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(…) todavía quedamos unos pocos para los que el acto de escribir no
tiene más que un solo valor fundamental: el que mediante él aclaramos y
fijamos nuestras ideas mejor que si pensamos sin representación gráfica
y material. Si después, además, hay algunas personas que son en cierto
modo afines y se aprovechan de lo que hemos escrito, la sensación de que
con esto se ha cumplido el objetivo queda completamente ajustada en
nuestra conciencia.
(…) uno siente, antes que nada, el imperativo de ordenar los hechos
que uno observa y de darle significado a la vida; y junto con eso va el
amor a las palabras por las palabras mismas y el deseo de manipularlas.
No es cuestión de inteligencia; algunas personas muy inteligentes y
originales no sienten amor por las palabras ni tienen el don de usarlas
eficazmente.
Borges
…si el Quijote fuera simplemente una sátira contra los libros de
caballerías no sería el Quijote. Si al final, cuando termina la obra, el
autor piensa que hizo lo que se propuso, la obra no vale nada.
Sabato
Tal vez los propósitos sirvan como trampolín para lanzarse después a
aguas más profundas. Allí empiezan a trabajar otras fuentes
inconscientes, poderosas y más sabias que las conscientes. Las que en
definitiva revelan las grandes verdades.
Conrad pensaba que cuando uno escribe acerca del mundo, aun de
una manera realista, uno escribe un cuento fantástico porque el mismo
mundo es fantástico y misterioso e insondable…y Bioy Casares agrega:
“Pienso que Conrad tiene razón. En realidad, nadie sabe si el mundo es
real o fantástico, si el mundo es un proceso natural o si es una especie de
sueño, un sueño que quizá compartamos con otros o quizá no”.
Platón hace decir a Sócrates que una vida sin examen no merece
vivirse. Pero si todos los integrantes de una sociedad fuesen intelectuales
escépticos, que estuvieran constantemente examinando los presupuestos
de sus creencias, nadie sería capaz de actuar. Sin embargo, si los
presupuestos no se examinan y se dejan al garete, las sociedades corren
el riesgo de osificarse; las creencias, endurecerse y convertirse en
dogmas; distorsionarse la imaginación, y tornarse estéril el intelecto. Las
sociedades pueden recaer a resultas de dormirse en el mullido lecho de
dogmas incontrovertidos. Si ha de despertarse la imaginación, si ha de
trabajar el intelecto, si no ha de hundirse la vida mental, y no ha de cesar
la búsqueda de la verdad (o de la justicia o de la propia realización), es
preciso cuestionar las suposiciones; poner en tela de juicio los
presupuestos; al menos, lo bastante para conservar el movimiento de la
sociedad. Los hombres y las ideas avanzan, en parte, por parricidio;
mediante el cual los hijos matan, si no a sus padres, al menos las
creencias de sus padres, y adoptan nuevas creencias. De esto es de lo que
dependen el desarrollo y el progreso. Y, en este proceso, tienen un papel
preponderante quienes formulan las preguntas más inquietantes y tienen
una profunda curiosidad acerca de las respuestas. Cuando emprenden
esta actividad de manera sistemática y utilizan métodos racionales
(también expuestos al escrutinio crítico), se les denomina filósofos.
Por supuesto que todas las biografías son falsas (…) Son falsas porque
los respectivos capítulos están unidos por una idea preconcebida cuando
realmente poseen otra unidad literaria que nadie adivina. De todos
modos, esta misma falsedad contagia también a las autobiografías ya que
la persona que escribe sobre su vida debería tener la vista de Dios para
entender las relaciones entre los hechos aislados de su vida.
Las biografías son como conchas: a partir de ellas poco puede saberse
del molusco que las habita. Incluso en cuanto a mi biografía se refiere,
unida a mi obra literaria, siento como si dejara tras de mi sólo una
cáscara vacía.
Por lo tanto, el valor de la biografía consiste sólo en reconstruir la
época con la que coincidió una vida determinada.
Soñar con la fama, una más de las locuras humanas, nos movería a la
piedad y a la compasión si pudiéramos observar este fenómeno desde las
alturas, excluyéndonos a nosotros mismos del resto de los mortales. No
obstante, como nadie está libre de esta predisposición a querer la fama,
no nos extraña. Antiguamente alguien podía destacar, como mucho,
entre sus vecinos del mismo pueblo o región. No había periódicos, ni
existían la radio y la televisión para propagar las noticias sobre la
superioridad de alguien. Aunque a veces la fama de los atletas, de las
personas excéntricas y de las mujeres muy hermosas se extendía fuera de
la provincia (…) Las canciones han servido desde siempre para eternizar
los nombres de los elegidos, incluso de los reyes de los más pequeños e
insignificantes Estados griegos como en la Ilíada. Casi siempre se trataba
de héroes que habían triunfado en la guerra, aunque gracias a Homero
también nos acordamos de los nombres de Helena y Casandra.
Mucho han cambiado las cosas desde que un hombre ha pasado a ser
una parte de una masa de millones de personas como él, igual de
anónimas. Ese mismo hombre anónimo se topa con las caras de las
estrellas de cine y deportistas en los periódicos, los ve en las pantallas
mientras que su propio anonimato se hace cada vez más molesto. El
deseo de manifestar su existencia particular se convierte en él en una
pasión y adquiere formas diferentes, “¡Éste soy yo!”, grita a través de un
librito de poesía de escasa tirada; o escribe una novela que piensa que lo
catapultará a la fama; también se puede sospechar que algunos
comportamientos excéntricos, incluidos los crímenes, tienen a menudo el
deseo de llamar la atención.
Sin embargo, el juego no es tanto entre el hombre y la multitud como
entre el hombre y sus círculos más cercanos, su familia, sus amigos de
clase, el grupo profesional al que pertenece…
El deseo de reconocimiento es tan básico que se podría investigar en
sociedades diferentes, investigando las formas en las que satisfacen esta
ambición: ¿con títulos, condecoraciones, concesiones de tierras, dinero?
¿Acaso los actos de valentía audaz de los soldados durante las guerras de
unos contra otros no se hacen para demostrar que se es mejor o al menos
no peor que el resto de los compañeros del destacamento?
Otro rasgo de la fama es su carácter ilusorio porque ¿para qué le
sirve a uno un nombre conocido si aquellas personas que lo pronuncian
saben muy bien por qué es famoso? De todos modos, éste es el destino de
la mayoría de los monumentos en una gran ciudad, convertidos en
símbolos de los que el contenido se evaporó hace tiempo. Cuanta más
gente haya, tanto más se especializará la fama, lo que quiere decir que un
astrofísico se hará famoso entre los astrofísicos, un conquistador de
montañas entre los alpinistas de elite, un jugador de ajedrez entre los
jugadores de ajedrez. Una civilización plural favorece las divisiones en
grupos, clubes, asociaciones, logias, lectores de poesía o, todavía
estrechando más el círculo, entre los aficionados al haiku o al limerick,
los fotógrafos o los regatistas. Con seguridad, el Premio Nobel da cierta
fama, sin embargo, no se puede olvidar que las personas que saben por
qué uno recibe este premio son sólo unas pocas ya que el porcentaje de
los lectores de poesía es muy pequeño…
Creo que se puede decir mucho más acerca de las ideas abstractas
generales en términos de situaciones y personajes concretos, ya sean
novelescos o reales, que lo que se puede decir en términos abstactos. Creo
que la novela, la biografía y la historia, son los géneros. Varios de los
libros que más me gustan de los que he escrito son libros históricos y
biográficos: Grey Eminence, The Devils of Loudun y Variations on a
Philosopher (la biografía de Maine de Biran). Todas estas obras son
exámenes de lo que para mí son ideas generales importantes en términos
de vidas e incidentes específicos. Y debo de decir que probablemente toda
la filosofía debería ser escrita en esta forma; sería mucho más profunda
y mucho más edificante. Es sumamente útil escribir en forma abstracta,
sin atribuirles mucho significado a las palabras grandes. Pero en el
momento en que uno tiene que expresar ideas a la luz de un contexto
particular, en un conjunto particular de circunstancias, aun cuando esto
sea una limitación en cierto sentido, es también una invitación a ir
mucho más lejos y más hondo. Creo que la novela y la biografía y la
historia son inmensamente importantes, no sólo por sí mismas, porque
ofrecen una imagen de la vida ahora y de la vida en el pasado, sino
también como vehículos para la expresión de ideas filosóficas generales.
Dostoyevski, quién lo duda, es seis veces más profundo que Kierkegaard
porque escribió novelas. En Kierkegaard se encuentra uno con ese
Hombre Abstracto todo el tiempo y eso no es nada comparado con el
Hombre Novelesco realmente profundo, que siempre tiene que mantener
esas ideas tremendamente vivas en una forma concreta. En la novela
tenemos la reconciliación de lo absoluto y lo relativo, la expresión de lo
general en lo particular…esto es lo interesante, tanto en la vida como en
el arte.
El genio muerto está más vivo que nosotros, así como Falstaff y
Hamlet son muchos más vitales que muchas personas (…) La vitalidad es
la medida del genio literario. Leemos en busca de más vida y sólo el
genio nos la puede proveer.
(el) más grandioso ejemplo del uso de la literatura para la vida, que es
en lo que consiste la labor de incrementar la percepción.
(…) La cuestión que habría que plantearles a todos los escritores sería
la siguiente: ¿Han engrandecido nuestra conciencia y cómo lo han
hecho? Creo que esta es una prueba tosca pero eficaz: ¿Se ha
intensificado mi percepción y se ha ampliado y aclarado mi conciencia
mientras se me divertía de una u otra forma? Si no fue así, me tope con
el talento pero no con el genio. No se ha activado lo mejor y lo más
antiguo de mí mismo.
Los miembros de la profesión están demasiado ocupados para leer mucho. Yo les
digo continuamente a mis colegas del Journal of Political Economy que cada vez que
quince miembros de nuestra profesión, de entre nuestros siete mil suscriptores, lean
atentamente un artículo de la revista, éste debe ser verdaderamente uno de los artí-
culos importantes del año.
Las únicas cosas bellas que un poeta puede encontrar las encontrará
en sí mismo. Dadle un momento de inspiración, es decir, haced que entre
en comunicación consigo mismo, y le daréis la felicidad. Pero dadle
riquezas, honores, placeres, y no le daréis nada, pues lo que hacéis es
sacarle de sí mismo. Pero esta toma de posesión de sí mismo no es
directa. Tiene que recibirse a sí mismo de las manos misteriosas que le
detentan. O presentadle una persona bella, una persona inteligente; eso
no es nada. Pero puede haber una persona que estuvo ante sus ojos en
una época pasada de su vida y de la que él, y acaso sólo él, ha conservado
para siempre la impresión. Acaso al verla la encontrará de nuevo toda
ella, y esta presencia le dará algo, pues le dará un poco de sí mismo.
Nada, por bello que sea, equivale a lo que es ella.
No es fácil saber por qué se toman las grandes decisiones. Creo que
hay etapas en la vida, que hay momentos en que es necesario hacer algo
nuevo. Ir hacia otros lugares (…)
Pienso que es bueno relacionarse con personas que tienen otras ideas
y con ello es posible que esas personas se liberen de sus ideas y viceversa
(…) Cuando uno se acerca a otra cultura se producen muchas
equivocaciones, porque, viéndola desde fuera, se pueden omitir o
malinterpretar sus reglas. Pero entiendo que estas equivocaciones suelen
ser fructíferas, ya que lo que se ve en otra cultura es lo que uno quiere
que ella revele acerca de lo que uno mismo está haciendo y buscando.
Así, sin esperarlo, se encuentra algo en común y se toma de esa cultura lo
que más se necesita. Cuando se es creativo, se ve todo en la vida como si
se estuviera a la caza. Aun las cosas más triviales pueden presentarse
como si fueran exactamente lo que uno esperaba en un momento
determinado.
Antes que nada, cultura quiere decir que se ha hecho florecer a las
plantas (…) Pero también significa que se han desarrollado las
capacidades de apreciación. Un hombre cultivado es un hombre que
aprecia las cosas, que disfruta con ellas mucho más que otro que no tiene
cultura. La cultura no es erudición. La erudicción es algo muy divertido.
Pero la cultura es el desarrollo de la capacidad de amar.
(…) ¿qué es cuerpo?, ¿por qué tenemos los cuerpos que tenemos? En
cierta forma, tener un cuerpo es la primera violencia real que se ejerce
contra nosotros.
(…) todo intento de crítica está muy lejos de mí. Nada es tan ineficaz
como abordar una obra de arte con las palabras de la crítica: de ello
siempre resultan equívocos más o menos felices. Las cosas no son tan
comprensibles y descriptibles como generalmente se nos quiere hacer
creer. La mayor parte de los acontecimientos son indecibles; se
consuman en un ámbito en el que jamás ha penetrado palabra alguna, y
más indecibles que todo son las obras de arte, existencias misteriosas
cuya vida perdura, al contrario de la nuestra, que pasa.
El hombre necesita el rito como necesita el pan. ¿Qué otra cosa es este
apetito del ceremonial sino el deseo de ocultar la desnudez? Las vidas
vacías, las vidas de atracción insegura se rodean de un fausto reluciente,
del mismo modo que el ave hace obstentación en el momento de los
amores. El médico no debe dejarse engañar por ello. El cuerpo está
desnudo bajo la toga, y la carne corruptible sobre los huesos. La Biblia lo
dice, pero el médico lo ve. Todos los ritos del mundo no pueden borrar la
imagen del esqueleto oculto bajo la toga pretexta o la toga viril. Mis ojos
no olvidarán jamás el anfiteatro anatómico de Fabricio: ante las seis
sillas de gradas circulares, sobre la mesa de disección central, el cadáver
desollado mostraba a todos lo que deviene un hombre al término de su
historia terrena.
Ludwig von Bertalanffy Teoría general de los sistemas, (p. 16, 17)
SABER Y COMPRENDER
Umberto Eco ¿En qué creen los que no creen? (p. 25, 26)
APOCALIPSIS
Carlo María Martíni ¿En qué creen los que no creen? (p. 37)
MATEMATICAS, COMO DESCUBRIMIENTO O COMO
INVENCION
En poesía, debes amar las palabras, las ideas, las imágenes y los ritmos
con toda tu capacidad para amar cualquier cosa.
In poetry, you must love the words, the ideas and the images and
rhythms with all your capacity to love anything at all.
CREENCIA
Lo que vemos con la mente es tan real para nosotros como lo que
vemos con los ojos.
(…) una cosa (de la) que realmente me gustaría hablarles (a los niños)
es de la relatividad cultural. Hasta que no estuve en la universidad no
aprendí nada de las otras culturas, y las tendría que haber aprendido en
primer grado. Un chico de primer grado tendría que saber que su
cultura no es una invención racional; que hay miles de otras culturas que
funcionan bastante bien; que todas las culturas funcionan más por la fe
que por la verdad; que hay muchas alternativas a nuestra sociedad. No
supe esto con seguridad hasta que estuve en los cursos para graduados
de la Universidad de Chicago. Fue algo muy novedoso. Por cierto, ahora
el relativismo cultural está de moda (…) Pero es más que una moda: es
defendible, es atractivo. También es una fuente de esperanza. Quiero
decir que no tenemos que seguir de esta manera si no lo deseamos.
El destino del escritor es extraño, salvo que todos los destinos lo son;
el destino del escritor es cursar el común de las virtudes humanas, las
agonías, las luces, sentir intensamente cada instante de su vida y, como
quería Wolser, ser no sólo actor, sino espectador de su vida; también
tiene que recordar el pasado, tiene que leer a los clásicos, ya que lo que
un hombre puede hacer no es nada, podemos simplemente modificar
muy levemente la tradición; el lenguaje es nuestra tradición. El escritor
tiene una desventaja: el hecho de tener que operar con palabras, y las
palabras, según se sabe, son una materia deleznable. Las palabras, como
Horacio no ignoraba, cambian de connotación emocional, de sentido;
pero el escritor tiene que resignarse a ese manejo, el escritor tiene que
sentir, luego soñar, luego dejar que lleguen las fábulas; conviene que el
escritor no intervenga demasiado en su obra, debe ser pasivo, debe ser
hospitalario con lo que llega y debe trabajar esa materia de los sueños,
debe escribir y publicar, como decía Alfonso Reyes, para no pasarse la
vida corrigiendo los borradores, y así trabaja durante años y se siente
solo, vivo en una suerte de sueñosismo; pero si los astros son favorables,
usa deliberadamente las metáforas astrológicas, aunque deteste la
astrología, llega un momento en el cual descubre que no está solo. En ese
momento que le ha llegado, que le llega ahora, descubre que está en el
centro de un vasto círculo de amigos, conocidos y desconocidos, de gente
que ha leído su obra y que la ha enriquecido, y en ese momento él siente
que su vida ha sido justificada.
Vivimos en la mente.
Para escribir bien no basta –aparte del talento, clero está- saber
emplear las reglas gramaticales; también hay que saber cómo violarlas.
Siempre pienso que todo mundo es capaz de ser artista. Pienso que
todos hemos nacido artistas y que la escuela nos ha destruido. Sí, en la
escuela se mata al artista que todos llevamos dentro. Pintar, entonces, es
amar de nuevo. Es ver con diferentes ojos (…) Se ve todo, los detalles y el
significado. A veces, al caer la noche, salgo y veo de esa forma las cosas.
De golpe siento que miro o que veo una hoja, y que esa hoja vive, que
puede casi hasta hablarme
¿Quién escribe los grandes libros? No somos los que los firmamos.
¿Qué es un artista? Es un hombre que tiene antenas, que sabe cómo
captar las corrientes que están en la atmósfera, en el cosmos; el artista
sencillamente tiene la capacidad de captar (…) ¿Quién es original? Todo
lo que hacemos, todo lo que pensamos, existe ya y sólo somos
intermediarios, nada más, que hacemos uso de lo que está en el aire.
¿Por qué las ideas, por qué los grandes descubrimientos científicos
ocurren a menudo en diferentes partes del mundo al mismo tiempo? Lo
mismo es cierto de los elementos que constituyen un poema o una gran
novela o cualquier obra de arte. Están ya en el aire, sólo que no se les ha
dado voz, eso es todo. Necesitan el hombre, el intérprete que los ponga a
la vista (…) también es verdad que unos hombres se adelantan a su
tiempo. Pero en nuestros días no creo que sea el artista el que está más
adelantado, sino el hombre de ciencia. El artista se está quedando
rezagado, su imaginación no va al mismo paso que (la de) los hombres de
ciencia.
(…) si leer no sirve para ser más reales, ¿para qué demonios sirve?
(…) esa área de antítesis que existe entre clásico y romántico, un par
de términos relacionados con ciertas políticas literarias que, como tales,
suscitan tormentas de pasión (…)
(…) por los términos en que se ha dado la controversia entre lo clásico
y lo romántico, designar a cualquier obra de arte como clásica puede
significar, por un lado, la más alta alabanza y, por el otro, la más
desdeñosa ofensa según el partido al que uno pertenezca; es decir,
implica asignar ciertos méritos o ciertas fallas: perfección formal por un
lado, absoluta carencia de frialdad estética por el otro; pero a mí lo que
me interesa es definir un tipo de arte y no si éste es absolutamente y en
todo respecto mejor o peor que otro tipo de arte.
(n) Si tuviera que destacar en la historia de las ideas una figura que
comprendiera y practicase la ciencia como cultura, sería el danés Niels
Bohr, demasiado desconocido para el gran público.
La razón de que tan pocos poetas jóvenes sigan publicando poesía hoy
día después de haberlo hecho alrededor de los veinte años de edad no es
necesariamente –como yo solía creer- la decadencia del mecenazgo y la
imposibilidad de ganarse la vida decentemente con la profesión de poeta.
Hay varios modos de ganarse la vida compatibles con la composición de
poemas, y la publicación de estos no es difícil. La razón es que algo
muere en el poeta. Tal vez ha comprometido su dignidad poética
valorando algún campo de experiencia -literario, religioso, filosófico,
dramático, político o social- más que el poético. Pero quizá también ha
perdido su concepto de la Diosa Blanca: la mujer a la que consideraba
una Musa, o que era una Musa, se ha convertido en una mujer
domesticada y ha hecho que el se convierta también en un hombre
domesticado. La lealtad le impide separarse de ella, sobre todo si ella es
la madre de sus hijos y se enorgullece de que se la considere una buena
ama de casa; y al desaparecer la Musa desaparece también el poeta. Los
poetas ingleses de principios del siglo XIX, cuando el público lector de
poemas era muy numeroso, se daban incómodamente cuenta de este
problema y trataron de poetizar la domesticidad, aunque ninguno de
ellos con buen éxito poético. La Diosa Blanca es antidoméstica, es la
“otra mujer” perpetua, y es ciertamente difícil que una mujer sensible
desempeñe su papel durante más de unos pocos años, porque la tentación
de suicidarse incurriendo en la simple domesticidad acecha en el corazón
de toda ménade y musa.
La gente que va al teatro busca olvidarse de ella misma; los que van al
concierto tratan más bien de encontrarse.
No son nuestros vicios los que nos hacen sufrir, sólo sufrimos por no
poder resignarnos a ellos.
Si, creo que existe (la inspiración) y que a uno lo visita. Pero atempero
esa afirmación agregando que la inspiración viene cuando uno trabaja.
Si uno escribe y trabaja y pone toda la atención en lo que hace, ella
viene.
No recuerdo quién fue el lingüista que dijo algo tan bonito y tan
inquietante como esto: “Cada uno de nosotros no dice más que una sola
frase, que sólo la muerte puede interrumpir”. Es como una especie de
escalofrío poético que recorriese todo el conocimiento.
Shaw prevenía a Henry James con estas palabras: “No es una obra de
arte lo que la gente espera de ti; lo que quieren es ayuda”. Los lectores
quieren que les confirmes sus creencias, incluyendo las creencias que
tienen acerca de ti (como escritor).
(…) podemos imaginar que si amor y deseo logran fundirse, con total
reciprocidad y en el mismo momento, se crea entonces la posibilidad
concreta de un matrimonio perfecto. Pienso que por lo menos
deberíamos proponernos la perfección en todo cuanto hacemos y
decimos.
Sólo hay un rincón del universo que puedes mejorar con certeza, y
éste es tu propia persona. De modo que por allí haz de empezar, no por
fuera, no por los demás.
(…) antes del lenguaje, está la memoria. Cierta forma. Cierto modo
de la memoria que es absolutamente distinta de la avara memoria del
erudito, de la lúcida del científico, de la totalizadora del filósofo. Una
memoria que selecciona sus elementos guiada por un instinto oscuro,
como lo hacen los pájaros con los materiales con los que van a construir
su nido. Una memoria que conserva lo importante pero cuyo criterio de
lo importante no es el criterio que se conserva convencionalmente.
Tal como es, el mundo les gusta sólo a unos pocos optimistas, que no
tienen fantasía suficiente para imaginarlo mejor.
Los peores momentos de todos han sido cuando he querido ser sólo
uno. Lo he intentado caminando por la playa de noche, mirando las
estrellas, pensando: sé uno, sé uno. Nunca funciona. Exactamente
cuando me siento ascender, girar, rodar y percibo ese zumbido de reloj
de chimenea preparándose para dar la hora, las demás personalidades
empiezan a hablar. Sea lo que sea lo que estas pensando, dicen, de
ninguna manera es así. La única forma de callarlos, de hacerlos
detenerse, es tocar música. Eso lo logra. Bach los detiene siempre, casi
como si fuera eso lo que esperaban.
I’m thankful
for happy hours,
I’m thankful
for all the flowers.
Onitsura, 1660-1738
Traduzco la versión inglesa de Harold G. Henderson
Cuando un hombre realiza (a) una mujer y una mujer realiza (a) un
hombre, ambos pueden encontrarse sin tener que reprimir ni temer nada
en absoluto. Pueden convertirse en una sola persona. Y éste es el paraíso,
o al menos, una de las experiencias más próximas al paraíso de entre
todas aquellas que puedo imaginar como posibles.
-¿Cómo ve el cosmos?
-¿Las estrellas, las constelaciones? Es un gran misterio. En verdad, no
sé por qué es como es. Para mí todo es desconocido, no hay ninguna
explicación. Los hombres de ciencia lo explican, pero no lo acepto,
porque pienso que sobre el cosmos se puede decir todo lo que se quiera.
Creo haber dicho en alguna parte: Lo que el mundo tiene de maravilloso
es que da respuesta a todas las preguntas que se le plantean. La vida
responde a todas las preguntas, y pueden darse todas las respuestas que
se desean. Está en nosotros decidir.
Los místicos indios sostienen que para pensar con completa claridad
en sentido religioso uno debe eliminar previamente todo deseo físico,
inclusive el deseo de seguir viviendo; pero esto no es lo que sucede en
modo alguno con el pensamiento poético, pues la poesía arraiga en el
amor, y el amor en el deseo, y el deseo en la esperanza de una vida
continua. Sin embargo, para pensar con completa claridad en sentido
poético uno debe primeramente de desembarazarse de muchos
impedimentos intelectuales, incluyendo todas las preocupaciones
doctrinales dogmáticas: la pertenencia a un partido político, una secta
religiosa o una escuela literaria deforma el sentido poético (…) introduce
algo que no viene al caso, destructor, en el círculo mágico trazado con
una vara de fresno, avellano o sauce y dentro del cual el poeta se aísla
para el acto poético. Debe conseguir a toda costa la independencia social
y espiritual, aprender a pensar tanto mítica como racionalmente y no
dejarse asombrar por los fantásticos animales no zoológicos que se
introducen en el círculo; y que vienen para que se les interrogue, no para
alarmar.
La poesía –en el sentido del conjunto de casos de los que cada poeta
nuevo deduce la idea poética- se ha ampliado cada vez más durante
muchos siglos. Los casos son tan numerosos, variados y contradictorios
como los del amor; pero así como “amor” es un palabra que posee una
magia lo suficientemente potente para hacer que el verdadero
enamorado olvide sus usos más viles y falsos, así también es la palabra
poesía para el verdadero poeta
Los surrealistas hacían uso del sueño, y el sueño es, por supuesto, un
aspecto maravilloso y fecundo de la experiencia. Conciente o
inconcientemente, todos los escritores emplean el sueño, aun cuando no
sean surrealistas. La mente despierta es la menos servible en las artes.
En el proceso de escribir uno lucha por sacar lo que es desconocido para
uno mismo. Registrar tan sólo aquello de lo que uno está conciente no
significa nada, realmente, no lo lleva a uno a ninguna parte. Cualquiera
puede hacer eso con un poco de práctica, cualquiera puede ser esa clase
de escritor.
(…) Soñó con flores rarísimas que no figuran en ningún catálogo pero
que algún día aparecerán en la tierra porque todo lo que imaginamos o
soñamos existe alguna vez en el mundo.
Silvina Ocampo
CIENCIA ANTIGUA Y GENERALIZACION
Es más difícil tener una buena cocina que una gran literatura, como
lo enseña el ejemplo de Inglaterra.
Ludwig von Bertalanffy Teoría general de los sistemas, (p. 87, 88)
COINCIDENCIA
Las pasiones humanas son un misterio, y a los niños les pasa lo mismo
que a los mayores. Los que se dejan llevar por ellas no pueden
explicárselas, y los que no las han vivido no puedan comprenderlas. Hay
hombres que se juegan la vida para subir a una montaña. Nadie, ni
siquiera ellos, pueden explicar realmente por qué. Otros se arruinan
para conquistar el corazón de una persona que no quiere saber nada de
ellos. Otros se destruyen a sí mismos por no saber resistir los placeres de
la mesa… o de la botella. Algunos pierden cuanto tienen para ganar en
un juego de azar, o lo sacrifican todo a una idea fija que jamás podrá
realizarse. Unos cuantos creen que sólo serán felices en algún lugar
distinto, y recorren el mundo durante toda su vida. Y unos pocos no
descansan hasta que consiguen ser poderosos. En resumen: hay tantas
pasiones distintas como hombres distintos hay.
La pasión de Bastián Baltasar Bux eran los libros.
El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive sólo una
vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni
enmendarla en sus vidas posteriores (…) No existe posibilidad alguna de
comprobar cuál de las decisiones es la mejor, porque no existe
comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin
preparación. Como si un actor representara su obra sin ningún tipo de
ensayo. Pero ¿qué valor puede tener la vida si el primer ensayo para
vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni
siquiera boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un
borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto
de nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro (…) Lo
que sólo ocurre una vez es como si no ocurriera nunca. Si el hombre sólo
puede vivir una vida es como si no viviera en absoluto.