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Nombre del estudiante: Erick Mejía

Lazcano
Semestre: 6 Sexto Grupo: 4
Materia: Método Psicoanalítico 1
Rubros del escrito tipo crítico, individual. Valor de 4 de la calificación de la Puntaje Calif.
exposición oral
Tiene claridad en la presentación de sus ideas sobre el tema expuesto en su 0.4
texto (redacción).
Tiene orden, coherencia lógica, seguimiento literal de los textos y en la 0.4
presentación de sus ideas sobre el tema del texto o autor.
Presenta buena ortografía. 0.4
Cita o hace referencias como se le solicitaron. (Citación APA) 0.4
El trabajo tiene la presentación impresa como se le solicitó. 0.4
Introducción ¿cómo surgió el interés por el tema? ¿Cómo surgió la pregunta 0.4
o la articulación entre un tema y otro o entre un problema y otro?
Formulación de la pregunta y naturaleza de la misma. 0.4
Lecturas (describir autor que leíste, obra, editorial, año, página de la cita.) 0.4
Seleccionar al menos 3 citas, una por obra. Dar evidencia de que hiciste una
lectura profunda de autor o de más artículos de un mismo autor.
Argumentación. Dar razones de por qué respondes así a tu pregunta. Análisis 0.4
profundo. Crítica al texto/autor.
Conclusión. Concluir con una o dos ideas concisas y claras. 0.4
Total 4
¿QUÉ SE JUEGA EN EL ESPACIO DE ESCUCHA?
¿DE QUÉ SE SIRVE UN PSICÓLOGO CLÍNICO AHÍ EN EL PSICOANÁLISIS?
Erick Mejía Lazcano

Vale decir, que en este ejercicio de reflexión la escena está compuesta de dos actores. Ambos de
igual importancia. Sin embargo, es necesario poder esclarecer qué respuestas buscan rasguñar estos
actores vestidos en duda. Así como presentar ante esta mesa de letras, cómo han nacido dichas
interrogantes.
Veamos pues, la duda inicial ¿Qué se juega en el espacio de escucha? se sembró con la
incertidumbre concerniente a la verdad. La verdad. Pegar oído ante eso que, a uno en posición de agente
que escucha, se nos dice y valernos de aquello ¿Cómo he de confiar en aquello que se me dice? ¿Y si
resulta no ser cierto? ¿Y si aquello que se me está confiando en dicho espacio de escucha, quiere decir
otra cosa? ¿He de tomarlo así en su calidad bruta como se me entrega? Antes de saltar a las respuestas
concretas, en su máxima y posible calidad de concreto, hemos de aclararnos la siguiente duda que se
formuló.
El dudar, ¿De qué se sirve un psicólogo clínico ahí en el psicoanálisis? Tendido con puertas abiertas,
también vio su origen acompañado de unas cuantas preguntas, ¿Qué diferencia persiste entre psicólogo
clínico con lectura psicoanalítica y un analista? ¿Qué lugar toma cada uno? ¿Cuándo se es una cosa y
cuando se es la otra? ¿Se puede referir a tales sustantivos como si fueran prendas a distinguir o usarse?
¿Acaso una va superpuesta a la otra? ¿Una es aditivo de la otra? La incertidumbre pudo seguir empujando
más dudas como el mar hace aparecer nuevas conchas en la arena tras las olas. Pero una sola interrogante
pesqué para trabajar.
Ambas preguntas son concernientes al quehacer clínico del psicólogo que lleva en su acervo la
mirada y escucha psicoanalítica. De antemano aclaro; escucha y mirada psicoanalítica despojada de la
necesidad de sellarla con apellidos y escuelas que más sostienen semejanza con “sectas dogmáticas”. No
me exime, sin embargo, de la obligación de citar.
He elegido el término espacio de escucha, primordialmente para no tener que lidiar con terapia o
análisis. Ambas circunstancias pertenecen a sus personajes específicos e inamovibles. No habrá discusión
en ello. Entramos de lleno entonces en cómo responder tales preguntas con la advertencia que la
asistencia de todas las respuestas no está confirmada. Se ha visto conveniente acudir a Freud en algunos
de sus textos técnicos puesto que la duda que sostengo tiene que ver con eso que el agente de escucha
hace. Y que aclaremos, escuchar no es la única tarea que se lleva. La segunda interrogante, a partir de la
lectura técnica, será sometida a responderse con el acto de reflexión más en una pendiente de conclusión.
La primera duda podría parecer que apunta a colocar bajo el reflector todos los contenidos de lo
que está en juego en el espacio de escucha. No es así. No es cuestión de enlistar todo lo que se producirá
en materia específica, sueños, fantasías, rencores, recuerdos, confesiones, declaraciones, etcétera.
Pretendería en cambio, no adelantarme a lo que se presentará, aquello que reside un poco esclarecido
dentro de la niebla; sino, a hablar precisamente de esa niebla ¿Qué se juega en el espacio de escucha y
cómo afrontarlo? Me dispongo a abrir con el tercer denuesto hacia el narcicismo humano. El hombre
despojado de su lugar de soberano sobre su propia alma.
“De pronto afloran pensamientos que no sabe de dónde vienen [...] O sobrevienen impulsos como
si fueran de alguien ajeno, de suerte que el yo los desmiente [...] Luchas con una parte de tu fuera
contra la otra parte, no puedes reunir tu fuerza íntegra como si combatieras a un enemigo externo
[...] Has sobrestimado tu poder al creer que podrías hacer lo que quisieras con tus pulsiones
anímicas [...]” (Freud, 1917, p.133-134)
De entrada, podría uno dilucidar que algo de lo que está en juego extraña a ambos, a uno por no
saber qué de sí y al último por no saber del otro. Lo que en la cosmología sería el principio cosmológico
(Strobel, 2013) es decir, una continua expansión del universo, en psicoanálisis sería “la extraordinaria
diversidad de las constelaciones psíquicas intervinientes, la plasticidad de todos los procesos anímicos
[...]” (Freud, 1913 p.125). Vamos viendo que puede haber una gama de posibilidades, que uno cavaría su
propia angostura, si tratara de predecirlas o sentirse listo para afrontar todas las que cree posibles.
Diré en una fracción de la respuesta, que se juega una niebla, un miasma azarosa perteneciente a lo
ominoso donde aquel que escucha no sabe de ése que habla, primordialmente porque uno, no tendría
que saber o asumir que sabe. “Lo ominoso sería siempre, en verdad, algo dentro de lo cual uno no se
orienta, por así decir” (Freud, 1919, p.221) Está en juego una cuestión de la temporalidad y la paciencia
por ambas partes, retornando en el dominio de la incertidumbre. Algo se está diciendo y con ello algo se
está haciendo o se debería de estar haciendo, una obtención de saber y soluciones. “¿Cuánto tiempo
necesita usted para librarme de mi padecimiento? [...] Se responde como Esopo en la fábula al peregrino
que pregunta cuánto falta para llegar ¡Camina! [...]” (Freud, 1913, p.129) Ciertamente, es una cuestión de
sostener y saber cómo hacer con eso que se está suscitando, nuevamente; en ambas partes.
Junto con ése saber obtenido entra al partido de igual manera la supuesta pericia de puntualizar
facciones de lo que se va conociendo, de lo que se va dilucidando en la niebla ¿Qué revelar? Apostaría a
la idea de que uno no debería creerse que está revelando algo, que es un hábil conocedor y aparte
misericordioso dejando caer saberes al enfermo. Sino, “mostrar solo lo que le es mostrado” (Freud, 1912,
pag.117) y que la espontaneidad de cada caso será el yugo sobre la pericia para devolver lo que ya se
mostró.
Y ante tales cuestiones de incertidumbre y desorientación, uno debe tomar una postura ¿qué no?
Dicho así, como el quehacer de quien escucha (Freud, 1919) Entonces, ¿De qué se sirve el psicólogo ahí
en el psicoanálisis? Nos vemos provistos tan solo de no tener el oído pescando algo en específico (Freud,
1912), no indagar por algo que se cree que es la gran pieza al rompecabezas, sino prestar atención a todo
el sendero que aquel que habla va recorriendo. Como primer atisbo de respuesta, una apuesta.
Despojarse de las certezas, del método que lleva impreso el apellido de alguien más. Aproximarse
tanteando el terreno, después de todo uno no sabe del otro. Pero debe saber hacer.
“La prueba de bujería aplicada por aquel rey escocés acerca de quien he leído en Víctor Hugo.
Este rey afirmaba poseer un método infalible para distinguir a una bruja. La hacía arrojar a una
olla de agua hirviente, y después probaba el caldo. Tras esto podía decir: Era una bruja, o No, no
lo era [...] No podemos formular un juicio sobre los pacientes que acuden al tratamiento [...]
ensayamos a la espera de verlo bajo una luz más favorable.” (Freud, 1933, p.144)
Hallamos entonces, que uno se acerca sin esperar hallar nada. Sin aferrarse a protocolos o lecturas
erróneas de la teoría, creyendo que ésta es el resultado de un transporte exitoso de la práctica a la
escritura. No obstante, merece un ejercicio de ética ¿Qué se juega? La lealtad hacia la ética profesional.
No me atrevo a dejar inscrita la palabra valentía como un quehacer del psicólogo ante el contingente, sin
embargo, sí me dispongo con osadía a colocar el siguiente diálogo. “-¿Un hombre puede ser valiente
cuando tiene miedo? –Es el único momento en que se puede ser valiente” (Martin, 1996). Acercarse hacia
esa niebla, donde solo el azar aguarda, no indica que se deba asumir y adentrarse despojado de temor a
todo, esto lo llevaría a uno a creerse preparado y portar un saber a manera de escudo. Por el contrario,
es aquella espina que sigue punzando la que acciona la alerta a lo que está por venir, donde después
entrará en juego la ética. Hacerse cargo de eso que uno se atrevió a suscitar en el otro. El psicólogo se
sirve entonces, por parte de la lectura psicoanálisis, que también habría que revisar qué lectura, de esa
escucha clínica que le permite no dictaminar a priori. Aquella atención psicoanalítica que le extiende en
la mano lo no-inmediato, es decir, que las cosas no cobrarán su sentido en el momento en que se suscitan.
En el asunto de los saberes, técnicas y métodos es preciso mencionar cómo el psicoanálisis es candidato
a nunca “[...] poseer un saber o un poder-hacer completos y concluidos [...] estamos dispuestos a admitir
las imperfecciones de nuestro conocimiento [...] modificar nuestros procedimientos toda vez que es los
pueda sustituir por algo mejor.” (Freud, 1919, pag.155) Tan solo la cita anterior es la materia prima a
fabricar la idea de que lo que comenzó como el método psicoanalítico, se vio nutrido para extender raíz y
permitir formar los métodos. Así como Freud afirma la inmensa diversidad psíquica (1913) en sus
pacientes, de igual manera la hay en quienes toman el papel de agente de escucha. Quot capita tot sensus,
hay tantas opiniones como hombres. Busco no cerrar mi redacción a la oportunidad de que quizás, podría
hallarme en un error.
Viene llegando el momento de plantar algunas conclusiones. Me suelo afiliar al servicio que ofrece
tan lustrado la analogía y a su vez, la metáfora. Gusto de conciliar ciertas conclusiones enunciando que en
ése espacio de escucha uno puede valerse, quizás de un hilo fino, de propiedad evanescente, en
penumbras y ya sea tirar de él o seguirlo de sus ataduras. El contingente puede guiar o llevar a no saber
qué hacer. Abordarlo dependerá de no esperar nada. Me apoyo en el siguiente enunciado: Alea Iacta Est;
El dado se ha tirado. Entendiendo cada encuentro como una apuesta a lo incierto, concerniente al saber
de aquel que habla. Sosteniendo, sin embargo, un saber hacer frente a eso.
Bibliografía
- Freud, S. (1933) Conferencia 34: Esclarecimientos, aplicaciones y orientaciones. En Obras
Completas, T. XXII. Buenos Aires: Amorrortu.
- Freud, S. (1917) Una dificultad del psicoanálisis. En Obras Completas, T. XVII. Buenos Aires:
Amorrortu.
- Freud, S. (1919) Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica. En Obras Completas, T. XVII. Buenos
Aires: Amorrortu.
- Freud, S. (1919) Lo ominoso. En Obras Completas, T. XVII. Buenos Aires: Amorrortu.
- Freud, S. (1912) Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico. En Obras Completas, T
XII. Buenos Aires: Amorrortu.
- Freud, S. (1913) Sobre el inicio de tratamiento (Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis
I). En Obras Completas, T XII. Buenos Aires: Amorrortu.
- Strobel, Nick (2013) Universe is uniform in large scales. Bakersfield, EU. Astronomy notes.
http://www.astronomynotes.com/cosmolgy/s3.htm
- George R.R. Martin. (1996). Juego de Tronos, Canción de hielo y fuego 1. Estados Unidos: Plaza
Janés.

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