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Educación en la sexualidad.

Índice.

Contenido
Índice. .................................................................................................................................................. 1
Introducción. ....................................................................................................................................... 2
Sexualidad adolescente y adulta. ........................................................................................................ 3
Adolescencia. .................................................................................................................................. 3
Noviazgo. ......................................................................................................................................... 4
Hacer el amor .................................................................................................................................. 7
Educación familiar. .......................................................................................................................... 8
Educación de la castidad. ................................................................................................................ 9
Pudor. ............................................................................................................................................ 10
Matrimonio. .................................................................................................................................. 11
Sexualidad responsable................................................................................................................. 12
Placer sexual en parábola. ............................................................................................................ 13
Conclusión. ........................................................................................................................................ 14

Walter Cisnero. Página 1


Educación en la sexualidad.

Introducción.
El presente trabajo pretende ser una catequesis sobre sexualidad, tanto para jóvenes
como para adultos.

Tratará sobre algunas características propias de la adolescencia, sobre el noviazgo,


propio de esta edad, sobre la educación en la castidad, que deberían impartir los padres
sobre sus hijos, sobre el valor del pudor, sobre el amor, a que apunta, cuando este es
verdadero. También tocara temas matrimoniales, sobre las relaciones sexuales, cuál es su
fin. El trabajo contara con algunos párrafos del Catecismo de la iglesia católica.

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Educación en la sexualidad.

Sexualidad adolescente y adulta.


Adolescencia.
La adolescencia es una fase en la que se desarrolla la personalidad. En las mujeres
va a comenzar a los 11 años, marcando su inicio el fenómeno llamado menarca, en los
varones va a llegar un tiempo más tarde, a los 13 años, con la primera eyaculación. Pero
con los bruscos cambios sociales y culturales, que afectan a la familia, a la educación, se ha
hecho difícil precisar tanto su comienzo como su fin. En principio es una etapa de
transición entre los cambios de la pubertad y la edad adulta. Se divide en tres etapas,
pubertad, adolescencia media, y edad juvenil. Es un proceso de maduración gradual, de
inmadurez en busca de la madurez, que afecta las dimensiones de la persona: física,
biológicos, psíquica, espiritual, social. El adolescente, que viene de abandonar la niñez,
necesita redefinirse. Busca su identidad, ya que esta es la sensación de continuidad de la
vida personal en el tiempo, es la autodefinición de una persona con respecto a otra, es la
coherencia con lo que uno es y debe seguir siendo. Es en esta etapa donde se consolida la
identidad.

En esta etapa el adolescente va descubriendo su identidad, mientras sufre diversas


crisis, necesarias para su desarrollo, generadas por su acelerado crecimiento, que implica
abandonar el cuerpo de niño, para adoptar de manera gradual un cuerpo de adulto esto es lo
que popularmente conocemos como el “estirón” donde aparecen los cambios sexuales
primarios y secundarios. Ellos le dan un valor importante a su físico, ya que les forma una
imagen de sí mismos, además que son muy influenciados por los medios de comunicación.
Es normal que se decepcione y disguste de su aspecto físico, porque se aleja de su prototipo
de belleza, o del prototipo que los medios le inculcan. Estos cambios fisicos, junto con los
psíquicos, ponen en duda la identidad adquirida en la infancia, creando así un vacío de
identidad. El adolescente en sus primeros pasos es un niño que está dejando de serlo,
experimenta un movimiento vital extrínseco, todavía no ha nacido en él la intimidad, la
vida intrínseca, se autoafirma a través de comportamientos externos. A estos cambios
reacciona con desconcierto, ya que su cuerpo le resulta extraño. Su vida afectiva se
caracteriza por inquietud, miedo, amargura, conductas afectivas inconscientes y
espontaneas, emociones descontroladas, estados de híper-emotividad, provocados por los
cambios físicos y la maduración sexual, necesita afecto, sufre ante las carencias afectivas
familiares o de amistad, comienza a distanciarse de su familia para pertenecer a un grupo de
iguales

En el medio de la adolescencia, comienzan los cambios psíquicos, anteriormente el


“yo” se estaba despertando, pero el avance a la adolescencia intermedia trae consigo el
“descubrimiento del yo”, y aquí comienza la vida intrínseca, se analiza a sí mismo, empieza
a vivir la intimidad, gracias a la aparición del pensamiento formal (reflexivo), con el
objetivo de conocerse y comprenderse. También comienza a comportarse de manera más

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autónoma, deja de actuar como un niño y asume un tipo de personalidad concreta entre las
muchas opciones que se le presentan, en esto comienza a experimentar una crisis de
identidad, favorable para la constitución de la misma.

Llegada la edad juvenil la personalidad se afirma con la autoexigencia y el afán de


superación, adquiere un equilibrio entre la extroversión y la introversión, disminuye su
egocentrismo, lo cual le permite abrirse para entablar una relación, experimenta el “tu”
como una realidad independiente, diferente a su “yo”, esto a su vez le permite desarrollar
los sentimientos sociales, comprensión, compasión, sacrificio, etc. Evoluciona en el
autoconocimiento, obteniendo aso una imagen de sí mismo, en cuanto a lo corporal, lo
psíquico, lo moral y social. Comienza a introducirse en la madures propia del adulto
responsable atreves de la apertura a los demás, afán de superación, solidaridad, alegría por
vivir, flexibilidad, y el proyecto personal de vida.

Noviazgo.
Es muy probable que en esta etapa aparezca el noviazgo. Ante esto es importante
que los padres reaccionen a, y para ello deben saber cómo hacerlo, de qué manera encarar
la situación, que medidas tomar y que cosas evitar porque muchas veces los equivocados
son los padres y no los enamorados. La elección del novio/a es una tarea personal y
profunda y es un error la intervención violenta y autoritaria por parte de los padres,
ciertamente no es malo planear cual sería la persona ideal para cada hijo o mirar a una
persona deseando que sea esa la persona que este al lado de su hijo, pero hay que ser
flexibles y aceptar que la realidad puede ser muy distinta. Deben tener en cuenta los padres
que muchos noviazgos se dan de manera provisoria y a veces la presión de los padres los
hacen durar más de la cuenta, deben saber también que en vez de gastar energías intentando
boicotear un noviazgo, es mejor buscar la forma de mostrarle al hijo como es el verdadero
amor, permitirle que comparta su noviazgo dentro de la familia, esto le permitirá ver cómo
se lleva con su pretendiente y con la familia a la vez, evaluar los resultados, para esto deben
saber que el fin del noviazgo es ser una escuela para el amor, si esto ocurre, el hijo se
llevara cada vez mejor con la familia y su pareja misma, si están más alegres hay que estar
tranquilos, pero hay que estar alertas cuando las cosas suceden de manera contraria hay que
estar atentos y ver la manera de abrirle los ojos, esto debe ser de manera prudente y
objetiva. Es indispensable siempre decir lo que se piensa poniendo la mirada en ellos y no
en uno mismo, no ser agresivo ni cerrado, ser acogedor y compartir con ellos, saber que la
decisión final es del hijo y confiar: los papas siempre han estado cerca de sus hijos que los
conocen y que han hecho lo posible por enseñarles a usar su libertad, tienen que estar
tranquilos.

Enseña el catecismo que “los novios están llamados a vivir la castidad en la


abstinencia. En esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto, un
aprendizaje de la fidelidad y de la esperanza de recibirse el uno y el otro de Dios.

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Reservaran para el tiempo del matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del
amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad” (párrafo 2351)

Es de suma importancia educar a los hijos en el valor de la espera, ya que si esta


falta en la juventud, se pone en juego la vida del futuro. Algunos puntos a tener en cuenta:

 Que el noviazgo es una etapa para conocer a la otra persona, descubrirse iguale en
dignidad, diferentes por ser complementarios y recíprocos al mismo tiempo, es un
tiempo para verificar si hay o no un proyecto común de vida, aquí no se trata de
encontrar la “media naranja”, ya que no existen dos personas iguales, se trata de
verificar si el otro tiene al menos en algunos puntos algo en común a mi perspectiva
de vida, porque él puede ser ateo y ella súper practicante, pero ambos se inclinan
por el sí a la vida, tal vez desde diversas posturas, ambos pueden practicar la
solidaridad y el respeto, y aquí teneos un “el uno para el otro”, pero no una “media
naranja”; otro caso podría ser que él este deseoso de comprometerse, tener hijo y
demás, mientras que ella por algún tipo de ideología impuesta se cierre al valor de la
vida, le fastidien los niños, y se oponga totalmente a gestar un hijo en su vientre,
algo así es evidente que está destinado al fracaso. Hay que ver si sería posible pasar
toda la vida con esa persona.
 El noviazgo es un momento para poner en practica la formación familiar que
recibieron, para ejercitar las virtudes humanas
 El noviazgo es algo seria, debería ser la preparación adecuada para el matrimonio.
El momento para fundar los cimientos que sostendrán el futuro matrimonial.
 Es necesario advertirles sobre los riesgos de las relaciones sexuales
prematrimoniales:
 Impiden el autodominio de los impulsos, indispensable para vivir una
sexualidad sana en el matrimonio, esperando a la mujer que posee otros
ritmos de excitación.
 No ayuda a practicar la abstinencia, y en caso de viajes o enfermedad, se
corre el riesgo de la infidelidad. La abstinencia desarrolla la capacidad de
demostrar el amor en sus formas, este es el método anticonceptivos más
eficaz.
 Ahogan otras áreas de conocimiento de los novios, centrándose solo en lo
físico.
 Embarazos no buscados, donde se corre el riego de abandono por parte del
novio, jugando así con la vida de una tercera persona, lo cual no tenemos
derecho.
 Para poder vivir una paternidad responsable, regulando los embarazos según
los siclos fértiles de la mujer, lo cual supone vivir plenamente el matrimonio
en sus fines unitivos y procreativos

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La armonía sexual requiere un aprendizaje mutuo en un clima de


tranquilidad, intimidad, seguridad y tiempo, que solo el matrimonio puede
otorgar y no el noviazgo.
 Si no se vive la castidad en los noviazgos, ya que estos son inestables, es
decir se puede pasar por muchos noviazgos, cuando se haya contraído
matrimonio, se sufrirá lo que se conoce como “basura del pasado”, es decir
recordar a las diferentes personas a las cuales se las ha entregado el cuerpo,
ya que en el acto sexual dejamos algo de nosotros, impidiendo esto vivir un
matrimonio tranquilo, y hasta tal vez feliz.
 Muchas veces se confunde el amor con el deseo. En la adolescencia es
común confundir los términos
 El paso de la infancia a la adultez es desconcertante, y esto se da por causa
de las relaciones sexuales precoz.
 El cuerpo del joven le hace sentir como si lo tuviera todo, pero al tener elaciones
sexuales precoces, suele recibir menos de lo esperado, a la vez que cree haberlo
dado todo.
 En la adolescencia se suele tener nostalgia de amor, sensación de soledad, si en vez
de tener paciencia y controlar sus sentimientos, da rienda suelta a sus deseos, la
probabilidad de equivocarse y sufrir por ello es mayor.
 Quienes inician relaciones sexuales prematuramente, sin compromisos, pasa
constantemente del fracaso a la búsqueda de nuevas experiencias

Por otra parte la espera da seguridad también a los padres, y libertad a los novios, ya
que las relaciones prematrimoniales crean tenciones familiares, atan y condicionan a los
novios, por la fuerte capacidad unitiva que tienen las relaciones sexuales, esto hace que
lleguen al matrimonio sin libertad, y que después de un tiempo se den cuenta de que no son
“el uno para el otro”, lo cual desemboca en el divorcio.

Pero el valor de la virginidad y castidad, hasta el matrimonio, no se reduce a una


mera explicación atreves de riesgos, como si quisiéramos asustar a los jóvenes, es mucho
más importante transmitirles las maravillas de vivir el amor en espera, que la castidad es
una espera constructiva, para vivir cada cosa a su determinado tiempo, en efecto posee
ventajas tanto para el futuro como para el presente:

 Podre darle a mi futuro esposo/a, un tesoro nunca nadie tendrá, la castidad, y con
ella mi dignidad, mi persona, mi cuerpo que busca ser uno con el tuyo.
 No tendré el trauma que sufren muchos por haberse acostado con diferentes
personas.
 He adquirido una enorme cantidad de respeto por mí mismo/a.
 He aprendido a contenerme, no soy esclavo de mis impulsos.

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 No tengo que preocuparme por enfermedades de transmisión sexual o riesgos de


embarazos.
 Podre ser un buen ejemplo para mis hijos.
 No es imposible, pero si difícil, en efecto lo difícil te ayuda a crecer en un amor
maduro.
 La sexualidad lleva a la felicidad cuando existe una preparación previa.
 Cuando uno se entrega a la persona amada por primera vez, no solamente se está
entregando en esa relación sexual concreta, sino que le ofrece el don de la
exclusividad, el don de la espera, el don de las dificultades y paciencia que ha
tenido en el pasado para conseguirlo.
 La espera es el amor anticipado que se hace realidad en el momento en que uno se
entrega por primera vez a la persona amada.
 La sexualidad esta ordenada al amor conyugal entre el hombre y la mujer

No hay que ver a la espera como algo anticuado, y esto es necesario transmitirlo a la
juventud. Vale la pena esperar, el noviazgo es un tiempo para conocerse, compartiendo lo
cotidiano, amarse a modo de novios, hacer el amor a modo de novios.

Hacer el amor
Según Max Scheler el amor es un acto objetivo perfecto, porque en él salimos
completamente de nuestros intereses.

Esta expresión “hacer el amor” es muy bella, pero, según mi punto de vista, no
debería reducirse solo al acto sexual, pues podríamos decir que hacer el amor es amar, y no
solo los adultos o esposos aman, el amor es la vocación fundamental e innata de todo ser
humano, también un niño, y este puede hacer el amor (amar) cuando está aprendiendo a
caminar, cuando dice sus primeras palabras, cuando abraza a su mama y le dice te quiero,
también un sacerdote puede hacer el amor (amar) cuando celebra la misa, cuando confiesa,
cuando bautiza, cuando da una unción, cuando une a dos personas en matrimonio, cuando
abraza a un pobre o enfermo, también puede hacerlo un hijo cuando le hace bromas a sus
padres, cuando se enoja con sus padres, cuando entra en confianza con sus padres, también
un anciano cuando cocina lo mejor que le sale para agasajar a sus hijos y a sus nietos,
cuando le cuenta historias a sus nietos, y estos a su vez pueden cuando los escuchan con
interés, cuando una mujer soltera decide gestar a su hijo, aunque no tenga un padre que lo
reconozca, el simple hecho de decirle si a la vida es un grandísimo acto de amor. De la
misma manera los novios, sin recurrir al acto sexual pueden hacer el amor, cuando
comparten estudios, trabajo, familia, fe, cuando se besan como novios, estableciendo
limites que permitan vivir la castidad, cuando lloran juntos, cuando se ríen juntos, cuando
se pelean con o sin causa, ya que lo difícil ayuda a crecer en un amor maduro, y en amor
solo se puede crecer amando, cuando dialogan para solucionar sus problemas. El dialogo es
clave de una buena relación de novios, ayuda a descubrir las semejanzas y diferencias, lleva

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a conocer los tiempos de cada uno y a confiar, y a amar al otro tal como es, sin
comunicación no se puede construir un “nosotros”, su ausencia genera grietas difíciles de
reparar, de apoco se desmorona la relación.

Que mejor manera de practicar el amor que vivir un noviazgo en Cristo, con la fe
puesta en Él se podrá atravesar momentos difíciles, de crisis y demás dificultades, que en
un futuro harán más fuerte la unión matrimonial.

Educación familiar.
Antes que a la escuela y a la iglesia es a los padres a quien corresponde la tarea de
educar a sus hijos, es más se dice que la primera escuela y la primera catequista es la
familia. En esta tarea los padres deben invertir grandes cantidades de paciencia, afecto,
simpatía, ejemplo y ayuda. Deben esforzarse por conocer a sus hijos con la inteligencia del
corazón, día a día, dentro de cada etapa de desarrollo, especialmente en la adolescencia.
Hay que prestar atención en el modo de exigir y hacer que obedezcan, en las cosas que se le
exijan y de cuando y como lo hará, en el modo de escucharlos y de conocer sus razones, y
dar buenos fundamentos de los sí y los no.

Durante el periodo crítico que trascurren los adolescentes, para conocerlos bien, es
necesario que los padres dediquen tiempo a observarlos, por separado, para luego compartir
lo que cada uno noto en el hijo, además es necesario:

 Informarse para conocer las características de la etapa evolutiva en la que se


encuentran sus hijos.
 Conocer bien las manifestaciones de su carácter.
 Conocer bien sus intereses y deseos.
 Conocer bien sus debilidades.

También deben saber que existen modos de decir las cosas, que pueden favorecer la buena
relación con los hijos, así el dialogo debe ser:

 Amable, sin herir, sin ironías, optimista y animante, con una visión positiva de las
cosas.
 Nada de sermones interminables y antipáticos.
 Oportuno, teniendo en cuenta las circunstancias de lugar y tiempo, no corregir
cuando se está enojado, o lo está él, para evitar decir cosas de las cuales luego haya
que arrepentirse.
 Coherente, es decir, no corregir hoy si y mañana no, pues no lo entenderá y le
faltara una certeza educativa, de la cual tiene necesidad.
 Respetuoso, para no contradecir al otro conyugue, y menos cuando este no se
encuentra presente.

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Educación de la castidad.
Gracias al don de la inteligencia y voluntad, las personas tienen la capacidad
de postergar la satisfacción de sus impulsos, esta capacidad deberá ser cultivada y educada.

El impulso sexual, originalmente muy plástico, se va haciendo en el tiempo cada


vez más específico, más delimitado, hasta llegar a identificarse como objeto de deseo hacia
una persona concreta, de la cual se está enamorado/a. A medida que la sexualidad se va
desarrollando, trascurre por periodos de vulnerabilidad. Cuando estas etapas no se respetan,
poniendo en marcha otras conductas, para las cuales la persona, en todas sus dimensiones,
no está preparada, se corre el riesgo de detener e impedir que culmine la etapa actual, esto
se conoce como “quemar etapas”, esto trae el riesgo de no lograr un desarrollo armónico de
la propia personalidad, la cual recién se está afianzando, lo cual puede traer secuelas tan
severas como las enfermedades físicas y embarazos a des tiempos.

El trabajo de la educación sexual en los hijos resultara menos arduo en tanto los
mismos adolescentes hayan cultivado, gracias a los padres, la capacidad de postergar sus
impulsos.

La organización mundial de la salud define a la salud sexual como “la integración


de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales por medios que sean
positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, comunicación y amor”

Los adultos deben estar bien informados, y para que esa información sea útil, debe
ser verdadera y completa. Por ejemplo: al distribuir información sobre anticonceptivos, se
debe dar cuenta también de las deficiencias que pueden generar en la salud, y del porcentaje
de su efectividad. La información que realmente sirve es la que promueve conductas y
posturas de vida responsable y sana, estos son los valores, que más que aprenderlos en
sermones se aprenden por testimonio, ser sexólogos no es la cuestión, simplemente es
transmitir valores, sostener límites, fomentar el esfuerzo, contagiar la alegría, sobre la base
de afecto y el cariño. El rol de los padres en esto es muy importante, deben ser ellos los que
primero hablen de estas cuestiones con sus hijos, porque otros pueden ocupar este lugar de
una manera muy dañina, siendo que este tema está plagado de cuestiones mal encaradas,
que se encuentran generalmente en los ambientes en donde el adolescente se recrea, y en
los medios de comunicación, donde sabemos que el mercado de la pornografía, altamente
destructiva, está a un clic de ser consumida, y distorsionar la verdadera imagen de la
entrega sexual, también la TV puede distorsionar la verdadera imagen que deberían tener
los jóvenes con respecto al amor, y así podemos encontrar una novela titulada “dulce
amor”, donde evidentemente una persona instruida mínimamente en el tema, puede darse
cuenta de la falsedad de estos espacios televisivos, porque en primer lugar no promueven la
dulzura del amor, y en segundo lugar tampoco promueven el amor, pues sus escenas tratan
sobre mujeres de la alta sociedad casadas con empresarios exitosos, pero a la ves deseosas
de pasar una noche con el jardinero o el chofer, y a la vez el empresario deseoso de

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encontrarse sexualmente con la mucama o la secretaria de la oficina, o programas donde


directamente se cosifican a las personas, reduciéndolas a unos músculos o pechos o piernas
que saben bailar; no deben permitir que la televisión y el internet sean los deformadores de
sus hijos. Hoy la cultura pansexual quiere hacer creer que “lo importante es lo que sentís”,
por desgracia los jóvenes, bombardeados por mensajes distorsionados, sienten deseo de lo
sexual, y no de una vida responsable, su brújula para saber qué postura tomar ante la oferta
sexual es “lo que sentís”, guiados por esta brújula que no marca ningún norte, los jóvenes
han empezado a iniciarse sexualmente entre los 14 y 18 años, esto hace que los futuros
matrimonios no sean para siempre, sino por unos años. Hay que cuestionarse si “lo que
sentís” es lo que realmente los hace desarrollar de buena manera su sexualidad para ser
felices.

Pudor.
Es uno de los elementos que hacen a la castidad. No es un mero ocultamiento del
cuerpo, es la tendencia a no querer exteriorizar lo que debe permanecer en la intimidad de
la persona y el matrimonio. En algunas ocasiones podría darse este fenómeno por
vergüenza, pero no debe ser confundido con esta. El pudor es una muestra de la existencia y
el valor de la interioridad e intimidad de la persona. El pudor sexual, es el pudor del cuerpo
respecto de las partes y órganos que determinan el sexo, estos órganos tienden a ser
ocultados a los ojos de los demás, particularmente a las personas del sexo opuesto, en
efecto la mirada del otro puede invadir o expropiar la intimidad sexual, ya que el cuerpo es
lo más visible de la persona. Para evitar que el otro confunda lo que ve con lo que soy, nace
este movimiento que tiende a cubrir las partes del cuerpo que caracterizan a la persona
como hombre o mujer. Lo que busca el pudor es que el otro vea a la persona como una
persona sexuada y no como un cuerpo sexuado. El pudor sexual se manifiesta también en la
tendencia a ocultar a la mirada de terceros las manifestaciones del amor entre el hombre y
la mujer, en particular su unión sexual, a fin de proteger el valor del amor. La vida sexual
exige cierta discreción.

El pudor corporal hace referencia a la necesidad de cubrir la desnudes del cuerpo,


para no convertir el cuerpo en objeto de placer. El vestido no responde solo a una exigencia
de protección por cuestiones climáticas, sino que también se lo emplea tanto para ocultar,
como para poner en evidencia los valores sexuales. El vestido posee una dimensión social,
pues confiere a la persona una posición social y un papel fundamental. No cabe tener por
impúdico la desnudez parcial del cuerpo, si esta cumple una función objetiva, pero si un
vestido descubre el cuerpo sin razón objetiva, es impúdico, por lo tanto es falso identificar
el impudor con la desnudez, y el pudor con el ocultamiento. El pudor es educable, y para
educar en el pudor será preciso estar bien atento a las manifestaciones culturales para no
fomentar un sentido formalista del mismo que puede degenerarse en pudibundez, es decir,
una exageración del pudor, y para no pasar al otro extremo que es la banalización del
pudor, lo cual desemboca en una impudicia.

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Una persona pudorosa no es una persona que se escandaliza por todo, híper
escrupulosa, moralista, tímida, sino que es respetuosa, honesta y discreta en acciones y
palabras.

El pudor no es solamente la protección de los valores sexuales de la persona, sino


que además tiende a provocar el amor. Lo esencial del amor es la afirmación del valor de la
persona, por eso el pudor abre naturalmente el camino del amor. El pudor revela a la
persona de una manera viva y concreta, ligada a los valores del sexo, pero al mismo tiempo
superior a ellos.

Matrimonio.
Nos dice el catecismo que Dios es amor. Creando a la humanidad a su imagen y
semejanza, inscribe en el hombre y la mujer una vocación, y la capacidad y la
responsabilidad del amor y de la comunión, para llevar a la plenitud dicha vocación. Enseña
también el catecismo que “cada uno de los dos sexos es, con una dignidad igual, aunque
de maneras distintas, imagen del poder y la ternura de Dios. La unión del hombre y de la
mujer en el matrimonio es una manera de imitar en la carne la generosidad y la
fecundidad del Creador” (párrafo 2335).

Comúnmente se lo entiende al amor conyugal como la relación sentimental entre dos


personas de distinto sexo mediante el cual se establece una relación de convivencia que va
más allá del mero compartir material y se traduce en la mayoría de los casos en la creación,
además, de un ambiente en el que la pareja puede tener y mantener a su descendencia.

Es en el matrimonio donde el amor puede dejarse ver de manera más clara, es este el
momento propicio para las relaciones sexuales, que son expresión del amor de un hombre y
una mujer, de la donación, es aquí cuando se abandonan los propios intereses, el otro ya no
es un bien para sí, sino que se le desea el bien hacia ese otro; los dos se dan definitiva y
totalmente, ya no son dos, ahora forman una sola carne. Esta donación es propia solamente
de las personas, que no buscan tener relaciones sexuales por un mero instinto, sino por
amor, por voluntad, en la intimidad, para fortalecer los lasos y no por una etapa de celo,
típica de animales, o por una mera subsistencia de la especie. La donación conyugal se da a
través de tres características esenciales de la persona: el cuerpo físico, la unidad del cuerpo
vivo, y el yo y el alma. La intimidad corporal de los esposos es un signo y garantía de la
comunión espiritual de ellos. Los actos sexuales de los esposos son honestos y dignos,
cuando ambos consientes en ello, realizados de manera verdaderamente humana, fomentan
y afianzan la reciprocidad de la donación. Dice Pio XII que “el Creador estableció que en
esta función los esposos experimentase un placer y una satisfacción del cuerpo y el
espíritu”. El mismo creador doto de la capacidad de excitación y goce sexual al hombre y a
la mujer, es por tanto el sexo conyugal una forma de alabar a Dios, porque en él se expresa
el amor, el sexo intensifica el amor conyugal, y hasta el mismo amor se hace una realidad
distinta de los conyugues en el momento en que el espermatozoide se introduce en el ovulo

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para gestar una nueva vida, y he aquí que se realiza el doble fin del matrimonio: el bien de
los esposos y la transmisión de la vida. El amor conyugal tiende a ser fecundo, ya que un
hijo brota del corazón mismo de ese don reciproco, del que es fruto y cumplimiento.

Aquí es necesario abrir un paréntesis para expresar un punto de vista. Decimos que
un hijo es fruto de la unión sexual de un matrimonio, es decir, es fruto del amor, ahora bien,
sabemos que no todos los niños vienen al mundo por una relación matrimonial,
especialmente en estos tiempos en que las relaciones sexuales se tienen fuera del
matrimonio y a temprana edad, que podemos decir de una noche de mera satisfacción de los
impulsos de dos personas que ni siquiera están en compromiso, muchos de estos casos
terminan en embarazos accidentales, es evidente que esta relación sexual no surge del
amor, pero no por eso podemos decir que ese niño que va a nacer no es fruto del amor, pues
la madre, con todas las ofertas e ideologías abortistas que se nos imponen, podría optar por
el aborto, y aun así, sin un hombre que la acompañe, ha optado por la maravillosa
responsabilidad de gestar a su hijo, y este si a la vida no puede surgir más que del amor de
una mujer, aunque no lo percibamos, este acto de amor esta influyendo en los nueve meses
de gestación.

Sexualidad responsable.
El amor no es solo una tendencia humana, sino y por sobre todo una unión entre dos
personas, es una síntesis inter-personal de gustos, deseos y benevolencia. Consiste en el
don de la persona, esa es su esencia, donar el propio yo. La plenitud de esta donación es el
matrimonio. Tanto el hombre como la mujer tienen formas distintas de donarse
recíprocamente, en el caso del hombre la donación se lleva a cabo dando, y en la mujer se
lleva acogiendo.

Es importante tener en cuenta que la persona es siempre un fin, nunca puede


mediatizarse, nunca se debe buscar al otro como un medio para satisfacer los impulsos, la
búsqueda del otro siempre debe hacerse en función del deseo de conocerlo, tal vez un deseo
despertado por las impresiones causadas por el otro en mis sentidos, del deseo de encontrar
puntos en común y contradicciones que garanticen un futuro juntos, el otro debe
considerarse siempre un bien, pero no porque tenga la capacidad de satisfacer los impulsos
de uno, sino porque es un bien en sí mismo, por su dignidad de persona, es por esto que
para una buena relación también se debe buscar como prioridad el bien del otro. Si en una
relación lo único que se busca es el placer y este llegado un punto desaparece, la relación
no podrá seguir en pie. El amor maduro, al ser reciproco, permite que la entrega planifique
a cada uno de los miembros de una pareja, construyendo así un “nosotros”.

Hay un abismo enorme entre una relación sexual y una mera penetración. La
relación sexual surge a partir de dos que se aman y que se han conocido lo suficiente como
para encarar una práctica tan enriquecedora, surge de un encuentro de respeto, donde
priman los sentimientos y expresiones corporales exclusivas para ese/a que se ama, surge

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de una noche de felicidad matrimonial, del deseo de darle lo que uno es a la otra persona,
de dejar parte de uno en esa persona, surge de caricias sensuales, pero profundamente
amorosas entre el marido y la esposa, de palabras que se convierten en poesías que pueden
endulzar el corazón y despertar los más profundos deseos de donación, que trasciende lo
físico, surge del consenso de ambos, del respeto, surge de haber recorrido juntos un camino,
que comenzó en el noviazgo, con seriedad y responsabilidad, la relación sexual tiene su
origen en el amor, el cual planifica a las personas. En cambio la mera penetración surge del
egoísmo, de la ceguera, de la imposibilidad, por falta de educación, de dominar los
impulsos, surge de una falta de respeto hacia el otro y hacia uno mismo, de un impulso
descontrolado de una noche, de la fugacidad viene y a la fugacidad va, surge de personas
que no encuentran su lugar en el mundo, por eso migran de una persona a otra buscando lo
que nunca le hará feliz, surge de personas que no tienen objetivos claros, surge de las
presiones sociales y culturales, de la falta de formación, de la obligación, esta práctica solo
deja vacíos, chatarras sentimentales, las cuales son difíciles de limpiar; hay que estar
atentos porque de esto no está exento el matrimonio, es necesario que prime el respeto y la
espera, ya que hay días en los que no se está de ánimo, sea por el trabajo, la rutina, o el
propio periodo de la mujer.

Placer sexual en parábola.


El placer sexual se lo puede comparar con una gran riqueza en manos de un joven.
Si tengo esta riqueza en mi poder, debo reflexionar sobre como la puedo emplear, en que la
voy a gastar, con quien la voy a compartir, como la voy a administrar, ¿está bien que la
despilfarre gastándola inútilmente con esos que pretenden ser mis amigos, pero que una vez
terminada esa riqueza, habiéndose divertido con mis bienes, se alejaran de mí, no será
mejor conservarla para los tiempos futuros?, si espero con paciencia seguro que de grande
me será muy beneficiosa emplearla, y tal vez si lo deposito un día de grande podre cóbralo
con intereses, podre en un futuro hacerle un bien alguna persona. De la misma manera el
placer sexual es una gran riqueza, pero es necesario reflexionar sobre la manera de acudir a
él, ¿debo acudir ahora a él, entregándome a personas que tal vez se servirán de mi cuerpo,
pero una vez aburridos me dejaran habiéndose llevado algo de mí, es este el momento en
que debo explotar esta capacidad en mí, o debo depositarlo de manera segura en una
juventud casta?, será mejor esperar para esto, conviene reservarlo para un futuro, tal vez sea
lo más valioso que tenga para compartir con esa persona que me ame de verdad sea mi
sexualidad intacta, exclusiva, seguro que esta riqueza hará mi adultez, en compromiso, más
feliz, más fecunda, más llena de amor.

El sexo es una de las mejores capacidades del hombre, solo que este es sumamente
enriquecedor cuando se lo tiene “como se debe”, sin medios artificiales para evitar la
responsabilidad, “cuando se debe”, en el matrimonio, de lo contrario se pasa de cuerpo en
cuerpo dejando en cada uno una parte de si, “con quien se debe”, con la persona amada, esa
de la que se está seguro que va a compartir la vida solo y exclusivamente con uno.

Walter Cisnero. Página 13


Educación en la sexualidad.

Conclusión.
Concluimos afirmando que el adolescente, por las características propias de su edad,
no está preparado para un acto del calibre de acto sexual, en efecto este todavía no ha
madurado lo suficiente, no ha desarrollado lo suficiente su personalidad, además de que las
relaciones sexuales tienen el fin de afianzar el matrimonio, compromiso que el adolescente
todavía a no ha afrontado, ni está apto para afrontar, como así también tiene la finalidad de
generar vida, responsabilidad para la cual el adolescente tampoco está preparado.

Es importante que los padres sean los educadores primarios de su hijo, porque fuera
de la familia, en materia de sexualidad todo esta distorsionado, es necesario que ellos se
echen al hombro esta semejante responsabilidad, si quieren ver a sus hijos felices, porque
la sexualidad es una riqueza que debe ser bien cuidada, bien administrada, bien valorada,
para poder explotarla cuando se deba, con quien se deba, y como se deba.

Walter Cisnero. Página 14

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