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La escolarización antes de los 3 años: Organización del aula y diez Unidades Didácticas
La escolarización antes de los 3 años: Organización del aula y diez Unidades Didácticas
La escolarización antes de los 3 años: Organización del aula y diez Unidades Didácticas
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La escolarización antes de los 3 años: Organización del aula y diez Unidades Didácticas

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Cuando los niños y niñas son escolarizados, aprenden a relacionarse con la maestra y con sus compañeros, a la vez que se van acostumbrando a desenvolverse en situaciones de aprendizaje nuevas para ellos. En este libro, a partir del juego por rincones se ofrecen modelos de organización del aula, del horario y del trabajo con los más pequeños: todo ello a través de diez Unidades Didácticas perfectamente descritas y distribuidas a lo largo del curso escolar.
LanguageEspañol
Release dateMay 22, 2023
ISBN9788427730472
La escolarización antes de los 3 años: Organización del aula y diez Unidades Didácticas

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    La escolarización antes de los 3 años - Cristina Lahora

    Escolarizar a los más pequeños

    A través de este libro pretendemos situar el aula de niños* menores de 3 años, desde lo que les supone tanto a ellos como a su familia la entrada en la Escuela Infantil, hasta la organización de contenidos. Son varias las razones que impulsan a las familias a escolarizar a sus hijos desde esta edad.

    Cada vez son más las investigaciones que subrayan la importancia de la estimulación en los primeros años de vida. Entre éstas podemos citar a Rachel Cohen¹ que recoge experiencias como la de Glenn Doman cuyos métodos, destinados en un principio a las familias de deficientes para conseguir que sus hijos lograran un mayor desarrollo intelectual, se están expandiendo a las escuelas infantiles desde hace varios años. Se puede concluir, que la estimulación en los primeros años ayudará a un buen desarrollo posterior. También, que el buen desarrollo de los dos hemisferios cerebrales precisa una estimulación adecuada, que se produce mediante actividades educativas variadas: de lenguaje, psicomotricidad, expresión plástica y musical, lógico-matemática…

    También han sido muy difundidas las investigaciones de Forman y Cazden² en lo que respecta a las relaciones entre iguales en edades más avanzadas, y que tienen resonancia en la escuela infantil.

    Las habilidades sociales encuentran en la escuela infantil un lugar muy adecuado. El ser humano, además de poseer unas aptitudes que deben desarrollarse (en que la estimulación juega un papel de suma importancia) es también un ser social que debe aprender a vivir entre los demás.

    Tampoco podemos olvidar a dos grandes investigadores por su labor a favor de las escuelas infantiles. María Montessori desarrolló una gran labor en «Casa dei Bambini» a principios del siglo XX. Estableció unos parámetros muy claros para la Educación Infantil y elaboró un material muy concreto para desarrollar la educación sensorial (cilindros con agarraderas, tabla de discriminación de colores…). De igual modo recordamos a Loris Malaguzzi, quien a través de las escuelas de Reggio Emilia ha logrado llevar un trabajo de investigación aportando datos sobre el conocimiento del niño y su evolución.

    En otro orden de cosas, el trabajo de la madre es una de las razones que, sobre todo en un primer momento, impulsó a llevar a los niños a la Escuela Infantil. En sus comienzos las guarderías, creadas para atender a las madres trabajadoras, realizaban bajo una función asistencial, una labor educativa que fue tomando relevancia hasta ocupar el lugar prioritario. Se podría decir que actualmente las escuelas infantiles son ante todo centros educativos destinados a los niños, pasando a un segundo plano la situación laboral de las familias.

    Las familias aun teniendo a una persona que se encargue del niño (contratada, familiar…) deciden que, parte del tiempo lo pase en la escuela, con otros niños de su edad, en un ambiente educativo. Esta opción permite que la madre o el padre tengan la posibilidad de disponer de un tiempo dedicado a formación, deporte, ayuda a la familia, etc.

    Todo ello conlleva «ir acostumbrando» a los niños de esta edad, sobre todo a sus familias y a la sociedad³, a que ir a la escuela forme parte de su vida cotidiana.

    Ante tal situación pretendemos dar unas pautas para que la entrada sea lo más agradable posible.

    Por otro lado, en la Escuela Infantil el niño va a continuar lo que ha iniciado con su familia, es decir, va a seguir el proceso de descubrimiento de sí mismo, del otro y de lo que le rodea. Descubrimiento que logrará de un modo lúdico, a través del juego.

    El juego es el hilo conductor de la organización de contenidos, por tanto, nuestra propuesta se desarrolla en dos partes: una, destinada a conocer cómo es el juego por rincones y cómo interviene en el desarrollo cognitivo y afectivo, y otra, en la que se favorece y complementa este juego por medio de la descripción de las unidades didácticas.

    El período de adaptación

    Situaciones nuevas para el niño/a

    La entrada en la Escuela Infantil es una situación nueva y lo es en varios aspectos. A continuación mostraremos algunos de ellos:

    El espacio y los materiales. Dependiendo de la naturaleza de la escuela, si es un centro de Educación Infantil integrado en uno de Primaria o Secundaria, o si es un centro exclusivo de Educación Infantil, de cualquier modo, el aula y las zonas comunes (salas de usos múltiples, psicomotricidad…) son espacios nuevos que los niños vivirán como enormes, y que requieren un tiempo hasta que los conozcan y se sientan seguros en ellos.

    Las educadoras que le atienden. La educadora es la persona adulta nueva a quien no conoce el niño y que se va a convertir en punto de referencia tanto en situaciones adversas como de ayuda y de gratificación. La afectividad del niño hacia su familia con la entrada en la Escuela Infantil va a ser compartida. Hasta que la educadora pase de ser una extraña a ocupar un lugar importante para el niño, se necesita un tiempo en el que ambos se vayan conociendo y hasta que surja un vínculo afectivo.

    La relación con otros niños de su edad. Son escasos los niños que tienen relación con otros de la misma edad antes de la entrada en la Escuela Infantil. Debido al descenso de la natalidad muy pocos tienen hermanos. Suelen relacionarse con primos, vecinos o niños de su misma edad en días determinados (cumpleaños, fiestas…) o en lugares concretos (parque, piscina…). De cualquier modo, las relaciones además de esporádicas son breves en el tiempo, lo que hace que el pequeño no sepa relacionarse con otros, en términos generales, antes de su escolarización. Comprender que hay que estar con los demás compartiendo un espacio, unos materiales, una educadora, etc., requiere un tiempo.

    Situaciones de aprendizaje nuevas. Hasta ahora el niño ha aprendido por descubrimiento, a través de la ayuda familiar. Ahora va a tener otros medios. Por un lado, el grupo de niños va a ser modelo y las conductas se imitarán. Por otro lado la educadora propondrá actividades diseñadas para que el pequeño aprenda, descubra por sí mismo, investigue… es decir, actividades con una intencionalidad educativa clara. La participación del niño en estas actividades requiere saber escuchar al adulto, entender unas normas, respetar a los demás… y participar en la actividad prevista, bien sea de lenguaje, plástica, psicomotricidad u otras. Cualquiera de estas actividades, aunque en casa ya las haya hecho, se han realizado desde una dimensión diferente. En la Escuela Infantil además de que participan más niños y de que se dispone de un material y un lugar específico, se realizan bajo unas normas, tanto respecto hacia la propia actividad (p. ej.: no tirar el material) como hacia los demás.

    Asimilar esta nueva situación de aprendizaje, entenderla como tal, no se logra de repente, también requiere un tiempo.

    Horario. Antes de acudir a la Escuela Infantil el niño ha llevado un ritmo propio ajustado a sus necesidades y a las de su familia. Los ritmos de sueño y alimentación, aunque suelen estar marcados, tienen cierta flexibilidad pues normalmente no hay una hora exacta de desayunar, comer, echar la siesta, etc., aunque sí hay una hora aproximada.

    La entrada en la Escuela Infantil, aunque en la mayoría existe una flexibilidad de horario (ej.: 8,30 a 10, entrada) esta flexibilidad no lo es para toda la jornada, lo que supone que el niño tiene que salir de casa a una hora determinada y, por ejemplo, no puede dormir hasta las 10. Por ello, necesita un tiempo para acostumbrarse al horario de entrada, al ritmo de actividades de la escuela, a comer en ella (si es de comedor y a echar allí la siesta).

    Papel de la familia

    La familia que toma la decisión de matricular a su hijo en la Escuela Infantil debe ser consciente de la nueva situación a la que se enfrenta o, mejor dicho, a la nueva situación a la que se tendrá que acomodar el pequeño. Por indicación de la educadora conoce de antemano los cambios que acontecerán en su hijo y podrá adoptar el punto de vista del niño, comprenderle, y de esta manera prestarle la ayuda más adecuada.

    Si bien no existe una fórmula que con toda certeza garantice una entrada feliz a la Escuela Infantil, sin problemas ni lloros, el papel de la familia es fundamental para que esta entrada se haga del mejor modo. La familia (padre y madre) que toma esta decisión deberá colaborar con las educadoras y restará importancia a los cambios que se producen en su hijo como consecuencia de esta situación nueva.

    Tal y como se ha indicado anteriormente, son muchas las situaciones a las que el niño se tiene que enfrentar; algunas le pueden producir desconcierto o inseguridad y lo manifestará en distintas maneras (llorando, durmiendo peor o pegando), pero estas manifestaciones molestas y preocupantes para la familia, no lo son tanto cuando se sabe que estos comportamientos inhabituales son parte de un proceso y que se manifiestan al comienzo de curso, dentro del proceso de adaptación, y que se acaban superando.

    Si la familia tiene la seguridad de que la escuela es un lugar enriquecedor para el pequeño, la confianza con que asume las posibles reacciones o cambios que se producen en él, le ayudará a asumir la nueva situación con más calma, pues se sentirá acogido con entusiasmo y tranquilidad desde el primer momento y esto será beneficioso. Por el contrario, cuando uno de los dos, padre o madre, o ambos deciden llevar al niño a la Escuela Infantil sin un auténtico convencimiento se reprocharán mutuamente lo que le pase, culpabilizándose de todo lo negativo que le ocurra. Además si el pequeño ve que las actitudes de su padre y madre son diferentes (uno, manifiesta confianza y el otro inseguridad), esta ambivalencia le creará desconcierto.

    Para prevenir este tipo de situaciones es fundamental el papel o función que desempeña el personal educador.

    Función del equipo educativo

    Función informativa. La maestra informa de que la Escuela Infantil es un lugar destinado a la educación de los hijos en la que a través de actividades educativas (psicomotricidad, lenguaje, música…) se pretende lograr un desarrollo integral del pequeño, así como lograr una buena relación con los demás niños y con el personal educador.

    Dentro de este carácter informativo la educadora pone en conocimiento de las familias los cambios que va a tener su hijo:

    Estar en un espacio nuevo con nuevos materiales.

    Relacionarse con niños de su edad y en ocasiones con mayores o más pequeños (dependiendo del tipo de escuelas: 0-3 ó 0-6).

    Relacionarse con la maestra.

    Horario escolar.

    Situaciones de aprendizaje.

    Puesto que estos cambios pueden dar lugar a comportamientos diferentes o extraños, la maestra comenta cuáles son las reacciones más frecuentes que suelen producirse cuando un niño comienza su escolarización y también cómo se ha diseñado el período de adaptación para que la entrada a la Escuela Infantil sea lo

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