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ROSARIO GUADALUPANO

1
“Con el Rosario, el
pueblo cristiano aprende
de María a contemplar la
belleza del rostro de
Cristo y a experimentar la
profundidad de su amor.”

2
Guía: +Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos
líbranos Señor, Dios nuestro. +En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa de


todo corazón de haber pecado, porque te ofendí a ti, que eres
tan bueno y que tanto me amas, y, a quien yo quiero amar
sobre todas las cosas.
Propongo firmemente, con tu gracia, enmendarme y alejarme
de las ocasiones de pecar, confesarme y cumplir la penitencia.
Confío en que me perdonarás por tu infinita misericordia.
Amén

3
Primer Misterio. La Aparición
La Virgen de Guadalupe se presenta a San Juan Diego.
PRIMERA APARICIÓN.
Sábado 9 de Diciembre de 1531, por la mañana. Frío estaba
Diciembre, casi invierno, cuando Juan Diego al Tepeyac subía
aquella mañanita de aquel día en que lo ungió tu corazón
materno. Le hablaste por su nombre con el tierno acento de tu
voz que es melodía, le llenaste la sangre de alegría y fuiste
¡primavera antes de invierno!
-Juanito, Juan Dieguito,- le dijiste- “Sabe y ten entendido, tú,
el más pequeño de mis hijos, que soy yo la siempre Virgen
Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive; del
Creador, en quien está todo; y es Señor del cielo y de la tierra.
Deseo vivamente que se me erija aquí un templo para en él
mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa,
pues yo soy su piadosa Madre.”

4
Guía: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu
Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la
tierra como en el cielo.

Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras


ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén. (10 veces el Avemaría)
Guía: Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es
contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es
el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre de Dios y madre nuestra, ruega


señora por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.

Guía: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


Todos: Como era en el principio, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.

5
Guía: Mi corazón en amarte, eternamente se ocupe,
Todos: y mi lengua en alabarte, madre mía de Guadalupe.

Guía: Por tu limpia concepción, ¡oh Soberana Princesa!


Todos: una muy grande pureza te pedimos de corazón, que mi
alma no se pierda ni muera sin confesión.

Guía: Santa María de Guadalupe,


Todos: Salva a nuestra patria y conserva nuestra fe.

Canto:

Desde el cielo una hermosa mañana,


desde el cielo una hermosa mañana,
la Guadalupana,
la Guadalupana,
la Guadalupana bajó al Tepeyac.

Suplicante juntaba sus manos,


suplicante juntaba sus manos,
y eran mexicanos,
y eran mexicanos,
y eran mexicanos su porte y su faz.
6
Segundo Misterio. La Humildad
San Juan Diego comparte a La Virgen su humildad.

SEGUNDA APARICIÓN.
SÁBADO 9 DE Diciembre de 1531, por la tarde. Juan Diego,
entristecido, de regreso ya tarde al Tepeyac llevó su paso. El
Obispo, Fray Juan, no le hizo caso, y vino a referirte aquel
suceso. “Te ruego encarecidamente, Señora y niña mía, que
alguno de los principales, conocido, respetado y estimado, le
encargues que lleve tu mensaje para que le crean, porque yo
soy un hombrecillo, soy un cordel, soy una escalerilla de
tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda.”

Y tú le respondiste: -"Es preciso que vayas tú, mañana,


nuevamente, como un embajador, a dar mi aviso". Juan
Diego lo aceptó. Se fue a su casa, llevándose en sus ojos
solamente, encendida por los tuyos, una brasa.

7
Guía: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu
Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la
tierra como en el cielo.

Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras


ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén. (10 veces el Avemaría)
Guía: Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es
contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es
el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre de Dios y madre nuestra, ruega


señora por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.

Guía: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


Todos: Como era en el principio, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.

8
Guía: Mi corazón en amarte, eternamente se ocupe,
Todos: y mi lengua en alabarte, madre mía de Guadalupe.

Guía: Por tu limpia concepción, ¡oh Soberana Princesa!


Todos: una muy grande pureza te pedimos de corazón, que mi
alma no se pierda ni muera sin confesión.

Guía: Santa María de Guadalupe,


Todos: Salva a nuestra patria y conserva nuestra fe.

Canto:

Desde el cielo una hermosa mañana,


desde el cielo una hermosa mañana,
la Guadalupana,
la Guadalupana,
la Guadalupana bajó al Tepeyac.

Su llegada lleno de alegría,


su llegada lleno de alegría, de luz y armonía,
de luz y armonía,
de luz y armonía, todo el Anáhuac.

9
Tercer Misterio. La Sencillez
La Virgen escogió a Juan Diego por su sencillez.
TERCERA APARICIÓN
Domingo 10 de Diciembre de 1531, por la tarde. Era domingo
ya, Juan Diego vino a traerte las nuevas de ese día: te contó
que el Obispo no creía que fuera tu verdad algo genuino.
Pensó que él era un indio en desatino, sin embargo, le dijo que
quería una clara señal, con que podría aceptar que el mensaje
era divino. Lo consoló tu voz, tu voz bonita: -"Esta bien, hijo
mío, ven mañana a llevar la señal que él necesita. Así te
creerá de buena gana. Oye hijo mío, el más pequeño, ten
entendido que son muchos mis servidores y mensajeros a
quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y hagan mi
voluntad, pero es de todo punto preciso que tú mismo solicites
y ayudes y con tu mediación, que se haga mi voluntad.

10
Guía: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu
Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la
tierra como en el cielo.

Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras


ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén. (10 veces el Avemaría)
Guía: Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es
contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es
el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre de Dios y madre nuestra, ruega


señora por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.

Guía: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


Todos: Como era en el principio, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.

11
Guía: Mi corazón en amarte, eternamente se ocupe,
Todos: y mi lengua en alabarte, madre mía de Guadalupe.

Guía: Por tu limpia concepción, ¡oh Soberana Princesa!


Todos: una muy grande pureza te pedimos de corazón, que mi
alma no se pierda ni muera sin confesión.

Guía: Santa María de Guadalupe,


Todos: Salva a nuestra patria y conserva nuestra fe.

CANTO:

Desde el cielo una hermosa mañana,


desde el cielo una hermosa mañana,
la Guadalupana,
la Guadalupana,
la Guadalupana bajó al Tepeyac.

Junto al monte pasaba Juan Diego,


junto al monte pasaba Juan Diego,
y acercose luego,
y acercose luego,
y acercose luego, al oír cantar.
12
Cuarto Misterio. La Sanación
La Virgen María cura a Juan Bernardino.

CUARTA APARICIÓN

Martes 12 de Diciembre de 1531, de madrugada. Fue el martes


12, muy de madrugada, del más bello Diciembre que haya
habido, cuando el pobre de Juan Diego, compungido, te
mostraba su alma desgarrada. Se le muere su tío.

“Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo


que te asusta y aflige; no se turbe tu corazón; no temas a esa
enfermedad ni alguna otra angustia. ¿No estoy yo aquí que soy
tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud?
¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has de
menester? No te apene ni te inquiete otra cosa, no te aflija la
enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella.

Estate seguro de que ya sanó. Sube ahora a la cumbre, trae las


rosas que al Obispo enviaré como evidencia de mis claras
palabras amorosas".

13
Juan Diego fue al prelado casi en vuelo, la prueba le entregó, y
en su presencia a la tilma bajaste desde el cielo.

Guía: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu


Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la
tierra como en el cielo.

Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras


ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén. (10 veces el Avemaría)
Guía: Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es
contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es
el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre de Dios y madre nuestra, ruega


señora por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.

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Guía: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Todos: Como era en el principio, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.

Guía: Mi corazón en amarte, eternamente se ocupe,


Todos: y mi lengua en alabarte, madre mía de Guadalupe.

Guía: Por tu limpia concepción, ¡oh Soberana Princesa!


Todos: una muy grande pureza te pedimos de corazón, que mi
alma no se pierda ni muera sin confesión.

Guía: Santa María de Guadalupe,


Todos: Salva a nuestra patria y conserva nuestra fe.

15
Canto:

Desde el cielo una hermosa mañana,


desde el cielo una hermosa mañana,
la Guadalupana,
la Guadalupana,
la Guadalupana bajó al Tepeyac.

Y en la tilma, entre rosas pintadas,


y en la tilma, entre rosas pintadas,
su imagen amada,
su imagen amada,
su imagen amada se digno dejar.

16
Quinto Misterio. Las Rosas de la Virgen María.
“Juan Diego trajo a la Señora del Cielo las diferentes rosas que
fue a cortar; las que, así como las vio, cogió con sus manos y
se las echó en el regazo diciendo: “Hijo mío, el más pequeño,
esta diversidad de rosas es la prueba y señal que llevarás al
obispo, le dirás en mi nombre que vea en ella mi voluntad y
que él tiene que cumplirla. Tú eres mi embajador, muy digno
de confianza.” Al desplegar su tilma con las rosas, se estampa
milagrosamente la Imagen de la Virgen.

Salió a sembrar el Sembrador Divino en una tierra para ÉL


querida, aunque era roca y se encontraba herida por duras
dagas que hundía el espino. Tú fuiste esa semilla, Hija del
Padre, María de Guadalupe, en nuestro suelo: fecunda, Virgen
luminosa, Madre, que ofreces diariamente, hasta la fecha, en
frutos de virtudes y consuelo, una santa y espléndida cosecha.

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Guía: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu
Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la
tierra como en el cielo.

Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras


ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén. (10 veces el Avemaría)
Guía: Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es
contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es
el fruto de tu vientre, Jesús.

Todos: Santa María, Madre de Dios y madre nuestra, ruega


señora por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.

Guía: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


Todos: Como era en el principio, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.

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Guía: Mi corazón en amarte, eternamente se ocupe,
Todos: y mi lengua en alabarte, madre mía de Guadalupe.

Guía: Por tu limpia concepción, ¡oh Soberana Princesa!


Todos: una muy grande pureza te pedimos de corazón, que mi
alma no se pierda ni muera sin confesión.

Guía: Santa María de Guadalupe,


Todos: Salva a nuestra patria y conserva nuestra fe.
Canto:
Desde entonces para el mexicano,
desde entonces para el mexicano,
ser guadalupano, ser guadalupano,
ser guadalupano es algo esencial.

En sus penas se postra de hinojos,


en sus penas se postra de hinojos,
y eleva sus ojos, y eleva sus ojos,
y eleva sus ojos hacia el Tepeyac.

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Guía: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu
Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la
tierra como en el cielo.

Todos: Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras


ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén.

Guía: Dios te Salve, Santísima María de Guadalupe, faro


resplandeciente que nos conduce al puerto de salvación, luz
divina que ilumina a los bienaventurados, flor preciosa que
esparce suavísimos olores. Dios te Salve hija del eterno Padre,
Virgen purísima y castísima antes del parto: en tus manos
encomiendo mi fe, para que la ilumines. Llena eres de gracia,
el señor es contigo bendita entre las mujeres y bendito el fruto
de tu vientre Jesús.

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Todos: Santa María, Madre de Dios y madre nuestra, ruega
señora por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.

Guía: Dios te Salve, Santísima María de Guadalupe, vida de


los Santos, alegría de los Ángeles, esperanza de los hombre,
nube luminosa en cuyo seno bajo el Hijo de Dios, Dios te
Salve Madre de Dios Hijo, Virgen purísima y castísima en el
parto: En tus manos encomiendo mi esperanza, para que la
alientes. Llena eres de gracia, el Señor es contigo bendita entre
las mujeres y bendito el fruto de tu vientre Jesús.

Todos: Santa María, Madre de Dios y madre nuestra, ruega


señora por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.

Guía: Dios te Salve, Santísima María de Guadalupe, paloma


castísima, modelo de amor, lirio de pureza, símbolo de
castidad, Dios te Salve esposa del Espíritu Santo, Virgen
purísima y castísima después del parto: en tus manos
21
encomiendo mi caridad, para que la inflames. Llena eres de
gracia, el señor es contigo bendita entre las mujeres y bendito
el fruto de tu vientre Jesús.

Todos: Santa María, Madre de Dios y madre nuestra, ruega


señora por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.

Guía: Dios te Salve, Santísima María de Guadalupe, océano

de gracia. Manantial de misericordia. Soberana emperatriz del

cielo y de la tierra, Dios te Salve Sagrario de la Trinidad

augusta, Virgen concebida sin la culpa original,

Todos: Dios te Salve Reina y Madre, Madre de Misericordia,

vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te Salve, a ti llamamos

los desterrados, hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y

llorando en este valle de lágrimas. ¡Ea! Pues Señora, abogada

nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Y


22
después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de

tu vientre, ¡oh! Clemente, ¡oh! Piadosa ¡oh! Dulce siempre

Virgen María. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para

que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas

de Nuestro Señor Jesucristo. Amén

Guía: De tus divinos ojos penden nuestras felicidades.

Míranos señora y no nos desampares.

23
LETANIA GUADALUPANA
Guía:
Madre del Dios verdadero.
Madre del Dios por quien se vive.
Madre del Dios de la intimidad.
Madre de la Iglesia en América.
Madre de México.
Madre de los moradores de esta tierra mexicana.
Madre compasiva con el que sufre.
Madre defensora contra las injusticias.

RUEGA POR NOSOTROS


Madre defensora de la vida de los niños mexicanos.
Madre llena de amor a los indígenas.
Madre que escucha nuestros lamentos.
Madre que remedia nuestras miserias.
Madre que consuela nuestras penas.
Madre que alivia nuestros dolores.
Morenita del Tepeyac.
Reina de los mexicanos.
Reina de las familias mexicanas.
Reina de los marginados.
Reina de los pobres.
Reina de los trabajadores.
Reina de los campesinos.
Reina de los explotados.

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Tú, la perfecta y siempre Virgen, Santa María
Tú, la que nos quieres a todos y a cada uno
Tú, que nos das tu defensa y auxilio

RUEGA POR NOSOTROS


Tú que nos das tu amor y compasión
Tú, que escuchas nuestros llantos
Tú que remedias las tristezas
Tú, que curas nuestras penas, miserias y dolores
Tú, que nos envías a vivir el amor a Dios
Tú, que depositas en nosotros tu confianza.
Tú, que agradeces a tus fieles lo que hacemos por Tí

Todos: Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios,


no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras
necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro ¡OH
VIRGEN GLORIOSA Y BENDITA!, ruega por nosotros
Santa Madre de Dios , para que seamos dignos de alcanzar las
divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén

25
Guía: ¡OH DIOS! Cuyo unigénito Hijo, con su vida muerte y
resurrección, nos alcanzó la recompensa de la vida eterna;
concédenos que al recordar estos misterios del Santísimo
Rosario, de la Bienaventurada Virgen Santa María de
Guadalupe, imitemos lo que nos enseñan y alcancemos lo que
nos prometen, por Cristo Nuestro Señor.
Todos: Amén

Guía: Te pedimos Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos


siempre de salud de alma y cuerpo; y por intercesión de Santa
María de Guadalupe líbranos de las tristezas de este mundo y
concédenos las alegrías del cielo. Oh Señora Mía Oh Madre
Mía, yo me ofrezco, enteramente a ti, y en prueba de mi filial
afecto, te consagro en éste día, mis ojos, mis oídos, mi lengua
y mi corazón, en una palabra todo mi ser, ya que soy tuyo Oh
Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y
posesión tuya.
Todos: Amén

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Guía: Mi corazón en amarte, eternamente se ocupe,
Todos: y mi lengua en alabarte, madre mía de Guadalupe.

Guía: Por tu limpia concepción, ¡oh Soberana Princesa!


Todos: una muy grande pureza te pedimos de corazón, que mi
alma no se pierda ni muera sin confesión.

Guía: Santa María de Guadalupe,


Todos: Salva a nuestra patria y conserva nuestra fe.

Guía: Que por la intercesión de Santa María de Guadalupe,


Dios les conceda a todos las Gracias que necesiten.

Todos: Contigo voy Virgen pura, y en tu poder voy confiado


pues yendo de Ti amparado, mi alma volverá segura. Dulce
madre no te alejes tu vista de mí no apartes ven conmigo a
todas partes y solo nunca me dejes. Y ya que me proteges
tanto como verdadera madre, haz que me bendiga El Padre, El
Hijo, y el Espíritu Santo, Amen.

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Guía: Reina del santísimo rosario
Todos: Viva la gracia, muera el pecado..
Guía: Avemaría purísima
Todos: Sin pecado concebida

Guía: Avemaría purísima


Todos: Sin pecado concebida

Guía: Avemaría purísima


Todos: Sin pecado concebida
.

Guía: +Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos


líbranos Señor, Dios nuestro. +En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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ORACION PARA TODOS LOS DIAS
Oh! Purísima virgen de Guadalupe a quien amo tiernamente como a
mi dulcísima y verdadera madre dígnate admitirme ante tu sagrada
presencia. Aquí vengo a ofrecerte en unión de los ángeles y de los
santos uno de los cuarenta y seis rosarios con que deseo honrarte, este
número debe serte muy agradable, puesto que lo has escogido para
que sea el de las estrellas que adornan tu regio manto. También
vengo hoy soberana señora a pedirte el remedio de las necesidades
públicas y particulares que me aquejan. (Se hace la petición)
¿A quién he de recurrir si no es a ti que eres mi madre? Muéstrame la
suave compasión que mostraste a juan diego, verdad es que no lo
merezco porque no tengo las virtudes de aquel piadoso indio; mas
espero tu misericordia que me darás un corazón puro y amante como
el suyo para saber agradarte entonces podre oír en el fondo de mi
alma que alivias mis penas con aquellas mismas dulcísimas palabras
que le dijiste:
“Hijo mío no te aflijas, ¿por ventura no estoy yo aquí que soy tu
madre? ¿Por ventura o estas acogido bajo mi amparo? ¿Se te ofrece
otra cosa? Si madre mía dulcísima, si se me ofrece otra cosa, además
de la gracia que te estoy pidiendo te suplico bendigas a toda tu nación
mexicana, para que venga a ella el reinado de Jesucristo; de un modo
especial protege a los que te son más devotos para que formando tu
familia intima en esta vida tengamos la dicha de formar tu corte
predilecta allá en el cielo, donde contigo alabaremos eternamente al
padre al hijo y al Espíritu Santo, amen.

29
Recuerda que:
“Recitar el Rosario, en efecto, es en realidad contemplar con María el
rostro de Cristo.
Por su naturaleza el rezo del Rosario exige un ritmo tranquilo y un
reflexivo remanso, que favorezca en quien ora la meditación de los
misterios de la vida del Señor, vistos a través del corazón de Aquella
que estuvo más cerca del Señor, y que desvelen su insondable
riqueza»
El Rosario es a la vez meditación y súplica. La plegaria insistente a la
Madre de Dios se apoya en la confianza de que su materna
intercesión lo puede todo ante el corazón del Hijo… En el Rosario,
mientras suplicamos a María, templo del Espíritu Santo (cf. Lc 1, 35),
Ella intercede por nosotros ante el Padre que la ha llenado de gracia y
ante el Hijo nacido de su seno, rogando con nosotros y por nosotros.”

(Carta Apostólica Rosarium Virginalis Mariae. S.S. Juan Pablo II).


Arquidiócesis Primada de México.
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Comisión de Religiosidad y Piedad Popular.
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Tels. 5514-3877 ext. 1105 y 1155
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