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Antofagasta, a uno de marzo de dos mil dieciocho.


VISTOS:
Se reproduce la sentencia en alzada, previa
eliminación del considerando décimo quinto y, en su lugar se
tiene, además, presente:
PRIMERO: Que en este procedimiento, la obligación
de apreciar la prueba conforme la tasación que hace el
legislador, conocida también como prueba legal o tasada, no
impide al juzgador lograr la convicción que permita resolver
el conflicto mediante un razonamiento sobre la base del
criterio común y los principios lógicos elementales que
surgen de la realidad y de los aspectos fácticos no
discutidos en la causa; por ello, el juzgador está obligado
a razonar sin limitación sobre todos los antecedentes que
obran en el proceso, explicando en cada caso el motivo por
el cual se excluye o se considera algún elemento probatorio
para fijar los hechos.
Las limitaciones a la apreciación de la prueba no
deben construirse sobre una interpretación restrictiva de la
legalidad, desde que cualquier proceso debido, ha de estar
vinculado con la evolución y la realidad. Este principio de
conexión racional necesario está reconocido por la doctrina
e incluso por la jurisprudencia a propósito de los hechos
evidentes, el principio de la realidad e incluso la
evolución misma que ha tenido la prueba tasada al reconocer
las reproducciones de imágenes y fotografías y otro tipo de
documentos que emanan de terceros como partes del sustento
probatorio, a pesar que la ley no se refiere a estos en
forma determinada.
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Así Eduardo J. Couture ha sostenido: “cuando los


Jueces dan ingreso a medios de prueba no previstos, a pesar
del supuesto principio de indisponibilidad de ellos, es
porque razones más fuertes instan a su aceptación. Ninguna
regla positiva ni ningún principio de la lógica jurídica,
brindan apoyo a la afirmación de que el Juez no puede
contar con más elementos de convicción que los que pudo
conocer el legislador en el tiempo y en el lugar en que
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redactó sus textos. Por el contrario, lo jurídico, lo
lógico y hasta lo humano es lo contrario: que el Juez no
cierre los ojos a las nuevas formas de observación que la
ciencia pone, con imaginación siempre renovada, ante él. El
progreso del derecho debe mantener su natural paralelismo
con el progreso de la ciencia; negarlo, significa negar el
fin de la ciencia y el fin del derecho”. (Eduardo J.
Couture, Fundamentos del Derecho Procesal Civil, Edición de
Palma 1993, página 262).
SEGUNDO: Que en lo relativo al daño moral,
interesa dejar sentado que no es pacífico en la doctrina la
elaboración del concepto de daño moral y, teniendo presente,
que la jurisprudencia no ha sido del todo precisa, es
conveniente acudir al concepto amplio dado por Carmen
Domínguez Hidalgo en su libro “El daño moral” cuando expresa
que está “constituido por el menoscabo de un bien no
patrimonial que irroga una lesión a un interés moral causado
por una persona que se encontraba obligada a respetarlo”
(Editorial Jurídica de Chile Tomo I noviembre 2000, págs.
84.). Es decir, una aflicción, molestia, tristeza, angustia
o pesadumbre que padece una persona a propósito de la
conducta de otra.
TERCERO: Que el artículo 19 N° 1 de la
Constitución Política de la República, asegura a todas las
personas el derecho a la vida y a la integridad física y
psíquica, lo que demuestra que se ha elevado a la categoría
constitucional el derecho de la persona a mantener su
integridad psíquica y, por lo tanto, para el ordenamiento
jurídico representa un interés que debe ser protegido, de
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manera que cualesquiera acción u omisión, o conducta en


general desplegada por persona o agente alguno, que provoque
o atente contra esta integridad o patrimonio de las
personas, constituye un perjuicio y por ende, un daño que el
derecho debe restablecer, sea efectiva o alternativamente.
CUARTO: Que el daño moral entendido como un
menoscabo de un bien no patrimonial, en cuanto afecta la
integridad psíquica del individuo y que se traduce en el
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agobio, angustia o molestia que genera el haber sufrido en
el patrimonio de su casa habitación, en términos de destruir
todo el ingreso como consecuencia de un debilitamiento del
piso sobre la fachada del inmueble, en el fondo no discutido
por la demandada, quien incluso alegó exposición imprudente
al daño, constituye sin duda un daño moral cuyas
consecuencias nacen de su propia naturaleza, pues representa
una molestia o angustia que afecta a la integridad psíquica
del actor, en cuanto conmueve la salud mental al punto de
que altera el normal desarrollo del individuo, lo que
constituye un hecho público o evidente y que lo normal es
que provoque la aflicción psíquica. Como lo normal no se
prueba era la demandada quien debía acreditar circunstancias
especiales que pudieran concluir que a un ciudadano común
frente a la naturaleza de los daños ocasionados, no le
produce aflicción psíquica alguna, lo que no se acreditó de
manera que no cabe sino acoger la demanda en este aspecto,
fijándose prudencialmente en la suma de $3.500.000.
Por lo demás, también declararon sobre esta
situación los testigos Cristian Olivares Vega e Iván Espejo
Vargas, quienes no han hecho más que reafirmar el hecho
normal y evidente del sufrimiento del actor, en términos
psíquicos o psicológicos del daño sufrido en su patrimonio.
QUINTO: Que por lo razonado y establecido, se
revocará la sentencia en lo que dice relación al rechazo de
la indemnización por daño moral, accediéndose a los
intereses corrientes fijados para operaciones de dinero no
reajustables, que incluyen el desgaste o la inflación del
mismo, por lo que no corresponde acceder a la solicitud de
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reajustes, según lo dispuesto en la Ley 18.010.


Por estas consideraciones y visto además lo
dispuesto en los artículos 186 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil, SE REVOCA con costas del recurso la
sentencia apelada de fecha diecisiete de noviembre de dos
mil diecisiete, dictada en causa Rol C-2360-2017, en el
Primer Juzgado de Letras de Calama, que rechazó la
indemnización por daño moral, debiendo pagar por este
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concepto Aguas de Antofagasta S.A. al actor Raúl Eduardo
Tapia Guamán, la suma de tres millones quinientos mil pesos
($3.500.000), más intereses corrientes fijados para
operaciones de dinero no reajustables, entre la fecha de
esta sentencia y el día del pago efectivo y sin reajustes.
Regístrese y comuníquese.
Rol 980-2017 (CIV)

Oscar Eduardo Claveria Guzman Virginia Elena Soublette Miranda


Ministro Ministro
Fecha: 01/03/2018 11:50:31 Fecha: 01/03/2018 11:50:31

Manuel Antonio Diaz Munoz


Ministro
Fecha: 01/03/2018 11:50:32

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Pronunciado por la Primera Sala de la C.A. de Antofagasta integrada por los Ministros (as) Oscar Claveria
G., Virginia Elena Soublette M., Manuel Antonio Diaz M. Antofagasta, uno de marzo de dos mil dieciocho.

En Antofagasta, a uno de marzo de dos mil dieciocho, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la
resolución precedente.

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Este documento tiene firma electrónica y su original


puede ser validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la
tramitación de la causa.
A contar del 13 de agosto de 2017, la hora visualizada
corresponde al horario de verano establecido en Chile
Continental. Para Chile Insular Occidental, Isla de Pascua
e Isla Salas y Gómez restar 2 horas. Para más
información consulte http://www.horaoficial.cl.

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