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INTRODUCCION

El presente trabajo esta destinado a definir dentro del ámbito de soluciones


alternativas al conflicto, el instituto de la conciliación, delimitando su naturaleza
jurídica y esbozando cuál habría de ser el contexto psicosocial necesario para
que este método de autocomposición asistida pueda ser altamente efectivo,
habida cuenta que su viabilidad tiene relación directa con a) el grado de
beligerancia e idiosincracia de una sociedad proclive a judicializar sus conflictos;
así como con b) la forma en que ha sido introducida legislativamente. La buena
mesa no necesita obligar al comensal. La buena mesa atrae de por sí, no
necesita ser forzada pues su sóla calidad la hace apetecible. Con una buena
difusión, el comensal aprenderá a apreciarla, a deleitarla, a servirse de ella. Por
el contrario, al forzarla, al imponerla, se le está restando su encanto y por el sólo
hecho de su imposición, predispone una indigestión. Finalizado el presente
trabajo, creo que nos quedará claro que tanto por la característica impositiva del
procedimiento conciliatorio extrajudicial como por la necesidad implícita de
conocimiento y aptitud de las partes para con la realización del mismo, resulta
verdaderamente difícil lograr acuerdos saludables y sesiones conciliatorias
productivas cuando las partes no manejan en su fuero interno una cultura pro-
conciliatoria y peor aún, cuando son coaccionadas legislativamente a solicitar
una audiencia de conciliación extrajudicial antes de poder iniciar un proceso
judicial, situación que a priori crea un malestar interno en el accionante quien
lejos de apreciarla como una alternativa de solución definitiva, la encara como
un trámite procedimental previo y lo que es peor; la 2 asume como un “sobre-
costo”, restándole trascendencia a la institución, situación que es capitalizada
por sus detractores quienes en nuestro país, no son pocos.

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EL NOTARIO COMO CONCILIADOR

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CAPITULO I

LA CONCILIACION EXTRAJUDICIAL

1. ANTECENTES:

En la antigua China, la conciliación era el principal recurso para resolver


desavenencias. Según Confucio, la resolución óptima de una desavenencia
se lograba a través de la persuasión moral y el acuerdo, y no bajo coacción.
Confucio aludía a la existencia de una armonía natural en las relaciones
humanas que no debía interrumpirse. La conciliación a gran escala se sigue
ejerciendo en la actualidad en la China.

La conciliación en Japón tiene una larga tradición, de allí la reducida proporción


de abogados respecto a otras profesiones en dicho país, cuestión cultural.

En algunas partes de África, la costumbre de solucionar los conflictos a través


de una junta de vecinos es un mecanismo utilizado históricamente. Cualquier
vecino puede convocar a esta junta donde una persona respetada actúa como
“autoridad” en calidad de conciliadora, para ayudar a las personas a resolver el
conflicto.

En América Latina, en la época pre-hispánica, es conocida la solución de


conflictos a través de la conciliación con la participación de un anciano del lugar.
Esta forma de solución de conflictos se encuentra arraigada en las costumbres
del hombre del Ande.

Durante siglos, la Iglesia ha desempeñado un papel de conciliadora, trátese del


Párroco, el Ministro o el Rabí. La Biblia afirma que Jesús es un mediador entre
Dios y el hombre, así leemos en Timoteo 2, 5-6 “porque hay un solo Dios, y un
solo mediador entre Dios y los hombres”.

Es más, cuando Pablo se dirige a la comunidad en Corinto, les pide que no


resuelvan sus desavenencias en el Tribunal, sino que nombren a personas de
su propia comunidad para conciliar (I Cor. 6, 1-4).

Con la aparición en la Edad Moderna de los nuevos Estados, los conciliadores


asumieron el papel de intermediarios formales.

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En general, en América Latina, en la época de hegemonía española, se adopta
un modelo de conciliación, por ejemplo, del Tribunal de las Aguas.

Desde el principio del Siglo XX, la conciliación se ha institucionalizado y ha


adquirido las características ya descritas. Fue en Estados Unidos que en 1913
se creó el Departamento de Trabajo y se designó un panel denominado De los
Comisionados de Conciliación, para atender los conflictos entre obreros y
patrones. Luego se convirtió en el Servicio de Conciliación y en 1947 adoptó el
nombre de Servicio Federal de Mediación y Conciliación.

2. DEFINICIÓN:

El Diccionario de Términos Jurídicos del Doctor Pedro Flores Polo, define al


proceso de conciliación como el “acto de componer los ánimos de personas
cuyas posiciones o criterios o intereses resultan opuestos entre sí...”
Sostiene además que “...la doctrina reconoce que la conciliación no es una
figura creada por el derecho social; su origen debe buscarse en el derecho
internacional público, donde junto con el arbitraje constituyen los
procedimientos más típicos para buscar la solución a los problemas entre
dos o más Estados”.

Por su parte, la ley de Conciliación Extrajudicial define a este instituto como, una
institución que se constituye como un mecanismo alternativo para la
solución de conflictos, por el cual las partes acuden ante un Centro de
Conciliación extrajudicial a fin que se le asista en la búsqueda de una
solución consensual al conflicto.

El Ministerio de Justicia define, a La Conciliación Extrajudicial es una manera


rápida y económica de resolver los conflictos con la colaboración de un
tercero llamado conciliador. A través del diálogo, el conciliador facilita la
comunicación entre las partes, lo que permite superar las diferencias y
arribar a acuerdos que satisfacen a todos. Luego, se suscribe un Acta de
Conciliación.

La conciliación extrajudicial solo se ejerce a través de los Centros de Conciliación


de Conciliación debidamente autorizados y acreditados ante el minjus y los que
la ley señale.

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3. SOBRE EL PAPEL DEL CONCILIADOR

Sabemos que la conciliación es el proceso por el cual dos personas en conflicto


logran recuperar la relación rota, gracias a la intermediación de un tercero
denominado conciliador... ¿Cuál es el rol que le toca asumir a este
personaje? A nuestro entender el conciliador no es sino un facilitador de la
comunicación, un creativo y sano componedor, un descifrador de intereses
por encima de la liminar rigidez de posiciones. En este orden de ideas, no
ejerce la función de Juez ni de árbitro (posición vertical), sino la de un mediador-
-componedor (posición horizontal) que enfila sus destrezas persuasivas en
base a la previa dilucidación de los intereses, con prevalencia sobre las
posiciones de las partes. Está por tanto presente la intención de solucionar
pacíficamente el problema mediante proposiciones creativas que pueden
trascender el ámbito del conflicto en sí, a diferencia de la rigidez que
caracteriza a la conciliación judicial en donde las prestaciones a cargo de las
partes están delimitadas por la naturaleza jurídica del litigio.4

Es por esta concepción que para nosotros los abogados, el oficio conciliador
resulta más heterodoxo que para otros profesionales, en la medida que como
operadores del derecho se nos ha formado en base a la defensa y sustento de
posiciones académicas dentro del marco de la legalidad, prevaleciendo la
técnica sobre el interés recóndito de las partes; peor aún si la componenda
conciliatoria no va de la mano con la proyección legalista, vale decir, cuando no
coincide con el diagnóstico técnico-jurídico que los profesionales del derecho
asignamos al hecho controvertido. ¿Contexto psicosocial beligerante? Cierto, en
la medida que se puede apreciar que para los abogados procesalistas muchas
veces el conflicto se despersonaliza y se vuelve una lidia de posiciones
profesionales en donde ambos contrincantes (por decir lo menos) pretenden la
imposición de sus argumentos y/o tecnicismos. Este hecho ha motivado que en
un gran número de Audiencias de Conciliación Extrajudicial, se limite el acceso
de los abogados quienes usualmente esperan en una sala contigua, en la medida
que su presencia puede dificultar el acercamiento entre las partes.

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¿Razones? Muchas, tanto académicas como económicas, conforme veremos
más adelante.

A diferencia de un abogado en una Corte, el conciliador no asume una posición


rígida, sino que prefiere escuchar, preguntar, sondear, intercambiar ideas en
forma negativa y, a veces, provocar, desafiar y confrontar. En este sentido la
conciliación es una negociación asistida. El conciliador es un “moderador entre
las partes”.

4. REQUISITOS PARA SER CONCILIADOR:

Para ser conciliador se requiere:

a. Ser ciudadano en ejercicio.


b. Haber aprobado el curso de formación y capacitación de Conciliadores
dictado por entidad autorizada por el Ministerio de Justicia.
c. Carecer de antecedentes penales.
d. Cumplir con los demás requisitos que exija el Reglamento.
5. SON FUNCIONES DEL CONCILIADOR:
 FUNCIONES GENERALES:
a. Promover fórmulas de comunicación entre las partes.
b. Proponer formulas conciliatorias de ser necesario.
 FUNCIONES ESPECIFICAS:
a. Facilitar el dialogo entre as parte, permitiendo que se expresen con
libertad y se escuchen con respeto.
b. Analizarla solicitud de conciliación con la debida anticipación y solicitar
al centro de Conciliación, cuando la situación así lo amerite, la
participación de otro conciliador en la Audiencia de Conciliación.
c. Informar a las partes sobe el procedimiento de conciliación, su
naturaleza, características, fines y ventajas. Asimismo, deberá señalar
a las partes las normas de conducta que deben observar.
d. Llevar el procedimiento conciliatorio respetando las de fases del
mismo. Para lo cual deberá:
 Obtener información del conflicto preguntando a las partes en
relación con lo que estuvieran manifestando con el objeto de
entender los diferentes puntos de vista, aclarar el sentido de

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alguna afirmación o para obtener mayor información que
beneficie al procedimiento de conciliación.
 Identificar el o los problemas centrales y concretos sobre los
que versara la Conciliación.
 Tratar de identificar y ubicar el interés de cada una de las partes.
Enfatizar los intereses comunes de las partes.
 Incentivar a las partes a buscar soluciones satisfactorias para
ambas.
 Leer a las partes el acta de conciliación antes de procederá la
firma de esta. Informándoles sobre el alcance y efectos del
acuerdo conciliatorio.
 Consultar con el abogado designado la legalidad del acuerdo
conciliatorio.
 Redactar el acta de conciliación, cuidando que el acuerdo
conciliatorio conste en forma clara y precisa.
6. OBLIGACIONES DE LOS CONCILIADOR:
a) Llevar a cabo el procedimiento conciliatorio cumpliendo los plazos,
principios y formalidades establecidos en la Ley y su Reglamento.
b) Redactar las Actas de conciliación cuidando que contengan las
formalidades establecidas en la Ley.
c) Redactar las invitaciones para conciliar cumpliendo con los requisitos
previstos en el Reglamento, y con los plazos establecidos.
d) Abstenerse de actuar en un procedimiento conciliatorio donde
previamente no exista un conflicto.
e) Observar los plazos que señala la ley en la cual establece los plazos
para la convocatoria y el procedimiento conciliatorio.
f) Asistir a la audiencia de conciliación para la cual fue designado como
conciliador.
g) Realizar procedimientos conciliatorios sobre materias conciliables.
h) Verificar que en la Audiencia de Conciliacion la representación de
personas naturales y los poderes se encuentren dentro de los
supuestos establecidos en la ley.
i) Concluir el procedimiento conciliatorio de acuerdo a lo establecido.

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7. ETICA DEL CONCILIADOR EN EL EJERCICIO DE SU FUNCION:
a. El respeto a la solución del conflicto al que deseen arribar voluntaria y
libremente las partes.
b. El desarrollo de un procedimiento de Conciliación libre de pensiones,
con participación de las partes, y el comportamiento objetivo e íntegro
del conciliador, dirigido a facilitar la obtención de un acuerdo
satisfactorio para ambas.
c. El respeto al Centro de Conciliación en el que presta sus servicios,
absteniéndose de usar su posición para obtener ventajas adicionales
a la de su remuneración.

8. PRINCIPIOS Y CARACTERÍSTICAS DE LA CONCILIACIÓN


EXTRAJUDICIAL

Una manera de resaltar los atributos de esta institución, es a través de la


explicación de sus principios inspiradores, los mismos que nos pueden ir
delineando las necesidades y carencias de su aplicación que se vienen
detectando en la práctica.

Entre los principios podemos citar los siguientes:

 No formalidad del procedimiento:


El procedimiento conciliatorio es libre en cuanto a la presentación de
pruebas, argumentos e intereses. Salvo la formalidad que debe revestir el
acuerdo conciliatorio (pues debe tenerla ya que se trata de un acuerdo
con efecto de cosa juzgada), no hay fases ni momentos definidos para el
desarrollo del procedimiento en sí.
En algunos casos las pruebas no son necesarias; basta con la voluntad
de las partes, con la comunicación y la confianza. La conciliación es un
procedimiento informal y práctico que centra su desarrollo al logro
de un acuerdo. La conciliación pretende evitar que el procedimiento
sea alambicado y lento, no es vertical, es fluida, imaginativa, original,
explota realidades distintas a las que acostumbra estudiar el
derecho típico.

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 Buena fe y veracidad:

Es obligación de las partes y todos los que participen en la conciliación el


conducirse dentro de los cánones del respeto recíproco. Impone la necesidad
de proporcionar información fidedigna al conciliador, es decir, la
información debe ser cierta sobre las causas y consecuencias del conflicto,
el revelar los intereses, evitando tergiversaciones. Debe entenderse
entonces por buena fe y veracidad como la obligación de las partes,
representantes, asesores y todos los que participen en una audiencia de
conciliación a conducirse de forma tal que no se utilice este mecanismo como un
instrumento de beneficio personal, la ética profesional y personal deberá primar
entonces sobre los intereses de las partes.

 Voluntariedad:

Las partes son las únicas que tienen la potestad de tomar una decisión final
a favor de alguna alternativa de solución. El conciliador está obligado a
responsabilizarse por asistir a las partes a llegar a un acuerdo satisfactorio,
no a forzarlo. En efecto, la conciliación es un mecanismo voluntario por
el cual las partes libremente participan de un proceso de conciliación y
exploran diversas alternativas de solución a su conflicto.

La voluntariedad sufre variaciones dependiendo del tiempo de modelo


conciliatorio por el que haya optado el legislador. El Código Procesal Civil ha
legislado a favor de la realización de la audiencia de conciliación como fase
obligatoria del proceso. Sin embargo, la Ley de Conciliación Extrajudicial No.
26872 ha ido más allá, pues ha establecido que la conciliación extrajudicial
deberá agotarse necesariamente ANTES DE INTERPONER UNA
DEMANDA, por ser éste un requisito de procedibilidad, situación cuestionable
que tergiversa la naturaleza de la institución. A nuestro entender las
variaciones sufridas conforme lo establecido afectan directamente una de las
características básicas de la conciliación y de un acuerdo saludable.

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La voluntariedad o consensualidad implica que los conciliadores reconozcan
en todo momento que las partes son las únicas que tienen la potestad de
tomar una decisión final a favor de algún mecanismo de solución de
conflictos.

 Equidad:

El objetivo de la conciliación es llegar a un acuerdo que sea percibido como


justo, equitativo y duradero por las partes; siendo responsabilidad del
conciliador ayudar a las partes a llegar a este tipo de solución.

 Neutralidad:

No debe existir vínculo personal alguno entre el conciliador y una de las


partes en conflicto, evitando con ello, el surgimiento de un conflicto de
intereses o que se afecte la imparcialidad percibida o real en el ejercicio de
las funciones conciliatorias. De presentarse algún vínculo distinto al de
resolver la litis, el conciliador por sí solo o a pedido de una de las partes
deberá eximirse inmediatamente (Art. 33º del Decreto Supremo No. 001-98-
JUS), salvo que las partes, al conocer del vínculo existente, acepten la
participación del conciliador. En Latinoamérica sin embargo, este principio se
ve sustituido a menudo por la confianza en tanto que las partes en conflicto
buscan a un tercero con quien tengan algún lado de vinculación o cercanía,
pues no debemos olvidar que los denominados centros de conciliación son
creados en su mayoría por abogados. Así, como viene sucediendo en el
arbitraje, la elección del conciliador es libre y confiere una ventaja a favor del
sujeto emplazante, situación que no ha sido del todo calibrada en función a
nuestra idiosincracia y es una de las razones por las cuales se cuestiona su
aplicación en nuestro país, pues a diferencia del arbitraje en donde existe un
tercer árbitro que en la práctica no es cercano a ninguna de las partes, en la
conciliación el conciliador ES UNO y puede tener cercanía con la parte
emplazante.

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 Imparcialidad:

Exige al conciliador mantener una postura libre de prejuicios o favoritismos a


través de acciones o palabras a favor de una de las partes durante el
desarrollo de sus servicios, no obstante las partes con la gestión del tercero
conciliador buscan un acuerdo mutuamente satisfactorio, por lo que para
facilitar esta gestión el conciliador tiene la facultad de proponer fórmulas de
solución. A diferencia de la neutralidad, la imparcialidad es un estado mental
que exige que el conciliador, durante el desarrollo de su gestión, mantenga
una postura libre de prejuicios o favoritismos a través de acciones o palabras.

 Simetría de poder:

Siempre existe la posibilidad que entre las partes en conciliación una tenga
más poder que la otra, hecho que puede complicar el acuerdo final; por ello
en la conciliación se busca un equilibrio de poder entre las partes; es decir,
en situaciones de desequilibrio de poder, el conciliador debe asegurar y
producir las condiciones para que las partes en conflicto sientan que
participan en iguales términos y tiempos en la discusión, expresando sus
intereses, presentando alternativas, evaluando las consecuencias de las
posibles soluciones, influyendo en la formación y logro de la solución final.

 Economía:

Reducción de costos de transacción en contraposición con la duración y


costos de un proceso judicial. Esta característica viene siendo materia de
cuestionamiento en tanto la conciliación sea exigida de manera obligatoria
como requisito previo para iniciar un proceso judicial, pues ocasiona su
percepción como un sobrecosto.

 Confidencialidad:

Este principio distingue a la conciliación del proceso judicial, ya que este


último se guía por el principio de publicidad. Las Audiencias son públicas. La
confidencialidad implica un deber de no hacer del conciliador, es decir, la

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información que reciba no debe revelarla a las partes fuera del ámbito de la
conciliación, salvo que haya recibido el consentimiento previo de la parte
entrevistada.

Sin embargo, encontramos excepciones a la confidencialidad, cuando el


conciliador producto de la recolección de información encuentra hechos para
informar a las autoridades competentes, por ejemplo, el conciliador se entera
de casos de homicidio, violación contra la libertad, entre otros. Fuera de estos
casos, el conciliador en virtud a este principio no podrá ser llamado a declarar
en un proceso adjudicatorio, (juicio, arbitraje, etc.) por que goza de esta
protección. La conciliación es un acto esencialmente privado, donde se
encuentran los directamente implicados en el conflicto. La privacidad
promueve que las partes se expresen solamente ante aquellos directamente
aludidos por la situación conflictiva. Por la privacidad y confidencialidad,
todos los partícipes de la audiencia conciliatoria están obligados a no
compartir la información producida durante el acto conciliatorio.

9. MATERIAS CONCILIABLES:
Son materia de conciliación las pretensiones determinadas o
determinables que se versen sobre derechos disponibles de las partes.
a. Materias de Familia:
Son conciliables aquellas pretensiones que versen sobre pensión de
alimentos, régimen de visitas, tenencia, así como otras que se deriven de
la relación familiar y respecto de las cuales las partes tengan libre
disposición. El conciliador en su actuación deberá aplicar el Principio del
Interés Superior del Niño.
b. Materia Laboral:
Esta conciliación se llevara a cabo respetando el carácter irrenunciable de
los derechos del trabajo reconocidos por la constitución Política del Perú
y la ley.

c. Materia Civil:
Son derechos de libre disposición, los que pueden ser regulados
consensualmente por las partes y que no están prohibidas por norma

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alguna, entre algunas de las materias que se atienden en conciliación
tenemos:
 Pagos de deudas.
 Obligaciones de hacer, de no hacer.
 Incumplimiento de contratos.
 Desalojo.
 Pago de alquileres atrasados.
 Resolución o rescisión de contrato.
 Pago de indemnización por daños y perjuicios.
 Interdictos.
 Mejor derecho de propiedad.
 Otorgamiento de escritura.
 División y partición de bienes.
 Rectificación de áreas, ofrecimiento de pagos.

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