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TEORIA MATERIALISTA
TEORIA PROCESALISTA
El proceso civil es, probablemente, la rama del Derecho que más cercana se
encuentra a la forma cómo éste es concretizado. El hecho de que su principal
preocupación (aunque no la única) tenga que ver con jurisdicción,
procedimientos y decisiones hace que esté en mayor contacto con el así llamado
«Derecho vivo», esto es, el que se vive en los tribunales. Ello hace que,
necesariamente, el procesalista esté preocupado con resolver problemas, dado
que éstos suelen darse en el contexto de un proceso. Pero la solución a estos
problemas, muchas veces, no provienen desde la propia ciencia del proceso,
sino desde un ámbito más elevado y complejo. Ese es el ámbito que la teoría
general del Derecho y la filosofía del Derecho suelen abarcar, detectar
problemas y –lo principal– buscar dar soluciones al respecto.
Aquí se comienza a develar con claridad las limitaciones del procesalista para
resolver los principales problemas que le ofrece el día a día. Si, por ejemplo, él
estudia no sólo para saber los plazos y requisitos legales, sino también, y sobre
todo, para entender y mejorar el proceso civil y, como consecuencia de ello, el
propio funcionamiento de la justicia civil, entonces es absolutamente
indispensable que tenga preocupación, entre otras cosas, con la calidad de las
decisiones judiciales. Y si ello es así, entonces los arduos temas de la
justificación (motivación) de las decisiones y la prueba y su valoración surgen
por sí solos. Y cuando se asume, aunque sea mínimamente, las implicaciones
con la teoría del Derecho y la jusfilosofia que cada uno de esos campos encierra,
entonces se entra a un mundo infinitamente más complejo y laberíntico que el
que ofrece el propio derecho procesal. En una palabra: el procesalista sale de
su cascarón donde dormitaba cómodamente con sus teorías y conceptos.
Francesco Carnelutti: