EDITORIAL
Director Carta a mis viejos alumnos
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Durante larguísimos años dediqué a la cátedra una parte bastante significativa de
mi tiempo. Preparaba las clases, estudiaba para tratar de colmar los “descubiertos” que
había en mi preparación, y finalmente escribí un libro en el cual quedaron expresadas
–negro sobre blanco– las ideas que inspiraban mi enseñanza.
Por cierto no se trataba de ideas –salvo en algunos pocos temas muy concretos–
elaborados por mí. Siempre procuré que mis conclusiones jurídicas fueran deriva-
das de un orden superior, que las abarcara plenamente.
Las fuentes más altas en las cuales abrevé, fueron, en primer lugar la Biblia:
comenzando por los versículos del Génesis y por el Evangelio, que recoge las ense-
ñanzas del único Maestro.
A partir de allí, con la base de una antropología cristiana, procuré inspirarme en
las enseñanzas filosóficas de quienes muestran la esencia y el sentido del derecho, desde
Cicerón y Aristóteles, para recalar en Santo Tomás, y, siguiendo el consejo de quien fue
mi guía en esta apasionante camino –Jorge Llambías– los cruciales Renard y Ripert, a
quienes vuelvo todavía sin dudar de encontrar en ellos las respuestas buscadas.
Sobre esa base, enseñé que la estructura jurídica de la familia se apoya sólidamente
en un orden natural preestablecido, que precede a todo ordenamiento jurídico, y que
refleja la índole moral del hombre.
De allí se deduce que el matrimonio es un vínculo indisoluble, sólo accesible a un
hombre y una mujer, con fines concretos y con caracteres determinados, que en gran
parte, resultan de sus fines.
Han pasado poco más de veinte años desde que interrumpí mi labor de cátedra, y
recordando las muchas promociones que pasaron por ella, siento el impulso de volver
a dirigirme a quienes fueron mis alumnos.
Volver para decirles que cuanto procuré enseñarles no era una fantasía del sus-
cripto, ni un invento de los autores que nutrieron mis ideas.
Decirles que era verdad cuanto proclamé desde la cátedra, aunque quienes hoy
tienen la función de expresar el derecho en leyes, hayan traicionado su misión y se
hayan dejado seducir por la prédica del padre de la mentira.
Es verdad que el matrimonio es un vínculo que sólo puede ser contraído por un
varón y una mujer; que la unión que ellos establecen por libre decisión de su voluntad,
no es pasible de ser disuelta por decisión de ellos –ambos o uno– ni de terceros; que
quienes se casan lo hacen para consagrar la forma más plena y enriquecedora del amor
humano; que la transmisión de la vida es una consecuencia del acto de amor entre el
varón y la mujer, y no el resultado de una operación de laboratorio; que los hijos no son
un derecho de nadie, sino un don, que, como todos los dones, llega a unos y no a otros,
pero que debe ser celosamente respetado en todos los casos.
Todo eso es verdad, aunque un deplorable entramado de ideologías disolventes,
un afán de atacar las estructuras que hacen más vigorosa a la sociedad y más libre al
hombre, esté prevaleciendo en la Argentina y en el mundo.
No los he engañado, proponiéndoles una visión idílica de la familia y de la sociedad.
Los hombres deben esforzarse por sostener las instituciones, y también por mejorarlas,
asumiendo la parte que les toca en el enriquecimiento de su mundo.
Pueden también alzarse contra la realidad, y empeñarse en desfigurarla, en afear
el rostro de Dios que aparece en la Creación. Es lo que muchos están haciendo con la-
mentable eficacia, con sostenido afán, desconectado de un pensamiento congruente, y
con menosprecio de los valores que dan sentido a la vida: el bien, la verdad, la belleza.
No necesariamente hay que admitir que transitamos instancias apocalípticas. Esta-
mos recorriendo un mal camino que, pese a las apariencias, tiene retorno.
Yo quisiera volverme a quienes fueron mis alumnos, y proponerles que, a pesar de
todo, intentemos ese retorno, mantengamos viva la esperanza de lograrlo, confiemos en
que la enfermedad que nos azota remita y vuelvan a regir los valores hoy desechados,
Jorge A. Mazzinghi
CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 1
 BLOQUE TEMÁTICO | PROTECCIÓN INFANTO JUVENIL
EL NIÑO COMO SUJETO MORAL: ALGUNAS REFLEXIONES EN TORNO A LA APLICABILIDAD
DE LA DOCTRINA INTEGRAL DE LA PROTECCIÓN DE DERECHOS
Norma López Faura 3
LA TUTELA ADOPTIVA DENTRO DEL RÉGIMEN DE FILIACIÓN
POR ADOPCIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL
María Milagros Berti García 7
protección penal juvenil
Discurso del Dr. Atilio Álvarez 10
SUMARIO

recomendaciones
XVIII congreso de la asociación de magistrados de la juventud y la familia 12
principios de ética destinados a los jueces y magistrados
de la juventud y la familia 14

JURISPRUDENCIA
BIEN DE FAMILIA: EL BIEN DE FAMILIA Y LA PROTECCIÓN A LOS HIJOS EXTRAMATRIMONIALES
Natalia I. Comito 18
MEDIDAS CAUTELARES PATRIMONIALES: LA PROTECCIÓN A LAS PUERTAS
DE LA SEPARACIÓN O EL DIVORCIO
María Magdalena Galli Fiant 20
NIÑEZ: derecho de los niños a ser oídos
Celia Fernández Ramallo 23
VIOLENCIA FAMILIAR: muebles y exclusión de hogar
Ezequiel Caride 25

JURISPRUDENCIA ONLINE
27

DOCTRINA ONLINE
28

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EL NIÑO COMO SUJETO MORAL:
ALGUNAS REFLEXIONES EN TORNO
A LA APLICABILIDAD DE LA DOCTRINA
INTEGRAL DE LA PROTECCIÓN DE DERECHOS 1
Norma López Faura 2
El excesivo tiempo que demandó ajustar nuestra
legislación positiva a los principios de la Convención
Internacional sobre los Derechos del Niño mediante la
derogación de normas infraconstitucionales en franca
contradicción con la “Doctrina de la Protección In-
tegral de Derechos” 3 y su reemplazo por otras que
entrañaran el nuevo paradigma, la lentitud, contra-
dicciones, obstáculos, marchas y contramarchas que
han caracterizado al Estado para organizar y poner a
punto la estructura judicial especializada para los jus-
ticiables menores de edad, resultan todo un mensaje,
ya que en la mayoría de los casos sólo se verifica el
montaje de un andamiaje virtual.
Si la causa admite una fundamentación presupues-
taria, política, oportunista o simplemente de incom-
petencia operativa, da igual, porque ninguna de estas
variables puede por sí sola sobrellevar la enorme carga
de verificar que nunca como en la actualidad los dere-
chos humanos más violados sean los de los niños, aun
con legislación de última generación 4.
Es posible advertir una superposición esquizofré-
nica entre la profunda convicción generalizada acerca
del reconocimiento de los derechos fundamentales de
1
Ponencia premiada en el III Encuentro Interuniversita-
rio de Derecho de Familia: “El niño y la familia hoy” realizado el
11/08/2009 en la UCA.
2
Abogada especialista en Derecho de Familia (UBA). Directo-
ra de la Comisión de Derechos del Niño (FACA). Coordinadora del
Área de Promoción y Protección de los Derechos Infanto-Juveniles
(Colegio Abogados de Pergamino). Asesora Académica (Consejo
de la Magistratura Provincia de Buenos Aires). Coordinadora de
Prácticas de Cátedra y Docente de Maestría en Derechos de Fami-
lia, Infancia y Adolescencia (Posgrado UBA).
3
Beloff, Mary, Protección integral de los derechos del niño y de
la situación irregular: un modelo para armar y otro para desarmar,
Revista Justicia y Derechos del Niño, vol. 1, Publicación Unicef,
1999; Weinberg, Inés M., Convención sobre los Derechos del Niño,
Rubinzal-Culzoni, 2002.
4
López Faura, Norma, Informe Anual 2008. Consultorio Ju-
rídico Gratuito para Niños y Adolescentes, Memoria del Colegio de
Abogados de Pergamino; López Faura, Norma, Los derechos del
niño y las nuevas constelaciones familiares, ponencia del Congreso
Internacional de la Infancia, Barcelona, 2007.
BLOQUE TEMÁTICO
PROTECCIÓN INFANTO JUVENIL COMUNICACIONES
las personas menores de edad y, al mismo tiempo, una
conciencia social que constata día tras día, sistemáti-
camente, la violación de derechos tanto individuales
como colectivos o difusos.
La razonabilidad y pertinencia de las recientes mo-
dificaciones no está en discusión, pues los principios y
pautas que le dieron origen, aunque respondan a una
visión adultomórfica de la infancia, desembocó en
conductas correctas a priori de los vectores efectores,
sin perjuicio de reconocer que su aplicación práctica
a posteriori mostró fallas que están impactando nega-
tivamente en los efectores destinatarios, los niños y
adolescentes justiciables.
En este estado, una primera cuestión a introducir
es la certeza de que la aplicación de la Doctrina de la
Protección Integral de Derechos exige instalar el tema
de la ética para una comprensión más acabada de la,
aún, fragilidad de su vigencia.
La ética aplicada a la legislación
infanto-juvenil
Los tres principios que introduce esta doctrina en el
derecho infanto-juvenil son el principio de igualdad,
el principio del interés superior del niño y el principio
de la efectividad y prioridad absoluta de sus derechos,
a los cuales algunos autores gustan de incorporar el
principio de solidaridad. Todos ellos descansan so-
bre la responsabilidad de la trilogía Estado-Familia-
Comunidad.
Los cuatro grupos de derechos humanos infantiles,
a saber: 1) Derecho a la superviviencia (vida, salud y
seguridad social), 2) Derecho al desarrollo (cultura,
recreación, nombre, nacionalidad, libertad de pensa-
miento, conciencia y religión), 3) Derecho a la partici-
pación (libertad de expresión e información, opinión
y asociación) y 4) Derecho a la protección especial
(contra la explotación, el prejuicio, el abuso, el descui-
do y el maltrato, la venta, el secuestro, la prostitución y
el uso ilícito de estupefacientes), aluden a un impera-
tivo categórico de exigencia en el orden moral que en
CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 3
 el decir de Kant se resume así: “...obra de tal modo que
uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la
del otro, siempre como un fin y no solamente como un
medio, ya que todo hombre posee un valor intrínseco
para la condición de tal: es un fin en sí mismo y ello
es lo que se denomina dignidad y calidad de vida”. Es-
tos dos principios son necesarios para hacer del niño
una totalidad plena e inviolable y trascienden a toda
teoría ética.
Sin embargo los actos y omisiones devenidos de
fallas familiares, sociales, jurídicas, económicas, polí-
ticas y hasta ideológicas, saltan la valla de los patrones
de conducta deseados y aparecen resultados inciertos,
ambiguos, inesperados, problemáticos, indeseables y
espasmódicos, como respuestas situacionales que se
acomodan a las circunstancias que se instalan en la
comunidad (ej. inseguridad ciudadana vs. delincuen-
cia temprana = baja de edad de imputabilidad).
Las leyes, como expresión de un orden social esta-
blecido por el Estado con carácter obligatorio, se de-
ben sustentar en normas morales, y por encima de la
moral y la ley está la ética. Cuando decimos que no
es ético que 3,5 millones de chicos padezcan hambre
en Argentina 5, afirmamos que esta realidad no puede
justificarse desde ningún parámetro racional. A veces
como en este caso, las leyes no alcanzan. Para que un
sistema jurídico sea completo, debe establecer un or-
den normativo que reafirme la moral y esté sustentado
en una ética.
En la elaboración y en la aplicación de las leyes so-
bre la niñez no siempre se han tenido en cuenta las
cuestiones éticas. Los avances en el campo de la consi-
deración del niño en tanto sujeto de derecho no pue-
den ponerse en duda ni relativizarse, ya que los avalan
principios morales universales. No deja de ser pru-
dente contextualizar el concepto de la infancia toda
vez que su construcción histórica es producto de una
evolución en la cultura y la tradición moral de dis-
tintos pueblos en distintos momentos. Esto hace que
haya diferentes estadios de aceptación o rechazo de los
principios que dan sentido a la protección integral de
los derechos humanos de los niños 6.
No obstante estos derechos reconocidos en distin-
tos instrumentos internacionales espejados en el de-
recho positivo de cada país no deben ser percibidos
como el producto de una contingencia histórica ni de
una ideología prevalente, sino como mandatos uni-
versales y permanentes a través de los cuales se afirma
y se expresa la dignidad propia de la persona humana
5
Inf. Observatorio Social de la UCA. Entrevista a Monseñor
Jorge Casaretto, diario Clarín, 12/07/09.
6
Zampetti, Pier Luigi, La familia y el estado social y partici-
pativo: un nuevo modelo de desarrollo, Catálogo, 1997; Gimbernat,
José A., La filosofía moral y política de Jürgen Habermas, Biblioteca
Nueva, 1997.
4 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA
–sea cual fuere su estadio evolutivo– y la existencia
de un derecho natural común inmutable a cualquier
principio político o filosófico 7.
Cuando esos derechos relacionados con los fun-
damentos del ser niño, innatos al Derecho Natural,
pueden ser, y de hecho son, ignorados, vulnerados,
distorsionados y manipulados, la indefensión propia
de la infancia y la adolescencia dificulta el arquitectu-
rado de un sistema impoluto de respeto y observancia
de los mismos. Frente a ello hay dos actitudes morales
esperables de los operadores del derecho, los doctri-
narios y los legistas: el respeto por la dignidad del niño
y la prosecución de su interés superior en el estricto
marco de la justicia y, por otro lado, una visión del
mismo en tanto persona en formación a quien se le
debe prodigar todo el bien posible, no sólo en el ám-
bito de la justicia sino también desde la caridad enten-
dida como la natural inclinación del adulto por pro-
teger al infante, como un mandato racional propio de
la naturaleza humana. “Justicia y Caridad” - “Derecho
y Amor” 8 componen diadas poco desarrolladas en la
doctrina integral de la protección de derechos y menos
practicada en la denominada justicia de menores.
El principio de la conciencia informada
Está visto que la efectividad de una norma jurídica
no está marcada exclusivamente por una técnica legis-
lativa impecable que contiene un derecho de última
generación cuando subsiste una evidente limitación
de los adultos para comprender y delimitar el con-
cepto de niñez. No poseemos aún un total acceso a la
infancia, lo decía poéticamente Miguel de Unamuno:
“El niño es un misterio” 9, y desde esta inaprehensión
sólo lucimos intentos de aproximación no exentos de
rechazos al cambio, resistencias al corrimiento de po-
der, ideologías, apego a prejuicios y costumbrismos y
hasta violencias encubiertas, y no tanto que ejercemos
sobre los niños “por su propio bien” 10.
Una investigación deontológica que analice y juz-
gue la aplicación efectiva de las normas referidas a la
situación jurídica de la infancia, según el ideal de la
justicia, deberá admitir que es imperativo para el de-
recho dirigirse a las conciencias individuales, ya que
a cada norma del derecho positivo infanto-juvenil le
debe corresponder una norma análoga de moral.
7
Vela, Luis, El derecho natural en Georgio Del Vecchio, Ponti-
ficia Universidad Gregoriana, 1995; Kant, Immanuel, Crítica de la
razón pura, Espasa-Calpe, 1980.
8
Busso, Ariel D., El derecho natural y la prudencia jurídica,
Educa, 2008.
9
Unamuno, Miguel, Recuerdos de niñez y mocedad.
10
Miller, Alice, Por tu propio bien, Paidós.
 El niño es un sujeto moral y se le reconoce una
capacidad progresiva de autorrealización que se
construye a través de otro u otros. En esta ética de la
intersubjetividad, la infancia es para los adultos una
invitación al ejercicio de la prudencia responsable y
una oportunidad de trascender su limitada humani-
dad. En este sentido, la prudencia debe ser entendida
como la virtud griega phronesis que nos propone un
juicio moral de las innumerables consecuencias de las
acciones y omisiones de que somos responsables, no
sólo desde el punto de vista jurídico, sino, primordial-
mente, desde el punto de vista moral 11.
El niño como sujeto moral en construcción iguala
en dignidad al adulto, pero difiere la modalidad de ha-
cer efectiva esa dignidad como asimismo en los meca-
nismos legales que garantizan el acceso a la justicia en
caso de vulneración de derechos. La variación y diver-
sidad de nuevas formas de vida han dado prioridad al
relativismo moral, el individualismo y la pluralidad de
puntos de vista; siendo esto así, los patrones de con-
ducta se encuentran en crisis generando un obstáculo
importante a la hora de reflexionar sobre la dimensión
ética de los problemas de la infancia.
Cuando nos referimos a la vulnerabilidad del niño,
no lo debemos hacer en el sentido de debilidad física
o psíquica ni incompletud antropomórfica, sino refi-
riéndonos más bien a dos cuestiones: lo “vulnerable”
en tanto “permeable”, ya que el niño se deja moldear
por el entretejido familiar y social, y vulnerable desde
la fenomenología de la pasividad, ya que el niño por
su estado de indefensión y gran dependencia vital se
encuentra asimétricamente ubicado frente al adulto.
Su propia acción infantil es interferida por las accio-
nes de los otros sobre él en una intersubjetividad que
puede devenir en relaciones violentas, destructivas,
agresivas, amenazantes, mortificantes y peligrosas con
calidad para lesionar la dignidad, la identidad y la in-
tegridad del niño.
La ética como parte de la filosofía aplicada a la in-
fancia nos permite analizar críticamente el fenómeno
de lo moral y lo amoral en la práctica actual del sa-
ber jurídico y reflexionar transversalmente sobre los
niños y adolescentes en tanto sujetos de derecho de
carácter moral, universal y singular. Hay cuestiones
básicas que son el eje sobre el cual giran los actuales
debates doctrinarios y jurisprudenciales: la dignidad
de los niños, su autonomía en sintonía con la capa-
cidad progresiva de sus facultades, la vulnerabilidad
propia de su estadio evolutivo, las competencias del
entorno ecológico familiar, la subsidiariedad del Es-
tado y las responsabilidades públicas en la ejecutabi-
lidad de políticas de protección integral de derechos
tanto individuales como difusos.
11
Ricoeur, Paul, Lo justo, Trotta.
El denominado 2Principio de la Conciencia In-
formada2 debe aparecer en el Derecho y producir un
cambio en el campo de las ciencias tanto físicas como
humanas, a modo de una nueva forma de acercarse
COMUNICACIONES
a la realidad dentro de la compleja trama de los de-
rechos humanos infanto-juveniles. Éste es un camino
desde la intimidad de cada uno, el legislador, el abo-
gado, el político, el maestro, el pediatra, el juez, el di-
putado, etc. 12.
Se espera que la conducta humana se autoexami-
ne a la luz de los valores y principios morales y de las
virtudes, que una vez que penetran en las ciencias
las humanizan y cuando se introducen en el derecho
también lo moralizan. La concientización del respeto
por los derechos de los niños es una experiencia de
reciprocidad en el pensamiento que se da mediante el
encuentro, el diálogo y la comunicación con el otro y
con todas las ciencias, no con una. El proceso de con-
cientización no se da en soledad, no se da desde un
tratado ni desde un discurso, no se da en un mandato
ni en una teoría unipersonal, no surge de una mente
brillante sino del conjunto de mentes pensantes que
intercambian saberes.
El principio de la razón y el principio de la “con-
ciencia informada” admiten diferencias significativas
que vale la pena puntualizar 13. Mientras que la razón
es monolítica y en la ciencia construida a partir de la
razón el conocimiento es unidireccional.
En el principio de la conciencia el método es dialé-
ctico y multidireccional.
Cumscientia proviene del latín y significa ciencia
del saber, pero no de un solo saber, sino ciencia y saber
con otro, con sentido compartido o consenso. Cuando
pensamos desde la conciencia nos abrimos a la totali-
dad, no adoptamos posiciones ni opiniones a partir de
uno mismo ni se prejuzga, más bien se busca favorecer
las condiciones para que el diálogo arribe a la verdad
en los asuntos que nos interesan a todos. Si podemos
incorporar la verdad de otro –aunque sea un niño–
dentro de nosotros podremos superar parcialidades,
reduccionismos, polarizaciones y confrontaciones. El
principio de conciencia informada dentro del derecho
nos permitirá una visión totalizadora de los conflictos
que afectan a las personas menores de edad y echará
luz sobre el trayecto hacia su mejor resolución.
Los derechos de los niños deben ser protegidos
desde un nivel jurídico hasta un nivel moral. El princi-
pio de la conciencia informada aplicada a la situación
jurídica de la infancia tiene una clara traducción jurí-
dica, ahora es tarea de la moral de los hombres urgir
12
Sánchez Vázquez, María José, Ética e infancia: el niño como
sujeto moral, Papeles del Psicólogo.
13
Bangher, María Argentina, Dignidad, calidad de vida y de-
rechos humanos, Revista Ftad. Humanidades UNN; Sen, Amartya y
Kliksberg, Bernardo, Primero la gente, Temas, 2009.
CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 5
 que esos derechos encarnen realidades. Lejos de nacer Proteger la infancia es un mandato vinculado a la
de una concesión graciosa de la sociedad política, sólo deontología. Hay una convicción ética que debe ser
se espera de ella que los consagre y garantice. La con- interpretada a la luz del principio absoluto de la sa-
ciencia axiológica debe orientar estas normas, apor- cralidad y del principio de la calidad de vida, ambos
tando la clave para su aplicación concreta y ayudando complementarios 17.
a su interpretación y a su internalización. La concien- Se impone con urgencia una conciencia moral que
habilite un juicio razonado para identificar la cualidad
cia axiológica debe asimismo procurar la realización
de nuestros actos en la comprensión de los principios
de los derechos fundamentales de los niños en cada
éticos que los deben guiar.
situación concreta. La protección jurídica de los dere-
Por último, tengamos en cuenta que los elementos
chos de los niños, sumado al reconocimiento político
de la ley moral, entre ellos la justicia y la verdad, son
de los mismos, califica al Estado de Derecho.
sensibles y asequibles a los niños, quienes los conci-
Sería inapropiado no hacer una referencia a que la
ben adhiriendo su propio juicio y su propia percep-
realización de los derechos humanos de los chicos está
ción como algo connatural a su ser.
condicionada a las estructuras sociales, económicas,
Las fallas afectivas, familiares, sociales, jurídicas,
culturales y políticas, y una estructura social injusta
simbólicas, deseantes, etc., siguiendo el razonamien-
como luce la nuestra podría tornar ineficaz los de-
to de Winnicott y de Bowlby 18, producen, entre otros
rechos fundamentales. Por caso el premio Nobel en
efectos, el de privación afectiva y ella conduce a fallas
Economía, Amartya Sen, ha ejemplificado esta idea al
significativas en la constitución del sujeto moral con
decir que “La mortalidad infantil puede ser vista como
implicancias sociales impredecibles.
una fatalidad de la vida y como un fértil motivo de
En los tres grandes ámbitos de la cultura, lo litera-
reflexión filosófica, pero los modos en que se combi-
rio, lo filosófico y lo religioso, hay una expresión co-
na con factores como el ingreso personal, el género y
mún que pone la mirada en el alma del niño en cuanto
la desigualdad la convierten en imperioso objeto de
ser racional y social que debe acceder a desarrollar su
trabajo para la economía” 14, en sintonía con Bernardo
vida mediante la búsqueda de la verdad, la libertad, el
Kliksberg para quien la “Economía debe tener rostro
bien común y el respeto por el otro, a modo de obraje
humano, con una sostenida interdependencia entre
de una sociedad mejor.
ética y desarrollo y ética y negocios” 15. Relativizar esta
La ética como parte de la filosofía aplicada a la in-
realidad tanto como hacer depender una ley de las
fancia nos obliga a analizar críticamente el fenómeno
circunstancias es doblemente peligroso si no introdu-
de lo moral y lo amoral en la práctica actual del saber
cimos una guía de orientación moral que nos permi-
jurídico y reflexionar transversalmente sobre los niños y
ta rever nuestras conductas, creencias, convicciones,
adolescentes. Hay cuestiones básicas que son el eje sobre
ideologías, prejuicios y experiencias personales refe-
el cual giran las peores tragedias de los chicos: su dig-
ridas a la infancia que dan origen a las concepciones
nidad su autonomía en sintonía con la capacidad pro-
jurídicas ínsitas en las normas.
gresiva de sus facultades, la vulnerabilidad propia de su
En el campo del derecho positivo el “Interés Supe-
estadio evolutivo, las competencias del entorno ecológi-
rior del Niño” no alude cualquier forma de vida, sino
co familiar, la involucración de la comunidad, la subsi-
sólo a aquella contenida en formulaciones jurídicas en
diariedad del Estado y la responsabilidad pública en el
las que se divisa un medio capaz de impulsar el respe-
ámbito nacional e internacional por la implementación
to por la dignidad del niño y su orientación hacia el
y ejecutabilidad de políticas de protección integral de
desarrollo armónico, el bienestar, el perfeccionamien-
derechos tanto individuales como difusos. Este desafío
to y la trascendencia, aspectos que expresan la teleo-
es irrenunciable y nos remite a la esperanza. “El niño es
logía propia del ser humano 16. El Derecho debe reco-
inocencia y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una
nocerse al servicio de la persona humana, no ya a ésta
rueda que gira espontáneamente, un primer movimien-
como objeto de intervención sino como sujeto a quien
to, un santo decir ‘sí’” 19.
hay que garantizar la viabilidad de su proyecto vital,
Como se ve, la realización efectiva de los derechos
regido por principios naturales y creaciones culturales
infanto-juveniles no es sólo una cuestión de personas
del hombre, tal como lo son el sistema económico, el
buenas, pero sin ellas es inviable.
político, el educativo, el familiar, el social y el religioso.
El sujeto no puede quedar fuera de estos sistemas y sus
derechos fundamentales están condicionados, es decir
admiten dependencia a su respecto. Voces: Menores – Persona

14
Sen, Amartya y Kliksberg, Bernardo, Primero la gente, Te-
mas, 2009. 17
Heler, Mario, Dificultades en la tematización de la dimensión
15
Kliksberg, Bernardo, Más ética, más desarrollo, Temas, ética, Publicaciones Conicet.
2001. 18
Bowlby, John, El apego y la pérdida, Paidós.
16
Fischer, María Raquel, Para una fenomenología de la relación 19
Nietzsche, Friedrich, “La parábola de las tres transformacio-
de los adultos con la infancia, Paidós. nes del hombre” en Así hablaba Zaratustra.

6 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA

LA TUTELA ADOPTIVA
DENTRO DEL RÉGIMEN DE FILIACIÓN
POR ADOPCIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL
María Milagros Berti García*
I. Introducción
Como es de público conocimiento, el vínculo paterno
filial y de parentesco adoptivo es un instituto de derecho
de familia que actualmente está sujeto a revisión legis-
lativa. Como integrante de la Cátedra de Derecho Civil
V Familia –FCJS-UM– y siguiendo lo propuesto por
Catalina Arias de Ronchietto, en su libro La Adopción1,
con convicción personal de su función jurídica, apoyo y
propugno la implementación legal de esta nueva forma
de Tutela, denominada “Tutela Adoptiva” 2.
II. Las categorías de Tutela
La Tutela, en su esencia, es una institución de am-
paro. Se procura que alguien llene el vacío dejado por
la falta de los padres. Que cuide al menor de edad, ve-
lando por su salud moral, atendiendo a su educación,
administrando sus bienes; que supla su incapacidad,
llevando a cabo los actos que el menor de edad no
pueda realizar por falta de aptitud natural y conforme
su capacidad progresiva 3.
El Código Civil prevé tres categorías distintas de
Tutela: Testamentaria, Legal y Dativa.
∗
Abogada, egresada de la Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales de la Universidad Mendoza, 2004. En ejercicio activo de
la profesión. Miembro de la Cátedra de Derecho Civil V, Familia.
Secretaria coordinadora del Instituto de Derecho Civil “Profesor
Dr. Guillermo A. Borda”. Posgrados realizados: “Actualización en
Derecho de Familia”, UM, 2009; “El Derecho de Familia en la Juris-
prudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y Superiores
Tribunales de Justicia Provinciales”, 2008, UNC; “Actualización en
Régimen Patrimonial del Matrimonio”, 2005, UNC.
1
Arias de Ronchietto, Catalina E., La Adopción, con prólo-
go de Guillermo A. Borda, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1997, 1ª
reimpresión, 2008.
2
Borda, Guillermo A., como lo destaca Arias de Ronchietto
en La Adopción, cit., pág. 21, nota al pie nº 4.
3
Basset, Úrsula C., Autonomía progresiva: tendencias juris-
prudenciales a partir de la Gillick-competence. Esta comunicación
recoge los lineamientos generales de la intervención pronunciada
en una mesa interna de discusión entre expertos en derecho de fa-
milia, Facultad de Derecho UCA, Buenos Aires, 15-4-09; en prensa
en Revista de Derecho de Familia y de las Personas, Buenos Aires,
La Ley, agosto 2010.
COMUNICACIONES
III. La Tutela Adoptiva:
justificación de su implementación
La justificación de la creación legal de la figura Tu-
tela Adoptiva reside en la necesidad de dar respuesta
a una situación personal del menor de edad, al que las
figuras jurídicas existentes, Tutela y Adopción, no sa-
tisfacen. Así sucede con el supuesto impedimento de
adopción por parentesco.
• el impedimento de adopción por parentesco de
los descendientes por sus ascendientes, sin límites
de grado (art. 315, inc. b], cód. civil).
• el impedimento de adopción por los hermanos y
medios hermanos (art. 315, inc. c], cód. civil).
IV. Su denominación
“Como lo indica el sustantivo Tutela que integra su
nombre, la Tutela Adoptiva es, en primer lugar, una
forma de Tutela. Es decir, que otorga al Tutor Adop-
tante las funciones parentales: la convivencia con el
menor, su asistencia y representación, la administra-
ción de sus bienes, y sobre todo le impone el deber y
el derecho del cuidado personal, del bienestar y de la
educación del menor de edad no emancipado.
El calificativo que la acompaña, Adoptiva, señala la
fuerza tipificante de esta categoría de Tutela que en su
espíritu y fin se asemeja a la potestad parental en la
equiparación plena y recíproca de los deberes y dere-
chos alimentarios, de visita y de adecuada comunica-
ción y, de los derechos sucesorios”4.
V. Fin específico de la nueva figura
El fin es el de aplicarla en protección integral del
menor de edad y también en defensa del interés fami-
liar y social de evitar el desmembramiento de la fami-
lia biológica o de origen; en los casos legales de im-
Arias de Ronchietto, Catalina E., La Adopción, cit., pág. 181.
4
CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 7
 pedimento de adopción por parentesco o también de
relación personal significativa, conforme lo dispuesto
por la ley italiana.
Desde esta perspectiva son insuficientes tanto la
Tutela legal, como una disposición testamentaria es-
pecial en favor del menor de edad; o como así tam-
bién la figura de la Adopción simple alcanzada por el
impedimento.
Sostenemos que, entre las distintas categorías de
Tutela falta una variante legal que responda adecuada-
mente a la necesidad afectiva y familiar del menor de
edad más profunda e importante que la gestión de sus
bienes, su representación o el asumir “una carga públi-
ca”, en situaciones en las que, si bien no se ha producido
un desamparo familiar cuya entidad justifique la con-
cesión de la Adopción, sí se está ante una situación de
especial indefensión del menor de edad.
Se proponen entonces, principios y requisitos jurí-
dicos que acercan la Tutela Adoptiva a los efectos ju-
rídicos de la filiación por Adopción plena en el plano
patrimonial, de los deberes y derechos alimentarios y
los derechos sucesorios como, en especial, en el alcan-
ce de los deberes y derechos del vínculo personal que
la hacen más proporcionada al nexo, que un abuelo,
un tío, un hermano o un primo desean establecer con
el familiar menor de edad en orfandad o que padece
algún otro caso de desamparo grave por causa de sus
padres.
VI. Sus caracteres. Recaudos legales
• Es una figura del derecho de familia, tutelar del
menor.
• Se concede por sentencia judicial al familiar que
lo solicitó y denunció la situación del pariente
menor de edad.
• Permite a la Tutela legal y a la testamentaria una
dimensión jurídica integradora del menor de
edad a la familia del tutor de la que ambas care-
cían.
• El derecho alimentario, de visitas y de ade-
cuada comunicación y el derecho sucesorio,
tiene completa y recíproca equiparación con los
deberes y derechos de los hijos del tutor entre sí,
y con toda la familia, dada la envergadura de la
relación personal y familiar a la que se compro-
mete el Tutor Adoptante.
• No extingue el vínculo de origen del menor de
edad. Por el contrario, es subsidiaria en primer
grado del vínculo de origen. En relación con la
Filiación por Adopción, ésta es subsidiaria en
segundo grado, es decir la Adopción solo será otor-
gada en caso de no ser factible la Tutela Adoptiva.
• Lógicamente es de desempeño gratuito.
• Un matrimonio será prioritariamente apreciado
como Tutor conjunto más idóneo, aunque puede
ser otorgada a una sola persona.
8 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA
• Requiere del consentimiento del menor, mayor
de catorce años (art. 55, cód. civil), y el cumpli-
miento del derecho de éste a ser oído por el juez,
conforme a la Convención sobre de los Derechos
del Niño, constitucionalizada en 19945.
• Queda bajo el contralor del Estado en el momento
de su discernimiento o confirmación.
• Es irrevocable. Sólo se admitiría su cesación o
privación por sentencia judicial y previsión legal.
En el caso que surgiere su necesidad por la comi-
sión de alguna de las causales de extinción, de
privación de la autoridad de los padres, de sus-
pensión de su ejercicio o de indignidad para
suceder, conforme a la regulación del Código
Civil. En cada supuesto respectivamente, y en
esos casos no se tratará de una remoción del
tutor sino de una privación o suspensión de la
autoridad parental que ejerce el Tutor Adoptivo.
• La conducta lesiva dolosa, negligente o aun de
buena fe pero falta de criterio del Tutor Adop-
tante en la administración de los bienes del pupilo,
será causal de privación o de suspensión judicial de
la potestad parental o sólo de la administración de
los bienes del menor ya que ésta implicaría la designa-
ción de un tutor especial para la administración de
tales bienes.
VII. Incapacidades para ejercerla
Las incapacidades son las mismas que el Código
Civil regula para la Tutela, distinguiendo así: incapa-
cidades de tipo moral o ético, incapacidades de tipo
psíquico-físico e incapacidades por oposición de inte-
reses o para prever una adecuada administración.
VIII. Diferencias con la figura de la filiación
por Adopción
1. En la Tutela Adoptiva, como dijimos, no se pro-
duce la sustitución de la filiación de origen biológico
o adoptivo pleno. En consecuencia, no se extinguen
los efectos jurídicos de los vínculos con la familia de
origen.
2. El menor de edad no se encuentra en situación
grave de desamparo familiar pese a su orfandad o a la
privación de la autoridad parental de sus progenitores
o de sus padres adoptivos.
3. La Tutela Adoptiva se propone concretar una vo-
luntad familiar de específica y más generosa protección
de determinado menor de edad, nieto, sobrino o primo
en desamparo parental.
5
Weinberg, M. Inés, Convención sobre los Derechos del Niño,
Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 2002.
IX. Antecedentes jurisprudenciales: casos de
impedimento por parentesco
1. Tribunal Colegiado de Familia Nº 5, Rosario, 21-11-2008,
“G. G. y S. S.”
Hechos: los tíos de una persona de treinta años que
vivía con ellos desde los trece meses de vida, solicitaron
la adopción plena de aquella. El Tribunal Colegiado de
Familia Nº 5 de Rosario otorgó la adopción plena soli-
citada.
La sentencia dispuso: “...corresponde otorgar la
adopción plena de una persona mayor de edad a sus
tíos, si además de la diferencia de edad entre adop-
tante y adoptado, ésta identifica a los peticionantes
como sus progenitores desde toda su infancia y media
el consentimiento de los otros hijos del matrimonio,
todos mayores de edad, lo cual salvaguarda eventua-
les derechos hereditarios o alimentarios de alguno de
ellos que podrían verse desplazados por la adopción
que pudiera otorgarse”.
Se trata de un fallo especialmente significativo porque
el tribunal al resolverlo, dadas las circunstancias del caso
concreto, afecta dos contenidos del vínculo filiatorio
adoptivo pleno fundamentales, como lo son el principio
adopcional de judicialidad y el principio adopcional de
extraneidad o impedimento de parentesco6.
Nuestra objeción más importante al fallo surge
por ignorar el art. 315, inc. b) del cód. civil, el que
prohíbe la adopción del “descendiente”, bajo sanción
de nulidad absoluta conforme al art. 337, inc. e) del
cód. civil.
Por lo tanto, la adopción plena que el tribunal con-
cedió consideramos, es nula en virtud del menciona-
do artículo.
Lo real, lo conocido y lo vivido por la sobrina y por
todos los miembros de la familia, comprobable ade-
más genéticamente, es que los tíos no son sus padres
ni sus primos sus hermanos.
2. CNCiv., sala I, 12-12-95, Santa Fe.
Hechos: los abuelos maternos de un menor de seis
años solicitan la adopción plena del menor, en vida de
su progenitor, quien se encontraba sometido a prisión
perpetua por el homicidio doloso y calificado de su
cónyuge, madre del niño, y que había sido previamen-
te sancionado con la privación de la patria potestad.
Durante la vigencia de la ley 19.134, había sido en-
tregada a los abuelos la guarda judicial del niño, de-
biéndose tomar en consideración que vivió con ellos
desde los cinco meses de edad integrado a su grupo
6
Arias de Ronchietto, Catalina E., “Extraneidad y judicia-
lidad: principios configurantes de la filiación por adopción plena”,
en Doctrina Judicial, director Alejandro Borda, nota a fallo, Bue-
nos Aires, 2009, año XXV, nº 14, pág. 877.
familiar, vinculado con sus tíos como hermanos y sin
ignorar su identidad e historia personal7.
Con apoyo de destacada doctrina, la sentencia otorga
la adopción solicitada, sosteniendo al respecto que “se
COMUNICACIONES
trataba del bien del menor como objetivo supremo y por
ello resulta indispensable respetar su identidad a través
de un solo apellido: el de sus padres reales, sus padres
abuelos y no el de sus padres biológicos”. Por último se
resalta “la finalidad de la institución adoptiva, que no es
otra que el beneficio del menor”.
Por otra parte, la Cámara Civil y Comercial de Santa
Fe, sala III, confirma la sentencia que había sido apela-
da por la Asesora de Menores, considerando derogada
la prohibición de adopción por ascendientes, en virtud
de la normativa de la Convención Internacional de los
Derechos del Niño. Así, el obstáculo del impedimento
de adopción por parentesco queda sorteado definitiva-
mente por la aludida interpretación y aplicación de las
normas constitucionales y de la Convención del Niño.
Eduardo A. Sambrizzi, también en el notable tratado
de derecho de familia que acaba de ser editado, se de-
tiene en la figura propuesta y afirma que está de acuer-
do con la prohibición de la adopción de descendientes,
por cuanto, de aceptársela, se estaría desnaturalizando
la institución, cuyo sentido es dar solución a menores
de edad en estado de abandono. Con relación particu-
larmente a los abuelos, destaca el jurista que el abuelo es
abuelo, y ningún sentido tiene que pudiera convertirse
en padre de su nieto por medio de la adopción8.
XI. Propuesta de lege ferenda
La Tutela Adoptiva la proponemos como una dúc-
til incorporación al Código Civil, ya que complementa
adecuadamente las figuras de Tutela y de Filiación por
Adopción existentes, resolviendo un impedimento en el
mejor bien del niño.
Consideramos que, de implementarse la Tutela
Adoptiva como nueva categoría de tutela, casos como
los referenciados, entre otros tantos, encontrarían una
figura legal que responda adecuadamente a su necesi-
dad afectiva y familiar sin tener que acudir a la sustitu-
ción del vínculo parental.
Así también, los mismos principios y requisitos que
se proponen serían aplicables a los casos de mayores de
edad, incapaces, configurando la que se denominaría
Curatela Adoptiva.
Voces: Tutela – adopción
7
Méndez Costa, María J., Los principios jurídicos en
las relaciones de familia, Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 2006, pág.
334. Sobre el tema, Herrera, Marisa, El derecho a la identidad en
la adopción, Buenos Aires, Universidad, 2008, 2 tomos; Adopción y
otras formas de convivencia familiar, AA.VV., Derecho de Familia,
Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia, directora
Cecilia Grosman, Buenos Aires, LexisNexis, nº 27, 2004.
8
Sambrizzi, Eduardo A., Tratado de derecho de familia, Bue-
nos Aires, La Ley, 2010, tomo VI, pág. 724, 8 tomos.
Mazzinghi, Jorge A., Tratado de derecho de familia, Buenos
Aires, La Ley, 2006, tomo IV, 4 tomos.
VOZ, “La Tutela”, en AAVV, Código Civil y normas complemen-
tarias. Análisis doctrina y jurisprudencial, director Alberto Bueres,
coordinadora Elena I. Highton, Buenos Aires, Hammurabi, 2007,
tomo 1B, 18 tomos.
CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 9
 PROTECCIÓN PENAL JUVENIL
El XVIII Congreso de la Asociación Internacional de Magistrados de la Juventud y la Familia, realizado del
21 al 24 de abril de 2010 en Túnez, sobre la base de la temática general “Unidos en la diversidad: justicia
juvenil y la protección del niño en los principales sistemas legales”.
Señoras y Señores:
Encararemos en esta sesión el tema de los niños
en condiciones excepcionalmente difíciles, concepto
que ha acuñado el undécimo párrafo del Preámbulo
de la Convención sobre los Derechos del Niño, que
tiene pleno valor de interpretación auténtica respec-
to de todo el Tratado. El mismo párrafo remite a una
obligación de especial consideración por parte de los
países miembros, es decir, de las familias, de las socie-
dades y de los Estados.
Entre todas las circunstancias de dificultad, no hay
en el momento actual ninguna más grave y acuciante
que aquella que enfrenta al niño con la transgresión de
la ley y, por lo tanto pone en riesgo la debida protec-
ción que el mismo Tratado asegura a todos los niños.
Ser acusado, ser procesado o ser condenado por un
hecho que la ley califica como delito pareciera ser en
estos momentos una causa para excluir al adolescente
del concepto mismo de niño, y para subsumirlo en el
derecho penal de los adultos.
El final del siglo XX y la primera década de este si-
glo han visto languidecer y prácticamente desaparecer
el tutelarismo que impregnó buena parte de las legisla-
ciones desde 1900, y reaparecer, con nuevos discursos,
el retribucionismo penal que acompañó la respuesta
social al niño transgresor hasta fines del siglo XIX.
Si bien debe desaparecer el tutelarismo, cuya crítica
demoledora, sobre todo a partir del caso “Gault” de
la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos1,
podemos compartir en mayor o en menor medida, no
por ello debe ser reemplazado por el retroceso a las
formas penales, como si nada nos advirtiera el fracaso
mundial de la ley penal como medio para transformar
en positivas las conductas adolescentes.
El debate de nuestro tiempo está así planteado: o
seguimos discutiendo contra el tutelarismo con argu-
mentos penales y de garantías procesales penales y,
por lo tanto, hacemos un derecho penal especial para
los adolescentes; o encontramos una forma superado-
ra de ambas visiones.
1
In re “Gault”, 387 U.S. 1 (1967), y particularmente el voto del
juez Abe Portas.
10 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA
Discurso del Dr. Atilio Álvarez
Para optar necesitamos conocer a fondo las bases
mismas del pensamiento en que se sustentan una y
otra posibilidad.
Nada mejor que Túnez, como lugar y como am-
biente cultural, en su historia y en su presente, para
poder hablar de estos temas tantas veces ocultos tras
una discusión técnica, un debate mediático o una de-
cisión política.
En el fondo, lo que debatimos no son solamente sis-
temas de justicia juvenil, y ni siquiera la autonomía de la
rama del derecho que se ocupa de estas cuestiones en el
marco de la interdisciplina y aun de la transdisciplina.
Se enfrentan distintas concepciones sobre el niño
y como “el niño es padre del hombre”2, se enfrentan
también distintos marcos teóricos sobre la persona
humana y la sociedad misma.
De un lado tendremos una visión de la niñez que
con cierta superficialidad podemos llamar ingenua.
Del otro lado, la visión pesimista y determinista del
mundo y de la vida.
Nadie expresó de modo más claro aquello de que
el niño es bueno y la sociedad lo pervierte que Jean
Jacques Rousseau, cuando en el primer libro de su
“Emilio o de la Educación” dijo, como síntesis de su
pensamiento antropológico y pedagógico: “Tout est
bien sortant des mains de l´Auteur des choses, tout
dégénère entre les mains de l´homme”. Todo sale bien
de las manos del Autor de las cosas, todo degenera en-
tre las manos del hombre.
Este naturalismo que considera esencial y eminen-
temente bueno a todo niño, e incapaz de hacer algo
malo si no es por la influencia deformante de los adul-
tos, ha marcado el pensamiento occidental y mundial
en la modernidad, de modo tal que sirvió de funda-
mento para las tesis tutelaristas y sobreprotectoras.
Pero, paradojalmente, ese mismo pensamiento ge-
neró la rara idea de que separando al niño de su fami-
lia y de su sociedad podíamos preservarlo de las in-
fluencias corruptoras, y educarlo para ser un perfecto
ciudadano.
La evidencia del fracaso de las consecuencias prác-
ticas de esta concepción teorética está a la vista. Ya
William Wordsworth (1770-1850)
2
nadie puede hablar en general de un adolescente mera-
mente víctima de circunstancias y ajeno a cualquier tipo
de respuesta por su conducta. El tema es si esa respuesta
debe ser únicamente la responsabilidad penal.
En el otro extremo, la visión pesimista tampoco lle-
va a la superación de los problemas. Por debajo de esta
postura aparecen siempre los antiguos conceptos de
determinación y de predestinación, o sea la negación
de la libertad humana.
Digo que es oportuno discutir en Túnez estas cues-
tiones porque desde aquí la humanidad recibió las más
profundas reflexiones sobre el libre albedrío y los más
encarnizados debates sobre la naturaleza humana.
Los recuerdos de los grandes africanos de la an-
tigüedad, desde Tertuliano a Agustín de Hipona, no
serán jamás ajenos a estas cuestiones.
Hoy en día un nuevo determinismo azota el pensa-
miento, llevado de la mano por los avances de la ge-
nética. Si existiera un gen de la violencia, del robo o
de la violación, qué poca cosa serían todas las ciencias
sociales, y a la cabeza de ellas la pedagogía, para con-
trarrestar un impulso innato, un destino ineludible y
un resultado fatal.
El Derecho, entonces, se convertiría así en un acom-
pañante sumiso de la percepción de condiciones y ele-
mentos que señalan y marcan a determinados niños
para el delito. Sólo discutiría el recurso técnico que
neutralice la comisión de los hechos negativos duran-
te la minoría de edad, hasta tanto el derecho penal de
mayores pueda asumir con toda su dureza las seguras
conductas reiterantes.
Si hasta vemos que en muchas legislaciones el lími-
te de tiempo de privación de libertad coincide con el
que le resta a un niño, llamado imputable, para alcan-
zar su mayoría de edad penal.
¿Será posible que tras milenios de pensamiento
no podamos romper la dualidad dicotómica entre un
niño ángel y un adolescente demonizado?
¿Será posible que el proceso de choque de para-
digmas entre el tutelarismo y el neo-retribucionismo
penal termine siendo un eterno movimiento pendular
de “corsi e ricorsi”, sin posibilidades de superación?
Nuestra generación tiene el compromiso de encontrar
el camino que no sólo es alternativo, sino que debe ser
el verdadero por significar un paso progresivo que tome
todo lo bueno de los anteriores modelos y lo incorpore
en una profunda finalidad reparadora. Lo otro, como en
la genética en la que tanto se apoya, no es sino el “salto
atrás” con el cual la naturaleza nos recuerda aquello que
llevamos latente en nosotros aunque no sea visible.
En el marco de nuestras generaciones nos encon-
tramos aquí reunidos quienes en distintos sistemas,
con distintos idiomas y ámbitos culturales, estamos
unidos por un denominador común: todos ejercemos
funciones orientadas a la justicia para los niños, a su
defensa y a su protección.
Todos, de un modo u otro, hemos jurado, con
nuestros cargos, cumplir ese compromiso. Esto nos
ata. Esto nos define.
Y hablo de juramento y compromiso en esta tierra
histórica que nos dio el ejemplo de Hannibal Barca, que
cumplió el juramento hecho a su padre ante sus dioses
hasta el último aliento de su vida. Y también el recuerdo
COMUNICACIONES
de aquel Atilio Régulo que regresó hacia la muerte, por
no dejar de cumplir la palabra empeñada.
Nosotros también tenemos una palabra empeñada.
Esto nos lleva no solamente a mejorar día a día
nuestro modo de actuación, no solamente a formar-
nos permanentemente en nuestra ciencia, sino a plan-
tear el debate en toda profundidad y con todos sus
alcances.
A las fuerzas sociales y políticas que piden la cre-
ciente penalización de la infancia debemos contestar
con las nuevas concepciones de responsabilización
fuera de la órbita penal.
A los intentos de estigmatización y segregación de-
bemos contestar con el creciente sentido de integra-
ción comunitaria de los niños y adolescentes y con la
consideración de sus problemas en el marco completo
de la vida de nuestros pueblos.
Y a la pretensión de convertirnos en la mano re-
presora del Estado debemos oponer la firme idea de
una mano protectora, pero de una mano justa y no
meramente paternalista.
Entre las modalidades de respuestas distintas y su-
peradoras tanto del tutelarismo como del neo-retri-
bucionismo, se encuentran las ya probadas formas de
justicia restaurativa. No se trata en ellas de enunciar e
incrementar la simple lista de técnicas o de procedi-
mientos restaurativos, y ni siquiera de solazarse en los
resultados de uno u otro caso.
Se trata de cambiar profundamente la finalidad de la
intervención jurisdiccional, de limitarla al mínimo y de
diversificar amplísimamente su modo de actuación.
No se trata de “no hacer nada” frente a la transgresión
de los adolescentes sino de “hacer algo distinto”, algo
nuevo, algo positivo, algo profundamente reparador.
La Justicia Juvenil Restaurativa deja así de ser una
colección de instrumentos sociales para ser primera-
mente una finalidad positiva, una construcción ade-
cuada para integrar al niño en su sociedad, y no para
desintegrarlo o separarlo de ella.
Los vientos del momento no son buenos para estos
deseos. El pedido de “mano dura”, la creciente penaliza-
ción de los sistemas legales, la baja de edades de incri-
minación y la paulatina pérdida de la especificidad de la
Justicia Juvenil, son elementos perturbadores que ponen
en riesgo cualquier programa y cualquier proyecto.
Contra esos vientos marchamos.
Los antiguos en todos lados pero muy especialmente
en este Mar Mediterráneo, padre y madre de culturas,
aprendieron a navegar sin viento a favor y aun contra
el viento.
Para ello se necesitaban, y aun se precisan, tres cosas:
Básicamente, pericia marinera. Es el “saber hacer”
de nuestro oficio, es el encontrar los medios adecua-
dos en cada circunstancia, es la experiencia pero tam-
bién la prudencia arriesgada en la innovación.
CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 11
 En segundo lugar, fuerza en los remos. La historia de
los pueblos de esta región del mundo fue escrita al ritmo
de sus remeros, tanto en la paz como en la guerra. En lo
nuestro, ésta es la voluntad que necesitamos poner en la
tarea cotidiana. Es el esfuerzo sostenido en la rutina y en
la reiteración, sabiendo que cada caso es único e irrepe-
tible, aunque atendamos cientos y miles de ellos.
Pero principalmente se necesitaba firmeza en el ti-
món. Sin la debida conducción, sin saber a dónde se iba,
ni el impulso de los remos, ni toda la experiencia de los
marinos, permitía llegar a buen puerto.
Debemos saber a dónde queremos ir. Debemos tener
certeza de la finalidad, para después buscar caminos y
modalidades diferentes, adecuadas a cada circunstancia,
a cada cultura, a cada entorno social.
La tensión entre los derechos fundamentales del niño
proclamados universalmente, y las concepciones cultu-
rales válidas en todas sus diferencias, que deben ser res-
petadas por los Estados a tenor –entre otros– del art. 20
de la Convención, quedará así superada por una finali-
RECOMENDACIONES
XVIII CONGRESO DE LA ASOCIACIÓN
DE MAGISTRADOS DE LA JUVENTUD Y LA FAMILIA
Los participantes del XVIII Congreso de la Asocia-
ción Internacional de Magistrados de la Juventud y la
Familia (AIMJF), realizado del 21 al 24 de abril de 2010
en Túnez con la colaboración de la Asociación Tunecina
por los Derechos del Niño (ATUDE), sobre la base de la
temática general “Unidos en la diversidad: justicia juve-
nil y la protección del niño en los principales sistemas
legales”,
Tomando como punto de partida la totalidad de los
principios que orientan el trabajo de AIMJF y ATUDE,
Recomiendan lo siguiente:
I. Ratificación, adaptación de la legislación local,
levantamiento de reservas
(a) Promover la ratificación universal, por parte de
todos los Estados, de los instrumentos internacionales y
regionales relevantes y, en particular, de la Convención
sobre los Derechos del Niño y sus dos Protocolos Facul-
tativos: uno dedicado a la venta de niños, la prostitución
infantil y la utilización de niños en la pornografía, y el
otro sobre la participación de niños en conflictos arma-
dos, y la adopción de un marco legislativo apropiado
para la aplicación de estos instrumentos.
(b) Promover la cooperación entre Estados en las
relaciones internacionales, lo que incluye cooperación
entre instituciones judiciales a través de la celebración
12 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA
dad común, puerto seguro hacia el cual todos navega-
mos desde distintos lugares y a distintas velocidades.
Un Congreso como el que nos convoca es oportu-
nidad inmejorable para volver a nuestros ámbitos de
trabajo con mejores técnicas, con mayor voluntad, pero
sobre todo con mayor claridad en cuanto al objetivo de-
seado.
Remar con pericia, pero firme el timón, será hoy
como ayer la garantía de llegar a donde queremos. Y
queremos la protección integral de nuestros niños, de
todos nuestros niños, aun de aquellos que han transgre-
dido la ley.
Con esta idea madre aprestémonos a escuchar las in-
tervenciones de quienes desde una profunda experien-
cia, nos ilustrarán sobre estos temas.
Muchas gracias.
Voces: Menores – Persona – Tutela – Derecho Penal
general
de acuerdos bilaterales o multilaterales o el acceso a
acuerdos existentes y, en particular, el fomento de la ra-
tificación e implementación de las convenciones inter-
nacionales de La Haya que resulten relevantes.
(c) Instar a los Estados a adoptar legislación preventi-
va sistemática para proteger a los niños contra todas las
formas de violencia, explotación y discriminación.
(d) Apoyar la propuesta de AIMJF de crear una base
de datos que contenga ejemplos de buenas prácticas
–como la adopción, por parte de algunos países, de có-
digos especiales para la protección de los niños– y una
lista de expertos seleccionados para prestar la asistencia
técnica necesaria.
(e) Instar a los Estados a reconsiderar sus reservas
y las declaraciones contrarias al espíritu y los objetivos
de la Convención y sus dos Protocolos Facultativos, con
vistas a su derogación.
II. Coordinación de sistemas de prevención,
mecanismos de protección y recolección de datos
(a) Instar a los Estados a establecer un sistema mul-
tisectorial e interinstitucional para coordinar acciones
preventivas de largo plazo y medidas para la protec-
ción de niños y niñas contra situaciones problemáti-
cas de toda índole.
(b) Instar a los Estados a desarrollar un abordaje in-
tegrado para la recolección de datos y el seguimiento de
casos de niños en situaciones problemáticas, por ejem-
plo, a través de la actualización periódica de las bases de
datos correspondientes.
III. Mecanismos para investigación, recepción
de denuncias e imposición de sanciones
(a) Instar a los Estados a introducir mecanismos
efectivos para recepción de denuncias, seguimiento e
investigación –y consolidar o fortalecer los mecanismos
existentes en algunos países– a través de un organismo
independiente de derechos humanos con el fin de con-
trolar y evaluar la aplicación de la Convención en los
niveles nacionales y locales, incluida su aplicación por
parte del sector privado y por organizaciones no guber-
namentales como proveedores de servicios para niños.
(b) Asegurarse, al mismo tiempo, de que este organis-
mo esté capacitado para recibir denuncias individuales
sobre violaciones a los derechos del niño, investigarlas,
con total respeto por la sensibilidad de los niños, y en-
cargarse de ellas en forma efectiva.
(c) Instar a los Estados, además, a crear una institu-
ción nacional independiente especializada en los dere-
chos del niño.
IV. Investigaciones policiales, sistemas judiciales,
protección de niños víctimas y testigos
(a) Establecer, incluso a través de acuerdos multila-
terales entre países, un sistema para asistencia técnica y
financiera e intercambio de información y buenas prác-
ticas, especialmente en relación con las investigaciones
policiales dentro del contexto de la lucha contra el cri-
men organizado.
(b) Instar a los Estados, asimismo, a adaptar su siste-
ma judicial a las necesidades de los niños, estableciendo
particularmente medidas especiales, mecanismos apro-
piados y programas para garantizar la protección de los
niños víctimas o testigos de delitos y su reinserción en
la sociedad, en aplicación de las directrices relativas a la
justicia en asuntos concernientes a los niños víctimas y
testigos de delitos (resolución 2005/20 del Consejo Eco-
nómico y Social del 22 de julio de 2005).
V. Ambiente favorable, fortalecimiento de las
capacidades, capacitación y difusión sobre la
Convención
(a) Garantizar un ambiente protegido y seguro para
los niños dentro de la familia, la comunidad, la escuela
y las instituciones, fomentando especialmente los méto-
dos educativos positivos y no violentos.
(b) Organizar acciones de capacitación especializada
y multidisciplinaria para el personal judicial, las fuerzas
policiales y todos los profesionales que trabajan con y
para los niños, en particular a través del fortalecimiento
de los vínculos de colaboración entre los profesionales y
las redes y los organismos que los representan.
COMUNICACIONES
(c) Instar a AIMJF a desarrollar actividades tendien-
tes a brindar una asistencia técnica adecuada en todos
los campos relacionados con el desarrollo de la capaci-
dad y la capacitación de personal judicial y otros grupos
profesionales que trabajan con y para los niños.
VI. Empresas privadas, medios de comunicación,
tecnologías de información y comunicación,
datos personales
(a) Concientizar al sector privado (Internet, teleco-
municaciones, industria turística, etc.) y a los medios
sobre sus responsabilidades en relación con la lucha
contra la violencia hacia los niños, la trata de niños y la
explotación infantil.
(b) Evitar el uso de Internet y otros medios tecnológi-
cos para la captación de niños con fines de abuso sexual
en línea o fuera de línea o con fines de explotación co-
mercial o de otro tipo de los datos personales.
(c) Detectar y desmantelar los mecanismos financie-
ros que permiten realizar transacciones orientadas a la
trata de niños y la explotación infantil.
(d) Desarrollar lazos de cooperación entre el sector
público y el sector privado para apoyar la organización
de campañas de educación y concientización.
(e) Instar a AIMJF a contribuir con su experiencia
de campo en todas las áreas mencionadas anteriormen-
te y fomentar el intercambio de buenas prácticas entre
jueces profesionales y otros grupos de profesionales que
trabajan con y para los niños.
VII. Seguimiento del Congreso de Túnez
La Asociación Internacional de Magistrados de la
Juventud y la Familia promoverá todas las actividades
tendientes a dar continuidad al Congreso de Túnez, y
en particular se encargará de:
– La creación de una red que reúna a las personas y
organizaciones que han participado en las actividades
del Congreso de Túnez y otras actividades de AIMJF
vinculadas con los derechos del niño;
– La promoción del intercambio de información,
documentación, bases de datos y actividades de capa-
citación e investigación relacionadas con los derechos
de los niños.
Redactada en Túnez, el 24 de abril de 2010.
Voces: Menores – familia – Derechos humanos –
Tratados y convenios – organismos internacionales
– educación
CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 13
 ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE MAGISTRADOS DE LA JUVENTUD Y LA FAMILIA

PRINCIPIOS DE ÉTICA DESTINADOS

A LOS JUECES Y MAGISTRADOS
DE LA JUVENTUD Y LA FAMILIA

En el marco de la reunión llevada cabo el 24 de abril de 2010 en Hammamet, Túnez, la Asam-

blea General de la Asociación Internacional de Magistrados de la Juventud y la familia, por
unanimidad aprobó el informe presentado y adoptó la propuesta de los siguientes “Principios
de Deontología destinados a los jueces y magistrados de la juventud y la Familia”

Principios de deontología destinados a jueces declaraciones y reglas internacionales relati-

y magistrados1 de la juventud y la familia
TENIENDO EN CUENTA QUE los Principios de
Bangalore sobre la deontología judicial2 tienen vali-
dez universal y que han sido concebidos, adoptados
y apoyados de manera tal que les confiere una única
legitimación internacional3.
TENIENDO EN CUENTA QUE esos Principios
de Bangalore comprenden al conjunto de los jueces y
magistrados, incluyendo los que actúan en el campo
de la infancia, de la juventud y de la familia.
TENIENDO EN CUENTA QUE la práctica judi-
cial en materia de juventud y de familia tiene dimen-
siones y acentos propios, como surge especialmente
de la Convención sobre los Derechos del Niño.
TENIENDO EN CUENTA QUE es necesario re-
afirmar los valores expresados en los Principios de
Bangalore situándolos en el contexto particular del
ejercicio de la función judicial en materia de niñez,
juventud y familia.
SE PROPONE adoptar los siguientes principios:
1. El rol del juez es hacer justicia en el marco del
Derecho, incluyendo las convenciones y las
1
En el presente texto, el término “juez” se entiende designando
a jueces y magistrados.
2
Los principios de Bangalore sobre la deontología judicial, 2002
(Proyecto de Bangalore 2001 sobre un código de deontología judi-
cial, adoptado por el Grupo judicial para el fortalecimiento de la
integridad de la justicia y revisado en la mesa redonda de presiden-
tes organizada en el Palacio de la Paz de La Haya los días 25 y 26 de
noviembre de 2002).
3
Ver en esta materia The Judicial Integrity Group, Commentary
on the Bangalore Principles of Judicial Conduct, mars 2007. http://www.
coe.int/t/dghl/cooperation/ccje/textes/BangalorePrinciplesCom-
ment.PDF.
vas a los niños, los adolescentes4 y la familia.
2. El juez debe obrar de manera que preserve su
independencia personal y la independencia de
la magistratura.
3. El juez debe ser imparcial de modo manifiesto, lo
que no debe ser interpretado como limitando su
obligación estatutaria o legal de tener en cuenta
el interés superior del niño o del adolescente, o
en caso de conflicto, de armonizar el interés de
este último con los de la sociedad y de las
víctimas.
4. El juez, en el ejercicio de su cargo, debe obrar con
integridad.
5. El juez debe asegurarse que el modo de proceder
permite que sean entendidos los puntos de vista de
todas las personas involucradas en los procesos,
incluyendo al niño o al adolescente, su familia, y
en caso de conflicto, al defensor y a la víctima.
6. El juez debe explicar claramente los motivos de sus
decisiones y hacerlas comprender al niño o al ado
lescente y a los adultos a cargo de ellos.
7. El juez debe dar prueba de sensibilidad y comunicar-
se con el niño o adolescente y las otras personas
implicadas de un modo adaptado a su nivel de com-
prensión.
8. El juez debe respetar el carácter confidencial de
las informaciones recogidas en el ejercicio de sus
funciones y cuyo conocimiento o utilización por
terceros podrían agraviar la privacidad del niño o
el adolescente, de su familia o de otras personas
involucradas en la instancia judicial.
4
En estos Principios, la expresión “niños y adolescentes” o sus
equivalentes, remite a la misma noción que “niño” en la Conven-
ción sobre los Derechos del Niño.

14 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA

9. En el tribunal y en público, el juez debe tener un
comportamiento acorde a las exigencias de su cargo
y dar prueba de reserva en todo tiempo.
10. El juez debe asegurar la igualdad y el respeto a
todos ante los tribunales, teniendo en cuenta las
características propias de cada persona, sobre
todo por su edad, su género, su condición social y
toda otra circunstancia pertinente.
11. El juez debe mantener permanentemente su idonei-
dad profesional tanto en el plano jurídico como en
las otras disciplinas pertinentes al ejercicio de su
función.
12. El juez debe obrar con celeridad y diligencia
adaptadas a la relación de los niños y adolescentes
con el tiempo.
Observaciones y explicaciones
El preámbulo
TENIENDO EN CUENTA QUE los Principios de
Bangalore sobre la deontología judicial5 tiene validez
universal y que han sido concebidos, adoptados y apo-
yados de manera tal que les confiere una única legiti-
mación internacional6.
TENIENDO EN CUENTA QUE esos Principios de
Bangalore comprenden al conjunto de los jueces y ma-
gistrados, incluyendo los que actúan en el campo de la
infancia, de la juventud y de la familia.
TENIENDO EN CUENTA QUE la práctica judicial
en materia de juventud y familia tiene dimensiones y
acentos propios, como surge especialmente de la Con-
vención sobre los Derechos del Niño.
TENIENDO EN CUENTA QUE es necesario reafir-
mar los valores expresados en los Principios de Bangalore
situándolos en el contexto particular del ejercicio de la
función judicial en materia de niñez, juventud y familia.
SE PROPONE adoptar los siguientes principios:
El texto del preámbulo reenvía a los Principios de
Bangalore sobre la deontología judicial. Esos princi-
pios fueron adoptados en su forma actual en 2002,
después de importantes consultas. Han sido acepta-
dos y reconocidos por órganos tales como el Consejo
Económico y Social de las Naciones Unidas, la Ofici-
na de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, la
Comisión Internacional de Juristas y la American Bar
Association. Su legitimidad es única. Están dirigidas a
5
Los principios de Bangalore sobre la deontología judicial, 2002
(Proyecto de Bangalore 2001 sobre un código de deontología judi-
cial, adoptado por el Grupo judicial para el fortalecimiento de la
integridad de la justicia y revisado en la mesa redonda de presiden-
tes organizada en el Palacio de la Paz de La Haya los días 25 y 26 de
noviembre de 2002).
6
Ver en esta materia The Judicial Integrity Group, Commentary
on the Bangalore Principles of Judicial Conduct, mars 2007. http://
www.coe.int/t/dghl/cooperation/ccje/textes/BangalorePrinciples-
Comment.PDF.
jueces y magistrados de todas las jurisdicciones, inclu-
yendo a los que trabajan en materia de juventud y de
familia. Cubren en amplia medida lo que deben cubrir
los principios destinados a estos últimos. El hecho de re-
COMUNICACIONES
enviar a ellos en este preámbulo implica que se reconoce
su pertinencia para los jueces y magistrados que actúan
en el ámbito de la juventud y la familia.
Hace falta que los magistrados y jueces de la juven-
tud y la familia trabajen en un entorno que pueda ser
relativamente especializado, y que conozca sus particu-
laridades propias. Son deseables por lo tanto principios
de ética que les sean propios. El agregado de elementos
complementarios puede tener muchos fines. Los valo-
res que sostienen los Principios de Bangalore pueden
ser reafirmados de manera que coloquen un acento
más marcado sobre los elementos que revisten particu-
lar importancia en materia de juventud y familia. Esto
puede contribuir a estimular la adhesión de jueces y ma-
gistrados de la juventud y la familia en cuanto a estos
principios. Puede favorecer una mejor comprensión de
la función y del trabajo de aquellos que actúan en las ju-
risdicciones de la juventud y de la familia, contribuyen-
do también a una mejor comprensión de la ética judicial
de las jurisdicciones especializadas entre terceras partes
(tales como los Estados, las personas que entran en con-
tacto con los tribunales de la juventud y la familia y el
público en general). En la adopción de tales principios
complementarios, puede ser importante asegurar que
contienen una referencia a todos los valores esenciales
de los Principios de Bangalore, aun si esto puede impli-
car ocasionalmente ciertas repeticiones: muchos jueces
y magistrados pueden no conocer bien los Principios
de Bangalore y pueden considerar útil disponer de un
documento que en lo esencial es autónomo, pese a sus
reenvíos a lo Principios de Bangalore.
En consecuencia, los principios complementarios
deben tener en cuenta ante todo reafirmar los valores
ya presentes en los Principios de Bangalore pero pueden
tener la ventaja de reformularlos para relacionarlos con
el rol específico de las jurisdicciones de la juventud y la
familia. En segundo lugar se puede considerar apropia-
do reenviar a ciertos valores sostenidos en los Principios
de Bangalore, aun cuando esos términos no sean espe-
cíficos de los ámbitos de la juventud y la familia, cuando
esto sea importante para asegurar un grado mínimo de
autonomía al conjunto de principios aquí propuesto.
Principio 1:
El rol del juez es hacer justicia en el marco del Dere-
cho, incluyendo las convenciones y las declaraciones y
reglas internacionales relativas a los niños, los adoles-
centes7 y la familia.
Este principio no tiene equivalente en los Prin-
cipios de Bangalore. Sin embargo está en la línea de
los valores que sostienen esos Principios. Se lo puede
7
En estos Principios, la expresión « niños y adolescentes » o sus
equivalentes, remite a la misma noción que « niño » en la Conven-
ción sobre los Derechos del Niño.
CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 15
 ver en la referencia que contiene el quinto parágrafo
del preámbulo de los Principios de Bangalore al deber
de la magistratura en cuanto al sostén de la legalidad
(rule of law en el texto inglés). Fue deseable incluir
un enunciado a esos efectos y asegurar que fuera
específicamente adaptado a las jurisdicciones de la
juventud y la familia.
La expresión “niños y adolescentes” que es utili-
zada en este principio y en otros, reenvía a la misma
noción que la de “niño” en el sentido de la Conven-
ción sobre los Derechos del Niño. Desde el ángu-
lo estricto del derecho internacional la adición de
“adolescentes” no agrega nada al concepto de “niño”.
Este agregado pareció deseable en razón del hecho
que, en el vocabulario cotidiano y en las leyes de di-
versos países, los términos “niños” y “adolescentes”
pueden ser percibidos como indicando grupos de
edades diferentes –los niños constituyendo el gru-
po más joven y los adolescentes el de más edad, este
último representando una parte muy importante de
los menores que son llevados ante las jurisdicciones
de la juventud y la familia–.
Principio 2:
El juez debe obrar de manera que preserve su in-
dependencia personal y la independencia de la ma-
gistratura.
El primero de los Principios de Bangalore reen-
vía a diversas dimensiones de la independencia de
la magistratura. Pareció apropiado incluir aquí este
principio, aun cuando su formulación no es espe-
cífica del trabajo de los jueces y magistrados de la
juventud y la familia. Los diversos principios aquí
propuestos reenvían a aspectos de la mayoría de los
valores de los Principios de Bangalore (la imparcia-
lidad, la integridad, la conveniencia, la igualdad, la
legalidad, la idoneidad y la diligencia). Por su im-
portancia, se ha considerado deseable incluir igual-
mente una referencia a la independencia, para evitar
dar la impresión que este valor podría aparecer como
menos importante que los otros, y para asegurar que
los valores más importantes se encuentren incluidos
en nuestros principios.
Principio 3:
El juez debe ser imparcial de modo manifiesto, lo
que no debe ser interpretado como limitando su obli-
gación estatutaria o legal de tener en cuenta el interés
superior del niño o del adolescente, o en caso de con-
flicto, de armonizar el interés de este último con los de
la sociedad y de las víctimas.
El elemento central de este principio es la impar-
cialidad: un juez tiene que ser manifiestamente im-
parcial.
16 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA
Un problema particular puede sobrevenir cuando
este valor concierne a ámbitos de la familia y de la
juventud: algunos podrían pensar que la obligación
de tener en cuenta el interés superior del niño o del
adolescente puede engendrar una forma de parcia-
lidad. El objetivo de la segunda parte del principio
es afirmar que esta obligación no tiene que ser in-
terpretada como introduciendo una forma de par-
cialidad. El principio no apunta a afirmar el lugar
del interés superior del niño o del adolescente en las
decisiones judiciales, lo que puede ser visto como
una cuestión de derecho sustantivo más que de con-
ducta judicial; apunta más bien a calificar el sentido
de lo que debe ser la imparcialidad en los asuntos de
familia y de juventud.
No todos se ponen de acuerdo en cuanto al peso
que debería ser dado al interés del niño o del ado-
lescente en los asuntos penales que implican a estos
últimos. Para que la formulación de la segunda parte
del principio sea aceptable en el contexto de diversas
tradiciones jurídicas, el principio está formulado de
modo de reconocer que hay casos en que el interés
del niño o del adolescente debe ser armonizado con
los de la sociedad y de la víctima (sin precisar por lo
tanto su peso relativo en la toma de decisión). Esto
es conforme al espíritu de las Reglas de Beijing (ver
en particular las Reglas 5 y 17).
Principio 4:
El juez, en el ejercicio de su cargo, debe obrar con
integridad.
El tema de la integridad es abordado en los Prin-
cipios de Bangalore (ver el Principio 3). Sin embargo
se ha considerado deseable incluirlo entre los prin-
cipios propuestos por los mismos motivos que han
sido mencionados respecto al Principio 2.
Principio 5:
El juez debe asegurarse que el modo de proceder
permite que sean entendidos los puntos de vista de
todas las personas involucradas en los procesos, inclu-
yendo al niño o al adolescente, su familia y en caso de
conflicto, al defensor y a la víctima.
Este principio no tiene equivalente en los Prin-
cipios de Bangalore. A despecho de que se lo puede
asociar al derecho procesal, se lo puede ver desde el
ángulo de la conducta judicial. Aparece como cen-
tral para la conducta en los asuntos judiciales con-
cernientes a los niños, los adolecentes y las familias.
Principio 6:
El juez debe explicar claramente los motivos de sus
decisiones y hacerlas comprender al niño o al adoles-
cente y a los adultos a cargo de ellos.
 Una decisión es menos susceptible de producir
un impacto favorable sobre un niño, un adolescente
o una familia si no es comprendida por ellos. Las
personas que comparecen ante las jurisdicciones de
la juventud y de la familia a menudo provienen de
medios desfavorecidos. El mundo judicial no les es
familiar y no pueden comprender los procedimien-
tos en los cuales son partes. Se impone una particu-
lar atención para asegurar que les sean brindadas las
explicaciones adecuadas para que ellos comprendan
las decisiones que los involucran y los motivos sobre
los cuales éstas se basan.
Principio 7:
El juez debe dar prueba de sensibilidad y comu-
nicarse con el niño o adolescente y las otras personas
implicadas de un modo adaptado a su nivel de com-
prensión.
Este principio reviste particular importancia en
los asuntos que implican a los jóvenes y sus fami-
lias, en razón de los temas que comportan y de las
personas a que se refieren. No hay equivalente en los
Principios de Bangalore.
Principio 8:
El juez debe respetar el carácter confidencial de las
informaciones recogidas en el ejercicio de sus funcio-
nes y cuyo conocimiento o utilización por terceros po-
drían agraviar la privacidad del niño o el adolescente,
de su familia o de otras personas involucradas en la
instancia.
Este principio adapta en materia particular de la
juventud y de la familia el principio de confidencia-
lidad que se encuentra reafirmado en el Principio
4.10 de los Principios de Bangalore.
Principio 9:
En el tribunal y en público, el juez debe tener un
comportamiento acorde a las exigencias de su cargo y
dar prueba de reserva en todo.
Varios parágrafos (parágrafos 4.1 y sigs.) de los
Principios de Bangalore se refieren a aspectos diver-
sos de lo que aquí es designado bajo el nombre de
“conveniencia”. Ha sido deseable resumir en un bre-
ve principio lo esencial de lo que es pertinente para
los magistrados de la juventud y de la familia, aun
cuando la formulación no parece estar específica-
mente reservada a su materia.
Principio 10:
El juez debe asegurar la igualdad y el respeto a to-
dos ante los tribunales, teniendo en cuenta las carac-
terísticas propias de cada persona, sobre todo por su
edad, su género, su condición social y toda otra cir-
cunstancia pertinente.
Este principio trata de dos valores: la igualdad y
COMUNICACIONES
el respeto.
El tema de la igualdad está abordado en muchos
de los parágrafos de los Principios de Bangalore (pa-
rágrafos 5.1 y sigs.). El Principio 10 agrega a estos
últimos el enunciado que el juez deberá tener en
cuenta ciertas características propias de cada per-
sona, que parecen particularmente pertinentes en
materia de juventud y de familia.
El tema del respeto no está abordado como tal en
los Principios de Bangalore, aunque está implicado
en el Principio 6.6. Conviene establecerlo claramen-
te en materia de juventud y de familia, en vistas par-
ticularmente a la vulnerabilidad de los niños.
Principio 11:
El juez debe mantener permanentemente su ido-
neidad profesional tanto en el plano jurídico como
en las otras disciplinas pertinentes al ejercicio de su
función.
Los Principios de Bangalore abordan la cuestión
de la competencia (Principio 3 y sigs.). Sin embargo
dejan sin tocar la cuestión de la necesidad de ido-
neidad en otras disciplinas además del derecho. Esta
necesidad aparece particularmente pertinente para
la práctica judicial en materia de juventud y de fa-
milia, donde es constante la interacción con profe-
sionales tales como los psicólogos, los psiquiatras,
los asistentes sociales, los criminólogos, y otros. De
allí la necesidad de tener una versión adaptada del
principio.
Principio 12:
El juez debe obrar con celeridad y diligencia adap-
tadas a la relación de los niños y adolescentes con el
tiempo.
El tema de la celeridad y de la diligencia es mí-
nimamente abordado en los Principios de Bangalore
(Principio 6.5). Constituye una preocupación cen-
tral en materia de juventud y de familia, teniendo en
cuenta la percepción que los niños y los adolescen-
tes tienen del tiempo. De allí la necesidad de tener
una versión del principio adaptada al ámbito de la
juventud y de la familia.
Voces: Poder judicial – familia – menores – tratados
y convenios – organismos internacionales – minis-
terio público
CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 17
 BIEN DE FAMILIA
EL BIEN DE FAMILIA Y LA PROTECCIÓN
JURISPRUDENCIA

A LOS HIJOS EXTRAMATRIMONIALES

por Natalia I. Comito

Tribunal: CNCiv., sala H, 28-5-10, “M. M. V. c. Registro de la Propiedad Inmueble s/

recurso”
Hechos: Un hombre y una mujer convivientes de hecho desde hace 15 años pretenden
instituir como bien de familia al inmueble respecto del cual son condóminos, desig-
nando como beneficiara a la hija de ambos –de 12 años de edad–. El Registro de la
Propiedad Inmueble rechaza la solicitud en virtud de que los peticionantes no cumplen
con los requisitos previstos por el art. 36 de la ley 14.394. Interpuesto el recurso, la
sala H revoca la resolución del Director General del mentado Registro, disponiendo la
inscripción del bien de familia en la forma solicitada por la pareja.

FALLO
El Dr. Mayo recalca que, si bien los condóminos de autos no son
ni cónyuges ni parientes, la beneficiaria que desean designar tiene
un vínculo filial con ellos, y por ende, cumple con el grado de paren-
tesco que prevé el art. 36 de la ley 14.394. “No se puede decir que la
menor no integra una familia, puesto que más allá de la convivencia
de hecho de sus padres, existe un vínculo familiar que genera un
vínculo jurídico familiar que se traduce en una serie de derechos y
obligaciones como son los alimentos y la patria potestad entre otros.”
En su voto, el Dr. Kiper señala que “los condóminos que conviven
de hecho, pueden invocar su relación familiar y sus vínculos con sus
descendientes directos, para justificar el cumplimiento de los requi-
sitos previstos en el art. art. 36 de la ley 14.394”. Ver texto completo
del fallo en http://familia.elderecho.com.ar

NOTA al conviviente como beneficiario3. Sí comprende, en

La tercera parte del art. 14 bis in fine de la Cons-
titución Nacional, dedicada a la protección integral
de la familia, menciona expresamente la defensa del
bien de familia. Y las normas constitucionales so-
bre la familia no limitan su alcance a la que surge
del matrimonio, y se extienden a cualquier núcleo
parental1.
Sin embargo, el art. 362 de la ley 14.394, no incluye
cambio, a los hijos nacidos de dicha unión pues habla de
“descendientes”. Pero, no debemos olvidar que el art. 43
in fine reza: “Si hubiere condominio, la gestión deberá
ser hecha por todos los copropietarios, justificando que
existe entre ellos el parentesco requerido por el art. 36”.
Consecuentemente, basándonos en una interpreta-
ción literal de la ley, en caso de uniones de hecho se pue-
de afectar un inmueble al régimen del bien de familia
únicamente si la propiedad está a nombre de uno de los
convivientes, y siempre a favor de los hijos, y no del otro

1
Bidart Campos, Germán, Manual de la Constitución refor-
mada, Ediar, 2000, t. II.
2
“A los fines de esta ley, se entiende por familia la constituida por el
propietario y su cónyuge, sus descendientes o ascendientes o hijos adop-
tivos; o en defecto de ellos, sus parientes colaterales hasta el tercer grado
inclusive de consanguinidad que convivieren con el constituyente”.
3
Si bien esto no es precisamente el tema de la sentencia en aná-
lisis, queremos mencionar que hay autores que sostienen que dicha
norma es inconstitucional y que debe entenderse que la pareja convi-
viente sin hijos también está protegida por esta ley (ver Iñigo, Delia,
Bien de familia y convivencias de pareja, Derecho de Familia, Revista
Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia nº 23, 2003).

18 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA

conviviente. Eso significa que nos encontramos frente a
una violación al principio de no discriminación de los
hijos, porque si dos personas están casadas y son copro-
pietarios de un inmueble, pueden afectar dicho bien a
este régimen, pero si en cambio no están unidos en ma-
trimonio, no podrán afectar el inmueble a este régimen.
Es decir, se trata de una desigualdad que viola distintas
disposiciones que cuentan con jerarquía constitucional.
Hay algunos fallos en los que se estudió el tema.
La sala B de la Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Civil4, confirmó la decisión del Registro de la Propie-
dad Inmueble que rechazaba el pedido de constitución
de bien de familia sobre un inmueble por parte de dos
condóminos, que eran a su vez convivientes y que te-
nían hijos, porque no existían entre los copropietarios el
vínculo de acuerdo al art. 36, norma a la cual reenvía el
art. 43. Sostuvo que “conforme a los términos de la ley,
quienes pretenden la afectación carecen de capacidad
para proceder a la constitución en la forma peticionada.
Por ende, no dándose el primer supuesto indispensable,
habiendo reconocido que es extramatrimonial la unión
de quienes intentan la constitución de bien de familia,
tampoco puede accederse a que la afectación favorezca
a los hijos de ambos porque tal supuesto no es el que
determina la ley, ni puede asimilarse a las normas in-
vocadas que expresamente prevén este beneficio para el
propietario y su cónyuge, o si hubiese condominio para
los copropietarios justificando entre ellos el parentesco
requerido”.
Más recientemente, la sala A de la misma Cámara5,
falló en sentido similar, pese a que entre la sentencia
anteriormente citada y ésta habían pasado casi 20 años,
tiempo en el que, entre otros hechos trascendentes que
hacen a nuestra materia, se había reformado la Carta
Magna e incorporado en ella diversos instrumentos in-
ternacionales sobre derechos humanos con rango cons-
titucional. También se trataba de una pareja que convi-
vía con la hija nacida de dicha unión en un inmueble del
cual eran condóminos. Solicitan ellos que se declare la
inconstitucionalidad del art. 36 de la ley en estudio,
pero el tribunal rechaza el pedido.
Afirmó la alzada que “de la interpretación de los
arts. 34 y 36 se desprende que, para el supuesto de
que la afectación beneficie a un grupo familiar, debe
entenderse por ‘familia’, el grupo constituido por el
propietario y su ‘cónyuge’. Es dable, por tanto, enten-
der que la ley ha priorizado la calidad de cónyuge del
solicitante, con lo que se torna excluyente respecto
de las uniones de hecho. La inconstitucionalidad no
es, por tanto, el mecanismo adecuado para dejar sin
efecto la vigencia de una regla tan categórica, sin arro-
garse indebidamente la función legislativa que, como
es obvio, no le compete al poder jurisprudencial. (...)
De ahí que, aún con posterioridad a la reforma intro-
ducida por la ley 23.515 al régimen del matrimonio, se
ha sostenido que subsiste la primacía del principio de
4
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala B,
25/08/1981, “Rivera Dahlgren, Inga c/ Registro de la Propiedad In-
mueble”, ED 96-420.
5
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala A,
11/07/2000, “R., P. D. c. I. G. J.”, JA, 2001-II-73.
matrimonialidad. Por tanto, es la familia matrimonial
la que goza de una mayor defensa y régimen jurídico
integral, específico, exclusivo y excluyente, respecto
de toda otra forma de uniones familiares fácticas, en-
tre otros efectos, respecto del régimen (...) del bien de
JURISPRUDENCIA
familia. (...) Lo cierto es que ante la opción libre de
casarse o no casarse, no cabe reclamar por forzada vía
analógica, idénticos efectos jurídicos, ante la inadver-
tida inconveniencia de la elección efectuada. (...) La
norma cuestionada no conculca cláusula alguna de la
Constitución, ni resulta discriminatoria, pues queda a
salvo el derecho de libre opción entre uno u otro ré-
gimen legal”.
La sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Civil
y Comercial de Rosario6 entendió que “la exigencia
prevista en el art. 43 (...) consistente en la justifica-
ción del parentesco requerido por el art. 36 (...) ha de
interpretarse en el sentido de que quienes revisten el
carácter de condóminos deben demostrar el vínculo
familiar existente entre ellos si ellos mismos son los
beneficiarios de la afectación”. Es decir, que si bien el
concubinato es por sí mismo insuficiente para posibi-
litar la constitución del bien de familia, cuando existen
descendientes extramatrimoniales nada impide que el
progenitor efectúe su constitución en beneficiarios de
aquéllos7, ya que “media una circunstancia que torna
procedente la protección de la vivienda familiar”.
Debemos subrayar que cuando se interpreta la ley no
es decisivo el sentido literal de cada una de sus disposi-
ciones separadamente, sino el valor que les corresponde
en la ley entera y en todo el orden jurídico8. Y resulta
hartamente arbitrario que una ley que protege el “bien
de familia” discrimine según se trate de aquéllas surgidas
de matrimonios o de las nacidas de uniones de hecho.
Por ello consideramos que una interpretación fina-
lista de la normativa9 tendría, necesariamente, que lle-
varnos a la conclusión de que los hijos nacidos de una
unión no matrimonial cuando sus padres son condó-
minos también están incluidos en la protección y, por
ende, encomiamos lo sentenciado por la sala H.
Voces: Bien de Familia – Concubinato – Familia
6
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario,
sala I, 13/10/1997, “Q., A. R. A. y otra”, LL Litoral, 1998-I-552.
7
El voto de la Dra. Cortés Olmedo de Vicens (en “Juez de
Quinteros, René E., quiebra”, Cámara de Apelaciones en lo Civil,
Comercial, del Trabajo y de Familia de Villa Dolores; 08/10/1998,
1999­D-741) parece también concordar en la idea de que en los su-
puestos de copropiedad de los concubinos se admite la solicitud de
afectación del bien de familia cuando tengan descendientes comu-
nes incapaces.
8
Von Tuhr, Andreas, Derecho Civil. Teoría general del derecho
civil alemán, vol. I (trad. Ravà), Buenos Aires, Depalma, 1946.
9
Máxime, tomando en consideración al principio de no dis-
criminación en razón de nacimiento que asegura igual protección
legal a las personas, receptado por diversos instrumentos interna-
cionales (Ver Grosman, Cecilia – Martínez Alcorta, Irene, Familias
ensambladas: nuevas uniones después del divorcio, Buenos Aires, Ed.
Universidad, 2000).
CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 19
 MEDIDAS
CAUTELARES
JURISPRUDENCIA
PATRIMONIALES DE LA SEPARACIÓN O EL DIVORCIO
Tribunal: CNCiv., sala B, 8-4-10, “D. R. D. P. c. G. Z. P. s/medidas”
I. El caso
Luego de la tramitación de un proceso por Violencia
Familiar, la esposa solicita la traba de medidas cautelares
patrimoniales contra su cónyuge. El a quo, fundado en
lo dispuesto en los arts. 233 y 1295 del cód. civil, hace
lugar inaudita pars al embargo de bienes inmuebles de
titularidad del demandado y dispone la prohibición de
celebrar cualquier contrato respecto del inmueble ho-
gar conyugal, pero rechaza lo peticionado por la esposa
respecto a la intimación a su cónyuge para que presente
una nómina de sus bienes, por considerar que ésta no
constituye una medida cautelar. A su vez, intima a la
incidentista a promover la demanda de separación per-
sonal o divorcio dentro de los 30 días de notificada la
providencia, bajo apercibimiento de ordenar el levan-
tamiento de las medidas decretadas. La esposa apela y
eleva sus quejas tanto respecto del rechazo de la medida
solicitada como en cuanto al emplazamiento a promo-
ver la separación personal o el divorcio; funda su primer
cuestionamiento en el art. 233 del cód. civil, art. 26 de la
ley 26.485 de Protección integral para prevenir, sancio-
nar y erradicar la violencia contra las mujeres, y art. 34,
inc. 4º del Código Procesal Civil de la Nación. El Tribu-
nal de alzada hace lugar a las quejas de la incidentista
y revoca parcialmente la resolución. En consecuencia,
dispone que en la instancia de grado se ordene intimar
al esposo a la presentación de la nómina de los bienes
de los que es titular bajo apercibimiento de adoptar las
medidas precautorias correspondientes, y deja sin efecto
la intimación a la actora para la promoción de la acción
matrimonial.
Dos son las cuestiones interesantes para su comenta-
rio, que analizaremos en forma separada considerando
los argumentos sostenidos por el sentenciante y nuestro
aporte personal.
II. Medidas cautelares patrimoniales admitidas
entre cónyuges en el marco del proceso
de separación personal o divorcio
El Tribunal admite la precedencia de la medida re-
chazada por el juez de Primera Instancia, por estar com-
20 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA
LA PROTECCIÓN A LAS PUERTAS
por María Magdalena Galli Fiant
prendida entre las previstas por el Código Civil para la
protección del derecho en expectativa de cada cónyuge
a la mitad de los bienes gananciales, con fundamento
en las mismas normas invocadas por el a quo. Señala
que se trata de una medida que tiende a la individuali-
zación de bienes insusceptible de generar perjuicio, a la
vez que resulta útil para conocer la realidad patrimonial
y evaluar la conveniencia de otras medidas. Asimismo
destaca que está en juego la buena fe con que se debe li-
tigar y apunta a otorgar funcionalidad y sentido práctico
al trámite judicial.
Las medidas precautorias patrimoniales en el marco
de la separación personal y el divorcio encuentran su
justificación en la confluencia de dos pautas legales: la
estructura y funcionamiento del régimen patrimonial
matrimonial de comunidad, por una parte, y el efecto
disolutorio de aquellas sentencias sobre dicho régimen,
por la otra. En efecto, los juicios de separación perso-
nal y divorcio vincular nos coloca a las puertas de la
extinción del régimen y consiguiente actualización del
derecho de cada uno de los cónyuges a participar de los
bienes gananciales, aunque durante su tramitación las
reglas de gestión de los bienes no se alteran. Esta situa-
ción justifica que cualquiera de los esposos tenga interés
en que se dispongan las medidas necesarias para garan-
tizar la futura partición íntegra e igualitaria de los bienes
con destino común.
La extensión de las medidas cautelares que se traben
en los juicios de divorcio y separación personal estará
condicionada por la finalidad perseguida: garantizar la
integridad del patrimonio de los cónyuges frente a las
facultades de administración que conserva cada uno. El
objetivo será evitar la realización de actos en perjuicio
del cónyuge peticionante, y salvaguardar la integridad
de su patrimonio, para la recuperación de sus bienes
propios, su cuota en los gananciales o la percepción de
lo que le corresponde como recompensa. El límite estará
marcado por el perjuicio a los derechos del titular o a
los intereses comunes sin beneficio para el solicitante;
por eso deben ser dispuestas con prudencia y en modo
tal que no signifiquen una extorsión o imposibiliten el
normal desenvolvimiento de la parte afectada por ellas.
No deben ocasionar daños inútiles al destinatario, de-
biendo evitarse el ejercicio abusivo de la facultad que la
ley confiere, sin ir más allá de lo necesario para proveer
a la cautela pertinente.
En cuanto a las medidas en particular, las previstas
por el art. 233 del cód. civil pueden agruparse en dos
grandes categorías: medidas que afectan la administra-
ción y/o disposición de los bienes, y medidas de indivi-
dualización de bienes y derechos de titularidad de los
esposos. No existe una nómina legal taxativa, de allí que
el juez pueda despachar a petición de parte todas aque-
llas que resulten idóneas según la finalidad perseguida.
Esa amplitud y generalidad dejan un vasto margen de
apreciación, tanto al momento de juzgar su procedencia
como respecto a las modalidades de su traba. Las medi-
das pueden escalonarse en el tiempo –antes o durante el
proceso de separación personal o divorcio– y en cuanto
a su intensidad; esto se aprecia claramente en las medi-
das de individualización de bienes, que pueden limitarse
a cumplir la función de hacer cierta la integración del
patrimonio de los esposos o funcionar como previas a
las cautelares de la primera categoría.
Retornando al caso de autos, cabe destacar que a
pesar de la amplitud del art. 233 del cód. civil, el a quo
rechazó el despacho de una medida claramente com-
prendida en su fórmula, y ello impone una reflexión. A
diferencia de lo que sucede en el campo de la protección
de derechos creditorios particulares, el cónyuge que
solicita una medida de esta naturaleza no pretende ga-
rantizar el cobro de un crédito singular sobre algún bien
de su deudor, sino hacer efectiva su participación en la
totalidad de los bienes gananciales; por eso, contar con
información certera acerca de los bienes existentes en el
patrimonio de los esposos resulta una medida más que
atinada para cumplir esa finalidad de protección. Cau-
telar no se limita a inmovilizar registralmente determi-
nados bienes. Cautelar también es prevenir y proteger.
Por eso, conocer cuáles son los bienes comprometidos
en la futura partición será el presupuesto necesario para
la salvaguarda de los derechos del cónyuge peticionante
a través de otras medidas específicas, como la prohibi-
ción de innovar, el secuestro, la cautelar innovativa, en-
tre otras, según corresponda a la naturaleza de los bienes
en cuestión y la complejidad de la gestión económica del
cónyuge titular. El a quo no lo comprendió de este modo
y dispuso otras medidas mucho más gravosas para el
demandado –como la prohibición de contratar sobre el
inmueble hogar conyugal– mientras desestimaba esta
medida de suma pertinencia para la protección de los
derechos en juego. El Tribunal de alzada logró enderezar
la intervención judicial en orden a una tutela efectiva.
III. Medidas cautelares previas a la demanda
y su caducidad
El fallo de Cámara revoca la intimación a la actora
para promover la acción de separación personal o di-
vorcio dentro de los treinta días de la notificación de la
providencia, que el a quo le había impuesto bajo aper-
cibimiento de ordenar el levantamiento de las medidas
dispuestas. Para fundar su decisión señala que una in-
terpretación funcional de los preceptos jurídicos exige
apartarse de lo dispuesto por el art. 207 del cód. pro-
cesal civil y comercial de la Nación en cuanto establece
la “caducidad de pleno derecho” de las cautelares si no
se interpone la demanda en los plazos que allí se indi-
can, porque dicha solución sólo se aplica en el marco
del cumplimiento de una obligación exigible, diferente
JURISPRUDENCIA
de la protección del patrimonio ganancial que pretende
el cónyuge que reclama las cautelas. El Tribunal entien-
de que la imposición de una inmediata promoción del
juicio contradictorio conlleva daños severos al núcleo
familiar, pues confía en que la intervención judicial en
esta instancia previa puede generar una tregua en el
conflicto entre las partes, lo que se vería frustrado por la
demanda forzada. Deja abierta la posibilidad futura de
que el juez intime a la promoción de la demanda cuando
se demuestre la inconveniencia de mantener indefinida-
mente las medidas trabadas, si devienen injustificadas u
ocasionan perjuicios inútiles.
Consideramos que la providencia impugnada no
admitió la caducidad de pleno derecho de las cautela-
res dispuestas, sino que se atuvo al consolidado criterio
doctrinario y jurisprudencial referido a la conveniencia
de establecer judicialmente un plazo prudencial para
la promoción de la demanda. Con todo respeto al hu-
manizado criterio que expone el Tribunal, no parece
verosímil que la traba de cautelares que coartan la ges-
tión patrimonial del demandado pueda ser la puerta de
un espacio de diálogo. Antes bien habrá que velar por
el ejercicio regular de esta prerrogativa reconocida a la
cónyuge actora, que sólo cuenta con la facultad de res-
tringir la gestión de bienes de su cónyuge más allá del
régimen de los arts. 1276 y 1277 del cód. civil, si lo hace
en el marco de un proceso judicial orientado a la disolu-
ción del régimen de comunidad (arts. 1295 y 233, cód.
civil). Las normas legales vigentes permiten la traba de
medidas cautelares antes del proceso en casos de urgen-
cia, pero no fuera del proceso y mientras el régimen de
comunidad sigue vigente.
Las medidas cautelares durante la vigencia del régi-
men de bienes fueron previstas en el Proyecto de Códi-
go Civil de 1998 dentro del estatuto legal primario im-
puesto a los cónyuges en sus relaciones patrimoniales,
cualquiera sea el régimen por el que opten –comuni-
dad o separación de bienes–. Así, el art. 454 del Pro-
yecto, bajo el nombre “Medidas Cautelares” establece
lo siguiente: “Si uno de los cónyuges pone en peligro los
intereses de la familia por grave incumplimiento de sus
deberes, el otro puede solicitar medidas cautelares ur-
gentes para proteger esos intereses, en especial la prohi-
bición de enajenar bienes de cualquier clase y la de des-
plazar cosas muebles que no sean las de su uso personal.
Los actos otorgados en violación a esa prohibición con
terceros de mala fe o, respecto de los bienes registrables,
después de su registración, son ineficaces a demanda del
otro cónyuge presentada dentro del plazo de caducidad
de un (1) año de haber tenido conocimiento del acto o
de su registro". El artículo tiene su fuente inmediata
en el Proyecto de la Comisión designada por el de-
creto 468/92, art. 512 que, a su vez, reconoce como
fuente al Código Francés (Reforma de 196). Significa
la consagración expresa del derecho a solicitar medidas
cautelares durante la vigencia del matrimonio y sin estar
supeditadas al ejercicio de otras acciones, como la de di-
CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 21
 vorcio, separación judicial de los cónyuges o separación
de bienes. Dada su aplicación cualquiera sea el régimen
patrimonial elegido por los esposos, la finalidad de las
medidas excede la protección del eventual derecho a
los gananciales, y se orientan a impedir que uno de los
JURISPRUDENCIA
destino común. A su vez, la prudencia del magistrado
deberá ser directamente proporcional a la gravedad de
las restricciones que la medida imponga a los pode-
res de administración o disposición del cónyuge que
debe soportarlas. La tutela efectiva de los intereses en

cónyuges ponga en peligro los intereses de la familia
por incumplimiento de sus deberes de contribución,
responsabilidad por deudas y protección del hogar con-
yugal, entre otros. Normas como ésta aportan agilidad y
fluidez para la prevención o resolución de conflictos pa-
trimoniales suscitados entre los cónyuges, en protección
de sus intereses y los de sus hijos. Abre la posibilidad de
intervenciones judiciales eficaces.
En resumen, y en el contexto del Derecho vigente,
compartimos la solución del juez de primera instancia
en cuanto a la facultad judicial de establecer un plazo
para la promoción de la demanda cuando se han despa-
chado medidas cautelares previas, sin perjuicio de que
en cada caso se pueda apreciar la conveniencia de fijar
un tiempo mayor pero no indefinido.
IV. Palabras finales
La procedencia de una providencia cautelar patri-
monial previa no puede ser evaluada fuera de su con-
texto. La mayor complejidad de la actividad económi-
ca del demandado, en general, representará un más
alto riesgo para la integridad de la masa de bienes con
juego impone garantizar los derechos del solicitante,
sin constituirse en herramienta de coacción o presión
hacia el otro cónyuge.
Para leer más
Azpiri, Jorge O., Juicio de divorcio vincular y separación personal, Ham-
murabi, 2005, pág. 324 y sigs.
Kielmanovich, Jorge, Medidas cautelares, Rubinzal-Culzoni, 1999, pág.
135 y sigs.
Galli Fiant, María Magdalena, Medidas cautelares en procesos de fa-
milia, Tratado de las Medidas Cautelares, tomo 5, Panamericana,
2005.
Fallos: CNCiv., sala C, 18-6-02, “Fossa, Beatriz A. E. c. Sánchez Ber-
bel, Ostasio A.”, LL, 2003-A-658; CNCiv., sala I, 7-11-00, “B., M. Á. c.
T. de B., E. E.”, JA, 2001-III-519; CNCiv., sala G, 3-7-00, “F. de M., M.
N. c. M., M.”, LL, 2001-B-110; DJ, 2001-2-53, entre otros.
voces: medidas precautorias – divorcio – sociedad
conyugal – familia

FICHA Bibliográfica
La protección del interés familiar
en el régimen patrimonial del matrimonio
Julio César Capparelli
EDUCA, 2010

El libro trata sobre los aspectos que mayor trascendencia tienen para la familia en el régimen
de bienes del matrimonio, profundizando sobre la incidencia del bien común y su armonización
con el bien de las personas que integran el grupo familiar. Julio César Capparelli es abogado
graduado de la Universidad Católica Argentina, licenciado en Teología por la Pontificia Univer-
sidad Gregoriana de Roma y doctor en Ciencias Jurídicas por la UCA. Autor de un libro sobre
el matrimonio en derecho canónico, ha escrito alrededor de medio centenar de artículos de la
doctrina y comentarios a fallos publicados en revistas especializadas.

Casos de derecho sucesorio

Gabriel G. Rolleri y Osvaldo F. Pitrau
Abeledo Perrot, 2010.

En este libro se plantean 130 casos de derecho sucesorio. Los casos se basan en fallos pu-
blicados y quien adquiere el libro tiene acceso online a los fallos citados en el libro a través de
la editorial. La temática abarca todos los temas de un programa de enseñanza de sucesiones
y se presenta como una herramienta pedagógica interesante para estudiantes y docentes que
trabajan con casos prácticos.

22 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA

 NIÑEZ
DERECHO DE LOS NIÑOS

JURISPRUDENCIA
A SER OÍDOS
por Celia Fernández Ramallo

Tribunal: CNCiv., Sala K, Noviembre 1, 2009, Expte. 75286/2006, “D., M. G. y otros c.

P., R. W. s/autorización”.
Hechos: El demandado solicita se escuche al niño y el juez supedita la audición a la
petición del niño.

Fallo
La Cámara revoca señalando que “los arts. 3, 24, y 27 de la ley 26.061,
y 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño, imponen como de-
recho y garantía inherente a un menor, entre otros , a la posibilidad de
ser oído por autoridad competente cada vez que así lo solicite”. Ver texto
completo del fallo en http://familia.elderecho.com.ar

Nota Es así que el fallo de la sala K de la Cámara Nacio-

Me piden comentar un fallo sobre el “derecho de los
niños a ser oídos”. Si bien es un derecho que no cues-
tiono ni se cuestiona, la realidad judicial de nuestro
país en la que los niños, en general, son “oídos”, me
lleva a hacer alguna reflexión, y sí me cuestiona so-
bre el modo como se deberá ejercer ese derecho.
Es mucho lo que se ha avanzado, tanto en el país
como en el resto de la comunidad internacional, so-
bre la importancia del derecho del niño a ser oído.
En este sentido, el Comité de los Derechos del Niño
de las Naciones Unidas emitió un documento el 29
de septiembre de 20061, donde da una serie de Reco-
mendaciones que ensambla en forma perfecta con el
conjunto de Tratados incorporados a nuestra Cons-
titución en virtud del art. 75, inc. 22, y de las leyes
dictadas sobre el tema, en especial la ley 26.061.
1
Committee on the Rights of the Child / Forty-third Session -
11-29 September 2006. Day of General Discussion on the Right of
the Child to be heard.
nal de Apelaciones en lo Civil “encargado” falla en el
sentido de hacer lugar a la audiencia pedida por la
accionada para escuchar a los niños en una contien-
da judicial entre los padres por una autorización.
I. El niño no debe dejar de ser niño
El derecho a ser oído es un derecho prioritario de
los niños y un deber de los adultos, quienes deben
escuchar al niño para saber qué le pasa realmente, y
así poder ayudarlo.
Pero acá me detengo, pues si bien el ser escucha-
dos es un derecho de los niños, es un deber insosla-
yable de los juzgados escucharlos desde su lugar de
niños; porque si no, difícilmente se cumpla con el
objetivo que se busca, cual es el que éste pueda ex-
presarse libremente y, por lo tanto, permitir al juez
apreciar lo que el niño realmente piensa, quiere, le
pasa y necesita. El niño no puede ser llevado al ám-
bito judicial para ser escuchado como un “litigante”

CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 23

 más, sino que, por el contrario, debe ser escuchado útil para resolver el litigio por el cual el niño ejercitó
en su voz y rol de niño. Nunca se debe olvidar que su derecho a ser oído. Si esto no se hiciera, se estaría
el niño, a diferencia de sus padres, es una ‘víctima violando en forma flagrante el derecho ejercido, pues
inocente”, y es por ello que deberá ser oído para no el niño manifiesta lo que le pasa en forma totalmente
JURISPRUDENCIA
sufrir mayores consecuencias que las que el solo li- simbólica, que si no es “leído” por quien está entrena-
tigio le infringe. do para ello, de nada servirá. Sólo a modo de ejemplo,
un niño de 6 o 7 años que dibuja un monstruo con ga-
rras y pezuñas, no es un niño que ve mucha televisión,
II. Dónde se debe escuchar al niño o tiene una habilidad natural para dibujar, sino que es
un niño que está muy enojado, y es a través de otros
Es así que sólo me imagino que estas “audiencias” elementos que seguramente aportará su “testimonio”,
se lleven a cabo dentro de un ámbito interdisciplina- que podrá escucharse la razón de su enojo y el origen.
Lo otro es totalmente irrelevante a los fines de saber lo
rio, donde quizás deban hacerse en lugares neutrales,
que el niño quiere decir.
distintos de los juzgados; quizás deberán armarse sa-
Si los testimonios se leen bien, serán un gran aporte
las especiales para ese fin, o en los colegios o escuelas a
para proteger y ayudar a ese niño que ha ejercido su
los cuales el niño concurre, o en centros asistenciales,
derecho a ser oído; de lo contrario, mejor es no some-
en los cuales personas capacitadas y entrenadas para
terlo al “interrogatorio”.
“interrogarlos” –a través de juegos, dibujos, cuentos y
cuantos otros métodos acordes con la edad del niño
llevado a juicio existan– ayuden a que el niño pueda
sacar a la luz lo que está experimentando y viviendo
V. Desafío para el futuro
para así poder resolver la controversia a favor de lo
Creo que ésta es la gran tarea y desafío que aguarda
que mejor le conviene, sin que se lo dañe. Si bien es
a los jueces de familia en los próximos años. El “apa-
una tarea difícil para llevar a cabo, sobre todo por la
rato normativo” existe y es bastante bueno, ahora hay
infraestructura actual de los tribunales de nuestro país,
que buscar el mejor método para que este derecho se
aprovechando las recomendaciones antes citadas, y lo
ejerza de la mejor manera para alcanzar el fin por el
establecido en los tratados y la ley 26.061, parecería un
cual dicho derecho existe; pues si no, es muy probable
buen momento para empezar a implementar políticas
que no sólo no se escuche al niño realmente, sino que
en este sentido.
el fin que se persigue se pierda y en vez de ayudarlo
se lo dañe.
Reitero que debemos tener en cuenta que estamos
III. Quién debe escuchar al niño ante situaciones donde el niño debe ser escuchado
porque hay adultos –sus padres o tutores– que no es-
Una figura sumamente importante en este tipo de
tán pudiendo relacionarse entre ellos o con los mis-
“audiencias”, me parece que es el psicólogo infantil,
mos niños y los están perjudicando, y el daño que se
pues a través de los medios que su formación le brin-
le puede causar, aun sin quererlo, puede llegar a ser
da, podrá, de la forma más natural e inocua, lograr ob-
irremediable. No es éste el artículo para extenderme
tener el testimonio del niño sin que éste siquiera se dé
sobre el tema, pero un niño que crece mal deviene en
cuenta de su aporte para el litigio. Por eso, reitero, no
un adulto con graves deficiencias. Hay un poema de
parece sano que las “audiencias” en las cuales el niño
Dorothy Law Nolte2 que lo expresa muy bien: “Los
va a ser escuchado, se realicen en los mismos tribuna-
niños aprenden lo que viven...”, y un niño que no es
les, ni aun mediante el empleo de “cámaras Gessell”
escuchado, no sabrá escuchar, con todo lo que esto
(que permiten mayor intimidad), pues necesariamen-
implica.
te son métodos que intimidan a un menor, desde que
Si consideramos que un niño bien formado, que se
es un espacio contaminado con papeles, adultos y un
siente protegido, cuidado y seguro, va a devenir en un
barullo que no es el que necesita un niño para abrirse
adulto de bien, libre y responsable, toda política que
y manifestar sus intereses. Por eso, insisto, me parece
se desarrolle en este sentido, con un verdadero criterio
que dichos encuentros deberían hacerse en otros ám-
interdisciplinario, serio, exigente y profesional, contri-
bitos, con personas capacitadas para llevarlos adelante
buirá en forma segura a la formación de ciudadanos
y, como decía antes, desde una metodología acorde a
adultos y responsables.
la edad de cada niño a ser escuchado.

IV. Valor del testimonio del niño Voces: menores – proceso – derechos humanos –
tratados y convenios
Teniendo en cuenta lo manifestado en los puntos
anteriores, una vez escuchado el testimonio del niño,
el profesional a cargo de la tarea debería –necesaria-
mente– descifrar el mensaje del niño para que sea www.instituteforsafefamilies.org.
2

24 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA

 VIOLENCIA
MUEBLES Y EXCLUSIÓN FAMILIAR

JURISPRUDENCIA
DE HOGAR
por Ezequiel Caride

Tribunal: CNCiv., sala H, 24-09-09, B. S. L. c. L. J. L. s/denuncia por violencia familiar.

FAMILIA: violencia familiar: objetivos de la normativa. Restitución de bienes.
Hechos: Un concubino denunciado en un proceso de violencia familiar, que había sido
excluido de la vivienda donde convivía con su pareja, reclamó el cese de la medida ase-
gurativa ordenada, invocando la simulación de la compra, por parte de la conviviente,
por el modo en que se realizaron los aportes para integrar su precio, también relativizó
las motivaciones de la mujer para formular la denuncia, y solicitó la restitución de bie-
nes muebles de su propiedad, entre los que se destaca, una importante suma de dinero
y una carpeta con documentación relevante.
El juzgado de grado consideró que las peticiones del denunciado en cuanto al levanta-
miento de la medida de exclusión dispuesta y la supuesta simulación de la compra del
inmueble por la conviviente, excedían el objeto procesal del trámite sobre violencia fami-
liar y ordenó el desglose de la presentación, y desestimó las intimaciones requeridas a
restituir la suma de dinero y la carpeta, y admitió lo requerido respecto de la restitución
de ciertos bienes personales del accionado.
La Cámara de Apelaciones desestimó el pedido de levantar la exclusión del hogar,
y confirmó parcialmente lo resuelto en primera instancia, en cuanto a la petición de
restitución de bienes, ordenando que, salvo acuerdo de partes en diferente sentido,
se libre mandamiento en el cual el Oficial de Justicia con las facultades que emanan
del art. 214 del CPCCN se constituirá en el domicilio de la conviviente, y procederá a
supervisar e inventariar el retiro de los bienes existentes que le sean denunciados por
el demandado como de su propiedad exclusiva, y en cuanto a los bienes existentes cuya
titularidad sea controvertida por la actora el accionado deberá abstenerse de retirarlos,
debiendo el Oficial de Justicia también inventariarlos.

FALLO
1. A lo que apunta la normativa dictada en materia de violencia do-
méstica es, más bien, a constituir una herramienta de naturaleza cautelar
que otorga al juez la potestad de adoptar medidas de índole variada con
la finalidad de lograr un eficaz e inmediato cese a la situación de crisis
aguda provocada como consecuencia de vínculos familiares en los que
impera el maltrato físico y/o psíquico. La norma autoriza al magistrado
a instrumentar, dentro del marco cautelar en el que debe evaluarse la ve-
rosimilitud del planteo y el peligro en la demora, los medios conducentes
que pongan fin al estado crítico para de esa forma restablecer (en lo po-
sible), sea total o parcialmente, el orden y estabilidad que permite el des-
envolvimiento de una cotidianidad exenta de los factores funestamente
perturbadores que la violencia, en sus diversas formas, engendra.

CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 25

 2. Ya se ponderó al expedirse el tribunal acerca de los presuntos
dólares y “carpeta roja” anteriormente aludidos, que no existen in-
dicadores precisos que permitan formular un detalle de todos los
eventuales bienes del demandado que habrían quedado en la vivien-
JURISPRUDENCIA
da de la que fue excluido. En definitiva, nos hallamos ante la palabra
de uno contra la del otro. En ese marco, todo lo que no pueda resol-
verse con un criterio de sensatez, sentido común y mutuo recono-
cimiento (si es que algo de eso todavía queda en las partes), deberá
ser elucidado a través de un proceso de mayor debate que permita
probar la existencia y destino de los eventuales bienes cuyos datos
se denuncien y que no se encuentren en la vivienda. Ver texto com-
pleto del fallo en http://familia.elderecho.com.ar

NOTA inaudita parte, un doble control judicial posterior de

Una cuestión incidental dentro del fallo de Alza-
da nos permite tratar un tema complejo en materia
procesal, como es la exigencia constitucional de la
doble instancia en el proceso civil.
La Cámara, valorando que la anterior instancia
no había tratado una cuestión planteada oportuna-
mente por el demandado, tendiente a obtener su res-
titución al hogar en el que convivía con la actora con
anterioridad (i.e. incongruencia por defecto), resol-
vió tratar directamente la controversia aunque no se
había pronunciado el juez de primera instancia.
Existen varias situaciones en que la jurispruden-
cia ha justificado apartarse del recaudo de la garan-
tía de la doble instancia, permitiendo a la instancia
revisora tratar temas omitidos en la resolución de
la primera instancia, como por ejemplo cuando el
tribunal superior decide cuestiones involucradas en
la demanda que no habían sido objeto de examen
en primera instancia porque se había hecho lugar a
una defensa previa –v.gr. prescripción liberatoria–,
o en el caso de la apelación adhesiva de todas las
defensas planteadas por la parte vencedora en la
sentencia de grado, que no puede apelar por carecer
de agravios (cfme. CNCiv., en pleno, “Gaggero de
Simonetti”, LL, 79-492; CSJN, Fallos: 193:408, “Pa-
rry” y 256:434, “Moreira”; SCBA, Ac. 81.421, “To-
losa”; 70.060, “Boileau” y C. 98.059, “Passadore de
Mónaco”).
Sin perjuicio que, en general, se ha considerado
que no se afecta el debido proceso legal por la falta
de doble instancia en los procesos del derecho co-
mún (CSJN, Fallos: 323:2357, “Mallmann”), las ca-
racterísticas peculiares del régimen de las medidas
cautelares civiles, como ser, que se dictan sin sustan-
ciación y que pueden ser revisadas tanto por la ins-
tancia de grado como por la de apelación (cfme. art.
198, CPCCN), traen como consecuencia ineludible,
la conveniencia de asumir una posición equilibrada,
que otorgue al damnificado por la medida ordenada
la cautelar dispuesta (CSJN, Fallos: 318:1711, “The
Coca Cola Company y otros”).
Es interesante lo analizado precedentemente, a
fin de evaluar la posible impugnación constitucional
que se puede realizar a la privación de doble instan-
cia que se produzca en un proceso de violencia fami-
liar, teniendo en cuenta que las leyes que la regulan,
están estructuradas de una forma en el ordenamien-
to jurídico vigente, que le otorgan al procedimiento
una naturaleza eminentemente cautelar (cfme. arts.
1º y 4º, ley 24.417).
Sumado a ello, si se encuentran niños en la fami-
lia que padece la problemática de violencia entre sus
miembros, se reafirmaría la necesidad de la doble
instancia judicial en los mencionados juicios cau-
telares, por las previsiones establecidas en la regla-
mentación aplicable en materia de menores (cfme.
art. 27, ley 26.061).
Para leer más
Rufino, Marco A., Violencia familiar - Jurisprudencia agrupada, DJ,
2006-2-983; Barone, Daniel, Las falsas denuncias en la violencia
familiar, ED 224-954; Basset, Ursula, Tres supuestos de violencia
familiar que merecen recepción jurisprudencial. Violencia econó-
mica, retractación del cónyuge ausente y falsa denuncia de abuso
sexual, ED 208-769; Cárdenas, Eduardo J., Violencia familiar. Para
un mejor uso de una buena ley, LL diario del 9-5-08, pág. 1; Basset,
Ursula C., Indeterminación de los sujetos activos y pasivos en las
leyes de violencia familiar latinoamericanas, LL diario del 30-3-09,
pág. 5; Rojas, Ramiro, Las medidas cautelares en los procesos de
violencia familiar. El abuso de la jurisdicción, elDial.com suplemento
de derecho procesal del 23-3-09.
Voces: Familia – concubinato – medidas precautorias

26 CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA

 JURISPRUDENCIA ONLINE
JURISPRUDENCIA ONLINE

COMUNICACIONES
Alimentos: cuota alimentaria; prueba; solicitud de reducción; improcedencia.
CApel.CC Concordia, Sala II, 26/02/2010. - A., M. A. Y D., G. E. s/DIVORCIO VINCULAR POR PRESENTACION
CONJUNTA S/ INCIDENTE DE REDUCCION CUOTA ALIMENTARIA
No es necesario demostrar la falta de medios para alimentarse o la imposibilidad, de los
hijos, de adquirirlos o que se incrementen en la medida de su mayor edad, además de ser un he-
cho público y notorio el aumento de costo de vida. Para solicitar la reducción de cuota alimen-
taria, que es fruto de un convenio, se debe demostrar que los ingresos del alimentante operaron
desde entonces en una merma con relación a los que contaba antes del acuerdo, aspecto que no
ha sido acreditado. Más aún si se tiene en cuenta que se pretende su modificación transcurridos
pocos meses desde su celebración, circunstancia que pone de manifiesto que se tenía cabal co-
nocimiento de cuál era su situación económica en aquella oportunidad.

Daño Moral: Divorcio: requisitos; configuración.

Juzgado de Familia Nº 3 de Rawson, 26/02/2009. - G., M. D. c. P., A. N. s/divorcio vincular
Luego de considerar culpables del divorcio a ambos cónyuges se les atribuye recíprocamente
una indemnización por daño moral a cada uno de ellos.

Divorcio: abandono voluntario y malicioso; maltrato psicológico; prueba.

CNCiv., Sala G, 28/06/2010. - M, A. M. c. C. E. L. s/DIVORCIO
Al cónyuge que funda su pretensión en el abandono del otro le incumbe probar el hecho
material del alejamiento. Gravita sobre la esposa que se retiró, la alegación y prueba de las ra-
zones que legitimaron su decisión. Así, la permanente “custodia e inquisición” configurativa de
la “celopatía”, es razón suficiente que enerva la existencia de la mentada causal.

Filiación: Prueba Biológica: valor probatorio; negativa de someterse del presunto

padre; efectos; derecho de identidad de las personas. Cosa Juzgada: Inmutabilidad:
Excepciones; derecho a la identidad; avances científicos. Derechos Humanos: Derecho
a la Identidad: carácter; efectos.
CApel.CC Concordia, Sala II, 19/05/2010. - CALDERARA, RAMON BERNABE c. AMARILLO, LUCIO s/FILIACION
En un pronunciamiento anterior se había desestimado la reclamación de paternidad frente a
la negativa del demandado a someterse a las pruebas biológicas. Iniciado un nuevo reclamo en
el mismo sentido se rechazó la excepción de cosa juzgada con fundamento en la mayor jerar-
quía que tiene el derecho a la identidad por sobre la cosa juzgada.

Menores: Declaración de responsabilidad penal: restricción de derechos; ley 22.278;

medidas de seguridad; pena; efectos; derechos del niño; revisión judicial; inequidad;
situación desventajosa del menor frente al adulto.
CS, 15/06/2010. - G., J. L. s/causa n° 2182/06
En este fallo la Corte Suprema modifica su jurisprudencia sobre la apelabilidad de las sen-
tencias que declaran penalmente responsable a un menor de edad aun cuando se imponga una
medida de seguridad y se difiera la decisión sobre la aplicación de la pena para luego de alcan-
zada la mayoría de edad.

CUADERNO JURÍDICO DE FAMILIA 27

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DOCTRINA ONLINE

Nuestros suscriptores pueden encontrar en nuestro sitio de internet http://familia.el-

derecho.com.ar los siguientes artículos:

DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO

Igualdad varón-mujer: cuando Anna Karenina pateó el tablero

Por Legarre, Santiago.
ED, [238] - (09/08/2010, nro 12.561) [Publicado en 2010]

Comentario a un fallo de la Cámara Civil y Comercial de Salta que admitió el amparo pre-
sentado por una señora que quería ser chofer de colectivo y denunció discriminación de género,
acreditando que no existía ni una sola mujer que trabajara de chofer. Nuestros suscriptores
pueden acceder al fallo buscando esta nota.

DIVORCIO

Divorcio vincular por culpa concurrente y admisibilidad conjunta del daño moral
Por Álvarez, Osvaldo Onofre.
ED, [239] - (23/08/2010, nro 12.570) [Publicado en 2010]

Comentario a un fallo que otorgó indemnizaciones recíprocas por daño moral en un juicio
de divorcio en el cual ambos cónyuges fueron encontrados culpables del divorcio.

MEDIACIÓN

Breves comentarios a la ley 26.589 de mediación y conciliación

Por Christello, Fernando P..
EDSe, [238] - (30/07/2010, nro 12.555) [Publicado en 2010]

Análisis de la ley de mediación y conciliación vigente desde el 6 de agosto de 2010.

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