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El tabaco y los tainos

El tabaco ocupó un
sitial muy
importante en la
sociedad taína,
asociándolo a sus
ceremonias rituales
y a sus prácticas
mágico-curativas.

Al parecer, por sus


propiedades
embriagantes y
aromáticas, el
tabaco en forma de
rapé fue uno de los
componentes de los polvos alucinógenos inhalados en las cohobas.

Los indígenas usaron igualmente el tabaco por placer y para mitigar el


cansancio del cuerpo en las largas caminatas que frecuentemente hacían.

Para ello, en las proximidades de sus casas, cultivaron con esmero las
plantas de tabaco (Nicotiana tabacum) cuyas hojas secaban para hacer unos
rolletes alargados que los indios fumaban constantemente.

Los múltiples usos del tabaco


Principios activos del
Tabaco

La nicotina es el principio
activo del tabaco. Fue
aislada por Posset y Reiman
en 1828.
Las hojas contienen una
serie de alcaloides
secundarios afines a la
nicotina como ser:
nicotenía, nicotelina,
nicotimina, nicotoina, nornicotina, nicotirina, anabasina, anatalbina,
también betaína, asparagina, taninos, resinas y enzimas.
Composición:
Según su variedad, el tabaco contiene entre 0.5 y 16% de nicotina. El resto
es el llamado alquitrán, una sustancia obscura y resinosa compuesta por
varios agentes químicos, muchos de los cuales se generan como resultado
de la combustión (cianuro de hidrógeno, monóxido de carbono, dióxido de
carbono, óxido de nitrógeno, amoníaco, etc.)

Los otros usos del tabaco

Cuando escuchamos la
palabra tabaco, la primera
imagen que nos viene a la
cabeza es un cigarrillo, tal
vez un cigarro puro o una
pipa, y raramente las
barrocas cajitas de polvo de
tabaco para aspirar o rapé.
Puede que, también
recordemos las advertencias
de las autoridades
sanitarias, ya que existe un
consenso científico mundial sobre la evidencia de que el hecho de fumar
conlleva riesgos para la salud. Sin embargo, la planta del tabaco hace honor
a la denominación de panacea antárquica que recibió a su llegada al Viejo
Continente y cuenta con múltiples e insospechadas aplicaciones.

En los albores de su historia, los indígenas la creían divina y su humo o sus


hojas, mezcladas con cal de conchas marinas molidas, no faltaban en los
rituales y ceremonias religiosas. También la utilizaban como estimulante,
medicina y fuente de placer. Estos usos continuaron vigentes en la Europa
de los siglos XVI y XVII, cuando se la conocía como hierba para todos los
males, hierba santa, hierba vulneraria de las Indias...

Además, por aquel entonces conoció otra nueva aplicación: la ornamental.

En nuestros días (y en nuestra sociedad occidental), las plantas de tabaco


no abundan en los jardines ni las macetas de los balcones. Nadie aspira
rapé para calmar sus dolores de cabeza o se pone una cataplasma de hojas
de tabaco para curar una herida.

Envió del tabaco de la


española y Europa

A principios del siglo XVI se


establecieron las primeras
industrias de manufacturas de
tabaco en la ciudad de Sevilla,
las primeras de toda Europa.4 Antes el tabaco debía de ser traído desde
Cuba y Santo Domingo en polvo. Una vez levantada la factoría sevillana, la
hoja de tabaco llegaba íntegra para ser tratada en la fábrica. Fue esta
fábrica, la que monopolizó la fabricación de todo el tabaco en España. Un
dato nos puede indicar la floreciente actividad de esta empresa: en 1797
aportó 101.863.200 reales vellón al patrimonio nacional. En 1632 se
instauró el estanco del tabaco en España, que duró hasta 1844, en que fue
arrendado al marqués de Salamanca. A partir del siglo XIX, se abrieron en
España nuevas fábricas de tabaco en Bilbao, Santander, Madrid, etc.,
mejorándose, al mismo tiempo, la producción de tabaco en Cuba, entonces
primer productor mundial de tabaco. Se establecieron fuertes relaciones
entre las tabaquerías yanquis y las cubanas, lo que a largo plazo tendría
nefastas consecuencias para los cubanos. Entre 1866 y 1874 se permitió la
libre introducción y venta del mismo. En 1887 se estableció un sistema de
arrendamiento de monopolio, adjudicado a la Compañía Arrendataria de
Tabaco. La entrada de España, en 1986, en la Comunidades Europeas
supuso la desaparición del monopolio.

El cibao y el tabaco

La historia del tabaco


en República
Dominicana es muy
anterior a la de las
otras procedencias de
tabaco de calidad. De
hecho, fue desde la
isla de la Hispaniola
de donde Rodrigo de
Jérez, marinero del
primer viaje de Colón a América, llevó los primeros cigarros a España. En
el interior de la República Dominicana, se encuentra el Valle del Cibao,
que pasa por ser uno de los mayores tabacales del mundo y cuyos expertos
cosecheros llevan siglos trabajando con excelencia la planta de tabaco,
obteniendo un producto de calidad superior. Mucho antes de que la
Revolución Cubana provocara un éxodo de tabaqueros a Miami y a otros
países caribeños, la tradición de la fabricación de tabacos estaba arraigada
en República Dominicana y, sobre todo, en la ciudad de Santiago de los
Caballeros, corazón del Valle del Cibao, que pasa por ser la capital mundial
del cigarro Premium. A principios del siglo XX, existían ya en la ciudad de
Santiago de los Caballeros un centenar de fabricantes de cigarros, con
fabricantes importantes como la Tabacalera Anónima Dominicana. Sin
embargo, de todas aquellas empresas tabaqueras, la única que sobrevivió a
la dictadura de Trujillo fue La Aurora. El dictador Leónidas Trujillo, cuyo
periodo de gobierno se extendió durante 31 años, puso todo su empeño en
"nacionalizar" la pujante industria tabaquera del país.
La Aurora, fundada por Eduardo León Jimenes el 3 de octubre de 1903, en
Don Pedro, Guazumal, Santiago de los Caballeros, fue la única fábrica, de
todas las de aquella época, que resistió los embistes de Trujillo y es hoy
que sigue funcionando, más de un siglo después, exportando su productos a
los cinco continentes. Cuando comenzó el embargo estadounidense de
productos cubanos en 1962, Cuba perdió de la noche a la mañana su
principal mercado de puros; esto y las expectativas de nacionalización
hicieron que numerosas empresas fabricantes de puros cubanos buscaran
otras ubicaciones, y muchas se establecieron en la República Dominicana.
Mediante marcas como Davidoff, Arturo Fuente, The Griffin's, Santa
Damiana, y Ashton, la República Dominicana, en pocas décadas, se ha
convertido en el otro gran país del cigarro, superando incluso a Cuba en
exportaciones.

SIEMBRA Y PRODUCCIÓN DE TABACO EN


REPÚBLICA DOMINICANA
La española fue el
primer territorio en el
mundo en que se
sembró tabaco con
objetivos comerciales.
Las primeras siembras
se realizaron en el
1531. A pesar de las
constantes prohibiciones, alrededor de la villa de Santiago se fue formando
una sociedad tabaquera integrada por campesinos propietarios y
comerciantes independientes, cuyos conocimientos fueron transmitidos
por generaciones. Cuando la isla pasó al dominio francés, en 1795, se
expandieron las exportaciones de tabaco al mercado europeo. En 1870, se
inició una nueva era para República Dominicana con la llegada de grandes
inversiones de capital, básicamente en plantaciones de caña de azúcar; pero
el tabaco continuó siendo el cultivo principal para un gran número de
pequeños agricultores del Cibao. En 1889, se instaló una empresa
holandesa en Santiago generando una producción en gran escala. En la
primera década del siglo XX se fundaron La Habanera y la Aurora, las
cuales tuvieron una gran incidencia en la siembra y comercialización de
dicho rubro y de los cigarros. Se estima que para 1907 el país contaba con
87 tabaquerías y 25 cigarrerías.
A partir de 1930, se implementaron importantes cambios tecnológicos en el
cultivo y procesamiento del tabaco. Alrededor de 1959 llegaron al país
varios expertos cubanos que fundaron el Instituto del Tabaco, impulsando
así la siembra de este cultivo. La siembra y producción de tabaco ha tenido
altas y bajas durante los últimos 40 años. Sin embargo, en el mismo
período, la siembra de la variedad Piloto Cubano prácticamente se duplicó,
alcanzando unas 240,200 tareas sembradas hacia 1998, año en que se logró
la mayor producción de esta variedad.

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