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La explicación de la religiosidad popular en relación con el catolicismo tiene dos variantes

bien definidas, por un lado, la teología de la liberación, la cual fue “el gesto de abandonar las
escuelas de élite, donde siempre se habían anclado sólidamente las órdenes religiosas, e
instalarse en los barrios populares”(Valenzuela, 2013), sin embargo el catolicismo revalorizo
esta idea de abandonar la intelectualidad para circunscribirse a los barrios populares lo cual
no tuvo frutos, lo anterior desencadeno que en américa latina se desarrollara una corriente de
religiosidad mucho más importante y de carácter simbólico, como es el marianismo, pues
este se ha constituido bajo la importancia de la virgen, pero no a la virgen institucionalizada
o sacramentada, sino que, a imágenes las cuales han sido hallazgos milagroso por parte de
comunidades alejadas de la ciudad, y donde se han formado santuarios y grandes festividades
en torno a ello, para honrar la imagen de esta. No obstante, el catolicismo a adoptado el
marianismo a su favor para circunscribirse en los barrios populares, pues, aunque las
imágenes marianas no tengas naturaleza eclesiástica, el marianismo como expresa Eduardo
Valenzuela ha constituido siempre en el vértice de la mediación eclesiástica con un pie afuera
(porque rehúye la medición sacramental) y otro pie adentro de la iglesia (porque las imágenes
marianas se encuentran dentro de los templos).
Con lo anterior se puede expresar que el marianismo ha sido la puerta de entrada del
catolicismo a los barrios populares y ha de constituirse como religiosidad popular. Sin
embargo, la religión popular tiende siempre a escaparse de los cánones eclesiásticos, así
queda de manifiesto con las animitas y el culto a los muertos como nuevas expresiones
populares las cuales aun no han sido subyugadas por el catolicismo.

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