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“Arrojados al mundo” es así como el existencialismo busca el conocimiento de la realidad a

través de la experiencia de la propia existencia, de la individualidad, de la emoción y el del
significado de la vida.

Los existencialistas no creen que el individuo sea una parte de un todo, sino que cada ser
humano es una integridad libre por sí misma. La existencia propia de una persona es lo que
define su esencia

La cuestión de Dios dio como resultado tres posturas (escuelas)t, el primer tipo es de los que
proponen la inexistencia de Dios, llamados Ateos este es representado por Sartre, la segunda
es la de los Teístas quienes defienden la importancia de un ser creador de un Dios representado
por Kierkegaard, Dostoievski, Unamuno o Gabriel Marcel, y la tercera que afirma que la
existencia de Dios o su inexistencia es por completo irrelevante, estos son los llamados
Agnósticos representados por Camus y Heidegger.

Los existencialistas en general mantienen una postura, pensamiento y actitudes pesimistas que
guían a una sensación de desasosiego notoria. Por ejemplo, Kierkegarrd hace referencia a la
angustia y una clara distinción de ésta frente al temor, especificando que la angustia no se
produce o enfoca por un objeto definido y se gesta precisamente en ese “existir” sin garantías.
Todos los temas que abordan los existencialistas se mueven alrededor del hombre y de la
realidad humana y tienen en común un profundo carácter vivencial, que en palabras sencillas
quiere decir que cada uno de nosotros entiende y explica cada concepto con sus propias
subjetividades y que son tan validas como los de los demás. Estos temas son principalmente
divinidad, la libertad, el significado del ser, la nada, el tiempo, el hombre, la libertad, la realidad
individual y existencia cotidiana.

El existencialismo tuvo muchas manifestaciones artísticas a lo largo de la historia como las más
representativas podemos mencionar la mayoría de las obras literarias de Kafka, escritos de
Sartre y más recientes en el tiempo muchas películas de Ingmar Bergman.

La literatura es uno de los ámbitos artísticos más donde más realce tuvo el existencialismo. Se
distingue porque los personajes van más allá de las historias clásicas, de la belleza y de los
finales felices, y se encuentran a las difusas tramas del análisis personal y de la inadecuación
en la sociedad. Algunas obras destacadas son:

 “Crimen y castigo” (Dostoyevski)

 “La metamorfosis” (Kafka)
 “La náusea” (Sartre)
 “Los cuadernos de Malte Laurids Brigge” (Rilke)
Un concepto central dentro del existencialismo es el de posibilidad el cual se identifica con la
libertad puesto que soy libre porque posee posibilidades y gracias a ello es que me hago a mí
mismo. La libertad para esta corriente es algo intrínseco del ser humano, es decir, no podemos
dejar de ser libres porque incluso dejar de serlo sería una elección nuestra.

La libertad de cada ser humano nos hace cien por ciento responsable de nuestros actos, de tal
modo que construye “per se” una ética propia independiente de cualquier sistema de creencias
externo a nuestra persona.

La elección es uno de los puntos clave en que se sustenta el pensamiento existencialista, ya

que los seres humanos no permaneceremos inmutables al entorno en que le tocó nacer y vivir
por ello no nos resignamos a lo que aparezca o no por delante. Por el contrario, sólo “existir”
otorga libertad y de la mano de ésta, la posibilidad de elegir y tomar decisiones.

El existencialismo nos refiere un compromiso con la libertad porque como mínimo, debemos de
ser consciente de las injusticias, tener un pensamiento propio, practicar la rebeldía y rechazo
ante la opresión y comprometernos con el desfavorecido.
Los existencialistas más representativos son

 Albert Camus  Karl Jaspers

 Arthur Schopenhauer  Martin Heidegger
 Fiódor Dostoyevski  Miguel de Unamuno
 Friedrich Nietzsche  Simone de Beauvoir
 Jean-Paul Sartre  Søren Kierkegaard
La existencia humana para los existencialistas se refiere a la existencia como lo propiamente
humano. Esta idea parte de la convicción de que el hecho de existir en el mundo no se agota
en la razón. La razón, por naturaleza, es una facultad que generaliza, que hace que las
diferencias se terminen integrando dentro de principios y verdades universales.

Por otro lado, la existencia está constituida por las relaciones que el hombre establece tanto
consigo mismo como con los demás. El ser humano no es un sujeto puro, tal y como solían
entender los pensadores racionalistas; por el contrario, es un hombre concreto que nace en un
mundo ya hecho, que posee su propia lógica, que está lleno de instituciones, personas, ideas,
iglesias y economías; es un ser que existe-ahí. Con la idea de existencia se afirma que ser en
el mundo, que vivir, es caer de repente en esa trama de circunstancias y relaciones, que
terminan determinando la existencia.
La existencia es también posibilidad. Esto es así porque a medida que se va viviendo no se
poseen unas nociones claras acerca de qué va a suceder, acerca de qué es lo que se debe
hacer. El hombre debe proyectarse a sí mismo en el futuro e imaginar qué vía de acción es la
más apropiada para su forma de ser. La existencia aparece como un gran abanico de
posibilidades entre las que hay que ir eligiendo a medida que se vive; y no existe ninguna
esencia, ninguna clase de ley absoluta que diga qué posibilidades son las adecuadas. Así
entendido, el ser humano encuentra su identidad en la libertad más absoluta para definir qué
es su vida a través de la acción y la elección. Para pensadores existencialistas como Jean-Paul
Sartre, el hombre no es nada en principio; sólo empieza a ser cuando actúa, cuando se apropia
de su vida. En consecuencia, el hombre vale lo que valen sus acciones, y detrás de cada uno
de los movimientos de su existencia existe una realidad moral fundamental.

Esta idea de posibilidad en la existencia apunta además a otra idea esencial: la existencia es
trascendencia. A medida que el ser humano va existiendo va también trascendiéndose, va
abandonando un estado inicial para llegar a otro estado existencial distinto, que asume el
anterior y marca un nuevo camino.

En el existencialismo el individuo está regido por una norma de libertad individual de

responsabilidad individual que le confiere una responsabilidad individual: lo que haga ejerciendo
su libertad no necesita ser justificado, explicado, ni ceñirse a una ética más que la propia pero
no exime de las responsabilidades que conllevan sus decisiones.

Las emociones primarias son muy reales. Hemos hecho un estudio sobre el miedo, la ira, el
asco, la sorpresa, la alegría, y tristeza. Estas se manifiestan en la mayoría de los mamíferos
superiores. No se pueden dejar de lado. Son la base de la persona y del resto de las emociones

Las emociones son un conflicto interno y el existencialismo busca comprender al ser como una
entidad independiente que coexiste en los ambientes. La angustia y el temor aparecen con gran
peso en la literatura y las expresiones artísticas de este movimiento, pues se las interpreta como
partes del proceso de elección y de decisión causado por la confrontación del individuo con lo
determinado por la propia existencia. En lugar de ahondar en el pasado, el enfoque existencial
se centra en el aquí y ahora, la exploración de la condición humana en su conjunto y lo que
significa para un individuo.

El existencialismo abruma al hombre con una pesada carga de responsabilidad, pero también
le muestra un camino individualmente creativo de hacerse a sí mismo, a pesar de lo dado y de
toda circunstancia.
Ésta es una corriente filosófica que le permite al hombre optar por un nuevo enfoque ideológico,
en cuanto a su condición de ser humano, llevándolo hasta el punto de cuestionar su propia
existencia, su razón de ser en un mundo material, donde los objetos son desplazados a un
grado de importancia menor, pues el simple hecho de ser un ser racional, consciente de sí
mismo, le proporciona al hombre el privilegio de escoger el rumbo que le dará a su vida.

Los seres humanos tienen el derecho de elegir vivir en este mundo, y al tomar esa decisión, se
comprometen a tener responsabilidades, a ser individuos activos y no pasivos.