La inteligencia es un atributo exclusivo de la mente humana y no puede ser llevada a cabo o
reemplazada por la tecnología. A pesar de ello, cada vez se habla más de la inteligencia artificial, un término que personalmente considero erróneo y que no debería ser utilizado. La inteligencia nos permite comprender y analizar diferentes situaciones para lograr obtener soluciones a los problemas que se suscitan y tomar las decisiones más efectivas a tal efecto. Hasta aquí parecería tratarse de una elaboración un tanto mecanicista. Sin embargo, debemos tener en cuenta muchos otros factores que son propios de cada persona y que lo hacen actuar de forma inteligente, como es la educación, la atención, la motivación, el razonamiento, el estado emocional, las experiencias adquiridas, la memoria que se va reconstruyendo con el pasar del tiempo, el olvido como uno de los fenómenos característicos del cerebro humano y la creatividad entre otros. Todo esto hace del ser humano un individuo irrepetible desde el punto de vista cerebral, por lo cual la tecnología no puede reemplazar su forma de comportamiento adquirido y, en tal sentido, no tiene la posibilidad de ser un ente pensable y por consecuencia inteligente. Teniendo en cuenta lo expresado deberíamos empezar por adecuar los términos cuando queremos referirnos a la así llamada “inteligencia artificial” y para darle una mayor claridad a tal situación hablar de “asistencia artificial o automatización”, como lo refiero en uno de los capítulos del libro que se menciona continuación.
Vestfrid Mario A. (2017): "Dialogando con la mente-Una visión desde la Neurociencia".