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ANTIJURICIDAD

La antijuridicidad es aquel desvalor que posee un hecho típico contrario a las normas del
Derecho en general (no sólo al ordenamiento penal). Es lo contrario a Derecho, por lo
tanto, no basta que la conducta encuadre en el tipo penal, se necesita que esta conducta
sea antijurídica, considerando como tal, a toda aquella definida por el ordenamiento, no
protegida por causas de justificación. Además, la antijuridicidad precisamente radica en
contrariar lo establecido en la norma jurídica. Para que sea delictuosa, la conducta ha de
ser típica, antijurídica y culpable.
Según Claus Roxin, mientras la adecuación típica (contrariedad a la norma) denuncia la
contradicción de una conducta con una norma particular, la antijuricidad signtfica la
"oposición de la realización del tipo de una norma prohibitiva con respecto al
ordenamiento jurídico como un todo" '. De aquí surge con respecto a la relación entre
adecuación típica y antijuricidad, esencialmente lo siguiente:
De aquí surge con respecto a la relación entre adecuación típica y antijuricidad,
esencialmente lo siguiente: Una conducta típicamente adecuada, es decir, contraria a 1:
norma, estará en contradicción con el orden jurídico en su totalidad, si en el caso
particular no concurre una proposición permisiva. En el caso del ejemplo: Quien daña a
otro en la salud obra no sólo en forma típicamente adecuada, o sea, contraria a la norma,
sino también antijurídicamente, si no concurre en favor de él un fundamento de
justificación. El juez que haya comprobado la adecuación típica sólo necesita para
determinar la antijuricidad realizar un "procedimiento negativo" '. No necesita buscar
ningún otro elemento para pasar de la contrariedad a la norma a la antijuricidad, sino que
se limitará a investigar si en el caso no concurre una proposición permisiva. La
adecuación típica es 'indiciaria" de la antijuricidad. En tales supuestos habla Welzel de
"tipos cerrado^"'^, pues el círculo de los elementos indicativos de lo injusto es cerrado.
La concepción hasta ahora dominante ha considerado que todos los tipos de comisión
del código penal son de esta especie. Sólo en el caso de los delitos impropios de omisión
hay una minoría que desconoce al tipo la función índicndora de la antijuricidad; la opinión
mayoritaria es inclusive partidaria de tal concepción l1 en los delitos culposos.
Según Zaffaroni, la antijuridicidad no surge del derecho penal, sino de todo el orden
jurídico, porque la antinormatividad puede ser neutralizada por un permiso que puede
provenir de cualquier parte del derecho. La antijuridicidad consiste en la constatación de
que la conducta típica (antinormativa) no está permitida por ninguna causa de
justificación (precepto permisivo) en ninguna parte del orden jurídico (derecho penal, civil,
comercial, laboral, etc.).
Según Balestra, la antijuridicidad es el resultado de un juicio en cuya virtud se afirma el
disvalor objetivo y substancial de una acción humana, confrontándola con el
ordenamiento jurídico en su totalidad; incluyendo los principios generales del derecho.
La antijuridicidad constituye la sustancia del delito. El delito es por esencia un acto
contrario al derecho (nullum crimen sine iniuria). Por esa causa se puede afirmar que la
adecuación típica constituye un indicio de antijuridicidad, que supone el enjuiciamiento
de una acción, adecuada a un tipo penal, a la luz de lo que disponen las reglas que
integran el ordenamiento jurídico, y la afirmación de su disvalor. La antijuridicidad es el
resultado de un juicio en cuya virtud afirmamos la injusticia de una acción concreta.

ANTIJURICIDAD FORMAL Y ANTIJURICIDAD MATERIAL


Según Muñoz Conde, a la simple contradicción entre una acción y el Ordenamiento
jurídico se le llama antijuricidad formal. La antijuricidad no se agota, sin embargo, en esta
relación de oposición entre acción y norma, sino que tiene también un contenido material
reflejado en la ofensa al bien jurídico que la norma quiere proteger. Se habla en este
caso de antijuricidad material. Antijuricidad formal y material no son sino aspectos del
mismo fenómeno. Una acción que contradice la norma de manera puramente formal no
puede ser calificada de antijurídica, como tampoco puede ser calificada como tal la lesión
de un bien que no esté protegido jurídicamente. La esencia de la antijuricidad es, por
consiguiente, la ofensa a un bien jurídico protegido por la norma que se infringe con la
realización de la acción. En la medida en que no se dé esa ofensa al bien jurídico no
podrá hablarse de antijuricidad, por más que aparente o formalmente exista una
contradicción entre la norma y la acción. La falsificación de la firma de un personaje
famoso por puro pasatiempo o la confección de una letra de cambio con fines didácticos,
etc., no constituye una acción antijurídica de falsedad documental, ya que el bien jurídico
protegido en este delito, la seguridad en el tráfico fiduciario, no se ve afectada por estos
hechos (sobre el concepto de bien jurídico.
Bibliografía
Roxin Claus, “Teoria del tipo penal” – Editorial Depalma, Buenos Aires
(1979)
Zaffaroni Eugenio Raul, Alagia Alejandro, Stokar Alejandro, “Derecho
Penal” – Editorial Ediar” (2000)
Muñoz Conde Francisco, Garcia Aran Mercedes, “Derecho Penal” – Parte
General – Tirant Lo Blanch, Valencia (2010)

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