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Cuando freud aplicaba el tratamiento psicoanalitico en un pasiente neurótico

en esa primera platica les decía a sus pacientes;


Ahora bien, cuando tomamos a un neurótico bajo tratamiento psicoanalítico
procedemos de otro modo. Le exponemos las dificultades del método, su
prolongada duración, los esfuerzos y los sacrificios que cuesta y, en lo tocante al
resultado, le decimos, nada podemos asegurarle: eso depende de su conducta, de
su inteligencia, de su docilidad, de su perseverancia (Conferencias de
introducciónal psicoanálisis Partes I y II, 1915-16, pag 13).

Conceptos.
Hábitos de pensamiento
Que hay que vencer dentro de sí mismos
Vida anímica
Operaciones fallidas

El analizado y el medico
En el tratamiento analítico no ocurre otra cosa que un intercambio de palabras
entre el analizado y el médico. El paciente habla, cuenta sus vivencias pasadas y
sus impresiones presentes, se queja, confiesa sus deseos y sus mociones
afectivas. El médico escucha, procura dirigir las ilaciones de pensamiento del
paciente, exhorta, empuja su atención en ciertas direcciones, le da
esclarecimientos y observa las reacciones de comprensión o rechazo que de ese
modo provoca en el enfermo (Conferencias de introducción al psicoanálisis Partes
I y II, 1915-16, pag 15).

El uso de la palabra en el psicoanálisis, su poder curativo.


Las palabras fueron originariamente ensalmos, y la palabra conserva todavía hoy
mucho de su antiguo poder ensalmador. Mediante palabras puede un hombre
hacer dichoso a otro o empujarlo a la desesperación, mediante palabras el
maestro trasmite su saber a los discípulos, mediante palabras el orador arrebata a
la asamblea y determina sus juicios y sus resoluciones. Palabras despiertan
sentimientos y son el medio universal con que los hombres se influyen unos a
otros. Por eso, no despreciemos el empleo de las palabras en la psicoterapia y
démonos por satisfechos si podemos ser oyentes de las palabras que se
intercambian entre el analista y su paciente (Conferencias de introducción al
psicoanálisis Partes I y II, 1915-16, pag 15).

La importancia del lazo afectivo entre analizado y medico para la


comunicación profunda mutua
Es que esas comunicaciones tocan lo más íntimo de su vida anímica, todo lo que
él como persona socialmente autónoma tiene que ocultar a los otros y, además,
todo lo que como personalidad unitaria no quiere confesarse a sí mismo
(Conferencias de introducción al psicoanálisis Partes I y II, 1915-16, pag 15).

Como puede Aprenderse el psicoanálisis y creer su veracidad.


¿cómo se puede aprenderlo y convencerse de la verdad de sus aseveraciones?
Ese aprendizaje no es en realidad fácil, ni son muchos los hombres que lo hayan
hecho en regla, pero desde luego existe un camino transitable. El psicoanálisisse
aprende primero en uno mismo, por el estudio de la personalidadpropia. No
coincide esto en un todo con lo quese llama observación de sí, pero si es preciso
puede subsumírseloen ella. Existe una serie íntegra de fenómenos anímicosharto
frecuentes y de todos conocidos que, tras algunainstrucción en la técnica, pueden
pasar a ser objeto del análisisen uno mismo. Por esa vía se obtiene la buscada
convicciónacerca de la realidad de los procesos que el psicoanálisisdescribe y
acerca de lo correcto de sus concepciones (Conferencias de introducción al
psicoanálisis Partes I y II, 1915-16, pag 15).

Definición que da el psicoanálisis de lo anímico.


Su definición de lo anímico dice que consiste en procesos del tipo del sentir, el
pensar, el querer; y se ve obligado a sostener que hay un pensar inconciente, hay
un querer inconciente. Pero con esose ha enajenado la simpatía de todos los
amigos de la cientificidad sobria y se ha hecho sospechoso de ser una fantástica
doctrina esotérica que querría edificarse en las tinieblas y pescar en río revuelto
(Conferencias de introducción al psicoanálisis Partes I y II, 1915-16, pag 20).

Fuerzas pulsionales; las mociones sexuales y su importancia.


Pero esta construcción es lábil; las pulsiones sexuales no quedan bien domadas,
y en todo individuo que debe sumarse a la obra cultural subsiste el peligro de que
sus pulsiones sexuales se rehusen a ese empleo. La sociedad no discierne
amenaza mayor a su cultura que la eventual emancipación de las pulsiones
sexuales y el regreso de ellas a sus metas originarias. Por eso no gusta de que se
la alerte sobre esa delicada pieza de su basamento, no tiene interés alguno en que
se reconozca la fuerza de las pulsiones sexuales y se ponga en claro la
importancia que la vida sexual posee para los individuos; más bien, con propósito
pedagógico, opta por desviar la atención de todo ese ámbito (Conferencias de
introducción al psicoanálisis Partes I y II, 1915-16, pag 20).

Fenómenos frecuentes que no son enfermedades y se observan en personas


sanas.
Son las llamadas operaciones fallidas del hombre, como cuando alguien quiere decir algo
y dice en cambio otra palabra, el desliz verbal {Versprechen= trastrabarse}, o le ocurre lo
mismo escribiendo, sea que pueda reparar en ello o no. O cuando alguien, en la
publicación impresa o en el manuscrito de otro, lee algo diverso de lo que ahí se dice, el
deslizen la lectura {Verlesen}; lo mismo si oye falsamente algo que se le dice, el desliz
auditivo {Verhoren}, desde luego sin que exista para ello una afección orgánica de su
capacidad auditiva (Conferencias de introducción al psicoanálisis Partes I y II, 1915-16,
pag 22).
Otros fenómenos serian;
El olvido {Vergessen}, pero no uno permanente, sino sólo temporario; por ejemplo
cuando alguien olvida ejecutar un designio del que más tarde empero se acuerda, y por
tanto sólo lo había olvidado durante cierto lapso. Elextraviar {Verlegen), cuando alguien
guarda un objeto en alguna parte y después ya no atina a encontrarlo, o en el caso
totalmente análogo del perder {Vertieren}. Frente a este olvido nos comportamos
diversamente que frente a otros; nos asombra o nos enoja, en lugar de hallarlo
comprensible (Conferencias de introducción al psicoanálisis Partes I y II, 1915-16, pag
23).

Objeto de estudio o material de observación del psicoanálisis.


El psicoanálisis, eso es verdad, no puede gloriarse de no haberse dedicado nunca
a pequeneces. Al contrario, su material de observación lo constituyen por lo común
aquellos sucesos inaparentes que las otras ciencias arrojan al costado por
demasiado ínfimos, por así decir la escoria del mundo de los fenómenos
(Conferencias de introducción al psicoanálisis Partes I y II, 1915-16, pag 24).

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