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OBLIGACIONES A PLAZO
I. REGLAMENTACIÓN
Por su parte, el art. 1080 establece que las asignaciones testamentarias pueden
estar limitadas a plazos o días de que penda el goce actual o extinción de un
derecho; y se sujetarán entonces a las reglas dadas en el Título De las
obligaciones a plazo, con las explicaciones que siguen.
II. CONCEPTO
De conformidad al art. 1494 del C.C el plazo es la época que se fija para el
cumplimiento de una obligación que puede ser expreso o tácito.
Esta noción del C.C. es criticada desde el punto de vista doctrinario, ya que sólo se
refiere al plazo suspensivo, en circunstancias que, al igual que en la condición, el
plazo puede ser suspensivo o resolutorio.
El plazo determinado es aquel plazo que se sabe que va a llegar y además se sabe
cuándo va a llegar. Ej. 24 de Marzo del 2006.
Este inciso se vincula con el art. 1086 que dispone que la asignación desde día
incierto sea determinado o no es siempre condicional.
Este inciso, por su parte, se vincula con el art. 1083 que establece que el día
incierto e indeterminado es siempre una verdadera condición y se sujeta a las
reglas de las condiciones.
Esta disposición a su vez concuerda con el inciso 2 del art. 1085 relativo a las
asignaciones testamentarias que dispone que la asignación desde día cierto pero
indeterminado es condicional y envuelve la condición de existir el asignatario en
ese día.
Para determinar si el plazo es fatal o no hay que recurrir a la regla está contenida en
el art. 49 del C.C. Esta norma dispone que cuando se dice que un acto debe
ejecutarse en o dentro de cierto plazo se entenderá que vale si se ejecuta antes de
la medianoche en que termina el último día del plazo; y cuando se exige que haya
transcurrido un espacio de tiempo para que nazcan o expiren ciertos derechos, se
entenderá que estos derechos no nacen o expiran sino después de la medianoche en
que termina el último día de dicho espacio de tiempo.
El plazo expreso es el que está señalado en forma explícita por el testador, las partes
e incluso la ley.
El plazo legal es el establecido por ley. Así ocurre en los siguientes casos:
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d.) El plazo contenido en el art. 1304 a propósito del albaceazgo. Esta norma
establece que si el testador no hubiere fijado tiempo para la duración del
albaceazgo, éste durará un año contado desde que el albacea comience a ejercer
su cargo.
La regla general en nuestro derecho es que los jueces no pueden fijar plazo, salvo
que la ley los faculte expresamente al efecto, a diferencia de lo que ocurre en el C.C.
francés en que el juez está facultado para otorgar al deudor un plazo de gracia para
que cumpla su obligación. Así lo señala el art. 1494 en su inciso 2, pues dispone que
el juez no podrá sino en los casos especiales que las leyes designen señalar un plazo
para el cumplimiento de una obligación; sólo podrá interpretar el concebido en
términos vagos u oscuros, sobre cuya inteligencia y aplicación discuerden las
partes.
3º Tratándose del mutuo si se pacta que el mutuario pague cuando le sea posible el
juez podrá fijar un plazo, de conformidad al art. 2201.
4º En lo que se refiere a la obligación del tutor o curador de inventariar los bienes del
pupilo, ya que de acuerdo al art. 378 esta obligación debe cumplirse en el plazo de
90 días subsiguientes al discernimiento, y antes de tomar parte alguna en la
administración de los bienes, caso en el cual el juez, según las circunstancias, podrá
ampliar o restringir el plazo.
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El plazo continuo es aquél que corre sin interrumpirse con los días feriados.
La regla general en nuestro derecho es que los plazos sean continuos. Así se deduce
del art. 50 del C.C. que prescribe que en los plazos que se señalaren en las leyes, o
en los decretos del Presidente de la República, o de los tribunales o juzgados se
comprenderán aún los días feriados; a menos que el plazo sea de días útiles
expresándose así, pues en tal caso no se contarán los feriados.
La excepción está dada por los plazos contenidos en el C.P.C, pues según el art. 66
los plazos son discontinuos, es decir, no corren en los días feriados, a menos que el
tribunal por motivos calificados haya dispuesto expresamente lo contrario.
I. PLAZO SUSPENSIVO.
a.) PLAZO SUSPENSIVO PENDIENTE mientras el plazo suspensivo está pendiente existe la
obligación, pero ésta no puede exigirse ni el derecho ejercerse, a diferencia de lo
que ocurre en el caso de la condición suspensiva en que el derecho no existe,
razón por la cual la doctrina ha señalado que existe un germen de derecho.
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Así se desprende del art. 1084 que prescribe que la asignación desde día cierto y
determinado da al asignatario al momento de la muerte del testador el derecho
de enajenar y transferir pero no de exigir la entrega. En otras palabras lo que el
C.C. quiere expresar en esta disposición es que el derecho existe, pero no puede
ejercerse ni la obligación exigirse.
b.) VENCIDO EL PLAZO SUSPENSIVO. Una vez que el plazo suspensivo vence la
obligación se hace exigible, efecto del que se derivan las siguientes consecuencias:
b.) PLAZO EXTINTIVO VENCIDO: una vez que el plazo extintivo se ha vencido se
extingue de pleno derecho el derecho respectivo y la obligación correlativa.
1.) VENCIMIENTO DEL PLAZO. El vencimiento del plazo consiste en la llegada del día
previsto para su término.
El C.C. contempla una serie de reglas aplicables al cómputo del plazo contenidas en
los arts. 48, 49 y 50. Estas reglas son las siguientes:
1ª Regla: Los plazos deben ser completos, esto es, corren hasta la medianoche del
último día del plazo. (Art. 48 inciso primero)
Así ocurre, por ejemplo, a propósito del cómputo de los plazos contenidos en la ley
18.010 sobre operaciones de crédito de dinero, dado que la misma ley en su art. 11
prescribe que para los efectos de esta ley los plazos de meses son de 30 días y los de
años de 360 días.
2. RENUNCIA DEL PLAZO. La regla general es que los plazos son renunciables por
aquella persona en cuyo beneficio está establecido, quien normalmente es el deudor.
Sin embargo, existen excepciones, esto es, casos en que el deudor no puede
renunciar al plazo. Estos casos son los siguientes:
a.) Que el testador o las partes prohíban la renuncia del plazo. Así lo dispone el
art. 1497 en su primera parte, norma que debe vincularse al art. 12 del C.C.
que establece que puede renunciarse todo derecho en la medida esté
establecido en el sólo interés del renunciante y que no esté prohibida su
renuncia.
En el caso que el mutuo sea sin intereses la renuncia del plazo no perjudica la
acreedor, pero si se trata de un mutuo con intereses el deudor no puede renunciar al
plazo, porque no está establecido en su sólo beneficio sino también a favor del
acreedor quien va a percibir los intereses.
a.) Pague el capital más los intereses que correrían hasta la fecha del pago, en
los casos que se trate de una operación no reajustable.
b.) Pague el capital reajustado hasta el día del pago efectivo y los intereses hasta
el último día del plazo estipulado, en el caso que la operación sea reajustable.
Cabe destacar que el derecho de pago anticipado que establece este artículo es
irrenunciable.
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Las operaciones de crédito de dinero son una especie de obligaciones dinerarias que pueden definirse,
en sentido amplio, como toda convención en virtud de la cual se da una prestación de presente contra
una prestación de futuro que consisten en dinero.
Estas operaciones de crédito de dinero a su vez se clasifican en operaciones de crédito de dinero
originarias que son aquellas definidas en el art. 1 de l8.010 y que, en consecuencia, se rigen por las
normas de dicha ley, y operaciones de crédito de dinero no originarias, que se rigen por las normas de
C.C. (Véase Curso de Responsabilidad a propósito de la Avaluación legal de los perjuicios).
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a.) CADUCIDAD LEGAL: la caducidad legal es aquella establecida por ley y regulada en
el art. 1496 del C.C.
Según el art. 1496 el pago de las obligaciones no puede extinguirse antes de expirar
el plazo, sino en virtud de:
La quiebra es un juicio universal al que concurren todos los acreedores del deudor
con la finalidad de cobrar sus créditos, una vez realizados los bienes del deudor. Por
lo mismo, si no caducara el plazo para pagar la obligación, podría ocurrir que el
acreedor a plazo estuviere imposibilitado de concurrir inmediatamente a cobrar su
crédito y correría el riesgo de que, al vencerse el plazo, se hubieren agorado los
bienes del deudor, sin que pueda hacer efectiva su acreencia.
Una situación similar se presenta en el caso de insolvencia del deudor; los acreedores
no sujetos a plazo se apresurarán por hacer efectivas sus acreencias en los bienes del
deudor, con la misma probabilidad para el acreedor a plazo de no poder satisfacer su
acreencia.
Esta norma se relaciona con el art. 2427 a propósito de la hipoteca que dispone que
si la finca hipotecada se perdiere (equivale a la expresión extinguir del art. 1496) o
deteriorare (se asimila a la expresión disminución del art. 1496) en términos de no
ser suficiente para la seguridad de la deuda, tendrá derecho el acreedor a que se
mejore la hipoteca a no ser que consienta en que se le de otra de seguridad
equivalente; y en defecto de ambas cosas podrá demandar el pago inmediato de la
deuda ilíquida, aunque esté pendiente el plazo o implorar las providencias
conservativas que el caso admita si la deuda fuera ilíquida, incondicional o
indeterminada. La única diferencia es que en la hipótesis del art. 2427 la caducidad
opera aunque la pérdida o deterioro sea imputable al hecho o culpa del deudor, lo
que no ocurre a propósito de la hipótesis contenida en el art. 1496 nº 2 que exige que
precisamente lo contrario.
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Por consiguiente si no se paga la cuota nº 5 no sólo debe pagarse esa cuota sino el
total como si se tratara de una obligación de plazo vencido, es decir, “se acelera” el
cumplimiento de la obligación.