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Universidad Modular Abierta

Catedrático: Licenciado Wilfredo Moran Conrado

Materia: Derecho Tributario

Tema: Los Tributos

Estudiantes:

María Del Carmen Pérez Delgado

José Luis Zaldivar Valle

Oscar Willian Portillo

Sandra Yamilleth Cornejo de Córdoba

Roxi

Fecha de entrega: x 00 de febrero de 2018


INTRODUCCION
Lo que se pretende con el presente trabajo de investigación sobre los temas a
investigar “teoría de los tributos y evolución histórica, relación del derecho tributario
con otras ramas del derecho, principios constitucionales que informan el derecho
tributario, las garantías constitucionales del contribuyente (legalidad, legalidad de la
tributación, igualdad tributaria, equidad, respeto de derecho de propiedad) y fuentes
del derecho tributario”, es dar a conocer que tan eficaces son los tributos como
fuente de ingreso público para el Estado Salvadoreño.

Es de suma importancia saber que dentro de las distintas especialidades del


Derecho, el que constituye una de las ramas de mayor importancia práctica es el
Derecho Tributario. A nadie escapa, que el fenómeno de la tributación ha sido y
sigue siendo, motivo de constante preocupación para los contribuyentes, debido a
las implicaciones económicas que se derivan de dicho fenómeno. Por lo que
hacemos énfasis que el Derecho Tributario, que contiene en su conjunto las teorías,
los Principios y Normas Jurídicas que son aplicables a todos los tributos internos
del país que están legalmente bajo la competencia jurídica de la Administración
Tributaria. Dado que el ente rector de la Administración Tributaria Salvadoreña es
el Ministerio de Hacienda. Estos Principios y Normas Jurídicas son aplicables a las
Relaciones jurídicas de carácter tributario que se originen por los Tributos impuestos
legalmente por la Administración Tributaria.

Considerando que los tributos son aquellos ingresos que se clasifican como
impuestos, tasas y contribuciones especiales que obtiene el Estado mediante el
ejercicio de su poder de imperio, en el desarrollo de esta investigación daremos a
conocer la importancia y contenido de cada uno de ellos, para lograr hacer un
análisis del tema y ver si son eficaces como ingresos públicos percibidos por el
Estado Salvadoreño.

Por tanto, el propósito de este trabajo es que conozcamos la importancia que tienen
los tributos para considerarse así la mayor fuente de ingresos públicos que obtiene
el Estado, y como éstos al tener eficacia, influyen en la economía del país.
TEORIA DE LOS TRIBUTOS Y EVOLUCION HISTORICA
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
El origen del tributo se remonta a los tiempos pretéritos en que implicaba sumisión
y humillación, dado que era pagado por los derrotados a los vencedores de las
contiendas bélicas. Así, Osvaldo Soler nos dice que “los impuestos extraordinarios
aplicados en tiempos de guerra se fueron transformando en permanentes en razón
de los frecuentes conflictos bélicos”. Por lo que la obligación de tributar para los
habitantes de un determinado territorio era parte de la dominación que ejercían
pueblos con más desarrollo o con algún tipo de ventaja sobre otro.

Así, a través de la historia de la humanidad podemos observar cómo la imposición


de tributos, concepto fundamental del Derecho Tributario, ha estado presente
siempre en la vida cotidiana del ser humano. Y no necesariamente, de los tributos
impuestos específicamente bajo una legislación; sino de tributos en los que no era
necesaria una legislación, aquellos que se imponían simplemente porque sí, porque
existía una superioridad de cualquier tipo o porque existía alguien que deseaba
rendirlos, quizá en forma de agradecimiento, y porque había alguien a quien era
grato recibirlos. A continuación estableceremos las distintas formas en las que eran
vistos los tributos en cada etapa de las civilizaciones.

La Estructura Tributaria ha sido directamente influida en los distintos países por el


proceso de evolución histórica y económica.

A mediados del siglo XIX y bajo el imperio de las ideas liberales, los sistemas
tributarios de los diversos países asumen determinadas características con
predominio de los impuestos de tipo objetivo; dichos impuestos de tipo objetivo no
consultan la capacidad tributaria.

A pesar de todas estas “señales” existentes en la antigüedad respecto al tributo, al


hablar de Derecho Tributario como rama del Derecho, concretamente, no podemos
remontarnos mucho tiempo atrás, pues como ya lo dice Antonio Berliri15 “es una
opinión ampliamente difundida, por no decir aceptada de manera unánime, que el
estudio del Derecho Tributario es de origen muy reciente y que incluso, si se
prescinde de algún comentario a determinadas leyes impositivas, no es posible
atribuir a esta rama del Derecho una fecha de nacimiento anterior a los principios
de este siglo (S. XX)”.

Sin embargo, no podemos negar que el Derecho Tributario posee una tradición
plurisecular y que podemos constatar en distintas épocas como por ejemplo en el
caso de Bartolo (1314-1357) que en el comentario a la lex placet C de sacrosantis
ecclesiis se ocupa de centenares de cuestiones tributarias, debe reconocerse que
le prestó una consideración al menos igual a la de las otras ramas del Derecho. A
partir del 1300 encontramos tratados específicos de Derecho Tributario como el
“Ritus magnae Camerae summariae Regni Neapolis” que como advierte Pertile, es
“un tratado científico con demostraciones, referencias a diversas opiniones,
cuestiones y ejemplos, a veces con mucha libertad de juicio y condenación de los
métodos de Hacienda.”

En el siglo XVII los escritos acerca de Derecho Tributario, encuadrándole


científicamente, aumentan notablemente, generando así un progreso eminente;
destaca, entre otras obras, el “Tractatus iuridico -politico -historicus de aerario” cuyo
autor fue Gaspar Klockius. El siglo XVIII marca un compás de espera en el desarrollo
del Derecho Tributario, ya que el impuesto, mientras se examina, atenta
agudamente desde el punto de vista económico influyendo también la crisis por la
que atraviesa en este momento de la historia el Derecho Público.

Con la Revolución francesa el Derecho Público se fracciona en varias ramas, entre


las cuales revisten especial importancia el Derecho Constitucional y el
Administrativo, en el cual queda sin más comprendido también el Derecho Tributario;
sin embargo, este último sigue careciendo de autonomía con respecto al Derecho
Administrativo y a la Economía. No es hasta comenzar el siglo XX que se afirma la
tendencia a considerar el Derecho Tributario como una disciplina autónoma
respecto al Derecho Administrativo y es principalmente por Griziotti que se afirma
explícitamente la autonomía científica de esta rama. Por lo que el nacimiento del
Derecho tributario como autentica disciplina jurídica se produjo con la entrada en
vigencia de la ordenanza tributaria alemana de 1919. Este instrumento
desencadenó, según Héctor Belisario Villegas, un proceso de elaboración doctrinal
de esta disciplina, tanto por los abundantes problemas teóricos con implicancia
práctica que el texto planteó, como por su influencia en la jurisprudencia y la
legislación comparada. Para otros autores, el nacimiento del Derecho Tributario se
remonta al año de 1906, cuando se publica en Austria, “Grundriss des Finanzrechts”,
escrito por Franz von Myrbach-Rheinfeld, obra que se ve como el primer tratado de
derecho impositivo.

No fue fácil dar nacimiento al Derecho Tributario, los autores que en la segunda
mitad del siglo XIX generaron la solidez creciente del Derecho Administrativo, entre
otros, Laband, Jellinek y especialmente Otto Mayer, dedicaron atención a configurar,
una suerte de “derecho de los impuestos”, como parte integrante del Derecho
Administrativo. Sin embargo en la segunda mitad del siglo XX, y como consecuencia
del desarrollo científico del Derecho Tributario, se reaccionó ante esta tesis
autoritaria, iniciándose los intentos por poner de relieve la juridicidad del tributo y de
las relaciones que genera, la cual dio nacimiento a las teorías clásicas o
fundacionales, la teoría de la función pública y la teoría de la Potestad de la
imposición.

Al avanzar la industrialización y el Estado, el sistema tributario amplía su campo de


acción, y debido a esto surgen una gran variedad de razones que van variando las
características objetivas de los sistemas tributarios, así que comienza a
desarrollarse el impuesto general y progresivo a la renta de tipo subjetivo, que es
de gran eficiencia y rendimiento por lo que es considerado como un agente
consultivo de la equidad, la capacidad constructiva y es inútil el instrumento de
distribución de las riqueza, de aquí en adelante diversos países comienzan a
adoptar estos impuestos de tipo subjetivo, basándose en la imposición que tiene por
mira la persona y no los objetivos gravados.

Los sistemas tributarios en general, tienen como base fundamental el impuesto


progresivo de las rentas de las personas físicas que asocia el patrimonio y la
herencia como complemento se mantienen los impuestos a los consumos en
general.
En la actualidad se comienza a pensar que dicho impuesto no alienta ni ayuda al
bienestar de las inversiones, no ayuda a la mejora de la producción y es sumamente
fácil d evadirlo, debido a esto, se cree que es dañino para el funcionamiento de los
sistemas tributarios. La tendencia progresiva para los próximos años, es mantener
y afianzar el impuesto a las ventas que es la forma del muy conocido Impuesto al
Valor Agregado (IVA).

TEORIA DE LOS TRIBUTOS


TEORÍA TRIBUTARIA DE DAVID RICARDO
Ricardo (1959), en su teoría sobre tributación, elaborada en 1817, señala que “el
problema principal de la economía política, consiste en determinar las leyes que
regulan la distribución entre los propietarios de la tierra, los del capital necesario
para cultivarla y los trabajadores que la cultivan”. Es por ello, que el principal
problema que observó Ricardo en su época, fue la distribución de la riqueza, puesto
que la realidad observada, era el enriquecimiento de unos y el empobrecimiento de
otros, a veces en el mismo tiempo.

En concordancia con lo citado anteriormente, el mismo autor señala, que el reparto


o distribución de la riqueza, es precisamente la cuestión más susceptible de ser
influida por las ideas políticas y sociales, ya que se pone en ella de manifiesto la
pugna entre los intereses económicos de las distintas clases sociales. Y por ello,
estableció la importancia de los impuestos, puesto que son una parte del producto
de la tierra y del trabajo de un país, que se pone a disposición del Gobierno, y su
importe se paga, deduciéndolo del capital o de las rentas del país.

Ahora bien, esa capacidad para pagar los impuestos, no depende del valor total en
dinero de la masa de mercancías, ni del valor en dinero de los ingresos netos de los
capitalistas y terratenientes, sino del valor en dinero de los ingresos de cada
individuo, comparados con el valor en dinero de las mercancías que consume
habitualmente, para ello, se recurre a una serie de impuestos necesarios para cubrir
los gastos del gobierno, entre ellos están: Los impuestos sobre los productos del
suelo, impuestos sobre la renta de la tierra, diezmos, impuestos sobre la tierra,
impuestos sobre el oro, impuestos sobre edificios, impuestos sobre los beneficios,
impuestos sobre los salarios, impuestos sobre mercancías que no son productos
del suelo y los impuestos para asistencia a los pobres.

Cabe destacar, que los impuestos vienen a contribuir en el incremento de los


ingresos del Estado, aunque los mismos podrían disminuir los beneficios del capital
y del trabajo de cada uno de los afectados que cancelan dichos impuestos, aunque
según señala Ricardo, “generalmente esos impuestos recaen sobre el consumidor
del producto, aunque no en todos los casos, como es el impuesto sobre la renta,
que recaería exclusivamente sobre el propietario, quien no podría en modo alguno,
trasladarlo a su arrendatario”, pero redundaría en beneficios para una mejor
distribución del ingreso, siempre y cuando el Estado se maneje eficientemente. En
virtud de ello, uno de los impuestos que contribuiría en disminuir la desigual
distribución de la riqueza o del ingreso, sería el impuesto para asistencia a los
pobres.

Este impuesto de beneficencia, pretendía aliviar la situación de los sectores más


vulnerables de la sociedad, quienes eran los sectores en condiciones de pobreza,
pero para cumplir su objetivo, esto es, “para socorrer a los necesitados” el Estado
requería de un aumento de la producción, puesto que como lo manifiesta Ricardo,
“un incremento de la producción por encima de su consumo anual, incrementa el
capital”, y ello causaría un incremento de los recursos del pueblo y del Estado,
ocasionando bienestar social a la población. Tal como le sucedió al gobierno inglés
y así lo describe Ricardo:

A pesar de los gastos inmensos del gobierno inglés durante los veinte años últimos,
es indudable que fueron compensados con creces por un aumento de la producción
en parte del pueblo. El capital nacional, no fue meramente reproducido, sino
grandemente aumentado, por lo que la renta anual de los habitantes, aún después
de pagados los impuestos, es probablemente, en la actualidad, mayor que en
cualquiera época anterior de nuestra historia.

Por lo tanto, debiera ser tarea de los gobiernos (previa recaudación eficiente de los
tributos) estimular al sector privado, para que aumenten sus capitales y rentas, con
la finalidad de diversificar el aparato productivo, dar incentivos para incrementar la
producción, a través de mejoras en la productividad, para así generar nuevas
fuentes de trabajo, con el objeto de aumentar el consumo, el ahorro y la inversión,
a fin de crear mayores niveles de satisfacción a la población.

TEORÍA GENERAL DE LA TRIBUTACIÓN Y LOS TRIBUTOS


La tributación es un concepto que se articula Alrededor de algunos principios
básicos, que provienen de varios enfoques: económico, jurídico, administrativo,
social, entre otros orientación de la política tributaria

Como un componente de la política fiscal, la tributación está principalmente


destinada producir ingresos, para el presupuesto público, que financien el gasto del
Estado. Está función de la política tributaria debe estar orientada por algunos
principios fundamentales sobre la imposición que se han enunciado, evolucionado
y probado a través del tiempo, estos sirven de pautas para el diseño de los sistemas
tributarios. Mientras más apegada a ellos es una política tributaria, los resultados de
su aplicación, son más deseables y favorables, tanto para el Estado como para los
ciudadanos.

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA TEORÍA DE LA TRIBUTACIÓN


Los principios de la tributación emergen de enfoques del fenómeno de la imposición
desde diferentes ángulos: el económico, el jurídico, el social, el administrativo, etc.
Ellos pretenden servir de pautas u orientaciones para el diseño de los sistemas
tributarios, de manera que se preserven los valores o criteriosa técnicos que lo
conforman

De cada uno de los principios que guían la teoría de la tributación surgen


importantes características que debe reunir una política tributaria. A continuación se
enumeran los principios y las características que cada uno aporta a la política fiscal

1. El principio de la suficiencia.

2. El principio de la equidad.

3. El principio de la neutralidad.
4. El principio de simplicidad.

TRIBUTOS
Los tributos son prestaciones en dinero, bienes o servicios, determinados por la Ley,
que el Estado recibe como ingresos en función de la capacidad económica y
contributiva del pueblo, los cuáles están encaminados a financiar los servicios
públicos y otros propósitos de interés general.

Los tributos en nuestro país están dispuestos y regulados por la Ley en el Código
Tributario.

Son de varias clases y pueden gravar o imponerse sobre el consumo o el gasto de


los contribuyentes, sobre sus fuentes de ingreso económico y por concepto de un
servicio prestado por el Estado.

Aunque se utiliza el término impuesto como sinónimo de tributo, la legislación


ecuatoriana determina que los impuestos son uno de los tipos de tributos junto con
las tasas y las contribuciones.

CLASIFICACIÓN DE LOS TRIBUTOS


Nuestro Código Tributario acoge una clasificación tripartita de los tributos, y
establece que se entiende por tributos a:

• Los impuestos

Son contribuciones que se pagan por vivir en sociedad, no constituyen una


obligación contraída como pago de un bien o un servicio recibido, aunque su
recaudación pueda financiar determinados bienes o servicios para la comunidad.
Los impuestos podrían ser considerados como los tributos de mayor importancia en
cuanto a su potencial recaudatorio y a diferencia de los otros tipos de tributos se
apoyan en el principio de equidad o diferenciación de la capacidad contributiva.

• Las tasas

Son tributos exigibles por la prestación directa de un servicio individualizado al


contribuyente por parte del Estado, esta prestación puede ser efectiva o potencial
en cuanto a que si el servicio está a disposición, el no uso no exime su pago. Las
tasas se diferencian de los precios por ser de carácter obligatorio por mandato de
la Ley.

• Las contribuciones especiales o de mejoras

Son pagos a realizar por el beneficio obtenido por una obra pública u otra prestación
social estatal individualizada, cuyo destino es la financiación de ésta.

POTESTAD TRIBUTARIA
Comenzaremos por las definiciones de dos autores que explican el poder tributario
y como está relacionado con la soberanía del estado, son conceptos relacionados
para entender a que nos referimos cuando nombramos la potestad tributaria porque
viene acompañada del entendimiento que podemos adquirir del estudio de este
conjunto.

Para HECTOR VIILEGAS autor argentino, el estudio de los términos poder tributario
y potestad tributaria, debe iniciarse aclarando el concepto de soberanía. Apunta el
autor, que para la ciencia política la soberanía significa “estar por encima de todo y
de todos”. La soberanía reside en el pueblo y de ella emana, entre otros múltiples
poderes y facultades, el poder tributario, que se define como “la facultad o la
posibilidad jurídica del Estado de exigir contribuciones a las personas sometidas a
su soberanía”. Del poder tributario surge, en primer lugar, la potestad tributaria, que
es la facultad de dictar normas jurídicas de las cuales nace para ciertos individuos
la obligación de pagar tributos, esto es, la “facultad estatal de crear, modificar o
suprimir unilateralmente tributos”, lo cual, traducido al campo jurídico, implica la
posibilidad de dictar normas generadoras de contribuciones que las personas deben
entregar coactivamente, para atender las necesidades públicas. Desde este punto
de vista, si la potestad tributaria viene atribuida por ley, será posterior, lógica y
cronológicamente, al poder tributario que se fundamenta en la soberanía. Queda
claro, entonces, que la potestad tributaria se ejerce a través de los órganos
legislativos y sobre la base de leyes formales que contendrán los elementos del
tributo y de la obligación tributaria.
Entes políticos territoriales que tienen potestad tributaria:

• La República (Poder Nacional) – Asamblea Nacional

• Los Estados (Poder Estadal) – Consejo Legislativo

• Los Municipios (Poder Municipal) – Consejo Municipal

• Potestad tributaria de los entes políticos: Es la posibilidad que tienen éstos


de crear tributos.

CARACTERISTICAS
De manera resumida, podemos precisar las siguientes características de la potestad
tributaria:

• Es inherente o connatural al estado.

• Emana de la norma suprema.

• Es ejercida por el poder legislativo.

• Faculta para imponer contribuciones mediante la ley.

• Fundamenta la actuación de las autoridades.

Por tanto, como ya se indicó, cuando hacemos alusión a la potestad tributaria nos
referimos necesariamente a la fuerza que emana de la propia soberanía del estado,
que puede ser ejercida discrecionalmente por el poder público, y que se agota en
su propio ejercicio.

COMPETENCIA TRIBUTARIA
Es un tema que cobra actualidad cuando se considera el tema de cómo atraer hacia
el país inversión extranjera directa de largo plazo. Es un tema polémico, hay
personas a favor y en contra de ella, cada uno con argumentos atendibles.

A veces referida como competencia fiscal, surge debido a la globalización y a la


mayor movilidad internacional del capital. A partir de la década de los años ‘80 del
siglo pasado, especialmente los países en vías de desarrollo comenzaron a
competir entre ellos para atraer hacia sus economías inversión de capital. Para
conseguir este objetivo, los países recurrieron a otorgar franquicias tributarias y
otras reducciones de gravámenes a las empresas inversionistas extranjeras.

Analizando los argumentos pro-competencia tributaria, observamos que estos


señalan que la baja en las tasas impositivas reduce la pérdida de eficiencia que
colocan los impuestos, aumentando el bienestar social del país.

Es importante no perder de vista que se trata de una competencia, por lo tanto,


cuando un país baja sus impuestos y otros gravámenes, puede ser neutralizado por
otro país haciendo lo mismo.

Por lo tanto, es importante el momento en que cada país hace su reducción y la


reacción de los demás países, para saber sobre el impacto de esta medida.

INGRESOS PÚBLICOS
Clasificación financiera:

Ordinarios:

• Tributarios: Impuestos, tasas, contribuciones especiales (por mejoras y


parafiscales).

• No Tributarios: Dominio territorial, industrial y comercial.

Extraordinarios:

• Empréstitos: internos y externos.

PRINCIPIOS DEL DERECHO TRIBUTARIO


Los principios del Derecho Tributario, que nutren la producción de sus normas y su
aplicación, son numerosos. Atendiendo a su fuente, la doctrina los divide en
principios constitucionales y legales6. Los principios del Derecho (entre ellos los
Tributarios) “siempre tratan de algo normativo, de preceptos del deber ser que
formulan en orden a la realización de determinados objetivos” Debido a ello, los
principios del Derecho Tributario son utilizados para la integración e interpretación
del Ordenamiento Tributario.
RELACIÓN DEL DERECHO TRIBUTARIO CON OTRAS RAMAS DEL
DERECHO.
El Derecho Tributario se relaciona con el Derecho Procesal porque existen
procedimientos tributarios, los cuales se rigen por el código tributario, que es el
conjunto de normas que regula los derechos y obligaciones entre el Estado, en su
calidad de acreedor de los tributos, y las personas a quienes la ley responsabiliza
de su pago y por el código procesal civil, que tiene por finalidad la realización de los
Derechos que en abstracto reconoce el derecho objetivo, realización que supone la
Solución de los conflictos por un órgano del estado, previo un procedimiento
establecido.

CON EL DERECHO CONSTITUCIONAL


El derecho tributario se relaciona con el derecho constitucional porque la
constitución contiene normas tributarias como el principio de legalidad, en
consecuencia es claro que también debemos estudiar esta rama del derecho
cuando estudiamos derecho tributario, ya que en el derecho constitucional, los
organismos constitucionalmente autónomos están obligados a tributar. En tal
sentido el Poder Judicial y el Ministerio Publico entre otras instituciones tributan.

CON EL DERECHO CIVIL


El derecho tributario se relaciona con el derecho civil porque existen normas del
código civil aplicables a la primera rama del derecho mencionada. Por lo cual todo
tributaria debe dominar el derecho civil entre otras ramas del derecho.

CON EL DERECHO PENAL


El derecho tributario se relaciona con el derecho penal por que existen delitos
tributarios y ley penal tributaria. Es decir, importa mucho a la tributaria los delitos
tributarios.

CON EL DERECHO INTERNACIONAL


El derecho tributario se relaciona con el derecho internacional porque existe el
derecho tributario internacional y porque se estudia la doble tributación. Tema sobre
el cual se ha escrito muy poco en el caso peruano y que si existe bibliografía en la
doctrina extranjera.

CON EL DERECHO MERCANTIL


El derecho tributario se relaciona con el derecho mercantil porque las empresas
individuales de responsabilidad limitada y sociedades están obligadas a tributar. Es
decir, todo tributaria debe conocer las responsabilidades que establece el derecho
societario para los distintos tipos societarios.

CON EL DERECHO COOPERATIVO


El derecho tributario se relaciona con el derecho cooperativo porque las
cooperativas están obligadas a tributar. En consecuencia es claro que todo
tributarista debe conocer la organización de una cooperativa.

CON EL DERECHO AGRARIO


El derecho tributario se relaciona con el derecho agrario porque las comunidades y
empresas comunales están obligadas a tributar. Por lo cual todo aquel abogado que
aspire a ser tributarista debe dominar las personas jurídicas del derecho agrario.

CON EL DERECHO SOCIETARIO


El derecho tributario se relaciona con el derecho societario por que las sociedades
están obligadas a tributar. Es decir, todo tributarista debe conocer los tipos
societarios, al igual que su organización y los tipos de responsabilidad.

CON EL DERECHO ADMINISTRATIVO


El derecho tributario se relaciona con el derecho administrativo porque las
instituciones públicas están obligadas a tributar. En tal sentido las oficinas
registrales, indecopi, direcciones regionales y gobiernos regionales tributarias

CON EL DERECHO LABORAL


El derecho tributario se relaciona con el derecho laboral porque las organizaciones
sindicales están obligadas a tributar. Las organizaciones sindicales son sindicatos,
federaciones y confederaciones. Principios Constitucionales que informa el Derecho
Tributario
Luis María Cazorla Prieto, define los principios constitucionales como “las directrices
generales que, incluidos en la Constitución y con valor jurídico directo o indirecto,
fijan los criterios básicos que integran la esencia constitucional y han de servir de
inspiración y límite infranqueable para la legislación ordinaria en el terreno de que
se trate”. Los principios constitucionales, relacionados con la materia tributaria, se
tratarán someramente a continuación, ya que por su complejidad y extensión,
requerirían una tesis individual para su estudio.

Principio de Legalidad. Unos de los principios esenciales del Estado moderno es el


de legalidad de la tributación, también conocido por reserva de ley. Por otra parte,
es doctrina admitida, que la creación de impuestos es facultad exclusiva del Poder
Legislativo y que no es lícito, desde el punto de vista constitucional, aplicarlos a
objetos u operaciones no gravados por la ley. Así lo establece el Art. 231 inc. 1º Cn.,
que dice “No pueden imponerse contribuciones sino en virtud de una ley y para el
servicio público.”

Principio de Igualdad. El principio de igualdad tributaria ha sido definido como la


obligación que tienen los poderes públicos de gravar igual a los sujetos que se
encuentran en la misma situación y desigualmente a los que están en situaciones
diferentes. Podríamos decir, que este principio es un tipo especial de la igualdad
ante la ley recogida normalmente en las Constituciones de varios países del mundo
y concretamente en el Art. 3 de nuestra Ley Fundamental. El maestro español Juan
Martín Queralt, en “Jurisprudencia Financiera y Tributaria del Tribunal
Constitucional”, nos explica que “lo que prohíbe el principio de igualdad jurídica es
la discriminación, es decir, que la desigualdad del tratamiento legal sea injustificado
por no ser razonable”.

Principio de Capacidad Económica. Algunos autores de la ciencia económica o


jurídica también denominan a este principio: principio de capacidad de pago o
capacidad contributiva. Siempre se hace referencia a la aptitud, a la posibilidad real,
a la suficiencia de un sujeto de derecho para hacer frente a la exigencia de una
obligación dineraria concreta por parte de una Administración Publica. Para Calvo
Ortega la capacidad económica es una “situación subjetiva patrimonial en relación
con obligaciones dinerarias determinadas”. Para mayor comprensión, un propietario,
un consumidor, un profesional o un trabajador, están en situaciones de capacidad
económica en relación con obligaciones (tributos) exigidos precisamente por la
propiedad de bienes, el consumo de productos, la obtención de un beneficio
profesional o el rendimiento del trabajo por cuenta ajena, respectivamente. Sigue
diciendo Calvo Ortega: “tiene capacidad económica el titular de una situación
patrimonial concreta y suficiente frente a la obligación tributaria que se derive de
esa misma situación”. En El Salvador, nos recuerda Álvaro Magaña, “la formula
equivalente a la expresión “relación equitativa”, de nuestras últimas tres
Constituciones fue recogida inicialmente en ocho Constituciones sucesivas, desde
1841 hasta 1886 y, era, con “la debida proporción” por lo que, en casi todas las del
siglo pasado (excepto la primera de 1824), esa fue la formulación hasta que en 1939
se convirtió en “relación equitativa y justa” y finalmente en 1950, se adopta el texto
vigente, que igual a los anteriores constituye una clara referencia al principio de
“capacidad económica” que como nos recuerda en su Curso Juan Martín Queralt y
los otros profesores españoles, viene desde Bayona en 1807 y de ahí llega hasta
nosotros “la proporción a los haberes”, que en España pasa de “haberes” a
“capacidad contributiva” o “capacidad económica” que no es más que el principio
material de justicia en el ámbito tributario”.

Principio de Progresividad. Nosotros entendemos progresividad con Pérez Royo,


como aquella característica de un sistema tributario según la cual “a medida que
aumenta la riqueza de cada sujeto, aumenta la contribución en proporción superior
al incremento de riqueza”. Es decir, “Los que tienen más, contribuyen en proporción
superior a los que tienen menos”. Con respecto al desarrollo de este principio en
nuestras Constituciones, Álvaro Magaña señala, que “nosotros pensamos que la
expresión “en relación equitativa” de nuestro art. 131 Nº 6º de la Constitución, fue
un paso en la orientación del sistema tributario a la progresividad cuando sustituye
los términos empleados por las primeras Constituciones nuestras del siglo XIX o
sea: “con la debida proporción”, muy parecida a la de las primeras Constituciones
españolas que era: “en proporción de sus haberes”, que podía considerarse como
un criterio proporcional”.
Principio de Generalidad. Este principio supone que todos los sujetos de derecho
están sometidos al poder tributario y que no se pueden establecer exoneraciones
individuales o de grupo (a personas físicas o jurídicas) que no estén justificadas por
el propio ordenamiento y concretamente por la Constitución misma. El Profesor
Fernando Sainz de Bujanda, en sus “Lecciones de Derecho Financiero”,
conceptualizó este principio así: “El principio de generalidad significa que todos los
ciudadanos han de concurrir al levantamiento de las cargas públicas”. El principio
de generalidad, “es por una parte, una reacción contra privilegios históricos que
declaraban exentas a personas y clases determinadas y, por otro lado, una
manifestación concreta del más amplio de igualdad ante la ley; en nuestro caso,
ante la ley fiscal” . Es esta característica subjetiva la que diferencia el principio de
generalidad tributaria del de capacidad económica; aquél responde a la pregunta a
quién se grava y éste a cómo se grava. Con respecto a la proximidad y relación con
el principio de igualdad, el principio de generalidad puede formularse de la siguiente
forma: todos deben soportar las cargas tributarias. El principio de igualdad añade:
todos son iguales a la hora de contribuir al sostenimiento del Estado. Esto es, “que
el principio de igualdad se proyecta a través de las exigencias del principio de
generalidad”.

GARANTIAS CONSTITUCIONALES DEL CONTRIBUYENTE “LEGALIDAD,


LEGALIDAD DE LA TRIBUTACION, IGUALDAD TRIBUTARIA, EQUIDAD,
RESPETO DE DERECHO DE PROPIEDAD”
CONTRIBUYENTE
Es contribuyente la persona natural o jurídica a quien la ley impone la carga
tributaria derivada del hecho imponible. Nunca perderá su condición de
contribuyente quien legalmente deba soportar la carga tributaria, aunque realice su
traslación a otras personas.
PRINCIPIO DE LEGALIDAD
"Los tributos se debe establecer por medio de leyes, tanto desde el punto de vista
material como formal, es decir, por medio de disposiciones de carácter general,
abstracta, impersonales y emanadas del poder legislativo"

Este principio halla su fundamento en la necesidad de proteger a los contribuyentes


en su derecho de propiedad, por cuanto los tributos importan restricciones al mismo
que ya en su defecto parte de su patrimonio es tomado por el Estado. "El Estado no
puede penetrar a su arbitrio en los patrimonios particulares para sacar de ellos una
tajada para su placer."

Los caracteres esenciales de tributos, la forma, contenido y alcance de la obligación


tributaria esté consignado expresamente en la ley, de tal modo de que el Estadojo
sea arbitrario de la autoridad ni del cobro del impuesto, sino que el sujeto pasivo
pueda conocer la mejor forma de contribuir con los mismos.

LEGALIDAD DE LA TRIBUTACION
Este Principio general del Derecho reconocido expresamente por la Constitución y
que supone el sometimiento pleno de la Administración a la ley y al Derecho, así
como la sujeción de la Administración al bloque normativo; implica, en primer lugar,
la supremacía de la Constitución y de la ley como expresión de la voluntad general,
frente a todos los poderes públicos. Además, el principio de legalidad supone la
sujeción de la Administración a sus propias normas, los reglamentos.

En nuestra Constitución lo podemos encontrarlo en el art. Cual dice: “Nadie está


obligado a hacer lo que la ley no manda ni a privarse de lo que ella no prohíbe” y,
por lo tanto, las contribuciones sólo pueden imponerse por ese acto de soberanía,
y por ser un acto de soberanía, y por residir ésta en el pueblo, que a su vez es
representado por los gobernantes, la imposición cobra un sentido de voluntariedad,
el cual pasa a ser una contribución por parte del pueblo, y es así como se toma en
las leyes actuales.

Con respecto al principio de legalidad, según el apotegma “nullun tributun sine lege”,
es menester el dictado de una ley para que pueda nacer la obligación tributaria. La
doctrina suele entender que debe tratarse de una ley formal, siguiendo los
procedimientos respectivos; de modo que una simple ley material no formal –
decreto, resolución de un organismo recaudador, circular- no tiene el carácter de ley
en materia tributaria. Cabe destacar que si las leyes trasgreden la letra o el espíritu
de la Constitución, el afectado puede peticionar la declaración de su
inconstitucionalidad en el caso concreto.

IGUALDAD TRIBUTARIA

El principio de Igualdad o de Isonomía, regulado en la Constitución en el art. 3, es


un valor del conjunto del ordenamiento jurídico y por lo tanto del sistema tributario.
Dicho principio se funda en la Ética y se proyecta como condición jurídica exigida
por la idea de persona humana.

Por lo que la doctrina establece que, la igualdad más que un derecho fundamental
autónomo o aislado es un “principio” informador del ejercicio de los derechos
fundamentales.

De conformidad con esta doctrina los derechos fundamentales deben ser


informados por el criterio de igualdad o bien constituye la igualdad una condición
básica de su ejercicio. En su acepción tradicionalmente aceptada la igualdad
significa que varias personas en número indeterminado, que se encuentran en una
misma situación, tengan la posibilidad y capacidad de ser titulares de las mismas
obligaciones y derechos que dimanan de ese estado. Por otra parte, la concepción
contemporánea de igualdad distingue entre igualdad ante la ley y la igualdad en la
ley.

La primera se interpreta, como aplicación de la ley conforme a la ley, como una


aplicación regular, correcta, de las disposiciones legales, sin otras distinciones de
supuestos o casos que los determinados por la norma legal; y la segunda se hace
residir en su tratamiento jurídico igual para supuestos de hecho iguales y en un
tratamiento jurídico diferenciado de esos supuestos cuando haya una justificación
razonable. El art.3 de la Constitución de la Republica regula el Principio de Igualdad,
en su sentido más amplio, el cual dice: “Todas las personas son iguales ante la ley.
Para el goce de los derechos civiles no podrán establecerse restricciones que se
basan en diferencias de nacionalidad, raza, sexo o religión. No se reconocen
empleos ni privilegios hereditarios”.

Como establecimos, en la Constitución se encuentra regulado en el art. 3 Cn.


Además se encuentra en el art. 3 del Código Tributario en el inciso segundo, que
dice:

En sujeción del principio de igualdad las actuaciones de la Administración Tributaria


deben ser aptas para no incurrir en tratamientos diferenciados entre sus
administrados, cuando estén en igualdad de condiciones conforme a la ley.

El concepto de igualdad fiscal, es meramente la aplicación del principio general de


igualdad a las materias tributarias, por lo cual se estatuye que todos los
contribuyentes en las mismas categorías deben recibir igual trato y que el momento
debe ser proporcional a la capacidad contributiva de quien la paga.

Calvo Ortega, define al principio de igualdad tributaria como “la obligación que
tienen los poderes públicos de gravar igual a los sujetos que se encuentran en la
misma situación y desigualmente a los que están en situaciones diferentes”. La
Constitución recoge dicho principio al establecer dentro de las atribuciones de la
Asamblea Legislativa en el ordinal 6° del art. 131 que le corresponde “decretar
impuestos, tasas y demás contribuciones sobre toda clase de bienes, servicios e
ingresos en relación equitativa”.

José María Martín, dice, que el principio de igualdad consiste, en el derecho de cada
uno de nosotros a que no se establezcan excepciones o privilegios que excluyan a
unos de lo que se concede a otros en iguales circunstancias. En suma, no se trata
de una igualdad absoluta, sino de una igualdad relativa.

Este principio ha sido interpretado de manera distinta en las diferentes


Constituciones, en los países europeos habitualmente se considera que la igualdad
es una mera enunciación del principio, y no una norma imperativa que obligue a los
legisladores o aplicadores de la ley a un comportamiento determinado. Sin embargo,
en la mayoría de los países latinoamericanos dicho principio ha sido un límite a la
potestad tributaria y a su ejercicio por parte del Órgano Legislativo, por lo que si
dicho órgano viola el principio de igualdad, intervendrá el Órgano Judicial,
declarando inconstitucional la ley que quebrante el principio de igualdad.

Fonrouge, nos dice, que el principio de igualdad no se refiere a la igualdad numérica,


que daría lugar a las mayores injusticias, sino a la necesidad de asegurar el mismo
tratamiento a quienes se encuentren en análogas situaciones, de modo que no
constituyen una regla férrea, porque permite la formación de distingos o categorías,
siempre que éstas sean razonadas, con exclusión de toda discriminación arbitraria,
injusta u hostil contra determinadas personas o categorías de personas.

En conclusión, en el principio de igualdad, existe la posibilidad de formación de


distingos y categorías de contribuyentes, siempre que las mismas sean razonables
o estén en relación lógica con los deberes de tributar; por consiguiente, los
impuestos deben ser iguales en igualdad de capacidad.

Es obvio que esta igualdad de los contribuyentes frente a la ley no es una igualdad
aritmética, sino la igualdad de tratamiento frente a igualdad de situaciones o
circunstancias.

Ello supone que a situaciones o circunstancias iguales corresponde tratamientos


iguales.

Este principio no alude a la igualdad numérica -consistente en que cada habitante


pague el mismo aporte, como en la "capitación”-, lo cual traería las mayores
injusticias, sino a la igualdad de capacidad contributiva (comprendiendo ésta a la
valoración política de una realidad económica, en la medida en que sea razonable);
excluye todo distingo arbitrario, injusto u hostil contra personas o categorías de
personas.

Las cargas públicas comprenden los deberes formales impuestos a los


administrados.
Estos son quienes realizan o respecto de los cuales se verifica el hecho generador
de la obligación tributaria, como lo dice el Art. 38 Código Tributario. Contributiva; la
cual es una apreciación o valoración del legislador, en virtud de los fines políticos,
económicos y sociales de la imposición. Por lo tanto los impuestos serán iguales
cuando las apreciaciones políticas, económicas y sociales del legislador coincidan
con las del Órgano Judicial y serán desiguales cuando no coincidan por quebranto
de la Constitución. Además el principio de igualdad, debe ser siempre interpretado
en conexión con las exigencias derivadas de otros principios constitucionales y
generales del Derecho para lograr una igualdad real y efectiva dicho principio.

En conclusión, en el principio de igualdad, existe la posibilidad de formación de


distingos y categorías de contribuyentes, siempre que las mismas sean razonables
o estén en relación lógica con los deberes de tributar; por consiguiente, los
impuestos deben ser iguales en igualdad de capacidad contributiva; la cual es una
apreciación o valoración del legislador, en virtud de los fines políticos, económicos
y sociales de la imposición. Por lo tanto los impuestos serán iguales cuando las
apreciaciones políticas, económicas y sociales del legislador coincidan con las del
Órgano Judicial y serán desiguales cuando no coincidan por quebranto de la
Constitución. Además el principio de igualdad, debe ser siempre interpretado en
conexión con las exigencias derivadas de otros principios constitucionales y
generales del Derecho para lograr una igualdad real y efectiva dicho principio
EQUIDAD
Los tributos deben ser establecidos con igualdad o con equidad. Este principio es
de muy difícil expresión a través de una norma jurídica.

Este principio se traduce en que los tributos deben importar iguales sacrificios para
todos los contribuyentes, no se refiere a la igualdad numérica, ésta podría dar lugar
a las mayores injusticias. Este principio se refiere a la necesidad de asegurar el
mismo tratamiento a quienes se encuentren en análogas situaciones. Este principio
no es una regla férrea, porque permite la formación de distingos y categorías,
siempre que éstas sean razonables y con exclusión de toda discriminación arbitraria,
injusta u hostil contra determinada persona o categoría de personas.
No obstante lo que se dirá en los párrafos venideros, es necesario destacar que el
Poder Tributario, se ejercita produciendo normas jurídicas, las que, contempladas
en un plano trascendente, se legitiman en la medida que plasmen un ideal concreto
de justicia.

Efectivamente el ideal abstracto de justicia, se positiviza, a través de principios


generales informadores del ordenamiento jurídico, que, como tales, son históricos y
contingentes y obedecen a valoraciones políticas de cada pueblo y en cada época,
aunque todos ellos derivan de un anhelo humano perdurable: la necesidad de
justificar el Derecho, apoyándolo sobre algo que, legitime su organización, sus
mandatos y sus sanciones. Existe una tabla de valores inmutables y su conformidad
o proximidad a ellos legitima el derecho humano; si de ellos se aparta, si lo
contradice, quedará sólo como una regla con pretensiones de justicia, pero que ya
no merece esta calificativo, ya no es Derecho, que sólo será arbitrariedad y violencia,
si se intenta imponer su cumplimiento.

La tributación en este sentido, es una institución jurídica, por lo que necesariamente


la prestación a que dará origen tenderá a ser justa, por lo que su fundamento,
cualquiera sea su configuración técnica, no puede ser ajeno a la idea de justicia, en
cuanto se refiere a la distribución de las cargas públicas.

Para el profesor Teodoro Ribera Neumann, “la norma constitucional cuando


manifiesta desproporción alude a la prohibición que los tributos alcancen una clara
desigualdad e insiste en la necesidad de que sean proporcionales, esto es, que
exista una ecuación de equilibrio entre el hecho o renta gravada y la carga tributaria
que soporta. Conlleva, igualmente, la idea que exista una debida armonía entre la
necesidad de colaborar al funcionamiento del Estado, para que éste cumpla sus
fines propios, como contrapartida al derecho a vivir en sociedad, y el derecho de
optar a incrementar el patrimonio mediante el ejercicio de actividades lícitas. Por su
parte, la manifiesta injusticia dice relación al hecho que los tributos no se distribuyan
en forma tal, que cada cual asuma lo que corresponde. De esta manera, la
manifiesta injusticia se expresa cuando es claro y patente que se ha distribuido la
carga tributaria, sin razonabilidad y prudencia, beneficiando a unos y perjudicando
a otros.

Villegas establece que, la equidad como principio tributario, significa que la


imposición debe ser regida por un fin justo, siendo en tal sentido base de todo el
derecho positivo, desde su primera manifestación de la carta constitucional hasta
sus últimas expresiones en las reglamentaciones administrativas. Continua el
mismo autor, diciendo que, “no basta, por tanto que la norma se someta al principio
de legalidad, sino que además ella debe ser justa para ser constitucional. En este
sentido la equidad se convierte en equivalente de la razonabilidad, puesto que todo
tributo irrazonable es injusto y, por lo tanto, inconstitucional

En esta situación podemos decir junto a J.E. Figueroa Valdés, que la justicia
tributaria se logra, desde el punto de vista de la igualdad impositiva, en la medida
que el legislador a través del sistema impositivo iguale el sacrificio que experimentan
los contribuyentes al pagar los tributos. Por ende, el sistema tributario será justo al
existir una igualdad de tratamiento a los diversos contribuyentes frente a una
igualdad de situaciones o circunstancias y, consecuentemente, un tratamiento
distinto en el reparto impositivo frente a situaciones desiguales.

RESPETO DE DERECHO DE PROPIEDAD


Según lo ha expresado el profesor Figueroa Valdés ya citado, “el derecho de
propiedad es un pilar básico para la existencia de una verdadera democracia, pues
en el hecho, permite el disfrute de las libertades públicas y especialmente de la
libertad política.

La vigencia efectiva del derecho constitucional de propiedad está determinada, en


lo concerniente al ámbito tributario, fundamentalmente por el establecimiento de
impuestos no confiscatorios, la irretroactividad de las leyes impositivas y por el
respeto de los contratos leyes, en los cuales se acuerden determinados regímenes
tributarios.

Así, la garantía constitucional del derecho de propiedad, sobre toda clase de bienes
corporales e incorporales, deviene ilusoria al establecerse tributos
cuantitativamente tan elevados que importen una verdadera expropiación sin
indemnización.

El carácter confiscatorio de un tributo no puede ser establecido sino como


consecuencia del análisis detenido de las circunstancias de Derecho que
condicionan su aplicación, toda vez que no ha sido posible elaborar normas que
permitan determinar con relativa precisión la racionalidad del impuesto, o sea, un
porcentaje después del cual deba considerarse confiscatorio, (35%, o bien 50%,
etc.).

En suma, nos dice Figueroa Valdés, un tributo es confiscatorio cuando el monto de


su tasa es irrazonable, lo que ocurre cuando ocasiona el aniquilamiento del derecho
de propiedad en su esencia o en cualquiera de sus atributos, esto es, cuando
equivale a una parte sustancial del valor del capital, renta o utilidad.

La confiscación o expropiación por causa del pago de un tributo, que deviene en


groseramente excesiva, es lo que en la práctica se entiende como la base o el
sustento del principio de la no confiscación o de inexpropiabilidad.

En nuestro país, la Sala de lo Constitucional dijo: “La orden prohibitiva contenida,


así en este principio debe ser entendida de forma generalizada como una
consecuencia del reconocimiento, del mandamiento constitucional, del derecho a la
propiedad, puesto que la prohibición de privar a una persona de sus bienes por la
vía fiscal no es, en ningún caso excesiva. La propiedad, reconocida como derecho
necesita estar expresamente protegida por la constitución de otro derecho también
reconocido por ella; el derecho del Estado a exigir de todos el pago de tributos”,
“Sala de lo Constitucional, Sentencia de inconstitucionalidad, Referencia 20-2003,
de fecha 14 de diciembre de 2004.”

En este mismo sentido la jurisprudencia Nacional ha establecido que la capacidad


contributiva de los sujetos pasivos se relaciona estrechamente al principio en
estudio y de la misma forma ha determinado ciertos criterios para definir el principio
de no confiscatoriedad:
La doctrina tributaria ha sostenido que éste es un principio de justicia material en el
ámbito tributario, por medio del cual se gravan las realidades económicas (renta,
patrimonio, consumo o tráfico de bienes, entre los principales). Sin embargo, debe
entenderse como un criterio de contribución al sostenimiento del gasto público, pues
la capacidad económica es un concepto consustancial de la noción misma de
tributo. De ahí que sea razonable y natural gravar cualquiera de las manifestaciones
de riqueza. Pero este gravamen no puede entenderse desproporcionadamente, sino
que el principio de capacidad económica como criterio de contribución, se encuentra
entre dos límites: un límite mínimo y un límite máximo a la imposición. Este espacio
de imposición es la valoración que hará el legislador de la capacidad económica.

Dice la Sala de lo Constitucional que “el límite mínimo está previsto por el nivel
necesario de subsistencia, que la doctrina ha denominado como la exención del
mínimo vital. Éste se refiere a la satisfacción de necesidades elementales, que
vendrá determinado por el conjunto de valores que cada Constitución garantiza en
un esquema de derechos económicos y sociales. No se restringen a un mínimo
físico de existencia, sino que estará determinada por la conciencia tributaria que
cada comunidad determine en un momento histórico. Por ello se dice que es un
concepto elástico convencional. El límite máximo se concreta en la prohibición de
los gravámenes con alcance confiscatorio”. “Sala de lo Constitucional, Sentencia de
inconstitucionalidad, Referencia 20-2003, de fecha 14 de diciembre de 2004.”

Es importante traer a colación que en la configuración de las distintas cargas


tributarias se ha de atender a la capacidad económica del sujeto, ya sea la renta, el
patrimonio o tráfico de bienes, puesto que en base al principio de capacidad
económica todos deberán contribuir al sostenimiento de los gastos públicos; es decir
que, por la naturaleza del tributo siempre se dará una afectación a su patrimonio, la
única limitación al gravamen es la prohibición del alcance confiscatorio del tributo.

De lo anteriormente dicho también se infiere que el Principio de No


Confiscatoriedad, es uno de los límites de la potestad tributaria, que como tal, otorga
contenido al principio de legalidad. Este principio, está íntimamente ligado al
principio de la capacidad contributiva como límite a la carga fiscal de los
contribuyentes, que obliga al Estado a garantizar el derecho a la propiedad privada
que ya hemos mencionado anteriormente.

Por su parte, Héctor Belisario Villegas, expone que: “Para que un tributo sea
constitucional no debe constituir un despojo, y para ello deber respetar el derecho
de propiedad (...) es confiscatorio lo que excede el límite que razonablemente puede
admitirse en un régimen democrático de gobierno que ha organizado la propiedad
de modo tal que se excluye la confiscación de la fortuna privada, ya sea por la vía
directa o valiéndose de los impuestos (...).

De acuerdo a lo anterior la imposición de tributos a los sujetos pasivos puede llegar


a tener alcance confiscatorio cuando, a raíz de la aplicación de los diferentes tributos
vigentes, se llegue a privar o anular por completo las rentas y propiedades del sujeto
pasivo.

Por lo que nos concierne el principio de la no confiscatoriedad, ya que este principio


se encuentra regulado en el Art. 106 inc. 5º de nuestra Constitución el cual reza así:
“Se prohíbe la confiscación ya sea como pena o en cualquier otro concepto. Las
autoridades que contravengan este precepto responderán en todo tiempo con sus
personas y bienes del daño inferido. Los bienes confiscados son imprescindibles”.

Como se mencionó anteriormente, el inciso 5º del artículo 106 de la Constitución,


establece inequívocamente la prohibición de la confiscación en cualquier concepto.
De lo que se infiere la proscripción de dicha figura también en el ámbito tributario a
través del establecimiento de impuestos o tasas que excedan los límites de su
estructura.

La privación de bienes a los particulares con destino al Fisco, ha sido prohibida


expresamente por la Constitución ya que todos los habitantes tienen derecho a usar
y disponer de sus bienes conforme a la ley (art.22 Cn.) En este orden de ideas se
dice que el fundamento de la no confiscación de las contribuciones públicas se
encuentra, en el estado de derecho, en la garantía constitucional de la individualidad
de la propiedad privada, así como su libre uso y disposición; de aquí que la
tributación no puede alcanzar niveles que por vía indirecta hagan de estas garantías
una ilusión.

Así José María, citando a Jarach Dino, menciona que en ningún otro campo de esta
materia se revela con mayor claridad esta tutela de nuestro estatuto constitucional
hace de la propiedad privada, donde no se limita, como en otros países igualmente
constitucionalistas, a una garantía formal, sino que quiere tutelar el derecho de
propiedad, incluso, en su contenido útil o económico.

Según Valdés Costa “la no Confiscación es una prohibición destinada a evitar una
imposición excesiva, superior a las posibilidades del sujeto pasivo de contribuir a
las cargas públicas, sin afectar su derecho a la subsistencia digna”.

Por lo que el principio de no confiscatoriedad es universalmente aceptado como


principio de rango constitucional, y como tal forma parte, junto a los demás
principios, de la base de la relación jurídica entre el particular y la administración
pública, lo cual obliga al legislador a establecer tributos que no sobrepasen tal
alcance, como garantía de protección de los contribuyentes.

Contrario sensu un impuesto confiscatorio viola el Derecho de Propiedad, además


conlleva al hecho de que mediante dicho sistema se tome de los particulares
proporciones importantes de su patrimonio, si no es que su patrimonio mismo. La
deuda tributaria no pretende crear un accesorio del tributo, sino que pretende que
el monto de la obligación tributaria originalmente debida, en los casos en que ello
sea procedente, sea ajustado para tratar de resarcir la pérdida de valor de la deuda
como consecuencia de la inflación.
FUENTES DEL DERECHO TRIBUTARIO

La palabra fuente, según el Diccionario de la Real Academia Española, significa


principio, fundamento u origen de algo. Cabanellas, nos dice que las fuentes del
derecho son, el principio, fundamento u origen de las normas jurídicas y, en especial,
del Derecho positivo o vigente en determinado país y época. Por metáfora, sencilla
y repetida, pero expresiva y técnica, de las fuentes naturales o manantiales de agua,
se entiende que el Derecho brota de la costumbres, en primer término, y de la ley,
en los países de Derecho escrito, en la actualidad todos los civilizados. Las fuentes
reconocidas del Derecho Tributario son: La constitución, la ley, el decreto ley, los
reglamentos y los tratados internacionales.

Pero debemos entender la locución fuentes del Derecho en el sentido de “los


distintos modos de manifestación del Derecho Positivo, o si se quiere, de las normas
jurídicas enfocadas con relación a su origen”. Los autores coinciden en enumerar
como fuentes del Derecho Tributario: la Ley, los Tratados Internacionales y los
reglamentos. Otros incluyen la Constitución, la costumbre y los principios generales
del Derecho. Muy pocos mencionan a la jurisprudencia y la doctrina.

Nosotros desarrollaremos las fuentes del Ordenamiento Tributario con base en lo


establecido en el Art. 5 C. T., que reza así: Constituyen fuentes del ordenamiento
tributario:

a) Las disposiciones constitucionales;

b) Las leyes, los tratados y las convenciones internacionales que tengan fuerza de
ley;

c) Los reglamentos de aplicación que dicte el órgano ejecutivo;

d) La Jurisprudencia sobre procesos de constitucionalidad de las leyes tributarias.


Supletoriamente constituirán fuentes del ordenamiento jurídico tributario, la doctrina
legal emanada de los procesos de amparo de la Sala de lo Constitucional, así como
la proveniente de la Sala de lo Contencioso Administrativo ambas de la Corte
Suprema de Justicia y del Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos. Se
entiende por doctrina legal la jurisprudencia establecida por los tribunales antes
referidos, en tres sentencias uniformes y no interrumpidas por otra en contrario,
siempre que lo resuelto sea sobre materias idénticas en casos semejantes”.
Desglosando el artículo anterior colegimos como fuentes del Derecho Tributario las
siguientes:
a) La Constitución: como norma jurídica fundamental del sistema jurídico
salvadoreño, reviste su importancia como medio creador de normas tributarias; no
solamente al contemplar los principios generales básicos y disposiciones sobre la
materia tributaria, sino también al organizar un sistema de control judicial de
constitucionalidad de las leyes. Ejemplos de los principios del Derecho, acogidos en
la Constitución, con respecto a la actividad tributaria son: el principio de igualdad y
el principio de legalidad tributaria. En el Art. 3 de la Constitución. Art. 231 de la
Constitución, que literalmente dice: “No pueden imponerse contribuciones sino en
virtud de una ley y para el servicio público. Los templos y sus dependencias
destinadas inmediata y directamente al servicio religioso, estarán exentos de
impuestos sobre inmuebles”.

b) La Ley: la fuente inmediata de mayor importancia en el Derecho Tributario,


indudablemente, es la Ley. En nuestro país “nadie está obligado a hacer lo que la
ley no manda ni a privarse de lo que ella no prohíbe” (Art. 8 Cn), y aplicando el
concepto a la materia tributaria, significa que sin aquella no podrían existir los
tributos.

c) Los Tratados y las Convenciones Internacionales que tengan fuerza de ley: los
tratados que tengan rango de ley desde el momento en que entran en vigencia, ésta
es la tesis sostenida en la exposición de motivos de nuestra Constitución vigente,
plasmado además en el Art. 144 Cn .

d) Los reglamentos de aplicación que dicte el Órgano Ejecutivo: los reglamentos de


aplicación son los que se dictan con el objeto de hacer posible la ejecución de la
ley, detallando lo que ella regula, desarrollándola, complementándola y asegurando
su cumplimiento. Debido a que los reglamentos ocupan una posición de
subordinación con respecto a la ley, parte de la doctrina estima que la única fuente
originaria en el Derecho Tributario es la Ley misma. Si bien es cierto – en nuestra
opinión – la Ley es la fuente inmediata más importante, no por ello puede. Entre las
leyes tributarias vigentes actualmente en nuestro Ordenamiento Jurídico, citaremos
el Código Tributario, la Ley de Impuesto sobre la Renta, la Ley de Impuesto sobre
la Transferencia de Bienes Raíces, Lay Ley de Impuesto a la Transferencia de
Bienes Muebles y a la prestación de Servicios, etc. Que dice: “Los tratados
internacionales celebrados por El Salvador con otros estados o con organismos
internacionales, constituyen leyes de la República al entrar en vigencia, conforme a
las disposiciones del mismo tratado y de esta Constitución. La ley no podrá modificar
o derogar lo acordado en un tratado vigente para El Salvador. En caso de conflicto
entre el tratado y la ley, prevalecerá el tratado”. Desconocerse el valor propio de
otras fuentes, como el reglamento, en la medida o en el ámbito de su influencia.

e) La Jurisprudencia sobre procesos de constitucionalidad de las leyes tributarias:


entiéndase el vocablo jurisprudencia como el “conjunto de sentencias o fallos
dictados por los Jueces u órganos jurisdiccionales, resultantes de la aplicación del
Derecho Positivo”. Para el caso en cuestión, la jurisprudencia debe ser emitida por
la Sala de lo Constitucional, en los procesos de Constitucionalidad de las leyes
tributarias.

f) Supletoriamente, la doctrina legal emitida por los siguientes órganos: Sala de lo


Constitucional en los procesos de Amparo; sala de lo Contencioso – Administrativo
y Tribunal de Apelaciones de los Impuestos Internos y aduanas.
CONCLUSION
El Estado está estructurado de forma tal de satisfacer las necesidades de los
ciudadanos, una de las formas para generar ingresos al Estado es por medio de los
tributos' que consisten en prestaciones pecuniarias obligatorias, impuestas
unilateralmente, exigidas por una administración pública como consecuencia de la
realización del hecho imponible al que la ley vincule en el deber de contribuir. Su fin
primordial es el de obtener los ingresos necesarios para el sostenimiento del gasto
público, sin perjuicio de su posibilidad de vinculación a otros fines.

Y es por eso que actualmente es importante entender el principio de legalidad en


su sentido originario: todas las actuaciones de los poderes públicos deben estar
legitimadas y previstas por la ley, de modo que la Administración sólo puede actuar
allí donde la ley le concede potestades. Es decir, el principio de legalidad implica
que la ley es el único mecanismo de atribución de potestades a la Administración.

La finalidad básica del derecho tributario debe ser la de realzar la seguridad jurídica
de los contribuyentes, ya que en esta materia el Estado se ve tentado con mayor
frecuencia a realizar bruscas maniobras, inesperadas para el ciudadano. Esto
originó reacciones que produjeron acontecimientos importantes en la historia del
constitucionalismo, y demostró que el abuso de poder tiene un amplio campo de
expansión en el área tributaria. Por ello la lealtad del Estado surge como una
exigencia ineludible. El Estado de derecho simboliza un poder limitado
jurídicamente a través del sometimiento de los gobernantes a la ley, o dicho en otras
palabras, la sustitución del gobierno de las leyes.

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