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El binomio madre-hijo es un estilo de asistencia que permite que el bebé pueda estar en todo
momento con la familia, bajo la responsabilidad de la Enfermera de Atención Conjunta
(madre e hijo), dentro de un marco de contención, personalizando la atención de la seguridad
de los cuidados brindados. (Ramos, 2016)
El aspecto médico obstétrico comenta que se busca respetar la llamada “hora sagrada”,
siempre y cuando el estado del bebé y de la mamá lo permita, que se fundamenta en tres
premisas:
1) El apego (contacto con la piel de la mamá en el momento del nacimiento)
2) La espera en el clampeo del cordón (para que el bebé reciba más cantidad de sangre)
3) La lactancia precoz, sumamente importante para suministrar el calostro en las
primeras horas de vida.
Así pues, para la atención al binomio madre e hijo es necesario plantear recomendaciones y
planes de acción los mismos que destacan en:
Definir Política institucional que establezca los requisitos que deben cumplir los
profesionales para la atención del binomio, desde la etapa preconcepcional, prenatal,
parto y postparto.
Definir políticas institucionales sobre qué tipo de procedimientos en la atención del
parto, requiere la presencia de ayudante quirúrgico y cuáles serían los requisitos
mínimos que debe cumplir éste.
Definir políticas institucionales de coordinación con los Aseguradores y otras IPS de
diferente nivel para garantizar la remisión de los pacientes.
Atender oportuna e integralmente al recién nacido desde la sala de partos.
Identificar al recién nacido de alto riesgo.
Conocer y aplicar los principales protocolos de manejo en neonatología.
Aplicar los criterios clínicos para el ingreso a la unidad de cuidados intensivos
neonatales.
Asegurar un traslado óptimo a otra unidad.
Normas de seguridad institucional.
Verificar con lista de chequeo los insumos necesarios para el manejo de emergencias
obstétricas.
Verificar con lista de chequeo los insumos y dispositivos necesarios para la atención
del parto.
Elaborar partograma a toda materna en trabajo de parto.
Transmisión efectiva de la información dentro del equipo de cirugía.
Lista de chequeo por parte del Anestesiólogo con el fin de verificar el funcionamiento
de equipos y los Insumos necesarios, corroborar el paciente correcto y la técnica de
anestesia correcta.
Lista de chequeo quirúrgica antes, durante y después de los procedimientos
quirúrgicos (lista quirúrgica de la OMS).
Lista de Chequeo para garantizar una vigilancia estricta de la mujer en el postparto
inmediato. (Salud Centro, 2013)
Es así que se debe evitar la discriminación por condición de nacionalidad, raza, religión,
color, sexo, ideologías o condiciones socioeconómicas. (Ibarra & Gonzales, 2016)
Todas las personas merecen respeto, sin ningún tipo de discriminación; este principio se
aplica para todas las personas que reciben cuidado de enfermería y a los cuidadores.
“Al entender las características de la práctica de enfermería enunciadas, hay una polémica del
gestión del cuidado de enfermería que gira alrededor del saber enfermero. Gestionar el
cuidado implica la construcción permanente de un lenguaje enfermero y su posicionamiento
en las organizaciones sociales y de salud. Implica además, el cuidado como un acto
comunicativo que requiere de conocimientos científicos, tecnológicos y del contexto cultual
donde viven, se recrean y enferman los sujetos cuidados.” (Ibarra & Gonzales, 2016)
LA CULTURA
Se considera este aspecto que es propio de cada profesional de enfermería, en relación a sus
creencias religiosas, relaciones familiares, idioma, etc, mismos que se entrelazan con otras
subculturas inherentes al contexto como por ejemplo la identidad profesional, la identidad de
la institución donde desempeña, entre otras. Este cumulo de culturas y subculturas en
ocasiones puede generar barreras culturales entre el profesional de salud y el paciente,
aflorando así cuidados deficientes o de baja calidad. (Ibarra & Gonzales, 2016, pág. 2)
Ahí radica el compromiso social que tiene la enfermera para cuidar a la persona, familia y
comunidad, requiere además de conocimiento a la técnica, de los aspectos instrumentales del
cuidado y de la comprensión intelectual, exista el conocimiento de esa otra persona, a través
de una relación holística. Es así que la dinámica asocial, hace que el cuidado de enfermería
se convierta en un desafío permanente, pues debe considerar los valores, creencias y prácticas
de individuos que tiene bajo su cuidado. (Ibarra & Gonzales, 2016, pág. 2)
Según (Castillo Mayedo, 2008) “Se considera que la existencia de un enfoque del
cuidado cultural en el sistema de atención de Enfermería, indudablemente fortalece el papel
del enfermero en la práctica asistencial. Por consiguiente, los valores, creencias y prácticas
culturales no pueden ser fenómenos ajenos en las prácticas de Enfermería. Además, el
conocimiento cultural es un patrón indispensable en los sistemas de asistencia de
Enfermería.”
Entre las conclusiones también destaca que “la enfermería no es consciente de la importancia
de los modelos culturales, tanto para los usuarios como para la propia profesión”. “Se ha
observado un gran desconocimiento de estos modelos, a pesar de que en la práctica diaria los
profesionales aplican principios culturalmente competentes que no llegan a alcanzar los
niveles óptimos”, asevera.
LA DIVERSIDAD CULTURAL COMO ELEMENTO DE VALORACIÓN EN
ENFERMERÍA
b) Inmigración. Pocos cambios, de entre los muchos a los que debe adaptarse un ser humano
a lo largo de su vida, son tan amplios y complejos como los que tienen lugar en la migración.
Prácticamente todo lo que rodea a la persona que emigra cambia: desde aspectos tan básicos
como la alimentación o las relaciones familiares y sociales, hasta el clima, la lengua, la
cultura, el estatus, etc, se podría decir que alrededor de la persona que emigra pocas cosas
son ya como antes. (Ibarra & Gonzales, 2016, pág. 4)
Actualmente, las personas se mueven de un lugar a otro por múltiples razones y en muy
diversas circunstancias, pero este fenómeno provoca en ellas tres rasgos comunes
importantes a considerar en la valoración que el profesional de enfermería vaya a realizar: la
ruptura, la diferencia y las dificultades de acceso.
Ruptura, porque la mayoría de las personas emigrantes han dejado atrás el apoyo de sus
valores tradicionales, el círculo familiar, las amistades, los modos de vida familiares y
sociales y el contacto con el grupo étnico.
Diferencia, que está asociada a la nueva cultura a la que está expuesto, dejando atrás toda
una serie de concepciones y actitudes acerca del mundo y acerca de cómo una persona debe
comportarse en él. Esta diferencia también se ve en el lenguaje que puede ser muy distinto al
materno, lo que puede dar como resultado un inmigrante socialmente apartado o aislado de
su nuevo entorno. (Ibarra & Gonzales, 2016, pág. 4)
Como inmigrantes se encuentran también los refugiados y las personas desplazadas dentro
de cada país, quienes se encuentran agrupadas en zonas marginales de las ciudades o en
campamentos, supuestamente, temporales, o sin hogar alguno. Estas personas, generalmente
se encuentran separadas de las demás, bien sea por su cultura o por el idioma. La enfermera,
encara la difícil tarea de salvar esas diferencias, mejorando su sensibilidad cultural y su
comunicación interpersonal en pro de la no discriminación, la sensibilidad y la tolerancia.
(Ibarra & Gonzales, 2016, pág. 4)
CULTURA Y ENFERMERÍA
El conocimiento cultural para Enfermería, implica proveer cuidado cultural, donde el
profesional debe poseer habilidades que faciliten la competencia cultural en el mismo.
Competencia cultural, implica aceptación y respeto por las diferencias culturales;
sensibilidad para entender cómo esas diferencias influyen en las relaciones
enfermero-paciente y viceversa, y habilidad para buscar estrategias que mejoren los
encuentros culturales de acuerdo a las necesidades manifestadas por el paciente.
(Ibarra & Gonzales, 2016, pág. 5)
Campinha-Bacote,20 desarrolló un modelo conceptual que ofrece para la Enfermería
una guía que ayuda a prestar intervenciones eficientes y culturalmente competentes.
Este modelo, define como competencia cultural, el proceso por el cual el proveedor
de salud, continuamente, lucha por alcanzar la habilidad para trabajar efectivamente
dentro del contexto cultural de un cliente, una familia o una comunidad. Este proceso,
según Campinha-Bacote, requiere que los proveedores de salud se perciban como
llegando a ser culturalmente competentes, más que ser culturalmente competentes.
(Ibarra & Gonzales, 2016, pág. 5)
Los constructos que el modelo incluye para adquirir la competencia cultural son: la
conciencia cultural, el conocimiento cultural, la habilidad cultural, el deseo cultural
y los encuentros culturales. Estos constructos, tienen una relación interdependiente
entre ellos, y no importa dónde los profesionales de salud estén ofreciendo el cuidado,
igualmente pueden ser experimentados. Así también, puede ser trabajado cualquiera
de ellos, para mejorar su alcance. (Ibarra & Gonzales, 2016, pág. 5)
-Por conciencia cultural se entiende el proceso deliberado y cognitivo, en el cual el
profesional de salud llega a ser estimador y sensitivo a los valores, creencias, estilos
de vida, prácticas y estrategias de resolución de problemas en la cultura de los
clientes. Este proceso considera el conocimiento de los propios valores, prejuicios
que cada uno tiene hacia las otras culturas y una exploración profunda hacia la propia.
Este ejercicio es indispensable, pues existe una tendencia a ser etnocéntrico e imponer
los propios valores y creencias a los demás. Si no se es consciente de los propios
valores y creencias, se corre el riesgo de ser impositivos en el cuidado. No obstante,
el hecho de ser consciente de ellos, no asegura que las intervenciones sean
culturalmente competentes. (Ibarra & Gonzales, 2016, pág. 5)
El conocimiento cultural, es entendido como un proceso de búsqueda y obtención de
las diferentes visiones de mundo en las diferentes culturas. El conocimiento cultural,
se centra en conocer el punto de vista o visión del mundo del cliente; es decir, la
visión emic. Es importante tener conciencia de que las ideas preconcebidas, las
racionalizaciones a partir de ideas arbitrarias y la incapacidad para autocriticarse, son
causas, en la mayoría de los casos, de etnocentrismo, con el cual se cubre las carencias
y debilidades que se pueden tener como profesionales, pudiendo provocar una
conducta profesional despiadada ante las carencias y debilidades de los demás.
La habilidad en este modelo, es entendida como la destreza para recolectar datos
culturales relacionados con la historia de salud del neonato, con los cuales se podrá
hacer una evaluación cultural del mismo. Al respecto, Leininger (1978) define como
evaluación cultural, una valoración o examen sistemático de los individuos, grupos y
comunidades así como de sus valores, creencias y prácticas, para determinar sus
necesidades y las intervenciones que deben hacerse dentro de su contexto. Durante
las entrevistas y observaciones, los profesionales de salud pueden obtener
información acerca de las percepciones de los clientes, así como de las posibles
modalidades de tratamiento. En este sentido, Bushy (1992) afirma que es importante
explorar, por ejemplo, si la persona confía en su propio cuidado o gusta de prácticas
folclóricas tradicionales. Si ese es el caso, cuáles son esas prácticas y si ellas están
orientadas a la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad o la curación.
Igualmente relevante es conocer si la persona está siendo tratada por curanderos y si
está interesada en compartir la información acerca de las intervenciones que estas
personas de la comunidad están ofreciéndoles. En la misma orientación, se puede
señalar que muchos pacientes preferirían tener curanderos y enfermeras que los
apoyaran dentro del plan de cuidado propuesto; si esto es así, es necesario saber como
se pueden contactar estos curanderos culturales. Finalmente, dentro de la habilidad
cultural, se hace necesario saber si los pacientes desean que una persona en especial,
un amigo o pariente, esté presente durante los procesos de cuidado, en este caso es
necesario saber qué rol tendría durante ese momento. (Ibarra & Gonzales, 2016)
Los encuentros culturales, se refieren al proceso por el cual se anima a los
proveedores de cuidado a comprometerse directamente en interacciones culturales
con clientes de diversas culturas. A veces, estos profesionales creen que porque
conocen a uno, dos o tres miembros de un grupo, conocen todo acerca de éste. Es
posible que esos dos o tres individuos posean o no las creencias y prácticas del grupo
en general. Eso se debe a que, dentro de cada grupo puede haber lo que se denomina
variación intergrupal. No obstante, interactuar con diferentes grupos puede ser difícil
e incómodo, pues las buenas intenciones y la comunicación no verbal pueden ser
interpretadas de manera equivocada por parte de los pacientes. (Ibarra & Gonzales,
2016)
Y por último, el constructo del deseo cultural, es entendido como la motivación que
los proveedores de cuidado de salud tienen con relación a querer comprometerse en
el proceso de competencia cultural. (Ibarra & Gonzales, 2016, pág. 5)
A partir de esto se recalca que el proceso de atención de enfermería debe ser al binomio
madre e hijo en donde deben ser tratados como uno solo con los mismo cuidados y
atención, fomentando un vínculo de afectividad puesto que “el contacto íntimo piel con
piel en las primeras horas de vida favorece la instauración de la lactancia materna, facilita la
regulación térmica, inhibe la producción de hormonas de estrés del recién nacido, produce
liberación de oxitocina en la madre y el recién nacido y resulta emocionalmente satisfactorio
para ambos, favoreciendo el vínculo.” (BUSTOS LOZANO, 2007)
Tanto la familia y el neonato deben recibir una atención segura y eficaz, sin importar si el
neonato o la madre presenten algún problema de salud o no; este al igual que la madre
requieren de una asistencia sanitaria con los debidos cuidados y procedimientos, valorando
de forma específica aspectos diversos que conlleven a una atención segura y eficaz y también
fortaleciendo el vínculo afectivo al binomio madre e hijo tomando en cuenta y respetando las
creencias y costumbres culturales.
“El modelo tradicional, con una enfermera para la puérpera y otra para el recién nacido
presenta algunas dificultades. La madre plantea sus dudas al primer profesional que aparece.
Si recibe mensajes contradictorios del profesional que atiende adultos y del personal
neonatal, se genera confusión y angustia. En cambio, si todos hablan el mismo idioma, se
duplica la posibilidad de informar y educar para la salud.” ( Rossato, 2015)
“Esto se logra con el modelo de atención del binomio. Son profesionales de enfermería
capacitados para la atención perinatal, que atienden a la madre y el niño. Esta capacitación
se puede hacer a través de cursos al ingresar a la institución, de actualización periódica y con
el refuerzo día a día.” ( Rossato, 2015)
“Es así como los cuidados culturales toman en consideración la vida humana y su existencia
a lo largo del tiempo, incluyendo la estructura social, visión del mundo, valores culturales,
contextos, expresiones lingüísticas y sistemas de cuidado popular y profesional; un aspecto
importante para garantizar un cuidado congruente con la cultura es conocerla y reflexionar
sobre la influencia que ejerce en el cuidado. Igualmente, poner en práctica los modos de
acción (preservar, negociar y reestructurar), permite establecer un diálogo de saberes que
conduzca, de manera sensible, a un cuidado culturalmente congruente.” (Rubio, Aragón,
Gonzalez, & Diaz, 2015.)
Dentro de la enfermería el cuidado cultural es muy importante porque al momento de que los
profesionales de salud conozcan las costumbres, los valores, las creencias y la forma de vivir
de cada una de las personas, el cuidado o la atención dada es mucho más beneficioso y
efectivo.
De esta manera el cuidado cultural permite indagar al individuo de una manera integral y
sistémica teniendo en cuenta tanto la enfermedad, los factores o aspectos socioculturales y la
religión del individuo.
Es por esta razón que el personal de salud durante su estadía en un área de salud debe de
tener en cuenta las practicas, actitudes, creencias religiosas, costumbres, valores y hábitos
alimenticios ya que estos conocimientos ayudaran al enfermero a poder brindar una atención
optima, adecuada e integral útiles para cada paciente.
Las personas esperan que las enfermeras(o)se entiendan y respeten sus valores culturales y
creencias, ayudando de una manera significativa y adecuada en lo que al cuidado se refiere.
En este sentido, la enfermería transcultural permite descubrir nuevas y beneficiosas formas
de apoyar a las personas de diferentes culturas, valores y creencias, para otorgar cuidados
culturalmente adecuados. Lo anterior se contrapone con el actual modelo, donde se observa
una imposición cultural o etnocentrismo de los profesionales, situación frecuente al momento
en que los usuarios ingresan a los sistemas de salud.
El etnocentrismo e imposición cultural guardan relación con la creencia de que los propios
valores y maneras de conocer y hacer las cosas, son mejores o superiores a otras, es decir, se
sobrevalora una cultura sobre otra, limitando la libertad y respeto al ser humano. Estos
conceptos deben ser comprendidos y abordados por el profesional de enfermería, para otorgar
cuidados integrales. Para contrarrestar esta situación, Madeleine Leininger, enfermera
fundadora de la “Teoría de la Diversidad y Universalidad de los Cuidados Culturales”,
promueve la entrega de cuidados congruentes y responsables, esto es, en el contexto de las
creencias, valores y prácticas de salud de la persona. (Carvajal, 2015)
Tal como refiere Leininger, los cuidados culturalmente congruentes, deben diseñarse
considerando los valores, creencias y estilos de vida de las personas o grupos, esto
proporcionará un cuidado realmente significativo, beneficioso y satisfactorio, que lleve a la
salud y el bienestar. Este proceso de enfermería evidenció la relevancia de conocer los valores
y creencias del grupo familiar, especialmente por el impacto que tienen sobre la toma de
decisiones y las prácticas de cuidado.
De esta manera se respetó la forma de vida y el significado otorgado al cuidado por parte de
la familia. Desde la perspectiva de Leininger, representa el conocimiento y respeto a la
diversidad de creencias.
para seleccionar los factores relacionados, las opciones presentadas no eran totalmente
congruentes con el caso clínico ni con el enfoque de enfermería transcultural, por lo que
debieron adecuarse al contexto. Pese a estas dificultades, fue posible establecer los
diagnósticos prioritarios y gestionar el cuidado con enfoque holístico, como lo fundamenta
Leininger en su Teoría.
Los resultados esperados alcanzaron un nivel óptimo para las dimensiones evaluadas, esto
fue factible solo gracias a que el constructor de cuidados fue congruente con el arraigo
cultural de la familia. Ellos habían estado en contacto con diversos sistemas de salud y
recibido indicaciones concretas respecto al cambio de alimentación que se debía realizar al
lactante; al parecer el etnocentrismo imperante en la atención de salud otorgada a esta madre
y su hijo, no les permitía comprender la importancia de las modificaciones alimentarias para
el lactante. Esto explica una vez más que no se producen cambios en las personas cuando no
es considerado su propio constructo de cuidados.
Finalmente, se puede concluir que es posible utilizar el Modelo del Sol Naciente para abordar
la situación de salud planteada y además usar taxonomías con muy buenos resultados.
Aunque para un uso más eficiente del proceso enfermero, se sugiere incorporar en la
taxonomía NANDA y nuevos factores relacionados con enfoque transcultural, así se dará
respuesta a lo señalado por Leininger en relación a que las personas no pueden ser
desarraigadas de su cultura, donde enfermería para “cuidar coherentemente” requiere
desarrollar empatía, comprensión y conocimientos culturales, respetando los estilos de vida
y las diversas formas de vivirla y de experimentar situaciones de salud. (González Carvajal,
Soto Urtubia, & Mosqueda Díaz, 2015)
Siendo así que el proceso de atención de enfermería se considera que debe ser enfocado
al cuidado transcultural desde la perspectiva de Leininger tomando en cuenta que “las
taxonomías Nanda, Nic y Noc se crearon con la finalidad de apoyar el proceso de enfermería
desde el punto de vista teórico, además de proporcionar un lenguaje común para la
comunicación entre los profesionales de enfermería de los distintos niveles asistenciales.”
(González, 2014)
Rossato, N. (2015). En busca de un modelo de atención del recién nacido normal y de bajo riesgo.
SCIELO, 290-291. Obtenido de http://www.scielo.org.ar/pdf/aap/v113n4/v113n4a01.pdf
Ibarra, T., & Gonzales, J. (22 de Septiembre de 2016). Scielo. Recuperado el 06 de Mayo de 2018,
de Scielo: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1132-
12962006000300010
Rubio, M., Aragón, S., Gonzalez, G., & Diaz, A. (16 de Septiembre de 2015.). Aspectos culturales de
la puérpera que influyen en el cuidado del primer hijo. Cubana de Enfermería. Obtenido de
http://revenfermeria.sld.cu/index.php/enf/article/view/934/150