 21 de septiembre, al jefe de policia y miembro del Congre- so, Eduardo Velézquez, le quitaron su fuero constitucional ° “El lamado lynchamiento de Arroyo. La actitud de ‘El Mundo’ y ‘El Imparcial”, 2 de septiembre de 1897. Jacinto Barrera Bassols, £7 caso Villavicencio... ap. cit. p. 96, ia 20 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO y le pidieron su renuncia, Bly una docena de sus hombres «entre ellos, otros dos mandos prominentes de la poli: cia capitalina, Miguel Cabrera y Antonio Villavicencio— fueron conducidos a la circel de Belén. Ahi, los agentes confesaron que ellos mismos habian matado a Arroyo en tuna mascarada que fue orquestada con el fin de que pare ciera el acto esponténco de una furiosa multitud. El 24 de septiembre, sin embargo, después de una deposicién que fue interrumpida antes de que pudiera dar su prometida confesién, Eduardo Velézquer. (supuestamente) se suicid en Ja cércel con una pistola que traia escondida. Después del “suicidio” de Velizquer, los 11 agentes de policfa que habjan perpetrado el asesinato de Arroyo, asi tomo sus segundo y tercero al mando, fueron juzgados. En camino al juicio, los acusados se encontraron con una multitud furiosa, obstinada en vengarse de la policia. Los oficiales y la mayoria de los policias fueron declarados cul- pables, y 10 de ellos, incluyendo a Cabrera y a Villavicen- Gio, fueron condenados a la pena de muerte, aunque sus sencencias luego serfan conmutadas. Los culpables acaba- ron pasando unos seis afios en la carcel, después de los ‘cuales Villavicencio y Cabrera volvieron a ocupar puestos destacados en la policia."* 11 Barrera Bassols, El caso Villavicencio.... op. eit» proporciona los detalles dela trayectoria siniestra y ambiciosa de Villavicencio en lz po- Vela porfiina: Cabrera, por su parte, cael jee de Policia de Puebla na vsperas de la Revolucibn mexicana, y se conviriéen una de sus primeras victimas. DEMOCRACIA NOIR «La mayoria de los comentarios hechos por historiado sobre el Asunto Arroyo ha puesto énfasis en su vovedad politica: el ataque contra Diaz, aseveré Daniel Cosio Ville gas, fue una transgresin alarmantc, Hasta entonces si - pre se le habia mostrado una cortsia absoluta, El arentado contra su persona permitia pensar que el prestigio de Di era, en realidad, vulnerable. Pero esta interpretaciin no ahonda lo sufcienteen el tema. El Asunte Avroyo fue un ere deco porque unit une css pls (ie en cuanto 4s simbolsmo pero inasendene en canto coneciesis prciasinmaiaas con un endscemin- mph dian ge iba de le mano de la polarzacién tei yun profundo vc en ln ecnoog del mano de opinion pili Tomades en conju, eon fore —el poco, scaly comunicadvo hin del Asan Aroyo un even singuls de mocho mayo encia que lo que se ha reconocido hasta ahora, ' Historia moderna de México: El P modern » El Porfriat, la vida politica segunda parte, Cosio Villegas (ed.), México, Hermes, 1982, pp. 83-684. 21 ee ————“(issssSsiS 22 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO El cambio en las récnicas del manejo de las opiniones, aque es uno de los elementos claves de esta historia, tuvo tniileiples dimensiones, una de las cuales es formal y requie- re de cierta teorizacién para poder ser comprendida cabal- mente. A lo largo del Asunto Arroyo, se utilizaron estrate- gias narrativas propias de la novela de intriga, expresando ‘Jatos y opiniones a modo que se apoyaran siempre en los gustos especulativos de dicho género literatio. Los periédi- cos y el rumor fueron los medios a través de los cuales el ‘Asunto Arroyo tomé vuelo; entre ambos fueron utilizan- do las técnicas narrativas inventadas por Edgar Allan Poe ¢ incluso juguetearon a veces con las formas del detecti- ve burgués Sherlock Holmes. De hecho, el Asunte Arroyo fae un drama de inteigas en el cual se sospechaba que cada uno de les personajes involucrados encubria oscuras cons- piraciones. “Tal ver pasezca algo forzado el afirmar que la histo- ria sensacional de un asesinato s¢ haya desarrollado como ‘una “novela negra”: suena un poco como descubrir que un original se parece mucho a su copia. Esto, sin embargo, no es lo que propongo. Es cierto que habfa una extrafia sensacién entre el piblico Jector mexicano de la época en cuanto que la vida estaba imicando el arte; una curiosa sen~ sacién de que la modernizacién de México habia generado no sélu los placeres del progreso, sino también las moda- Iidades més draméticas, pero hasta entonces desconocidas en el pais, del crimen urbano. Esta faceta del Asunto Arroyo la compartian otras historias de crimenes de la época: fue en esos mismos afios cuando México vivid su propia version de “Jack the DEMOCRACIA NOIR 23 Ripper” (EI Chalequero); de los crimenes de pasién de una mujer honesta convertida en prostituta (Marfa Villa akaa., La Chiquita), que evocaba un personaje de Zola, y quien serviria como la inspiracién para la novela mexica- na més popular de esa época, la Santa de Federico Gam- boa; y ahora, un atroz atentado contra la vida del presi- dente, con lo cual se invocaba la figura, hasta entonces totalmente exdtica, del anarquista conspirador. Durante las siguientes dos décadas, México tendria su. primer es- candalo homosexual (“Los 41”), su primer gran robo de autos (La pandilla del automévil gris) y un escandaloso robo fe Banco » Fg al estilo americano (El Banco Minero _ La literatura proveia un marco para la comprensién S incluso, para la redaccién de estas novedades (“la vida imita el arte”), pero la prensa también dependfa especifi- camente de las convenciones de la novela de misterio para darle forma, otientacién, y efecto politico al Asunto Arro- yo. Definitivamente, la influencia de la novela de intriga iba més alla de la prensa, y por lo menos uno de sus prota- gonistas principales, el jefe de Policia, Velazquez, imito sus formas rebuscadas con el fin de ejecutar su mal orquestado linchamiento popular” de Arroyo. La forma “de miste- rio” que este drama tomé posteriormente ha acabado por + Para un anilisis sobre el nuevo crimen urbano y una catalogacion parc el miso, vee Aero del Castillo y Pablo Picea “Ene la moralizacién y cl sensacionalismo”, en Hdbitos normat y excindao: prensa, criminalidad y drogas durante el porfviso tardio, Ricardo Pésez ‘Monxforr (coord.), México, Plaza y Valdés, 1997, pp. 15-74. 24 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO dominar los escritos de los novelistas e historiadores que desde entonces han indagado en el tema. Esta caracteristica fue reconocida por al menos un contemporaneo, el periodista Jesiis Rabago, quien escribid un libro detallando Jos hechos del caso unos cuantos meses después de que ocurrié. Fue un esfuerzo por recuperar la objetividad razonada tan preciada en esa época. Rabago describié de la siguiente manera la mania por el misterio, la cual él esperaba trascender con su libro: El recuerdo latente del asesinato de Canovas, el Presidente del Uruguay, las reminiscencias de Caserio Santo y de Ra- vachos y hasta el viaje a los Estados Unidos de ka petrolera Luisa Michel conjunta con la existencia de Ventre, el anar- ‘quista que vendia manta estampada; todo ello, condensado en una idea, se cold en los cerebros abiertos de tanta gente, y salicron las historias mds inverosimiles, como si fueran entregas de las obras de Edgar Poe.? El Asunto Arroyo encajaba perfectamente en esta forma narrativa recién popularizada: habia tres asesinatos interco- nectados, fueran éstos reales, imputados o intencionados (Diaz, Arroyo y Velazquez). Ademés, las conexiones entre éstos estaban abiertas a multiples interpretaciones sobre la identidad del autor de cada uno de los crimenes. Por ultimo, la escandalosa concatenacién de Ios eventos fue relatada no > Jestis Rabago, Historia... op. cit, p. 13; Sante Caserio, Louise Mi- chel y Ravachos fueron celebridades anarquistas; Sante Caserio asesiné al presidente francés Carnor DEMOCRACIA NOIR: 25 s6lo por una variedad de actores (los rumores que corrian entre Jos artesanos, policias, transetintes, reporteros, per- sonas con acceso a fuentes privilegiadas de informacién, ercétera), sino también, y principalmente, por un grupo de periddicos rivales, todos con diferentes intereses y tipos de conexidn con el dictador. Jorge Luis Borges, en un clogio a Edgar Allan Poe, escribié que Poe habia creado un nuevo tipo de lector: un lector empefiado en especular sobre las intenciones ocultas del autor entre frase y frase. El Asunto Arroyo tuvo un efecto similar: cred un nuevo tipo de lector (de periddi- co) que buscaba pistas mientras conjeturaba sobre las in- tenciones del editor. Los petiédicos, por su parte, usaban las estrategias literarias de los escritores de misterios para sembrar pistas y seftuelos y, sobre todo, para tomar control sobre el ritmo y la canalizacién de los eventos. Los estudiosos sobre el nacionalismo latinoamericano se han enfocado en el papel de la novela romantica en el planteamiento de ideas nacionales en los siglos xn y 306 también han seguido las ideas de Hayden White sobre el papel de las novelas realistas y naturalistas en la confeccién de las historias nacionales.‘ Sin embargo, no se ha con- * Los trabajos clisicos sobre este tema incluyen: Doris Sommer: Foundational Fictions: The National Romances of Latin America, Berkeley, University of California Press, 1991; Friedhelm Schmidt-Welle (ed.), Fic cones y silencios endacionales:literaturas y euleuras poscolonales en Amé- rica Latina (siglo 1), Madsid, Tberoamericana, 2003; y Hugo Achigar (ed), Fundacién por la palabra: lina y naciém en América Latina en ef sigl xix, Montevideo, Universidad de la Repablica, 1998. Este campo de investigacién sc abrié gracias a los estudios de Benedict Andetson sobre 26 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO. siderado mayormente el papel de la novela de misterio, probablemente porque parece haber habido pocas novelas de misterio escritas en América Latina durante ese periodo. ‘Ademis, los estudios sobre Ja conexién entre el nacionalis- mo y la narracién suelen privilegiar a la novela en lugar de analizar profundamente la interaccién entre diferentes pe- tiédicos en torno a un solo evento, lo cual produce efectos polifénicos similares a los que se encuentran en la novela, pero sin una firme orientacién autorial ni editorial.’ El uso de la estructura narrativa de la novela de in- triga en la narracién de un drama nacional —uso que fue inaugurado con el Asunto Arroyo— produjo efectos més inquietantes que el romance nacionalista, ¢ incluso que los géneros denunciatorios del naturalismo o del realismo. cl nacionalismo, y a Homi Bhabha (ed.), Nation and Narration, New York, Routledge, 1990. Aunque Anderson da igual peso al periodismo y ala novela, la conexién entee los dos no se ha analizado de manera sufi- Conte, El trabajo clisico sobre cf realismo y la retérica de la historia en siglo wx es de Hayden White: Metahistory: The Historical Imagination in Nineteenth Century Europe, Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 1978. > Respecto al desarrollo de las novelas de intriga en México, véa- se: Ilin Stavans, Antihéroes: México y su novela policial, México, Joaquin Mortia, 1993; Persephone Braham, Crimes Against she State, Crimes “Against Persons: Derective Fiction in Cuba and Mexico, Minneapolis, Uni- versity of Minnesota Press, 2004; Miguel Rodriguez Lozando y Enrique Flores (eds.), Bang! Bang! Peiguizas sobre narrativa policiaca mexicana, México, uxaM, 2005: y Amelia Simpson, Detective Fiction from Latin “America, Rutherford, Fairleigh Dickinson University Press, 1990. Todos estos estudiosos concuerdan en que en México la novela de mistetio es tun género del siglo xx. DEMOCRACIA NOIR a7 Produjo historias cargadas de fantasias de poder oculto, de agentes ocultos con motives siniestros, y sugirié una congruencia perversa entre el mundo tranquilo de las apa- riencias burguesas y las siniestras estratagemas de sus pro- fesores Moriarty. LA IMPORTANCIA DE SER JMPARCIAL El Asunto Arroyo fue la primera prueba verdadera del nuc- vo periédico amarillista “al estilo americano”, El Imparcial. Fundado apenas un afio antes, El Jmparcial era “americano” en cuanto a su formato (més dgil, y con ilustraciones); su contenido —las noticias eran esctitas por teporteros y no por poetas ni hombres de Estado; su énfasis en noticias sensacionalistas y sus paginas de crimen; y sobre todo, su tecnologia de imprenta —la prensa rotativa— que permitia una ticada més amplia que la de sus competidores. Salvador Quevedo y Zubieta, un defensor del estilo antiguo, describié el nuevo periodismo de £2 /mparcial de la siguiente manera: No tenfan esos hombres més ideal de prensa que el noticie- rismo efectista, mucha criminologfa ilustrada con grabados espeluznantes, y nada de crénicas bibliogrificas, critica lite- raria, revista cientifica y otras secciones por ellos rratadas de faramallas... A ellos se debié que el tipo periodistico yankee de la peor ralea fuese sustituido al tipo francés en que se ha- bia modelado el periodismo mexicano naciente,' ' Salvador Quevedo y Zubieta, Campaiias de prensa. Los consulados mexicanos, Socialismo, México, Libreria de la Vda. de Ch. Bouret, 1913, pp. 15-16. 30 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO. ase os Figura I. José Guadalupe Posada, “Bicicletas”, Esta famosa imagen mues- tra.a los petiddicos de la época en una carrera de bicicletas: un pasatiempo sumamente burgués en aquellos tiempos. Las prendas que llevan los ci- clistas aluden a los nombres de sus periédicos, pero también, a sus pos- turas politicas: la gorra frigia de FZ Partido Liberah, el sombcero de copa burgués de EI Siglo Diecimeve, la larga batba, et reloj de arena y las alas de angel que subrayan la realidad recrdgrada y las altivas pretensiones del petiédico catélico El Tiempo... y siendo aplastados por éstos estén los pe- riédicos que se habian hundido, Raza Latina y El Quijote. Este grabado probablemente fue hecho antes del lanramienta de Fl Imparcial que, de haber existido ya, seguramente habria merecido representarse como un ‘carruaje sin caballos en medio de la carrera de bicicletas Sin embargo, y no obstante su yanquismo, £/ Jmpar- cial si tenia un rasgo tipicamente mexicano: gozaba de un subsidio del gobierno. Pero aun en ese aspecto habia cierta novedad, Hasta la fundacién de £2 Jmparcial en 1896, la es: trategia de prensa de Porfirio Diaz habia sido dar subsidios modestos a cada uno de los periédicos mexicanos, pero des- pués de su reeleccién en 1896, y ante cierta disonancia con algunos periddicos, el gobierno federal ofrecid su subsidio i : : LA IMPORTANCIA DE SER JMPARCIAL 31 aun solo periddico, EZ Jmparcial. Esta ventaja, sumada a la economia de escala de la prensa rorativa, permitian que El Imparcial se pudiera vender a un precio mds bajo que sus competidores. Su editor, Rafael Reyes Spindola, se convir- tid de la noche a la mafiana en una especie de secretario de prensa “informal” para Diaz. Descrito por el periodista Carlo de Fornaro como un hombre “c{nico, abyecto, ma- licioso, furtivo y sin vergiienza’, se le dio a Spindola “ese enorme poder, a condicién de que matara a toda la compe- tencia, es decir, las publicaciones contrarias al gobierno”? Venerables periddicos liberales como Ef Monitor Repu- blicano y Fl Sigl Diecinueve cetraron casi inmediatamen- te. Otros subsisticron gracias a fondos proporcionados por politicos o grupos politicos rivales. Diferentes periédi- cos fueron subsidiados por miembros del gabinete con as- piraciones politicas, como Joaquin Baranda, asi como por gobernadores de estado, asociaciones laborales, o la Iglesia catélica, Estos periédicos, que representaban voces alter- nativas ala de Ff Jmparcial, tenfan tiradas relativamente modestas, y odiaban, envidiaban, pronto también llegaron a temer el poder de El Imparcial. Uno de estos periddicos, £/ Universal, que estaba afilia~ do aun grupo de cientifios, pero cuyo editor habia caido en desgracia con el gobierno desde 1893, publicé una cari- catura durante el Asunto Arroyo que parecia insinuar que ? Carlo de Fornaro, Diaz, Czar of Mexico: An Amaignment, Phila- delphia, International Publishing Co., 1909, p.104. 3 Pablo Piccato, The Tyranny of Opinion: Honor in the Construction of the Mexican Public Sphere, Durham, Duke University Press, 2010, p. 196. 32 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO el verdadero autor del crimen contra Arroyo no habia sido Velazquez, sino un personaje desconocide que permane- cia invisible a la mirada publica. Aunque la identidad de dicho personaje no se revela en la caricatura, naturalmen- te se empexd a sospechar que se aludia a los superiores de Velazquez: al gobernador del Distrito Federal quid, 0 al ministto del Interior, o incluso, al propio presidente Dfaz. agg 0 er ape Ge en mda Figura 2. Arriba se le dalos”; y abajo, £1. coro: “Lynchemos, lynchemos, Iynchemos!”; x. n= uico: “El autor, el autor, el autor! (el autor, por un exceso de modestia inexplicable, no quiere salir a excena)". El hombre enmascarado con el litigo representa al jefe de Policia, Velizquez; el hombre detras de li concha actstica, sfalando con el dedo, es el presunto autor, quien atin no se ha dejado ver. Esto fue, por lo menos, la interpretacién comin de fa caricatura, aunque la negarla mds tarde El Universal, El Universal, 22 de septiembre de 1897. LA IMPORTANCIA DE SER /MPARCIAL 33 Seftalando el comienzo de una nueva era en la relacién entre el gobierno y la prensa, el rodavia-nuevo periddico EI Imparcial denuncié esta caricatura de E! Universal, y rex a.su editor a hacer una acusacién publica y abierta contra la persona ~-fuera quien fuera— que segiin él habfa sido el autor del asesinato de Arroyo. El Universal de hoy publica en sus columnas una caricatura pérfida y un articulo hipécrita. Nos vemos obligados a re- chazar una y otra produccién del colega, porque envuelven ataques solapados, acusaciones embozadas de un hecho que todo hombre honrado estd en estos momentos en la obliga- cidn de esclarecer* El editorial de EZ parcial prosiguié a detallar las impli- caciones de la caticatura de El Universal, y a denunciar su tratamiento editorial del asunto —incluyendo su peticién de la dimisién del miniscro del Incerior— como un ataque hipécrita, no s6lo contra el ministro Gonzalez Cosio, sino también contra el propio presidente Diaz. Asi, continué EZ Imparcial, “Es que este periédico, de algiin tiempo a esta parte sigue la politica hipécrita y burda de adular al Gene- ral Diaz en su nombre, y atacarlo tomando por pretexto a sus Ministros”.* Este tipo de ataques entre los diferentes periddicos ha- bia caracterizado el periodismo en México casi a lo largo del siglo xxx. Habia, sin embargo, algo nuevo en este ataque de **.Quién es el asesino?”, El Imparcial, 23 de septiembre de 1897. 5 Idem. 34 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO FL Imparcial contra El Universal. Pablo Piccato, quien ha estudiado e} honor y el periodisino durante fa época de la Repiiblica Restaurada y en los tempranos aiios del porfiria- tw, muestra que hasta la década de 1890, las provocaciones en la prensa tipicamente resultaban en contiendas entre pe- riodistas 0 entre editores que procuraban defender el honor de sus respectivas publicaciones. Fl caso emblematico fue el duelo entre Santiago Sierra e Irinco Paz en 1880, provo- cado por un editorial sin firma publicado en La Libertad en el que se acusaba a Paz, editor del periddico rival La Patria, de ingratitud hacia Porfirio Dfaz. Paz se basd en esta provocacién para retar a los editores de La Libertad a un duelo; Santiago Sierra respondié en nombre de su peridédi- co (aunque él no habia escrito ef editorial), y murié en el duclo. Para la década de 1890, sin embargo, el Estado habia cambiado las leyes antilibelo, habfa debilitado Ja autonomia de las cortes respecto a los agravios contra periodistas y ha- bia emperado a perseguit los duclos.° Ahora el Estado era el tinico defensor legal del honor de los ciudadanos. Por eso, en lugar de producir un enfrentamiento entre periodistas, las acusaciones de £/ Imparcial obligaron a EL Universal a publicar una obligada y abyecta “Carta abierta al Presidente Diaz”, que comenzaba con la siguiente acla- racién: Se nos ha dicho que en la caricarura mencionada podia al- guien suponer que aludiamos indirectamente al sefior Presi- * Pablo Piccato, The Tyranny of Opinion. 197-202 gp. cit, pp. 111-113: LA IMPORTANCIA DE SER IMPARCIAL 35 dente de la Repiblica, al sefior Ministro de Gobernacién © al scitor Gobernador del Distrito Terminante y categéricamente declaramos que no he- mos tenido ni remoramente la idea de aludit a dichas per- sonalidades, ni siquiera por nuestra imaginacién ha cruzado una sola ver la idea de que ellas tengan la menor complici- dad en los criminales sucesos que estos dias preocupan la atencién publica.” La “tetractacién’” fue triunfalmente reproducida, palabra por palabra, en El Imparcial, con lo cual éste se mostré ser el fiel guardién del honor del presidente.* El evento subrayé la vulnerabilidad y el miedo que envolvian a los editores de El Universal, quicnes se enfrentaban a una se- vera crisis respecto a su relacién con Diaz, por lo menos desde la rceleccién de 1896. Esta crisis se manifestaba no sélo en el apoyo exclusivo que el gobierno daba ahora a El Imparcial, sino también en la persecucién directa de los editores de El Universal. A este respecto, Ramén Prida recordé que: La persecucién contra “El Universal” fue terrible, Sus di- rectores fueron acusados més de diez veces en el transcurso de octubre de 1896 a fines de 1897, siendo encarcelado uno de ellos tres veces, teniendo al fin que dejar la direc- cién del pet ico y huir al extranjero. Los nuevos directo- 7 “Una aclaracién hontada, sincera y terminante”, 24 de septiem- bre de 1897. / “pcm * Idem, 36 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO res también fueron encarcelados junto con el tegente de la imprenta, el administrador del periédico y los cmpleados subalternos.” Pero el nuevo papel de Fl Imparcial era mis complejo de lo que parecia, pues no sélo se ocupaba de intimidar a los dems medios con el fin de suprimir cualquier in- sinuacién de que Dfaz fuera un sospechoso en el caso del asesinato de Arroyo; y justamente por su estatus como un periédico cuasi oficial, El Imparcial involuntariamen- te proporcioné pistas que sugerian que Diaz en realidad si pudiera haber estado involucrado en el crimen, Entre estas pistas, as mas importantes eran: 1) que El Jmpar- cial habia sido el primero en publicar la noticia sobre el supuesto linchamiento, lo cual sugeria que el propio Diaz tenia interés en promulgar esa versién; 2) que el editor del diario, Rafael Reyes Spindola, habia estado en una reu- nidn de gabinete con Diaz después del atentado de Arroyo y antes de su asesinato, 3) que el diario habia tomado una postura tan severa contra la caricatura de El Universal, que sugeria que El Imparcial estaba haciendo el trabajo sucio de Diaz, reprimiendo a la prensa levantisca. Y asi, se quejé La Patria: ‘A la mala impresién que produjeron los érganos gobiernis- (as, atribuyendo al pueblo mexicano el cobarde asesinato de ‘Arnulfo Arroyo, hay que agregar la que estén produciendo 9 ;De la diceadura a la anarguial, p. 139. 2 i LA IMPORTANCIA DE SER IMPARCIAL 37 ahora, por haberse convertido en los gendarmes de la prensa independiente." Para quienes seguian de cerca el Asunto Arroyo, habia, ade- mis, otros detalles sospechosos en la cobertura que hizo El Imparcial del suceso; por ejemplo, el hecho de que su re- portero no haya reportado nada sospechoso respecto de la historia del linchamiento popular, pese a que se encontraba fisicamente en la Comisaria inmediatamente después del falso linchamiento. En su bien documentada novela sobre el Asunto Arroyo (1912), Salvador Quevedo y Zubieta le asigné al reportero de El Imparcial el papel del escribano oficial y lacayo del jefe de Policia, Velézquez. En resumen, la cercana conexién del petiédico con el dictador produjo y simultineamente mantuvo tapadas las sospechas sobre Diaz. ¥ El Jmparcial también desempefié un papel codavia mds sutil: el de encabezar y dar la pauta de la narracién de los hechos. Su acceso privilegiado a la informa- cién oficial, y la manera en que esta informacién permitia una lectura entre lineas por medio de la cual se podia diluci- dar motivos oficiales impublicables, ayudaban a El Imparcial a sostener su posicidn de lider en la noticia. Efectivamente, los recursos con los que contaba E/ /mparcial —precios ba- jos, reproduccién de imagenes, su uso de reporteros espe- cializados en la fuente policiaca y su interés abierto por todo aquello que pudiera causar una sensacién— permitian al periddico transformar los eventos del Asunto Arroyo en pro- "© “La conducta de los Srganos semi-oficiales’, La Patria, 29 de septiembre de 1897. 38 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO ductos consumibles y adictivos. Asi, su manejo del Asunto Arroyo, cubierto tanto en las ediciones matutinas como ves- pertinas, resulté en tiradas realmente sin precedente en la his- toria del periodismo mexicano, cosa que se ostentaba como prueba fehaciente del éxito y la credibilidad del periédico. Contrariamente a las précticas periodisticas tanto de aquella época como de ahora —-donde el tiraje es el secreto mejor guardado de un periddico— Fl Imparcial empez6 a publicar las cifras de su tirada en su cabecera, como sefial de su triunfo meteérico sobre las demas publicaciones de la prensa de opinién. El 17 de septiembre, la tirada combina- da de El Imparcial y de su periédico vespertino, El Mundo, alcanz6 127000 copias (82000 de £1 Jmparcial). El 19, 20, y 21 de septiembre, de la edicién matutina todavia se ven- dicron entre 40000 y 50.000 copias. Segin Pablo Piccato, El Monitor Republicano, que habia sido el gran petiédico liberal de México hasta que dejé de publicarse en 1896, no habia alcanzado sino tiradas de 10000 copias los domingos, en su mejor época. Ningiin periddico habfa alcanzado una tirada de 20000 copias antes de la creacién de El Jmparcial. Por eso, El Zmparcial usé las cifras de su tirada para defenderse contra los ataques que suftia por haber sido la primera publicacion en dar la falsa noticia sobre el “lincha- miento”, y sin duda también, por su manera de intimidar a los demas periédicos. Entonces, por ejemplo, El Imparcial descartaba los “rumores” —publicados en La Patria— de un mitin anti-Jmparcial en el que se habrian quemado co- pias de la edicién del periddico de ese dia: * Pablo Piccato, The Tyranny of Opinion... op. cit, p. 90. LA TMPORTANCIA DE SER /MPARCIAL 39 “Para reir” Sélo con este objeto, contamos a nuestros lectores una de antas calumnias como en estos dias han lanzado contra nuestros periédicos, Aseguran que el piblico en gran cumulto prende fuego ala edicién de El Jmparcial, y escogen, precisamente, para decirlo el dia en que, como ayer, se vendieron de este diatio a cinco centavos, Carito costaria un auto de fe de cuarenta y cuatro mil cjemplares!” Cémo se logeaban estas tiradas? Serfa justo decir que El Jmparcial era la publicacién que realmente manten‘a el rit- mo del didlogo del piblico sobre el Asunto Arroyo. Esto se logré, primeramente, porque su edicién matutina del 17 de septiembre fue la primera en publicar tanto la noticia sobre el supuesto atentado contra Diaz como la nota sobre el linchamiento de Arroyo. Otros diarios, como El Popu- Jar, se abstuvieron en un principio de dar la noticia sobre la muerte de Arroyo porque temian que publicarla pudie- ra traer repercusiones politicas. Asi, E/ Popular justifics el haber publicado la nota tres dias tarde con las siguientes razones: El Popular no quisa dar tan grave noticia desde los primeros ‘momentos, porque consideré que una noticia de tal magni- tud, que aqui mismo, a raiz del suceso circuls de mil diver- " “Para reir”, El Imparcial, 23 de septiembre de 1897. 40 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO sas maneras y caus6 profunda y general alarma, podia haber producido trastornos y dado ocasin a que se hubiesealtera- do la par piiblica, que es después de la autonomia nacional, el bien mds precioso de que disfruta la nacién.? Fueron justamente las inseguridades de los otros perié dicos respecto a los posibles intereses del gobierno en el asesinato de Arroyo, las que le concederian la delantera a El Imparcial. A partir de ese momento, esta publicacién logré conservar la iniciativa, no sé al ofrecer numerosas noticias ¢ ilustraciones interesantes, sino también, inclu- so, por haberse convertido en el blanco de sus compe- tidores en la prensa. El Imparcial marcé el compas de las noticias sobre el Asunto Arroyo, alimentando el inte- rés piblico, entablando conversaciones con sus criticos, entreteniendo a sus lectores con pistas y detalles, y alar- gando el drama. Ademds, la distancia entre los diferentes periédicos con respecto a El Imparcial le proporcionaba a la sociedad capitalina las multiples perspectivas que nece- sitaba para construir teorfas de conspiracién a la medida de los intereses de cada quien. De hecho, con su gene- rosa atencidn al detalle, £/ Imparcial legs a desempefiar tun papel similar al de [a vor narradora en una novela de misterio. Era la voz. que forzosamente tenia que ser escuchada por todos en la buisqueda de pistas y motivos ulteriores. 1 “Arentado contra el Presidente de la Republica. Salvacién del General Porfirio Diaz. Muerte del agresor”, El Popular, 19 de septiembre de 1897. LA IMPORTANCIA DE SER /MPARCIAL 41 “Todo esto representaba una novedad histérica en Méxi- co. EI tratamiento narrativo del drama Arroyo se distingue del tratamiento de otros crimenes politicos del porfiriato —el asesinato de los nueve seguidores de Lerdo en Veracruz en 1879; el asesinato de los que aspiraban a ser contrincantes de Diaz, como los generales Trinidad Garcia de la Cadena, Ramén Corona y Angel Martinez; o el asesinato ocasional de periodistas, por ejemplo. Ninguno de estos hechos habia producido extendidas discusiones al interior de la prensa (pues las discusiones fueron reprimidas), ni tampoco habia convertido al periédico en un articulo de consumo masivo, como lo hizo el Asunto Arroyo. En ninguno de estos sucesos habia una relacién reflexiva entre un medio comercialmente enfocado y oficialmente sancionado, por un lado, y las voces “menores” de fa prensa “alternativa”, por otro. Por supuesto que el Asunto Arroyo ayudé a vender mu- chos periddicos dada la gran sensacién del evento, pues alimentaba no sélo la fantasia de asesinar a Porfirio Diaz, sino también la de que el pueblo estuviera siendo sacrifi- cado por el gobierno, Ademés, la cobertura del evento por El Imparcial comprobé la eficacia del nuevo periodismo, el cual se basaba en una nueva figura, el reporter (un término tan nuevo que se escribia todavia en inglés), quien genera- ba noticias sobre la madre de Arroyo, sobre los individuos que fueron falsamente acusados de haber participado en el linchamiento y sobre las familias de éstos cuando los pusicron en libertad, Asimismo, los reporters reproducian entrevistas con agentes de policia, imagenes de los actores claves en el drama, una foto del atentado Arroyo tomada por un turista americano desde el balcén de su horcl, y 42 EL, PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO, pistas inttigantes, aunque muchas veces insignificativas, como el dibujo de la pistola que Velazquez supuestamente tus6 para suicidarse, 0 como el plano de su celda en la cércel de Belén. Aunque los competidores de £? /mparcial guardaban silencio respecto al éxito de esta nueva modalidad, dicha publicacién se empefiaba en presumirla. La plstote (Tamafio naturel) Figura 3. £1 Imparcial, 25 de septiembre: el “pequetio revélver bulldog” que Velizquez us6 para suicidarse. El Jmparcial reporté que en todo Mé- xico habia sélo cuatro de estos revélveres, tados Inc cuales habian sido. comprados y raldos al pas por Velézquez. {Qué buena oportunidad ha sida ésta para canfundir a los que vociferan contra la prensa de informacién! {Qué mo- mentos tan oportunos para demostrar a los enemigos del noticierismo que toda esa tarea puede ser (itil a las necesida- des y a las aspiraciones de una sociedad? LA IMPORTANCIA DE SER /MPARCIAL 43 Después del asesinato de Arnulfo Arroyo, hay que decir- Jo muy alto: ;Paso a los reporters! Adelante el batallén! ;Ellos son los reyes de la jornada!"* Y asi, se firmé la sentencia de muerte del periodismo an- terior, el cual, sin embargo, seguia criticando el nuevo pe- tiodismo: El noticierismo puede ser provechoso a una sociedad en el sen- tido a que nos referimos. ;Qué puede también ser pernicioso? Es cierto. De igual modo una escopeta puede ser iil 0 n0- civa, segtin mate un conejo o un hombre. Sucede con esta forma del periodismo nuevo, lo que con todos los adclantos de la vida moderna: que al lado del bien que producen traen unida una cantidad itreductible de dao. Antes de los ferrocarriles no habia descarrilamientas. Con el Asunto Arroyo, el periodismo viejo fue declarado obsoleto, era el equivalente de la carroza, frente al ferro- cartil. Y as{ fue, Para el afio 1913, dos afios después del destierro de Diaz —periodistas nostélgicos del Viejo estilo, ‘como Quevedo y Zubiera se quejaban de que toda la pren- sa mexicana, incluyendo la nueva prensa maderista, seguia el estilo introducido primero por El Imparcial: “Los porters y la justicis’, FE Imparcal, 22 de septiembre de 1897. 44 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO PATIO BE PRESOS Li ‘OAREDOR Figura 4, Plano del deparramento donde se suicids Velizquet: un ejem- plo de las pista intrigantes pero iasignificativas que se esparcian durante el ranscurso del Asunto. Todo lo que se dirige al pensamiento puro y a las altas percepciones del alma csté excluido de ese molde. Sélo ad- mite elementos sensoriales que hablen de la imaginacién pervertida; robos, rifias, macanzas, todas las fechorfas de la ciudad y el villortio, crecidas acaso de importancia y nunca relatadas con verdad realista que pudiera servir para sefia- lar llagas sociales en espera de curacién, sino fancaseadas con poética pretensién y alucinaciones cinematogréficas.'> ' Salvador Quevedo y Zubieta, Campavtas de prensa. Los consuladas mexicanas, Socialismo, México, Libreria de la Vda. de Ch. Boures, 1913, p. 16. LOS SOSPECHOSOS El Asunto Arroyo no concluyé con una sola indiscutible explicacién capaz de satisfacer a todos: su trascendencia hist6rica radica precisamente en su capacidad de trastor- nar las representaciones sociales de la época. El crabajo que le corresponde al historiador no es el de escoger entre las diferentes explicaciones que existen sobre los motivos y la ¢jecucién de los asesinatos, sino el de estudiar los efectos desestabilizadores de las interpretaciones en competencia. Los medios de circulacién durante ef Asunto Arroyo eran una mezcla de reportajes y rumores. Asi, El Impar- cial se quejé de que “en estos dias se han hecho circular infinidad de rumores, a cual més absurdos; parece que hay personas ocupadas en ese tonto entreteni ocasiones puede ser de consecuencias...”' ¥ en efecto: cada uno de los periédicos principales tuvo momentos en los que se tuvo que esforzar en desmentir algin rumor u otro. No obstante, el rumor y el reportaje se alimentaban mu- tuamente, Entonces, por ejemplo, uno de los sospechosos iento que en * “Asesinaco imaginario, Rumor desmentido”, El Imparcial, 25 de septiembre de 1897. 45 46 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO. —Porfirio Diaz, segiin los rumores que circulaban— no fue nombrado nunca como sospechoso en la prensa, sitt embargo muchos articulos periodisticos estaban implicita © explicitamente enfocados en refutar ese rumor. Por otro lado, los rumores respondfan a la informacién proporcio- nada por la prensa: el consenso entre diferentes publica- ciones podia eliminar ciertos rumores (por ejemplo, los que sostenian que Porfirio Diaz habia sido apufialado, 0 que Arroyo habia detonado una bomba), pero las perspectivas contrastantes entre los diarios, asf como huecos en los re- portajes, podian facilitar la sobrevivencia de otros rumores (por ejemplo, que Diaz habia sido el autor de los asesinatos de Arroyo y de Velazquez, o que Velazquez. realmente no se suicidé, sino que habia huido a los Estados Unidos). ‘Aunque no podemos estudiar los rumores directa- mente —s6lo podemos reconstruir un cacdlogo incomple- to de rumores, y tenemos poca informacién respecto a su cronologia y su intensidad— los testimonios y actos que se explican como respuestas a los rumores son suficientes para hacer identificable el papel del rumor? El rumor de 2-Va un catilogo parcial de rumores: la incredulidad con tespecto a 4a noticia del lincharaiento; que un anarquista habfa perpetrado un aten- tado contra Diaz; que el ministro del Interior de Diaz, Manuel Gonzdlez Cosio, estaba detris del atentado contra Diaz. cometide por Arroyo, y que dl habia mandado matar a Arroyo ya Velézquez para no dejar rastcos de su involucramiento; que los eientfices estaban dettis del complot de Velizquexs que Velizquer no estaba muerto sino que estaba viviendo en los Estados Unidos; que Dfax habia muerto en una explosién de bomba de alguna otra manera sangrienca; que Arroyo era un héroe popular; aque Velizquez habia dejado sus pertenencias a los pobres; que Villavi LOS SOSPECHOSOS 47 Ia opinién publica era a lo que respondfan los actores po- Iicicos; los actos politicos pablicos y los reportajes periodis ticos, que usaban el tipo de metéfora fotogrifica que tan popular era en aquella época, pueden muchas veces leerse como una huella positiva de una negativa proporcionada por el rumor. Hay tres categorias de sospechosos en este drama: el Estado (representado por Porfirio Diaz); la sociedad (re- presentada por “el pueblo”, y a veces también por Arnulfo Arroyo), y la clase politica (representada por Velézquez, la policfa, los miembros del gabinete de Diaz, y otros oficia- les del gobierno). El rasgo mds extraordinario del Asunto Arroyo es que cada una de estas categorias aparece en un momento como la agresora, y en otro, como la victima. De este modo, Arroyo fue primero un agresor y luego, una vic- tima; Dfaz fue primero victima y luego agresor; Veléaquez fue primero agresor y luego victima. Las lecturas paralelas del papel y de la naturaleza del Estado, de la sociedad, y de la clase politica como criminales y como victimas simple- mente no se podian reconciliar. Desde el Asunto Arroyo en adelante, la alternancia entre criminal y victima se con- virtié en una obsesién para una sociedad que hasta enton- ces habia estado, de acuerdo con la cautivadora imagen propuesta por Rabago, “dormida como Cleopatra, con un nido de viboras en el seno”. cencio mats a Velazquez; que antes de asesinar a Arroyo, Velézquez habia matado a un cura para poder tener la libertad de seducir a una amante; ‘que Arnulfo era el lacayo de Vetézquers que Velézquer queria que hubie- ra anarquismo en México para que dl pudiera ascender en el gobierno. 48 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO, La falta de una distincién clara entre victima y agresor, centre un oficial respetable y un asesino, y entre un pueblo honesto y un pueblo degencrado resultaba sumamente in- quietante; tan inquietante, de hecho, que Federico Gam- boa, un diplomatico, escritor y cronista que habia sido compafiero de colegio de Arroyo y de Velazquez, padecié de insomnio tras del supuesto suicidio de Velézquez: Y al revolverme en la cama, presa del insomnio de los re- cuerdos y de los presentimientos, duélome, de veras duélo- me, de la suerte alcanzada por Arroyo y por Velazquez, y ora me felicito de ir caminando yo por distinta senda, ora tiemblo de extraviarme por una mala o de cropezar en la que considero buena. ;Somos tan poquita cosa y estamos todos tan expuestos a cacr!? La vulnerabilidad que sentia Gamboa como miembro de la clase politica se correspondfa también con la creciente preocupacién popular. > Federico Gamboa, Mi diario II (1897-1900). Mucho de mi vida _y algo de la de otros, México, Conaculta, 1995, p. 33. PRIMERA LECTURA: DIAZ COMO AGRESOR Y COMO VICTIMA Una lectura que se ha propuesto acerca de los asesinatos de Arroyo y de Veldzquez ¢s que ambos fueron Ilevados a F cabo bajo drdenes de Porfirio Diaz. Esta teoria sigue sien- do factible. Asi, por ejemplo, el historiador Jacinto Barrera Bassols propone que el asesinato de Arroyo a manos del jefe de Policia Velazquex fue cometido en consulta con el presidente, su secretario personal Rafael Chousal, el mi- nistro del Interior Manuel Gonzalez Cosio, y el duefio de EL Imparcial, Rafael Reycs Spindola,’ De habet sido asi, Diaz habria ordenado el asesinato de Arroyo con el fin tri- ple de imponer un castigo cjemplar, crear una “amenaza roja’ como pretexto para frenar a su oposicién y reforzar su control sobre el aparato de gobierno, al representar el asesinato de Arroyo como una expresién irreprimible de la dentificacién del pueblo con el presidente, es decir, como un linchamiento a manos del pueblo. " Jacinto Barrera Bassols, El caso Villavecencto: violencia y poder en et nfriato, México, Alfaguara, 1997, p. 93. 49 50 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO Sin duda, la supuesta preocupacién de Dfaz por la manera en la que e! asesinato de Arroyo habia empafiado el historial dizque immaculado de México con respecto a Jos linchamientos servia alos intereses del presidente. Todo se reducia a la idea de que ésta habia sido la primera vez que el pueblo mexicano habia tomado la justicia por su propia mano para efectuar un asesinato justiciero aunque extralegal, y que fue llevado a ese extremo por su indigna- cidn ante el atentado contra la vida de Diaz. ‘Asi, el asesinato de Arroyo fue representado al princi- pio como un arrebato excesivo, provocado por la profunda identificacién del pueblo con el presidente. Por eso, el ase- sinato podria incluso interpretarse como un acto instintivo de autodefensa popular, pues como lo explicé E/mparcial: El atentado contra el general Diaz ha tenido més alta sig- nificacién que cualquiera otra semejante, porque se ha tra- tado de lesionar una personalidad, estimada con justa causa como la base del actual estado de cosas tinico que ha podido dat prosperidad al pais? El atentado contra Diaz fue representado como un ataque contra la nacién y como un acto de traicién contra su sal- vador. Incluso dio lugar a la invencién ret6rica de un nuevo tipo de delito, caracterizado como “un delito de leso patrio- tismo y un acto de la ms negra ingratitud”.’ Por su parte, 2 “Capitén, estamos listos!”, EI Imparcial, 18 de noviembre de 1897. 3 Idem. PRIMERA LECTURA: DIAZ COMO AGRESOR. 51 los gobernadores y alcaldes hicieron mitines donde repre- sencaban ¢l reinado de Diaz como el contrario al reinado de lh criminalidad, con lemas como “Viva el sefior general Porfirio Diaz! {Viva la nacién mexicana sin criminalest” La comunidad financiera hizo su propia contribuci6n a la identificacién de Diaz. como el salvador de México, felici- tando al general por su supervivencia y declarando que, si Diaz hubiese suftido algin dato, “hubiera afectado dolo- rosamente al pais, en los momentos en que sus cuantiosos valores atraviesan por una crisis poderosa a causa de la baja de Ja plata; pero que en gran parte se subsana por el pres- tigio de él en el extranjero”.* Por su parte, la prensa entera se unié al coro, Matar a Diaz habria sido matar la paz, el progreso, el prestigio nacional de México y el valor de los bonos mexicanos. El sacrificio de Arroyo a manos de una banda incontenible de linchadores del pueblo fue una ma- nera ideolégicamente coherente de representar un nexo in- disoluble entre Diaz y la soberania nacional mexicana. Asi, la persona de Diaz se antepuso incluso a su investidura de Presidente de la Republica; Diaz era nada menos que el sal- vador de la nacién, Por eso, resultaba natural que el pueblo respondiera directamente a un atentado en contra de su sal- vador, ¢ incluso era posible imaginar que su respuesta le hu- biera parecido grata a Diaz. Entonces, por ejemplo, el perio- disca Jestis Rabago especulé sobre los sentimientos de Diaz respecto al apoyo que recibié después del atentado contra su vida: “No sé si el Presidente celebraria el atentado que + *Plicemes de las colonias extranjeras. Doscientos millones de pesos”, El Imparcial, 18 de septicmbre de 1897. 52 EL. PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO le procuraba tan inmensa satisfaccién, pero si puedo asegu- rar que estas manifestaciones llevaron a su espiricu la volup- ruosidad que se tiene cuando se siente uno querido”” Sin embargo, y sin importar cuin favorable hubiera sido el supuesto linchamiento para la legitimidad de Diaz, el asesinato de Arnulfo Arroyo fue también un acto que él tuvo que lamentar en piblico, no sélo porque fue legal, sino también porque uno de los logros destacadas de Diaz, supuestamente, era que el gobierno ahora tenfa los instru- mentos y las instituciones necesarias para juzgar y castigar a alguien como Arnulfo Arroyo. El pueblo, impetuoso y todavia inmaduro, se haba levantado en defensa de su ido- lo, pero habia ido demasiado lejos, mas allé de Los limites de la ley, sembrando asi dudas innecesarias respecto a las instituciones mexicanas y manchando el blanco penacho del honor nacional que tanto habia resplandecido contra el oscuro telén de fondo de la ley de la calle, que era, ademas, un vicio emblemdtico del poderoso vecino del norte Por consiguiente, Diaz le aseguré a una legacién de ex- tranjeros que vinieron a expresar su alivio por su bicnestar que: “ula justicia cactia sobre los culpables, con su rigor, después de esclarecidos los hechos para satisfacer las eleva- das ideas morales de la naciéin y de los pueblos cultos...”* Sintiéndose presionado por una especie de noblesse oblige de hacet una indagacién, por un lado, y por la in- dignacidu del pucblo ante la posibilidad de un asesinato + Jestis Rabago, Historia del gran crimen, op. cits p. 14. & *Plicemes de las colonias extranjeras. Doscientos millones de pesos”, El Imparcial, 8 de septiembre de 1897. PRIMERA LECTURA: DIAZ COMO AGRESOR., 53 politicamente orquestado del que se habia culpado a 20 inocentes, por otro, Diaz. mandé hacer averiguaciones a base de las cuales se concluyé lo que todos los habitantes de la capital ya sabian: que Arroyo habia sido asesinado por la polica. Los detalles del falso linchamiento, sin em- bargo, eran grotescos y provocaron una indignacién que Fue més alla del asesinato en si, pues los agentes de policia, siguiendo las drdenes de sus superiores, se habian vestido de populacho, blandieron la bandera mexicana, istumpic- ron en la comisarfa de policia gritando “Viva México!” y “(Muera el anarquismo!”, y mataron a Arroyo de la manera més cruel y cobarde, mientras estaba amarrado, apuia- landolo varias veces para que la historia del linchamiento fuera creible. Y luego, de postre, arrestaron a unas cuantas docenas de uransetintes inocentes con la intencidn de que cargaran con la culpa del asesinato. El falso linchamiento ridiculizé de manera simuleénea Ja idea de la soberania popular y la de la soberania de la ley. Pero dado que criticar priblicamente a Dfaz no era una op- in para nadie, Ia indignacion que sentian los que podian dar vor a su opinién de manera piiblica se enfocaba (como cera de esperar) en el honor ofendido de “el pueblo”. Asi, por ejemplo, el diputado Juan A. Mateos, adulador del presi- dente, y escritor de novelas histéricas, fervientemente de- dlaré que: Xo, el tiltimo de vosorros en ef seno de esta Cémara que asume fa legftima representacién popular, protesto en nom- bre de Ja historia, de la indole y el modo de ser de nuestro pueblo, contra la vil calumnia que lo presenta como hncha 54 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO, dor de un indefenso; protesto contra la parte que encabeza 1 proceso, arrojando el baldén de una mentira!” Como era de esperarse, el discurso de Mateos termind con un Ilamado al Congreso a que ofreciera al presidente Diaz y su gabinete un voto de confianza en cuanto al asesinato de Arroyo, pues Diaz habia sido el primero en defender el honor del pueblo mexicano al declarar que “los mexicanos no lynchan”: Hace pocos meses que el Gobierno de los Estados Unidos entregaba a un reo, pidiendo garantias para que no fuese muerto. El Gral, Porfirio Dfax. concesté desde su aleura, que en México no habia lynchadores. (Prolongados aplausos.) Para el Gral. Diaz y su Gabinete propongo el voto de can- fianza y pido el yoto justiciero de nuestra soberania.* Si era ef honor del pueblo lo que estaba en juego en el “Asunto Arroyo, entonces Diaz tenia toda una historia como defensor de ese honor, y lo defenderia ahora contra el co- srupto jefe de policia que lo habia mancillado. Por lo tanto, Diaz y su gabinete —incluyendo al ministro del Interior a quien el Congreso habia pedido tendicién de cuentas— merecian un voto de confianza, ¥ no habia necesidad de pre- guntar sila policfa habfa actuado por iniciativa propia o por encargo de alguien més. 7 “fareresante sesién de la Cémara de Diputados”, El Imparcial, 22 de septiembre de 1897. * Idem. PRIMERA LECTURA: DIAZ COMO AGRESOR.. 55 Habia, en otras palabras, un dilema para quienes apo- yaban incondicionalmente a Diaz: si él era el “Hombre In- dispensable” de la Replica Mexicana, como todos ellos decian, quedaba, por definicién, por encima de cualquier sospecha. Pero esa misma seguridad, esa misma situacién de estar por encima de la ley, abria la posibilidad de que Diaz fueta el verdadero autor del falso linchamiento de Arroyo, cosa que abria la puerta a una imagen espectral de! presidente como alguien que en lugar de defender la ley con su vida, usaba la ley como una mascara de sus pasiones privadas y sus rapaces intenciones. Esta imagen se seguirfa desarrollando en los movimien- tos contratios a Diaz que florecerian sdlo unos cuantos afios después del Asunto Arroyo. Asi, por ejemplo, el lider anar- quista Enrique Flores Magén cuenta, en sus memorias, sobre su reunién en la carcel de Belén con el ex agente de policfa Antonio Villavicencio, quien entonces estaba sirviendo su sentencia por su papel en la orquestacién del homicidio de Arroyo. Villavicencio se jactaba con Flores Magén de haber cometido mas de 300 homicidios extrajudiciales de prisione- tos de Belén bajo érdenes de Diaz? Asi, el Asunto Arroyo fue un momento clave en la con- solidacién de una doble imagen de Diaz: salvador y cinico, jmartir y asesino. Y efectivamente, esta intrigante ambigiie- jdad entre la criminalidad y la ley arroja luz en las teorias lominantes sobre la criminalidad que existla durante este ° Combatimos la tirania. Un pionero revolucionario mexicano cuenta historia a Samuel Kaplan, Jets Araya Topete (trad,), México, Talleres tificos de la Nacién, 1958, pp. 199-200. 56 EL PRIMER LINCHAMIENTO DE MEXICO. periodo, por ejemplo, las de Julio Guerrero, publicadas ape- has tres afios después del Asunto Arroyo. La criminalidad, para Guerrero, era el resultado de In incapacidad, ya sea de un individuo o de un grupo, de adaprarse al progreso: “Estas victorias [de la ciencia] sin embargo, tienen sus vic~ timas; hay muchos que fracasan en el combate, y que por deficiencias de vigor, inteligencia o cardcter no pueden do- minar alos agentes naturales que encuentran a su paso”."° El criminal, en otras palabras, era un ser incapar de subirse al tren del progreso. En un pais sumido en preocu- paciones sobre la adaptabilidad racial de fas clases popula- res al progreso, esto significaba que el pueblo entero estaba en riesgo, y que se podia cunsiderar como una poblacién con una innata propensién al crimen. Ademés, dado que la sociedad mexicana en su totalidad era recrasada, la crimi- nalidad sélo se podia controlar con un exceso de violencia. El crimen, en este contexto, s6lo podia ser vencido por el crimen, Asi, por ejemplo, en !a cércel de Belén, los prisio- neros mas violentos eran los encargados de mantener el orden."! Mucho antes de la difusién de las ideas de Charles Tilly sobre el crimen y la formacién de los estados, Julio Guerrero ya habia sefialado que esta caracteristica definia toda la historia de México, y que el cumplimiento de la ley dependia en realidad del elemento criminal. Asi, Guerrero recordé a sus lectores que: © fa génesis del erimen en México. Estudio de psiqiatria social, Mi xico, Libreria de la Vda. de Ch. Bouret, 1901, p. vi. Guillermo Mellada, Belén por dentro y por fuera, México, Boras (Cuadernos Criminalia, air. 21), 1959 (1931), p. 36. PRIMERA LECTURA: DIAZ COMO AGRESOR... 57 D. Manuel Doblado fuse el primero que introdujo el siste- ma politico de convertir al bandido en gendarme, cuando fue Gobernador de Guanajuato; que el ejército actualmence esti formado en parte con el contingente de criminales que periddicamente entregan los Estados: la policia federal de los caminos, al principio no fue sino un enganche de salteadores indultados; la Brigada que durante més de veinte afios tuvo en custodia los caminos y pueblos de Santa Fe hasta Toluca no cwvo un origen menos espurio: y dltimamente ha presentado la Capital casos atévicos de ese sistema de organizacién social con los convertidos del bandidaje.!? Los policfas que mararon a pufialadas a Arroyo eran tam- bién ejemplos de criminales convertidos en policias. Gue- rrero no se atrevi6 a sugerit —ni siquiera a insinuar— que el propio Diaz pudiera reunir esas condiciones, pero el es- pectro de la criminalidad se aparecfa en muchas represen- taciones de Diaz desde ese momento en adelante. "= La genesis del crimen en Mésico... 0p. cits p. V2

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