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BENDITOS HIDROCARBUROS

El conflicto por Incahuasi entre Chuquisaca y Santa Cruz, trajo nuevamente a la palestra
la necesidad de un nuevo Pacto Fiscal, más allá de las posiciones regionales de uno y otro
lo que se estaba disputando eran recursos a través de las regalías, dejando en segundo
plano el tema territorial también importante.
Recurriendo a un estudio realizado por el Centro de Estudios y Apoyo al Desarrollo Local
(CEADL) de diciembre de 2014 referido específicamente a Impuestos y Rentas
Hidrocarburíferas en Bolivia fue posible identificar la verdadera naturaleza de la
“Nacionalización de los Hidrocarburos” fortín de la propaganda gubernamental como
principal logro del Proceso de Cambio.
Entre el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) y las Regalías hacen al 50% de
recursos provenientes por la explotación de gas y petróleo en favor del Estado boliviano,
dejando el otro 50% a favor de empresas “nacionales” (YPFB) que en la práctica fueron las
mismas transnacionales aun activas en Bolivia.
En el periodo 2006-junio 2014 Bolivia percibió por concepto de IDH y Regalías
aproximadamente 10.846,49 y 6.101,15 millones de dólares respectivamente. De ambas
tortas los departamentos recibieron 6.309,40 millones de dólares por concepto de IDH y
4.067,64 millones de dólares por concepto de Regalías. En este punto debemos mencionar
en relación a los recursos por IDH que al llegar a los departamentos estos se distribuyen
entre Gobiernos Municipales, Universidad y Gobernación de Departamento.
El Tesoro General de la Nación en ambos casos también participa de la redistribución de
los recursos, analizando el IDH tenemos que para ese periodo tuvo ingresos del orden de
4.537,09 millones de dólares, entretanto por concepto de regalías el TGN registro 2.033,51
millones de dólares, dejando como saldo total un monto de 6.570,60 millones de dólares
en manos del Nivel Central.
¿Cómo le fue a Chuquisaca? Claramente la figura cambia cuando se desglosan los recursos
por región, Chuquisaca particularmente no ha recibido un caudal de recursos como bien
afirmaban autoridades y representantes oficialistas al referirse específicamente al
conflicto por Incahuasi. Veamos, Chuquisaca en el periodo de “vacas gordas” de la
economía nacional, recibió por concepto de IDH un monto de 1.004,33 millones de dólares
(junio 2005-junio 2014), mientras que las Regalías se tradujeron en ingresos de 258,93
millones de dólares (2005-julio 2014).
La redistribución del IDH al interior del Departamento de Chuquisaca como bien
mencionamos anteriormente beneficio a Gobiernos Municipales (672,80 millones de
dólares), Universidad (86,57 millones de dólares) y Gobernación del Departamento (244,96
millones de dólares) en el periodo correspondiente a junio 2005-junio 2014.
Si comparamos solamente los recursos de Chuquisaca por regalías con el total de ingresos
hidrocarburíferos que Bolivia recibió entre 2005-julio 2014 tenemos que Chuquisaca se
benefició del 0,76% de un total de 33.895,28 millones de dólares generados por el
extractivismo nacional de gas y petróleo, ¿es esto coherente?
Lamentablemente Chuquisaca como región durante la discusión de Pacto Fiscal iniciada
el año 2016 con el entonces Ministerio de Autonomías, hoy Viceministerio, no planteó
alternativa alguna para rediseñar la redistribución de recursos con una mayor
participación de las regiones de forma que se estrechen las brechas de desigualdad entre
departamentos y dar un paso firme de cara al modelo autonomista como recambio al
modelo “centralista” un mal heredado del sistema anterior al Proceso de Cambio que fue
exacerbado en los últimos 12 años de Estado Plurinacional de Bolivia.
En síntesis, tenemos un Estado que atesora gran parte de la riqueza proveniente de los
hidrocarburos dejando algunas monedas que las regiones ingenuamente se disputan. El
Nivel Central no ha traducido esos recursos en inversiones estratégicas para potenciar
el desarrollo de los departamentos, Chuquisaca es claro ejemplo de ello puesto que a 12
años de Nacionalización sigue siendo el departamento más rezagado y golpeado por la
pobreza.
Un nuevo Pacto Fiscal es el escenario para dar algún atisbo de esperanza a las regiones,
lo demás es cuento chino.
Por: Carlos Armando Cardozo Lozada
Economista, Máster en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, Especialidad en Gestión del
Riesgo de Desastres y Adaptación al Cambio Climático, Presidente de Fundación Lozanía

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