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Juan Valdés-Stauber

A}ITROPOLOGÍA Y EPI STEMOLOGÍA


PSIQIJIÁTRICAS
Prólogo de Gusravo BuBxo

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PROLOGO

Gustavo Bueno

La Ántropología y Epistemología psiquidtricas, que el lector tiene entre sus


manos, es 1a obra de un psiquiatra -de un médico- que, por serlo de verdad,
como 1o es Juan Valdés Stauber, necesita incorporar a su intensa pra-ris coti-
diana las luces y los sonidos de la Antropología filosófica y de 1a Epistemolo-
gía; unas luces y unos sonidos que se potencian precisamente al refractarse, a1
pasar por el medio de las enfermedades y de los enfermos de espíritu.
Muy pocas referencias hace Juan Valdés Stauber a las enfermedades orgá-
nicas o a los remedios farmacológicos, y se comprende bastante bien si se tiene
en cuenta la distinción entre los intereses de un médico y los intereses de un
curandero, si es que esta distinción mantiene cierta analogía con 1a que puede
existir entre las diferencias de los intereses de un fisico y los intereses de un
,,mecánicor. Ante un receptor de televisión desarreglado, el físico se interesará,
ante todo, por establecer las diferencias con los receptores normales, regresando
ala teoría general del electromagnetismo, y a 1os análisis de la evolución de 1os
ingenieros tecnológico s más avanzados a través de los cuales tiene lugar el pro-
ceso de iluminación de la pantalla; el mecánico se desinteresarápor todo esto,
y se aplicará auna intervención en 1os componentes ,rorgánicos, del aparato,
sustituyéndolos por otros, si es preciso, con el único fin de volver a poner en
marcha la
"máquinar. Es 1o que hace el médico psiquiatra que se concentra en
los tratamientos farmacológicos, consiguiendo, sin duda, en ocasiones, excelentes
resultados;pero sin que ellos nos permitan el más mínimo entendimiento del
proceso de odesarreglo". Las explicaciones que apelan a 1a anatomía o a la fisio-
logía del cerebro no van tampoco más allá de las explicaciones del técnico que
nos da cuenta de1 desarreglo de nuestro receptor después de determin arlapieza
que tiene averiada. ¿Por qué?
Porque el técnico, el nmecánicor, ya da supuestas, sin entrar en el1as, 1as rel;r-
ciones entre las piezas de1 aparato cuyo funcionamiento controla, v las ler es tls:-
cas generales y especiales que dan razón del funcionamiento de las piezas si¡ ¡:¡
las que é1 interviene. Así también, e1 terapeuta que inyecta oeurorrirn:rr:r: r::

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trpelando a la sinapsis del hipotálamo o de la corteza cerebral, da también por
supuestas, sin entrar en e11as, las conexiones entre esas sinapsis del hipotálamo
y morfología del mundo exterior en donde actúan también otros sujetos, sanos
1a

o enfermos, dentro de unas normas morfológicas que también se dan por evi-
dentes y que no 1o son; en este sentido, el terapeuta mecánico, en materia psí-
quica, no va mucho más allá que e1 curandero o el chamán que logra narregiarr,
sin duda, en muchos casos,los disturbios de sus pacientes;porque 1as ceremo-
nias que él practica -como las ceremonias del terapeuta mecánico- se produ-
cen in medias resy flo revelan la realidad de las capas que enr,-uelven a las par-
tes intervinientes en e1 proceso orgánico.
La situación se agra\¡a cuando advertimos que esas «capás envolventes», en
el caso de las esferas humanas, ni siquiera pueden considerarse conocidas pre-
viamente a 1os desarreglos de tales esferas. Es a trar.és de1 análisis de esos odesa-
rreglosr, de esas fracturas, como se nos descubre algo de 1a estructura de 1as esfe-
ras antropológicas, a 1a manera como, en el campo orgánico, es a través de las
fracturas o cortes anatómicos como se nos descubre 1a arquitectura del cuerpo
viviente, vertebrado o invertebrado.
Juan Valdés Stauber, equipado con un extraordinario conocimiento de las
doctrinas psiquiátricas, antropológicas y filosóficas más revelantes, sobre todo
las alemanas, nos transmite en este libro ambicioso las implicaciones ontoló-
gicas que cabe descubrir en ias sintomatologías clínicas más dramáticas,las de
la esquizofrenia, por ejemplo. Y sobre todo, recíprocamente
J ahora Valdés Stau-
ber actúa como fi1ósofo-, cómo es a través del análisis de estas sintomatologías
c1ínicas como se descubren «estructuras ontológicas» que habían sido entrevistas
por filósofos como Husserl, Heidegger o Sartre (la relación, establecida por Blan-
kenburg, entre la modificación estructural esencial a 1a esquizofrenia yla epojé
fenomenológica husserliana; el análisis de 1as psicosis esquizofrénicas nos
remite a 1a estructura de1 ser-para-otro drb,,yadas por la ontología que se expone
en El ser y la nada de Sartre).
= Interesantísimo es e1 capítu1o dedicado al alcance delia Biografia en psi-
_=

quiatría. E1 autor ha advertido, sin duda,la imposibilidad de 11evar a efecto la


!
propuesta de Btihler (la reconstrucción del género biografia a pafik de la 1ógica
=
. de clases distributivas, aunque sean dadas a través de un análisis factorial) ensa-
vando, como principio generador del sistema lógico pertinente,la idea de la bio-
.
grllfia como devenir personal histórico e historizable, estructurado formalmente
como un dominio atributivo de perspectivas relacionadas conjuntivamente, y {

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donde e1 referente -el ,,yo, - no vive dado a priori sino que es configurado sin-
téticamente por la conjunción de tales perspectivas'
La doble estirpe, hispánica y germánica, del autor se refleja ampliamente
en esta importante obra. Aunque la psiquiatríay la filosofía alemanas son com-
pañeras constantes, sin embargo el libro está escrito en español, y no falta en
é11a preocupación por mantener la presencia panorámica de la tradición espa-
ño1a. Incluso del esfuerzo por sintetizar -siguiendo la tradición de la «antro-
pología nacional comparada», a la que el mismo Kant contribuyó, como es bien
sabido- en nueve rasgos antropológicos la manera peculiar nde las diferentes
artes españolasr: 1o cristalino, el sosiego, la dignidad en desgracia, lo tenebroso,
la ataraxia,la trasposición entre la vida y la muerte, la melancolía, la dignidad
incondicional y 1a elaboración humorística y picaresca. No faitará quien acuse
de arbitraria esta enumeración e infundada en cualquier principio biológico o
étnico; como si sus fundamentos no pudieran también situarse en el propio
decurso histórico de los españoles y como si, en todo caso, con estos nueve ras-
gos no estuviese e1 autor describiéndose a sí mismo en un magnífico autorre-
trato'
Gustavo -BurNo
r de octubre de zooz

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