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VEINTITRÉS POEMAS EN SIETE ACTOS PARA COMPRENDER EL

MUNDO ACTUAL

I
La poesía visual no es, en apariencia, más que la superación de
determinados convencionalismos, una forma de diluir las palabras y las
imágenes en soportes que pertenecen a otros ámbitos del arte o, incluso, ajenos
a él. Nos muestra cómo se ha superado definitivamente esa manía de
descodificar y construir el mundo con la escritura o la plástica, cómo se han
superado esas barreras y cómo se ha creado un laberinto o un cruce de
caminos, donde la poesía visual o las publicaciones objetuales -y no objetuales-
se entremezclan con la finalidad de construir una especie de laboratorio, otra
opción donde quepa un arte crítico.

II
Los diferentes poemas que se muestran no son rehenes de esa apariencia,
son más bien el contenido en su estricto sentido. En esta liza, Juan Alcón en su
tesis doctoral sobre la poesía visual en el mundo mediático afirma que «no es
necesariamente una práctica literaria. Aunque en sus orígenes esté ligada a los
procesos de ‘lectura’ de textos literarios secuenciales… y el origen de su
teorización como práctica artística provenga de ámbitos literarios. La poesía
visual es más un cuestionamiento practico del ‘hacer’ de la poesía y el arte»
Todos plantean cómo llevar a la expresión terrenos como la tridimensionalidad
o la virtualidad para avanzar en el campo experimental. Vemos en estos
poemas cómo la imagen y su compresión sobrepasan aquella idea expresada en
el diálogo de Crátilo con Platón, seguidor de las ideas heraclitianas, cuando
pretendía establecer un nexo ilusorio entre la palabra y las «cosas» 1. Las
diferentes obras que se exhiben plantean, tal vez, volver a la desnudez de los
objetos, las letras o las imágenes para representar la concreción de un mundo
complejo y representar, asimismo con ello, lo que se quiere nombrar, como
ocurre en La letra chica o en La aparición. De ahí que la parte artística, aunque
pretenda ser más literaria que plástica, sea un pilar importante para poder
comprender lo que cada poeta visual nos quiere transmitir: «Los códigos no
lingüísticos no requieren de un idioma para ser capaces de transmitir el
mensaje. Para que estos sean útiles, tanto el emisor como el receptor de ellos
deben comprender sus significados, pero no tienen por qué saber leer ni
escribir. Ello se debe a que estos códigos, como no utilizan el lenguaje (no son ni
orales ni escritos) para percibirlos solo es necesario ver. La sociedad evoluciona,
incorpora métodos y estrategias en todas sus manifestaciones. Los emisores
siempre se han auxiliado de disciplinas, técnicas y materiales y los receptores en
más o menos tiempo han normalizado con su aptitud todas las prácticas
creativas que la humanidad ha proporcionado» 2.

III

1 CASSIRER, E., Filosofía de las Formas Simbólicas, México, 1971, p. 70.


2 PINEDA, V. «Cuestionario de Victoria Pineda. Antonio Gómez», en Experimenta II. Creaciones
(ed. y coord. de Raúl Díaz Rosales), núm. Extraordinario, marzo, 2014).

1
La exploración de la lengua y de la imagen, de la palabra y de los objetos
se nos presenta de manera muy ambigua al mostrarnos todas sus variantes y
sus posibilidades. Diario de una floro y Seducción son dos poemas que pueden
servirnos de apoyo para entender las relaciones del hombre con su mundo más
cercano, entre el pensamiento y la naturaleza. Sabemos que desde estas
prácticas artísticas y poéticas se nos permite participar directamente en las
cuestiones más espinosas del mundo contemporáneo, véase el Viaje de I o
Piedra, papel, tijeras, Campos de mina, Un día seré más rápido, Descomposed
dice, Los trámites amor o Libertad. Toda la sutileza que destilan sus lenguajes
hace posible abordar los aspectos más complejos del tiempo actual, como la
emigración, la marginación, la obsolescencia a la que estamos sometidos en
todos los momentos del día, la fragilidad de nuestras memorias, las relaciones
amorosas o la opresión. Pero también aluden a la discordancia en Lo que el
dinero…, Relación digital o Las dos Españas, a la desorientación de este
mundo tan conceptual en esa Imagen encriptada y en Hoja de afeitar, a las
modas pasajeras a las que ve sometido el arte en Parte de tu Historia, o a esa
falta de verdades que nos acosa de manera insistente en Mala testa.

IV

La frontera entre los textos y las imágenes se diluye con gran rapidez; la
«lectura» se disfraza con otros alfabetos, el collage se mezcla con los textos, los
objetos se ubican caprichosamente y los nexos entre las dos disciplinas,
literatura y arte, dialogan a menudo sin orden ni concierto, como se nos expone
en Silencio roto, en Vida o en Zyxwario. María do Carmo Veneroso, al hablar de
caligrafías y escrituras, presiente este avanzar como si no tuviera rumbo al
ofrecernos una realidad banal, sujeta al consumo desenfrenado 3. Sin embargo,
la unión de esos saberes es todo lo contrario: nos presenta este arte como las
antípodas de una sociedad consumista al afirmar que «se encuentran lejos de
las distribuciones masivas, del comercio a gran escala, y detrás de ellas no hay
nada que se parezca a una empresa, pues ni generan beneficios económicos ni
se acogen a ninguna norma industrial. Todo lo contrario, huyen de la
estandarización… [Estas obras] destilan todos los posibles conocimientos para
conseguir seducir nuestro lado caprichoso con resultados únicos y delicada
factura. Sin duda, el principal incentivo al crear es de naturaleza anímica pues
tras ellas se encuentra la voluntad de compartir valores, experiencias…» 4. En
este mismo sentido, la Biblioteca Nacional francesa, en noviembre de 2005,
planteó todas estas cuestiones en una jornada, señalando el papel a desarrollar
por los nuevos medios de comunicación en lo que ya se denomina escritura
multimedia. Y el poema Cortejo así nos lo demuestra.

3 FREITAS VENEROSO, M DO C., «Caligrafias e escrituras: diálogo e intertexto no processo


escritural nas artes no século xx», en Belo Horizonte, vol. 5, diciembre 2002.
4 MARTÍNEZ ROMERO, M., Discursos sin norma, Universidad de Castilla-La Mancha, 2008, s. p.

2
V

En esta nueva escritura también debemos englobar términos como


lectura interactiva, hipertexto, poesía gráfica, poesía digital, y, en consecuencia,
a poetas, a artistas plásticos, a críticos e investigadores. A todos ellos se les
puede calificar como poetas visuales. Todos, desde su perspectiva, hacen su
propia reflexión a sabiendas de correr el riesgo de caer en una dispersión al
utilizar los objetos como extensiones de la poesía, pero también como elementos
propios de las artes plásticas y, para algunos, muy alejados del campo literario.
Y no es así. Hoy las artes plásticas engloban, sin que quepa alguna duda, la
poesía experimental, incluyéndose todas sus aproximaciones. Y éstas, a su vez,
abarcan un sinfín de experiencias. Pero del mismo modo es cierto que, desde un
punto de vista sociológico, los medios de comunicación, el mercado del arte y la
globalización llevan aparejado un desgaste exacerbado de los códigos, a veces
paradójico con los principios que rigen el conocimiento y la información. He
aquí la cuestión fundamental a la hora de afrontar de algún modo la relación,
muy estrecha en ocasiones, entre el ámbito más experimental – como es la
poesía- y las artes plásticas. La respuesta la dieron los conceptuales al borrar las
fronteras entre el arte y la vida para enfrentarse a la artificialidad y
mediatización.

VI

El fin que se persigue no es otro que desvelarnos una época, unos hechos
concretos o unas ideologías (en este mundo sin apenas ideologías) a través de
episodios que nos aproximan la realidad al pensamiento. Para ello se precisa
una nueva gramática de la representación, planteada ya con ahínco en las
vanguardias históricas, para hacer legible el mundo contemporáneo, para
mostrarnos los diferentes problemas en los que nos hallamos sumidos. Una
gramática polisémica –con palabras, imágenes, gestos o música- con rasgos de
rebeldía, a veces críptica y a veces irónica, y otras veces placentera o
inquietante.

VII

Y ello requiere un nuevo tratamiento. Como bien señala Alberto Flores,


citando a James Fowler, estamos ante un reto que necesita la simplicidad y la
actitud, como queda demostrado en Dolor crónico, para configurar la esencia
de un arte verdaderamente experimental que tiene algo de underground y algo
de amateur 5. Pero los veintitrés pomas son, ciertamente, obras de artes en sí
mismos, obras conceptuales con mensajes reconocibles que suscitan preguntas
con respuestas y tienen una dimensión colectiva bien clara: actualizar el
pensamiento del hombre contemporáneo que poco a poco se va desdibujando.

Javier Cano Ramos

5 FLORES GALÁN, A., «Estrategias múltiples. Ética DIY y los fluxkits conservados en el Archivo
Happening Vostell», en Archivos y fondos documentales para el arte contemporáneo, Consejería de
Cultura y Turismo-universidad de Extremadura, Cáceres, 2009, p. 161.

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